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Las citas bíblicas contenidas aquí son de la Ver-sión Reina-Valera. Las selecciones de las escrituras de Doctrina y Pactos son usadas por permiso de la Comunidad de Cristo. Todos los Derechos Reserva-dos.

© 2007 Herald Publishing HouseIndependence, Missouri. EE.UU.Todos los Derechos ReservadosImpreso en los Estados Unidos de América

ISBN 978-0-8309-1350-3

Traducido por:Robert Paulino Ramírez, Santo Domingo, República Dominicana

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Sugerencias para la enseñanza………………………………………......................................................4

Introducción—¡Comparte la paz de Jesucristo!……………..……… ....................................................6Stephen M. Veazey

Capítulo 1: ¡Profundiza!..........................................................................................................................8Ken Robinson

Capítulo 2: ¡Busca el reino!............................................................ .......................................................16David Schaal

Capítulo 3: ¡Derriben los muros!...................................................... ....................................................22Stephen M. Veazey

Capítulo 4: ¡Un sí voluntario!.......................................................... .....................................................36Paul Davis

Capítulo 5: ¡Sea paz!..............................................................................................................................44Jim Slauter

Conoce los autores………………………………………………….. .....................................................50

Contenidos

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IntroducciónUna presentación en PowerPoint® llamada “Com-

parte la paz de Cristo” puede ser adquirida en la página Web de la iglesia http://www.cofchrist.org/events/reunions.asp (en inglés). Dicha presentación ha sido diseñada para ayudarle en la enseñanza de estas clases. Siéntase libre de adaptarla a su contexto. Verifique el tamaño del archivo en caso de que tenga conexión a Internet de baja velocidad ya que por lo tanto tomaría un rato descargarse.

Podría ser difícil enseñar de acuerdo a los materia-les de alguien. De todas maneras, las ideas de otros podrían ser de gran ayuda en trazar la pauta de inicio de cómo enseñar un recurso. Por lo tanto la presen-tación en PowerPoint y las ideas abajo son ofrecidas simplemente como un punto de inicio para usted como profesor. Siéntase libre de modificar lo que ha sido sugerido a la luz de su propia creatividad y en el contexto en el cual enseñe esta clase.

Los miembros de la clase podrían sentirse cansados de escuchar su voz como profesor todo el tiempo. Es por lo tanto una buena idea plantearle a los miem-bros de la clase ser voluntarios para la lectura del texto o leer citas de la presentación en PowerPoint. Es importante permitirles a los miembros de la clase cuando estos solicitan leer. Algunos pueden ser muy tímidos al leer o no muy confiados de su habilidad al hacerlo. No hagas que alguien se sienta avergonzado o incómodo al hacerlo si no es de su agrado.

Preparación GeneralEs importante leer el material de este libro antes de

enseñar, y familiarizarse con cada una de las activi-dades. Parte de su tarea como profesor es transmitir algo del “alma” o del “espíritu” de cada capítulo. Referir las sugerencias de la siguiente lección y la presentación en PowerPoint, si desea usarlos. Revise la bibliografía del autor para tal sección en particular.

Cuando lea, decida qué es útil y qué quisiera enfatizar y adaptar. Es importante un balance de la presentación y las actividades para procesar ideas para atraer a los miembros de la clase de una manera significativa. Es de gran ayuda para la enseñanza tener tiempo suficiente para la discusión. No puede presentar todo en un capítulo. Es por lo tanto impor-tante resaltar las ideas centrales o citas que son un buen estímulo en las actividades de discusión. Los miembros de la clase deben ser estimulados a leer

el material antes si tienen tiempo, o después para entender más profundamente el material ya introdu-cido.

Podría ser bueno pensar cómo se puede esquemati-zar cada sesión al cierre por miembros de la clase que cuestionen qué ideas fueron de gran ayuda. Entonces pregunte cómo éstas pueden ser implementadas en la vida individual del discípulo y la vida de sus con-gregaciones.

Es posible enseñar este recurso sin ningún equipo a excepción del libro. Es de gran ayuda si cada uno posee el libro o comparte el libro con otro. De todas maneras, los siguientes equipos podrían ser de gran ayuda si estuviesen disponibles:

• Pizarrablancaodetizay/oundesplegable

• ComputadoralaptopconlapresentaciónPower-Point cargado en ella

• ProyectorLCD(Pantalladecristallíquido,ensussiglas en inglés)

• Proyectorounaparedblanca

Cosas para Pensar Cuando Usted Se PrepareApertura de cada clase

Se sugiere que cada clase inicie con la entonación del nuevo himno “Paz de Jesús” de Danny Belrose (ver página 7) y orar. Puede ser importante decidir cual de las melodías disponibles podría ser la mejor para cantar. Solicítele a alguien antes de iniciar abrir con una breve oración.

Capítulo 1: ¡Profundiza!En este capítulo hay una abundancia de activi-

dades para hacer en la clase. Si la duración de la sesión de su clase es menor de 75 minutos necesitará seleccionar cual actividad hacer.

Capítulo 2: ¡Busca el reino!Aquí no es necesario nada en específico.

Capítulo 3: ¡Derriben los muros!Necesitará dejar suficiente tiempo para hacer

la lectura al final del capítulo si decide incluirla. Además necesitará tener pensado plantear quiénes serán los cinco lectores. Esta actividad de clausura usualmente toma 10 minutos más un tiempo para una pequeña discusión después de la lectura.

Sugerencias para la enseñanza

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Capítulo 4: ¡Un sí voluntario!Para esta sección sería útil leer antes una copia

del folleto Siendo un Discípulo Generoso—seis Prin-cipiosdeCómoViviry/ocopiasdelfolletoLaRespu-esta Generosa del Discípulo y recomendarlas en una manera informada a los miembros de la clase para su propia lectura. Podría ser bueno dar una copia del folleto a cada miembro de la clase. Ambos recursos

están disponibles en el Herald House (1-800-767-8181 o www.heraldhouse.org, en ingles)

Capítulo 5: ¡Sea paz!Sería de gran ayuda para los miembros de la clase

haber leído antes los tres pasos—“come”, “sana” y “habla”—con las historias que le acompañan, en las páginas 46–47.

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¡Comparte la Paz de Jesuscristo!Simplemente no puedo sacar de mi mente la frase

“Paz de Jesucristo”. Está siempre conmigo, tocán-dome persistentemente en el hombro, y empuján-dome a darle mayor influencia en mi vida y relacio-nes.

Además, de que continúo en oración y buscando el pensamiento de Dios en cuanto al propósito y futuro de la iglesia, estoy sacando tiempo y volviendo a la importancia de persistir en los esfuerzos de levantar esta frase ante la iglesia como una meta para todos a seguir así siendo fieles en nuestra mejor convicción del significado esencial del movimiento de la restau-ración y de la misión de la Comunidad de Cristo en el mundo de hoy.

Antes de la Conferencia Mundial del 2005, desti-naba gran cantidad de tiempo a orar por dirección con respecto a la visión para la iglesia que estuviese en armonía con el deseo de Dios y la esperanza para nosotros como comunidad de fe. Fue durante este tiempo en que la frase “Paz de Jesucristo” profundizó en mi mente con una potencial y apremiante clari-dad. A la luz de mi experiencia, no podría más que hablar la verdad y cómo lo he experimentado. Esto fue lo que dije en la Conferencia Mundial del 2005:

La frase “Paz de Jesucristo” contiene todas las promesas, esperanzas y bendiciones del evange-lio revelado en Cristo y afirmado por el Espíritu Santo, que prometió su presencia en nosotros. En todos los momentos de nuestras vidas cuando estemos con miedo, ansiosos, desalentados, con culpa o marginados, Jesucristo dice “Paz” y abre el camino hacia la paz, no individualmente, sino por la propia creación.

Desde ese momento, muchas personas me han solicitado explicaciones adicionales con respecto al significado de diferentes aspectos de mi sermón. ¿Cómo puede el concepto de Paz de Jesucristo captu-rar la esencia del evangelio?, ¿focaliza el mensaje de la iglesia?, y ¿clarifica nuestra misión en el mundo? ¿No es esa frase muy simple para llevar la clase de significado e implicaciones asignadas en ella? ¿Qué dice esa frase acerca de aspectos tan distintivos de la iglesia que nosotros podamos desear? ¿Cuál es la rel-ación entre los ministerios del templo para la misión de la iglesia? Y, especialmente, ¿Qué puede la paz de Jesucristo llamarme a ser y hacer como discípulo y miembro de la Comunidad de Cristo?

Aprecio todas las preguntas y comentarios que llegaron en dicho momento. Ellos son una sólida evidencia de que la iglesia está atraída a los aspectos de discernimiento espiritual que fueron intentados y que continúan siendo esenciales a nuestro propio movimiento como un pueblo profético en respuesta al llamado de Dios.

Recientemente, leí lo siguiente en el libro titulado Evangelio de Paz de Ulrich Mauser:

Es posible describir el ministerio de Jesús completamente con un simple acto de pacificar. Si tomamos en cuenta que el sanar a los enfermos, alimentar al hambriento, cuidar al descuidado y despreciado, y el perdón de los pecados son los aspectos de la paz de Dios a través de los poderes investidos por la heredad del reinado de Dios en la tierra, uno podría justamente decir que el centro tanto de las prédicas de Jesús y sus actos están concentrados en la frase: Jesús el pacificador.

Cuando ponderé este pasaje, me adherí como metal a un imán a la idea de que cada aspecto del ministe-rio de Jesús fue una expresión de la restauración de la paz de Dios en la tierra. ¡Qué poderoso y provoc-ativo precepto para nuestra reflexión! Si hubo actos de ministerio focalizados en las necesidades individu-ales, la demostración de una comunidad incluyente que rompa las barreras junto con la gente, o amando el sacrificio en la cruz que reveló el regalo de la sal-vación. Jesucristo fue un catalizador para la restau-ración de la paz de Dios en toda la creación. Fue a la paz de Dios (Shalom) a lo que Jesús se refería cuando hablaba del reino venidero o reino de Dios como el último destino de la creación.

¿Qué significa para la Comunidad de Cristo expre-sar el significado de nuestra herencia y nuestro lla-mado actual como alineamiento y gran fe a la misión de cristo de restaurar la paz de Dios en cada dimensión de la creación que esté marginada, equivo-cada de dirección, herida y perdida? Esta es la pre-gunta correcta a la iglesia para explorar seriamente en este tiempo.

Es mi creencia de que los capítulos en este texto de estudio, escritos por líderes de la Iglesia Mundial que tienen un alcance amplio de experiencia y respon-sabilidad, provee significantes ideas y preguntas pro-vocativas que permitirán en los aprendices extraer verdades que aguardan la comprensión de la iglesia. Cada capítulo contiene además sugerencias prácticas

Introducción

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y ejemplos que podrían ayudar individualmente y en grupo para llegar a reflexiones e ideas más perspi-caces de acción y fe aplicada.

El texto está diseñado para usarse en diversos esce-narios, desde las clases de educación cristiana formal a grupos de discusión en aspectos informales donde la gente pueda elegir reunirse para explorar tópicos importantes en la vida de la iglesia de hoy. Es nuestro deseo y más sincera esperanza que cada congregación pueda encontrar una forma de atraer a participantes adultos y jóvenes adultos en un serio estudio de este recurso así que pudiésemos estar más unidos en nuestra comprensión de la naturaleza y relevancia de la vida y misión de la iglesia hoy.

Para iniciar su viaje con los autores de este texto, estás invitado a reflejar en las palabras de este nuevo himno escrito por el presidente evangelista formal, Danny Belrose. Deja que el espíritu inspire tu mente y abra tu corazón al tiempo de cómo te abres a ti mismo, a través de estudios devocionales y fe ven-turosa, siendo formado por verdades que son eternas y transformadoras.

—Stephen M. VeazeyPrimera Presidencia

Paz de Jesús1. Paz de Jesús arde dentro de nosotros: atiza las

flamas de la equidad,Desvanece los muros de separación, hermanas, her-

manos todos somos.Deja que tu espíritu respire en nuestro interior mas

allá de nuestro diario hablarBuscando la voz por medio de acciones de amor,

hechas eco en nuestro diario caminar.

2. Paz de Jesús libera los niños, deja que sus semillas de esperanza den fruto.

Caminos beligerantes cederían a clamarles cuando el amor de paz tome las riendas.

Podríamos nutrir sus dones potenciales que dur-miendo yacen.

Al ellos compartir la sagrada historia de la paz pros-perará y el miedo morirá.

3. Paz de Jesús encuentra su expresión no en las pal-abras que pacifican,

O una cuerda de letras durmientes dichas y cantadas para satisfacer.

Libradas del aislante egoísmo del testimonio natural del amor.

Lleno de pasión irrestricta comparte la paz y libertad de Cristo.

4. Paz de Jesús es una aventura audaz, sin temor a la cara del conflicto

Entra al estadio de la vida donde el trabajo de paz toma lugar.

Podría la formación de nuestros espíritus profundizar significados de la gracia de Dios

Vistos en una demostración viva del apego por com-pleto del evangelio.

5. Paz de Jesús chispea dentro de nosotros el celo por el verdadero shalom de Sión.

Deja que el llamado de amor nos abrace: cada nación, tribu y hogar.

Todos son bienvenidos, todos son honrados, el valor de ninguno es menospreciado.

Este es nuestro llamado y esta nuestra misión: “¡Ve y comparte la paz de Cristo!”

Texto: Danny A. Belrose, ©2005 Comunidad de Cristo copyright corporation

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Capítulo 1

Por Ken Robinson

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El llamadoEl llamado es claro: ¡Profundiza! Estamos desafia-

dos a tomar nuestro discipulado a otro nivel, a un nivel más profundo. Hablamos de nuestra compren-sión de Jesucristo y nuestra relación con Él. Es sobre nuestra expresión de aquellas cosas que Jesús nos ha enseñado. Él dijo, “Cualquiera que oye estas pal-abras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24–25).

en el futuro, nos deja con una insatisfacción subya-cente, de culpa, y con una experiencia reprimida del poder y gozo del evangelio.

Actividad IReflexión individual y breve intervención

Las palabras a que Jesús se refirió fueron las pal-abras que conocemos como el sermón de la montaña. En este sermón, Él habló acerca de sus discípulos como sal y luz del mundo. Ellos necesitaron no tan sólo obedecer la ley sino también ir mas allá de acu-erdo con los sentimientos más profundos de ira, luju-ria y juicio, cultivando el amor no solamente para los amigos sino también para los enemigos. Ellos debían dar de corazón animosamente y no tan sólo para mostrarlo, dedicándose regularmente a la oración en privado y otras disciplinas personales espirituales, centralizándose solamente en Dios y por lo tanto estando dispuestos a apartar la preocupación y la propia decepción. Finalmente, era más bien actuar en la palabra que simplemente escucharla y entonces ignorarla.

En cada lugar he tenido personas que parecen entender y estar de acuerdo con la importancia de ir profundizando. Cada uno parece saber qué significa esto. Muchas veces hay excitaciones generadas en la contemplación y anticipación de ir profundizando. Y aún todavía….todavía…. parece permanecer evasivo, algo de misterio, en gran parte incumplido en el pre-sente y un desafío para el futuro. Si esto está siempre

1. Reflexiona por uno o dos minutos en el llamado que ha llegado a la iglesia en los años recientes instándonos a profundizar en nuestro discipulado. ¿Siente usted que ha comprendido y aceptado este llamado? ¿Cómo podría usted acceder a su propia respuesta? ¿Puede usted reconocer formas en las cuales haya encontrado un nuevo, y profundo nivel de respuesta? ¿Esto le ha llevado a profundizar en las escrituras, especialmente el sermón del monte en mateo capítulo 5-7? Si a su respuesta le ha faltado con-sistencia, ¿por qué usted piensa que podría ser esto? ¿Puede usted identificar las maneras medi-ante las cuáles le gustaría que su discipulado profundizara donde aún no ha ocurrido?

2. Gire hacia una persona cerca de usted y comparta brevemente algunos de los pensamien-tos que le han llegado en esta reflexión.

El desafío de profundizarSalirse de la rutina de la vida diaria o familiar

toma una motivación especial. Trazarse metas de año nuevo el primero de enero es una costumbre muy común en occidente. La gente decide durar más tiempo con la familia, perder peso, ejercitarse más, u orar constantemente. Típicamente luchan y fallan en mantener esas metas incluso aunque estas metas sean usualmente apoyadas por amigos y familiares. El poder de las expectativas de la sociedad, las rutinas diarias de la familia y los amigos, y la debilidad de la determinación personal frente a opciones tentadoras a menudo brindan un rápido final a la sinceridad, y más aún a conclusiones desesperadas. Fallar es común, incluso se espera, que nadie bromee acerca de esto y que nadie se sienta mal al admitir haber tratado y fallado. La sorpresa real, y placentera, es la rara ocasión en la cual alguien diga ¡ellos tomaron una determinación y la han mantenido! La respuesta típica sería, “¡fantástico! ¿Cómo lo hiciste? ¿Cuál es tu secreto? ¡Oh, yo nunca podría hacerlo!”

¿Cuánto más difícil es cuando intentamos hacer las clases de cambios que Jesús hizo? Algunos de sus

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desafíos son radicalmente contra-culturales. Imagina la alegre respuesta en el trabajo cuando anuncies que no continuará peleando con esa persona que le ha hecho pasar tan malos ratos, sino que al contrario va amar y orar por esa persona. O imagina la respuesta si comparte que abandonará el temor al progreso y a la posición social. En su lugar se focaliza en dar gen-erosamente de corazón y trabajar por la justicia para los marginados confiando en que el señor proveerá de alguna manera para sus necesidades. Casi todo el tiempo sus colegas o compañeros de trabajo ni siqui-era sabrán como tomar algunas determinaciones. La mayoría no se sentirán muy cómodos con usted y no le creerán inmediatamente.

Una respuesta de un buen discípulo cristiano es haber decidido que Jesús no significa realmente para muchos de nosotros el intentar este aspecto radical. Sería suficiente con ser una persona buena y decente en la sociedad. El problema es que Jesús realmente quiere que nosotros tomemos este aspecto radical seriamente. Frecuentemente Él nos llama a hacerlo tranquila o armoniosamente. Esto toma enorme moti-vación y fuerza interior. ¿Cómo podemos obtener dicha fuerza y motivación?

He aquí la necesidad de una comunidad amorosa que provea la confianza, el ambiente de aceptación en la cual el Espíritu pueda hacer que estas transfor-maciones trabajen en nosotros. La fuerza y la moti-vación que puedan sustentar los cambios radicales en los hábitos de vida están enraizadas en una experien-cia emocional y espiritual poderosa. Más a menudo esto ocurre en cultos o en momentos privados poder-osos, en ambos de los cuales hablamos de la presencia duradera del Espíritu Santo.

Actividad 2

agua profunda, las cuevas de las profundidades, pozos profundos, y huecos son imágenes típicas, y un poco de ansiedad tiende aparecer al junto de las imágenes. Hoy hablaremos de espacios profundos—ambos mis-teriosos y excitantes.

Hace años mi esposa y yo fuimos con nuestros niños a la gran barrera de coral de la costa noreste de Australia. Desde la costa volamos en un hidroavión cuarenta millas atravesando la profundidad, del océano azul a la tierra en una laguna sobre la super-ficie del arrecife de coral. Allí nadamos con gafas y snorkels en aguas poco profundas. El afloramiento de coral y las numerosas variedades de peces multicolo-res eran impresionantemente bellos. Fuimos llenos de gozo y maravilla, nunca pensamos ir mas allá de la costa en el océano profundo. Mientras nadábamos a unos cuantos pies de la base coralina arenosa estaba tranquila y maravillosa. En un punto mientras seguía unos peces casualmente me encontré a mí mismo inmerso en el agua oscura donde no se podía ver el fondo. Había cruzado el puente de la barrera donde

Para reflexión personal, piense acerca de sus experiencias de empeño en practicar una disci-plina cristiana específica o un nuevo hábito con el propósito de profundizar su discipulado. ¿Qué tan bien funciona? ¿Cuáles son las dificultades? Comparta brevemente en un grupo pequeño.

Profundizar es temerosoAlgunas palabras automáticamente evocan sen-

timientos e imágenes visuales. Cuando decimos “profundo” o “ve a lo profundo” muchas personas inmediatamente piensan en cosas que van cayendo, tal vez un poco escarpado. Muchas de las imágenes son un poco escalofriantes en vez de confortables. El

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caía verticalmente a una profundidad de 3,000 pies (910 metros). Pese al hecho de que yo estaba aún nadando antes de sentir miedo porque mis ojos dis-cernían lo “profundo” debajo de mí. Mi lógica dijo “No seas tonto. Estás aún nadando exactamente igual como cuando estabas en el área poco profunda”. La lógica, sin embargo, no era un punto de partida para una respuesta de miedo automático que demandó un movimiento urgente lejos de lo “profundo” a la orilla. Con el corazón palpitando ¡obedecí!

En Tahití conocí a un hermano anciano que había sido buceador de perlas profesional la mayor parte de su vida. Me contó historias de buceo libre a 125 pies (38 metros) en el océano, contando solamente con la resistencia de sus brazos para mantenerse allí. En varias ocasiones el apenas escapaba con vida. Es increíble como estos buzos pueden controlar sus miedos y ansiedades, yendo hasta condiciones peli-grosas, llenar sus pulmones con aire fresco y usarlo con una forma altamente disciplinada. Ellos saben que podría fallar si no se relajaran y confiaran en su conocimiento, juicio y destrezas, y además confianza y respeto a ese maravilloso ambiente por el cual dan sus vidas tanto como cincuenta veces al día.

Los escritores de la Biblia en ocasiones siempre usaban el término “profundo” para puntualizar cosas misteriosas, escalofriantes, y más aun maligna. La idea de “profundo” tenía muy poco de la connotación moderna de explorarse uno mismo, o buscando significados múltiples. En efecto ellos se estaban refiriendo a una natural, e inconsciente imagen que la mayoría de la gente tiene cuando está enfrentada con lo “profundo” o “profundizar”. Pese a esto el salmista fue hábil en afirmar de que aun en las pro-fundidades de la tierra, donde podríamos ir, podría-mos encontrar a Dios (ver Salmos 139:7–12)

En el relato de Lucas del famoso episodio de pesca, Jesús le decía al pescador que había pescado toda la noche sin éxito: “boga mar adentro, y echa tus redes para pescar” (Lucas 5:4). La posición de esta historia en el relato de Lucas nos dice que fue sobre el llamamiento de los discípulos y de la comisión de ir a pescar personas en “el agua profunda”. En otras palabras, ellos fueron estimulados para ir a lugares difíciles y aterradores, pero con la confianza en Cristo ellos serían exitosos.

Profundizando con Jesús es dar pasos en lo mis-terioso de lo desconocido. Hay limitada visibilidad desde la superficie. Las preguntas llenan la mente ansiosamente: “¿Puedo manejarlo? ¿Cómo podría saber que hacer? Soy temeroso e inseguro. No pienso que pueda hacerlo. ¿Qué me podría pasar?” La capa-cidad de confiar completamente, apartando nuestros

miedos, puede venir solamente a invertir tiempo en su presencia. Jesús invirtió su tiempo pacientemente en enseñar a sus discípulos, y Él nos prometió que el Espíritu nos prepararía, fortalecería, y nos guiaría según viajamos profundamente.

Actividad 3Reflexiones personales y compartir con un compañero

1. ¿Qué imágenes o sentimientos vienen a usted cuando hablamos de “profundidad”?

2. ¿Se ha sentido llamado o conducido a un lugar o experiencia que fuese desconocida para usted?

3. ¿Encuentra un grado de confianza y paz para afrontar esto que es desconocido?

4. ¿Puede usted confiar en las profundidades del amor de Dios, las profundidades del Espíritu Santo de Dios?

Contemplación y acción ¿Quién soy? ¿Qué quieres que haga? El desafío

de “Profundizar” nos sugiere la necesidad de ir a lo interno, de examinarnos, de practicar las disciplinas espirituales de orar, meditar, y esperar en la quietud por la palabra de Dios en nuestra conciencia.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; Que quiebra el arco, corta la lanza; Esta quieto, y conoce que yo soy Dios.

—Salmos 46:1, 9,10

“Está quieto, y conoce que yo soy Dios” es una promesa que seremos capaces de ver el trabajo de Dios en la historia y dentro de nosotros para brindar su reino apacible.

Sin embargo, esta no es la historia completa. En años antiguos reyes y comandantes podían ir a sus hombres sabios y les cuestionaban sobre lo que estaba siendo discernido en los cielos. Ellos aguarda-ban ansiosa y largamente la respuesta, y esta podría determinar la acción que ellos deberían tomar. Como en aquellos momentos en nuestros días nosotros que-remos saber qué acción correcta debemos tomar.

Como discípulos estamos llamados a la presencia de Cristo, y después somos enviados en su nombre al mundo. La contemplación y la acción no están sepa-

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radas, mas bien son diferentes visiones de nuestro propio ser. En la contemplación y la quietud nos inspiramos. En la acción expiramos. Más aun enton-ces, la contemplación y la acción podrían significar cosas diferentes para diferentes personas. W. Paul Jones provee un gran ejemplo:

Muchos de nosotros aprendemos mejor a través de la participación que por escuchar a alguien hablando acerca de algo. Yo debí saberlo mejor, entonces, al iniciar mi lección del seminario ofre-ciendo una—lectura del curso en oración. Después de unos resultados defraudantes, empecé mi clase en el siguiente año llevando a mis estudiantes por la Abadía Benedictina de la Perpetua Adoración—una comunidad dedicada a la oración sin cesar. Después de participar en la oración matinal con las monjas, nos reunimos para dialogar. Las pre-guntas de los estudiantes llegaron rápidamente—más aún sin rodeos. “¿Qué hacen?” “oramos”. “Por supuesto, pero ¿qué realmente hacen?” “oran”. “Pero entonces ¿qué?” Las preguntas no iban a ningún lugar. Finalmente la pregunta real fue hecha: “¡seguramente haces algo útil!” La respu-esta de la abadesa fue igualmente directa: “¿crees en la oración?”

El largo silencio que siguió fue desconcertante. Y fue roto sólo cuando una monja anciana dijo la frase subyacente: “Como monjas en nuestra orden, hacemos poco más que orar. Esto no tiene sentido si la iglesia no hace nada más excepto que orar. Pero la iglesia es un organismo, depen-diente de cada parte. De esa manera tú quien te preparas para ministro activo es crucial, pero así somos nosotras quienes te sostenemos y toda la creación con nuestras oraciones. Le das significado a nuestras oraciones: damos fortaleza a lo que tú haces. Ahora dígannos sus nombres así que los rostros de ustedes en nuestras oraciones no serán anónimos”.1

Para algunos de nosotros, orar es contemplación mientras que para otros es acción. Para algunos, el trabajo físico podría ser contemplación mientras para otros es acción. Estamos desafiados a romper moldes rígidos al tiempo de que consideramos las formas que nos apeguen al divino, comenzando por discernir la presencia y vida de Cristo, y buscamos conocer que hacer en el nombre de Cristo.

Siendo y haciendo. Inspirando y expirando. Cada uno de nosotros necesita ser promisorios de ambos. Cuando llegamos a entender mejor a Dios y a uno mismo, descubrimos nuestra propia y única expre-

sión. Un autor lo expresó así: “si primeramente vives de tus destrezas, pronto te cansarás. Si vives de tus dones, tu energía estará constantemente renovada”. Las destrezas son importantes y buenas, pero vivir de nuestros dones es dejar que la persona natural que realmente somos pueda fluir.

Actividad 4Reflexiones individuales y para compartir en pequeños grupos

1. Reflexione por un momento en las formas o aspectos en los cuales usted naturalmente con-templa acerca de la vida y de Dios.

2. ¿Qué acción en el mundo siente es la más natural, alegre, y renovadora para usted, hacié-ndole sentir que está contribuyendo con algo valioso?

3. En pequeños grupos, comparta sus pensam-ientos acerca de la idea de vivir de sus dones en lugar de sus destrezas. ¿Cómo podría esto rela-cionarse a nuestra comprensión de los dones y llamamientos en la Comunidad de Cristo?

Disciplinas espirituales Mucho se ha escrito en los últimos años acerca

de disciplinas espirituales, primero se le brindó extendida atención por muchos de los más notables profesores espirituales como Richard Foster, Henri Nouwen, y Thomas Merton. Muchos tantos los han seguido.

Las disciplinas espirituales son acciones o hábi-tos que nos ayudan a ordenar nuestras vidas con el propósito de profundizar nuestro amor para con Dios y los demás. Estas disciplinas son un tanto valiosas. De cualquier manera, ellas pueden además convertirse en ídolos o impedimentos. Cristo no tiene mucho que decir acerca de las disciplinas pero simplemente practicó muchas de ellas. Si la perfec-ción en las disciplinas más que profundizar el amor se convierte en el enfoque, esto puede llevar a sen-timientos de superioridad, legalismo y otras expresio-nes desfavorables.

Tomando nuestros fundamentos como los dos grandes principios del amor a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, y de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, podemos decir que la “cosa” radical por las que Jesús nos llamó es amor radical. La experiencia sugiere que muchos de nosotros no crecemos muy bien en nuestro amor sin la práctica de algunas disciplinas.

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Actividad 5Discusiones de grupos pequeños

Se ha dicho que “el discipulado no es tanto sobre el compromiso radical, es sobre el amor radical, y las disciplinas no son tanto sobre la formación espiritual sino sobre la formación amorosa”. Otro escritor dijo: “el verdadero indicador del bienestar espiritual es crecer en la habilidad de amar a Dios y a las personas. Si podemos hacerlo sin la práctica de cualquier dis-ciplina espiritual, entonces podríamos por todas las maneras saltarlas”. 2

En su grupo, discuta las citas anteriores las cuales sugieren que las disciplinas son realmente acerca de profundizar nuestro amor por Dios y los otros. ¿Puede compartir experiencias del amor que crece mas allá de lo que ha sido típico para usted?

Los sacramentos nos llevan a profundizar

Los sacramentos de la iglesia nos proveen formas específicas de disciplina espiritual a través de la cual encontramos a Dios en relación a los eventos más importantes de la vida. Estos eventos incluyen hacer un convenio con Dios (Bautismo), cuidar a nuestros niños (Bendición de los niños), convenir conun/acompañero/a(Matrimonio), enfermedad (Imposición de las manos por los enfermos), bendición viviente (Bendición del Evangelista), llamados a un servicio específico (Ordenación), y recordando nuestro pacto con Dios (Comunión).

Los sacramentos a menudo nos tocan en puntos de la vida donde somos más vulnerables, cuando a menudo estamos altamente sensibles y quizás carga-dos de ansiedad. En esos momentos estamos dispu-estos a ser más receptivos a la presencia del Espíritu. En los sacramentos, nuestras más profundas necesi-dades están adheridas y vislumbramos aspectos del amor de Dios personalmente y para todo. A través de una participación atenta en los sacramentos somos llamados a profundizar en nuestra relación con Dios. Los sacramentos son ambas cosas contemplación y acción—inspiración y expiración habilitándonos a compartir la paz de Cristo en nuestro mundo. En el modo contemplativo, vamos ante la presencia de Dios y descubrimos en nuestros corazones una concien-cia profunda de su amor y su paz. Las direcciones inspiradas a la iglesia en 1992 claramente identifican el lugar central de los sacramentos para profundizar nuestro discipulado:

Confíen especialmente en los sacramentos para enriquecer la vida espiritual del cuerpo. Busquen mayor comprensión de mis propósitos en estos sagrados ritos y prepárense para recibir una renovada confirmación de la presencia de mi espíritu en sus experiencias de la adoración.

—Doctrina y Pactos 158:11c

Cada uno de los sacramentos además nos llaman a una postura de acción en el mundo a través de com-promisos con ciertas conductas y creencias, y esto en cambio multiplica los agentes de paz y virtuosidad en el mundo. “Experimentando al divino en el rito sac-ramental deja clamores en nuestras vidas—el evange-lio viene a ser parte de nosotros, y viene a ser parte de esto…. Cuando vamos a los sacramentos, salimos como personas cambiadas, confiados en la gracia de Dios, listos para vivir vidas sacramentales y esta-mos autorizados a compartir nuestros testimonios y recursos con otros”.3

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Actividad 6 Reflexión y compartir con todo el grupo

del personal. Poco después de mi llegada descubrí que podría tener el mismo problema con el mismo miembro del personal. Estuve confiado en que podría resolver el problema, pero después de cuatro años nada había cambiado. El nivel de frustración fue grande. Una mañana las primeras noticias indica-ban que alguien había muerto en un accidente y la descripción parecía encajar con el miembro del per-sonal problemático. Cuando el miembro del personal llegó al centro ese día nos dimos cuenta de que la mayoría de nosotros tuvimos el mismo pensamiento: “tal vez es nuestro miembro del personal y esto resolverá nuestro problema”. Luego de este día fui golpeado por el horror de la realidad de que yo, un sumo sacerdote de la iglesia, había bordeado el estado más bajo del deseo de que alguien muera para dejar salir mi ego.

Por algunos meses estuve contemplando la posibi-lidad de un empleo tiempo completo en la iglesia. De todas formas, en estas circunstancias me encontré conmigo mismo en una pérdida total y fui en oración desesperada al señor, confesando que no podía en buena conciencia dejar el centro para trabajar en la iglesia si este problema no se resolvía. Parecía no tener solución. Confesé mi deseo y mi impotencia. Finalmente le dije al señor, “Señor, no puedo hacer más o podría hacer algo destructivo. Estoy poniendo esto en tus manos. Si estás llamándome al servicio más de lleno, necesitas resolver este problema”. Fue una desesperante, cruda, pero una plegaria genuina. Nunca en mi vida había dicho nada como esto al señor, pero quizás nunca había tenido que encarar mi propia impotencia y falla al amor.

Dos días después una mujer encantadora, y pura de corazón de nuestro personal vino a mí y me dijo que ella había ponderado nuestro problema y en ella surgió una solución que podría requerir un sacrifi-cio en la parte clave del personal. Estaba optimista y esperanzada. Pensé como improbable que los demás estuviesen de acuerdo, pero le dije a ella que fuera y les hiciera sus sugerencias a ellos. Estaba equivo-cado. En menos de dos semanas desde el momento que pronuncié mi oración, muchos cambios ocur-rieron y nuestro problema fue resuelto. El Espíritu había iluminado nuestras mentes y ablandó nuestros corazones para producir una salida pacífica mitad- mitad, que en retrospectiva fue una expresión del amor radical. Muchos años de esfuerzo racional por profesionales inteligentes, motivados más por preser-var los derechos por medio del amor, había fallado al acercarnos.

Esta fue una de las más poderosas experiencias espirituales de mi vida. Cómo alcancé fondo en mi

Piense acerca de las experiencias sacramen-tales que parecen tocar mucho su corazón, pro-fundizando su amor para otros y para Dios. ¿Por qué piensa usted que estas experiencias sacra-mentales le han tocado profundamente?

Pidiendo a Dios Nuestra tradición es rica en ejemplos de coraje para

procurar la confianza y en pedirle a Dios la guía: “Y si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, él cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que reci-birá cosa alguna del señor”. (Santiago 1:5–8)

Como joven, José Smith Jr., el fundador de la iglesia, entró al bosque buscando sabiduría y cono-cimiento de qué debía hacer. Su experiencia con el divino le dio no solamente una respuesta sino la con-fianza y confianza en Dios para moverse con coraje en cara al repudio y al desprecio.

Hoy es tan real como verdadero que profundamente en nuestros corazones queremos saber a lo largo de todo eso lo que Dios podría darnos para hacer. C.S. Lewis fue más lejos y dijo que detrás de este deseo hay más, que nosotros estamos lejos de casa y que nuestra profunda sed es estar en casa con Dios.

Profundizar es emplearse en disciplinas espiritu-ales que nos ayuden a vivir plenamente en la pres-encia de Dios, discerniendo más claramente quiénes somos y qué Dios podría encomendarnos. Justo cuando hacemos esto, la vida nos brinda numero-sos desafíos de comprensión y acción. A menudo nos enfrentamos a situaciones donde sentimos poca ayuda o no sabemos cual dirección seguir. El viaje profundizador del discipulado hace que busquemos la presencia del señor, estudiar sus maneras, y colocar nuestra confianza en la guía que recibimos. Nuestra fe es que recibiremos la guía que buscamos, aunque podría llegar en maneras sorprendentes.

Testimonios profundizantes para resolver un conflicto mayor

Hace años dirigí el trabajo de un centro universi-tario. Los directores anteriores abandonaron porque no pudieron resolver el problema creado por uno

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Notas1. W. Paul Jones, “Faithful Imagination: Spiritually as

Renewing Our Image of the Church,” Weavings 12, no. 1(Enero/Febrero1997):35.

2. Scot McKnight, “Jesus Creed: What is the focus of Spiri-tual Life?” The Christian Century 121, no.18 (Septiem-bre 7, 2004): 24.

3. Andrew Bolton y Jane Gardner, eds., The Sacraments: Symbols, Meaning, and Disciplineship (Independende, Missouri: herald House, 2005), 33, 36.

propio manejo de la vida, fui al Señor, finalmente en desesperación y confié en sacar mis problemas y mis soluciones, elevándoselos a Él. Para mí no hay duda absolutamente acerca de que ocurrió. Sin embargo, cuando compartí mi experiencia con uno de los otros del personal unas cuantas semanas después él no pudo verlo. Desde donde él estaba posicionado esto fue simplemente una buena solución ofrecida por alguien generoso del personal. Él había abandonado su fe religiosa años antes y mi interpretación de los hechos lo molestó.

Y es lo mismo con lo más místico y experiencias espirituales. Fuera del mundo de pruebas tangibles y de la lógica, invisibles al tubo de laboratorio y la cámara, esas experiencias sin embargo son fuentes poderosas y significativas, testificantes de la pres-encia y la acción de Dios en nuestras vidas. Fuera de tales eventos transformadores nosotros mismos encontramos la confianza y el coraje de ir sucesi-vamente a representar al mundo como discernimos lo que Dios hizo para que podamos actuar compar-tiendo la paz de Cristo. Aparte de nuestro comporta-miento y testimonio subsiguiente nadie más puede ser capaz de decir que algo significativo ha ocurrido.

Actividad 7 Discusión en el grupo completo

El templo es un símbolo invisible llamándonos a profundizar con Cristo en cada dimensión. Los min-isterios del templo claramente demuestran la relación entre la contemplación y la acción. La iglesia está llamada a consolidar la fe, la educación del sacerdocio y de los miembros, la preparación para testificar, la búsqueda de la paz, reconciliación y la sanidad del espíritu. Somos llamados para intentar entender y expresar mejor la unidad y la integridad del cuerpo, de la mente y del espíritu. La expresión de estas dis-ciplinas y ministerios interiores y exteriores engen-drarán un despertar espiritual al momento en que somos inspirados por el Redentor del mundo.

Al momento en que aceptamos el llamado de pro-fundizar con Jesucristo, dejamos ver el templo y sus ministerios para continuar puntualizando el camino a través de Cristo como agentes de sanidad y reden-ción.

Actividad 8 Vida congregacional

1. ¿Cuándo ha tenido usted que profundizar para resolver un conflicto dificultoso?

2. ¿Que ocurrió?

El templo y profundizar Muchos de los documentos inspirados llegados a la

iglesia en las décadas recientes en una forma u otra exhortan a la iglesia a profundizar en el discipulado. Dentro de este llamado a las personas de profundizar vino la revelación del templo en Independence, con sus propósitos y sus ministerios.

Hasta ahora, todas las actividades han sido acerca de profundizar individualmente. En los años recientes miembros alrededor del mundo compartieron en el proceso de discernimiento y búsqueda de guía acerca de quién podría ser presidente de la iglesia. Estas experiencias han enriquecido el cuerpo, invitándonos a profundi-zar juntos. Cuando un cuerpo de personas pro-fundiza juntos hay un cambio profundo dentro del cuerpo pues juntos se convierten en lo más parecido a cristo en actitud y ministerios.

¿Cuánto una congregación puede profundi-zar? ¿Cuánto los miembros y los amigos pueden ayudarse unos con otros a profundizar? ¿Ha experimentado usted en una congregación o un grupo grande de personas el profundizar juntos? Comparta esta experiencia con alguien más.

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Capítulo 2

Por David Schaal

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La montaña no era ciertamente la más alta en la escala de los Apalaches, pero duramente podíamos quitar nuestros ojos de ella una vez que la vimos. Éramos de catorce años y nunca antes habíamos mochileado, pero el entrenador sargento retirado de la marina quien nos instó a creer que cubrir unos 40 kilómetros en un día era una meta razonable y que se podía lograr. Campar en el tope de esa montaña era nuestro objetivo.

Según la caminata progresaba, había largos perío-dos de caminatas en las alturas que parecían no tener fin, salpiqueados de bellas praderas y magníficos riachuelos chorreando agua cristalina. A lo largo del camino había fatiga, risas, músculos cansados, el compartir historias, concernientes a la plenitud del crepúsculo, y los comentarios ocasionales de que el viaje había sido más dificultoso de lo que habíamos pensado. En todo esto, de todas maneras, la visión de que esa montaña estaba ante nosotros a veces visibles, otras veces sólo en nuestras memorias—nos instaba a continuar.

Esto es lo que la visión hace. Justo como la aven-tura de escalar antes mencionada, algunas visiones son tan absorbentes que en ocasiones deseamos esca-lar los topes de la vida, caminar a través de la fatiga, y seguir adelante hacia el objetivo.

En la Comunidad de Cristo, la causa de Sión nos ha señalado una aventura visionaria.

Cristo que seamos de un corazón y una mente (aun si nuestras opiniones difieran en algunas cosas); y una condición en la cual haya una ausencia de pobreza y la presencia de la paz. Como iglesia, las discusiones sobre el concepto de Sión son ambos interesantes e importantes. Más importante aún, aunque, es dando nuestras vidas a acciones sionicas que estructuren los valores del reino de Cristo. Al obrar así, nos ponemos más a la disposición del espíritu de Dios que engran-dece nuestra comprensión sobre la naturaleza y el propósito del trabajo del reino a aquellos que han sido llamados.

En la Comunidad de Cristo, la causa de Sión se refiere al reino de Dios como consigue expre-sarse en la tierra. A veces llamado el reino pací-fico, la visión de Sión nos llama a imaginar como las cosas pueden ser si nuestras relaciones y prioridades están alineadas con los propósitos de Dios.

A través de nuestra historia hemos tenido diferen-tes opiniones acerca de la última expresión de cómo se ve Sión. Algunas personas de manera vehemente han basado su convicción de que Sión es un lugar específico. Más aun otros han profesado con igual fervor su creencia de que Sión puede ser encontrado en un lugar donde ciertas condiciones espirituales y físicas existen. En cualquier caso, el hilo común entre esos puntos de vista son los valores sionicos que han creado una visión absorbente para la iglesia. Esos valores incluyen una condición de comunidad en la cual las personas vivan en una correcta inter-relación con Dios y los unos a otros, aprendiendo a resolver los conflictos pacíficamente; la condición de tener nuestros valores tan centrados en la vida de

“El señor llamó a su pueblo Sión, porque eran de corazón y una voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos…..”

—Doctrina y Pactos 36: 2h

Mientras que ningún capítulo podría intentar proveer un tratamiento adecuado de este tópico, el intento de este capítulo es plantearle el considerar tres cosas acerca de su vida, su vida congregacional y la causa de Sión.

Consideración #1: Amando el mundoCuando era un pequeño muchacho, mi familia

tenía una vecina muy querida que venía a menudo a visitarnos y pasaba tardes con mi madre. Ella y mamá hablaban de un sin número de cosas, y podía oír por casualidad a menudo su discusión. De vez en cuando, nuestra amiga utilizaba la frase “chocando

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palmas con el mundo”. Era claro-mas aún para un niño- que chocando palmas con el mundo no era una buena cosa, y se refería a los comportamientos en los cuales las personas habían comprometido su integri-dad. Para muchas personas, el término “el mundo” ha sido un sinónimo de que la blasfemia, la maldad, y las cosas sean evitadas en general. Las escrituras por sí mismas incluso utilizan de vez en cuando “el mundo” como metáfora para lo que sea opuesto a los propósitos de Dios.

Al mismo tiempo, sin embargo, las escrituras tam-bién retratan la majestad y la belleza del mundo y declaran a las personas en este para ser de gran valor. El evangelio de Juan nos recuerda que Dios ama este mundo tanto que Él nos dio a su hijo unigénito.

Es debido a nuestro amor por este planeta que no podemos sentarnos pasivamente y mirar su dolor y sufrimiento. La Comunidad de Cristo nunca ha adoptado la posición teológica que llama a las perso-nas que sean salvados por cristo para escaparse de un mundo que está supuestamente destinado para la destrucción. Absolutamente el contrario, la Comu-nidad de Cristo invita a todas las personas que sigan a Jesucristo, que nos salva y nos desafía a abrazar la causa del mundo del Dios curativo y que ayuda. Cuando estamos conscientes del racismo, del hambre, de la violencia, y de otras injusticias, es nuestro amor de Dios y del mundo que nos motiva a la acción. No es que creemos que podemos arreglar las cosas por nuestros propios esfuerzos solamente, pero creemos que Dios ama este planeta, quiere que sea entero, y nos invita a unirnos al trabajo del reino pacífico que Dios está conduciendo ya. En cualquier discusión de Sión, debemos recordar que nuestro trabajo es secundario y que la gracia de Dios es primaria. La gracia de Dios es amor de Dios en acción.

Dios ama este mundo. ¿Podemos hacerlo de otra manera?

Actividad 1 ¿Dios amó tanto el mundo… que tal usted?

“Dios que tanto amó al mundo que dio a su hijo unigénito”—Juan 3:16

Por un lado, no debemos ser ingenuos a los peli-gros y a los males residentes en el mundo. Por otra parte, no debemos entonar el coro de voces que sug-ieren que los cristianos esquiven, escapen, o de otra manera se separaren del mundo. La visión de Sión nos convoca para atraer este mundo con gran vigor y fe, “viviendo y actuando honrada y honorablemente ante Dios y a la vista de todos los hombres, usando las cosas de este mundo del modo dispuesto por Dios, a fin de que los lugares que ocupen brillen como Sión, la redimida del señor” (D. y P. 128:8c).

Consideración #2: Visión Amar el mundo es una cosa. Todavía la pregunta

está vigente, al menos: ¿Tenemos una visión para lo cuál sea esto posible? ¿Recuerda la historia sobre la escalada en los apalaches? No hay manera para haber perseguido tan vigorosamente aquel viaje no era sólo por el hecho de que estábamos comprometidos por

1. ¿Cuáles son las cosas en este mundo que usted considera ser las más hermosas o que le dan alegría?

2. ¿Cuáles son las cosas en este mundo que usted ama de verdad pero que están quebradas, corruptas, o en la necesidad de sanidad?

a. ¿Cómo ocurrieron estas rupturas, corrupcio-nes, o lesiones?

b. ¿Hay alguna cosa que usted pueda hacer para ayudar?

c. ¿Hay alguna cosa que la iglesia pueda hacer para ayudar?

3. ¿Qué significa la frase “nuestro trabajo es secundario, y la gracia de Dios es primaria”?

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la visión de esa cumbre—una cumbre que era difícil de ver de cerca y más aún ir a ella. Es con amar el mundo. ¿Tenemos una visión de qué es posible para ello? En los primeros días del ministerio público de Jesús, Él expresó la visión de su trabajo en las pal-abras de Isaías (61: 1–2a), y entonces pasó su vida alineado en esas palabras.

Actividad 2

“El espíritu del señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del señor”. —Lucas 4:18–19

Muchos de nosotros vivimos en lugares donde el término “visión” que ha sido usado (en la iglesia, el trabajo, la comunidad, etc.) se ha convertido en algo común y consecuentemente asociado a varios grados de significado y de intensidad. Por un lado, podemos pasar a través de un bien planeado “ejercicio de visión” solamente para emerger con las declaraciones de la visión que pueden ser muy buenas en su con-veniencia y foco pero pueden realmente no motivar nuestras vidas. Estos son los tipos de declaraciones de la visión que se pudieron conseguir impresas y fijadas en alguna parte, pero no organizamos nuestras vidas alrededor de ellas. Pueden tener en nosotros un sentido intelectual, y podemos incluso creer en ellas en un cierto nivel, pero realmente no han deman-dado un lugar en nuestra alma. Por otra parte, hay algunas visiones que nos capturan—éstas nos llenan de un sentido de posibilidad y de llamado. Estas son las visiones que nos demandan y nos hacen estar dis-puestos –incluso ansiosos-a realinear las prioridades de nuestras vidas para perseguirlas.

Dado el antedicho, ¿dónde está la “causa de Sión” en el “espectro de la visión” de su congregación? No estoy preguntando cuántas veces el término “causa de Sión” se utiliza en su congregación. Estoy pre-guntando por el grado al cual la visión sionica se implanta en el alma de la congregación, conduciendo a las personas inmiscuirse en las cosas mencionadas arriba: viviendo en una relación correcta con Dios y unos a otros, resolviendo conflictos pacíficamente, enfrentando cuestiones de pobreza e injusticia, apre-ndiendo a ser de un corazón y mente en el medio de nuestras diversidades. Esta es la cuestión de la fe y del trabajo duro, con obstáculos múltiples. Esta es también la cuestión del gozo inexplicable, de la cre-atividad inimaginable, y de la riqueza maravillosa de relaciones.

Causa de Sión y del espectro de la visiónPiense raras veces Sión forma de Acerca de Sión las Prioridades de la Vida Congregacional

1. Este capítulo sugiere que la causa de Sión está caracterizada por vivir en una correcta relación con Dios y unos a otros, enfrentando aplicaciones de la pobreza e injusticia, y aprendi-endo a ser de un corazón y mente.

a. ¿Cuáles son algunas maneras en las que su congregación está tratando estas cosas?

b. ¿Cuáles son algunos de los obstáculos que tienen en la manera de que su congregación trata estas cosas?

2. ¿Qué crees son las necesidades máximas de la congregación en la atención que ella podría dar a la causa de Sión: mayor visión, mayores habilidades, o mayores energías?

El ejercicio antedicho no se piensa hacer para que nosotros nos sintamos bien o mal en la relación a las prioridades de nuestra congregación. Esto tan solo significa invocar nuestro pensamiento en esto.

La visión genuina no puede ser forzada, program-ada, o manipulada. Podemos, sin embargo, intentar crear los ambientes donde la visión pueda nacer. Una combinación de estudio, de oración, y de la exposición que la comunidad necesita –todo sobre un período extendido de tiempo-puede dar a luz a veces a la visión. Es una idea para que la congregación dedique un período de varias semanas o incluso de varios meses al proceso de:

a. Estudiar los principios de comunidad eficaz y asistente

b. Explorar los dones congregacionalesc. Aprender sobre la comunidad y sus necesidadesd. Oraciones juntos para la dirección de Dios

¿Si una congregación hiciese esto, podría la visión presentarse con respecto a su participación en la causa de Sión? Quizás. Cualquiera que fuese el caso, la causa de Sión es el llamado ante la iglesia, y emplazamiento de nuestros esfuerzos más fieles. En este respeto, lo que sigue llega a ser absolutamente importante.

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Consideración #3: “Reuniendo” nuestros dones

En un sinnúmero de lugares, la idea de la “reunión” se ha pensado sobre todo en términos de que las personas se acercarán en el orden de con-struir comunidades específicas. No hay espacio en este capítulo de comentar respecto a esta expresión particular de acopio, quisiera afirmar el principio de acopio, que tiene que ver con nuestro estar juntos en perseguir la causa de Sión, en comparación con esfuerzos personales, o individuales solamente.

Mientras que nuestros dones individuales son sig-nificativos en su propia dirección, nada puede tomar el lugar de una comunidad de discípulos donde los dones “se juntan” con la finalidad de perseguir el tra-bajo del reino de Dios. Es desafortunado que el con-sejo en Doctrina y Pactos 119 que “todos se llaman según los dones de Dios en ellos” se ha restringido tan a menudo en su interpretación como referente al discípulo individualmente. Mientras que este es cier-tamente un consejo maravilloso para los individuos, es igualmente verdad para las congregaciones. Oigo con frecuencia a líderes de las congregaciones y a miembros que expresan preocupaciones sobre de que no tienen bastantes músicos preparados, predicado-res eficaces, o bastantes voluntarios para proveer de personal todos los programas que deseen. A veces, parece como si las personas juzgan el potencial de su congregación por su capacidad de estar al nivel de una supuesta “congregación ideal”. El hecho del asunto es que no hay “ajustes para todos los tama-ños” cuando viene a la vida congregacional.

Cuando las congregaciones se comparan a un cierto modelo ideal de la vida de la iglesia, el resul-tado es a menudo frustración y autoestima dañada. Un mejor acercamiento sería para que una con-

gregación construya en sus dones y habilidades, y les da a sí mismos el permiso de detenerse al procurar hacer esas cosas en que no están dotadas hacer. No lejos de mi hogar está una congregación de la Comu-nidad de Cristo que no posee muchos dones para el canto, de coros, y de la predicación, pero tienen profundos dones para la hospitalidad, construyendo relaciones con gentes de duro vivir, y crear el espacio seguro para compartir los vaivenes de la vida. Han orientado el ministerio de su congregación alrededor de esos dones y han acertado en la proclamación del evangelio y la preparación de discípulos. No lejos de ellos está otra congregación de la Comunidad de Cristo que, francamente, no tiene los dones para relacionarse con la gente de duro vivir, pero están alcanzando activamente a los profesionales de cuello blanco en las maneras que tienen sentido para ellos.

Dios no nos llama para servir de acuerdo a los dones de alguna otra congregación, sino que nos llama para servir según nuestros dones conseguidos. Piensa en esto: significa que mientras no podamos tener todo lo que deseamos, nosotros sin embargo tenemos todo lo que necesitamos para servir de acu-erdo a la manera en que Dios nos ha llamado—que es según nuestros dones. Esto libera a las congregacio-nes mencionadas arriba-ambas pequeñas y grandes-a ser quienes sean, y liberarlos de la tensión de tener que “hacer la iglesia” de una forma que esté fuera de alineación con sus dones.

Considere el testimonio siguiente de Richard Betts con respecto a su congregación en Londres, Inglaterra.

Iglesia Casa Central de Londres—Inglaterra

La iglesia Casa Central de Londres se reúne en las tardes del tercer domingo de cada mes, en los hogares de los diferentes miembros. El grupo varía de tamaño y se compone de gente de muchas nacionalidades (australianos, sudaf-ricanos, nuevo zelandeses, canadienses, ameri-canos, galéses, e ingleses) con los antecedentes de diversas caminatas por la vida y de diversas etapas de su fe. No es típico en la congregación el que no tenga sermones y partes para cantar himnos. Con todo el evangelio está vivo como grupos de comunidades y ministros acorde a sus dones reunidos.

Un domingo, la discusión del grupo era sobre el tema “un Dios cariñoso”. Los miembros de la congregación habían estado compartiendo testi-monios de cómo el amor de Dios era evidente en sus vidas. Hubo muchas historias similares com-

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partidas sobre la bendición de Dios en nuestras vidas mediante el amor de la familia, guardán-donos, y en abundancia de posesiones materia-les. Mientras compartíamos estas historias, un miembro en particular de la congregación seguía en silencio; su silencio era inusual pues ella normalmente estaba envuelta activamente en nuestras discusiones.

Cuando ella tomó la decisión de inmiscuirse en la discusión del grupo, habló de su experi-encia como natural de Johannesburgo, Sudá-frica. Ella compartió sobre el crecimiento en un mundo donde estaba el racismo, el miedo, la muerte, y la pobreza todos alrededor, y muchos de su familia y amigos habían sufrido debido a esto. Ella sabía que Dios la amó no debido a seguridad, una familia maravillosa, o bendi-ciones materiales. ¡Ella sentía el amor de Dios dado en su vida! Este simple regalo hizo que ella deseara alabar a Dios diariamente. Su perspec-tiva me permitió considerar una nueva profun-dización en el amor Dios.

Esto era lo que hacía el grupo de Londres único, pudiendo tener una perspectiva global de la comunidad verdadera de Dios—una verdadera Comunidad de Cristo.

Cada reunión mensual toma la forma de una discusión, donde se propone un tema y se com-parten diversos puntos de vista y opiniones. Los tópicos van desde los valores de la Comunidad de Cristo y creencias de las respuestas cristianas a los temas mundiales. A pesar de las diferencias y la diversidad claras del grupo, respondieron a la llamada en D. y P. 162:5 a: “No sean definidos por las cosas que los separan sino por las cosas que los unen en Jesucristo”.

cutiendo estos en un campo o reunión, entonces su tiempo con las preguntas puede ser substancialmente abreviado.

Actividad 3

¿Cómo luce la reunión de los dones de su con-gregación?

1. Piense en esas épocas en las cuales la con-gregación sentía el más vivo, vibrante, e interés para usted.

a. ¿Cómo estaban las cosas?b. ¿Cuáles dones eran necesarios para hacer

que esto sucediese?2. ¿Cuáles son los pasatiempos que las perso-

nas de la congregación disfrutan?3. ¿En qué los miembros de la congregación

tienen experticia (los intereses profesionales, personales, otro)?

4. En general, ¿Qué dones residen en la con-gregación?

5. ¿Hay temas que estén fuera al repasar las respuestas a las preguntas antedichas?

6. Ahora piense sobre las necesidades de paz, de justicia, de reconciliación, y de la unidad en su comunidad. ¿Cómo podrían los dones antes identificados ser aplicados en la relación a estas necesidades?

Hay esperanza Obviamente, hay voces en el mundo que dirían

que “No hay Esperanza”, que las ondas de la marea de la injusticia, de la pobreza, y del egoísmo son simplemente demasiado grandes para ser superadas. Al mismo tiempo, aunque, hay aldeas, vecindades, familias, y las vidas individuales que están puestas como testimonio a la transformación que es posible. El hambre se puede erosionar, racismo se puede der-rotar, las injusticias pueden ser tratadas. La causa de Sión no es un sueño desesperanzado sino una visión de posibilidad—no porque lo deseamos, sino porque es deseo de Dios.

La pregunta ante nosotros como individuos y con-gregaciones no es si o no cambiaremos el mundo. La pregunta ¿somos ensambladores de la energía y la fe de nuestras vidas con esas fuerzas que están cambi-ando ya el mundo, o nosotros nos sentaremos simple-mente detrás y nos preguntaremos qué pudo haberse hecho? No habrá coerción a ir en este viaje, sólo una invitación y una promesa del compañerismo a lo largo del camino. No puedo imaginar una empresa de más mérito.

Alrededor del mundo, las personas de edades múltiples, idiomas, y los antecedentes están per-siguiendo la causa de Sión, conducidas por una visión común en donde se trata la injusticia y las per-sonas aprenden a vivir juntas en paz. Mientras que la visión se lleva a cabo en campo común, la búsqueda de esa visión varía según los dones y las circunstan-cias únicas de cada persona y congregación. ¿Cómo luce la reunión de los dones de su congregación? Las preguntas en el cuadro de la actividad de abajo son unidireccionales para acercarnos a esta pregunta. Si estás considerando estas preguntas en un aspecto congregacional, entonces podrás querer destinar algunas horas que reflejen sobre y discutiendo estas preguntas en un período de tiempo. Si usted está dis-

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Por Stephen M. Veazey

Capítulo 3

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“Pero ahora en cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estaban lejos, habían sido hechos cercanos por la sangre de cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separa-ción”. —Efesios 2:13–14

“Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo”. —Marcos 15:37–38

Exploración de las Escrituras El templo de Jerusalén durante la época de Jesús

estaba compuesto de una serie de cortes concéntricas definidas por las paredes y los umbrales. Las paredes y los umbrales fueron construidos como parte de una visión mundial religiosa que estaba atenta en man-tener a la gente en sus lugares “correctos” basados en definiciones religiosas de grados de limpieza o de santidad.

Mas externamente en el complejo del templo estaba la corte de los gentiles donde todo el que no era judío no le era permitido reunirse. Después de ésta estaba la corte de las mujeres, un lugar señalado para la adoración, separada de la corte de los gentiles por una pared llamada Soreq. ¡Absolutamente ningún gentil podía ir más allá de la pared de Soreq!

Solamente los hombres judíos podrían entrar en la corte Israelita más allá de la corte de las mujeres. Dentro de esa corte estaba la corte del sacerdote donde los ritos de sacrificios eran realizados. En el centro de las cortes del templo estaba plantado el edificio actual del templo el cual contuvo el altar del incienso y la tabla en los cuales el pan de ofrenda fue puesto. Un velo o una cortina grande separaban todo del Lugar Santísimo, donde la presencia Dios se creía morar. Solamente los Sumo sacerdotes podrían entrar en el Lugar Santísimo ciertas veces al año.

Según el evangelio de Marcos (15: 37–38), cuando Jesús murió en la cruz el velo en el templo, que separó la mayor parte de humanidad del Lugar Santísimo, fue rasgado en dos. Insertando este detalle gráfico Marcos acentúa una verdad fundamental de la fe cristiana: todo lo que supuestamente separa la gente de Dios y de cada uno basada en definiciones humanas es reemplazado y dejado obsoleto por la vida, el mensaje, y el amor sacrificante de Jesucristo. En Jesucristo, Dios reveló una visión para la creación que no estaba basada en diferencias humanas, según lo definido por los seres humanos, pero en valor humano y poco relacionado según lo percibido por el creador de toda la vida.

El apóstol Pablo abrazó apasionadamente esta verdad como uno de los temas primarios de su

prédica y enseñanzas. A pesar del abismo cultural y religioso entre los judíos y gentiles que persistieron durante su tiempo, Pablo reprendió a la gente a acep-tar la nueva verdad que Dios en Cristo había destru-ido el muro divisor de hostilidad (Efesios 2:14) que por lo tanto aquello había separado un pueblo. Uno puede suponer fácilmente que Pablo plasmaba en la imagen del muro de Soreq en el templo que separó físicamente los gentiles de las otras cortes del templo cuando él describió la demolición del muro que se dividía con el sacrificio de Cristo. Él dice lo siguiente:

Y vino (Cristo) y anunció las buenas nuevas de paz a ustedes que estaban lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo espíritu al padre. Así que ya no son extranjeros no advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el señor; en quien ustedes también son juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu.—Efesios 2:17–22

La voluntad de Dios para la creación, según lo revelado con el ministerio de Cristo y del testimonio del Apóstol Pablo, es de un “hogar” de los hijos de Dios unidos juntos en amor y respecto mutuo sin los muros espirituales, relacionados, o emocionales que

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los dividen. Este hogar de la humanidad formado con su adhesión de la paz de Cristo, crece en un templo espiritual donde Dios mora en el Espíritu.

La comunidad cristiana temprana descrita en el libro de Hechos era un ejemplo vivo de esta visión para la creación (Hechos 2:42–47). Superando los muros de la separación en una sociedad que tenía muchas clases de gente, los conocían como una comunidad de amor, de compartir generoso, y de la paz abarcando todas las clases de gente. Su adhesión de la paz de Cristo como el foco central y un espíritu motivante en sus vidas les permitieron incorporar el mensaje de Cristo al tiempo que atrajeron a numero-sas personas a su comunidad y misión.

Actividad 1

El poema también habla de un poder que no se ve o el movimiento en la creación que está trabajando constantemente para echar abajo los muros. El poeta, quien con perspicacia y sabiduría va más allá de la situación inmediata, afirma que lo grande de la cre-ación sería servido lo más mejor posible alineando con algo persistente “que no ama un muro, que lo desea tumbar”.

De una perspectiva de las escrituras, podemos rela-cionar fácilmente el persistente “algo que no ama un muro” en el trabajo de la creación pues el Espíritu de Cristo intenta rasgar los muros del miedo y de la enajenación para construir los puentes de la recon-ciliación y las redes de la comunidad verdadera. El llamado para la reconciliación en todos los aspectos de nuestras vidas está en el corazón del mensaje y de la misión de Jesucristo. Cuando nuestra lealtad al mensaje de Cristo supera nuestra adherencia para construir el muro como forma de vida, las nuevas y más profundas dimensiones del sí mismo con Dios y otros se convertirán cada vez más en la norma.

Actividad 2

Pregunta para la discusión en pareja1. Efesios 2:17–19 indica que en Cristo encon-

tramos la clase de paz que nos permite mover-nos desde ser extranjeros a ser miembros de la casa de Dios. ¿Por qué es tan difícil aceptar esta verdad como la fundación de nuestras vidas y relaciones?

2. ¿Por qué usted piensa que la morada de Dios en el Espíritu está conectada tan de cerca con las relaciones humanas caracterizadas por la paz?

Allí hay algo que no ama un muroUno de mis poetas preferidos, Robert Frost,

escribió un poema titulado “reparando el muro”. En dicho poema él describe un ritual anual de primavera durante el cual él y su vecino reparaban la pared de piedra que separaba sus propiedades que se habían deteriorado a través del trabajo de fuerzas naturales durante el invierno.

Caminando, reparando la pared entre ellos, el poeta reflexionaba, “algo hay allí que no ama un muro”. Su vecino, atrincherado en la sabiduría tradi-cional pasada a través de las épocas, responde, las “buenas cercas hacen a buenos vecinos”, mientras vuelven piedras rebeldes a los boquetes en la pared.

¿Sobre qué es este poema realmente? Me parece a mí que está describiendo una tendencia humana a buscar seguridad, identidad, y amor propio construy-endo diversos tipos de muros en nuestras vidas. Pro-fundamente, los seres humanos tendemos a ser con-ducidos por el miedo, la suspicacia, y el orgullo. Esto puede producir fácilmente vidas y relaciones menos fuertes. Nos encontramos edificando y reforzando las paredes aun cuando no entendemos completamente por qué.

Preguntas para la reflexión y la discusión1. Qué ejemplos de “Construir el muro” a

partir de su propia vida puede usted identificar de la lista siguiente de posibilidades. Hermanos y hermanas

•¿Conquiénesdiscrepasconrespectoaaspec-tos teológicos (fe y creencia)?

•¿Conquiénesdiscrepasconrespectoaaspec-tospolíticos/sociales?

•¿Conquiénestienesconflictossinresolveren su familia, congregación, o vecindad?

•¿Quiénestehanlastimadoohandescon-certado?

•¿Quiénessondiferentesdeustedracialoculturalmente?

•¿Quiénessondediversas“generaciones?”•¿Cuálespersonalidadesleirritan?•¿Quiénessondediversosnivelessocialeso

económicos?•¿Quiénessondeotrasfecristianasoreligio-

nes del mundo?2. ¿Qué puntos de vista usted ha “heredado”

que le obstaculizan el relacionarse completa y positivamente con algunos grupos o tipos de gente?

3. Hable de un momento en que usted intentó superar un muro. ¿Cuán difícil fue? ¿Cuál fue la sanidad y la bendición?

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¿Por qué toda esta edificación de un muro?

Los muros, como estamos utilizando el término aquí, son intelectual, emocional, o las barreras rela-cionales que erigimos para mantener a otros a distan-cia o en su lugar. Los muros pueden convertirse en la base para expulsar forasteros, para el aislamiento personal, o pueden conducir a la discriminación e incluso al comportamiento hostil hacia otros.

Construimos a veces los muros por conveniencia. Nuestras vidas están tan ocupadas, exigentes, y com-plicadas que no deseamos simplemente ser incomo-dados por las necesidades de otros. Es aparentemente más fácil enmurarse asimismo que abrir nuestros corazones y mentes a ellos.

A veces, la gente es herida inadvertidamente con comentarios o acciones imprudentes, insensibles, o mal informadas. Otras veces, la gente puede lanzar intencionalmente comentarios que hacen daño o llevan a comportamientos quebrantadores debido a la frustración, la inseguridad, problema mental, u hosti-lidad latente. En ciertos casos, construimos los muros para blindarse de la tensión y dolor cuando tales conflictos no se resuelven de maneras sanas. Algunas

congregaciones numerosas están “atascadas” espiri-tualmente a pesar de sus mejores intenciones, debido a conflictos sin resolver que se originaron realmente hace muchos años.

Con todo construimos otros muros debido a los desafíos de deliberar diferencias humanas. Cuando hablamos de diversidad humana estamos hablando de la interrelación de todos los aspectos de la unici-dad humana que influencian nuestras vidas, opor-tunidades, y relaciones.

Mire la rueda de la diversidad mas abajo. Las características primarias de la diversidad

humana (esas cosas que no pueden ser cambiadas) que son típicamente definidas como edad, género, raza, origen, las inhabilidades, aspecto, y orientación sexual. Los aspectos secundarios de la diversidad humana (esas cosas podemos tener la capacidad de afectar o cambiar) son numerosos, pero incluyen a menudo la localización, la lengua, el estado civil, la religión/valores,socioeconómico,estilo/experien-cia, y educación. Las primarias (círculo interno) y secundarias (del círculo externo) de la dimensión de la diversidad combinan e interactúan en los individ-uos para hacer a una persona única y diversa.

E

du

caci

ón

Ubicación Lengua Estad

o civil

Estilo Experiencia Socioeconómico Relig

ión/V

alor

es

Apariencia

Incapacidades

Origen

Orientatiónsexual

Raza

Sexo

Edad

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Los desafíos que experimentamos cuando tratamos de diversidad humana se presentan de varias car-acterísticas profundamente inculcadas en los seres humanos. Desde una perspectiva teológica o de las escrituras, los seres humanos tienen un dilema espir-itual. La creación contada en Génesis enseña que cuando los seres humanos afirman sus voluntades independientes y quitan a Dios del centro de sus vidas, experimentan el crecer en inseguridad, miedo, avaricia, y egoísmo. Al dejarse descontroladas, estas sensaciones comienzan a moldear nuestras vidas y relaciones. Desde una perspectiva espiritual, los seres humanos perpetúan la competición, la enajenación, el conflicto, y la violencia porque nuestras vidas están separadas de Dios y no están fundamentadas en amor y espíritu divino.

rados profundamente en nosotros mismos? Debido a la internacionalización, las comunicaciones globales, y movilidad creciente, nuestro mundo, nuestras comunidades, y nuestra iglesia están llegando a ser cada vez más diverso en términos de característi-cas políticas, religiosas, económicas, y culturales. Desafortunadamente, muchos están reaccionando estos progresos viéndolos como amenazas y retirán-dose detrás de las paredes del miedo y de la evitación. Sin embargo, si estamos enterados de estas tenden-cias latentes, podemos llevarlas a cabo en chequear y elegir comportarse de las maneras que fluyan la visión del evangelio.

Actividad 3

Esta penetración espiritual tiene un paralelo interesante en la investigación social y psicológica. Parece que los seres humanos están condicionados biológica y emocionalmente para la supervivencia en la cual una vez fue un ambiente muy amenazador. Esta disposición natural incluye ser sospechosos o temerosos de otros que sean diferentes o desconoci-dos, emparejados con el instinto para agruparse con los que sean similares y familiares.

Esta inclinación sobre todo inconsciente incluye el proceso de la información sobre otros en términos de categorías o suposiciones. Por ejemplo, si una persona tuvo previamente una mala experiencia con alguien de un grupo diferente, el instinto natural es juzgar al grupo entero en términos negativos. Por supuesto, el problema es que toda esta clase de reac-ción conduce fácilmente a comportamientos perjudi-ciales, discriminatorios, e incluso hostiles.

¿Por qué es importante entender que tenemos estos instintos mentales y emocionales fuertes enter-

Actividad pequeña para la discusión del grupo:

1. Hasta la mitad de los 1950´s, los afro-americanos tuvieron pocos derechos civiles y soportada segregación. Desafortunadamente, la mayoría de las congregaciones de iglesias en los Estados Unidos fueron cerradas a la gente de color. Solamente para el trabajo de las reuniones estaban en el campo permitido para los miem-bros de la Iglesia de la herencia Afro-Americana. En algunas razas blancas, los miembros Afro-Americanos podrían participar, pero tuvieron que sentarse en una sección separada dividida del resto de la congregación por una cortina. ¿Cómo usted ve la tendencia a retirarse de los que sean diverso en esa situación? ¿Por qué usted piensa que la iglesia tiende a reflejar las actitudes de la sociedad más que la visión y el llamado del evangelio? ¿Cómo y dónde usted ve esto suceder hoy?

2. Los Estados Unidos y el Japón lucharon muchas batallas durante la Segunda Guerra Mundial. El jardín de la meditación en el templo en Independence fue construido por un grupo de viejos hombres japoneses. A pesar de opiniones negativas persistentes entre algunas personas en la ciudad que se presentaban por experiencia relacionada con la Segunda Guerra Mundial, fueron recibidos con hospitalidad y calidez genu-inos. Fueron respetados y confiados. ¿Qué acti-tudes o sensaciones usted piensa pudieran ser diferentes si el jardín fuera construido hoy y los jardineros fuesen árabes y musulmanes?

3. ¿Qué ejemplos usted tiene de la discrimi-nación en su cultura?

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¿Cómo entonces vivimos nosotros? ¿Cómo somos llamados a vivir como discípulos de

Jesucristo y miembros de la Comunidad de Cristo? El corazón de nuestra fe dice que Dios en Cristo ha hecho todas las paredes, todas las divisiones, insig-nificantes en términos de la última meta de la cre-ación. El evangelio llama a la formación de un cuerpo o de una comunidad que revele el corazón compasivo de Dios para todas las personas y que valore el valor inherente de cada persona como hijo únicamente creado por Dios.

Una vez cuando estaba adorando en una con-gregación, me encontré mirando alrededor toda la gente en el santuario. Mis ojos humanos vieron muchas diferencias de edad, de toda índole, de cul-turas, de perspectivas teológicas, de niveles económi-cos, de persuasiones políticas, y de las formas de vida representadas en los individuos reunidos para la adoración. Me sentía cerca de algunos porque los conocía; eran familiares para mí y estaban con-fiados debido a experiencias compartidas y puntos de vista similares. Me sentía distante de otros por nuestra carencia de semejanza y de la familiaridad. Y me sentía ansioso y a la defensiva cuando miraba algunos porque habían sido mis críticos, y sabía que compartimos diversas perspectivas cuando resalté algunos aspectos en la vida de la iglesia.

Pues ponderé nuestras diferencias humanas, el Espíritu Santo se movió en una sorprendente y de una manera innegable en mi mente y corazón. Me llenó de amor y de un sentido de la conexión espiri-tual o de unanimidad con toda la gente en la con-gregación y con Dios. Tales experiencias son muy difíciles de describir con sólo palabras. Mientras que continuaba viéndolos en su individualidad única, los percibí simultáneamente a todos como niños queri-dos por Dios valorados igualmente por su creador. Con la acción del Espíritu Santo, no podría simple-mente abrigar ningunas sensaciones o actitudes que contribuirían al juicio o a la división.

Ahora, teniendo esta experiencia de la comunidad verdadera en Cristo, yo me encontré a mí mismo teniendo hambre de esta experiencia para hacer la experiencia compartida de la iglesia. Anhelo el día en que espiritualmente maduremos como gente al punto que nosotros sepamos por instinto que el Espíritu que nos ata juntos en Cristo es mucho mayor que cualquier diferencia que pueda separarnos.

El siguiente pasaje de las escrituras, que se cree haber sido una declaración afirmada por los primeros cristianos cuando ellos fueron bautizados, nos llama a abrazar esta clase de unanimidad y de comunidad en la familia de la iglesia:

Porque todos los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. —Gálatas 3:27–28

Cuando somos bautizados y confirmados, entra-mos en un convenio sagrado para vivir según las enseñanzas y la visión de Jesucristo. Mientras que el bautismo y la confirmación se entienden típicamente en términos del compromiso personal con Cristo y la aceptación de sus promesas de perdón y salvación, estos sacramentos también establecen nuestra calidad de miembro en una comunidad mundial de fe compu-esta de gente de múltiples antecedentes, de culturas, de idiomas, y de variadas perspectivas. A través del bautismo y la confirmación elegimos al parentesco y la comunidad en Cristo sobre la individualidad, el aislamiento, y el egocentrismo. Elegimos pertenecer a una familia internacional, multirracial centrada en Cristo como mayor fidelidad que en el tribalismo o nacionalismo. Adquirimos una nueva identidad como aquellos que trabajan para sanidad y la reconciliación en el mundo. Nos unimos a Cristo en el proceso crítico de romper los muros que obstaculizan una expresión más completa del reino en los lugares en donde vivimos y servimos.

Todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros….

—2 Corintios 5:18–20

Recordamos, renovamos, y consolidamos nuestro convenio bautismal en el sacramento de la Cena del Señor, que también se le conoce como Comunión. La palabra comunión significa “con unidad” y viene de las mismas palabras de la raíz que comunidad.

Si discernimos de verdad el significado de la mem-bresía en la Comunidad de Cristo durante el sacra-mento de la Comunión, exhibiremos un deseo para curar y de unidad en nuestras relaciones con otros, especialmente con los que están distantes, indife-rentes, o enajenados de nosotros. Veremos nuestra verdadera identidad como los que viven en Cristo como reconciliadores, curadores, y constructores en nuestros hogares, congregaciones de la comuni-dad, y en el mundo en general. El sacramento de la Comunión nos autoriza a quebrantar los muros de relaciones que nos guardan al experimentar nuestro

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llamado a ser la encarnación del reino apacible en el mundo.

Vi esta verdad poderosamente demostrada durante una conferencia de los líderes de África hace varios años. Durante el servicio de cierre de la adoración nos preparábamos para participar del sacramento de la Cena del Señor. En el centro de nuestra reunión estaba una tabla con una lonja de pan y envases con jugo de uva. Antes de pedir la bendición por los emblemas, un sabio hombre anciano africano, caminó y comenzó a amonestar suave pero firme-mente a un grupo con respecto al significado de lo que ocurría. Él le dijo al grupo reunido que formal-mente ellos habían venido de diversas tribus y clanes, algunos de los cuales habían estado en desacuerdo por muchos años. Él precisó que vinieron de diversas áreas de África, diversas culturas, y que hablaban muchos diversos idiomas. Entonces, él dijo, “!porque somos discípulos de Jesucristo, que fue crucificado para todos nosotros, nos han dado una nueva iden-tidad!” Ampliando su mano calurosa hacia la tabla, él indicó, “cuando participamos del sacramento de la Cena del Señor, nosotros no podemos definirnos por nuestras diferencias, porque ahora somos todos los miembros de la tribu de Jesucristo”. En ese momento, el Espíritu Santo me impregnó con un testimonio de verdad de esa declaración para las relaciones dentro y más allá de la familia de la iglesia.

Como miembros de la Comunidad de Cristo, esta-mos confiados en perseguir la paz Cristo-céntrica como nuestra respuesta al llamado para intentar establecer la causa de Sión. Sión es mejor compren-sible como la visión espiritual que nos obliga a que persigamos las relaciones en sociedad que promuevan el entender, mutualismo, igualdad, comunidad ver-dadera, y paz entre la gente. Nos han dado la direc-ción profética con este fin:

Es para fines divinos que se les ha dado la lucha así como también los disfrutes de la diversidad. Así tendrá que ser siempre en el reino apacible…..el que creó a todo el género humano llora las vergonzosas divisiones dentro de la familia humana. Un pueblo profético debe trabajar infatigablemente para derrumbar muros de separación y levantar puentes de comprensión mutua. —Doctrina y Pactos 162:4 b, 6b

Siendo un pueblo profético que construya los puentes de comprensión en vez de los muros de la separación no ocurre mágicamente. La trans-formación espiritual personal y de la comunidad significativa es necesaria para que representemos verdaderamente la paz de Cristo y la causa de Sión en

el mundo. ¿Cuáles son algunas formas de prepararse para satisfacer nuestro llamado como aquellos que derrumban los muros de modo que la causa de Sión pueda aumentar en el mundo?

Inicialmente, debemos entender que no podemos perseguir esta misión con nuestra propia fuerza o perspicacia. Para ser testigos eficaces y agentes de Dios que reconcilien y la actividad pacificadora en Cristo, debemos profundizar nuestra relación con el Espíritu Santo, que cura nuestro egocentrismo, calma nuestros miedos, abre nuestros corazones, y nos con-duce a hacer lo bueno.

El crecimiento espiritual viene con actividades diseñadas para centrarnos en el Espíritu de Dios y de la paz de Cristo. Hay muchos acercamientos posibles tales como la oración meditativa, estudio creativo de las escrituras, y formación espiritual de pequeños grupos. A través de la formación espiritual permitimos cada vez más tener la mente de Cristo en nosotros (véase a Filipenses 2:5) que, en cambio, transforma nuestra actitud hacia otros. El arduo proceso de derrumbar los muros y de procurar la rec-onciliación requiere un grado inusual de franqueza y de sensibilidad al Espíritu Santo, que nos enseña a considerar a otros con los ojos de Cristo.

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Y ahora, de cierto, de cierto te digo: pon tu confianza en ese espíritu que induce a hacer el bien; sí, a hacer justicia, a andar humildemente, y a juzgar con rectitud; y éste es mi espíritu.

—Doctrina y Pactos 10:6

Mientras crecemos en nuestro discernimiento de y experiencia con la “mente de Cristo”, comenzamos a expresar la imaginación profética o la visión inspi-rada para el mundo alrededor de nosotros. No vemos más las cosas por lo que son sino por como podrían y deben ser si la voluntad de Dios fuese ceñida más completamente en la creación.

Los profetas del viejo testamento expresaron la visión profética cuando describieron y llamaron apasionadamente para que la paz y la justicia reina-ran en la tierra. Sus palabras obligaron a comenzar realmente un proceso de cambio mientras que la gente comenzó a ver las nuevas posibilidades para vivir en armonía con la naturaleza verdadera y la voluntad de Dios. Jesús expresó la visión profética cuando Él proclamó que el Espíritu lo había ungido para predicar las buenas nuevas a los pobres, libertad a los presos, curación a los corazones rotos, y vista a los ciegos como evidencia de la venida de la justicia y de la paz de Dios en la creación (véase a Lucas 4:18–19). Jesús describía la realidad en el reino de Dios en la colección de dichos designados como el sermón del monte (véase los capítulos 5–7 de Mateo).

La visión inspirada ilumina la forma, pero debe-mos comenzar más pronto o más adelante a actuar en la fe y la esperanza. El desafío de la fe profética es comenzar a vivir en el presente como si fuese ya (el reinado apacible de Dios). Cuando hacemos esto nuestras vidas comienzan a adquirir nuevas cali-dades. ¡Haremos el cambio necesario en el mundo! Nuestras vidas serán definidas por el respeto al valor de las personas, la apertura a los dones de todos, la generosidad que desborde, la construcción de la comunidad, y la compasión profunda para los que estén marginados y sufriendo. ¿Cómo pensaríamos si comenzamos a pensar y a comportarnos como si no existieran los muros de la división en la sociedad?

La siguiente resolución adoptada por la conferen-cia mundial del 1992 es una expresión de la visión profética que nos llama a la acción profética.

Afirmación de la diversidad humana (Resolutión de la Conferencia Mundial 1226)El evangelio de Jesucristo revela el amor incondi-

cional de Dios y el valor incalculable de todas las personas. Un conocimiento del amor de Dios y del amor a otros es esencial para la realización humana.

Por estas razones, celebramos la rica diversidad de la vida humana.

Sin embargo, los seres humanos temen, odian, y se abusan a menudo debido a la ignorancia sobre los factores tales como el estado socioeconómico, la cultura, la raza, el género, la edad, el tamaño, la ori-entación sexual, y la inhabilidad mental o física. Tal comportamiento perjudicial mina el desarrollo per-sonal y espiritual del abusador y abusado, y niega las ventajas mutuas del bienestar compartido.

Como personas de fe, confesamos nuestras propias imperfecciones en actitud y acción. Sin embargo, aceptamos la responsabilidad de oponerse al miedo y al odio en todas sus formas y de esforzarse continu-amente a eliminar expresiones de prejuicio y de dis-criminación.

Declaramos nuestra creencia de que “todos son lla-mados según los dones de Dios en ellos”. Por lo tanto reconocemos y afirmamos la diversidad humana creando un espíritu de franqueza y de paz dentro de nuestras congregaciones donde todas las personas puedan encontrar la aceptación y la oportunidad de compartir grandemente.

Nos comprometemos a trabajar con todas las per-sonas de buena voluntad para promover respecto, aprecio, y paz mutua en todas las relaciones.

Actividad 4

Preguntas para la discusión1.¿Quéprogresoustedveenlaiglesiay/osu

congregación que evidencie nuestro compro-miso con la visión afirmada por la resolución de la Conferencia Mundial que nos llama a crear “un espíritu de franqueza y de paz dentro de nuestras congregaciones donde todas las perso-nas puedan encontrar la aceptación y la opor-tunidad de compartir grandemente”?

2. ¿Cómo puede la Comunión ser un signifi-cado regular para que cada congregación quite las barreras entre los miembros y los amigos y cree la única tribu de Jesús?

3. ¿En qué actividades puede su congregación inmiscuirse que pudiera romper las paredes de la división y construir los puentes de la comunidad y de ayuda mutua?

4. ¿Qué temores y suspicacias pueden estar en su propio corazón, que obstaculicen el ir todos juntos a una comunidad más profunda? ¿De dónde surgen estos miedos y suspicacias?

5. ¿Cómo podemos todos estar más abiertos al amor de Cristo y permitirle venir y que domine todos nuestros corazones?

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Conclusión El derrumbar muros y la construcción de los

puentes de entendimiento y de la reconciliación en el medio de la diversidad es un gran desafío para la iglesia hoy. Sin embargo, somos llamados claramente a esta misión si realmente debemos hacer la Comuni-dad de Cristo y cumplir el propósito de Dios para con nosotros. Debajo están algunos pasos tangibles que se pueden tomar y que nos ayudarán en nuestro viaje de transformación relacional y espiritual con este fin.

1. Conocimiento y educación: La transformación personal y congregacional se acelera con el aumento de la conciencia de la naturaleza del prejuicio, de la discriminación, y del conflicto en nuestras vidas. Mientras somos más conscientes de las causas de la raíz de nuestras propias inclinaciones y tendencias, nos hacemos más capaces de comprobar y de alterar nuestros comportamientos. El Comité de Diversi-dad de la Iglesia proporciona talleres excelentes y seminarios en estos aspectos. Contacto: Oficina del Comité de la Diversidad, Consejo de Doce, para más información. Tel. (+1 USA.) 816 833 1000 y pida la oficina del Consejo de los Doce, o escribe a la oficina del Comité de la Diversidad, Consejo de los Doce, Comuni-dad de Cristo, 1001 West Walnut, Independence, MO 64050, USA.

2. Redefina los límites: Según lo observado pre-viamente, los seres humanos tienden a construir paredes emocionales y relacionales para crear límites entre sí mismos y los otros que desean guardar una distancia segura debido al miedo, la suspicacia, o el malentendido. Sin embargo, cuando la mente de Cristo captura nuestro corazón y, los límites previa-mente claros comienzan a desvanecerse. Comenza-mos a ver los límites no como línea de separación, sino como el lugar para ir a abrir puertas para enriquecer nuestras vidas y la conformación de la comunidad de fe. Los límites se convierten en lugares de reunión para el diálogo, aprender, y el enriquec-erse. Aprendemos que aquello que conocemos donde previamente hemos hecho líneas de separación actu-almente son grandes contribuyentes para el tipo de comunidad apacible que estamos tratando de formar. (Nota: Los límites son a veces necesarios para mantenernos seguros de individuos manipulantes, violentos, o abusivos y guardarnos de participar en comportamientos malsanos. Estos límites relaciona-les se deben mantener para asegurar nuestra salud e integridad.)

3. Diálogo y discernimiento de la comuni-dad: A veces en la vida de la iglesia presionamos para resolver diferencias o para fijar la dirección con acercamientos competitivos tales como reglas

controvertidas de discusión y de la mayoría. Hay acercamientos a la toma de decisión que acentúan el diálogo civil y el discernimiento espiritual basados en la conversación no defensiva, escuchar activa-mente, y la oración intensa que intenta encontrar una manera que preserve la unidad de la comunidad y la integridad de los participantes. Entre en contacto con un Especialista para la Construcción de la Paz, los Ministerios del Templo, para más información con respecto a modelos alternativos en la toma de decisión. Tel. (+1 USA) 816 833 1000 y pregunte por el Especialista para la Construcción de la Paz en los Ministerios del Templo, o escriba al Especialista para la Construcción de la Paz, los Ministerios del Templo, Comunidad de Cristo, 1001 West Walnut, Indepen-dence, MO 64050, USA.

4. Entendiendo a escuchar primero: Muchos conflictos y divisiones se presentan por hábitos de escuchar pobremente. Una de las mejores maneras de derrumbar las paredes del miedo y desconfianza entre la gente es practicar las buenas habilidades de escuchar lo que conducen a mejorar la comprensión de la posición o de la situación de otras personas. Los círculos que escuchan que son puestos en ejecución en algunas partes de la iglesia proporcionan el entre-namiento y el ajuste para subsanar las relaciones y de la formación de la comunidad con prácticas de mejor entendimiento. Entre en contacto con su oficina o el Especialista para la Construcción de la paz, los Ministerios del Templo, para discutir el programa del entrenamiento del círculo de escucha en su área. Tel. (+1 USA) 816 833 1000 y pida el Especialista para la Construcción de la Paz en los Ministerios del Templo, o escribe al Especialista para la Construcción de la paz, los Ministerios del Templo, Comunidad de Cristo, 1001 West Walnut, Independence, MO 64050, USA.

5. Tenga cuidado con su lengua: La lengua es un fijador de gran alcance de la realidad. El modo prima-rio de la lengua en muchas sociedades, especialmente ésas donde está estimada la individualidad sobre la comunidad, es uno de agresión, de competición, de egoísmo, y de combate. Para prepararse a vivir en el reino apacible, debemos aprender a hablar una nueva lengua de amor, de sanidad, de comunidad, y de inmensa paz. Debemos evitar particularmente las frases, los términos, y el humor que disminuyen, estereotipan, o empujan a otros a estar lejos. Recu-erde, allí no hay ningún “nombre llamando” negati-vamente en el reino apacible.

6. Evite expandir rumores: Cuando expandi-mos los rumores, las mitad verdades, y chismes que minan la integridad de otros o que crean suspicacias, estamos participando en los comportamientos que

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son particularmente destructivos en el cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo nunca nos conduce al placer en los comentarios que podrían dar lugar a enajenar, a lastimar, o a desconcertar otros. Reconciliadores y sanadores se convierten en la última parada de los comentarios especulativos.

7. Acción de redención y de reconciliación: Cuando cooperamos y nos asociamos con las perso-nas que son diferentes a nosotros en los proyectos que mejoran y transforman a la comunidad, las pare-des del miedo, de la suspicacia, y del prejuicio son rápidamente derribadas y rasgadas. Esto es especial-mente verdad entre diversos grupos raciales, religio-sos, y económicos. Las diferencias se pueden celebrar en una perspectiva apropiada cuando estamos tra-bajando juntos en aspectos de común concernencia tales como el bienestar de niños en la sociedad y esfuerzos de reducir la pobreza.

Actividad de cierreSegún lo indicado arriba, uno de los pasos más

esenciales de derrumbar las paredes que tienden a

dividirnos es tener una visión inspirada de la vida como piensa Dios que debe ser. La lectura siguiente fue adaptada de una declaración creada por los representantes de la iglesia a través del mundo que articuló apenas tal visión. Concluya esta lección orga-nizando a personas para leer la declaración según lo indicado.

Somos uno, Somos muchosEsta lectura es una adaptación de una declaración sumaria compilada de las declaraciones y de los sentimientos

expresados durante la reunión de líderes internacionales de la Comunidad de Cristo en marzo de 2004. Estamos muy agradecidos de Andrew Shields por su ayuda en la adaptación del texto.

Sugerimos a cinco lectores.

Lector 1: Somos la Comunidad de Cristo y esta-mos caminando la trayectoria juntos.

Lector 2: Cantamos “gozo” en miles de congrega-ciones. Decimos “esperanza” en muchos idiomas. Proclamamos paz en casi ses-enta naciones.

Lector 3: Somos uno y somos muchos.

Lector 4: Somos diversos, aun así somos comuni-dad, porque pertenecemos a Cristo.

Lector 1: Vivimos en un mundo donde la cara de Jesús está rasgada.

Lector 5: Los seres humanos se lastiman, desgar-rando al cuerpo de Cristo. Los sistemas y las instituciones que aplastan el espíritu y enjaulan la mente.

Lector 2: Cristo se lamenta donde las barreras que separan humanidad. Cristo comparte las

cargas de la pobreza, de los que tienen SIDA, de los huérfanos, del imperial-ismo, de la abundancia, y del conflicto.

Lector 4: Cristo es perseguido con aquellos que sufren en su nombre, y declinan cuando sus criados se olvidan del oprimido.

Lector 3: La iglesia también rasga la cara de Jesús.

Lector 4: Demostramos a mundo el cordero, el león y el niño pero nosotros no podemos resolver conflictos en nuestras propias familias y congregaciones. Estamos a veces focalizados en nuestras propias rel-aciones que arriesgamos el perder nues-tra relación con Jesús, quien también es encontrado en el extraño… y el enemigo.

Lector 2: Somos enemigos de la cultura en algunas naciones y tomados como rehenes por otras culturas. Arriesgamos la división

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en los asuntos tensos de la sexualidad humana, del rebautizo, y de la membre-sía. Luchamos para representar la direc-ción alrededor del mundo mientras deci-dimos aspectos importantes en la vida de la iglesia.

Lector 1: Hemos, también, rasgado la cara de Jesús.

Lector 4: Con todo Dios nos elige.

Lector 3: Somos muchos, pero somos uno.

TODOS: Comunidad.

Lector 4: Somos uno en comunidad.

Lector 2: Anhelamos estar juntos y nos sentimos conectados por un enlace irrompible, para encontrar un hogar verdadero en la iglesia.

Lector 5: Al igual que la iglesia del primer siglo fue empujada en un círculo siempre expandible de culturas y de identidades, así somos llamados a la lucha, constan-temente desafiados a movernos en un nuevo entendimiento del amor firme y sin reservas del creador.

Lector 3: La comunidad de Cristo es una cultura en y de sí mismo.

Lector 1: Al mismo tiempo, ponemos en tierra nuestra propia identidad cultural; empa-pan cada uno de nuestras congregacio-nes en la cultura local. No somos llama-dos para abandonar esas identidades.

Lector 4: También sabemos que como cristianos no estamos solos.

Lector 5: Trabajamos junto con todo el que proc-lame los valores de Cristo. Ensamblamos esfuerzos ecuménicos y nos esforzamos en comunidad con toda la gente de fe.

Lector 2: Sentimos dolor cuando persiguen, se restringen, o se oprimen a los miembros del cuerpo de Cristo en la expresión de su testimonio.

Lector 3: Lloramos con los hermanos y las herma-nas cuyas iglesias, hogares y vidas son amenazadas debido a su creencia.

Lector 1: Luchamos con aspectos de la diversidad.

Lector 5: ¿Cuándo nuestra diversidad amenaza nuestra unidad? ¿Cómo tratamos los aspectos críticos en algunas áreas, pero tabú en otros? ¿Qué puede ser decidido localmente sin dañar nuestra comunidad mundial?

Lector 3: No tenemos todas las respuestas.

Lector 2: Nuestra comunidad compartida nos obliga a que busquemos respuestas escuchando hasta que entendamos.

Lector 4: Elegimos movernos hacia adelante dirigi-dos por el amor y la compasión en vez del dogma.

TODOS: El Valor de las personas.

Lector 1: Somos uno en nuestra creencia del valor de cada persona, y el valor de cada alma a la vista de Dios.

Lector 2: Todos son llamados para desarrollar sus dones al servicio a Cristo y de otros.

Lector 3: Valoramos las culturas y los idiomas de otros, pero luchamos contra las barreras que nos dividen a lo largo de líneas de casta, de la clase, del sexo, de la raza, de la nación, y de la edad.

Lector 4: Vemos a todos los miembros de la Comu-nidad de Cristo como hermanos y her-manas. Dios conoce nuestros nombres. Nos saludamos como familia a pesar de nunca habernos presentado antes.

Lector 5: Somos libres de pensar por nosotros mismos, esforzarse por la tolerancia y la aceptación de los que sean diferentes de nosotros.

Lector 3: Somos incluidos. No somos cualquier gota en el océano de la humanidad, no apenas otra cara en la muchedumbre.

Lector 2: Dios nos ha llamado a estas relaciones únicas.

TODOS: Adoración y sacramentos

Lector 1: Somos uno en nuestra creencia del poder de los sacramentos, y nuestro encuentro con Dios a través de la adoración.

Lector 3: Somos muchos en nuestras prácticas.

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Lector 2: En algunos lugares, los zapatos se dejan en las puertas y adoramos con los pies descalzos. En otros lugares, usamos zapatos que brillan y sandalias de taco alto.

Lector 5: Los hombres y las mujeres se sientan a veces aparte, a veces juntos. Algunos cantan su teología, mientras que otros recitan, leen, y predican el evangelio.

Lector 4: Algunos ruegan en silencio, algunos ruegan con los compañeros, y algunos oran en una cacofonía de voces que se unen en alabanza y la petición.

Lector 2: Nos reunimos por exactamente una hora, o hasta que el espíritu nos diga que hemos terminado.

Lector 1: La sangre de Cristo es jugo de uva, leche de coco, agua acaramelada, o refresco de naranja.

Lector 4: El cuerpo de Cristo es trigo, centeno, maíz, y arroz

Lector 5: Pero todos tomamos sobre nosotros el nombre de Cristo y recordamos, que podemos tener su Espíritu morando con nosotros.

TODOS: Escrituras

Lector 1: Somos uno en nuestra creencia de que las escrituras son vitales para nuestro discipulado como individuos y congrega-ciones.

Lector 3: Somos muchos en cómo utilizamos las escrituras.

Lector 2: Algunos de nosotros usamos la Biblia exclusivamente. Otros tienen testi-monios de gran alcance del libro del mormón y de Doctrina y Pactos en testi-monio y adoración.

Lector 4: Somos honestos cuando utilizamos e interpretamos las escrituras.

TODOS: Misión, paz, y justicia.

Lector 1: Somos uno en saber qué debemos hacer, y no solamente pensar.

Lector 2: Nos gusta de la manera en que nuestra

iglesia va- enfrentando las preocupacio-nes humanitarias y relacionando la paz con la justicia en este mundo injusto. La vida en la iglesia es real y práctica, ofre-ciendo guía para hoy que bien nos pre-paran para la vida después de la muerte.

Lector 3: Tenemos muchas maneras de ir.

Lector 4: Vamos a las prisiones, a los hospitales, al hambriento, a los que no tiene techo.

Lector 5: Vamos al extremo a cambiar el mundo, al riesgo; hablamos de las cosas difíciles de hablar. Vamos a personas difíciles de ir.

Lector 3: Vamos a construir Sión, a construir comunidad.

Lector 2: Vamos a los aborígenes, a los inmigran-tes, a los banqueros, a los alcohólicos, a la clase baja, a la clase alta.

Lector 4: Vamos a los que apoyan al gobierno, a los críticos sociales y políticos. Enviamos a nuestra gente alrededor del mundo al servicio en la misión cristiana.

Lector 1: Recibimos a la gente de alrededor del mundo como recibiríamos a Cristo.

TODOS: El compartir.

Lector 1: Somos uno en generosidad.

Lector 3: Tenemos muchas maneras de dar.

Lector 2: Bailamos nuestra ofrenda y nos senta-mos tranquilamente mientras que se pasa un plato para la ofrenda.

Lector 4: Damos ofrendas como el espíritu nos mueva, y por transferencia automática de banco mensual.

Lector 5: Damos nuestros primeros frutos y damos nuestras sobras. Damos las perlas negras y damos aves de corral vivas.

Lector 1: Somos uno, llamados a hablarles a otros sobre el evangelio.

Lector 3: Somos muchos en nuestro método.

Lector 2: Predicamos en las esquinas de las calles, nosotros echamos nuestras tiendas en las aldeas vecinas.

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Lector 4: Vamos puerta a puerta, utilizamos un megáfono, lo compartimos en privado, difundimos en la radio, cantamos en coros, y ganamos al jefe para convertir la tribu.

Lector 5: Ofrecemos argumentos convincentes, y evitamos los debates por miedo que al ganar el debate perdamos a nuestros amigos.

Lector 3: Enseñamos “Cada Uno Alcance Uno”,

Lector 2: Enseñamos “Cada Uno Alcance Uno Cada mes”.

Lector 1: Somos uno,

Lector 3: Somos muchos.

Lector 2: De alguna manera, nosotros quienes somos muchos

TODOS: Somos uno.

Lector 5: Cantamos en forma muy diferente,

Lector 4: Oramos muy diferente,

Lector 2: Predicamos y vivimos

Lector 1: Y vemos y pensamos muy diferente,

Lector 4: Con todo aún,

TODOS: Somos uno.

Lector 3: Es Jesús el Cristo. Él es nuestro.

Lector 5: Tenemos fe en Él.

Lector 2: Él nos hace uno.

Lector 1: Lo cantamos

Lector 3: Lo rogamos

Lector 4: Predicamos, vivimos, vemos,

Lector 5: Y lo pensamos.

Lector 2: Él es el Jesús de la historia, completa-mente humano. Es su ejemplo que nos importa.

Lector 1: Crucificado, muerto, enterrado, levan-tado. Él vivió, y está viviendo, para nosotros y en nosotros.

Lector 3: Salvador. MI salvador.

Lector 4: Su salvador, nuestro salvador.

Lector 5: Salvador del perdido.

Lector 2: Individuos perdidos, aldeas perdidas, gente perdida.

Lector 1: Nos perdimos, pero nos encontraron.

Lector 3: Odiados:

Lector 5: Amados.

TODOS: Somos uno.

Lector 1: Él nos juzga, nos perdona,

Lector 3: Nos ama, llora sobre nosotros y con nosotros.

Lector 2: Él viene otra vez.

Lector 5: Él está con nosotros.

Lector 4: No muchos de nosotros. No uno de nosotros.

Lector 2: Todo nosotros.

TODOS: Somos uno.

Lector 1: Él nos llamó. Él nos llama.

Lector 4: Él le ha llamado. Él le llama.

Lector 5: Junto. Levantamos en alto el nombre:

Lector 2: Cristo Jesús. Atestiguamos de Cristo Jesús. Nosotros y él.

TODOS: Somos uno.

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Notas

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Capítulo 4

Por Paul Davis

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El regalo de Jake Un día cuando mi hijo Jake tenía seis años, me

tomó aparte para decirme que él quería dar veinte dólares a la gente pobre. Ese momento resuena en mi memoria, llevándome al punto de llorar cuando pienso en él. Son piezas iguales de encantadoras e inolvidables. El billete de veinte dólares en su mano fueron los primeros veinte dólares que él había tenido en su vida, un regalo de Navidad de sus abue-los. Recuerdo haber estado sin habla, sobrecogido por preguntas que deseé contestar. ¿Sabes cuánto dinero es este? ¿De dónde consiguió la idea de darle a la gente pobre? ¿Estaba en la iglesia cuando él tuvo esta idea? ¿Qué le dijo alguien para plantar esta idea? ¿Cómo puedo decirlo a la gente para darle la misma idea? ¿Qué sobre mí, por qué no tengo esta idea? ¿Cuáles gentes pobres? ¿Cuánto deseas darles? ¿Qué tu deseas que suceda porque le des este dinero? ¿Qué está pasando en tu corazón ahora, Jake? ¿Estás afectado profundamente por la compasión? ¿Te sientes maravillado? ¿Piensas que te sentirás a gusto haciendo esto otra vez? ¿Qué ha pasado contigo,

Jake? Eres una brillante sorpresa—tan brillante como si esto fuese un acontecimiento de una sola vez, yo voy a apreciarlo y saber que en este día, al menos, le pasó un milagro a este pequeño muchacho.

Esas preguntas destellaban en mi mente, y me sentí sin respuestas. Vacilante, sugerí que él considere darle el 10 por ciento a la gente pobre, ahorrando 10 por ciento, y gastando el resto en algo que deseara. Su cara desanublada por la duda, Jake me pasó el bil-lete de veinte dólares y pidió que lo diera a la gente pobre.

Pensé que Jake estaba siendo imprudentemente generoso, dando todo el dinero que tenía. No quería que él fuera imprudente. Habría estado tan orgul-loso si él hubiese dicho que él deseaba ofrendar su regalo de Navidad, pero darlo todo era demasiado. Su pasión y certeza sonaban alarmantes en un área grande de mi cerebro: el área donde está la precau-ción y que alguien pudo llamar “sabiduría” estaba aguardando en alerta permanentemente. Con todo hay otra parte de mi cerebro que llevó a cabo las pequeñas porciones que vinieron de leer las escritu-ras, de estudiar este mundo creado y las criaturas en el, y del Espíritu Santo. En esa parte de mi cerebro y en todo mi corazón, sé que Dios es el primer donante generoso más imprudente. Lo que Jake hacía era un acto del puro discipulado.

Actividad 1

Preguntas para la discusión1. ¿Qué historias usted tiene de un niño (o de

una persona más vieja) que responde con gen-erosidad imprudente como Jake?

2. “Un pequeño niño los conducirá.” ¿Cuál es la respuesta de un niño que nos demuestra el camino?

Toda mi vida para el reino…He escuchado por casualidad a la gente decir que

la iglesia desea solamente su dinero. Esto no es ver-dadero-nuestra iglesia desea su vida por entera. Al grado que el dinero sea parte de su vida, después si, nuestra iglesia desea su dinero. Pero mientras que nuestra iglesia utiliza el dinero para financiar nuestra misión, y por lo tanto necesita bastante dinero para expandir la misión en la que estamos, que no es la razón primaria necesitamos ser donantes de nuestro dinero. Necesitamos dar nuestro dinero porque elegi-mos dar nuestras vidas.

¿Qué da a nuestra iglesia el derecho de hacer tal demanda en nuestras vidas? Dios lo hace, y nosotros

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lo hacemos. Creemos, como artículo de fe, que el creador divino llamó nuestra iglesia a estar en este mundo. Nuestra declaración de la creencia en Jesu-cristo se lee como sigue:

Como miembros de la comunidad de Cristo, estamos unidos juntos con cristianos en cada lugar y en cada momento por nuestra confesión de Jesucristo, hijo del Dios vivo, del autor de nuestra salvación, y del jefe de la iglesia…. La iglesia, el cuerpo de Cristo, fue llamada para proclamar el evangelio hasta que venga Cristo otra vez. Es él que nos perdona en bautismo y nos alimenta en su mesa. Como discípulos de Cristo, hemos sido llamados a conformar nuestras vidas con la suya viviendo en una comunidad cariñosa con otras, viendo a Jesús en las caras de los menos de los hijos de Dios, y sirviendo a aquellos de quienes el mundo se ha olvidado.

Cuando hacemos esta profesión de creencia, esta-mos uniéndonos como la Comunidad de Cristo para someter dispuesto, con impaciencia, una demanda en nuestras vidas.

Las primeras palabras de Jesús divulgadas en el evangelio de Marcos son “el tiempo se ha agotado, y el reino de Dios está cerca; arrepiéntanse, y crean en las buenas nuevas”. A este punto en la historia no sabemos cuáles son las buenas nuevas, a excepción de esto: el reino de Dios está próximo, casi aquí, y podemos cambiar nuestra trayectoria (arrepiéntanse-den vuelta alrededor) a la cabeza hacia ella.

Hemos creído siempre y creeremos siempre en Sión (el reino apacible de Dios en la tierra). Somos completamente afirmados por Jesús en el momento cuando haga evidente lo que Él hará con su vida. Su problema, por supuesto, es que Él no puede crear el reino de Dios todo por sí mismo. Un reino tiene que tener gente. Jesús proclama que el reino está cerca y que podemos movernos hacia el. Es una invitación abierta. Jesús entonces hace el resto de su vida a invi-tación viva para seguirlo en ese reinado apacible de Dios.

Habla de la “sumisión a las demandas en nosotros” los sonidos severos -en el peor de todas las lecturas, suena como una clase de esclavitud. La realidad, como la hemos experimentado, está emocionando y está liberando. David Steindl-Rast lo llama la “dicha de ser universal”. Él escribe,

Una vez que hayamos probado la dicha mística de ser universal, decimos un voluntario sí a él. En este sí incondicional yace la raíz de la ética. Y todos los sistemas éticos se pueden reducir en última instancia a actuar como uno actúa cuando uno siente un sentido de ser.—“La Base Mística

de las Religiones Organizadas,” Revisión 12, no. 1 (verano 1989)

En nuestros mejores momentos, estamos en la adoración porque deseamos estar allí. Tenemos una comunidad unida, estamos dispuestos e impa-cientes a hacer lo que se requiere de nosotros para pertenecer a la comunidad, y quisiéramos que la comunidad se moviera como cuerpo hacia el reinado apacible de Dios. En este aspecto, nuestras ofren-das sí son incondicionales. Estamos actuando como cuando uno actúa cuando uno pertenece.

Actividad 2

1. Lea la declaración siguiente tomada de una declaración en Cristología escrito por el destaca-mento de fuerzas de la teología y aprobado por el Concilio del Liderazgo de la Iglesia Mundial:

Como miembros de la comunidad de Cristo, estamos unidos junto con cristianos en cada lugar y en cada momento por nuestra confesión de Jesucristo, hijo del Dios vivo, del autor de nuestra salvación, y del jefe de la iglesia…. La iglesia, el cuerpo de Cristo, fue llamada para proclamar el evangelio hasta que venga Cristo otra vez. Es él que nos perdona en bautismo y nos alimenta en su mesa. Como discípulos de Cristo, hemos sido llamados a conformar nuestras vidas con la suya viviendo en una comunidad cariñosa con otras, viendo a Jesús en las caras de los menos de los hijos de Dios, y sirviendo a aquellos de quienes el mundo se ha olvidado.

¿De qué manera sugiere esta declaración que Jesús nos modela e inspira para que vivamos nuestro discipulado?

2. ¿Qué hace que vacilemos en ser generosos? ¿Los muros se levantan en sus mentes cuando alguien habla de la administración? ¿Qué le ha permitido ser generoso en el pasado?

3. ¿Qué parecerían nuestras vidas si todo lo de Jesús influenciara en toda nuestra vida? ¿Qué áreas de su vida usted necesita sean tocadas por Jesús?

Respuesta Generosa del Discípulo como estilo de vida del reino

Las ideas que condujeron a la iglesia a la respuesta generosa de un discípulo se arraigan en un incondi-cional “¡Si!” No anotamos estas ideas para la iglesia conseguir más dinero, sino que para mover la iglesia más cerca de Sión. ¡Seriamente! Estamos intentando

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crear discípulos mejores en la causa del reinado apacible de Dios en la tierra.

Justo mira estos tres principios:• Undiscípulopracticalagenerosidadcomodisci-

plina espiritual en respuesta a la tolerancia y al amor de Dios.

• Undiscípulocomparteabundantementeatravésde las ofrendas de modo que otros puedan experi-mentar la generosidad de Dios.

• Undiscípulogastaresponsablementecomocomis-ión para vivir en salud y armonía con Dios y el mundo.

En el primero de estos principios, Dios ha hecho una demanda en nosotros amándonos con una gen-erosidad tan más allá de los límites de la razón que podamos pensar en solamente una palabra para describirla: tolerancia. Cuando detectamos sospechar las sensaciones de Dios para con nosotros, comenza-mos a ser trazados hacia el discipulado. Alegre esta-mos sometiéndonos a la demanda en nosotros—la demanda que dice, no importa que, yo te amo. La tol-erancia de Dios en nosotros despierta nuestra capaci-dad de ser generosos con otros.

Entonces en el segundo principio, el movimiento hacia el discipulado es inevitable a un movimiento en comunidad. Mientras que nos movemos hacia el reinado apacible de Dios, nos unimos a otros en ese viaje. Descubrimos, en nuestro asombro, que Dios ama a cada uno de nuestros viajeros compañeros con

la misma intensidad de comprensión, compasión, y perdón que hemos conocido. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede haber tanto amor circundante? Dar su dinero a -y por- esta comunidad de discípulos es una decisión relativamente fácil de hacer. Casi, se ha hecho para usted en un acto espontáneo, sí incondi-cional acoplado a una comunidad de discípulos. La generosidad de Dios está pasando a través de usted. Otras gentes experimentarán la generosidad de Dios con su dar, y es realmente la generosidad de Dios que fluye.

En el evangelio de Juan, hay una historia que habla de cinco mil personas que siguen a Jesús encima de una montaña un día, moviéndose literalmente hacia formar su comunidad. Mientras que resulta, esta gente viene hambrienta, y no tan sólo para el alimento espiritual. Jesús pregunta a sus discípulos, “¿dónde vamos a comprar pan para que esta gente coma?” En ese punto un muchacho joven caminó hacia delante y ofrece su almuerzo. Es absolutamente un almuerzo-más grande que él que pudiese comer: cinco lonjas del pan y dos lindos pescados. Él lo ofre-ció todo. De este acto de generosidad imprudente, la muchedumbre entera pronto experimentó la genero-sidad, como otros en la muchedumbre siguieron el ejemplo del muchacho y comenzaron también a com-partir abundantemente.

Finalmente, en el tercer principio, con ojos nuevos para lo que significa ser una comunidad y un dis-cípulo, deseamos salud y armonía para cada uno.

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¿Es eso una demanda demasiado grande para hac-erse? Viendo el mundo a través de los ojos del amor, tenemos la oportunidad de considerar cada uno de nuestros actos de gasto de dinero y de decidir si es bueno, o menos bueno, o aún malo, para el mundo. Esa es una de las medidas “simples” que tomamos hacia el reinado apacible de Dios.

Hay, por supuesto, “un acoplamiento simple” y directo entre cada acto de la administración y el rei-nado apacible de Dios en la tierra. El gastar respon-sablemente pone el buen alimento en su cuerpo, buenas ropas en su cuerpo, y una buena vida en las manos de los que bien sirven al mundo con las cosas que producen. El compartir generosamente literal-mente construye el Sión-ladrillo por ladrillo, comida por comida, paso por paso. Cuando las familias planean y trabajan para ser discípulos generosos, gastadores responsables, y administradores fieles, construyen al mismo tiempo familias y comunidades sanas para Cristo. Mientras escribía esto encontré que lo creo con todo mi corazón, precisamente así como yo hago frente a la verdad con mis propios actos cotidianos de gastos, del discipulado, y teniendo cuidado son a veces irresponsables, semi-generosos, y mitad-llenos de fe. ¿Si lo creo con todo mi corazón, pero realmente no lo consigo, cómo puedo esperar que cualquier persona lo haga?

Actividad 3

la alegría profunda en dar, que es también la alegría de Dios.

2. “Un discípulo comparte abundantemente a través de las ofrendas de modo que otros puedan experimentar la generosidad de Dios”.

a. ¿Recuerda una época en que alguien era una expresión de la generosidad de Dios en usted personalmente? ¿Cuáles eran las circun-stancias? ¿Cómo era esa sensación?

b. ¿Cómo ahora se siente usted al ser un agente de la generosidad de Dios en la vida de alguien, quizás alguien que usted nunca con-ocerá en esta vida, pero sin embargo conocido por Dios?

3. “Un discípulo gasta responsablemente de la misma manera que se compromete a vivir en salud y armonía con Dios y el mundo”.

a. ¿Qué significa gastar responsablemente como un compromiso a vivir en salud y armonía con Dios y el mundo? ¿Qué significa esto en términos de calentamiento global, pobreza en su propia nación y en otras naciones, la educación y la salud de sus niños y de los niños de la gente, abogando por prioridades más justas y más pací-ficas del gasto del gobierno, etc.?

b. El gastar responsablemente incluye cómo usted pasa su tiempo, capacidades en trabajo o carrera. Muchos miembros de la iglesia eligen cuidadosamente los trabajos donde pueden servir de una manera del reino a otros. ¿Deben nuestros trabajos ser una expresión de un com-promiso de vivir en salud y armonía con Dios y el mundo? ¿Debemos tener cuidados cómo invertimos los ahorros? ¿Deberían ellos estar en compañías que tienen buenas prácticas de tra-bajo, que conservan el ambiente, mantienen los derechos humanos para todos, etc.?

Para cada uno de estos principios de la respu-esta generosa de un discípulo medite en su sig-nificado para la acción en su vida. Escriba sus propias notas en el espacio proporcionado.

1. “Un discípulo practica la generosidad como disciplina espiritual en respuesta a la tolerancia y al amor de Dios”.

a. ¿Cómo ha pensado usted personalmente en la práctica de la generosidad como una disciplina espiritual mientras usted recuerda la tolerancia y el amor de Dios?

b. ¿Qué significa para usted ser generoso como disciplina espiritual? ¿Podría ser posible con una oración plena discernir con el Espíritu Santo lo que significaría la práctica de la genero-sidad en términos de su tiempo, de sus dones, y de su dinero? La ternura del Espíritu Santo es tal que no habría sensación de obligación, ni de reordenamiento de prioridades como su más completa búsqueda primero del reino de Dios (Mateo 6:33), y entonces gana un sentido

La escandalosa generosidad de Dios En un sermón una vez, conté la historia de Mateo

20:1–16 del patrón que empleó a algunos traba-jadores para trabajar por el día. Él trajo un equipo a las 9 a.m., algunos más al mediodía, más a las 3 p.m., y finalmente algunos justo antes de que finalice el tiempo. En el final del día, él dio el salario de un día completo a los que habían trabajado solamente una hora. Estaban muy felices, pero cada uno incluso era más feliz porque vieron inmediatamente que este hombre de negocios estaba loco y calculaban cuál sería su múltiplo de ese pago. Pero entonces

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él pagó a cada uno de ellos el salario del mismo día completo. Cuando acabé la historia, un hombre abajo en la parte delantera, usando sobretodo, un som-brero de John Deere, y la mirada de una persona que comenzaba el trabajo diario a la salida del sol, dijo, “¡que eso no era justo!”

Jesús vivía su vida como una invitación vivida para conformar el reino. El problema que Él tenía era que nadie a excepción de Él tenía la idea de lo que significaba “el reino”. ¿Qué podría ser vivir allí? Muchas de sus parábolas son cuadros hablados del reino. Que el rey a menudo parece loco es simple-mente una medida de cómo es diferente el reino de este mundo. Somos como el que se levanta temprano, el hombre trabajador del frente que quisiera que cada uno ganara sólo lo que es debido para él o ella. La tol-erancia no trabaja en esa manera. No conseguimos lo que debemos de Dios—nosotros conseguimos mucho, mucho más. En el reino junto con usted hay mucha gente que usted pensará no pertenece allí. ¿Cómo podemos nosotros comenzar a entender eso?

Es posible ver los sacramentos de nuestra igle-sia como expresiones visuales de la tolerancia. El

momento en nuestra adoración cuando ponemos nuestras ofrendas de dinero en un plato no es actu-almente uno de nuestros sacramentos. ¿Por qué es eso? Considere el sacramento de la Cena del señor. Un plato se presenta ante usted con expresiones visu-ales de la tolerancia-expresiones del cuerpo y de la sangre de Jesucristo. Hacia este plato usted extiende su mano; de este plato usted toma su parte. En el acto de alcanzar y de tomar, usted conforma, otra vez, al cuerpo de Cristo. La demanda se hace en usted, otra vez, con el amor de Dios.

Ahora imagínese que un plato de ofrecimiento le es presentado. Hacia este plato usted extiende su mano; en este plato usted pone su parte. Al mismo tiempo usted da su parte, usted toma su lugar en la comunidad de discípulos. Usted ha dicho un incondi-cional sí. Doy este dinero a la misión de la comuni-dad. No sé qué vendrá de este regalo-Yo solamente sé que como lo doy, el amor Dios fluye a través de mi a otros.

Actividad 4

1. ¿Qué usted piensa de la parábola de Mateo del patrón que dio la misma cantidad a cada tra-bajador sin importar lo mucho que él trabajó ese día? ¿Hace una diferencia para saber que la can-tidad dada era suficiente para alimentar a una familia por un día?

2. La Comunión se describe como expresión sacramental del amor de Dios a nosotros. ¿Usted ha pensado en su vida que es una expresión sac-ramental del amor de Dios a otros? ¿Puede usted pensar en una persona que usted sabe que ha sido una expresión sacramental de la tolerancia de Dios en usted? ¿Cómo puede nuestro dar ser una parte de una experiencia sacramental del amor de Dios en otros?

3. ¿Está en el propósito de la congregación ser un sacramento de Dios de la generosidad cari-ñosa a aquellos que los sirven en la vecindad, dónde los miembros trabajan y viven, etc.?

4. Chequee el amor tangible en www.Cof Christ.org/tlove y Fondo para el Hambre Mundial en www.CofChrist.org/hunger las páginas en el Web site de la iglesia y páginas web Outreach Internacional y Acuerdo Mundial para ver qué se está haciendo con las contribuciones de los miembros alrededor del mundo. Mire las páginas de la Respuesta Generosa del Discípulo en www .CofChrist.org/generosity para ver más sobre este aspecto del discipulado.

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Haití da al temploCuando un ofrecimiento se recoge en Haití,

es un sacrificio de mayores proporciones. Con la renta anual media de menos de $50 para los campesinos rurales y la esperanza de vida de 53 años, Haití es el país más pobre del hemisferio occidental. Larry Tyree, administrador anterior en Haití, escribe el siguiente:

“En una ocasión cuando llevábamos a cabo el fin de semana de la abertura del distrito del sur de Haití, más de 600 personas reunidas. En orden de acudir, la mayoría de la gente caminó sobre las montañas. Algunos vinieron en carros de descarga, otros en autobuses, pero vinieron en la forma que estaba disponible para ellos. En orden de llevar a cabo tal acontecimiento, la iglesia proporcionó los fondos para el recorrido, el alimento, y los colchones de paja. Llevamos a cabo cuatro ofrendas durante los servicios de adoración del fin de semana. La suma total de más de 600 personas que daban la noche del jueves, la noche del viernes, la noche del sábado, y la mañana de domingo era el equivalente de $6.27. Fue dado desde una pobreza calamitosa. Estaban felices y orgullosos en dar.

A menudo nuestros miembros haitianos dan abundantemente para responder a las necesi-dades de la congregación. Venden sus posesio-nes, sus animales, su cosecha, para contribuir a poner encima de su edificio simple madera y techo de hojalata para su adoración. Otros han dado su tierra a la iglesia para poder construir un lugar de adoración para el señor.

Cuando la iglesia planeaba la construcción del edificio del templo en los años 80, la igle-sia haitiana deseaba contribuir. La mayoría de la gente dio buenas mercancías-cabras, pollos, mijo, azúcar cruda, arroz, y muebles-y eso fue se convirtió en efectivo. Las contribuciones vini-eron de todas partes de la isla. La iglesia en Haití era hace veinte años mucho más pequeña que lo que es hoy-quizás una tercera parte tan grande como ahora. Sobre el curso de este espe-cial ofrecimiento, los haitianos envi-aron casi $400 para construir el templo”.

Testimonio del Centro de misión de América Central

Por Carlos Enrique Mejía, Coordinador Misionero

Todos los miembros de la Comunidad de Cristo han oído el llamado que Dios nos ha hecho y que se ha nombrado la “Respuesta Gen-erosa del Discípulo”.

Sabemos que es la voz de Dios que nos llama para responder en todas las áreas de nuestra vida y administración, especialmente en el aspecto financiero, que sabemos es imprescindible para continuar proclamando a Jesucristo alrededor del mundo.

Cuando como líderes de la iglesia en el centro de misión de América Central transmitimos ese mensaje a nuestros pastores, ministros, y miem-bros de la iglesia, todos de cierta manera fueron tocados por el espíritu y varios han respondido a ese llamado.

Recordamos que un par de hermanos, incluso sin nosotros ya tenían presente la Respuesta Generosa del Discípulo, nos llamaron para dar una ofrenda de sus ganancias obtenidas durante los meses recientes. Nos dijeron que habían sen-tido un fuerte llamado para hacerlo y que esta-ban respondiendo a el.

En una de nuestras reuniones ministeriales al principio de este año [2006] hicimos énfasis en este tema, y cuando la reunión terminó una hermana vino a nosotros a dar un ofrecimiento especial y dijo, “deseo ser alguien que responde con generosidad”.

Tenemos testimonios que algunos de nuestros miembros también han aumentado sus ofrendas a la iglesia del mundo en uno por ciento, y otros que ahora no ofrendaban han respondido y están haciéndolo.

Recordamos a un hermano que en nombre de su familia nos dio un ofrecimiento muy sig-nificativo, basado en el per capita de la renta en nuestro país, que era casi cinco y medio del sala-rio mínimo por mes de un trabajador aquí. Esto que ofrecía era destinado para ir a la Conferencia Mundial pasada.

No hay duda que hemos visto en cada una de las congregaciones y en los miembros en general que la Respuesta Generosa del Discípulo ha sido positiva.

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Notas

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Por Jim Slauter

Capítulo 5

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Comience en la adoraciónCanten juntos “paz de Jesús” por Danny Belrose,

página 7Oración de apertura—organizar con anterioridadLean Juntos—Verso 4

La “paz de Jesús aventura audazmente, sin miedo a la cara de los conflictos

Entre en la arena de la vida en donde ocurre el trabajo de la paz.

Podría la formación de nuestros espíritus profundizar significados de la tolerancia de Dios

Visto en la demostración viva del apego por completo del evangelio”.

¿Cantamos las palabras, pero qué significan? ¿Real-mente deseamos entrar ¿en las arenas de la vida en donde toma lugar el trabajo de la paz? ¿Cómo nos preparamos para ser la paz de Jesús y profundizar nuestro entendimiento de los significados de la gracia de Dios de modo que podamos aventurar audazmente juntos como comunidad de discípulos? ¿Donde están los lugares en donde necesitamos convertirnos plena-mente en las demostraciones vivas del evangelio repleto de paz? ¿A cuáles conflictos debemos hacer frente para ir allí y ser la paz de Jesucristo?

Éstas son algunas de las preguntas difíciles que llevan el pedir respuestas si en serio estamos siendo la paz de Jesús en nuestro mundo. Quizás deben desafiarnos a continuar buscando respuestas, no siendo sorprendido hacia donde conducen y lo que nos llaman a ser y hacer. Sin importar nuestro acer-camiento, no debemos…nosotros no podemos… negar el llamado que viene a todos los discípulos de Jesús a ser pacificadores y compartir juntos en la causa del reino apacible.

Un testimonio personal: las arenas de la vida en donde ocurre el trabajo de paz

Los vuelos internacionales largos proveen a menudo horas para las conversaciones ocasionales entre completos extraños que a menudo se tornan en oportunidades significativas de un íntimo com-partir y abiertamente sobre nuestras historias de la vida. Recientemente conocí al Dr. Percy N. Karanjia, neurólogo de Marshfield, Wisconsin, en los E.E.U.U., durante un vuelo trasatlántico de Ámsterdam a Detroit. Nos ocupamos en un típico, no amenazante, diálogo entablando una relación: “¿Cómo es usted? ¿Dónde usted ha estado? ¿Cuánto tiempo estuvo? ¿Usted va a casa? ¿Cuál es su trabajo?” Pero algo

era diferente sobre nuestro encuentro. Esta serie de preguntas y de respuestas pronto condujo a una con-versación intensa sobre las preocupaciones mutuas por nuestro mundo y nuestra fe compartida como discípulos de Jesucristo. Hablamos acerca de las oportunidades que el Dr. Karanjia ha tenido para compartir en los ministerios de sanidad, no sólo con mediosmédicos/quirúrgicos,sinotambiénsiendouna presencia pastoral en las vidas de sus pacientes. Fue en este contexto que él compartió alrededor de una serie de visitas diarias al cuarto de hospital de una hermana católica que no podía comer por sí misma. Las lágrimas vinieron a sus ojos mientras que él le planteó sentarse en su cabecera y de alimentarla. Con una tranquila, voz llena del espíritu él compartió estas palabras: “¡Nunca he sentido tal alegría!”

Cuando escuché el testimonio del Dr. Karanjia, las palabras, “sea la paz de Jesús”, se han mantenido haciendo eco en mi corazón y mente. Esto es lo que significa, compartiendo actos del ministerio com-pasivo y experimentando la alegría del discipulado. Es tan profundamente simple, pero interconectado tan profundamente a la presencia alegre, misteriosa, y milagrosa de la tolerancia y de la paz de Dios en nuestras vidas.

Actividad 1

Dé vuelta a la persona al lado de usted y comparta una época en que usted experimentó alegría “siendo” la paz de Jesús o teniendo la paz de Jesús compartida con usted.

La misión de paz/Shalom de la Comunidad de Cristo

A través de este texto hemos estado hablando sobre la paz de Dios (shalom) y nuestra compren-

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sión de sus variadas aplicaciones en las escrituras y en la tradición de fe del movimiento cristiano. Esta conversación no es nueva para la comunidad cristiana o para nuestro movimiento de fe. Resuena claramente con nuestra comprensión básica del men-saje del evangelio, la causa de Sión. Sin embargo, el énfasis que ahora es colocado en “compartir la paz de Jesucristo” en la comunidad de Cristo nos desafía a cavar más profundo en nuestra comprensión de la paz de Dios y nuestro llamado a ser testigos de Él en nuestras vidas y en nuestro mundo.

Darrell L. Guder, profesor de evangelismo y del crecimiento de la iglesia en el seminario teológico de Columbia, nos recuerda que la vocación de la iglesia de la “misión de encarnación” es el “ser, haciendo, y diciendo” del mensaje del evangelio de Jesucristo”.1 Él define esta “misión de encarnación” como la “formación y envío de la Comunidad de Cristo en la misión de Dios, como testimonio de Cristo y tes-tigos, para ser la demostración de, la invitación a, y la iniciación en el reino de Dios”.2 Guder explica que aceptando el desafío “sea la paz de Jesucristo” requiere nuestra respuesta activa a la gracia de Dios en nuestras vidas individuales y en la vida de nuestra congregación. Debemos “demostrar, invitar, e ini-ciar” en nuestro testimonio evangelístico los ministe-rios del reino apacible de Dios.

Nuestra rica herencia de fe en la Comunidad de Cristo incluye historias, revelaciones, y referencias a nuestro entendimiento del evangelio de paz y a construir el reino apacible de Sión. Nuestro logo de la iglesia es un símbolo maravilloso de la paz y se ha convertido para muchos alrededor del mundo en un “identificador” para quiénes somos y sobre qué somos. Sin embargo, seríamos negligentes al decir que nos hemos comprometido completamente a entender lo que significa ser una iglesia de paz en el mundo de hoy. Mark Scherer, historiador de la igle-sia, compartió estos pensamientos concernientes al tema de la paz en nuestro viaje histórico:

Aunque los líderes de la iglesia han lanzado recientemente varios programas significativos para demostrar la paz como prioridad de la iglesia, no tenemos la sabiduría de la perspectiva histórica de poder decir que la Iglesia Reorganizada ha establecido una tradición duradera de la paz. Es posible decir, sin embargo, que estamos en el camino. Solamente las generaciones futuras podrán determinar la eficacia de nuestros esfuerzos de comenzar una tradición duradera del devenir en una iglesia de paz.3

Nuestro presidente y profeta de la iglesia, Stephen M. Veazey, recientemente nos recordó la importancia

de “estar en el camino” en convertirse en una iglesia que encuentra su identidad, mensaje, y misión cen-tradas claramente en “compartir la paz de Jesucristo”. Estas palabras del Presidente Veazey en el sermón de la Conferencia Mundial nos recordó en junio de 2005 otra vez la importancia de la paz de Dios que es encarnada en Jesucristo y atestiguado en su misión de la paz:

Comparte…Comparte la paz…¡Comparte la paz de Jesucristo! ¡Eso es! Ningún nuevo programa, ningunas nuevas metas, ningunos nuevos temas, ningunas nuevas insignias…solamente siendo fieles. Siendo fieles a Dios, siendo fieles al evangelio de Jesucristo, y siendo fieles a la misión central de la restauración…. La frase “la paz de Jesucristo” contiene todas las promesas, esperanzas, y bendiciones del evangelio según lo revelado por Cristo y según lo afirmado por el Espíritu Santo, su presencia prometida con nosotros. ¡En todos los lugares en nuestras vidas donde estemos asustados, ansiosos, desalentados, cargados de culpa, o aislados, Jesucristo dice “paz” y abre el camino a la paz, no apenas para los individuos, sino para el conjunto de la creación… Jesucristo es nuestra paz!4

Si estamos para “ser paz de Dios” compartir la paz de Jesucristo en lo personal y las vidas colectivas del discipulado, debemos entender más completamente el mensaje bíblico básico del shalom. Walter Brug-gemann, erudito del viejo testamento, describe el shalom de esta manera:

La visión central de la historia del mundo en la Biblia…que toda la creación es una, cada criatura en comunidad con cada otra, viviendo en armonía y seguridad hacia la alegría y el bienestar de cada otra criatura…lleva la enorme carga, la carga de un sueño de Dios que se opone a todas nuestras tendencias a la división, a la hostilidad, al miedo, al desmanejo, y a la miseria.5

Bruggemann nos recuerda otra vez que el signifi-cado básico del shalom de Dios es integridad. Está sobre vivir en relaciones correctas con Dios, unos con otros, y toda la creación que brinde alegría, bien-estar, y armonía.

James E. Metzler, defensor cristiano de la paz y escritor, describe la causa teológica del shalom de Dios en esta manera:

Shalom representa la relación que Dios establece y piensa para la humanidad consigo mismo, otros seres humanos, y la naturaleza. Se relaciona con la comunión y el cumplimiento, donde las demandas y las necesidades de cada uno individualmente en comunidad están satisfechas. Es claramente un

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regalo de Dios y se relaciona directamente con su regla y energía”.6

Shalom-paz con justicia-es nuestra misión porque representa para nosotros lo completo de la gracia de Dios compartida en el contexto de relaciones direc-tas. Es un regalo libre de Dios que cuando es acep-tado forma parte del viaje fiel de la vida del discípulo y del testimonio. Jesús, para los discípulos cristianos, es la última expresión del shalom de Dios.

Actividad 2

en las diferencias más que en el hecho de que somos todos los hijos del mismo Dios que nos creó, que, a pesar de nuestra rebelión y poca visión, nos ha hecho de un hogar en Cristo Jesús?7

La misión de paz de Jesús derrumbó los muros de la hostilidad y la división que separó y dividió la familia humana enarbolando el mensaje del evange-lio de que toda la gente es amada, valorada, y sagrada ante los ojos de Dios. Esta es la misma esencia del mensaje del evangelio de la paz y del mensaje que debe ser repetido en nuestra misión de ser y de com-partir la paz de Jesucristo. Jesús modeló y nos enseñó como construir, restaurar, y valorar las relaciones directas proporcionando un contexto que da testi-monio de la paz de Dios. Esto es evidenciado en una variedad de lugares en el ministerio de Cristo, pero quizás nada tan clarificante y más fácil de entender que en el envío de los setenta por Jesús:

Después de estas cosas, designó el señor también a otros setenta, y los envió en pareja delante de él a toda ciudad y lugar donde él había de ir….Vayan, yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saluden por el camino. En cualquier casa donde entren, primeramente digan: Paz sea a esta casa. Y si hubiese allí algún hijo de paz, su paz reposará sobre él; y si no, se volverá a ustedes. Y posen en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que les den; porque el obrero es digno de su salario. No se paseen de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren, y los reciban, coman lo que les pongan delante; y sanen a los enfermos que en ella se hallen, y díganles: se ha acercado a ustedes el reino de Dios”. —Lucas 10:1–9

1. ¿Cómo la palabra hebrea shalom (paz con la justicia) transmite un significado más profundo que la palabra paz en su lengua?

2. ¿Cómo se relacionan Sión y shalom?3.¿CómoJesúsdefineelshalom/lapazpara

nosotros?

Misión de derribar los muros de la hostilidad y de la división

Las escrituras están llenas de los recordatorios de la teología de las “relaciones directas” que están pre-sentes en el mensaje del evangelio del shalom y son esenciales para cualquier comprensión de la comuni-dad cristiana. El discipulado cristiano significa estar vivo en la relación con otros en la comunidad. La comunidad cristiana proporciona un contexto impor-tante para reconocer el valor de todas las personas, celebrar la rica diversidad de la familia humana, y compartir los dones que cada uno trae. El hermano Veazey, en su sermón en la conferencia mundial, habló claramente sobre la importancia de “relaciones directas” en compartir la paz de Jesucristo:

Para ser la comunidad profética de paz, reconcil-iación, y de sanidad del espíritu, debemos primero examinar nuestras actitudes y comportamientos. Uno de los desafíos más grandes que hacen frente a la iglesia es que hoy estamos permitiendo que la misma polarización tan común en muchas socie-dades prevalezca en nuestras propias relaciones de la iglesia. Ponemos un premio más alto en tener “razón” que en estar “en la relación directa”, rec-onciliado verdaderamente en Cristo.

Los muros de la hostilidad y de la división que Cristo ha derrumbado están siendo reconstrui-dos por nosotros debido a nuestra sospecha de que los demás son diferentes a nosotros. He aquí la verdad: Somos mucho más semejantes que lo que somos diferentes; nuestros destinos están entrelazados. ¿Por qué, entonces, nos centramos

James E. Metzler, teólogo cristiano de la fe Meno-nita, nos recuerda eso en estos pocos versos de las escrituras donde encontramos un modelo simple que

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nos ayuda a entender mejor cómo “sea paz” compar-tiendo la paz de Jesucristo:

La visión de Cristo del evangelismo es una cuestión de conocer gente donde estén y se ofrezca el shalom, ampliando el reino de Dios invitando a otros que nos entrelacen en vivir según la paz de Dios…. Jesús primero puntualizó algunos detalles para fijar la etapa, el espíritu, y la propia imagen correcta. Él precisó que había porciones de trabajo, solamente pocos trabajadores, que la misión se origina con el Señor, y que los trabajadores salen como corderos entre lobos. Diciéndoles no tomar los materiales adicionales, él creó un sentido de la dependencia y de la vulnerabilidad. Su mensaje fue incorporado a una palabra—Shalom. Él resumió un programa de tres pasos dondequiera que fuese su shalom aceptado—coma, sane, hable”.8

El primer paso…“come”Metzler nos recuerda que el primer paso, “coma”

se refiere a la manera de identificarse con las perso-

nas que ellos estaban buscando para una relación. Permite un contexto para fomentar una relación de confianza y de mutualidad, creando una atmósfera de franqueza que permite compartir más íntimamente, escuchando sus historias, y compartiendo el testimo-nio de la paz de Cristo con ellas. Déjeme compartir un testimonio personal de lo que significa “identifi-car” y de “buscar una relación”:

Viajaba en el Congo con el Apóstol Bunda Chibwe y experimentaba la diversidad cultural maravillosa que existe en esta parte del mundo. La paz de Jesús llega a ser a menudo verdadera cuando me encontré a mí mismo en el contexto de la experiencia de la vida diaria en una cultura muy diferente a la mía. Esto lo confirmé mientras caminaba a lo largo de un trayecto cerca de un hogar rural en una aldea pequeña cerca de Lubambashi. Una joven niña que jugaba con sus hermanos se puso histérica cuando ella vio que me acercaba con algunos de nuestros líderes locales de la iglesia. ¿Quién era el hombre blanco alto que cam-inaba hacia su hogar? Su madre intentó calmarle los miedos trayéndola cerca de nosotros, pero ella incluso se asustó y gritó en alta voz dejándonos saber que este “fantasma” no era agradable a su presencia. Estaba parado y esperé hasta que ella se retiró a una distancia de seguridad y parara de gritar. Una vez más su madre intentaba confortarla y para asegurar que no la dañaría.

Después de varios minutos saqué mi cámara fotográfica digital y le pregunté si podría tomar una fotografía de su familia. Estaban absolutamente contentos y después de tomar la foto caminé lenta-mente adelante para mostrarles la foto que acababa de tomar. En este intercambio noté la joven niña mas relajada. Me arrodillé en frente de la niña mien-tras ella sostenía la mano de su madre y le enseñe la foto. Una sonrisa vino a su cara, y extendí mi mano. Ella tomó mi mano y vino más cerca de mí. El mila-gro de la transformación otra vez se hizo verdadero así como las barreras que nos separaban y dividían fueron derribadas compartiendo la paz de Jesucristo.

El segundo paso…“sana”Metzler puntualiza que el segundo paso, la refer-

encia a curar al enfermo, era un recordatorio que podría emplearse en ministerios de servicio como ellos lo vean necesario. Sus testimonios de la paz de Cristo debían ser demostrados en expresiones tan-gibles sobre compartir el amor inclusivo de Dios. Sus testimonios eran una continuación de los actos del ministerio compasivo que Jesús modeló. Los ministe-rios de la compasión se asocian comúnmente a Jesús

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de que manera observó y respondió las necesidades físicas y espirituales de ellos alrededor de Él. Sin embargo, su compasión no se debe ver como sola-mente una respuesta a las necesidades inmediatas de la humanidad. Deben también ser entendidas como una confrontación directa a la injusticia de poderes dominantes y de los sistemas desequilibrados de la sociedad que crearon muchas de esas necesidades. El encuentro familiar de Jesús con el leproso según lo registrado en Marcos 1:40–44 demuestra esta visión más comprensiva de los “ministerios de sanidad”:

Vino a él un leproso, rogándole; e hincado de rodilla, le dijo: si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Seas limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y quedó limpio. Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, y le dijo: mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.

Esta historia de sanidad, como otros en los evan-gelios, ha recibido la atención de los eruditos y los teólogos bíblicos. Hay puntos de vista divergentes dependiendo de cómo se traducen las palabras y se entienden sus significados en el contexto. Con con-sistencia, el tema de la compasión se presenta en la relación a este texto. Sin embargo, muchos son rápi-dos en precisar la importancia de ir más profundos en nuestra comprensión energía “emocional” en esta historia, la palabra “piedad” que se traduce a veces como “enfado”, y el contexto más amplio de aspectos culturales y religiosos detrás de este encuentro. Entre las varias explicaciones para la reacción emocional-mente de Jesús es su cólera hacia las injusticias crea-das por las respuestas sociales, culturales, y religiosas a las personas infligidas con enfermedades tales como ésta.9 Nos recuerdan otra vez en esta historia no sólo de nuestra necesidad de ser la paz de Jesucristo en la dirección de las necesidades de la gente, sino también en el enfrentamiento de las injusticias que han creado muchos de ellos. El testimonio siguiente es un ejemplo maravilloso de los ministerios compa-sivos de sanidad y la reconciliación para resolver las necesidades de la vida real y la ayuda para tratar las injusticias que las crearon. Es un testimonio sobre un conflicto importante en un país en vías de desarrollo donde estaba implicada la iglesia:

El conflicto era complejo. Implicó a granjeros ocupando tierra que demandaban un derecho a la ley de la Reforma Agraria. Al mismo tiempo, la iglesia estaba en un contrato para comprar la

tierra. Los que eran administradores de la tierra y que arreglaban la venta para la iglesia decidi-eron desahuciar a los granjeros usando las cortes y al ejército para dar a la iglesia un título claro. Cuando esto fue hecho, los medios de comuni-cación estaban allí en vigor, y fue un escándalo nacional así como una vergüenza para la iglesia con su misión de paz y de justicia. Por casi tres años, la iglesia trabajó en el problema con las dife-rentes partes implicadas, intentando traer una resolución pacífica y justa. Era difícil y el progreso era lento.

Al principio de 2006, los líderes de la iglesia decidieron que la manera de seguir adelante era celebrar una mediación de toda una semana con los accionarios implicados. Necesitábamos comer juntos y estar juntos suficiente tiempo para comenzar a resolver el conflicto. Fue conducido por un mediador entrenado, que habló fluidamente la lengua local. El mediador era también un miem-bro activo de la iglesia, que destinó una semana de sus vacaciones al favorable bono de trabajo en este caso fuera de su sentido de llamado y del ministe-rio.

Conducido hábilmente por el mediador, el cír-culo de participantes trabajó a través de los aspec-tos. La primera, mayor comprensión, y entonces el perdón sucedieron en términos de conflictos entre algunos individuos claves. Entonces vinieron los aspectos sobre la tierra. En el cuarto día, ideas significativas fueron aportadas de cómo las nece-sidades de todas las partes podrían ser tratadas. Pero al final del día, un acuerdo factible todavía parecía un asunto sin salida. Algunos estaban pesimistas y desalentados. Pero todos acordamos volver el día siguiente, el último día.

En la mañana final, el mediador comenzó pre-guntando donde estaba cada uno. Fue un momento donde cada uno habló desde lo más profundo del corazón. Uno de los líderes de los granjeros confesó su dureza de corazón a uno de los pro-tagonistas que el día anterior había ofrecido la posibilidad de una nueva salida. La sinceridad de la oferta no fue reconocida en ese entonces. Sin embargo, ahora el grupo de líder reconoció que el otro lado tenía una verdadera preocupación por la continuidad de su supervivencia. Además, la oferta fue hecha en el contexto de una negociación en donde cada uno tenía la misma voz y donde eran capaces todos de sentirse co-creadores de un nuevo futuro. En este punto, no había un ojo seco en el cuarto. El espíritu de Jesús, el Reconciliador, era tan evidente en nuestro medio. Después de un descanso, las negociaciones comenzaron con confi-anza, flexibilidad, y mayores energías. A las 3:30 P.M. el acuerdo estaba por escrito y fue firmado por todos los presentes. Todos eran ganadores,

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todos fueron restaurados a una nueva clase de rel-ación.

Fue una de las semanas más asombrosas de mi vida. Nunca he visto a Jesús tan maravillosa-mente triunfante. Nunca he visto la “búsqueda de la paz, de la reconciliación, y de sanidad del espíritu” así realizada o de Sión tan verdadero. El espíritu de Jesús y de la mediación experta, con los hombres y las mujeres queriendo dar paz a una ocasión, había hecho un milagro. Más trabajo todavía se está haciendo para guardar el acuerdo en el trato y para guardar el edificio con confianza. Sin embargo, esa semana sigue siendo una semana asombrosa.

El tercer paso… “habla”: Predicando y enseñando sobre el reino apacible de Dios

Metzler advertiría que solamente después de los pasos uno y dos (relaciones de construcción, nece-sidades de reunión) han estado en los discípulos el preocuparse del tercer paso—habla—explicando a sus huéspedes la paz y el reino apacible que Jesús está anunciando está en Dios. ¡Relaciones construc-tivas, compartiendo actos del ministerio compasivo, y después finalmente la proclamación y la invitación! ¿Cuántas veces damos vuelta al revés a este modelo o saltamos uno de los pasos? La proclamación del men-saje del evangelio de paz enraizado en las escrituras, suena a comprensión teológica, y el encuentro per-sonal con el Espíritu Santo son esenciales para nues-tra misión evangelística. “Siendo, haciendo, y dici-endo nuestro testimonio”10—todos son importantes cuando tomamos seriamente el llamado para ser la paz de Jesucristo, nos implicamos más en los minis-terios del reino apacible, e invitamos a otros a que se adhieran con nosotros en nuestra misión.

Este modelo básico para compartir la paz de Jesu-cristo es profundamente simple más aún completo cuando lo comprendemos dentro del contexto de comunidad. Los discípulos y las congregaciones son las unidades básicas para satisfacer la misión de la iglesia de compartir la paz de Jesucristo en las cul-turas y los diversos contextos en donde ellos existen alrededor del mundo. La diversidad Congregacional y las oportunidades únicas de la misión presentes en varios lugares proporcionan el contexto para ser la paz de Jesucristo. Las congregaciones son en un buen sentido administradores de invitación, reunión y conformadores de ministerios de discípulos y amigos en respuesta al llamado de Dios a la misión evan-gelística.

Actividad 3

Coma, sane, y hable El modelo dado al enviar a los setenta en

Lucas 10:1–9 no es justamente un modelo para la misión de lo que hace un setenta sino para todos nosotros en nuestra misión congregacio-nal. James Metzler sugiere que fuera de este paso hayan tres pasos en la misión: (1) “coma”—rela-ciones de construcción; (2) “sane”—responder a las necesidades; y (3) “hable”—proclamando y enseñando el reino apacible. En la tabla de abajo, sugiera cómo usted puede llevar estos tres pasos a cabo con alguien que usted conoce y con quién usted se siente llamado a compartir la paz de Cristo.

Invitación a participar en una congregación

Su testimonio y ministerio en la actividad anterior, “coman, sanen, y hablen”, ahora le permite invitar a la persona que participe en una vida congregacional. Y entonces cuando usted discierna el tiempo correcto usted le pueda preguntar suavemente acerca del bau-tismo y explicar la promesa de la paz personal que ofrece.

“Coma” (relaciones de construcción)

_________________________________________

_________________________________________

“Sane” (responder a las necesidades)

_________________________________________

_________________________________________

“Hable”(explicando, proclamando y enseñando el reino apacible)

_________________________________________

_________________________________________

Comparta sus pensamientos con un vecino y después siga con una discusión general.

Tres pasos en Lucas 10.

¿Qué representan estos tres pasos si usted quiere compartir la paz de Cristo con un amigo?

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La vida Congregacional se vive lo mejor posible en el contexto de la buena salud. Como la gente, las congregaciones también varían extensamente en su estado de la salud.

Una congregación sana puede ser ilustrada como sigue:

para la adoración, la nutrición y el cuidado del uno al otro, y la formación del discipulado. Es aquí que los muros que separan y dividen son derribados en una congregación sana, y fiel. El sacramento central es la Comunión. Es aquí en la congregación en que la gente que van por primera vez sean sorprendidos por el amor, la aceptación, y la energía de cambiar. Es desde aquí que somos enviados a construir la comunidad auténtica en nuestras vecindades, lugares de trabajo, y de naciones tan bien como compartir nuestro testimonio e invitación usando el proceso de tres pasos de “coma, sane, y hable”.

La congregación sana holísticamente integra a “los ministerios de invitación y de testificación”, los “ministerios de reunión”, y “de los ministe-rios de envío y de servicio”. Los “ministerios de reunión” ocurren cuando la iglesia se reúne junta

Invitar y atestiguar: La paz de Cristo

se extiende por la invitación a la comunidad.

Ministerios de asamblea:

La paz de Cristo Juntos

en la comunidad.

Enviar y servir:

La paz de Cristo está compartida en la comunidad local o mundial.

•Testimonio •Adoración •Ministerios personal de justicia •Invitación •Educación •Ministerios personal personales •Integridad •Formación •Servicioala diaria comunidad •Hospitalidad •Cuidado pastoril y mejoramiento •Ministerios •Fraternidad •Ecuménico de la con- gregación de testigo y invitación

Actividad 41. (a) ¿Qué ministerios en el modelo de la

congregación saludable están presentes en su congregación? (b) ¿Qué ministerios en el modelo de la congregación saludable faltan en su con-gregación?

2. ¿Qué tan balanceada es su congregación en hacer las tres áreas del ministerio (de invitación y de testificación, reunión, envío y servicio)?

3. ¿Qué ministerios del modelo de la con-gregación saludable serían importantes y oportu-nos agregar a su congregación?

4. ¿Qué necesitaría cambiar para que su con-gregación sea una congregación mas saludable?

“Vaya y sea”: La paz de JesucristoDurante el verano de 1988, sostenía mi primera

reunión como ministro a tiempo completo de la igle-sia. Las reuniones de verano son todas diferentes, mas aún algunas son elementos tradicionales que significan procurar el camino en cada experiencia de reunión. Uno de los elementos es el servicio de clausura, donde los participantes de la reunión se les asignan una oportunidad, en varios formatos, para expresar su compromiso personal con Cristo y com-partir sus deseos de ir y compartir sus testimonios con los demás. Esta vez el desayuno había terminado; las tiendas se habían destendido, las cabinas y las habitaciones se habían limpiado, los coches carga-dos, y todo lo que fue dejado fue el servicio de cierre. Reunidos tranquilamente y expectantes en el sitio de la fogata del campamento para el servicio de cierre y fuimos bendecidos por una comprensión tanto de la presencia de Dios como por compartir sus testimo-nios y declaraciones personales de compromiso.

El Apóstol Alex Kahtava era parte del equipo del ministerio de huéspedes y se le había dado la respon-

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sabilidad de motivarnos y de emprender a partir de esta semana maravillosa la construcción de la comu-nidad. Alex comenzó recordándonos todas las mane-ras en que habíamos experimentado la presencia de Dios durante los partidos de volleyball de la semana-, actividades de comunidad, fogatas, clases, adoración, visitas informales, etc. Recuerdo cómo las imágenes reconstruidas de esta semana de nuestras vidas comenzaron a adquirir un nuevo significado mien-tras escuché y los reflejé en mi experiencia como nueva persona asignada con una totalmente nueva comunidad de hermanas y de hermanos en Cristo. Pero no fui preparado completamente para el desafío final de Alex: “Vayan y no digan a nadie lo que usted ha experimentado aquí. Sí, usted me oyó correcta-mente; no vayan a casa y no le digan a sus hermanas y hermanos, sus padres o madres, sus abuelos, sus amigos, o sus congregaciones cualquier cosa que haya sucedido aquí esta semana”. ¡No podría creer lo que oía! ¿Podría él realmente estar hablando en serio? ¿No era el papel primario del apóstol motivar-nos a compartir nuestro testimonio, llevar nuestros testimonios, y proclamar las buenas nuevas? Quizás acababa de entender mal o faltaba una parte de lo que él decía, pero entonces él lo repitió una vez más: “Vayan y no digan a nadie lo que usted ha experimentado aquí”. Esta vez él no se paró allí. Él se estimuló a decir, “vaya, sea y haga lo que usted ha experimentado aquí. Vaya y sea el evangelio de Jesu-cristo, vaya y sea la comunidad de los discípulos que usted ha experimentado aquí, vaya y sea la paz que usted ha experimentado… y en ser esta experiencia en usted se convertirán las cosas en que usted acaba de confiar sus vidas… y en hacer estas cosas usted compartirá su testimonio del Cristo vivo”.

¡Vaya-que desafío tan maravilloso! ¿Podría real-mente hacer eso? ¿Alex realmente pensó que podría oponerse a la tentación de decir a alguien sobre los nuevos amigos que habíamos conseguido, la diver-sión que habíamos tenido, la adoración llena del espíritu que experimentamos, y las sensaciones de la verdadera comunidad construidas en el tiempo de una semana con este grupo de gente? ¿Era posi-

ble que no le diga a mi familia sobre esta primera reunión como ministro de tiempo completo y toda la gente maravillosa que conocí? No, no podría, sino que recuerdo cómo me recordaron repetidamente una y otra vez mientras compartía mi experiencia con otros que debo también “ser” la experiencia y per-mitir que la experiencia forme y moldee mi vida de convertirme en un mejor discípulo de Jesucristo.

Jesús desafió a sus discípulos a ser los ministros de servicio compasivos que compartan activamente en los ministerios de paz, de reconciliación, y de sani-dad del espíritu. La iglesia, el cuerpo comprometido de creyentes, fue comisionada a “ser la paz de Jesu-cristo” compartiendo las “buenas nuevas del evan-gelio” que proclame, conceda, y propaguen la paz de Dios a través del mundo.

Como discípulos de Jesús y miembros del cuerpo de Cristo, somos herederos de ese mismo desafío. Es nuestro llamado y misión propagar la luz de la paz de Cristo en las esquinas más oscuras de nuestras vidas y de nuestro mundo. ¡La paz de Jesucristo define quiénes somos y qué somos! Recordamos como la paz de Dios nos ha transformado. La usamos en las rela-ciones correctas de nuestras vidas, y ampliamos su esperanza mientras compartimos en los ministerios de paz y de justicia en nuestro mundo. Nos recuer-dan repetidas veces el misterio de la tolerancia de Dios que trae alegría abundante en el medio de todas las experiencias de la vida cuando la paz de Jesucristo se comparte con otros.

Actividad 5

1. ¿Qué significó lo que dijo Alex Kahtava? ¿Él está pidiendo que profundizáramos en nuestro discipulado siendo paz, no hablando de esta sola-mente? ¿Cuál es su reacción a lo que él es está diciendo?

2. ¿Mientras usted llega al término de esta clase, cómo puede usted actuar con el consejo de Alex?

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Notas 1. Darrell L. Guder, The Continuing Conversion of the Church (Grand

Rapids, Michigan: Wm. B. Erdmans Publishing, 2000), vii. 2. Ibid., 191. 3. Mark Scherer, “The Theme of Peace in Church History,” Saints

Herald 145, no. 5 (Mayo 1998): 20. 4. Stephen M. Veazey, “Sermón de la Conferencia Mundial,” Herald

152, no. 7 (Julio 2005): 11. 5. Walter Brueggeman, citado por James E. Metzler, “Shalom Is the

Mission of Peace,” in Mission and the Peace Witness: The Gospel and Christian Discipleship, ed. Robert L. Ramseyer (Scottdale, Pennsylvania: Herald Press, 1979), 37.

6. Ibid., 37. 7. Veazey, 18. 8. Metzler, 36. 9. The New Interpreter’s Bible, Volume VIII, es representativo de estas

visiones divergentes y de las diversas implicaciones que pueden ser plasmadas para nuestra comprensión de este texto.

10. Mire las referencias previas de Guder de los elementos básicos de la misión.

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Notas

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Notas

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Conozca a los autoresPaul Davis fue ordenado miembro del Obispado Presi-dente en junio de 2005. Sus asignaciones anteriores incluy-eron presidente y oficial finan-ciero de las jurisdicciones de la iglesia en Los Ángeles y Seattle. Antes de aceptar su nombramiento en la iglesia en agosto de 1995, él trabajó como Ingeniero de Software para

Hewlett-Packard. Se casó con Jeanne Marie (Sundell) Davis. Tienen tres niños: Michael, Jacob, y Julia.

Kenneth Robinson fue orde-nado miembro de la Primera Presidencia en abril de 1996. Llamado y puesto aparte para continuar en este papel en junio de 2005. Ministro a tiempo completo desde enero de 1977, él sirvió como apóstol a partir del año 1980 a 1996, proporcionando la dirección en el área del Pacífico Sur y

de los Grandes Lagos de los E.E.U.U. y de Canadá. Un australiano, Ken se entrenó y practicó como psicólogo clínico en Australia occidental. Él trabajó más adelante como director de Consejería estudian-til en la Universidad de Camberra, y entonces en la Universidad Nacional Australiana. Ken y su esposa, Palm Moxham Robinson, tienen tres niños: Jennifer, Gail, y Anthony.

David Schaal fue ordenado miembro de la Primera Presi-dencia en junio de 2005. Él sirvió como miembro del Con-sejo de los Doce Apóstoles desde 2002 a 2005, asignado al campodemisióndelCentro/y Sudoeste de los E.E.U.U. Él también tuvo responsabilidades en los ministerios de Espectac-

ular y del Foro Internacional de la Juventud. David ha servido a la iglesia en una variedad de roles de liderazgo desde ministro a tiempo completo en 1984. Dave y su esposa, Michelle, son los padres de tres hijos: Jessica, Andrew, y Carlie.

James Slauter fue puesto aparte en junio de 2005 como Presidente del Consejo de los Doce Apóstoles, el quórum principal de misioneros de la Comunidad de Cristo. Él es también responsable de los Ministerios de Jóvenes Adultos y de los Ministerios de Campo. Ordenado apóstol en 1996, él ha tenido asignaciones en

los Grandes Lagos, América latina, y los campos de misión del Caribe. Antes de ser asignado en 1987, Jim practicó la veterinaria en Lamoni, Iowa. Jim y su esposa, Janet Faye Pearson Slauter, tienen una hija casada, Shari, y un hijo casado, Brandon, y cuatro nietos.

Stephen Veazey ordenado en junio de 2005 como Presidente de la Comunidad de Cristo. Antes sirvió como miembro del Consejo de los Doce Após-toles con la responsabilidad de campos en los E.E.U.U. y África. Él ha sido ministro a tiempo completo la mayor parte de su vida de adulto y ha desempeñado servicios en

una variedad de asignaciones en los E.E.U.U. Él es también pescador aficionado. Se Casó con Cathleen Henson Cackler Veazey. Tienen tres niños.

Reconocimientos también a Larry Tyree, de recur-sos internacionales, y a la iniciativa de Tom Mounte-nay, pastor Co-misionado, para su retroalimentación, sugerencias, y correción a través de la creación de este recurso.