Hardoy - Las Ciudades en America Latina

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    L S C IU D D ES

    EN M ER IC L T IN

    eis ens yos sobre

    la

    urb niz ción contemporáne

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     UENOS IRES

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    IMPRESO EN L REPUBLlC RGENTIN

    Queda hecho el depósito que previene la'Ley 11.723

    © Copyright de todas las ediciones en castellano by

    EDITORI L P IDOS S I C F

    Defensa 599

    Buenos Aires

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    128

    JORGE E. HARDOY

    reacción

    en los Estados

    .Unídos

    ante el

    decaimiento

    generaLde la

    ciudad y los

    conflíetos

    raciales y tensio es

    socíalee

    que periódica-

    mente se reproducen; Existe ahora e ' los Estados Un'flos un

    interés mayor por la vida urbana y por comprender s pro-

    blemas que hace una generación o do . 8 Está reflejado la for-

    mación de grupos cívicos que busca la revitalizaci6n

    dades centrales de las áreas metrop itanas, la conserv i6n de los

    espacios urbanos y los conjuntos quitectónicos m' significati-

    vos y que extienden su interés al aisaje suburbano y al rural.

     

    Es sintomático que el gobierno d los Estados Uni4ls haya orga-

    nizado un Ministerio de Vivien a y DesarrOll~U IIbanoy que el

    Senado haya votado partidas gnificativas, aun ue aún insufi-

    cientes, para modernizar las ei dades,15 Sin em rgo, no parecen

    baber sido desarraigadas las ejas prácticas y tuaciones que lle-

    varon la sociedad urbana de s Estados Unid s a un estado casi

    revolucionario y dudo de qu ciertos interese: privados permitan

    encarar soluciones radicale pero necesarias

     

    los problemas ya

    explicados, .

    Ante el creciente dé

    í

    de vivienda~ de equipamiento co-

    munitario en las ciudad de las

    econemí

    s en desarrollo las so-

    . luciones.tienen que ser ferentes de las doptadas por las econo-

    mías desarrolladas. Y, in embargo, sejinsiste .en esos países en '

    repetir la monótona fe ldad de los masj4rossuburbios de Los An-

    geles, en embotellar el ránsito en una ~úperficie reducida, comoen

    Nueva York o París, en permitir a l,7.sloteadores la venta de un

    producto innecesari , en financiar p'viendas de alto costo y en

    mantener un siste político-admil}ilstrativo anticuado y una bu-

    rocracia

    descoordí

    ada, mal pagad::ly sin ideas, Prever con anti-

    cipación el futuro de las ciudadel'llde' las economías en desarrollo

    es aun más nece ario que en la;¡ ciudades de las economías des-

    arrolladas, en p e porque en la/mayoría de las primeras la urba-

    .~~No siem re ha existido e a actitu'd positiva y es extensa en los

    Estados Unidos a tradición y la literatura antiurbana. Véase de Morton y

    Lucía Whíte:' E intelectual contrá la ciudad Ediciones Infinito, Buenos Ai-

    res,. 1967. 1

    14 Uno Ios análisis más brillantes del cambiante paisajé urbano de

    los Estados TI idos es el de Christopher Tunnard y Boris Pushkarev: Man s

    made Ameri a Yale University Press, New Haven, 1962.

    15 El epartamen,to (~inisteriO) d,e Vivienda y Desarrollo Urbano

    (mm) fue reado por ley fP:mada por el presidente Johnson el 9 de sep-

    tiembre d 1965. caneen. tri todas las activida.des de la antigua Agencia de

    Financi 'ento de Vivienáas (HHFA) y controla con una dirección única

    todos los rogramas federales relaaionados con la' vivienda y lOsproblemas

    de las áreas urbanas ..

     

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    1:

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    LAS CIUOADES EN AMÉRICA LATINA

      9

    nizacíón

    está en sus etapas iniciales, consi erando

    el

    pot cial urba-

    nístico de muchos de esos países, y ta bién porque ebido a los

    escasos recursos que por lo menos   r un tiempo . rgo podrán

    ponerse a disposición' de la soluci6n e los princip s problemas

    urbanos, cada decisión e inversión dquíere una i portancia re-

    lativa mayó'r, Prever los efectos '}

     

    producirá e ellas cualquier

    nueva tecnología, por ejemplo, a~quiere una urg cía mayor por-.

    que su reemplazo o SUStituci67';0nstituyen un asto difícilmente

    fínaneíable.

    Por eso, en los.pa.íes con un alto otencial urbanísti-

    co, o sea, con una urbanizació aún muy  ínee ble, puede ser sig-

    nificativo considerar que

    el

    seño de una neva ciudad o la am-

    pliación de una vieja ciudad

    S

    más simple ]ip lo general menos

    costoso que el remodelamie to de las   ntíg as, . .

    Pocos dudan de que s ciudades de 1 s economías desarrolla-

    das están en crisis y q n la satisfacción de las

    necesidades humanas',

    construcción y operaej n. Pero, en 1 .economías en desarrollo,

    anticipo una ciudad ue por su ese 'la y pobreza constituye el

    mayor desafío del omento, .Los d

    scíentos

    setenta millones de

    nuevos habitantes banos que se i corporarán a las ciudades de

    América latina en a próxima gen' ación no vivirán en las ciuda-

    des'del pasado y el presente sin9' 'en su inmensa mayoría, en un

    tipo de ciudad e se está gest.tdo actualmente pero que tendrá

    una estructúr , una forma y paisaje urbanos diferentes del

    que hasta ah a hemos conocid .16 .

    n

    Evolución de la forma de las ciudades en Sudamérica. El mo-

    delo colonial clásico, el modelo republicano, el modlelo de la

    primera fase industrial

     

    el modelo industrial

    Durante las'últimas décadas han sido enunciadas

     

    publicadas

    muchas teorías sobre la ciudad del futuro y varias de ellas han

    recibido señalada atención, Por lo general, casi ningun de ellas

    parte del examen de una situación real. En cambio, un problema

    inmediato, como'es el proceso acelerado de urbanización que viven

    Jos países con economías en desarrollo, no ha recibido igual inte-

    rés y publicidad en.cuanto a su influencia sobre la sociedad y las

    formas urbanas

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    r

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    JORGE E·. HARDOY

    rías sobre las ciudades del futuro es que están desprovistas de un

    cálculo de inversión y financiación y que, en principio, por no

    ocuparse del tema, pueden dar lugar a creencias de que la socie-

    dad urbana del futuro no será muy diferente de la.sociedad urbana

    actual. Si bien eso es posible, aunque improbable, en las ciudades

    delos paises con economías desarrolladas, pueden esperarse radica-

    les transformaciones en la estructura de la futura sociedad urba-

    na .de los países en desarrollo. De subsistir los cinco supuestos

    enunciados en el punto 1 de este trabajo nos eneontraríamos ante

    una situación sin salida, ya que significaría e~mantenimiento de

    estructuras de poder que no han demostrado un interés real por

    él cambio. Entonces cabe preguntarse:

    ¿

    Qué sociedad urbana pro-

    ducirá una urbanización sin reCUl SOSécnicos y de inversión?

    ¿Qué formas y estructuras urbanas producirá esa urbanización?

    En la segunda parte de este trabajo sintetizaré cuatro mode-

    los que sucesivamente muestran la evolución del paisaje urbano

    de Sudamérica en relación con los procesos sociales y económicos

    más significativos. Se trata, sin duda, de generalizaciones, ya que

    con el tiempo se produjeron en cada país variantes cada vez ma-

    vores derivadas del ritmo y orientación del crecimiento urbano y

    en parte motivadas por las

    caracterítícas

    del sitio.

    .La típica ciudad sudamericana tiene un origen colonial. El

    origen colonial evoca la exístencia de una cuadrícula rígidamente

    dispuesta sobre el terreno, independientemente de la amplitud y

    de las característícas del sitio. Esta imagen de la ciudad colonial

    es correcta en la mayoría de las fundaciones debidas a la con-

    quista y colonización española, con la excepción, por razones de

    topografía y emplazamiento y con frecuencia por su origen espon-

    táneo, de algunos puertos marítimos, centros mineros y, ocasio-

    nalmente, algún centro regional. En el Brasil, Conquistadoy colo-

    nizado por los portugueses, fue utilizad o un modelo enteramente

    distinto. Holanda, Gran Bretaña y Francia trasladaron a América

    sus propias ideas urbanísticas, y a veces arquitectónicas, que no

    siempre pudieron adaptarse a las características ambientales en

    donde fueron utilizadas. De modo que estaríamos ante un intere-

    sante ejemplo de traslado de tecnologías en las etapas iniciales

    del proceso de urbanización en varias regiones de América. En

    el Brasil, en las Antillas, los Estados Unidos y otras áreas este

    traslado de tecnologías fue imprescíndible por la inexistencia de

    experiencias urbanas previas entre

    l s

    culturas precolombinas.

    LAS CIUDADES EN AMÉRICA LATINA

    Modelo 1:

     

    modelo clásfeo

    de l éiudad

    colonial hispanoamericana  

    Sector El centro estaba organizado alrededor de la Plaza

    de Armas, La plaza tenía, por lo general.. la forma de una man-

    zana cuadrada o r~ctangUlar

     

    era idéntica en sus proporciones a

    las de las manzanas construidas. Los principales edificios estaban

     

    a su alrededor: la catedral o Iglesia Mayor, la alcaldía y, según

    la importancia de la ciudad, el palacio virreínal o la residencia

    del gobernador. Los mejores comercios

    y

    las viviendas de los prin-

    cipales vecinos -los comerciantes, mineros

    y .Iatifundistas

    más

    fuertes y los miembros principales de la administración colonial-

    rodeaban los otros lados de la plaza, frecuentemente bajo arcadas, o

    se alineaban a lo largo de las calles vecinas. En este sector fueron

    construidos los conventos de las principales órdenes religiosas,

    cuyos claustros, huertos y dependencias ocupaban superficies con-

    siderables, los hospitales, los colegios y los edífícíos de las univer-

    sidades, en las ciudades que las tuvieron. Las viviendas de las

    clases adineradas eran, por lo general, de una única planta orga- .

    nizada alrededor de uno, dos y a veces hasta de tres patios de

    forma regular. Gradualmente fueron apareciendo en .el centro vi-

    viendas de dos plantas

    y

    con un plano casi idéntico al anterior

    que en su tamaño, trabajo artesanal.

    y

    portadas demostraban la

    posición de sus dueños. La oficinas públicas fueron ubicadas en

    la

    misma casa delgobernador, en el ayuntamiento o en edificios

    propios. Algunas calles del sector 1 fueron empedradas y tuvieron

    cierta iluminación. La mayor concentración de fuentes de agua

    públicas y privadas se produjo en este sector.

    Sector II Zona de transición. Fue una verdadera zona inter-

    media don-devivían los empleados menores de la administración,

    los pequeños comerciantes, los artesanos libres

    y,

    en conjunto, las

    familias ·blancas y mestizas de ingresos medios y bajos. Las vi-

    viendas eran .de menor tamaño

    y

    sus portales eran simples y casi

    desprovistos de adornos. El número de iglesias y comercios dis-

    minuía. En el fondo de algunas casas persistían los huertos. Las

    calles estaban enmarcadas por los simples muros blanqueados y

    raza vez estaban empedradas. La iluminación era prácticamente

    inexistente. La cuadrícula estaba parcialmente construida.

     

    Jorge E.

    Hardoy:

     Aspectos de la urbanízacíén en América latina ,

    Cu adern08 del CEUR, n· 6, Buenos Aires, 1966j El modelo clásico de la ciu-

    dad colonial hispanoamericana trabajo presentedo al XXXVIII Congl eHo

    Internacional de Arner icarristaa; Stuttgart, agoste de

    J9 8

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    32

    JORGE E. HARDOY

     

    Sector l Los suburbios. Eran de edificación dispersa, ubi-

    cada en función de un trazado que extendía el damero central.

    La expansión de las ciudades coloniales, aun de las sedes virreina-

    les y de las audiencias y de los principales puertos, fue lenta: En

    1755un tercio de la superficie intramuros de Lima estaba aún sin

    edificar y sóloa fines del período colonial las construcciones extra-

    muros deLa Habana alcanzaron cierta densificación. Las quintas

    de los suburbios se sucedían por vatios kilómetros y servían como

    lugares de veraneo de la clase adinerada o producían frutas, ver-

    dura y leña para el abastecimiento de las ciudades. No existían en

    este sector servicios urbanos. Ocasionalmente había un convento,

    capilla o ermita y algún almacén en el cruce de dos caminos.

    Sector V Más allá de los suburbios se extendía una zona de

    granjas con características muy diferentes y con explotaciones

    propias de la región: viñedos y frutales en los alrededores de

    Santiago de Chile, Mendoza o San Juan; tambos, olivares y explo-

    taciones agrícolas intensivas en la vecindad de Lima; frutales, es-

    pecialmente durazneros, cultivos de trigo y maíz y campos de pas-

    toreo en los alrededores de Buenos Aires. Sólo residían en este

    sector capataces, peones asalariados y esclavos. Los propietarios

    lo hacían en la ciudad.

    Rara vez una ciudad superó los 100.000 habitantes durante

    el período colonial y fueron muy pocas las que tuvieron más de

    20.000. El sitio original pudo entonces absorber

     

    crecimiento po-

    blacional sin que el entorno físico sufriera transformaciones ma-

    yores y sin que la ciudad perdiera su unidad urbanística y arqui-

    tectónica. Los usos residenciales, comerciales y artesanales se

    mezclaban en todas las calles.

    La base económica de la ciudad colonial era el comercio. Todas

    las que alcanzaron cierta preeminencia, comoLima, Bogotá, Quito,

    Cartagena, Guayaquil, Santiago de Chile, Buenos Aires, Bahía,

    Pernambuco, Río de Janeíro y algunas más, eran puntos de in-

    tercambio y de servicios de una zona rural amplia y a veces de

    una inmensa región. En algunas ciudades ee .desarrollaron indus-

    trias florecientes: textiles, astilleros, cerámicas, bodegas, moli-

    nos harineros, curtidurías, etc. En los centros mineros y en los

    puertos de comercio internacional se registraron los crecimientos

    y decrecímíentos de población más vertiginosos como lógica con-

    secuencia de la calidad, y rendimiento de las vetas en explotación

    y de la cambiante política comercial de España y Portugal con sus

    colonias. .

     

    LAS CIUDADES EN AMÉRICA LATINA

     

    3:i

     odelo 2: l modelo republicano

    El modelo clásico de la ciudad colonial subsistió hasta bien

    entrado el siglo

    XIX.

    La independencia delas antiguas colonias espa-

    ñolas

    y

    portuguesas permitió una apertura y, por lotanto, unmayor

    desarrollo del comercio exterior, el que pasó a ser controlado por In-

    glaterra, Estados Unidos y Francia, pero que no fue suficiente

    para impulsar el crecímíento urbano más allá del lento incremento

    natural de la población. Además, casi todos los países entraron en

    un período de luchas civiles en las que las posiciones personales de

    caudillos regionales se mezclaban con los intereses externos y

    postergaron todo intento de integración nacional. Hacia 1855Bue-

    nos Aires no era muy diferente de la ciudad en la que se había

    proclamado el primer gobierno patrio, casi medio siglo antes; el

    Santiago de Vicuña Mackenna no era esencialmente diferente del

    que celebró el triunfo deMaipú, ni la Caracas de los primeros años

    del gobierno de Guzmán Blanco de la ciudad en la que naciera

    Bolívar, casi un siglo antes.

    La transformación del paisaje urbano fue lenta, en muchas

    ciudades casi imperceptible. En el sector I fueron más frecuentes

    las casas de dos plantas aunque sin modificar mayormente la

    planta original. En las fachadas hicieron su aparición elementos

    decorativos, a veces importados, aunque con frecuencia eran modi-

    ficaciones de otros ya utilizados durante la colonia. Los escasos

    recursos de inversión no permitieron la construcción de edificios

    nuevos para alojar a las instituciones que creaban los nuevos

    g o

    biernos, las que debieron ubicarse en los edificios ya existentes.

    Ni los servicios de agua y alumbrado ni el empedrado de las

    calles y aceras eran muy diferentes de los que existían durante

    la colonia. Las calles y las plazas del sector central de la Lima

    republicana o de la gran aldea , como era llamada Buenos Aires,

    mantenían su imagen simple, delimitada por

     

    plano horizontal de

    la calle y los planos verticales de las casas blanqueadas, apenas

    interrumpidos por la saliente de los balcones y algún farol esqui- •

    nero de hierro.

    Las transformaciones de los sectores n, In y IV fueron aún

    menores. El sector I se expandió algo en de trimento del sector  

    y así sucesivamente, como consecuencia de cierto crecimiento ge-

    neral de la

    población

    urbana y de la expansión de los grupos

    exportadores y de la burocracia que, según sus ingresos, conti-

    nuaban residiendo en los sectores, Ion. No existía en ninguna

    ciudad un servicio de transporte público, el que, por otra parte, era

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      4

    JORGE E. HARDOY

    LAS CIUDADES EN AMÉRICA LATINA

      ~5t

    innecesario dada la reducida superficie de la ciudad sudamericana

    al comenzar la segunda mitad del siglo X X En Lima

     

    Buenos

    Aires fueron construidos ferrocarriles. en la década que se inició

    en 1850 para conectar el centro de la ciudad con algunos de los

    pueblos veraniegos vecinos. El sitio original no sufrió modifica-

    ciones. Aún estaba en condiciones de absorber el lento crecimiento

    operado durante las primeras décadas de gobierno de las nuevas

    repúblicas.

    Modelo 3: El modelo de la primera fase industrial

    El impacto de la inmigración y de la primera etapa de indus-

    trialización, dirigida a la sustitución de productos importados por

    los.que podían manufacturarse localmente   a la transformación

    de la producción primaria nacional para el mercado externo, fue

    fundamental en la transformación del paisaje urbano de las ciu-

    dades latinoamericanas. Esta transformación se produjo a partir

    de 1860 ó 1870,   con creciente intensidad a medida que se suce-

    dían las décadas, en las ciudades de la costa atlántica, siendo Bue-

    nos Aires, Rosario, Santa Fe, Montevideo, Río de Janeiro, San

    Pablo

    y

    Porto Alegre, entre otras ciudades, los ejemplos más sig-

    nificativos. En la Argentina, Brasil y Uruguay la expansión de

    una economía basada en la producción del campo -la ganadería,

    los cereales o el café, según los casos- unida a programas de

    colonízaeión públicos y privados, atrajo en pocas décadas a varios

    millones de inmigrantes europeos a sus puertos. El aporte inmi-

    gratorio fue decisivo en el crecimiento de la población de las ciu-

    dades znencíonadas y en la expansión de la economía, especial-

    mente del comercio local, de la industria de la construcción y de

    otras industrias orientadas al consumo interno   especialmente al

    consumo local. El impacto de la inmigración se hizo sentir mucho

    más tarde

     

    siempre conmenor intensidad en elinterior de la Ar-

    gentina, Brasil   Uruguay y en los países del Pacífico y del norte

    de Sudaméríca, demás difícil acceso

    y

    con comunicaciones menos

    evolucionadas.

     

    Entre 1870 y 1920 las ciudades mencionadas sufrieron una

    transformación de tal índole que realmente podía hablarse de nue-

    vas ciudades. La población deBuenos Aires creció casi nueve veces

    entre 1869  1914; la de Rosario casi diez veces en elmismo lapso;

    el crecimiento de San Pablo fue aun más acelerado.

    18

    Entre 1851y 1930 inmigraron al Brasil 3.850.000personas en cifras

    globales y a la Argentina 5.481.000personas.

    La inmigración significó, además, el aporte de un grupo hu- (,

    mano mejor predispuestoa la transformación de las artesanías tra- .

    dicionales en índustrías,   la vezque la incorporación de capitales,

    innovaciones técnicas, profesionalismo y un sentido empresarial

    diferente orientado hacia una concepción capitalista. Significó

    también la formación de una nueva clase social urbana con int~-

    reses diferentes y, como consecuencia, la sucesiva incorporación

    de los países del área a la economía internacional con roles depen-

    dientes claramente establecidos   de difícil mutación. Toda esta

    transformación Institucional, económica

     

    social, que rompía con

    una raigambre cultural secular y que produjo transformaciones

    políticas profundas, quedó reflejada en el modelo de la ciudad de

    la primera fase índustríal.w

    Sector : El centro eívico y comercial no cambió de lugar.

    La antigua Plaza de Armas continuó siendo el centro físico de la

    ciudad

     

    a su alrededor se concentraban, como siglos antes, la

    Casa de Gobierno, la Iglesia Catedral   el Ayuntamiento o Inten-

    dencia.w El comercio se extendió por las calles centrales y se

    especializó ante la expansión del mercado nacional -:(1el que las

    principales ciudades actuaban como intermediarias-   especial-

    mente del mercado local en continuo crecimiento ante el aumento

    general del poder adquisitivo de la nueva población urbana. Fue-

    ron edificados en el centro las sedes de nuevas instituciones:

    bancos, compañías d~ seguros, diarios deinfluencia y distribución

     . ~

    nacional, hoteles   clubes de imponentes fachadas en estilo neo-

    clásico francés, renacentista italiano, túdor inglés o neoandaluz.

    Un núcleo de arquitectos e ingenieros entrenados en Europa

    introdujeron sus obras más significativas al construir las mansío

    nes de los terratenientes, los señores de la miner-ía, los índustríales

    del café, del azúcar o del cacao. El sector 1 se modernizó; las

    calles se pavimentaron, se construyeron los servicios de agua

    y

    19

    Este pueblo (Buenos Aires) vino a convertirse durante el periodo

    inmigratorio en una agregáción de Individuos sólo atentos al provecho par-

    ticular, ninguno de los cuales estaba dispuesto a emprender nínguna

    tal co

    sin preguntar previamente: ¿con qué ventaja? ¿cuánto voy yo en el

    asunto? ; Domingo F. Casadevall:

    Esquerma

    del.

    carácter porteño

    Centro

    Editor de América Latina, Buenos Aires, 1967.

    20

    Esta disposición de los principales edificios públicos se cumplió en

    Buenos Aires; Bogotá, Lima y Quito, por ejemplo. No así en Santiago, don

    de ya en el siglo xvm fue construida la Moneda, que es la casa de gobierno

    y

    está localizada entre dos plazas a unos quinientos .metros de la

    antlguu

    Plaza de Armas. Fue frecuente que la Iglesia Mayor y el Ayuntamiento du

    las ciudades secundarias mantuvieran sus localizaciones frente a la plll:w

    principal.

     -

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    1

      . l I l

      36

    JORGE E. HARDOY

    desagües, se instalaron. las líneas de tranvías y aparecieron las

    estaciones ferroviarias. La simple fachada deIas calles coloniales

    y republicanas desapareció bruscamente. El sector 1 vivió un con-

    tinuo y espontáneo remodelamiento. La influencia de sUS activi-

    dades se irradió por toda la ciudad. Aún era el lugar de residencia

    de las clases adineradas y de la clase media más pudiente, pero

    comenzó a perder su homogenidad. Consecuentemente, los usos

    del suelo se hicieron más heterogéneos y el centro perdió su

    unidad arquitectónica. Se construyó sin sentido de la importan-

    cía que el conjunto tenía para alcanzar un equilibrio formal. Los

    especuladores de tierra entraron en escena. El pasado fue rápi-

    damente reemplazado y sólo las iglesias y sus conventos, algunas

    casonas muy significativas y edificios públicos escaparon a la

    acción transformadora.

    Sector l El sector II de los dos modelos anteriores fue ab-

    sorbido casi totalmente por la expansión del sector 1 durante esta

    fase. Se formó así un nuevo sector II sobre la antigua zona de

    quintas aunque sus límites rodearon y se mezclaron difusamente

    con los del nuevo sector r El nuevo sector II fue dedicado exclu-

    sivamente a viviendas y a los usos complementarios: .comercios

    de barrio, iglesias, escuelas y algunos depósitos. Aparecieron tam-

    bién talleres de reparaciones y algunas pequeñas industrias dis-

    persas. No todo el sector II estaba provisto de agua, desagües y

    electricidad ni· sus calles fueron pavimentadas. El servicio de

    tranvías fue construido a lo largo de las principales vías y bajo su

    influencia se definieron, a ambos lados, los usos más intensos y

    comerciales. El nuevo sector II no tuvo una uniformidad social.

    En función de las localizaciones industriales del puerto (cuando se

    trataba de una ciudad con puerto), de los depósitos y del progreso

    de las obras públicas se produjeron las densificaciónes mayores.

    En algunos distritos del sector H, verdaderos bolsones de promís-

    ciudad, se formaron conventillos dehasta dos y tres plantas don-

    dese refugió ·einuevo proletariado urbano asalariado. Fue un ele-

    mento físico desconocidohasta entonces y que en algunos barrios

    aún perdura. Respondió a un grupo social también nuevo de esa

    sociedad urbana dinámica   en formación. Pero en el nuevo sec-

    tor II se introdujo en gran escala la monótona expansión de la

    ciudad basada en la incansable repetición del trazado colonial en

    el que fue incorporada una vivienda de frente estrecho y profun-

    dídad inútil como resultado de un factor que gradualmente sería

    fundamental en la conformación del paisaje urbano sudameri-

    cano: la especulación y subdivisión de la tierra llevada a limites

    inagotables. Las viviendas del sector II eran, por  0 general, de

    LAS CIUDADES EN AMÉRICA LATINA

      37

    ~

    una planta. Sus fachadas carecían de la sencillez colonial e incor-

    poraron decorados en yeso y balcones de hierro con diseños co-

    piados del extranjero. Vivía en el sector II la clase media en

    formación que trabajaba en los bancos y comercios, en las oficinas

    públicas y privadas ubicadas en el sector 1 y que era propietaria

    de los nuevos talleres, pequeñas industrias   comercios.

    Sector 111: La primera fase industrial promovió el crecimien-

    to de unas pocas ciudades bien localizadas en función de las nue-

    vas vías de comunicaciones y de transporte. El resultado fue la

    pérdida de la unidad urbana mantenida hasta entonces, Nuevos

    usos, aún no bien definidos, aparecieron en los nuevos suburbios

    a distancias dedos, tres, cinco más kilómetros de la ciudad vieja.

    Se produjo así, espontáneamente, una zonificación imprecisa que

    con el tiempo fue decisiva en las características de los barrios pos-

    teriormente incorporados a la ciudad.

    Sector J a: La incipiente industrialización de los países

    sudamericanos se concentró en algunas pocas ciudades, por lo ge-

    neral en los principales centros nacionales y regionales que eran

    a la vez las capitales de Estado o de provincia y con frecuencia los

    puertos exportadores. En ellos se concentró la inversión extran-

    jera que prefirió los préstamos a los gobiernos, la inversión en los

    servicios urbanos, en los transportes fluviales, marítimos y ferro-

    viarios, en la banca y seguros y en las industrias de transforma-

    ción de la producción primaria nacional o regional, tales como fri-

    goríficos, molinos harineros, textiles y plantas de procesamiento

    de café o en las .índustrfae que producían para el creciente mer-

    cado nacional, tales como las fábricas de cerveza, de muebles, de

    artículos detocador, fraccionadoras de vino, de materiales de cons-

    trucción, talabarterías, imprentas, etc. Su ubicación dentro decada

    ciudad estaba determinada por la proximidad del agua, esencial

    para el proceso industrial, de los puertos para los embarques al

    exterior, de las lineas ferroviarias cuando las había o simplemente

    de la disponibilidad de tierra. Su localízacíún determinó la con-

    centración de viviendas obreras y la formación de nuevos distritos

    mixtos, de fábricas y viviendas, en los suburbios. Ni olores, ni

    humos, ni ruidos fueron tenidos en cuenta. Las nuevas Jndustrias

    se localizaron a veces a pocas cuadras. del centro tradicional y su

    presencia y la de los depósitos adyacentes produjo en poco tiempo

    la iobsolencia~de barrios enteros. Los flujos industriales, comenza-

    .suciar los arroyos y ríos. La expansión urbana sin.con-

    realizó sin consideraciones

    topográrícas.

    La localización

    evas industrias fue un factor importante enlas tendencias

    ob so\~c::l

  • 8/17/2019 Hardoy - Las Ciudades en America Latina

    8/13

    138 JO RGE E. HAR DOY

    de crecimiento físico de las ciudades y en la distribución de lOS

    grupos sociales en ellas.

    Sector J b: Algunos pueblos considerados como unidades

    independientes en el modelo H quedaron incorporados a 1~ciua ad

    central por las líneas de tranvías y los primeros ferrocarriles sub-

    urbanos.s- Algunos de esos pueblos habían sido lugares de vaca-

    ciones en el modelo Ll pero .otros surgieron

      n

    tales funciones

    durante esta fase. Constituyeron una anticípacíón física del mo-

    delo metropolitano de nuestros días. Las áreas intermedias entre

    estos pueblos y la ciudad central siguieron estando ocupadas-por

    quintas o apenas habitadas. En ellas fueron trazados durante esos

    años algunos de los principales parques metropolitanos de la ac-

    tualidad.w

    Sector V Los suburbios de la primera fase industrial te-

    nían muchas de las características del campo y pocas de la ciudad.

    Sin otro trazado definitivo que el de 10 caminos que del centro

    partían hacia el interior y algunos caminos de acceso a las quintas

    y rancheríos sin una edificación continua y alineada sin otros

    residentes que la población marginada de la nueva sociedad y de

    la economía urbana en formación carecían los suburbios de la den-

    sidad de las características visuales de las instituciones y de la

    forma de vida propias de la ciudad que se veía a   lejos. No eran

    como los suburbios de las ciudades industriales de Europa y Esta-

    dos Unidos de la misma época.. El tren suburbano y los tranvías

    aún no. habían provocado subdivisiones importantes en localiza-

    ciones todavía alejadas. Quintas cultivadas mataderos corrales

    hornos de ladrillos y terrenos vacíos se mezclaban con algunos

    rancheríos improvisados en los.que vivían los obreros de algunas

    pequeñas industrias suburbanas.

    Sector V

    Las chacras se retiraron aun más. La tierra ad-

    quirió un valor potencial en función del esperado crecimiento fí-

    sico de la ciudad. Las granjas abastecían a la ciudad con muchos

     

    21 Por ejemplo San Isidro Chorrillos Miraffor es y Barrancos en re-

    lación con Lima; Flores Adrogué Lomas Temperley Olivos Martínez y

    San Isidro en relación con Buenos Aires; Fisherton y Alber dí con respecto

    a Rosario.

    22

    El parque Cousiño en Santiago de Chile Palermo en Buenos Aires

    el parque Independencia   n Rosario el parque Urquiza en Paraná el par-

    que Rodó   el parque de los Aliados en Montevideo fueron establecidos en-

    tr e fines del siglo

    XIX  

    principios del siglo xx. En su diseño se nota la

    influencia de la escuela paisaji sta f rancesa ya que. en muchos casos sus

    proyectistas fueron parquistas franceses.

    LAS CIUD AD ES EN A MÉR ICA LA TINA

    139

     

    de los productos de consumo diario: leche verdura frutas huevos;

    etc. El paisaje

    tenía

    características rurales per.o mostraba una in-

    tensidad de cultivos que -lo diferenciaba de las zonas agrícolas

     

    ganaderas. Un grupo de árboles señalaba la ubicación de un tambo

    de la vivienda de una chacra de verduras o la ubicación de un al-

    macén verdadero centro social de los habitantes de este sector de

    transición entre la ciudad y el campo. Más allá estaban los cam-

    pos de explotación extensiva.

    Las principales ciudades argentinas uruguayas   del sur del

    Brasil fueron las que mejor se ajustaban a este modelo. Fueron

    también las primeras en Sudamérica en recibir el impacto de la

    inmigración europea y de la índustrtalízacíón.: Su tranarormacíón

    fue rápida y se anticipó en veinte treinta o más años a la que

    sufrirían Santiago y Bogotá en casi medio siglo. a la que tardía-

    mente exper ímerrtarfan Lima   Caracas transformación que só-

    lo en los últimos años está llegando a Quito La Paz y Asunción.

    Pero la mayoría de las capitales provinciales y regionales de Sud-

    américa y de América latina en general no experimentaron esta

    primera fase

    -indusbriál

    y el impacto de la inmigración europea.

    Saltaron del modelo republicano al industrial abruptamente. La

    \ industrialización se produjo simultáneamente o se anticipó a la

    \ migración desde las zonas rurales del interior de cada país. Entra-

    ron sin -una fase previa preparatoria en un crecimiento asom-

    broso y sin precedentes.w _ . .

    La primera fase industrial provocó modificaciones totales en

    el paisaje natural. Se realizaron sin considerar que en un futuro

    cercano la extensión de cada ciudad alcanzaría una escala tal que

    haría más preciosa la conservación de los elementos naturales.

    Las barrancas fueron cubiertas con edificación los arroyos y ríos

    cegados o contaminados los árboles de las antiguas quintas des-

    truidos y las colinas niveladas. Nadie pensó o a muy pocos les

    importó que esos elementos debían ser conservados para introducir

    una variante en el de otro modo monóto~o

    espectáculo

    de concreto

    ladrillos y asfalto. La creación de algunos parques demostró el

    28

    Ciudades como Caracas carecieron de una primera fase industrial

    como la explicada. Otros ejemplos son Medellín Cali Salvador C6rdoba

    y

    Maracaibo

    y

    en menor grado Guayaquil Barranquilla y Mendoza entro

    otras. Sin embargo .muchas de las antiguas capitales provinci-ales o regio

    nales y aun nacionales siguen siendo centros de gobierno   de servid u   IlI

    un reducido porcentaje de la población empleada en actividades inNIIHtl ln

    les. Es el caso de Quito Asunción

     

    La Paz ~ntre las capitales

    110t 1011ll1.

      de Corrientes Paraná Salta Mérida Cuzco Trujillo Riobambo y otlll

    entre las primeras.

  • 8/17/2019 Hardoy - Las Ciudades en America Latina

    9/13

     

    14

    JORGE E. HARDOY

    , interés que algunas

     

    personas. esclarecidas tuvieron en el manteni-

    miento de reservas verdes. Pronto fueron insuficientes. Buenos

    Aires; Rosario, Santa Fe, Paraná y Asunción crecieron de espaldas

    a tres ,de los tíos más caudalosos del continente; las márgenes del

    Mapocho y del   ímac no fueron habilitadas para el uso de los ha-

    bitantes de Santiago y Lima. En Mar del Plata, la rígida cua-

    drícula se trazó sin consideraciónes topográficas. Surgieron ciu-

    dades veraniegas -Viña del Mar, Punta del Este, Piriápolis, Ne-

    cochea,Mirarriar y otras- sin considerar la necesidad de conservar

    las bcllezas naturales de costas, lagos; arroyos y bosques. Sólo en

    Montevideo'y Río de Janeiro fueron intentados proyectos en gran

    escala para transformar las costas en lugares de residencia y re-

    creación.w

    Rápidamente la ciudad de la primera fase industrial superó

    las posibilidades del sitio original. A pesar de que su población era

    quince o veinte veces la de.la ciudad colonial y de que su superficie

    era. cincuenta o más veces mayor, existía aún la posibilidad. de

    guiar su crecimiento, de controlar su forma y de determinar los

    usos' del suelo y sUS'líneas de movimiento. Poco o nada, se intentó

    y.cuando la urbanización alcanzó, en los

    años-posteríores

    a la Se-

    gunda. Guerra Mundial, su expresión más avanzada hasta ahora,

    no se había desarrollado una conciencia clara de Ioque estaba ocu-

    rriendo y se asistió al desencadenamiento del actual caos urbano

    conuna total pasividad y falta de VIsión.

    1 1 1

    J I :

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    Modelo La ciudad industrial

    Paulatinamente; las ventajas de'localización de ciertas' ciuda-

    des unida al centralismo político característico de los gobiernos

    audamerfcanos consolidó la prfmacía de un centro en escala nacio-

    nal, y, ocasionalmente, de dos, tres o más centros regionales. La

    diferencia entre los rangos urbanos de la época colonial y republi-

    cana fue ampliándose gr'adualmente. Mientras en el interior aún

    subsisten numerosas ciudades que se ajustan al modelo 1 ó 2 y

    mientras las características del modelo 3 apenas se evidencian en

    algunos centros regionales de los países económicamente más des-

    arrollados o con su.perficies más' extensas de

    Sudaméríca,

    crecie-

    ron con celeridad sin 'precedentes grandes áreas, metropolitanas

    que en extensión y población están en camino de convertirse en

    j lB

    24 La contribución de los urbanistas franceses fue·muy i.i:bportante en

    esas décadas. Aún 'falta 'un estudio de 'su influencia en América del Sur.

    LAS CIUDADES'iEN AMÉRICA LATINA

    14 1

    algunos de   8 conglomerados humanos cuantitativamente más im-

    portantes del mundo.

    La urbanización contemporánea se realiza en Sudaméríca sin

    la adecuada industrialización. Los sistemas de transportes y ,co-

    municaciones ínterregíonales son precarios. Las opciones de empleo

    son geogsáf'icamente limitadas' en cada país. Fuerzas internas

    y

    externas mantuvieron y mantienen. estructuras de poder interesa-

    das en hacer perdurar una economía primaria -agropecuaria y/o

    minera 'según los países-i- y exportadora. Las bases de la econo-

    mía y dela sociedad agraria no sufrieron en varios países modifi-

    caciones sustanciales y el bajo desarrollo   estancamiento de algu-

    nas regiones impulsó migraciones internas crecientes.

    Además, a partir de la década de 1~40, fue evidénte que la.

    disminución de la mortalidad y las elevadas tasas de natalidad,

    unidas a los 'altos saldos dejados por  1 3 0 inmigración europea pro':

    ducída en lOS'años inmediatos a la Segunda Guerra Mundial, serían

    la hase de la explosión demográfica que experímenta actualmente

    Sudamárica y en general toda América latina. Las migraciones

    internas reemplazaron, como .factor de creeimíento urbano, a la,

    inmigración europea en los países donde ésta tuvo Importancia y .

    constituyen en todos los paises del área un aporte importante, si

    no el mayor, en el acelerado proceso de urbanización que se está

    operando.w Así fue-estructurándose una ciudad enteramente dife-

    rente de la que se produjo décadas antes en los países industriali-

    zados con economías desarrolladas; una ciudad con un porcentaje

    elevado de desempleados o sin 'empleos fijos, sin las víviendas'

     

    servicíos indispensables, con una estructura Urbana f'ragmentadae

    inconexa, con un paisaj e urbano en el que' son claramente visibles

    los signos de la pobreza y del decaimiento .general.

    Sector

    Después de varios siglos la Plaza de Armas  dejó de

    ser el centro 'comercial de la ciudad aunque continuó siendo su cen-

    tro cívico.Alrededor de la Plaza o en su vecindad existían o fueron

    construidos los edificios de oficinas más importantes destinados a

    los ministerios, a los bancos oficiales y privados y a otras institu-

    ciones de gravitación nacional o regional. La Iglesia Catedral y la

    Curia y lat ' uevas sedes del gobierno municipal mantuvieron sus

    localizaciones tradicionales.

    25

    Aun en el Uruguay, que es el país urbanístícamente más estable

    y con el crecimiento demográfico más lento de' Sudamértca ,y

    .dé

    Amériéa

    latina en 'general, se estima que la población' 'rural no crecerá entre 1968

    y 1980. Por lo tanto, el excedente poblacíonal de las áreas rurales pasará

    a engrosar la población urbana uruguaya y especlalmente la de Monte-

    video. '

  • 8/17/2019 Hardoy - Las Ciudades en America Latina

    10/13

      42

    JORGE E. HARDOY

    Pero el centro comercial se amplió y ramificó; las activida-

    des bancarias y finaI:lcieras en general, al expandirse con el des-

    arrollo de los países, provocaron -una intensa concentración de ofi-

    -cínas en los centros. tradicionales, El centro dejó de ser el lugar

    prestigioso de residencia de la clase adinerada; sus viviendas fue-

    ron demolidas para dar lugar a casas y galerías comerciales, ban-

    cos, oficinas públicas y privadas y a toda la gama de instituciones

    deuna sociedad conactivídades cada vez más diversificadas. El nú-

    cleocentral de este sector, verdadero hervidero humano y de trán-

    sito durante el día, queda vacío después del anochecer. Los hoteles,

    cines y teatros, los restaurantes y confiterías prestigiaron ciertas

    calles del sector hasta convertirlas en verdaderos centro lineales

    nocturnos, intensos y de reducida

    extensíón.w

    A pesar de elloconti-

    nuaron habitadas algunas casas de departamentos construidas du-

    rante los años finales de la primera fase industrial y el sector man-

    tuvo una alta densidad permanente en algunos distritos.

    La expansión del sector se realizó al principio a lo largo de

    las principales avenidas y de calles tradicionalmente prestigiosas.

    Luego, por su influj o, las calles vecinas sufrieron un,proceso si-

    milar hasta que el sector I llegó a superar en extensión a la tota-

    lidad de la planta urbana del modelo 1 e incluir a buena parte de

    los sectores I y II del modelo 2.

    El tránsito, la ílumínación, los carteles de propaganda, los rui-

    dos de una masa humana en continuo movimiento, son la mejor

    demostración de la atracción que alternativamente por calles y

    distritos sigue ejerciendo el sector I en toda la población de la me-

    trópoli

    industrial moderna y aun de su respectivo país.

    27

    Sector Il

    La extensión y características del sector II de-

    pende del tamaño de la ciudad. Por lo general está dedicado a vi-

    viendas con sus correspondientes servicios comerciales e instítu-

    . . . . .

    26 Algunos de los hoteles más prestigiosos

    y

    tradicionales de Sudamé-

    rica están en este sector: el Carrera y el Cri1l6n en Santiago, el Plaza y

    el Continental en Buenos Aires; el Nogaró en Montevideo, el Bolí~   el

    Crillón en Lima, el Continental en Bogotá, el Italia, en Rosario, el Hum-

    boldt en Quito, etc. Todos ellos tienen por lo menos treinta años de per-

    manente actividad,

     

    r al centro sigue siendo un pasatiempo favorito de la población

    de Buenos Aires, Montevideo, Rosario, Santiago, Lima

    y

    otras. Esto ha dado

    lugar a verdaderos centros comerciales lineales en algunas de las calles

    de la ciudad vieja que han sido habili tados exclusivamente para uso,pea-

    tonal durante las horas de actividad, como la calle Florida en Buenos   i

    res, el Jirón

    Uníón

    en Lima, la calle Córdoba en

    Rosar-io-y

    otras. El centro

    sigue

    siendo el nudo en donde convergen todas las lineas de transporte

    público.

    LAS CIUDAnES EN AMÉRICA LATINA

      43

    cionales, pero mientras en las grandes áreas metropolitanas posee

    una considerable densidad y características urbanas intensas, en

    las ciudades inferiores al medio millón de habitantes esas caracte-

    rísticas declinan rápidamente. Sin embargo, .no puede hablarse en

    ningún caso de un sector homogéneo. Más bien se trata de áreas

    o bolsones con usos similares pero que, por los diferentes poderes

    adquisitivos de sus habitantes, presentan densidades muy diversas

    y una gama de expresiones arquitectónicas variadas que van desde

    el conventillo -o callejón , formado durante la primera fase

    industrial, hasta los departamentos colectivos de alto precio. El

    denominador común es el uso residencial al que está destinado.

    El tipo de vivienda fue cambiando comoconsecuencia demodos de

    vida diferentes

    y

    ya no incluye los lugares de trabajo; como era

    común en los modelos 1 Y2 Yfrecuente en el modelo 3. La calidad

    y variedad de las

    Instituciones

    y los contrastes entre el trazado de

    algunas avenidas y la modesta estética callejera están íntimamente

    ligadas al grupo social que reside en cada área. Dentro del sector

    nexisten áreas de indudable prestigio. Algunas estaban en forma-

    ción durante   8 décadas del modelo 3 y fueron consolidándose y

    completándose con los años. Algunas de estas áreas de prestigio

    mantienen una hegemonía social y una calidad muy significativa

    en el

    diseño

    de sus viviendas y en el trazado general; otras han

    comenzado un lento pero progresivo deterioro. Son áreas con pre-

    cios de suelomás altos que en el sector III, en general, aunque más

    bajos que en el sector

    L

    Sector II

    Más alejada del centro tradicional, rodeando e

    intercalándose con el sector H, predominantemente residencial, y

    rodeada por el sector IV e intercalándose con él, de usos variados

    e indefinidos, se observa una interrupción de la gradiente de usos

    que declinaban en intensidad y variedad desde el centro hacia la

    periferia para dar lugar a un mosaico de usos bastante homogéneos

    y

    físicamente restringidos a una serie de zonas relativamente re-

    ducidas. Su localización Yusos preferenciales .dependen de una se-

    rie de factores que influyen en el modelo, entre los cuales le eco-

    nomía de la ciudad, la topografía, el sistema de transportes y la

    estructura de clases son esenciales. En este mosaico es posible

    distinguir algunas zonas bien diferenciadas.

    Zona III

    a: Industrial. Algunas zonas industriales persisten

    en las mismas localizaciones del modelo 3. ,A medida que cada país

    se industrializó y se diversificaron y especializaron los tipos de in-

    dustria, se ampliaron SUB factores de localización. Surgieron así

    nuevos distritos industriales en los suburbios buscando las venta-

    t

    1

    . . . . .

  • 8/17/2019 Hardoy - Las Ciudades en America Latina

    11/13

     .

    144 JORGE E. HARDOY

    jas de accesos rápidos para las materias primas provenientes del

    interior y una mejor ·distribución de los productos elaborados en

    elmercado metropélitano. El camión reemplazó al ferrocarril, aun

    en los países con redes ferroviarias importantes, como medio de

    traslado de las .cargas. Los servicios. eléctricos, de agua y de de-

    sagüe fueron amplíades. Las opciones de localizaciones fueron ma-

    yores. Las industrias de la primera fase, orientadas al mercado

    externo, quedaron incorporadas a la mancha urbana en crecimien-

    to y sus localizaciones ya no son periféricas. Pero las nuevas in-

    dustrias con igual orientación buscan terrenos alejados de la con-

    gestión meropolitana y se localizan en ciudades .conbuenos trans-

    portes internos y externos dentro de la escala mayor de la región

    de inme~iata influencia del área metropolitana.

      ona b: Resídencial de ingresos altos y medios. La ex-

    pansión de las redes de transporte público -autobuses y ferro-

    carriles suburbanos-c-, la incorporación del automóvil y el desarro-

    llo de los servicios de agua, desagües, electricidad, comunicaciones,

    educación y sanidad, provocó un vuelco del modelo tradicional (mo-

    delos 1, 2 y parcialmente 3) hacia un modelo con algunos puntos

    comunes como el que comenzó a producirse en los Estados Unidos

    en la. década de 1920. La. tecnología que cada país está en condi-

    ciones de utilizar y el poder adquisitivo de la población tienen una

    influencia decisiva en las formas y estructuras urbanas que fue-

    ron surgiendo espontáneamente. Se produjo así, -enfunción de las

    líneas detransporte, de las avenidas de acceso a los sectores I y II

    Y de las rutas de acceso al área metropolitana, una sucesión de

    zonas, por lo general fuera de los límites administrativos de la

    ciudad central, que responden a los factores mencionados. La edi-

    ficación es aun menos densa. Predominan las viviendas unifami-

    liares con jardines en distritos que a lo largo de los modelos 1,

    2 Y8 fueron chacras y luego quintas de fin de semana de la clase

    adinerada. Las calles son arboladas. Es común la posesión de un

    automóvil por familia. Las comunidades son socialmente autocon-

    tenidas y con la excepción de los lugares de trabajo, que siguen

    estando en el sector I, en el IIla y ocasionalmente en el II, poseen

    todo lo necesario para la educación, abastecimiento y recreación

    de sus habitantes. Se suceden o se alternan zonas con característi-

    cas demayor o menor. categoría según los ingresos de sus habitan-

    tes. La topografía y las amenidades del sitio, unidas a una tra-

    dición a veces centenaria, impusieron esas zonas deprestigio. Pero

    en todas

     

    direcciones,. a partir de

      u

    centro, la ciudad creció en

    forma de estrella impulsada por la fuerza de las líneas de comuni-

    LAS ,.CIUDADES EN AMÉRICA LATINA

    cacíón, rellenadas las zonas intermedias por zonas de usos mez-

    clados.

    28

      ona e :Las migraciones del campo a las principales ciuda-

    des constituyen

    unfenómeno

    relativamente reciente. Dieron origen

    a las villas miseria de la Argentina, a las favelas del Brasil, las ca-

    Hampas de Chile, los rancheríos del Perú, etc. Las migraciones

    {3eaceleraron a partir de 1980 hada Buenos Aires, a partir de

    1940 hacia San Pablo y Río de Janeiro, a partir de 1945 hacia

    Lima ySantíago de Chile y de 1950 hacía Caracas; aun más re-

    cientemente hacia La Paz y Quito. Constituyen un fenómeno ca-

    racterístico de toda América latina aunque con diferentes grados

    de magnitud. Son un nuevo elemento de la estructura urbana. En

    su aceleración influyeron razones económicas y sociales   la vez

    que políticas y psícológícas. Por lo general fueron invasiones es-

    pontáneas aunque es frecuente que ahora sean organizadas.w Con

    frecuencia ocupan terrenos baldíos que pertenecen al Estado o a

    particulares. Su localización mantuvo una cierta y obvia relación

    con las principales líneas demovimiento de la ciudad y los lugares

    de trabajo. _Los terrenos ocupados son a veces -inundables; otras

    veces son colinas, bordes de ríos y arroyos. o desiertos, circuns-·

    tancias que.hacen que estos barrios de viviendas precarias a veces

    penetren hasta cerca del centro de la ciudad, como en Lima, Río

    de Janeiro y Caracas.

    Los ocupantes son legalmente intrusos. Construyen ~us vi

    vientlas con materiales variados aunque casi siempre precarios.

    Carecen de los servicios públicos más indispensables y por lo ge-

    nera l de escuelas y del equipamiento comunitario más elemental.

    A pesar de que constituyen entre ellO   y el 40   de la pobla-

      íón de algunas de las áreas metropolitanas más importantes de

    América latina y de que en valores porcentuales y absolutos con-

    tinúan en crecimiento acelerado, ningún Estado ha encarado en

    proftmdídad la solución de sus problemas de vivienda, educación

    y sanidad, sin contar con que la falta de empleos constituye una de

    28 La forma de estrella es la habitual de las grandes áreas metropo-

    litanas de

    Sudamérícai

    de Santiago de Chile, Buenos Aires, Rosario, Lima,

    Montevideo, San Pablo y otras construidas sobre un sitio amplio y sin

    grandes accidentes topográficos. En cambio, las limitaciones del sitio  m

    pusíéron una forma lineal a Caracas   Bogotá   formas fragmentadas en

    Quito, Rio de Janeiro y otras ciudades.

    29 Véase sobre el particular el trabajo de John Turner: Asentamien-

    tos urbanos no regulados , Cuadernos

    de

    la.

    Socieda d Venezolana

    de

    Pla

    nificación, n· 36, Caracas, diciembre 1966. Este trabajo contiene una exce-

    lente Ibibliografía sobre el tema. .

     

    5

    ~

  • 8/17/2019 Hardoy - Las Ciudades en America Latina

    12/13

    146

    JORGE E. HARDOY

    las rhíc esde la

    margínalidad

    social y económica en que se encuen-

    tran. Las villas miseria han dejado de ser una zona de transición

    para convertirse en el medio en que pasan sus vidas enteras gru-

    pos crecientes de población. Son una característica de las ciuda-

    des de los países con economía en vías de desarrollo y un reflej o

    de los problemas de desarrollo económico que enfrentan y de la

    creciente aunque con frecuencia discontinua participación políti-

    ca de los grupos populares.

     e tor  V

    El borde de las áreas metropolitanas en pro-

    ceso de industrialización es indefinido y con usos mezclados y

    por lo general no complementados. Visualmente carece, de uni-

    dad. Sealternan distritos sólidamente construidos, aunque con den-

    sidades baj as, con terrenos cultivados, arbolados o aun vacíos en

    estado casi natural. El conjunto es una extensión sin atractivos,

    Siempre a medio urbanizar y en continua expansión por efectos

    de sucesivas subdivisiones o leteos que se lanzan al mercado sin

    necesidad y sin controles ni guias. Sus habitantes, por lo general.

    tienen ingresos bajos; sus lugares de trabajo suelen ser las zonas

    industriales (lIla), los centros urbanos secundarios del área me-

    tropolitana (V) y en menor grado el centro (1). Los servicios

    son por

    1

    general escasos y poco satisfactorios; el equipamiento

    comunitario, disperso e insufíciente ; los transportes, insuficientes,

    lentos y congestionados. Socialmente parecería tener las caracterís-

    ticas deuna sociedad desintegrada, Las viviendas sonindividuales :

    modestas construcciones permanentes de una planta o simples ca-

    sillas   ranchos de materiales perecederos,

    Sector V

    Varias aglomeraciones menores, algunas verda-

    deras ciudades de tamaño mediano físicamente separadas de la

    ciudad central en los modelos 1 y 2 Ya veces en el 3, quedaron

    incorporadas a las extensas áreas metropolitanas contemporáneas

    al extenderse los servicios de transporte público, aunque en mu-

    chos casos visualmente están separadas por

    el

    sector IV. Sus f un-

    cienes suelen ser

    .resídencíales.

    Algunas son ciudades-dormitorio;

    en otras existen industrias menores o talleres. Visualmente son

    copias, en escala reducida, del sector II y socialmente poseen mu-

    chas de las facilidades de sus barrios. Administrativamente suelen

    constituir gobiernos separados de escasa capacidad técnica y de

    inversión, lo que dificulta la adopción de soluciones conjuntas salvo

    aquellas determinadas por los niveles superiores de decisión.

    Sector V

    La zona de quintas y granjas se alejó diez,

    quince o veinte kilómetros, a veces aun más, del centro de la ciu-

    dad. Muchas tierras vacías intermedias permanecen sin cultivar

    LAS CIUDADES EN AMEru:CA LATIl fA

     

    a la espera de ser urbanizadas. Su fragmentación, motivada por

    razones especulativas, SUeleimposibilitar su explotación racional

    y económica. La población vive muy dispersa; en su mayoría de-

    pende de la explotación.del suelo o encuentra trabajo en las granjas

     

    avícolas, en los hornos de ladrillo o en tareas poco remuneradas.

    Los servicios son casi inexistentes. Constituyen la reserva de la

    futura expansión urbana pero una reserva maltratada.

    En treinta años, a veces en sólo veinte o diez años, el paisaje

    urbano sufrió unatzansformacíón total. En su expansión la urba-

    nización transformó el paisaje natural más allá de todo reconoci-

    miento, al punto de que el paisaje natural constituye en las áreas

    metropolitanas de Sudamérica un, elemento casi inhallable, La

    gente no parece darle Importancia   lo que está ocurriendo.

    La destrucción del medio urbano donde residen no les preocupa o

    consideran que no puede hacerse nada para evitarla y tienen ideas

    muy limitadas sobre los valores que debe tener el medio particu-

    lar que constituye los alrededores inmediatos a su lugar de vi-

    vienda y trabajo. La población urbana acepta con indiferencia

    y sin protestar el mal gusto y la fealdad que constituyen el marco

    de su movimiento diario y desconoce cuáles son los elementos na-

    turales que la mano del hombre puede conservar y realzar para

    construir un medio más propicio. La población admite pasiva-

    mente que la topografía, los ríos y arroyos, los árboles y los bos-

    ques, los lagos y estanques, el aire, el césped, la fauna- y la flora

    sean destruidos, deteriorados o modificados, que los microclimas

    y los micropaisajes que constituyen otros tantos aspectos dife-

    rentes y valiosos del medio físico de un área metropolitana o de

    una región urbana sean nivelados con criterios uniformes. A la

    gente no le importa que la expansión de sus ciudades se realice

    sin tener en cuenta las características -de la localización geográ-

    fica, del emplazamiento y del clima. Las urgencias de la gente

    son, obviamente, inmediatas y rara vez está. dispuesta a pensar

    que sus decisiones afectan a las futuras generaciones. De este

    modo, el paisaje urbano del futuro está siendo destruido para

    satisfacer- ganancias privadas a corto plazo.

    La importancia de un paisaje natural se realza cuando el

    hombre comienza a vivir permanentemente en él. El paisaje de

    un parque nacional, la simple belleza formal de una playa marí-

    tima o la monumentalídad de una cadena de montañas no cons-

    tituyen experiencias ni diarias ni frecuentes en la vida de los

    habitantes urbanos, Son experiencias anuales u ocasionales, ne-

    cesarias sensorialmente y por lo tanto buscadas biológicamente,

    pero todo habitante urbano tiene conciencia de que constituyen

    147 ..

     

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    1

    : : 148

    JORGE E. HARDOY

    precisamente elmarco opuesto al de sus experiencias diarias. Ade-

    más, un porcentaje alto de la población no tiene acceso a esas posí

    bilidades debido a sus escasos ingresos. Es entonces importante

    descubrir los valores del medio natural inmediato en donde se está

    produciendo

    y

    seguirá produciéndose la urbanización,

    conservarlos,

    realizarlos y combinarlos, no sólo porque es donde vivimos sino

    también para introducir en el habitante urbano la medida de equi-

    librio que nuestrn.percepcíón del espacio urbano necesita.

    Básicamente el espacio urbano debería estar formado por el

    espacio natural -el que el hombre descubre al iniciar su asenta-

    miento-

    y

    el espacio creado por el hombre, la sucesión de sólidos

    y

    vacíos con que puede definirse visualmente una cíudad.w Pero

    ni los límites del espacio natural y del

    espacio

    creado por el hom-

    bre dentro del espacio urbano son tan definidos ni su intervención

    se

    ha producido satisfactoriamente.

      lexplicar los sucesivos modelos de la ciudad latinoamerica-

    na intenté explicar cómo gradualmente, debido a su crecimiento

    demográfico

    y

    expansión. física, el espacio creado por el hombre

    comenzó por afectar, inutilizar y terminar por destruir esa nítida

    división -lo que

    es

    natural

    y

    lo que es creado por

    el

    hombre-

    que tan claramente estaba delimitada en el modelo inicial. Vea-

    mos qué puede hacerse.

    ,

    1 (

    fl Factores condicionantes del futuro paisaje urbano

    Es difícil predecir el futuroj.iSaje urbano e lós paises de

    América del Sur; Cuatro factoyes parecen ser

    ecísívoa:

    la tec-

    nología que Se incorpore en

    e

    da

    caso..

    los niv: les de ingreso de

    la

    población, la política de in ersiones del s .or público y la ac-

    titud del sector privado. Su efectos serán ositivos o negativos

    en la medida en que exista ideas claras s re las características

    que deberá tener el medio

    bano

    del futu o, en que se desarrollen

    los organismos adecuado de planif ícaei y administración.

    y

    en

    que sé incorpore una le islación moder a que tenga en cuenta la

    dinámica del proceso n desarrollo.

    El análisis de lo cuatro modells permitió detectar algunos

    hechos. A medida e los modeloslse hacían más complejos, por

     Q ConsideradK en su más amp(¡.osentido una ciudad, cualquier ciu-

    dad, es un conjunto de sólidos

    y

    vacíos distribuidos más o menos libre-

    mente de acuerdo con un patrón sobre un piso que puede ser liso o que

    puede tener sus propios huecos

    y

    elevaciones ; Gordon Logie:

    Urban ce

    n

    Faber and Faber Limited, Londres; 1956.

     

    \

    , ~ V I

    LAS CIUDADES EN AMÉRICA LATINA

    149

    efectos del crecimiento de la población, del-aumi1to de la super-

    ficie directa o indirectamente afectada por la

    ianización

    y pOI:

    la ~ay