Historia Dela Hip

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http://www.publispain.com/hipnosis/historia_hipnosis.html Historia Los estados de “trance” están descritos desde muy antiguo. En las culturas no occidentales se empleaban sobre todo por parte de los “curanderos” o “sacerdotes”, siendo generalmente ellos (los curanderos) quienes entraban en estado de trance como parte de las ceremonias de curación. La hipnosis, tal como hoy la conocemos, empezó hace dos siglos en Francia. La palabra “hipnosis” (de una palabra griega, “hypnós”, que significa sueño) fue definida por James Braid en 1843, pero lo que Braid describía no era sino lo que había iniciado en París un médico alemán llamado Franz Anton Mesmer, bajo el nombre de “magnetismo animal”. Mesmer Mesmer fue el descubridor de una espectacular manera de curar enfermedades, basada en la sugestión. Llegó a París (entonces, el centro del mundo) en 1778 precedido de una reputación de hacedor de milagros. Al parecer había devuelto la vista a una joven música de Viena que la había perdido. La forma de trabajar de Mesmer era espléndida y teatral. Partía de la base de que él era capaz de acumular una porción del “fluido universal” (hoy lo llamaría “energías positivas”) y de transmitirlo a sus semejantes. La Academia de Medicina rechazó sus técnicas, pero uno de sus pacientes (M. Bergasse) abrió una suscripción de 100 luises por persona que le fue ofrecida a Mesmer para montar una clínica, a condición de revelar a los suscriptores los secretos del “magnetismo animal”. La sala de tratamientos que montó Mesmer en el Hotel Bouillon estaba instalada con gran habilidad: semioscuridad, perfumes orientales, músicas lejanas y exóticas, así como decoración recargada y misteriosa. Presidía el centro de la sala la llamada “cubeta de la salud”, una especie de simbiosis entre altar y pila bautismal, llena de agua sulfurosa. Los pacientes se sentaban rodeados por cordones que salían de la cubeta. Asimismo, tocaban con las manos, de vez en cuando, unas varillas metálicas en contacto con el agua, las cuales debían apretar sobre las partes enfermas de su cuerpo. También se tocaban unos a otros en las puntas de los dedos, para hacer circular “el fluido”. Mesmer, majestuoso en su túnica de seda morada, pasaba entre ellos tocándoles con su varilla, o con sus manos, en la frente y en las manos. No era extraño que durante el acto los pacientes entrasen en trances convulsivos (al estilo de una macumba vudú) para lo cual algunos compadres de Mesmer, bien pagados, daban el pertinente ejemplo. Sea como fuere, el caso es que Mesmer se hizo el “hombre de moda”, y su consulta, bien repleta, tenía listas de espera que en nada envidiarían a las de nuestra Seguridad Social. Ante las apasionadas discusiones entre partidarios y críticos, el Rey encargó a una comisión de científicos que analizasen el trabajo de Mesmer. Como curiosidad señalemos que, en el grupo de expertos, compartieron tareas el químico Lavoisier, Benjamin Franklin y el tristemente relevante Dr. Guillotin. Los resultados fueron negativos para el alemán, y un informe de la comisión (del que se publicaron 20.000 ejemplares) ilustraba acerca de la superchería. Una parte del informe revelaba que algunos de los tratamientos eran claramente inmorales, y que no era infrecuente que bellas damas, sugestionadas por el santón, acabasen en una sala acolchada llamada “sala de las crisis” donde Mesmer calmaba sus nervios mediante la aplicación de una vara propia enteramente natural. Al ver que venían malos tiempos para él, Mesmer volvió a Alemania y se llevó el dinero de sus suscriptores, quienes nunca obtuvieron el secreto prometido. A pesar de sus evidentes falacias, el método de Mesmer fue un indiscutible precursor (y posiblemente un inspirador) de futuras investigaciones y aplicaciones en el campo de la medicina psicosomática. Bernheim, Liébeault y Charcot Hipólito Bernheim, psiquiatra nacido en Alsacia, era profesor agregado de la facultad de Medicina de Estrasburgo, en el último cuarto del siglo pasado, cuando contactó con un médico rural, Liébeault, el cual había desarrollado un método hipnótico muy parecido al que hoy en día empleamos. Se apartaba

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Historia

Los estados de “trance” están descritos desde muy antiguo. En las culturas no occidentales se empleaban sobre todo por parte de los “curanderos” o “sacerdotes”, siendo generalmente ellos (los curanderos) quienes entraban en estado de trance como parte de las ceremonias de curación.

La hipnosis, tal como hoy la conocemos, empezó hace dos siglos en Francia. La palabra “hipnosis” (de una palabra griega, “hypnós”, que significa sueño) fue definida por James Braid en 1843, pero lo que Braid describía no era sino lo que había iniciado en París un médico alemán llamado Franz Anton Mesmer, bajo el nombre de “magnetismo animal”.

Mesmer

Mesmer fue el descubridor de una espectacular manera de curar enfermedades, basada en la sugestión. Llegó a París (entonces, el centro del mundo) en 1778 precedido de una reputación de hacedor de milagros. Al parecer había devuelto la vista a una joven música de Viena que la había perdido.La forma de trabajar de Mesmer era espléndida y teatral. Partía de la base de que él era capaz de acumular una porción del “fluido universal” (hoy lo llamaría “energías positivas”) y de transmitirlo a sus semejantes.

La Academia de Medicina rechazó sus técnicas, pero uno de sus pacientes (M. Bergasse) abrió una suscripción de 100 luises por persona que le fue ofrecida a Mesmer para montar una clínica, a condición de revelar a los suscriptores los secretos del “magnetismo animal”.

La sala de tratamientos que montó Mesmer en el Hotel Bouillon estaba instalada con gran habilidad: semioscuridad, perfumes orientales, músicas lejanas y exóticas, así como decoración recargada y misteriosa. Presidía el centro de la sala la llamada “cubeta de la salud”, una especie de simbiosis entre altar y pila bautismal, llena de agua sulfurosa. Los pacientes se sentaban rodeados por cordones que salían de la cubeta. Asimismo, tocaban con las manos, de vez en cuando, unas varillas metálicas en contacto con el agua, las cuales debían apretar sobre las partes enfermas de su cuerpo. También se tocaban unos a otros en las puntas de los dedos, para hacer circular “el fluido”. Mesmer, majestuoso en su túnica de seda morada, pasaba entre ellos tocándoles con su varilla, o con sus manos, en la frente y en las manos. No era extraño que durante el acto los pacientes entrasen en trances convulsivos (al estilo de una macumba vudú) para lo cual algunos compadres de Mesmer, bien pagados, daban el pertinente ejemplo.

Sea como fuere, el caso es que Mesmer se hizo el “hombre de moda”, y su consulta, bien repleta, tenía listas de espera que en nada envidiarían a las de nuestra Seguridad Social.

Ante las apasionadas discusiones entre partidarios y críticos, el Rey encargó a una comisión de científicos que analizasen el trabajo de Mesmer. Como curiosidad señalemos que, en el grupo de expertos, compartieron tareas el químico Lavoisier, Benjamin Franklin y el tristemente relevante Dr. Guillotin. Los resultados fueron negativos para el alemán, y un informe de la comisión (del que se publicaron 20.000 ejemplares) ilustraba acerca de la superchería. Una parte del informe revelaba que algunos de los tratamientos eran claramente inmorales, y que no era infrecuente que bellas damas, sugestionadas por el santón, acabasen en una sala acolchada llamada “sala de las crisis” donde Mesmer calmaba sus nervios mediante la aplicación de una vara propia enteramente natural.

Al ver que venían malos tiempos para él, Mesmer volvió a Alemania y se llevó el dinero de sus suscriptores, quienes nunca obtuvieron el secreto prometido. A pesar de sus evidentes falacias, el método de Mesmer fue un indiscutible precursor (y posiblemente un inspirador) de futuras investigaciones y aplicaciones en el campo de la medicina psicosomática.

Bernheim, Liébeault y Charcot

Hipólito Bernheim, psiquiatra nacido en Alsacia, era profesor agregado de la facultad de Medicina de Estrasburgo, en el último cuarto del siglo pasado, cuando contactó con un médico rural, Liébeault, el cual había desarrollado un método hipnótico muy parecido al que hoy en día empleamos. Se apartaba completamente de las turbias teatralidades del método mesmeriano.

Juntos crearon la “Escuela psicológica de Nancy”, auténtica pionera en el estudio de la hipnosis, y opuesta a la “Escuela neurofisiológica de París” del Hospital de la Salpetrière, en la que el neurólogo francés más importante de aquellos tiempos, Charcot, impartía sus lecciones de neurología, pero también de psiquiatría e hipnosis. La doctrina de Charcot era que solamente se podía hipnotizar a los enfermos histéricos (lo cual es un notorio error). Pero su fama como neurólogo era tal, que por sus aulas pasaron alumnos que, con el tiempo, serían grandes médicos (Sigmund Freud, entre ellos).

La escuela de Nancy, menos laureada en su época, trabajó de forma más callada. Las publicaciones de Bernheim son predecesoras de la moderna medicina psicosomática, y de las aplicaciones de la hipnosis en este tipo de enfermedades.

James, Prince, Janet, Breuer, Freud.

El interés de la hipnosis se mantuvo en los Estados Unidos a través de escritos de William James,

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Morton Prince y Boris Sidis, interesados por las extrañas manifestaciones de ciertos pacientes histéricos con doble personalidad, o con personalidad múltiple. En Europa, Janet acuñó el concepto del inconsciente y usó la hipnosis como un método para acceder a las capas más desconocidas de la conciencia. Breuer y Freud empleaban la regresión hipnótica como base para llegar al análisis de los contenidos inconscientes traumáticos. Freud abandonó más adelante la técnica, al desarrollar el método psicoanalítico, si bien en sus últimos años reconoció la validez de la hipnosis como un método eficaz.

Siglo XX

El interés por la hipnosis, muy enfriado en las primeras décadas del siglo 20, resurgió durante la guerra civil española, y más adelante en la segunda guerra mundial, cuando los psiquiatras del ejército advirtieron que la técnica era útil para resolver los estados de trance llamados “neurosis dela trinchera”. Mi maestro, Santiago Montserrat Esteve, aplicó la técnica en las Fuerzas de la Generalitat de Cataluña, con impresionante éxito. Kardiner y Spiegel, en EEUU aplicaron idénticas soluciones en la confrontación de los años 45-50.

En los años 50 aparece una fiebre investigadora acerca de la hipnosis. La prestigiosa APA (American Psychiatric Assotiation) reconoce el valor de la hipnosis como legítimo método terapéutico, y, hoy en día, una división de la American Psychological Assotiation está dedicada a su estudio e investigación.

Sofrología e hipnosis

En la década de los 60 aparecieron los trabajos de un médico colombiano, A. Caycedo, quien, trabajando en Barcelona, desarrolló una especie de redescubrimiento de la hipnosis, bajo el nombre de “Sofrología” (de una palabra griega que significa descanso, reposo). Su exposición, avalada por el Prof. Dr. A. Sarró, atrajo a numerosos profesionales y profanos. Los discípulos de Caycedo (por otra parte, apartado ahora de actividades médicas) enriquecieron la “sofrología” con diversas aportaciones, técnicas de meditación y hasta de Zen. La sofrología, hoy en horas bajas (aunque de repente surgen seguidores apasionados donde uno menos se espera) no ha sido sino un intento de revitalizar la hipnosis, en épocas de poco atractivo, a base de “enmascararla” bajo otro nombre y “embellecerla” con un discurso orientalista, fácil de vender en la década prodigiosa. 

http://www.deon.com.ar/71hipnosis.html

HIPNOSIS, UN POCO DE HISTORIA

Podemos situar el inicio de la historia formal de la Hipnosis en 1765 con los trabajos de Franz A. Mesmer y sus curaciones colectivas espectaculares. Mesmer proponía que las enfermedades eran consecuencia de una "aberración de la armonía orgánica" producida por la concentración inadecuada de un fluido magnético invisible que se asentaba en el cuerpo humano proveniente del sol, la luna, los planetas, la tierra, los metales y los animales. Pensaba que la curación consistía en hacer fluir el magnetismo, retirarlo de una zona del cuerpo y hacerlo llegar a otra, a través de la voluntad y la concentración mental y con ayuda de ciertos instrumentos externos: una vasija con agua a la que se añadía limaduras de hierro ("agua magnetizada") y varillas del mismo material. Mesmer preparaba

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un ambiente especial, a media luz, con música, para realizar ahí su tratamiento, que primero fue individual y después colectivo. Reunía a los enfermos en grupos y los curaba "magnetizándolos" con varillas sumergidas en esta agua preparada o con pases manuales que él les hacía, concentrándose mientras paseaba entre ellos. Los enfermos presentaban fenómenos somáticos provocados por la sugestión: tosían, sudaban, algunos convulsionaban y, en muchos casos, obtenían alivio a sus males. Poco a poco, de la curación se pasó al espectáculo teatral. Hoy en día, cuando oímos hablar de la hipnosis, todavía pensamos en una situación de espectáculo. La primera imagen que se nos ocurre es la de una persona poderosa que está controlando la mente de otra que, dormida, irremisiblemente la obedece porque ha perdido la conciencia y la voluntad. Esa imagen proviene de que todos nosotros, hemos estado en contacto con la hipnosis de teatro y tal vez algunos han escuchado que durante el siglo pasado y principios de éste, la hipnosis se utilizó en la medicina y la psicoterapia y se abandonó quién sabe por qué. Habrá quien piense que dejó de utilizarse por su ineficacia, otros sabrán que Freud dejó de usar la hipnosis porque sus pacientes se negaban a recordar lo que él les ordenaba o porque con ella desaparecían los síntomas y después de un tiempo volvían a aparecer, porque el conflicto que los había originado quedaba irresuelto.Las imágenes que se describen más arriba corresponden en parte a la hipnosis clásica, con la que trabajaba Freud, en donde se proponía que el papel del hipnotizador consistía en inducir en el sujeto un estado en que estuviera receptivo a sus sugestiones, el trance. En términos generales, se dice que el trance es un "estado alterado de conciencia", identificando a ésta con la "normalidad" como si todo lo que no es conciencia fuera un "estado alterado". En los inicios de la historia formal de la hipnosis, se pensaba que el trance era un estado patológico o cuando menos implicaba tener una mente débil. En términos modernos, es un estado en que las facultades mentales críticas: "el razonamiento y la lógica están temporal y parcialmente suspendidas y la persona está imaginando y sintiendo más que pensando". Neurofisiológicamente, se define como un estado en que el sujeto está funcionando bajo el predominio de su cerebro derecho. El sueño fisiológico es otro estado alterado de conciencia, en donde se dan fenómenos similares a los del trance (alucinaciones, pérdida de la noción del tiempo, etc.) que dependen de la actividad del cerebro derecho. En la vigilia estamos bajo el predominio del cerebro izquierdo. Si definimos a la hipnosis como una técnica para inducir un estado alterado de conciencia con algún fin determinado, habría que buscar el inicio de la historia informal de la hipnosis en los orígenes de la humanidad, de la cultura, en los ritos mágicos y religiosos o la adivinación de los sueños, en el arte de la profecía, en la medicina antigua y tradicional.Los distintos elementos que constituyen estas prácticas, inducen al trance porque localizan la atención en sensaciones especiales: sonidos, olores, por ejemplo, que se dan dentro de un contexto particular en donde se tiene la certeza, que opera como autosugestión, de que ahí está sucediendo algo diferente. Si regresamos a la historia formal de la hipnosis, en la hipnosis clásica se trataba de inducir un estado en que el sujeto perdiera la conciencia y el control para que éste pasara a manos del hipnotizador, con objeto de lograr que estuviera más receptivo a las sugestiones que provinieran de afuera.Se hablaba de sujetos que eran más o menos hipnotizables (es decir que podían ser hipnotizados o no), más o menos sugestionables, y se crearon pruebas y escalas cada vez "más precisas" para medir los grados de hipnotizabilidad y de sugestionabilidad. Se inventaron más y más técnicas, que llenan los manuales de hipnosis clásica para burlar el control y la resistencia del paciente, para "profundizar" el trance y para evitar que la persona saliera de él a voluntad. Este fue el tipo de hipnosis que probó sus limitaciones.La hipnosis moderna tiene sus antecedentes en los años treinta en Nancy, Francia. En la Escuela de Nancy (entre, cuyos exponentes destacan Liébault, Berheim y Coué) se consideraba que el estado de trance era un estado normal y no patológico como se

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afirmaba en la misma época en la Escuela de la Salpetriére, en Paris, donde trabajaron Freud y Charcot. En Nancy se proponía que el cambio se producía en una forma no consciente, a través de la imaginación y sin intervención de la voluntad. Se proponía también que las sugestiones operan solamente cuando encuentran en la persona que las recibe un eco interno y, en este sentido, son autosugestiones.Congruente con los principios de Nancy, en los años cincuenta, Milton H. Erickson, psiquiatra norteamericano, desarrolló las técnicas hipnóticas clásicas dándoles un nuevo sentido e instrumentó nuevas. Incorporó todas ellas como parte de un estilo de comunicación en general y de comunicación terapéutica en particular, eliminando la formalidad y los rituales de la hipnosis clásica, de modo que se llegó a hablar de que Milton H. Erickson hacia "hipnoterapia sin trance", Sus aportaciones a la hipnosis moderna han sido fundamentales al grado que se le considera sinónimo de hipnosis ericksoniana.

Revista Crecimiento Interior Nº 71, Año 8, Abril del 2001

Autor: Dr. Dino Ricardo Deon

http://institutolamay.com/node/9

HISTORIA DE LA HIPNOSIS

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HISTORIA DE HIPNOSISLa gran mayoría de la gente ha tenido conocimiento de la hipnosis a trabes los espectáculos teatrales, films o experiencias en la TV. Lamentablemente esa experiencia, que nada tiene que ver con la hipnosis clínica ( o hipnosis médica ) ha influido negativamente, generando la impresión que la hipnosis es algo místico, esotérico, oculto; Como una experiencia en lo cual un individuo con dones sobrenaturales, puede controlar la mente de otros o otros, que son victimas importantes que renuncian al control de si mismo. Nada más alejado de la realidad: la hipnosis clínica es un respetable integrante de la profesión Médica. Por fortuna, en los últimos cincuenta años las ideas y los actitudes cambiaron y el hipnotismo. Con toda justicia, fue reconocido como una importante y valiosa técnica para ser utilizada en distintas circunstancias. Numerosos trabajos científicos e investigaciones intensivas la han catapultado cada vez con más firmeza como un auxiliar valioso de los métodos tradicionales de diagnostico y tratamiento médico y psicológico. Las técnicas hipnóticas son utilizadas para mejorar una cantidad de enfermedades físicas, psicológicas y para terminar con perniciosos hábitos sociales como son el tabaquismo, la adición al alcohol y a la comida. En realidad, durante las últimos años la hipnoterapia ha ganado la confianza y el respecto de muchos miembros de la profesión médica y es así como desvían determinados pacientes a un hipnólogo clínico experimentado a aprenden ellos mismos la técnica. Ya nadie duda, muchas enfermedades físicas tienen un origen crónico de cualquier origen. Enfermedades gástricas o intestinales, trastornos sexuales como la impotencia en el hombre y frigidez en la mujer. Trastornos psicológicos como el miedo, la fobia, la ansiedad, el insomnio, el control del Estrés son también tratados exitosamente:  CONCEPTO La hipnosis se define como el conjunto de procedimientos que inducen a un sujeto, cierto estado psico-neuro-fisiológico que facilita la obtención de respuestas psíquicas y somáticas mediante sugestiones apropiadas. La hipnosis se emplea para producir el sueño magnético por fascinación, mediante influjos o sugestión personal o de otra forma, valiéndose de aparatos o instrumentos adecuados. Es muy amplio el espectro de enfermedades o dolencias que pueden mejorar o curarse con este recurso clínico. La hipnosis puede lograrse por estimulación visual, táctil o auditiva; depende de la apreciación metodológica que estime el hipnólogo y de la respuesta del paciente.  ANTECEDENTES DE LA REGRESION HIPNOTICA A VIDAS PASADAS: La regresión es una técnica que se inicia investigando vivencias pasadas de la vida presente (Regresión Simple), cuyo fin fue terapéutico y experimental. Posteriormente algunos científicos incursionaron investigando vidas pasadas o supuestas vidas pasadas, en razón de que en la práctica se encontraron frente a circunstancias fortuitas en las que el paciente o sujeto de la experimentación, manifestó recordar y a la vez también vivenciar detalles de hechos que no constituían recuerdos de la vida presente. Es así

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como indirectamente tiene comienzo esta técnica, luego se fue depurando, convirtiéndose en una forma adecuada para investigar vidas pasadas. VIDAS INTERMEDIAS: Ha sucedido en la práctica que durante el sujeto o paciente ha regresado a una vida intermedia o sea al espacio-tiempo que se ubica entre dos vidas; o sea existe pero no encarnado. Este hecho, para comprenderlo requiere del respaldo de doctrinas filosóficas que estudian o se ocupan del destino de esa energía que reencarna (llámese como quiera)y que describen mundos dimensionales diferentes al nuestro. Por eso repito, el hipnólogo que hace la regresión hipnótica a vidas pasadas, tiene que involucrarse en todos estos conocimientos para hacer mejor su labor  Las Ondas Cerebrales  El cerebro funciona mediante la unión sináptica de las neuronas formando circuitos. Estas uniones se forman instintivamente o a trabes del aprendizaje dando las respuestas de acuerdo con los estímulos recibidos. En este proceso intervienen unas substancias químicas llamadas neurotransmisores que son impulsados por la actividad eléctrica (ondas cerebrales) cuya frecuencia- varía según el estado de conciencia de la persona. En 1924 El científico Anos Bergen experimenta con su hijo de quince años, a quien había situado en su cabeza dos alambres conectados a un galvanómetro, y descubre que desde el cerebro se emiten señales eléctricas con un ritmo regular al cual denomino ritmo Alfa Desde entonces han sido y siguen siendo muchas las investigaciones dirigidas a conocer y controlar la formación de ondas cerebrales, estudiando su correspondencia con los diversos estados de conciencia del ser humano. Los estados usuales de conciencia son los de vigilia y sueño, no obstante en ambos estados se distinguen cambios que expresan un estado paico-cerebral variable de acuerdo con las sensaciones mentales y emociones de la persona que son naturales en estado de sueño, pero originados por las circunstancias ambientales, las cuales provocan cambios en la actividad eléctrica (ritmo de las ondas cerebrales) del cerebro, en el estado de vigilia Nuestro cerebro siempre está produciendo actividad eléctrica la cual se expresa por las ondas cerebrales, de muy bajo voltaje y que se miden por hertzios o número de oscilaciones por segundo. Según su frecuencia, los ciclos de ondas se denominan: DELTA – THETA – ALFA - BETA El rendimiento de nuestra mente experimenta grandes cambios según cual sea el tipo de onda predominante en cada momento. Siempre estamos produciendo los cuatro tipos de ondas, pero el nombre del ciclo se determina por aquella que predomina. El extremo mas bajo de la escala de actividad de las ondas cerebrales esta en un ciclo y medio por segundo correspondiente al sueño muy profundo: (Delta). Y el más alto es de 85 ciclos por segundo:( Beta) que registra el ataque epiléptico Nuestra mente se mueve entre los 4 ciclos del sueño (Delta) y los 40 ciclos de la excitación intensa (Beta). La Clave De los 18 ciclos hacia abajo: Buena salud, Inteligencia, felicidad, concentración. De 25 ciclos hacia arriba: "Zona negativa", Estrés, excitación, confusión, irritabilidad, problemas psicosomáticos.  DE LA CUNA A LA SEPULTURA  Desde el momento en que un niño nace, empieza a ser moldeado por la sociedad. Nada más abandonar el seno de la madre, se convierte en un individuo autónomo, y rápidamente pasa a ser un receptor de la conducta aprendida por sugestión, que influirá en todos sus hábitos del futuro. Experimenta sensaciones, que se almacenan en

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su memoria; todo lo que oye y siente se traduce en sensaciones, impresiones que forman imágenes que le servirán de referencia en el futuro.