Haritu 05

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Haritu 05 Febrero de 2007ko Otsaila 3 euros Cuestión de fe Txaro Arteaga & Toti Martínez de Lezea Antonio Azcona Conflictos olvidados Pinochet, Goian Bego Lokarri akordioaren eta kontsultaren aldeko herritarren Sarearen aldizkaria Revista de la Red ciudadana por el acuerdo y la consulta Lokarri

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Publicación de Lokarri, Red ciudadana por el acuerdo y la consulta

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Haritu 05Febrero de 2007ko Otsaila 3 euros

Cuestión de feTxaro Arteaga & Toti Martínez de Lezea

Antonio Azcona

Conflictos olvidados

Pinochet, Goian Bego

Lokarri akordioaren eta kontsultaren aldeko herritarren Sarearen aldizkaria Revista de la Red ciudadana por el acuerdo y la consulta Lokarri

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Editorial Resolver los problemas

Pies de fotos Graffiti(a)

Al hilo Cuestión de fe

Reflexión «Hace falta valor», Iñigo Bullain

Crónica Hormigas a paso de tortuga

Opinión «La quilla», Jonan Fernandez

Fabulando «Con uno de los océanos de por medio», D.M. Indart

En primera persona Antonio Azcona

A dos bandas «Que ni maten ni mueran»,

Txaro Arteaga & Toti Martínez de Lezea

Munduari so Pinochet, Goian Bego

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Haritu 05Sumario Aurkibidea

Zuzendaria: Daniel Martirena - Erredakzioa: Itziar Fernandez, María García, Álvaro González, Ana Elvira, Paul Ríos, Michelle Tapia eta Txus Tirapu.

Ale honetako kolaboratzaileak: Iñigo Bullain eta Joan Fernandez. - Maketazio eta diseinua: Lokarriko diseinu taldea. Ilustrazioak: Srinavasa Ramanujan. - Azaleko argazkia: Srinavasa

Ramanujan.

Inprimategia: Antza (industrialdea 2. pab. - 20160 Lasarte) - Lege gordailua: SS-1142/06 - ISSN: 1134-8038

Para la edición de esta revista se utilizan papeles libres de cloro. Aldizkari hau moldatzeko klororik gabeko papera erabiltzen da.

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En el momento de escribir las líneas de esta editorial, el LehendakariIbarretxe, representante democrático de la ciudadanía de la CAV, acudea declarar ante el Tribunal Superior de Justicia, mientras que anterior-mente lo hacían los representantes de Batasuna. La acusación que pesasobre ellos se centra en la reunión que ambos mantuvieron el pasado mesde abril.

Es un día triste. Con esta actuación dicho tribunal interfiere en unasdecisiones políticas legítimas que están respaldadas por la inmensa mayo-ría de la sociedad vasca. El supremo arte de la política tiene como obje-tivo fundamental resolver los problemas de la ciudadanía. Por su parte, lajusticia tiene como fin velar por el cumplimiento de las leyes. Las leyes,finalmente, están pensadas para ordenar la convivencia de la ciudadanía.Si la justicia mediante sus decisiones, y alegando un puro cumplimientode las leyes, impide resolver los problemas y desordena la convivenciaciudadana, está vulnerando los principios de su funcionamiento.

Es necesario buscar una solución a los problemas. Los principios bási-cos que deben guiar esta tarea son la no violencia, el respeto a los dere-chos humanos y el diálogo sin exclusiones. Continuando con otras deci-siones judiciales recientes, nos encontramos con la sentencia del Tribu-nal Supremo en el caso Jarrai-Haika-Segi y la decisión de la AudienciaNacional sobre la situación de Iñaki de Juana. En el primer caso, se vul-neran libertades democráticas básicas en un Estado de Derecho, comoson el derecho de reunión, asociación, expresión o manifestación, creán-

Resolver los problemas

Editorial

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dose un preocupante precedente que puede afectar a otros casos, como el18/98.

En el segundo caso, se observa un preocupante retroceso hacia un de-recho penal basado en la venganza y el ensañamiento.

Los problemas hay que solucionarlos y no añadir nuevos obstáculos, taly como hace parte del poder judicial. Estas actuaciones han generado unafalta de confianza de la sociedad vasca, que percibe a la justicia como unode los principales obstáculos del camino hacia la paz, y siendo más tajan-tes, como uno de los principales opositores a buscar la paz por medio deldiálogo.

Hay que superar los obstáculos y las dificultades, no añadir nuevos pro-blemas. ETA, con el atentado del pasado 30 de diciembre, ha logrado queun proceso de paz en crisis hoy esté roto, terminado. Si ETA pensaba ace-lerar el proceso ha conseguido todo lo contrario. Únicamente ha conse-guido debilitar su posición y la de la Izquierda Abertzale, rompiendo laesperanza de toda una sociedad y reforzando a los sectores contrarios alproceso. Ahora, no le queda más salida que resolver el entuerto, porquela sociedad vasca no está dispuesta a aceptar sin más una vuelta a la vio-lencia. En este sentido, Lokarri ha presentado una propuesta para clarifi-car la situación, de la que se da más detalles en las páginas de esta revis-ta. Pese a todas las dificultades, la disposición de la sociedad vasca pararesolver los problemas y buscar soluciones invita al optimismo. El gran re-to es articular espacios plurales de participación y movilización social quemantengan las condiciones para iniciar un nuevo proceso de paz, sabien-do que el proceso hacia la paz es imparable. La voluntad social de paz, noviolencia y diálogo, es la mejor red de seguridad para afirmar que no hayvuelta atrás.

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Fotografía de Amador Amado

Graffiti(a)

2007, callejuela anónimaPoeta ezezagunak karrikarako bidea hartu zuen, spray-turuta es-

kuetan zuela, kaleren bateko paretaren bati bere aurpegi zurituan iz-kribua izkiriatzeko. Haserre zegoen poeta, bere buruarekin, gainont-zekoekin, politikariekin. Etsituta zegoen poeta, etsipena poetarenpatua baita. Nazkatuta zegoen poeta, nazkak sortarazten dionez poe-tari bere olerkien elurra. Izan ere, azken aldi honetan elkarrizketa-ren alde hitz eta pitzean daude politikariak eta horretarako orain de-la gutxi manifestazioa deitu zuten gurean, politikariak eurak direne-an elkarrizketari ekin behar diotenak. Alabaina, horixe, politikariekherritarren babesa eskatu zuten gure inguruan, politikarien artekoelkarrizketari herritarrek epela ager ziezaioten. Eta herritar ergelekeskua luzatu zioten mutu dirauten politikari traketsei, elkarrizketa-rako ezinduak balira, paradoxikoki elkarrizketa aldarrikatuz.

Miguel Sarratea

Muchas de las personas conocidas que en este último tiempo me en-cuentro por la calle me confiesan que andan sin rumbo, que de nuevono ven la luz al final del túnel, que tienen la tentación de tirar la toallay directamente empadronarse en Cuenca y allí colgar sus destinos, al la-do de las casas que también levitan. A la vez, muchas de estas personasconocidas que me encuentro de camino al mercado se preguntan sobrequé es lo que la clase política ha hecho durante estos nueve meses dealto el fuego permanente. Sospechan que poco o nada. Aunque, al mis-mo tiempo, reconocen la responsabilidad propia y admiten que la ciu-dadanía ha permanecido como dormida, sumida en un sueño dondeimaginaba entre sábanas el sabor dulce de mieles distintas. Si bien, porencima de todo, arremeten contra ETA, pues fue ella quien decidióbombardear en Barajas también nuestras esperanzas para la paz. Y así,intento persuadirles de la tentativa de empadronarse en Cuenca, que essólo un decir, pues es como que también yo me he quedado muda.

Ruth Soria

Pies de foto

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Cuestión de

Al hilo

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Álvaro González Texto

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Cuestión defeNadie se esperaba el último atentado de ETA y es lógicoque ocasionara un shock inicial. Lo curioso es que, pasa-do ya más de un mes, la confusión es incluso mayor queentonces en un cruce de mensajes contradictorios y mati-zaciones continuas, que cada vez se parece más a una du-cha escocesa, y que están consiguiendo que creer en la su-pervivencia e irreversibilidad del proceso sea, a día dehoy, toda una cuestión de fe.

¿Está roto el proceso de paz, o sólo atraviesa uno de sus momentosmás «duros y difíciles»?; ¿sigue vigente el «alto el fuego permanente»declarado por ETA hace ya casi un año o puede esta organización in-terrumpir su permanencia cuando quiera para hacer explotar tonela-das de explosivos en una instalación civil y asesinar a dos personas?;¿apuestan todos los políticos que lo hicieron antes del 30 de diciem-bre por el diálogo como única forma de encontrar una salida al dra-ma vasco, o ahora hay temas o interlocutores de los que no toca ha-blar porque «no se dan las condiciones»? ¿En qué consisten los pla-nes B y C que dijo tener previstos Rubalcaba? A día de hoy, todo esuna cuestión de fe.

Voluntaristas, optimistas patológicos o buenistas. Así es como algu-nos políticos y medios de comunicación han dado en llamar ya a quie-

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mitía que la postura de ETA había generado cierta «confusión» en suentorno, y abría la puerta a una cierta «reflexión».

Por su parte, el PSOE y el Gobierno aseguran que el proceso «estároto, porque ETA lo ha roto». Sin embargo, de inmediato, el encarga-do de la «cocina» de este asunto en la Moncloa, el Ministro del Inte-rior Alfredo Pérez Rubalcaba, matiza añadiendo que el que está roto es«este proceso», y añade además que el Gobierno tenía preparado un«plan B y Plan C» por si algo de esto sucedía. Asimismo, el presiden-te del Gobierno ha vendido muy cara su renuncia al término «suspen-sión» del proceso a lo largo de las semanas posteriores al atentado, ycuando ha renunciado a él, lo ha hecho dejando en el aire mensajescomo que se guarda para sí mismo las reflexiones que extrajo del casoirlandés tras entrevistarse con Tony Blair y constatar que allí pasaronpor una situación casi exacta no hace tanto tiempo. Del mismo modo,en su comparecencia ante el Congreso para abordar esta cuestión, Za-patero afirmó: «Mi Gobierno ha hecho, hace y hará cuanto está en sumano para buscar los caminos de una paz definitiva, con respeto abso-luto a las reglas del Estado de Derecho y con fidelidad a la Constitu-ción y a la ley», parafraseando, por cierto, lo dicho por José María Az-nar horas después de que ETA rompiera la tregua de Lizarra, el 28 denoviembre de 1999.

Por último, ETA tampoco se ha querido quedar fuera de este juego,reiterando la vigencia de su «alto el fuego permanente» después decausar dos muertes más y amenazando además al mismo tiempo conllevar a cabo nuevas «respuestas» cada vez que lo crea oportuno.

En ocasiones parece que el objetivo de todos ellos es precisamenteése: decir algo y lo contrario, o decir cosas para no decir nada; para noempeorar así la situación y convertirla en irrecuperable. Otras veces, loque parece es simplemente que la clase política esboza impulsos paraganar tiempo, como cuando un boxeador casi «grogui» se abalanza so-bre el adversario para abrazarse a él en busca de un poco de oxígeno.

Nuevas bases para un nuevo procesoSi el proceso de paz está roto, lo lógico sería volver a la situación de

conflicto, y cuando se desata una guerra, una de las primeras órdenes esla de atrincherarse; romper todas las comunicaciones con el enemigo yderribar también los puentes que éste pueda tener con el exterior. Sinembargo, las noticias que se han ido colando a cuentagotas durante estemes indican que ésta no es la estrategia elegida por la mayoría de los par-tidos, que parecen haber aprendido la lección de Lizarra-Garazi y rehu-yen el frentismo, entendiendo la necesidad de partir de otras bases.

En este nuevo escenario no se parte de cero. De entrada se mantie-ne la sintonía PSOE-PNV, cuya «línea caliente» quedó confirmadatras los halagos que Zapatero dirigió a Imaz desde la tribuna del Con-greso. La proyección de esta afinidad en el plano institucional se ex-presó en la reunión «discreta» que Zapatero e Ibarretxe mantuvieron asolas tras la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomaspara trazar un plan común. El Lehendakari también ha afrontado estecompromiso reuniéndose de nuevo con Batasuna, a pesar de que su an-terior cita le haya llevado al banquillo de los acusados. Y quién sabequé no estará pasando en esa tan traída y llevada «cocina» internacio-nal que incluso se comenta que visitó la Vicepresidenta, María TeresaFernández de la Vega, que viajó a Suiza en año nuevo, por motivos per-sonales, según la versión oficial.

nes, después de lo sucedido en Barajas, aún creen que no todo está per-dido en esta intentona por alcanzar la paz; a quienes confían en que lasbases cimentadas durante estos largos años de «cocina» sean lo sufi-cientemente sólidas como para sostener la convicción de que sólo dia-logando, y en ausencia de toda expresión de violencia, será posible en-contrar una salida a este largo túnel de incomprensión, recelo, muertey frustración.

En diferentes puntos del Estado, y detrás de diferentes lemas y men-sajes, la ciudadanía ha demostrado a lo largo del pasado mes de eneroque quiere estar presente en el fin de ETA. Los matices que las dife-rentes sensibilidades han ido eligiendo para hacerle llegar al Gobiernosus opiniones y exigencias dependen de la interpretación que cadacual ha hecho del actual contexto. El problema es que llegar a un diag-nóstico razonado sobre el estado de salud del proceso se está convir-tiendo en una misión imposible ya que, a pesar de que haya pasado másde un mes desde el terrible atentado que se llevó dos vidas de Barajas,el cruce de mensajes que intercambian los diferentes agentes y la va-riedad de discursos que están asomando dentro de los propios partidosgenera cada vez más confusión.

En principio, formalmente, tanto Batasuna, como el Gobierno espa-ñol y el resto de formaciones políticas salvo el PP han afirmado que elproceso se encuentra roto y que es imposible proseguir con él en las ac-tuales circunstancias, lo cual no parece en absoluto ambiguo. Y sinembargo, lo es.

MaticesEl único partido que no se ha sumado a este espectáculo de matices

de alta ingeniería política ha sido el PP. Junto con la AVT, y arropadospor algunos sectores mediáticos, los «populares» han vuelto a hacergala de su impresionante capacidad de no moverse, y por eso, ahora es-tán exactamente donde estaban: en la trinchera que dispara contra elproceso. Pero no por eso el PP se ha quedado fuera del baile de la con-fusión ya que, a pesar de su propia postura contraria a que exista o ha-ya existido nunca un proceso de paz en Euskadi, ahora aseguran que elproceso sigue vivo y exigen a Zapatero «que lo rompa definitivamen-te». Además, para terminar de «aclarar» el estado de la cuestión, Ra-joy hizo recientemente una reflexión que más parecía un viejo «con-xuro» gallego contra Zapatero cuando le dijo al Presidente español:«Si no cumple -con sus compromisos adquiridos con ETA-, le pondránbombas; y si no le ponen bombas, será porque usted ha cedido».

Más allá del PP, las instituciones vascas se aferran al optimismo ytratan de contagiar de él al conjunto de la sociedad.

Por otro lado, Batasuna y su entorno social suspiran por que el pro-ceso no se rompa cuando es «más necesario que nunca» y, para facili-tar las cosas, da lo que el propio Zapatero reconoció como «pasos». Pe-ro al tiempo que Otegi y Rafa Díez abren una puerta a la crítica inter-na mirándose en el retrovisor de Anoeta, comparece Pernando Barre-na como en un acto reflejo para asegurar que todo se debe a un simpleerror de traducción de las palabras del líder de Batasuna en las que ad-

Al hilo

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La mayoría de los partidos parece haber aprendido lalección de Lizarra-Garazi y rehuye el frentismo,entendiendo la necesidad de partir de otras bases.

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Pendiente de un hiloJosé Ignacio de Juana Chaos fue condenado

a finales de los años 80 a más de 3.000 años decárcel por participación en decenas de asesi-natos como jefe del comando Madrid de ETA.Según el Código Penal vigente, cuando se leenvió tras las rejas hace más de 20 años, DeJuana tenía que haber recuperado su libertadal poco de llegar Zapatero al poder gracias alas reducciones de condenas, pero ante la alar-ma agitada desde determinados entornos polí-ticos y mediáticos, el Ministro de Justicia,Juan Fernando López Aguilar se conjuró para«construir imputaciones» que evitaran su ex-carcelación. Y así encontró dos artículos queel preso guipuzcoano había enviado en 2004 aldiario Gara y que la Audiencia Nacional con-sideró constituyentes de un delito de amena-zas terroristas a funcionarios de prisiones. 13años más. Ahora, Iñaki De Juana se debateentre la vida y la muerte, decidido a «seguirhasta el final» en la que es su segunda huelgade hambre, y en la que al cierre de esta ediciónlleva casi 90 días inmerso.

A mediados del pasado mes de enero, elHospital 12 de Octubre, en el que se encuen-tra internado -y donde es alimentado contrasu voluntad mediante una sonda nasogástrica-remitió a la Audiencia Nacional un informeen el que destacaba la gravedad de la situacióndel recluso y se advertía al tribunal del serioriesgo existente de que se produjeran secuelasirreversibles en el paciente, o incluso de queéste sufriera una muerte súbita. Para casos deprisión preventiva como ésta, en la que el acu-sado está a la espera de saber si se dicta pena

de prisión en su contra, o debe quedar libre,el artículo 508 de la Ley de EnjuiciamientoCriminal prevé que los reclusos sean envia-dos a casa si su vida corre peligro. Por eso, laFiscalía de la Sala pidió prisión atenuada pa-ra De Juana en la vista que se celebró de sucaso el pasado 20 de enero. Sin embargo, eltribunal denegó las tres opciones barajadasde arresto domiciliario o concesión del tercergrado -como ya se contempló recientementeen los casos de Rafael Vera y el General Ga-lindo-. Lo hizo por cuatro votos a favor y do-ce en contra. Cabe destacar que esta decisióndebían haberla tomado los tres magistradosque son los titulares de la Sección Primera dela Audiencia Nacional, encargados del caso,pero que al final votaron los 17 jueces de laAudiencia. Y cabe destacar también que tresde los cuatro votos que pidieron el trasladode De Juana a su casa fueron los tres que enun principio tenían que haber decidido si sehubiera seguido en este caso el trámite; si és-te hubiera sido un caso normal.

El proceso judicial que está atravesando elya conocido como «caso De Juana» ha trans-currido de forma casi paralela al proceso depaz. De hecho, al comienzo de la polémica, elpropio presidente español, José Luis Rodrí-guez Zapatero afirmó que, en su opinión, losartículos en cuestión eran una «pura críticapolítica». Asimismo, quiso destacar que DeJuana era uno de los presos etarras que estabaa favor del avance del proceso de paz. A me-dida que su situación se ha ido agravando, lakale borroka ha repuntado, llenando los mu-

rales de las calles vascas con denuncias de lasituación que vive el recluso. Por su parte, elque fuera dirigente de uno de los comandosde más peso en ETA, no se ha distinguido porsu disciplina en la cárcel con las decisionesdel Colectivo de Presos Políticos Vascos, enel que se encuentran la mayoría de los presosde la banda. De hecho, una muestra es el he-cho de iniciar una huelga de hambre contrasus dictados, por libre. Sin embargo, De Jua-na nunca ha dejado de pertenecer a ETA, co-mo refrendan los tribunales y, como esta or-ganización advertía en su último comunica-do, su intención es mantener el alto el fuego,pero reiterar su disposición a mantener «todala determinación de responder» ante lo queconsidere un «ataque». ¿Consideraría ETA lamuerte de De Juana, anunciada capítulo a ca-pítulo, un «ataque» que le llevaría a «respon-der»? ¿Podría hacer de él un martir; una ban-dera bajo la que eludir debates internos y reu-nir de nuevo a su gente cargada de nuevo deargumentos?

El Estado de Derecho, para serlo, debe de-mostrar que cumple con la Justicia sin ánimode venganza y que ésta impera igual para todoslos ciudadanos, ya se apelliden estos Vera, DeJuana, o Galindo. Más aún, cuando este tipode errores pueden seguir mermando la con-fianza de la sociedad vasca en la separación depoderes, y en el sistema democrático españolen sí, puede alejar un poco más la esperanza depaz en esta tierra, y puede contribuir a hacerque otra vida más se quede en el triste caminodel conflicto vasco.

Imagen de una concentración de apoyo a Iñaki de Juana Chaos que al cierre de estaedición lleva más de noventa días en huelga de hambre.

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cinco meses a «verificar» la firmeza real de la voluntad de ETA de bus-car la paz. La condición ahora y entonces era la misma, por lo que noparece ilógico, mirando a medio o largo plazo, cuando se haya restaña-do la maltrecha confianza entre los interlocutores, que la situación sepueda reconducir; más aún sabiendo del compromiso personal y polí-tico que Zapatero ha empeñado en esta cuestión y a pesar de que, co-mo recordaban recientemente fuentes cercanas al Presidente español,«quedan diez meses reales de legislatura», por lo que «quien crea quepuede haber dos procesos de paz en tres años es un iluso».

Así las cosas, después de haber aceptado quedar relegada a segundoplano en esta primera fase de la gestión del proceso, la sociedad pare-ce que quiere ahora recuperar su condición de agente directo para in-tentar que no se vaya al traste también esta intentona que muchosconsideraron «la buena», ya que en ella han coincidido un MLNV que

venía de una reflexión cuyo punto álgido se alcanzó en el manifiestode Anoeta; una ETA cansada, con voces críticas desde las cárceles, yque parece haber sacado conclusiones del cambio de escala y valora-ción social que ha experimentado el terrorismo con el nacimiento deAl Qaeda; y un Gobierno recién llegado y lleno de ilusión y quizá tam-bién de eso que algunos han dado en llamar «adanismo»; es decir, dela ilusión de estar descubriendo un camino inexplorado hacia la paz,lejos de la desconfianza y el rencor del que podían estar afectados quie-nes antes fracasaron en el intento.

Colectivos como Ahotsak, o los recién llegados Milakabilaka yAnitzak son algunos de estos «voluntaristas» que han dado un pasoal frente y mantienen, junto con Lokarri y los ya presentes colecti-vos de artistas, juristas, profesores y demás grupos de todo tipo exis-tentes antes del atentado, la fe en el diálogo como única vía para so-lucionar este conflicto. También el Gobierno Vasco se ha querido su-mar a ellos para ofrecer un cauce de canalización a través de konpon-du.net. Entre todos forman la última «línea roja» de la irreversibili-dad del proceso. Sus integrantes no tienen muchas razones para la es-peranza en estos momentos, y gran parte de quienes tenían fe antesdel 30 de diciembre van cayendo en la frustración, la confusión y elasqueo. Pero una mirada a las experiencias pasadas, y a las vividasfuera de nuestras fronteras, sirve para reponer fuerzas y moral, lo queestá haciendo que cada vez más sectores de la sociedad sientan la ur-gencia de hacer algo por mantener viva la esperanza. Además, ¿nodicen que la fe mueve montañas?

Una vez mantenidos los puentes, hay que poner las nuevas basespara cuando la voluntad de ETA de dejar de matar vuelva a quedarverificada. Para empezar, el Gabinete Zapatero ha optado por el dis-curso de la «unidad de los demócratas», retomando así parte del es-píritu del Pacto Antiterrorista, y enviando así un doble «regalo en-venenado» al PP en un nuevo intento por restar fuerza a sus acome-tidas contra el proceso. De forma casi semanal, el Gobierno se reúnecon todos los partidos del Congreso para compartir con ellos la ges-tión de la información.

Y con esta maniobra, La Moncloa trata también de poner la otra ba-se nueva: la de sumar a la opinión pública al lado de quienes están porel proceso; algo para lo que va a necesitar mucha pedagogía que con-trarreste los mensajes enviados desde hace mucho tiempo por quienesestán en su contra.

Por el momento, a mediados de enero, el Congreso rechazó unáni-memente la propuesta del PP que pretendía, además de otras medidascomo ilegalizar a EHAK, revocar la autorización que dio en su día aZapatero para abrir un diálogo con ETA cuando se constate su volun-tad «firme» e «inequívoca» de renunciar a la violencia. El pasado añola autorización llegó en mayo, y el Gobierno se dedicó durante unos

Al hilo

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Los aparcamientos de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas quedaronreducidos a escombros como consecuencia de la explosión.

La Moncloa trata también de poner la otra base nueva: lade sumar a la opinión pública al lado de quienes están por elproceso; algo para lo que va a necesitar mucha pedagogía

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Aguantando el temporal

A pesar del desconcierto general, y ante elriesgo de caer en la resignación, la sociedad co-mienza a erigirse como última garante de lairreversibilidad del proceso emprendido en Eus-kadi. Lo está haciendo echándose a la calle trasuna pancarta, pero también movilizándose ytrabajando desde asociaciones como las reciénllegadas Milakabilaka y Anitzak. La primera,cuyo nombre evoca a miles de personas buscan-do la paz, se trata de una iniciativa social queapuesta por la superación del conflicto vasco através de la participación ciudadana.

El mismo día que se presentaron en socie-dad se pusieron manos a la obra convocandouna manifestación bajo el lema «Diálogo,Respeto a Euskal Herria, Paz» y anunciandoque a partir del 22 de febrero un autobús re-correrá las distintas localidades vascas con elobjetivo de sacar fotos a todos aquellos que seunan a esta iniciativa.

Por su parte, Anitzak es una iniciativa inno-vadora mediante la que vascos de diversas pro-cedencias se implican en una «apuesta activapor la paz y por la resolución democrática delconflicto», entendiendo que la «mejor garan-tía» para lograr este fin es el diálogo y la nego-ciación política entre todos los agentes impli-cados, «sin exclusiones ni expresiones de vio-

lencia o vulneraciones de derechos», y a travésdel «respeto a la libre decisión de todas y todoslos ciudadanos que vivimos en este país».

Pero tanto estas recién llegadas, como las yapresentes organizaciones de artistas, juristas,profesores y demás colectivos ciudadanos quedefienden el diálogo, todas han hundido susraíces en la experiencia de Ahotsak, y ahoraque este colectivo ha sufrido las peores acome-tidas, se han resguardado bajo sus ramas.

A pesar de que sus integrantes participan dela iniciativa «a título personal», quienes estánen primera línea no pueden evitar ser políticasy, por lo tanto, estar adscritas a unas determi-nadas siglas políticas. Después del atentado,la duda era ver qué reacción iban a tener, sa-biendo que en su seno coexisten miembrosde Batasuna. ¿Cabría la condena? ¿ResistiríaAhotsak la tensión? Finalmente, sus inte-grantes se reunieron en Ordizia para hablarcara a cara sobre la cuestión y acordaron pac-tar sus discrepancias, pero reafirmarse en suvoluntad de seguir trabajando juntas por lapaz y el acuerdo. Ante la ausencia de conde-na, Rodolfo Ares se dirigió expresamente a lasocialista Gemma Zabaleta asegurando queera «imprescindible» que la dirigente guipuz-coana del PSE tomara las decisiones oportu-

nas para lograr que todas las integrantes deAhotsak condenaran el atentado, y añadien-do que, de no ser así, no debería tener lugaren esa plataforma. Pero Zabaleta resistió elenvite afirmando que Ahotsak «no tiene quepasar ninguna prueba del algodón» porque yadejó «claro» su rechazo a la violencia y pidióque les dejen trabajar para tratar de alcanzaruna posición de consenso.

A pesar de que este incidente fue el más des-tacable, las integrantes de este colectivo tam-bién recibieron «recados» de este tipo desde elPNV, Ezker Batua, el PSN,… Sin embargo,Ahotsak ha mantenido firmes sus bases, y sutrabajo también está recibiendo apoyos, comolos de los catalanes ICV, EUiA, ERC y Ciuta-dans pel Canvi que, junto con más de dos milpersonas, salieron a las calles de Barcelona amediados de mes para ofrecerles su apoyo enmitad de la tormenta.

Como subrayó en el acto la ex parlamentariade Batasuna, Jone Goirizelaia: «Hemos sidomuchas veces, aun sin querer, parte del conflic-to y ahora queremos ser parte de la solución».Y hacia ese espíritu parecen dispuestas a seguirarrastrando voluntades, protegiendo la espe-ranza y fomentando el diálogo transversal comoúnica fórmula para alcanzar la paz.

Imagen de la rueda de prensa ofrecida en Pamplona-Iruñea con motivo de la presentación de «Milakabilaka».

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La fase del proceso que hemos vivido en los últimos años, desde quese iniciaron las conversaciones entre representantes del PSE y de Ba-tasuna hasta el brutal atentado de Barajas, da pie a una serie de refle-xiones y conclusiones. Empezaré por estas últimas:

I. La aproximación de presos debe quedar al margen de la negocia-ción. Sencillamente hay que proceder a su acercamiento. Familiares yamigos tienen ese derecho que no debe servir de moneda de cambio.Es un error dejar la cuestión del acercamiento en manos de ETA. Hayque distender el penoso entorno en que vive injustamente castigado unsector muy próximo a la violencia, en lugar de favorecer que sirva decaldo de cultivo y de oxígeno para la organización.

II. Debe despejarse la cuestión y dejar claro que no cabe negociaciónpolítica con ETA - tampoco vicariamente a través de Batasuna. No ca-ben segundas mesas. ETA carece de legitimidad para negociar política-mente pues carece de representatividad y la de Batasuna no alcanza si-no a un 5% del censo de la población de Euskal Herria. Lo único ne-gociable con ETA son las condenas penales de presos y exilados. Hademostrado ser un error emprender un proceso abierto sin clarificarque no es posible una negociación política. De hecho ésta no llegaráhasta que la amenaza que ETA representa desaparezca, pues no resultalegítimo admitir una negociación para fijar un marco de convivenciamientras la amenaza pende sobre los participantes. El nacionalismovasco saldrá reforzado si se desmarca de la connivencia con ETA y en-tiende que de lo que se trata es de construir un espacio de convivenciainteligente para todos en esta parte de Europa. Las identidades nacio-nales, como la religión, deben privatizarse y los derechos fundamenta-les de la población garantizarse.

Hace falta valor

Reflexión

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III. Resulta una ilusión pensar que ETA soplará para apagar la velade la violencia. No cabe esperar su disolución sino tratar de debilitarese mundo para evitar su periódica renovación. La lucha contra ETAdebe tener en cuenta que su alimento es la represión. La última reclu-ta masiva fue consecuencia de las causas penales abiertas contra dece-nas de jóvenes durante la kale borroka que se activó durante la ante-rior tregua. Pendientes de sumarios de decenas de años muchos huye-ron y fueron acogidos en Iparralde; ante la alternativa de partir haciaSudamérica, fueron captados por la organización.

IV. Hay en relación a ETA una confusión en torno a fines y medios.Sus fines no son la independencia o el socialismo tal y como habitual-mente se entiende y la organización pretende, ni tampoco la violenciaes el medio del que ETA se vale para alcanzarlos. Al contrario, el finde ETA es el ejercicio de la violencia y la independencia y el socialis-mo son los medios que emplea para justificarla. La historia está llenade movimientos y organizaciones que pretendían ser de liberación na-cional o de clase que dieron lugar a sociedades totalitarias. En ellos mi-litó también gente que creía estar construyendo el socialismo o libe-rando Albania.

V. La historia de ETA no es la historia de un movimiento de libera-ción, es la historia de la construcción de un poder para alterar la con-vivencia; su finalidad es ejercer un poder de manipulación condicio-nando la sociedad a las expresiones de su violencia. Un poder funda-do en la amenaza y sostenido por la dependencia que ha sido capaz degenerar en personas que, como un pájaro paralizado ante la serpiente,han perdido o renunciado a la capacidad de discernimiento autónomodelegándolo en una autoridad que decide por ellos sobre el bien y el

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mal, y que lleva a justificar el asesinato, la persecución y la extor-sión de otras personas. Una suerte de bárbara religión de sustituciónque periódicamente exige el sacrificio de víctimas designadas en tri-bunales secretos.

Al hilo de estas conclusiones quisiera también plantear ciertas re-flexiones:

1. Es un tragedia para cualquier sociedad dilapidar buena parte de suenergía como consecuencia de la manipulación a la que es sometidapor un grupo de fanáticos. Ya tuvimos con anterioridad que padeceruna dictadura de 40 años. Es una tragedia que ETA haya arruinado du-rante otros 40 años la vida de tanta gente y quiera seguir sacrificandoa la juventud construyendo y alimentando sin tregua una ideología delodio y el victimismo.

2. Hay una confusión entre conflicto político y terrorismo. ETAno es expresión de un conflicto político. En otras partes de Europahay también conflictos políticos: Catalunya, Escocia, Flandes... pe-ro no hay terrorismo. Su invocación de luchar en favor del PuebloVasco además de quimérica, es una infamia. Probablemente nadaestá haciendo tanto daño al futuro de Euskal Herria como ETA,quien aprovecha el conflicto para construir su poder y vocación to-talitaria.

3. El autoengaño y el cinismo de que da muestra su fantasmagóricocomunicado es inconcebible. Por el contrario, entiendo que el bomba-zo de Barajas pretende ser el desencadenante de una fase represiva.Busca procurar el encarcelamiento de decenas de militantes delMLNV encausados en diversos sumarios cuyos procesos van a resolver-se en los próximos meses y cuya suerte aparecía condicionada al perio-

do abierto con la «tregua permanente». ETA busca -como siempre- po-der generar un malestar que le permita justificar su violencia y reclutara nuevos militantes.

4. La actual coyuntura puede ser también una oportunidad para quela ciudadanía reaccione de una manera civilizada pero firme frente alterror, y para que la clase política asuma más allá del partidismo sus res-ponsabilidades con el pueblo. Hace falta reconocer el chantaje al quevivimos sometidos, el miedo que la amenaza genera y, como conse-cuencia, la pérdida de libertad que padecemos, algunos de manera es-pecialmente intensa. Un primer paso necesario para poder hacer fren-te a la violencia es reconocer la pérdida de libertad que genera conni-vir con su existencia en lugar de pretender no verla o que sólo afecta aunos pocos. Tenemos derecho a convivir en libertad y tratar de resol-ver nuestras diferencias sin estar sujetos a la manipulación de la vio-lencia. Aunque resulte una obviedad, ETA no tiene ningún derecho ahacer lo que lleva tanto tiempo haciendo.

5. Las próximas semanas son también una oportunidad para que per-sonas vinculadas a esos círculos de la violencia se desenganchen. Pro-bablemente tanto un sector de ETA como del MLNV no buscaban eldesenlace de Barajas y pretenden que continúe la tregua. Quizás, aun-que parezca increíble, no han entendido que ETA es una máquina dedolor y que ellos también van a ser sacrificados para justificar su ope-ratividad. El tiempo apremia. La paradoja final de esta larga y cruel his-toria es que el futuro de Euskadi y la Libertad pasa por la derrota deEuskadi Ta Askatasuna. Hace falta valor.

Iñigo BullainProfesor de Derecho Constitucional y Europeo de la UPV/EHUAutor de Regioak, Estatu-nazioa eta Europear Estatua. Hiria 2006

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Crónica

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tortugaSe puede decir más alto pero no más claro. «Paz ydiálogo. Exigimos a ETA el fin de la violencia». Y asílo hice yo misma, con la lumbre de un silenciocontenido en la garganta, bajo el calor sincero demás de 80.000 personas anónimas en representaciónde una parte de la sociedad civil, caminando comohormigas a paso de tortuga por las abarrotadas callesde Bilbao. Ésta es la crónica de aquel 13 de enero de2007, escrita una vez llegué a casa, ya de noche, conla ciudad de nuevo encendida por la luna.

Aporreo el teclado del ordenador portátil desde el hartazgo, la rabia yla impotencia, aunque con la ilusión de que la paz pronto tendrá entrenosotras una nueva oportunidad. La manifestación me ha cargado las pi-las. Estoy pletórica, contenta, si bien me temo que este estado de ánimoserá transitorio. Es algo así como que no he tocado fondo, como que notermino de creerme lo sucedido en Barajas, como si todo fuera un sueño,una pesadilla nueva desde cuyas zarpas me gustaría despertar hasta libe-rarme en otro amanecer, pero del que no logro desenredarme por muchoque lo intente. De hecho, sé que el proceso de paz está roto, o en suspen-so, que es poco más o menos la misma cosa. Y así, por lo mismo, las an-

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Hormigas a paso

María Garcia Texto

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fuego permanente y que volvía a las andadas de la locura, la sinrazón ylas bombas en los maleteros de los automóviles, justo al lado del airbag.Porque una vez vencí mi propia inmovilidad recurrí también a la radio,a una sintonía cualquiera en la frecuencia modulada, por lo que pudecomprobar que lo del atentado en la nueva terminal cuarta del aeropuer-to de Barajas era cierto, verdad de la buena, más todavía cuando el re-sultado de la acción era de dos personas desaparecidas primero y muer-tas después, tal y como se pudo comprobar tras cerca de una semana debúsqueda y desescombro por entre las migajas chamuscadas de hierrosquemados, hormigones en polvo y coches laminados para la chatarra.

Por lo que, de repente, convencida ya de que la columna de humo quese levantaba en el aeropuerto madrileño no respondía a ningún efectoespecial diseñado por un ordenador, tuve una necesidad vital de tomarla calle para gritar a los cuatro vientos que ya estaba bien, que nos deja-ran en paz de una vez y para siempre, que ésa era la voluntad de la in-mensa mayoría de la sociedad. Y es que, si algo me sorprende de las gen-tes de ETA, es la arrogancia que tienen para erigirse en portavoces de losanhelos y deseos de las personas de este pueblo suyo, que también nues-tro. Esta cuestión de la posesión exclusiva de la verdad me enfada y mu-cho. Porque habíamos confiado en la clase política para el buen curso delproceso. Porque, por encima de todo, habíamos creído en la voluntadsincera de ETA de delegar la labor política en las gentes de Batasuna,convencidos al fin de la inutilidad del recurso violento. Además, supon-go ahora, pensábamos que más que nunca éste era el tiempo de la polí-tica y que a las ciudadanas y ciudadanos de a pie no nos quedaba otra queesperar la buena nueva de la paz. De hecho, a tiempo pasado, me asaltanahora algunas de las reflexiones que en mi entorno exigían la moviliza-ción de la sociedad para empujar los esfuerzos de las formaciones políti-cas que creían en la viabilidad del proceso, sobre todo porque por di-ciembre eran muchas las voces que nos alertaban de que algo no ibabien. Pero, en cierta medida, hemos llegado tarde. Como que la presa seha roto sin previo aviso alguno, llevándose por delante más vida.

La responsabilidad es sólo de ETAEn este sentido, sigo pensando que sólo ETA es responsable del aten-

tado, de las muertes colaterales de dos pobres trabajadores de la construc-ción que habían llegado a España desde Ecuador con el objetivo de ga-narse la vida y ayudar de paso a sus familias que nunca más recibirán lallamada telefónica desde uno de los muchos locutorios españoles que co-mo setas han ido apareciendo allí y aquí, lugares de encuentro desdedonde se han ido hilando los cordones umbilicales de los emigrantes has-ta sus casas y pueblos de origen. Así, ha sido ETA quien ha dinamitadoel proceso de paz y suya es la culpa. Y por supuesto que entiendo las vo-ces que se quejan de que los presos siguen estando lejos de casa, de queen nueve meses esta realidad no ha cambiado ni un ápice, de que la iz-quierda abertzale representada por Batasuna sigue estando ilegalizada, deque algo iba mal para cuando el PSOE editó un video donde mostrabasu orgullo de que en este nuevo periodo de tregua había hecho menos delo que en su día hizo el Gobierno de José María Aznar en tiempos del al-to el fuego del año 1998, haciendo especial referencia a que las personascautivas seguían estando donde estaban; es decir, a miles de kilómetrosde sus padres, madres, hijos, hijas, novios, novias, abuelos, abuelas, ami-gos y amigas. Y todo ello cuando la normativa internacional sobre polí-

sias de una solución dialogada al problema de violencia y desencuentropolítico de nuestro pueblo se han vuelto a romper en miles de añicos,como sucede en el caso de una copa de cristal con cintura de avispa quecae al suelo. De nuevo, y encima de la mesa, volvemos a tener miles depiezas de un puzzle otra vez revuelto que habremos de ir encajando enlos días venideros.

No obstante, antes de que me vea de nuevo presa de la desesperanza,recurro al recuerdo de la marcha muda y humedezco mi ánimo en lasaguas del río conformado por miles de personas camino del Ayunta-miento bilbaino detrás de la pancarta que unas horas antes ha reivindi-cado «Paz y diálogo. Exigimos a ETA el fin de la violencia». Más claroagua. Porque no nos podemos quedar de brazos cruzados, ni ahogarnosen las corrientes que vuelven a embestirnos. Lo cierto es que no nos que-da otra alternativa distinta a seguir insistiendo en el insistencialismo,una vez más, para reincidir en el empeño de la palabra, sin desistir de suuso. En definitiva, me niego a que la falta de ilusión se apodere de mí yme asfixie el aliento, me paralice atándome al suelo, pensando que ennuestro caso la paz no es un derecho, como si nuestro drama violento notuviera una solución, como si nuestro destino no pudiera ser distinto delpasado, del presente que vuelve a ser pasado en blanco y negro, del hoyque nos retrotrae el ayer del sufrimiento, de los dolores, de la descalifi-cación política. Hasta el anteayer de los puentes rotos por enésima vez.

Barajas en el televisorAquel sábado 30 de diciembre de 2006 en el que a ETA se le ocurrió

echar por tierra el proceso de paz aludiendo a no se sabe qué compromi-sos adquiridos con el Gobierno español me pilló acunada en el sofá, enpleno zapping autómata, con las legañas en los ojos todavía dormidos,con la sombra del sueño empapándome los párpados de un cercano finde año. No me lo podía creer y otra vez más pensé que todo aquello eraparte de una película, como aquel 11 de septiembre en New York don-de las torres gemelas del World Trade Center se desplomaron hasta elsuelo a modo de un castillo de naipes sucio de hollín, como aquel 11 demarzo también en Madrid donde las vías del tren de la estación de Ato-cha se reconvertieron en un improvisado camposanto de cadáveres res-guardados en enormes bolsas de plástico negro puestas en fila como si setrataran de unas macabras fichas de dominó. Y me pregunto ahora quepor qué no me sucede lo mismo cuando en los informativos hablan deBagdad, Gaza o Kabul.

El caso es que, desde la inconsciencia improvisada, pensé que las imá-genes que aquel penúltimo día escupía el televisor componían el trailerpromocional de algún otro film seguramente americano, y que todo eramentira, simple ficción, no real. Sólo un día antes, el Presidente españolJosé Luis Rodriguez Zapatero había anunciado que las cosas dentro de unaño estarían mucho mejor. Además, previamente, ETA no había hechopúblico ningún comunicado en el que anunciara que rompía el alto el

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Sigo pensando que sólo ETA es responsable del atentado,de las muertes colaterales de dos pobres trabajadores de laconstrucción que habían llegado a España desde Ecuador

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ticas penitenciarias defiende que los reos han de cumplir sus penas en lasprisiones más cercanas a sus lugares de origen.

Tanto es así que estoy convencida de que si Zapatero hubiera dado pa-sos en la humanización de la política penitenciaria hoy no estaríamos eneste punto. De haber sucedido algo se hubiera desactivado uno de losprincipales argumentos con el que el mundo de la izquierda abertzale haarremetido en contra de sus adversarios políticos ya que la dispersión po-ne en evidencia un ensañamiento tanto con el preso como con su fami-lia aunque bien es cierto que ETA en sus últimos Zutabes no dedica niuna sola línea a la reivindicación del fin de la dispersión. Es más, susprincipales argumentos siguen subrayando las cuestiones de territoriali-dad y autodeterminación, cuestiones éstas no defendibles por una orga-nización que opta por la lucha armada haciendo caso omiso a las exigen-cias del pueblo que dice representar.

El lema de la discordiaSinceramente, me alegré el día en el que supe que el Lehendakari

Ibarretxe iba a convocar una manifestación de repulsa por el atentadode Barajas, a la par que pretendía exigir la irreversibilidad del proceso.Más que nunca, ya lo he dicho antes, necesitaba salir a la calle y pro-testar por lo sucedido, alto y claro. Por eso, me gustó el lema de «Paz ydiálogo», más todavía cuando el PSE se mostró dispuesto a acudir a lamarcha, aun con todos los recelos que tenía con la convocatoria encuanto que entendía que era, en cierta medida, una decisión partidis-ta, unilateral, acordada desde Ajuria-Enea sin consulta previa. Sin em-

bargo, pese a las lógicas dudas de los socialistas vascos, me pareció po-sitivo que fueran capaces de subrayar lo que les unía a los partidos queconforman el tripartito, es decir, las ideas de paz y diálogo, también enestos momentos tan difíciles y complicados. Incluso, en este mismosentido, cuando a los pocos días Batasuna se mostró favorable a sumar-se a la marcha, también me pareció que era una decisión acertada. Dehecho, sigo pensando que la paz y el diálogo del lema para la manifes-tación de Bilbao, aun cuando son términos demasiado abstractos debi-do a la grandeza de su significado, hablaban de la paz que dice no aETA y de diálogo político entre las fuerzas vascas sin ningún tipo deexclusión. No en vano, la manifestación surgía desde el atentado per-petrado por ETA en el aeropuerto madrileño de Barajas. Por esto mis-mo, si Batasuna hubiera estado en una manifestación de estas caracte-rísticas a favor de la paz y el diálogo, entiendo que su silencio sería másincoherente que nunca ante un hipotético acto de violencia en el fu-turo; que no lo quiero.

Por supuesto, comprendo también las dificultades que los socialistaspodían tener a la hora de caminar junto con las personas de la izquier-da abertzale oficial, más todavía cuando el añadido al lema de la ma-

nifestación sobre la exigencia del fin de la violencia a ETA es un mí-nimo irrenunciable para el PSE, además de para muchos otros. Quetambién para mí, por otro lado. Pero el caso es que Batasuna ha detransitar por todo un camino de censura a ETA que la mayoría de lasociedad ya ha recorrido. Además, acto seguido, podrían denunciar al-gunas voces que otros partidos tampoco han levantado la voz ante lavulneración de los derechos humanos de los presos, por citar sólo uncaso. Sé que no son la misma cosa pero entiendo que son cuestionesmuy ligadas a la necesaria defensa de los derechos humanos. No obs-tante, pese a todas las diferencias que hay entre las distintas formacio-nes políticas de este país, ¿alguien imagina la fuerza desbloqueadora deuna manifestación que en nombre de la paz y el diálogo fuera capaz deunir en un mismo cauce al PNV, PSE, EA, EB, Aralar y Batasuna? Yhasta el PP, que esto ya sería formidable. De hecho, una de mis mayo-res preocupaciones respecto al proceso de paz ahora roto ha sido lafrontal oposición al mismo del Partido Popular. Me temo que en todoel mundo no hay ni un solo ejemplo de un proceso de estas caracterís-ticas que se haya desarrollado con éxito desde la negativa del principalpartido de la oposición y que en este caso representa a casi la mitad dela sociedad española. Del mismo modo, también me ha preocupado lapostura que algunas de las víctimas del terrorismo han mantenido du-rante todo este último tiempo. De hecho, volviendo a mirar fuera denuestras fronteras, a las víctimas del terrorismo habría que explicarlesdel modo más amable de los posibles que los asesinos de sus hijos e hi-jas, maridos y mujeres… algún día estarán en la calle, en nombre delproceso, en nombre de ningún muerto más. Así ha sido en otros luga-res. Irlanda. Sudáfrica.

En ésas estoy todavía. Llamadme ilusa. Hoy lo soy. No sé mañana.

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Por supuesto, comprendo también las dificultades quelos socialistas podían tener a la hora de caminar junto conlas personas de la izquierda abertzale oficial

La manifestación se celebró el pasado 13 de enero bajo el lema «Bakea eta elkarrizke-ta. Exigimos a ETA el fin de la violencia».

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En una situación como la que atravesamos en este momento es muyimportante preguntarnos cuál es nuestra quilla, cuáles son las clavesque, a pesar de las tempestades y tormentas, nos permiten mantener elequilibrio, el rumbo y nuestra propia estructura. Creo que hay tres ba-ses que no debemos abandonar a pesar de las inclemencias, por gravesque éstas sean. Forman parte de nuestra quilla.

En primer lugar, una reflexión de fondo, una convicción. La paz, elfin de la violencia, el acuerdo o la reconciliación son hoy y aquí pro-cesos imparables, irreversibles. No dependen de un hecho concreto ode la voluntad de uno u otro actor, son la consecuencia de un contex-to social, histórico, político, internacional y ético que no tiene vueltaatrás. Se trata de una corriente que nos sobrepasa. Esta perspectiva esdeterminante para no quedarnos paralizados. Dentro de 20 años, pro-bablemente, observaremos todo lo que está ocurriendo en estos últi-mos años como un itinerario histórico lógico y evidente. Veremos queel mundo estaba cambiando, que Europa había cambiado, que nuestrasociedad era otra, que éste era el último conflicto violento del conti-nente y que no había otra salida que la de conducir la contienda socialy política hacia un terreno no violento y de entendimiento entre lospolíticos y la sociedad.

En segundo lugar, una constatación. Las voluntades sociales ma-yoritarias de no violencia, diálogo, acuerdo y consulta social son fir-

La quilla es la pieza que hace posible que una

embarcación pueda mantener el equilibrio, el

rumbo y la estructura de su armazón a pesar de las

tempestades y tormentas. Es la pieza que une la

base del barco entre la popa y la proa y que tiene

forma de aleta hacia abajo.

La quilla

Opinión

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sumergidos en un clima de enfrentamiento, desconfianza, violencia,crispación y que por más que lo deseemos no es fácil modificar esa iner-cia. Esto no se logra de un día para otro. Las dificultades se superaránpero siempre con la conciencia clara de que el proceso va a ser imper-fecto y contradictorio. No va a responder de manera exacta al ideal quecada uno tiene en su cabeza. Debemos alejarnos de los esquemas deperfección. La condición humana es limitada e imperfecta y ese cami-no hacia la paz, tan complejo y difícil, también lo será. Nuestra tareahoy como ayer es seguir creando condiciones que atiendan a esa con-vicción de irreversibilidad de la paz y respondan a las voluntades socia-les mayoritarias.

Tenemos tres grandes retos. El primero crear las condiciones depaz, derechos humanos e igualdad que hagan posible un nuevo con-senso político. El segundo, buscar un acuerdo de convivencia quenos permita manejar nuestros conflictos pacíficamente. Y el tercergran reto es preparar la reconciliación, y éste es un desafío, princi-palmente, social. Un acuerdo no dejará de ser un papel que despuéshabrá que trasladarlo a la convivencia diaria. El gran reto de la so-ciedad es volver a convivir con respeto y aceptación de las diferen-cias. Debemos crear condiciones para que la paz se consolide y seadefinitiva, crear condiciones para alcanzar un acuerdo y crear con-diciones para convivir de otra manera.

mes y estables. Configuran la realidad presente y de futuro. Marcantambién el camino a seguir. Un paso atrás no anula la determina-ción social y la esperanza de la paz. No se mide la energía del sol se-gún llueva o esté despejado. El conflicto vasco concebido como unacoctelera de violencia y crispación se ha convertido en un anacro-nismo que no tiene sentido ni hueco en la vida cotidiana de nues-tra sociedad. La constatación de esta realidad es fundamental paraentender que no hay salida por detrás, sólo hacia adelante. El con-flicto vasco ha representado un enfrentamiento destructivo que, co-mo todos los que lo son, ha puesto en desorden los principios, valo-res y pautas que rigen ordinariamente la convivencia. La ética esuna herramienta para poner orden en ese desorden. La experienciaintensa y dramática de estos años de conflicto destructivo debe ha-cernos más sabios para que como sociedad aprendamos a hacer pre-valecer ese orden ético.

En tercer lugar, una actitud. En los cursos de Baketik se insiste enque «no sabemos si podemos lograr lo que nos proponemos -en este ca-so la paz- al ritmo que desearíamos, pero lo que sí sabemos es que po-demos crear condiciones que lo hagan posible». A pesar de lo peor, nopodemos dejar de empeñarnos en crear condiciones para lo mejor. Te-nemos que reconocer y aceptar que hay gravísimos problemas, perotambién necsitamos perspectiva para entender que llevamos décadas

Jonan FernandezDirector del Centro por la Paz «Baketik»

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Con uno de los océanos de por medio

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bien avenido según el argot que nos ocupa, viejo y usado en todo ca-so, que no destartalado, ni inservible aun, ni para tirar a la basura to-davía, comprado hoy mismo en una tienda de Traperos de Emaús alas afueras de la ciudad donde, junto con los jergones, somieres y ca-bezales de cama esquinados sin orden ni concierto en cualquiera delos vértices del almacén, se apilaban también las mesillas en desusocon agarraderas de estaño que abren puertas que ya no encajan enlas cerraduras imantadas, donde por lo mismo se amontonaban losviejos televisores de pantalla ovalada y barriga generosa sin mandoa distancia y donde de igual modo se colgaban en perchas de brazoscansados y casi siempre diferentes entre sí las vestimentas pasadas demoda, ropajes que además eran pasto de las polillas aficionadas a losbanquetes de algodón, licra o poliester.

Rosa Margarita había adquirido el colchón a cambio de treinta eu-ros. Barato. Bastante barato, en comparación, eso sí, a los colchonesde estreno que valen un pico, el ojo de una cara, o los dos ojos por lamisma, según la profundidad de la cartera del cliente de turno y el fa-jo de billetes dispuesto para la compra, por mucho que repartan demodo uniforme e independiente el peso de los cuerpos dormidos a lasdos orillas de la cama, donde incluso es lícito saltar a la comba sin in-terrumpir el sueño profundo de la persona que pernocta al otro lado,ensimismada y gozosa en su aleteo onírico, y todo ello sin la necesi-dad de somníferos, tal y como anuncian en este último tiempo los co-merciales de televisión que destacan las ventajas y las virtudes de es-tos enseres para el descanso principalmente nocturno. El caso es queRosa, ya que casi nadie le llamaba por su nombre compuesto -a ex-cepción de su madre que se resistía a podar el ramillete de rosas ymargaritas con el cual habían bautizado a su hija hace ya treintaaños- apenas llevaba dos días en Madrid, recién llegada de Ecuador,

Rosa Margarita le estaba costan-do conciliar el sueño, más todavía cuando sabía que en ese mismocolchón de segunda mano habían dormido otros cuerpos, descansa-do otras carnes, enredado otros cabellos, con el rocío de otros sudo-res, bajo los esquejes de suspiros no conocidos y sobre las caricias deescuetos susurros desde bocas extrañas. Rosa Margarita intuía la mar-ca encharcada de huesos distintos, de pijamas ajenos, o de camisonesarrugados hasta las cinturas sin bragas de las durmientes, anónimaspara ella, aunque siempre con la escarcha de pieles diferentes a la su-ya, fueran hembras o machos los que antaño hubieran dormido don-de ahora lo hacía ella acurrucada como una endivia, o por lo menoslo intentaba. Todo ello entremezclado con el correspondiente akela-rre microscópico de ácaros, parásitos y amebas que sobre sus minús-culas espaldas llevaban a cuestas el pasado de otros huéspedes, de to-das sus penas y algunas de sus glorias, que casi siempre son menos. Setrataba de un colchón de un metro y treinta y cinco centímetros deancho por otro metro y ochenta centímetros más de largo, con mue-lles en el interior de su vientre de látex; una cama para matrimonio

s de por medio D. M. Indart Escritor

Ramanujan Ilustraciones

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A

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había comprobado en el momento mismo en el que se acostó sobreél. Por eso cerraba los ojos para intentar pensar en cosas bonitas, enzapatillas de deporte para sus hijos, en papas fritas, aros de cebolla,frijoles con arroz, aguacates de verdad, pollos rellenos, helados de fre-sa y muchos litros de coca-cola para la mesa puesta los domingos enHinga Huayco. También imaginaba una casa con paredes de ladrillohueco y ventanas con persianas y cortinas hasta el suelo, además deun baño separado con grifo de ducha. Pensaba también en baldosinespara la entrada al hogar que ella siempre había conocido embarradode lluvia salada. Y un frigorífico-congelador, una televisión a color,un equipo de música con compact disc, un balón de fútbol nuevo yuna olla inoxidable a presión. Con el tiempo, su sueño era volver aQuito para abrir una pequeña tienda de alimentos, bebidas y gas bu-tano, una vez primero hubieran arreglado la vivienda, adecentándo-la, rehabilitándola, embelleciéndola en lo posible. Porque pensabaen todo ello cuando, acurrucada y a oscuras dentro de sí, se esperan-zaba con que las cosas pronto iban a tomar su curso. Mañana mismocomenzaba a trabajar como sirvienta en una casa que le había bus-cado su amiga Magdalena, también de Hinga Huayco. Hace cuatroaños que Magdalena llegó a España. De hecho, para empezar, viviríacon ella, con su marido Juan Niño, con el hermano de éste, DiegoHoracio, su mujer, Belinda, y las dos hijas del matrimonio, Ruth ySara. Todos juntos en un piso alforja de tres habitaciones y techosaltos, con cuadros a punto cruz enmarcados sin cristal, lámparas debombillas fundidas, zócalos de madera de pino y paredes empapela-das con cola de carpintero. Una de las estancias era ciega, que es jus-to la que Rosa había habitado, como una cigüeña su nido de paja,hojas secas, ramas caídas y arenisca, aunque con uno de los oceánosde por medio hasta donde estaban esperándole sus cinco pollueloscon el pico abierto.

Así las cosas, su amiga Magdalena le había comentado que la vidaen Madrid no era fácil, que nadie regalaba nada, menos todavía aellas que venían como a recoger las sobras de una sociedad descarri-lada en la abundancia y que habrían de repartir con otras miles decompatriotas más, con más mujeres de Sudamérica, con otras muchasvenidas del este de Europa y con algunas que otras señoras africanasllegadas desde los desiertos de la hambruna y que, por lo general, lotenían todavía mucho más crudo en cuanto que eran más negras queel carbón y también más extranjeras que los rebaños de jirafas pastan-do en la Gran Vía. Por lo mismo, Magdalena le había alertado de quea las ecuatorianas no les quedaba otra que trabajar de sol a sol paraterminar ganando poco más de seiscientos euros y que sobre todo la-boraban en casas particulares al cuidado de personas mayores que yano se valían por sí mismas y que vivían solas, o con gatos siameses deojos como de cristal de Murano u holgazanes perros ratoneros que les

de Quito capital, para ser más exactos, con el propósito de ganarse lavida. La de ella misma y la de los suyos de paso, pues en una de laschabolas de una de las barriadas más pobres de la capital ecuatoria-na había dejado cinco hijos de entre tres y diez años al cuidado de sumadre, Dolores. Todos ellos esperaban las divisas que ella se habíacomprometido a hacerles llegar mes a mes, una vez se hubiera insta-lado en España. Hablamos de Héctor Alfonso, Damián José, Bárba-ra María, Antonio Alfredo y Ana Claudia, citándolos aquí de mayora menor, o lo que es lo mismo, nombrándolos conforme fueron lle-gando a este mundo nuestro desde el vientre contraído en espasmosde una madre hambrienta de tortas de maiz y bananas azucaradas enuna brumosa de grasa de cerdo, de pechos igualmente secos de lecheinsípida, sin apenas una sonrisa esbozada en sus labios pétreos y raja-dos por las uñas del viento, de sangre indígena como de café molido,analfabeta de la «a» a la «z», abandonada por su marido cuando to-davía estaba preñada de su cuarto vástago, quedándose embarazadade nuevo y por quinta vez un día en el que terminaron jodiendo enla cuadra de gallinas cluecas con motivo de una última visita que sucompañero también muerto de hambre se dignó a hacerle, por sor-presa penitente, prometiéndole una vida nueva y tranquila, desde elperdón de sus pecados, con la voluntad firme para el trabajo y el aho-rro de la plata, destacando los beneficios de una cordura abstemiahasta donde por fin se había visto abducido gracias a la ayuda de nose sabe qué predicador baptista, lejos de las tascas de vodka barato,ron importado, hoja de coca en polvo, mezcal de extraperlo y guayu-sa autóctona. Pero todo fue una sarta de mentiras, pues el hombre notardó en tragarse sus palabras, comiéndoselas de nuevo sin ni tan si-quiera masticarlas, carente de aliño alguno, dejando a Rosa Margari-ta plantada en el patio de su casa de tablas de madera y tejado de ura-lita más sola que la una y a cargo de un enjambre de abejas revolote-ando por las calles sin asfaltar de Hinga Huayco, que es así como sellama su barrio que ayer mismo abandonó con la esperanza de una vi-da nueva llena de promesas de telenovela. Y así, con no más de cua-renta y ocho horas de exilio en las tierras del descubrimiento y el ex-polio, digamos que Rosa Margarita, Rosa a secas de aquí en adelan-te, también ella había cumplido con uno de los trámites de la inmi-gración a Europa y que no es otro que hacerse con un colchón reci-clado en alguno de los bazares de segunda mano del extrarradio deMadrid, convirtiéndose de este modo en la nueva inquilina, tanto dela bulliciosa capital como de una cama con olores a humedales pres-tados de ceniza, orina, betún y esperma.

Pese a todo, Rosa estaba contenta, excitada en su cama sobre col-chón de segundo uso, o tercero, o cuarto, o quinto, ya que descono-cía el número exacto de las láminas yuxtapuestas por debajo de lassábanas de franela. Colchón que olía a rayos, además, tal y como lo

Rosa se convirtió de este modo en lanueva inquilina, tanto de la bulliciosacapital como de una cama con oloresa humedales prestados de ceniza, ori-na, betún y esperma.

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hacían compañía correteando por los pasillos de sus apartamentosvacíos y en penumbra, arañando el polvo áspero de las alfombras ca-da vez más deshiladas y miccionando en las macetas de arcilla don-de crecían plantas de interior como el ficus o el aloe de vera. Que éseera el caso de Magdalena y que también sería el destino de Rosa. Dehecho, a grandes rasgos, Rosa sabía que la anciana a quien ayudaríaa partir de mañana era una antigua profesora de escuela jubilada consetenta años, viuda desde hace más de dos décadas, madre de tres hi-jos que vivían sus vidas en casas adosadas con jardín particular e hi-potecas a treinta años. La señora tenía además cinco nietos a quie-nes a lo sumo veía cada dos domingos, por no más de dos horas, sinapenas tiempo para recordar junto a ellos ni su infancia en la guerra,ni su adolescencia como hija de un padre rojo, ni sus lecciones comomaestra de escuela, ni las verbenas donde ella encontró al que seríasu marido o lo que es lo mismo, el abuelo que sus nietos nunca tuvie-ron la suerte de conocer, ni entonces ni ahora, porque a la ancianano le correspondía volver a vivir desde el recuerdo, la añoranza y lamorriña de ni uno solo de los años vividos. No por lo menos junto aellos. De hecho, Magdalena le había comentado que los hijos de Jus-ta -la abuela en cuestión- quisieron internar a su madre en una resi-dencia de ancianos, donde según ellos estaría muy bien cuidada, encompañía de otras personas mayores con las cuales jugar a la brisca,bajo la atención constante de médicos y enfermeras, ya que padecíaun incipiente parkinson que le hacía tambalearse como las camisastendidas por primavera fuera de las repisas de las ventanas. Pero, apesar de todo, que la anciana había preferido quedarse en su casa desiempre, con todos sus recuerdos dispuestos en las estanterías del co-medor, junto con los libros que había ido leyendo, decidida a gastar-se los dineros de la jubilación tal y como le placiera, defraudada por-que a sus hijos pareciera que sólo les importara el cauce de la heren-cia futura. Por todo ello, Justa había decidido contratar los cuidadosde una señora, como su amiga Josefa. Josefa estaba muy contenta conla compañía y ayuda de Magdalena, una ecuatoriana muy maja, dis-creta y trabajadora, según una aproximación libre a las palabras de laamiga de Justa.

Y así fue cómo Rosa Margarita se quedó dormida, mecida en su col-chón de perfumes que pronto le serían propios, una vez las arañas desu cerebro tejieron la tela de un nuevo sueño con sus patas de alam-bres de sedas.

En recuerdo de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio Sivisapa, muertos en elatentado de ETA del pasado 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas (Madrid)

Y así fue cómo Rosa Margarita sequedó dormida, mecida en su colchónde perfumes que pronto le serían pro-pios, una vez las arañas de su cerebrotejieron la tela de un nuevo sueño consus patas de alambres de sedas.

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Haritu: ¿qué es lo que se encierra en elinterior de cualquiera de nuestras prisio-nes? ¿Qué es lo que se esconde detrás delos muros?

Antonio Azcona: lo que no interesa, y lodigo con pena, porque los internos que ha-bitan dentro de esos muros también sonpersonas, a pesar de que muchas veces ce-rramos los ojos para no verlos, para hacercaso omiso de sus vidas. Hay mucha genteque pasa por delante de la cárcel de Pam-plona como si ésta no existiera. Hace po-co coincidió que vi cómo una niña pre-guntaba a su madre qué es lo que era esacasa tan grande, con rejas en las ventanas,

refiriéndose a la prisión de Pamplona. Lamadre le contestó que se trataba de la cár-cel. Pero la niña, insatisfecha, insistió y leinterrogó sobre qué era exactamente unacárcel. Y la madre le contestó que la cárcelera la casa de las personas malas. Aquellarespuesta me dolió mucho. Dentro de lacárcel no están sólo los malos. De hecho,cada vez estoy más convencido de quecualquiera de nosotros terminaríamos enla cárcel si compartiéramos las biografíasde la mayoría de las personas que han ter-minado entre rejas.

Haritu: como que muchas de estas perso-nas no han tenido otra alternativa…

Antonio Azcona: así es. La mayoría de laspersonas internas comparten unas caren-cias vitales muy grandes. El hijo de unamadre prostituta y un padre alcohólico esmuy fácil que termine encerrado. De he-cho, muchos internos tienen un pasadomuy dramático, extremadamente difícil.Tanto es así que la vida no les ha dado ca-si ninguna oportunidad, por no decir queni una sola, por lo que a veces resulta muydifícil reconocerles alguna culpabilidad.De hecho, pese a que todas las cárceles sondistintas entre sí, en sus estructuras, en susrejas y en sus módulos, en cada una deellas podemos encontrar muchas personasque simplemente no han tenido suerte en

Antonio AzconaCapellán de la prisión de Pamplona-Iruñea

Antonio Azcona lleva más de treinta años entrando y saliendo a diario de la cár-cel de Pamplona. Como capellán de la prisión, él es uno de los pocos que sale yentra cuando quiere de la misma. De hecho, a más de un interno le ha escucha-do esto de que «huele a calle, a libertad».

En primera persona

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«Lo peor de la cárcel es la incertidumbretanto de las personas de dentro como

de las que esperan fuera»

Daniel Martirena Texto

Josu Santesteban Fotos

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En primera persona

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la vida de tan desgraciados que han sidolos pobres.

Haritu: llevas treinta años como capellánde la cárcel de Pamplona. ¿Cómo recuerdasaquel día en el que por primera vez cerraroncontigo dentro el cerrojo de una celda?

Antonio Azcona: lo cierto es que es unasensación que no se olvida. Vivo muy cer-ca de la cárcel. Así, como el capellán del

que fui sucesor ya estaba mayor, un día mepropuso que le tomara el relevo, hace tresdécadas. Además, por aquel entonces, nohabía funcionrios ya que eran monjas lasque se encargaban del día a día de la pri-sión. Y le dije que sí, que me comprometíaa celebrar la misa de las seis de la mañana,que era lo que entonces hacia el capellán.Después, al poco tiempo, una vez se jubilódel todo, comencé a tener contacto máspersonal con los internos y fue entonces

cuando empecé a visitar a los internos cel-da por celda. Así, todavía recuerdo el rui-do de aquel primer día en el que los cerro-jos se iban cerrando uno a uno detrás demí conforme me iba adentrando de unagalería a la otra, de ésta a la siguiente.

Haritu: ¿y sentiste algún escalofrío?

Antonio Azcona: pues seguramente quesí. Aquel primer día estaba acompañado

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por el director de la prisión. Me fue ense-ñando todas las dependencias del centroque todavía no conocía. Recuerdo que elprimer reo que visité llevaba cerca de tresdías en la celda sin salir. Entonces, éste erael trámite que se seguía, según decían porcuestión de higiene, para que al mismotiempo el interno se fuera adaptando a lavida en prisión durante esos tres días en lacelda. Así, el director me dejo solo en lacelda con el interno, después de cerrar uncandado de aquellos enormes de hierro.Por un momento tuve la tentación de em-pezar a aporrerar la puerta para pedir queme sacaran de allí. Creo incluso que conmi cara de miedo le asusté hasta al preso.Bueno. Al final no pasó nada.

Haritu: hay quienes manifiestan que lacárcel es la cruz de una misma monedaque muestra su cara fuera de los muros.¿Esto es así? ¿Cómo ha cambiado la pri-sión en estos últimos treinta años?

Antonio Azcona: la cárcel evoluciona a lapar que lo hace la sociedad que queda fue-ra. Por ejemplo, las personas que hoy estáninternas saben leer y escribir, cuando hacetreinta años la mayoría de las personaspresas eran analfabetas. Es algo evidente,pero la mayor cultura de las personas in-ternas condiciona el día a día de la cárcelde un modo muy directo e importante.Así, hoy en día muchos internos optan porestudiar, por participar en diferentes talle-res de manualidades, tanto para ganar unpoco de dinero ya que muchos de estoscursillos están remunerados, como para te-ner algún beneficio en la reducción de lapena. En el caso concreto de Pamplona,hay un taller donde se hacen los encarto-najes para las tartas de las pastelerías. Alos internos que participan en esta inicia-tiva se les paga un dinero. Éste, además, esun taller rentable donde los internos cuen-tan con Seguridad Social. También haycursos de pintura, de euskera, de cocina ode informática, cursos que lógicamente no

había en el pasado. Además, también hacambiado mucho la relación entre los fun-cionarios y los internos que, pese a todaslas dificultades, hoy es más humana y cer-cana. Por otro lado, en un orden de cosasdistinto, pero también reseñable, fue muyimportante el día en que llegó la calefac-ción a la prisión, como hace quince años.Como es de suponer la cárcel es un lugarmuy frío, por muchas razones, por lo que elcalor de las calefacciones fue algo muybienvenido, más todavía cuando en Pam-plona por aquel entonces nevaba muchomás que ahora.

Haritu: del mismo modo, supongo que ha-ce treinta años habría una importante co-munidad de presos de motivación políticaya que nos encontrábamos en plena transi-ción de la dictadura a la democracia.

Antonio Azcona: efectivamente. Cuandollegué a la prisión de Pamplona todavía vi-vía Franco. Sólo con su muerte llegó el in-dulto para muchos internos políticos y an-tifranquistas. Aquellas navidades de 1977la mayoría de los presos recobraron la li-bertad y en la cárcel apenas quedó una do-cena y media de presos sociales. Como enlas calles, aquellos años también fueronmuy convulsos dentro de los muros. Re-cuerdo que los internos llegaron a quemarlos archivos y los expedientes a modo deprotesta. Debido a su compromiso políticoeran personas que estaban muy organiza-das. Seguían con su lucha también desdedentro, poniendo en jaque a la propia ins-titución penitenciaria.

Haritu: durante los años noventa Nava-rra se convirtió en la referencia de la lu-cha en contra de los ejércitos y a favor dela insumisión. Muchos jóvenes fueronencarcelados por su compromiso pacifis-ta y su negativa a hacer la mili.

Antonio Azcona: lo recuerdo. Todos eranunos chavales muy jóvenes. Tanto es así

que la vida en la cárcel se revolucionó consu llegada. Además, los insumisos siemprecontaron con el apoyo de la gente que ca-si todos los días venía hasta la cárcel paramanifestarse o concentrarse y mostrarlesel calor de su amistad. Aquellos fueronunos años muy especiales. Se puede decirincluso que los insumisos ganaron la bata-lla del servicio militar obligatorio que al fi-nal dejó de serlo si bien, como me han di-cho alguna vez que me he encontrado conellos por las calles de la ciudad, los ejérci-tos todavía son una realidad. Definitiva-mente, la cárcel cambió mucho con todosaquellos chicos dentro, con toda su vitali-dad y juventud. Un día, de golpe, ingresa-ron hasta cuarenta insumisos. Claro, tuvie-ron que ocupar todo un ala de la cárcel.

Haritu: ¿qué me puedes contar de lospresos de ETA?

Antonio Azcona: hoy sólo hay uno, Bau-tista Barandalla, que está enfermo. En elpasado sí que hubo más presos de ETA.Debido a su conciencia política, tiene unapersonalidad propia pero el trato con él esigual al de cualquier otro interno. Todoslos días va a clase de euskera. Eso estábien. Le ayuda a mantener la cabeza ocu-pada. Creo que lleva como catorce años enprisión. Es mucho tiempo.

Haritu: ¿dónde queda la reinserción?

Antonio Azcona: hoy por hoy la cárcel nosirve para la reinserción. Lo vemos todoslos días. De hecho, el auténtico problemallega cuando la persona queda en libertad,la mayoría de las veces sin recursos parahacer frente a una vida normalizada. Elotro día mismo recobró la libertad unamujer colombiana que no sabía qué hacer,que no tenía a dónde ir. Muchas personaspasan en la cárcel ocho, diez meses, unaño o dos años y después de todo estetiempo comprobamos que no tienen nin-guna herramienta nueva con la cual poder

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Desde la ventana

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hacer frente a la vida en la calle. En estesentido, no nos queda otro remedio quedarle la razón a quien dice que la calle esla escuela de la delincuencia, al mismotiempo que la prisión es la universidad dela delincuencia.

Haritu: ¿cómo es tu relación con los in-ternos de la prisión?

Antonio Azcona: principalmente, mi tra-bajo consiste en escucharlos., en querer-los, para que se sientan queridos, para queno se crean que son la carroña de la socie-dad. Un día escuché a un fiscal acusarloscomo tal. Fue muy triste. Le llamé la aten-ción. El interno sufre porque está en lacárcel. De igual modo, también sufren laspersonas que les esperan fuera, en el casode que esto sea así ya que muchas personasapenas tienen donde caerse muertos. Esmás. Me atrevo a decir que hay casos enlos que el preso prefiere estar dentro quefuera pues en la calle no le espera nadie.En la cárcel cuentan con el economatoque es como el punto de reunión de todos,como lo era la cantina en la mili, dondetoman café y fuman cigarrillos. Ahorabien, en el caso de los internos que tienenpersonas que les esperan fuera, muchas ve-ces hago labores de puente entre los dedentro y sus familias. Las familias siempretienden a pensar en lo peor. Temen que lespeguen, que sufran, que los maltraten. Pe-ro las cosas han cambiado mucho en esteaspecto. Además, la prisión de Pamplonaes muy pequeña y todos nos conocemosentre nosotros. El trato llega a ser hastapersonal. En todo caso, lo peor de la cárcelsigue siendo la incertidumbre. El no sabercómo estará la familia. El no saber cuándose celebrará el juicio. El no saber de cuán-to será la pena.

Haritu: ¿qué pasa entonces con aquellaspersonas que estando solas en la vida re-cobran la libertad?

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Antonio Azcona: estas personas muchasveces están acostumbradas al dinero fácil.Sin embargo, cuando salen, se dan cuen-tan de que ya no tienen dinero ni fácil nidifícil. Para ellos es muy difícil encontrarun trabajo. Además, durante los primerosmeses tienen derecho a cobrar una ayudapero esa primera nómina la cobran como alos sesenta días. ¿Qué hacen entonces?Menos mal que los internos son muy gene-rosos entre ellos. El otro día me contaroncómo dos internos se encontraron en lacalle el día de Nochebuena. El que estabasolo terminó cenando en la casa del otrocompañero.

Haritu: menos mal.

Antonio Azcona: a todos los internos quevuelven a casa les suelo dar un consejo.Les suelo decir que sean los últimos ensentarse a la mesa. Puede que en el pasadose sentaran en el centro de todos, o quepresidieran la comida. Sin embargo, en eltiempo que han estado en prisión, lo másseguro es que las cosas hayan cambiado, ala hora de comer, en el momento de ver latelevisión. Por eso es importante que veancuál es el sitio que les corresponde a partirde ahora. Así, una vez se haya sentado elúltimo, entonces sabrá cuál es su nuevopunto de partida. Esto es importante.

Haritu: en este sentido, subrayas la im-portancia de la familia. De hecho, en elcaso particular de los presos de ETA, es-te colectivo reivindica el cumplimientode las condenas en las cárceles más cer-canas a sus lugares de origen ya que ladispersión afecta también a las familias.Entre otras cosas, muchas personas nopueden recorrer miles de kilómetros pa-ra poder visitarlos ¿Cómo lo ves?

Antonio Azcona: la dispersión va en con-tra de la ley. El reglamiento penitenciariodice que el preso tiene que cumplir la con-

dena lo más cerca posible de su entorno.Diciendo esto no estoy haciendo política.Una cosa es el delito que haya cometido elinterno que está en la cárcel y otra cosa essu familia. Con la dispersión se extiende eldolor a toda la familia.

Haritu: como sacerdote y persona reli-giosa, ¿dónde queda la figura de Dios?¿Cómo se asoma la fe hasta una cárcel?

Antono Azcona: debido a los muros quela rodean, desde la cárcel no se ve más queel cielo. Tanto es así que todo el que pasapor la cárcel se acerca a la Iglesia, aunquesea sólo una vez. De hecho, la mayoría delos internos suele acudir a la misa de losdomingos. En la cárcel Dios es de granayuda para la persona que es religiosa.

Haritu: imagino que, debido a los cam-bios sociales que se han producido en es-te último tiempo, el fenómeno de la in-migración también tiene su reflejo en lacárcel. Así, seguramente en la cárceltambién hay personas que profesan la re-ligión musulmana. ¿Qué me puedes co-mentar respecto a esto? ¿Cómo es tu re-lación con ellas?

Antonio Azcona: contaré otra anécdota.

Haritu: muchas veces las anécdotas re-sultan muy ilustrativas.

Antonio Azcona: eso creo. Los musulma-nes cuentan con una celda que hace lasfunciones de una mezquita a donde suelenir a orar. Un día me invitaron a que parti-cipara con ellos. Me enseñaron que cuan-do rezan se ponen de rodillas y tocan conla frente el suelo. El problema es que soyuna persona mayor y, así, cuando les imitéy me puse también de rodillas para tocarcon mi frente el suelo, pues sucedió que nome podía levantar. Fueron ellos los que meayudaron a reincorporarme. Este acto tie-

ne un bello significado de entendimientoy respeto.

Haritu: por cierto, hay un proyecto parauna nueva cárcel a las afueras de la ciu-dad. ¿Cuál es tu opinión a este respecto?

Antonio Azcona: sería una pena que lle-varan la prisión a las afueras de la ciudad.La cárcel actual de Pamplona está en elmedio y esto es importante. No podemosocultar las realidades que nos desagradan.No podemos dar la espalda a todas las co-sas que no nos gustan, arrinconándolas,dejándolas de lado. Además, para el pro-pio funcionamiento de la prisión, tambiénes mejor que ésta esté en el centro urbano.Si la prisión está en mitad de la nada, ¿quéhace el interno cuando sale de permiso?¿A dónde va? Todo esto pone de manifies-to las contradicciones que hay si lo que re-almente queremos es la resocialización delinterno. Es un contrasentido perseguir laresocialización de una persona si durantesu condena lo arrancamos de la sociedad.

Haritu: en otro sentido de cosas, el aten-tado de Barajas ha bombardeado tambiénlas esperanzas para la paz.

Antonio Azcona: es algo terrible. Dosmuertes más, con todo el sufrimiento queesto conlleva. Además, respecto a la reali-dad de las prisiones, estos atentados difi-cultan todavía más la problemática de ladispersión de los presos. Y ellos lo saben ypor esto mismo se muestran también muypreocupados. Considero que también ellosnecesitan la paz aunque, incomprensible-mente, sean sus compañeros los que prac-tiquen la violencia en contra de los intere-ses de ellos mismos. No lo entiendo.

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La página web de Lokarri sigue siendoel punto de encuentro de cerca de cienvoces que reflexionan en torno a laidea del acuerdo.

Campaña

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(…) Se ha hablado una y mil veces de que el problema vasco es muycomplejo. Pero lo complejo se resuelve reduciéndolo a sus elementossimples. Las Naciones Unidas reconocen que cualquier pueblo, por po-bre y pequeño que sea, tiene derecho a la autodeterminación y a la in-dependencia (dos conceptos obviamente distintos, pero que suelen serutilizados toscamente como sinónimos, lo que requiere, una y mil ve-ces, recordar que si no se diferencian o se es un ignorante o un malin-tencionado). De ahí que sean independientes Vanautu, las islas Vírge-nes, las islas Salomón e, incluso, la casi deshabitada isla Santa Elena.Podríamos poner mil ejemplos más, algunos muy cercanos, como es elcaso de Andorra o de San Marino. Deberíamos, en consecuencia, re-lativizar a los Estados y a su divinizada unidad. Por eso y por resumir,para acabar, todo el problema vasco en dos palabras, diría lo siguiente:No entiendo que no se conceda a un pueblo, que la pide, su autodeter-minación, como no entiendo que se mate por conseguirla. Entre estasdos incomprensiones radica el agitado problema vasco; agitado por-que, en buena parte, interesa a la mala política. Hagamos, por tanto,política a lo grande.

Javier SadabaFilósofo

«Hagamos política a lo grande»

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Difícil y fácil esto de llegar a acuerdo. El acuerdo nace bien porque de he-cho compartimos, ideas, proyectos, ganas de hacer, o porque sin compar-tirlos tenemos la voluntad de hacerlo y por ello es necesario acordar.El acuerdo también puede nacer cuando no compartimos, cuando hay unconflicto, y es necesario consensuar. Quiero aclarar que yo entiendo yquiero entender el conflicto como algo positivo, inherente al ser huma-no, aquello que nos hace crecer y avanzar, y donde la solución vienecuando las partes implicadas ganan. (…)Sabiendo cuales son nuestros mínimos en la negociación, es necesarioque podamos partir de aquello que tenemos en común, de aquello que nosune, y a partir de allí avanzar. También es necesario para el acuerdo la vo-luntad y el compromiso de cumplir aquello que hemos negociado, desdela responsabilidad y la madurez. Nos sobran posturas infantiles de repro-che, de trampas en las reglas de juego.La lucha de las mujeres nos muestra cómo es posible hacer la revolución yrealizar cambios profundos en la sociedad, en las personas y en el simbóli-co colectivo, desde la no-violencia. Aprendamos de ella, aprendamos anegociar y hacer política desde una nueva ética.

Frente a los principios inamovibles, el acuerdo, que no es lo mis-mo que la componenda o la conspiración. El acuerdo político co-mo fruto maduro del acuerdo social, basado en un proceso partici-pativo, que esté a la luz pública, sin reservas ni retrocesos: el acuer-do democrático. (…)

Círculo a círculo, nodo a nodo, red a red, entre todos podemos ge-nerar una bakesfera o esfera de paz virtual en la cual participe todala sociedad vasca e incluso se enriquezca con aportaciones desdefuera. Todas son necesarias, ninguna es despreciable o insignifican-te. El efecto mariposa de la paz ha de contar con todas y cada unade las propuestas, acciones o proyectos, de carácter participativo, siquiere provocar un huracán de paz, para que arrastre todo rastro deviolencia.

Pero para provocar el efecto mariposa de la paz, resulta impres-cindible una implicación, o mejor, una rebelión activista y acktivis-ta, en el interior de las instituciones y de los partidos, de las asocia-ciones y los colectivos, de los barrios y ayuntamientos, de los gruposde amigos y de las familias, hasta en el interior de uno mismo. (…)

Iñaki ArzozArtista y promotor de «Artamugarriak»

«Provoquemos un huracán de paz»

Elda UribelarreaPedagoga y feminista

«Sobran posturas infantiles de reproche»

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Hilabetea iragan dira ETAren Barajas aireportuko atentatutik etaalderdi politiko gehienen eta gizartearen gehiengo baten iritziz joanden martxoaren 22an hasi zen bake prozesua apurtuta dago. ETAk,atentatu honekin, elkarrizketa erabakitzaile bati ekiteko baldintzarikgabeko egoera eragin du.

Hala eta guztiz ere, bakerainoko prozesua geldiezina da. Indarke-riarik ezaren eta elkarrizketaren aldeko gizartearen gehiengoarenapustu garbiak, Irailaren 11ko eta Martxoaren 11ko atentatuen on-dorioz aldatu zen nazioarteko abagune historikoak eta indarkeriarenarazoari amaiera elkarrizketatua bilatzeko apustu politikoak, hauekguztiek izugarri zailtzen dute ETAk atentatuekin eta erailketekinatzera egin ahal izateko aukera. Hartara, martxoaren 22an hasi zenprozesua apurtu da. Dena dela, bakerainoko prozesua atzerabueltarik ez duen bidea da.

Egungo egoera honetan aurrean ditugun erronkak hiru dira: 1) pre-sarekin jardun eta egoera larritu dezaketen erabakiak ez hartu, 2)kalteak txikiagotu eta ekarrizketaren zubiak ez apurtu ala terroris-moaren aurkako iraganeko erabaki politikoetara itzuli, eta 3) egoeraargitu. Zentzu honetan, akordioaren eta kontsultaren aldeko herritar-ren Sarea den Lokarrik egoera argitzeko xedea duen proposamenaluzatu nahi du. Prozesua apurtuta dago ekintzek halaxe erakusten

digutelako, non ETAk konfiantza eragiteko nahikoa ez den su-etenairaunarazten duen. Izan ere, su-eten honek ez du nahikoa sinesgarrita-sunik berau apurtzeko arriskua hortxe dagoelako.

ETAk indarkeriaren amaierarako proposamena luzatu behar duGizartea ETAk egoera noiz argituko duen zain dago bake prozesu bat

eraiki ahal izateko baldintzak sortzeko. ETAk indarkeriarekin behinbetirako amaitzeko helburuarekin proposamena aurkeztu behar du.Proposamen honek argia eta atzeraezina izan behar du, erakunde,alderdi poliko eta gizarte osoarentzat bideragarria izango dena. ETAkproposamen gardena aurkeztu behar du indarkeriaren aldeko apustuabehin betirako zokoratzeko.

Alderdi politikoek bide orri bat adostu behar duteBestetik, alderdi politikoak indarkeriaren aurrean estrategia komu-

na adosteko helburuarekin elkarrizketatzen ari diren honetan, alderdipolitikoak bide orri bat adostera animatu nahi ditugu non zein urratseman zehaztuko den, betiere ETAk indarkeriarekin amaitzeko pro-posamena aurkezten badu. Bake prozesuak izan duen arazoetako bataukera hau baliatu ahal izateko eman zitezkeen urratsen kontura ako-rdiorik zein definiziorik eza izan da. Hau horrela, alderdiek ETAri er-

Egoera argitu nahi duenproposamen batLokarrik alderdiei agenda politikoa adosteko proposamena luzatzen die indarkeriaren behin betirako etetea ekartzeko helburuarekin

Proposamena

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antzuteko proposamen zehatz bat adostu behar dute, ETAk indarkeri-arekin amaitzearen aldeko apustua egiten baldin badu.

Definiziorik gabeko egoera hau ez da jasangarria. Euskal gizartea ezdago prest berriz ere indarkeriaren, inkomunikazioaren eta liskarrarenurteetara atzera egiteko. Euskal gizarteak indarkeriaren amaiera erdiet-si ahal izateko proposamenen gardentasuna aldarrikatzen du. Euskalgizartearen bakerako itxaropenei erantzuna emango dien prozesu berribat eraikitzeko premia dugu, irmoki indarkeriarik ezaren, elkar-rizketaren eta akordioaren alde egiteko premia alegia.

«El proceso, entendido como un camino quese inicia el pasado 22 de marzo, está roto,pero el proceso hacia la paz es un camino

irreversible»

«ETA debe presentar una propuesta paraponer fin a la violencia de manera definitiva,que sea clara, irreversible, viable y transitable

por instituciones, partidos y el conjuntode la sociedad»

«Ahora que los partidos están dialogandopara establecer una estrategia común frente a

la violencia, queremos animarles a acordaruna hoja de ruta que marque los pasos a dar

en el caso de que ETA presente dichapropuesta para el final de la violencia»

«La sociedad vasca no está dispuesta a aceptaruna vuelta a las etapas de violencia,

incomunicación y tensión, y exige claridad enlas propuestas para lograr el final

de la violencia»

«Hay que construir de nuevo un proceso quedé respuesta a las esperanzas de paz de la

sociedad vasca y apostar de manera firme porla no violencia, el diálogo y el acuerdo»

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Daniel Martirena Texto Karlos Corbella Fotos

Y fuera hacía frío. Pero no así dentro de la ca-sa de la escritora Toti Martínez de Lezea que eslo más parecido a un bazar de figurillas, obje-tos y artesanías de barro, porcelana, madera,vidrio o piedra procedentes de la India, Chi-na, África y otras partes del mundo, tambiénde las tierras propias. Porque para cuando lle-gamos, el fuego ya estaba fecundado en una cu-riosa chimenea erguida y puesta en pie. Y al ca-lor generoso de la lumbre charlaron ella y Txa-ro Arteaga, la que fuera Directora de Emakun-de en el pasado. Así, la palabras que compartie-ron estas dos viejas amigas discurrieron libres,sin tropiezos, bajo la mirada de Mari, la diosamadre de la mitología vasca, que seguro quisosumarse al festejo de sopa de cebolla y queso,lomo mojado con vino blanco y pudding demanzana, aupada y al galope de alguno de losvientos que golpeaba el cristal de la ventana,para que sus hijos e hijas ni maten ni mueran,que es lo que también desean todas las féminas,

tal y como lo reconocieron en algún momentoprimero Toti y más tarde Txaro.

Haritu: bueno, rompamos el hielo…

Toti Martínez de Lezea: ¿pero de qué hielohablas? (Risas)

Txaro Artega: ¿hielo entre nosotras? (Máscarcajadas)

Haritu: lo cierto es que no. Supongo que esun decir, un comentario sin mayor funda-mento. El caso es que una cosa es la tempes-tad de nieve y frío que nos ha agrietado lapiel durante estos últimos días y otra cosa,bien distinta, el temporal político, tanto omás helador y áspero que el climatológico.

Txaro Artega: pues sí, yo no soy muy optimis-ta. Porque no veo que se den las condiciones

objetivas para mejorar la situación, a no ser quede verdad se haga caso del clamor popular exi-giendo soluciones a este conflicto.

Haritu: ¿a qué te refieres cuando hablas deconflicto?

Txaro Arteaga: No es fácil explicarlo en po-cas palabras.

Toti Martínez de Lezea: te refieres a un con-flicto de identidad.

Txaro Arteaga: no.

Toti Martínez de Lezea: sí.

Txaro Arteaga: sí y no. Hay dos planos en es-te conflicto, o como lo quieras denominar. Porun lado, está eso que se llama proceso de paz,cuya solución pasa porque desaparezca la vio-

Que no maten ni mueran

Txaro Arteaga & Toti Martínez de Lezea

Cuando llegamos a Larrabetzu (Bizkaia) la nieve que habíacaído el día anterior sólo perduraba en lo alto del campana-rio de la iglesia parroquial, aunque derritiéndose muy poco apoco a sus cuatro aguas, como la miel vertida de un cántaroque se desborda.

A dos bandas

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lencia desde todas las partes, tanto la de ETAcomo la del Estado. Y por otro, está eso que seha dado en llamar normalización política, quedesde luego tiene que ver con la identidad ocon las dificultades que hemos tenido a lo lar-go de la historia para desarrollar esa identidad.Mi pesimismo viene dado del análisis de larelación de fuerzas a la hora de tener encuenta este segundo plano puesto que, des-graciadamente, en toda confrontación políti-ca lo que cuenta es la relación de fuerzas y es-te país es muy pequeño, tiene muy poco po-der y no es dueño de su devenir histórico por-que el poder está en el Estado y la violenciaestá en todas partes.

Toti Martínez de Lezea: arrastramos muchosaños de violencia, y no sólo de ETA. Porejemplo, con eso de que «Spain is different»,la transición de este país se hizo desde el olvi-do, cuando los agravios eran muchos. MurióFranco, pero nos quisieron hacer ver que aquíno había pasado nada. Y lo que dejábamosatrás era ni más ni menos que una Guerra Ci-vil donde murieron nuestros padres y abuelos.Nosotras mismas sufrimos de jóvenes las con-secuencias de esa guerra. Así, pese a que sepuede aceptar poner buena cara en nombre deuna reconciliación, también es lógico que nose quiera que sigan mangoneando los mismosque mangonearon durante los casi cuarentaaños de dictadura. Y todo eso ha creado unposo, aunque muchas personas estemos dis-puestas a caminar por otros senderos. Sin em-bargo, sucede que hay otras que no lo están,en ambos lados, en los dos extremos, unos pa-ra seguir manteniendo el poder y otros paraconseguirlo. Mientras tanto, en el medio esta-mos todos los demás que querríamos y desearí-amos otra realidad que sólo alcanzaremos sinos sentamos y dialogamos, o mejor dicho: si«ellos» se sientan y dialogan.

Txaro Arteaga: además, en este pueblo hayun sentimiento de identidad que no ha sidobarrido por nadie, sentimiento que es anterior

al franquismo. Nuestra historia viene de mu-cho más atrás. Una vez le oí a alguien decirque sólo nos separan seis abuelas del Reyno deNavarra. Al único Estado que ha tenido estepueblo la soberanía se le arrebató por las ar-mas. Y a partir de ahí se va transmitiendo esedeseo de recuperación de un ente, no sé comollamarlo, que nos permita ser dueños de nues-tra historia. Así, esos deseos no han podido seraplastados por todos los avatares de la historia.Hablo de sentimientos. Es cierto. De hecho,

cuando se apela a la razón en lugar de al cora-zón, parece como que los sentimientos no tie-nen importancia. Sin embargo, creo que lossentimientos son los que mueven las vidas delas personas. Ahora bien, no justifico a lasgentes que optan por defender estos senti-mientos de identidad desde la violencia de lasarmas. Tengo muy claro que la solución nun-ca vendrá de la lucha armada. Pero también esverdad que nos estamos enfrentando a unaviolencia de Estado que pretende imponerse.

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Txaro Arteaga

«En este pueblo hay un sentimiento deidentidad que no ha sido barrido por nadie»

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Haritu: Toti, en tu caso, eres una escritorade novela histórica de enorme éxito. En estesentido, ¿puede la Historia aportar algunaclave para la superación de nuestro problemade violencia?

Toti Martínez de Lezea: la Historia está ahí, pe-ro no se trata de echar para atrás y recuperarla.La cuestión radica en que cada pueblo tiene de-recho a decidir en cada momento lo que quiereser, pero no porque en el pasado hubo un Rey-

no de Navarra. Además, duró muy poco tiempo.Araba, Gipuzkoa y Bizkaia desde el año 1200 yano pertenecían al Reyno de Navarra pues habí-an sido anexionadas a Castilla, aunque tambiénpor conquista. No obstante, puede constatarseque existe un pasado común de las tierras vas-cas, también de las de Iparralde, pasado que su-pera la cuestión de las regiones, los Estados, losreyes o los Gobiernos. Hablo de una cultura co-mún cuyo mayor exponente es la lengua, queaún hoy perdura. Además, es curioso comprobarcómo a lo largo de la Historia nunca se ha llega-do a dominar a esta tierra. Las crónicas de losReyes Godos atestiguan un intento continuo depacificación de las tierras de los vascones. Entiempos de los romanos sucedió lo mismo. Ytambién con los árabes.

Haritu: ¿hay riesgo para la mitificación?

Toti Martínez de Lezea: ¡por supuesto que nohay que mitificar la Historia! No se debe mitifi-car ni el Reyno de Navarra, ni a sus reyes queiban a lo que iban, es decir, a lo que les intere-saba. Sin embargo, el pueblo sí que seguía man-teniendo una identidad común, identidad quehan ido adoptando todos los pueblos que hanpasado por aquí y se han quedado; que han sidomuchos. El camino de Santiago pasaba por Na-varra, Araba y la costa y por él llegaron gentesque se quedaron. Debido a la costa, también he-mos tenido mucha relación con Inglaterra yFrancia. Es decir, el mito de que somos un pue-blo cerrado a cal y canto es falso. Por lo mismo,los castellanos, andaluces, extremeños que en elpasado llegaron a estas tierras también termina-ron por asumir la identidad vasca. Puede que noen su primera generación, pero sí en la segunday en la tercera. No me digas por qué. ¿Les resul-taba atractiva? No lo sé. No obstante, la cues-tión es que en el momento actual los habitantesde este pueblo quieren decidir sobre su futuro.¿Qué hacemos entonces?

Txaro Arteaga: el reto es dar respuesta a lareivindicación de un sentimiento de no ade-

cuación que todavía está buscando cauces. Lapregunta es cuándo los pueblos son dueños desus propias decisiones. En este momento his-tórico, sólo cuando son un Estado. No tengoni idea cuál ha de ser el camino a transitar enesta dirección. Ahora bien, tengo muy claroque tenemos que ser las personas que vivimosen este país quienes debemos decidir. Pero, su-cede que lo están decidiendo los Estados espa-ñol y francés.

Toti Martínez de Lezea: cuando se habla dedemocracia deberíamos estar refiriéndonos ala decisión del pueblo para tomar las decisio-nes. Pero, si estamos dentro de las democra-cias española y francesa, lógicamente nuestropueblo es minoritario, con diferencia. Estamoshablando de cincuenta millones de habitantespor cada lado en contra de apenas tres. Por es-to, nunca jamás podremos conseguir nuestrosobjetivos si el resto decide que no tenemos de-recho a ello. Y no hablo de la independenciao la autodeterminación, sino también de otrosmuchos aspectos de la vida política, económi-ca y jurídica, las leyes, los parlamentos... Porejemplo, hoy por hoy, no podemos elegir anuestros jueces.

Txaro Arteaga: pues ahí es donde se ve la de-pendencia. Y esto seguirá siendo así mientrasla relación de fuerzas sea la que tú muy bienhas descrito.

Toti Martínez de Lezea: sin embargo, habríaque cambiar mucho el contexto y la dimen-sión del concepto de independencia, no sóloen España y Francia, también en Europa.¿Dónde ha quedado la Europa de los pueblos?Además de los vascos, también hay muchosotros pueblos en Europa que no tienen voz.Hablemos de los catalanes, gallegos o anda-luces. Hablemos también de Bretaña o Nor-mandía. Tanto es así que todos los Estadoseuropeos cuentan con sus minorías. Por eso,el problema no creo que sea tanto la inde-pendencia de todos estos pueblos. El reto es

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Toti Martínez de Lezea

«El mito de que somos un pueblocerrado a cal y canto es falso»

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el respeto. El problema no es formar parte ono de un Estado superior o más fuerte. El pro-blema aparece cuando ese Estado superior norespeta la identidad y los derechos de lospueblos minoritarios que lo conforman. Pormucho que tengamos un Gobierno Vasco,ninguna decisión que tome este Gobiernovale si no lo aprueban primero en Madrid. Sutarea es meramente administrativa.

Txaro Arteaga: me estás dando la razón. Noes en el respeto en lo que se basan las relacio-nes de poder, sino en la fuerza, entendida éstacomo quieras. Ghandi ejercitó la fuerza desdela no violencia. La fuerza de la razón y del sen-timiento puede ser otra. No estoy hablando deviolencia física. Algo semejante ocurre con lasrelaciones entre hombres y mujeres en el siste-ma de género que vivimos.

Haritu: ¿en qué sentido?

Toti Martinez de Lezea: en que en los órga-nos de poder y de decisión los hombres sonmayoría, como de hecho en el mundo de la li-teratura, en el empresarial, en la judicatura...

Txaro Arteaga: y en todos aquellos ámbitos enlos que el poder importa, pero esto es conse-cuencia de un sistema establecido: a hombres ya mujeres se nos asignan papeles diferentes en lasociedad y se nos socializa para que responda-mos a esos papeles. La consecuencia es que loshombres mayoritariamente están en el trabajoremunerado y las mujeres realizan, también ma-yoritariamente, el trabajo no remunerado. Yademás todo ello trae consigo unos valores degénero que se asignan también y que se apren-den, y que tienen que ver con la dominación yla sumisión. En los países más avanzados, y gra-cias a la lucha feminista, estos papeles estáncambiando, pero muy poco a poco y con muchoesfuerzo y sufrimiento. Y ahí están los datos dela violencia contra las mujeres. Pero el sistemaen sí no cambia, porque las mujeres no tenemosla fuerza suficiente para enfrentarnos al sistema

y cambiarlo. Porque es una lucha de intereses yquien tiene más fuerza la ejerce de una u otraforma. En el conflicto de intereses entre pueblosy Estados ocurre lo mismo. Los Estados nos «de-jan» aquellas parcelas que no supongan ningúnriesgo para que ellos sigan dominando.

Toti Martínez de Lezea: por mucho que la de-mocracia asegure los mismos derechos a hom-bres y a mujeres.

Txaro Arteaga: en teoría, porque llevarlo ala práctica nos va a costar mucho más. Hayque tener en cuenta que la inclusión en laagenda política de la desigualdad entre mu-jeres y hombres es una conquista reciente ysu desarrollo va a exigir muchos cambios amuchos niveles. Hace todavía muy pocosaños necesitábamos el permiso paterno omarital para sacar un pasaporte o abrir unacuenta en un banco. Esto hoy parece unchiste, pero no lo es. Son pequeñas conquis-tas, porque donde reside el poder real de loscuatro poderes, del político, del militar, delreligioso y, sobre todo, del económico, estáen manos de los hombres.

Haritu: pero cada vez menos. ¿O no?

Txaro Arteaga: Que ha habido avances es in-negable, pero gracias a las luchas de las muje-res y a la de algunos aliados que nos hemos en-contrado en el camino. Pero el esfuerzo estásiendo tremendo. Además, como decía antes,nos dejan entrar en aquellos ámbitos en don-de no supongamos un riesgo para que ellos si-gan dominando, y si no mira cuántas estamosen los ámbitos de decisión económicos, queson los que de verdad mueven el mundo. Y enla política ocurre lo mismo. Va nuestro Le-hendakari al Parlamento español intentandoque se comprendan nuestros puntos de vista,que nos escuchen, ¿y qué es lo que sucede?

Toti Martínez de Lezea: entre otras cosas, quelo insultan.

Txaro Arteaga: y ni lo escuchan. ¿Y tú habla-bas de respeto? No. Lo que tienen es el podery lo ejercen. Yo no tengo poder pero ejercerémi derecho como ciudadana a opinar lo quecrea mejor para mí y para mi gente.

Haritu: sin embargo, también escuchamoslas voces de otras personas vascas que reco-nocen su miedo para autoproclamarse comociudadanas españolas o francesas, puestas enel caso de Iparralde. ¿Qué hacemos entonces?

Toti Martínez de Lezea: está clarísimo que notoda la población del País Vasco es independen-tista. Es más, este pueblo nunca ha tenido nin-gún problema en asimilar la pluralidad de susgentes, sean nacionalistas o no, sean de dere-chas o de izquierdas, patriotas o apátridas. Porotro lado, en el caso de ETA, sus comandostambién han asesinado a personas vascas, inclu-so a nacionalistas, hasta de la izquierda abertza-le, aunque desde determinados medios de co-municación sólo se hace hincapié en los muer-tos llamados «constitucionalistas». El problemaes que aquí, sobre todo en estos últimos tiempos,ser solidaria con las víctimas de la violencia deETA exigía, a su vez, compartir unos plantea-mientos políticos muy concretos. Pues no. Enabsoluto. Que políticamente no estés de acuer-do con unas personas, no quiere decir que no lasapoyas cuando sus derechos son vulnerados. Yesta idea me vale tanto para un lado como parael otro, que también sufre otro tipo de violencia.Esto ha sucedido porque el dolor se ha politiza-do, porque nos han hecho creer que todo esblanco o negro. Y esto es un error. Entre el blan-co y el negro la paleta de colores es muy grande,más en nuestro caso donde hay más partidos po-líticos que en otros lugares.

Haritu: como el doble.

Toti Martínez de Lezea: y luego están la mil yuna asociaciones. Siempre me sorprende la gue-rra que damos para ser un pueblo tan pequeño,donde cada uno de nosotros casi somos un par-

Txaro Arteaga

«No es en el respeto en lo que sebasan las relaciones de poder»

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«El dolor se ha politizado y se nos ha hechocreer que todo es blanco o negro»

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Txaro Arteaga

«Tenemos muy poca cultura del diálogo,y menos aún de la escucha»

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tido político en sí, o una coordinadora de vetetú a saber qué. Aunque no me extraña. La can-tidad de personajes mitológicos que tenemostambién es muy superior a la de otros pueblos.La mitología vasca es riquísima para lo peque-ños que somos. Puede que todo influya.

Txaro Arteaga: el problema también es quetenemos muy poca cultura del diálogo, y me-nos aún de la escucha. No ejercitamos la em-patía. No nos ponemos en el lugar de la otrapersona, en su pellejo. No intentamos com-prender a quien piensa distinto. Esto sucedeasí en nuestras relaciones personales y termi-na reflejándose en el ámbito político. Noshacen falta también muchas dosis de genero-sidad y bondad, que es lo que me parece a loque apelas. Sin embargo, me temo que en eljuego político, como por desgracia tambiénsucede en el ámbito de las relaciones huma-nas, dominan los intereses, la falta de gene-rosidad, la falsedad y la falta de ética. Megustaría creer en lo contrario, pero me cues-ta, porque veo con pesar cómo en la esferapolítica cada vez se aplauden menos las con-ductas de compromiso, seriedad, generosi-dad, servicio y responsabilidad.

Toti Martínez de Lezea: parte del mal que pa-decemos viene desde los partidos políticos. Lacrispación que se percibe en los partidos políti-cos no existe entre la ciudadanía. Además, es-ta crispación política es de cara a la galería, yaque después de echarse los trastos a la cabezadelante de los micrófonos y las cámaras de te-levisión, luego todos se llevan estupendamen-te bien y se van a cenar juntos. Y alentados porlos partidos políticos, los medios de comunica-ción también azuzan la crispación social. Porejemplo, es mentira que haya 200.000 personasexiliadas por sus ideas anti-nacionalistas. Pue-de que haya 200.000 vascos fuera del país, pe-ro la mayoría lo está por motivos laborales. Dehecho, conozco a gente que ha ido a Madrid atrabajar, pero que luego dicen que estaban aco-sados. Bueno. ¿De qué vamos?

Txaro Arteaga: hay una desinformación inte-resada sobre la realidad vasca. Es evidente.

Toti Martínez de Lezea: entre otras cosas, nospresentan como si fuéramos racistas. Además,algunos medios de comunicación dan voz aquienes se la dan. En este pueblo hay muchagente conciliadora. También en el Estado espa-ñol. Pero no aparecen ni en radio, ni en televi-sión, ni en los periódicos. Cuando sales fuera,todavía te preguntan que cómo puedes vivir enel País Vasco, como si esto fuera el Líbano. Unpoco de respeto, información y sentido común,es lo que hace falta por parte de todos.

Txaro Arteaga: todos conocemos a gente defuera que quiere enterarse y comprender quées lo que sucede aquí. Pero a veces se te cae elalma a los pies. En Madrid, por ejemplo, meha pasado que gente en principio culta e infor-mada me ha dicho que, vete a saber por qué,yo no parecía vasca. ¿Pero cuál es la imagenque tienen de nosotras? Se sorprenden cuandonos ven capaces de razonar, de exponer ideas,sin acritud, con respeto,aunque éstas sean muycontrarias a las suyas.

Toti Martínez de Lezea: el problema es el dela simplificación que defiende que todos losvascos somos terroristas, los gallegos son nar-cotraficantes, los valencianos asesinos de mu-jeres, los andaluces vagos, los madrileños chu-los y los catalanes avaros. Todo esto es unagran mentira que hace muy flaco favor al en-tendimiento que necesitamos. Ahora bien, esmuy difícil convencer al ya convencido. Poreso, debemos llegar a un punto intermediodonde ambos interlocutores cedan algo de te-rreno. Lo que no podemos hacer es cerrarnosen banda y colocar etiquetas antes incluso deque el otro abra la boca. Y en este aspecto to-dos cojeamos bastante. No podemos echar losbalones sólo fuera.

Haritu: ¿y qué pasa en el caso particular delas mujeres? ¿Tenéis alguna capacidad parti-

cular para tejer los mimbres del acuerdo?Ambas habéis firmado la iniciativa de Ahot-sak que trabaja en esta dirección.

Txaro Arteaga: en nuestro proceso de sociali-zación, las mujeres hemos desarrollado unaprendizaje hacia la comprensión y la empa-tía. Nuestra obligación ha sido cuidar a los de-más para que todos estén bien. Y en esteaprendizaje es posible que haya un sustratomás favorable al acuerdo. Y no por ser muje-res, pero sí por ser ciudadanas, tenemos queparticipar en la política desde esta perspecti-va. En otros conflictos hay iniciativas de mu-jeres que han jugado un importante papel. Re-conociendo los límites de los estereotipos, lacultura de los hombres es más dada a la con-frontación, la imposición y el belicismo.

Toti Martínez de Lezea: y es que estamosviendo cómo los partidos políticos ya han em-pezado a meter caña a Ahotsak. Y en los par-tidos políticos, no está de más recordarlo, do-minan los hombres que parece que no puedenentender cuál es la filosofía mayoritaria entrelas mujeres.

Haritu: ¿cuál es?

Toti Martínez de Lezea: nosotras no quere-mos que nuestros hijos mueran, ni que nues-tros hijos maten. Así de sencillo. Queremosque nuestros hijos sean libres. De hecho, lasguerras las hacen los hombres; son hombresquienes vociferan y se pelean en los campos defútbol, quienes organizan pandillas y se en-frentan en las calles, quienes maltratan a suscompañeras e hijos... No ves mujeres sacandocuchillos ni navajas. Vale que de vez en cuan-do nos tiramos de los pelos, pero son casos tanextraordinarios que aparecen en titulares. Sinembargo, también es verdad que muchas vecesla mujer, cuando alcanza el poder, actúa comoun hombre. La mujer, si quiere mantener suestatus dentro de nuestra sociedad masculina,tiene que convertirse en hombre.

Toti Martínez de Lezea

«Nosotras no queremos que nuestros hijosmueran, ni que nuestros hijos maten»

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Txaro Arteaga: las mujeres asumimos tam-bién los valores del sistema. Por eso, muchasmujeres que llegan al poder asumen la culturamasculina para así poder sobrevivir y llegar alos puestos de decisión. Lo que socialmente sevalora es lo masculino. Por eso todas quere-mos ir a trabajar fuera, etcétera. Por eso hemosabandonado las tareas domésticas. Nuestrashijas ya no saben cocinar un arroz con alme-jas. No hemos sido capaces de transmitir a lasmujeres que vienen detrás el valor de la cultu-ra femenina. Comemos tres veces al día por loque saber cocinar debería ser casi lo más im-portante para sobrevivir.

Toti Martínez de Lezea: para las mujeres, pe-ro también para los hombres.

Txaro Arteaga: por supuesto. Suelo hacer unsímil con los carriles del ferrocarril. Hombres

y mujeres hemos ido por dos carriles diferentesy hemos desarrollado papeles diferentes y cul-tivado valores distintos. Ahora tendríamosque ir hacia un solo carril en el que incorporá-ramos lo positivo de ambos, universalizándolo,y neutralizáramos lo negativo que hemos des-arrollado en ese mundo desigual.

Haritu: Pero, ¿y es inevitable que la mujerasuma la cultura masculina? Reconocer queno hay otra alternativa sería tanto como an-ticipar el fracaso de Ahotsak.

Toti Martínez de Lezea: cuando la mujer ha pe-leado por conseguir un puesto en la política, enla industria, en la universidad… lo ha hecho ca-si de forma individual. Pero, en Ahotsak, no es-tá una mujer sola, somos muchas. En Ahotsakse han encontrado unas mujeres que están dis-puestas a ceder parte de sus ideas políticas en be-

neficio de las demás y por tanto, a favor de la so-ciedad. Es muy fácil que una mujer adopte lasdinámicas masculinas si su lucha tiene comometa la dirección de una empresa. En ese casopuede que no le quede otra alternativa. Pero lafilosofía de Ahotsak es otra.

Txaro Arteaga: y ya se han dado cuenta,tanto que han empezado a preocuparse pornosotras desde el más puro paternalismo. Lasmujeres de este país hemos avanzado ideoló-gicamente en algunos aspectos mucho másque la mayoría de los hombres. Nuestras mu-jeres políticas están por delante en la refle-xión sobre la generosidad, el acuerdo y laconvivencia. Otra cosa es que podamos lle-gar o no al objetivo de la paz y la libertad.Ahora bien, la solución está más cerca de lasfórmulas de relación de las mujeres que delas maneras de relación de los hombres. De

Txaro Arteaga

«Pero, ¿y qué pasa con las mujeresasesinadas por sus parejas?»

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hecho, está claro que las fórmulas de loshombres no nos han servido.

Toti Martínez de Lezea: más claro que el agua.

Txaro Arteaga: por eso digo que debemos in-tentarlo a nuestra manera, aunque no sea fá-cil. En Ahotsak hay dificultades pero se traba-ja para superarlas.

Toti Martínez de Lezea: pero Ahotsak ha si-do capaz de avanzar hasta un punto al que nohan llegado los partidos políticos. Han sidocapaces de dejar de lado parte de su orgullopolítico y militante para escuchar a la otraparte. Es verdad que faltan las mujeres delPartido Popular y de la derecha francesa. Esuna pena. Ojalá también estuvieran ahí.Ahora bien, también es una lástima el des-prestigio al que están siendo sometidas lasmiembros de Ahotsak, que si son sólo unascuantas mujeres con poca cabeza y muchasganas de protagonismo...

Txaro Arteaga: es lo de siempre. Siempre se haintentado desprestigiar el feminismo o aquellasmujeres que han pretendido ejercer su libertad,manipulándolo de una forma muy interesada,destacando sólo las estridencias. Por otro lado,se han promovido las mismas dinámicas de des-prestigio desde el Estado hacia el pueblo vasco,destacando por encima de todo la violencia deETA que, claro está, es más que una desgracia-da estridencia.

Haritu: que parecía olvidada aunque con elatentado de Barajas nos ha demostrado, conla más cruda de todas sus caras, que sigue es-tando ahí. ¿Cómo os pilló la noticia?

Toti Martínez de Lezea: muy mal. Me pusode muy mala leche. Ya está bien. No obstan-te, me molesta la falsa misericordia que se hatenido con los dos ecuatorianos muertos. Eneste país hay miles de ecuatorianos a los que

a día de hoy se les sigue negando los papeles,se les sigue explotando. Sin embargo, duran-te la semana posterior al atentado, los ecua-torianos eran el «no va más». Pero ahoravuelven a estar en el olvido. Vuelven a nointeresar. Sin embargo, la pregunta es otra:¿pero qué se ha hecho durante nueve mesesde alto el fuego? Parece que no mucho. Ade-más, ahora volvemos a escuchar esto de quese volverá a hablar con ETA cuando dejenlas armas. Pues sucede que cuando ETA dejelas armas ya no habrá ninguna necesidad dehablar con ella. Así de sencillo. Así de cla-ro. Lo mismo pasa con Batasuna, que no ha-blarán con ellos hasta que no se legalicen.Pero, como no les permiten legalizarse, yame dirán qué se puede hacer. Del mismo mo-do, hemos oído hablar de diálogo.

Haritu: ¿y?

Toti Martínez de Lezea: el diálogo entreTxaro y yo no tiene ningún mérito porquesomos amigas. El diálogo que necesitamos esel que han de entablar las partes antagóni-cas. De hecho, respecto al proceso de paz,nos han vendido una moto falsa, como quetodo estaba ya solucionado porque ETA ha-bía decretado el alto el fuego permanente.Pues no. No es así de fácil. ETA está involu-crada en lo que ella entiende por una guerray dudo mucho que prescinda de la lucha ar-mada así porque sí. Sin embargo, me temoque hay intereses muy concretos en dirigirlas preocupaciones de la población hacia es-te problema que, por muy grave que sea yque lo es, no es el único. También nos preo-cupa, y mucho, la violencia de género. Ytambién estamos preocupadas por el futurode nuestros hijos y nietos. ¿Qué mundo esta-mos construyendo? ¿Dónde están los valoreshumanos? Hoy por hoy prima más lo que sa-le en la televisión que lo que se puede apren-der en casa. Y se queman mendigos, y se que-man coches, y no sólo aquí, también en Pa-

rís, o en Alcorcón. Ni tan siquiera hay tiem-po para educar a los hijos porque hay quetrabajar de sol a sol para pagar un piso. Dehecho, estoy convencida de que a la gentede la calle le preocupa mucho más todo estoque los atentados de ETA, sin que estos nosdejen de importar. Pues bien, o se habla conETA, o con quien haga falta, o que dejen decontar milongas.

Txaro Arteaga: sólo quiero señalar un dato.Si ETA hubiera matado el año pasado a másde setenta personas, que son las mujeres quemurieron como consecuencia de la violenciade género, ¿cómo creéis que estaríamos en es-te país? Estaríamos al borde de la guerra civil.

Toti Martínez de Lezea: por lo menos, estarí-amos en estado de sitio.

Txaro Arteaga: no le quiero quitar ningunaimportancia a los dos muertos en Barajas. Nin-guna. Pero, ¿y qué pasa con las mujeres asesi-nadas por sus parejas? Está claro que tenemosdelante de nuestros ojos un problema de unagran magnitud.

Toti Martínez de Lezea: sin embargo, cuandoplanteamos un argumento de este tipo, al mo-mento nos acusan de intentar justificar, o porlo menos de entender, la violencia de ETA.Pues no. Lo que sucede es que el llamado«problema vasco» termina ocultando otrosproblemas que atañen muy directamente a laciudadanía, incluso de un modo más directo.Así, me resulta inevitable pensar a quién le in-teresa la permanencia de ETA.

Haritu: ¿y a quién? ¿Tiene alguna respuestala pregunta que planteas?

Toti Martínez de Lezea: por lo menos, a mí no.

Txaro Arteaga: lo cierto es que parece que elEstado puede asumir esta situación.

Toti Martínez de Lezea

«O se habla con ETA, o con quien haga falta,o que dejen de contar milongas»

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Haritu: pero son los miembros de ETA quie-nes deciden empuñar una pistola.

Toti Martínez de Lezea: es cierto y ésa es suresponsabilidad ante la sociedad, el pueblo yla Historia. Pero, ¿y qué ha hecho el Estadodurante estos nueve meses de tregua? No hahecho nada, o al menos, no lo suficiente.

Txaro Arteaga: ETA no existía hace sesentaaños. ETA es la consecuencia de una situaciónno resuelta. Sus objetivos pueden tener seme-janza con los de otras muchas personas de es-te país, pero que optan por métodos y mediospacíficos. Y ahí está precisamente el error deETA, tanto política, como éticamente.

Haritu: pero en otras partes del mundotambién hay problemas de identidad y vio-lencia parecidos al vasco pero donde noexiste la lucha armada. Sin ir más lejos, ahíestá Catalunya.

Toti Martínez de Lezea: también es cierto. Loscatalanes son mucho más listos que los vascos.

Txaro Arteaga: lo que sí son es más prácticos.

Toti Martínez de Lezea: a veces envidio laforma que los catalanes tienen para defendersu cultura y su lengua, aunque cada ciertotiempo los periódicos subrayan que hay racis-mo y discriminación hacia quienes no hablancatalán. Mentira. Voy a Catalunya a menudoy nunca he tenido ningún problema. Comoninguna persona que viene a Euskal Herria yno sabe euskera. En general, me parece que enCatalunya no les importa tanto pertenecer aun país o a otro y a este respecto, están másunidos que los vascos en las reivindicacionesque creen necesarias a fin de mantener suidiosincrasia.

Txaro Arteaga: no estoy tan segura de esto.Mira todo lo que ha sucedido con el Estatut…

Toti Martínez de Lezea: en todo caso, ellosconstruyen torres humanas y a nosotros nosgusta la lucha de carneros.

Txaro Arteaga: imagino que es una cuestiónde buscar equilibrios.

Toti Martínez de Lezea: pero es muy tristeque los vascos no podamos hablar entre nos-otros sin que nos demos de frente, sin que an-demos a copetazo limpio.

Txaro Arteaga: lo más seguro es que a las vas-cas y a los vascos nos hace falta mayor flexibi-lidad y apertura de pensamiento. Aunque ellono signifique hacer dejación de tus principios.

Toti Martínez de Lezea: nuestro drama esque no podemos decir muchas cosas. No po-demos decir que, es sólo un ejemplo, apoya-mos los derechos de los presos sin que la de-recha se nos eche encima. Por lo mismo, nopodemos decir que creemos en la libertad dela derecha española a existir sin que la iz-quierda arremeta en nuestra contra. Para mu-chas cosas, seguimos sin tener una libertadindividual, una libertad no militante que es-té al margen de los parámetros de los partidospolíticos, que sólo nos implique en nuestraindividualidad. De hecho, reivindico el dere-cho a no ser militante de nada, a ser sólo mi-litante de mí misma.

Txaro Arteaga: pero se puede ser una perso-na militante de una alternativa concreta y, almismo tiempo, defender los derechos que lecorresponde a la otra persona por mucho quemilite en otro partido político distinto al mío.En la defensa de los derechos no se puede serexcluyente.

Toti Martínez de Lezea: pero este actuar se-gún las siglas se ve a todos los niveles, en to-dos los aspectos de la política. Una moción esrechazada o apoyada por el resto de los parti-

dos políticos según quien la presente, con in-dependencia de que la moción sea o no del in-terés de la ciudadanía.

Txaro Arteaga: estoy de acuerdo. En muchoscasos, el posicionamiento es previo. La políticase ha reducido a la búsqueda de los argumentosque me diferencian del adversario en lugar debuscar los puntos que podamos tener en común.

Toti Martínez de Lezea: eso sí, es vergonzosoque se pongan de acuerdo para subirse el suel-do, que es lo que ha ocurrido hace poco en elParlamento Vasco, y no sean capaces de sen-tarse a hablar. Más todavía cuando su sueldose lo pagamos nosotros, porque los políticosson nuestros empleados, los administradoresde nuestra propiedad. Pero, pese a todo ello,son incapaces de hablar para solucionar unproblema que realmente nos preocupa. Bien,vale, ¡todos al paro entonces! Por esto mismoes importante que pregunten a la ciudadaníaqué es lo que quiere. Obligatorio. Aunque,tengo poca confianza en las consultas comosucedió en Treviño, que siguen igual despuésde que la mayoría de sus habitantes votaronpor la unión con Araba.

Txaro Arteaga: ¿y por qué no se les ha hechocaso? Porque el poder está en otro lado.

Toti Martínez de Lezea: de hecho, suponga-mos que nos preguntan si queremos ser o no in-dependientes. No lo sabemos todavía. Todos lospartidos hablan en nombre del pueblo vasco.También ETA. A mí me encanta esto. ¿Peroqué sabrá nadie lo que queremos ser si todavíano hemos sido consultados? Así que nadie hableen mi nombre mientras no sea preguntada.

Haritu: «El ojo por ojo nos va dejando a todostuertos». Esta reflexión se puede leer en la pá-gina web de Lokarri dentro de las opinionesque 100 personas relevantes de la sociedadhan hecho en torno al acuerdo. Toti, la autora

Txaro Arteaga

«La política se ha reducido a la búsqueda delos argumentos que me diferencian del adversario»

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eres tú misma. Estos últimos días he recorda-do esta frase mientras veía lo sucedido en tor-no al caso de Iñaki de Juana Chaos.

Txaro Arteaga: la frase de Toti es muy clarifi-cadora y en pocas palabras refleja lo que pue-des decir en un discurso más elaborado. Así, síque creo que sobre Iñaki de Juana Chaos estáprimando la venganza sobre la justicia.

Toti Martínez de Lezea: los pensamientos ylos sentimientos de las personas son una co-

sa, muy personales y particulares, pero la leyes otra cuestión y en el caso de Iñaki de Jua-na no se está aplicando, como en otros mu-chos casos. De Juana ya ha cumplido la penaa la que fue condenado. Ya ha respondidoante la ley española. Otra cosa es que noquieran dejarlo libre y que se escuden en dosartículos de opinión, pero, entonces, deberí-an decirlo con claridad.

Txaro Arteaga: mientras tanto Amedo estáen la calle por depresión.

Toti Martínez de Lezea: reconozco que sifuera la madre de un asesinado tal vez no meharía ninguna gracia que los asesinos de mihijo estuvieran en la calle. Y se dan casos enambos lados.

Txaro Arteaga: pero estamos hablando de laley, no de venganza. Es así.

Toti Martínez de Lezea: ¿es la justicia justa?¿Son los jueces imparciales? ¿Quién los de-signa? Pero no me atreveré yo a cuestionar laindependencia de los jueces, por lo que pue-da pasar. Y luego vemos también cómo hanencausado al Lehendakari por hablar con losrepresentantes de Batasuna, y a éstos por lamisma razón. Por mucho que algunos políti-cos insistan en decir eso de ETA-Batasuna,si los militantes de la izquierda abertzale fue-ran de ETA estarían en la cárcel. Y no lo es-tán. Ibarretxe tiene derecho a hablar conquien le dé la gana, con ellos o con la veci-na del quinto.

Txaro Arteaga: derecho y obligación. Lo quepasa es que hay gentes que para conseguir elpoder en Madrid necesitan acudir al siemprerecurrente enemigo vasco que, en este caso,ha tomado la figura de Ibarretxe.

Toti Martínez de Lezea: y mientras tanto elproblema se va complicando todavía más.En fin. Habrá que insistir en el diálogo y lapalabra, porque nos gusta este pueblo, por-que lo queremos.

Txaro Arteaga: y formamos parte de él.

Toti Martínez de Lezea: vivimos en él. En de-finitiva, porque queremos que, de una vez portodas, se llegue a una solución, se alcance unacuerdo, pero, para eso, han de quererlo tam-bién todas las partes implicadas.

Toti Martínez de Lezea

«Es vergonzoso que los políticos se pongande acuerdo para subirse el sueldo»

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Orratza

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María Garcia Texto

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La organización de ayuda médico-humanitaria«Médicos sin fronteras» acaba de hacer público el listado delas diez crisis olvidadas o lo que es lo mismo, un informe que

pretende resumir el destino de miles de personas consideradas«desechables» y «prescindibles», sobre todo si tenemos en

cuenta que en los informativos de televisión de EE.UU. tansólo les han dedicado siete minutos y veinte segundos.

minutos7Poco más de

Millones de personas luchan por su supervivencia enel mundo. Muchas de ellas apenas encuentran motivospara seguir respirando en medio de catástrofes de ori-gen natural. Otras miles sobreviven enredadas en con-flictos violentos que parecen estar engangrenados. Ypor si todo esto fuera poco, el día a día de la mayoríade estas personas apenas recibe el eco mediático enlos televisores de plasma del primer mundo. En estesentido, tal y como subraya la organización «Médicossin fronteras», convencidos de que «el silencio es el

mejor aliado de la injusticia», la revista Haritu dedicaestas páginas «a este especial ranking del olvido»,donde se destacan las diez crisis más olvidadas del añopasado. Hablamos de Chechenia, la República Cen-troafricana, Sri Lanka, la República Democrática delCongo, Somalia, Colombia, Haití e India. Además,para «Médicos sin fronteras» también tienen especialatención las crisis que hacen referencia a la tuberculo-sis y a la desnutrición aguda que padecen millares demujeres y hombres, niñas y niños.

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Orratza

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En 2006, la población civil de la Repúbli-ca Centroafricana (RCA) fue de nuevo víc-tima de la violencia durante el último episo-dio de un conflicto plagado de golpes de Es-tado y rebeliones desde que el país se inde-pendizó de Francia en 1960. Y una vez más,el sufrimiento de los 3,6 millones de habitan-tes del país ha pasado desapercibido a los ojosdel mundo.

Desde noviembre de 2005, se han sucedi-do los enfrentamientos entre tropas guberna-mentales y varios grupos rebeldes en el nor-oeste del país. Los civiles, sospechosos de apo-yar a uno u otro bando, se han convertido enobjetivo y han quedado atrapados entre dosfuegos. Muchas aldeas a lo largo de las carre-teras han sido atacadas, saqueadas o incendia-das. Se estima que 100.000 civiles se vieronobligados a abandonar sus hogares y otros hu-yeron al vecino Chad, mientras que otros bus-caron refugio en el monte, expuestos a las in-clemencias del tiempo, sin refugio adecuado,agua limpia o atención sanitaria.

MSF empezó a trabajar en el noroeste de laRCA en noviembre de 2005 y fue ampliandosus actividades durante 2006, ofreciendo aten-ción primaria y secundaria de salud en Kabo,

Batangafo, Paoua, Markounda, Boguila y susalrededores, a personas sin acceso a los servi-cios de salud más básicos. En 2006, MSF rea-lizó más de 200 intervenciones quirúrgicasmensuales. Varios equipos móviles de MSF enla zona proporcionaron atención médica apersonas que se habían refugiado en el monte,efectuando una media de 1.800 consultas a lasemana. Las principales afecciones de los pa-cientes, muchos de ellos niños menores de 5años, eran malaria, lombrices o infeccionesrespiratorias agudas.

En otoño de 2006, el resurgimiento de laviolencia en torno a Paoua, Markounda y Ka-bo de nuevo obligó a muchas personas a huiral monte. A finales de octubre, la Union desForces Démocratiques pour le Rassemblement(UFDR) lanzó un ataque en el noreste del paisy se hizo con el control de Birao, Ouanda Dja-llé y otras ciudades. Los civiles se vieron pri-vados de ayuda porque las autoridades nega-ron a MSF y a otras organizaciones humanita-rias el acceso a la región. En diciembre, lasfuerzas gubernamentales recuperaron el con-trol de la zona y finalmente se permitió a losequipos de MSF hacer una evaluación de lasnecesidades.

El conflicto en Chechenia y sus conse-cuencias para la población civil han pasadoprácticamente desapercibidos para el resto delmundo. Aunque su intensidad haya podidodisminuir, para muchas personas que han vivi-do los altibajos de este amargo conflicto quedura ya 12 años, las cicatrices físicas y psicoló-gicas siguen estando ahí.

La mayoría de chechenos desplazados a lavecina república de Ingushetia durante las fa-ses más crudas del conflicto ya han retornado.A pesar de que en la capital, Grozny, y enotras pocas ciudades la reconstrucción se haagilizado en este último año, miles de retorna-dos todavía no tienen una casa a la que volvery viven en albergues temporales.

Aunque el Gobierno ruso ha transferidoalgunas responsabilidades a las autoridades lo-

cales chechenas en materia de seguridad, laviolencia, los secuestros y los abusos continú-an. El año pasado también se produjo un au-mento de la violencia en las vecinas repúbli-cas de Ingusetia y Daguestán, pero los trabaja-dores internacionales de ayuda, los observado-res y los periodistas todavía tienen un accesolimitado a la región.

Los años de conflicto también han hechoestragos en el sistema de control de la tuber-culosos de la república, donde MSF está dan-do apoyo a cuatro de los cinco centros de tra-tamiento existentes. En 2006, «Médicos sinFronteras» inició un programa de cirugía re-constructiva en Grozny, desplegando a ciruja-nos especialistas en cirugía maxilofacial, vas-cular y traumatológica para ayudar a repararlas cicatrices físicas causadas por la guerra.

República Centroafricana,

resurgimiento del conflicto

Chechenia,

cicatrices físicas y psicológicas

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La población civil de Sri Lanka padece lasconsecuencias de los enfrentamientos que sereanudaron en agosto de 2006 entre las fuerzasdel Gobierno y los Tigres de Liberación de laTierra Tamil (Liberation Tigers of Tamil Eelamo LTTE), especialmente en el este y el norestedel país. Los bombardeos se han intensificadoen estas regiones, provocando el desplazamien-to de decenas de miles de personas. Otras se en-cuentran atrapadas y no pueden huir.

El creciente nivel de violencia contra losciviles se puso de manifiesto con el asesinatode 17 trabajadores humanitarios de AcciónContra el Hambre a principios de agosto. Losasesinatos se produjeron en un clima generali-

zado de sospechas, acusaciones, restricciones yvigilancia de las ONG, y con políticos ceilan-deses y medios de comunicación acusando alas organizaciones internacionales de dar apo-yo a la rebelión tamil. Como resultado, algu-nas autoridades intentaron limitar las activi-dades de las organizaciones humanitarias e in-cluso evitar que tuviesen acceso a las zonas deconflicto, incluyendo hospitales dependientesdel Ministerio de Salud que habían solicitadoayuda externa.

Además, la inseguridad y las limitacionesimpuestas a las organizaciones humanitariasdificultan cada vez más la provisión de ayudaa las personas más afectadas por el conflicto.

Sri Lanka,

civiles entre dos fuegos

El conflicto actual en Somalia puede atraerla atención pública mundial de forma muy efí-mera y esporádica, pero las terribles condicio-nes de vida a las que se enfrenta la poblaciónsomalí continúan estando relegadas al olvido.El país presenta algunos de los peores indica-dores sanitarios del mundo: se estima que laesperanza de vida es de 47 años y más de unacuarta parte de la población infantil muereantes de cumplir los 5 años de edad. En 2006,la situación se caracterizó por intensos esta-llidos de violencia en la capital, Mogadiscio,

y en las regiones de la periferia.Con la inseguridad política como telón de

fondo, Somalia también se ha visto azotada porlos desastres naturales. En noviembre, lluviastorrenciales provocaron el desbordamiento delos ríos Shabelle y Juba. Las inundaciones deja-ron a decenas de miles de familias sin hogar ydestruyeron sus cultivos de subsistencia. Justoseis meses antes, una sequía en la región de Bay,situada entre ambos ríos, había provocado el in-greso de más de 600 niños con desnutrición se-vera en los hospitales de Dinsor.

Somalia,

guerra y catástrofes naturales

El incesante conflicto en varias partes deIndia pasa prácticamente inadvertido para elresto del mundo.

En el estado de Chatisgar, en el centro deIndia, los enfrentamientos durante más de 25años entre insurgentes maoístas, las fuerzas delGobierno y las milicias antimaoístas -conocidascomo Salwa Judum-, han provocado el despla-zamiento forzado de más de 50.000 civiles.Otros optan por huir a estados vecinos, mien-tras que miles de personas han perdido sus me-

dios de subsistencia y tienen poco acceso a sustierras, a alimentos, a la atención sanitaria másbásica y a servicios médicos urgentes.

Sorprendentemente, la situación en Chatis-gar es sólo uno de los muchos conflictos arma-dos que llevan produciéndose en India desdehace años, dejando a la población civil atrapa-da entre distintas partes beligerantes. Comoconsecuencia, muchas personas siguen viviendoen un clima de miedo y violencia, con poco oningún acceso a la atención sanitaria.

India,

más de 25 años de conflictos

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Orratza

Hace cinco décadas que Colombia se en-cuentra sumida en un violento conflicto yúnicamente Sudán la supera en número dedesplazados internos. Masacres, ejecuciones,intimidaciones y miedo son parte inevitablede la vida diaria de los civiles en las zonasafectadas por el conflicto. Hasta la fecha, ca-si tres millones de colombianos han huidode sus hogares a causa de un conflicto ali-mentado por el narcotráfico, que involucra alas fuerzas gubernamentales, a grupos para-militares y a las guerrillas armadas del ELN ylas FARC. Desde 2002, el presidente ÁlvaroUribe ha lanzado campañas militares a granescala para recuperar los territorios controla-

dos por los grupos rebeldes y ha desplegadotropas en más de 1.000 ciudades.

Aunque muchos colombianos opinan que lasituación de seguridad ha mejorado considera-blemente (menos secuestros, menos actividadcriminal y más seguridad en las carreteras), paralas personas que viven en zonas disputadas porvarios grupos armados, la violencia y el sufri-miento no han disminuido. La población de laszonas de conflicto a menudo carece de serviciosde atención sanitaria, incluyendo programas deinmunización, y la sospecha de que apoyen a losgrupos armados locales hace que sea muy peli-groso buscar ayuda fuera de sus aldeas, inclusoen casos de urgencia médica.

Colombia,

civiles entre dos fuegos

En 2006, los habitantes de la RepúblicaDemocrática del Congo (RDC) votaron enunas elecciones presidenciales y parlamenta-rias democráticas por primera vez en décadas.Las elecciones pusieron brevemente a la RDCen el punto de mira de los medios de comuni-cación, pero la inexorable situación de priva-ción y violencia que padecen millones de con-goleños sigue pasando desapercibida. El estedel país, rico en minerales, es escenario de vio-lentos enfrentamientos entre varios grupos ar-mados, incluidas las fuerzas del Gobierno, que

utilizan la fuerza contra la población civil y lasometen a unas brutales condiciones de vida.A principios de 2006, los enfrentamientos en-tre el ejército congoleño y los grupos rebeldesmai-mai, al sureste de la provincia de Katanga,causaron el desplazamiento de decenas de mi-les de personas.

La población se vio obligada a hacinarse enla ciudad de Dubie y sus alrededores, sin apenasacceso a sus tierras de cultivo, a agua limpia y auna reducida asistencia, cayendo presa delhambre y la enfermedad.

República Democrática del Congo,

violencia y carencias permanentes

Con la excepción de un corto respirotras las elecciones presidenciales en febrerode 2006, la violencia y la inseguridad hansido generalizadas en Puerto Príncipe, la ca-pital de Haití. Incluso con la elección de unnuevo Gobierno, la violencia continuó ha-ciendo estragos: desde confrontaciones en-tre varios grupos armados de la ciudad, laPolicía Nacional haitiana y la Misión de Es-tabilización de la ONU en Haití (MINUS-TAH), a prácticas ampliamente extendidas

como secuestros y violencia sexual. Desde diciembre de 2004, más de 7.000

personas han sido tratadas por heridas asocia-das a la violencia, incluyendo a más de 3.000heridos de bala -casi 1.000 mujeres y niños- y2.600 heridos por arma blanca. Tras una brus-ca escalada de la violencia a principios de2006, MSF hizo un llamamiento a todos losgrupos armados exhortándoles a que respeta-sen la seguridad de los civiles y permitiesen suacceso a la atención médica de urgencia.

Haití,

extrema violencia urbana

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Aunque en Occidente muchos consideranque la tuberculosis es un mal de otros tiempos,el coste en vidas humanas de esta enfermedaden todo el mundo, particularmente en los paí-ses en desarrollo con alta incidencia del VIH,va en aumento. Cada año, la tuberculosis cau-sa la muerte de dos millones de personas. Ade-más, se estima que unos 9 millones contraen laenfermedad al mismo tiempo que aparecen450.000 nuevos casos de tuberculosis multirre-sistente a los medicamentos (MDR-TB por sussiglas en inglés).

Esta preocupante situación empeoró en2006, cuando una encuesta realizada entre 544pacientes en Kwazulu Natal, Suráfrica, revelóque el 10% había desarrollado una cepa extre-madamente resistente a los antibióticos de pri-mera línea y a los dos fármacos de segunda lí-nea administrados cuando los de primera dejande ser efectivos (XDR-TB por sus siglas en in-glés). Casi todos los pacientes murieron y, a díade hoy, se desconoce el alcance de esta cepa.

El tratamiento estándar de la tuberculosisfue desarrollado entre los años cincuenta y se-senta, mientras que la prueba realizada conmás frecuencia para diagnosticar la enferme-dad -el análisis de esputos al microscopio- fue

desarrollada en 1882 y sólo detecta la mitad delos casos. Los métodos diagnósticos y los trata-mientos que se utilizan actualmente están to-davía menos adaptados a pacientes con VIH, apesar de que la tuberculosis es la primera causade muerte entre estas personas.

Las cifras ponen de manifiesto los años deolvido y abandono: de las nuevas 1.556 entida-des químicas comercializadas en todo el mun-do entre 1975 y 2004, solamente tres iban des-tinadas a tratar la tuberculosis. Aunque hay al-gunas iniciativas en curso, se requieren mu-chos más esfuerzos para responder al catastrófi-co impacto de esta enfermedad. Ninguno delos fármacos actualmente en desarrollo, aun-que prometedores, mejorarán radicalmente eltratamiento en un futuro inmediato. «El he-cho de que la tuberculosis acabe con millonesde vidas en todo el mundo cada año es una cla-ra muestra de que el enfoque actual no funcio-na», afirma el Dr. Tido von Schoen-Angerer,director de la Campaña para el Acceso a Me-dicamentos Esenciales de MSF. «Los métodosque tenemos para tratar y diagnosticar la TBestán anticuados y son desgraciadamente insu-ficientes, y no vemos que exista la urgencia ne-cesaria para abordar esta enfermedad».

Cada año, la desnutrición aguda es respon-sable de la muerte evitable de millones de niñosen todo el mundo. Más de 60 millones de niñospueden presentar signos de desnutrición aguda ycorren un serio peligro de muerte, a menos quereciban atención especializada. Las emergenciasnutricionales suelen asociarse solamente a con-flictos y desplazamientos, pero la desnutriciónaguda tiene una elevada presencia en países po-líticamente estables sumidos en la pobreza. Enestos contextos, la aplicación de medidas dedesarrollo a largo plazo ha ido en detrimento dela solución de necesidades más inmediatas.

Fuera de las grandes emergencias nutricio-nales, los servicios para tratar incluso las formasmás severas de desnutrición aguda generalmen-te son inaccesibles. Además, durante las emer-gencias, el número de pacientes que requieren

ser ingresados suele superar las capacidades delos centros de nutrición terapéutica.

Sin embargo, una nueva generación de pro-ductos terapéuticos preparados en base a unapasta de leche y mantequilla de cacahuete per-miten tratar en régimen ambulatorio a niñosdesnutridos que no presenten complicacionesmédicas. Estos productos, con un alto valorenergético y nutritivo, son ideales para que ni-ños desnutridos con poco apetito y estómagospequeños ganen peso de forma rápida, y su ad-ministración ambulatoria permite tratar a ungran número de pacientes.

Es decisivo continuar trabajado para respon-der a las causas profundas de la desnutrición, pe-ro ya es posible ofrecer un tratamiento efectivoy simple a decenas de millones de niños que co-rren un alto riesgo de muerte.

Tuberculosis,

tratamientos obsoletos

Desnutrición,

miles de muertes evitables

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Pinochet diktadorea hil zelako berria urtearenhasierakin batera etorri zitzaigun. Hamazazpiurtean Txileko diktadore izan zen AugustoPinochet, 91 urte zituela, Santiagon zendu zen

Munduari so

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goian begoPinochet

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Sentimendu kontrajarriak sortu zizkidan albistea izan zen niretzat.Heriotza ez da, gizaki doilorrena izanik ere, pozteko notizia. Baina Pi-nochetek egin edo baimendu zituen krimen guztiak kontuan hartuz,halako arintasun bat sumatu nuen nire barruan. Beste aldetik amorruaere sentitu nuen, justiziaren aurrean igaro gabe joan zaigulako.

Sentimendu pilo hauen batuketak 1973. urtean jazotako gertaera latzhaiek eta orduko une mingarriak berritu zizkidan eta amesgaizto hura bi-zi-bizi sentitu nuen. Nola ahaztu zorigaiztoko kolpe militar hura?

Bat-batean 50 urtez atzera egin zuen Txileko historiak. Txile politi-ka aldetik oso herri aurreratua zen. Urte luzeetako tradizio demokrati-koa zuen. Txilera iritsi nintzenean orduko Presidentea oinez joaten zenbere lanera, Gobernuaren «La Moneda» jauregira. Egia da ez zituelakale asko gurutzatu behar nahikoa hurbil bizi zelako, baina ni Espainia-ko diktaduratik nindoan eta kontrastea itzela zen.

Gogoratzen dut kolpe miltarraren egunean bertan, Pinochet bestehiru jeneralekin batera telebistan azaldu eta diktadore guztiak bezala«mesias» zela sinetsiaz honakoa esan zuenean: «Egin dugun guzti haubeharrezkoa zen, aberria salbatzeko dugun ardurak eraginik egin dugu».

Maixux RekaldeLokarriko kidea , Txilen bizi izan zen

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Eragin horren ondoren giza eskubideen bortxaketa izugarriak etorriziren: milaka hilketa, desagertze, iheslari, kartzela, tortura… Gogorraizan zen benetan: nire inguru hurbileko bost lagun galdu genituen. Ge-roztik ez dugu haien berririk izan.

Une latz eta gogor horietan gizakien alderik ederrenak eta baita an-kerrenak ere azaltzen dira. Jende askok bere bizia jokoan jarri zuenarriskuan zirenei laguntzeko dirua, jatekoa edo babesa emanez. Baina,era berean, alde ilun eta txarrenak ere agerian geratu ziren: gorrotoak,herrak, inbidiak, salaketak, lapurretak… Jende gutxik pentsa dezakeegoera horretan bizitzea zer den: bizitza ororen, giza harremanen etakulturaren amaiera bezalako bat gertatzen da.

Pinocheten kolpearen ondoren dena irauli zen: Hego Ameriketakoherririk oparoenetakoa izatetik erabat menpeko bihurtu zen, pobrezia-ren eta aberastasunaren arteko amildegia sakonduz. Gizarte mailan el-kartasun ekintzak bai, baina baita beldurra, bekaizkeria edo inbidia,ezinikusiak, salaketak ere ugaritzen joan ziren. Eta elkartasunaren mai-lan aipatu gabe ezin utzi Santiagoko elizbarrutiaren «Elkartasun Bule-goa» non sendagile, legegizon eta bolondres askok lan egin zuten. Be-hin baino gehiagotan ezabatu nahi izan zuten baina indartsu jarraituzuen demokrazia iritsi zen arte, naiz eta langile batzuek kartzela ere ja-san zuten.

TrantsizioaDiktadurak hamazazpi urte iraun zuen Txilen eta bitarte horretan

gauzak aldatzen joan ziren, trantsizioan sartu ziren arte. Txileko Esta-tuan, 1980ko hamarkadan, faktore desberdinen eragina indartzen joanzen: langileen lanuzteak, auzoetako bilerak… pixkanaka-pixkanakadiktadurari aurre egingo zion indarra sortzen hasi zen.

Alderdi politiko nagusienek, diktadurari oposizio indartsua eratu na-hian, beraien arteko bilkurak hasi zituzten eta 1985. urtean Nazio Akor-diora iritsi ziren. Bitartean sindikatu, profesionalen elkarte, ikasle eta gi-zarte mugimenduek «Asamblea de la Civilidad» erakundea mamitu zu-ten. Benetan, gizarte osoak parte hartzen zuen plataforma izan zen.

Horiekin batera, Pinocheten eta oposizioa eratzen zuten alderdi politi-koen arteko elkarrizketak hasi ziren. 1980. urtean onartutako Konstitu-zioari jarraituz plebiszitoaren bitartez erabaki behar zen gobernuburua,hau da, Pinochetek jarraitu edo beste norbait aukeratu. 1989. urtean ple-biszitoa burutu zen eta herriak ez zuen diktadorea onartu: hauteskundeenondorioz Kristau Demokraten alderdiko Patrizio Aylwinek irabazi zuen.

Konstituzioa idatzi zenean Pinochetek oso argi eta ongi lotuta utzizuen bere ondorioa. Honek gogora ekartzen dit Pinochet munduko es-tatuburu bakarra izan zela Madrilen, Frankoren hiletan, ez baitzen bes-te estatubururik agertu. Frankoren ikaslerik argiena, ote? Bizitza guzti-rako senatari izatekotan bere burua izendatu zuen. Eta horrela gertatuzen eta, ez hori bakarrik, Txileko indar militar guztien buru izan bait-zen halaber, konstituzioari aldaketa batzuk egin arte.

Munduari so

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Errepresioaren ondorioak garaitu nahian giroa aldatzeko eskaerakugaltzen joan ziren gizartean, baita alderdi politikoen artean ere. Gor-puak lurpetik ateratzeak eta gorpuzkinak jasotzeak aldarrikapen luzeakeragin zituzten. Horiekin batera, biktimei laguntzak ematearen aldeere ahalegindu ziren. Hala eta guztiz ere, modu motelean eta partziale-an egin zirela uste dut. Egia da desagertuen monumentua badagoelaeta Allende Presidentearen hiletak ofizialki egin zirela baina ez dagooraindik biktimen alde nazio mailako eguna izendaturik.

Egia ezagutzeko asmoa «Rettig Informearen» bidez zuzendu zutenbaina ez zen gizartearen gehiengoaren gustukoa izan, zerbait gehiagoeskatzen zutelako. Beste aldetik, estatu kolpearen arduradunei epaike-ta egiteko deiadarrak oihartzun murritza jaso zuen urte horietan, ezbaitzituzten zortzi militar besterik espetxeratu.

Dena dela, orain bi urte, urrats garrantzitsuak ikusi nituen Txilen.Ricardo Lagos presidenteak publikoki barkamena eskatu zion herriosoari, urte luzeetan jasan zituen bidegabekeria horiengatik: hilketak,torturak, desagertuak… Hitz batean esateko: giza eskubide guztien

bortxaketak. Presidentea, malkoak zerizkiola, telebistan ikusita inbidiasentitu nuen, oraindik Espainian eta Euskal Herrian, nahiz horrenbes-te sufritu, horrenbeste urteko diktadura jasan arren, oraindik horrela-korik izan ez dugulako.

Aipagarriak dira hildakoen oroimenaren alde egiten ari diren ahale-ginak. Presondegi eta torturarako leku handiena izan zen «Grimaldi»eremua hildakoen eta desagertuen parkea bihurtu dute. Hor azaltzendira haien izen guztiak eta bertan ekintza ugari egiten dituzte. Horienartean hitzaldiak, mota askotako bilerak, liburudenda eta dokumenta-zio bildumak eta, batez ere, ikasleekin egiten dituzten saioak, han ger-tatu zenaren oroimen historikoa zuzenean jaso dezaten.

EpaiketaJustiziaz asko hitz egiten zen Txilen. Txiletar gehienek justizia nahi

zuten baina ez zuten lortzen eskaerak artikulatzea, diktadurak utzi zi-tuen amarruengatik. Hala eta guztiz ere, urte ilun eta garai gogor haiekepaituko zituztelako itxaropena bazegoen. Eta ez epaitu bakarrik, bai-

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Obituario con hurras

Vamos a festejarlovengan todoslos inocentes

los damnificadoslos que gritan de nochelos que sueñan de dia

los que sufren el cuerpolos que alojan fantasmas

los que pisan descalzoslos que blasfeman y arden

los pobres congeladoslos que quieren a alguienlos que nunca se olvidan

vamos a festejarlovengan todos

el crápula se ha muertose acabó el alma negra

el ladronel cochino

se acabó para siemprehurra

que vengan todosvamos a festejarlo

a no decirla muerte

siempre lo borra todotodo lo purifica

cualquier díala muerte

no borra nadaquedan

siempre las cicatriceshurra

murió el cretinovamos a festejarlo

a no llorar de vicioque lloren sus iguales

y se traguen sus lágrimasse acabó el monstruo prócer

se acabó para siemprevamos a festejarlo

a no ponernos tibiosa no creer que éste

es un muerto cualquieravamos a festejarlo

a no volvernos flojosa no olvidar que éste

es un muerto de mierda

por Mario Benedetti

zik eta memoria ere berreskuratuko zelako itxaropena bazuten. Baina,baikorrenen artean ere bazegoen itzal bat, beldurra, itxaropen hori za-puztuko ote zenaren beldurra.

Azkeneko urteotan Pinocheti justizia egingo zitzaiola uste genuen,batez ere Erresuma Batura sendagilearengana etorri eta estraditatzekoeskaerarekin hasi zirenean. Gero, Txilen bertan, Guzman epailea saia-tu zen baina ez zuen epaiketa gauzatzerik izan beti gaixotasunaren edo-ta gai ez zeneko agiriak eskuratzen baitzituen «General» ohiak.

Txileko indar militarrak, armadak batez ere, indar handia du eta bo-rondate politikoa ez da bere neurrian egon. Esan nahi dut espetxeetanmilitarrak sartzen hasi direla baina gutxinaka oraindik, erantzule han-dienak, aginduak eman zituztenak, haiek ez dituztela ikutu. Desager-tuei buruz irekitako auzibideak itxi egingo ote dituzten beldur naiz,beste militarren aurkako prozesuak ere luzatzen ari baitira.

Orain, ordea, diktadorea hil ondoren, krimen nagusien epaiketakbertan behera geratu dira. Baita diru lapurreten epaiketak ere. Bainatxiletarrek egia osoa, krimen guztiak agerian jartzeko eta desagertuguztiak non diren jakiteko premia dute. Ezin da horrelako zauria, Txi-leko historiaren zorigaiztoko kapitulu beltz hori, ongi itxi gabe amaitu.

Nik uste dut aurrerantzean indar berriak aterako dituztela eta egoe-ra nolabait samurtzen joango dela. Nik ez dut itxaropena galtzen eza-gutzen baitut gatazkei aurre egiteko txiletar gizakien indarra. Gainera,egun normaltzat jotzen dugun ekonomia arloaren globalizazioa ez otedaiteke bada justiziaren arloan ere mamitu?

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