Hegemonía K o Táctica Macrista

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¿Hegemonía K o táctica macrista? Hernan Brienza seguir en twitter | seguir en facebook ¿Hegemonía K o táctica macrista? Hace exactamente cinco años, en agosto de 2010, en una entrevista que me realizó Iván Schargrodsky –cuando todavía no era la estrella del periodismo joven que es hoy–, respondí, ante la consulta por el juego de la oposición frente a las elecciones de 2011 que “lo bueno de este momento político es que se corren todos por izquierda. La oposición le pide el 82% móvil (al gobierno), ahora va a pedir un decreto de Felicidad compulsiva para todos y el kirchnerismo va a firmar un decreto de Felicidad y alegría compulsiva para todos. Esa competencia por izquierda que se está dando es beneficiosa para el ciudadano medio, porque –culturalmente- se pelean para ver quién puede ofrecer en 2011 mayor cantidad de incentivos. Y ahí hay un cambio cultural, porque la salida del kirchnerismo parecía ser por derecha. (…) Pareciera ser que la preocupación por el bienestar general, entendido en términos económicos, sociales, políticos, culturales, parece estar dentro de la agenda del sector de centroizquierda. No en vano (Hugo) Biolcati se ve obligado a hablar de los pobres; no se refiere a la distribución de la riqueza, porque ahí caería en una propia contradicción. Estoy pensando si en Biolcati mismo no hay también un germen kirchnerista, de tener que hablar de los pobres, porque sino su discurso es absolutamente desestimado. Es interesante el fenómeno que se da: todos están hablando en términos de la agenda kirchnerista”. No importa si el cambio de Macri es real. Tampoco interesa de si se trata simplemente de una nueva táctica electoralista. Obviamente, la transformación es falsa. La cita no es vana, y a pesar de la autorreferencia, tampoco intenta ser demasiado vanidosa (o, al menos, la utilidad atempera un poco el pecado). Intenta demostrar, que a pesar del lustro transcurrido, a pesar del cambio de personajes, el escenario político no ha cambiado demasiado respecto de aquella época. Es cierto que aquel año 2010, quizás el más

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Hegemona K o tctica macrista?

Hernan Brienzaseguir en twitter|seguir en facebookHegemona K o tctica macrista?

Hace exactamente cinco aos, en agosto de 2010, en una entrevista que me realiz Ivn Schargrodsky cuando todava no era la estrella del periodismo joven que es hoy, respond, ante la consulta por el juego de la oposicin frente a las elecciones de 2011 que lo bueno de este momento poltico es que se corren todos por izquierda. La oposicin le pide el 82% mvil (al gobierno), ahora va a pedir un decreto de Felicidad compulsiva para todos y el kirchnerismo va a firmar un decreto de Felicidad y alegra compulsiva para todos. Esa competencia por izquierda que se est dando es beneficiosa para el ciudadano medio, porque culturalmente- se pelean para ver quin puede ofrecer en 2011 mayor cantidad de incentivos. Y ah hay un cambio cultural, porque la salida del kirchnerismo pareca ser por derecha. () Pareciera ser que la preocupacin por el bienestar general, entendido en trminos econmicos, sociales, polticos, culturales, parece estar dentro de la agenda del sector de centroizquierda. No en vano (Hugo) Biolcati se ve obligado a hablar de los pobres; no se refiere a la distribucin de la riqueza, porque ah caera en una propia contradiccin. Estoy pensando si en Biolcati mismo no hay tambin un germen kirchnerista, de tener que hablar de los pobres, porque sino su discurso es absolutamente desestimado. Es interesante el fenmeno que se da: todos estn hablando en trminos de la agenda kirchnerista.

No importa si el cambio de Macri es real. Tampoco interesa de si se trata simplemente de una nueva tctica electoralista. Obviamente, la transformacin es falsa.

La cita no es vana, y a pesar de la autorreferencia, tampoco intenta ser demasiado vanidosa (o, al menos, la utilidad atempera un poco el pecado). Intenta demostrar, que a pesar del lustro transcurrido, a pesar del cambio de personajes, el escenario poltico no ha cambiado demasiado respecto de aquella poca. Es cierto que aquel ao 2010, quizs el ms parecido por la pasin, el fervor, el enamoramiento poltico que vivi gran parte de la sociedad, el Bicentenario y la muerte de Nstor Kirchner, es lo ms parecido que han vivido las generaciones nacidas con posterioridad a los aos setenta al aquel vibrante 1973 y quedar indubitablemente en la historia argentina como el ao que vivimos conmovidos. Y tambin es cierto que 2015 parece un poco ms apagado, menos sazonado y con un poco menos de pasin. Pero lo cierto es que lo que ocurri el domingo a la noche demuestra que el escenario poltico en trminos discursos no se ha movido demasiado.

Me refiero, claro, a las volteretas ideolgicas del desorientado Mauricio Macri, casi ex intendente de la Ciudad de Buenos Aires, en el momento en que su delfn, Horacio Rodrguez Larreta, araaba la victoria frente a Martn Lousteau. Nos quisieron hacer creer que slo hay dos alternativas. O privatizar mal como en los '90 o administrar psimo como en los 2000 y eso es falso, dijo Macri ante un auditorio todava entusiasmado. La Asignacin Universal por Hijo es un derecho, no un regalo que alguien dio y otro puede sacar. Vamos a trabajar en el Congreso para que la AUH est garantizada por una ley, continu y la cosa se puso peliaguda entre los asistentes que no saban si aplaudir, chiflar, ponerse a llorar o afiliarse al Frente para la Victoria.

Con el disfraz kirchnerista (por un par de das, al menos) Macri asegur que en caso de ganar la Presidencia, Aerolneas seguir siendo estatal, pero bien administrada, e YPF seguir manejada por el Estado, pero no la YPF que ellos privatizaron y que despus confiscaron violando la Constitucin. El acabose se produjo cuando, como lo hace siempre la presidenta de la Nacin, Cristina Fernndez de Kirchner, habl de empoderar al pueblo: con un tonito de nio bien de prima fila en el colegio exclam entusiasmado el poder es de la gente.

Lo realmente importante es que el kirchnerismo est ganando la batalla cultural que se propuso llevar adelante.

Es decir, Macri comprendi que la batalla cultural est perdida, al menos por ahora. Por esa razn retom la agenda kirchnerista como ocurri en los aos 2010 y 2011. Rpida, inteligente, irnica, la presidenta Cristina celebr el supuesto cambio del intendente de Buenos Aires y reproch que lo hayan hecho demasiado tarde y que no hayan votado las leyes que ahora reivindican. Y como no pudo con su genio, remato: Hasta la oposicin ahora nos da la razn. Pero nunca habrn escuchado de mi boca ni de la de mi compaero (por Nstor Kirchner) decir algo por conveniencia electoral.

El kirchnerismo ms emotivo puso el acento en el dedo y comenz a criticar a Macri por las volteretas ideolgicas y discursivas. Lo trat de hipcrita, de oportunista, de falso. Y de esa manera se perdi lo que, realmente, haba ocurrido ese domingo a la noche: Macri, el representante mimado de la clase dominante argentina, el lder del progresismo de derecha, la esperanza blanca de los poderes reales en la Argentina de Hctor Magnetto, los Mitre, los Rocca, los Lanata y los Carri, es decir, el ms rancio de los conservadorismos, debi sucumbir ante la potencia hegemnica de la cultura poltica kirchnerista.

No importa si el cambio de Macri es real. Tampoco interesa de si se trata simplemente de una nueva tctica electoralista. Obviamente, la transformacin es falsa y, en caso de acceder al gobierno, como su mentor Carlos Menem, har todo lo contrario a lo que dice. No es eso lo fundamental. Ocurri otra cosa: el establishment se dio cuenta de que las mayoras, plurales, diversas, contradictorias, no siempre fieles, comparten en gran parte el catecismo kirchnerista y que no se puede ni ganar elecciones ni gobernar Sergio Massa lo sufri en carne propia en cuanto radicaliz su discurso; Daniel Scioli, con su silenciosa intuicin poltica, lo aprendi rpidamente sin tener los mandamientos K en las mano.

Lo realmente importante es que el kirchnerismo est ganando la batalla cultural que se propuso llevar adelante en el 2007, cuando Cristina, por entonces candidata presidencial, lo anunci en la tapa de la revista Debates. Y esa batalla cultural fue poltica, ideolgica, pero tambin y fundamentalmente valorativa. Lo del domingo significa que est ganada esa batalla? Definitivamente, no. Pero marca la posibilidad de que el kirchnerismo como mejor interpretacin del peronismo del siglo XXI- se torne hegemnico en los prximos lustros.

Los poderes reales lo comprendieron. Y eso se nota en que, mientras toleran las maniobras tcticas de Macri, vuelven a usar las armas que mejor conocen para intentar desbaratar los planes de los sectores rebeldes de la clase poltica y las imagineras culturales: los golpes mediticos y econmicos. Ya sabemos a qu atenernos. La derecha cree (o sabe) que billetera mata cultura.