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Gregorianum 74, 1 (1993) 45-74 Hacia la doctrina marcionitica de la redención E1 tema es de sumo interés. Harnack consagró a él algunas pàginas, singularmente en la Introducción a su clàsica monografia1. Mas no se detuvo a analizar el concepto. Significativas unas lineas relegadas a nota (p. 33,1): «A la pregunta escribe el sabio alemàn de qué ha redimido ("erlòst") Cristo de los demonios, de la muerte, del pecado, de la deuda, de la carne (todas estas respuestas figuran ya en època muy temprana) responde Marción radicai: nos ha redimido de la creación (también de nosotros mismos), y de su Dios, para hacernos hijos de un nuevo y extrario Dios». Por muy feliz que sea una sintesis, dificilmente se libra de omitir elementos de valor2. Las Antitheseis de Marción no se prestaban a estudio particular sobre la redención. Solo la lectura del Evangelion y del Apostolicon permite restituirla con seria probabilidad, en conformidad con la vision global de su pensamiento. Analicemos algunos testimonios. Le 24,21: «Nos autem sperabamus quia ipse esset redempturus (λυτροΰσθαι) Israel [et nunc super haec omnia, tertia dies est hodie quod haec facta sunt]» (vulg.). Marción pudo acoger en su Evangelio todo el verso. Solamente hay constancia de la primera parte. 1 Marcion: Das Evangelium vom Fremden Goti1, Leipzig, 1924 pp. 18-21. 2 Entre la bibliografia indirecta convendria citar D. Michaelides, Sacramentum chez Tertullien, Paris 1970, pp. 172-191; J. Ysebaert, Propitiation, Expiation and Redemption in Greek Biblical Terminology, en Mélanges Chr. Mohrmann. Nouveau recueil, Utrecht 1973, 8-12; y sobre todo R. Braun, Deus christianorum2, Paris 1977 pp. 500-511. 718s.

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  • Gregorianum 74, 1 (1993) 45-74

    Hacia la doctrina marcionitica de la redencin

    E1 tema es de sumo inters. Harnack consagr a l algunas pginas, singularmente en la Introduccin a su clsica monografia1. Mas no se detuvo a analizar el concepto. Significativas unas lineas relegadas a nota (p. 33,1): A la pregunta escribe el sabio alemn de qu ha redimido ("erlst") Cristo de los demonios, de la muerte, del

    pecado, de la deuda, de la carne (todas estas respuestas figuran ya en

    poca muy temprana) responde Marcin radicai: nos ha redimido de la creacin (tambin de nosotros mismos), y de su Dios, para hacernos

    hijos de un nuevo y extrario Dios. Por muy feliz que sea una sintesis, dificilmente se libra de omitir

    elementos de valor2. Las Antitheseis de Marcin no se prestaban a estudio particular

    sobre la redencin. Solo la lectura del Evangelion y del Apostolicon permite restituirla con seria probabilidad, en conformidad con la vision global de su pensamiento. Analicemos algunos testimonios.

    Le 24,21: Nos autem sperabamus quia ipse esset redempturus

    () Israel [et nunc super haec omnia, tertia dies est hodie quod haec facta sunt] (vulg.).

    Marcin pudo acoger en su Evangelio todo el verso. Solamente

    hay constancia de la primera parte.

    1 Marcion: Das Evangelium vom Fremden Goti1, Leipzig, 1924 pp. 18-21. 2 Entre la bibliografia indirecta convendria citar D. Michaelides, Sacramentum chez Tertullien, Paris 1970, pp. 172-191; J. Ysebaert, Propitiation, Expiation and Redemption in Greek Biblical Terminology, en Mlanges Chr. Mohrmann. Nouveau recueil, Utrecht 1973, 8-12; y sobre todo R. Braun, Deus christianorum2, Paris 1977 pp. 500-511. 718s.

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    Nam cum duo ex illis (discipulis) iter agerent et Dominus eis

    adhaesisset, non comparens quod ipse esset, etiam dissimulans de conscientia rei gestae, "nos autem putabamus inquiunt ipsum esse

    redemptorem Israhelis", utique suum Christum, id est creatoris3. Los discipulos de Emaus discurrian segun pasadas categorias.

    Esperaban que su Mesias iba a redimir a Israel, del dominio gentil4. La redencin de Israel, comn a los israelitas contemporneos de Jesus, no levantaba sobre la idea vulgar, de sesgo politico y guerrero. Israel, peculio del Creador, y reducido a cautividad por gente extrana, debia recobrar su libertad por obra del Mesias. Era lo que del Nazareno

    esperaban los discipulos de Emas. No precisaba que a tal idea hubiesen llegado por la lectura de los profetas. Una mala inteligencia del Evangelio de Jess les habia dominado, corno a tantos otros, sin

    exceptuar a los propios primeros apstoles, en la linea del salmo 129,7s5. De seguro, Marcin eliminaba de su "Apostolicon" y "Evange lion" todos los versos relativos a la redencin de Israel, corno pueblo.

    A no mediar la omisin sistemtica de la carta paulina a Tito6, por su doctrina sobre el estado eclesistico, /habria rechazado el verso Tit

    2,14: "Qui (Salvator noster Iesus Christus) dedit semetipsum pr nobis, ut nos redimeret ab omni iniquitate, et mundaret sibi populum accepta bilem, sectatorem honorum operum" (vulg.)? Sus conceptos eran

    fcilmente asimilables a la redencin marcionitica7. El Cristo de Marcin se entreg en sacrificio por nosotros: para

    redimirnos de toda iniquidad (resp. del influjo del Creador y de su ley) y para hacer de nosotros el pueblo nuevo seguidor de las obras del Dios Bueno8.

    Es igualmente probable que el hereje hubiera dado su beneplcito

    3 Tert., adv. Marc. IV, 43,3. Y enseguida (ib. 5): Itaque quod existimaverant, id

    volens credi se, eum se confirmabat quem existimaverant, creatoris scilicet Christum, redemptorem Israhelis. 4 En esto, corno Tertuliano. II (Tertullien) n'attachait pas eux (resp. "redemptio, redemptor") l'image matrielle du paiement d'une rangon, car cette implication est absente des noncs scripturaires qui taient l'origine de l'usage chrtien: R. Braun. Deus christianorum 511.

    5 Quia apud Dominum misericordia, et copiosa apud eum redemptio, et ipse redimet Israel ex omnibus iniquitatibus eius. 6 Tert., adv. Marc. V, 21,1: Soli huic epistolae (ad Philemonem) brevitas sua profuit, ut falsarias manus Marcionis evaderet. Miror tamen, cum ad unum hominem litteras factas receperit, quod ad Timotheum duas et unam ad Titum de ecclesiastico statu compositas recusaverit. 7 Cf. R. Braun, Deus christianorum 507 n. 2.

    8 Cf. Clemente Al., Strom VI, 13, 106, 4; 17, 159, 9.

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    a algunos versiculos de las cartas de Pedro. Su eliminacin global por tratarse de un apstol, a quien tenia poca devocin9 no significa que impugnara sus expresiones todas. Notables a este propsito dos testi monios de Pedro (1 Pe 1,18-19; 2 Pe 2,1).

    1 Pe 1, 18-19: Scientes quod non corruptibilibus auro vel argento

    redempti estis () de vana conversatione paternae traditionis:

    sed pretioso sanguine quasi agni immaculati Christi (vu/g.).

    La redencin comprada con la sangre de Cristo figura en Tertuliano10, y tambin en Marcin. E1 Cristo marcionita pag con la

    sangre nuestra redencin. Omite decir Pedro a quin se la pag, ni de quin nos redimi.

    Indica en cambio el rgimen de que nos redimi el Sefor: nos rescat del vano estilo de vida anterior11. Si nos rescat del rgimen que seguiamos en este mundo, bajo el dominio del Creador, hubo de sacarnos de su tirania.

    Pedro habla de la "sangre preciosa de Cristo". qu sangre se refiere?

    Clem. Al. escribe en exegesis a l Pe 1, 19: Sanguine, inquit, pretioso sicut agni incontaminati et inmaculati. Hic tangit leviticas et sacerdotales antiquas celebrationes; significai autem animam mundam

    per iustitiam, quae offertur Deo12 La sangre preciosa significarla el alma pura de Cristo. No la sangre

    material. En armonia con lo que ensefia el mismo Clemente en otra

    parte: La sangre del Sefior es doble: la carnai con que hemos sido rescatados de la corrupcin; y la espiritual, a saber, con la que hemos sido ungidos. Esto es beber la sangre de Jesus: participar de la

    incorrupcin del Senor; fuerza empero del Verbo es el Espiritu, corno la

    sangre lo es de la carne13. Marcin acogeria sin reparo la distincin de la doble sangre: del

    9 Cf. Tert., adv. Marc. IV, 11,1 de Petro, legis homine. Otros testimonios en

    Harnack, Marcion 38. 10 En adv. Marc. V, 7,4 empti sumus magno; 7,5 aliquo magno redemit... quae

    magno comparavit. Para otros lugares tertulianeos Braun, Deus christianorum 509, 3. 11 Vase Braun, Deus christianorum 510. 12 Adumbrationes in 1 Petri 1,19. 13 Ped II, 2,19,4. Sobre la doble sangre del Sefior, despus, encomento a Ef 1,7.

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    cuerpo y del alma. Cristo nos habria redimido con la sangre del

    Espiritu, fuerza del Hijo; no con la otra, fuerza de la sarx. Habrianos rescatado con la sangre de su Cuerpo celeste, del rgimen de sujecin al

    Demiurgo.

    2 Pe 2,1: Fuerunt vero et pseudoprophetae in populo, sicut et in

    vobis erunt magistri mendaces, qui introducent sectas perditionis, et eum

    qui emit () eos Dominum negant: superducentes sibi cele

    rem perditionem (vulg.).

    Una cosa es que Marcin negara la letra, y otra que, independien te de ella, negara su contenido. Ocurre en nuestro caso un fenmeno. A este versiculo de Pedro alude con probabilidad el autor de las Homilias

    pseudoclementinas, cuando escribe: Asi pues, corno nos lo dijo el verdadero profeta, conviene que venga primero un falso evangelio anunciado por un impostor. Solo enseguida, tras la destruccin del lugar santo, ha de ser emitido secretamente de todas partes el verdadero

    evangelio para corregir las herejias que han de venir. Despus de esto, hacia el fin (de los tiempos), ha de venir primero aun el Anticristo. Entonces aparecer nuestro verdadero Cristo Jess. luego, habindo se levantado la luz eterna, desaparecern las tinieblas y sus obras todas14.

    El falso evangelio anunciado por el impostor parece ser el Evange lio del Pablo marcionita. Asi corno los que introducen las sectas de

    perdicin y "niegan al Sefior que los compr" redimi serian los marcionitas.

    Al Sefior que los compr ()15 se le puede negar de otros modos. Los marcionitas le niegan, combatiendo su natura carnai, el cuerpo y sangre de los dems hombres. Muerto en substancia celeste, y sin derramar verdadera sangre para redencin de sus hermanos, el Sefior Jess no los compra ni redime.

    Tal parece el alcance de la exegesis antimarcionita del autor

    pseudoclementino.

    14 Homil. Il, 17 fin. 15 Agoratzo para designar la accin salvifica de Cristo figura adems en 1 Cor 6,20

    (recogido por Marcin) y en 1 Cor 7, 23; Apoc 5,9; 14,3. Cf. Braun, Deus christianorum 507. Bajo la forma exagoratzo denuncia Marcin los dos lugares (Gal 3,13 y 4,5) en que figura. Cf. Braun, Deus christianorum 507.

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  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 49

    Y "a contrario", la exegesis marcionita de 2 Pe 2,1. Para Marcin y los suyos, los que introducen las sectas de perdicin son los Judios y los

    que en la iglesia de los apstoles prolongan la ideologia vulgar, a saber la redencin de los hombres por la Pasin y muerte, en carne, de Cristo16.

    1 Cor 6,20: Empti enim estis () pretio magno. Glorifi cate et portate Deum in corpore vestro (vulg.).

    La primera es, en Marcin, frase programtica: Empti enim sumus magno. Testimonia Esnik: Jess envi a Pablo a predicar que nosotros fuimos comprados con (gran) precio, y todo el que en Jesus cree fu vendido por el Justo al Bueno17.

    Tertuliano denuncia la lectura del hereje. Quid dicet haereticus? escribe Membra Christi non resur

    gent, quae nostra iam non sunt? "Empti enim sumus magno". Piane nullo, si phantasma fuit Christus nec habuit ullam substantiam corporis, quam pr nostris corporibus dependeret. Ergo et Christus habuit quo nos redimeret, et si aliquo magno redemit haec corpora, in quae admittenda fornicatio non erit ut in membra iam Christi, non nostra, utique sibi salva praestabit, quae magno comparavit. Iam nunc quomo do honorabimus, quomodo tollemus deum in corpore perituro?18.

    Marcin leia el verso paulino (1 Cor 6.20) prcticamente corno nosotros; en la forma tertulianizada: Empti enim estis magno. Hono rate et portate Deum in corpore vestro19. Su pensamiento es claro.

    A raiz del bautismo, nuestros miembros pasaron a ser miembros de Cristo. Cristo nunca tuvo miembros carnales, sino divinos (resp. espirituales) emanados del reino de Dios. A partir del bautismo, nuestros miembros "internos" (resp. las almas) pasaron a ser en virtud del Espiritu corno los de Cristo. Fuimos comprados, en efecto, con gran precio (con el precio de la sangre de Cristo), al Creador, y de manos de ste pasamos a las del Dios bueno20. De consiguiente

    16 Sobre el marcionismo en las pseudoclementinas, vase Harnack, Marcion p. 353*s. 17 Segun la versin de I.M. Schmid, en Harnack, Marcion 85*. 18 Tert., adv. Marc. V, 7,4-5. Harnack, Marcion 85*.

    19 No veo razn seria para leer in mortali corpore vestro. El argumento no lo reclama.

    20 Perfil registrado por Esnik, acabado de citar.

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  • 50 ANTONIO ORBE, S.I.

    discurre Pablo con Marcin glorificad y portad a Dios en vuestro

    cuerpo (psiquico, asimilado al Cuerpo del Salvador). Igual que Cristo, con su singularisimo Cuerpo, lleva siempre y glorifica a su Padre y Dios; debemos los cristianos, con el cuerpo de miembros divinos

    glorificar y llevar siempre, corno en procesin, a Dios. En virtud del paralelo con el Cuerpo (y miembros) del Salvador,

    aplica Marcin el verso paulino a lo nico humanamente redimible; que no es el cuerpo mortai, sino el psiquico ungido con la redencin por la sangre de Cristo.

    El cuerpo de carne no cambia a raiz del bautismo. Muda el unico hombre redimible, la psique. De estar sometida, corno propiedad suya, al Creador, pasa a propiedad del Dios bueno. Cambia de duetto y por lo mismo de rgimen. De glorificar y ser portadora del Creador, en testimonio de sumisin y gratitud a l, a honrar al Dios bueno. En vez de "portar" corno los profetas del A.T. el espiritu del Creador, porta el

    Espiritu del Padre. Marcin relega al olvido el cuerpo. El bautismo no le afecta para

    nada. Si corruptible era y carnai antes de la conversin, corruptible y carnai seguir despus. Irresucitable antes del bautismo, e igual des

    pus. Otra, muy distinta, es la exegesis tertulianea, contra marcionitas y

    valentinianos, atenta a la suerte del cuerpo de carne, redimido con la

    sangre (resp. carne) de Cristo21. A Tertuliano se le habia adelantado san Ireneo, en pugna con los

    herejes del siglo II22.

    21 Adv. Marc. V, 14,1: Ob hoc igitur missum Filium in similitudinem carnis peccati ut peccati camem simili substantia redimeret, id est carne, quae peccatrici carni similis esset cum peccatrix non esset. Nam et haec erit dei virtus in substantia pari perficere salutcm. Non enim magnum si spiritus dei carnem remediaret, sed si caro, consimilis peccatrici, dum caro est, sed non peccati (vase Braun, Deus christianorum 509s). De corona 13,5: Coronat et libertas saecularis. Sed tu iam redemptus es a Christo et quidcm magno. Servum alienum quomodo sacculum manumittet? Etsi libertas videtur, sed et scrvitus videbitur: omnia imaginaria in saeculo et nihil veri. Nam et tunc liber hominis eras, redemptus a Christo, et nunc servus es Christi, licet manumissus sis ab homine (vcase J. Fontaine, Tertullien Sur la couronne, Paris 1966 p. 160ss). De res. 10,4 Vcrum interim et in illis litteris Paulus est, cum stigmata Christi in corpore suo portat, cum corpus nostrum ut dei tcmplum vitiari vetat, cum corpora nostra membra Christi facit, cum monct tollere et magnificare Deum in corpore nostro; ib. 16,14 Sic et cum aliquas laudis operas carni indicit ( 1 Cor 6,20): "Glorificate et tallite deum in corpore vcstro", certus et hos conatus ab anima agi, idcirco tamen et carni cos mandat, quia et illi fructum repromittit. Ad uxorem II, 3,1 Quod sciam, non sumus nostri, sed prctio empti. Et quali prctio! Sanguine Dei. Laedentcs igitur carnem istam deum laedimus de proximo. 22 Adv. haer. V, 13,3,75ss Absorbetur autem mortale a vita (cf. 2 Cor 5,4s), quando et caro jam non mortua sed viva et incorrupta perseveraverit. hymnum diccns Dco qui in

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  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 51

    Rom 3,24s: Iustificati gratis per gratiam ipsius, per redemptionem

    ( ) quae est in Christo Iesu, quem proposuit Deus

    propitiationem per fidem in sanguine ipsius (vulg.). Rom 8,23: ... et ipsi intra nos geminus adoptionem filiorum Dei

    expectantes, redemptionem ( ) corporis nostri (vulg.).

    Ninguno de estos versiculos figura entre los atribuidos a Marcin. No obstante pudieron muy bien entrar en su Canon. E1 hereje daba

    acogida a la "adopcin de hijos" (Gal 4,5)23. E1 publicano de la parbola (Le 18,10ss), que se presentaba corno pecador ante Dios, le pedia fuera con l propicio. La propiciacin, secuela de la justificacin del publica no, entraba en la lgica marcionita24.

    Que los eclesisticos hayan omitido Rom 3,24s y 8,23 no significa que los eliminase Marcin. Sus trminos parecen todos viables. Si el

    Apstol aludiera, corno Origenes, con la "propitiatio" () al

    propiciatorio de Ex 25, 17ss25, se comprende omitiese el primer lugar paulino. Pero da la impresin de que lo toma corno equivalente a sola eficacia propiciatoria de la sangre de Cristo.

    La misma sangre con que somos redimidos en nuestro cuerpo (u hombre interior), vuelve propicio a Dios para que nos perdone los

    pecados y nos justifique con la gracia de su Hijo. Marcin jugaba con el equivoco. Con un equivoco extensivo al

    cuerpo, lo mismo en Cristo que en los creyentes. Segn l, ni Cristo nos

    habia redimido en cuerpo de carne, ni nos habia reconciliado con Dios Padre, para salvacin de nuestro cuerpo de tierra. Muerto en el cuerpo "sui generis" que trajo del Padre, segn l nos redimi en el cuerpo nuestro redimible propiciable, a saber en nuestra alma u hombre interior.

    hoc ipsum perficit nos. Ut ergo in hoc perficiamur, bene Corinthiis ait: "Glorificate Deum in corpore vestro" ... 13,4,82ss Quoniam autem non de alio quodam corpore sed de

    corpore carnis dicit haec.... 23 Vase mas adelante, p. 00. 24 Cf. Tert., adv. Marc. IV, 36,1: Et tamen, cum templum creatoris inducit et duos adorantes diversa mente describit, Pharisaeum in superbia, publicanum in humilitate,

    ideoque alterum reprobatum, alterum iustificatum descendisse, utique doccndo, qua disciplina sit orandum, eum et hic orandum constituit, a quo relaturi essent iam orandi

    disciplinam, sive reprobatricem superbiae sive iustificatricem humilitatis. Hay correspon dencia entre la piegarla dei publicano humilde ("Deus, propitius esto mihi peccatori" v. 13) y su justificacin. De donde la "propiciacin" marcionita, y su fruto.

    Puede verse J.A. Alcain, Cautiverio y redencin Bilbao 1974, p. 271ss. 25 Cf. Alcain, o.c. 277.

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  • 52 ANTONIO orbe, S.I.

    Supone el hereje que Cristo muri en la cruz con cuerpo no carnai, y gano con sangre asimismo no material nuestras almas (u hombres interiores) para Dios. Directamente, para el Cuerpo eclesial del Hijo, e indirectamente para el Padre.

    Quod autem dixit escribe Origenes (Rufino) "redemptio nem corporis nostri", ego arbitrar quod totius Ecclesiae indicet corpus, sicut et alibi dicit (1 Cor 12,27): "Vos autem estis corpus Christi et membra ex parte". Omne ergo corpus Ecclesiae redimendum sperai Apostolus, nec putat posse quae perfecta sunt dari singulis quibusque membris, nisi universum corpus in unum fuerit congregatum26.

    Marcin se adelanta probablemente a la exegesis eclesial, a que el

    propio Origenes otorg prioridad sobre la exegesis individuai orientada a la resurreccin de la carne.

    1 Cor 1,30: Ex ipso autem vos estis in Christo Iesu, qui factus est

    nobis sapientia a Deo, et iustitia, et sancificatio, et redemptio

    () (vulg.). Ef 1,14: Qui (Spiritus sanctus) est pignus hereditatis nostrae, in

    redemptionem acquisitionis, in laudem gloriae ipsius (vulg.). Col 1,14: In quo habemus redemptionem (per sanguinem eius),

    remissionem peccatorum (vulg.).

    Lugares los tres, marcioniticamente discutibles. El primero lo menciona Adamancio27. Autor de la redencin, Cristo recibe su mismo nombre. En l Hijo del amor de Dios tenemos la redencin, con todo lo que nombre tan evocador significa.

    Ef 1,14 no parece creara dificultad. Siempre que eliminara de la frase in redemptionem acquisitionis toda connotacin a la redencin

    (resp. adquisicin) de Israel, figura de la Iglesia. Hubo de reducirla exclusivamente a la redencin del pueblo cristiano adquirido con la

    sangre de Cristo.

    Tampoco negaria Marcin semejante eficacia al Espiritu Santo.

    26 In Romanos lib. VII 5 PG 14. 1116 D/1117 A. 27 Dial 1,22 (43,9ss): Ait cnim (Apostolus) in epistola ad Corinthios prima: "Ut non

    glorietur omnis caro coram ipso. Ex ipso enim vos estis in Christo Iesu, qui factus est nobis sapientia a deo et iustitia et sanctificatio et redemptio"...

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  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 53

    Que adems de prenda de nuestra futura herencia, nos conduce a la redencin liberacin del mundo28.

    Salta a la vista que la lectura "nos" "vos" (resp. nostrae, nobis) del Pablo marcionita entrarla siempre la misma limitacin, al alma u hombre interior, distinto del cuerpo carne sensible. La redencin, igual que la salvacin, se limita a las almas.

    La clusula per sanguinem ejus, en rigor, no pertenece a Col 1,14 sino a Ef 1,7 de donde, por analogia paso a la carta ad Colossenses.

    Le 21,28: His autem fieri incipientibus, respicite et levate capita vestra: quoniam appropinquat redemptio ( ) vestra

    Mg)

    Tertuliano registra la lectura marcionita de Le 21, 27-28: Post haec quid Dominus? "Et tunc videbunt filium hominis venientem de caelis cum plurima virtute. Cum autem haec fient, erigetis vos et levabitis capita, quoniam appropinquabit redemptio vestra", in tempo re scilicet regni, de quo subiecta erit ipsa parabola29.

    E1 Evangelio habla de la segunda venida del Cristo Salvador. Venida gloriosa que inaugura el Juicio (de condenacin) para los malos, y la Redencin para los buenos. Precedida y acompafiada de signos de

    gloria, trae motivos de contento y esperanza a los buenos cristianos.

    Poneos en pie y levantad las cabezas30, porque se echar encima vuestra redencin31.

    Primero sera la aparicin gloriosa del Salvador. Luego, la condena cin de los malos, y la redencin de los buenos. Muy bien segun eso: Levantad vuestras cabezas, en signo de esperanza y alegria, porque se echa encima, en futuro, vuestra redencin.

    Se aproxima, se aproxim, se aproximar: los tres tiempos son aceptables, aunque preferible el presente ("appropinquat").

    28 Sobre la eticacia del Espiritu, en Marcin, vase Marcionitica, en Augustinianum 31, 1991 p. 226ss. 29

    Tert., adv. Marc. IV, 39,10. Cf. Braun, Deus christianorum 511,1. Res. mort.

    45,11 (/4,30) in redemptionis dietn (solo probablemente incorporado por Marcin). 30 Es la lectura consecuente con adv. Marc. IV, 39,12: De eodem adventu filii hominis et fructu eius apud Abacuc (3,13): "Existi in salutem populi tui ad salvos faciendos Christos tuos"; erecturos scilicet se et capita levaturos in tempore regni redemptos. 31 Harnack, Marcin 231* nota, encuentra dificil el futuro (appropinquabil), y tee en

    pretrito (adpropinquavit).

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  • 54 ANTONIO ORBE, S.I.

    Si Marcin prefiri leer appropinquabit, ^tenia motivo alguno peculiar?.

    Ubi autem coeperint ista fieri escribe Tertuliano citando a Lucas emergetis et elevabitis capita vestra, quod redemptio vestra

    adpropinquaverit. Et tamen sigue el africano adpropinquare eam dixit, non adesse iam, et cum coeperint ista fieri, non cum facta

    fuerint, tunc aderit redemptio nostra, quae eo usque adpropinquare dicetur, erigens interim et excitans animos ad proximum iam spei fructum32.

    Posiblemente Marcion ha querido distanciar la expectacin que la

    segunda venida del Salvador despierta entre los cristianos, de la Redencin. Est se presentarla al trmino de un riempo (?). Los

    elegidos las almas, destinadas a la salud eterna saldrian del dominio de la creacin. Compradas, tiempo ha, por Cristo con su

    sangre, se librarian de ajenos influjos para adentrarse en el mbito del Dios Bueno (y de su Cristo).

    La impostacin escatolgica de la apolytrsis no crea dificultad

    para el hereje. La "redencin" que se avecinar a los cristianos, con la

    segunda venida de Cristo, es fruto de la ocurrida en la cruz. Igual que el

    propio Cristo se llama "redencin", corno autor de ella; adentrado en la eternidad, se dice tambin "redencin", corno fruto potisimo de ella.

    Ef 1,7: In quo (dilecto Filio suo) habemus redemptionem

    () per sanguinem eius, remissionem peccatorum secundum

    divitias gratiae eius (vulg.).

    Tertuliano pasa por alto el verso. Lo delata en cambio Adaman cio. Et iterum escribe quia "gratificava nos in dilecto Filio suo, in

    quo habemus redemptionem per sanguinem eius"33. Pero la lectura de Adamancio ^es tambin marcionitica?

    Una cosa parece evidente: el sentido "espiritual" que daba el

    hereje a la sangre del Hijo, instrumento de nuestra redencin. Vimos arriba, en Clemente Al., el doble significado de la sangre de Cristo34. El mismo doble sentido presenta S. Jeronimo (resp. Origenes), en

    32 Tert., de res. 22, 67. 33 Dial V, 12 (lo mismo en latin quc en griego). 34 Vase . 00

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  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 55

    exegesis al versiculo nuestro. Luego de citar Ef 1,7 escribe: Ille redimitur qui captivus est, et in hostium veniens potestatem liber esse desivit: ita et nos quidam (marcionitae?) dicunt in hoc mundo esse

    captivos, et sub principibus et potestatibus jugo servitutis teneri, nec ante vinctas catenis explicare manus, et oculos sursum attoliere, nisi

    redemptor advenerit. Sed quis iste aiunt tantus et talis, qui possit pretio suo totum orbem redimere? Jesus Christus Filius Dei proprium sanguinem dedit, et nos de servitute eripiens libertate donavit35.

    La idea de nuestra cautividad en el mundo bajo los principados y potestades (del Creador), y nuestra redencin con el precio de la sangre de Jesucristo, responde a Marcion, aunque Origenes (resp. S. Jeroni

    mo) no la ofrezca corno tal. Contina S. Jeronimo: Et revera si historiis gentilium credimus,

    quod Codrus et Curtius et Decii Mures pestilentias urbium et fames et bella suis mortibus represserint, quanto magis hoc in Dei Filio possibile judicandum est, quod cruore suo, non urbem unam, sed totum purgarit orbem! Dupliciter vero sanguis Christi et caro intelligitur: vel spiritualis illa atque divina de qua ipse dixit (Joh 6,56) "Caro mea vere est cibus et

    sanguis meus vere est potus", et (Joh 6,54) "Nisi manducaveritis carnem meam et sanguinem meum biberitis, non habebitis vitam aeternam"; vel caro et sanguis quae crucifixa est et qui militis effusus est lancea. Juxta hanc divisionem et in sanctis ejus diversitas sanguinis et carnis accipitur, ut alia sit caro quae visura est salutare Dei, alia caro et sanguis quae regnum Dei non queant possidere. Consequenter autem post redemp tionem sanguinis Christi, remissionem accepisse scribimur peccatorum: quia nisi redempti fuerimus, frustra nobis peccata donantur. Nec ante veniam accipere possumus delictorum, et servi esse cessamus, nisi

    pretium pr nobis cruentus quondam victor acceperit36. A travs de las lineas de San Jeronimo se vislumbra la probable

    exegesis marcionitica: con la distincin entre la Carne y Sangre espiri tual, y la carne y sangre material. El Cristo de Marcion subiria con su Carne espiritual (visible) a la cruz, y pagarla el precio de su Sangre tambin espiritual (aunque visible) al Creador, amo del mundo, para redimirnos, librndonos de la antigua cautividad y del rgimen de

    pecado en que viviamos. La exegesis marcionita discurre siempre sobre el mismo postulado: la salud y redencin de las almas, nicos hombres redimibles.

    35 S. Jeronimo-Origenes, Ad Ephesios 1,7. 36 S. Jeronimo-Origenes, Ad Ephesios 1,7.

    34:20 PM

  • 56 ANTONIO orbe, S I.

    A mayor abundamiento estn los "esbozos de definicin" (Alcain) que, inspirado en Rom 3,24s y /1,7 presenta Origenes: Redemptio dicitur id quod datur hostibus pr his quos in captivitate detinent, ut eos restituant pristinae libertati37. La apolytrsis lytrsis tiene lugar con los cautivos y con los caidos en poder de los enemigos38.

    Mas concreta la redencin In Rom, corno precio que se entrega para redimir, equivalente a lytron. Mas abstracta In Ephes. corno la liberacin misma de los cautivos mediante precio.

    Paso nada extrafio en Origenes escribe el P. Alcain y facilitado est vez por la misma Escritura, al decir que Cristo entreg su alma conio lytron y que Cristo es apolytrsis (1 Cor 1, 30). En Cristo

    confluyen ambos trminos y en El se confunden39.

    Substituyendo por el marcionitico el contenido origeniano de los medios de redencin, las lineas del Alejandrino pasan enteras al Pntico.

    Los eclesisticos impugnan la redencin por venta de Cristo y compra del Creador, al precio de la sangre del Redentor4".

    Si el Creador, discurre Adamancio, recibi corno precio la sangre de Cristo, ^cmo es que se la devolvi en la resurreccin? La resurrec cin indicaria que el Creador no se prest a tal compra. No hubo pues redencin. Y si el Creador compro de veras y retuvo el precio, cmo es

    que resucit Cristo, sin sangre? Grandis est ista blasphemia et profunda stultitia. Mortuus est et

    resurrexit; quod posuerat recepit. Quae hic venditio, aut quae emptio?41.

    La respuesta de los marcionitas no se dejaria esperar. La redencin no es rigurosa "compra", sino metafrica, y se ha de entender libremen te. La "compra" tiene lugar, en inconsciencia para el Creador, con la muerte de Cristo en cruz, y derramamiento de su sangre. Cristo est

    dispuesto a dar su vida (resp. su alma, su sangre) por la redencin de los hombres he ahi la venta ; el Demiurgo a quitrsela y darle muerte en cruz he ahi la compra . Inconscientemente el Creador da muerte al Hijo, derramando su sangre.

    No es otra la compraventa. Lo que viene despus de la muerte del

    37 In Rom. Ili, 7 (PG 14, 945 b). 38 In Ephes. fragra. IV, 11-12: JTS 3 (1901-02) 238. 39 Cautiverio y Redencin 193. 40 Cf. Braun, Deus christianorum 506. 41 Dial. i, 27 (55,21ss.). Harnack, Marcion 288*.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 57

    Hijo en cruz, no entra en ella. Una vez mas, el Demiurgo ignora el misterio a que sirve. Seria extremar las cosas otorgar al Creador el conocimiento de la redencion; igual que el de la muerte, sin mas, de

    Cristo; "a fortiori" el de su resurreccin. Cristo es conducido a la cruz: con piena conciencia por su parte; en

    ignorancia del misterio por parte del Demiurgo42, que malamente se avendria a vender las almas sobre que reinaba. ^Iba a contentarse con la

    simple muerte del Cristo, a costa de su anterior dominio? Hubo pues en la presunta compraventa gran desigualdad de trato.

    Piena conciencia en Cristo. Mucha ignorancia en el Demiurgo.

    Gal 3,13: Christus nos redemit () de maledicto legis, factus pr nobis maledictum: quia scriptum est: Maledictus omnis qui

    pendet in ligno (Dt 21,23) [vulg.].

    Consta de su lectura marcionitica, por varios testimonios.

    Tert., adv. Marc. V, 3, 10: Neque enim quia creator pronuntiavit (Dt 21, 23) "Maledictus omnis ligno suspensus", ideo videbitur alterius Dei esse Christus et idcirco a creatore iam tunc in lege maledictus.

    Sin entender la trascendencia de sus palabras, el Creador habia maldecido a todo el que pendia de la cruz. Jams el Creador consentirla en que su Cristo colgara del madero. La muerte en cruz conviene al Cristo de Marcin, que por su enemiga con el Demiurgo subi

    libremente al madero y se abraz con la maldicin del Dios de la Ley. Es mas. Solo asi, colgado de la cruz y maldito del Creador, el Cristo

    Bueno redimi a los hombres de la maldicin de la Ley. Cargando con est maldicin, nos libr y rescat de ella. Es corno si el Salvador hubiese comprado al Demiurgo, con la maldicin de la cruz, la que

    42 Cf. Adamancio, Dial II, 9 (75,17ss): [Meg.]: Bonus deus videns condemnatam esse animam, misertus est et venit. Propterea creator deus voluit ei insidiari; unde et

    putavit se eum cruci affigere... Creator, cum vidisset Bonum deum solvere legem suam, insidiatus est ei, nesciens quod, cum immortalis esset, ob salutem hominum venit (Mejor el

    griego: "Ignorando que la muerte del (Cristo) Bueno era salvacin de los hombres" ...

    Escogi (el Cristo Bueno) morir por la salvacin de los hombres, porque no recibia daiio de la muerte; Tert., adv. Marc. V, 6,5 Sed quia subicit de gloria nostra, quod eam nemo ex

    principibus huius aevi scierit, ceterum si scissent, numquam dominum gloriae crucifixissent

    (cf. 1 Cor 2,8), argumentatur haereticus quod principes huius aevi dominum, alterius scilicet dei Christum, cruci confixerint, ut et hoc in ipsum redigat creatorem. Cf.

    Harnack, Marcion 287*.

    34:20 PM

  • 58 ANTONIO ORBE, S.I.

    pesaba sobre los hombres; con la presunta maldicin del madera, la verdadera de los hombres.

    En realidad, la verdadera maldicin que pesaba sobre los hombres era la bendicin del Creador. Bendecidos por el Demiurgo con la Ley, los hombres vivian en la maldicin del verdadera Dios. Fu menester

    que, redimidos de la bendicin de la Ley, malditos ante el Demiurgo en la cruz, furamos bendecidos con la bendicin de Dios sobre su Hijo Jesucristo.

    lA quin nos compr (o rescat) Cristo con su sangre: al pecado, al Creador? Si todo el que hace pecado, es siervo del pecado segn el Salvador (Joh 8,34) la respuesta parece clara. Sin embargo, el

    Dilogo de Adamancio apura conceptos.

    Megecio: ^Al pecado nos compr Cristo? Eutr. Es claro que ilam

    "duetto" al pecado y (nos) redimi (de l), al decir abusivamente que nos

    compr. Meg. No dijo (Pablo) que el pecado es duetto43.

    Para el marcionita Megecio, Cristo nos compr al Creador, que se habia aduefiado de nosotros, no solo por la creacin, sino nuevamente

    por la Ley. Redimirnos de la maldicin de la Ley equivale a comprarnos al Creador y Legislador.

    Atro aspecto acentua San Epifanio en la lectura marcionitica de Gal 3,13. Dice asi el Apstoli "Cristo nos redimi de la maldicin de la

    Ley, hecho por nosotros maldito". Si furamos de l dice (Marcion) no comprarla lo que es suyo. Vino empero a un mundo ajeno para comprarnos, pues no ramos de l. Eramos hechura de otro, y por eso nos compr para su Vida de l44.

    El argumento del hereje descansa en la "redencin = compra" de los hombres por Cristo. Si ste nos compr, fu porque ramos de otro, pertenencia de un mundo ajeno. Hechuras de otro del Creador, que nos sujetaba a maldicin nos compr (con su sangre) para otorgarnos su Vida de l.

    El Apstol dice (en Gal 3,13) que Cristo nos redimi de la maldicin de la Ley. Se compra arguye S. Epifanio lo que nunca fu de uno. Se redime lo que, ajeno ahora, fu antes de uno. Cristo nos redime, porque fuimos un tiempo suyos, y nos devuelve a la condicin

    Adamancio, Dial. I, 27 (56,lss). Vase Harnack, Marcion 288* Haer 42,8.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 59

    que primero tuvimos, antes de que nos ganase el enemigo para s. Epifanio se extiende sobre este punto45.

    Nuevamente Adamancio en pugna con la tesis marcionita de

    Megecio.

    In tantum alieni a Christo eramus habla Megecio ab eo qui

    apparuit, et rursum Christus a creatore deo, ut Paulus diceret (Gal 3,13): "Christus nos redemit". Manifestum est utique. quia alienos; proprios enim nemo unquam emit. Sed ille dicitur emere qui quod alienum est,

    proprium, vult habere46.

    Adamancio, en su respuesta al marcionita Megecio, ignora la distincin entre "emere" y "redimere".

    No asi San Jeronimo (Origenes) Ad Gal 3,13: Subrepit in hoc loco Marcion de potestate Creatoris, quem sanguinarium, crudelem infamat et vindicem, asserens nos redemptos esse per Christum, qui alterius Boni Dei filius sit. Qui si intelligeret quo differunt emere et redimere quia qui emit, alienum emit; qui autem redimit id emit

    proprie quod suum fuit et suum esse desivit numquam Scripturarum verba simplicia in calumniam sui dogmatis detorqueret.

    La distincin "emere/redimere" apareci por vez primera en la

    piuma de Origenes: con el esquema mercantil de la redencin47. Y debi de tener larga tradicin48. Yo no creo que molestara gravemente al hereje. Tertuliano, a quien no escapaban distinciones anlogas49, ha silenciado la nuestra, aun en ocasiones en que parecia reclamarla el

    contexto50. La Escritura empleaba por igual emere y redimere51.

    Gal 4,5: Ut eos qui sub lege erant redimeret (), ut

    adoptionem filiorum reciperemus (vulg.).

    45 Haer 42,8. 46

    Dial., I, 27. 47

    Muy bien estudiado por el P. Alcain, Cautiverio y redencin 177-200. 48 Sintomticas, unas lineas de Cromacio, Sermo XII, 2-3 (sin memoria de Marcin). 49

    V.gr. entre conciliari y reconciliari (en adv. Marc. V, 19,5). Braun, Deus christianorum 516s.

    50 Singularmente en De carne Cti. IV, 3: Amavit utique quem magno redemit. Si

    Christus creatoris est, suum merito amavit; si ab alio deo est, magis amavit quando alienum redemit.

    51 Cf. Braun, Deus christianorum 508.

    34:20 PM

  • 60 ANTONIO ORBE, S I.

    De su lectura marcionitica consta por Tertuliano y por el Dilogo de A damando.

    Escribe Tertuliano: Ceterum Deus ille otiosus nec operationis nec praedicationis ullius, atque ita nec temporis alicuius, quid omnino

    egit quod efficeret tempus impleri et iam implendum sustineri?... cui autem rei misit Filium suum? "Ut eos qui sub lege erant redimerei

    hoc est, ut efficeret "tortuosa in viam rectam et aspera in vias leves" secundum Esaiam (40,4), ut vetera transirent et nova orirentur (cf. ls

    43,19; 65,17): "lex nova ex Sion et sermo domini ex Hierusalem" (Is 2,3) et ut adoptionem filiorum acciperemus", utique-nationes, quae filii non eramus52.

    En la lectura del versiculo precedente (Gal 4,4) retenia Marcin lo

    primero: Cum autem evenit impleri tempus misit Deus Filium suum", pero eliminaba lo segundo ["factum ex muliere, factum sub lege]53.

    Llegada segn eso la plenitud de los tiempos, envi Dios, sin humano nacimiento, a su Hijo redencin de los que estaban bajo la ley, y adopcin filial de las naciones. La redencin afectaba a los Israelitas; la adopcin de hijos a las gentes.

    Es posible que la redencin afectara singularmente a los Israelitas, porque solo ellos vivian en cautividad debajo de la ley; mientras las naciones gentiles, aunque sometidas al Creador a titulo de creaturas,

    vivian fuera de toda ley. El Redentor venia a romper la cautividad de la

    ley que retenia al pueblo escogido del Creador. Traiale la fe, y con la fe la libertad de los hijos de Dios.

    A las naciones, que ignoraban el cautiverio de la ley, y conocian el de la creacin material a que los sujetaba al pecado, el Hijo les trajo la

    adopcin de hijos. El plural en primera persona ("et ut adoptionem filiorum acciperemus") indica, a diferencia de los Israelitas, los pueblos gentiles.

    Marcin introducia probablemente la particula ilativa (et): para redimir a Israel y para otorgar la adopcin a la gentilidad. Presentaba la doble vertiente de la misin del Cristo: negativa y positiva. Misin

    negativa, ut eos qui sub lege erant redimeret; positiva, ut adoptio nem filiorum reciperemus.

    No que la eficacia positiva del Hijo se limitara a los paganos. Una vez redimido Israel, de su cautividad de la Ley, recibiria tambin, corno los paganos, la adopcin de hijos.

    52 Adv. Marc. V, 4,3. 53 Adv. Marc. V, 4,2.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 61

    Los cautivos del Legislador (Yahveh) sern liberados por el Hijo, rotas las cadenas la Ley que los tenian cautivos. Israel fu redimido por Moiss, con su salida de Egipto: por Cristo, con su salida del dominio de la Ley.

    Segn Marcin, es redimido rescatado el pueblo de Israel, sujeto a la Ley (arbitraria) del Demiurgo, cuando el Hijo le arranca del dominio de la Ley, y conduce a rgimen de libertad (o adopcin de

    hijos). No precisa que Israel haya pertenecido un tiempo al Hijo, antes de sucumbir al dominio de la Ley54.

    En cuanto a la adopcin de hijos, impugna Adamancio la exegesis marcionita: Non enim potest fieri ut filii simus eius qui nos non genuit, quia (Mal 2,10) et propheta sic dicit: "Nonne deus unus creavit nos et

    pater omnium unus?"55.

    Respuesta probable de Marcin: la filiacin adoptiva, adopcin filial, no es "naturai". ^Por qu ha de prohibirse al Dios Bueno adoptar por hijos a los hijos naturales de otro? Lo da a entender Marcos en

    respuesta a Adamancio: el Dios bueno es padre (adoptivo) de los

    creyentes. Dice en efecto Pablo (Gal 4,5): "Porque fuimos recibidos en

    adopcin"... El Apstol dijo que fuimos recibidos en adopcin. ^Acaso alguien adopta por hijos a los propios?56.

    El Dios Bueno no nos ha creado. No somos por ende hijos suyos,

    54 San Jeronimo (Origines) vuelve sobre est idea, Ad Galatas 4,5: Alius vero ipsum verbum "redimerei" acutius intuebitur; et dicet eos significari redemptos, qui primum de Dei parte fuerint, et postea esse cessaverint; illos vero qui sub Lege non fuerint, non tam redimi, quam emi. Unde et ad Corinthios, in quibus audiebatur fornicatio, et talis fornicatio quae ne inter Gentes quidem, scribitur (1 Cor 6,20): "Pretio empti estis", non

    redempti; sub Lege quippe non fuerant. Recipimus igitur adoptionem filiorum Dei: et

    redempti a Christo, sub servitute elementorum mundi et tutorum potestate esse desistimus. Quomodo autem inter redimere et emere quid interesset, ostendimus, sic quid sit inter

    accipere et recipere adoptionem filiorum consideremus. San Jeronimo no declara la distincin entre "accipere" y "recipere". A juzgar por el

    paralelo con la distincin "emere/redimere", no parece aventurado indicarla. Accipere la

    adopcin de hijos es acogerla por primera vez; los que nunca tuvieron semejante adopcin la recibirian del Hijo de Dios. Recipere la adopcin de hijos seria recibirla quienes un

    tiempo la tuvieron, y la perdieron. Tal vez, segn San Jeronimo (Origenes) accipere convendria a los paganos, que jams habian conocido la adopcin de hijos. Recipere en cambio se acomodaria a los Israelitas, corno si algn tiempo antes de la Ley hubieran conocido la adopcin de hijos, y la hubieran perdido bajo la Ley, para recobrarla (resp. "recipere") con el Evangelio.

    Puede verse J.R. Diaz, Justicia, pecado y filiacin, Toledo 1991, 194ss y 261ss. 55 Adam., Dial II 19 (105,16ss). 56 Dial II, 19 (105,19ss).

    34:20 PM

  • 62 ANTONIO ORBE, S.I.

    por creacin naturaleza57, corno lo somos del Creador. Pero muy bien

    puede otorgarnos la adopcin de hijos. Ahora bien, el titillo de la adopcin de hijos es en absoluto vario:

    a) la fe en el Evangelio anunciado por el Hijo; b) la infusin en los

    creyentes, del Espiritu del Hijo. Marcin invocaba probablemente ambos titulos. Y venia a sinteti

    zarlos en el segundo, conforme a Gal 4,6.

    Quoniam autem estis filii, misit Deus Spiritum Filii sui in corda clamantem: Abba, Pater.

    El hereje da cabida al verso paulino, y probablemente sin altera cin alguna58. El v. 6 explica el titillo de la adopcin de hijos. Los

    creyentes hemos sido acogidos por el Dios Bueno, en virtud del Espiritu que su Hijo derrama en nuestros corazones. El Espiritu del Hijo, segun viene a nosotros, pasa a ser de filiacin, y nos convierte en hijos adoptivos de Dios Padre. En su virtud, podemos clamar "Abba, Padre". Los actos todos de nuestro hombre interior se vuelven "filia

    les", movidos por el Espiritu del Hijo.

    Gal 2,20: [Vivo autem, iam non ego: vivit vero in me Christus], Quod autem nunc vivo in carne, in fide vivo filii Dei, qui redemit me [et tradidit semetipsum pr me] (vulg.).

    La lectura marcionitica del verso, en su parte centrai, procede del

    Dilogo de Adamancio: Et quoniam video inter auditores adesse

    Megethium, propterea de ipsorum apostolo lego testimonia, ut sermo meus ad utrumque respondeat. Paulus ergo ad Galatas scribens ita dixit

    (2,20): "Quod autem nunc vivo in carne, in fide vivo Filii Dei, qui redemit (en gr. agapsantos) me". Et iterum (Gal 6,17): "De caetero

    87 Cf. Iren., adv. haer. IV, 41,2,15ss: Filius enim, quemadmodum et quidam ante nos dixit, dupliciter inteliegitur: alius quidem secundum naturam, eo quod natus sit filius, alius autem secundum id quod factus est reputatur filius... Secundum igitur naturam, quae est secundum conditionem, ut ita dicam, omnes Dei (Creatoris) filii sumus, propter quod ab eo omnes facti sumus. Secundum autem dicto-audientiam et doctrinam, non omnes fiiii Dei sunt, sed qui credunt ei et faciunt voluntatem ejus. Puede verse mi art. /San Ireneo

    adopcionista?, en Gregorianum 65, 1984, 7ss. 58 Cf. Tert., adv. Marc V, 4,4: Itaque ut certum esset nos filios Dei esse, "misit Spiritum suum in corda nostra clamantem: Abba, Pater". Vase Harnack, Marcion 74*s.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONITICA DE LA REDENCIN 63

    nemo mihi molestus sit, ego enim stigmata domini nostri Iesu Christi in

    corpore meo porto". Videamus ergo quid indicant istae sententiae. "Quod vivo, inquit, in carne in fide vivo Filii Dei"59. La variante "qui redemit me" tiene todas las probabilidades de ser autntica. Harnack la incorpora al "Apostolicon". Responde a la ideologia de Marcin.

    E1 contexto del Dilogo denuncia las preocupaciones eclesisticas en torno al "in carne" (equivalente a "in corpore"), aplicado por Marcin, segn sus hbitos, al Cuerpo eclesial.

    Al decir pues Pablo: "Lo de que ahora vivo en carne", no se refiere al cuerpo suyo individuai, sino al de la Iglesia. Por cuanto ahora a raiz del bautismo vivo en el Cuerpo de la Iglesia, lo vivo en la fe del

    Hijo de Dios alma de la Iglesia ; a saber, del Hijo de Dios que con su sangre preciosa me rescat.

    El propio Adamancio ensefia la identidad corpus = caro60. Digase "carne" "cuerpo", el Apstol piensa en la vida de fe peculiar al cuerpo del alma, redimida con la sangre del Hijo. Cuerpo que, con la fe, se

    incorpora al de la Iglesia. Marcin no se aviene a hacer de la carne individuai de los creyentes, morada de la fe. Piensa en el cuerpo psiquico del hombre interior61, y por su medio en el Cuerpo eclesial de Cristo.

    Qui redemit me responde al contexto del Dilogo. El amor ("qui dilexit me") iria mejor con Dios Padre que con el Hijo. A ste le

    corresponde la redencin. Dios Padre, por amor a los hombres, envi a su Hijo a que nos redimiera de manos del Creador.

    Rom 7,4: [Itaque fratres mei, et] vos mortificati estis legi per corpus Christi [ut sitis alterius] qui ex mortuis resurrexit (vu/g.).

    He aqui las lineas relativas de Tertuliano: Mortuos enim nos

    inquit Legi "per corpus Christi". Ergo corpus Christi est. Potest corpus contendi, non statim caro. Sed et quaecumque substantia sit, cum ejus

    Dial V, 22 (223,12ss). 60 Dial V, 23 (225,2ss): Ostenditur ex his quae insequuntur quid senserit. Ait enim (1 Cor 6,16; Gen 2,24): "Aut ncscitis quia qui se iungit meretrici unum corpus est? Erunt

    enim, inquit, in carne una". Vides quomodo, cum de homine loquitur, unum esse et carncm scntit et corpus?. 61 Vase mi Teologia de san Ireneo 1, Madrid, 1985 p. 217s 326ss 335s et passim (en exegesis a Rom 8,11).

    34:20 PM

  • 64 ANTONIO ORBE, S.I.

    nominat corpus, quem subicit ex mortuis resurrexisse, non potest aliud

    corpus intellegi quam carnis, in quam lex mortis est dieta62. La expresin "corpus Christi" le daba pie a Marcin para su tesis.

    "Corpus" no "caro" cuerpo carnai, sino el Cuerpo (celeste) de Cristo.

    Expresamente advertia el hereje: Potest corpus contendi, non statini caro. Objeto de contienda es el Cuerpo, no la carne; el Cuerpo de Cristo, no la carne de Cristo. Los hermanos han muerto para la Ley mediante el Cuerpo (no carnai) del Cristo que resucit de entre los muertos. El Cristo marcionita subi a la cruz y mud con un Cuerpo no carnai, aunque pasible y mortai. Y en l resucit. Muerte y resurreccin afectan al mismo sma, realisimo mas no de carne63, de Cristo, con eficacia sobre el cuerpo psiquico de los creyentes, unico llamado a la salud64

    Rom 7,24: Infelix () ego homo, quis me liberabit () de corpore mortis huius? (vulg.).

    De inters unas lineas del Dilogo de Adamancio. Habla Marino: Apostolus, ut puto, verior omnium testis est. Ipsum producam

    dicentem quia corpus vinculum est animae et omnium malorum causa

    ipsum est, propter quod et ipse dicit Apostolus (Rom 7,24): "Miser ego homo! quis me liberabit de corpore mortis huius?"65.

    Dos elementos merecen atencin: el epiteto talaipros, y el verbo

    rysetai. Es muy probable que la designacin del hereje para sus compane

    ros de fe provenga, corno advierte Harnack (o.c. 107*), de aqui66. Marcin sentiase unido a los infelices y gente despreciada; corno desterrado en cuerpo de muerte.

    El verbo ryesthai, con su aplicacin al hombre interior, deseoso de liberarse del cuerpo carnai, responde asimismo al verso paulino (Rom 7,24). Equivale a "redimir".

    62 Adv. Marc. V, 13,12. 63 Lase con cautela W. Bauer, Dos Leben Jesu, Darmstadt 1967 pp. 34s y 242. 64 Puede verse J.R. Diaz, Justicia, pecado y filiacin 29. 65 Dial V, 21 (215, 26ss). 66

    Tert., adv. Marc. IV, 9,3: Sed quoniam adtentius argumentatur apud illum suum nescio quem syntalaipron commiseronem et synmysoumenon coodibilem in

    leprosi purgatione...: IV, 36,5 "Age, Marcion, omnesque iam commiserones et coodibles eius haeretici, quid audebitis dicere?. Vase Harnack 150.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 65

    E1 Dios Bueno (resp. su Cristo) liber del mal (rgimen del

    Creador) a los hombres malos, y los cambi, e hizo buenos a los que en l creyeron... Al liberar a la psique del mal, el Dios Bueno no se la devolvi a su Creador; la retuvo consigo67. Liberado el hombre interior (el alma) del mal, y hecho bueno, pasa del dominio del Creador al del Dios Bueno.

    En el "Apostolicon" denunciado por los eclesisticos, no figuran Rom 15,31; 2 Cor 1,10; Col 1,13; 1 Thes 1,10; 2 Thes 3,2; 2 Tim 4,7s. Todos ellos, y los dems versiculos que atestiguan el verbo ryesthai, dan

    lugar a una versin marcionita, tan firme corno Rom 7,24. El cambio que tiene lugar del cuerpo (de muerte) en cuerpo bueno,

    por su liberacin del mal, anuncia la transformacin del cuerpo de miseria en cuerpo de gloria [Fil 3, 21] admitida por Marcin68. Liberacin del cuerpo de muerte y transformacin del cuerpo de humildad (segn Rom 7,24 y Fil 3,21) son aspectos muy afines a la "redencin"69.

    Tertuliano ignora el verbo ryesthai en su aplicacin marcionita.

    Col 1,22: Nunc autem reconciliavit in corpore carnis eius per mortem, exhibere vos sanctos et immaculatos et irreprehensibiles coram

    ipso (va/g.).

    Marcin omite carnis y lee solo "in corpore", con lo que se cree libre para aplicarlo al Cuerpo eclesial de Cristo:

    Sicubi autem et ecclesiam corpus Christi dicit esse ut hic ait (cf. Col 1, 24) adimplere se reliqua pressurarum Christi in carne pr corpore eius, quod est ecclesia , non propterea et in totum mentionem

    corporis transferens a substantia carnis. Nam et supra reconciliari nos ait in corpore eius per mortem, utique in eo corpore, in quo mori potuit, per carnem mortuus est non per ecclesiam, piane propter ecclesiam

    corpus commutando pr corpore, carnale pr spiritali71.

    67 Dial II, 7. 68 Cf. Tert,, adv. Marc. V, 20,7. 69 Vase J.A. Alcain, Cautiverio y Redencin del hombre en Origenes, Bilbao 1974

    pp. 104-112. 70 R. Braun, Deus christianorum2, Paris, 1977 . 502s. 71 Tert., adv. Marc. V, 19,6. Ante la autoridad de Tertuliano, cabe eliminar la

    lectura de Adamancio en Dial V, 3 (179,18ss): Manifestius te instruet Paulus, distinctio nem carnis et corporis docens hoc modo: "Et vos inquit (E/2,12.16; Col 1,21) cum

    34:20 PM

  • 66 ANTONIO ORBE, S I.

    Hay en Cristo, segn el Apstol, dos cuerpos: a) el cuerpo de carne (Col 1,22); b) el cuerpo suyo que es la Iglesia (Col 1,24). Infinidad de veces en Pablo corpus indica la Iglesia. Marcin

    identifica en ambos vv. el corpus con la Iglesia, omitiendo el carnis en el v. 22.

    El Apstol ensefia la reconciliacin de los dos pueblos judio y gentil con Dios, mediante la muerte de Cristo en un solo cuerpo, a saber en la Iglesia (/2,16). ^Por qu no acomodar Col 1,22 y hacerle decir lo mismo? En ambos casos la reconciliacin con Dios se logra mediante la muerte (en cruz). En Ef 2,16 in uno corpore (= Ecclesia). En Col

    1,22 in corpore [carnis] eius, eliminado carnis.

    Ef(= ad Laodicenos) 2,13-16: Nunc autem in Christo Iesu vos qui aliquando eratis longe, facti estis prope in sanguine Christi. Ipse enim est

    pax nostra, qui fecit utraque unum, et medium parietem maceriae

    solvens, inimicitias in carne sua: legem mandatorum decretis evacuans, ut

    duos condat in semetipso in unum novum hominem, faciens pacem, et

    reconciliet ambos in uno corpore, Deo per crucem, interficiens inimicitias in semetipso (vulg.).

    Marcin manipul gravemente el texto. Recojo los vv. paulinos, en la forma que les dio el hereje:

    (v. 13) At nunc in Christo (Jesu?) vos, qui eratis (aliquando?) longe, facti estis prope in sanguine ejus. (v. 14) Ipse (enim) est pax nostra, qui fecit duo unum soluto medio pariete inimicitiae in carne [sua]72, (15)

    legem praeceptorum [in] sententiis73 vacuam fecit, ut duos conderet in

    semetipso in unum novum hominem, faciens pacem (16) ut reconciliet

    ambos Deo in uno corpore, cum interfecisset inimicitiam in eo per

    essetis aliquando inimici dei et peregrini repromissionis testamentorum, nunc autem reconciliati estis in corpore carnis eius". Ostendit manifeste quia et corpus et carnem habuit". Vase Harnack, Marcion 122*. Adamancio alega distraidamente una lectura

    incompatible, sin salir del contexto, con el "caeleste corpus" caracteristico del Cristo marcionita.

    72 Marcin lee in carne inimicitiae, y no in carne sua (Christi). 73 "Sententiis", eliminado el "in", adquiere valor instrumentai: con las actuales doctrinas cristianas.

    74 Tert., adv. Marc. V, 17,12-15. Vase Harnack, Marcion 117*; y mi art. San Ireneo

    y la doctrina de la reconciliacin, en Gregorianum 61, 1980 p. 8ss.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 67

    E1 Apstol escribe, segn Marcin, a los cristianos de Laodicea convertidos del paganismo75. Vosotros, un tiempo distantes, os habis

    allegado in sanguine ejus (= Christi). En virtud de una sangre, "sui

    generis", no venida de mujer.

    Porque E1 es la paz nuestra; el que hizo de ambos (pueblos hebreo y

    gentil) uno solo, y deshizo el muro de separacin (que los distanciaba) en la carne de la enemistad.

    A unos y otros los separaba la carne pecadora: circuncisa para unos, prepuciada para otros. Roto ese muro divisorio in uno corpore en el Cuerpo uno de la Iglesia pudo Cristo reconciliar a los dos

    pueblos con el verdadero Dios, "dando muerte en l a la enemistad

    (precedente) por medio de la cruz". Le ha bastado a Marcin suprimir el genitivo autou (de Ef 2,14 "in

    carne sua"), e introducir un hiprbaton algo violento ("inimicitiae in

    carne", por "in carne inimicitiae") para aplicar la expresin cruciai ("in carne") a los cristianos, miembros de la Iglesia; y no a Cristo.

    Con esto y con la omision del "in" en el verso 15 ("in sententiis), sita la reconciliacin de los dos pueblos con Dios, en el Cuerpo nico de la Iglesia. En sta, Cuerpo de Cristo, corno en organismo alentado

    por la caridad, da muerte el Salvador a la enemistad fundada en la carne

    pecadora que separaba a Israel y a los gentiles de Dios y entre s. En cuanto a la clusula "facti estis prope in sanguine ejus (=

    Christi), viene espontnea su comparacin con Ef 1,7: In quo (Christo) habemus redemptionem per sanguinem eius.

    La misma sangre con que nos redimi Cristo y gan para Si y para el Padre, es instrumento de nuestra reconciliacin por Cristo con el Padre. Precio de nuestra redencin, y medio de nuestra reconciliacin. No la sangre del cuerpo de carne de Jesus, pues no lo tiene Cristo; si una

    sangre "sui generis" correlativa al cuerpo eclesial de Jesus. Cabe

    suponer que al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, le corresponden sus

    miembros, y aun su sangre. Ef 2,13 alude, segn Marcin, a la sangre peculiar al Cuerpo celeste y pasible, asumido por el Hijo en su venida al mundo. A la sangre, precio de nuestra redencin. Y segn eso, Cristo nos reconcili in uno Corpore en el Cuerpo nico de la Iglesia

    en virtud de la sangre de su cuerpo individuai celeste, derramada en la cruz.

    Tert., adv. Marc. v, 17,1. Harnack, Marcion p. 114*s.

    34:20 PM

  • 68 ANTONIO ORBE, S.I.

    Predo de nuestra redencin, fu asimismo instrumento de nuestra reconciliacin con Dios Padre. Medio de nuestra redencin, nos rescat del poder del Creador y nos gan para el Padre. Instrumento de nuestra

    reconciliacin, acab con el pecado de nuestra carne lo mismo en Israelitas que en gentiles y alleg nuestro cuerpo psiquico (el alma) al

    Cuerpo de la Iglesia, en Cristo Jess.

    Fil 2,6-7: Qui cum in forma Dei esset, non rapinam arbitratus est

    esse se aequalem Deo: sed semetipsum exinanivit formam servi acci

    piens, in similitudinem hominum factus, et habitu inventus ut homo

    Mg)

    Marcin da cabida a los vv. del Apstol, en la piuma de Tertulia no. Piane de substantia Christi escribe el africano putant et hic marcionitae suffragari sibi Apostolum, quod phantasma carnis fuerit in Christo, cum dicit quod "in effigie Dei constitutus non rapinam existimavit pariari Deo, sed exhausit semetipsum accepta effigie servi", non veritate, et "in similitudine hominis", non in homine, et "figura inventus homo", non substantia, id est non carne; quasi et non figura et

    similitudo et effigies substantiae quoque accedant76. Marcin referia la pericopa (Fil 2,6-7) al Hijo, acompafiado de

    milagros y enseflanzas sublimes entre los hombres. In effigie Dei constitutus, inserto entre hombres en rgimen externo de Dios, non

    rapinam existimavit pariari Deo, no crey igualarse por rapina a Dios, robndole injustamente la gloria divina de que estaba dotado en cuanto hombre; sed exhausit semetipsum accepta effigie servi, sino que, contrarrestando la apariencia divina que pudo hacer valer en rgimen glorioso, se anonad asumiendo la apariencia humilde contraria de siervo; in similitudine hominis, en apariencia de hombre carnai; figura inventus homo, en figura, no en substancia de hombre.

    Por existir "en forma de Dios", dotado entre los hombres de la

    apariencia divina, podia Cristo justamente igualarse con Dios Padre. Piensa Marcin en la gloria divina (milagros y ensenanzas) que acompanaba a Cristo; titulo suficiente para presentarse corno Dios. Fuera no substancialmente Dios, Cristo no creia arrebatar injusta

    76 Adv. Marc. V, 20,3. Harnack, Marcion 125*s.

    34:20 PM

  • HAC1A LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 69

    mente el nombre y gloria de Dios con la forma gloriosa, divina, con que podia haber siempre aparecido entre los hombres; sin consentir un

    rgimen pasible y de muerte. Cristo era Dios, por substancia. Pero tambin podia en figura de hombre pasar j ustamente por Dios (resp. Hijo de Dios), perpetuando siempre la gloria apariencia divina entre los hombres. Opt por un rgimen humano, que, a ratos, dejaba traslucir la forma de Dios; pero con predominio de la forma rgimen servii humano.

    Paralelamente, Cristo podia pasar por hombre: no por su naturale za de hombre, sino por la forma apariencia con que se dejaba ver. No era substancialmente hombre. Lo era, por su forma rgimen externo. Para pasar justamente por hombre, bastbale su apariencia de hombre. Entre hombres, aquel es hombre que actua corno tal, aunque substan cialmente no lo sea.

    Tal es el pensamiento de Marcin en exegesis a Fil 2,6s. En Cristo hombre hay dos correlaciones caracteristicas:

    a) una, con su forma e efigie, manifestacin externa, corno Dios; b) otra, con su forma manifestacin externa, corno hombre. Las dos correlaciones se cumplen, segn el pensamiento de Mar

    cin, en Cristo hombre. Por actuar corno Dios, Cristo hombre pasa por Dios. Asi corno por actuar corno hombre, Cristo pasa por hombre. Mas asi corno no por parecer Dios es Dios, tampoco por parecer hombre es hombre. En su humanidad Cristo parece fisicamente Dios, sin serio; y parece hombre sin serio.

    Supone Marcin, a modo de axioma, que entre hombres el que aparece hombre, lo es; y el que aparece Dios, lo es tambin. Por la correlacin entre la forma efigie externa y la substancia.

    Harto sabe que el Cristo pasible es personalmente Dios, corno Hijo del Padre; y que substancialmente no es hombre. Pero entiende adems

    que el Cristo pasible es tambin Dios, por la forma gloria que le

    envuelve; y que no es substancialmente hombre a pesar de la apariencia de hombre que le acompafla. Se sirve de Fil 2,6-7 para distinguir entre la substancia y la efigie forma, entre la verdad y la figura, entre la similitud humana y la verdad de hombre.

    En su convivencia con los hombres, a saber cuando el Cristo se

    anonada, asumida la efigie de siervo, el Hijo de Dios pasa a vivir en un doble rgimen de apariencias divina y humana: apariencia divina, por las manifestaciones divinas que le acompanan a veces, y apariencia humana, por sus manifestaciones continuas humanas.

    Ahora bien, para la redencin del hombre, igual que para su

    34:20 PM

  • 70 ANTONIO ORBE, S I.

    reconciliacin con Dios, basta el rgimen de divina y humana apariencia adoptado por el Hijo en su venida al mundo. Muere en forma de siervo sin ser substancialmente hombre. Porque eso le basta para redimir al

    hombre, y rescatarlo del poder del Creador. Y reconcilia a los dos

    pueblos, israelita y gentil, con Dios Padre, porque la forma de siervo, y la muerte correlativa, le bastan para purificar la carne pecadora y allegarla al Cuerpo de la Iglesia.

    Fil 3,21 : Qui (Jesus Christus) reformabit corpus humilitatis nostrae,

    configuratum corpori claritatis suae [secundum operationem qua edam

    possit subiicere sibi omnia] (vulg.).

    A excepcin de la ltima clusula, consta que el verso paulino figuraba en el "Apostolicon".

    Escribe Tertuliano: Noster inquit (Fil 3,20) municipatus in caelis ... Quodsi Christus adveniens de caelis transfigurabit corpus humilitatis nostrae conformale corpori gloriae suae, resurget ergo corpus hoc nostrum, quod humiliatur in passionibus, et in ipsa lege mortis in terram deiectum. Quomodo enim transfigurabitur, si nullum

    erit?77.

    Por ser imposible la "salus carnis", se veia Marcin obligado a identificar el cuerpo de bajeza con el alma, cuerpo psiquico, en rgimen humilde. En su segunda parusia el Cristo Salvador reformar nuestra

    psique segun su Cuerpo de l psiquico, sacndola del rgimen de bajeza en que vive, unida al cuerpo carnai; y la conformar al Cuerpo suyo glorioso, dotandola de Sus propias cualidades de gloria.

    Lo que los eclesisticos78 aplican a la eficacia del Cuerpo de carne, de Cristo, sobre el cuerpo nuestro de carne, refiere el Pntico a la

    77 Marc. V, 20,7. Harnack, Marcin 126*. 78 Sin excluir a Origenes: vase J.R. Diaz, Justicia, pecado y filiacin 58s. E1 alejandrino. con todo, se excede alguna vez en su animadversin para todo cuerpo, no simplemente carnai. Escribe en Ad mari. 3: Pienso que aman a Dios con toda el alma quienes por su gran anhelo de unirse con Dios arrancan y distancian su alma, no solamente del cuerpo terreno sino tambin de todo cuerpo. Estos se despojan del "cuerpo miserable" sin tirones ni desgarrones cuando llega el tiempo de despojarsc del "cuerpo de muerte" mediante lo que se considera muerte y de ser oidos al orar y decir corno el Apstol: "iMiserable de mi! (jOuin me librar de este cuerpo de muerte?". Vase Alcain, Cautiverio y redencin 109s.

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 71

    transformacin de nuestra psique por influjo del Cuerpo celeste del Salvador.

    La psique, llamada a la salud, seguir en natura lo que siempre fu, consubstancial con el Creador79; pero mudar en propiedades. E1

    Cuerpo glorioso de Cristo no carnai le otorgar sus mismas cualidades de gloria. Y resultar: en substancia, lo que fu siempre la

    psique; en propiedades, dotada de gloria, inserta en la Vida de Dios Padre, en conformidad con el Hijo de Dios.

    Desaparecer prcticamente la distancia entre el "corpus humilita tis", en el rgimen actual de los creyentes; y el "Corpus claritatis suae"

    (= Christi), rgimen definitivo del Cuerpo eclesial de Cristo: cuando la

    gloria definitiva del Hijo, clarificado el Cristo total8", se extienda a los miembros todos de la Iglesia.

    A modo de conclusin

    Marcin proporciona elementos suficientes para formarnos idea de su doctrina de la Redencin. El fundamento potisimo est en el

    "Apostolicon", a veces manipulado, del que hace valer pericopas y expresiones de inters. Nunca define la Redencin. Mucho menos el vocabulario paulino, con la diferencia de trminos (entre substantivos y verbos), tales corno (ap)lytrsis, (ex)agoratzein, (apo)catallassein y sus

    equivalentes latinos redemptio, redimere, emere, liberare, reconciliare. En general entiende los trminos corno los eclesisticos. Difiere en

    cambio radicalmente en su aplicacin. La aplicacin varia a partir de los dos extremos: el Redentor y los

    redimidos. Muda el Redentor, porque cambia en absoluto la cristolo

    gia. Y varian los redimidos, porque cambia asimismo en absoluto la

    antropologia. Aun en los versiculos leidos por Marcin igual que por los eclesisticos, el contenido difiere: porque el hereje los entiende

    segn su cristologia y antropologia, y los eclesisticos segn las suyas. Como varian los dos extremos, cambia tambin la soteriologia: la

    eficacia redentora del Cristo bueno sobre los hombres. Entran en

    juego, entre otros valores, un concepto decisivo el Corpus y a modo de complemento el Sanguis .

    79 Cf. Tert., adv. Marc. II, 9,lss. 80 Para la exegesis eclesistica, vase mi Teologia de san Ireneo I p. 627ss; III p. 645ss.

    34:20 PM

  • 72 ANTONIO ORBE. ST.

    Aunque nunca expone el drama del Calvario, casi siempre piensa en l. La Redencin tiene lugar en la muerte de Cristo en cruz. A ella

    confluyen la maldicin toda de la ley (Deut 21,23) y la bendicin del verdadero Dios. En la cruz tiene lugar el encuentro entre el Creador y Cristo. El Creador busca la muerte de Cristo, y mueve a tal fin a los

    Judios, celosos de la ley. Cristo se entrega a la muerte para redimir

    (resp. comprar) a los hombres, del cautiverio de la ley (resp. del

    Creador), con la efusin de Su sangre. Como el humano cuerpo (de carne) es insalvable e irredimible, no

    tiene por qu morir Cristo en cuerpo de carne. Sube a la cruz en Cuerpo pasible y mortai, mas no de carne, para salud y redencin de solas almas. El Creador le da muerte, sin echar de ver que, liberando al Hijo de Dios de su Cuerpo incrneo, liberaba a los creyentes todos, de su

    cuerpo de carne. Y en la creencia de haber condenado para siempre a Cristo, con muerte de maldicin eterna, le deja libre para extender Su bendicin a los nuevos creyentes.

    Cristo crucificado seriala el camino de la Redencin. Deja en la cruz, con la muerte (resp. efusin de sangre), el Cuerpo pasible y mortai: para que sus seguidores abandonen el cuerpo (carnai), y con l su antiguo rgimen de sumisin al Creador y a la ley.

    Es muerte redentora, porque por su medio compra las almas, hijas del Creador, liberndolas de su dominio, y ganndolas para Si. Al decir

    que las compra con Su sangre, no dice el Apstol marcionita que el Creador se haya quedado con la sangre de Cristo, a cambio de las almas

    que pasaron al Redentor. Tanto da derramar la sangre en la actitud benvola de quien se

    entrega a la muerte, corno ofrecerse en cuerpo y sangre a la muerte que le da el Creador. No hay estricta compraventa. Sino un acto en que intervienen: activamente el Demiurgo dando muerte, y pasivamente Cristo ofrecindose a ella. El Demiurgo ignora el misterio a que sirve. No asi, Cristo. El Demiurgo, en su ignorancia, con la muerte que prepara a Cristo, senala el camino de la redencin: en Cristo, por el abandono del Cuerpo visible; en los redimidos, por su abandono del

    cuerpo de carne. Los eclesisticos apenas han impugnado las ideas marcionitas de

    Redencin. Han combatido mas bien sus premisas de antropologia, y sobre todo de Cristologia. El Redentor marcionita no participa de ambos extremos, corno mediador ontolgico entre Dios y el hombre: consubstancial con el Padre, corno Dios, y con nosotros, corno hombre. De la misma substancia que Dios Padre, el Cristo de Marcin no es de la

    34:20 PM

  • HACIA LA DOCTRINA MARCIONTICA DE LA REDENCIN 73

    misma substancia que los hombres. De indole superior al hombre,

    aunque pasible y mortai, quiere levantar a los hombres a la adopcin de

    hijos, sacndolos de su rgimen habitual de hijos del Demiurgo sujetos a la ley. A tal fin, ya que no pueda asumir la humana substancia, hecho consubstancial con el Demiurgo, quiere morir en substancia divina, hecho solo pasible y mortai corno los hombres. Crucificado y muerto en

    Cuerpo inocente, libre de pecado y de pasiones, reconcilia en l los dos

    pueblos, Israelita y gentil, purificndolos de lo que los distanciaba, a

    saber, del cuerpo de carne, y allegndolos a su propio Cuerpo de la

    Iglesia. Situado entre Dios Padre y las almas, consubstanciales con el

    Creador, Cristo las redime, mediante la efusin real de Su sangre, arrancndolas del poder del Demiurgo (resp. del pecado), atrayndolas a su Cuerpo eclesial, y hacindolas de hijas del Creador hijas adoptivas del verdadero Dios.

    He ahi la eficacia de la muerte de Cristo en cruz. Hecho impasible, con la efusin de su sangre, y muerto al Cuerpo visible que cuelga de la

    cruz, el Hijo se aduefia de las almas, sujetas hasta entonces al

    Demiurgo, y se constituye Sefior de cuantos, con la fe en el Crucificado, renuncian a la ley y se allegan a la Iglesia, a que confluyen lo mismo Israelitas que paganos, corno a Cuerpo nico, no carnai, de Cristo.

    Solamente son redimibles las almas. En virtud de la redencin

    pasan del rgimen de "cuerpo de muerte", sometidas a la ley y al

    Demiurgo, al de "cuerpo de gloria", peculiar al Cuerpo ideal de Cristo. En otros trminos, del estadio de miseria en que vivian bajo la ley, al de

    adopcin de hijos, caracteristico del Evangelio. Hay que leer en categorias marcionitas las expresiones sagradas.

    Uno es el "Cuerpo" del Hijo, otro el "cuerpo psiquico" del hombre redimido, otro el "cuerpo de carne". En el Hijo mismo, uno el Cuerpo asumido para salud y redencin del hombre, otro el Cuerpo suyo de

    gloria. Y, sin salir todavia del Hijo, una es la "efigie de Dios", en

    rgimen de hombre; y otra la "efigie de siervo". Asi corno, en sentido

    contrario, una es la substancia de siervo, en el creyente, y otra su forma, apariencia cualidad de Dios. Marcin discurre sobre nociones

    anlogas a las de Tertuliano. Distingue la substancia, de la cualidad. Y sabe aplicar, igual a Cristo que a sus fieles, ambos conceptos, segn los

    tiempos, en vida de Jess en la escatologia. A raiz de la Redencin por Cristo en la cruz, apunta la distincin en

    Cristo del Cuerpo asumido por l, y del Cuerpo eclesial; asi corno el estadio pecaminoso del cuerpo de muerte, entre los llamados a la

    34:20 PM

  • 74 ANTONIO ORBE, S.I.

    redencin, y el estadio del cuerpo ya redimido "cuerpo de gloria". La combinacin de tales conceptos, muy diversa en Marcin y en los

    eclesisticos, determina, sin salir del mismo verso, variedad de exegesis. No siempre se cree obligado el hereje a modificar la letra. La

    ambigiiedad de trminos le ayuda a mantenerla. Tcale al lector

    sospesarlos. Resulta asi un pensamiento global muy asequible. Redentor, el

    Hijo "en forma de siervo"; no hombre corno los dems, aunque, en

    apariencia de tal, susceptible de Pasin y muerte. Redimidas, las almas, con sus cuerpos psiquicos, que pasan de hijos del Creador a hijos adoptivos de Dios. La muerte del Hijo en cruz determina la separacin entre el Cuerpo, pendiente de la cruz, y el Hijo; con eficacia sobre las

    almas, que se apartan definitivamente de su cuerpo de carne, para incorporarse al Cuerpo eclesial del Cristo. He ahi la muerte redentora del Hijo.

    Antonio Orbe, S.I.

    RSUM

    Antonio Orbe, S.i.

    Marcion ne dfinit pas la rdemption. Il reprend globalement les termes

    pauliniens tels qu'ils sont compris par les auteurs ecclsiastiques; mais il diffre

    d'eux quant leur application, d'une part au Rdempteur, d'autre part aux

    rachets. Il applique au Rdempteur sa propre christologie, et aux rachets son

    anthropologie. Le Christ bon ne sauve que les mes. Une notion dcisive est le

    corps, et par mode de complment le sang, qui oprent de fagon active en Jsus, et passivement dans les mes.

    La rdemption a lieu en la mort du calvaire. Y confluent la maldiction de

    la Loi (Deut 21,23) et la bndiction du vrai Dieu. Le Dmiurge, toujours adverse Dieu, cherche la mort du Christ par la mdiation des Juifs, jaloux de la

    Loi. Le Christ se livre la mort pour racheter les hommes (c'est- dire, les mes) de la captivit de la Loi par l'effusion du sang (rel, bien que non de chair).

    Le corps de chair ne pouvant tre sauv, le Christ ne meurt pas en lui; il

    meurt en un corps rel, passible, sans chair. Le Dmiurge lui donne la mort, sans

    savoir qu'en librant le Fils de son corps sans chair, il libre les croyants de leur

    corps de chair. Et persuad d'avoir condamn jamais le Christ la maldiction

    ternelle, il le laisse libre d'tendre sa bndiction au Corps de l'Eglise. Telle est l'efficacit de la mort rdemptrice du Christ. Rendu impassible par

    l'effusion de son sang, et mort au corps visible qui pend de la croix, le Fils

    s'empare des mes, sujettes jusqu'alors au Dmiurge; il se constitue Seigneur de

    celles qui, par la foi au Crucifi, renoncent la Loi et s'unissent l'Eglise (Isralites et pa'iens), comme au Corps unique du Christ.

    34:20 PM