Historia Del Tiempo en Economia Ubaldo Nieto

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  • UBALDO NIETO DE ALBA: Historiadel tiempo en economa.

    McGraw-Hill, Madrid 1999

    El tiempo ha estado presente entodas las reas del conocimiento yen el arte. As podemos hablar deltiempo en la Metafsica y en laFilosofa, en los poetas del pensa-miento, o en la Fsica. En efecto,desde Platn y Aristteles hastaBergson y Heidegger, pasando porSan Agustn, Descartes, Kant yHegel, entre otros, el anlisis deltiempo ha ocupado un lugar rele-vante en la obra de los filsofos.Para San Agustn, por ejemplo, sloexiste el presente y sus tres formas,a manera de difraccin en el almade ese mismo presente: el presentedel pasado, que es la memoria, elpresente del presente, que es la in-tuicin directa, y el presente del fu-turo, que es la espera. Kant des-arroll progresivamente a partir dela poca precrtica el problema delparalelismo entre el tiempo y el es-pacio, muy discutido por Bergson,pudindose hablar de una espacia-lizacin del tiempo. Tanto el espa-cio como el tiempo son considera-dos intuiciones puras, o formas apriori de la sensibilidad en las quealojamos nuestra percepcin. ParaKant el tiempo no es ni sustancia, niaccidente, ni relacin, sino condi-cin subjetiva.

    En otros momentos de la histo-ria de la filosofa, Alfred NorthWhitehead habla del espesor deltiempo vivido, y Heidegger se re-fiere al tiempo como temporalidad

    humana: soy yo el tiempo?, soy yomi tiempo? Merleau-Ponty, por suparte, afirma que el tiempo nace denuestra relacin con las cosas, asu-miendo, pues, una especie de feno-menologa de la percepcin, y ne-gando la existencia de un tiempoobjetivo. Aadamos, siempre a ma-nera de ejemplos, la meditacin deLvinas sobre el tiempo como dia-crona, o la temporalidad tica,irreversible e inanticipable, de JeanPaumen, conocida tambin como eltiempo tico de la finitud.

    En el mundo siempre estimu-lante de los poetas del pensamientoel genial Paul Valry nos habla deltiempo como instante instant-neo, que es polvo de eternidad, odel tiempo como tomo de silencio,como instante fecundo. Y no olvi-demos la brillante y esclarecedoraintuicin de Ronsard: Le temps senva, le temps sen va, ma Dame... Las! Letemps non, mais nous nous en allons.Recordemos, asimismo, el tiempode Proust, incorporado o reencon-trado en la sensacin, un tiempoque se toca, casi sensual: ToutCombray est sorti dune tasse de th. Yaunque pueda parecer algo sofisti-cado, tambin cabe traer a colacinel tiempo de la oscuridad, dePessoa, implcito en sus magistralespoemas ingleses: We are born at sun-set and we die ere morn, and the wholedarkness of the world we know...

    Si penetramos en el campo de laFsica, la presencia y la importanciadel tiempo son abrumadoras. Poruna parte observamos una evolu-

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  • cin del tiempo absoluto y unifor-me de la mecnica clsica al tiempoelstico y relativo de Einstein. Porotra, nos encontramos con el tiem-po de la termodinmica, que va delcero absoluto al equilibrio termodi-nmico, es decir, de la vida a lamuerte, en un combate desigualentre entropa y neguentropa. Y fi-nalmente, last but not least!, el tiem-po en la fsica cuntica, que abarcadesde la incertidumbre que se deri-va al pretender determinar simult-neamente la energa y el tiempo,segn una de las expresiones delprincipio de indeterminacin deHeisenberg, hasta los problemas ycuestiones que pueden plantearse alconsiderar la asimetra del tiempo.

    Todo ello, de una forma u otra,en mayor o menor medida, se en-cuentra presente o implcito en laobra del profesor Nieto de Alba so-bre la Historia del tiempo en economa,tarea ardua y erizada de dificulta-des, pero oportuna, necesaria ymuy de agradecer dadas las caren-cias evidentes sobre el tema. Enefecto, no hay que tener reparos enafirmar que el tiempo ha sido, jun-to con el poder, uno de los grandesproscritos de la Ciencia Econmica.Ello puede parecer incomprensibley paradjico y, desde luego, discuti-ble. En efecto, en Economa mane-jamos conceptos y variables comoinversin, amortizacin, tipos de in-ters, propensin marginal a consu-mir o a ahorrar, acelerador, expec-tativas, etc., cargadas a veces depsicologismo y, desde luego, todasellas siempre vinculadas al tiempo.Pero, a pesar de tanta evidencia, nopuede afirmarse con propiedadque el tiempo est o haya estado reale inequvocamente incorporado a

    nuestro campo cientfico. Y encuanto a paradojas se refiere, basteel botn de muestra de la actitud deJohn Maynard Keynes al introducirla incertidumbre como pieza clavedel anlisis y a la vez refugiarse enel cmodo y autocomplaciente cor-to plazo; y ello con independenciade las explicaciones que sobre el ti-me-element aporta en las notas sobreel ciclo econmico recogidas en elcaptulo 22 de su Teora general.

    Para ser ms precisos habra queconsiderar las distintas formas enlas que el tiempo aparece enEconoma: de manera implcita, ex-plcitamente, formalizada o no for-malizada, etc.; todas ellas, adems,en los diferentes campos o ramasque conforman nuestra ciencia. Esevidente que Adam Smith se pre-ocupaba de la dimensin temporalcuando escriba sobre la acumula-cin en el clebre captulo tercerodel libro II de La riqueza de las na-ciones, o al abordar el problema dela formacin y educacin de los j-venes en el captulo primero dellibro V, anticipndose en este se-gundo caso a los modelos de creci-miento endgeno utilizados en laactualidad. Y lo mismo podra decir-se del conjunto de los economistasclsicos, incluido Marx, si profundi-zamos en sus obras principales.

    Otra cosa bien distinta sucedecon los neoclsicos histricos, quie-nes en aras de una nueva concep-tualizacin, por una parte, y de labsqueda de una teora del equili-brio general, por otra, se despren-den del tiempo como variable real-mente operativa y determinante.Keynes, como ya anticipbamos, ylos keynesianos de la primera gene-racin, no van mucho ms lejos, sin

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  • excluir de ese juicio al propioHarrod, cuya obra Economic Dyna-mics, escrita en 1973, decepcionarasi la leysemos ahora.

    Los neoclsicos modernos con-ceden gran importancia a la teoradel crecimiento, partiendo del mo-delo de Solow y de sus extensionesy prolongaciones, intentando asuna recuperacin del tiempo. Lacrtica de Cambridge (Robinson yKaldor), quiz debido a reticenciasen la formalizacin, constituye unaoportunidad perdida, al menos enel sentido que aqu nos interesa.

    El panorama empieza a cambiarsensiblemente en el perodo ms re-ciente con la utilizacin de modelosde equilibrio intertemporal y de ge-neraciones solapadas, modelos dedesequilibrio en tiempo continuo, eincluso los que se incluyen en elmbito de la dinmica catica. A pe-sar de todo ello todava se percibe laprevalencia del fro y rgido esque-ma de la esttica comparativa, su-cumbiendo sistemticamente al pla-cer esttico de lo simple y olvidandoque, como deca Wittgenstein, laverdadera solucin del enigma esten que... no hay enigma.

    Estamos suponiendo a lo largode este brevsimo comentario, y lodamos por bueno, que el tiempo sehalla presente en los procesos din-micos en Economa, y ello requiereuna aclaracin. En efecto, en losmodelos de crecimiento y en losmodelos dinmicos en general, eltiempo tiene que estar presente,bien sea en su formalizacin conti-nua o si se trata de su formalizacindiscreta. Pero la presencia del tiem-po no es razn suficiente para ha-blar de un proceso autnticamente

    dinmico, ya que es imprescindiblela interaccin entre el vector de va-riables de estado y el vector devariables de control, mediante sen-dos mecanismos de feed-back o de feed-forward.

    Si a manera de resumen puedeafirmarse que la sensibilidad por eltiempo no ha tenido presencia des-tacada entre los economistas desdeun punto de vista funcional, toda-va es ms cierto que apenas existentratamientos desde el punto de vis-ta esencial, salvo, claro est, hon-rosas excepciones. Tal es el caso deShackle, quien en su obra TheNature of Economic Thought distingueentre el tiempo desde dentro o eltiempo vivido en (time lived in)compuesto por presentes solita-rios, y el tiempo desde fuera o eltiempo espacializado, en un senti-do similar al de Kant.

    En este universo abigarrado eimpreciso, el profesor Ubaldo Nie-to de Alba busca la luz siguiendo elsendero delimitado o marcado portres componentes: la prediccin, elcaos y la complejidad, trminos quefiguran acertadamente como subt-tulo de la obra. Parte de la predic-cin determinista aplicable a siste-mas ordenados y estables en los quejuegan un papel fundamental losconceptos de linealidad y localidady en los que se admite que el todo esla suma de las partes, negndose aslos fenmenos o procesos de emer-gencia. Sobre esa base el autor rea-liza una primera incursin en elcampo de la Economa, poniendode relieve las carencias y fragilida-des que ya hemos apuntado y queson consecuencias derivables de esetipo de enfoque.

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  • Del anlisis de esa economa entiempo lineal o economa del ser,que es ciencia de lo simple, pasa a laeconoma del devenir, en la quelos cambios y la evolucin siguen laruta del caos, y que presenta sin lu-gar a dudas un mayor nivel de com-plejidad. Y pone, asimismo, de re-lieve la gran diferencia existenteentre ese primer mundo en equili-brio o cercano al mismo y el que seconfigura asumiendo la no-lineali-dad, la irregularidad y el desorden,la gran dependencia respecto a pe-queas variaciones de las condicio-nes iniciales y la existencia de posi-ciones lejos del equilibrio comonorma. En el primero de esos uni-versos es posible la prediccin en elmarco de la lgica determinista cau-sa-efecto; en el segundo, el panora-ma cambia y las posibilidades sonotras, no forzosamente desprecia-bles o menores. En efecto, y dadoque, ms all de los comportamien-tos puramente estocsticos, nos en-contramos con la posibilidad que eldesorden, la irregularidad y el caosoculten o disfracen un ordensubyacente, tendremos que aceptarque nuestra posicin respecto al fu-turo paradjicamente se robuste-ce desde el momento en que, al noestar atrapados por un mecanismoestablecido desde el principio, so-mos libres de explorar futuras tra-yectorias alternativas. En realidadsta es la potencialidad creadoraimplcita en el concepto de caos de-terminista, que es abordada porUbaldo Nieto en el captulo IV desu obra al relacionar la evolucin, elcaos creativo y el tiempo.

    Pertrechado con este rico bagajey la capacidad heurstica correspon-diente se adentra el profesor Nieto

    de Alba en lo que podramos deno-minar el corpus central de la obra,dedicando sendos captulos a lasgestin del caos en Economa (V), altiempo y la complejidad (VI) y a laEconoma de la complejidad (VII).As, por ejemplo, se detiene en el es-tudio de los mercados de capitales,utilizando las tcnicas del caos conel fin de dilucidar si la evolucin de las series temporales revela uncomportamiento catico, dada supersistencia, o si, por el contrario, lairregularidad obedece al carcterestocstico de dicha evolucin.Proyecta en el campo de la Econo-ma la lgica, el funcionamiento ylas consecuencias de los sistemas di-sipativos, haciendo algo similar res-pecto a los nuevos paradigmas cien-tficos en el mbito de la Economadel bienestar. Aborda tambin elproblema de la gestin tecnocrticadel sistema, incidiendo, entre otrosaspectos y reas, en el tema concre-to de la eleccin pblica, y tras caracterizar lo que constituye laEconoma de la complejidad pe-netra en el anlisis de la economainstitucional como economa del de-venir. En esta incursin, especial-mente afortunada, resaltan los prin-cipios en los que debe basarse dichaeconoma institucional, con el pro-psito de conseguir una integracinestable de la eficiencia, la solidaridady la cooperacin en el marco de unanueva tica social de valores com-partidos. Pone de relieve, asimismo,que se trata de una economa de lanegociacin y del poder, creativa yanticipadora pues no espera a quela experiencia demuestre lo que elanlisis predictivo ya adelanta, a loque hay que aadir la incertidum-bre como caracterstica ms deter-minante que complementaria.

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  • Un ltimo captulo se ocupa deltiempo y del caos en la economaespaola en una novedosa y suge-rente diseccin de los hechos quehan configurado nuestra experien-cia reciente a partir de la bifur-cacin del cambio democrtico, pasando por los pactos y otros as-pectos de la transicin, para des-embocar en la naturaleza complejadel orden autonmico y de otrasmanifestaciones y vertientes en elamplio marco econmico y social.

    Como dice el profesor MartnMunicio en su esplndido prlogo,el autor de Historia del tiempo en eco-noma lleva a cabo un anlisis me-ticuloso partiendo de una concep-cin muy original y situado en elmbito del nuevo dilogo de la ra-cionalidad cientfica. En definitiva,estamos ante una obra importante,ante un esfuerzo ilusionado. A esterespecto, para concluir, y jugandocon las palabras, podramos pensarque Ubaldo Nieto de Alba hace su-yas las que empleaba Paul Claudelen su Art Potique: Le temps est le sensde la vie.

    ANDRS FERNNDEZ DAZ

    ANDRS FERNNDEZ DAZ (DIREC-TOR): Fundamentos y papel ac-tual de la poltica econmica.

    Ediciones Pirmide, Madrid, 1999

    No es posible entender la actualpostura epistemolgica del profe-sor Fernndez Daz, cuestin preci-sa porque as se explica mucho deeste libro, sin aludir, en primer lu-gar, a su trayectoria intelectual,Andrs Fernndez Daz trabaj enEspaa con el profesor Figueroa,

    y en Francia, con el profesorPerroux. Del primero posiblementeprocede su afn por asomarse, casicontinua y vertiginosamente, a nue-vas perspectivas, a nuevas aporta-ciones. En este volumen, a partir delas pginas 41-42, se describe el pa-norama que tenemos ante nosotros,previo al diseo de cualquier polti-ca econmica. Esencialmente, uncuerpo central constituido por la teora neoclsica y la nueva macro-economa clsica; la keynesiana, conalgunas variantes postkeynesianas,amn del nuevo keynesianismo; lateora de los ciclos reales; las diver-sas versiones del monetarismo y lasaportaciones modernas a la teoradel equilibrio general; a su lado, lastcnicas y posibilidades que ofrecenla econometra y la Teora de losJuegos en sus versiones ms mo-dernas, especialmente las que seocupan de los juegos secuenciales ydinmicos; debe aceptarse, sinningn tipo de titubeo, el carcterindiscutible e inevitablemente din-mico de la fenomenologa econmi-ca, con lo que pueden asumirseaportaciones relacionadas con lacomplejidad y el caos, donde, conFernndez Daz (pg. 60), podemosavanzar por un proceso derivadode la no linealidad y de la fuerte de-pendencia de pequeas variacio-nes, con lo que, por ejemplo, sepuede alcanzar un mejor conoci-miento de las series temporales, pu-dindose definir la naturaleza per-sistente o no persistente de lasmismas en funcin del color del rui-do. Asimismo, el asomarse a mo-delos muy complejos y detalladosque alcanzan a aproximarse de unmodo tan satisfactorio a la realidadque quiz hubieran hecho saltar degozo a Schmoller, puede llegar a ser

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