Hay que modificar el régimen de división política dominicana

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  • 8/7/2019 Hay que modificar el rgimen de divisin poltica dominicana

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    Hay que transformar la visin poltica dominicana(De la serie: la democracia patas arriba)

    Por H. GalvnEmail: [email protected] de mayo de 2006

    Es mucho lo que se podr escribir, reflexionar, analizar, decir, pero lo cierto es que elmodelo de desarrollo del capitalismo implementado en la Repblica Dominicana enlas ltimas cinco dcadas ha sido centralizador, concentrador y excluyente.

    Parecera que la teora del desarrollo bipolar se desdibuj en un esquema que generprogreso y atraso, desarrollo y subdesarrollo.

    Desde los ltimos aos de la dictadura de Trujillo caracterizado por las grandesconstrucciones urbanas, hasta la implementacin del modelo de industrializacin porsustitucin de exportaciones, terminando con el neoliberalismo, la competenciadesleal sobre la agricultura y los megaproyectos urbanos, el esquema del capitalismo

    ha tenido un sesgo anti-rural.Ha privilegiado por dcadas las actividades industriales y de servicios, en detrimentode las actividades rurales, y ha privilegiado la infraestructura y los servicios de laszonas urbanas en prejuicio del campo.

    La inversin social y productiva se ha concentrado en las ciudades, generando as losincentivos para que las ciudades (en algunas partes) se conviertan en islas dedesarrollo dentro de la realidad del pas.

    Las polticas pblicas se han articulado, en los ltimos aos, para extraer elexcedente rural y transferirlo a las zonas urbanas. Polticas sectoriales agrcolas ymacroeconmicas se han coordinado en ese objetivo.

    Los incentivos hacia la urbanidad (mal concebida) y el descuido del campo han idopor varias vertientes, desde el gasto publico hasta la representatividad polticaconcentrada.

    Las dos ciudades principales del pas concentran asimismo todas las posibilidades yoportunidades, concentran la poblacin, la riqueza, las oportunidades de ocio, dedesarrollo profesional, en fin, las oportunidades de tener una vida aceptable.

    El resto del pas, marginado no slo de las polticas pblicas, ha sido despojado desus riquezas y de su futuro.

    Cul ha sido el balance?: las elites urbanas, portadoras de tradiciones culturalescentenarias emigraron a las grandes ciudades, las tradiciones se fueron apagandoentre las carencias econmicas y la influencia extranjera.

    La transferencia de recursos provoc la destruccin de la estructura productiva rural,la que subsiste es por la mano de obra sub-explotada (muchas veces inmigrantes);generando desempleo y como consecuencia migracin.

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    Tres o cuatro millones de compatriotas pueblan los getthos de Nueva York, Madrid oCaracas. Miles de las hijas de esta tierra se prostituyen en Buenos Aires, msterdamy hasta en Puerto Prncipe.

    Los cinturones de miseria alrededor de las ciudades, crecen y crecen a la luz de esteesquema. Y con ellos crece la marginacin, la inseguridad, la pobreza.

    El resultado ha sido evidente: la inversin de la distribucin poblacin urbano-ruralprovocada por la migracin forzada, (desplazamiento) y toda una gran cadena deproblemas urbanos y sociales, presin sobre el ambiente, profundizacin de lacadena de la pobreza y ampliacin de la brecha urbano-rural, as como obviamentela depresin de los salarios va ejercito de reserva.Continuando el modelo, e invirtiendo en la ciudad (en megaproyectos, por ejemplo),obviamente se resuelven importantes problemas urbanos, pero se incentiva ms lamigracin hacia la ciudad, lo que a su vez provoca mayores problemas que losexistentes (caso del transporte). As resolviendo los problemas de la ciudad, ydescuidando el interior, estamos aumentando la presin sobre las urbes, y en esecaso agudizando sus problemas.

    La deuda social acumulada tiende a crecer, mientras se agudizan y potencian as lascondiciones internas que sostienen el desarrollo. Gobiernos van, gobiernos vienen yno se interesan en comprender el fenmeno ni solucionarlo.

    Hay que destacar que el fenmeno de la centralizacin ha sido transversal, por lomenos, para toda la Amrica Latina y ha estado presente desde la poca colonial.Fue tan significativo entonces, que en algunos procesos emancipadores seimpusieron regimenes federativos para contrarrestar la centralizacin, hubo guerrasy luchas intestinas por esa causa.

    Pero el modelo centralizador se impuso finalmente, agudizado por la crisis sistmica,

    las grandes ciudades del continente se multiplicaron de agricultores pobres, MxicoDF, Caracas, Lima, Santo Domingo no fue la excepcin.

    Es por eso que urge un nuevo modelo de desarrollo econmico, que adems deresolver (o tratar de resolver) las contradicciones fundamentales del modo deproduccin capitalista, resuelva el fenmeno de la centralizacin poltica, que setraduce en centralizacin cultural y econmica.

    Y la centralizacin solo se puede combatir con su antitesis, la descentralizacin. Perono a travs de discursos, comisiones y manuales, sino a travs de polticas pblicasagresivas que estimulen el desarrollo de las zonas atrasadas (olvidadas del sistema).Entendiendo la descentralizacin como una accin integral que genera capacidades yexplota las existentes.

    La centralizacin es una condicin tpica de la estructura deformada delsubdesarrollo, impulsar la descentralizacin es impulsar el desarrollo econmicointegral.

    Los gobiernos electoreros, signatarios de la democracia falseada que tenemos, notienen incentivos en promover la descentralizacin. A veces una determinadainversin no rinde los beneficios en trminos de redituar en votos lo invertido,entonces no la realizan.

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    Slo el compromiso serio de una nueva clase poltica, a travs de la accin colectiva,puede generar las transformaciones que la sociedad dominicana amerita para sudesarrollo integral e incluyente.

    Si otros pueblos lo han logrado, el dominicano no es la excepcin.

    Adelante!