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  • de elias a su arbitrio, dando y quitando reinos, hacienda y des-hacienda !eyes, castigando y premiando con jusrisdicci6n tan propia y directa sobre todo el mundo como Ia que los reyes particulares tienen sabre sus vasallos y reinos, o mejor, con mucho mayor, mas perfecto y mas excelente dominio, no de-pendiente, como el de ellos, de las criaturas, sino absoluto, so-berano, sublime e independiente de todos.

    Los te6logos que asf concluyen son Santo Tomas, Soares, Vazquez, y bastar(a haber dado estos tres nombres para dar par probada y acreditada ante el mundo una verdad tan nece-saria e importance como despues veremos. Siguen a estas tres lumbreras otros muchos que lo podrfan ser de Ia teologfa si ellos_ no fueran delante. El cardenal Toledo, el cardenal Lugo, Mobna, Valenc1a, Salazar, Hurtado, Arriaga, Amico, Peres, Verga, Caspense, Zarsosa, Lacerda, Justiniano, Cornelio, Lu-dovico Tena y los dos Mendozas insignes de Portugal y Casti-lla S, de los cuales este ultimo, ya en el ai'io de 1586, en Ia Uni-

    . ' Francisco de Toledo (1532-1596), profes6 en Salamanca, ingrcs6 en los jc-suttas, y ense06 metafisica en el Colegio de Roma; famoso predicador, fuc nom-b_rado predicador .ordinaria del Papay miembro del T ribunal de Ia lnguisicit\n. Fue el pnmer JCSuJta que alcanz6 el capelo cardenalicio; entre sus ohras destacan Sutnnla de instructione sacerdotum y los Comentarii til Epistulam beali Pauli ad Roll/a nos. Juan de Lugo, teo logo y prelado espai'iol ( 1583- 1660), jesuita, ensei'io tcolo-gia en Valladolid y el Colegio Romano. Fue nombrado cardenal en 1643 por Urbano VIII. Luis de Molina (1535-1601 ), jesuita espai'iol, profcsor de tllosoffa

    Ia Uoiversidaddc. Coimbra y de. teologia en Ia de fcvora. Su obra principal, Iibert arbllrll cum gratJa doms, drvma praescientia, providentia, praedestinaJirme

    y diVmallolle, provoc6 una larga discusi6n tcol6gica, las llamadas controvcrsias de auxiliis, que enfrent6 especialmente a dominicos y jesuitas, en contra y a favor de las tesis . mo linistas ( conocidas como molinismo ), seglin las cualcs aunque toda Ia grac1a d1v1na esti ordenada a ser eficaz, el hombre es libre de aceptarla o rechazarla (en este segundo caso sed solo suficiente); Dios, que conoce (cic11cia medta) el uso que cada hombre ha de hacer de Ia gracia, Je concede Ia gracia sufi-ctente cuando preve que dani .libremente el hombre su consentimiento Grew>-no Valencta (1549-1603), JesuJta espaiiol, estudi6 en Salamanca y ensei'i6 teolo-gia en Dilligen e lngolstadt (Aiemania) y e1 Colegio Romano. Entre sus ohras destacan De rebllf fidei hoc tempore controversis, los comentarios a Ia .funm1a de Santo Tomas, y apologias en defensa de sus escritos contra los herejes. Diego de Sala-zar, escntor y traductor espai'iol del siglo xv1. Pedro Hurtado de Mendoza ( 15 78-1651 ), jesuita, fil6sofo y teo logo; profesor de teologfa en Salamanca. Be-ntto Iustiniani (m. 1622), jesuita, autor de unas Explanationes i11 Epistolas Divi Pauh y de comentanos sobre epistolas canonicas basadas en las obras de los Pa-

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    versidad de Salamanca, donde era catedratico de Scoto, suscito y defendi6 gallardamente esta cuestion en los terminos si-guientes, que par ser tan especiales quiero referir aqul:

    jesus Chris/us Deus ac Sa/valor noster juerit vere ac propie D ommus et Rex totius Orbis, atque omnium rerum creatarum, secun-dum quod homo est, non tantum spiritualis rex ac dominus sed, et vems

    et propius, atque adeo temporalis: tan vere et propie quam Ftltppus 2d11s temporis rex est hispanorum, et unusquisque hominmn dommus est suarum rerum, eo quod i!lis in omnem usum potest citra a/icujus injuriam uti6.

    En este sentido hablan , con poca diferencia de palabras, to-dos los te6logos referidos, como se puede ver en los diferentes pasaj:s citados al margen 7,. antes de los cuales habfan seguido y ensenado Ia m1 sma doctnna Santo Antonino, Durando Al-maino y los tres ya nombrados Abulense, Scoto y W a qutenes podemos ai'iadir muchos juristas de gran renombre, como el cardenal Turrecremata, el cardenai Hostiense, Nava-rro, Baconio y otrosB .

    dres. Amico es quiza Antonio Arnauld (16 12-1693), te

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    Y para demostrar Ia verdad de nuestra creencia, y del impe-rio temporal de Cristo, tomando los mismos principios y fun-damentos de Ia opinion contraria, vamos a deshacerlos e im-pugnarlos juntamente, empezando por el testimonio de las Es-crituras alegadas, en que Cristo es llamado rey tan repetida y expresamente por boca de los profetas antiguos, a quienes po-demos afiadir el mayor profeta de Ia Ley de Ia Gracia, San Juan Evangelista, en dos pasajes del Apocalipsis en que llama a Cristo principe de los reyes de Ia tierra,y rey de los reyes y senor de los senores; en el capftulo primero, princeps regum terrae; y en el capi-tulo 19, Rex regum et Dominus dominantium 9 Los cuales textos, como los restantes, no se pueden entender correcta y natural-mente sino referidos al reino temporal de Cristo, porque Jo contrario serfa hacer manifiesta violencia a Ia significacion na-tural de Ia palabra rey, que en Ia Sagrada Escritura significa siempre rey temporal, y si es regia cierta, como ensefia San Agustfn, que las palabras de las Sagradas Escrituras solo han de interpretarse en sentido figurado y metaforico cuando de entenderlas en su significacion propia y natural se siga algun gran inconveniente o absurdo contrario a Ia doctrina de Ia

    Jacobo Almaino (ca. 1480-1520), doctor en teologia porIa Universidad deNa-varra, profesor de filosofia natural en Paris. John Duns Scot (=Escoto) (ca. 1266-1308), filosofo y teo logo cscoces, franciscano, estudio en Cambridge, Oxford y Paris; universidades de las que tam bien seria profesor, asl como de Ia de Colonia. Conocido como , , por sus posiciones teologicas ( defendio Ia Inmaculada Concepcion de Maria) y como , por su agudcza como dia!Cctico. Acepto parte del aristotelismo, pero sobre todo se esforzo en depurar Ia tradici6n agustiniana, sometiendo el tomismo a una severa crltica. Juan de Torquemada (= cardcnal Turrecremata, 1388-1468), te6logo espaiiol, dominico, se doctoro en la Uni-versidad de Paris, de Ia que tambien fue profesor. Fue enviado por el Papa Eu-genio IV al concilio de Basi lea, don de contribuyo a 1a con dena de W iklef y Juan Hus, y al de Florencia, que intento Ia union de la iglesia griega con Roma; firmc partidario del poder pontificio, desarrolla sus tesis en su documcntada Summa de Ecciesia. John Bacon (m. 1346), filosofo escolastico ingles, carmclita, difundio las doctrinas del filosofo arabe A verroes, y defendio Ia supremacla del poder temporal de los clerigos; es autor de una obra vast/sima y ejerci6 un influjo con-stderable .. Alfonso Navarro, carmelita andaluz. Enrique de Suza (= Hostiensis), cardenal de Ostia, profesor en Paris, destacado decretalista, sistematiz6 Ia doc-trina que hace depender del Papa todo poder temporal legitimo, muerto en Lyon en 1271.

    9 Cfr. Ape 1,5 y 19,16.

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    propia Escritura admitida por Ia Iglesia, los mismos nombres de rey y reino, tantas veces celebrados y cantados por los pro-fetas hablando del imperio de Cristo, nos obligan a considerar que significan rey y reino temporal en toda su propiedad, pues de interpretarlos asf no se sigue inconveniente o disidencia contra Ia grandeza y majestad de Cristo, sino, al contrario, mu-cha honra, gloria y autoridad, suyas y de Ia Iglesia, como en este capftulo se ha de ir viendo, cuando respondamos a las !e-ves objeciones de Ia parte contraria.

    A esta confirmacion general del significado de Ia palabra rey afiade el padre Suarez otra, que es propia de Ia persona de Cristo, y que convence eficazmente del sentido en que se debe tomar dicha palabra. Porque el reino espiritual de Cristo se distingue del sacerdocio del mismo Cristo, y consta por las Sa-gracias Escrituras, como prueba San Agustfn en el Tratado XXIII sobre San Juan, y nosotros mostraremos por extenso en el capftulo siguiente, que el reino y sacerdocio son en Cristo dignidades y jurisdicciones distintas. Luego, si el nombre de Sacerdote Supremo significa el Reina e Imperio Espiritual, se sigue que el de Rey Supremo significa el temporal.

    Finalmente, el propio Cristo, antes de subir al cielo, dejo di-cho y publicado al mundo que su Eterno Padre le habfa dado todo el poder en el cielo y en Ia tierra Data est mihi omnis potes-tas in Caelo in Terra. Y quien dice todo, segun las reglas del derecho, no excluye ninguna cosa. Tuvo, pues, Cristo el impe-rio espiritual, que es el que con mas propiedad se llama impe-rio en cl Cielo, y tuvo juntamente el imperio temporal, que es el que con toda propiedad se llama imperio en Ia Tierra. Par-que de otra manera no se puede entender ni decir, sin mani-fiesta incompatibilidad, que tuviera o tenga Cristo todo el po-der, pues Je faltarfa el poder temporal, que es una parte tan grande de ese todo.

    Estos son los textos mas eficaces y explicitos con que acos-tumbran los teologos probar Ia verdad del imperio temporal de Cristo. Y aunque basta cada uno de ellos, tornado en Ia propie-dad y naturaleza de su significacion, para persuadir facilmente a cualquier entendimiento facil y d6cil, nosotros, para mayor demostracion de Ia misma verdad, sin salirnos de las profedas y textos fundamentales de esta historia, no solo esperamos

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    confirmarla con igual certidumbre, sino hasta afiadirle, con Ia luz de ellos, nueva evidencia.

    Y comenzando por Ia profecia de Zacarias, ya vimos que Ia coronaci6n de Jesus, hijo de Jossedec, significa Ia dignidad su-prema del imperio de Cristo. Ahora pregunto: cpor que fue co-ronado, no con una, sino con dos coronas, y por que una de elias fue de plata y Ia otra de oro?

    La raz6n, no mfstica sino literal, dicen generalmente los ex-positores que fue porque Cristo no tuvo una sola corona, sino dos: una, como Sumo Sacerdote gue pertenecia al lmpeno espl-ritual, y otra, como Rey Supremo, que perteneda al Temporal. Y por eso no eran las dos de oro o las dos de plata, sino una de oro y otra de plata, para significar Ia diferencia y precio de los dos imperios o jurisdicciones, y que el Imperio espiritual, significado en oro, eras mas alto, mas precioso y mas sublime que el Imperio temporal.

    Y en cuanto al Imperio temporal, unico sobre el que podrla haber duda, cgue mayor prueba podria desearse que Ia de Ia es-tatua de Nabucodonosor, cuyos metales deshizo Ia piedra en polvo y ceniza? Porque, si es cierto (como es de fe) que aque-llos cuatro metales significaban cuatro imperios sucesivos, e imperios verdaderamente temporales, se sigue claramente que Ia piedra gue los derrumb6 y deshizo, figura del Reino e Impe-rio de Cristo, no solo significa imperio espiritual, sino tambien temporal, porque solo los imperios temporales se derriban, arruinan y deshacen unos a otros, lo gue no hace ni puede ha-cer el Imperio espiritual.

    Para gue un imperio derrumbe y deshaga a otro es necesario que sea opuesto y contrario a el acerca de las mismas cosas, oposici6n y contradicci6n que solo se dan entre los imperios temporales, y no con el imperio espiritual, como ha mostrado bien Ia experiencia del propio Imperio espiritual de Cristo, el cual, despues de transmitido a sus vicarios, los sumos pontffi-ces, no deshizo los imperios y reinos de los principes tempora-les, sino que, al contrario, los ayud6 mucho y se beneficia mu-cho de su crecimiento, aumentando e imponiendose mas Ia grandeza y majestad de Ia Iglesia y los pontffices cuanto mas se establecia y aumentaba Ia de los emperadores. Y este fue el error, ignorancia y engafio por el que los fieles han acusado y

    se han burlado siempre de Herodes, cantando sobre su locura por boca de Ia Iglesia: Crude/is Herodes, Deum regem venire quid times? Non eripuit mortalia quis Regna dat Caelestia 10. Siendo, pues, cierto que el Imperio de Cristo derrib6 o ha de derribar a todos los imperios del mundo, gue son imperios verdadera-mente temporales y no espirituales, ocupando y llenando toda Ia tierra donde ellos antes habfan estado, ibien claramente se deduce que el Imperio de Cristo no es solo espiritual, sino tambien temporal!

    Y todo esto se vera mas claramente, cuando expliquemos el tiempo de Ia ruina de Ia estatua y otros de sus aspectos. ~o confirma menos Ia misma verdad Ia segunda vision de Damel (Daniel 7), en Ia cual leemos que Dios, para dar el imperio al Hijo del Hombre, mand6 primero quemar Ia cuarta bestla de los veinte cuernos, gue representaba al Imperio Romano y a todos los reinos temporales nacidos de el, lo gue de ningun modo seria necesario si el Reino e Imperio de Cristo fuera so-lamente espiritual, pues vemos que antiguam~nte Cristo reino espiritualmente en todo el Imperio Romano, y espiritualmente reina tambicn hoy en todos los reinos que de dJCho 1mpeno han nacido y se han separado, y han conservado el nombre de Cristianos, sin que por ello hayan dejado de tener el mismo po-der y soberanfa temporal que tenfan antes de someterse a Ia sujeci6n de Cristo. Sfguese, pues, con ev1denc1a, que el lmpeno de Cristo que ha de arrancarles esa soberanfa temporal no es el Imperio Espiritual de Cristo, al que ya estan sujetos, sino el Imperio Temporal, como mejor se entendera con el d1scurnr de todo lo que diremos. .

    Por ultimo, como consta por el mismo texto de Dame], el Imperio del Hijo del Hombre ode Cristo en aquella ~isi6n es el mismo Imperio Universal gue han de tener los cnsuanos en Ia Tierra, imperio en el cual han de entrar e incluirse todos los reyes y reinos del Mundo. cC6mo se puede entonces dudar de que este inmenso y portentoso imperio, compuesto por todos

    10 Cruel Herodes, ~por que temes Ia venida de Dios? No arrebata reinos temporales quien los da celestiales.>>

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    los imperios, por todos los reinos y todas las republicas tempo-rates, aunque sea espiritual y espiritualisimo, no ha de ser tam-bien temporal? Este es el Reino e Imperio de Cristo, tan canta-do y celebrado en los oraculos de los profetas, por el cual se intitula con tanta propiedad Rex regum et Dominum dominantium, y asf como las palabras regnum et dominantium es includable que significan reyes y senores temporales, asf tambien las palabr~s rex y dotninum significan rey y senor tempo.ral,. salvo que adm.J-tamos, con manifiesta violencia a Ia Escntura y repugnancJa del entendimiento, que Ia misma frase y en Ia misma palabra, se varia el sentido y Ia intencion y que rex y dominus tienen un significado y regnum y dominantium otro. Y si en los pasajes de Ia Escritura alegados por los autores de Ia opinion contrana, y otros que tambien podriamos anadir, parece que el poder real de Cristo se limita y determina ordinariamente a fines y obras espirituales, de ningtin modo se debilita con esa indicacion o argumento Ia verdad de nuestra sentencia, antes ~on ello se confirma y establece mejor, porque nosotros no deCJmos que el Reino e Imperio de Cristo es espiritual, sino que es espiritual y temporal a Ia ve:z, conociendo y teniendo como Ia mayor gran-deza de este felicfsimo Reino el que, no solo en cuanto t.sp!n tual, sino tambien incluso en cuanto temporal, se ordena al fin ultimo y sobrenatural de Ia bienaventuranza, pues este Reino, y no otro, es el que ha de ser eterno y glorioso en el cielo, como dicen las palabras tan repetidas de nuestro texto, y esto es ser Imperio de Cristo y de los cristianos, y en esto se distin-gue de los reinos meramente politicos y humanos, porque es-tos tienen por fin Ia conservacion y feliCJdad de Ia tJerra, y el de Cristo v los cristianos Ia del cielo.

    Viniendo a las autoridades (como dicen) de los Padres, co-nocedemos f:icilmente que son pocos los lugares de sus escri-tos en que expresamente se alude, y en terminos exactos, al Reino Temporal de Cristo, como tampoco se refieren a Ia gra-cia santificante del mismo Cristo, distinta de Ia union hiposta-tica II, y otras cosas de igual importancia y dignidad, admitidas entre los teologos, no porque los santos tuvieran diferente pa-recer, sino porque en su tiempo no estaban en uso tales termi-

    '' La union de Ia naturale2a human a y divina en Ia persona de Cristo.

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    nos, inventados despues por Ia teologfa, para mayor claridad de Ia doctrina escol::istica, explicando muchos de ellos con pa-labras menos latinas (por no decir barbaras), como es Ia pala-bra temporal. Terminos de los cuales todavia hoy se abstienen quienes escriben con un estilo mas pulido y elevado, como ha-cfan aquellos santfsimos y doctfsimos Padres, para conv1dar a todos a leer de buena voluntad y con gusto sus escntos, y para que, en los libros de los autores cristianos, no se juzgase menor Ia propiedad y majestad de Ia elocuencia que tanto se veneraba en los escritores gentiles.

    De esta razon, que es general para muchas materias, pone-mos por testigos a los propios libros de los Padres, en los cuales se encontraran tambien frecuentemente alabadas, mcul-cadas y persuadidas las virtudes que pertenecen a) Reino espi-ritual de Cristo, no porque aquellos autores negaran a Ia um-versalidad de su imperio el dominio temporal, sino porque el Senor que era juntamenre Senor y Maestro no quiso hacer ejer-cicio de este, y los principales y mayores ejemplos que nos qw-so dejar fueron de desprecio de el.

    No faltan, con todo, pasajes muy ilustrcs de los Padres en que sc hablc del Imperio Temporal de Cristo en terminos igualmente no menos expresos que los alegados por Ia parte contraria, de los cualcs citarc aquf los suficientes para respon-dcrks y confirmar Ia vcrdad de Ia nuestra.

    San Cirilo, explicando las palabras de Jesucristo Regnum meum non est de hoc mrmdo, en cllibro XVIII sobre San Juan, dice asi: Rq!,em se esse 11on m:,gat, Jed re,gni Caesaris se no11 esse hostem os-tendit, quia ejus regnum terrenum, non est, sed codi et terrae, cetera-rumque rerum ommium 12 Y San Agustin, en el tratado XIV sa-bre cl mismo evangelista: !:.rat quidem Re:x non talis qua/is ab ho-minibus fit, sed ta/is ut homines reges facere 11 . Y San Gregorio, pon-derando cl Iugar del nacimiento de Cristo, no propio, sino aje-no, dice en Ia homilfa VIII sobre los Evangelios: Alienum, non semndum potestatem, sed secundu111 naturam; nam secundum potestatem

    12 No niega que es rey, sino que muestra que no es enemigo del reino de Cesar, porque su reino noes terreno, sino dd cielo y Ia tierra y todas las cosas.>>

    " Era rey no como el que es hecho por los hombres, sino como el que hace reyes a los hombres.>>

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    in propia venit 14 Y mas claramente que todos San Bernardo, en el libro IV de De considerationes, escribiendo a! papa Eugemo: Dispensatio tibi super ilium credita est, non data possessio; [..} Non tu ille de quo Prophcta: Christus hie est, qui possessionem sibi vindicat, et jure creaturae et merito redemptio-nis et dono patris. Cui enim alteri dictum est: Possessionem et dominium cede huic, tu curam ilius habet 15

    Otras muchas sentencias semejantes a estas se ven en otros santos Padres de Ia misma o mayor antiguedad, como San Ire-nco en libro IV, capitulo XXVII; San Cipriano, Adversus ju-daeos, capitulo XXV; San Hilario, sabre el salmo II, vers{cu-lo V; San Jeron imo, libro IV, sabre Jeremias, capitulo XXII, y San Ambrosio en el libra III, sabre San Lucas. A los cuales podriamos afiadir con razon todos los autores antiguos y rna-demos que, a titulo de madre de Cristo, reconocen y veneran en Nuestra Senora Ia Virgen el imperio y dominio sabre todo el mundo. E l mismo San Bernardo, en el sermon sabre las pa-labras del Apocalipsis signu111 meum, dice: Maria eo quod mater Dei est, regina caelorum et domina mundi jure esse probatur 16 Y San Atanasio, en el sermon I De nativitate virginis: Quandoqmdem Christus rex est qui natus est ex virgine zdemque Dominus et Deus; ea propter et mater quae eum gmuit, et regina domina et deipara pmpie et vere censetur 17 Y San Bernardino de Siena, en cl tomo I, ser-mon IX, capitulo I: Virgo beatissima omnem hujus mundi meruit principatum et regnum, quia filius ejus in primo ins/anti suae conceptio-

    " uAjeno no segtin Ia potestad, sino scgtin Ia naturalcza, pucs sc)';lin Ia po testad vino a sus propiedades. ..

    15 A ri se te ha concedido Ia di spt:n~acj6n sabre eso, no dada Ia post:s lo n, [ ... J pues tti no eres aqucl de qui en el profeta clijo: "~y seni toda Ia tierra poscsion suya?" Esc es Cristo, que reivindica su poscsi6n, y par dcrccho de ~n~tura, y por merito de redenci6n y por don de l Padre. cA ~ue otro fue .d1cho: p1clcmc y te dare las gentes por heredad tuya y por poses1on tuya los termmos de Ia tte-rra") Cede a este Ia posesion y cl dominio, y tti toma su cuodadO.>> Op. at., Ill , m principio. .

    16 Maria, por lo mismo gue es madre de D1os, se prueba gue es por derecho reina de los cielos y senora del mundo.>>

    17 Dado que Cristo, que naci6 de una virgen, es rey, y ademas S~nor y Dios, por eso mismo Ia que lo en gendr6 debe ser cons1derada Rcma, Senora y Madre de Dios.>>

    nis monarchiam totius promeruit et obtinuit universi, sicut Propheta tes-tatur, dicens: ((Domini est terra et plenitudo ejus, orbis terrarum et uni-versi qui habitant in eoJ> 18

    Todos estos pasajes, y muy especialmente los tiltimos, mues-tran claramente gue cosa tan asentada y tan sin controversia era en el sentir comtin de los Padres el Imperio y Monarquia universal de Cristo, no solo en cuanto a! Reino espiritual y del cielo, sino tambien en cuanto al temporal y de Ia tierra. Y si al-gunos de los santos Padres parece (como verdaderamente pa-rece), principalmente en libros o tratados apologeticos, ense-fiar y decir lo contrario, debe advertirse que hablaban del Rei-no de Cristo no en cuanto al poder, imperio o dominio, sino en cuanto a) aparato, grandeza y majestad exterior de rey tem-poral que los judios esperaban y los gentiles deseaban en Cris-to, los primeros interpretando erroneamcnte las Escrituras, y los segundos figurandose las propiedacles de Dios hecho Hom-bre segtin sus vaniclacles y apetito, como gente acostumbrada a hacer tlioses a su voluntad.

    Y como Ia controvcrsia y disputa de aquellos t iempos era contra cste esdndalo de los judios y csta estulticia de los gent i-les, que son los nomhres injuriosos, o mejor gloriosos, con que unos y otros afrcntaban Ia Cruz y Ia humildad de Cristo, por cso es tan frecuente que los Padres distingan en sus escritos su reino de los reinos del mundo, no para negar a Cri sto Rey, como decfamos, el dominio e imperio, incluso temporal, sobre todo

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    adorar en Belen, y Ia humilde diferencia de su estado, dice ele-gantemente asi:

    Quonam pacta magi ex stella ilia judaeorum regem ilium esse didi-cerunt, cum certe non istius regni ille rex esse/ [.} Nihil quippe tale monstravit, quale mundi hujus reges habere conspicimus. Neque enim hastas, neque clypeatas ostendit nulitum catervas: non equos regalibus phaleris insignes, non cunas auro ostroque fulgentes; non enim istum ne-que alium quempiam circa se habuit ornatum, sed vi/em bane prorsus vitam egit ac pauperem: duodecim tantt~mmodo homines, eosque despec-tabiles secum circumducendo 19 Este aparato y pompa exterior de riquezas, galas, palacios, caballos, caches, criados, ejercitos es lo que los santos negaban en el Imperio de Cristo, y no su im-perio y dominio sobre todo el mundo, y este es el sentido pro-pia y genuino en que Cristo dijo a Pilatos: R egnum meum non est de hoc mundo. Como explico a continuaci6n, en Ia raz6n que clio de lo que habfa dicho: Si ex hoc mundo esset regnum meum, ministri utique mei decertarent, ut non traderer Judaeis 20. Donde debe sefia-larse que Cristo no dijo Regnum meum non est huis mundi, sino de hoc mundo, porque el Reino de Cristo era verdaderamente de este mundo, y de todo el mundo, y solo no tenfa los accidentes de Ia vanidad y falsa grandeza con que se sustentan todos los demas reinos del mundo.

    1" Por algtin modo, los magos, de aquella cstrella dedujeron yue 1~1 era cl rey de los judlos, aunque ciertamente El no era rey de este reino ... ; ciertamente nada mostraba tal como contemplamos que tienen los reyes de hoy: no mostr6 a millares lanzas ni armadas compai\ias, no caballos con arneses regalados, no cunas de oro y jJlata brillante; nada de esto ni ningtin adorno semejante tuvo junto a sf, sino

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    rey de todos los reyes y senor de todos los senores le convenla y era suyo por su propia naturaleza. Y por eso el nombre que le pusieron en Ia circuncision fue .el de Jesus, que quiere decir Salvador, y no el de Cristo, que quiere decir Ungido, porque ser ungido Rey y Monarca universal del mundo no le pertene-cfa por imposicion divina o humana, sino por su propia natu-raleza, o por ser quien era. Salvador por obediencia, pero ungi-do por naturaleza. Y asf como antiguamente se hadan o con-sagraban los reyes por el oleo con que eran ungidos, asl Ia union hipostatica2 de Cristo fue una verdadera y autentica un-cion, de modo que juntamente con el ser y Ia naturaleza reci-bio el poder y la monarqufa del mundo.

    Este es el unico fundamento del padre Vazquez, a qui en ge-neralmente han seguido cuantos han escrito despues de ei. De este V ::izquez dice Salazar3 que fue el primero a quien Ia teolo-gla debe los solidos y verdaderos principios en que ha funda-mentado el imperio temporal de Cristo. Y aunque Arriaga4 , por no faltar a su costumbre de impugnarlo todo, no recono-cio en Ia union hipostatica mas que la propiedad y el sentido de Ia metafora, nosotros veneramos en ell a Ia autoridad de Da-vid, que as{ lo dijo en el salmo 44: Unxit te Deus, Deus lttus, oleo laetitia prae consortibus tuisS, y Ia explicacion de San Agustin y San Gregorio Nazianceno y otros Padres que as{ lo entendie-ron. Citare sus palabras en el capitulo siguicnte para no rcpe-ti rl as dos veces.

    E l segundo titulo del imperio de Cri sto es por herencia, por-que, siendo Cristo hijo natural de Dios, segun el texto de San Pablo - quod sit filius et haeres6- le pertenece a Cristo el titulo de heredero del dominio e imperio uni versal del mundo, del

    2 Vid. capitulo anterior. 3 Esteban de Salazar (1532-1596), agustino, tc6logo y misionero; fue prior

    de Ia Cartuja de Jerez. 4 Rodrigo de Arriaga (1562-1622), jesui ta espana!, profesor de teo1ogla en

    Salamanca y V alladolid; son notables su Cursus phi/osopbicus y sus Disputationes tbeologicas; segtin Menendez Pelayo, es el comcntarista mas sutil e independiente de Santo Tomas.

    5 Te ha ungido Dios, tu Dios, con oleo de alegria sabre tus compaiieros. Ps 44,8.

    ' Porque es hijo y heredero.>> No localizamos Ia cita en San Pablo. Sin em-bargo, cfr. Rom 8, 17.

    que Dios es Sefior absoluto. Asi lo clijo el mismo Dios por boca del profeta rey: Postufa a me et dabo tibi gentes haereditatem tuam et possessionem tuam terminos te"ae 7 Y San Pablo, hablando tambien de Cristo: Quem haeredem universorum per quem fecit et saemla B. Y el propio Cristo en Ia parabola de Ia vifia: Hie est haeres venite et occidamus eum 9. Y en este titulo, como tambien en el' siguiente, convienen todos los teologos mas arriba ale-gados 10

    El tercer titulo es el de donacion, el cual est::i mas claramen-te expresado que todos, tanto en el Antiguo como en e~ ~uevo Testamento, en el salmo poco antes alegado: Dabo ttbt gentes haeriditatem tuam ... ; y en el salmo ... : Omni suijecisti sub pedibus eius tt palabras que San Pablo entiende referidas a Cristo, en el :1 , 12 E ' I I capitulo pnmero de Ia Eptstola a los Hebreos . . n. a.nge ~ a Senora, en el capitulo segundo de San Lucas: Dabtt illl Dommus sedem David patris rjus et regnabit in domo Jacob 13 San Juan, en el capitulo trece: Sci ens, quia omnia de~it e~ ~ater fn manus 14 El propio Cristo en el capitulo ... : Omma miht tradrta sunt a Patre meots. Y en el capitulo ... : Data est mihi potestas rn caelo et m terra 16

    El titulo de compra, que es el cuarto, parece recaer mas d~rectamente sobre los hombres que sobre el mundo, pero al pn-mer dominio se siguc natural y necesariamente el segun~o, tai como el sefior del esclavo acaba por serlo de todos sus btenes. y es conclusion cierta en Ia teologfa, y de gran gloria no solo

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    para Cristo, sino tambien para nosotros, que par el titulo de Ia redencion no solo quedamos vasallos de este soberanisimo monarca, sino verdaderamente esclavos suyos, comprados con el precio de su sangre: empti enim estis pretio magno 17 .

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    El texto y ultimo titulo del imperio de Cristo decfamos que era par consentimiento, aceptacion y casi eleccion de todas las naciones del mundo. Este titulo es el mas natural y juridico en-tre los hombres, en cuyas comunidades, cuando quieren vivir juntos y palfticamente, puso Dios, como autor de Ia Naturale-za, el pader y jurisdiccion suprema de elegir y nombrar princi-pe. Asi lo juzga Ia comtin sentencia de todos los juristas y teo-logos, y asi lo alcanzaron y ensefiaron antes de ellos, par luz natural, Aristoteles en el libra tercera de Las politicas, y Platon en el Didlogo de Regno, y en los Iibras De Republica. Pera Cristo parece que no puede tener ese titulo, parque, siendo el monar-ca universal de todo el mundo, y de todos los hombres, serfa necesario que los mismos hombres conviniesen todos en este consentimiento, eleccion y aceptacion, y este consentimiento comtin nunca jamas lo ha habido en e l mundo, antes, como di-cen algunos teologos, no es pasible que lo haya. Con todo, digo que no falto al imperio y monarquia universal de Cristo este ultimo titulo del consentimiento y aceptacion universal de los hombres, como ahora mostrarc. Y pido liccncia a quienes lean esta discusion para meditar un poco mas en ella, por ~er pensamiento nuevo y materia basta ahora no tratada, de Ia cual es necesario abrir los cimientos y hundir los primeras y solidos fundamentos, prametiendo a quienes hagan esta detencion que no perderan el fruto del tiempo que en ella gasten, pues vcran, par grandes y no vulgares noticias de la antiguedad, cuan cier-ta y concertadamente concurren Ia novcdad y verdad de esta consideracic\n nuestra al mayor establecimiento del Rcino de Cristo.

    Alberto Pighio (para no entrar completamente sin guia en este nuevo camino), en el libra V de la Monarchia Ecclesiastica, capitulo tercera, arrastrando Ia opinion de muchos y graves

    17 Habeis sido comprados por un alto precio .>> 1 Cor 6,20. 18 Sigue una pagina en blanco en el manuscrito. (Azevedo).

    autores, los cuales tenian para sf que Cristo fue legftimo rey del reino de Israel, eJ titulo en que funda este derecho, es el con-sentimiento, aceptacion y expectacion general con que Cristo, verdadero Mesias, era esperado par todo aquel pueblo como su verdadera rey y senor, prometido a los primeros patriarcas de su nacion. Nee Pilato (dice este autor) nee Caesari ul/um legiti-mull jus in regnum Judaeorum, sed si cuiquatn ntaxime competiit Christo, quem semper expectaverunt sibi regem fore in lege promis-sum19. Y como prueba de esta general aceptacion y consenti-miento con que todo el pueblo hebreo habfa aceptado como su rey al prametido Mesfas, cita el mismo Alberto Pighio Ia histo-ria del libro primera de Los Macabeos, capitulo 14, en que se refiere como los judios, par comtin consentimiento, eligieron prfncipe a Simon y sus descendientes, bajo Ia condici6n, sin embargo, de que lo serian solamente basta Ia llegada del Me-sias, cuyo rei no y derecho no querian perjudicar. Judaei (dice el texto) consenserunt eum Simonelli esse ducem suum [.} in aeternum, donee surgat propheta jidelis 20 . Palabras sobre las cuales concluye asi dicho au tor: Vides omnium .fudaeorut!l votis et expectatione sem-per expeetatum Christum et Messiam in lege promissum, regem s1bi fore; nam ad ejus usque adventum Simoni atque ejus posteritati regnum stabi/ierunt, quod illi adventanti Jegitimo ure deberi significaverunt, ve-lut expresse protestantes in ejus praejudicium et injuriam nihil se velle facere 21.

    De manera que el titulo con que tan gran te6logo y jurista defiende el clerecho de Cristo al reino de Israel es el general conscntimicnto, expectacic\n y casi eleccion con que todo el

    IY Ni Pilatos ni Cesar tuvieron ningt.in derecho legltimo al reino de los ju-cUos. sino que si competla en sumo grado a alguien era a Cristo, a1 cual siemprc esperaron como a su rcy promerido en Ia ley. La obra de Pighio se llama en realidad Hierarchia Ecclesiastica, y no Mnnarchia Ecdesiastica. Albert Pigge (= Al-bertus Piggius, 1490-1542), te6logo neerlandes, cstucli6 en Lovania y se docto-r6 en Colonia. Cumpli6 diversas misiones al servicio del Papado.

    2u Los juclfos acordaron que este Simon fucse su capitan para siempre [ ... ] hasta que surgiesc el profeta de Ia fe. 1 Mac 14,4 1.

    21 V es que, en los votos y esperanzas de los judlos, el Cristo esperado y el Mesias prometido en Ia ley habfa de ser su rey; en efecto, establecieron el reino de Simon y su descendencia hasta su llcgada, el cual declararon que deberia ser por Iegitimo dcrccho hasta su llegada, como declarando expresamente que nada querfan hacer en prejucio e injuria de su derecho.>>

  • I I

    pueblo judfo habia aceptado como su verdadero rey al futuro Mesfas, y como tal lo esperaba.

    Asi explica en terminos propios esta semencia de Alberto Pighio el antes citado Alon

  • Jl Ill 1!.~ li[ 1':

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    conocido ), aunque eran gentiles, fueran a adorar a Cristo y a ofrecer tributes.

    Sobre Ia nacion de aquellos reyes, y si eran solo de una o de diferentes naciones, hay discrepancias entre los Doctores. San Jeronimo quiere que fuesen de Ia Arabia Feliz, otros los hacen de Persia, otros de Media, otros de Etiopfa. Yo ten go par mas probable que al menos parte de ellos fue ran de regiones mas distantes, y verdaderamente de nuestra India Oriental, seglin Ia profeda de David: Reges Tharsis et iiiSulae munera offerent, reges Arabum et Saba dona adducent27 . Porque las palabras reges Tharsis et insulae, de acuerdo con el significado mas aceptado, quieren decir reyes ultramarinos, lo que, respecto a Palestina, no se verifica sin gran impropiedad en los reyes de Arabia o Saba.

    Pero del modo que sea, lo cierto y sin controversia es que todos eran reyes gentiles. Y si eran reyes gentiles, y de ninglin modo sujetos al dominic de Ia republica hebrea, ~que razon o motivo tuvieron para venir a adorar a un nino que elias mis-mos conodan y decian que era el rey de los judfos? Ubi est qui natus est rex judaeorum?28.

    La razon y motivo que tuvieron (como bien sefialo Almai-no) fue que sabian y creian que ague! rey de los judios nueva-mente nacido no era rey particular (como los demas reyes he-breos) de una sola nacion o un solo reino, sino rey, monarca y senor universal de todos los reinos y de todas las naciones, y par eso como a Rey verdadero y Seno r de todos los reinos y de todas las naciones del mundo, y par eso como a rey verdadera-mente suyo, venian a adorarlo y reconocerlo, y rendirle Ia de-bida obediencia y vasallaje: debitan ei seu vero eomm regi et domino praestantes obedientiam29_

    De suerte que, antes de que Cristo naciera y apareciera en el mundo, y ya cuando solamente estaba profetizado y prometido a las naciones del universe, no Ia hebrea, sino tambien las de los gentiles, lo habian aceptado y querido y, par una especie de eleccion segunda y humana30, escogido despues de Dies como

    27 Los reyes de Ia isla de Tarsis le ofreceran regalos, y los reyes de Arabia y Saba le traeran presentes. Ps 71, 1 0.

    2M cD6nde est a el rey de los judios que ha nacido?>> M t 2,2. 29 Presnindole Ia obediencia debida como a su verdadero rey y senor. JO Cfr. Ia expresi6n causa segunda.

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    su futuro rey y senor, y como tal lo esperaban todos, y era de-seada par todos su venida: Ipse erit expectatio gentium; veniet desi-deratus cunctis gmtibus30".

    Solo veo que puedan con mucha raz6n advertir los doctos, y argi.iir contra esta supasicion nuestra (como arguyo San Agus-tin contra este ultimo texto) que era imposible que las naoo-nes de los gentiles, y mucho menos todas elias, esperasen y de-seasen al Mesfas antes de su venida, pues antes de venir Cristo al mundo, ni Ia fe ni Ia esperanza de que habia de venir se ha-bian manifestado a las naciones de los gentiles, sino solamente a los hebreos.

    Es tan forzoso y al parecer tan evidente este argumento que los mayores interpretes de Ia Escritura, vencidos par su fuerza, excogitaban a los dos textos referidos las explicaciones que en ellos se pueden ver, las cuales, cuando no hacen ninguna vio-lencia a los mismos textos, al menos no Henan el sentido de las palabras, parque aquel erit expectatio J',ertlium y ague] veniet deside-ratus cuntis gentibu.r verdadcramcnte significan autentica expec-tacion y autentico desco, con el que todas las naciones de los gentiles (general y moralm

  • do, tambien con estas se esparcio por el mundo Ia noticia y es-peranza recibida de los antepasados, pues es cierto que los hombres no perdieron Ia memoria ni las ciencias con el cam-bio de las lenguas.

    Este discurso es tan natural que no habrfa menester de au-tor. Pero tenemos, para su mayor confirmaci6n, el testimonio de San Pedro Cris6logo, en el sermon 15 7, el cual, explicando de que modo podfan haber ~onocido los magos que Ia estrella significaba el Mesfas y que Este habfa de nacer en Judea, dice que lo habfan aprendido asi por doctrina y tradicion de sus mayores, transmitida desde oe. Non Chaldea arte, sed de prisca sanctorum traditiotte majorum; erant isti de genere Noe3 1, etc. Y el autor del lmperftcto et1 Ia humildad, IT, sobre San Mateo, roman-do esta tradici6n mas cerca de su fuente, y refiriendose a los tiempos de Seth, tercer hijo de Adan, despues de Abel, cuenta haber oido acerca de cierto libro escrito con el nombre del mismo Seth, el cual se conservaba en una nacion del extremo Oriente, junto a! mar Oceano, y que en ese libro estaba descri-ta la aparici6n futura de aquella estrclla, y los clones que debian llevarse y ofrecerse al rey nacido que representaba, y que todas estas notici as se habian conservado entre los doctos y estudio-sos de aguella gente por tradici6n de padres e hijos. Audivi ali-quos (dice) reftrentes de quadam scriptttra, et si 11011 ceria tamen 11011 destrue11te fidem, sed potius defect ante, quoniam erat quadam J!,Ciis sit a in ipso principio Orientis juxta Ocea11um, apud quos ftrebatur quae-dam scriptura, inscripta nomine Set, de apparitura hac stella, et mune-ribus ei hujusmodi offirendis, quae per generationes studiormn hominun1 patribus reftrmtius Jilis suis habebatur deducta 32 .

    Hasta aquf este autor, llamado el imperfecto, por haber deja-

    .1 ! No por arte Caldea, sino porIa tradicion maravillosa gue nace de los an-tepasados; estos eran del linaje de Noe.

    32 Pseudo Juan Crisostomo, Opus impnftctum in Matheum, Migne, Patro/ogia Grega, LVI, 637.

    [374]

    do imperfecta e inacabada Ia obra que comenzo, el cual quie-ren muchos que sea San Juan Crisostomo. Y aunque no tiene, por Cierto, _el hbro, del que solo refiere Ia fama, por ser de tan dudosa an~I~i.iedad, no niega, sino que por el contrario aprue-ba, Ia tradicion del futuro Mesfas, gue se conservaba entre los gentiles, y de la estrella que habia de anunciar su nacimiento.

    Esta e~ Ia opinion corrnin entre los Padres, como puede ver-se en Ongene_s, San Basilio, San Cipriano, San Jeronimo, San Gregono NaCianceno, Teofilato, Eutimio, San Ambrosio, San Maximo, San Anselmo, Procopio, Santo Tomas y San Leon Papa, cuyas palabras citaremos despues33.

    Otro medio d~ que los_ gentiles pudieran llegar a! conoci-miento de Ia vemda y el Imperio universal del Mesfas fue Ia gran comunicaci6n que en todas partes del mundo hub~ siem-pre entr~ los mismos gentiles, y entre los gentiles y los judfos, entre qUienes d1cha esperanza era tan corriente y tan celebrada que el nombre que habitualmente daban a! Mesfas era el espe-rado o el que ~a ~e venin>, como se ve en los terminos que emplearon los disc1pulos o embaJadores del Bautista, cuando pre17untaron a Cristo: Tu es qui ventums est an ali us expectanms?'4.

    Era antiguamente Jerusa!Cn Ia ciudad mas hermosa y el im-peno mayor del mundo, situada justo en su centro, que por cso se llamaba umbihcus terrae" , y como tal concurrfan a ella infini-t~s gentes de todas las nacioncs y hasta de todos los colores. Esto en lo q~e tanto celcbraba David en aquclla ciudad, de c~ya fundac10n y _ hermosura le cabfa una gran parte: Gforiosa dtcta sunt de te, ctvttas Dei. Al/emor ero Rahab, et Baby/oms scientium me. Ecce alienig~nae et Tyrus et populus Aethiopunt.hi Juemnt illic. Nunqmd Jwn dt_cet: Homo et homo natus est in ea, et ipse jundavit eam afttsstm~s? Domt~us narravit in scripturis populorum et principum, ho-rutn qm fuerunt m ea"6 Que gloriosas cosas se dicen de ti (dice ~avtd) y se ~scn~en en las escrituras de todos los pueblos, ioh ciUdad de D10s! En tt se hallan toda clase de hombres que eso quiere decir homo et homo, hombres de totias las lengu~s, hom-

    .n o en los capitulos que han llegado hasta nosotros. ;:

  • bres de todos los colores, hombres de todas las naciones y par-tes del mundo. En t1 se hallan todos los hombres de Africa como los de Etiopia; los de Asia, como los de Babilonia; en ti los de Europa, como tantos otros extranjeros; en ti se ven hombres blancos como los de Tiro; hombres negros, como los etiopes; hombres de los restantes colores intermedios como los asiaticos; y de todas estas gentes -lo que es mas- ~o solo frecuentan tus calles los del pueblo, sino que tambien las pa-sean los prfncipes -populorum et principes! Pero lo que sobre todo es digno de mayor memoria, y lo que sobre todo te hace gloriosa, ioh ciudad santa!, es que todos ellos aprenden, vi-niendo a ti, y saben lo que antes no sabfan, porque conocen a Cristo.

    Este es el sentido literal de las palabras scientium me, porque es el mismo Cristo quien hablaba por boca de David, como di-cen ~omunmente todos los interpretes. Y si en el tiempo de Dav1d eran tan frecuentada Ia ciudad de Jerusalen por gentes de todas las naciones del mundo, icuanto mas lo serfa en cl tiempo de su hijo Salomon, despucs de cdificado cl templo, primera maravilla del mundo si no hubiera sido el propio Salo-mon mara villa mas grande! Para very ofr estas dos maravillas, y mucho mas a Ia segunda, dice el tcxto sagrado en el tercer li -bro de los Reyes, capitulo cuarto, que de todos los pueblos y de todos los reyes de Ia tierra llegaban personas enviaclas a Jerusa len por ellos (que sin duda scrfan los mayores sabios de tales pueblos y reinos), los cuales, despues de ver y admirar personalmente Ia sabiduda de Salom> Ill Reg 4,34.

    [n6]

    siendo tan admirables Ia sabiduria y grandeza de Salomon, aun habia de tener el propio Salomon un descendiente que fuese mas grande y mas sabio que el, P/usquam Sa/omonef3 8 Asi lo di-cen expresamente sobre este pasaje ... 39, y se con form an al ejemplo de Ia reina de Saba, que, despues de oir a Salomon, fue Ia primera que predico en su imperio de Etiopia esta fe y espe-ranza del Mesias, y en sefial de Ia misma fe introdujo en todo el Ia circunsicion, que era una declaracion publica de quienes Ia profesaban.

    Pero, aun si nos faltasen estos testimonies del Antigua Tes-tamento, bastaria uno solo del nuestro para probar que mu-chas naciones de gentiles acudian y venian a Jerusalen, y resi-dian ordinariamente en ella, pues solo en el dfa de Pentecostes, al son de aquella tormenta en los cielos, hemos sabido que asistieron a Ia reunion y oyeron Ia primera predicacion de San Pedro, cuando menos, dieciseis clases de hombres, de lenguas y naciones diferentes; partos, medos, persas, elamitas, mesopo-tamios, judios, capadocios, pontenses, asiaticos, frigio~ , panffli-cos, egipcios, africanos, cireneos, romanos, cretenses, arabes y otros converses de Ia gentilidad que con designacion general llamaban proselitos, que quiere decir nuevas, tal como hoy los judios convertidos a Ia fe de Cristo se llaman cristianos nuevos. Et quomodo (dedan todos cstos en cl capitulo segundo de los llechos de los Ap

  • II

    nad~, y no conscrvaba Ia cuarta parte de Ia grandeza a que en los tlempos de su mayor opulencia habia llegado. Y si entonces era tan frecuentada por las naciones extranjeras, ~cminto no lo habria sido en los tiempos pasados?

    Pero si Ia comunicacion que los genti les tenfan con los ju-dfos en las propias tierras de estos fue de gran importancia para que Ia noticia del Mesfas se extendiera por todo el mun-do, .de mucha mayor importancia fue para esa misma noticia, y Ia h1zo ~rogresar 11_1ucho mas, Ia mucho mayor comunicacion y presencia que los judfos tenfan y mantuvieran siempre en tie-rras de los gentiles, desde que naci6 y comenz6 en el mundo Ia nacion hebrea, que fue con Abrahan, primer tronco y padre de toda ella. Revel6 Dios por tres veces sucesivamente a Abra-han, Isaac y Jacob Ia venida del Mesfas, prometiendoles que su descendencia serfa bendecida per todas las naciones del mun-do: Benedicentur in semine tuo omnes gentes terrae41, y a! mismo t1empo puso Ia Providencia Divina a aquellos tres patriarcas en diferentes naciones y provincias: A Abraham en Canaan, a Isaac en Gerara y a Jacob en Mesopotamia, para que fuesen tres predicadores de ague! primer evangelio, o como tres evan-gelistas que anunciasen a las gentes Ia buena nueva de Ia gran merced que Dios habfa prometido hacerles a toclas. Y porque al mimero de los tres evangelios no faltasc el primero, pcrmi-ti6 Ia misma Providcncia que por cxtraordinarios caminos Jose f~era llev.ado a Egipto, y que allf, por mandato del rey, como d1ce Dav1d, pus1ese escuela de su sabidurfa, en Ia que tuviera por oyentes a todos los principes y sabios egipcios: Ut eruditer principes ejus sicut semetipsum, et senes ejus prudentiam doceret 42 A sf llevo Dios en ague! tiempo por el mundo estos cuatro testigos de sus promesas de reino en reino y de nacion en nacion, como sefialo el mismo profeta: Et pertransierunt de genie in gen-tem, et de regno ad populum alterum43 .

    Reuni6 despues de esto el hambre a los 12 hermanos en

    41 Serdn bendecidas en tu semilla las naciones de Ia tierra. Gen 22, 18. 42 Para que instruyera a sus prlncipes y a sf mismo, y ensei'iara Ia prudencia

    a sus ancianos.>> Ps 105,22 (hebreo y version espanola 104,22). 43 Y pasar:in de gente en gente y de un pueblo a otro pueblo. Ps 104,13

    (hebreo y version espanola 105, 13).

    Egipto; entraron libres, siguieron cautivos y salieron vencedo-res. Pero durante el tiempo de aquel largo cautiverio no habfa casa en Egipto en que el cautivo no fuese maestro de su senor. Las maravillas que despues vieron en los egipcios es includable que aumentarfan Ia fe en las esperanzas de los hebreos, quiza poco creidas hasta aquel tiempo, y bien puede ser que Ia cruel-dad del fara6n no se fundase tanto en el temor a su gran mi-mero como en el m1edo a sus profedas . . Llegados por fin a Ia Tierra de Promisi6n, donde permane-

    cleron hasta ver e l cumplimiento de aque!las en Cristo, concu-rneron y florecieron al mismo tiempo los cuatro imperios o monarqufas de los asirios, los persas, los griegos y los roma-nos, que sefioreaban el mundo, y con todos ellos tuvieron mu-cha comunicaci6n los hebreos, y algunas veces mas estrecha de lo que lo hubieran querido.

    Todas las historias sagradas estan llenas de embajadas, de confederaCJones, de recibimientos, de guerras, de paces, de presentes, de otros tratos y relaciones politicas, que tuvieron Iugar entre las cuatro naciones imperantes y el reino o pueblo helm:o. Con los asirios rccordcmos a Ezquias, Acaz, Oseas, Joaqutm y cl saccrdote Eli acim, que concurrieron con Bero-dac, con Salmanasar, con Ful, con Nabucodonosor y con Baltasar, segun consta por el Cuarto Libro de los Reyes y Ia ~ l1 stona de Judit 44 Con los persas, en tiempos de Jeconfas, de Zorohadel, de Esdr;is, de cemias, que concurricron con Ciro, con Darfo y c~n Asuero, como consta por el Primero y Segun-do L1bro de Esdras y por Ia llistoria de Esther. Con los grie-gos, en tlempos del sumo sacerdote Jado, de Matatfas, de Judas Macabeo, de Sim6n y de Jonatas, que concurricron con Ale-!~nd~o 4~a~no, con los dos 1\nriocos, con Demetrio, E lidoro y I nfon . hnalmcnte, con los romanos, en tlempos de Judas Macabeo, de Sim6n y Jonatas, que concurrieron con diversos consules de Roma, de los que se nombra en Ia Escritura sola-mente a Lucio, como consta por las capitulaciones hechas en-tre una y otra nacion, env iadas por los romanos a Judea escri-

    44 Cfr. IV Reg 1 7; 18; 16; 23-24, y Jdt 1-6. La historia de Jose: Gen 3 7-50. " Cfr. I Edr I; 5-6; 7,2 Esdr passim; Ester, passim.

    [379]

  • tas en tablas de bronce, como leemos en los mismos Libros de los Macabeos 46.

    Y no solo con estos cuatro extendidisimos imperios, sino con todas las naciones del mundo, tuvieron mucha comunica-cion y trato particular los judfos, concurriendo Dios a este fin con disposiciones de muy particular providencia. La pri-mera fue darles muchos hijos y poca tierra. Prometi6 Dios a Abraham que multiplicarfa su descendencia como el polvo de Ia tierra y como las estrellas del cielo, y asf fue como de los 12 nietos de Abraham se formaron las tribus, y de estas creci6 y se multiplico las mas numerosa nacion que de una sola sangre jamas haya habido en el mundo. La tierra, sin embargo, que Dios clio y repartio a las 12 tribus para vivir fue Ia Hamada Tierra de Promision, cuyo ancho y largo, tornados en su mayor extension, no llegaban a 80 leguas en nuestra medida. Y Ia razon de esta providencia fue que, al creer y multiplicarse Ia nacion hebrea, y no cabiendo en los estrechos limites de su propia tierra, se esparciera y extendiese por todas las naciones del mundo, y les Jlevase Ia primera luz de Ia fe en Dios y Ia es-peranza en Cristo. Y este es el misterio y el sentido profundo de que primero hubieran de multiplicarse como polvo y des-pues como estrellas: para que alumbrasen en medio de las ti-nieblas en que todo estaba.

    Con igual fin orden6 Ia sabicluria y justicia divina que los mayores y mas generales castigos de aquel la naci6n fuesen des-tierros y cautiverios, de modo que eran llevados y trasmigra-dos a tierras y regiones extranas, cosa poets veces vista en na-ciones enteras, para que por este medio fuerao castigados los judfos y al mismo tiempo instruidos e iluminados los gentiles. Asi leemos en el capitulo octavo de los Hechos de los Ap6sto-les que se levaot6 una gran persecuci6n en Ia Iglesia de Jerusa-len, con ocasion de Ia cual se separaron y desparramaron los cristianos por todas las regiones y tierras de Judea y Samaria: Facta est in ilia die persecutio magna in ecdesia quae era/ jerosolymis, et onmes dispersi sunt per regiones Judae et Samariae41. Y sen alan en

    Cfr. I Mach 8. 47

  • do en 127 provincias, por todas elias y por todas sus ciudades estaban desperdigados los judios, y con ellos Ia fe del verdade-ro Dios que profesaban, como se ve en las palabras del Edicto del rey Asuero o Artajerjes, por el que mand6 revocar Ia sen-tencia de muerte que, por malicia y venganza de un malvado y soberbio privado -Aman- contra Ia misma naci6n se habfa mandado ejecutar. Nos autem (dice el Edicto) a pessimo morta-/ium Judaeos neci destinatos, in nulla penitus culpa reperimus, sed e cf'r: trario jus tis utentes legibus, et jilios altissimi et maxime semper viventis Dei, cujus beneficia et patribus nostris et nobis regnum est traditum, et usque hodie custoditurso. En las cuales palabras, llenas todas de fe, conocimiento, honra y sujeci6n del verdadero Dios que los judios adoraban, se ve claramente cuan gran fruto producian en las tierras donde estaban cautivos y desterrados, no solo en-tre Ia gente del pueblo, sino tambien entre los ministros y principes, y hasta en los supremos emperadores, como era Asuero o Artajerjes, que firmo ague! decreta.

    Y aqui se entendera el misterio de que uno de los angeles custodios de Ia naci6n hebrea, que hablaba con el profeta Da-niel (como se lee en el capitulo 1 0 de sus visioncs ), orando este con vehemencia por Ia libertad de su pueblo, le diera como causa de Ia dilaci6n de este decreto Ia resistencia que ha-bia hecho durante muchos dias ante Dios el angel custodia del reino de los persas, donde los hebreos estaban cautivos. Prin-ceps autem regni Persarum restitit mihi v1/!,inti et uno diebus 51 Y Ia raz6n de esta resistencia, como notan en este Iugar todos los expositores modernos, era el gran beneficio espiritual que los gentiles habian conseguido con Ia presencia y el trato de los ju-dfos, por Ia fe y conocimiento de las cosas d1vmas que de su conversacion y doctrina (incluso sin un particular estudio) se Jes predicaban.

    Tampoco se debe dejar en silencio Ia codicia natural de los

    5o Nosotros, sin embargo, no hemos encontrado en ninguna culpa a los ju-dfos destinados a "er muertos por el peor de los mortales, sino por el contrario gue se sirven de !eyes justas, e hijos del Dios mas alto, mayor y siempre vivo, por favor del cual el reino ha sido entregado a nuestros padres y a nosotros, y conservado hasta el dfa de hoy. Esth 16,1 5-16.

    5I Sin embargo, el prfncipe del reino de los persas se me ha resistido durante veinriun dfas. Dan 10, 13.

    judios, o desco de ad> Gen 41,45. ss Deut

    23,19-20.

  • I IJ[ I' ,. !'

    llevaba los dioses en Ia mana, y Eneas llevaba a Anquises en sus hombros56. Los predicadores llevan Ia fe a los reinos extra-nos, y el comercio lleva en sus hombres a los predicadores.

    C:Y en cmintas provincias hallo el evangelic cerradas las puertas, y despues que llamara a elias el comercio, las tuvo abiertas y francas? El primer rey de Portugal que se intitulo rey del comercio de Etiopia, Arabia, Persia e India 57 fue el que introdujo Ia fe en Ia India, en Persia, en Arabia y en Etiopia. Si no hubiese mercaderes que van a buscar a unas y otras Indias los tesoros de Ia tierra, 2quien habfa de conducir alii a los pre-dicadores que !levan los del cielo? Santo Tomas, que llevo del Brasil a Ia India el evangelic cuando no habia c.9mercio, tuvo que caminar (como es tradicion) sabre las olas, parque no ha-bia quien lo llevara. Y el segundo ap6stol de Oriente, querien-do predicar en Ia China, determino que el predicador entrase como negociante, para que Ia fe encontrase Iugar como mer-canda58.

    Asi comenzo Dios a difundir el conocimiento de su fe par el mundo, y asf comenzo el admirable comercio que despucs, to-mando de nosotros lo que tenfamos en Ia tierra, nos enrique-cio con lo que traia del cielo.

    Naaman el sirio trajo de Damasco sus accmilas llcnas de ri-cos presentes para ofrecer a Eliseo, y se las llevo cargadas de tierra de Israel, parque aquella tierra era santaw. Asf entraban los negociantes hebreos en Judea, ricos y cngrandccidos con las drogas mas preciosas del mundo, y lo que principalmente se llevaban de Judea para el mundo, si no era Ia tierra de Is-rael, era una droga que entonces solo se daba en aqucl la tierra, que era Ia fe y el conocimiento de Dios. Esto llevaban las celc-bradas floras del rey Salomon cuando navegaban a tierras de Ofir, fuese Ofir Ia India, o fuese America, o fuese, como mu-chos quieren, nuestra Espana, imperio famosisimo ya en aque-

    so Cfr. Am, II, 707-720. ' ' Se trata del rey D. Manuel!. ss La predicacion de Santo Tomas en Ia India solo se conocc por ap6crifos;

    Ia predicacion en Brasil debe ser invencion de Vieira. El segundo predicador debe ser San Francisco Javier; Ia frase se explica por Ia costumbre de hacerse acompaiiar en los viajes por misioneros.

    so Cfr. 4 Reg 5,15-19.

    lla epoca par Ia grandeza y opulencia de sus minas 60. Esto ve-nia a buscar Ia codicia y aquello venia a traer Ia providencia, siendo cierto entonces lo que despues vimos en las floras de nuestras Indias, que iban mucho mas ricas de lo que volvian. Cuando volvian tra{an oro, plata, perlas, diamantes, rubies; cuando iban llevaban Ia fe de Cristo, Ia esperanza del cielo, las verdades del evangelic, los sacramentos, Ia gracia, Ia salva-cion.

    De manera que el comercio, los destierros y Ia estrechez de su propia tierra fueron las tres principales causas de que los ju-dios saliesen y Dios los desperdigase par todas las tierras y na-ciones del mur:do. Josefo, en el libra XI de sus Antigiiedades, dice que Ia nacion hebrea habia llenado toda Ia redondez de Ia Tierra: orbem terrarum replevit61 . Y Filon Hebreo, en el memo-rial o libra que intitula De Legatione ad Caium, dice que Ia ~ayor parte de todas_ las islas y tierras firmes maritimas y me-dtterraneas de Asia, Africa y Europa eran habitadas par judfos: ltaque si exorat mea Patria tuam clementiam praepter ipsam, alias ci-vitatis demereberis plurimas, silas in diversis orbis tractibus, Asia, E/1-ropa, Africa, insula res, maritimas, mediterraneas 62.

    Y si estos dos autores, aunquc tan alegados y seguidos de todos l.os que escriben, parecen a alguien sospechosos y dignos de men or credito, porque son de Ia misma nacion, scpa que los mismos testimonies sc pucdcn leer en Ia Sagrada Escritura con palabras todavfa mas universales y de mayor encarecimiento. En el edicto que emiti6 Asuero para que muriesen todos los judfos sometidos a las tierras de su imperio, dice as{ Ia relacion

    "'' La identificacion de Ofir con Ia America o Espana es por supuesto desca-bellada. Se cree que cstaba en cl actual Yemen, el Africa Austral o, cnmo mu-cho, en Ia India.

    td LienO Ia inmcnsidad de Ia tierra.>> 62 Y asf, si mi patria implora tu clemencia, mereced.s otras muchas ciuda-

    des, situadas en diversas regiones de Ia tierra, en Asia, Africa, Europa, meditc-mineas y madtimas. >J Filon 1-!ebreo, Lucubrationes omnes [pag. 86 1 de Ia ed. de 156 l]. Llamado tambien Filon el Judio (ca. 13 a.C.-ca. 54), filosofo griego de origen judio; educado tanto en Ia cultura griega como en Ia judia, fue enviado por Ia comunidad judia de A lejandda para suplicar de Caligula Ia exenci6n de los judios del culto a las estatuas del emperador. Es autor de una vasta obra, solo en parte conservada, destinada a demostrar que no hay contradicci6n entre las doctrinas de los filosofos griegos y Ia Bib!ia.

    ~---------------_ ...... _...._ _________ - - --- - -

  • o relatorio de sus culpas: In toto orbe terrarum populutn esse disper-sum, qui novis uteretur legibus, et contra omnium gentium consuetudi-nem faciens, regum jussa contemneret, et universarum concordiam natio-num sua dissensione violaret. Quod cum didicissemus, videntes unam gentem rebel/em adversus omne hominum genus perversis uti legibus, nostrisque jussionibus contraire, et turbare subjectarum nobis provincia-rum pacem at que concordiam, jussimus, etc. 63 , pal a bras en las que se dice, intencionada y expresamente, que el pueblo hebreo esta-ba esparcido en aquellos tiempos por todo el mundo: in toto ur-bem terrarum populum esse dispersum; y que con Ia novedad de sus !eyes perturbaba Ia paz de todos los pueblos y todas las nacio-nes: omnium gentum et unversarum nationum; y que desobedecfan los mandatos de los reyes y eran rebeldes contra todo el gene-ro humano: adversus omne genus humanutn. Y las culpas as{ relata-das, ~no vienen a ser un testimonio publico y autentico de cuanto venimos probando? Porque no solo consta por ellas que los judios estaban repartidos por todo el mundo, sino que tambien muestran con igual claridad que los efectos de esta dispersion eran que Ia nueva ley y Ia nueva fe que profesaban los judios, diferentes a todas las demas, eran ptiblicas y rioto-rias para todas las naciones y reyes y para todo el genero lm-mano.

    En el capitulo primero de los 1-lechos de los Apostoles tene-mos otro testimonio sagrado igualmente universal y en unos terminos, si puede ser, todavia mas notables: Erant autem in Hierusalem habitantes judaei viri religiosi ex omni natione quae sub caelo64 Habia entonces en Jerusalen (dice San Lucas) muchos judios moradores de Ia misma ciudad, hombres religiosos de todas las naciones que cubre el cielo; para Ia comprension de lo cual se debe tener presente que todos los hebreos que vivian lejos de Judea en diferentes naciones, reinos o ciudades popu-

    63 Que es un pueblo disperse por todo el orbe de las tierras, el cual se sirve de !eyes nuevas, obrando contra la costumbre de todas las gentes, contraviene los mandates de los reyes y viola la concordia de las naciones con su dimension. El cual, como hemos dicho, viendo que es una gente rebelde y enemiga de hombres, un linaje que usa de !eyes perversas, contradice nuestros mandates y turba la paz de las provincias que nos estan sometidas, mandamos ... >>, Est 13,4-6.

    64 Act 2,5. Vieira equivoca el capitulo.

    losas tenian en Jerusalen sinagogas particulares y distintas, las cuales sinagogas no eran propiamente iglesias como las nues-tras (porque el templo era uno solo y comtin para todos, y no podia ser sino uno conforme a Ia ley), sino unas casas grandes y ptiblicas donde se reunian, principalmente los sabados, y en las que se celebraban las predicaciones, reuniones, discusiones, y todas las demas conferencias de las cosas espirituales o ecle-siasticas, como se cuenta en el capitulo 1 7 de los Hechos que hada o acostumbraba a hacer San Pablo: Secumdum consuetudi-nem autem Paulus introivit ad eos, et per sabbata tria disserebat eis de Scripturis 65 . Y en el capitulo sexto del mismo libro se hace mencion expresa de las sinagogas de que hablabamos: Surrexe-runt autem quidam de ,fynagoga, quae appellantur libertinorum, et Ci-renensium et Alexandrinorum, et eorum qui erant a Cilicia et Asia66; pero en este texto, como advirtieron San Juan Crisostomo y otros doctores, no se ha de entender que una sola sinagoga fuese de los libertinos, de los cireneos, los cilicios, los asiaticos y los alejandrinos, sino que cada una de las comunidades de ju-dios pertenecientes a estas provincias tenian su propia sinago-ga, separada y particular. Era Jerusalen en aqucl tiempo (y mu-cho mas antes de aquel tiempo) Ia corte de los reyes, Ia univer-sidacl de las letras, Ia sede de los tribunales y, sobre todo, era Ia cabeza de Ia Iglesia de Ia Ley Antigua, como hoy lo es Roma de Ia Nueva, a Ia que estaban sujetos todos los judios y quienes profesaban Ia misma fe, como se ve por las provisiones de San Pablo, que fue a buscarlas a Jerusalcn contra los cristianos de Darnasco, que era tierra de gentiles sujetos al rey Aretas 67; y asf como todas las naciones de Ia Cristiandad tienen sus emba-jadores, agentes requeridores, iglesias particulares y hasta hos-pitales de Ia rnisma nacion en Rorna, lo misrno y rnucho mas se observaba entre los juclios, gente por naturaleza tenadsima en sus costumbres y sus ritos.

    Y era tanto el ntimero de estas sinagogas en Jerusalen que

    65 Seglin la costumbre, Pablo entr6 junto a ellos, y durante tres sabados les explic6 acerca de las escrituras.>> Act 1 7 ,2.

    66 Act 6,9.

    67 Cfr. Act 9,1-19,y 2Cor 11,32-33.

  • cuando esta ciudad fue finalmentc destruida por Tito .y Vespa-siano68, se encontraron en ella, segun refiere Lorino, 480 sina-gogas, cada una de diferente naci6n, provinCia, reino, corte o pueblo notable en los que hubiera tal numero de judfos que los que de ellos asistfan en Jerusalen pudiesen formar cuerpo y co-munidad distinta.

    De aquf se saca un nuevo y eficaz argumento de cuan espar-cidos y multiplicados estaban los judfos por todas partes del mundo. Y estos eran aquellos a los que San Pedro, en el ser-mon del dfa de Pentecostes, llamo judfos de lejos: Vobis enim est repromisio et filiis vestris et omnibus qui Ionge sunt69 .

    Viviendo, pues, los judfos tan mezclados y ligados a todas las naciones de los gentiles, de esta compafifa se les pego a es-tos, como deciamos, el conocimiento de Ia fe de Dios y Ia es-peranza de Cristo, y no solo por el trato, comunicaci6n y ejem-plo, sino tam bien por industria y estudio 70 particular de algu-nos judfos mas celosos, los cuales, deseando aumentar su reli-gion y el culto del verdadero Dios, ensefiaban y aficionaban a ella a los gentiles.

    De esta verdad (que no es solo sospecha o conjetura nues-tra) tenemos como prueba el testimonio y autoridad del propio Cristo en el capitulo 23 de San Mateo, donde, reprendiendo Ia hipocresfa de los escribas y los fariseos dice asf: circuitis mare et aridam, ut faciatis unum proselytum: et cum juerit factus,focitis eum fi-lium gehennae duplo quam vos71 Rodeais el mar y Ia tierra para convertir a un gentil a Ia fe, y despues de convertirlo le cnse-fiais tales doctrinas que lo haceis mas hijo del infierno de lo que sois vosotros. En Ia cual sentencia de Cristo se ve princi-palmente como los judfos rodeaban el mar y Ia tierra, esto es, peregrinaban y navegaban por todas las tierras y mares del mundo, y justamente se prueba que con estas peregrinaciones

    60 En 66 se produjo una revuelta contra el dominio romano. Vespasiano asedi6 Jerusalen para reprimirla. Proclamado emperador en el 69, el asedio fue continuado por su hijo Tito, que extingui6 definitivamente Ia revuelta y des-truy6 el templo en 70.

    ' '" Pues Ia promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que estan lejos.>> Act 2,39.

    70 Cfr. Lat. studium. 71 Mt 23,15.

    y navegaciones llevaban por el mismo mundo Ia fe del verda-dero Dios, y lo daban a conocer a los gentiles, de los cuales convertfan a algunos, y finalmente que no se hacfa esto al azar, sino por celo y cuidado particular de Ia religion, aunque des-pues Ia viciaban los escribas y fariseos del tiempo con Ia mala doctrina y ejemplo que les ensefiaban; y no faltaban en diver-sas partes del mundo patrones de Ia misma verdad, levantados entre las gentes mas polfticas y celebradas de Ia Gentilidad. Tal era el altar que San Pablo encontro en Atenas consagrado a! Dios desconocidm> -ignoto Deo--, el cual Dios desconoci-dm>, como pronto les explico el mismo ap6stol, era el verdade-ro, creador del cielo y de Ia tierra 72 .

    De estos altares habfa otros, como escribe el cardenal Baro-nio, en Arabia, en las Galias, en nuestra Espana y en otras provincias nobles de Asia y Europa, y que estos monumentos de religion, y este conocimiento del Dios desconocido, se hubiera derivado hasta los gentiles de Ia doctrina y el trato de los judfos, lo prueban agudamente algunos autores con el mis-mo titulo de desconocidm>. Porque los dioses de los gentiles eran conocidos por los nombres particulares de Jupiter, Satur-no, Marte; pero el Dios de los judfos no tenia nombre conoci-do, porque les estaba prohibido ponerse en Ia boca cl nombre de Dios, y por eso se llamaba inefable, esto es, nombre que no se podia hablar ni decir. Vere tu es Deus absconditus, Deus abs-conditus et Jalvator7\ deda lsafas a Dios aludiendo a esta prohi-bicion: Verdaderamente, Senor, vos sois un Dios escondido, pero un Dios que escondido y desconocido salvais.>> Y Josefo, en el libro segundo de sus Antigiiedades, cuando tuvo que tratar del nombre de Dios, lo dejo en silencio y dijo que no le era lf-cito pronunciarlo: De quo mihi dicere non est Jas 74 .

    Conocian, sin embargo, los gentiles, enseiiados por los ju-dfos, que este Dios desconocido de quien no sabfan el nombre era el Dios que habfa creado todas las cosas, y este fue el mis-terio de aquella erudita ignorancia con que, describiendo Ovi-dio Ia creaci6n del mundo, no nombro ni especific6 al Dios

    72 Cfr. Act 17,22-31. n Cfr. Is 45, IS. 74

  • que lo habfa creado, diciendo solo ~bsoluta e incier~amente -Quisquid foit ille deorum 75 - cualqUJera que fue el D1os que lo cre6.

    Pero por esta misma incP.rtidumbre con que habl6 del Dios creador del mundo, declaro este poeta que era el. Dios que ado-raban lo~ judfos, al cual los gentiles llamaban Deus incerto, por-que no tenia nombre particular por el que ~uera con_ocido y se distinguiese de los demas dioses. Asi lo dJ)O Claud1ano, tam-bien poeta Iatino y gentil, llamando a los judios los adoradores del Dios incierto: Cultrix incerta ]udaea Dei16. Y estos fueron los primeros fundamentos de Ia fe que sembraron los judfos entre los gentiles, introduciendose el vercladero Dws en las otras naciones, y andando en elias como disfrazado, conocido con el nombre de incognito, y creido con el sobrenombre de incerto.

    Y para concluir este discurso con una advertencia digna de mucho reparo en esta materia, en el capitulo 22 del Deutero-nomio dice Moises que cuando Dios, en Ia confusion de Ia to-rre de Babel, dividio a todos los hijos de Adan en naciones y lenguas diferentes, hizo aquella division segtin el mimero de los hijos de Israel, corresponclienclo a cada: uno de ellos una na-cion: Quando dividebat AltissimiiS gentes, quando separabat jilios Adam, constituit terminos populorum juxta numerum jiliorum ls-raef11_ Con este mimero alude Moiscs78 a los hijos de Israel que babfan entrado en Egipto, los cuales consta por el capitulo 10 del mismo libra, y por el capitulo 48 del Genesis, que fueron 70 almas: Omnes animae domus jacob, quae ingresae sunt in Aegyp-tum, Juere septuaginta 79 Asi entienden este pasaje todos los Pa-

    75 Metamorfosis, I, 3 I. En realidad, Ovidio se refiere a! Demiurgo u Ordena-dor del Universo: un concepto de naturaleza estoica y origen platonico.

    76 > Lc 10,1.

  • cipio de Ia Ley Escrita, midi6 el mimero de los hijos de Israel, que son los hebreos, con el de todas las demas naciones y gen-tes del mismo mundo, porque elios eran los que habian de lie-var y sembrar entre todas elias el conocimiento del verdadero Dios. Y Ia nueva y promesa de que el Mesias habia de venir es explicacion admirable de otros 72 interpretes de Ia Palabra Di-vina, los cuales, en Iugar de iuxta numero jiliorum Israel, traduje-r_n juxta numerum Angelorum Dei, liamando en este Iugar a los ht)OS de Israel angeles o embajadores de Dios, porque ese era el fin y el oficio con los que fueron destinados a todas las nacio-nes, y tornados y repartidos con forme al mimero de elias 8!.

    El tercer medio de providencia particular con el que facil-me~te_pudo liegar y lieg6 a los gentiles en aquel tiempo el co-noctmtento de Ia fe y esperanza de Cristo fueron las Sagradas Escrituras. El primer libro que vio el mundo fue el Pentateuco de Moises, y no faltan conjeturas para creer que Moises fue aquel prodigioso Mercurio que los antiguos liamaron Trime-gisto82. Este libro fue el que hizo a los caldeos maestros de Asia, a los egipcios de Africa, a los Griegos de Europa. Con razon llamo Clemente Alejandrino a Plat6n el Moises de Ate-

    81 igual al mimero de los hijos de Israel>>/ lgual al mimero de los hijos de Dios.>> La version Hamada de los Setenta fue Ia primera traducci

  • fos, de sus historiadores y hasta de sus poetas, y vera lo que de elias tomaron, Io que de elias imitaron y lo que a partir de elias inventaron; vera como no se les cafan de las manos. Todo lo que compuso el estilo de vuestros escritores -deda Tertulia-no a los gentiles-, Ia sustancia, Ia materia, el origen, el orden, las historias de las gentes y de las ciudades insignes, e incluso las mismas ciudades y algunas de las gentes; las causas y me-morias de lo que escribieron y hasta Ia form a de las letras y las imagenes de los caracteres, y hasta vuestros propios dioses (y no hablo de mas en esto, sino de menos), vuestros templos, vuestros oraculos, vuestros sacrificios, todo esto superan en muchos siglos de antigtiedad los libros de nuestras profedas, y todo ello fue tornado de las escrituras judias, que son tambien las nuestras: Omnes itaqt1e subtantias, omnesque materias, origines, ordines, venas veterani cujusque styli vestri, gentes etiam plurasque et urbes insignes, bistoriamm causas et memoriarum, ipsas denique effigies lilerarum indices custodesqr1e rerum, et (puto adhuc minus dicimus) ip-

    . sos, inquam, Deos vestros, ipsa temp/a, et oracula et sacra unius interim propbetae scrinium, saeculis vincit, in quo videtur thesaurus collocatus totius Judaici Sacrammti, et inde etiam noslri ... ~". I fasta aqui, Tcrtu-liano.

    Es cierto que, si los versados en las divinas Escrituras con-siderasen con diligencia Ia materia de elias y Ia traza y armonfa con que fueron dictadas por el Espiritu Santo, hallarfan Eicil-mente que no solo fueron escrituras para Icy y observancia de los hebreos, sino tambien para lectura y estudio de tmias las demas naciones; porque, siendo uno solo el pueblo de Dios, y siendo de dicho pueblo todos los autores que escribieron ague-lias Iibras, ~con que otro fin se recuerda en ellos tan frecuente-mente a todas las demas naciones del mundo y sus sucesos? Asf tenemos los cananeos, los amorreos, los fereses, los cveos, los eteos, los jebuseos, los filisteos; asf los ismaelitas, los amo-nitas, los moabitas, los madianitas, los gaboanitas, los maleci-tas, los asirios, los medos, los caldeos, los persas, los sirios, los tirios, los sidonios, los egipcios, los etiopes, los griegos, los macedonios, los romanos. Y no habfa antes de Cristo provin-cia conocida o ciudad famosa en el mundo de cuyos sucesos

    so Adversus gmtu, 273.

    [394]

    t I l .

    no se hallara alguna memoria en el Antiguos Testamento, tan-to de los pasados en las historias, como de los futuros en las profedas.

    No hablo ya de Daniel, que hablo universalmente de los mayores imperios; mas solo en nueve capftulos de Isaias lee-mas sefialadamente las profedas de 11 naciones diferentes, lla-madas cada una por su nombre a escuchar su sentencia y sa-ber, de boca de Dios, lo que le estaba reservado 87 ~y habrfa alguna de estas naciones que no leyera con Ia mayor atenci6n y cuidado los oraculos de ague! famoso profeta, donde recono-cian sus nombres y leian sus fortunas? Bastaba solo para mo-ver Ia curiosidad universal de todas las gentes a Ia lectura de los libros sagrados el hecho de que estos eran los unicos que habfan revelado y descubierto a! mundo el secreto de su pri-mer origen, tan ignorado entre todos los sabios, el origen de las lengua, el nacimiento de las naciones, el orden y cronologfa de los tiempos, de todo lo cual habrfa habido una perpetua ig-norancia entre los hombres si no estuviera revelado en las Es-crituras.

    Pero incluso si ninguno de estos tesoros estuviera deposita-do y encerrado en elias, ~que lihros se han escrito nunca, no digo ya entre los que profesan Ia verdad, sino entre los fingi-dos y fabulosos, que igualcn en grandeza y variedad de casos

    admirables Ia mcnor parte o sombra de lo que se refiere en las historias sagradas?

    Narraverunt mihi iniquas.fabulationes, sed non ut lex tua 88, decia Daniel; y eso que todavfa nose hahfa escrito lo que despues de cl se cscribi6. cQue gigantes, fabulosos hijos de Ia tierra, se atrav ieron a edificar una torre como Ia del Babel, o acercaron cscalas al ciclo, sin poner monte sohrc monte, como Ia deJa-cob? (Que metamorfosis o transformaciones fingieron como Ia de Nabucodonosor convertido en bruto, Ia mujer de Lot en es-tatua, Ia de Ia vara de Moises en serpiente, comiendo serpien-tes, y despues nuevamente convertida en vara?89

    87 Se trata de Babolonia, Asiria, Filistea, Moab, Damasco, Etiopfa, Egipto, Edom, Arabia y T iro. Cfr. Is 13-23. Se trata, por tanto, de algo mas de nueve capfrulos.

    88 Los inicuos me narraron fabulas, pero nada como tu ley.>> 89 Cfr. Gen II, 1-10; 29, 12-15; Dan 4; Gen 19,26; Ex 7,1-13.

    [395]

  • Otras fibulas han descrito el diluvio, pero no tuvieron fan-tasia para meter todo el mundo en un area, ni confianza para salvarlo en ella. tQue poeta se propuso o trazo jamas una co-media como Ia de Job, una tragedia como Ia de Aman, una no-vela de enredo como Ia de Jose? ~En que teatro de los gentiles se representaron apariencias de tanto artificio como un paraiso terrenal sumido en el centro del mundo, en Enoc desaparecido de repente, un Datan y un Abiron tragados por Ia tierra y un Elias volando por los aires en un carro de cuatro caballos, el carro, las ruedas y los caballos enteramente de fuego? ~Que se-mejanza tuvieron las maquinas que se levantaron con el nom-bre de maravillas del mundo con Ia portentosa grandeza de las que leemos en las Escrituras? ~Que estatua como Ia de Nabu-codonosor, que carro como el de Ezequiel, que columna como Ia del desierto, que jardines como los de Asuero, que palacio encantado como el templo de Salomon, edificado desde sus ci-mientos sin que se oyera en el el golpe del martillo? Un pabe-llon que de dia protegia del sol a 600.000 mil familias y una antorcha que de dia las iluminaba ya hemos dicho que se lla-maba columna9o. ~Que dijo Ia gentilidad de Ia citara de Orfeo que se iguale

    con el arpa de David, de Ia que huyo el infierno? ~Que dijo de las dudosas respuestas de su Apolo que se parezca a los oracu-los siempre ciertas del propiciatorio? ~Que dijo de las voces de Endimi6n, tambien oiclas por Ia Luna, que no supere una sola voz de Josue, obedecida por Ia Luna y hast a por el Sol? ~El tan celebrado caduceo de su Mercurio que comparacion tiene con los poderes de Ia vara de Moises, que separaba los mares, dete-nia los rios, hacia andar a los montes? ~Doncle se lee un agra-vio tal de omnipotencia como el del tenedor de aquella vara, en quien fue culpa sacar fuentes de un penasco con dos golpes, porque lo podia hacer con una palabra?91.

    No digo nada de los documentos 92 de Ia escritura, puesto

    "" La historia de Aman, en Esth, passim; el paraiso terrenal, Gen 2,8-14. El rapto de Elias, 4 Reg 2,1-15. Enoch, Gen 15,18-24. Datan y Abiron, 16,1 -35.

    91 Endimion, personaje mitologico, pastor enamorado de Semele (cfr. A polo-dora, Biblioteca, I, 7,5); Ia vara de Moises: Ex, passim.

    92 Documentos: aC)ui, como en esp., enseiianzas)}; lo dulce y lo Util son las dos cualidades de Ia obra literaria segtin Ia poetica horaciana.

    f i

    que trato de lo dulce y no de lo uti!, solo de lo que lleva el ape-tito y no de lo que mueve a Ia razon. ~Que se podia inventar mas sorprendente para el oido que oir hablar a un jumento con Balaan, a una serpiente con Eva? ~Que se podia fingir mas li-sonjero y admirable para el gusto que comer en un manjar to-dos los banquetes y gustar todos los sabores en un solo mana? ~Que se podia imaginar mas interesante y asombroso para Ia vista que ver el monstruo marino engullir a Jonas, verlo des-pues desaparecer llevandoselo al fondo, y ver tres elias despues surgir a Ia ballena y que Ia fiera lo desembarcaba vivo en las playas de Ninive?93.

    Como estos son los prodigios que se encuentran en cada pa-gina de los libros sagraclos. ~y que dire de las hazafias y caba-llerfas que, aunque conocidas como falsas, deleitan y suspen-den tanto Ia curiosidad de los hombres? ~Que desafio como el de David, con una honda y un callado contra el gigante cu-bierto de hierro? ~Que batalla como Ia de Gedeon, solo con trompetas y luces en cantaros de barro? ~Que bateria como Ia de los muros de .Jericc\, derrumbados sc\lo con las trompetas de los mtisicos del templo? ~Que emboscada como Ia de Abime-lec, en que los bosques y las sombras caminaban juntos y los soldados con ellos? ~Que batalla como Ia de .J

  • i

    izquierda sendas columnas y dio con el templo en tierra, sepul-tando bajo el a todos los idolatras; aquel que, con una quijada de asno, mat6 en campo abierto a 1.000 de sus enemigos, y habria matado todavfa a mas, si no hubieran huido todos?9S.

    T uvo sed Sanson, cansado de matar, y arrancando un diente de Ia misma quijada, hizo brotar de ella una fuente. Asf obede-cen los elementos a quien asf triunfa de los hombres. Todas es-tas fuerzas tenia este bizarro mancebo en siete cabellos, porque los habia dedicado aDios desde su nacimiento96.

    Segundo Sanson fue Sangar, capitan del mismo pueblo des-pues de juez, y juez despues de labrador, pero labrador que, ha-cienda del arado montante, mat6 con el en un dia a 600 filis-teos, y dejo sembrado con sus cuerpos el campo que estaba Ia-branda. Q ueden para Ia trompeta de Ia fama Josue, vencedor de 31 reyes, y el fortfsimo Macabeo, restaurador vfctima de su patri a. D etengamonos en el valiente E leazar, que metiendose intrepidamente con Ia espada debajo de un elefante armada, primero fue matador de su sepultura y despues quedo alii, no se si decir muerto, si mortalmente oprimido por el peso de ta-maiia victoria 97.

    Pero dejando Ia guerra, Ia sangre y el estruendo de las ar-mas, ~que historia tan admirable como Ia de Ia casta Susana? ~Que sacrificio tan lastimoso como el de Ia hija de Jepte, y cual tan venturoso como el de Isaac, puesto ya sabre el altar, y es-capando vivo de entre Ia espada y Ia lena? ~Que caso tan bien tejido como el de Moises nino, ya entregado a Ia furia del Nilo en Ia barquilla o naufragio de mimbres, tomando puesto en los brazos de Ia princesa de Egipto, encomendando con Ia mayor ventura a su propia madre para que lo criase a sus pechos? ~Que mara villa como Ia zarza verde y sin arder en media de las llamas, Ia de los niiios de Babilonia tomando el fresco en el horno, Ia de Daniel comiendo y no comido en el foso de los leones, y Ia de Ia serpiente del desierto que daba vida a los mordidos solo con que Ia miraran? ~Que prudencia como Ia de

    95 Cfr. lud 16,21-3 1. 96 Iud 14,14- 19; Iud13,5. 97 Sangar, cfr. Iud 3,3 1; Josue, los, passim; Judas Macabeo, 1 Mac. passim;

    Eleazar, 2 Mac 6,18-31. Ya citado en ANT. cap. VII.

    . ~

    '

    Salomon cuando mando partir a! pequefio para conocer a Ia verdadera madre? ~Que ingenio como el de Jacob metiendo los colores par los ojos de las madres para pintar a los corderos antes de que nacieran? ~Que industria como Ia de D aniel, al sembrar de noche el templo de ceniza, para mostrar par las pi-sadas de los sacerdotes que eran ellos, y no el fdolo, quienes se comfan las ofrendas? ~Que sutilezas de estado tambien enten-didas como las de los Iibras de los Reyes, que ... 98 como las de D avid con Saul y las de Cusai con Arquitofei?99.

    Todo en las divinas E scrituras es divino, todo es raro, todo maravilloso, y serfa materia inmensa de proseguir, e imposible de abarcar, llevar mas adelante los principios de este discurso no intentado.

    Basten estos pocos ejemplos, mas aludidos que contados, para que par ellos pueda entender el lector (que solo de esto queremos persuadirlo) cuan grata serfa a todas las naciones de los gentiles Ia lectura de los Libras Sagrados cuando llegasen a sus manos, y c6mo fuc este el altfsimo designio de Ia Divina Providencia en el estilo y disposicion de los escritos del Anti-guo Testamento (tan diferentes en este aspecto de los del Nue-vo), templando Ia altura y majestad de sus misterios con el sa-bor de tantas venlades gustosas y con Ia variedad de tantas maravillas tan nuevas y notables, para que, convidados par el cebo de Ia curiosidad, quicncs todavfa no debian a aquellos li-hros otros rcspetos m:tyores aprcndiesen por elias Ia fe de Dios y, juntamcmc, las csperanzas de Cristo.

    Y hasta que punta es imposible que los gentiles pudieran leer las Sagradas Escrituras sin beber de aquellas fuentes est~ esperanza, se ve clara y naturalmente de Ia materia de las mis-mas Escrituras, porque, habiendo sido todas ordenadas a Ia ve-nida de Cristo, y de Cristo en cuanto Rey Senor del mundo, apenas se halla un parrafo en muchas de elias que no este anunciando esta vcnida y este reino.

    98 Palabras i legibl~s en el manuscritO>> (Azevedo). 99 La hija de Jepte, cfr. I ud 11 ,34-40. El sacrificio de Isaac, Gen 22, l-14. La

    infancia de Moises, Ex 2,1 -10. La zarza, Ex 3. Los nifios de Babilonia, Dan 3,19-24. Daniel y los leones, Dan 6,10-17. Juicin de Salomon, 3 Reg 16-26. Jacob y los cam eros, Gen 30,22' -43). Ingenio de Daniel, Dan 14,1-22.

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  • Tres panes de Ia Escritura dijo Cristo a los discfpulos que hablaban mas panicularmente de su venida al mundo: los pro-fetas, los salmos y los libros de Moises: Necesse est impleri omnia, quae scripta sunt in lege Mqysi et prophetis et psalmis de me 100. Y de-jando aparte los pasajes mas oscuros (que esos no los enten-dfan los gentiles sin interprete, como se vio en el eunuco de Ia reina Candaces de Etiopfa 101 , si bien entre los gentiles habfa muchos hebreos, como hemos dicho, a quienes estos podfan preguntar Ia interpretacion cuando quisieran), el capitulo 2, el 9, el 11, el 35, el 52, el 53, el 54, el 65 y el 66 de Isaias, y mu-chos otros de todos los profetas, ~que hombre los podia leer con juicio y entendimiento, aunque fuera sin fe, que no viese y conociese que aquellas palabras prometfan un rey futuro, y no un rey como los que acostumbraba ver el mundo, de una o al-gunas naciones, sino de todas las gentes y reinos del Universo? Y hasta si todas las demas profecfas contuvieran alguna oscuri-dad que ellos no pudiesen entender o interpretar por sf mis-mos, los dos textos de Daniel, fundamentales para nuestra Historia, en los que el Reino Universal de aquel futuro monar-ca esta expreso y declarado con palabras tan corrientes y signi-ficativas, y en terminos que no admiten otro sentido ni inter-pretacion, ~que gentil podia haber, por barbaro e ignorante que fuese, que no comprendiese lo que dedan?

    Pero para nuestra intencion basta con que lo hicieran los doctos y los entendidos. En los salmos de David, como a quien tan de cerca tocaba y estaba prometida aquella felicidad, es cosa de maravilla Ia frecuencia con que esta repetido, Ia cla-ridad con que esta pregonado y Ia pompa y majestad de pala-bras con que esta engrandecido el Reino de Cristo. El salmo segundo, el salmo novena, el salmo 41, los salmos 45, 46 y 4 7, los salmos 57, 67 y 88, los salmos 92, 95, 96, 97, 98 y el salmo 102, todos estos 14 salmos tienen por asunto principal el Im-perio del Mesfas.

    Y para que no dudasen los gentiles que ellos, sus tierras y sus coronas eran las que habian ser sometidas a esta gloriosa

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    101 Cfr. Act 8.

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    sujecion, 29 veces les repite e inculca el mismo Daniel esta glo-riosa sujecion, hablando de ellos declaradamente, y no con ter-minos enigmaticos o metaffsicos, sino por su propio nombre de gentiles. ~Que gentil podia haber tan rudo, tan ajeno a Ia luz de Ia razon y tan gentil que leyendo en el salmo segundo: Dabo tibi gentes haeriditatem tuam et possessionem tuam terminos terrae 102 ; y en el salmo 21: Adorabunt in conspectu ejus univesae familiae gen-tium, quoniam Domini est regnum 1 03; y en el salmo 98: Dominus in Sion magnus, et excelsus super omnes populos 104; y en el salmo 95: [Dicitej in gentibus quia Dominus regnavit, etenim correxit orbem te-rrae lOS yen el salmo 71 : Adorabunt eum omnes reges terrae, omnes gentes servient ei 106; que gentil, digo, podia leer estos textos u oir estos pregones tan explicitos y declarados del dominio de aquel futuro rey sobre todos los reyes del mundo que, si no creyese aquella fe, al menos no conociese aquella esperanza?

    Dejo de ponderar mas pasajes de David, porque lo haremos muchas veces en toda Historia.

    Finalmente, los libros de Moises (que era Ia tercera alega-cion de Cristo), aunquc sean principalmcntc Iibras historicos y no profeticos, no solo contienen, con motivo precisamcnte de Ia historia, muchas profecfas y promesas de esta esperanza, sino ademas, tan dirigidas y cncaminadas a todas las naciones, destacadamente las de los gentiles, que no podian ellos dejar de leerlas con gran atenci

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    Dios esta misma promesa: Cum benedicendae sint in illo omnes na-tiones terrae 1 08; y en el capitulo 22, como premio a Ia resolucion y obediencia con que Abraham no dudo en sacrificar a su hijo, le prometio Dios por tercera vez Ia misma bendicion, decla-rando que no serfa en su persona, en Ia de uno de sus descen-dientes: Benedicentur in semine tuo onmes gentes terrae 1 09; Ia cual promesa volvi6 a ratificar Dios por cuarta y quinta vez en Isaac, hijo, yen Jacob, nieto del mismo Abraham, siempre con las mismas palabras. En Isaac en el capitulo 26: Benedicentur in semine tuo 011mes gentes terrae 11 0; y a Jacob en el capitulo 28: Bene-dicentur in semine tuo cunctae tribus terrae 111 ; final mente, en el ca-pitulo 49 del mismo libro del Genesis esta el famoso texto ya citado, uno de los dos en que se fundamenta todo este discur-so: Non aufiretur sceptrum de Juda, f.} donee venial qui mittendus est, et ipse erit expectatio gmtium 112

    De suerte que en un solo libro de Moises tenian los gentiles seis profedas claras y que claramente lcs hablaban a ellos, en las cuales se les prometia por boca de Dios que serfan todas bendecidas 11 3 en un hombre de Ia descendencia de Abrahan, que era el esperado Rey y Mesfas del mundo. Asi que, leycndo los gentiles las Escrituras, como de hecho las leian, y particu-larmente los libros de Moises, de los salmos y de los