Hermes 13

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ISSN 1989-7197 HERMES Revista del Mundo Clásico Número 13 Abril de 2013

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ISSN 1989-7197

HERMES Revista del Mundo Clásico

Número 13 Abril de 2013

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Editorial

Hermes 13 y nuestro primer suplemento

Presentamos el número 13 de Hermes. Revista del Mundo Clásico y lo hacemos con una novedad impor-tante: un suplemento dedicado al I Congreso Nacional Ganimedes, que se celebró los días 20, 21 y 22 de marzo en el Centro Cultural La Corrala perteneciente a la Universidad Autónoma de Madrid. Este Congreso reunió a investigadores noveles de Filología Clásica procedentes de casi todas las universi-dades españolas y en él se vivió un ambiente muy especial. Hasta ahora no habíamos hecho ningún suplemento pero esta vez, sin ninguna duda, la ocasión lo merecía.

Además, damos la bienvenida a Sandra Cruz y María Morán, que se incorporan al Consejo de Re-dacción de Hermes, además de a Sara Sánchez-Molina, que se unió a la revista en el número anterior. Cada vez sois más los que decidís a colaborar con nosotros y contribuís a que aquel pequeño proyecto que comenzó hace ya tres años y medio se haya convertido en una realidad muy consolidada y eso nos llena de satisfacción. A los demás, os seguimos animando a participar.

Directora

Raquel Fornieles

Comité Científico

Leticia Martín Fuertes, José Ramón Urízar

Diseño y Maquetación

Ester Belaire, Raquel Fornieles, Carlos Villanueva

Comité de edición

Eveling Garzón, Violeta Gomis, Jaime Gutiérrez, Alberto Pardal

Consejo de redacción

Claudia V. Alonso, Helena Alonso, Ester Belaire, Sonia Blanco, Elena Cardeña, Jordi Crespo, Sandra Cruz, Natalia Elvira, Sarit F. Otero,

Eveling Garzón, Nicolás Giménez, Violeta Gomis, Helena González, Jaime Gutiérrez, Leticia Martín-Fuertes, Antonio Moral, María

Morán, Alberto Pardal, Paloma Quicios, Rocío Rivas, Sara Sánchez-Molina, José Ramón Urízar, Carlos Villanueva

Página web y contacto

https://sites.google.com/site/hermesrevistadelmundoclasico/home ([email protected])

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ContenidosACTUALIDAD

Pompeya. Catástrofe bajo el Vesubio .............................................. 4-7

¿SABÍAS QUE...

Carlos III impulsó las exacavaciones de Pompeya y Herculano? .. 8-9

OPINIÓN

Cuando seas mayor ..................................................................................10

TEXTOS

Carta de Plinio el Joven a Tácito .....................................................11-12

EL REPORTAJE

La catástrofe de Pompeya en la pintura ........................................ 13-16

Volcanes en la Antigüedad ............................................................... 17-18

Asociación Ganimedes .......................................................................19-20

LA ENTREVISTA

Rodrigo Verano (presidente de Ganimedes) .................................21-22

ESPECTÁCULOS

‘La Odisea’ .............................................................................................23-24

‘El soldado fanfarrón’ ..........................................................................25-26

‘El mercader’ .........................................................................................27-28

EL PERSONAJE

Plauto ......................................................................................................29-30

LITERATURA

‘Los olvidados de Roma’ ..........................................................................31

‘Nostalgia de Odiseo’ ................................................................................32

‘La tradición y la transmisión de los oradores y rétores griegos’ .....33

DE VISITA

Tesalónica y las tumbas reales de Vergina........................................34-36

ACTIVIDADES DEL MÁSTER 37

NOTICIAS BREVES 38

Índice

DESCARGAR NORMAS

PARA LOS AUTORES

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Actualidad

POMPEYA. CATÁSTROFE BAJO EL VESUBIO

“Cuanto más se aproximaba la ceniza caía en las naves cada vez más caliente y más densa y, tam-

bién, pedruscos y piedras ennegrecidas quemadas y rajadas por el fuego�…”.

ROCÍO RIVAS

A sí es como Plinio el Joven (61-113 d. C.) describía a su amigo Cornelio Tácito la ca-

tástrofe acaecida el 24 de agosto del 79 d. C., día en el que el Vesubio entró en erupción y sepultó la vida de Pompeya, Herculano y Estabia (Cam-pania italiana).

E sta fue una destrucción que supuso un duro golpe para el Imperio Romano y que con

el tiempo se convirtió en uno de los aconteci-mientos más impactantes de la historia. De ello, 2000 años después, podemos ser testigos gracias a la exposición Pompeya. Catástrofe bajo el Vesubio, organizada por el Canal de Isabel II Gestión y la Comunidad de Madrid en colaboración con el Museo Estatal de Prehistoria de Halle, la Super-intendencia Especial para los Bienes Arqueológi-cos de Nápoles y Pompeya y el Ministerio para los Bienes y Actividades Culturales de Italia.

D icha muestra está compuesta por más de 600 piezas que nos adentran en la vida co-

tidiana de Pompeya, en la erupción del Vesubio y en la figura de Carlos III, impulsor de las excava-ciones que sacaron a la luz uno de los yacimientos mejor conservados de la historia de Roma. La ex-posición se divide en diez ámbitos temáticos.

� Plinio el Joven, Cartas, Gredos.

Escultura de Apolo arcaizante en mármol (Museo de Nápoles). Dios griego de la profecía (Oráculo de Delfos) música, poesía, artes y la curación que, posteriormente,

fue adoptado en el panteón romano. En este caso se puede observar una representación con rasgos arcaizantes (ojos almendrados y pelo ordenado en superficies geométricas) y dos de sus atributos más comunes: la corona de la victoria elaborada con hojas de laurel y el grifo (animal mitológico,

mitad águila mitad león).

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Actualidad

Ámbito 1: Origen e historia

E n esta parte de la muestra se introduce al visitante en la historia de la región de la Campania y en las diversas erupciones ocurridas anteriormente. Ya que, en Pompeya los temblores de la tierra eran habituales, como así

se refleja en una placa de mármol que ilustra la escena de un terremoto acaecido en el 62 d. C.

Ámbito 2: Casa de Menandro

S e trata de un ámbito dedicado exclusivamente a la lujosa villa del patricio Menandro. Destaca especialmente la exhibición de un rico servicio de mesa de plata de 118 piezas, así como adornos personales (brazaletes,

anillos, pendientes o collares), utensilios de cocina, ajuares para banquetes o piezas que se encuadran en la religión doméstica, como un busto de Isis en mármol, pequeñas representaciones de lares (dioses protectores de la familia), una estatuilla del dios egipcio Bes (dios protector del hogar) o la escultura de un Apolo arcaizante en mármol.

Ámbito 3: Pintura pompeyana

L a pintura es la manifestación artística menos resistente al

paso del tiempo debido a su cons-tante exposición al aire. Pero el caso de Pompeya es excepcional, pues se han conservado un gran conjunto de frescos que decora-ban las casas como expresión de riqueza y aspiraciones sociales de sus propietarios. De esta forma, sobresalen el famoso fresco de Safo, el fresco los amores de Mar-te y Afrodita o el fresco de Orestes y Pílades, entre otros.

Retrato de Safo (Museo de Nápoles). Fresco que repre-senta a una joven pompeyana retratada como escritora, de ahí que aparezca con un stylus (punzón) y tabulae

(tablilla de madera encerada sobre la se escribía).

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Actualidad

Ámbito 4: La vida privada

L a domus era la vivienda de las familias romanas de un alto nivel económico y el núcleo de su vida privada. Una cotidia-

nidad que gracias al excelente estado de conservación de las domus pompeyanas hoy podemos conocer y reconstruir, introducién-donos y observando las piezas halladas en la Casa del Citarista, como objetos decorativos (relieves arquitectónicos, estatuillas de animales en bronce, estatua de Apolo citarista en bronce, fuente en forma de serpiente, escudos mágicos, oscilla…), retratos de antepasados o instrumentos quirúrgicos para curas domesticas.

Ámbito 5: El ocio

A l igual que en la actualidad, los romanos dedicaban sus horas li-

bres a practicar diversas actividades lú-dicas que tenían lugar en diversos edifi-cios (el circo, el teatro, el anfiteatro, las termas o el lupanar) que ofrecían todo tipo de entretenimientos, como juegos de gladiadores, obras de teatro o carre-ras. En esta exposición se nos acerca, por un lado, a los gladiadores y a las carreras a través de cascos, glebas o por medio de la escultura del corredor en bronce de la Villa dei Papiri. Por otro lado, nos introducimos en su famoso lupanar mediante lucernas de escenas eróticas, figuras fálicas o con una fuen-te de Príapo (dios de la fertilidad).

Escultura del corredor de la Villa dei Papiri (Museo de Nápoles). Escultura hallada en la Villa de

los Papiros que representa a un joven participante de la carreras pedestre.

Ámbito 6: La calleP ompeya era una ciudad con una gran actividad socioeconó-

mica y, por ende, con calles llenas de vida. Así queda refleja-do en los grafitis que se han reproducido en la exposición.

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Actualidad

Ámbito 7: Bajo la ceniza

S e trata del espacio más impactante de toda la ex-posición, ya que se nos adentra en las 48 horas

que duró la erupción a través de dos documentales (Historia de un volcán y 48 horas) y diversas piezas como los moldes de escayola de aquellos que murie-ron sepultados por los escombros o asfixiados por el denso humo.

Molde de escayola de hombre sobre una escalera. El arqueólogo G.Fiorelli en 1865 relleno con yeso los huecos que habían dejado los restos humanos al quedar sepultados por la ceniza. Se obtuvieron moldes que recrean con gran

precisión los últimos minutos de vida de las víctimas.

Ámbito 8: El rey arqueólogo

Ámbitos 9 y 10: Estilo y Pompeyas españolas

E stos dos sectores reflejan las consecuencias que tuvo en Europa y en España el hallazgo de Pompeya. Por un lado, a través de la moda, con el estilo Pompeyano

y, por otro, en la arqueología española, estudiando y excavando yacimientos como Segobriga o Mérida. Hay piezas procedentes de estos yacimientos: un altar de culto doméstico de Ampurias, el efebo de Antequera, el busto de Lucio César de Cuenca (17 d. C.) o un fresco que recrea el sacrificio de Ifigenia procedente de Ampurias.

L a exposición nos adentra en la vida de la ciudad antes, durante y después de la erupción del volcán a través de un gran número de piezas nunca vistas en España

y que son el máximo exponente de una Pompeya que no deja indiferente a nadie.

Efebo (Museo Munici-pal de Antequera).

MÁS INFORMACIÓN: www.pompeyaenmadrid.es. Hasta el 5 de mayo de 2013.

C on el rey arqueólogo se recupera la importancia de la figura de Carlos III en el descubrimiento y en las exca-vaciones de Pompeya (1738) con piezas como el diario de excavaciones de Roque Joaquín Alcuberre (1738-

1756) o la correspondencia del rey con el ministro Bernard Tanucci. Todas ellas nos muestran cómo se asentaron las bases de una arqueología que documentaba y protegía las piezas, evitando que saliesen de su lugar de origen.

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¿Sabías que...

MARÍA MORÁN

B ajo el reinado de Carlos de Borbón, futuro Carlos III de España, se iniciaron en Nápoles los trabajos de excavación en Herculano, Pompeya y Estabia, sufragados por el propio monarca. Ciertamente el objetivo

principal era la búsqueda de objetos antiguos y, desde el punto de vista de la Arqueología actual, dichas labo-res no se hicieron siempre de forma adecuada, pero su impacto es innegable. Es destacable la preocupación que existió por documentar los hallazgos y por evitar que las piezas salieran del reino, junto con el apoyo a su estudio y publicación. Asimismo, el descubrimiento de estas ciudades tuvo una gran influencia en el arte europeo del s. XVIII.

... CARLOS III IMPULSÓ LAS EXCAVACIONES DE POMPEYA

Y HERCULANO?

A la izquierda, retrato de Carlos III por Camillo Paderni (Grabado de F. Morghen); a la derecha, anillo hallado en las excavacio-nes que, según varios historiadores, Carlos III se quitó del dedo y dejó en Nápoles al

partir para España.

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Espectáculos¿Sabías que...?

L a aventura comenzó cuando Carlos III decidió construirse una residencia en

Portici y confió la tarea a una serie de inge-nieros militares. El oficial Roque Joaquín de Alcubierre, encargado de trazar la planta de los alrededores de palacio, conoció por los lu-gareños la existencia de varios hallazgos fortui-tos en la zona y solicitó permiso para realizar excavaciones en el llamado pozo de Nocerino, donde años antes se habían encontrado varios mármoles. Recibida la autorización en octubre de 1738, comenzó el trabajo, que se realizaba abriendo diversas galerías subterráneas a par-tir del pozo. Si inicialmente se pensó haber alcanzado un templo de la antigua Pompeya, pronto se averiguó que el edificio era un teatro de la ciudad de Herculano. Cuando unos años después se descubrió la famosa Villa de los pa-piros, Carlos III se ocupó de contratar al padre Antonio Piaggio para poder desenrollar y leer los papiros encontrados.

E n abril de 1748 Alcubierre obtuvo per-miso del monarca para excavar también

cerca de Torre Annunziata, en una zona de-nominada Civita, donde existían unas ruinas visibles al menos desde la época de Carlos V, aunque no habían sido correctamente identifi-cadas. Sería una inscripción hallada en 1763 la que probaría que se trataba de la ciudad ro-mana de Pompeya.

E l rey mostró gran interés por las excava-ciones, incluso tras su regreso a España en

1759. Alcubierre debía informar semanalmen-te, pero, además, este oficial dejó constancia de los hallazgos en diarios privados. Se hicie-ron copias de las inscripciones y se elaboraron planos e ilustraciones. Todos estos descubri-mientos animaron a Carlos III a la creación de dos importantes instituciones: la Academia Herculanense, fundada en 1755 y dedicada al estudio e ilustración de las antigüedades halla-das; y el Museo Herculanense, nacido en 1758 y predecesor, de alguna manera, del Museo Arqueológico de Nápoles.

Primer tomo de Le Antichità di Er-colano (1757), fruto del trabajo de la

Academia Herculanense.

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Opinión

Cuando seas mayor

Alberto Pardal Padín

En las relaciones entre padres e hijos es habitual ver cómo el hijo pide algo y el padre se lo niega. También es habitual escuchar aquello de “cuan-do seas padre comerás huevos”: ahora no puedo dártelo, pero en un tiempo, cuando seas mayor y puedas hacerte cargo de ello o asimilarlo como es debido, te lo daré. Una promesa que, por otro lado, no suele cumplirse, principalmente por dos motivos: bien porque el hijo olvida la promesa realizada, bien porque el padre posterga el cum-plimiento de lo prometido.

Una situación similar es la que se ha venido dan-do con los llamados Mármoles de Elgin, la co-lección de escultura procedente del Partenón que se expone actualmente en el Museo Británico de Londres. Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, extrajo entre los años 1801 y 1805 esculturas de los frisos, metopas y pedimentos del templo de Atenea Partenos en la Acrópolis de Atenas y los llevó a las islas británicas, donde consiguió ven-derlas (por 35.000 libras) al gobierno británico en 1816. Por aquel entonces, Atenas estaba bajo el dominio otomano, que, presuntamente, autori-zó la extracción por parte de Bruce.

El caso, mucho más complejo de lo que pueda parecer a simple vista, cuenta con numerosas ar-gumentaciones legales y culturales a favor y en contra. Sin embargo, uno de los argumentos clási-cos para defender la conservación de las piezas en Gran Bretaña ya no tiene validez. Se afirmaba por parte de quienes defendían la propiedad británica que, aunque los devolvieran, Grecia no podía ha-cerse cargo (como el niño) de la correcta conser-vación y exposición de los mármoles, que estaban a mejor recaudo en Londres.

La situación cambió radicalmente con la inaugu-ración del nuevo Museo de la Acrópolis en junio de 2009, que dotó a Atenas de las infraestructu-ras necesarias para conservar y exponer el tesoro cultural (su tesoro cultural) en el mejor encuadre posible: junto a la Acrópolis, en un edificio bien habilitado y en una sala que reproduce el propio Partenón.

Hoy los mármoles de Elgin siguen en el Museo Británico. En su lugar, en Atenas se exponen las copias, en las que se indica que son temporales. En este caso, toca al padre postergar el momento de la devolución, ya que al hijo griego, por suerte, no parece que se le vaya a olvidar el expolio de su pasado. Mientras tanto, los grandes museos euro-peos viven a costa de los frutos del imperialismo y el colonialismo, gracias a haber despojado a las grandes civilizaciones antiguas (hoy estados em-pobrecidos) de su patrimonio.

Copia (temporal) de un fragmento del friso del Parte-nón. Museo de la Acrópolis, Atenas.

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Textos

CARTA DE PLINIO EL JOVEN A TÁCITO

Una fuente única para comprender lo que sucedió en la mañana del 79 d. C.

NATALIA ELVIRA

“ El 24 de agosto, como a la séptima hora, mi madre le hace notar [a Plinio el Viejo], que

ha aparecido en el cielo una nube extraña por su aspecto y tamaño”. Esto fue lo que vieron los habitantes de Pompeya, Herculano y Estabia aquella mañana del año 79 d. C. en la que el Vesubio se preparaba para su erupción. Es mu-cha la información que tenemos hoy en día sobre este fenómeno, pero además contamos con una fuente única: el testimonio de Plinio el Joven, testigo casi directo de la tragedia. En la carta que le envía a Tácito explica “todos los acon-tecimientos de los que fui testigo o tuve noti-cias inmediatamente después de que ocurriesen, cuando se recuerdan más fielmente”.

E n concreto cuenta la experiencia de su tío, Plinio el Viejo que, al ver la erupción desde

Miseno, no dudó en acercarse para estudiar el fenómeno y decidió asistir a la población ame-nazada con la flota que él mismo comandaba. “Ordena que se le prepare un navío veloz, y me ofrece la oportunidad de ir con él, si yo lo desea-ba; le respondí que prefería continuar estudian-do, y precisamente él me había dado un material para que yo lo escribiese”.

G racias a que Plinio quiso quedarse, hoy co-nocemos cómo se vivió el día de la erup-

ción. En la carta a Tácito cuenta de forma breve, pero detallada, todos los miedos y sufrimientos que experimentan las personas que estuvieron presentes durante las muchas horas que estuvo el volcán en activo, desde la lluvia de piedra hasta los gases ardientes.

Y a las cenizas caían sobre los navíos, más compactas y ardientes, a medida que se

acercaban; incluso ya caían piedra pómez y rocas ennegrecidas, quemadas y rotas por el fuego…”. “Los frecuentes y fuertes temblores de tierra hacían temblar los edificios y, como si fuesen removidos de sus cimientos, parecía que se in-clinaban ya hacia un lado, ya hacia el otro.” “En cualquier otro lugar era ya de día, pero allí era de noche, una noche más densa y negra que todas las noches que haya habido nunca…”. “Luego, las llamas y el olor a azufre, anuncio de que el fuego se aproximaba…”.

Plinio el Joven

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Textos

T odo esto terminó con la muerte de las personas que no habían podido huir de las ciudades a las que afectó la erupción. Cada uno encontró la muerte por diferentes razones, en el

caso de Plinio fue el ahogo provocado por los gases. Gracias a su sobrino, el desastre y su historia han pasado a la posteridad. Sin embargo, durante mucho tiempo no se creyó el relato de Plinio el Joven. La posibilidad de que una erupción de tal potencia pudiera ser real no se consideró hasta hace relativamente poco. Tanto es así que, cuando los científicos pudieron comprobar que en efecto un volcán podía producirlas, las llamaron erupciones plinianas, consideradas hoy en día de las más agresivas que existen.

Y a en la Antigüedad eran conscientes de la importancia de un fenómeno de tales caracte-rísticas y por eso Tácito le pidió a Plinio información sobre el hecho para incluirla en sus

Historiae. Si no fuera por eso no tendríamos un testimonio tan completo y personal como este. Sin embargo, lo que seguramente no se imaginarían es que, dos milenios después, la erupción del Vesubio siguiera despertando tanto interés.

Plinio el Joven y su madre en Miseno (Angelica Kauffmann).

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El Reportaje

LA CATÁSTROFE DE POMPEYA EN LA PINTURA

SANDRA CRUZ

D esde su descubrimiento en 1748, la oculta hasta entonces ciudad de Pompeya ha inspirado a numero-sos artistas desde el siglo XVIII hasta nuestros días, artistas que han querido reflejar esa terrible ca-

tástrofe en sus obras. Cada uno de ellos ha plasmado su particular versión de la ciudad y de su destrucción, siempre con el omnipresente Vesubio de fondo. Cuando en el año 79 d. C. la ceniza del volcán sepultó las ciudades de Pompeya, Herculano y otras poblaciones próximas, se produjo una de las más terribles catás-trofes de la historia. Murieron entre 10.000 y 25.000 personas, padres, madres, hijos, hermanos quedaron petrificados en sus últimos momentos de angustia, abrazados a sus seres queridos y tapándose la boca para no asfixiarse.

La erupción del Vesubio ha sido una fuente de inspiración de numerosos artistas

Mount Vesuvius in Eruption (1817). William Turner, uno de los pintores más representativos del movimiento del romanticismo, no podía dejar escapar un espectáculo tan vivo de la naturaleza y nos muestra esta explosión de ilumi-nación mezclada con la agonía de los personajes que observan perplejos desde la playa la terrorífica fuerza del volcán.

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L os pintores de los siglos XVIII y XIX quedaron asombrados con la aparición de este yacimiento, fotografía de una ciudad romana conservada gracias a la espesa capa de ceniza, en la que se mantenían calles, edificios,

frescos y hasta figuras humanas que no habían podido escapar. Y un descubrimiento de tales características no podía pasar inadvertido. Se les brindó la oportunidad de celebrar aquella idea romántica de la naturaleza im-placable, fuerza incontrolable a la que de una manera u otra estaba sujeto el ser humano. Artistas como Joseph Wright (1734-1797), Sebastian Pether (1756-1812), Pierre-Henri de Valenciennes (1778-1819), William Tur-ner (1775-1851), Johan Christian Dahl (1788-1857) o Hector Leroux (1829-1900) son sólo algunos de los ejemplos de estos artistas, que presentan cuadros en los que se puede ver al volcán en plena erupción, en el mo-mento más catastrófico del acontecimiento. Todos ellos se vieron seducidos por Pompeya en algún momento de su carrera, retratando con tonos oscuros, decadentes y apocalípticos la erupción del Vesubio.

El Reportaje

The eruption of Vesuvius (1813.) Pierre Henri de

Valenciennes. Aquí Valenciennes representa la muerte de Plinio el Viejo, destacado naturalista del mundo antiguo, apoyado en los hombros de dos esclavos en el in-tento por huir de la población de Estabia. Así lo relata su sobrino Plinio el Joven en sus cartas.

Eruption of the Vesuvius with Des-

truction of a Roman city (1824). El pintor inglés Sebastian Pether refleja en este cuadro el efecto devastador del

volcán a su paso por una ciudad romana, arrasada

ya por la lava.

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El Reportaje

Herculaneum, 23 Au-gust AD 79 (1881).

El francés Héctor Leruox muestra la angustia y

desesperación de un grupo de mujeres que intenta huir de las cercanías de

la erupción.Una de ellas, desfallecida sobre un asiento, aporta una

imagen desoladora sobre la catástrofe.

Y a en el siglo XX, el excéntri-co y surrealista pintor Sal-

vador Dalí nos presenta el cuadro Gradiva descubre las ruinas antropo-mórficas. Esta nueva visión de la catástrofe se transmite mediante este personaje femenino, heroí-na de la novela corta de Wilhem Jensen Gradiva: Ein pompejanishes Phantasiestück, que representaba la liberación de los sueños y de-seos latentes para los artistas del movimiento del surrealismo y forjándose así como una de sus principales musas. La novela de Jensen cuenta la historia de un joven arqueólogo que en su visita a Pompeya se enamora de la efi-gie de una mujer que aparece en un relieve clásico. La bautiza con el nombre de Gradiva e imagina para ella toda una historia: cree que fue una joven pompeyana muerta en la erupción del Vesu-bio. Su obsesión con dicho perso-naje le llevará por los caminos del delirio y al intento de convertir en realidad sus deseos reprimidos.

Gradiva descubre las ruinas antropomórficas (1932). El genio pintor de Sal-vador Dalí se desboca en esta obra con el personaje femenino de Gradiva. Musa para

los surrealistas, heroína de la novela del escritor alemán Wilhelm Jensen Gradiva: una fantasía pompeyana (1903), llegó a los surrealistas a través de Freud.

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T ambién el artista estadounidense Andy Warhol nos obsequia con una serie de dieciocho lienzos dedicados exclusivamente al volcán napolitano, representado en su actividad en diferentes horas del día. Este icono

del pop-art juega con un continuo cambio de luces y sombras en una gran adecuación de tonos cromáticos que transmite un ambiente vibrátil que oscila entre la ansiedad moderna y los colores del cómic.

El Reportaje

Vesuvius by Warhol (1985). En este conjunto de 18 lienzos dedicados al volcán napolitano en plena actividad, este gran ico-no del pop-art plasma con una gran adecuación de los diferentes tonos cromáticos las diferentes horas del día durante la erupción.

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El Reportaje

VOLCANES EN LA ANTIGÜEDAD

La del Vesubio no fue la más demoledora de las erupciones

JAIME GUTIÉRREZ

E n la Antigüedad, no fue el Vesubio el volcán que más mortandad causó, ni siquiera el que más cambió la fisonomía del territorio circundante. Ya en la prehistoria, las erupciones volcánicas eran capaces de

alterar la vida en todo el planeta. Sin embargo no hace falta irse tan lejos en el tiempo, otros muchos volca-nes hicieron su aparición en la antigüedad más próxima y más cerca físicamente de nosotros, quedando en muchos casos pruebas por escrito de ello.

U n caso importante es la tierra que circunda el mar Egeo, tanto las islas griegas como lo que hoy es Tur-quía y Grecia. Este territorio ha sido (y sigue siendo) muy activo, tanto sismológica como vulcanoló-

gicamente, y ha destruido civilizaciones y localidades a lo largo de toda la historia. En Turquía y en el país heleno existen varios volcanes cuyas erupciones fueron dejadas por escrito por algunos historiadores, como Pausanias o Estrabón con respecto al volcán de Mithara, en el Peloponeso, e incluso en algún caso existen leyendas locales que dan fe del fenómeno, como ocurre en Turquía con el volcán Nemrut (cuyo nombre es asociado al rey que construyó la mítica torre de Babel).

Mapa de la actividad sismológica y vulcanológica terrestre en el último millón de años. Fuente: NASA.

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El Reportaje

A pesar de ello, es en las islas egeas (muchas de ellas de origen volcáni-

co), donde han acaecido las erupciones más importantes. Entre todas ellas destaca la que ocurrió en la isla de Thera (actual-mente Santorini). La actual isla adquirió su forma actual a partir de una erupción ocurrida hace más de 3.500 años a la que le siguieron varios maremotos. Las espesas nubes de polvo y ceniza que produjo os-curecieron la atmósfera� y provocaron una disminución de la temperatura planetaria. Sin embargo, aunque bajo las cenizas del volcán se ha encontrado restos de pobla-mientos de época minoica a la manera de Pompeya y Herculano, no hay ni rastro de los habitantes de dichos lugares, por lo que posiblemente tuvieron tiempo para escapar de un trágico final.

O tro lugar vulcanológicamente inten-so es Italia, en especial el sur. Aparte

del Vesubio, también existió en la antigüe-dad otro volcán más activo si cabe, el Etna. Esta montaña se sitúa en el lado oriental de la isla de Sicilia, y no tiene solo un crá-ter, sino cuatro repartidos por la montaña y dependiendo de cuál entre en erupción, ésta puede ser de un tipo u otro. Tal era su virulencia que se dice que en su interior se encontraban las fraguas de Hefesto, así como también se cuenta que el monstruo Tifón fue sepultado bajo esta la montaña cuando salió derrotado de su pelea con-tra Zeus, y desde que Tucídides registrara por primera vez una erupción del Etna�, diversos autores clásicos han dado fe de su virulencia�.

� Actualmente puede observarse la magnitud de la nube de ceniza en el crecimiento de los anillos de algunos árboles de California e incluso en restos de ceniza en el hielo de Groenlandia.� Th. III 116.� Incluso Virgilio en Eneida III 39.

A la izquierda, mapa detallado del área volcánica del sur del Egeo; a la derecha, mapa actual de la isla de Thera (actual Santorini).

Vista del interior decorado de una de las casas de la antigua población minoica que habitaba la isla de Thera.

Vista aérea del Etna en la que se observan las distintas calderas del volcán

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El Reportaje

GANIMEDESAsociación de Investigadores Noveles de Filología Clásica

NICOLÁS GIMÉNEZ

L a Asociación Ganimedes de Investigadores Noveles de Filología Clásica tiene como objetivo primordial la creación de un espacio de intercambio, divulgación y promoción de los recientes trabajos que se ins-

criban en el dominio tradicional de los estudios Filología Clásica: tanto las lingüísticas indoeuropea, griega y latina, y las literaturas griega y latina, como la tradición clásica, bizantinística, latín medieval y la crítica textual de textos grecolatinos. Es de ámbito estatal y está dirigida a investigadores en situación predoctoral, que podrán formar parte de ella hasta finalizar el año natural de su tesis doctoral.

F ue fundada el 23 de marzo de 2012 en la Fundación Pastor de Estudios Clásicos y, hasta el pasado 21 de marzo, estaba compuesta por la siguiente Junta Directiva: el presidente, Rodrigo Verano (US); la

vicepresidenta, Mireia Movellán (UCM); la secretaria, Raquel Fornieles (UAM); el tesorero, Alberto Pardal (UAM) y los vocales Violeta Gomis (UAM), Paloma Guijarro (UCM), Dolores Sanz (UCM) y José Ramón Urizar (UAM). El 21 de marzo de 2013 se celebraron elecciones y se renovó la mitad de la Junta Direc-tiva. Los nuevos vocales son Ángel López (UCM), Guillermo Alvar (UCM), Aday Pérez-Santana (Lycée Français, La Laguna) y Claudia V. Alonso (UAM).

Los fundadores (23 de marzo de 2012). De izquierda a derecha, en la fila de abajo, Dolores Sanz, Rodrigo Verano, Guillermo Alvar, José Ramón Urízar, Mireia Movellán, Alberto Pardal y Raquel Fornieles. Arriba, Violeta Gomis y Paloma Guijarro.

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El Reportaje

L a sede de Ganimedes está en la Facultad de Filosofía y Letras de

la Universidad Autónoma de Madrid y entre sus objetivos destacan la or-ganización de congresos, simposios, conferencias y seminarios, la promo-ción y el patrocinio de publicaciones que puedan ser de interés y, sobre todo, la organización de un encuentro anual. A día de hoy tiene dos activi-dades de gran relevancia. Una de ellas ha sido la celebración del I Congreso Nacional de Ganimedes en el Centro Cultural de la Corrala de Madrid du-rante los días 20, 21 y 22 de marzo. El congreso ha sido coorganizado con la Sociedad Española de Estu-dios Clásicos (SEEC) y se ha conta-do con la colaboración de la UAM. En él han participado investigadores noveles, estudiantes de Máster y úl-timo curso de Grado o Licenciatura para presentar los proyectos en los que están trabajando.

L a otra actividad que se está pre-parando para el mes de abril se

llama Los Clásicos en su Salsa, un con-curso de traducción que se organiza junto con la colaboración de la Aso-ciación Fénix de la Facultad de Letras de la Universidad de Málaga, y que está dirigida a su alumnado de Filo-logía Clásica. Desde aquí queremos animar a cualquier investigador que aún no haya defendido su tesis docto-ral a que participe en Ganimedes. La sociedad no tiene ánimo de lucro, su cuota es de cinco euros y verdadera-mente es una oportunidad para toda aquella gente que está empezando su carrera investigadora. Para realizar el formulario de asociación o cualquier tipo de pregunta, se puede contactar con Ganimedes mediante el correo electrónico: [email protected]. Su página web es www.ganimedes.org.

Un momento de la reunión en la Fundación Pastor de Estudios Clásicos. Falta Mireia Movellán, que está haciendo la fotografía.

Dolores Sanz, Violeta Gomis, Raquel Fornieles y Rodrigo Verano.

Guillermo Alvar, Paloma Guijarro y José Ramón Urízar.

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La Entrevista

“¿EL CONGRESO? NO TENGO PALABRAS. HA SIDO UNO DE

LOS QUE MÁS HE DISFRUTADO”Rodrigo Verano, presidente de Ganimedes, nos habla de la asociación

ENTREVISTA: ESTER BELAIRE

E n este número Hermes entrevista a Rodrigo Verano, presidente de la Asociación Gani-

medes y Personal Investigador en Formación en la Universidad de Sevilla.- Cómo surgió la idea de crear una Asociación dirigida a investigadores noveles de Filología Clásica?- La idea tiene un doble precedente, un doble motivo. En primer lugar, existió una inspira-ción por parte de otras asociaciones similares que han surgido en los últimos diez años, en particular la Asociación de Jóvenes Investigadores de Historiografía e Historia de la Lengua Española, en la cual yo había formado parte. Y, por otra par-

Rodrigo Verano en la Openbare Bibliotheek de Amsterdam.

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te, éramos muchos los que estando en situación predoctoral coincidíamos en diferentes congre-sos y teníamos ganas de hacer algo así. Uniendo estos dos precedentes salió la idea. - El nombre de la asociación es Ganimedes. ¿Cómo lo decidisteis? - Surgió en la primera reunión. Cuando nos constituimos no teníamos nombre. Fue uno de los miembros fundadores, Guillermo Alvar, el que propuso este nombre. Este fue el que más simpatía nos produjo a los que estábamos reunidos. Hace referencia a este personaje mi-tológico que, en realidad, es una especie de be-cario. Es tirarnos una piedra sobre nuestro pro-pio tejado, pero esta simpatía que nos produjo fue la que triunfó.

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La Entrevista

- ¿Tuvisteis problemas con la acentuación de Ganimedes? - Sí que hubo problemas. Incluso el debate ocupó más de una hora porque no sabíamos si respetar la acentuación griega u optar por la acentuación latina. Decidimos consultar varios manuales y concluimos, sin ningún género de duda, que había que acentuarlo como Ganime-des. En el Congreso se pronunció de las dos ma-neras y siempre nos mirábamos sonriéndonos los que estuvimos en esa primer reunión. - ¿Hubo problemas para crear la asociación?- No teníamos a nadie en contra pero la casuís-tica era complicada y nosotros éramos comple-tamente novatos. La verdad es que las institucio-nes, como las delegaciones de Hacienda, no nos facilitaron el trabajo. Fue un calvario legalizarla, pero finalmente estamos muy contentos. - ¿Desde el principio el número de participantes en la asociación fue amplio?

- Es una buena pregunta porque, en realidad, la Asociación la compusimos nueve personas y hasta el momento en el que se propuso el Con-greso no se había incrementado el número de integrantes. No obstante, nosotros sabíamos que había un conjunto importante de personas que iba a ver la iniciativa con muy buenos ojos e iba a querer participar. Lo que ha sido una sorpresa es que gente de tantas universidades españolas, tan alejadas, haya querido participar de manera tan rápida. - A finales de Marzo tuvo lugar el I Congreso Nacional Ganimedes, ¿cómo surgió la idea?- Yo lo tenía clarísimo. Desde el primer momen-to el objetivo primordial de la asociación era hacer un congreso anual. Para conocernos todos tenemos que estar en un mismo lugar. Cuando entras en una fase de investigación doctoral, tu agenda empieza a comprimirse y es muy difícil buscar un hueco para reunirse. La única manera de lograr esto era incluir en la agenda investiga-dora un evento susceptible de tener un sitio ahí. Ese evento, por tanto, debía ser curricular.- El número de comunicaciones fue muy am-plio. ¿Tuvisteis problemas a la hora de decidir qué propuestas eran válidas y cuáles no o prefe-risteis aceptar el mayor número posible?- Como parte del comité científico puedo decir que nuestra política era, en este primer congre-so, la de dar cabida al máximo número de per-sonas. En un primer momento tuvimos miedo de que se presentaran muchas comunicaciones de gente inexperta y que fuera difícil aceptarlas, pero la realidad no fue esa. La mayor parte eran muy buenas. De esta manera, no hubo ningún problema a la hora de aceptar a la mayoría de las personas que quisieron participar.- Como presidente, ¿qué te ha parecido este I Congreso una vez concluido?- No tengo palabras. No solo como presiden-te de la asociación, sino como particular, tengo que decir que el Congreso empezó magnífica-mente bien, tuvo muy buenas vibraciones desde el principio. El tercer día, después de la cena, la sala estaba llena en la primera sesión de la mañana. Incluso en la clausura había muchísima gente. Como presidente estaba muy ilusionado y como participante ha sido uno de los congre-sos que yo más he disfrutado.

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Espectáculos

‘LA ODISEA’RAFAEL ÁLVAREZ, EL BRUJO

HELENA GONZÁLEZ

D urante dos horas de espectáculo, y a pesar de un obligado descan-

so, Rafael Álvarez transporta al espec-tador a un tiempo del que el ritmo es el amo. Sus palabras, la música – arcaica, oriental – y los graciosos movimientos se destacan por encima de un decorado sencillo, evocador de ambientes mari-nos. Nada que distraiga del relato, que es lo que un hombre vestido de blanco ha salido a escena a narrar.

C omo un aedo va desgranando de Ulises las aventuras: la del cíclope

Polifemo, la de los cantos de Sirenas o la de Circe la maga. Pero es él el me-jor hechicero. Genio, prestidigitador, capaz de comparar a Calipso con una top model y de intercalar en el relato el recentísimo caso Bárcenas. Capaz de hacer reír y de hacer llorar, aunque hoy se trate de lo primero. Ante los ojos del espectador, o ante sus oídos, las transi-ciones desaparecen y al punto vuelven los versos de Homero y la atmósfera del banquete donde este va a descu-brirse ante los feacios. Se mueve lige-ro El Brujo entre distintos registros, como si un soplo divino lo impulsara. Serán quizá las aladas palabras. Pero en cualquier caso el encantamiento surte efecto: Odisea cobra vida, actualidad, y el aire se llena de cuentos.

Evocador de ambientes marinos.

Él dice: “Canta, oh Musa”, y empieza a cantar. Y lleva en su cuerpo el ritmo y en los versos lo hace sonar. Y lleva en sus versos el ritmo y con su cuerpo lo va a acompañar.

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Espectáculos

D espués de una pausa es un hombre vestido de rojo y negro. Ahora es sangre, ahora la ven-

ganza. El Brujo ha vuelto a la escena para cantar, para bailar, el regreso de Ulises a la patria y la res-tauración de la paz. “Este es uno de los momentos más hermosos del poema”. Lo ha dicho varias veces, y todas eran ciertas. Ahora es por Argos, después por el reconocimiento del padre, que, alas, suplanta a la nodriza en descubrir la señal del jabalí en su pierna. Había que condensar elementos, había que prescindir de detalles. Quedó la esencia. Y quedaron los dioses, pues Atenea asiste a Ulises a lo largo de todo el relato. No en vano es gracias a ella como El Brujo lanza su mensaje final: después de la matanza se instauran las normas, ya no sirve la ley marcial de Troya, ahora es tiempo de Democracia.

E l público abandona la Sala Verde de los Teatros del Canal y piensa “¡Felices quienes asistieron

al estreno en el Teatro Romano de Mérida!”. Queda en el aire frío de la noche madrileña el hechizo de sus canciones, que son las de Homero, pero que podrían haber sido las de El Lazarillo, las de El Quijote, o cual-quiera de esas versiones suyas de clásicos populares. El Brujo, definitivamente, lo es porque transforma en palabra viva y movimiento la tradición escrita y da sentido y cuerpo a la oralidad.

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El Brujo en dos escenas de la obra.

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El Brujo en dos escenas de la obra.

Espectáculos

‘EL SOLDADO FANFARRÓN’ SEDUCIDO POR PARTIDA DOBLE

Una adaptación que aporta un aire fresco a una obra clásica de Plauto

LETICIA MARTÍN-FUERTES

L a compañía de teatro y escuela de actores Bululú estrenó en noviembre del año pasado la adaptación de Paco Obregón y Sol López de la comedia más célebre de Plauto, El soldado fanfarrón. Debido al éxito cosechado,

han prorrogado su representación y seguirán en cartel durante el mes de abril.

E n una sala sobria, con asientos a los dos lados del escenario, algo más elevados que este, y no más recursos que las dos paredes de los lados restantes, la puesta en escena es muy distinta de la que podríamos apreciar en un

teatro romano o en una sala convencional. Esta configuración obliga a un mayor trabajo corporal y gestual de los actores, que interactúan con las paredes de todas las formas posibles y si hace falta se suben por ellas, y además ofrece al espectador una experiencia novedosa y totalmente inesperada.

U n escenario diferente para una adaptación bastante peculiar, pues en cuanto al guion lo más destacable es que el esclavo Palestrión es representado por una mujer (Esmeralda Gurumeta), lo que da pie a numerosos

juegos de seducción que no se encuentran en la obra original. Esto es posible porque se usan hipocorísticos o simplemente versiones más cortas de los nombres de los personajes, a saber: Pales por Palestrión, Periples por Pe-riplectómeno, Pirgo por Pirgopolinices, Filo por Filocomasia, Milfa por Milfidipa y Atelea por Acroteleutia; así, Pales puede sonar perfectamente a nombre de mujer griega (y si no, que se lo pregunten a Filo). Esta Pales sigue siendo un seruus callidus en toda regla («Eres más lista que Plauto», le dice Pleusicles), con el añadido del encanto femenino y de que todas las artimañas que inventa se basan en este.

Fotomontaje de la obra. Las imágenes de este reportaje han sido cedidas por Bululú 2120. Estudio de actores y directores.

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Espectáculos

Los personajes de la obra, de izquierda a derecha: Milfa, Atelea, Esceledro, Pirgo, Pales, Filo, Pleusicles y Periples.

P or lo demás, el libreto si-gue la estela de adaptacio-

nes escolares como la de Edi-ciones Clásicas, en el sentido de que prescinde de personajes mudos y sin importancia en el desarrollo de la trama (básica-mente, los demás esclavos de Periplectómeno) así como de otros secundarios (Artotrogo, Cariona y los soldados), que en este caso son absorbidos por los principales. También se funden en una escena las cinco primeras del tercer acto, que son de mera transición.

E n definitiva, esta adapta-ción supone un aire fres-

co que nos demuestra lo que son las obras clásicas: las que, desarrolladas en una u otra di-rección, pueden seguir dando mucho juego. El cartel de la obra.

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Espectáculos

‘EL MERCADER’La paranoia de trastaravíes representó una nueva versión de la obra de Plauto

EVELING GARZÓN

E l pasado mes de enero la Sala Acting de Madrid acogió la puesta en escena que la compañía teatral La paranoia de trastaravíes, bajo la dirección de Natividad Gómez, ha realizado de la clásica comedia

de Plauto, El mercader.

P robablemente, lo primero que haya que señalar de este montaje es su compromiso explícito por ser fiel a la versión clásica de la comedia. Prueba clara de este hecho es el uso de la traducción al español

realizada por Antonio López Fonseca (publicada por Ediciones Clásicas). En este mismo sentido, la elec-ción del vestuario recrea de manera sencilla los típicos atuendos de la época. Asimismo, la fidelidad a los mecanismos de comicidad plautina –tan efectivos como siempre–, conservando su esencia y sin introducir elementos foráneos, otorga a esta versión de la comedia un aire muy clásico. Con todo, el aire clásico des-aparece por momentos ya que, por una parte, la sala dista mucho de ser un auténtico teatro y, por otra, la escenografía y la luminotecnia lo dejan todo a la imaginación, es decir, brillan por su ausencia, aunque no así la música.

Compañía teatral La paranoia de trastaravíes.

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Espectáculos

L a obra cuenta con intere-santes juegos escénicos que

solventan de alguna manera la frialdad del escenario vacío. Uno de los juegos más cómicos e inte-resantes consiste en convertir al público en parte activa del mon-taje, de este modo, algunos de los asistentes se ven implicados en la compra de Pasicompsa, la hermosísima esclava por la que padre e hijo se enfrentan inad-vertidamente. También resulta llamativo el cambio de roles que se presenta en el matrimonio de Doripa y Lisímaco, vecinos de los protagonistas, donde el per-sonaje femenino es interpreta-do por un actor y el masculino por una actriz, situación que, aunque choca con la sensibili-dad contemporánea, recrea de alguna manera las condiciones del teatro antiguo donde solo actuaban hombres.

F inalmente, es importante destacar el trabajo de al-

gunos actores que logran sacar a flote escenas en las que la comedia transcurre paradójica-mente sin gracia, debido a que otros se han limitado a recitar el texto. Como quiera que sea, no puede negarse que hay tiempo y trabajo invertidos tras la puesta en escena.

P or cierto, la obra puede verse completa en Youtube,

aunque escenificada en un es-pacio diferente y con algunas variaciones.

El joven Carino y su esclavo, Acantión.

Doripa, esposa de Lísimaco, y su esclava, Sira.

Lisímaco, puesto en evidencia por el cocinero ante su esposa y su esclava.

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El Personaje

PLAUTOSabemos poco de la vida del comediógrafo latino por excelencia

ANTONIO MORAL SÁNCHEZ

C uando hablamos de comedia latina a todos nos viene a la cabe-za la figura de Plauto. Pese a su prolífica carrera como come-

diógrafo, resulta llamativo que sean escasos los datos bibliográficos que se han conservados sobre él. Las noticias sobre su vida nos las proporcionan varios autores, entre los que destacan Aulo Gelio y San Jerónimo.

P lauto procedía de Sársina, un pueblecito al noroeste de Roma, en la Umbría septentrional. Una vez en Roma, se dedicó al

teatro, comenzando posiblemente como actor o como colaborador. Las fuentes aseguran que probó suerte dedicándose al negocio y co-mercialización del grano, pero acabó mal ya que fue esclavizado en la rueda a causa de sus deudas. Plauto, en sus momentos de descanso, escribió sus primeras obras, gracias a las cuales consiguió liberarse de sus deudas. Al ver la buena acogida de estas por el público decidió dedicarse por completo a la labor teatral.

Mosaico romano con la representación de una comedia.

Plauto.

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El Personaje

O tro misterio es su nombre, Titus Maccius Plautus, pero Friedrich Ritschl en 1842 resolvió este enigma. El apela-

tivo por el que era conocido hasta el siglo XIX era M. Accius Plautus. Ritschl dedujo que se trataba de un falso corte por-que al final de la comedia Casina, transmitida en el palimpsesto Ambrosiano, se encontraba la siguiente frase: T. Macci Plauti casina explicit. Aun así, es raro que un ciudadano latino tuviera un tria nomina. Las explicaciones que se dan son que tanto el nomen como el cognomen fueron inventados por él. Así, Maccius hace referencia a una máscara que se utilizaba en las atelanas y, Plautus “el que tiene los pies planos” tiene conexión con el gé-nero del mimo ya que los actores andaban descalzos.

C iento treinta son las obras que los antiguos atribuían a Plauto, pero solo veinticinco eran las que todos los estu-

diosos consideraban totalmente auténticas. Por otro lado, Va-rrón apuntaba que eran solamente veintiuna las obras de Plau-to, aunque creía igualmente plautinas otras, como por ejemplo Astraba, Boeotia y Condalium. Estas veintiuna se pueden clasificar por el título: por un lado, las que hacen referencia a un perso-naje (Amphitruo, Bacchides, Casina, Curculius, Epidicus, Menaechmi, Poenulus, Pseudolus, Stichus, Trinummus, Truculentus), en segundo lugar, al estado o carácter de uno o varios personajes (Captivi, Mercator, Miles Gloriosus, Persa), en tercer y último lugar, a algún elemento de interés en el transcurso de la obra (Asinaria, Aulu-laria, Cistellaria, Mostellaria, Rudens, Vidularia).

T odas ellas pertenecen al subgénero de fabula palliata, es de-cir, adaptaciones romanas con temas griegos que toman

los modelos de la comedia nueva griega. En ella se representan aspectos privados de la gente común en el ambiente de una polis aburguesada. Podríamos decir que sus tres modelos fundamen-tales fueron Menandro, Dífilo y Filemón, pero también habría que señalar la introducción de aventuras, enredos y anagnórisis propias de las tragedias de Eurípides y de la novela griega.

E n las comedias encontramos una trama con una base co-mún a todas: un joven que se enamora de una prostituta y

no tiene el dinero suficiente para poder liberarla del malvado lenón. La solución para obtener el botín siempre estará en la mano del siervo astuto del joven. Sucesos, dobles y reconoci-mientos de última hora complicarán la trama, pero el final suele ser previsible y carente de toda sorpresa. Sea como fuere, Plau-to es un personaje que nos acaba pareciendo cercano, con una mente privilegiada y con un don exquisito para la comedia.

Máscara teatral pintada en un fres-co de la Casa del Brazalete de Oro

(primera mitad del siglo I).

Máscaras de teatro de tragedia y comedia (Mosaico romano del siglo II).

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Literatura

‘LOS OLVIDADOS DE ROMA’

JOSÉ RAMÓN URÍZAR

L os olvidados de Roma es una propuesta de Ro-bert C. Knapp, catedrático emérito de His-

toria de la Universidad de Berkeley, con la que pretende transportar al lector a la realidad de aquellos hombres y mujeres de clase media y hu-milde que vivieron en época romana, pero sobre los que la literatura latina se mantiene parca en informaciones, cuyo pensamiento, inquietudes y hábitos cotidianos han de ser rescatados a través de fuentes alternativas, con las que retirar el velo discreto y silencioso que hasta el momento se había impuesto sobre ellos.

E l autor, para traer a la luz la imagen de es-tos olvidados recurre a unas fuentes que

prometen la información esperada. Knapp se sumerge de lleno en epígrafes y papiros, en la sabiduría popular de las fábulas y de los prover-bios, en cuentos y novelas populares. Se zambu-lle también en el Evangelio, que tan cercano fue a las clases humildes, y no olvida los textos y testimonios sobre magia, superstición y religión, cuyo comercio y uso fue muy abundante.

E l libro se divide en nueve capítulos, cada uno de ellos enfocado en un grupo social:

hombres corrientes (§1), mujeres corrientes (§2), pobres (§3), esclavos (§4), libertos (§5), soldados (§6), prostitutas (§7), gladiadores (§8), bandidos y piratas (§9) encuentran su si-tio en la obra. El contenido se completa con una breve pero suficiente introducción y con unos apéndices complementarios que ofrecen infor-mación variada sobre las fuentes empleadas y bibliografía recomendada, sin que, por supues-to, se echen de menos los distintos índices de autores y onomásticos.

ROBERT C. KNAPP, Los ol-vidados de Roma Barcelona, Ariel,

2011.

E l trabajo de Knapp es loable y muy sucu-lento. En apenas cuatrocientas páginas con-

sigue devolver a la vida a todos aquellos hom-bres y mujeres “corrientes” y de condición más humilde a través de una perspectiva amplia con la que, en último término, consigue demostrar que, en el fondo, los hombres de antes y los de ahora no somos tan distintos, pues mantenemos unos y otros un pensamiento muy cercano.

C omo actualmente sucede en muchos pro-gramas de televisión, Robert C. Knapp se

lanza a la calle a documentar lo que acaece en las calles de la Antigua Roma, pero en este caso su cámara son los textos. El resultado es el es-perado, pues consigue retratar el alma o, como dirían los latinos, el genius de estos hombres y mujeres, personas todas ellas que, aun pasando desapercibidas, vivieron y, mientras lo hicieron, tuvieron sus inquietudes, preocupaciones, espe-ranzas y aspiraciones, como nosotros.

Prostitutas, forajidos, esclavos gladiadores y gente corriente

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Literatura

BARRIOS, NURIA,Nostalgia de Odiseo, Sevilla, Funda-

ción José Manuel Lara, 2012.

‘NOSTALGIA DE ODISEO’Nuria Barrios recrea la vida y la espera de Penélope en este poemario

SARA SÁNCHEZ-MOLINA SANTOS

P enélope aparece retratada en la Odisea de Homero como el modelo de mujer

fiel, que espera pacientemente el regreso de su esposo y cuya única ocupación es tejer y destejer un telar, además de hacer frente a los numerosos pretendientes que desean ca-sarse con ella. Sin embargo, esto apenas es un pequeño boceto, pues el protagonismo de Penélope en el poema épico es escaso. Parece que este era el sentir de la autora de Nostalgia de Odiseo, Nuria Barrios, que en este poema-rio da voz a Penélope e intenta responder cuestiones del tipo quién era, cómo pasó los 20 años de ausencia de Odiseo o cuáles eran sus sentimientos.

L a obra se divide en nueve capítulos, nueve cantos, cada uno de ellos com-

puesto por una serie de poemas que presen-tan diferentes situaciones y pensamientos de la vida de Penélope. Ante todo, es una poe-sía intimista que muestra una mujer inmersa en diversos roles: la esposa expectante ante el regreso de su esposo, la madre que solo encuentra consuelo en su hijo Telémaco o la mujer que se siente viuda ante la ausencia de su esposo. Los temas son variados, van des-de la soledad y la nostalgia, al deseo sexual, siendo uno de los más recurrentes el de la locura, la esposa que pierde el juicio ante tanta espera, en una lucha constante con-tra sus propios pensamientos que termina por enloquecerla. Todo esto va formando la historia de Penélope, pero siempre tomando como guía el hilo del telar, que está presente de una manera u otra en la mayor parte de los poemas, pues no se puede entender su vida sin tener en cuenta el tapiz que teje.

Nuria Barrios se ocupa del mito porque, según señala ella misma en La Vanguar-

dia, no entiende cómo nadie se ha ocupado antes de un personaje tan fascinante que es-taba por descubrir. Así, la autora invita al lector a sumergirse en esta Penelopíada (títu-lo de uno de sus poemas), que al contrario que el poema homérico, tiene pocos tintes épicos, pero si muchos líricos, y conduce al lector a la mente de Penélope, para que pue-da compartir sus sueños, sus anhelos y sus sufrimientos.

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Literatura

‘LA TRADICIÓN Y LA TRANSMISION DE LOS

ORADORES Y RÉTORES GRIEGOS’

SONIA BLANCO

E l presente volumen recoge una selección de las ponencias y comunicaciones presentadas en el

Congreso Internacional La tradición y la transmisión de los oradores y rétores griegos celebrado los días 21 y 22 de junio de 2011 en la Universidad Complu-tense de Madrid. Editado por Felipe G. Hernández Muñoz, incluye, además de las comunicaciones de los participantes, contribuciones de investigadores invitados que no pudieron participar en el congre-so, recogiéndose así un total de dieciséis trabajos, obra tanto de profesores veteranos como de jóvenes investigadores.

T ras el Índice (pp. 5-6), se ofrecen una Nota Preliminar (p. 7), en la que se explica el con-

tenido del volumen y los Abstracts (pp. 9-12), donde se resume el tema de cada una de las co-municaciones que componen el libro. Los distintos trabajos (pp. 13- 330) -escritos en inglés, francés, italiano, alemán o español- cierran la obra.

C omo no podía ser de otra forma, dado el ob-jetivo del congreso, la mayoría de los estudios

pertenecen al campo de la crítica textual. Por men-cionar algunos, nos encontramos con Aeschines. De falsa legatione transmitted by two Spanish manuscripts and the Aldine edition de Álvaro Cancela (pp. 13-27) donde se ofrecen las conclusiones obtenidas de la colación del discurso Sobre la embajada fraudulen-ta de Esquines en dos manuscritos recentiores espa-ñoles y en la edición aldina. El estudio de Fernando García Romero, Nota crítica a Demóstenes 19.94 (pp. 53-65), se centra en la interpretación de unas líneas del parágrafo 94 del discurso Sobre la embajada frau-dulenta de Demóstenes las cuales, según el autor, se podrían entender mejor si se interpretara el pasaje como una metáfora relacionada con las carreras de relevos con antorchas. En un ámbito distinto, Ra-quel Fornieles, El logos epitaphios y las inscripciones en honor a los atenienses caídos en la guerra (pp. 43-52), ofrece un estudio en el que se demuestra la seme-jante función de los discursos fúnebres – donde se elogia la excelencia de los soldados que sacrificaron sus vidas para salvar Grecia- y de las inscripciones en honor de los caídos en la guerra.

Volviendo a la crítica textual, José Miguel Gar-cía Ruiz y Felipe G. Hernández (pp. 67-92)

presentan una edición crítica de las cartas atribui-das a Esquines, cuya novedad reside en el cotejo de testimonios descuidados por editores anteriores, como es el caso de algunos manuscritos recentio-res españoles. En resumen, el volumen contiene un conjunto de trabajos de gran calidad en general y diversa temática, entre los que, a nuestro juicio, so-bresalen los que están dedicados más estrictamente a la crítica textual.

HERNÁNDEZ, F. G.La tradición y la transmi-sión de los oradores y réto-res griegos, Berlín, Logos

Vorlag, 2012.

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De Visita

UN FIN DE SEMANA EN GRECIA: TESALÓNICA Y LAS

TUMBAS REALES DE VERGINAUnas visitas imprescindibles para conocer el encanto griego más allá de Atenas

CLAUDIA V. ALONSO MORENO

U na opción más que recomendable si tenéis unos días para disfrutar de

Grecia es una visita a Tesalónica y sus al-rededores. Hemos contado con apenas un fin de semana, pero si disponéis de poco tiempo y seguís nuestras indicaciones po-dréis sacarle el máximo partido al tiempo que estéis.

S i bien podéis desplazaros hasta allí en avión o autocar, la mejor opción

por el precio y el tiempo empleado es ir en tren desde Atenas. Los billetes pueden comprarse por internet y, si queréis dis-frutar de descuentos y de la tranquilidad de tener todo ya arreglado, es la mejor opción, sobre todo porque la vuelta a Atenas es muy concurrida. Intentad llegar muy temprano, puesto que todo, desde los museos a la Torre Blanca, cierra a las 15:00. Por ello, fuimos corriendo al Mu-seo Arqueológico, donde se exhibe una impresionante colección de ajuares fune-rarios de épocas clásica y helenística de las necrópolis macedonias de los alrededores, incluyendo el célebre papiro de Derveni. Además, pudimos disfrutar de una expo-sición temporal sobre el expolio arqueoló-gico y sus funestas consecuencias.

Junto con el papiro, la crátera de Derveni es una de las pie-zas más destacadas del Museo Arqueológico de Tesalónica. Se encontró en la tumba 8 de la necrópolis, pesa unos 40 kilos

y cronológicamente se ubica a finales del siglo IV a. C.

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De Visita

D esde allí nos encaminamos hacia el paseo marítimo y la Torre Blanca, la cual debe su nombre a la mano de pintura que un prisionero le dio en 1890 para ganar su libertad. Fue construida en el siglo

XV tras la conquista turca de la ciudad, y sirvió de prisión hasta el siglo XX. Después, lo mejor que podéis hacer es perderos por la ciudad, disfrutar de sus calles y de los monumentos que pueden verse desperdigados por la ciudad. De estos destaca el monumental palacio del emperador Galerio (305-311), un enamorado de esta ciudad, y su arco triunfal, del que destacan sus relieves. Al lado de este está el edificio conocido como la Rotonda. Se construyó también bajo el reinado de Galerio, posiblemente para ser su mausoleo.

Los restos del palacio de Galerio se encuentran en pleno centro de

Tesalónica. Una calzada unía este

edificio con el Arco de Triunfo y la

Rotonda.

El Arco formaba parte de una entrada monumental al patio del mausoleo de Galerio, la

Rotonda. Los relieves conme-moran sus victorias mili-

tares durante la Tetrarquía, fundamentalmente sobre el

Imperio Persa Sasánida, cuya capital, Ctesifonte saqueó en el 299 con ayuda de Dioclecia-no. Hoy en día es uno de los puntos de encuentro favoritos

de la ciudad.

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De Visita

La construcción del ágora romana comenzó en el siglo II a.C. El recinto fue organizado alrede-dor de un pavimento cuadrangular. Tres de sus lados tenían pórti-cos, formados por una

doble hilera de columnas. Aparte del espacio abier-to, albergaba un odeón, un burdel, unos baños

públicos y, probablemente, el archivo municipal.

A l día siguiente nos esperaba la antigua Egas, la antigua capital del reino de Macedonia antes de Pella y sede del palacio y la tumba de Filipo II, padre de Alejandro Magno. Un autobús hasta Veria, donde también

hay un modesto pero interesante museo arqueológico, y desde allí otro hasta la moderna Vergina nos llevaron hasta ambos monumentos, aunque, lamentablemente, el que es el único palacio conservado de la Grecia clásica está cerrado hasta nuevo aviso. Sí que pudimos visitar la tumba-museo de Filipo II, ubicada bajo un montículo artificial que imita el túmulo funerario antiguo. Este lugar es uno de los mayores orgullos del país heleno, ya que fue descubierto por un arqueólogo griego, Manolis Andronicos, en los años 70. Dentro de la construcción, el espacio se ha acomodado para que puedan verse las entradas decoradas de las tumbas excavadas en la tierra que había allí: una sin dueño conocido, la de Filipo II y, probablemente, la de Alejandro IV. Y hay más: también están exhibidos los ajuares, con piezas como la armadura, la corona o la urna cineraria del padre de Alejandro. Eso sí, las fotos están estrictamente prohibidas y el personal no es precisamente agradable. Tesalónica y Vergina, unas visitas imprescindibles para conocer Grecia y sus maravillas más allá de Atenas.

La tumba-museo de Vergina. El

montículo artificial que alberga en su interior los monu-mentos funerarios de un desconocido,

Filipo II y su nieto, Alejandro IV, así como sus ajuares,

es Patrimonio de la Humanidad.

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Actividades del Máster

VISITA AL ARCHIVO EPIGRÁFICO DE HISPANIA

NICOLÁS GIMÉNEZ

L os alumnos del Máster Interuniversitario de Filología Clásica tuvieron la oportunidad de vi-sitar el día veintitrés de enero el Archivo Epigráfico de Hispania, situado en la Facultad de

Estadística de la Universidad Complutense de Madrid. Fueron acompañados por la directora del Archivo y de la revista Hispania Epigraphica, la profesora Isabel Velázquez Soriano, y por uno de los coordinadores del Máster, el profesor Juan Luis Arcaz Pozo.

D e este modo, pudieron conocer de primera mano los ficheros en los que se custodian, como oro en paño, las inscripciones de la península Ibérica, y los valiosos documentos, libros y re-

vistas que conforman el Archivo. Además se les mostró el funcionamiento y desarrollo de las bases de datos, en un proceso de digitalización de las inscripciones prerromanas, romanas y medievales, para facilitar el trabajo de catalogación y adaptarse poco a poco a los nuevos tiempos.

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De izquierda a derecha: Juan Luis Arcaz Pozo, Álvaro Cancela Cilleruelo, Belén Salmerón Sebastián, Isa-bel Velázquez Soriano, Pablo Rodríguez Alonso, Juan Eugenio Briceño Villalobos y Nicolás Giménez Doblas.

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Noticias Breves

CICLO DE CINE GRIEGO EN LA UAM

D urante el mes de abril tendrá lugar, en el aula de video III del módulo X de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM un ciclo de cine grie-

go. Se trata de seis películas (Zorba el griego, Rembetiko, Un toque de canela. Eleni, Strella y Nunca en domingo) que se proyectarán cada martes y jueves desde el 9 de abril a partir de las 14:15 horas en versión original subtitulada. Tras las películas, habrá un tiempo para el debate.

‘ETIMOLOGICÓN’: EL ORIGEN DE NUESTRAS PALABRAS

CURIOSIDADES: ‘TRISCAIDECAFOBIA’

H ermes 13 es el primer número de esta revista en 2013. ¡Esperamos que no seáis supersticiosos! Los nombres de las fobias provienen del griego antiguo, y la aversión al número trece no iba a ser menos.

Como sabéis, «trece» en griego se dice «τρισκαίδεκα» y por tanto este síndrome se conoce como triscaideca-fobia. Los nombres de fobias son fuente inagotable de curiosidades para amantes del lenguaje: existe desde el miedo al oro (crisofobia) hasta el miedo a los médicos (iatrofobia). Sea la que sea, cuanto más amplio sea tu vocabulario en latín y en griego más transparentes te parecerán estos términos que, de otra forma, serían im-posibles de memorizar. Basta con decir que existe hasta un miedo a los términos griegos: helenologofobia.

E l profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Javier del Hoyo, acaba de publicar un libro titulado Etimologicón. El sorprendente origen de nuestras

palabras y sus extrañas conexiones y que está dirigido a profesores, alumnos y, en general, a los amigos de las lenguas clásicas y de sus curiosidades.