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HIMNO A SAN LUIS DE LA PAZ CORO

Espigando en tu azul trayectoria,

te ofrecemos de amores, un haz

y es tu nombre vibrante de gloría

Nuestro orgullo, San Luís de la Paz.

ESTROFAS:

A feroz chichimeca conquista

no el estruendo de mil arcabuces

pues del Santo Evangelio, las luces,

en su frente dibujan la Cruz.

Y aI soltar sus cantares al viento

en idioma que entienden los Cielos

se encendieron en santos anhelos

las misiones del dulce Jesús.

Y bautizan a los Huachichiles,

y bendicen a los Otomíes,

y en e! ara de humanos rubíes

se hace incendio la luz y la Fe.

La católica España derrama

sobre ti su sonar de cultura,

y en tu hechizo corrió la aventura

de buscar escabel a tu pie.

Las altivas montañas que miran

resbalar por azul terciopelo

en la comba infinita del cielo

los fulgores del sol matinal,

han mirado al correr de los tiempos

tu milagro de historia fecunda,

y la Patria al mirarte se inunda

en la luz de una aurora boreal.

Y después, los chicuelos, la “Faina

para hacer filigranas de piedra;

la ilusión de plantar árbol, hiedra,

o de rosas sonriente vergel.

Y al final de la noble tarea

convertida en glorioso santuario,

deshojar con fervor millonario

el frescor de ansiado laurel.

Y en un haz de cantigas filiares

a la Virgen del manto de estrellas,

ofreciste sus almas, y en ellas,

todo un cielo de plácido amor

Por las madres de fe inquebrantable,

Por las novias con ojos de fuego,

que es un himno de intenso fervor.

Hoy tus calles son limpias y alegres,

y brillantes sus mil adoquines;

son rapsodias de luz tus jardines

y en ti abreva su sed la torcaz.

y Polimia preside tus fiestas

aunque el árbol añoso y amado,

en su fronda deshecha ha violado

la hermosura de helénica faz.

Oh, San Luís de la Paz, la bandera

roja y gualda de alegría Castilla,

a las huestes de ciencia acaudilla,

deteniendo a su paso al "jagüey”

Y así fue que el Virrey Don Luís de

Velasco

aspiró de tu amor la fragancia,

y por sombra te dio al Rey de Francia,

más glorioso que el noble Virrey

Hoy tus bronces sonoros y alegres

desgranando su música alada

son un canto a la eterna alborada

de un surgir milagroso, inmortal.

Que en el alma, como ascua candente

en que tiembla patriótica llama,

se levante gallarda oriflama

que te envuelva en sus pliegues triunfal.

Haz, San Luís de la Paz, incensarios,

de tus campos bordados de flores,

de tus grandes, ocultos dolores,

haz heroico, divino solaz.

y tus hijos, rendidos guerreros,

olvidando sus épicas glorias,

cantaran las eternas victorias

y el reinado inmortal de la Paz.