533_65 Sobre El Origen de Las Lenguas Indoeuropeas Prerromanas de La Peninsula Iberica 32-33 (1)
HAPI_1_Maundevar Resumen Historia Antigua Peninsula Iberica 1
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GRADO EN GEOGRAFA E HISTORIA
HISTORIA ANTIGUA DE LA PENNSULA IBRICA
I: DE LAS COLONIZACIONES AL SIGLO III d.C.
CURSO 2013-2014
RESUMEN DEL TEMARIO
por Maundevar
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TEMA 1
FENICIOS, TARTESO Y GRIEGOS
LOS FENICIOS EN OCCIDENTE
1 Los primeros siglos de la presencia fenicia en Iberia (s. VIII-VI
a.C.)
La primera etapa del asentamiento estable fenicio en la Pennsula Ibrica, puede
ubicarse desde el punto de vista cronolgico entre los siglos VIII y VI a.C. y ve la
aparicin de centros de muy diversa ndole, desde ciudades (Gadir) hasta pequeos
asentamientos con una proyeccin ms limitada. La impresin que hoy tenemos de la
presencia fenicia en la Pennsula Ibrica es que buscaban explotar todos los recursos
que pudieran resultarles de inters para el mantenimiento de los niveles de vida a que
estaban acostumbrados.
1.1 Los mecanismos del comercio y del asentamiento: puertos de recalada y
estuarios
Existen tres modos de contacto que los fenicios emplean con las poblaciones con las
que entran en contacto:
1. Comercio silencioso. Es el modelo ms sencillo. Hay cierto lugar que se
encuentra habitado; cuando arriban a ese paraje, descargan sus mercancas, las
dejan alineadas a lo largo de la playa y acto seguido se embarcan en sus naves y
hacen seales de humo. Entonces los indgenas, al ver el humo, acuden a la
orilla del mar, y sin prdida de tiempo, dejan oro como pago de las mercancas y
se alejan bastante de las mismas. Por su parte, los cartagineses desembarcan y
examinan el oro; y si les parece un justo precio por las mercancas, lo cogen y se
van; en cambio, si no lo estiman justo, vuelven a embarcarse en las naves y
permanecen a la expectativa. Entonces los nativos, por lo general, se acercan y
siguen aadiendo ms oro, hasta que los dejan satisfechos.
El tipo de comercio aqu descrito, al que se suele calificar de silencioso
aunque algunos autores lo llaman invisible, sera una de las formas ms
sencillas de intercambio, que no requerira infraestructura alguna, apta bien para
intercambios espordicos o para aquellos casos en los que los residentes no
acababan de confiar en quienes disponan de la movilidad que les daban sus
naves.
2. Un tipo de relacin comercial ms desarrollado es cuando llegan a la isla,
fondean sus barcos de carga y levantan sus tiendas. Pero el cargamento, tras
haberlo descargado de sus naves, lo transportan en barcas pequeas hasta tierra
firme. Los propios fenicios venden sus mercancas. Es un tipo de transaccin
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espordica, pero menos que la implicada en el comercio silencioso puesto que
aqu ya se da una relacin directa entre las dos partes aunque, para evitar que
una de ellas tenga preponderancia la accin tiene lugar en terreno neutral.
3. Viene dado por la creacin de un lugar especfico para llevar a cabo relaciones
comerciales de carcter ms continuado. A estos centros que presuponen, en
todo caso, una cierta cesin por parte de los dueos del terreno, impide pensar
que se ha producido una ocupacin por la fuerza; se les suele dar el nombre de
factoras. Hay varios tipos, desde las que consisten en un simple edificio, hasta
las que constan de una serie de casas destinadas a usos y funciones especficas.
Mientras que los contactos de tipo silencioso y los que implican ya una relacin
espordica con los nativos suelen tener como espacio privilegiado la playa, los
asentamientos o factoras suelen aprovechar otro tipo de accidente geogrfico. Por lo
general, las desembocaduras de los ros, a ser posible con promontorios rodeados de
zonas llanas puesto que permitan un anclaje o fondeo adecuado de los barcos,
garantizaban la disponibilidad de agua potable y facilitaban una mayor seguridad de los
all establecidos. Tambin podan ser aprovechables para tal fin las islas prximas a la
costa o las pennsulas.
En aquellos casos en los que las relaciones con la comunidad receptora llegaban a un
alto nivel de mutuo inters, podemos asistir a la aparicin de un barrio de comerciantes
y artesanos fenicios embebido dentro de un hbitat indgena.
1.1.1 El factor religioso: del templo de Melkart en Gadir a los santuarios fenicios en
territorio indgena
Los templos fenicios estaban servidos por una casta sacerdotal que desempeaba las
distintas actividades propias de un culto muy reglamentado en todos sus aspectos y que
implicaba ingresos econmicos para el santuario y para los oficiantes. Por encima de
este clero estaba el sumo sacerdote que se vincula a los crculos de poder. As, el propio
rey puede ser el sumo sacerdote.
Los templos fenicios eran grandes concentraciones de riquezas, procedentes de diezmos
y ofrendas variadas. La necesaria sancin religiosa a actividades que implicaban riesgos
e incertidumbres convirti a los santuarios si no en impulsores s tal vez en
financiadores de la empresa comercial, y a la vez un medio para mantener un vnculo,
religioso y econmico, entre los distintos centros fenicios que haban surgido de una
misma ciudad. Se trata del mantenimiento de vnculos de tipo religioso al tiempo que
simblico y afectivo que consagran la ausencia de vnculos polticos. Los santuarios
podan actuar como intermediarios ideales entre los recin llegados y las poblaciones
que ya residan en las zonas objeto del asentamiento.
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1.2 Colonias y Factoras
1.2.1 Gadir y su rea de influencia directa
La fundacin de Gadir implicara, desde el punto de vista de los crculos dirigentes
tirios, el deseo de que una parte de ellos, establecidos en el extremo occidente, pudieran
gestionar desde all la explotacin de los recursos de diverso tipo que el territorio
proporcionaba.
Los fenicios en sus primeras navegaciones se haban percatado de las dificultades de
atravesar el estrecho de Gibraltar; la conjuncin de vientos y corrientes hace de su cruce
una tarea ardua con barcos del tipo de los que utilizaban los fenicios. Son estas
dificultades las que evitan que se llegue ms all. Y lo que necesitaban era fundar una
ciudad y, para ello, requeran tierras y sobre todo, una cierta distancia de los indgenas o
que stos no constituyesen una amenaza real.
El emplazamiento escogido por los fenicios para fundar su ciudad tena indudables
ventajas. Se trataba de una amplia baha que enlazaba con el amplio estuario en el que el
aquel momento desembocaba el ro Guadalete; dicha baha se hallaba cerrada por una
isla, larga y estrecha, que permita dos accesos a la baha, uno es el cao de Sancti Petri
y otro por la actual ciudad de Cdiz. Es en la entrada de Sancti Petri donde se ubic el
templo de Melqart, mientras que la ciudad acabara ubicndose en el extremo opuesto.
El santuario de Melqart marca la toma de posesin por parte de los fenicios del entorno
de la baha gaditana.
La ocupacin de la actual ciudad de Cdiz debe de haberse producido en una poca que
puede oscilar entre la segunda mitad del siglo VII y el final del mismo.
En la cabecera de la baha, hay un yacimiento conocido como Castillo de Doa
Blanca, una pequea meseta elevada que fue ocupada desde inicios del siglo VIII a.C.
Las facilidades portuarias de la zona parecen haber sido las que atrajeron a sus primeros
ocupantes orientales. Rodearon el asentamiento con una muralla circundada por un foso.
Los residentes fenicios no renunciaron a aquellos productos (vinos, aceite, salazones) a
los que estaban acostumbrados, y que obtenan gracias a la funcin portuaria que desde
el inicio asumira Doa Blanca. La presencia de cermicas indgenas muestra la habitual
integracin en los centros coloniales de las gentes de extraccin local. Es de destacas el
asentamiento indgena situado en la vecina sierra de San Cristbal. Es posible que
incluso compartieran una misma rea funeraria.
Este centro sigui activo hasta los ltimos aos del siglo III a.C. momento en el que,
acaso coincidiendo con alguna accin militar durante la Segunda Guerra Pnica pudo
haber sido destruido.
Doa Blanca acab perdiendo el papel principal que haba tenido, a favor de la actual
ciudad de Cdiz. El emplazamiento de Gadir resultaba muy atractivo; controlaba una
importante baha en la que desembocaba un ro el cual proporcionaba tambin una
interesante va de acceso hacia el interior. La riqueza pesquera era extraordinaria y el
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aprovechamiento agrcola tambin resultaba elevado. Se hallaba a muy poca distancia
del acceso al Lago Ligustino o Golfo Tartsico que ocupaba la extensin hoy cubierta
por las marismas del Guadalquivir.
Esta regin fue el ncleo de la cultura tartsica donde hubo una intensa accin que los
fenicios ejercieron desde momentos bastante tempranos. Toda la antigua costa del golfo
tartsico estuvo jalonada, adems de por centros indgenas, por toda una serie de lugares
de culto que les servan a los fenicios como hitos visuales y simblicos. Las poblaciones
indgenas autorizaran su ereccin, y el lugar de culto garantizaba neutralidad e
inviolabilidad a quienes se acercaban a l favorecindose los intercambios de todo tipo.
Aguas arriba del ro se encontraba Spal, Sevilla. La importancia de su emplazamiento
se relaciona con el hecho de ser el punto ms interior al que podan llegar los barcos
aptos para la navegacin martima. Su inters para los fenicios debi de ser grande. En
la Antigedad se tratara de una isla o una pennsula asomada al estuario del
Guadalquivir. En las proximidades de Spal se encuentra el yacimiento del Carambolo.
En 1958 apareci el conjunto de objetos de oro conocido como el Tesoro del
Carambolo: placas rectangulares, dos piezas en forma de piel de toro, un collar y dos
brazaletes. Se hall una figura sentada de bronce de la diosa Astart.
Nada impide pensar que los fenicios de Gadir iniciaron el conocimiento y la explotacin
econmica de los recursos naturales que las tierras que se asomaban a este inmenso
golfo les proporcionaban. El hallazgo del mencionado bronce del Carambolo, una
dedicatoria a Astart, sugerira su vinculacin al culto de esta diosa.
En Huelva, hubo una intensidad de los contactos entre un centro indgena y los fenicios.
Sin duda alguna lo que los fenicios buscaban era la plata que se produca en el rea de
Riotinto. Aunque todo el proceso extractivo estaba en manos indgenas, parece claro
que quienes procuraban la salida y la difusin por el Mediterrneo de esa plata fueron
los fenicios en exclusiva.
Desde Gadir se poda acceder con facilidad tanto al rea del Golfo Tartsico por mar y
por tierra y a la desembocadura del Guadalquivir as como a la regin de Huelva.
Ningn otro punto de la costa andaluza proporcionaba la suma de ventajas que sumaba
el rea gaditana.
1.2.2 Los asentamientos de las costas andaluzas
La dinmica urbana de Gadir se convertir en un elemento de atraccin irresistible para
esos pequeos centros que con el tiempo formarn lo que se conoce como el Crculo del
estrecho, vinculado a Gadir bien por intereses econmicos bien por relaciones polticas.
Cerro del Villar: La principal finalidad que se le ha atribuido es la pesca y las
actividades de transformacin de la misma en productos comercializables como las
salazones; la fabricacin de nforas para dicho objetivo parece haber sido bastante
importante.
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Toscanos: Entre las actividades econmicas observadas hay importantes resto de tareas
metalrgicas y tambin de la elaboracin de prpura as como de actividades pesqueras.
Morro de Mezquitilla: Encontramos talleres dedicados a la fundicin y elaboracin de
hierro y tal vez cobre. En la necrpolis de Trayamar, se localiza la existencia de varios
enterramientos en cada cmara, as como las restauraciones que algunas sufrieron
durante su periodo de uso que sugieren el carcter familiar de cada una de ellas.
Almuecar-Sexi; Abdera-Adra; Villaricos: En Sexi, el primer establecimiento fenicio
se ubic junto a un poblado indgena que ocupaba la parte ms alta de la colina en cuyas
laderas se asentaron los fenicios. En las necrpolis, todas las urnas eran vasos de
alabastro de fabricacin egipcia. Una explicacin de su presencia en Sexi podra ser que
llegaron hasta all como consecuencia de un comercio de vasos saqueados de necrpolis
egipcias. La presencia en una necrpolis no demasiado grande de una coleccin tan
homognea de apreciados y frgiles vasos egipcios, podra sugerir que nos hallamos
ante un grupo de individuos de un estatus elevado. Por tanto, Sexi puede haber
desempeado un papel comercial. El asentamiento fenicio de Abdera, se hallaba en un
montculo sobre un estuario. Se atestigua la elaboracin de cermicas de tipo fenicio y
la prctica de la metalurgia del hierro. El mineral proceda de explotaciones mineras
vecinas. El centro de Villaricos: lo mejor conocido de este yacimiento son sus
necrpolis.
Consideraciones generales sobre la presencia fenicia en el rea mediterrnea
andaluza:
Todos estos centros fenicios ocuparon los lugares ms aptos desde el punto de vista de
la navegacin, buscando estuarios y desarrollando actividades econmicas variadas:
salazones, vinos. En la mitad del siglo VIII a.C. surge un tipo de nfora que perdurar y
que es un autntico fsil director para conocer el proceso de expansin fenicia. Se trata
de un nfora con un pequeo borde colocado sobre la espalda, sin cuello, con hombro
marcado y cuerpo ovoide. Fue una forma que pronto las poblaciones indgenas
incluyeron en su repertorio.
Esos centros fenicios de las costas andaluzas desarrollaron adems otras actividades
como las metalrgicas en aquellos lugares en los que haba materia prima suficiente o,
incluso, la fabricacin de tintes, entre ellos la prpura. Tambin actividades agrcolas, la
introduccin de especies como en la de tcnicas agrcolas orientales, mucho ms
eficientes. En las zonas ms prximas a la costa la influencia fenicia es mucho ms
intensa.
1.2.3 Los fenicios en el Atlntico
Un mbito interesante de la proyeccin fenicia, y en especial de la de Gadir, lo
constituy su relacin con los mbitos atlnticos. Parte de este proceso tuvo como uno
de sus primeros objetivos la localizacin de recursos metalrgicos, en especial el estao.
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Las empresas atlnticas de los fenicios de Gadir llegaron hasta las legendarias
Casitrides para hacerse con el estao. Las Casitrides han sido ubicadas en las costas
de Gran Bretaa, el rea de la Bretaa francesa, o los territorios del noroeste de la
Pennsula Ibrica. Se destaca la exclusividad del comercio con las Casitrides llevado a
cabo por Gadir.
Los objetos intercambiados, cermica, objetos de bronce y, sobre todo sal, coinciden
con lo que uno esperara de regiones no demasiado avanzadas y, sobre todo, situadas en
latitudes bastante septentrionales donde la obtencin de sal resulta una tarea bastante
gravosa. El comercio que llevaban a cabo los gaditanos con las Casitrides era sobre
todo para la obtencin del estao.
Asentamientos en las costas atlnticas de Iberia (Castro Marim, Tavira, Abul): Los
fenicios siguieron en estos mbitos una metodologa semejante a las que aplicaron en el
resto de su expansin, a saber, la ocupacin de reas ms o menos elevadas en las
proximidades de estuarios.
El primer gran centro de inters para los fenicios que nos encontramos al oeste de
Onoba lo constituye Castro Marim: estuario mucho ms amplio del ro Guadiana. Mas
que un centro o factora fenicio nos hallaramos ante un centro indgena, vinculado al
mundo tartsico. El ro Guadiana constituy una ruta de penetracin muy importante
hacia el interior peninsular y buena parte del fenmeno orientalizante en el sudoeste de
la Pennsula Ibrica sigui este camino. Un tipo de relacin en el que los indgenas,
quienes controlaran el emplazamiento, permitiran a los fenicios realizar tareas
comerciales y de otra ndole.
Hacia el oeste, surge el establecimiento de Tavira, con restos de una gran muralla. Se
atestigua en el asentamiento un gran edificio realizado con muros de piedra, actividades
metalrgicas y el uso de la escritura. Existencia de un santuario al aire libre, quiz
dedicado a Baal, protector de la navegacin. Su importancia debi de ser grande a
juzgar por la existencia de dos murallas en dos momentos distintos de su desarrollo. El
Hieron Akroterion o Promontorio Sagrado era considerado el extremo ms occidental
de Europa y del mundo habitado, habiendo all un lugar de culto. Los santuarios al aire
libre son muy caractersticos de la religiosidad fenicia as como la vinculacin de las
piedras con los mismos, puesto que en muchas de ellas se consideraba que resida la
divinidad.
Ya en la fachada occidental de la Pennsula encontramos el sitio de Abul. All se excav
un edificio, interpretado como una factora, con las habitaciones ms pequeas
destinadas a la vivienda y las mayores destinadas a almacn. El hierro, pero quiz
tambin productos agropecuarios pudieron haber sido artculos que la factora se
encargara de reunir o de manufacturar. La permanencia del pequeo centro de Abul
obedece al inters de las poblaciones indgenas por disponer de un punto de contacto
con el comercio fenicio que recorra las costas portuguesas. En trminos econmicos
quiz podramos observar cmo una inversin modesta, podra aportar importantes
beneficios. Los barcos que recorran las costas quiz de camino o de vuelta del norte,
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donde obtenan estao, frecuentaran esos puntos donde obtendran provisiones y donde
podran intercambiar parte del cargamento. Es seguro que durante el siglo II a.C ya no
podemos hablar de asentamientos fenicios en esas reas. Haba cambiado el modo de
relacin con el entorno y ya no era necesario disponer de factoras porque las
poblaciones indgenas haban acabado asumiendo el comercio con el exterior como un
elemento propio.
Las costas africanas (de Lixus a Mogador y ms all): La ciudad de Lixus, ubicada
en una elevacin en la orilla derecha de lo que fue el amplio estuario del ro Loukkos, su
establecimiento fenicio parece datar del siglo VIII a.C. y desde un primer momento tuvo
una vocacin urbana. Sus facilidades portuarias, la va de penetracin hacia el interior
que supona el ro, y su acceso a productos como el oro o el marfil, su riqueza pesquera
y, tal vez, las potencialidades agrcolas del territorio circundante debieron de ser
determinantes a la hora de decidir establecer all lo que quiz se pretenda que fuese un
centro autnomo desde el principio. La ciudad africana mantuvo estrechos vnculos con
el rea del estrecho, sin que ello prejuzgue su eventual estatus poltico como centro
autnomo o independiente de Gadir. El establecimiento fenicio en Lixus es posterior al
de Gadir y surgido a partir de esta ciudad.
Al sur de Lixus, Mogador se trata de una isla muy prxima a la costa y que parece ser
un excelente fondeadero para toda esa regin del Marruecos Atlntico (siglo VII). El
objetivo principal de la presencia fenicia en la isla fue el comercio. Un problema
historiogrfico es el determinar si estos centros norteafricanos se vinculaban a Gadir o,
por el contrario, a Cartago. Los anlisis arqueolgicos muestran cmo la iniciativa de su
surgimiento se vincula al impulso de Gadir, dentro del proceso que ya hemos observado
de crear un rea de influencia que abarcase las dos orillas del Mediterrneo ms
occidental y a la que conoceremos como el Crculo del Estrecho. Bien es cierto que
Cartago puede haber intentado establecer su influencia en las costas septentrionales de
frica y que, de algn modo, lo conseguir a partir del siglo IV a.C. pero eso no implica
que antes de esos momentos todo el Mediterrneo occidental fenicio haya quedado
englobado bajo su autoridad. Los gaditanos solan realizar viajes por toda la costa
atlntica africana en busca de recursos econmicos, a saber, pesca en el banco cnario-
sahariano.
1.2.4 Los fenicios en las costas orientales de Iberia
La proyeccin de los fenicios por las costas orientales de la Pennsula se desarrolla en
los mismos momentos en que hemos observado la expansin por las costas
mediterrneas andaluzas. Sin embargo, la concentracin de establecimientos fenicios en
estas aguas va a ser ms escasa y menos densa.
El rea del Bajo Segura: la Fonteta y su rea de influencia: Ser el rea del Bajo
Segura, una regin rica en recursos minero-metalrgicos explotados antes incluso de la
llegada fenicia, la que los fenicios pronto observarn, viendo sus potencialidades y
fundando all un establecimiento, La Fonteta en lo que deba de ser un promontorio o,
incluso, un islote en la desembocadura del ro Segura. Adems, los recursos
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agropecuarios, mineros y salineros del entorno debieron tambin de resultar atractivos
para los fenicios. El inicio de la presencia fenicia en La Fonteta parece situarse en algn
momento de la primera mitad del siglo VIII y en los restos hallados se observa un
inters evidente por los metales y su transformacin. El asentamiento se rodea de una
muralla y un foso. Las relaciones ms intensas las mantuvo con el mundo gaditano con
la que aparece muy vinculada.
Es sin duda la accin de los fenicios de La Fonteta que explica otros interesantes
fenmenos sobre el mundo indgena como el poblado fortificado del Alt de
Benimaqua en el que se hall un recinto amurallado con bastiones, de un claro sabor
oriental, que protega un poblado en las que se ha podido demostrar la elaboracin de
vino. Los excavadores piensan que el Alt de Benimaqua es un centro indgena, aunque
insertado en las redes comerciales fenicias de Occidente y situado adems en un punto
inmejorable para la travesa a las islas Baleares.
En relacin con La Fonteta pueden estar los pecios conocidos en aguas murcianas. Son
muestra de cmo desde Gadir se estn transportando hacia las costas del sudeste de la
Pennsula cargamentos de gran inters, como colmillos de elefante, provenientes de
frica y destinados a algn centro importante en el que seran convertidos en objetos de
prestigio.
Los territorios al norte del Ebro: Aldobesta, San Martn de Ampurias y los
territorios del Golfo de Len: En el mismo curso del Ebro, encontramos en
yacimiento de Aldovesta. Parece que hubo reas para vivienda, corrales, quiz talleres
metalrgicos y un almacn. Quiz una de las tareas desempeadas en este sitio fue el
almacenamiento de productos envasados en nforas para su ulterior redistribucin. La
duracin del establecimiento de Aldovesta fue bastante breve. Se considera como uno
de esos centros que los fenicios emplean en las costas peninsulares y africanas para
aproximarse a las reas que tienen para ellos inters desde un punto de vista econmico.
La progresiva escasez, segn vamos avanzando hacia el norte, as como lo tardo de la
presencia fenicia en el rea sugiere que estos territorios no entraban de lleno en el rea
de inters de los fenicios occidentales.
Entre estos punto tocados por las navegaciones fenicias podemos destacar, sobre todo
por la importancia que el sitio asumir durante la presencia griega, San Martn de
Ampurias. Este pequeo establecimiento dependa de un centro indgena de mayor
importancia an no localizado. Los contacto de los fenicios con los indgenas que tenan
lugar en el establecimiento de San Martn de Ampurias hacan llegar a los centros
nativos productos de prestigio.
A lo largo del siglo VI a.C. se observa cmo la disminucin y el final de las actividades
de los fenicios del rea andaluza va a ser sustituida por la accin de los fenicios de la
isla de Ibiza que van a desarrollar su propia rea de influencia en ste y en momentos
sucesivos sobre las costas orientales de la Pennsula Ibrica.
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1.2.5 Los fenicios en Ibiza
El primer lugar ocupado por los fenicios fue el establecimiento de Sa Caleta, que se
sita en la costa meridional de la isla. El establecimiento muestra la ausencia de un
urbanismo predeterminado. Durante su existencia pueden observarse sus relaciones,
adems de con las costas andaluzas mediterrneas, con el sudeste de la Pennsula de
donde quiz viniese el metal que se trabajaba en el establecimiento. Las relaciones con
La Fonteta tambin parecen haber sido intensas.
Coincidiendo con el abandono de Sa Caleta, se produce la concentracin de la poblacin
fenicia de la isla en torno al Puig de Vila, en la costa oriental de Ibiza. Va a iniciar
pronto su propia produccin de artculos envasables en nforas. Ebuso sigue integrada
en el rea econmica del Crculo del Estrecho aunque produzca y envase in situ sus
productos, ya sea vino o aceite.
2 La consolidacin de la presencia fenicia en Iberia hasta la
conquista de Cartago
Entre los siglos VIII y la primera mitad del siglo VI se produce el despliegue de la
presencia fenicia en Iberia y las reas vecinas del norte de frica. A partir del siglo VI
se produce una serie de hechos que afectarn al desarrollo de la presencia fenicia en
Iberia. Los establecimientos tipo factora tienden a desaparecer o a transformarse
integrndose en los esquemas del mundo indgena emergente. Da la impresin de que a
partir del siglo VI sern los indgenas quienes toman la iniciativa en la produccin de
recursos agropecuarios y tal vez minero-metalrgicos e, incluso, en su envasado y
comercializacin, aprovechando en parte las corrientes comerciales fenicias residuales
o, sobre todo en las costas mediterrneas, las griegas que se introducirn ahora con
fuerza. Pero, al tiempo, ciudades como Gadir o Lixus, no solo van a subsistir sino que
van a incrementar de modo notable su poder y su actividad econmica.
Aunque sin duda hay relacin entre los distintos crculos de influencia establecidos por
la dinmica de la expansin fenicia y por los condicionamientos geogrficos, da la
impresin de que cada rea va acomodndose a sus propios contextos locales. Eso no
excluye que pueda haber cargamentos de productos de especial inters que recorran el
Mediterrneo de un extremo a otro.
Nuevas aristocracias, surgidas en las nuevas ciudades, eran el medio ms idneo para
garantizar a las ciudades de Fenicia que, al menos, una parte de la riqueza generada en
las colonias acabara llegndoles, pero no porque existiera una sumisin de las ciudades
surgidas en ultramar a aqullas que haban determinado su fundacin sino porque los
intereses econmicos de las aristocracias coloniales les incitaran a acudir a los
mercados orientales donde seguan hallndose productos que eran necesarios para
mantener y exhibir sus estatus respectivos. As es como deberamos entender las
relaciones entre las ciudades y las colonias fenicias.
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2.1 El desarrollo de las ciudades fenicias
2.1.1 Gadir
La ciudad de Gadir sigui siendo el gran centro fenicio de Occidente que haba sido. La
extensin de la ciudad no deba de ser muy grande. Doa Blanca nos aporta datos que el
que ya es en este momento sin duda el establecimiento principal, la ciudad de Cdiz, no
proporciona. Podemos utilizar los datos que conocemos de este establecimiento para
intentar observar lo que ocurre en Gadir. En el siglo V se construye una nueva muralla
en Doa Blanca. Las importaciones mediterrneas, en especial cermicas griegas, son
abundantes y todo apunta a un momento de esplendor. Tambin en los siglos IV-III a.C.
se construy otra muralla. Coincidiendo con esta muralla, parece que el urbanismo de
Doa Blanca se hace bastante regular, con calles anchas a las que se abren las viviendas,
y se detectan actividades relacionadas con la elaboracin del vino. Todo ello muestra
una poca de auge econmico en relacin con las actividades transformadoras de
productos del campo que fueron en buena parte responsables del auge econmico de
Gadir en este periodo.
Gadir tena sufetes, casi con seguridad con un mandato temporal, y sin duda procederan
de familias importantes. Es tambin probable que hubiese un senado que sera el
rgano controlado por las grandes familias de la ciudad y no es improbable que
existiese una asamblea popular.
El periodo comprendido entre los siglos V y III a.C. fue uno de los ms prsperos para
la ciudad, que controlaba una importante actividad salazonera llegando nforas a varios
lugares de Grecia. Talleres ubicados en la zona de Gadir abastecen a toda el rea
econmica gaditana con cermicas finas de mesa. Parece tambin que la produccin
agrcola en el entorno gaditano se incrementa, apareciendo factoras tipo villa. De las
reas con las que Gadir entra en contacto directo, una de las que parece haber sido de
las ms importantes sera la de Ampurias con la que Gadir mantendr intensos
contactos. Gadir inicia un proceso de mayor autoridad poltica sobre su rea de inters
econmico directo, el llamado Crculo del estrecho, creando lo que algunos autores han
llamado Liga Gaditana es algo que no puede asegurarse.
2.1.2 Malaka, Sexi, Abdera, Baria
En Malaka, parte de su prosperidad deriv de la posibilidad de comunicacin y contacto
con el rea del Guadalquivir a travs de vas terrestres. Hay algn hallazgo aislado
como una pieza de marfil, que muestra que haba individuos de alto nivel econmico.
Se sugiere la importancia que pudo tener Malaka como puerto importante en los trficos
comerciales occidentales.
En Sexi, se produce la progresiva consolidacin de la ciudad. Incremento de su
poblacin, en especial a partir del siglo V a.C. as como un buen nivel econmico. Una
de sus actividades principales era la pesca y su derivada la industria salazonera.
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En Baria, su funcin principal parece haber sido la explotacin de los minerales de las
sierras adyacentes, pero tambin la fabricacin de salazones y de prpura.
2.1.3 La ciudad de Ebuso
Situada en la costa oriental de la isla de Ibiza y que ejerci su control sobre toda ella
(siglo VI). Ebuso empieza a desarrollar sus propios modelos de nfora sin duda porque
sus actividades agrcolas le permiten disponer de excedentes exportables. En el siglo V
se inicia el proceso de ocupacin con finalidad agrcola de las tierras de la isla ms
alejadas. Para atender a las necesidades de vajilla para distintos usos surgir una gran
zona artesanal fuera de la ciudad.
A partir de mediados del siglo V, se pudo producir un aumento demogrfico en la isla
relacionado con una posible llegada de gentes procedentes de Cartago. Se produce una
autntica parcelacin de la isla para dar acogida a nuevos colonos. No es improbable
que, otras reas incluso hayan tenido planes de colonizacin ms ambiciosos pero eso
no implica una dependencia de Cartago de los centros en los que esas gentes se
establecieran. Lo que eso significara, en todo caso, sera el auge econmico que
experimentara todo el mundo occidental, incluyendo Cartago, a partir del siglo V a.C.
La importancia que alcanzar Ebuso se observa por la exportacin de sus productos,
observable a travs de sus nforas. Da la impresin de que Ebuso ha ido ocupando el
lugar que, en los siglos anteriores, haba tenido en esas costas el comercio dirigido
desde el rea del estrecho.
3 La economa de los centros fenicios
3.1 La minera y la metalurgia
El mejor medio del que disponan los fenicios para garantizarse un abastecimiento
abundante y continuo del preciado metal no era otro que reproducir, lo ms cerca
posible de las fuentes de dicho mineral, sus formas organizativas habituales, que no eran
otras que las urbanas. Es la obtencin de metal lo que empuja sobre todo a los fenicios a
sus establecimiento en la Pennsula Ibrica.
Hay un acuerdo casi unnime en situar en el cinturn de sudoeste la zona principal que
proporcion pata a los fenicios, y quines llevaban a cabo la explotacin fueron los
indgenas. Sin negar conocimientos bsicos a las poblaciones pretartsicas establecidas
en el sudoeste, los fenicios debieron de introducir nuevas tecnologas para conseguir
una explotacin ms eficiente.
A todo ello habra que aadir el estao, que se procuraran los fenicios en las Casitrides
o en algn punto intermedio de la costa atlntica de la Pennsula.
3.2 La agricultura, la ganadera y la pesca
Cuando los fenicios trasladan a Occidente sus modelos polticos, sociales y econmicos,
una de sus prioridades es la obtencin de reas en las que poder disponer de tierras de
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cultivo que, adems, suelen ser un requisito importante para el mantenimiento del
sistema desigual propio del modelo social antiguo.
El tipo de agricultura practicado era el mediterrneo, con un predominio del cereal que
acaso aportase hasta el 75% del total de las caloras consumidas. Distintas variedades de
trigo y de cebada, y a ello se le aadiran leguminosas, algunas de ellas introducidas por
los propios fenicios y frutales. La vid, quiz introducida por los fenicios y el olivo, bien
introducido por los fenicios, proporcionaban productos, vino y aceite que quiz pronto
generaron excedentes que fueron objeto de comercio. La bsqueda de tierras, pues,
tambin constituy pronto una preocupacin para los fenicios. La ciudad de Gadir debi
de necesitar pronto un suministro importante de cereales para mantener su ya gran
poblacin durante el siglo VIII.
No toda la tierra poseda o controlada tena como fin ltimo el abastecimiento de las
poblaciones fenicias, sino que pudo haber pronto tierras dedicadas a la produccin de
artculos destinados al comercio, como el vino o el aceite. Talleres que se han detectado
en la produccin de las nforas fenicias occidentales que deban de fabricarse a pie de
explotacin rural. Las poblaciones indgenas tienen un gran protagonismo desde un
momento temprano porque en sus manos se encuentra buen parte del proceso
productivo. Sin duda los fenicios de Occidente trajeron consigo buena parte de esas
tcnicas y supieron adaptarlas a las condiciones particulares de las tierras que fueron
ocupando.
El panorama agrcola fenicio en la Pennsula Ibrica alcanzar su mximo desarrollo a
partir del siglo IV cuando se detecta en diversos mbitos un incremento de la
produccin no ligada al autoabastecimiento sino a la generacin de excedentes
comercializables.
Otra de las actividades que se atestiguan en el mundo fenicio de la Pennsula es la
ganadera, con tres especies principales, los bvidos, los ovicpridos y los suidos. A
ellos habra que aadir especies introducidas por los fenicios como la gallina y los
asnos. Las funciones desempeadas suelen ser la alimenticia, la carga y tiro y, en
ocasiones, la ritual.
Un terreno en el que parece que los fenicios asumen desde muy temprano un control
absoluto es el de las pesqueras y sus industrias derivadas, las salazones. En el rea
gaditana parecen haber tenido una importancia fundamental los rnidos. De entre sus
distintos modos de captura parece haber destacado la almadraba. En las costas
mediterrneas seran pescados, sobre todo, caballa, el bonito o la melva. El requisito
necesario para poder dar un aprovechamiento comercial a las ingentes cantidades de
pescado que podan capturarse era la disponibilidad de sal y la regin es bastante
favorable a su extraccin del mar o de corrientes salobres o de minas de sal gema. En
las reas suburbanas de la antigua ciudad de Cdiz y la isla de San Fernando haba
numerosas factoras.
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Los envases en los que estos productos iban a ser transportados se fabricaban no muy
lejos de los lugares de produccin. Los tipo de nforas llegaron a ser una especie de
marca para las salazones gaditanas, que parece haber centralizado buena parte de su
produccin. El peso de las pesqueras en la economa de algunos de estos centros lo
demuestra la presencia de atunes en los anversos de las monedas de las ciudades de
Gadir, cuando inicien sus acuaciones en diversos momentos a partir de inicios del siglo
III a.C. Estas actividades requeran bastantes trabajadores, tanto estacionales como
permanentes. Se requiere un gran nmero de individuos en la almadraba, la extraccin
de sal y su transporte y, por ltimo, los alfares que elaboran los envases, todo ello sin
contar con quienes los van a comercializar. Quiz pudiramos pensar, incluso, en un
monopolio en manos del estado gaditano, a juzgar por la mencionada presencia de
atunes en las monedas de Gadir y, tal vez, por la uniformidad de los envases destinados
a su comercializacin independientemente del lugar o el taller concreto de su
elaboracin. Seran las empresas las que arredraran los derechos de pesca, elaboracin
y comercializacin del producto a cambio de una tasa.
3.3 El comercio
En las ciudades coloniales en las que la realeza no parece haber existido ser la
aristocracia la que ejerza el poder y nombre a magistrados por un tiempo limitado para
que gobierne, los sufetes a los que ya nos hemos referido. Con esta estructura social
resultara errneo establecer una distincin entre la esfera pblica y la privada. Los
aristcratas gestionaban sus intereses particulares. Una exploracin por mares
desconocidos, interesaba a la ciudad porque interesaban a los aristcratas que
gobernaban la ciudad. El soporte econmico de esas empresas, poda venir de los
propios fondos de los interesados aun cuando, puesto que el inters era comn, tambin
poda venir de ese gran depsito de bienes y riquezas que eran los santuarios fenicios.
La ciudad est gobernada por la misma aristocracia que posee la mayor parte de las
tierras, y de los medios de produccin y que usa los recursos colectivos en beneficio
propio bajo la proteccin de los dioses, cuyos cultos ellos mismos dominan y gestionan.
A mayor expansin comercial y colonial, mayores sern los beneficios que las grandes
familias obtendrn.
El comercio forma parte de las actividades propias de la aristocracia de las ciudades
fenicias, entre otras cosas porque son ellos quienes poseen los barcos, los recursos para
armar y abastecer las naves e, incluso, las tierras que pueden proporcionar los artculos
comercializables y quiz controlan el trabajo de los artesanos que elaboran los
productos manufacturados.
Buena parte de la expansin fenicia tiene como objetivo ltimo el establecimiento de
transacciones comerciales con los diferentes entornos indgenas. Por otro lado,
observamos una gran homogeneidad en las nforas comerciales empleadas en todo el
llamado Crculo del estrecho. Tampoco se excluye un cierto margen de actividad
privada desvinculada de los crculos dirigentes de Gadir.
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En cuanto a los productos objeto del comercio quiz haya que indicar, en primer lugar,
los metales y, entre ellos, la plata producida en el distrito minero del sudoeste de la
Pennsula que pudo haber estado en los orgenes de toda la presencia fenicia.
Cualquier artculo poda servir para intercambiarlo por otro, con el objetivo fundamental
de aadir un beneficio por la manipulacin y el transporte al hacer llegar a unas tierras
productos desconocidos en ellas y, por consiguiente, apreciados y valorados por sus
receptores.
Minerales y metales, productos alimenticios, ganado, artculos manufacturados y de
lujo, materiales en bruto (marfil madera), esclavos, especias, telas: nada quedaba al
margen del inters de los fenicios. Sobre el comercio de los metales preciosos, se
pueden aadir otros metales como el estao, el cobre y el hierro, por lo general no
considerados, en especial los dos ltimos, como demasiado apreciados. Los productos
alimenticios estn situados sobre todo en las reas meridionales de la Pennsula, y
distribuyen sus productos por las costas orientales y occidentales de Iberia as como por
el norte de frica y diversos puntos del Mediterrneo. Aceite, vino, salazones y salsas
sern los principales productos comercializados en nforas.
Los centros fenicios apenas importaron cermica desde Oriente, sino que la elaboraron
en talleres especializados desde el primer momento. Las producciones del mbito
fenicio occidental se caracterizan por la presencia masiva de un engobe rojo que recubre
todo el vaso. Por ltimo podramos mencionar los productos considerados de lujo:
objetos de pasta vtrea, marfil, huevos de avestruz trabajados, tejidos, joyera
3.4 La artesana
Los objetos de oro, que emplean tcnicas de origen oriental. Se trata sobre todo de
objetos de uso personal, quiz con cierta carga religiosa: anillos, pendientes,
medallones, que sugieren la presencia de personas con una capacidad adquisitiva y de
atesoramiento elevada. Tambin en el rea gaditana se conocen joyas de plata.
No obstante, los principales objetos de oro que conocemos para la protohistoria
peninsular no proceden de las ciudades fenicias sino de otros ambiente; tesoros como
los del Carambolo, que han venido siendo considerados como productos del mundo
tartsico pueden tener otra interpretacin si se considera que los lugares de los que
proceden eran santuarios fenicios.
Mucho ms abundante que la orfebrera, el estudio de la broncstica tambin ha visto
diferentes perspectivas a lo largo del tiempo. Resulta bastante arduo separar lo que
pudieron ser producciones surgidas en talleres coloniales de lo que pudieran ser
producciones de esos mismos talleres pensadas para determinados ambientes indgenas,
y de lo que pudieran ser producciones surgidas en talleres indgenas en los que las
influencias iconogrficas y tcnicas fenicias pueden estar acompaadas de otras
tradiciones de diversos orgenes. Buena parte de la produccin broncstica orientalizante
durante los siglos VII y VI tiene lugar en centros fenicios. En cuando a la distribucin
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de tales artculos valiosos y apreciados sobre todo por su significado y su uso como
bienes de prestigio, se han integrado pronto en las redes sociales indgenas.
Las producciones de los talleres fenicios son amplias y variadas, pero se concentran en
una serie de tipos que deben responder a las demandas de sus receptores indgenas; as,
los jarros, los llamados braseros, aluden a ceremonias rituales propias de personajes de
rango elevado. Tambin artculos asociados con la iluminacin y los perfumes
vinculados asimismo a rituales.
Otro de los materiales que fue objeto de trabajo por los talleres fenicios fue el marfil: un
claro elemento de lujo. Se constata la existencia de talleres fenicios occidentales
responsables de la elaboracin de esos marfiles, en buena parte para realizar objetos
utilitarios o rituales (por ejemplo peines). Dichos productos son realizados por artesanos
especializados fenicios que se han establecido en la Pennsula, desarrollando aqu su
actividad.
Otra actividad artesanal especializada es la elaboracin de la prpura. Extrada de
moluscos, proporcionaban un tinte de tonalidades variables del rojo al violeta con el que
se tean vestimentas que solan ser empleadas por la realiza, los sacerdotes y los altos
dignatarios de las ciudades fenicias.
La elaboracin de cermica ha sido fabricada en su mayor parte in situ en alfareras que
quiz produjesen para un mbito regional. La facilidad de transmisin de las tcnicas
alfareras y lo generalizado de la materia prima har que sea un producto pronto imitado
por las poblaciones indgenas.
3.5 La aparicin de la moneda
En la Pennsula Ibrica habr que esperar a inicios del siglo III a.C. par ver las primeras
acuaciones urbanas. Las monedas fenicias ms antiguas acuadas en la Pennsula
corresponden a Gadir. Se trata de bronces que seran seguidos por monedas de plata.
Los tipos ms frecuentes en las monedas ms antiguas son en el anverso la cabeza de
Melqart y, en reverso, atunes. Las monedas de plata suelen llevar el nombre de la ciudad
en caracteres fenicios.
A estas acuaciones habra que aadir las que emiten en la Pennsula los Brquidas
durante la Segunda Guerra Pnica, aunque su finalidad es ante todo militar, y tambin
otras monedas pnicas, acuadas fuera de la Pennsula, durante el periodo en el que los
cartagineses estn presentes en la Pennsula.
Es un hecho bien sabido que la existencia de moneda acuada no es un requisito
imprescindible para ejercer un comercio desarrollado. Requiere explicacin su aparicin
siglos despus de que en el Mediterrneo se hubiese introducido este medio de pago.
Puede haber sido este impulso monetal procedente de estos otros sitios, y quiz la
propia influencia (o presin de Cartago) lo que explique que los que para entonces eran
los grandes centros fenicios occidentales, Gadir y Ebuso, se incorporasen a este proceso
de monetizacin. Sera el hecho de acuar solo en bronce en un primer momento,
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cuando el patrn reconocido en el Mediterrneo era la plata, lo que mostrara esa cierta
reticencia a integrarse de golpe en esta tendencia aun cuando tambin puede pensarse
que el tipo de pagos para el que se pens la moneda de estas dos ciudades fenicias en un
primer momento seran pequeos.
Desde un punto de vista poltico, la moneda es un elemento muy claro de identidad y el
inicio de las acuaciones tambin nos habla de cmo las ciudades que emitan monedas
harn gala de su propia personalidad. Habra que resaltar que la moneda de Gadir parece
haber sido la inspiradora del resto de las monedas fenicias de la Pennsula.
4 La madurez de la presencia fenicia
4.1 La creacin de un espacio propio fenicio en Iberia
Las ciudades fenicias de Iberia, y quiz del noroeste de frica podran haber articulado
sus relaciones con vistas sobre todo al inters econmico y no es necesario pensar en
una Liga poltica, sino en acuerdos entre las lites dirigentes. S resulta interesante el
papel de Melqart y, en general, de los dioses. Melqart aparece en emisiones ajenas a la
propia Gadir, lo que sugiere la importancia que pudo alcanzar dicho santuario en todo el
entorno fenicio de occidente y los vnculos de dicho santuario con los aspectos
econmicos.
La relacin de Cartago con la ciudad debe de haber sido de alianza y amistad, ms all
del agrado o no con el que Gadir hubiese llevado a cabo dicha alianza.
4.2 Las relaciones con los indgenas
Uno de los objetivos de la expansin colonial fenicia fue la explotacin de los recursos
econmicos de los entornos en los que establecieron y esta explotacin no poda hacerse
sin contar con las gentes ya establecidas en los diferentes territorios. Se ha venido
pensando que los fenicios no plantearon una presin excesiva sobre esos entornos
indgenas y que su expansin haba sido pacfica.
Los indicios de conflictos no pueden perderse de vista y, por ende, habra que destacar
la temprana fortificacin del Castillo de Doa Blanca. Por otro lado, establecimiento
como Abul no pueden existir si no cuentan con la colaboracin y el acuerdo de los
indgenas. La presencia de cermicas indgenas es muy abundante lo que sugiere una
relacin de convivencia o, al menos de coexistencia. Para fomentar una relacin
comercial los fenicios no podan buscar una imposicin pero si sus intereses eran
diferentes, y requeran ms territorio o necesitaban de una fuerza de trabajo, acaso la
imposicin por la fuerza fuese necesaria. El uso que los fenicios harn del factor
religioso les servira como un mecanismo de integracin mediante el que limar
asperezas.
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TARTESO
1 El poblamiento del rea onubense y del Bajo Guadalquivir en
vsperas de la presencia fenicia
En los ltimos siglos del segundo milenio y en los iniciales del primero a.C. el sudoeste
peninsular parece haber experimentado importantes transformaciones debidas a la
mejora de las condiciones favorecidas por mejoras en las tcnicas de cultivo y en las
actividades ganaderas a las que se unen ventajas derivadas de la existencia de ricos
recursos mineros.
Las viviendas, se trata de cabaas realizadas en materiales perecederos que han dejado
pocos restos; eran de planta circular y se hallaban aisladas o en grupos por toda la
regin. La organizacin social o poltica de estas gentes se hallaba estructurada en
jefaturas de mbito regional que podan dar lugar a aristocracias guerreras que podan
competir por el control de territorios y recursos.
2 La presencia fenicia, desencadenante de los procesos de cambio
Con la llegada de los fenicios, se introdujeron nuevas actividades que requeran de una
mano de obra suficiente para poder llevarlas a cabo, muy numerosa en el caso de la
minera. Por otro lado, condicin necesaria para poder mantener una poblacin que no
generaba sus propios alimentos era disponer de suficientes excedentes agrcolas; ello
implica un desarrollo paralelo de una agricultura eficiente basada en el cultivo de
cereales. A ello se le podra aadir el vino y, cmo no, productos del mar tratados para
su conservacin. Pronto el mundo indgena se habra responsabilizado de la misma. La
mejora en las condiciones de vida que una dieta ms rica en aportes de protenas habra
favorecido, seran responsables de un incremento de poblacin y mayor especializacin
del trabajo. Solo la accin fenicia permite explicar los cambios, evidentes, que se han
producido entre los siglos IX y VIII a.C.
3 La geografa tartsica
3.1 Las reas nucleares: Valle del Guadalquivir y rea onubense
3.1.1 Los principales yacimientos
El rea en torno a Gadir: No es demasiado lo que conocemos del mundo indgena en el
entorno inmediato de Gadir. El asentamiento de Campillo, se ubica a unos doce
kilmetros al noroeste del Castillo de Doa Blanca. Se descubren cabaas de posible
planta rectangular y realizadas con barro trabado con materias vegetales y con una zona
de hogar. Los materiales mayoritarios son cermicas a mano o a torno lento pero junto a
ellos aparecen algunos productos de tipologa fenicia. Estos materiales remontan al
siglo IX a.C. e incluso al X. Campillo representara el inicio del impacto de Gadir sobre
el entorno inmediato.
La necrpolis de Las Cumbres, situada al norte del Castillo de Doa Blanca est
compuesta por varias decenas de tmulos. Estn dispuestos segn criterios de riqueza y
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parentesco, con los restos recogidos en urnas y cubiertos por un pequeo cmulo de
piedras. Las urnas van desde vasos de gran tamao hasta vasos de tipo fenicio en las
ms recientes, sobre todo las llamadas urnas tipo Cruz del Negro. Se trata de vasos
globulares con cuello cilndrico y dos asas geminadas, decorados con una ancha banda
de barniz rojo. Los ajuares incluyen las pertenencias de los individuos. Una vez que
finalizaron los enterramientos en el rea se procedi a construir un tmulo.
Un dato de gran inters es que a finales del siglo surge dentro del recinto funerario un
tmulo secundario. Se producen procesos de cambio dentro de las estructuras indgenas
con el surgimiento de nuevas relaciones sociales ya no basadas en el parentesco sino en
otros criterios, tal vez de tipo econmico. Son individuos que asumen por completo los
rituales fenicios. Existe la posibilidad de que en este tmulo puedan haberse enterrado
gentes fenicias junto a gentes indgenas, quiz unidas mediante matrimonios mixtos.
Mesas de Asta: En la orilla izquierda del antiguo Golfo Tartsico encontramos un rea
funeraria con tumbas anteriores a la presencia fenicia as como otras que ya muestran
objetos importados en especial a partir de la segunda mitad del siglo VIII. A lo largo del
siglo VII aumenta el nmero de reas pobladas y se observa el paso de la cabaa a las
viviendas realizadas con un zcalo de mampostera, acompaadas de un aumento de los
productos de tipo fenicio.
Onoba: Una antigua pennsula bordeada por las desembocaduras de los ros Tinto y
Odiel. La topografa onubense consista de una serie de elevaciones, conocidas en la
zona como cabezos que dominaban todo el entorno y en cuyas cimas y laderas se fue
agrupando la poblacin y se establecieron las necrpolis. En las reas funerarias se ha
encontrado un carro completo de dos ruedas. En otras tumbas tambin aparecieron
objetos de lujo, joyas en oro y plata. No cabe duda de que en esta necrpolis se
enterraron personajes importantes de la sociedad indgena de Onoba. Son los grandes
beneficiarios de las actividades comerciales promovidas desde Gadir.
Esta riqueza que se concentra en Onoba deriva sobre todo del papel que ejerci la
ciudad como puerto de embarque de buena parte de la plata producida en sus
inmediaciones y en la propia ciudad. Aparecieron tambin hornos metalrgicos,
posibles zonas de almacenamiento junto con edificios de una alta calidad constructiva.
Onoba se perfila como uno de los centro tartsicos ms importantes. Los crculos
dirigentes tartesios de Onoba controlan los intercambios y aceptan la presencia fenicia
que les reporta indudables beneficios econmicos y sociales. Los fenicios, establecidos
en la zona baja de la ciudad, sin duda bajo la proteccin de alguna divinidad, reciban
esos cargamentos. A cambio de ellos, toda un serie de productos de lujo pasaban a las
manos de las lites onubenses.
Niebla: Se sita sobre un recodo del curso del ro Tinto, que pone en comunicacin el
centro costero de Onoba con la zona minera. Se localizaron restos de una muralla del
Bronce Final y plata en relacin con el trabajo del mineral. Tambin se encuentran
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cermicas a mano de tradicin indgena con productos de tipo fenicio. En cuanto a las
tcnicas constructivas se ha sugerido tambin una importante impronta fenicia.
Tejada la Vieja y San Bartolom de Almonte: El recinto tartsico mejor conocido por el
momento se construy en torno al yacimiento de Tejada la Vieja a fines del siglo VIII.
No se han hallado demasiados restos constructivos de poca tartsica, sin duda porque
se trataba de cabaas. Se tratara de un establecimiento relacionado con las tareas
extractivas, ms que con las transformadoras, que tendran lugar en centros ms
prximos a la costa, aunque tambin puede haber desempeado funciones de control del
territorio.
San Bartolom de Almonte nos muestra lo que debi de ser durante bastante tiempo el
hbitat habitual de las poblaciones tartsicas. Se trata de un poblado de cabaas
redondas que estuvo entre fines del siglo IX e inicios del siglo VI. Sin ningn orden
aparente, se distribuan las cabaas, silos para conservar grano y hornos metalrgicos.
Spal y El Carambolo: En Sevilla, en una zona elevada junto a un brazo secundario del
Guadalquivir, el Carambolo podra haber funcionado como un santuario extraurbano,
consagrado a Astart y tal vez a Baal. Las cermicas de El Carambolo, adems de las de
tipo fenicio, que son muy numerosas, son las de tradicin indgena de cermicas a mano
o a torno lento pero con una elaboracin cuidada y con evidentes preocupaciones
estticas.
De cualquier modo, la presencia de estas cermicas indgenas pintadas en el rea sacra
del santuario de El Carambolo puede estarnos hablando no solo ya de la participacin de
gentes indgenas en los ritos que all desarrollaban sino, incluso, del nivel de esa
participacin.
Carmona y los Alcores: En Carmona encontramos una serie de mbitos rectangulares,
construidos con muros de mampostera. Tambin hallamos nforas fenicias y cermicas
de tipo fenicio, entre ellas, vasos Cruz de Negro. En una de las habitaciones, se localiz
en tres de sus esquinas que se haban realizado sendos huecos para depositar en ellos
tres pithoi con decoracin figurada. Los excavadores tienden a interpretar este lugar
como de culto de tipo oriental, quiz al servicio de poblaciones de origen fenicio
establecidas en Carmona.
Tal vez vinculada a Carmona, se encuentra la necrpolis de la Cruz del Negro, que
muestra como urna las del tipo Cruz del Negro por haberse identificado por vez primera
en este yacimiento. Aqu predominan los objetos de tipo fenicio. Como norma general,
son las tumbas con urnas tipo Cruz del Negro las que disponen de objetos de ajuar
importados de tipo fenicio.
Esta necrpolis ha sido interpretada como de tipo fenicio, aunque presente rasgos
diferentes de las necrpolis fenicias del rea costera; ello se ha relacionado con la
posible participacin de otros elementos de origen fenicio, en este caso agricultores, que
habran buscado en esta regin en torno a Carmona nuevas formas de vida y que habran
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atrado a sus propios artesanos para satisfacer sus necesidades locales de productos
fenicios.
Montemoln: Aqu se localizaron dos edificios contiguos rectangulares. Se realizaron
construyendo un cuidado zcalo de mampostera y alzados de adobe. Se localiz una
plataforma de piedra que se interpreta como altar o mesa de sacrificios. Entre las
cermicas figuradas aparecen representaciones de animales y se ha sugerido su funcin
como contenedores de lquidos y slidos a consumir en los banquetes sacrificiales.
Se hall gran nmero de material osteolgico correspondiente a bvidos o cpridos que
habran sido sacrificados en la zona. Se ha considerado este edificio singular como un
santuario, quiz ms fenicio que tartsico.
Setefilla: Necrpolis tumular y cabaas, aunque las primeras influencias orientales
vienen marcadas por la aparicin de estructuras arquitectnicas que corresponden a
edificios con zcalos de piedra. En otras reas de la excavacin se detect una poderosa
muralla. La economa de estas gentes debi de ser agropecuaria. Cada tmulo
contendra los enterramientos de grupos familiares extensos que articulan el espacio
funerario teniendo en cuenta las diferencias econmicas y de linaje. Se trata de una
consecuencia de la penetracin de influencias fenicias.
La necrpolis de Setefilla nos permite observar cmo dentro de una sociedad articulada
en grupos de parentesco, algunos de ellos inician un proceso de emergencia que, aunque
apenas puede observarse en las reas de habitacin, queda bien expuesto en el registro
funerario.
3.1.2 La aparicin de una sociedad compleja y jerarquizada
La accin fenicia supuso una transformacin abismal. Los fenicios demandaban metales
a los largo del siglo VIII, si no antes, todo el poblamiento de la serrana onubense
empieza a reorganizarse para hacer frente a esa demanda lo que quiz incluyese
procesos migratorios de territorios limtrofes.
El inters fenicio por las tierras que bordean el golfo Tartsico se basa en intereses
comerciales, pero tambin agropecuarios, que llevan a los fenicios al contacto intenso
con las poblaciones autctonas que participaron pronto en los cultos y rituales que los
fenicios introducan. Los fenicios favorecen el desarrollo de un poblamiento organizado
en el que la cabaa va siendo sustituida por la casa. Los contacto con las poblaciones
indgenas del entorno han sido intensos, y la accin fenicia no poda por menos que
favorecer el incremento de la desigualdad. Podemos observar cmo algunos puntos
empiezan a adquirir un aspecto ms desarrollado, como Niebla, Carmona o Setefilla que
parecen haber ejercido un cierto papel de control no solo de los recursos naturales sino
tambin de las rutas de comunicacin. Es un error considerar todo el mbito que
llamamos tartsico como una unidad.
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3.2 Las reas perifricas
Regiones ms surorientales de la Pennsula hasta el Sudeste, pasando por el sur de
Extremadura, el sur de la Meseta y la Alta Andaluca.
3.2.1 El Guadalquivir medio: Crdoba-Colina de los Quemados
El Guadalquivir va a ser uno de los grandes ejes econmicos y culturales de la
Pennsula. Son varios los sitios que muestran contactos y relaciones con el mundo del
Bajo Guadalquivir. De todos ellos el que ha aportado ms datos y sin duda uno de los
centros ms importantes de estos territorios es el que se conoce en la literatura cientfica
como Colina de los Quemados, situado en el casco urbano de la ciudad de Crdoba.
La Colina de los Quemados se halla ya ocupada, al menos, durante todo el segundo
milenio a.C. El poblamiento se articulara en este espacio en pequeos ncleos de
cabaas que disearan un hbitat semidisperso. Empiezan a llegar las primeras
importaciones a torno en parte de procedencia fenicia a partir de inicios del siglo VII.
Ya en esta fase, esta zona controlaba un importante territorio con vocacin
agropecuaria, al tiempo que centralizaba los recursos cuprferos y argentferos de Sierra
Morena.
En el siglo VII se producen importantes cambios: surgen edificios con zcalos rectos y
alzados de adobe. La llegada de estas influencias tiene que ver con gentes tartsicas del
Bajo Guadalquivir ms que con poblaciones de origen fenicio. De ser eso as, nos
estara hablando de la gran vitalidad que alcanza el rea nuclear tartsica que se
convierte en un autntico motor econmico y cultural que exporta elementos propios de
su cultura.
3.2.2 El rea de la Alta Andaluca. Cstulo
Aguas arribas del Guadalquivir el centro que destacar ser Cstulo, vinculado con las
riquezas argentferas de su riqusimo distrito minero. Se detect una primera fase, en la
que haba existido un poblado metalrgico en los ltimos decenios del siglo VIII. Le
sucede una serie de construcciones caracterizadas por zcalos de mampostera
rectilneos y alzados de adobe, cuyos paralelos se encuentran en edificios fenicios de la
costa. Entre principios del siglo VII y siglo VI adquiere un aspecto ms monumental.
Los excavadores sugirieron que todo el conjunto corresponda a un santuario dedicado a
Astart, vinculado a actividades comerciales internacionales de este ms que probable
lugar de culto. Cstulo fue uno de los centros ms importantes de las periferias
tartsicas.
3.2.3 Las serranas malagueas: Acinipo
A travs de los cursos fluviales Acinipo tena relacin tanto con la regin de Antequera
como con el valle del Guadalquivir y las costas gaditanas y malagueas. Era un poblado
de cabaas circulares que, a partir del siglo VIII convive con otras de planta rectangular.
Es bastante probable que el modelo de vivienda rectangular proceda del mundo fenicio.
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3.2.4 Entre el Guadalquivir y el Guadiana
La expansin fenicia, que sigue sobre todo una direccin costera, debi de provocar en
estas regiones unos procesos de movilizacin econmica y social semejantes a los
observados en la regin onubense y en el Bajo Guadalquivir. La expansin econmica
fenicia por vas martimas hacia las costas atlnticas de la Pennsula, proceso en el que
quiz intervengan gente tartsicas de la regin.
Las llamadas estelas de guerrero, forman un conjunto de monumentos que suelen ser
lajas de piedra, ms o menos alargadas, procedentes del entorno en el que aparecen.
Tienen realizadas mediante escoplo de cantera dibujos por lo general bastante
esquemticos. En estos dibujos suelen representarse: figuras humanas que portan o se
rodean de armas (cascos, lanzas, etc); elementos de adorno o cosmticos; carros; figuras
humanas o animales de carcter secundario. En su distribucin, son ms abundantes en
el rea entre los cursos medios de los ros Guadalquivir y Guadiana prolongndose
hacia el Norte hasta el curso medio del Tajo.
El nfasis en elementos de armamento y su ms que probable relacin con rutas de
comunicacin, sugiere que hemos de considerarlas como un tipo de monumento que nos
est hablando de procesos de jerarquizacin.
Aunque las cermicas y los objetos del comercio colonial tarden en llegar hasta
determinados territorios, los movimientos de personas que estn viendo nuevas
realidades pueden introducir cambios. La demanda fenicia de mineral provoc grandes
cambio en el rea de las serranas onubenses, y que debi de aumentar el nmero de
individuos implicando procesos migratorios. Eso requerira activas viejas rutas de
comunicacin. Son los propios indgenas los que, ante las nuevas demandas, van
organizando sus territorios y uno de los medios puede ser la ereccin de estas estelas
como smbolo de la aparicin de lites guerreras. Segn avanzamos en el tiempo, y
segn el fenmeno se va aproximando al rea del Guadalquivir, aumenta la complejidad
de las estelas, y el nfasis se va centrando en los objetos de prestigio como los carros.
El segundo fenmeno es el de las estelas con escritura del sudoeste. El fenmeno se
sita entre los siglos VII y V a.C., situndose sobre todo en el sur de Portugal. Suelen
presentar solo el texto, con frecuencia en espiral adaptndose al contorno de la piedra.
La propia escritura juega un papel importante como tal elemento de prestigio; el
individualizar al difunto por su nombre, no poda dejar de tener valor dentro de una
sociedad jerarquizada.
Medelln debi de ser un nudo de comunicaciones y pona en contacto al mundo
meridional tartsico con las reas de la meseta occidental. Las potencialidades agrcolas
de la regin a la que pertenece Medelln, pudo hacer factible un proceso ms slido de
control y de gestin del territorio.
Por lo que respecta a Cancho Roano se encuentra arquitectura de prestigio vinculada a
aristocracias rurales y que habra surgido ya en las ltimas etapas del periodo
orientalizante. Se hall un magnfico edificio de finales del siglo V (un santuario). Es el
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surgimiento de estructuras multifuncionales, con marcado carcter religioso pero no
exclusivo. La aparicin de estos edificios en el rea extremea significara el trnsito en
estas regiones de un modelo econmico centrado en el abastecimiento de materias
primas y otros recursos a los centros fenicios del Bajo Guadalquivir a otro en el que
surgirn nuevas formas de contacto con el mundo turdetano en formacin. Esto
facilitara la emergencia de nuevos grupos sociales que manifiestan su nueva
personalidad mediante la construccin de estos centros culturales. Este poder
econmico se ejemplifica en la capacidad de almacenamiento de recursos agrcolas que
estos edificios muestran.
3.2.5 La Meseta
La fase orientalizante se desarrollara desde mediados del siglo VII hasta mediados del
siglo VI a.C. A partir de mediados del siglo VI se observa un debilitamiento en esta
relacin con el sudoeste y, por el contrario, Sisapo se vincula de forma decidida al
mundo de la Alta Andaluca.
En el momento actual es ms razonable pensar que el Sudeste de la Pennsula ha
seguido su propio desarrollo histrico como consecuencia de los fortsimos contactos
con los fenicios, que han propiciado avances distintos a los que tuvieron lugar en el
Sudoeste; a ellos habra que aadir las relaciones, eso s, con las periferias tartsicas de
la Alta Andaluca. El Sudeste de la Pennsula se benefici, sin duda, de esta doble
llegada de influjos.
4 Los cambios sociales y polticos
4.1 Desarrollo de las tcnicas productivas: minera y agricultura
Ya desde las etapas ms antiguas de la Edad del Bronce las gentes que vivan en el rea
del cinturn ibrico de piritas haban iniciado las prcticas extractivas as como una
metalurgia centrada en buena medida en el cobre. A partir del Bronce Pleno parece
haberse iniciado una primera produccin argentfera, pero no ser hasta la llegada de los
fenicios cuando se dara un auge en la produccin. La actividad metalrgica tiene lugar
a pie de mina. Acontece un proceso de concentracin de poblaciones que se hizo
necesario para hacer frente a las cada vez mayores demandas fenicias.
El tipo de minera practicado por los tartesios parece haber consistido en la apertura de
trincheras en las monteras oxidadas, sin llegar en ningn caso a las zonas de
enriquecimiento secundario. Pero, no obstante, para conseguir unos niveles de
extraccin de mineral como los que se suponen para la poca protohistrica, era
necesaria una organizacin bastante compleja que se encargara de aportar la mano de
obra necesaria. Esta creciente organizacin podemos observarla tambin en la
realizacin de obras que presupone tambin la acumulacin de recursos y de personas
durante periodos de tiempo ms o menos elevados para poder ejecutarla. Ingentes
riquezas acumuladas en las tumbas de la necrpolis muestran cmo los grupos
indgenas que gestionaban la explotacin de la plata, hacan acopio de beneficios.
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Las tcnicas de transformacin, en especial la copelacin, hayan sido introducidas o no
por los fenicios, dan fe de la prctica de tales actividades. Parece que todo este sistema
declin a lo largo de la segunda mitad del siglo VI cuando se sugiri una disminucin
en la rentabilidad de las reas extractivas existentes. Este motivo se ha relacionado con
el proceso que condujo al fin del mundo tartsico.
En toda el rea tartsica se va pasando de una agricultura de subsistencia a otra de
acumulacin. Los fenicios traen a la Pennsula los resultados de varios milenios de
desarrollo agrcola. Los agricultores indgenas, que ya cultivaban los campos antes de la
llegada de los fenicios, van a acabar aceptando las innovaciones que stos aportan.
Son de nuevo las demandas de los centros fenicios no solo de metales, sino de
productos comercializables, ya sean cereales ya vino o aceite, lo que va a determinar
que las lites tartsicas modifiquen las estructuras productivas para generar excedentes.
Por una parte, la aparicin de importantes aglomeraciones; por otro lado, la aparicin y
desarrollo de artesanos especializados, lo que implica que ya hay una serie de personas
que no se dedican a la produccin por lo que deben adquirir su sustento a cambio de lo
que producen.
En cuanto a la ganadera, se detecta un peso importante del bovino y del ovicaprino y,
en menor medida, del porcino; en algunos casos, parece que la edad del sacrificio de los
animales all representados se sita en torno a los dos aos o, incluso, edades menores
lo que se ha considerado antieconmico desde la perspectiva de sociedades con
economa de subsistencia. Sugiere una disponibilidad alta de animales cuyo
aprovechamiento va a ser solo crnico y antes de que hayan podido servir como
animales de tiro o carga en las labores del campo o se haya podido aprovechar su leche
o su lana. No hay duda, de que la economa ganadera debe de estar bien gestionada.
4.2 La aparicin de estructuras sociales complejas y su reflejo en el registro
material
4.2.1 El registro funerario
Da la impresin de que no todos los componentes de la sociedad pueden acceder a
enterramientos formales y esto es una interpretacin de la escasez de necrpolis. El
ritual funerario tartsico es que antes de la llegada de los fenicios las poblaciones del
sudoeste de la Pennsula practicaban rituales que no han dejado huella arqueolgica, por
lo que, no conoceramos ninguna tumba de los momentos previos a la llegada fenicia a
Iberia y que, al mismo tiempo, esa misma poblacin autctona habra permanecido, en
gran medida, refractaria a esos nuevos rituales y seguira usando sus ritos ancestrales,
invisibles para el registro arqueolgico.
Adaptacin de ciertos procedimientos rituales, quiz de origen fenicio, pero
reinterpretados para satisfacer unas nuevas necesidades. Ser la ostentacin o la
acumulacin de objetos. Ser aqu donde radique la diferencia principal entre las
necrpolis ms antiguas, y las necrpolis correspondientes ya a un periodo en el que se
estn produciendo cambios sociales. Las tumbas estn presentando una imagen
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determinada del difunto, de sus descendientes y herederos, como titulares de un
determinado tipo de poder. Ese poder se dota de connotaciones sagradas. Innovaciones
tcnicas en la artesana destinada a la elaboracin de bienes de prestigio que acabarn,
en buena medida, enterrados en las tumbas de estas lites.
Y entre las novedades introducidas una pudo haber sido la cremacin de los cadveres
y, sobre todo, su deposicin en una tumba. Pero el aspecto en ocasiones
abrumadoramente fenicio que percibimos en algunas tumbas, no debe engaarnos: los
fenicios no se entierran de ese modo. Pueden incluir algn objeto de joyera o estar
amortajados en ricas telas pero lo que no es habitual es abarrotar la tumba con objetos
de lujo. Lo que las tumbas ricas del rea tartsica muestran es una ostentacin de
riqueza que tiene sentido dentro de las propias estructuras ideolgicas de un mundo que
est en contacto con el fenicio, pero que tiene unos esquemas de valores muy distintos
de los suyos.
4.2.2 El desarrollo de los asentamientos y el inicio de un incipiente urbanismo
A partir sobre todo del siglo VIII las comunidades indgenas del sudoeste van creando
espacios residenciales ms estructurados. Un elemento importante en este sentido lo
muestra la aparicin de murallas. Se trata de trabajos comunales que requieren ya una
organizacin del trabajo evidente y que implica adems a gentes diversas.
El amurallamiento de los poblados es uno de los primeros indicios de la aparicin de
estructuras de poder slidas. Los ejemplos conocidos de murallas tartsicas no podemos
considerarlos como copias de murallas de tipo fenicio, pero s pueden detectarse
algunos rasgos que parecen haberse inspirado en murallas fenicias. Junto a la
pervivencia de la forma de la cabaa circular, se introducen nuevas tcnicas de
construccin que las hacen ms resistentes y ms habitables. Tambin empiezas a
aparecer las que tenan planta rectangular. Van apareciendo edificios que muestran
conocimiento que solo encontramos en los centros fenicios, lo que sugiere bien una
intervencin de constructores fenicios bien el aprendizaje de esas tcnicas constructivas.
4.3 La escritura, instrumento al servicio de la transmisin de nuevos contenidos
ideolgicos
El sistema de escritura al que se ha llamado como escritura del Sudoeste. Apareca en
un conjunto de estelas en piedra, de claro sentido funerario, frecuentes en el sur de
Portugal. En cuanto a la cronologa, se sugiere un periodo de tiempo entre los siglos VII
y V a.C. El sistema muestra claras influencias fenicias en la forma de los signos pero, al
parecer, tendra tambin influencias griegas puesto que las vocales aparecen notadas
mientras que es sabido que el sistema grfico fenicio no tena signos para dichos
sonidos. No obstante, algunos autores rechazan esta posibilidad e interpretan el
desarrollo de signos para vocales en el sistema del Sudoeste como una innovacin que
no habra tenido nada que ver con los griegos.
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4.3.1 El desarrollo de una visin cosmognica propia
Estescoro, contemporneo de los primeros viajes continuados de los griegos hasta
Tarteso, introduce la figura de Gerin, el rival de Heracles, en el ambiente tartsico que
por aquel entonces era el ms alejado y occidental del que un griego pudiera tener
noticia. Pero Gerion es un personaje que forma parte del mito griego y lo nico que
hacen los poetas es buscarse un acomodo en lo que para ellos no era otra cosa que el fin
del mundo. Es un relato en el que se cree que s puede haber trazas de un relato
originado en Tarteso: historia de Grgoris y Habis. El autor presta una gran atencin a
lo que nosotros llamaramos culturas perifricas. No sera improbable que, llevado de
esta idea, hubiese encontrado este interesante relato en algn autor cuya obra no hemos
conservado y lo hubiese incluido en la suya. Nos encontramos ante una genuina leyenda
turdetana y, por ello mismo, tartsica.
4.4 Para una caracterizacin histrica de Tarteso
Tarteso sera el nombre convencional que damos a la cultura que se desarrolla entre el
rea onubense y el Bajo Guadalquivir entre los siglos IX y VI a.C. Este mbito ve el
impacto de la colonizacin y las actividades comerciales fenicias en l y nuestro Tarteso
es la recepcin de ese impacto por parte de las gentes que residan en la zona. Hablar de
recepcin no implica pensar ni sugerir un papel pasivo por parte de las poblaciones
residentes. Una vez establecidos los fenicios, las sociedades autctonas o, por mejor
decir, sus lites, van a ser responsables de organizar sus territorios, sus poblaciones, sus
recursos para satisfacer esas demandas de los colonizadores. Eso sera Tarteso.
No parece que en el siglo VII los centros tartsicos sean aldeas, aunque pueda haber
aldeas tambin. Onoba, Niebla, Carmona, Setefilla, no parecen aldeas; tienen murallas y
empieza a aparecer un urbanismo organizado. Ahora bien, esos centros del siglo VII,
son Estados? En Tarteso hay individuos o grupos que controlan la distribucin de la
riqueza y son tambin los responsables de la ordenacin del espacio interno. Sin
embargo, estos centros no parecen haberse constituido como los ncleos en torno a los
cules se organiza el poblamiento de extensos territorios, sino que parecen haber
coexistido con establecimientos de carcter mucho menos organizado. El poblamiento
tartsico en esta zona no se articula en torno a los grandes centros sino que cada uno de
ellos, grandes y pequeos, son independientes y autosuficientes.
En este sistema, los distintos centros interactuaran entre s. Estas relaciones seran las
responsables del desarrollo de unos rasgos ms o menos comunes dentro del mundo
tartsico. El mundo tartsico que la cultura material nos permite observar, es el mundo
de las lites, que son las beneficiarias principales de las transacciones entre ellos y los
fenicios. No creo, sin embargo, que podamos hablar de realezas sacras. Esas realezas
por ms que recurriesen al universo mtico y religioso no parece que hayan suplantado a
esas lites de las que formaban parte. Los testimonios a nuestra disposicin no permiten
que hablemos de estados territoriales gobernados por unas monarquas poderosas y
autosuficientes.
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5 El final de Tarteso
5.1 La llamada crisis de Tarteso o la transformacin de las estructuras
econmicas
Hay muchos elementos oscuros en todo el proceso histrico que tiene lugar en el
Sudoeste peninsular a lo largo del siglo VI. A ttulo de hiptesis, podramos pensar que,
por primera vez, los tartesios tuvieron capacidad para marcar sus intereses de cara a las
demandas que los pueblos colonizadores hacan. Como a partir del segundo tercio del
siglo VI los griegos habrn abandonado el mercado tartsico y habrn concentrado sus
intereses en otras regiones de la Pennsula y la economa fenicia de los centros fenicios
de Iberia se habr transformado, todo ello ha llevado a sugerir que el mundo tartsico
habra conocido una recesin econmica, cifrada en algunos de los recursos que haban
sido de inters para los colonizadores, en especial la minera de la plata y la agricultura.
Entre los siglos VIII y VI debi de haber una explotacin a grandsima escala en los
distritos mineros onubenses que debi de esquilmar las monteras superficiales que
seran a las que se poda acceder con la tecnologa existente en la poca.
Los procesos de deforestacin se atestiguan tambin, siquiera porque se constata el
inicio de un proceso de colmatacin en las desembocaduras de buena parte de los ros.
El antiguo golfo Tartsico haba dado paso a un paisaje de esteros. Estos procesos
pudieron provocar un colapso del sistema de generacin de alimentos que, quiz
acompaados de hambrunas y de conflictos violentos, parece haber sido responsable de
un proceso de despoblamiento en la segunda mitad del siglo VI.
5.2 El trnsito al mundo turdetano
As pues, ms que de final del mundo tartsico deberamos hablar de trnsito hacia el
mundo turdetano. Parece haber existido una continuidad en la ocupacin de los grandes
centros que haban configurado el poblamiento tartsico y que seguiran articulando el
territorio en poca turdetana. El proceso de nucleacin del hbitat, ira consolidndose
surgiendo un proceso de jerarquizacin del territorio, acompaada acaso de un proceso
de consolidacin de las estructuras polticas. Con la llegada de los cartagineses y, luego,
de los romanos, se nos informa de la existencia de reyes, caudillos, prncipes o
dinastas.
Un problema diferente plantean las necrpolis, que son muy escasas en la Andaluca
occidental desde el final del periodo orientalizante o tartsico hasta los albores de la
presencia romana. Algn autor ha hablado, para explicar el fenmeno, de la
recuperacin de una identidad, que no implicaba formas de enterramiento formal. En
este contexto, no sera extrao que, cuando la sociedad turdetana se estructura sobre
otras bases, una vez que la supremaca econmica colonial decrece, se abandonen esas
manifestaciones, acaso sentidas como ajenas por los crculos dirigentes y se vuelva a
otros rituales que no han dejado huellas arqueolgicas.
GRIEGOS
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1 Los inicios de la presencia griega en Iberia
1.1 La Grecia del Este en la segunda mitad del siglo VII a.C.
Los griegos, establecidos en las costas de Anatolia, se haban convertido en un factor de
relacin e interaccin entre mbitos culturales diversos. Las ciudades de la Grecia del
Este haban conocido un primer periodo de florecimiento ya durante el siglo VIII,
gracias a su control de territorios, por lo general, amplios, frtiles y bien irrigados por
los numerosos ros que desde el altiplano Anatolio desembocan en el Egeo.
El interior de Anatolia se hallaba ocupado por diferentes pueblos, de entre los que, por
lo que se refiere a la relacin con los griegos, destacara el reino de los frigios. Estas
relaciones fueron interrumpidas por un periodo de disturbios propiciados por las
invasiones y ataques de los cimerios. Atrados por la riqueza de los frigios y de las
ciudades griegas de la costa, provocaron la muerte del ltimo rey frigio. La cada del
reino frigio provoc que los lidios, que ocupaban los territorios ms occidentales de la
altiplanicie anatolia fueran poco a poco consolidando su reino. El peligro cimerio
acabar siendo conjurado. Los diferentes reyes lidios mantuvieron una poltica bastante
constante con respecto a las ciudades griegas, que implic en muchos casos la sumisin
tributaria de las mismas e, incluso, en ocasiones, su destruccin. Mientras inici una
poltica de contencin de cara a los griegos de Grecia, materializada en ricos dones.
La presin de los lidios determin que los habitantes de la Grecia del Este buscasen
nuevos medios de vida fuera de sus lugares de origen. La dedicacin comercial de
muchos jonios ser fundamental para explicar su presencia en la Pennsula Ibrica.
1.1.1 Los contactos con Oriente Prximo y Egipto
La constante presin debi de provocar el desarraigo de los modos de vida tradicionales
de los jonios. Dos fueron las actividades principales que desarrollaron estas gentes: la
guerra, enrolndose como mercenarios al mejor postor y la dedicacin al comercio. Los
egipcios se convertirn en los principales empleadores de tropas griegas durante los
siglos VII y VI a.C.
Los mercenarios, sin embargo, costaban dinero. Egipto era un pas rico, pero tuvo que
adaptarse a las demandas de los mercenarios, que reclamaban sus pagos en metlico, en
plata, metal del que Egipto no dispona. Eso determin que Egipto se convirtiera ahora
en un gran demandador de este metal. No cabe duda de que esto anim a muchos
griegos a convertirse tambin en suministradores de plata a Egipto, rompiendo as el
monopolio de facto que los fenicios haban mantenido con el pas del Nilo.
El emporion es el lugar en el que se producen los intercambios comerciales. Sern los
griegos del Este los que difundan el modelo del emporion hasta los ltimos confines del
mundo conocido. Un aspecto fundamental del emporion es la existencia de lugares
sagrados. A la sombra del espacio sagrado, las transacciones pueden realizarse en un
clima de mutua confianza. Por consiguiente, el emporion sirve de mediador entre los
intereses griegos, deseosos de acceder a los recursos producidos en el territorio
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controlado por los indgenas, y estos ltimos, que estn interesados en algunos de los
productos con los que los griegos comercian. Tambin es el lugar en el que los
gravmenes impositivos son objeto de recaudacin, por lo general bajo la forma de
ofrendas a las divinidades.
El emporion no implicaba grandes inversiones para la comunidad receptora, puesto que
la estructura administrativa del emporion, en manos de los comerciantes griegos,
proveera las necesidades de los mismos. Las autoridades indgenas no tenan que hacer
frente a demandas territoriales desorbitadas, al menos mientras que el emporion siguiera
siendo tal y podan controlar con facilidad las actividades del mismo.
1.2 Los jonios en la