Historia Del Cubo RUBIK
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Historia del Cubo «Rubik»
Cubo compuesto por 27 cubos más pequeños que se pueden girar en todas las direcciones
Erno Rubik, Budapest, Hungría
Presentada el 30 de enero de 1975 y publicada como HU 170062
Erno Rubik era profesor de diseño de interiores en una academia de arte en Budapest. Se
entretenía haciendo diseños con cartón geométrico y piezas de madera en su habitación en
casa de su madre. En la primavera de 1974 tomó unos bloques de madera, los unió con
unos muelles elásticos y comenzó a torcerlos.
Cuando al fin se rompió el elástico se había quedado fascinado por la cambiante relación
entre los cubos. Luego probó poniendo papel adhesivo de distintos colores en cada uno de
los seis lados y volvió a torcer. Le encantaba la variedad de colores, pero se dio cuenta de
que no podía volver al diseño original.
Necesitó un mes de trabajo intensivo para resolver las matemáticas y solucionarlo (pista:
primero alineó las esquinas por colores). Se lo mostró orgullosamente a su madre y ésta se
puso muy contenta: ahora ya no tendría que trabajar tanto. El producto acabado consiste en
cubos que están conectados por un mecanismo universal de unión. Sólo hay una solución
correcta y un sinfin de soluciones incorrectas.
Si todas las personas del mundo lo torcieran una vez cada segundo, se tardaría tres siglos en
llegar a la solución correcta por casualidad.
Llevó su idea a una pequeña cooperativa de fabricación de juguetes de Budapest y la
producción comenzó a pequeña escala en Hungría. Más adelante, en noviembre de 1978, un
camarero perplejo enseñó el cubo en una cafetería a un emigrado húngaro llamado Tibor
Laczi, y éste se lo compró por un dólar porque le gustaban las matemáticas.
Le preguntó a Konsumex, la empresa comercial estatal, silo podía vender en Occidente y le
contestaron que no había despertado interés en las ferias de muestras. Resultó que lo habían
dejado sobre una estantería y no habían realizado ninguna demostración. Laczi fue a la feria
de muestras de Nuremberg y se dio una vuelta, torciendo el cubo y luego devolviéndolo a
sus colores originales. bm Kremer, el experto en juguetes británico, estaba intrigado y le
ayudó a asegurar un pedido con la empresa de juguetes Ideal Toy Company por un millón
de cubos.
No se había solicitado ninguna patente para el extranjero durante los doce meses siguientes
a la solicitud húngara, pero había alguna protección al haber llamado al cubo Rubik’s Cube,
que se había registrado como marca en Estados Unidos y Gran Bretaña. Sin embargo, Ideal
Toy tuvo problemas por infracción de patente debido a que Larry Nichols, un químico de
Massachusetts, había patentado un cubo similar (pero unido por imanes), la US 3655201,
en 1972. No había conseguido interesar a las compañías de juguetes, incluyendo a Ideal
Toy Nichols ganó un pleito por infracción en 1984.
Se vendieron más de cien millones de unidades y al menos la mitad fue por contrabando.
La empresa original intentó producirla, todas ella misma, pero cuando el gobierno al fin
otorgó el permiso, la locura ya había pasado y la empresa quebré. Para evadir la marca
registrada a veces se pueden encontrar «cubos mágicos» con diferente presentación en las
tiendas.