Hoja Dominical - Tono 1º 29-03-2015

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Enseñanzas de los Santos Padres Si las palabras de la oración no penetran dentro del alma, entonces tampoco las lágrimas lavarán su superficie. (San Elías Ekdikto el Presbítero) La gente, que no está predispuesta al arrepentimiento, también peca más frecuentemente, pero aquellos, que pecaron contra su voluntad, se arrepienten más fácilmente. Por otra parte, ellos también tienen menos necesidad en esto. (San Elías Ekdikto el Presbítero) Así como el que piensa elevadamente de sí mismo no nota sus defectos, así el humildemente sabio, no nota sus buenas cualidades. Al primero la ignorancia le oculta lo malo de los defectos y al segundo; lo agradable a Dios. (San Elías Ekdikto el Presbítero) Yo prefiero al hombre que peca y que se arrepiente, que al hombre que no peca y que no se arrepiente (Abad Pimen). Preséntate pecador ante el buen médico, y sánate sin esfuerzo. Quita de sobre ti el peso de los pecados, trae tu oración y humedece con lágrimas tus úlceras supurantes. Porque este celestial Medico con lágrimas y con suspiros cura las úlceras. Preséntate entonces y trae lágrimas; esta es la mejor medicina. Porque esto es lo agradable al celestial Medico, que cada uno con sus propias lágrimas se medique y con esto se salve (San Efrén el Sirio). He visto yo a personas débiles de alma y de cuerpo, las cuales por causa de la gran cantidad de pecados cometidos se pusieron a hacer esfuerzos que estaban por encima de sus fuerzas. Y yo les dije, que Dios juzga el arrepentimiento no por la medida de los trabajos, sino por la medida de la humildad, que se acompaña con el llanto, quebrantamiento y aversión al pecado (San Juan Clímaco). Diócesis de México Iglesia Ortodoxa en América Av. Río Consulado e Irapuato # 53 Col. Peñón de los Baños México D.F. www.ocamexico.org Catedral Ortodoxa La Ascensión del SeñorEste Quinto domingo de la Gran Cuaresma, la Iglesia recuerda la memoria de Santa María de Egipto, la mujer pecadora arrepentida. Esta gran santa nos recuerda, en primer lugar, que no hay ningún pecado o maldad, no importa lo grande que sea, que pueda separar a una persona de Dios si en verdad se arrepiente. Cristo vino para “llamarnos a nosotros pecadores al arrepentimiento” y a salvarnos de nuestros pecados (Lucas 5,32). Además, la historia de Santa María de Egipto nos dice que jamás es demasiado tarde en la vida, ni demasiado tarde en la Cuaresma, para arrepentirse. Cristo recibirá gozosamente a todos los que se acercan a Él, incluso en la undécima hora de su vida. Sin embargo, este acercamiento ha de ser en arrepentimiento sincero y profundo. Miremos atentamente, y veremos, que muchos de los violentos hacen vigilias empeñosamente, ayunan, practican el silencio, y el enemigo no les pone dificultades en esto. Porque él sabe esconder las raíces de esta pasión aun bajo los actos de arrepentimiento y llanto (San Juan Clímaco). Ningún otro pensamiento es tan difícil de confesar, que el pensamiento blasfemo (por causa de la soberbia), y por ello algunas personas sufren de los pensamientos blasfemos hasta su vejez. Debemos saber, que nada colabora tanto para el éxito de los demonios, que el hecho de que no confesamos nuestros malos pensamientos, sino que los guardamos en secreto dentro de nosotros y con eso los fortalecemos (San Juan Clímaco). Nada tan fuera de lugar para el que está arrepintiéndose, que la cólera encendida, porque la conversión a Dios exige una gran humildad, y la irritabilidad es síntoma de una elevada opinión sobre uno mismo (San Juan Clímaco). 5º domingo de la Gran Cuaresma Tono 1°

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Enseñanzas de los Santos Padres

Si las palabras de la oración no

penetran dentro del alma, entonces

tampoco las lágrimas lavarán su

superficie. (San Elías Ekdikto el

Presbítero)

La gente, que no está predispuesta

al arrepentimiento, también peca

más frecuentemente, pero aquellos,

que pecaron contra su voluntad, se

arrepienten más fácilmente. Por

otra parte, ellos también tienen

menos necesidad en esto. (San

Elías Ekdikto el Presbítero)

Así como el que piensa elevadamente de sí mismo no nota sus defectos, así el

humildemente sabio, no nota sus buenas cualidades. Al primero la ignorancia le

oculta lo malo de los defectos y al segundo; lo agradable a Dios. (San Elías

Ekdikto el Presbítero)

Yo prefiero al hombre que peca y que se arrepiente, que al hombre que no peca

y que no se arrepiente (Abad Pimen).

Preséntate pecador ante el buen médico, y sánate sin esfuerzo. Quita de sobre ti

el peso de los pecados, trae tu oración y humedece con lágrimas tus úlceras

supurantes. Porque este celestial Medico con lágrimas y con suspiros cura las

úlceras. Preséntate entonces y trae lágrimas; esta es la mejor medicina. Porque

esto es lo agradable al celestial Medico, que cada uno con sus propias lágrimas

se medique y con esto se salve (San Efrén el Sirio).

He visto yo a personas débiles de alma y

de cuerpo, las cuales por causa de la gran

cantidad de pecados cometidos se

pusieron a hacer esfuerzos que estaban por

encima de sus fuerzas. Y yo les dije, que

Dios juzga el arrepentimiento no por la

medida de los trabajos, sino por la medida

de la humildad, que se acompaña con el

llanto, quebrantamiento y aversión al

pecado (San Juan Clímaco).

Diócesis de México Iglesia Ortodoxa en América

Av. Río Consulado e Irapuato # 53 Col. Peñón de los Baños México D.F.

www.ocamexico.org

Catedral Ortodoxa

—La Ascensión del Señor—

Este Quinto domingo de la Gran

Cuaresma, la Iglesia recuerda la

memoria de Santa María de

Egipto, la mujer pecadora

arrepentida. Esta gran santa nos

recuerda, en primer lugar, que no

hay ningún pecado o maldad, no

importa lo grande que sea, que

pueda separar a una persona de

Dios si en verdad se arrepiente.

Cristo vino para “llamarnos a

nosotros pecadores al

arrepentimiento” y a salvarnos de

nuestros pecados (Lucas 5,32).

Además, la historia de Santa

María de Egipto nos dice que

jamás es demasiado tarde en la

vida, ni demasiado tarde en la Cuaresma, para arrepentirse. Cristo

recibirá gozosamente a todos los que se acercan a Él, incluso en la

undécima hora de su vida. Sin embargo, este acercamiento ha de ser en

arrepentimiento sincero y profundo.

Miremos atentamente, y veremos, que muchos de los violentos hacen vigilias

empeñosamente, ayunan, practican el silencio, y el enemigo no les pone

dificultades en esto. Porque él sabe esconder las raíces de esta pasión aun

bajo los actos de arrepentimiento y llanto (San Juan Clímaco).

Ningún otro pensamiento es tan difícil de confesar, que el pensamiento

blasfemo (por causa de la soberbia), y por ello algunas personas sufren de los

pensamientos blasfemos hasta su vejez. Debemos saber, que nada colabora

tanto para el éxito de los demonios, que el hecho de que no confesamos

nuestros malos pensamientos, sino que los guardamos en secreto dentro de

nosotros y con eso los fortalecemos (San Juan Clímaco).

Nada tan fuera de lugar para el que está arrepintiéndose, que la cólera

encendida, porque la conversión a Dios exige una gran humildad, y la

irritabilidad es síntoma de una elevada opinión sobre uno mismo (San Juan

Clímaco).

5º domingo de la Gran Cuaresma – Tono 1°

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TROPARIO DE LA RESURRECCIÓN — Tono 1º

Coro: Cuando la piedra, había sido sellada por los judíos, / y los soldados vigilaban tu

purísimo cuerpo, / te levantaste al tercer día, oh Salvador, / dando vida al mundo. / Por

eso, las potestades de los cielos, clamaron a ti, oh Dador de Vida: / ¡Gloria a tu

resurrección, oh Cristo! / ¡Gloria a tu reino!, / ¡Gloria a tu dispensación!, / oh tu que

solo amas a los hombres. //

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.

TROPARIO A SANTA MARÍA DE EGIPTO - Tono 1º

Coro: En ti fue preservada la imagen de Dios con exactitud, / oh Madre María; /

porque llevando la Cruz, seguiste a Cristo, / obraste y enseñaste a pasar por alto el

cuerpo siendo perecedero, / y de cuidar de las cosas del alma por ser inmortal. / Por eso

se regocija tu espíritu eternamente, / ¡Oh Venerable Madre María de Egipto!, junto a

los Ángeles. //

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

CONTAQUIO A SANTA MARÍA DE EGIPTO - Tono 1º

Coro: Tú que antiguamente estabas manchada por toda impureza, / eres vista hoy como

la esposa de Cristo por tu arrepentimiento. / Deseando la vida de los Ángeles, / por el

arma de la Cruz aniquilaste a los demonios, / por esto ahora tú eres una esposa en el

Reino de los Cielos, / oh gloriosa Madre María de Egipto. //

Diácono: Atendamos.

Sacerdote: Paz a todos.

Lector: Y a tu espíritu.

Diácono: Sabiduría.

Lector: PROQUIMENO en el Tono 1º Lector: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros, como hemos puesto, nuestra

esperanza en ti. Como hemos puesto, nuestra esperanza en ti.

Coro: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros, / como hemos puesto,

nuestra esperanza en ti. / Como hemos puesto, nuestra esperanza en ti. //

Verso: Regocijaos en el Señor oh justos, porque es propia de los justos la alabanza.

Coro: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros, / como hemos puesto,

nuestra esperanza en ti. / Como hemos puesto, nuestra esperanza en ti. //

Verso: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros.

Coro: Como hemos puesto, nuestra esperanza en ti. / Como hemos puesto,

nuestra esperanza en ti. //

Diácono: Sabiduría.

ECTURA DE LA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A

LOS HEBREOS. (Hebreos 9: 11 – 14)

Diácono: Atendamos.

Hermanos: Pero Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros y

penetrando, en un tabernáculo mejor y más perfecto, no hecho por manos de

hombre, es decir, no de este mundo. Penetró en el santuario de una vez para

siempre, no con sangre de machos cabríos ni de becerros, sino con su propia

sangre, realizando una redención eterna. Pues si la sangre de machos cabríos y

de los toros y la ceniza de la vaca santifica con su aspersión a los inmundos, en

orden a la purificación de la carne, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por

el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios, limpiara de las

obras muertas nuestra conciencia para rendir culto al Dios vivo!

Sacerdote: Paz a ti.

Lector: Y a tu espíritu.

Diácono: Sabiduría.

Lector: ALELUYA, en el Tono 1º Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Lector: Es Dios quien me da venganza y me sujeta los pueblos.

Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Verso: Engrandece la salvación de los reyes y hace misericordia a su Cristo, a David

y a su simiente para siempre jamás.

Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Diacono: Sabiduría. Estemos de pie, escuchemos el Santo Evangelio.

Sacerdote: Paz a todos.

Coro: Y a tu espíritu.

ECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN

MARCOS. (Marcos 10: 32 – 45)

Coro: GLORIA A TI, SEÑOR, GLORIA A TI.

Sacerdote: Atendamos.

En aquel tiempo: Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús caminaba

delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo.

Tomó otra vez a los doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: Miren que

subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes

y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, y se

burlarán de Él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán, y a los tres días resucitará.

Se acercan a Él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: Maestro,

queremos, nos concedas lo que te vamos a pedir. Él, les preguntó: ¿Qué quieren

que les conceda? Ellos le respondieron: Concédenos que nos sentemos en tu

gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús les dijo: No saben lo que

piden. ¿Podrán beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el

bautismo con que yo voy a ser bautizado? Ellos le dijeron: Sí, podemos. Jesús les

dijo: La copa que yo voy a beber, sí la beberán y también serán bautizados con el

bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi

izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para aquellos para quienes

está preparado. Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra

Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: Sepan que los que son tenidos

como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes

las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino que el que

quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el

primero entre ustedes, será siervo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha

venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.

Coro: GLORIA A TI, SEÑOR, GLORIA A TI.

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