Historia de hércules

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LA HISTORIA DE HÉRCULES Era un día de fiesta en el Olimpo. Zeus estaba muy contento por el nacimiento de su hijo Hércules. Todos los dioses estaban presentes, hasta el peor de todos: Hades, señor del inframundo, que apareció con un horrible regalo. Cuando Hades volvió al inframundo, fue a ver a las Moiras, que adivinaban el futuro. Las Moiras le dijeron que, un día no muy lejano, cuando los planetas se alinearan de una forma especial, él podría dominar el mundo y acabar con Zeus. Pero las Moiras le advirtieron que nunca lo lograría si Hércules se interponía. Hades envió a Pánico y a Pena con una pócima para que Hércules perdiera la inmortalidad y otros poderes. Pánico y Pena obedecieron. Pero, antes de que el bebé tomara toda la pócima, un campesino llamado Anfitrión les sorprendió y huyeron sin acabar su siniestra misión. Pena y Pánico decidieron mentir a Hades y decirle que habían eliminado a Hércules. Con el tiempo, Hércules se convirtió en un muchacho dotado de una extraordinaria fuerza que le apartaba de los demás. Por ello, se sentía muy desgraciado. Entonces, Anfitrión le enseñó el medallón con el signo de Zeus que Hércules

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LA HISTORIA DE HÉRCULES

Era un día de fiesta en el Olimpo. Zeus estaba muy contento por el nacimiento de su hijo Hércules. Todos los dioses estaban presentes, hasta el peor de todos: Hades, señor del inframundo, que apareció con un horrible regalo.

Cuando Hades volvió al inframundo, fue a ver a las Moiras, que adivinaban el futuro. Las Moiras le dijeron que, un día no muy lejano, cuando los planetas se alinearan de una forma especial, él podría dominar el mundo y acabar con Zeus. Pero las Moiras le advirtieron que nunca lo lograría si Hércules se interponía.

Hades envió a Pánico y a Pena con una pócima para que Hércules perdiera la inmortalidad y otros poderes. Pánico y Pena obedecieron. Pero, antes de que el bebé tomara toda la pócima, un campesino llamado Anfitrión les sorprendió y huyeron sin acabar su siniestra misión. Pena y Pánico decidieron mentir a Hades y decirle que habían eliminado a Hércules.

Con el tiempo, Hércules se convirtió en un muchacho dotado de una extraordinaria fuerza que le apartaba de los demás. Por ello, se sentía muy desgraciado. Entonces, Anfitrión le enseñó el medallón con el signo de Zeus que Hércules llevaba cuando era un bebé. Hércules decidió ir al tempo de Zeus, convencido de que allí descubriría su destino.

Hércules se dirigió a la enorme estatua de Zeus. De pronto, la estatua cobró vida y explicó a Hércules quién era realmente y cómo alguien lo secuestró cuando era un bebé y lo convirtió en un ser mortal. Pero, como no había tomado todo el brebaje, Hércules conservaba su portentosa fuerza física. También le explicó lo que tenía que hacer:

- Si demuestra ser un héroe verdadero en la Tierra, tu divinidad te será devuelta.

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Para ayudarle, Zeus le entregó a Hércules su caballo alado, Pegaso.

A lomos de Pegaso, Hércules salió en busca de Filoctetes, el entrenador de héroes, dispuesto a convertirse en un héroe verdadero. Fil aceptó entrenar al joven. El entrenamiento fue largo y duro. Al final, Hércules se sintió preparado para demostrar al mundo que él era un nuevo héroe. Juntos se encaminaron hacia la gran ciudad de Tebas.

A mitad de camino encontraron a un musculoso Centauro, mitad hombre mitad caballo, que tenía atrapada a una bella joven llamada Meg. Hércules se enfrentó al Centauro y la liberó. Meg le dio las gracias a Hércules y salió de allí muy deprisa.

Hércules se había quedado embelesado por aquella preciosa chica. No sospechaba que la joven estaba al servicio del perverso Hades, quien había descubierto que Pena y Pánico no habían eliminado a Hércules cuando era pequeño. Por ello, Hades había ordenado a Pena y Pánico que, con la ayuda de Meg, eliminaran a Hércules de una vez por todas.

Hércules llegó a Tebas para demostrar que era un héroe. En ese momento apareció Meg pidiendo auxilio. Dos niños habían quedado atrapados bajo una enorme roca. Hércules fue corriendo a salvarlos.

Hércules levantó sin esfuerzo la gigantesca roca. Los niños quedaron a salvo ante los aplausos de todos los ciudadanos. Hércules se convirtió en el héroe más admirado de Tebas.

Convencido de que era un verdadero héroe. Hércules fue al tempo a ver a Zeus. Pero el dios le dijo que aún no era un héroe auténtico y le aconsejó que buscara dentro de su corazón. Hércules regresó a Tebas, triste y abatido. Entonces apareció Meg y ambos se fueron a pasear. A solas con él, Meg se dio cuenta de que se había enamorado de él y decidió no seguir ayudando a Hades.

Hades se presentó ante Hércules con Meg como prisionera. Hades le prometió que ella quedaría libre si él renunciaba a su fuerza. Él aceptó.

Hades soltó a Meg y le dijo a Hércules que, en realidad, Meg trabajaba para él. La joven intentó convencer a Hércules de que no había querido hacerle daño. Hércules se sintió traicionado. ¡Había renunciado a su fuerza por salvarla! ¿Cómo iba ahora a enfrentarse al terrible Hades?

¡Pobre Hércules! Despojado de su fuerza, no pudo evitar que Hades liberara a los terribles Titanes, que volaron al Olimpo para destruir a Zeus.

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Mientras tanto, una columna cayó sobre Meg, que no hizo nada por apartarse. Hércules corrió a levantar la columna para liberarla. Hércules recuperó la fuerza; Meg se había dejado herir para salvarle a él.

Con su fuerza recobrada, Hércules se dirigió al Olimpo y liberó a Zeus y a los demás dioses. Pero Hades guardaba una última maldad: enviaría a Meg al río de la muerte.

Hércules se dirigió a la morada de Hades para rescatar a Meg del río de la muerte, sabiendo que aquello significaba su propia muerte. Con aquel acto de generosidad sin límites, Hércules había demostrado ser un héroe verdadero y recuperó su antigua inmortalidad. Derrotó a Hades.

Hércules había descubierto que a un héroe verdadero se le mide por la fuerza de su corazón. Zeus permitió que renunciara a su inmortalidad para vivir en la Tierra con Meg, donde los dos fueron felices el resto de su vida.