Hebe Uhart - Una Se Va Quedando (1)

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  • 8/12/2019 Hebe Uhart - Una Se Va Quedando (1)

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    Hebe Uhart

    Una se va quedando

    Justo a m me tena que tocar; porque me pasan todas. Volva de unareunin en el pueblo donde remueven los perendengues de abajo paraarriba, que las actas volantes, que el registro anual de matrcula... Siyo tengo veinte alumnos y los veo venir desde una legua. Y despusellas me miran desde los pies hasta el turbante, no soy turca ni hicevoto de llevarlo: mi pelo es de paja y no pude calentar agua paralavarlo, porque el Negro se olvid de bombear. Y Cuc se me habaido no s dnde: cuando se va, no vuelve hasta que anochece. Quise ir

    igual a la reunin del pueblo; yo saba que no estaba en las mejorescondiciones, pero necesito ir al pueblo de vez en cuando: en el campouna se va quedando. Tambin quera llevar al mdico a Chinchn, peroel mdico no estaba.

    En Moreno se me hicieron las doce, la hora del puchero, as que loarrastr de vuelta, pobre viejo, pero por lo menos recorri toda laEscuela N 1 hasta los techos. Le dije:

    Esta es la escuela nmero uno, es la principal del pueblo. Aquestudio tu mam.

    No termin de hablar que Chinchn ya galopaba por los patios y yopensaba: "Que se familiarice con una cosa distinta de vez en cuando.

    Volva de esa reunin, digo, con las planillas cuatrimestrales, lasanuales y las complementarias y veo en la puertita de entrada de miescuela una figura grande, con traje gris de elefante, anteojos y unportafolios. A m me tena que pasar; era la de Artacho, la inspectora.Chinchn se haba sacado los zapatos y vena descalzo; yo se losllevaba en la bolsa, con las planillas y el pan que habamos compradoen La Aurora de Moreno. Ella me dijo:

    Soy la seora de Artacho.

    No dijo "Artacho"; deca" Artasho".

    Mucho gusto, seora; la conozco de vista.

    Le dije y para qu te cuento: el caballo estaba adelante para comerseel pasto, que estaba muy crecido, el caballo deja todo liso, hecho unapintura; pero me pareci que la de Artacho le tena miedo. Chinchn esmuy chico para atar al caballo y Cuc no volva; por otro lado mejor,pens, porque vuelve ms negro que el padre; tras que sale al padre,vuelve con nidos, ramas y por un rato no hay quien lo calme. Tambinaliado de la puerta de entrada estaba la vbora muerta, pero por suerteno la vio: era una broma que le hicimos al jesuita jovencito. l vienetodos los jueves en bicicleta para dar religin; lo quieren mucho, pero

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    a m ya me vena cansando con esa cara de sol todos los jueves, asque les dije a los de quinto:

    "Vamos a hacerle una broma al curita?". Y ellos pusieron la vboramuerta en la puerta de entrada. Vena embalado, porque viene siemprecon entusiasmo, pero esta vez vacil, se baj de la bicicleta, mir paratodos lados. Nosotros lo espibamos desde la ventana de la cocina:Cuc, Chinchn, los de quinto y yo. Dio un rodeo y por fin le vimosalguna vez cara de otra cosa que no de perpetuo entusiasmo, y en vezde entrar en bicicleta sin manos hacindose el canchero, entr a pie,arrastrando la bicicleta.

    Bueno, la de Artacho entr con un portafolios grueso, con todos losfolios, segura, y los infolios adentro; pareca un elefante con polleras.Avanzaba hacia la escuela con el aire del que no tiene ms remedio, nimir los frutales. Chinchn me miraba a m como diciendo: " Qupasa, mam?".

    Vaya con su padre le dije.

    Y entendi enseguida, porque se fue, descalzo, a la cocina.

    Ella dijo:

    Quiero ir a la direccin.

    La direccin es ms chica que el bao y en el cesto de los papelesduerme el perro. Cuando lo vio, me dijo:

    Saque eso de ah.

    Saqu a Puchi y lo llev a la cocina, con el Negro y Chinchn.

    Cuando se sent en la silla de paja que est al ldo del escritorio, mepidi:

    Mustreme el archivo.

    No deca "archivo", deca "arshivo" y ah entr a temblar.

    No s si lo podr abrir dije.

    En el archivo o arshivo puse una clueca con pollitos y ahora requerala ayuda del Negro.

    Negro le dije, hac de cuenta que me ayuds a abrir el cajn dela clueca pero no lo abras.

    El Negro, en caso de apuros, responde.

    Camino del archivo, la de Artacho mir algo y dijo:

    Aqu hay chenches.

    No deca "chinches", deca "chenches". Y segua mirando alrededor.Deca:

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    Qu sucio! Pero qu sucio!

    Con admiracin, como si fuera una curiosidad.

    Vino el Negro y no estaba muy presentable, una pena, con lo bien quequeda mi Negro bien vestido y bien baado. Cuando lo vio, ni losalud, y se dirigi a m:

    Voy a hacer un informe.

    Se sent en la direccin. Le pregunt si quera un vaso de agua.

    No quiso; me advirti:

    Es necesario que abra el archivo.

    Menos mal que el armario no estaba dentro de la direccin y porsuerte ella no me pregunt por qu. Le dije:

    Un momentito, seora.

    Fui a la cocina y le indiqu al Negro que arreglara un poco, por si aese elefante se le ocurra entrar en la cocina; el Negro me contest:

    Esta es mi casa, la casa es un lugar de hospitalid, el que entra tieneque sentirse contento con lo que ve, si es que entra con bondad.

    Yo lo hubiese matado, pero no quise discutir porque las cosas noandaban muy bien con l. Le suger que fuera con Chnchn a lo dedon Salvador y me dijo que no tena por qu irse de su casa. Pero erala casa-habitacin del director de la escuela, que vena a ser yo y la dael Ministerio; as que muy bien la de Artacho podra revisar la casa siquisiera.

    Me volv a la direccin y ella escriba y escriba. Mientras esa moleescriba sin hablarme, yo no saba qu hacer: si deba sentarme a sulado o desaparecer; caminaba cerca de ella y pensaba: "Soy maestra,portera y directora, todo junto. Directora de mi culo, y a veces".Cuando termin de escribir, me orden:

    Haga tres copias manuscritas y elvelas a la brevedad. Lo lamento,pero debo hacerle un sumario. Me retiro.

    Y me dio una mano blanda y fra como una lagartija. La tuve queacompaar hasta el portoncito, no fuera a ser que el elefante pisara unhormiguero y entonces la tendra de husped obligada. Antes de irseme dijo, como si yo tuviera la culpa:

    Ay, cundo pondrn el asfalto!

    No s, seora respond. Y pens: "Ojal que el barro nos cubrahasta las orejas, as no te veo nunca ms".

    Porque cuando hay barro los inspectores no vienen. Caen cuando haysol, cuando todo se empieza a secar y una sali del encierro de lalluvia, ah caen.

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    Volv para ver qu haba escrito:

    "En el da de la fecha visito la Escuela Rural N 42 correspondiente alDistrito N 2, hacindose presente la Directora y Maestra de la misma.Encuentro el edificio en notable estado de abandono. Me veo en laimposibilidad de refrendar las actas volantes, las planillascuatrimestrales, las anuales de estadstica y los partes semanales, ascomo tambin los registros de asistencia, las planillas de calificacionesy las de perfil bio-socio-psicolgico por ausencia de archivo, lo queconstituye una falta grave".

    Al da siguiente me puse a copiar el informe por triplicado y meequivocaba. El Puchi estaba en el cajn de los papeles, tan tranquilo,como si nada hubiera pasado; yo tiraba al cajn pelotas y pelotas depapeles mal pasados, y como vi al perro tan tranquilo y que no meayudaba en nada, le encaj una paliza de padre y seor mo, al Puchi,que es mi adoracin. Pobre viejo, no se ofendi y eso me dio ms penatodava. S, lloro, no s ya por qu lloro.