Historia de Colombia s. XX

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    ACTIVIDAD 1 Alba Monedero

    HISTORIA DE COLOMBIA PRIMERA PARTE1. Colombia: repaso y perspectivas

    Se intentar esclarecer aqu los rasgos que han permanecido apenas sin variaciones hasta el

    cambio de milenio dado la dificultad de resumir la historia colombiana del ltimo siglo. Hechosque debido a su vigencia, su transformacin y perpetuidad en el tiempo, han configurado unpas tan anacrnico como con inmensas posibilidades de futuro, tan rico como ahogado por unconflicto que tiene raz en la propia configuracin del estado postcolonial.

    Como todos los pases latinoamericanos, Colombia vio la luz de su independencia en lasrevoluciones anticolonialistas de Simn Bolvar a mediados del s.XIX. El firme establecimientode una oligarqua terrateniente y poderosa se vio auspiciado por las luchas por el poder entrelos diferentes estados, que situaron al gobierno espaol y centralista cada vez ms lejos delpoder en ultramar. Una vez se hubo asumido una cierta independencia del territorio, el coste dela configuracin nacional no slo propici un intenso y violento debate sobre la formacin degobierno, sino que engendr las primeros rasgos de una sociedad dividida entre la revolucin

    social y la dictadura terrateniente. Dos corrientes de accin social completamente opuestas queengendraron la primera gran guerra, de los Mil Das (1897-1899), propiciada por las disputasconstitucionales entre los dos partidos hegemnicos: el Conservador (que haba impuesto laConstitucin de 1886, centralista y restrictiva, y con gran afiliacin al Ejrcito, la Iglesia Catlicay los poderes econmicos de las grandes familias coloniales) y el Liberal, que absorba lastendencias renovadoras de la constitucin anterior, de naturaleza federalista, para promover lasreformas sociales que demandaban los campesinos y la incipiente burguesa, ansiosa demodernidad e internacionalismo.

    Tras la guerra, la industria del caf se configur como el nico impulso econmico del pas. Lasgrandes familias seguan dominando la industria y ejercan ms poder que el propio gobierno,que se vea dividido entre el debate sobre el liberalismo econmico defendido por la clase

    obrera, y la intervencin estatal, con apoyo del ejrcito e Iglesia. Los grandes movimientossindicalistas e indgenas eran reprimidos con violencia, como se manifest en la gran huelga delas bananeras (1928), en la que la masacre contra la poblacin civil hizo evidente la alianza delejrcito y los intereses de las grandes compaas industriales, herederas de la colonia ydependientes de la inversin norteamericana.

    Los enfrentamientos en Colombia han tenido siempre una misma raz: el control de una tierrarica y con grandes posibilidades de produccin. Con un terreno montaoso, frtil, pero de muydifcil acceso y trabajo, Colombia es uno de los pases con mayores recursos naturales delcontinente. Su supervivencia ha dependido siempre de una agricultura frgil, dotada de unaexhuberancia que la ha situado en el centro del conflicto de intereses nacionales einternacionales. Por otro lado, la injerencia de los Estados Unidos a lo largo de la historia de

    Amrica Latina ha sido siempre un factor clave para su crecimiento y evolucin. Colombia haaceptado el control y la explotacin de sus cultivos por parte de un todopoderoso siempre mspreocupado por los intereses de sus multinacionales que por la convivencia y el bienestar de loscampesinos. Con una postura siempre conservadora, su alianza ha estado al lado de lasgrandes familias terratenientes que han conservado el poder a travs de mtodos esclavistas yde explotacin. Las llamadas repblicas bananeras han dejado un legado lleno de expropiacinde bienes y revueltas sociales que han ayudado a perpetuar las estructuras anacrnicas quesiguen pasando factura a la Colombia actual. Un problema que ha dificultado la implantacin dereformas para la creacin de un Estado moderno, en el que la sociedad civil tuviera efecto realsobre las polticas y la economa del pas.

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    2. Militarismo social y poltico

    El siglo XX nos presenta una fecha clave: el Bogotazo, que fue una manifestacin espontneade la poblacin tras ver frustradas sus expectativas reformistas con el asesinato pblico delcandidato liberal Gaitn en la capital. El suceso dio lugar a la mayor guerra civil de la historiacolombiana, La Violencia (1948 1965), una masacre de poblacin que se hizo bajo el pretexto

    de una lucha entre liberales y conservadores, pero que fue y sigue siendo de los terratenientescontra el pueblo. La oligarquas sofocaban las reivindicaciones sociales proclamadas por todo elcontinente bajo la amenaza violenta contra la masa campesina. El golpe de Estado de rojasPinilla en 1953 puso punto y final a la guerra, pero fue el momento decisivo de establecimientodel poder de la lite anterior a La Violencia y del inicio de lucha armada popular. A pesar de ellola imagen democrtica pactada por los dos partidos con el Frente Nacional para estabilizar elpoder, junto con la colaboracin del Ejrcito y la Iglesia para perpetuar el Estado represivo y ladespreocupacin que a nivel internacional se vean los acontecimientos violentos, ayudaron acrear una imagen de Estado consolidado y legtimo, manteniendo de esta forma la impunidadsobre un conflicto en el que la bipolarizacin poltica y la radicalizacin de los grupos armadosslo haca que ir en aumento.

    Las FARC se formaron durante la guerra como respuesta de grupos liberales que tomabanarmas ante el anquilosamiento de las reformas agrarias y la extorsin y desplazamiento decampesinos. Durante la siguiente dcada, ms grupos armados se levantaron auspiciados porlos ideales revolucionarios que se gestaban en Europa en los 60, y que en Amrica Latinatenan al Che como exponente y a Cuba como ejemplo (ELN, EPN...). El Frente Nacional seestableci en el gobierno como de las familias con ms poder del pas para alternarse el poderdurante ms de 20 aos, dejando de lado otras manifestaciones polticas de carcter mspopular e izquierdista que representaban a las clases medias. La transformacin del partido deRojas Pinilla, ANAPO, en el movimiento armado M-19 en 1970, fue una consecuencia directa dela manipulacin poltica de sta pequea elite, que bajo elecciones fraudulentas, amaaba unademocracia dictatorial y violenta cercana a los grandes poderes econmicos del pas. Laviolencia se haba institucionalizado gracias a una jurisdiccin militar que permiti la impunidad

    de cualquier accin represiva del ejrcito. Fue adems respaldada por el apoyo militar deEstados Unidos contra la insurgencia, que no mostraba ningn inters en asumir la raz delconflicto, en donde las guerrilla fue una consecuencia natural del estado violento del pas paradefender unas reformas sociales que en Colombia nunca se llegaron a producir, al contrario queen otros pases latinoamericanos. La insurgencia armada se haba configurado dentro de lasociedad colombiana como la nica salida que tenan los desfavorecidos para defender y lucharpor sus intereses. En el campo emerger el poder de los campesinos autoorganizados en las"Repblicas Independientes"., donde las FARC se instalaban hacindose con negocio cocatero,pero ofreciendo a los campesinos una proteccin y supervivencia que el gobierno era incapazde cubrir. La lucha armada en las reas rurales es a su vez un germen para las reivindicacionesen las ciudades, donde los campesinos desplazados se ven arrastrados al empobrecimiento y ala alineacin social.

    Pero la llamada guerra sucia, que quiz tuvo origen tras La violencia, pero que en diferentesformas ha estado vigente hasta nuestros das, explotar a travs del surgimiento de losparamilitares. Su nacimiento se dar tras la excusa de la lucha contrainsurgente, pero serengendrado por grandes terratenientes con el apoyo del ejrcito para conseguir as el controlpoltico y social de las regiones donde se instalan. Este nuevo estado paramilitarista de laszonas rurales, tendr todava peores consecuencias para los campesinos y los defensorespolticos de las reformas, que no slo son amenazados de muerte, sino que en muchos casosson expulsados de sus tierras y sometidos al acoso social violento para acallar las denuncias dela explotacin violenta del poder regional. El acuerdo tcito de Estados Unidos se transmite atravs de la financiacin a las fuerzas armadas, que desde un inicio cooperan con los gruposarmados "privados" en busca de beneficios econmicos y control poltico y social de la regin.La relacin de la primera potencia estriba en la necesidad de conservar el statu quo de sus

    grandes industrias, que dominaban el espectro econmico de Colombia y de muchos lugares delsur del continente. El gobierno se identifica como un ttere a manos de los intereses industriales

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    y econmicos de terratenientes e industrias, utilizando por su parte al ejrcito para imponerpolticamente sus alianzas. Y por ltimo, pero no sin menos repercusin, durante los '80, surgeadems el fenmeno de los grandes narcos, que se establecen paulatinamente como nuevosterratenientes del pas, haciendo uso de las fuerzas paramilitares para intensificar las formas deviolentas de expropiacin y esclavizacin que ya eran intrnsecas a las relaciones de poder en elcampo colombiano.

    En 1984 surgen las primeras propuestas de negociaciones directas con el movimiento armadopor parte del gobierno de Betancour. Las FARC, M-19 y EPL entran en tregua, mientras que losdems grupos rechazan la propuesta. Pero el gobierno de Betancourt juega a dos bandas:mientras que se presenta como gobierno conciliador ante el mundo con la promesa de laextradicin a los Estados Unidos, promueve la formacin de grupos paramilitares y perpeta laguerra sucia. A mediados de los 80, tras los dos das de enfrentamiento por la ocupacin del M-19 del Palacio de Justicia, son asesinados los principales lideres de la izquierda, entre ellos elpresidente de Unin Patritica y los portavoces del M-19 y del EPL. Al mismo tiempo, comienzanlas masacres indiscriminadas contra sindicalistas y campesinos y persiguen a todo defensorpblico de derechos humanos (jueces, ongs, abogados...). Una dinmica de guerra sucia yhostigamientos militares que no acaba de romperse gracias a la impunidad que ofrece el

    amparo a la Ley 48, en la que la jurisdiccin militar protege y avala los crmenes cometidos porel ejrcito y la polica, l oque propicia el fin del proceso negociador y el retorno de la luchaarmada. El auge y establecimiento del narcotrfico durante la dcada y la formacin deorganizaciones como los MAS (grupos paramilitares formados por miembros de la polica y elejrcito y avalados por el gobierno con la excusa de defenderse de los secuestros, iniciados porlas guerrillas como va de financiacin), sern consecuencia del doble juego que se estableceren la poltica colombiana. Mientras que reciben ayudas millonarias de los Estados Unidos parasupuestamente luchar contra la insurgencia y el narcotrfico, el grueso del dinero se destina ala formacin de grupos civiles de autodefensa por las fuerzas de seguridad para defender losintereses industriales frente a la guerrilla y los narcos.

    Los 90 fueron otra dcada de bsqueda de la paz sin xito, en la que se intenta una

    reintegracin de los grupos armados en la sociedad civil sin que el propio ejrcito deje deinstigar con nuevas formaciones de autodefensa boicoteando cualquier intento dereconciliacin. El presidente Virgilio Barco iniciar una redada contra los crteles que fue msuna cortina de humo para recibir la ayuda del gobierno de Estados Unidos que una luchaefectiva para acabar con el trfico de drogas, primera fuente de ingresos del pas. El aumentode fuerzas paramilitares se acompaa de un incremento sin precedentes de los crmenespolticos y de limpieza social en la que la militarizacin asumi rasgos morales sobre lasfacciones libertarias de la sociedad (prostitutas, homosexuales, pequeos delincuentes). Laguerra sucia contina con un aumento de la violencia generada por el Estado, que inicia una vapoltica armada ante el avance de los partidos de tradicin revolucionaria como Unin Patritica.Se aumentan las acciones violentas de los paramilitares en las zonas cocaleras controladas porlas FARC, generando el desplazamiento masivo de campesinos ante una ola de violencia querecae directamente sobre ellos. Las FARC, que haban intentado una va poltica, retoman armas

    en contra del mismo Ejrcito y desplazan al gobierno en las zonas ocupadas, impidiendoelecciones y recolectando ellas mismas los impuestos. En el 98, el presidente Pastrananegociar la retirada del ejrcito en los cinco municipios controlados por las FARC (Acuerdo deBarrancabermeja, en el que se apoya el retorno a las tierras de campesinos y la proteccin delos paramilitares) y pactar con el gobierno norteamericano una nueva ayuda, otra vezdestinada al refuerzo militar y no a la reforma de la tierra ya l desarrollo social.

    Pero pese los intentos de reconciliacin, el cambio de milenio se estrena con la mismadinmica. Las fuerzas militares estn fuertemente establecidas en el pas, y ninguna es capazde recular posiciones en favor de una resolucin pacfica. El gobierno no puede dominar suspropias fuerzas armadas, y en muchos casos, sufre acusaciones pblicas e internacionales deasociacin con el narcotrfico. Adems, la intervencin de Estados Unidos es ms perjudicial

    que beneficiosa en un pas dependiente de la financiacin exterior y de la fuerza armada parafortalecer su estructura econmica. Este legado es el que impedir considerar a Colombia como

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    un estado verdaderamente democrtico, donde el que la participacin de la sociedad civil sea elprincipal actor para el desarrollo del pas.

    ACTIVIDAD 1 ANLISIS DE NOTICIASLa revisin de noticias sobre Colombia durante las pasadas semanas seala una tendencia

    destacada con el nmero elevado de noticias sobre la incautacin de cocana entre Colombia yEspaa. El siguiente grupo es de noticias relacionadas con el Gobierno en general, tanto enasuntos sobre derechos humanos, como econmicos e internacionales. La informacinrelacionada con la guerrilla, los paramilitares y las causas con la justicia quedan relegadas a untercer lugar, pero suelen ir acompaadas de anlisis histrico y del contexto, por lo tanto, sonms extensas y exhaustivas. En un primer estadio se podra decir que los medios espaolesrecogen los acontecimientos relacionados con el pas antes que los que tienen que ver con lapoltica internacional, y en un tercer lugar tratan las noticias relacionadas con la problemticainterna de Colombia. Desde la perspectiva periodstica, la jerarqua se puede considerar normalpor las leyes de seleccin de noticias, segn las cuales la ley de proximidad es la que determinala eleccin de la informacin en primer lugar.

    Sin embargo, cuando se hace una observacin del apartado internacional de los diariosespaoles ms importantes (El Pas, La Vanguardia, El Mundo, ABC), es evidente que elproblema colombiano no es tratado con toda la extensin y profundidad que requiere. Es estecaso, las noticias que llegan suelen aparecer como simples sucesos, y apenas se dedicanartculos de anlisis u opinin, a pesar de que Espaa sea uno de los mayores inversores enColombia. Una de las causas puede ser la larga duracin del conflicto y la complejidad delmismo, demasiado extenso para abordarlo desde un formato diario de noticias. A da de hoy, sino se han seguido los acontecimientos de Colombia durante los ltimos veinte aos, es difcilexplicar y comprender lo que est sucediendo con una simple lectura de la actualidad.

    Pero lo que s se trata quiz con ms detenimiento son los asuntos relacionados con el gobiernoa travs de entrevistas y noticias, que suelen tener al presidente como principal eje. Desde la

    perspectiva espaola, las acusaciones de la relacin de las instituciones con la violencia o laguerra armada no se exponen de una manera directa. En los procesos por los que ahora estsiendo juzgado el ex presidente Uribe, por ejemplo, no he podido encontrar ningn artculo uopinin (aparte de blogs en ediciones digitales) en los que se denuncie por lo menos lasospecha de colaboracin con los paramilitares. En las ediciones impresas se trata el temadesde la ptica periodstica ms asptica, sin tampoco sealar los datos de las organizacionespro derechos humanos que llevan tiempo denunciando estas relaciones. En este sentido sepodra decir que el gobierno goza de impunidad en los medios, lo que le hace situar en lamayora de casos como una mera vctima ante la comunidad internacional, obviando lasdenuncias histricas de corrupcin. Pero la dificultad de esclarecer los hechos y las relacionesen la poltica colombiana tambin tienen que ver con una lectura ms conformista ante laimagen de un gobierno democrtico.

    Por otro lado, la criminalizacin de las FARC y el ELN ha desvinculado del todo a estas guerrillasde sus ideales iniciales, lo que tampoco difiere mucho de la realidad actual. Sin embargo lalucha armada siempre se trata alrededor del narcotrfico, y pocas veces salen a relucir lasconsecuencias que sta tiene para los campesinos y para la ciudadana colombiana. Elfenmeno paramilitar y la explosin de violencia alrededor del narcotrfico son vistas comocrmenes entre crteles, sin que se seale la relacin que muchas veces tiene con lasinstituciones colombianas. Las vctimas civiles y los falsos positivos no parecen sercomprendidos del todo bien al otro lado del Atlntico, y se asumen como daos colaterales deuna guerra que a veces se puede ver como perdida o irremediable.

    La dificultad para esclarecer las causas de muchos de los crmenes tambin forma parte deltratamiento que dan los medios espaoles a las noticias que llegan de Colombia. Con una

    simple enumeracin de nombres o recuento de vctimas, el origen de las violaciones dederechos humanos suelen ser mal analizado y comprendido. El entramado en el que se ve

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    inmerso la mayora de crmenes, en una red que implica a gobierno, guerrilla, narcotraficantes,paramilitares y grandes empresarios, es tan difcil de seguir que los medios internacionales apenas llegan recoger las notificaciones de la polica. Y los pocos periodistas y acadmicos queson capaces de denunciar pblicamente los nombres y las relaciones en el conflicto, no suelenparticipar en el espacio pblico espaol, y quedan relegados a la informacin especializada quea penas llega a la poblacin.

    La presin internacional necesaria para la denuncia de muchas violaciones en derechoshumanos se ve tambin comprometida con la injerencia de Estados Unidos, que mantiene unapostura de pacificador del conflicto a travs del discurso que publicitan sus planes de ayuda. Laincidencia real de la financiacin, y las consecuencias militares que suponen los numerososplanes llevados a cabo bajo la excusa de la lucha contra el trfico de drogas, es todava unaspecto completamente desconocido en la espera hegemnica espaola. A pesar de queseguramente la mayora de informadores y cargos pblicos conocen la nefasta situacin que espropiciada en por la primera potencia, las voces que denuncien explcitamente la necesidad deesclarecer los hechos son pocas y a penas pueden ser escuchadas por la opinin pblica.

    Si tuviera que hacer una valoracin final de la forma en que los medios independientes de mi

    pas tratan los sucesos que llegan de Colombia, podra sealar como carcter ms determinantela poca implicacin poltica con la que se analizan. Desde mi punto de vista, creo que laviolencia de las organizaciones armadas es vista como un fenmeno residual que slo tieneincidencia en el contexto del narcotrfico, pero no se percibe como una problemtica arraigadaen la poltica y la sociedad colombiana. Desde aqu es difcil escuchar voces de expertos quesean capaces de dilucidar la red de actores que estn implicados en la guerra armada. Creo quese acaba conformando una imagen de dos Colombias, una que sigue su camino de integracinen la modernidad, y otra que se ha quedado atrasada en un conflicto rural completamenteajeno e independiente al desarrollo del pas.

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