Historia

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Actas de las IV Jornadas Experiencias de la Diversidad. III Encuentro de Discusión de Avances de Investigación Sobre Diversidad Cultural CEDCU (Centro de Estudios sobre Diversidad Cultural) Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario Rosario, 9,10 y 11 de Junio de 2010. ISBN 9789506736606 Página 1 de 22 IV JORNADAS EXPERIENCIAS DE LA DIVERSIDAD III ENCUENTRO DE DISCUSIÓN DE AVANCES DE INVESTIGACIÓN SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL Rosario, 9,10 y 11 de Junio de 2010 Troya detrás del mito: El papel de Willusa como puente entre el mundo griego y el anatólico Martín Cifuentes* Antes que los remeros de Odiseo / Fatigaran el mar color del vino Las inasibles formas adivino / De aquel dios cuyo nombre fue Proteo. Pastor de los rebaños de los mares / Y poseedor del don de la profecía, Prefería ocultar lo que sabía / Y entretejer oráculos dispares. Urgido por las gentes asumía / La forma de un León o de una hoguera O de árbol que da sombra a la ribera / O de agua que en el agua se perdía. De Proteo el egipcio no te asombres, / Tú, que eres uno y eres muchos hombres.Proteo, Jorge Luís Borges Presentación: Troya: pasado y presente ...Troya no es cualquier localidad sino un mito europeo: es el lugar al que está ligada la Ilíada de Homero, o sea, la primera obra literaria europea que, desde los griegos y a través de los romanos y bizantinos hasta la Edad Moderna y la época actual, ha inspirado a numerosos poetas, pintores, escultores e incluso científicos a alcanzar

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Mitología e Historia

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IV JORNADAS EXPERIENCIAS DE LA DIVERSIDAD

III ENCUENTRO DE DISCUSIÓN DE AVANCES DE INVESTIGACIÓN

SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL

Rosario, 9,10 y 11 de Junio de 2010

Troya detrás del mito: El papel de Willusa como puente

entre el mundo griego y el anatólico

Martín Cifuentes*

“Antes que los remeros de Odiseo / Fatigaran el mar color del vino

Las inasibles formas adivino / De aquel dios cuyo nombre fue Proteo.

Pastor de los rebaños de los mares / Y poseedor del don de la profecía,

Prefería ocultar lo que sabía / Y entretejer oráculos dispares.

Urgido por las gentes asumía / La forma de un León o de una hoguera

O de árbol que da sombra a la ribera / O de agua que en el agua se perdía.

De Proteo el egipcio no te asombres, / Tú, que eres uno y eres muchos hombres.”

Proteo, Jorge Luís Borges

Presentación:

Troya: pasado y presente

“...Troya no es cualquier localidad sino un mito europeo: es el lugar al que está ligada la

Ilíada de Homero, o sea, la primera obra literaria europea que, desde los griegos y a

través de los romanos y bizantinos hasta la Edad Moderna y la época actual, ha

inspirado a numerosos poetas, pintores, escultores e incluso científicos a alcanzar

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importantes logros. Troya, por consiguiente, es un lugar importante, conmemorativo de

la historia europea de las ideas...”1

Esta frase de Frank Starke, nos revela de alguna manera el sitio fundacional que ocupa Troya

en la historia europea, o mejor dicho en la propia construcción histórica que ha hecho Europa

Occidental intentando remontar su pasado a los tiempos más remotos posibles. El que

podríamos pensar como el mito fundador de Europa tiene su origen en una ciudad asiática,

ubicada ubicados en Hisarlik, la actual Turquía. Sin embargo, entre la Troya de Homero y

Willusa anatólica parece haber un abismo que las separa.

Ese mismo abismo entre el recuerdo mítico y los restos arqueológicos es el que existe en

esas tierras entre pasado y presente. Hoy esa misma geografía es mirada como ajena por la

Europa Occidental que aun se nutre del episodio que en esas tierras dieron vida a la legendaria

contienda entre aqueos y troyanos. Las Grecia y Turquía actuales, han entrado, no sin

polémicas, a la Unión Europea, como una zona marginal, que parece ser vista como externa a

una supuesta “identidad europea”, cargando aun con el peso del “oriental” imperio otomano.

Es por eso que nuevamente queremos volver sobre Troya, porque una y otra vez ha sido

reinventada por griegos, pero también por innumerables generaciones de europeos. Porque es

una clara muestra de cómo se desdibujan y reconfiguran constantemente las fronteras en torno

a las identidades que se dan a si mismos los pueblos. Porque necesitamos volver a discutir en

torno de sus murallas para derribar las murallas que la matriz de nuestra cultura eurocéntrica

ha levantado entre Oriente y Occidente, así como entre el mito y la historia.

Más allá de Oriente y Occidente

Mucho se ha escrito ya en torno de Troya, una ciudad que parece encontrarse sumida en las

brumas del mito, en que supiera envolverla la poesía de Homero. Los propios griegos fueron

* I.S.P. Joaquín V. González e I.P. Sagrado Corazón. / Coordinador general del CEM (Centro de Estudios

Mediterráneos) del I.S.P. J Dr. Joaquín V. González (Resolución Nº 10/2009) / [email protected] 1 STARKE, Frank, “Los hititas y su imperio. Constitución, federalismo y pensamiento político”, en: RIHAO,

Revista de Instituto de Historia Antigua Oriental “Dr. Abraham Rosenvasser, (Tercera serie), Volumen 12/13,

2005-2006, pág. 191

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los primeros en dedicarse a la tarea de escribir en torno a aquella ciudad en la que frente a sus

murallas se debatieron aqueos y troyanos. El recuerdo de esta contienda pervivió en el mundo

griego como una de las tradiciones fundacionales de su identidad. Tal es así que el propio

Heródoto volvió sobre el recuerdo de esta guerra a la hora de rastrear los orígenes remotos de

la enemistad entre griegos y asiáticos.

“Así pasaron las cosas, según refieren los persas, los cuales están persuadidos de que el

origen del odio y la enemistad para con los griegos les vino de la toma de Troya”

Heródoto, Los nueve libros de la Historia, I, V2

Heródoto plantea de este modo una clara distinción entre ambos continentes, reforzada esta

idea por el dominio de los persas sobre Asia y la visión que, según el historiador, estos tenían

de los griegos.

“Lo que no tiene duda es que al Asia y a las naciones bárbaras que las pueblan, las

miran los persas como cosa propia, reputando a toda Europa, y con mucha

particularidad a la Grecia, como una región separada de su dominio.”

Heródoto, Los nueve libros de la Historia, I, IV

Podríamos asegurar, siguiendo a Esquilo en algunas obras como Las suplicantes y,

principalmente, Los persas, que luego de las Guerras Médicas comienza a gestarse una

barrera cultural entre griegos y persas. Como sostiene Edward Said, comienzan a conformarse

las raíces de la división entre Oriente y Occidente, que desde entonces irán construyendo una

imagen deforme de ese Oriente que se convertirá en Orientalismo3.

2 Las fuentes de Heródoto han sido extraídas de: HERODOTO, Los nueve libros de la historia, Madrid, Edaf,

2001

3 Said define al “Orientalismo” como la forma en que Occidente a lo largo de su historia ha reconstruido la

historia de Oriente, como la de un “otro” para contraponerse y reafirmar su identidad. Ver: SAID. Edward,

Orientalismo, Barcelona, De Bolsillo, 2004, pp. 81-110

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Hace algunos años, la revista Ñ publicó una nota en donde retomaba la cuestión de los

poemas homéricos en relación al mundo oriental4. En aquella oportunidad, el ya citado, Frank

Starke, anunciaba provocativamente que “el poema más viejo de Europa era oriental”. El

autor sostenía esto apoyado en una importante evidencia5 que demuestra que, al provenir de

Anatolia, estas historias pasaron desde territorio asiático hacia Europa y, por lo tanto, sería

válido ese pasaje de Oriente hacía Occidente.

Creemos que detrás de esta provocativa afirmación de Starke se esconde una verdad a

medias, pues entendemos que tendríamos que repensar esa cuestión de “Oriente” como un

todo compacto. Aunque geográficamente el mundo anatólico se encuentra dentro del llamado

Cercano Oriente, tiene rasgos culturales y, principalmente, políticos muy distintos a las

culturas que ampliamente podemos llamar como “siro-mesopotámica” y egipcio-africana.

Aun cuando el origen de las temáticas míticas del héroe/dios que desaparece o el mito de

creación son de origen mesopotámico, no debemos perder de vista que estos relatos llegaron

al mundo griego desde Anatolia. Es decir, están cargados de toda una tradición indohurrea6,

que alcanzó su mayor grado de civilización con los imperios de Mitanni y Hatti. Estados,

principalmente el hitita, con una estructura original con respecto a los estados regionales

clásicos de Egipto y Mesopotamia7.

Teniendo en cuenta lo planteado líneas arriba, resulta cada vez más fuerte la idea de una

continuidad cultural en torno al ámbito del Egeo. Es decir que, más allá la división entre

4 STARKE, Frank, entrevista publicada en: ACOSTA Ivana, “Los secretos del viejo Homero” Revista Ñ, Nº 6,

fecha: 25/02/06

5 Tanto el relato épico de Homero, como el cosmogónico de Hesíodo, forman parte de un vasto universo mítico,

que entrelaza una enorme gama de relatos. En Homero, la cólera de Aquiles, del héroe que se ausenta, ya estaba

presente en la historia de Meleagro y el mito de Telepinu. Por su parte, Hesíodo retoma en su Teogonía, la

historia del “Canto de Ullikummi” y otros relatos anatólicos más antiguos.

6 Utilizamos este término para referirnos a la fusión cultural que se produjo en Anatolia y Alta Mesopotamia

entre diversos grupos lingüísticos indoeuropeos y un sustrato muy fuerte de lengua hurrita que se encontraba en

la región. El mayor exponente de esta fusión fue el reino de Mittanni que floreció entre el 1650 y 1450 a.C. Ca.

7 STARKE, Frank, “Los hititas y su imperio. Constitución, federalismo y pensamiento político”, en: RIHAO,

Revista de Instituto de Historia Antigua Oriental “Dr. Abraham Rosenvasser, (Tercera serie), Volumen 12/13,

2005-2006, pp. 194-215

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Oriente y Occidente, tendríamos que pensar en la continuidad de un sustrato8 cultural de

origen indoeuropeo (principalmente) entre las regiones de Grecia y Anatolia.

Desde esta nueva perspectiva, parándonos desde una concepción “endomediterránea”, no

diríamos que los mitos griegos son de origen oriental, sino que se difundieron dentro de un

sustrato indoeuropeo, desde Anatolia a Grecia. Partiendo de esta contextualización que busca

avanzar más allá de la dualidad Oriente/Occidente es que queremos aproximarnos a la Troya

detrás del mito, adentrándonos en el contexto histórico/político del Egeo en tiempos del

Bronce Tardío (1600-1200 a. C).

La cuestión de Troya

La ciudad histórica

Troya siempre representó un punto de confluencia entre Europa y Asia que ahora la

historiografía más reciente comienza a entender como el puente de confluencia entre el

mundo micénico y el hitita. El recuerdo de esta ciudad había permanecido en el terreno del

mito hasta que A. Schliemann9, siguiendo la huella de los poemas homéricos, logró sacarla a

la luz. Desde entonces se han realizado un sinfín de excavaciones en torno a sus restos y se

han abierto los más variados debates sobre su existencia.

8 Frente a este concepto expuesto por Cervello Autuori, Marcelo Campagno nos dice: “Si bien los usos de este

concepto difuso han sido bastante diversos, podría decirse que la idea de sustrato puede constituir una

herramienta útil para elaborar un tipo de entidades culturales muchos más extendidas en tiempo y espacio que

aquello que solemos denominar comunidades.” En: CAMPAGNO, Marcelo, “Próximos y distantes, Egipto y

África, del período predinastico al reino antiguo”, en. FLAMMINI, Roxana, Aproximación al Antiguo Egipto,

Buenos Aires, Educa, 2006, pp. 57-58

9 Importante hombre de negocios y arqueólogo amateur tuvo el privilegio de descubrir el asentamiento de Troya

ubicado en Hissarlik en 1871 y en 1876 excava en Micenas y encuentra lo que va a ser conocido como el tesoro

de Atreo. La investigación de Schliemann tomó como punto de partida los poemas de Homero para poder

localizar la mítica ciudad, aunque solo excavo en estratos de época posterior, a su discípulo Wilhem Dopendorf

le corresponderá el honor de encontrar dichos estratos.

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Esta discusión ha sido impulsada por el abismo que parece existir entre los poemas

homéricos y el contraste con la evidencia arqueológica10

. En realidad ambas son experiencias

inconciliables, que hablan lenguajes que son excluyentes. La labor arqueológica nos han

traído nueva luz sobre la Troya histórica: Willusa, más lejana a los poemas homéricos, y más

cercana al mundo de micénicos e hititas.

Troya, Illión, era Illios/Willos o Willusa que los textos hititas reconocían como el país

interior de esta región del Asía Menor11

. Esta ciudad y su territorio circundante estaban bajo

el control del imperio hitita. Esto está atestiguado por algunos tratados de vasallaje entre la

ciudad y el Gran rey, como puede apreciarse en el siguiente pasaje de un tratado entre el

“Gran rey” Muwattali II y el rey de Alaksandu de Willusa.

“…se tú, Alaksandu, la ayuda y el apoyo y la pujanza de Kubantaruntiya, y guardale

lealtad, así como el debe guardarte lealtad. Si alguien retira el apoyo político a

Kubantaruntiya y adhiere a ti, ¡arrestalo y devuelvelo a Kubantaruntiya!”

Tratado entre Muwattali II y Alaksandu de Wilusa12

Este pasaje no solo nos habla de la típica relación entre el “Gran rey” y el “pequeño rey”

que sustentaba a los imperios del Bronce Tardío, poniendo en evidencia la estrecha relación

que existía entre Hattussa y Willusa (Troya). La importancia de esto es que demuestra que la

ciudad en donde se funda el “primer mito europeo”, era asiática. La Troya/Willlusa histórica

era una ciudad de la costa de Anatolia que, por su posición estratégica, era un nexo entre

ambos mundos.

En torno al nombre del rey Wilusa se han planteado algunos interrogantes muy interesantes.

Algunos autores sostienen que el nombre “Alaksandu de Willusa” no sería otro que el de

10

La Troya que nos representa Homero, se encuentra enmarcada dentro de un ideal panhelénico, que luego

analizaremos más adelante en el trabajo, para mayor información ver: CAVALLERO, Pablo, “La Troya de

Homero”, RIHAO, Op. Cit, pp. 83-96

11 KORFMANN, Manfred, “Troya a la luz de las nuevas investigaciones”, en: RIHAO, Revista de Instituto de

Historia Antigua Oriental “Dr. Abraham Rosenvasser, (Tercera serie), Volumen 12/13, 2005-2006, pp. 19-21

12 Los siguientes extractos de tratados hititas ha sido extraídos de: KORFMANN, Manfred, “Op.Cit.”, pp. 11-82

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“Alejandro Troya13

. Con lo cual tendríamos, siguiendo la traducción de este lingüista, un

documento histórico sobre un rey que el mito griego recordó con el nombre de Paris. Esta

relación, aunque es muy difícil de probar, nos introduce en la comparación entre la

Willos/Willusa “histórica” y la Troya de Homero y su relación con los griegos micénicos.

Desde el terreno de la arqueología ha llamado poderosamente la atención que dicha ciudad

tenía mayores puntos de contacto y comercio con Grecia desde la temprana edad de Bronce14

que con la propia región anatólica, aun antes de que en esta región floreciera la civilización

micénica. Por lo tanto, la ciudad de Willusa, nos pone en estrecha relación tanto con el

imperio hitita como con Micenas.

Podemos apreciar esta relación a través de un tratado de una carta del Gran rey hitita a un

soberano micénico, a quien trata como “hermano mío”, en relación a un conflicto existente

entre ambos por la región de Willusa.

“Escríbele hermano mío...[…]: El rey de del país de Hattí y yo éramos enemigos en el

asunto de Wilusa, pero ahora en este asunto me he convencido y hemos hecho la paz.

[…](ser enemigos ahora por esto) no es justo.”

La carta de Tawagalawa15

La carta mencionada arriba nos habla de que, en el contexto de la diplomacia internacional

del Bronce Tardío, existieron entre Micenas y Hatti hostilidades en torno a Troya/Willusa. En

13

Juan González Salazar expone el planteo de Emil Foster, quien sostiene que en las fuentes hititas se

encontrarían nombres como el de Alaksandu (Alejandro/Paris), Attarissysa (Atreo), Tawagala wa

(Etewewocles/Eteocles), correspondientes a reyes aqueos, presentes en la tradición épica griega. Ver:

GONZÁLEZ SALAZAR, Juan Manuel, “Anotaciones preliminares para el estudio de los hititas y sus vecinos

occidentales”, en: Boletín de la asociación española de orientalistas XI, 2005, pág. 331

14 Nos referimos a la llamada “Cultura de la Troya marítima”, que corresponde a los estratos arqueológicos de

Troya I-III y posee importantes hallazgos de tesoros.

15 Los fragmentos de: “La carta de Tawagalawa, han sido extraídos de: BERNABÉ, PAJES, Alberto, y

ALVAREZ PEDROZA, Juan Antonio, (Comps.), Historia y leyes de los hititas. Textos del reino medio y del

imperio nuevo egipcio, Madrid, Akal, 2004

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otra carta puede observarse que el Gran rey hitita aconseja al rey de Willusa cómo proceder

ante la posibilidad de un ataque externo.

“Además si algún enemigo se moviliza y marcha con el fin de atacar aquellas fronteras

del país que te he entregado, cuyas fronteras, más aun pertenecen al País de Hattusa, y

tú lo oyes y no escribes ante el señor que está en el país, y no prestas ayuda, sino que

eres indulgente respecto del peligro, o (si) el enemigo ataca y se sostiene pero tú no

acudes en ayuda de antemano y tampoco combates al enemigo [...] (también) esto debe

estar puesto bajo juramento.”

Tratado entre Muttawalli III y Alaksandu de Willusa

La mención a un “enemigo que se moviliza y marcha” nos haría pensar en algún tipo de

incursión “si el enemigo ataca” desde el exterior de Anatolia. Lejos de tomar esto como la

comprobación de la existencia de una guerra, que solo se sustenta en el mito, podríamos

pensar en otras variables. Teniendo en cuenta que los micénicos realizaron una expansión

marítima16

, se podría especular que nos encontramos con una referencia sobre las incursiones

de piratería que realizaban sobre las costas de Anatolia.

Por otro lado, en este contexto de posibles agresiones y escaramuzas, vemos que el rey de

Willusa no tenía una fidelidad completa hacia el rey hitita. De esta manera podríamos suponer

que las relaciones con ese “agresor” (¿micénico?) podrían pasar de la hostilidad a la alianza.

Con lo cual suponemos que Troya/Willusa se encontraría inmersa en la amplia red del sistema

internacional del Bronce Tardío que, lejos de ser privativo del Cercano Oriente, incluía a los

reinos micénicos, como lo demuestra su relación con Egipto, en los anales de Thutmosis III.

16

Se puede apreciar que a lo largo de su período de apogeo los micénicos, continuando con el camino abierto por

los cretenses tuvieron importantes asentamientos tanto en las costas de Anatolia como del Mediterráneo

occidental. Ver: SANTOS YANGUAS, Narcizo, y PICASO, Marina, La colonización griega, Madrid, Akal,

1980, pp. 38-41

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“Un regalo (inw) del príncipe de Tinay (Tanaja/Grecia) (consiste en) una jarra

“shawabtyde plata con trabajo Kftiw (Creta) y cuatro recipientes de cobre con asas de

plata.”17

Esta posición estratégica en el Estrecho de los Dardanelos hacía de Willusa una ciudad

importante para la relación entre el mundo micénico con los imperios hitita y egipcio. Las

nuevas investigaciones que llevara adelante Manfred Korfmann18

han revalorizado la

importancia de la ciudad, apoyando esta idea de una “ciudad pivote” en el sistema de redes

comerciales del Mediterráneo Oriental.

La arqueología nos enfrenta con una ciudad de tamaño importante (mayor al de Ugarit)

cuya destrucción definitiva coincide con el fin de la edad de bronce19

(Ca 1200-1180 a.C.).

Por otro lado, nos encontramos con indicios de que la ciudad fue abandonada durante este

último ataque.

La evidencia comprueba el hecho de una destrucción violenta en el contexto de la agitación

que se producía en el mundo mediterráneo frente los movimientos poblacionales y la llegada

de los pueblos del mar. Por otro lado, las fuentes parecen hablarnos de un clima de constante

hostilidad que podríamos asociar a la piratería. Ahora bien, eso no nos permite tener total

seguridad que esto represente incursiones realizadas por una “confederación aquea”.

Lejos estamos de afirmar que estos indicios confirmarían la existencia de la famosa guerra

que cantó Homero. La obra de Homero y la tradición épica del ciclo troyano que le precede

dejaron una importante impronta en la memoria del pueblo griego, que tomó como auténticos

esos sucesos. Su recuerdo se mantuvo vivo, aun en los primeros historiadores, que

desconfiaban de los detalles que proporcionaba el viejo Homero. Teniendo en cuenta lo que

17

Este fragmento ha sido extraído de: DANERI, Alicia, “Interrelaciones en el Mediterráneo Oriental durante el

Bronce Tardío”, en: RIHAO, Revista de Instituto de Historia Antigua Oriental “Dr. Abraham Rosenvasser,

(Tercera serie), Volumen 12/13, 2005-2006, pág. 77

18 Este autor que ya ha sido citado en el presente trabajo fue el director del proyecto arqueológico de excavación

del sitio de Troya entre 1998 y 2005 por la universidad de Tübingen. A él se deben los últimos alcances en la

excavación, hasta que lamentablemente falleció en el 2005..

19 Tradicionalmente se relacionaba la Troya de Homero con los nivele arqueológicos VI o VII, pero actualmente

se usa la catalogación intermedia de Troya VIi que cubre el período entre 1750 y 1250 a.C.

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nos proporcionan las fuentes históricas, la arqueología y la mitología, buscaremos ahora

confrontar tan dispar información.

El recuerdo de la guerra

Troya de algún modo anuda esa tensión entre mito y realidad, de la cual los primeros

historiadores griegos se hicieron eco. Tucídides, aun cuando escribe a mediados del siglo V a.

C., toma como cierta la tradición de Troya, aunque tomando con desconfianza los datos

proporcionados por Homero. Tratando de salirse de las leyendas busca explicar en cuestiones

materiales el porque del mando de Agamenón sobre toda la coalición de reyes aqueos.

“Me parece además que Agamenón consiguió reunir las fuerzas expedicionarias porque

era el más poderoso de sus contemporáneos, y no tanto por ir al frente de los

pretendientes de Helena, obligado al juramento prestado a Tindareo. […] Agamenón en

mi opinión, gracias a que había recibido esta herencia y, además por tener una mayor

fuerza naval que los otros, pudo emprender y llevar a cabo la expedición, no tanto por

el reconocimiento del que era objeto como por el temor que inspiraba”

Tucídides, Historia de la guerra del Peloponeso I, 9,1-420

Esto coincide con la visión negativa que se fue construyendo de las figuras de Agamenón y

Menelao como reyes tiranos. Esta caracterización que hace Tucídides de Agamenón se parece

más a la de un rey asiático que a la de aquel “primus inter paris” que nos presentaba Homero.

La descripción de Tucídides coincide bastante bien con la que utilizara poco tiempo antes el

propio Esquilo en su obra Agamenón21

.

20

Todas las citas de Tucídides han sido extraídas de: TUCIDIDES, Historia de la guerra del Peloponeso,

Madrid, Gredos, Vol. I (Libros I, y II), 2002

21 La figura de Agamenón fue retomada por Esquilo en la Orestíada, como la de un rey tiránico más similar al

gran rey persa que al caudillo aqueo que nos relata Homero en sus poemas.

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Tucídides plantea que la escuadra aquea, que narra el “Catálogo de las naves”22

(Iliada II),

contó con pocos combatientes y escaso recursos. “…a causa de la dificultad de

aprovisionamiento, se dedicaron a cultivar la tierras del Queroneso y a la

piratería.”(Tucídides. Historia…I, 11-1) De este modo se entendería porque la guerra contra

Troya duró diez años.

“…y si se hubieran establecido en torno a ella para sitiarla, hubieran tomado Troya en

menos tiempo y con menos dificultades. Pero así como la debilidad de las empresas

anteriores fue debida a la falta de recursos, sin duda ocurre lo mismo con la guerra de

Troya, que si bien ha obtenido más renombre que las anteriores, los hechos demuestran

que fue inferior a su fama y a la tradición que, gracias a los poetas, prevalece

actualmente.”

Tucídides, Historia..., I, 11, 2-3

El historiador toma como cierta la existencia del conflicto, pero supone que fue de mucha

menor envergadura que lo que planteaban las tradiciones. Aun así, se posiciona de manera

crítica con aquellos que descreen de la existencia de aquella guerra. Sostiene que, aunque

magnificada por la poesía de Homero, la guerra de Troya ha sido importante, aunque sin el

alcance de la guerra llevada adelante por Jerjes sobre los griegos.

“No hay razón, pues, para plantear dudas ni para prestar más atención a las apariencias

de las ciudades que a sus fuerzas reales, sino que hay que creer que aquella expedición

fue más importantes las anteriores, aunque inferior a las que ahora, si es que también en

este caso debemos confiar en los versos de Homero, quien, aunque es verosímil que,

como poeta, la ponderara para engrandecerla, aun así, sin embargo declara su

inferioridad.”

22

En el canto II de la Ilíada nos encontramos con el “Catálogo de las naves”, en donde Homero nos describe

cada una de las ciudades y los héroes que participan en el sitio de Troya. En esta intención del poeta se intenta

mostrar el carácter panhelénico de esta guerra frente a otros ciclos épicos de corte regional como es la lucha en

las puertas de Tebas.

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Tucídides, Historia..., I, 10, 3

Algunos de estos datos que Tucídides nos brinda parecen aproximarse a algunas de las

posturas históricas actuales. Por un lado, no niega la existencia de tal guerra, sino que trata de

ubicarla en un contexto menos grandioso. En relación a esto, replantea la cuestión del famoso

sitio de diez años que parecía hablarnos de una ciudad inexpugnable. La toma de la ciudad no

se habría prolongado tanto tiempo debido al poder de la ciudad, sino por las propias

debilidades de los aqueos.

Por otro lado, al plantear que muchos se dedicaron a cultivar tierras o a la piratería, se

acerca a una posibilidad que hoy algunos historiadores están pensando23

. Este último indicio

de la piratería esta fundamentado en los poemas homéricos, en donde los basileus

combinaban el saqueo ocasional a otras ciudades mientras se realizaba el sitio a Troya.

Odiseo- “De Ilión me llevó el viento al país de los Cicones, en Ísmaro. Entré a saco en

la ciudad y maté a sus moradores. Las mujeres y el cuantioso botín que logramos lo

repartimos equitativamente, de modo que nadie quedara sin su parte del botín.”

Homero, Odisea, IX, 39-42

De lo expuesto se desprende que, lejos de haber existido una guerra gloriosa contra Troya,

nos encontraríamos con largos años de piratería y posibles escaramuzas a las costas de la

Troade. Por otra parte, la mención al cultivo de tierra también puede relacionarse con la

hipótesis de varios autores que sostienen que existieron asentamientos micénicos (¿reinos?) en

23

Juan M. González Zalazar, nos dice al respecto: “De cualquier modo, dentro del complejo cuadro histórico

que las fuentes textuales y literarias, con importantes lagunas simplemente esbozan, se podría pensar que no

solo habría una singular y grandiosa guerra como la homérica sino acaso el escalonamiento de choques de

mayor o menor intensidad, con alternancia de fases más álgidas, con otras pacíficas, que pudieron tener como

eje a Troya y su zona de influencia en la triade.”, en: GONZÁLEZ ZALAZAR, Juan Manuel, “Op. Cit.”, pág.

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las costas de Anatolia. Un buen indicio de eso lo presenta el hecho que en los textos hititas

tenemos el nombre de Mileto (Millawanda) como un posible asentamiento aqueo24

.

“Si Piyamandu no hubiera cogido (a los cautivos), quizá no tendría nada contra él.

Mientras estaba en Awabiya, escribí a Piyamaradu a Milllawanda: -Ven ante mí-.

Escribí a mi hermano ante de pasar la frontera lo siguientes: - He tomado esta

resolución: ¿Sabe mi hermano, o no sabe, que Piyamaradu ataca mis tierras?-”

La carta de Tawagalawa

Este caso la fuente nos habla que Millawanda sería un reino vasallo del rey de Ahhiyawa

(Micenas)25

, siendo esto por lo cual el rey hitita le avisa a su “hermano” que traspasará la

frontera para buscar un fugitivo. Esto nos muestra no solo la lógica de la diplomacia

internacional del “Bronce Tardío”, sino que los aqueos habían logrado formar reinos en las

costas de Anatolia. Esta posibilidad, sumada a la piratería constante, así como una relación

conflictiva nos acercan a entender la complejidad de las redes de poder entre Grecia y

Anatolia en aquel período.

A caballo del mito

Si bien Tucídides y otros historiadores griegos se han mantenido escépticos a la hora de

describir la fastuosidad de esta guerra, la figura del famoso caballo de Troya no podía quedar

24

Al respecto Fank Starke nos dice: “En 1995, Wolf-Dietrich Niemeier mostró que Ahhijawa estaba ubicada en

terreno griego; en algunas islas y al sur de Asia menor. Los hititas llamaban a Mileto Millawanda. En 2003 yo

descifre un documento conocido desde 1928 que había sido mal interpretado: es la primera carta en hitita

enviada desde occidente de Ahhiyawa a Hattusa. Una carta del rey de Ahhiyawa al Gran rey de los hititas.”

STARKE, Frank, entrevista publicada en: ACOSTA Ivana, “Los secretos del viejo Homero” Revista Ñ, Nº 6,

fecha: 25/02/06

25 Junto a las posibilidades que barajaba al respecto Juan González Zalazar, Alberto Bernabé y Juan Antonio

Álvarez Pedroza, son contundentes al afirmar que “Atpa”, el rey de la ciudad Mileto/Millawanda es vasallo del

rey de Ahhiyawa (Micenas). Ver: BERNABE, Alberto y ALVAREZ PEDROZA, Juan Antonio, Op. Cit., pág.

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ajena a esta discusión. En este caso ha sido Pausanias quien puso en duda la veracidad del

afamado caballo construido por Epeo bajo la idea de Odiseo.

“Que la obra de Epeo fue un artilugio para abrir una brecha en los muros de Troya es

algo conocido para alguien que no atribuya a los frigios una completa estupidez”

Pausanias, Descripción de Grecia, I, 2326

Esta idea se relaciona con el pensamiento de algunos investigadores contemporáneos que

suponen que detrás de la figura del caballo se esconde la existencia de una máquina de asedio.

Posiblemente como las que usaban los asirios: una suerte de ariete forrado en cuero húmedo

para resistir el fuego enemigo y cargado de hombres para lanzarse a las murallas que debían

tomarse.

Lo que planteaba Pausanias podía sustentarse en el hecho de que una parte de las murallas

de Troya construida por Eaco estaría más desprotegida27

. Entonces, en lugar de la entrada a la

ciudad del famoso caballo, lo que habría ocurrido es que con una máquina de asalto los

aqueos hubieran podido penetrar en la ciudad haciendo una brecha en la zona más débil de la

muralla.

Sin embargo, creemos que posiblemente detrás de estos razonamientos nos encontramos con

que se ha forzado el mito al intentar historizarlo. Es muy posible que la cuestión sea más

compleja y aun queden otras madejas por desentrañar. El caballo pudo ser una máquina de

asalto, desde una perspectiva historicista, pero también pudo haber escondido la imagen de

un símbolo.

En tiempos de la cultura micénica, el dios principal de su panteón no era Zeus, sino

Poseidón, y, en aquel tiempo, no tenía el dominio de los mares que le adjudica la mitología

clásica, sino que su figura se representaba con el caballo. Sabemos que la sociedad micénica

26

Todas las citas correspondientes a Pausanias han sido extraídas de: PAUSANIAS, Descripción de Grecia,

Madrid, Gredos, 1993

27 Cuenta el mito que las murallas de Troya debían ser construidas por Apolo y Poseidón, pero para que estas no

fueran inexpugnables se necesitara que participara un mortal en su construcción. Este fue Eaco, padre de Peleo y

Telamón y abuelo de Ayax y Aquiles, héroes que lucharían en la primera y segunda guerra de Troya

respectivamente.

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era una sociedad guerrera y que, como todos los estados del Mediterráneo Oriental durante el

Bronce Tardío, el carro de guerra era su principal arma de combate.

Las tablillas del Lineal B nos demuestran que la figura del Lawaguetas, el conductor de

carros, tenía un rol muy importante y su lugar se hallaba cercano al del Wanax (rey).

Teniendo en cuenta esto no es descabellado pensar que la principal divinidad de una sociedad

que fundaba su prestigio y legitimidad en la guerra tomara precisamente como símbolo de su

poder al caballo.

Las tablillas del palacio de Pilos son las que mejor nos informan sobre el papel destacado

que la divinidad ocupaba en esta ciudad. Es interesante este dato, pues la Odisea nos brinda

una imagen al respecto, cuando nos encontramos con Néstor haciendo un sacrificio a Posidón.

“Posidón, que la tierra rodeas, escucha y no niegues cumplimiento de las cosas que

aquí te pedimos: a Néstor ante todo y a los hijos de Néstor da crédito y gloria; que este

pueblo de Pilo reciba de ti aquel retorno que merece su insigne hecatombe; concede,

asimismo, que Telémaco y yo no volvamos logrando el intento que nos trajo a esta tierra

en el negro, el ligero navío.”

Homero, Odisea, III, 55-61

Aun cuando en los poemas homéricos la divinidad principal es Zeus, Néstor le rinde culto

llamándolo el “real Posidón” (Odisea III, 44). Este dato proviene de Néstor, quien en los

poemas homéricos es el anciano rey de Pilos. Lo expuesto parece marcarnos un punto de

confluencia entre la información de las tablillas de Pilos y el relato de Homero. Otro elemento

interesante es que Néstor en reiterados pasajes de la Ilíada es llamado “el rey guiador de

caballos”.

Entonces, parándonos desde este lugar, es posible que, en lugar de haber sido un ariete, el

caballo simplemente representase un símbolo: la entrada de los aqueos a Troya/Willusa bajo

la guía de su divinidad protectora, Poseidón. Cabe aclarar que aunque haya sido un ariete o un

símbolo, no dejan de ser interpretaciones y, por lo tanto, no podemos saber si realmente fue

un hecho verídico.

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Solo nos encontramos con la única certeza del recuerdo que guardaron los griegos de este

mito y, mientras los poetas prefirieron preservar su grandeza, los historiadores de la época

intentaron racionalizarlo. Pero detrás de estas dos posturas solo queda como válido el

recuerdo y la duda sobre su verdadera existencia.

Historia detrás del mito

A pesar de este mar de incertidumbre que parece rodearlo todo y en donde no podemos

detectar en donde hace pie la historia, es posible que existan algunas pistas para seguir algún

rastro histórico. Así como detrás de la Troya de Homero aparece la Willusa de los textos

anatólicos, en los propios poemas homéricos es posible encontrar algún resabio histórico. Uno

de ellos sería, como ya lo vimos arriba, el recuerdo que la importante ciudad de Pilos del

período micénico tenía como divinidad principal a Poseidón.

Un segundo ejemplo sobre el posible recuerdo de algunos elementos históricos en Homero

es retomado por Tucídides. Desde una postura muy avanzada para su tiempo, el historiador

plantea que muchas de aquellas ciudades que llevaron adelante aquella guerra son ciudades

que ya han dejado de existir en la Grecia clásica. Este es un dato que la arqueología ha

confirmado en centros como Micenas y Tirinto que fueron absorbidos por la ciudad de

Argos28

.

Por lo tanto Tucídides sostiene que el hecho de que ya no se puedan encontrar rastros del

esplendor de aquellas antiguas ciudades que narraba Homero no significa que en su tiempo

fueran importantes y llevaran adelante la guerra contra Troya. Sostiene esto realizando una

comparación con el poderío militar de Esparta y la poca urbanización que posee la ciudad de

los lacedemonios.

“No se utilizaría un indicio exacto si, basándose en que Micenas era pequeña o que en

alguna ciudad de la de entonces parece ahora sin importancia, se pusiera en duda que la

expedición fue tan grande como los poetas la han cantado y como la tradición mantiene;

28

GALLEGO, Julián, Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la polis griega y la infantería hoplítica,

Buenos Aires, Ediciones del signo, 2005, pág. 31

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pues si fuera desolada la ciudad de los lacedemonios [Esparta], y solo quedaran los

templos y los cimientos de los edificios, pienso que, al cabo de mucho tiempo, los

hombres del mañana tendrían muchas dudas respecto a que la fuerza de los

lacedemonios se correspondería con su fama.”

Tucídides, Historia…, I, 10, 1-2

Esta idea de Tucídides de ir más allá de la evidencia de los restos materiales de su tiempo

para medir el peso de ciudades ya extintas como Micenas o Tirinto, pone el acento en una

tradición que se ha mantenido con el tiempo. Esto nos hace suponer

que en los poemas homéricos subyace una tradición más antigua, que tiene ecos en los ya

olvidados palacios del Bronce Tardío.

G. S. Kirk ha planteado que en el relato del “Catalogo de las naves”29

(que relata Homero y

que también utiliza Tucídides como apoyo) se encuentra una importante referencia a la

geografía y las ciudades del mundo micénico. Así que, cuando el historiador ateniense sale en

defensa de esas “tradiciones”, parece coincidir con aquellos que sostienen que en la poesía de

Homero se asoman algunos vestigios de la cultura micénica30

.

Después de haber cruzado las fuentes antiguas con las interpretaciones modernas nos queda

plantear una última reflexión al respecto. De lo expuesto entendemos que no podemos hacer

coincidir con exactitud los poemas de Homero con la evidencia histórica que conectan a

Micenas, Hatti y Willusa. Pero, más allá de esto, hemos comprobado la existencia histórica de

esta mítica ciudad y de su relación conflictiva con los reinos micénicos, así como su

destrucción durante el paso del “Bronce Tardío” al “Hierro I”. Esto nos permite al menos

afirmar:

29

G. S. Kirk, planteaba al respecto, que una lectura minuciosa del llamado “Catalogo de las naves” que se

encuentra en el II canto de la Ilíada, podemos reconocer un paisaje de la sociedad micénica, que nos narra sobre

distintos tipos de asentamientos que habían desaparecido ya, para el período de composición de los poemas. Ver:

KIRK, G. S., Op. Cit., Buenos Aires, Paidós, pág. 114

30 Ibidem, pp. 115-117

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La existencia de Willusa (Troya) y su lugar como enclave comercial entre Grecia y

Anatolia.

El dominio del imperio Hitita sobre esta ciudad y su territorio circundante.

La presencia de los aqueos en las costas de Asia Menor y algún tipo de ingerencia en

los asuntos políticos de la región.

Una relación diplomática entre aqueos e hititas en torno a esta situación política, que

oscilaba entre los acuerdos y la hostilidad.

Lo expuesto nos hace pensar que estos acontecimientos fueron recordados, aunque de

manera distorsionada. El recuerdo de los reyes micénicos, de sus riquezas y sus palacios, poco

tienen que ver con los basileus que narra Homero, que deberíamos ubicar posiblemente en el

contexto de sociedades de jefatura del fin de la edad oscura. El recuerdo de posibles campañas

de piratería micénica, la posible fundación de un reino en Anatolia, la destrucción de Willusa,

o el recuerdo de algunos reyes, confluyeron en la leyenda de una guerra que seguramente

nunca existió.

Recapitulación

Del recuerdo fragmentario de algunos hechos que existieron, pero que ni siquiera nosotros

podemos determinar sus causas y responsables, se fundó una tradición mítica. Lejos de hacer

coincidir mito e historia la pregunta sería: ¿Por qué los griegos tuvieron la necesidad de

recordar estos hechos bajo una tradición mítica? ¿Que importancia tenían estos ciclos épicos

para la cultura y la sociedad que se estaba formando tras la caída de los palacios micénicos?

Lo que podemos responder es que detrás de la guerra de Troya o la lucha en las puertas de

Tebas31

no había el afán de guardar “hechos” del pasado. En estas representaciones se

conformaban y reproponían constantemente, bajo la estructura del mito, los sistemas de

31

El ciclo tebano abarcaba las historias de Edipo, sus hijos Eteocles y Polídices y los epígonos a lo largo de tres

generaciones. En este ciclo se destacaba la obra perdida conocida en aquellos tiempos como la Tebaida.

Importantes pasajes de los poemas homéricos sobre estas historias hacen presuponer que el ciclo tebano era

conocido por Homero y sería anterior a la Ilíada y Odisea.

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valores y tradiciones que mantuvieron vivas a estas sociedades. La tradición oral promovió la

épica y este entramado mítico en donde dioses y héroes convivieron a lo largo de siglos.

Esto nos hace comprender que en los poemas de Homero y en el vasto ciclo troyano

pervivieron muchos elementos de la relación con el mundo anatólico y oriental. Sin embargo,

esa continuidad con una tradición mítica que se conforma en el II milenio a. C. y entroncaba

con el desaparecido mundo micénico, bajo la impronta de la poesía homérica tomará otra

dimensión.

Homero recuperará muchos de aquellos rasgos del mundo de los reyes orientales, pero sus

obras no serán una continuidad con el pasado. Todo lo contrario, implican una ruptura que

anuncia, aun muy atravesado por la estructura mítica y el lenguaje épico, el mundo nuevo que

comienza a emerger. En él se vislumbran las primeras huellas de una sociedad que abandona

aceleradamente, la comunidad aldeana de los siglos oscuros para dar paso a la polis arcaica.

Es por ello que a la hora de adentrarnos en la tarea de abordar un mito, debamos tener

presente el consejo de Joseph Campbell al respecto.

“No hay un sistema final para la interpretación de los mitos y nunca habrá tal cosa. La

mitología es como el dios Proteo, el veraz anciano de los mares. El dios probará de

convertirse en todos los seres que se arrastran por la tierra, y en agua, y en ardentísimo

fuego.”32

Epílogo

Grecia: cuna y cola de la civilización occidental

Podemos ver que detrás de las brumas del mito se encuentra el afán del recuerdo, la

necesidad de encontrar una identidad detrás de la memoria. Desde ese camino que se fue

conformando en aquel tiempo el hilo conductor de una identidad en la que Europa se

inventaría a si misma y sus intelectuales le construirían su historia. Esa historia reconstruida

intencionalmente una y mil veces, tiene como hito fundacional la guerra en Troya. Hoy los

32

CAMPELL, Joseph, El héroe de las mil caras, Psicoanálisis del mito, FCE, México, 2001, pág. 336

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restos anatólicos de esta mítica ciudad se encuentran en Turquía a las puertas de Asia. La

historia de la Europa que se construyó a si misma distanciándose de aquel eterno vecino, el

Oriente asiático.

Por otro lado, Europa se proyecta hacia el pasado erigiendo a la Grecia antigua como su

cuna, pero hoy la ha puesto como furgón de cola. Incluida como madre en su tradición

histórica, hoy Grecia debe pagar el precio de encontrarse cercada y excluida en el propio

continente al que parece haber dado vida. Volver sobre el recuerdo de esta guerra cantada por

antiguos poetas trasciende la historia de Grecia o de la antigüedad. Es repensar la

naturalización de ciertos discursos de orden que atraviesan a la historia y llegan hasta nuestros

días

De nada sirve hablar de aquella Grecia anclada en el tiempo, si no entendemos la distancia

que la separa de su actual presente de lucha. Ya no es el Partenón el símbolo del lugar de

acaloradas discusiones políticas, sino el Politécnico de Atenas en donde nuevamente emergen

las resistencias. La memoria, es tan fuerte que puede resistir el paso del tiempo y emerger con

furia para poner en entredicho la monocorde lápida discursiva que intenta imponernos la

historia oficial. Discutir Troya, puede ser más que eso, puede ser un primer paso para

desmontar los diversos mitos eurocéntricos que ha construido una Historia que aun en día

recoge pocas voces.

“Nosotros los trabajadores, autónomos, los artesanos, los pequeños comerciantes,

los pequeños y medianos campesinos, los jóvenes, somos la mayoría.”

(G. Perros, palabras en Atenas durante la huelga general en Grecia del el 5/05/10)

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