HISTORIA DE LA ARQUITECTURA EN CHILE · 2017. 8. 21. · En la década de los cincuenta del siglo...
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APUNTES PREPARADOS CON FINES ACADÉMICOS PARA EL CURSO HISTORIA DE LA CIUDAD
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS - CAMPUS PUERTO MONTT A.A 2017 profesor
GIAN PIERO CHERUBINI ZANETEL
1
EL ORDENAMIENTO DEL TERRITORIO EN CHILE
EL TERRITORIO
El territorio es el espacio físico que sirve de contexto y es
vinculante para el emplazamiento de las ciudades y el desarrollo de la
arquitectura.
Su configuración se da en tres aspectos interrelacionados.
En el primero se encuentran los factores modeladores
geomorfológicos como la dinámica de placas, el volcanismo y los
movimientos telúricos, el clima y los agentes erosionadores.
La forma que caracteriza el territorio chileno es el resultado de la
acción de estas fuerzas naturales. Hacia el oriente, la cordillera de la
costa, en el centro la pampa nortina a más de 1.500 metros sobre el nivel
del mar, que se transforma en el valle central y que desaparece en el mar
interior de Chiloé, continuando en la región de los canales, hacia el
poniente la cordillera de los Andes, que recorre todo el país, son el
resultado de la subducción de la placa de Nazca bajo la placa
continental, produciendo un pliegue de esta, formando la característica
geomorfológica del país.
El clima se ve afectado por dos importantes factores. El primero
es la corriente fría de Humboldt que crea una anomalía térmica que
consiste en una temperatura media del agua inusualmente baja para
regiones de latitudes tropicales y subtropicales, lo que produce la
modificación del régimen de lluvias subtropicales, creando una franja de
desiertos costeros fríos. A esto se suma el hecho que la cordillera de la
costa levanta los vientos marinos cargados de humedad, lo que mitiga
las precipitaciones en el valle central, aumentando las lluvias en las
cumbres de las cordilleras de la costa y de los Andes, dando origen a la
red hidrográfica, cuyos principales ríos atraviesan el país, naciendo en la
cordillera de los andes, pasando por el valle central, atravesando la
cordillera de la costa para desaguar en el océano pacífico.
2
El desarrollo del país a lo largo de 40º de latitud define una gran
variedad de climas, desde la aridez del desierto, el clima mediterráneo
de la zona central, el clima templado lluvioso de la zona sur y el clima
polar de la zona más austral. A su vez en sentido transversal, la
presencia de las dos cordilleras define zonas de aumento de
precipitaciones, mayores en la vertiente occidental de ambas cordilleras
que en el valle central.
El segundo aspecto en que se manifiesta la configuración del
territorio es el de la colonización por especies vegetales, siguiendo la
secuencia natural de las sucesiones vegetacionales, en su evolución hacía
el “climax” vegetacional, alcanzando por asociaciones de plantas que
obtienen el máximo aprovechamiento de determinadas condiciones
naturales geomorfológicas, de suelo y climáticas que conforman el
hábitat en que viven.
Altamente dependiente de las condiciones climáticas generales,
así como del microclima local, la vegetación genera una gran diversidad
de paisajes, que van desde la aridez del desierto, la fertilidad del clima
mediterráneo, la agresividad de la pluviselva valdiviana y la fragilidad
de los bosques patagónicos.
El tercer aspecto en que se da la configuración del territorio, es el
de la colonización hecha por el ser humano, realizada desde la aparición
en el territorio del país. En líneas generales el hombre en su voluntad
por sobrevivir, se ha adaptado al territorio, adaptándolo a sus
necesidades. No sólo ha construido allí su morada, en consonancia con
el clima y la geografía, sino que además ha modificado el paisaje en su
deseo de obtener del territorio las riquezas necesarias para el sustento,
volviéndolo productivo.
Considerando estos tres aspectos, la forma del país permite, es
posible dividir el estudio de la ocupación del territorio en tres zonas
geográficas, claramente diferentes.
La zona norte comprende hasta La Serena. Su desarrollo fue
altamente dependiente de la relación de las ciudades costeras de Arica y
Copiapó, con el virreinato del Perú, con las audiencias de Charcas (hoy
3
Bolivia) y el norte argentino, al ser usadas como lugar de paso en la
comunicación hacía el exterior, por la vía marítima. El valle central del
norte, con carencia de agua y vegetación, postergó la ocupación hasta
entrado el siglo XIX, cuando se realizaron los descubrimientos de
grandes yacimientos mineros. A su vez el área andina, por sobre las
3.500 sobre el nivel del mar, con la presencia de los bofedales y de la
yareta permitió la crianza de ganado y una economía de subsistencia
que ha sido continua en el tiempo, y que permanece aún hoy en día,
presentando una gran fragilidad frente al avance de las economías de la
globalización.
La zona central comprende la parte del territorio entre La Serena
y el río Biobío. El clima mediterráneo y los suelos planos y fértiles del
valle central favorecen la presencia de una vegetación generosa lo que
facilitó el poblamiento, pero este no fue suficiente para superar el
aislamiento cultural, lo que se incentivó con la falta de riquezas. Fue
una zona controlada por los españoles en donde se ubicó la sede del
poder político y espiritual de la capitanía general. El oro existente fue
explotado hasta que fue muy costoso extraerlo, mientas la fertilidad de
la tierra fue la verdadera fuente de riquezas que ya el inca supo valorar
estableciendo en la zona un estado agrícola.
La zona central del país concentró la actividad administrativa,
política, social y cultural. Aquí se encuentra la cuna de la cultura
chilena, que tiene en la figura del huaso y la casa colonial de patios a sus
más fieles exponentes, y es el lugar en donde nació y fructificó el
concepto de nacionalidad chilena.
Dentro del desarrollo urbano del país, la zona al sur del Biobío
tempranamente fue separada del territorio por el alzamiento indígena
de fines del siglo XVI, generándose zonas con distintas formas de
ocupación.
Entre el río Biobío y el Toltén los españoles no pudieron ejercer
una ocupación económica del territorio, quedando está en manos del
pueblo mapuche en lo que se conoció como el Estado de Arauco,
reconocido incluso por la corona española.
4
En él, la incipiente cultura mapuche de agricultores sedentarios
vivió una regresión a un estadio de cazadores y recolectores semi
sedentarios con conocimientos rudimentarios de agricultura.
La ciudad de Valdivia fundada por el conquistador Pedro de
Valdivia, a pesar de ser abandonada en 1599, vuelta a fundar y
abandonada en 1600, fue definitivamente refundada por los españoles
en 1645 después de una breve ocupación holandesa, con el carácter de
plaza fuerte, enclave militar ubicado estratégicamente. La refundación
de Osorno en 1796, sobre las ruinas de la antigua ciudad, y la apertura y
habilitación del camino real completaron el cuadro de la ocupación de
esta parte del país.
El archipiélago de Chiloé vivió una realidad propia, en donde el
aislamiento del resto del virreinato y la continuidad de la ocupación,
favoreció la fusión entre nativos y españoles. El asedio y asalto sufrido
por los corsarios (Francis Drake en 1560, Simón de Cordes en 1600,
Hendrick Brower en 1643), produjo el abandono de la ciudad de Castro
y la ocupación del mar interior en una gran cantidad de poblados
agrícolas. Los jesuitas y el establecimiento de la misión circular
completaron el cuadro de un proceso cultural regional que supo integrar
de manera coherente distintas influencias externas, producidas por el
carácter marino de sus ocupantes quienes salían a recorrer el mundo y
por el paso de embarcaciones hacia la capital del virreinato.
El extremo austral fue un lugar de paso, a pesar de la expedición
fundadora, en 1584, de Pedro Sarmiento de Gamboa, quien fundó los
efímeros asentamientos de Nombre de Jesús y Rey don Felipe, conocido
con el fatídico nombre de Puerto de Hambre, fue integrado a la realidad
nacional a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
SISTEMAS DE TRANSPORTE
Un hecho importante en la ocupación del territorio es el
establecimiento de vías de transporte y comunicaciones, que permiten
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unir distintas localidades favoreciendo el intercambio, estimulando la
explotación económica del territorio y el establecimiento de industrias.
Aun cuando Diego de Almagro y Pedro de Valdivia llegaron a
Chile por tierra, la vía de comunicación más importante era la marítima,
por la distancia que permitía cubrir y porque las técnicas para hacer
caminos eran tan deficientes que, cuando se hacían, eran prácticamente
intransitables en invierno, aún para las recuas de mulas.
Las comunicaciones marítimas permitieron un sistema de
ocupación que unía un poblado en la costa, que cumplía la función de
puerto y una ciudad, o un sistema de ciudades, en el valle central, en
una primera época alejada del ataque de piratas, en donde estaban las
tierras fértiles que originaron la riqueza del país. La fundación de
Santiago incentivó el establecimiento del puerto de Valparaíso. La
fundación de Concepción permitió la ocupación del valle central. La
ciudad de Valdivia permitió el aprovisionamiento desde el exterior para
alcanzar Osorno, Villarrica y las encomiendas ubicadas en el interior.
Puerto Montt se fundó como ciudad enclave para penetrar y colonizar el
Lago Llanquihue.
La ciudad de Arica se formó debido a que era el puerto que
permitía la conexión hacía las ciudades de la Audiencia de Charcas, que
hoy es el estado boliviano, en especial para la exportación del mineral de
plata producido en Potosí, el que era transportado en recuas de mulas
que pasaban por los valles de Lluta y Azapa.
La invención de la máquina de vapor y como consecuencia del
ferrocarril permitió mejorar las comunicaciones por una vía segura, que
no estaba afectada por los problemas climáticos que dificultan la
navegación.
En 1851, con capitales privados se construyó el ferrocarril de
Caldera a Copiapó, y en 1860 se extendió por el valle de Copiapó hasta
llegar a San Antonio y recibir el mineral producido en Amolana. A su
vez en 1863 se inauguró el ferrocarril que une las ciudades de Santiago y
Valparaíso. Si bien es cierto estas primeras líneas reconocían la
estructura de ocupación sobre la base de ejes transversales que unían un
6
puerto con el interior, esta situación fue el inicio de un vasto programa
que entre 1855 y 1912 conectó todo el país, desde Arica hasta Puerto
Montt, dándole una dinámica distinta a la economía, convirtiendo el
país en un mercado cercano, y acercando a la población al turismo de
masas, lo que se aprovechó con la creación de la empresa hotelera
Honsa, que entre otros administró el gran hotel de Puerto Varas.
También se creó la empresa Ferronave que en 1936 inició su operación
conectando el tren que llegaba al puerto de Puerto Montt con un servicio
marítimo, que conectó la zona de los canales con Chile continental.
En la década de los cincuenta del siglo XX, se inició la
construcción de la Carretera Panamericana, que parte desde Alaska,
llega a Puerto Montt, dando comienzo a una nueva era en las
comunicaciones terrestres, ya que se mejoró notablemente las
conexiones con el centro y norte del país. En el año 1965 se inauguró el
trasbordo del canal de Chacao, realizado por el “ferry boat Alonso de
Ercilla”, mejorando la conectividad hacía la isla de Chiloé. Este hecho
permitió una mejoría en el transporte de mercancías y por lo tanto el
intercambio al interior de todo el país.
La red de caminos se completó en 1976 con el inicio de las obras
de la Carretera Austral, y la inauguración del primer tramo en 1983, a
los que se sumó una importante red de caminos transversales. Estos
caminos permitieron la incorporación de estas tierras a la economía
nacional en forma independiente a la realidad del país vecino.
OCUPACIÓN DEL TERRITORIO EN CHILE
Cuatro motivaciones son las que originaron el sistema de
ocupación del territorio.
La primera de ellas es la de supervivencia propia de los pueblos
nativos, con una ocupación que se mantiene dentro de los rangos de la
naturaleza.
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Lo anteriormente descrito, representa una primera etapa en el
proceso de ocupación del territorio en Chile, que tuvo pocas
consecuencias en el desarrollo del sistema urbano en el país.
Siguen las motivaciones que trajeron los conquistadores, como la
conquista y consolidación del territorio conquistado, lo que definió un
proceso lento, debido al lento crecimiento poblacional que se
experimentaba.
La principal razón que ha existió fue la de explotar los recursos
naturales para generar riqueza de acuerdo a las necesidades de los
grupos humanos, como lo que sucedió con la ocupación del norte del
país.
Por último está la necesidad hacer soberanía, debido a presiones
ejercidas por países extranjeros, o por la necesidad de controlar o
incorporar el territorio a la vida económica y social del país, lo que
sucedió principalmente en la zona sur austral.
A grandes rasgos, la ocupación del territorio chileno es posible
subdividirlo en dos períodos, con muy poca interrelación entre ellos, en
el sentido que están separados por la llegada de los españoles.
OCUPACION PRECOLOMBINA
El primer periodo se inicia hace más de 14.000 años atrás, y
corresponde a la ocupación del territorio realizada por grupos de
cazadores y recolectores provenientes del norte, según se puede
constatar en los rastros dejados en las localidades de Monte Verde
(14.000 a.C), San Vicente de Tagua Tagua y en la cueva Fell en la región
de Magallanes (8.000 a.C).
En esta etapa se distinguen distintos patrones básicos de
asentamientos, los que presentaban crecientes grados de evolución
cultural, de acuerdo al tiempo de ocupación que presentaban los
habitantes de esas comarcas.
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El norte se encontraba ocupado por pueblos agroalfareros, de
características sedentarias, que conocían el cultivo de la tierra y la
domesticación de la llama. A fines del siglo XV los incas iniciaron el
sometimiento de los atacameños, los que ofrecieron dura resistencia
atrincherados en los incipientes núcleos urbanos llamados pukarás.
CAMINO DEL INCA. (FUENTE: ENCINA Y CASTEDO, 1954. PP. 24)
Esta dominación significó paz y progreso para los grupos
locales, salvo por la obligación de pagar un tributo en oro al Inca, pero
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este los ayudó, especialmente por medio del sistema de mitimaes, o
colonias de aymaraes que eran llevados por el incanato hasta las zonas
colonizadas, a desarrollar algunas técnicas de explotación de los
metales y cultivo de la tierra, desarrollando notables avances en
ganadería, agricultura y textiles. La obra más notable de este período
fue la extensión del camino del Inca hasta el río Maule. Ejemplo de esta
dominación fue el hecho que en la zona entre Vallenar y la Serena el
inca se hizo construir una verdadera fortaleza denominada Incahuasi
(casa del Inca).
Las culturas del norte aprovechan tres realidades biográficas que
son la costa, la precordillera, y el altiplano. En estas últimas dos
regiones se concentró la ocupación, adaptada a la realidad climática y
morfológica.
En el altiplano la red de riachuelos, lagunas y bofedales permite
el crecimiento de la paja brava, alimento de llamas, guanacos y vicuñas.
En los cerrados valles transversales y sus tributarios, el agua es
canalizada y llevada a las terrazas de cultivo que permiten en las zonas
en que el valle se ensancha el cultivo agrícola. En ambas regiones
biogeográficas el clima es severo, con temperaturas que llegan a los
quince grados bajo cero en la noche, siendo la zona de la precordillera
más benigna por la menor altura y la mejor protección del viento.
Los pueblos de la zona central, genéricamente denominados
mapuches, se caracterizaron por ser pueblos sedentarios. Poseían
conocimientos de agricultura, cultivando el choclo, diversos tipos de
zapallos, papas y ajíes. El sistema de ocupación produjo un paisaje de
campos abiertos con suaves lomajes, coronado por las rucas y salpicado
de bosques.
La presencia de la cultura de Monteverde y de los canoeros
recolectores marinos, son algunos de los tantos argumentos que prueban
una ocupación continuada en el tiempo, por más de catorce mil años, a
pesar que existen vacíos cronológicos en la investigación arqueológica.
De los primeros asentamientos en las costas del océano pacífico,
asegurados por la gran cantidad de recursos alimenticios, resulta fácil
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hipotizar que de allí remontaron los ríos y se establecieron en sus
bordes. El asentamiento de Monte Verde revela un acabado
conocimiento del territorio y una realidad compleja en el proceso de
ocupación, que permite establecer que la ocupación del interior sucedió
mucho antes de lo pensado.
Los pueblos que ocupaban la región, son originarios del lugar y
evolucionaron en una constante interacción con el medio ambiente, que
le permitió conocerlo, nombrarlo, dándole un significado que va más
allá de la mera utilidad productiva o económica.
También interactuaron con otras comunidades de las cuales
aprendieron la domesticación de los animales, técnicas de agricultura y
alfarería.
Estos conocimientos se propagaron desde el norte hacia el sur.
El uso de artefactos de piedra o de hueso y su difusión, evidencia viajes
a grandes distancias, que permitieron el intercambio de materiales,
artefactos y conocimientos.
Las influencias culturales viajaron de norte a sur, como lo
evidencian los restos arqueológicos. Así mismo las técnicas cerámicas y
textiles, las plantas cultivadas y la ganadería, son muestra de la
influencia inca, por casi 70 años de contactos1.
De hecho, en los hallazgos arqueológicos anteriores a la
avanzada inca no se han encontrado armas, pero si utensilios y
herramientas como anzuelos y algunas puntas de flecha utilizadas para
cazar.
Los Mapuches eran pueblos sedentarios que vivían a orillas de
los ríos, y que tenían centros ceremoniales establecidos y claramente
demarcados.
1 También de ellos aprendieron el arte de la guerra (una prueba está en la palabra
mapudangun auca que designa a los rebeldes, mientras que aucaruna que significa
guerreros, es una palabra quechua).
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Se distribuían en el territorio en función del grupo familiar y del
linaje2, sin un concepto claro de frontera o límite territorial, tampoco
existía un estado centralizado, por lo que las ceremonias sociales eran
importantes en cuanto les permitían estrechar lazos.
La vida en la ribera de los ríos fue el primer elemento de
organización, debido a que permitió que los pueblos que vivian en una
misma cuenca se comuniquen y de relacionen3.
La idea de territorio, que implica fronteras claras, organización
social y militar se empezaron a gestar a partir de la invasión Inca del
territorio en la segunda mitad del siglo XV.
Los asentamientos ribereños consideraban cuatro niveles. El
primero era la orilla del río, lugar del cambio de medio terrestre a uno
de río. Le seguía la vega, lugar plano, de baja altura que se inunda en
invierno y que por lo tanto es de gran productividad hortícola. Después
están las suaves lomas que circundan los ríos, que por estar protegido de
2 Linaje es una agrupación larga de parientes cruzados entre sí, convertidos por esta
razón en aliados contra el enemigo. 3 Para los españoles a caballo, el río era una frontera, para los aborígenes era un sistema
de comunicación y de contacto.
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las crecidas, garantizan el establecimiento de las habitaciones por lo
general protegidas de los vientos predominantes, además que permitía
el cultivo permanente. Por último están los montes (mahuida), espacio
boscoso, en donde se procuraban leña, madera para construir, lianas
para hacer canastos, plantas medicinales y frutos comestibles.
El espacio despejado de la costa entregó a los primeros
americanos una ruta segura para recorrer y explorar nuevos espacios
donde procurarse el alimento. Remontar las orillas de los ríos fue la
manera natural de continuar conquistando el territorio, aprovechando
las orillas del curso inferior y el agua dulce. Las crecidas periódicas les
permitieron relacionar estaciones climáticas con eventos naturales como
las lluvias, las crecidas de los ríos y lagos, y con la productividad natural
de los bosques y la fertilidad de la tierra.
Los ríos no sólo proveían de agua corriente, sino que también de
peces. Además, es un lugar donde llegan otros animales para beber y en
donde es fácil emboscarlos.
La región, así como el país al sur del río Itata, es cruzado por
importantes cuencas hidrográficas que atraviesan todo el territorio e
incluso facilitan la comunicación hacía la Argentina. La cuenca del río
Valdivia, con el lago Lacar y el Pitrufquén, el Río Wenu (o Bueno) y el
Lago Ranco, el Río Maullín y el Lago Llanquihue.
El río, navegable en gran parte de su extensión, fue el centro de
la ocupación del territorio mapuche, en torno a ellos se agrupó la
población. En la confluencia de los ríos se ubicaban los centros
ceremoniales de los grupos que ocupaban la cuenca, y este era un lugar
donde se podía llegar a pie o en canoa.
Los ríos facilitaban los contactos. En la confluencia de los ríos se
ubicaban los “alihuenes” centros ceremoniales para posibilitar la llegada
por el río y por razones de higiene. También había “senderos por donde
transitaban las personas y animales domesticados”. En algunos lugares
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había “calles y avenidas con árboles plantados en sus orillas que lo
demarcaban”4.
Entonces, no fue casualidad que las primeras ciudades hispanas
se fundaran en relación con las más importantes cuencas hidrográficas
del sur. La ciudad de Concepción en la parte norte de la desembocadura
del río Biobío; Los Confines (hoy Angol), en la bajada del río Malleco;
La imperial, en el curso medio del río Cautín; Valdivia, en la
desembocadura del río homónimo; y por último Osorno, en el curso
medio del río Rahue, en su confluencia con el río Damas. Además cabe
consignar que en la confluencia del Trumao y el Bueno se edificó en 1805
la Misión de Quilacahuín.
El uso de canoas les permitía a los nativos desplazarse por
grandes distancias de manera eficaz, para intercambiar piñones por
pescados y piures secos y otros productos de la costa, facilitando el
contacto y la trasmisión de los adelantos culturales.
Las embarcaciones usadas eran el Wampu, embarcación
monóxila, y el Tragi, una balsa de paja, ambas muy diferente de la
embarcación desarrollada por los chonos, un pueblo marinero por
excelencia, denominada Dallca, o bote de tres tablas.
En el río Maullín se producía el encuentro con la cultura
marítima de Chiloé que fabricaban embarcaciones de mayor
complejidad, como las dalcas.
La existencia de los ríos permitió un buen nivel de intercambio y
de alimentación. La cercanía al mar hizo posible la obtención de
alimentos en gran escala, y la conservación mediante secado ahumado.
Por los ríos intercambiaban sal, mariscos secos, cochayuyos,
piñones, barras de hueques. El canje de productos se hacía muchas
veces entre regiones muy alejadas.
El intercambio era parte del ritual de las visitas, al cual los
mapuches eran muy afectos. El intercambio y el comercio eran
exclusivos de las mujeres. A su vez el sistema de matrimonios, en que la
4 Bengoa 2003. P. 93.
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mujer se trasladaba a la familia del marido, generó una compleja red de
relaciones y homogeneidad cultural a lo largo territorio.
Cuando llegaron los españoles se hablaba una sola lengua, lo que
deja de manifiesto un proceso donde existía un fuerte intercambio.
Después de la llegada de los españoles, los mapuches se
diferenciaron de los picunches o gente del norte, que eran más sumisos, y
de los huilliches o gente del sur que eran más pacíficos.
PROBABLE PLANTA DE LA PLAZA DE VALDIVIA EN EL SIGLO XVI: A. PLAZA
MAYOR; B. FUERTE; C. IGLESIA MAYOR; D. SAN FRANCISCO; E. PLAZA DE SAN
FRANCISCO; F. FUERTE DE LA TRINIDAD; G. SANTO DOMINGO; H. LA MERCED; I.
LAGUNAS. (FUENTE: DE GUARDA 1978. PP. 10)
LOS PUEBLOS DEL SUR
Los pueblos del sur de Chile fueron pueblos nómades, en su
mayoría marinos, que vivían de la caza de lobos, la pesca y la
recolección de mariscos, recorriendo en sus frágiles embarcaciones los
fiordos y canales, fuente inagotable de abastecimiento. Rara vez se
establecían en un mismo lugar por u periodo largo de tiempo. Cuando
esto sucedía, el lugar elegido tenía buen soleamiento, estaba protegido
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de los vientos predominantes y el espacio era amplio y favorable para la
vida colectiva.
En la zona más austral del mundo vivían cuatro pueblos.
Los tehuelches ocupaban el sur de la patagonia continental.
Los alacalufes ocupaban el norte y oeste del archipiélago de tierra
del fuego. Eran canoeros que vivían de la caza de aves y focas, de la
pesca y de la recolección de mariscos. Construían canoas de madera de
una sola pieza, y usaban palas para propulsarla. Posteriormente
incorporaron remos con toletes o chumaceras de madera. Eran diestros
en el uso de arcos, flechas, lanzas y hondas.
En la península de Brechnock limitaban con el pueblo yagán5 que
se distribuía hacia el oeste y hacia el sur del canal de Beagle, hasta el
Cabo de Hornos. Era el pueblo más austral de la tierra. Vivían cerca de
la costa y pasaban gran parte del tiempo en sus canoas.
Los onas, que se llamaban a sí mismos como selknam, habitaban el
interior de la Tierra del Fuego y en la ribera norte de esta. Se
diferenciaban de los auch, que vivían en el extremosur de la isla6.
En este contexto, solo los pueblos nortinos ofrecieron, a la llegada
de los españoles, un lugar donde fundar poblados.
Los atacameños, los mapuches, los yámanas, así como la mayoría de
los pueblos primitivos, se designaban así mismos como “gente del lugar”,
o simplemente “gente”.
OCUPACIÓN ESPAÑOLA
La segunda etapa se inició con el descubrimiento de Chile por
parte de Diego de Almagro en el año 1535 y la conquista del territorio
5 Yagán es una deformación del término nativo yahgoshaga que unifica en una unidad
montaña, valle y canal. Se llamaban a sí mismos como yámanas, que significa “gente”. El
término yagán se debe al misionero anglicano Tomas Bridges quien los evangelizó, y
colonizó Ushuaia, que significa “Puerto interior hacia el Poniente”. 6 Bridges 1988. Pp. 54 y 55.
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desarrollada por Pedro de Valdivia entre los años 1541 y 1553, hechos
que a su vez definen el final del período de conquistas realizadas por la
corona española, que se iniciaron con el descubrimiento de América en
el año 1492.
Lo más notorio de esta etapa fue el hecho que el conquistador
traía un plan específico para fundar ciudades. Traía una idea
preconcebida de ciudad, absolutamente ajena a la realidad territorial
sudamericana.
La definición del trazado de la ciudad se ejecutaba sobre la base
de una cuadrícula, ubicada en diagonal con relación a los vientos
predominantes, para que estos no se encanalen por las calles. A su vez
la cuadrícula garantizaba el crecimiento extensivo de la población. El
centro y primer espacio de la ciudad se establecía en la plaza, como
lugar del mercado, necesario punto de encuentro y reunión de la
población, en torno al cual se ubicaban los principales edificios civiles, la
iglesia, el cabildo, y otros edificios públicos.
En este contexto el patrón fundacional de la ciudad tiene su
origen en el hecho militar, como ciudad enclave de colonización, que
tiene una larga tradición a partir del castrum romano organizado sobre la
base de una cuadrícula, en cuyo centro se ubicaba la comandancia del
ejército, el cual era determinado por el cruce del cardus maximus y el
decumanus maximus, dos calles con orientación norte -sur, la primera y
este-oeste, la segunda.
FUNDACIONES DE PEDRO DE VALDIVIA.
Pedro de Valdivia se destacó como fundador de ciudades,
ubicándolas de manera tal que le permitiera controlar muy bien el
territorio conquistado. En 1542 fundó Santiago, en un lugar estratégico,
entre dos ríos.
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POBLACIÓN DE AMÉRICA DEL SUR SEGÚN LÓPEZ DE VELASCO. (FUENTE: ENCINA
Y CASTEDO 1954: 130)
A pesar de ser considerada una de las fundaciones más
afortunadas de América, atribuible a su experiencia militar y en especial
a su paso por Santo Domingo, Panamá la Vieja y Lima, lo que le dio una
insospechada cultura urbana7, Santiago fue fundada sobre un tambo
Inca, sede del gobierno del señor que gobernaba el valle del río
Mapocho, el que tenía trazado ortogonal, y cuya plaza sirvió de base
para la plaza de la ciudad.
7 Benavides. 1988. Pp. 122.
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Posteriormente, en 1544 envió a Juan Bohon a fundar La Serena,
con el objeto de mantener expedito el camino hacía el Perú. Fundó
Concepción en 1550, y en 1552 funda Valdivia, como enclave en el sur
del país.
Estas cuatro ciudades se constituirán en el eje de desarrollo de la
incipiente estructura urbana del país y se encontraban equidistantes,
aproximadamente, cuatrocientos kilómetros entre ellas.
Los afanes de conquista de Valdivia, sin embargo se vieron
tronchados por las dificultades de someter a los araucanos, quienes
sostuvieron una larga resistencia al conquistador.
LA RUINA DE LAS SIETE CIUDADES.
Posterior a la muerte de Valdivia, con lentitud se inició la
consolidación de los territorios conquistados, seguido de diversos
intentos de ocupación del territorio al sur del Biobío. Las ciudades de La
Imperial, Villarrica, Valdivia, Angol, Cañete y Osorno, son objeto de
constantes ataques por parte de los araucanos, hasta que al final,
después del desastre de Curalaba ocurrido en 1598, fueron destruidas,
en los que se llamó la Ruina de las Siete Ciudades, obligando a los
sobrevivientes a huir, buscando refugio en la isla de Chiloé.
La corona española reconoció, entonces, el Estado de Arauco,
como un estado independiente, con el cual se fijó una frontera dada por
el río Biobío, que obligó al establecimiento de un sistema de fuertes que,
posteriormente, dio origen a un conjunto de poblados como Rere,
Nacimiento, Angol, etc. Además, la llegada de los españoles, la guerra
de arauco, las epidemias, produjeron una involución de la cultura
indígena, quienes tomaron el caballo como medio de transporte y se
transformaron en pueblos semisedentarios, perdiendo su cultura de
horticultores y canoeros.
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La Ruina de las Siete Ciudades permitió reforzar la ocupación del
territorio insular, además que en la huida se pobló el fuerte de San Javier
de Maullín, y se fundaron los poblados de Carelmapu y Calbuco.
La ciudad de Castro, fundada en 1567 por Martín Ruiz de
Gamboa, no sufrió el ataque indígena, pero fue asediada por piratas y
corsarios. Sebastián de Cordes la ocupó por espacio de dos meses en
1600, y en 1643 Hendrick Brower la incendió, produciendo la escapada
de los habitantes hacía el lugar de sus encomiendas, lo que generó el
poblamiento del mar interior de Chiloé de una manera articulada y
homogénea, produciendo un intenso mestizaje. Con el tiempo Castro se
convirtió en la puerta del sur del pacífico, y por lo tanto necesario puerto
de recalada y aprovisionamiento de los barcos que transitaban con
mercancías hacía Europa.
LA COMUNICACIÓN MARÍTIMA.
En 1585, Juan Fernández al salir mar afuera y aprovechar los
vientos alisos, descubrió una ruta marina que permitió unir Valparaíso
con el puerto del Callao en treinta días, en vez de los seis meses que
demoraba un buque en cubrir esa distancia, siguiendo la tradicional ruta
costera. Esto trajo como consecuencia que decayera el tráfico terrestre
en favor del tráfico marítimo.
Además, estos dos medios de transporte tenían características
muy diferentes. Mientras el tráfico marítimo era realizado
principalmente por militares y comerciantes, las rutas terrestres eran
usadas por misioneros y hombres de letras, quienes eran portadores de
la cultura. De hecho ni el desierto ni la cordillera de los Andes fueron
un impedimento para las caravanas que circulaban aprovechando las
bondades de los valles transversales.
20
URBANIZACION DEL VALLE CENTRAL
Después de la ruina de las siete ciudades se inició un proceso de
consolidación de la ocupación de la zona central del país. El valle fértil,
apto para la agricultura y la ganadería, permitió una fuerte urbanización
del territorio interior, el cual se vio reforzado por las políticas asumidas
en el siglo XVIII por la corona española con los reyes de Borbón, quienes
motivados por los principios del despotismo ilustrado, y del
iluminismo, favorecieron la fundación de ciudades y fomentaron la
mejoría de los niveles de vida de la población destinando los recursos
necesarios para alcanzar estos objetivos. A lo anterior se sumó la
celebración del parlamento de Negrete en 1726, que puso fin, aunque
transitoriamente, a la desgastante guerra de Arauco, creando un periodo
de paz necesario para que las autoridades pudieran dedicarse a
actividades distintas de las asociadas a la guerra.
A fines del siglo XVII se produjo el intento de fundación de la
ciudad de Talca, la que no se pudo concretar por falta de fondos, y la
propuesta al Rey de España hecha por el obispo de Santiago Francisco
de la Puebla González en 1700 para concentrar la población rural en
villas con el objetivo de facilitar la evangelización y la administración de
justicia. Esta propuesta, retomada por el obispo Luis F. Romero,
motivará al gobernador interino José de Santiago Concha a fundar
Quillota en 1717,la que por muchos años solo fue un proyecto de villa.
La rebelión mapuche de 1723 sustrajo a los gobernadores de este plan,
hasta que en 1737 asumió José Manso de Velasco, quien dio un fuerte
impulso a la política de fundación de ciudades. Durante su periodo se
fundaron Los Ángeles (1739), San Felipe (1749), Cauquenes (1742), Talca
(1742), San Fernando (1742), Rancagua (1743), Curicó (1743) y Copiapó
(1745).
Durante el gobierno de Domingo Ortiz de Rosas siguió la
fundación de Quirihue (1749), Coelemu (1750), La Florida (1755),
Casablanca (1753), Petorca (1753), La Ligua (1754), Illapel (1751), Alhue
21
(1754), y el traslado de Chillán (1751). Todas estas villas se constituyeron
tiempo después, llevando una existencia precaria.
La propuesta del sacerdote jesuita Joaquín Villarroel S.J. de crear
villas en la frontera para contener a los indios, fue materializada durante
el gobierno de Antonio Amat y Juniet, quien en 1757 fundó Santa
Bárbara, Nacimiento, San Rafael y San Juan Bautista de Hualqui.
AMÉRICA DURANTE EL SIGLO XVIII. (ANGUITA ET AL. 1980)
En 1765, después de años de discrepancia entre ellos, los
habitantes, se definió el traslado de Concepción.
Un último impulso a la fundación de villas sucedió durante el
gobierno de Ambrosio O’Higgins, quien fundó Los Andes (1791), San
22
José de Maipo (1792), Constitución (1794), Linares (1794), Parral (1795),
Vallenar (1789), y la refundación de Illapel (1788) y Osorno (1796)8.
Uno de los objetivos de esta política de poblaciones era la de
convertir a los campesinos que no tenían tierra en propietarios y formar
un área alrededor de los poblados de pequeñas poblaciones agrícolas9,
para esto, junto con entregar sitios al interior de los poblados, se
entregaron chacras de dimensiones variables entre 3 y 180 cuadras, de
acuerdo al rango del propietario10. Esto permitió la población de las
villas y junto con eso darle a esta una actividad, que aunque en algunos
casos era precaria le daba un sentido a la villa.
Junto con la fundación de los poblados se inició la conexión entre
estos por medio de caminos, los que se organizaron en torno a dos ejes.
El primero era el camino de Santiago a Valparaíso, que eran dos: uno
para carretas y otro para caballeros, de más corta duración.
El segundo eje iba de Santiago a Concepción. Este camino puso
en disputa a los hacendados, quienes veían como la creación de un
espacio para que aumentaran los robos, mientras los pobladores de las
villas los veían como una oportunidad para hacer comercio y mejorar
sus entradas11, contribuyendo al fomento de los nuevos centros urbanos.
En este período junto con la consolidación de un sistema urbano
interior, donde preferentemente se ocupó el valle central, se desarrolla
fuertemente el transporte marítimo, que permitía el intercambio de
productos y las comunicaciones sea con España como con el resto de las
ciudades de la colonia.
El principal patrón de ocupación del territorio estaba dado por
sistemas de comunicación transversales, que conectaban el interior,
ocupado por pequeñas ciudades con un sistema de ocupación extensivo
del territorio, basado en la distribución de las encomiendas con destino
agrícola y ganadero, con las ciudades-puerto, a través de las cuales se
8 Lorenzo 1986. Pp. 19 a 42. 9 Lorenzo 1986. Pp. 217. 10 Lorenzo 1986. Pp. 208 a 222. 11 Lorenzo 1986. Pp. 222 a 233.
23
producía el ingreso de mercancías y gente, y el transporte de los
excedentes hacía los puertos del Perú y del resto del mundo.
OCUPACION DE CHILE REPUBLICANO
Entre 1810 y 1826 se produjo la independencia del país y la
anexión de las gobernaciones realistas de Valdivia (1820) y Chiloé (1826).
La ocupación del norte chico se inició en 1830, producto del auge
de la minería de la plata. El descubrimiento del mineral de Chañarcillo
produjo una verdadera fiebre minera, la que permitió el desarrollo de la
ciudad de Copiapó. Posteriormente José Tomás Urmeneta descubrió el
mineral de Tamaya, lo que le permitió instalar dos refinería, la de
Guayacán en Coquimbo, y la de Tongoy. Como es de suponer, los
hornos de las refinerías, así como los trabajos en las minas eran
abastecidos por árboles como el guayacán (Porlieri chilensis), el algarrobo
(Prosopis chilensis), el chañar (Goeffroea decorticans), el espino (Acacia
cavens), el tamarugo (Prosopis tamarugo), etc. lo que produjo grandes
daños ecológicos y modificaciones de los paisajes en los frágiles
ecosistemas del norte del país.
Producto de una necesidad estratégica de ocupar vastas áreas
desocupadas, liberadas de la belicosidad de los mapuches, al sur de la
ciudad de Valdivia, es que en 1845 el presidente Bulnes, lideró la
colonización del sur de Chile, contratando a Bernardo E. Philippi como
agente de colonización en Hamurgo. Después el presidente Montt,
nombró a Vicente Pérez Rosales agente de la colonización del sur de
Chile. En 1850 llegaron los primeros colones alemanes a Valdivia, los
que fueron instalados en la Isla tejas. Vicente Pérez Rosales, comenzó a
abrir nuevas sendas de colonización, ordenando la quema de bosques al
sur de Osorno, en la búsqueda de un lugar apto para colonizar. En 1852
llegaron los primeros colonos al estuario de Reloncaví, en donde el 12 de
febrero de 1853 se fundó la ciudad de Puerto Montt, la que será cabecera
24
de la colonización. Inmediatamente se inició un camino de penetración
hacía el lago Llanquihue para poder instalar allí parte de los colonos.
En 1845 José Antonio Moreno se instaló en la localidad de Cobija,
en el norte grande, que en aquel entonces era territorio boliviano, en
donde se dedicó a la explotación de yacimientos de guano, oro y plata.
Posteriormente, en la caleta de la chimba funda la ciudad de
Antofagasta, la que llegó a tener un 80% de población de origen chileno.
Con la creación de la Compañía Chilena del Salitre (1872) comenzó la
explotación del nitrato, recurso necesario en Europa como abono,
además de ser uno de los compuestos básicos para la confección de la
pólvora. Como producto de esta ocupación y de divergencias entre los
gobiernos de Chile y Bolivia, en el 1879 se declaró la guerra del pacífico,
y tanto el norte grande como el norte chico (que era territorio boliviano)
fueron anexados a Chile.
En 1888, Cornelio Saavedra completó la pacificación de la
Araucanía, incorporando esta región a la realidad económica del país, ya
que este permanecía físicamente dividido por el Estado de Arauco. Este
proceso se inició en 1862, con el desplazamiento de la frontera hasta el
río Toltén y la fundación en 1865 de la ciudad de Angol. En 1881
encontró su punto culmine con la fundación de Temuco, que será la
capital que incentivará la ocupación y la producción agrícola de la
región. Entre 1885 y 1896 se consolidó la anexión de la Araucanía con la
llegada de colonos de distintas nacionalidades, y la llegada del
ferrocarril a Temuco en 1893. Esta incorporación quedó grabada en el
tiempo por los conflictos producido por la venta y remate de las tierras y
la entrega de lotes a algunas comunidades indígenas.
Como se indicó hasta este momento la ocupación del territorio se
ejecutó sobre la base de un sistema de ejes transversales que conectaban
los poblados de la zona central con la costa. De esta manera el tráfico
marino era una pieza clave en la economía del país, en cuanto los
caminos presentaban grandes dificultades para el transporte interno,
debido más que nada al estado de los mismos, así como al tiempo
necesario para recorrerlos. Solo en 1851, cuando se inauguró el
25
ferrocarril de Caldera a Copiapó, construido por William Whelwright, se
empezó a gestar un cambio en la estructura urbana y de comunicaciones
del país, a pesar de que al conectar una ciudad puerto como Copiapó,
con una ciudad interior como Caldera (sede de una importante refinería
de plata), se reconocía la citada estructuración urbana transversal. Este
ferrocarril servía tanto para sacar la producción minera, como para
llevar a Copiapó todo tipo de productos, sean estos alimentarios, como
materiales útiles a la minería12. Una segunda etapa en el desarrollo de la
estructura de ferrocarriles se ejecutó en 1863 cuando se inaugura el
ferrocarril que unía la ciudad de Santiago, al interior de la zona central
con el puerto de Valparaíso.
Desde entonces el ferrocarril empezó a marcar un nuevo hito en
el desarrollo de las comunicaciones, el que se consolidó entre 1911 y
1913, cuando se conectó la ciudad de Osorno con la de Puerto Montt,
creándose la estación más austral del mundo, y abriendo estos territorios
al intercambio interno de productos y bienes de consumo. Se gestó así
una estructura urbana, sobre la base de las estaciones del ferrocarril, con
un eje longitudinal principal, que reconocía la forma alargada del país, y
que permitió el desarrollo de un sistema lineal de ciudades articulado
cada cien kilómetros aproximadamente, con una serie de ramales
transversales, de segunda importancia. De esta manera el tráfico más
importante del país se desarrolló por el valle central, produciendo un
lento proceso de degradación del sistema de conexiones marítimas y por
lo tanto de las ciudades portuarias.
12 Treuttler 1958. P 69 y p 80.
26
LÍNEAS DE FERROCARRIL, ANTES DE 1977, CUANDO SE EMPEZÓ A SUPRIMIR LOS
RAMALES. A. RAMAL NORTE. B. RAMAL SUR. (ARANEDA 1990. PP. 27.)
El año 1843, durante el gobierno de don Manuel Bulnes, Juan
Williams tomó posesión del Estrecho de Magallanes, fundando el Fuerte
Bulnes. Tempranamente, a las motivaciones de mantener la hegemonía
sobre el estrecho de Magallanes, se sumaron intereses económicos,
asegurando la ocupación de la región. El 1852, el gobernador don
Bernardo Phillipi introdujo las primeras ovejas, traídas desde Chiloé. A
pesar de esto, el auge de la zona solo comenzó en 1862, cuando Punta
27
Arenas (hasta ese entonces colonia penal) se convirtió en puerto de
recalada de la Cía. Inglesa de Vapores, que cubría el trayecto entre
Liverpool y Valparaíso, lo que atraerá a un grupo de colonos que veían
en el puerto buenas perspectivas de desarrollo. Junto con lo anterior, en
1877 el gobernador, Diego Dublé Almeida, compró trescientas ovejas
que vendió en Punta Arenas, las que fueron llevadas a la isla Santa
Isabel, alejadas de las bandas de Tehuelches. Con este hecho se inició la
ganadería ovina, la crianza para producir lana y la entrega de grandes
concesiones de tierra, la que si bien es cierto caracteriza a la región de
Magallanes, hasta el día de hoy y fue el origen de grandes fortunas,
como la de Menéndez, Braun, Montes y Nogueira, no facilitó la
formación de poblados ya que las estancias, que aportaron capital y
tecnología, no permitieron la radicación de personas, pues todos los
ocupantes eran empleados. Este proceso se puede dar por finalizado
cuando en 1908 se ocupó el último valle, el del río Baker, apto para este
tipo de actividad.
Posteriormente en 1892 se descubrió oro en Navarino, Picton,
Nueva y Lennox, iniciándose el proceso de colonización eslava.
En 1942 se descubrió petróleo en los canales magallánicos, lo que
dio un nuevo impulso a la región y a la ciudad de Punta Arenas.
OCUPACIÓN EN EL SIGLO XX
Las últimas etapas en el poblamiento del país, lo constituyen
acciones tendientes a ejercer la soberanía sobre partes prácticamente
abandonadas de la nación, tanto continental como insular.
La región de Aisén era considerada una zona intermedia entre el
archipiélago de Chiloé y el estrecho de Magallanes, por lo que fue la
última en ser colonizada, gracias al empuje de intereses particulares. En
1901, el fallo limítrofe que entregó la Patagonia a la Argentina, obligó a
los campesinos chilenos provenientes del valle central que vagaban con
sus manadas de animales en la estepa patagónica a instalarse e los
28
sectores de Balmaceda en 1901, Puerto Ibáñez en 1908, Chile Chico en
1909, Valle Simpson en 1912 y Lago Verde en 1914, en lo que fue el
germen de otros tantos poblados.
En 1904 se entregaron las primeras concesiones de grandes
extensiones de tierras para la instalación de haciendas destinadas a la
explotación ganadera, lo que dio origen a las primeras ciudades.
En 1917 se fundó Balmaceda en el límite con argentina, como un
lugar de abasto y recreación para las personas que trabajaban en las
haciendas, y como lugar de entrada a la cuenca del lago General Carrera.
En 1918 se fundó Puerto Aisén, como puerta de entrada desde la zona de
los canales, ciudad desde la cual el estado inició la colonización de la
región. En 1929 se fundó oficialmente la ciudad de Coyhaique, dándose
inicio a la consolidación de los poblados con el reconocimiento oficial de
ellos y con la instalación de los edificios de servicios públicos necesarios
para la administración de la región. Estas tres ciudades constituyen un
eje transversal, que coincide con la ruta original de ocupación de esta
zona. También en esta época se dio calidad de pueblo a Palena, Chile
Chico y Puerto Ibáñez.
La necesidad de abrir terreno al pastoreo motivo a los colonos a
utilizar el fuego para despejar el bosque, creando una serie de incendios
que se prolongó por casi diez años, generando uno de los desastres
ecológicos, solo comparable con el exterminio de los bosques del norte
chico cuyos árboles fueron usados en las primeras refinerías de cobre.
En la década de los ochenta, la construcción de la carretera
austral, seguido de un programa de colonización realizado íntegramente
con chilenos, significó el inicio de la incorporación de este segmento de
territorio nacional, el de más bajo índice de ocupación, a las actividades
económicas del país. Hoy día la región presenta buenas perspectivas de
desarrollo, dadas por los recursos naturales y el reciente descubrimiento
de yacimientos de importantes minerales.
Con la fijación en el año 1940, de los límites del territorio
antártico chileno, entre los meridianos 53º y 90º de longitud oeste, y el
establecimiento de la base Prat, se inicia el programa de ocupación de la
29
antártica chilena, el que encuentra su punto culmine en la década de los
ochenta, con el establecimiento de la villa las Estrellas, para alojar a los
familiares de las personas destacadas en ese apartado lugar.
En 1965, un importante hito sucedió en la provincia de
Llanquihue con la inauguración del sistema de trasbordo del canal de
Chacao, con el “Ferry Boat Alonso de Ercilla”, con lo que se completó el
último tramo de la ruta panamericana que unía Alaska con la isla de
Chiloé, integrando además, el archipiélago a la realidad económica y
social del país.
En 1978, después de varios intentos, se iniciaron los trabajos de
una ruta terrestre entre Puerto Montt y Coyhaique. La carretera Austral
permitió acceder a las riquezas de esta parte del país, además de acercar
a los colonos que viven y explotan esta región. Este camino es además
un estímulo para la instalación de industrias relacionadas con los
productos del mar, lo que trajo prosperidad para los habitantes de la
provincia de Palena y de la región del General Ibáñez.
LOS CANTONES DEL SALITRE.
Dentro del eclecticismo historicista decimonónico destaca un
hecho urbano importante de destacar, sea por el impacto local que
tuvieron, sea como expresión de una arquitectura adaptada al medio
ambiente, desarrollada con patrones historicistas lejos de la capital y que
representó un hecho original en una época culturalmente bastante
homogénea. Se trata de la los cantones del salitre.
Cuando José Santos Ossa exploró el desierto de Atacama en 1866,
en aquel entonces territorio Boliviano y descubrió salitre en el Salar del
Carmen, hacía más de 30 años que se explotaban los amplios
yacimientos de sal en la provincia peruana de Tarapacá.
Con gran despliegue técnico y humano se ocupó y organizó el
territorio, construyendo las obras de arquitectura e infraestructura
necesarias para cumplir esta empresa. Se creó una red de asentamientos
30
industriales, llamados oficinas salitreras, apoyados por una importante
red de ferrocarriles y por la fundación de instalaciones portuarias en el
litoral.
En general la organización del territorio se realizó a partir de los
cantones, que reunía un grupo de oficinas que compartía un área
geográfica determinada, lo que permitía el control por parte de la
administración gubernamental. Las distintas oficinas del cantón estaban
además relacionadas por un sistema ferroviario que las conectaba con
un puerto de embarque y desembarque de productos, alimentos y
personal. Esta estructura permitió el desarrollo de los puertos de
Pisagua, Iquique, Tocopilla, Mejillones, Antofagasta, Caleta Coloso y
Taltal.
CANTÓN CENTRAL EN 1931. (GARCÉS 1993)
Además de los puertos se construyeron grandes obras de
infraestructuras, como bocatomas, pozos, represas y tranques, caminos y
líneas eléctricas.
Las oficinas salitreras tenían instalaciones técnicas de vanguardia
y se dotaron de edificios de equipamiento como teatros, escuelas,
bibliotecas, iglesias, pulperías, las que tenían el monopolio de la venta
de alimentos, piscinas y gran cantidad de viviendas agrupadas según el
oficio de sus ocupantes en casas para obreros, empleados y
administradores y según el estado civil en casas para familias y
departamentos para solteros.
31
En la provincia boliviana de El Litoral, hoy correspondiente a la
región de Atacama, se crearon cuatro cantones que en su totalidad
reunía cerca de setenta oficinas salitreras.
El cantón el Toco, asociado al puerto de Tocopilla inicio sus
operaciones después de 1870, cuando se iniciaron los descubrimientos
de yacimientos de salitre en el interior. En 1889 se terminó el ferrocarril
de 88 kilómetros de largo y de trocha angosta que unía el cantón con el
puerto.
La ocupación de Tocopilla se inició en 1843 asociada a la
explotación de cobre en la caleta El Duende. En 1871 fue declarado
puerto menor por Bolivia y en 1880, un año después que pasó a manos
de Chile, después de la Guerra del Pacífico, fue declarado Puerto Mayor.
En 1890 se inició un desarrollo más sostenido de la ciudad, siguiendo el
plano hecho en 1878 por Domingo Latrille. En 1903 tenía 3.500
habitantes. En 1920 se construyó la central termoeléctrica que abastece
de energías a Chuquicamata. Sólo en el siglo XX, cuando en 1926 se
construyó María Elena y Pedro de Valdivia se va a transformar en un
puerto salitrero.
El Cantón Central estaba asociado a los puertos de Antofagasta y
secundariamente al de Mejillones. Se empezó a desarrollar en 1866, con
el descubrimiento de los yacimientos salitreros, por José Santos Ossa, y
la explotación del Salar del Carmen.
La ciudad de Antofagasta se construyó siguiendo el plano hecho
por José Santos de Prada. La Municipalidad se creó en 1872 e impulsará
nuevas prospecciones, descubriéndose nuevos yacimientos hacía el
nororiente del salar del Carmen. En 1873 la empresa Melbourne Clark
terminó la línea de tren entre Antofagasta y el Salar, continuándolo
hacía los nuevos yacimientos descubiertos. En 1879, como producto de
la guerra del pacífico la provincia boliviana de El Litoral quedó bajo la
administración chilena, quienes en definitiva manejaron el desarrollo a
partir de 1880 con el auge del salitre.
32
El cantón de Aguas Blancas surgió cuando en 1871 el gobierno de
Bolivia dejó sin efecto las concesiones acordadas con las empresas
chilenas instaladas en Antofagasta.
PLANO OFICIAL DE LA FUNDACIÓN DEL PUERTO BOLIVIANO DE ANTOFAGASTA.
1869. (GARCÉS 1993)
Emérito Moreno organizó al año siguiente una expedición desde
Antofagasta a territorio chileno, descubriendo salitre en las cercanías de
Aguas Blancas a 60 kilómetros hacia el sur oriente del puerto. Una vez
que el norte pasó a ser territorio chileno, después de la guerra del
pacifico, los impuestos decretados por el gobierno chileno generaron
una lenta paralización de faenas y el cierre y desmantelamiento de las
oficinas salitreras. En 1902 un decretó concede permiso para la
construcción de un malecón en el sector de Caleta Coloso, a veinte
kilómetros al sur de Antofagasta.
El puerto en Caleta Coloso llegó a alojar cerca de 5.000 personas,
hasta que la crisis del salitre del año 1930 y la construcción del puerto de
Antofagasta, llevaron al desmantelamiento total de las instalaciones
portuarias de Caleta Coloso.
El descubrimiento de salitre en la zona de Agua Verde, al interior
de Taltal en 1870, generó el desarrollo del cantón de más al sur, asociado
33
al puerto que en aquel entonces contaba con unas pocas casas y un
establecimiento de bodegaje habilitado en 1858. En 1877 un decreto
ejecutivo permitió la ampliación de Taltal, a la vez que avanzó la
construcción del ferrocarril, el que en 1882 unió la ciudad portuaria de
Taltal con el Cantón de Agua Verde. El impuesto de 1881 no afectó
tanto la exportación de Salitre como sucedió en el Cantón Aguas
Blancas. Las oficinas salitreras lograron seguir funcionando, mientras el
puerto de Taltal fue elevado a la categoría de Puerto Mayor.
OFICINA SALITRERA DE CHACABUCO. FOTO AREA DE 1955. (GARCÉS 1993)
La formación de las oficinas salitreras constituyó un capítulo
específico dentro del urbanismo decimonónico y la ordenación del
territorio, que corresponde en su forma más genérica a lo que
conocemos como campamento industrial.
La forma de los yacimientos de salitre y su explotación, asociada
a la propiedad de la tierra y los medios de transporte produjo una forma
de ocupación del territorio que se mantuvo latente, casi íntegramente
hasta nuestros días, con tal fuerza que después de la crisis del salitre en
los años treinta, sirvió de base para la consolidación, en especial de la
red caminera.
34
En lo principal confirma que la ocupación económica del
territorio se da en función de la existencia de riquezas naturales no
renovables o renovables, y la posibilidad real de acceder a ellas,
explotarlas y poder transportarla a los lugares de destino final. En este
sentido es que las vías de comunicación jugaron un papel fundamental,
en el caso de la explotación del caliche, al relacionar las áreas geográficas
de producción y administración asociadas a líneas de ferrocarril,
llamadas cantones, con áreas portuarias, cuyo fortalecimiento con otras
funciones ha permitido su persistencia en el tiempo. Esta forma de
relación en el territorio es fiel reflejo de una época en que el mar era el
principal medio de transportes de mercancías, el cual se combinaba con
el tren para alcanzar los lugares de producción, estructurado como
unidades autónomas, ubicadas junto a los lugares de producción, cuya
autonomía derivó en la definición del aparato urbano y sus
componentes básicos como son las zonas industriales, el equipamiento y
la vivienda, de manera de poder alojar convenientemente a las fuerzas
de trabajo necesarias para la obtención y procesamiento del caliche. A
pesar de todo, la vida y la muerte en la pampa fueron condicionadas por
las circunstancias ambientales, las relaciones laborales y la calidad de
vida que ofrecía el campamento y sus instalaciones.
35
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