Historia y Revolucion Nuevo Trabajo

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INDICE 1. HISTORIA Y REVOLUCION 2. EUROPA ANTES DE LA REVOLUCION 3. LAS BASES DEL ANTIGUO REGIMEN 4. TRES REVOLUCIONES

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INDICE1. HISTORIA Y REVOLUCION2. EUROPA ANTES DE LA REVOLUCION3. LAS BASES DEL ANTIGUO REGIMEN4. TRES REVOLUCIONES

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La curiosidad por el pasado, la preocupación por el futuro y el interés por la Historia constituyen algunos de los rasgos más característicos de la especie humana. Pero ¿Cómo ve el pasado el historiador de nuestros días?El historiador de hoy advierte que la Humanidad ha estado sometida a una continua evolución y que ésta no siempre se ha desarrollado a un mismo ritmo. Esa evolución se acelera de modo vertiginoso y en pocos años se producen cambios profundos de todo tipo: políticos, sociales, económicos y culturales. Se hicieron todas clases de suposiciones acerca de las “fuerzas” que habrían provocado tan graves acontecimientos. Estas “fuerzas” se acercan a la teoría marxista que considera a las relaciones de producción como único factor generador del cambio y evolución de una sociedad; lo demás es “superestructura”. Estas fuerzas se identifican como fuerzas de clases. Pero ese brusco cambio, que supone una alteración profunda de la sociedad, es la que llamamos REVOLUCIÓN. Si bien las revoluciones se presentaron en Europa y América como acontecimiento súbito, desbordante e imparable, no nacían, de una decisión imprevista o impensada de agentes históricos individuales o colectivos. Ante esto, surge un interrogante ¿Por qué se produce el estallido de la revolución? Los revolucionarios entendieron por revolución diversas cosas: el resultado de unos problemas causados por el protagonismo de ciertos grupos sociales o las alianzas entre ellos, el procedimiento traumático por el que se derribaba lo existente, la ideología con la que se lo combatía y el proyecto mismo de un cambio rápido. Cuando en una determinada época se llega a una situación de ruptura con el pasado; la comunidad cambia sus clases sociales, su estructura económica y su ideología; mientras que el Estado, la estructura política y la clase social dominante permanecen inalterables. Ello lleva que el grupo que ostenta el poder sea visto como un obstáculo para el desenvolvimiento normal de la comunidad y que la parte activa de esa comunidad se lance, rompiendo la legalidad vigente, a la conquista del Estado, se apodere de él y establezca un sistema político y/o unas leyes distintas a las anteriores. Otra interpretación podríamos denominar espiritualista. Los cambios intelectuales los que llevan a una manera de ver y concebir el mundo, que los conduce a la revolución política, es decir, filósofos, pensadores y hombres de fe influyen de forma decisiva sobre la sociedad y la obligan a cambiar. Cada revolución que triunfa produce cambios en la clase dominante. Como las grandes revoluciones en: Inglaterra (siglo XVII); Francia (1789); Rusia (1917). El movimiento revolucionario comienza con objetivos moderados: más que cambiar pretende reformar. Por revolución no debe entenderse solo el asalto al poder por una nueva clase social. Revolución es también un cambio rápido en las estructuras claves de la sociedad. En el Mundo Moderno pueden distinguirse: Una Revolución intelectual y científica; una revolución técnica o industrial; revolución educativa; demográfica. Lo que ocurre es que cualquiera de ellas y todas en conjunto o interrelacionadas, producen necesariamente alteraciones políticas. Las doctrinas revisionistas han puesto en duda la existencia de algo que pueda llamarse revolución, para sostener que lo ocurrido fue el desarrollo de una larga evolución que venía ya operándose, desde el siglo XVI y que tuvo su momento álgido en lo que se llamo REVOLUCION FRANCESA.

Los historiadores distinguen entre Antiguo y Nuevo Régimen: dos periodos de tiempo diferentes, considerados desde mediados del siglo XIX como una historia larga, la historia moderna y la historia contemporánea, separados entre sí por una serie de convulsiones revolucionarias, de las cuales la más importante es la Revolución Francesa de 1789. Se cree en la existencia de una revolución que vino a poner fin a una situación de crisis y cambio, pero tiene una posición: que la ruptura real que la Revolución

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produjo en la historia occidental ni destruyo enteramente el viejo mundo ni invento todo lo que se mantuvo vigente en el nuevo. Ni la Revolución creó un mundo nuevo, ni destruyo de manera absoluta el viejo. La Revolución estaba ya prefigurada y su función fue eliminar los obstáculos que aun permanecían para que pudiese desarrollarse esa sociedad emergente que latía de la antigua. Pero ¿Cómo se produjo el cambio? ¿Cuáles son las diferencias? ¿Sobre qué bases se asentaba el Antiguo Régimen? Todo contribuye a hacer de esta época una de las más asombrosas de la historia de Francia: la violencia y el carácter dramático de las jornadas parisienses cuya sucesión acelerada desde la toma de la Bastilla hasta la muerte de Roberspierre hacen imprevisible y siempre amenazante el porvenir, el contenido extremista, pero generoso y universal, de la elocuencia revolucionaria, cuyos discursos engendran una confusión implacable entre el terror y la virtud, la guillotina convertida en algo familiar…Y pese a una crisis interior y una guerra civil sin precedente, pese al odio armado en todas las fronteras de la Republica, pese a su inexperiencia política, los revolucionarios trabajaron y construyeron cada día una Francia nueva. Pero, durante casi un siglo, Francia vacila entre la experiencia imperial, una monarquía constitucional, un parlamentarismo republicano o una dictadura jacobina.

En la sociedad sentó las líneas directrices de lo que habría de ser un mundo nuevo, los grupos sociales se distinguían unos de otros por su riqueza, privilegios, leyes propias que cada uno poseía. La sociedad europea era esencialmente agraria y el bienestar de la población dependía de los productos de la tierra.En la cúspide de la pirámide social se encontraba:

1. el Rey, soberano absoluto. Según algunos filósofos y pensadores, Dios le había entregado todo el poder y, en consecuencia, el monarca sólo era responsable de sus actos ante la divinidad, y aquí radicaba el poder absoluto e indiscutible de los reyes: no hay más ley que la voluntad del soberano.

2. En torno al monarca, estaba la Nobleza, la aristocracia: grupo social privilegiado que no paga impuestos o está exento de los impuestos más importantes; que monopoliza los cargos políticos, militares y administrativos y que desde el punto de vista económico, vive de las rentas de la tierra y de las mercedes que recibe del Rey. Su misión teórica es gobernar y hacer la guerra: trabajar físicamente o dedicarse a negociar son actividades degradantes.

3. Otro grupo privilegiado es el Clero, muy ligado en sus niveles más altos a la aristocracia. La Iglesia, poseedora, de grandes fincas, paga impuestos, a la vez que ejerce sobre los hombres una influencia absoluta: el pensamiento y la ciencia están sometidos a ella, lo mismo que: la moral, las normas de convivencia, la regulación del matrimonio, la paternidad y la enseñanza, etc.

4. Por último, el Tercer Estado o Pueblo, un grupo social donde se incluyen desde el vagabundo al rico mercader, pasando por el jornalero del campo y el artesano. Lo que les une a todos es su obligación de pagar impuestos y la necesidad de trabajar y su carencia de privilegios: a. impuesto real al Estado; b. el diezmo a la Iglesia; c. los tributos y cargas al señor local.

5. Pero desde el siglo XIII se venía produciendo un lento y profundo cambio: dentro de lo que luego se llamaría tercer estado que se fue consolidando un grupo concreto, cada día más homogéneo, más numeroso y más rico: La Burguesía. Es un sector de la sociedad que nació como consecuencia del desarrollo del comercio y que vivía de él; que permitirá a los burgueses, en el siglo XVII, convertirse en una verdadera potencia económica, en ocasiones más rica que la propia aristocracia. Sin embargo, esta burguesía del Antiguo

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Régimen estaba apartada del poder político y se veía humillada por los privilegios aristocráticos. Poco a poco los burgueses irán adquiriendo conciencia de su poder económico y político. Aspiraran a gobernar desplazando a los aristócratas; además era una clase cada vez más culta e ilustrada; desinterés del derecho divino y no aceptaban la monarquía absoluta. Esta será la clase social que, alzada en revolución, destruirá las bases del Antiguo Régimen y cimentará las del mundo contemporáneo. Los intereses de estos sectores, sobre todo en el orden económico, eran dispares y muchas veces, opuestos. Sin embargo, en 1789 se unieron momentáneamente contra el despotismo real.

Los componentes particulares del cambio fueron de enorme importancia: Socialmente, los viejos estamentos quedan arruinados y aparecen las clases sociales con el predominio de un grupo complejo, formado por las burguesías, en cuyo seno existen diversos sectores y fracciones. En política hay una inmensa transformación gradual, desde las antiguas monarquías a los regímenes representativos, de opinión pública y de sufragio. Económicamente, desaparecen o se transforman, no sin grave conflicto, todas las estructuras del viejo mundo campesino, se desarrolla la industria y se impone el dominio universal del mercado. Al tiempo que culminan procesos van a pervivir en la contemporaneidad bastantes de las antiguas formas prerrevolucionarias que permiten afirmar una cierta persistencia del Antiguo Régimen. La Revolución no arrasó ni con todas las instituciones ni con todas las estructuras ni las mentalidades que existían antes de su desarrollo, no empezarían realmente su disolución sino con la llegada del siglo XX. Es seguro que nunca nadie en el siglo XVIII planifico una revolución, pero la progresiva e implacable crisis del sistema social del feudalismo tardío y del aparato político de las monarquías absolutas llevaba a las sociedades hasta el umbral de las condiciones o de la situación en que la revolución puede producirse. Los procesos revolucionarios se desencadenaron por causas complejas; únicamente en Francia, sucedió una victoria decisiva de un grupo social sobre otro; fue “democrático”, traslado o tuvo la intención de trasladar el peso de la autoridad política a la nación en general, y avanzó, en sucesivas etapas, hasta conseguir una transformación completa de la sociedad existente. Pero, sería exacto hablar de tres revoluciones:

1. Realizada por las élites ilustradas de los tres estamentos, respetando el inmenso prestigio de la realeza, se orientara al establecimiento de una monarquía constitucional, que sustituya su fundamentación en el Derecho Divino por una nueva legitimidad basada en la nación.

2. Sera la de las ciudades. Ante todo París. Una gran urbe con una amplia población flotante de trabajadores inmigrados, fuente de mendicidad y delincuencia, artesanos y tenderos, de vida económica precaria y en permanente inestabilidad social, propicio a las súbitas revueltas colectivas. Un pueblo inquieto, exasperado por el alza continúa del precio del trigo. Es la “revolución municipal”

3. El campo, se vio recorrido por “El gran Miedo”. El temor a un complot aristocrático y a las bandas de forajidos, se extiende por buena parte del país. Los campesinos se armaron contra el régimen señorial. La revuelta fue de enorme intensidad: destrucción de archivos, quema de castillos, muertes violentas. El caos se generaliza ante la impotencia de la autoridad.

Una revolución no depende del azar. En este caso, el pueblo francés esperaba desde hacía varios meses grandes acontecimientos; hacía varios años que las mentes ilustradas esperaban un conjunto de reformas del Estado monárquico que la apertura del los Estados generales. El absolutismo francés se debatía desde hacía casi un siglo en

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dificultades que el tiempo no hacía más que agravar; el fracaso de todas las tentativas de reformas, que se sucedían inútilmente, conducía a una crisis general del sistema institucional y social. Desde 1789, la revolución en Francia se distingue de las que la precedieron en Occidente por su carácter universalista. La declaración francesa fue redactada, en términos tales que pudiesen ser aplicadas a todos los países y en cualquier época. Es tan válida para una monarquía como para una república. Es auténticamente universal: he aquí lo que le confiere su grandeza y le asegura su prestigio, aún vigente a pesar del paso de los años. La Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano es, la obra de una clase social, la burguesía. Pero también las circunstancias influyeron sobre ella. A la vez que condenaba los abusos del Antiguo Régimen, era la base sobre la cual se asentaba el nuevo orden. Pero no hay que confundirse, hubo revoluciones o casi revoluciones que fueron consecuencia de la ocupación militar francesa más que de la mera fuerza del ejemplo francés o de la Declaración de los Derechos del Hombre. Finalmente, la cultura revolucionaria muestra la conciencia que las gentes de entonces tuvieran que entrar en una época distinta. La contemporaneidad se forjó como una nueva y compleja categoría de lo histórico. La idea de una “historia contemporánea” nace como una más de las creaciones culturales de la época. La contemporaneidad va ligada a la “Revolución”. Porque toda la escritura de la historia que se genera en torno de la Revolución y sus consecuencias no deja la menor duda de que quienes la escriben son conscientes de estar refiriéndose a “una nueva historia”.