¿Hacia un neo-cesarismo?...del cesarismo incluye la de sectores considerables de inte lectuales...

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\ , ¿Hacia un neo-cesarismo? MARCOS KAPlAN E l vertiginoso ascenso de Hugo Chávez y su movimien- to a la presidencia de Venezuela, su gobierno y la evo- lución de éste hasta hoy sugieren un posible retomo del cesarismo o bonapartismo en diversos países de la región, aunque con los antecedentes de una historia milenaria di- versa. El cesarismo constituye el tipo de dominación y de régimen impuesto por el tirano griego Julio César, por Na- poleón Bonaparte y por Bismarck. En el siglo xx, se encuen- tran gérmenes y rasgos del cesarismo en el fascismo italiano yalemán, el partido bolchevique, el régimen stalinista y el gaullismo en Francia. Al nasserismo egipcio en el Medio Oriente, se agregan en América latina los gobiernos de Getulio Vargas en Brasil y de Juan Perón en Argentina, el régimen militar-nacional-populista surgido del golpe de 1968 y presidido por el general Velazco Alvarado y, recien- temente, el fujimorismo, en Petú, y Hugo Chávez, su per- sona, su movimiento y su gobierno, en Venezuela. Cesarismo, bonapartismo, bismarckismo, presentados más o menos como sinónimos, han sido examinados e terpretados por representantes de una gran diversidad de campos y tendencias de las ciencias sociales, posiciones ideológicas ycorrientes políticas, dentro yfuera del campo marxista. A la diversidad de enfoques teóricos, ideológicos y políticos, se ha unido la insuficiencia de su elaboración conceptual y de su investigación empírica. Llámeselo cesarismo, bonapartismo o bismarckismo, su enfoque y su tipificación pueden usarse para analizar el caso de Hugo Chávez yel "chavismo" en Venezuela, y eventual- mente otroscasos latinoamericanos. Su estudio debe tener en cuenta supuestos, rasgos, tendencias y efectos como los siguientes. Desde Julio César, quien deja una honda huella en la memoria histórica a través de los siglos, el cesarismo es un poder fuerte que, gracias a un estrecho vínculo con los ins- trumentos de coacción y control, puede desligarse de los intereses yfuerzas particulares de clases, grupos e institucio- nes, y de la sociedad en general, colocarse por encima de todos, contraponer a unos contra otros, ejercer acciones y políticas de equilibrio y arbitraje entre ellos y proclamarse representante auténtico y necesario de la sociedad yde sus principales componentes. El cesarismo surge yse desarrolla en situaciones excep- cionales, fases de crisis y estancamiento, o bien de transi, ción y flexión en procesos de desarrollo, con fuertes y rápi- dos cambios en clases y grupos, así como en los respectivos conflictos de éstos. Clases y grupos de composición heterogénea, corres- pondientes a una variedad de estratos ysectores, tienendis- tintas capacidades para orientarse y organizarse social y políticamente, ydiferencias en el sentido y el ritmo de sus acciones. De esta manera, según Gramsci, la división de una fuerza dominante en facciones discordantes puede permi- tir que otra fuerza, de menor importancia, desafíe el poder tradicional. La lucha entre una fuerza regresiva y una pro- gresiva puede dar lugar a la intervención de arra tercera desde el exterior, que las someta a ambas. En especial, como factores y componentes de una orgánica, pueden crearse, en diferentes niveles, graves con' trastes y divergencias entre representantes y representados. Los grupos socialesse alejan de sus partidos tradicionales, que dej an de ser reconocidos como expresión de una clase, sec- tor o fracción de ella. Esta crisis de representación puede .20. e

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,

¿Hacia un neo-cesarismo?•

MARCOS KAPlAN

El vertiginoso ascenso de Hugo Chávez y su movimien­

to a la presidencia de Venezuela, su gobierno y la evo­

lución de éste hasta hoy sugieren un posible retomo

del cesarismo o bonapartismo en diversos países de la región,

aunque con los antecedentes de una historia milenaria di­

versa. El cesarismo constituye el tipo de dominación y de

régimen impuesto por el tirano griego Julio César, por Na­

poleón Bonaparte y por Bismarck. En el siglo xx, se encuen­

tran gérmenes y rasgos del cesarismo en el fascismo italiano

y alemán, el partido bolchevique, el régimen stalinista y

el gaullismo en Francia. Al nasserismo egipcio en el Medio

Oriente, se agregan en América latina los gobiernos de

Getulio Vargas en Brasil y de Juan Perón en Argentina, el

régimen militar-nacional-populista surgido del golpe de

1968 y presidido por el general Velazco Alvarado y, recien­

temente, el fujimorismo, en Petú, y Hugo Chávez, su per­

sona, su movimiento ysu gobierno, en Venezuela.

Cesarismo, bonapartismo, bismarckismo, presentados

más o menos como sinónimos, han sido examinados e in~

terpretados por representantes de una gran diversidad de

campos y tendencias de las ciencias sociales, posiciones

ideológicas y corrientes políticas, dentro y fuera del campo

marxista. A la diversidad de enfoques teóricos, ideológicos

y políticos, se ha unido la insuficiencia de su elaboración

conceptual y de su investigación empírica.

Llámeselo cesarismo, bonapartismo o bismarckismo, su

enfoque ysu tipificación pueden usarse para analizar el caso

de Hugo Chávez yel "chavismo" en Venezuela, y eventual­

mente otros casos latinoamericanos. Su estudio debe tener

en cuenta supuestos, rasgos, tendencias yefectos como los

siguientes.

Desde Julio César, quien deja una honda huella en la

memoria histórica a través de los siglos, el cesarismo es un

poder fuerte que, gracias a un estrecho vínculo con los ins­

trumentos de coacción y control, puede desligarse de los

intereses y fuerzas particulares de clases, grupos e institucio­

nes, y de la sociedad en general, colocarse por encima de

todos, contraponer a unos contra otros, ejercer acciones y

políticas de equilibrio y arbitraje entre ellos y proclamarse

representante auténtico y necesario de la sociedad y de sus

principales componentes.

El cesarismo surge yse desarrolla en situaciones excep­

cionales, fases de crisis y estancamiento, o bien de transi,

ción y flexión en procesos de desarrollo, con fuertes y rápi­

dos cambios en clases y grupos, así como en los respectivos

conflictos de éstos.

Clases y grupos de composición heterogénea, corres­

pondientes a una variedad de estratos ysectores, tienen dis­

tintas capacidades para orientarse y organizarse social y

políticamente, y diferencias en el sentido y el ritmo de sus

acciones. De esta manera, según Gramsci, la división de una

fuerza dominante en facciones discordantes puede permi­

tir que otra fuerza, de menor importancia, desafíe el poder

tradicional. La lucha entre una fuerza regresiva y una pro­

gresiva puede dar lugar a la intervención de arra tercera

desde el exterior, que las someta a ambas.

En especial, como factores y componentes de una cris~

orgánica, pueden crearse, en diferentes niveles, graves con'

trastes y divergencias entre representantes y representados.

Los grupos sociales se alejan de sus partidos tradicionales, que

dej an de ser reconocidos como expresión de una clase, sec­

tor o fracción de ella. Esta crisis de representación puede

.20.e

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-U NIVERSIDAD DE MÉxICO

.21 •

deberse a un fracaso de elites y grupos dominantes en em­

presas importantes, o a una imprevista movilización políti­

ca de masas antes sumisas yque expresan al sistema político

crecientesdemandas. Los partidos políticos tienden a la ru­

tinización Yla esclerosis, al debilitamiento o la pérdida de

su representatividad y de su capacidad operativa respecto

a las clases, fracciones y grupos, y a la sociedad global. LasFallas momentáneas o perdurables de las clases yfracciones

dominantes pueden acompañar la inmadurez y debilidad

de grupos yestratos emergentes yen contradicción o con­

flicto con las primeras.

Los conllictos pueden desembocar en una situación de

equilibrio inestable. Las clases yfracciones dominantes, debi­

litadas o en declinación, no pueden seguir imponiendo su

hegemonía de modo indiscutido e irrestricto. Las clasessub­

altemas o dominadas pueden irde la pasividad yel someti­

miento a la actividad y la rebeldía, ydesafiar la dominación

tradicional sin ser capaces de remplazarla por una propia.

Así, en palabras de Marx, una clase pierde yla otra no gana la

capacidad efectiva para regir la nación. Las fuerzas en lucha

se equilibran de manera carastrófica (Gramsci).

Creada lasituación de equilibrio inesrable yvirtualmen­

tecatastróficode las fuerzas en conllicto, es posible, si no pro­

bable, que no se constituya o rehaga con suficiente rapidez

unequilibrio sólido yperdurable, e incluso que el enfrenta­

miento lleve a la destmcción de las clases ygrupos en con­

frontación, yde la sociedad misma.

El cesarismo es además coproducido o reforzado por el

aumento del poder del Esrado (sobre todo el Poder Ejecu­

tivo), su centralización, un amplio aparato gubernamen­

tal, la burocratización de la sociedad ysu sometimiento al

poder militar-policial-administrativo, el decaimiento y la

desintegración de las instituciones políticas representati­

vas, yla pérdida de peso de los poderes intermedios entre

el Estado yel individuo.

Esta constelación de circunstancias y las coyunturas es­

pecíllcasdedesorden, agitación yconflictossociales, de equi­

librioinestable yestancamiento catastróficode las principa­

les fuerzas de clase, dan al brazoejecutivo el espacio sustancial

para la maniobra política: la instalación del César (indivi­

dual ogrupal) mediante un golpe de Estado. Éste puede ser

abierto oencubierto, registrarse al margen yen contradel ré­

gimen constitucional y jurídico vigente, o de acuerdo con

él. El cesarismo nace de una legalidad cuestionada pero vi­

gente, ode una ilegalidad sin reservas. En ambos casos, trata

de compensar sus limitaciones de origen con variados re­

cursos de legitimación yconsenso: plebiscitos y referendos,

reformas constitucionales, institucionales y jurídicas. Todo

ello es posible gracias a los vastos recursos de manipulación

ofrecidos por los medios masivos de comunicación ypropa­

ganda. De ello da fe la evolución, a través de la historia, de

los diversos instrumentosde información ycomunicación,

en grados diferentes determinados por el desartollo de la

tecnología en que se basan. La crisis se abre a diferentes

salidas, que pueden encarnarse en un jefe o régimen cesa­

rista, bonapartista o bismarckiano, yresolverse por mediode

una exitosa restructuración de fuerzas que restablezca el

vínculo eficazentre representantes yrepresentados, por vía de

nuevos partidos o coaliciones y la disolución de otros.

Las distintas manifestaciones históricamente conocidas

de cesarismo se diferencian en cuanto a los modos de encar­

nación, los medios de instrumentación, los mecanismos

de funcionamiento, la naturaleza y las consecuencias de su

acción, las crisis del régimen o gobierno y las formas de suce­

sión y superación.

El cesarismo constituye una forma auroriraria de orga­

nización de la política ydel gobierno. Ella puede encarnarse

en una personalidad representativa (Julio César, Cromwell,

el gran Bonaparte yNapoleón el Pequeño, Bismarck, Perón,

Nasser... ). También llega a materializarse en una dirección

colectiva (la Convención en la Revolución francesa) yen

ciertas manifesraciones específicas de parlamentarismo a

que se refiere Max Weber. Los casos más frecuentes y sig­

nificativos surgen como dirección miürarista yaltamente per­sonaüzada.

Las bases e instrumentos de poder y operación del ce­

sarismo suelen ser la burocracia civil, las fuerzas armadas re­

gulares, los grupos irregulares (paramilirares y parapolicia­

les), la policía en sentido restringido (represión esraral de la

delincuencia y la subversión social) o amplio (conjunto de

fuerzas gubernamenrales yparticulares que tutelan el orden

existente y las relaciones vigentes de dominación y hege­

monía), las iglesias y los cleros y la captación por medio de

la corrupción e intimidaciónde los funcionarios de partidos

políticos, sindicatos obreros yorganizaciones empresariales.

La incorporación a las bases ycoaliciones de intereses

del cesarismo incluye la de sectores considerables de inte­

lectuales reclutados en diferentes grados, fascinados por la

posibilidad de llegar a desempeñarse como variedades de

eminencia gris, consejeros del príncipe o un poder detrás

del trono. Otra significativa vertiente es la coalición que se

consuma entre gmpos del estabüshmentpolftico ypoliciaco­

militar, sobre todo el vinculado a servicios secretos y fun­

ciones de la llamada inteügencia, y sectores lumpenizadas,

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U NIVER$IDAD DE MEXICO

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•instalados yoperantes en los sótanos ycloacas de la socie­

dad, vinculados por mil nexos e interrelaciones, pot una

parte, con autoridades públicas ycorporaciones privadas y,

por la otra, con el crimen organizado.

El cesarismo combina, en proporciones variables, ele­

mentos de autoritarismo, populismo, nacionalismo, chovinis­mo y militarismo, entrelazados e interdependientes.

El poder se personaliza en la figura de un dirigente pre­

suntamente fuerte, providencial yheroico, dotado de apti­

tudes excepcionales yaceptado en mayor o menor medida

como tal. La retórica populista y la propaganda apologética

sirven a las operaciones de creación y refuerzo de su pres­

tigio, de búsqueda permanente de popularidad, de inven­

ción del carisma (que es siempre más un producto que una

esencia). El dirigente pretende encarnar ydefender al pue­

blo en bloque contra intereses estrechos yparciales de elites

o clases, se asume como expresión directa de la voluntad

indivisible del pueblo soberano yse afirma como máxima

expresión de los intereses y movimientos nacionales. El

césar quiere gozar de un poder fuerte, altamente concen­

trado, y necesita inc.rementarlo con el fin de desligarse de

intereses particulares, preparar una política integrada que

supuestamente aspira a responder ante todo a los intereses

generales de la sociedad y garantizar la continuidad indefi­

nida de su instalación en el gobierno (la búsqueda de la o las

reelecciones se produce rarde o temprano).

El cesarismo presupone e incluye el menosprecio de la

política y la voluntad de independizarse respecto de ella;

busca marginar ysubordinar a los partidos y las institucio-

nes políticas representativas presrablecidas, u mantenerlos en

esas condiciones. El cesarismo se inclina a gobernar pordik­tat, siempre que ello le sea posible yconveniente, yemplea

medidas policiales para ahogar a la oposición o someterla

a su arbitrio. Recurre a la fuerza ya los aparatos esrarales, y

abusa de ellos, para apoyar las propiasoriemaciones políticas

e imponerlas a clases, grupos e instituciones. La legitima­

ción del régimen, del dirigente y de las medidas excepcio­

nales se buscasiempre, yen diversos grados se logra, mediante

apelaciones directas a la población, reformas constitucio­

nales, restructuraciones institucionales, plebiscitos yotros

instrumentos y mecanismos de 1igazón directa del dirigen­

te ylas masas. Son relegadas las fuerzas e instancias políticas

que no forman parte del régimen. Se obstaculiza el avance

o la existencia misma del pluralismo político.

Dotado de un fuerte aparato estatal, con fuerte tenden­

cia burocrático-militar-policial, el cesarismo llega a gozar

de considerable autonomía respecto de las fuerzas sociales

y se apoya en los conflictos entre éstas para manipular a

unas y a arras. Aparenta neutralidad ante las clases ylos gru­

pos, media entre ellos yfavorece a todos por igual, aunqueen

diferentes grados. El cesarismo nunca ataca de manera total

los intereses o grupos en posición socioeconómica domi­

nante yes capaz de promover en favor de ellO.l el capitalismo

mediante una intervención más o menos intensa y masiva

del Estado, sin renunciar asu propio poder ya su autonomía.

Por otra parte, al mismo tiempo, es capaz de realizar políticas

sociales en favor de grupos medios y populares, acompaña­

das por la publicitación apologética de las mismas.

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-.UNIVERSIDAD DE Mexlco

Dotado de una independencia considerable, el cesaris­

mo sin embargo no se halla suspendido en el vacío, y su

autonomía yneutralidad son, en última instancia, másapa­

rentes que reales. Pretende ser poder imparcial, encarnación

de lasociedad yrepresentación-simultánea osucesiva-de

varias clases o de todas. Su capacidad de iniciativa inde­

pendiente no es afectada por las necesidades y exigencias

específicas de una clase, fracción o estrato; opone a una o va­

rias clases contra otras, las favorece y las somete por separado

o en su conjunto. Por otra parte, no obstante, el cesarismo

surge y funciona a partir de un orden social determinado,

al que en última instancia no pretende modificar sino con­

trolar y consolidar. De hecho opera así como defensor en

esencia de las fracciones hegemónicas yclases dominantes,

a veces con la incomprensión y la hostilidad de ellas mis­

mas. En las experiencias cesaristas, nunca está totalmente

ausente la tentación del dirigente carismático yde las elites

político-burocráticas ypoliciaco-militares que lo encaman

y sostienen de transformarse de servidores en amos de la

sociedad.

Según la conocida (y debatible) distinción de Gramsci, el

cesarismo puede ser progresivo Uulio César, Cromwell, Na­

poleón 1), o más o menos regresivo (Napoleón Ill, Bismarck);

puede representar, pre¡:rararo reforzar una continuidad mera­

mente evolutiva o una tendencia regresiva, o bien un cambio

de características más o menos refonnistas o revolucionarias,

según que refuerce y lleve al triunfo, con o sin compromisos

y limitaciones, a fuerzas de transformación ydesarrollo, así

como crear o consolidar un nuevo tipo de Estado. O bien

puede ser un cesarismo que no represente una ruptura con

el pasado, sino más bien una evolución del viejo tipo. De

hecho, todo cesarismo constituye una siempre cambiante

constelación o amalgama de fuerzas y tendencias regresi­

vas y progresivas.

Los conflictos o antagonismos entre clases ygrupos que

llevan al cesarismo no tienen un carácter absoluto que di­

ficulte o impida en cierto momento un acuerdo entre las

fuerzas, antes confrontadas, en virtud del cual lleguen a un

acuerdosuperadorde las contradiccionesque causaron aqué­

llos o en ellos buscaron una salida.

Un régimen cesarista puede tener éxito al solucionar

la crisis que le dio origen, mediante la restructuración o la

instauración de fuerzas políticas que restablezcan una rela­

ción eficaz entre representantes y representados ypropicien

la formación de nuevos partidos y coaliciones yel desfasa­

miento o disolución de otros ( v. gr., De Gaulle y el gaullis­

mo en la Quinta República Francesa).

A la inversa, más frecuentemente, las múltiples repre­

sentaciones, misiones y políticas contradictorias que por lo

general asume el cesarismo son pane importante de su fuer­

za, pero al mismo tiempo limitan su capacidad para superar

los problemas yconflictos que le permitieron conquistar el

poder. Ello tennina por profundizar ygeneralizar el descon­

tento de la mayoría de las clases ygrupos ante el cesarismo,

y por generar una crisis de gobemabilidad ysupervivencia

superable de diversas maneras.

En la historia latinoamericana es posible discernir

diferentes fases de variedades de cesarismo o bonapartis­

mo, como una de las respuestas posibles a los problemas

y retos de los cambios en el contexto internacional, a los

proyectos y procesos de desarrollo, a los conflictos sociales

y políticos, a las crisis. La primera fase se habría registrado

en el procesade independencia ylaorganización nacional,

con algunas variedades de caudillismo tradicional, desde

el fenómeno prócer de Simón Bolívar al "cesarismo demo­

crático", expresión con que Laureano Vallenilla Lanz ca­

lificó el papel de Juan Vicente Gómez en Venezuela. La

segunda se produciría entre las dos guerras mundiales, y

sobre todo en las primeras décadas posteriores a 1945 (Perón

en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, el régimen militar­

nacional-populista de 1968 en el Perú), ycorrespondería

a los problemas y a los retos de la inserción en un nuevo

orden internacional con tendencias a la globalización,

de la industrialización y la hiperurbanización, del mode­

lo de crecimiento por sustitución de importaciones, de mo­

dernización de fachada y de control y manejo de nuevos

grupos y conflictos sociales. La actw:¡J fase se ejemplifica

quizás por el menemismo de la Argentina, seguramente

por el fujimorismo en Perú y, sobre todo, por el chavismo

en Venezuela.

Ante el fracaso de los regímenes nacional-populistas,

el auge y luego el eclipse de las dictaduras del Cono Sur con

sus secuelas devastadoras, las vicisitudes yel balance com­

plejo e incierto de las transiciones a la democracia, y la

triple propuesta de incorporación a la g/obalización/neoUbe­raUsmo económico rampante/democracia parlamentaria, pare­

ció por un momento que las posibilidades de un retomo

del cesarismo estaban liquidadas para siempre. El proceso

en marcha del chavismo en Venezuela, la continuidad más

o menos incierta del fujimorismo yla gama de conflictos y

conmociones-actuales ypotenciales--, en el resto de la re­

gión andina (Bolivia, Ecuador, Colombia) dibujan un enor­

me signo de interrogación y exigen no descartar las posibili­

dades de un retomo del cesarismo en América Latina.•

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