Haz que las cosas sucedan. Coaching Realista
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Transcript of Haz que las cosas sucedan. Coaching Realista
Somos parte de esta actualidad en la que la urgencia por hacer o tener deja cada vez menos espacio para pensar y reflexionar.
No obstante, ceder esos peque-ños momentos a otras cosas o dejar de regalártelos, significa que has dejado que la suerte se convierta en tu brújula.
¿esto es lo que realmente quieres?
Lo dudo. Y con la misma seguridad que afirmo que un golpe de suerte siempre es bienvenido, creo que na-die quiere dejarse llevar por ese azar eternamente.
La mayoría de nosotros vemos pasar el tiempo y vagamos por él defendiendo lógicas indefendibles; “no tomo decisiones hasta que el panorama se aclare”, “no me voy de vacaciones porque todos me recomiendan austeridad”, “no ceno fuera de casa para evitar lu-jos innecesarios” y hasta en lo más banal “no dejo de fumar porque estoy demasiado estresado”.
Parece que atesorar “NO” y esperar a que el mundo conspire para que nos vaya mejor se ha convertido en una especie de culto.
Sin embargo, responsabilizar a otros es una mera manera de vic-timizarnos y de lanzar el balón (y las culpas) afuera (a todos, menos a nosotros mismos).
La desesperación por perder lo que tenemos, la inestabilidad del entorno, la incertidumbre desde la que no nos permitimos arriesgar nada, e incluso el miedo a la mirada del otro si nos va mal, nos está anulando en la acción y nos está obligando a la reacción.
Aun así, desde esta nueva forma de vida devenida en letargo, esperamos de esa desesperación un manto de piedad; de ese entorno inestable, un milagro; de esa incertidumbre, una “señal” y, de esa mirada ajena, un poco de indulgencia.
¿Por qué un día soltamos el timón?
¿Cuándo ocurrió?
¿Acaso realmente sabíamos que lo
estábamos haciendo?
¿Por qué nos hemos vuelto reactivos en vez
de proactivos?
Hace días, escuchaba como un colega de trabajo comentaba que su proyecto emprendedor estaba en stand by debido a la situación actual.
Pero ¿sabes qué? Ese mismo se-ñor, hace un par de años tenía otra excusa y hace cinco otra y tal vez las siga utilizando para es-cudar sus miedos, sus barreras. Tal vez, a lo que tiene miedo es a equivocarse, a intentar, a bri-llar, quién sabe….
Tú eres tu único patrimonio (y el más importante); el único a través del cual puedes conseguir lo que quieres realmente.
Tú y solamente tú, conoces el camino y cómo llegar a él.
Una buena manera de transitar ese proceso de descubri-miento es a través del Coaching Realista.
Porque no es una terapia; no se analiza ni se diagnostica
el pasado.
Es un proceso de indagación por medio
del cual el Coach escucha, eliminando los juicios y las
opiniones; la persona es la que decide
las acciones.
Porque el coach no es un motivador incondicional.
Mantiene la visón positiva lejos de la fantasía;
entiende el equilibrio, considera las cosas buenas y las malas
como parte del proceso vital y natural. Nada te ancla
y nada te hace volar.
Porque no cree ni apuesta a soluciones
mágicas. Efectivamente, está seguro de que
tú eres tu solución, que tú tienes las respuestas,
que tienes la capacidad para superar pensamientos limitadores y liberar
ideas que tenías anestesiadas.
Este proceso de escucha e indaga-ción permite a las personas cuestio-narse lo que saben, descubrirse, buscar nuevas opciones y cambiar su punto de vista para aclarar, definir y descubrir sus intereses, re-cursos, conflictos, retos e in-quietudes.
Así nos lo asevera Carlos Melero, creador de Coaching Realista® quien además de conocer las herramientas, técnicas y metodología para que las personas reconozcan lo que realmente quieren y avancen hacia ello, lo hagan en pos de su crecimiento in-terior, para que puedan seguir avanzando en su desarrollo personal y profesional hacia futuras metas y desafíos.
Identificar y entender su verdadera
motivación (que no siempre es la que damos por cierta).
de esta forma es mucho más sencillo alcanzar las
metas propuestas.
aprender a opinar desde el
corazón y a observar el mundo para descubrir
qué quiere realmente y determinar cómo lo va a conseguir.
En la conversación no hay barreras. Nadie cuestiona la legitimidad, nadie juzga los momentos de ira y nadie dedi-ca energía para averiguar si un deseo es apropiado…
En la conversación no hay obstáculos y se encuentran opciones allí mismo, don-de parecía que no las había. Carlos Melero Bascones.