Hombre Metódico - Padre Carlos Miguel Buela, IVE
-
Upload
superlucido -
Category
Documents
-
view
11 -
download
4
description
Transcript of Hombre Metódico - Padre Carlos Miguel Buela, IVE
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 1/9
Me pareció que podía ser interesante desarrollar, aunque sea brevemente, un aspecto de la
vida del padre Meinvielle que hemos tenido ya oportunidad de conversar de manera informal y
que incluso probablemente esté tratado en alguno de los artículos que escribí sobre él o ya lo
conozcan de otro modo. Es el tema de que el padre Meinvielle era un hombre metódico.
Tenía método, es decir sabía cuál era el camino que había que recorrer para llegar al n que se
proponía. Y ese ser metódico, lo era en todas las cosas que yo he podido conocer de él. Hay
incluso cosas, que Uds. habrán escuchado de cuando eran seminaristas, y que eran cosas que
había en él, que se presentaban como cosas o hábitos a adquirir por parte de los que se estaban
formando.
Era metódico en el dormir. Era un hombre que habitualmente se acostaba temprano. ¡Y se
acostaba temprano y dormía! Lo sabemos porque una vez el padre Lojoya lo llamó por teléfono
a eso de las 22:00 y él ya estaba durmiendo. Se ve que dormido levantó el tubo del teléfono
entre ronquidos y se quedó dormido. Era un tiempo en que no faltaban los locos que lo
amenazaban de muerte, pero el dormía sin problemas.
Era metódico en el levantarse. Acostarse temprano era lo que le permitía levantarse temprano
al otro día. A las 6.00 de la mañana ya estaba de pie.
Era metódico en el rezar. Como hombre práctico que era, lo primero que hacía era rezar sus
oraciones, el breviario, hacer la meditación. Aprovechaba los momentos del día en que estaba
más tranquilo, cuando la gente no lo iba a ver, para preparar el sermón. Predicaba todos los
días. La predicación de él era muy sencilla, pero profunda, parecía un artículo de la Suma. Y no
lo preparaba a las apuradas, “…a ver ahora que voy a decir”. No. Lo tenía preparado desde la
mañana. Él hacía lo que tenía que hacer. Lo más importante, que es cargar las pilas, él lo decía
con otras palabras, “tener reservas”. Una vez el nado padre Pablo le pregunto como podía ser
que se ocupase de tantas cosas, sobre todo del tema de la política. Es una cosa tan contingente,
variada y peligrosa para el sacerdote. El respondió: “Lo que pasa es que hay que tener reservas,
querido”. Las reservas eran tener una vida de oración profunda porque al meterse en esas
cosas hay que saber hasta dónde sí y dónde no y, no sacar los pies del plato, no hacer las cosas
PADRE JULIO MEINVIELLE
HOMBRE METÓDICO16 MARZO, 2014 | PADRE CARLOS MIGUEL BUELA, IVE
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 2/9
cosas hay que saber hasta dónde sí y dónde no y, no sacar los pies del plato, no hacer las cosas
que no corresponden al sacerdote.
Era metódico en el escribir. Habitualmente escribía a la mañana, luego de las oraciones y de
preparar el sermón. En el tiempo en que escribía, (una, dos o tres horas, dependía de lo que
tuviese entre manos), cuando escribía un libro (en esa época no había computadoras), se ponía
y lo escribía del principio al nal. Antes ya lo había pensado, lo tenía en la cabeza. Recuerdo,
por haberlo visto en un escritorio que tenía, que normalmente lo primero que hacía era el
índice. Tal como era el índice escribía el libro hasta el nal, prácticamente sin modi carlo. A
medida que escribía cuando él tenía varias hojas, mandaba las hojas a la persona que tipeaba a
máquina en aquel entonces y, luego corregía los borradores tipeados y los iba preparando para
mandar a la imprenta. Era más difícil que hoy en día, porque en la imprenta estaban los
tipógrafos que iban sacando letra por letra e iban armando las planchas o plomos para, un poco
más adelante, imprimir el libro.
Sobre esto también quiero decir que realmente se preparaba antes. No era que se ponía a
escribir improvisando. Antes, ya había leído prácticamente todo lo que había en el momento
sobre la materia que quería tratar. Estaba actualizado, al día, leyendo lo que era importante. No
era que leía todo, no solía leer los libros chatarra. Lo primero que hacía al tener un libro que no
conocía era ir al índice. Ahí ya estaba eligiendo el tema que habría de de nir al autor, sabía
cómo era, “este es progresista -por ejemplo- sobre la ciencia de Cristo” y veía como trataba
este tema o algún otro tema clave para poder discernir. A lo mejor no lo leía, o leía alguna cosa,
porque a lo mejor no le interesaba leerlo todo. Pero no era así cuando era un libro bien escrito,
seriamente, con fundamento, ya que a ese generalmente lo leía del principio al n. Lo sabíamos,
porque en la última página que suele quedar en blanco, ponía temas. Por ejemplo supongamos:
‘Encarnación’ y un número, el de la página en donde estaba escrito sobre la Encarnación, o
‘masonería’, o ‘comunismo’. Eso era cuando leía un libro de principio a n. Ese era un trabajo
que no lo hacía de un momento para otro. Generalmente iba acumulando, material. Era
metódico también en eso. Tenía un escritorio de esos antiguos, dobles, que venían a ser como
dos escritorios juntos, con cajones de un lado y del otro. Era una mesa bien grande, y por
ejemplo de un lado tenía un cajón doble donde iban todos los libros sobre el Opus Dei. Después
tenía puestos sobre el escritorio, libros: una pila era de los libros sobre la masonería, otro sobre
judaísmo, otro de economía mundial, otro sobre política argentina, otro de doctrina social… Es
decir que iba leyendo y preparando las cosas. No porque fuese a escribir, no escribía de todo
eso, pero sí tenía preparado el material y a mano, por las dudas.
Eso le podía llevar años, como lo pueden ver en el libro que, para mí, es el principal del padre
Meinvielle,De la Cábala al progresismo. Ahí se ve claramente que ha leído todos los libros de la
cábala durante años. Incluso fue haciendo acopio de esos libros que en la Argentina son
difíciles de encontrar. Por eso es que puede él llegar, (después de encontrarse con eso), a
clasi car las distintas interpretaciones que se dan a la cábala teniendo en cuenta aquello que
fue objeto de lectura durante años.
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 3/9
fue objeto de lectura durante años.
También había, por ejemplo, pilas de libros de Teilhard de Chardin, Rahner, Maritain. Y por
ejemplo de Rahner, haber leído una, dos, tres veces, sobre todo Espíritu en el mundo. Así pudo
llegar a escribir que Rahner “no tiene un principio que resuma la esencia de su pensamiento.
No se si es porque yo no lo supe encontrar o porque ciertamente él no lo tiene”. Es decir que
hay un trabajo previo a la escritura, de pensamiento, elaboración propia, que hace que cuando
llegue el momento en que concibe el libro, las partes que va a tener, lo concibe prácticamente
completo.
Era perseverante. Es muy interesante esto porque ahí, en ese trabajo perseverante de una, dos
o tres horas por día es cuando se puede escribir un libro. El que nunca escribe, nunca va a
publicar un libro. Y no lo va a publicar, no porque nunca escribe, sino porque no lo piensa. Está
en otra cosa. Al respecto es bueno saber que el Papa Juan Pablo II, aún hoy, tiene dos horas a la
mañana después del desayuno, donde él está en su estudio y nadie lo tiene que molestar, no
atiende nada. Solamente se dedica a escribir. Y tiene otras dos horas a la tarde después de la
siesta. O sea que escribe cuatro horas por día, y por eso produce lo que produce. Recuerdo
también algo que habrán leído probablemente, en ese libro de Hugo Wast, Vocación de Escritor,
en ese libro, hablando sobre todo del escritor de novelas, dice que todos los días hay que
escribir tres carillas, y a n de que cada año uno pueda tener mas de mil carillas. Ahí se puede
revisar y sacar todo lo que es ripio y publicar un libro por año. Entonces algunos con sorna
dirán que es un escritor prolí co.
También era metódico en las cosas prácticas. No quería decir que el hecho de que estuviese
trabajando temas importantes (como han sido prácticamente todos los temas de sus libros), lo
alejase de otras actividades. No nos olvidemos por ejemplo de Conceptos Fundamentales de
Economía, Concepción Católica de la Política: son temas fundamentales para el ordenamiento
social de los pueblos que hacen a la edi cación de la cristiandad. Poseía una manera muy
medida de actuar en toda otra serie de cosas. Había gente que le iba a pedir por muchos
asuntos. Había un monseñorino que no le pasaba un peso al papá, pero éste iba a verlo al padre
Meinvielle y él le daba dinero. Tenía que atender gente para que le consiguiese trabajo. Otro
necesitaba una recomendación para tener una línea telefónica. Había otro que tenía problemas
porque no podía conseguir remedios, otro y otro, él tenía un papel grande, una tira de papel y
ahí anotaba toda esa serie de cosas que uno diría que un hombre que está ocupándose de cosas
tan trascendentes no lo podría hacer, pero no, eso también lo hacía. Y cuando conseguía lo que
tenía que conseguir y esa tarea ya estaba realizada, la tachaba. No pasaba con él lo que pasa
con muchos de Uds. que uno le dice una cosa y “Uuyy, me olvidé”, “¡Tantas cosas tengo en la
cabeza!” ¿Por qué no tenés una tira de papel? Anotás lo que tenés que hacer y cuando esa cosa
está hecha la tachás. Si no lo tachaste, no lo hiciste, y lo tenés que hacer.
Era metódico en el uso del tiempo. Era metódico por la economía que hacía del tiempo en
muchas cosas. Está bien que él conoció la televisión en el año 55, ya había hecho su carrera, su
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 4/9
muchas cosas. Está bien que él conoció la televisión en el año 55, ya había hecho su carrera, su
vida, pero no tenía televisión ni miraba televisión. Sin embargo, él consiguió espacio de
televisión por medio del Doctor Carlos Pérez Cómpanc, que a su vez lo consiguió por medio de
Héctor García, por Canal 11 los domingos a la mañana y ahí fue que primero un domingo hablo
Mons. Tortolo y después me tocó hablar a mí dos o tres domingos más. O sea que aunque no
miraba nada de televisión se daba cuenta de la importancia que tiene la televisión para la
evangelización de la gente.
Leía los diarios. Estaba muy informado siempre. Leía dos. El de la mañana y el de la tarde (en
aquel entonces La Razón). Muchas veces era La Quinta la que leía, otras era La Sexta. Había dos
ediciones de La Razón (y con gran habilidad también porque ahí estaba el que se llamaba
Gallego que era el que seleccionaba las noticias del cual se copiaban los demás diarios, después
a la mañana siguiente, lo que el Gallego ponía en el diario vespertino). La lectura que hacía del
diario era una lectura rapidísima. Yo lo he visto y no demoraba más de 3 a 5 minutos. Abría el
diario, decía, “Mirá esto”, se reía, daba vueltas las páginas, leyendo los titulares y listo. Cuando
había un artículo que le parecía importante lo leía. Pero en general con los títulos ya se
conformaba porque ya sabía por donde iban las cosas.
Lo mismo era con el uso del teléfono. Era casi cortante. “Si, ¿quién es?, ¿que querés?, vení” y
listo. Yo nunca lo he visto hablar por teléfono mucho tiempo como se suele hacer
habitualmente. En las conversaciones también era muy directo e iba directamente al meollo de
las cosas que él quería hablar. Y, muchas veces, cuando nosotros éramos más jóvenes y
preguntábamos, respondía directamente lo que uno preguntaba. Muchas veces me pasó, unas
cuatro o cinco veces de hacer una pregunta y que él decía “eso habría que estudiarlo”, es decir,
no tenía la respuesta precisa. Por ejemplo una vez, “Padre ¿por qué si uno forma a los jóvenes
leyendo la Suma Teológica, la cabeza se le forma más rápido que si uno se pone con ellos a leer
la Biblia? Pero la Biblia es palabra de Dios y la Suma no”. “Eso hay que estudiarlo”. Al volver a
visitarlo al mes o dos meses, lo primero de todo, me sacó ese tema y me dió la respuesta.
No perdía el tiempo. Tampoco en hablar de tonteras. Jamás yo lo oí hablar de tonteras, de
pavadas, sino que iba a lo preciso. En ese entonces recuerdo a un joven que iba a ver al Padre.
Iba y le gustaba hablar y cuando ya había terminado de hablar de la editorial, de la publicación
del libro, de la reedición del libro, le decía: “Chau, que te vaya bien, se te hace tarde”. Lo estaba
despidiendo.
Una vez, me acuerdo, cuando subió Onganía al poder, lo fui a ver porque yo quería saber qué
pensaba de Onganía. Onganía fue muy bien recibido por todo el mundo porque ya la situación
era insostenible, y en general, salvo los más zurdos, fue muy bienvenida la toma de poder, era
un general muy honroso, un hombre correcto. Iba yo a ver qué era lo que me decía el padre de
él. Me acuerdo muy bien eso porque cuando llego, lo veo a él, tenía un ojo bizco, pero los ojos
de color celeste, se parecían al color del cielo brillante, se ve que estaba en tensión, y yo le iba a
preguntar. Antes de preguntar, él me dice “¿Qué me decís de Onganía? ¡El me preguntaba a mí!
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 5/9
preguntar. Antes de preguntar, él me dice “¿Qué me decís de Onganía? ¡El me preguntaba a mí!
Entonces yo le digo “A mí me parece que es malo para el país”. “Tenés razón, ¿y por qué?”. “Y,
porque Mejía está a favor”. “Si, es así, mirá…” y entonces me muestra un papel grande. Un
empleado de Mario Hirsch, el que manejaba toda la cosa de Bunge y Born, es decirMolinos Río
de la Plata, y tanta compañía, le había mandado desde Londres que Mario Hirsch había
brindado con champagne la toma de poder realizada por Onganía. O sea que era un hombre
que estaba respondiendo a otros intereses, como después, nalmente, se vio que fue otro de
los grandes fracasos de Argentina.
Sabía escuchar. En las conversaciones era así. Realmente escuchaba lo que uno le decía. Y uno
podía ser joven y sin embargo le escuchaba, prestaba atención. No es uno de esos tipos
soberbios que creen que lo saben todo y que no le dan bolilla a uno de menor edad; sino que
sabía escuchar y preguntar. Y cuando alguien sabe preguntar, es porque sabe escuchar.
Era metódico en la atención de los pobres. Era también una cosa graciosa porque había un
escritorio, ese de doble lado, que tenía una tabla para poner la máquina de escribir. De ese lado,
él a la mañana, antes de ponerse a escribir, la abría y ponía montoncitos de monedas. Y llegaban
los pobres. Agarraban un montoncito, y él ni se levantaba. El pobre ya sabía, iba y sacaba, y él
sabía porque ponía los montoncitos y sabía que era uno de los índices para saber la situación
económica del país. “Esto es una barbaridad, dos veces por día tengo que poner los
montoncitos”. Me acuerdo que una vez él había entrado a su habitación, y viene un pobre. Yo le
doy un montoncito de monedas. El tipo inmóvil, ni se movió. Llegó Meinvielle y le dije “Le di un
montoncito de monedas, pero no se movió”, “Este es un pobre de categoría, hay que darle un
papelito”. Y ahí sí se iba… ¡un pobre de categoría!
Todo así, era una cosa no de perder tiempo sino que daba a cada cosa el tiempo que
correspondía. Una vez uno de los ex scouts de él, de La Salud, lo manijeó al P. Lojoya de que
había una mujer, que nosotros le decíamos ‘la Colorada’, porque era pelirroja, que le estaba
sacando plata al Padre y aparentemente no tenía necesidad. Y Lojoya fue a meter el dedo en el
ventilador. Me acuerdo que temblaban los cuadros, Meinvielle estaba hecho una furia: “El
estúpido de R… te dice eso, ¡yo voy a hacer el bien sin mirar a quién!” O sea, hay que hacer,
siempre, el bien. Por supuesto, siguió ayudando a la Colorada aún con la posibilidad de que le
estuviese mintiendo.
Era metódico en el comer. A las doce comía. Solía hacerse él la comida. Eran uno de esos bifes
nitos, uno. Se hacía la comida en una plancha eléctrica que tenía ahí donde tenía el
comedorcito, en la ventana. Cortaba a la mitad. (A veces lo cortaba en tres partes). La mitad era
para el pobre (o las dos terceras partes eran para dos pobres) y el resto era para él. Con alguna
otra cosita, después cerraba la puerta y a dormir la siesta. La siesta era sagrada. Media hora. Y
cenar a la noche porque las monjas cocinan mal. Una vez le escuché decir: “Las monjas son las
que tendrían que atender a los pobres y no que me los manden a mí. Ellas tienen la entrada del
Santuario de San Cayetano de Liniers y me los mandan a mí.”
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 6/9
Santuario de San Cayetano de Liniers y me los mandan a mí.”
Con las calumnias. Yo nunca lo escuché defenderse de calumnias o cosas así. No le importaban,
directamente era como si le entraban por una oreja y le salían por la otra. Que alguien le decía
esto y lo otro. No le importaba. Una vez habían publicado una especie de declaración, creo que
de la DAIA o una cosa así, y yo recuerdo haber contado 33 mentiras. Entonces, “Padre, ¿cómo
no responde a eso?”, “Las calumnias de los judíos me enaltecen”. No les llevaba el apunte. No
perdía el tiempo, nosotros, en cambio sí, te llegan a decir una cosa y ¡uy! Perdés el tiempo
tontamente, es un poco de viento. Solía contar el nado padre Ezcurra que al volver de Europa
lo fue a visitar. Y justo cuando él lo estaba visitando, cae la Policía Federal para meterlo preso a
Meinvielle porque había ocurrido una de las tantas revueltas que ocurrían. Resulta que la
Policía Federal estaba buscando a un sacerdote de apellido francés, que era Grasset. Pero no
falto el craneoteco que dijo “Meinvielle, es un apellido francés, tiene que ser él”. Y Meinvielle
no estaba metido en la revuelta. El asunto es que los policías lo tenían que llevar preso, (a
Meinvielle), “Esperen afuera porque ahora estoy ocupado, estoy atendiendo a este Padre que
viene de Europa, así que ahora no me molesten”. Los que lo tenían que llevar preso se quedaron
en la vereda. Estuvieron charlando de las cosas de Europa, “Vamos a tomar un té”, como
acostumbraba hacer. “Bueno, algo más tenés que hablar”. “No”. “A ver, señor, lléveme preso ya”.
En la Cárcel de Villa Devoto se hizo amigo de Cecilio Roth, que era hebreo, pero se hicieron
amigos. Era político y le regaló un libro sobre Santo Tomás Moro. “Muy inteligente, hemos
hablado mucho”; estaban en la misma celda.
Bueno, ya se darán cuenta que de la misma manera pasaba con las visitas. No perdía mucho
tiempo tampoco con las visitas. Tenía unas tías que tenían dinero y eran las que le daban el
dinero hasta que se dieron cuenta que todo el dinero, él lo daba a los pobres. Eso cuando el era
párroco en Versailles, en Nuestra Señora de la Salud. Entonces las tías, para que no diese el
dinero a los pobres sino que lo gastase en él, empezaron por comprarle la ropa a él, y él lo que
hacía era regalar la ropa. Entonces le abrieron una cuenta en la farmacia. El se hizo amigo del
farmacéutico y entonces le escribía en un papel: “Dale a este cinco pesos”. Y el otro lo guraba
como si fuese un remedio. De la misma manera seguía haciendo limosna a los pobres.
Con los ‘grupos de Suma’. Eran muy interesantes los grupos de Suma que él tenía. Yo he podido
hacer algo, pero hace años que no hago nada de eso. Los grupos de Suma se reunían los
sábados a la mañana, a veces a la tarde, o los domingos a la mañana o a la tarde según fuesen
las posibilidades que tenían los jóvenes universitarios que querían conocer a Santo Tomás. No
era tampoco una cosa en que se gastase mucho. Primero que lo conocía casi de memoria, lo que
él hacía era hacer leer el texto de la Suma directamente y entonces, cuando era necesario, en lo
que él pensaba que era conveniente explicaba, o sino le hacían preguntas y él respondía. Tuvo
con los grupos de Suma como le llamaba él, alumnos insignes como fue el Doctor Carlos
Alberto Sacheri, que murió mártir. Pero no solamente Sacheri sino que muchos jóvenes que
han pasado por los cursos de Suma. Y, eran grupos que se armaban normalmente duraban un
año, algunos dos años, otros más. Se sumaban algunos, se iban otros que ya tenían lo que
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 7/9
querían. En eso era también una cosa interesante. Me acaba de decir el Dr. Guillermo Romero
que estaban viendo la Suma, creo que la parte de predestinación, y les dice “Bueno, ven como
Santo Tomás se ocupa de las cosas importantes, baja a la realidad misma, no se queda
especulando, haciendo teoría. Por ejemplo, ¿qué diría ahora Santo Tomás del salario mínimo
vital y móvil?” Entonces les enseñaba y aprovechaba para enseñarles temas de doctrina social
de la Iglesia. O sea buscando de dar una formación integral. Esto de los grupos de Suma sería
una cosa muy buena que hubiese alguno que lo hiciese, yo no conozco ninguno que lo haga.
Sería una cosa muy buena que se pudiese tener. Claro, para eso ayuda estar en una ciudad
universitaria, porque nalmente como saben, Santo Tomás es el que forma las cabezas.
Otro punto. El se reunía los martes a la noche o tarde con lo que él llamaba “los políticos”. Los
políticos no eran, como lo entendemos nosotros, sólo de este partido, fulano de tal, no. Era toda
la gente que tenía inquietudes por cuestiones políticas. Iban quienes estaban en el ejército, en
la marina, quienes eran periodistas, sindicalistas, estaban en partidos políticos, quienes tenían
cargos ejecutivos en la municipalidad o en el gobierno o en otras Instituciones. Ahí había un
intercambio de información, se comentaba una cosa, tal otra, y le llevaban ahí muchas veces
(como me tocó presenciar) gente del interior del país. Me acuerdo una vez, el director de un
canal de televisión de Rosario fue para hablar con Meinvielle. Después iban a cenar. Fue yendo
a cenar en esa reunión de los políticos como la llamaba él, donde un coche lo atropelló en la
Avenida 9 de Julio y fue lo que después le causó la muerte.
Era metódico en las obras concretas. El fundó el Ateneo Popular de Versailles que llegó a tener
12.000 socios. En el cual se hacía la Asamblea y lo elegían siempre presidente por aclamación.
Y él atendía el Ateneo. ¿Qué día?, todas las semanas el jueves. Los jueves a la mañana, después
de escribir se tomaba el colectivo y se iba al Ateneo. Ahí tenía las reuniones con la Comisión
Directiva, veía como andaban las cosas, ahí hablaba con las personas encargadas de
mantenimiento, etc. Fue uno de los clubes de barrio primeros en tener pileta olímpica propia
cubierta. Tenía el gimnasio (donde después se lo veló a él), uno de los primeros en tener piso
otante. Lo primero con que se había comenzado era con las canchas de pelota paleta y era un
club comúnmente familiar. Era una obra social de enorme envergadura.
Había pensado las cosas muy bien. El párroco podía realizar tareas apostólicas dentro del
Ateneo, pero el Ateneo era una asociación civil. No dependía de la Curia porque él no quiso que
dependiera de la Curia.
Ser metódico le permitía estar ‘en la cresta de la ola’. Ya tuve oportunidad de decir la
información que manejaba. Creo yo que, todo el conocimiento que él tenía acá, en Argentina,
era siempre adelantado porque él leía información de Europa, especialmente de Francia, en la
época en que el catolicismo francés era realmente una cosa fuerte. El tenía distintas revistas a
las cuales estaba suscripto. Por ejemplo, cuando salió uno de los teólogos de la Muerte de Dios,
Robinson, el leyó el libro de Robinson e hizo una conferencia refutando el libro. Acá todavía no
se conocía y el ya estaba dando la conferencia. Se publicaba eso y entonces la gente bien
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 8/9
se conocía y el ya estaba dando la conferencia. Se publicaba eso y entonces la gente bien
pensante quedaba vacunada. El Papa saca una encíclica y él hacía una conferencia sobre cómo
la Encíclica Ecclesiam suam dejaba de lado el progresismo.
Ese ser metódico le daba tiempo para hacer muchas cosas y por eso jamás decía: “no puedo
hacer esto, no puedo hacer aquello”; ¡no! Él tenía tiempo para estar arriba de la ola, para
pensar, para ver qué era lo que tenía que hacer y por eso tenía tiempo para tener creatividad.
Por eso es que fundó la USCA (la agrupación número uno era la de Versailles) y por eso fundó la
Juventud Obrera Católica (la primera, la número uno en la Argentina, era la de Versailles) y
tenía las cuatro ramas de la Acción Católica y tenía los Vicentinos y tenía… Y también tuvo por
ejemplo el Colegio de Estudios Universitarios, el Instituto de Filosofía Práctica… Tuvo una
gran participación también en los Cursos de Cultura Católica; con mucho manejo con los
profesores universitarios, incluso con gente que tenía otro pensamiento. Conocía
perfectamente bien todo lo referido a Guenón y a los guenonistas y los refutaba. No se olviden
que fue el primer y único sacerdote argentino que escribió un libro contra el Tercer Reich,
contra Hitler. Un libro doctrinal que lo pueden leer todavía hoy.
Era interesante ver a un hombre tan ocupado, tan multifacético que tuviera tanta alegría. Yo le
escuché decir una vez al Padre Castellani delante de él en una conferencia en la que habría
unas ochocientas personas: “El Padre Meinvielle es el párroco del país, no el obispo… el
párroco que edi ca a la Argentina con su alegría.”
Era un hombre de gran corazón, por eso su preocupación realmente maternal por los pobres.
Era un hombre de gran sencillez, humilde, lo cual no quería decir tonto. Como una vez en la que
yo lo comparé con otro y me dijo: “Pero no seas tonto, no me vas a comparar con ese ¿no?”
Claro, porque conocía los talentos que tenía.
Era un hombre con energía, de carácter, como para haberse mantenido rme mas de cincuenta
años sin ceder a las distintas y tan numerosas presiones que tuvo: campañas en contra y todo
lo demás.
Era un hombre que tenía una visión de las cosas. Sabía, por ejemplo, el nombre de todos los
curas de Buenos Aires, en qué parroquia estaban, en cual habían estado…porque tenía una
memoria de elefante. Yo suelo contar que me nombraron en aquel entonces teniente cura (lo
que ahora es vicario) en Villa Ballester, entonces lo llamé por teléfono y me dijo: “¿qué teléfono
tenés?”; se lo dije porque en ese momento estaba mirando el número; y cuando lo voy a visitar,
llega Trelles y me dice: “¿qué teléfono tenés?”; y le digo: “mirá, no me acuerdo”; y ahí salió
Meinvielle y sin leer nada, sino que de memoria, le dijo mi teléfono. Era un hombre que tenía
una memoria realmente prodigiosa.
Y también, por último, creo yo, que ese saber darle el tiempo al tiempo y ocuparse de las cosas
que se deben ocupar como corresponde, nos muestran a un hombre de gran generosidad,
26/3/2016 Hombre Metódico Padre Carlos Miguel Buela, IVE
http://www.padrebuela.org/hombremetodico/ 9/9
que se deben ocupar como corresponde, nos muestran a un hombre de gran generosidad,
realmente olvidado de si mismo, enseñoreado por Jesucristo y su Madre María.
(Marzo de 2003)
COMPARTIR ESTA ENTRADA:
Relacionado:
Su testimonio social
Por Juan G. Puigbó [1] Un
afecto hondo me unía al Padre
Meinvielle, al Padre Julio, como
le decíamos los amigos. Las
distintas vicisitudes de la vida
En "Padre Julio Meinvielle"
A diez años de su paso por la vida
No fue un cura. Fue un “curazo”.
La sotana se le había vuelto piel.
Era un cura “de raza”. Sin duda la
característica esencial de su vida
fue su sacerdocio católico que le
En "Padre Julio Meinvielle" Presentación
En "Padre Julio Meinvielle"