HAGA PATRIA MATE A UN COSTEÑO

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HAGA PATRIA, MATE A UN COSTEÑO. Por: María Cristina Ibarra [email protected] Cuando un brasilero me pregunta de donde soy, digo que soy del Caribe. Ah, pero entonces tu ciudad tiene mar, comentan. Mi departamento, sí. Montería no, respondo, pero el Caribe es sólo cuestión de agua, es una cuestión de cultura. Una vez dije esto delante de un bogotano y comentó: “Nadie en Colombia les dice Caribeños, a ellos le dicen costeños”. Y sí, es verdad. Nadie nos dice caribeños, pero yo insisto, porque, como dijo Héctor Rojas Herazo "El mar no está en la orilla, está en el hombre" y además, nuestra región es más que un lugar a la orilla del mar. Y este es el primero de los 3 puntos de algo que me incomoda. El gran Caribe, como algunos le dicen a la zona conformada por el mar Caribe, sus islas y las costas que rodean a este mar en diferentes países, es un lugar que tiene muchas cosas en común en relación a la comida, a las creencias, a la forma de hablar, de vestir, etc., de la gente que ahí vive. Es evidente que como caribeños colombianos somos más parecidos a un panameño o a un cubano que a un boyacense o a un llanero. El año pasado vino a Belo Horizonte, la ciudad donde estoy viviendo, una pareja de cubanos para un congreso que organizó la universidad donde estudio. Como hispanohablante, una profesora me pidió que los llevara a mostrarles la ciudad. Para mí fue como si hubieran llegado unos tíos que tenía mucho tiempo de no ver. La forma de hablar, de vestir, de mover las manos, de ser, la sentía muy familiar y me sentía más cómoda hablando con ellos que con algunos de mis amigos capitalinos que a veces me tratan de “usted”. Esto ya lo había vivido antes, cuando tenía 16 años y fui a La Habana, que sentí como un lugar bien lejos, pero muy parecido a donde yo nací. De esta manera, como primer punto insisto en que no somos sólo costeños, somos caribeños. David Sánchez Juliao, nuestro querido escritor loriquero, autor de “El Flecha”, en una conferencia que dio para Cerromatoso, habla de lo triste que es ser lo que uno no es. Este es el segundo punto. Dice que no hay nada más triste que ver a un caribeño intentando hablar paisa, como lo es ver a un paisa intentando hablar como nosotros (que casi nunca pasa). Señala que la ‘desafirmación cultural’ es directamente proporcional a los niveles de violencia. Y apunta que en ciudades tan violentas como Medellín y Cali, sus ritmos insignias, el tango y la salsa, no son nativos de esas tierras. Y que en Barrranquilla, donde celebran 5 días continuos de Carnaval, no hay muertos, ni atracos, porque como dicen los barranquilleros, hasta los ladrones están de fiesta. Una de las cosas que más me llamó la atención de la conferencia de David Sánchez Juliao, es que estudiando en Bogotá, en la Universidad de los

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  • HAGA PATRIA, MATE A UN COSTEO. Por: Mara Cristina Ibarra [email protected]

    Cuando un brasilero me pregunta de donde soy, digo que soy del Caribe. Ah, pero entonces tu ciudad tiene mar, comentan. Mi departamento, s. Montera no, respondo, pero el Caribe es slo cuestin de agua, es una cuestin de cultura. Una vez dije esto delante de un bogotano y coment: Nadie en Colombia les dice Caribeos, a ellos le dicen costeos. Y s, es verdad. Nadie nos dice caribeos, pero yo insisto, porque, como dijo Hctor Rojas Herazo "El mar no est en la orilla, est en el hombre" y adems, nuestra regin es ms que un lugar a la orilla del mar. Y este es el primero de los 3 puntos de algo que me incomoda. El gran Caribe, como algunos le dicen a la zona conformada por el mar Caribe, sus islas y las costas que rodean a este mar en diferentes pases, es un lugar que tiene muchas cosas en comn en relacin a la comida, a las creencias, a la forma de hablar, de vestir, etc., de la gente que ah vive. Es evidente que como caribeos colombianos somos ms parecidos a un panameo o a un cubano que a un boyacense o a un llanero. El ao pasado vino a Belo Horizonte, la ciudad donde estoy viviendo, una pareja de cubanos para un congreso que organiz la universidad donde estudio. Como hispanohablante, una profesora me pidi que los llevara a mostrarles la ciudad. Para m fue como si hubieran llegado unos tos que tena mucho tiempo de no ver. La forma de hablar, de vestir, de mover las manos, de ser, la senta muy familiar y me senta ms cmoda hablando con ellos que con algunos de mis amigos capitalinos que a veces me tratan de usted. Esto ya lo haba vivido antes, cuando tena 16 aos y fui a La Habana, que sent como un lugar bien lejos, pero muy parecido a donde yo nac. De esta manera, como primer punto insisto en que no somos slo costeos, somos caribeos. David Snchez Juliao, nuestro querido escritor loriquero, autor de El Flecha, en una conferencia que dio para Cerromatoso, habla de lo triste que es ser lo que uno no es. Este es el segundo punto. Dice que no hay nada ms triste que ver a un caribeo intentando hablar paisa, como lo es ver a un paisa intentando hablar como nosotros (que casi nunca pasa). Seala que la desafirmacin cultural es directamente proporcional a los niveles de violencia. Y apunta que en ciudades tan violentas como Medelln y Cali, sus ritmos insignias, el tango y la salsa, no son nativos de esas tierras. Y que en Barrranquilla, donde celebran 5 das continuos de Carnaval, no hay muertos, ni atracos, porque como dicen los barranquilleros, hasta los ladrones estn de fiesta. Una de las cosas que ms me llam la atencin de la conferencia de David Snchez Juliao, es que estudiando en Bogot, en la Universidad de los

  • Andes, vio en los baos un letrero que deca: Haga patria: Mate a un costeo. Entonces, empez a llenarse de argumentos para defenderse. De los argumentos que expuso, uno me pareci especialmente curioso. El escritor menciona que el trayecto de Montera a Lorica es el territorio que ms talento produce por Km2. Dentro de los talentos nombra a: Francisco Zumaqu, Jos Manuel Vergara Contreras, Jos Luis Garcs, Ral Gmez Jattin, Manuel Zapata Olivella, Juan Zapata Olivella, Delia Zapata Olivella, Juan Gossan y a l mismo. En la distancia de 60KM nacieron todos estas personas que han representado a Colombia en el exterior, sin mencionar a Miguel Happy Lora, campen mundial de boxeo, a Pablito Florez (que no est dentro de ese camino, pero es cordobs), a Julio Castillo, saxofonista y arreglista chinuano, a la monteriana campeona mundial de boxeo femenino Lely Luz Flrez, que es un ejemplo para todas las mujeres cordobesas. A talentos ms nuevos como Adriana Luca y Martina Lpez del Carito. A Jess Reyes, a Irina Henrquez y al equipo de Tierra Escarlata, el cortometraje que gan en los Premios Macondo el reconocimiento a mejor cortometraje el ao pasado. A Marlon Peroza, msico montalibans que ha puesto a sintonizar a todos la emisora del pueblo Stereocuco. A Ariel Castro Cavada, estudiante de Informtica y de Medio Audiovisuales de la Universidad de Crdoba, quien gan una convocatoria de Google a nivel Latino Amrica. Y los otros tantos que hay! No slo en Crdoba sino en todo el Caribe colombiano. El tercer punto es sobre el respeto. Tenemos que ser afirmados y felices de ser lo que somos, respetando otras culturas y sabiendo que Colombia es el segundo pas ms diverso del mundo despus de Brasil, en un territorio ms pequeo, o sea, que nuestro pas es densamente ms diverso. Esto nos deja ver dos cosas. Primero que no hay slo una cultura vlida, que hay infinitas maneras de ser, que la diversidad cultural hace parte de nuestra riqueza intangible, y que es una muestra veraz de lo complejo que somos los seres humanos. Segundo, que de nada nos sirve infamar a otras regiones. Para mostrar el orgullo de ser lo que somos, es necesario resaltar y darnos cuenta de lo tenemos y de lo que somos capaces, sin necesidad de cambiar o negar nuestras races. Es triste para m saber que el Festival del Porro lo patrocinan marcas antioqueas, que lo mezclan con cantantes vallenatos. Que en la Feria de la Ganadera en Montera el poncho sea parte del atuendo del ganadero cordobs. Que para parecer sofisticados algunos hablen con acento paisa. Que se escuchen ideas sobre convertir al sur de Crdoba en Antioquia. Que para ir a Barranquilla desde Montera en avin haya que llegar a Bogot o pagar sumas exageradas de dinero. Que nos digan mal-hablados, perezosos, bulleros, mal-vestidos, desorganizados. Que vengan personas de otras partes a aprovecharse de nuestras ideas y de nuestra mano de obra. Pero es ms triste que como monterianos creamos ms en la gente de afuera, que no nos comamos nosotros mismos el cuento y que algunos estn de acuerdo, aunque no estn conscientes y no sea tan literal, con que

  • se hace patria cuando se mata a un costeo, porque aqu no es slo cuestin de cuerpos, sino de matar formas de hablar, de comer, de vestir, de ser.