Guía rápida de diseño o rediseño de curso virtual Pedro Ponce, Luis Ibarra, David Balderas y Omar Mata.

Tecnológico de Monterrey -Campus ciudad de México

Que es una clase virtual y que no es una clase virtual (presencial)

En los últimos años se ha notado un remarcable aumento en las interacciones virtuales. La comunicación para fines personales, así como para fines comerciales y al interior de las empresas son cada vez mayormente aceptadas, vistas como un mecanismo para eficientar procesos e interactuar más allá de lo que permite una llamada telefónica o un servicio de mensajería. Esta virtualización no implica, únicamente, interactuar en video utilizando lenguaje natural, sino incorporar todas las herramientas digitales de comunicación en un único entorno productivo.

Así, una interacción cara a cara puede complementarse al compartir un enlace, sin tener que deletrearlo, una fotografía y varios archivos, sin que sean un adjunto de correo, a la vez que se comparte un dibujo en tiempo real que explica la idea en cuestión, acompañado de comentarios en audio según se dibuja. Dado que en este proceso pueden participar varias personas, se satisfacen muchas de las actuales necesidades de comunicación y productividad efectivamente. En este sentido, los entornos académicos y, en particular, las clases presenciales, fueron vistas como susceptibles de virtualizarse hace algunos años.

En realidad, es claro que la interacción digital no será nunca equiparable a la interacción personal directa. Sin embargo, podríamos decir lo mismo en sentido contrario. Ambos estilos gozan de características y ventajas de las que el otro carece, haciendo que una comparativa directa sea infructuosa en casi todos los casos. Es entonces necesario delimitar los potenciales de un curso académico virtual, acentuando sus lados fuertes, con objeto de que sea una herramienta útil en el desarrollo de una clase.

Muchos de los problemas relacionados con las clases virtuales encuentran su origen en la incomprensión bosquejada arriba: profesores y alumnos esperan que estos cursos sean un reemplazo directo de un curso tradicional. En realidad, es preciso aprovechar las ventajas de la virtualización en vez de constreñir un curso basado en la interacción

personal directa. Al retirar muchos de los elementos interpersonales de una clase tradicional, su “traducción” virtualizada a la fuerza resulta en no más que un seminario estéril. Si agregamos los problemas tecnológicos, obtenemos la peor versión de un curso virtual.

Es importante remarcar que muchos alumnos son renuentes a la educación virtual según la privación de las relaciones interpersonales, pero también porque este esquema les exige una responsabilidad diferente a la necesaria para llevar un curso tradicional. En el caso virtual, la disciplina y la autogestión se vuelven esenciales para no distraerse frente a una computadora y prestar la atención requerida durante la clase. Asimismo, a muchos les cuesta el cambio de paradigma, pudiendo chocar con sus prejuicios y preconcepciones sobre la efectividad del aprendizaje.

Por lo tanto, es necesario que el alumno primero sea partícipe del proceso, siendo consciente de las ventajas del curso virtual. Además de compartirle este cambio de perspectiva desde las primeras clases, es importante que exista congruencia entre la expectativa y el desarrollo del curso. Por último, los objetivos de aprendizaje deben ser alcanzables y verificarse claramente, de manera que, si bien el curso no pudiera ser comparado con su par tradicional, sí el aprovechamiento cognoscitivo del alumno.

Virtual vs Grabación (Tiempos de clase Material grabado y presencial) Como se dijo arriba, un curso virtual no deja de ser un curso académico en toda su extensión. Virtual o tradicional, la interacción dinámica profesor-alumno es fundamental; claramente, lograrlo en cada uno de estos ambientes requiere de distintas aproximaciones. Un curso virtual no es un curso previamente grabado o con transmisión en línea sin retroalimentación ni intercambio. Es un curso con interacción directa que se nutre de herramientas tecnológicas como presentaciones interactivas, videos, grabaciones, imágenes, foros y otros, adaptándose según el mencionado dinamismo.

Al hablar de cursos virtuales, la idea que naturalmente viene a la mente es la de un profesor del otro lado de la pantalla explicando un tema en un pizarrón virtual. Dado que esta idea difícilmente encuentra diferencias con un video convencional, los cursos virtuales han sido comparados y confundidos desfavorablemente con cursos grabados en línea. Sin embargo, si lo ponemos en contexto, el ambiente virtual y presencial pueden ser equivalentes si, en ambos casos, eliminamos la interacción profesor-alumno. Es lo mismo tener alumnos mirando un video en una pantalla individual o juntos en un aula (tener cuidado con la motivación de la interacción de los alumnos de manera virtual esta se tiene que promover de manera continua).

Por lo tanto, es preciso incorporar los mejores recursos disponibles para enriquecer la clase a través de nuevas actividades que ayuden en la mejora de transmisión del conocimiento. En realidad, el curso no puede fundarse en un proceso unilateral, como regularmente se malinterpreta, y se espera que el alumno desee tomar el curso y aprender. Sin embargo, en tanto que esto último no puede garantizarse por completo, el profesor debe hacer un intento por enganchar a sus escuchas e incentivar la interacción.

Habrá alumnos que estén listos para la virtualización, como aquellos que concluyen cursos “estáticos” en Coursera: a pesar de que el contenido no recibe retroalimentación ni preguntas al vuelo, la motivación del alumno viene de su propio interés (esto es lo que se tienen que motivar para que los alumnos soliciten mayor cantidad de material como son lecturas adicionales, etc.). Esto nos ayuda a ponderar dos cosas. Por un lado, los alumnos pueden o no estar listos, pero un curso atractivo es imprescindible. Por otro, la mayor ventaja de un curso virtual frente a material grabado se encuentra en la interacción, no en el contenido ( el contenido tendría que cubrir los mismos temas que un curso presencial).

Comunidad y networking La interacción interpersonal es, posiblemente, la mayor desventaja que encuentran los cursos virtuales frente a sus pares tradicionales. Más allá de la interacción profesor- alumno, aquella que naturalmente aparece en la forma alumno-alumno se ve gravemente restringida. Siguiendo el orden de ideas presentado hasta el momento, sería erróneo suponer que un curso virtual logrará una “comunidad” similar y por los mismos medios que en un espacio presencial. Este punto de vista es cada vez más popular al confrontar a las redes sociales contra la convivencia en grupos. Debemos entonces concentrarnos en que la expectativa no puede ser la misma, y que la comunidad que podemos incentivar a través de un curso virtual es, a su vez, virtual.

Promover también comunidades de trabajo de grupo para que los alumnos puedan tener claro el potencial de poder comunicar ideas a través de manera escrita por ejemplo reportes o tareas en equipo en donde ellos, emplean las herramientas tecnológicas para comunicarse.

De manera similar, es importante notar que el estudiante puede sentirse aislado o solo en su domicilio. Por esto es importante usar herramientas donde los estudiantes puedan tener comunicación verbal y no verbal como foros de discusión y mensajería, incluso fuera del espacio temporal del curso. En estos espacios, tanto maestros como alumnos deben poder relacionarse creando grupos de estudio e intercambiar dudas y experiencias. Los profesores deben asegurarse de que los alumnos conozcan las herramientas tecnológicas que les facilitarán dicha interacción.

De la misma manera, es importante buscar el trabajo colaborativo dado que este promueve interacción y apoya lo aprendido en el aula virtual. Es importante no olvidar que las actividades colaborativas persiguen que cada miembro del grupo se involucre en el logro de los objetivos, al mismo tiempo que busca el desarrollo del aprendizaje propio y de otros. No obstante, en muchas ocasiones, estas actividades se terminan transformando en una repartición de tareas en la que cada alumno asume una tarea y se centra en únicamente en ella, perdiendo la visión global del aprendizaje.

Si bien es casi imposible evitar lo anterior incluso a través de un curso tradicional, existen técnicas enfocadas sobre trabajo en equipo que son igualmente aplicables en ambos entornos. La diferencia está en que, mientras presencialmente los alumnos pueden organizar su espacio de trabajo en equipo y adoptar técnicas que dependen de objetos materiales, la virtualización ofrece un obstáculo tecnológico. Así, las herramientas tecnológicas que el profesor conozca deben compartirse con los alumnos, esperando facilitar dicho proceso. Los alumnos pueden incluso incentivarse de saber que dichas herramientas son populares en entornos laborales reales, ya sean presenciales o apoyados por home-office. Es importante comentar esto, así como que la colaboración a distancia habilita hacer equipos internacionales y trabajar de manera virtual en un futuro.

En la otra cara de la moneda están las técnicas de evaluación que también han sido asociadas a los entornos tradicionales. En estas circunstancias, es importante evaluar tanto el desempeño global como el aprendizaje de cada alumno, elaborando preguntas o quizes que garanticen la colaboración y entendimiento del trabajo en su totalidad.

Ritmo y Aprendizaje Es fundamental tener una organización la cual tenga planes de contingencia y pueda monitorear el avance de los alumnos. Para esto, no es necesario entregar todos los apuntes de golpe. Si bien esto puede beneficiar a los alumnos más independientes, dificulta la formación de comunidad que se trató más arriba. Normalmente, el material se va entregando de manera gradual y se van haciendo evaluaciones del mismo. No es hasta el momento en que los alumnos pasan a la siguiente fase de aprendizaje que el nuevo material y nuevas formas de evaluación deberán estar listas para su implementacioń.

Es recomendable que el curso esté organizado por bloques homologados, es decir, con los mismos componentes. Un alumno involucrado en un curso virtual seguramente estará involucrado en otros. Las variaciones que afecten la logística de alguno de los cursos y su carga de trabajo agrega incertidumbre e impide el involucramiento con el contenido. Así, cada bloque debe contener, por ejemplo, las secciones de clase virtual, material necesario, material adicional, evaluación y reflexión. El hecho de que todos los bloques

tengan la misma estructura ayuda a que el alumno distinga el curso, planifique su carga de trabajo individual y en equipo, y sepa anticipadamente qué esperar al confrontar el temario con el tiempo restante del curso.

De igual manera, es importante monitorear efectivamente el aprendizaje que el alumno va obteniendo en cada uno de los bloques, exigiendo trabajos que demuestran que se ha interiorizado cada uno. De esto se habla con mayor profundidad más adelante.

Dudas y Problemáticas Es imposible prever todo lo que pueda suceder durante la impartición de una clase, presencial o virtual, pero es importante tener un buen plan de trabajo, ya que tratar de improvisar no es nunca recomendable. Para evitar problemáticas es importante tratar seguir un esquema como el siguiente:

● Antes de empezar: Toma de la clase presencial lo que fácilmente se adapte al ambiente virtual; aquello cuya efectividad parezca cuestionable, deberá replantearse para aprovechar los recursos tecnológicos que benefician el ambiente virtual. Recuerda que una simple “traducción” seguramente derivará en una virtualización poco efectiva.

● Primera sesión: deja claras las reglas generales y las expectativas del curso virtual, expresando claramente que el objetivo es el mismo que en una clase tradicional: lograr un aprendizaje independientemente de la ruta.

● Previo a cada bloque: declarar cuál es el conocimiento que deberá ser aprendido y cuál será su manera de evaluación.

● Durante el curso: mantén un espacio para quejas y sugerencias, distinguiendo entre problemas técnicos o de fondo. Corrige cuanto antes los problemas técnicos; por ejemplo, la calidad del micrófono, la velocidad de la conexión, etc. Los comentarios de fondo serán similares a la retroalimentación que puede hacerse en un curso tradicional. Considera permitir la declaración anónima de este tipo de problemas para incentivar su uso.

● Previo a cada clase: verifica que todo esté listo. Entra a la plataforma al menos cinco minutos antes que tus estudiantes y mantén los recursos disponibles en tu computadora (no pierdas tiempo buscando, abriendo, ordenando).

Uno debe considerar que la primera vez que se imparte un curso virtual existirán retos similares a cuando se imparte uno tradicional. Siempre la primera vez implica más trabajo y se encuentran más dificultades. La ventaja con un curso virtual, es que el contenido ya preparado puede reutilizarse de manera directa en futuras ocasiones, con la misma efectividad, y las correcciones y variaciones hechas durante el curso pueden sumar, más que corregir o modificar el material ofrecido a los alumnos, dando una impresión de solidez y madurez al curso ofrecido.

Uso de herramientas digitales básicas (minimum)

1. Plataforma tecnológica: Blackboard o CANVAS 2. Herramienta de interacción virtual asincrónica y sincrónica: ZOOM, Google

Hangouts, Microsoft Teams. 3. Herramienta de edición de videos: EDPUZZLE 4. Herramienta de evaluación (exámenes: formativa y evaluativa): MENTI o

KAHOOT

Cómo evaluar de manera individual y grupal Prácticamente cualquier plataforma tecnológica académica ofrece una amplia variedad de alternativas como evaluaciones automatizadas (se califican automáticamente según las respuestas del alumno), con carga de archivos (para evaluar manualmente), para trabajo en equipo (actividades grupales) y con evaluación por pares (existe un componente de co-evaluación entre personas o equipos), por mencionar algunos. Los elementos a evaluar no tienen alguna distinción con respecto a aquellos que se solicitan en un curso tradicional, e incluso se benefician de revisión automática de plagiarismo o la asignación aleatoria de equipos.

Es recomendable que existan elementos de evaluación que dependan de los alumnos tanto individualmente como grupalmente. Esto permite una diferenciación más clara al respecto del desempeño de cada alumno sin eliminar la formación de comunidad. Una mejor distinción se logra si los equipos de trabajo cambian durante el curso, aunque esto regularmente deriva en quejas de los alumnos.

Es claro que algunos elementos de los cursos tradicionales presenciales no lograrán una extrapolación fácil al entorno virtual. Es mucho más fácil que los alumnos accedan a recursos “prohibidos” o al material de la clase, que se comuniquen entre ellos por un canal no oficial y que compartan respuestas. Esto marca una nueva diferencia entre los entornos tradicional/virtual que debe aprovecharse: las evaluaciones deben prescindir de un control directo del grupo al momento de realizar la evaluación, enfocándose en retos más que en respuestas verdaderas o falsas. A su vez, los alumnos deben saber que los profesores son conscientes de la imposibilidad de tener ese control y sentirse incentivados a consultar el material de la clase o compartir información.

Este reto que impone la virtualización es una oportunidad tácita para buscar niveles cognitivos más altos, aprovechando la naturalidad con la que los alumnos pueden recabar información dentro y fuera del curso. Por ejemplo, a cinco equipos pueden asignárseles cinco retos diferentes, cada uno suficientemente complicado para lograr que cada equipo dedique su tiempo disponible en resolver sólo su reto. Alternativamente,

los cinco equipos pueden tener el mismo reto asignado, exigiendo una solución distinta a cada uno. Por último, supongamos el mismo reto para los equipos, pero su evaluación depende de una competencia.

Pasos para preparar la clase No existe una guía que resuelva todo porque la creatividad del profesor entra en juego. Si algo te funciona para una clase no significa que funcione para otra, pero sí es posible tomar ideas generales que ayuden a construir tu curso virtual. De esta forma los siguientes pasos son una guía rápida de cómo construir o rediseñar un curso virtual.

Paso 0. Debes poseer un dominio mínimo sobre las herramientas tecnológicas, al menos las más populares. De esto depende que la preparación del curso sea efectiva y que éste sea atractivo y se distancie de la idea del material grabado.

Según la rapidez con que aparecen nuevas plataformas y servicios, es prácticamente imposible estar siempre al día. Sin embargo, la mayoría de estas alternativas tienen un funcionamiento similar a otras, por lo que un conocimiento general permitirá la apropiación de aquellas nuevas. Así, se recomienda preguntar a los alumnos de cada curso qué les funciona mejor con dos objetivos en mente: ampliar el espectro de alternativas y, de ser posible, adaptar el curso en puerta a la utilización de éstas.

Paso 1. Realiza una planificación jerárquica, es decir, considera los objetivos de aprendizaje de la materia para separarla en bloques con objetivos propios. Asimismo, separa los bloques en actividades y las actividades en clases. La preguntas clave es: ¿qué conceptos clave necesito transmitir en cada sesión?

Paso 2. Distribuye el material y los recursos según su idoneidad para transmitir los objetivos que se detectaron en el paso anterior. Recuerda que es preferible que todos los bloques tengan una estructura similar, pero esto no implica que sus mecanismos sean siempre iguales.

Es importante considerar el “material necesario” y el “material adicional”. El primero debe consumirlo el alumno fuera de clase, como requisito para aprovechar las sesiones virtuales y realizar las actividades de evaluación. El segundo tiene dos objetivos: los alumnos interesados pueden consumirlo igualmente para profundizar y obtener otras perspectivas, pero desde el enfoque del profesor, es material que aclara dudas previstas o explica desde otros frentes. Es decir, el material adicional puede fungir como una ayuda para el profesor en caso de asesorías y preguntas comunes.

Por ejemplo, generar o usar pequeños videos (menos de ocho minutos) es favorable cuando estos muestran ejemplos precisos, no cuando son un desarrollo completo del tema (regresaríamos a las clases grabadas). Pueden mostrarse puntos de vista claros,

ejemplos que recurren a conocimiento previo, noticias sobre casos de estudio devenidos de tema y que motiven la discusión. Alternativamente, pueden mostrarse procesos que el alumno deba “mecanizar”, recordando que un video puede retrasarse, adelantarse o dejarse fijo, según lo necesite cada alumno. Al contrario, es importante evitar el uso de equipo complejo donde la participación presencial del alumno parezca obvia para lograr nuevo conocimiento.

La pregunta clave en este caso es: ¿cuál material logrará en mejor medida la adquisición del conocimiento clave?

Paso 3. Diseña las evaluaciones según los conocimientos clave. Recuerda que el objetivo fundamental es la adquisición de conocimientos y no la verificación de si el alumno vio un video o no. Estas evaluaciones (pensemos en actividades grandes como proyectos o exámenes) deben estar basadas en un reto académico.

En el caso de las actividades pequeñas como la revisión del material, las evaluaciones de verificación pueden ayudar a darle dinamismo al curso y a incentivar la revisión del material adicional. En este caso es normal aplicar quizzes que tomen poco tiempo (cinco minutos) y que se ponderen como puntos extra o futuras ayudas. Este tipo de evaluación permite incorporar elementos de gamificación al curso, buscando la formación de comunidad virtual y la competencia.

En caso de que las evaluaciones sean automáticas, revisa el tiempo para terminarlas, número de intentos permitidos, etc. Además, se debe de revisar que las instrucciones generales y las preguntas sean fáciles de comprender y que las preguntas tengan todos los elementos para poder responderlas. Lo normal es que al haber impartido el curso varias veces, se cuente con una librería de actividades diferentes.

Para terminar, es importante recalcar que cualquier evaluación debe venir de las sesiones virtuales y del material marcado como obligatorio. Los alumnos regularmente perciben negativamente que se les evalúe con material “escondido” o adicional, con comentarios que ocuparon apenas segundos de una clase o elementos que tangencialmente formaron parte del material cubierto.

Las preguntas principales en este caso son: ¿qué mecanismo verificará efectivamente que los alumnos adquirieron los conceptos clave? ¿Cuáles mecanismos incentivarán la participación y la formación de comunidad entre los alumnos?

Paso 4. Respeta los tiempos de los alumnos y los tuyos. El diseño de las actividades debe también ponderar el tiempo y prever la cobertura del material obligatorio y las asesorías. Por otro lado, es importante estar listos cuando menos cinco minutos antes de la clase, y al inicio de la sesión, avisarles de la dinámica de la clase, los tiempos y la

forma de evaluación. Es también recomendable que se tomen los últimos cinco minutos para hacer un wrap-up sobre el contenido cubierto.

Es clave iniciar y terminar la clase como en una sesión presencial, es decir, saludando, bromeando, preguntando ¿cómo están?, etc. Esto hace que la dinámica de la clase continúe. Esto beneficia la interacción y permite que se realicen preguntas con respecto al tema visto en clase o de tareas pendientes. Incluso, como en un entorno físico, algunos alumnos pueden quedarse conectados al final para hacer preguntas individuales o agendar asesorías.

Muchos profesores declaran que el tiempo que consumen para llevar un curso virtual es muy superior al que necesitan para uno presencial. Esto normalmente viene de la mala “traducción” que se comentó arriba, es decir, forzar un curso tradicional en un nuevo formato. En realidad, los elementos que se incorporan en un curso virtual dan algunas ventajas temporales como la repetibilidad, la disponibilidad, la interactividad, etc. Por eso es imprescindible que en la planificación del curso, estos elementos no sólo tengan un fin cognitivo, sino de aprovechamiento del tiempo.

La pregunta clave sería: ¿hay tiempo suficiente para presentar todos los conceptos clave? ¿Existen elementos que ayudarían a su comprensión fuera de clase?

Paso 5. Las asesorías y comunicación a distancia. No presencial no significa no tener asesorías. Al contrario, en general se requieren más asesorías o material que ayude a transmitir el conocimiento. Por lo tanto es importante tener horarios de asesorias y la disponibilidad de agendar citas en horarios que no sean los previamente establecidos.

Los comunicados sobre la clase trata de enviarlos apenas sea posible. Cualquier cambio que deba llevarse a cabo, comunícalo siempre al inicio de la clase: no esperes al último minuto y tomate el tiempo de ver que el mensaje ha sido captado.

Es recomendable grabar/editar las sesiones de asesoría con preguntas y respuestas. Las preguntas suelen ser comunes para todo el grupo y podrán estar disponibles todo el tiempo. Recuerda que los alumnos no deben aparecer en los videos y cualquier visibilización de datos personales debe eliminarse antes de publicar el material.

Paso 6. Debe reservarse un espacio recurrente en el diseño del curso para dejar claro a los alumnos que no está permitida la deshonestidad de ninguna forma. Los criterios de honestidad académica en línea son los mismos que de manera presencial.

Consejos Es válido y aconsejable preguntar de manera directa en las clases virtuales a un estudiante. De la misma manera, es apropiado que los alumnos pregunten e interactúen. Esto los mantendrá atentos y activos a la clase, lo cual fomenta el aprendizaje. Es

importante el poder organizar las preguntas en línea antes de la clase de forma que los conocimientos fundamentales se refuercen. No preguntar en periodos de tiempo largos puede causar que los estudiantes pierdan atención.

Es recomendable si son clases de 3 horas hacer un descanso como se hace en una clase presencial.

Guardar un espacio para que los alumnos pregunten dudas adicionales a las preguntas que se realizaron en la clase.

En las primeras clases se tiene que permitir que los alumnos entiendan las herramientas y propiciar la interacción con ellos.

Nunca menciones a los alumnos que un curso virtual limita la capacidad de poder enseñar el contenido temático de la clase. Esto depende de la manera de presentar y organizar ideas y materiales del profesor.

Es fundamental que tú seas el ejemplo de promover herramientas virtuales en este formato de clases. Practica con las herramientas virtuales antes de la clase, incrementa tu confianza en su empleo. No practicar durante la clase, tener todo tu material listo en cada sesión al menos un día antes de cada clase es muy recomendable .

Cómo utilizar zoom Creando una nueva reunión Puedes crear una nueva reunión de dos maneras:

1. Usar tu link personal. Este link nunca cambia y lo puedes usar cuantas veces quieras. Solamente tendrás que “iniciar” la reunión a la hora que hayas quedado con tus invitados.

De la imagen anterior, el paso 1 mostrará tu información para la reunión. El paso 2 es el link que deberás enviar a tus invitados para que se conecten a tu reunión. El paso 3 es el botón con el que iniciarás la reunión.

2. Agendar una reunión. Con esta opción se generará un link único para la fecha especificada de la reunión.

Para agendar una reunión deberás presionar el botón marcado con el número 1. Posteriormente se abrirá una ventana donde podrás configurar varias opciones para tu reunión. El número 2 remarca lo más importante, la fecha de tu reunión y si esta será recurrente. Al presionar el botón “schedule” o “agendar” se abrirá una ventana de tu servicio de correo electrónico (outlook) para enviar la invitación. De lo contrario, para obtener el link que enviaras a tus invitados ve a la misma sección donde está tu link personal, ahí aparecerá la reunión que acabas de agendar.

Dependerá de cada uno la opción que le parezca más fácil para llevar su control de todas sus reuniones. La ventaja que tiene usar el link personal es que siempre será el mismo y puedes usar

tu servicio preferido para mandar la invitación y crear recordatorios (outlook, google, etc.), por otro lado agendar las reuniones requiere de una mayor organización con los links pero fácilmente tendrás todas tus reuniones visibles dentro de ZOOM.

Dentro de una reunión Una vez que hayas iniciado la reunión deberás unirte usando el audio de la computadora. Esto lo haces presionando el botón “Join with computer audio” que aparece en una ventana emergente.

En la parte inferior de la ventana encontrarás todos los controles de tu reunión.

De izquierda a derecha, los botones:

- Te permite activar/desactivar el audio de tu micrófono

- Te permite activar/desactivar el video de tu webcam

- Muestra opciones para enviar la invitación de la actual reunión

- Te permite ver la lista de personas en la reunión, con sus opciones para silenciar sus micrófonos o sacarlos de la reunión.

- Te permite compartir multimedia a toda la reunión. Entre las opciones se destaca que puedes compartir toda la pantalla de tu computadora o sólamente cierta ventana de un programa en específico.

- Abre una ventana de chat con todos los participantes

- Permite grabar la reunión. Al terminar la reunión automáticamente se iniciará la conversión del video y se guardará en tu computadora. Este proceso podrá tardar dependiendo de la duración que haya tenido tu reunión.

- Esta opción te permite crear “cuartos” en los que puedes agrupar a tus invitados. Los invitados dentro de un mismo cuarto podrán interactuar entre ellos pero no con los invitados de otros cuartos. Esta herramienta comúnmente se utiliza para trabajos en equipo.

- Para terminar la reunión.

Compartiendo la pantalla o una presentación

Al seleccionar la opción de “share” se abrirá una nueva ventana con las siguientes opciones:

Con la primera opción compartes todo tal y como lo ves en tu propia pantalla. Si tuvieses una segunda pantalla conectada a tu computadora, tambien tienes la opción de compartirla (en este caso screen 2).