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  • 5/9/2018 Howell Sobre El Lunarejo

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    Z671 R42IQU :: Zimmerman:: zperArticle CC:CCLRevista de archivos, bibliotecas y museosRevista de archivos, bibliotecas y museosRevista de archivos, bibliotecas y museosUna nueva lectura del ApologAtico, de Espinosa Medrano

    583-591

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    UNA NUEVA LECTVRA DEL APOLOGETICO ,DE ESPINOSA MEDRANOPOR SUSANA HOWELLUniversity of Maryland

    Juan Espinosa Medrano, el Lunarejo, ha dejado constancia,en el modo de estructurar su Apologetico en favor de don Luisde G6ngora, Principe de los Poetas Lyricos de Espana 1, de unamentalidad barroca en el sentido abierto, profundo, e integradodel que escribio Heinrich Wolfflin. Helmut Hatzfeld nota que

    ... perfecciono su teorfa del Barroco, expuesta en 1888, consus famosos cinco prmcipios de Ia historia del arte, limitando suanalisis estructural al poder discriminatorio de los ojos y II > sumodo de ver y de reproducir los objetos 2.

    La obra de Wolfllin planted el germen de una nueva valera-cion del barroco al cotejar, teoricamente, el arte con la litera-tura. EI proceso permitio la vision del barroco como arte convalor propio, remplazando la nocion corriente que 10 concebfacomo una degeneraoion del Renacimiento. A diferencia de otrosperiodos literarios, anteriores y posteriores a la epoca, la con-ciencia de '10 Barroco' existio s610de modo effrnero, en el tras-fondo de las corrientes literarias abiertamente valoradas. Comonotan acertadamente Wellek y Warren en su Theory of Litera-ture:

    Artists may be strongly influenced by a contemporary criti-cal situation and by contemporary critical formulae while givingexpression to their intentions, but the critical formulae themsel-ves might be quite inadequate to characterize their actual artisticachievement. The Baroque age is quite an obvious case in point,

    -l-Ret'Ue Hispanique, vol. LXV, mim, 147, octubre 1925. Todas las citas ?elApologctico son de esta publicacion. Se dar~n. seguidas del. n.~mer? de In pagmacorrespondiente. Respetamos Ia ortografia original de la e~hclO~ citada.

    2 Helmut Hatzfeld: Estudioe sobre el barroco [Maddid, Gredos), 1964-. Lasreferencias a Hatzfeld s eremiten a las paginas de esta edici6n (pag. 15).

    Re, Arch. Bibl, Mus. Madrid, LXXXII (1979), n.v 3, jul.-sep.

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    584 Revista de Archivos, Bibliotecas y ilIuseossince a surprisingly new artistic practice found little expressioneither in the pronouncements of the artists or the comments ofthe critics 3.

    Las distinciones entre Barroco y Renacimiento que marcoWolfflin sirven como punto de partida fijo para la mayoria delos estudios recientes consu1tados sobre el terna. Wellek y Warrenaiiaden:

    WOlfflin distinguished on purely structural grounds, betweenRenaissance and Baroque art. He constructed a scheme of con-traries applicable to any kind of picture, piece of sculpture orspecimen of architecture in t.he period. Renaissance art, he held,is linear while Baroque art is painterly (pag. 131).

    Definio 10 linear como figuras y objetos dibujados con preci-sion, y 10painterly como luz y color que borran loscontornos delos objetos. Explica Hatzfe1d:

    El Barroco es el estilo del punto de vista pictorico con pers-pectiva y profundidad, que somete la multiplicidad de sus elemen-tos a una idea central, con una vision sin Ilmites y una relativaoscurldad que evita los detalles y los perfiles agudos, siendo almismo tiempo un estilo que, en Ingar de revelar su arte, loes-conde ( p ag . 15).

    Por 10 tanto, concluimos que 10 Barroco se presta a mas po-sibilidades de interpretacion, a mas ambigiiedad, odesde luego, ya mayor inclusividad.E1 Apologetico, en su origen, es una reaccion a otro texto.

    Reiine en su escritura cuatro niveles de discurso intertextual. Enprimer lugar estan los textos originales Os Lusiadas y el Poliiemo.E1 comentario al primero incluye al segundo para generar el ter-cer texto: e1 de Faria. A este discurso se agrega Ia interacci6ndel Apologetico, que entreteje de los textos antecedentes un ensayopenetrante, una red analftica, barroca, Se puede fijar, a travesde los argumentos elaborados, una vision de 1a epoca en que seescribe. Creemos, como Wellek y Warren, que el valor odeunaobra de arte se mide por su caracter polivalente de expresividad:

    3 Rene Wellek: Austin Warren, Theory of Literature (Nueva York, Har-court Brace and World, Inc.), tercera edici6n, 1962, pag, 148. Referencias a Wal-lek y Warren se remiten a las paginas de esta edici6n.

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    Una nueva lectura del aApologeticoD, de Espinosa... 585The meaning of a work of art is not exhausted by, or even

    equivalent to, its intention. As a system of values, it leads anindependent life. The total meaning of a work of art cannot bedefined merely in terms of its meaning for the author and hiscontemporaries. It is rather a result of a process of accretion;I, e., the history of its criticism by its many readers in manyages (p. 42).

    Asimismo, cremos que una nueva lectura del Apologetico, con-forme a las ideas iniciadas por Wolfflin, subrayara su caracterintegrado, y destacara el valor polivalente de su discurso textual.La estructura del ensayo parece superficialmente sencilla. Este

    presenta secciones alternantes, a manera de dialogo entre sf rnis-mo y el texto que cornenta. Cada seccion se elabora en torno auna de las bases del Apologeiico, Los argumentos fundarnentalesson pocos, y Espinosa Medrano reconoce debidamente que Gon-gora, en su obra, no ha inventado un tema nuevo. Lo universaldel poema, dice, y, por consiguiente, parte del valor de la obra,esta configurado por el heeho misrno de cornpartir con otros auto-res -los clasicos citados- un terna en eormm. Ademas, Ie con-cede a Gongora, por ser poeta, el derecho de escribir segun laley de su poetica, y no con el rigor obligatorio en textos de otrogenero. Asirnismo el Lunarejo distingue netarnente entre los finesde Ia escritura:

    ... quien Ie dizo i t . Manuel de Faria que los POetas y Escrito-res del siglo avian de tener misterios? 0quando los hallo en suCamoens? deve de querer, que una Octava Rima tenga los sen-tides de la Escritura, 0que en Ia corteza de la letra eseonde comoclausula Canonica otros arcanos reconditos, Sacramentos abstrusos,mysteries inefables. Sabido es, que en esso se dlstingue la Es-critura humana y Poesia secular de la revelada, y Theologica(pag. 427).

    Insiste que, siendo Carnoens epico y Gongora lfrico en sus mo-dos del deeir poeticos, el uno no puede aventajar al otro en cuantoal valor estetico de su obra, Al conceptualizar la Iiteratura asf,el Lunarejo sigue las normas de su tiempo. Su interrogecion aCamoens tal vez podrfa cuestionarse en la actualidad; no obs-tante, Espinosa Medrano tarnbien distingue entre lengua y habIa:

    ... toda la universal Poesia empleea, media, prosigue, y con-cluye, con este preeiso barajar de los terminos (pag. 447).

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    586 Revista de Archivos, Bibliotecas y MuseosDemuestra conciencia de que el poets escoge su combinaci6n

    particular de todas las posibles contenidas en el idioma, a finde configurar su habla poetica..Al enfocar la forma misma, en una primera lectura el textopodria parecer circular: es mas bien nuclear, como propone Wolf-flin. Sefialamos que una misma metafora abre y cierra el Apolo-getico, y que en verdad, la idea de mordacidadjmorder esta pre-

    sente enLoda la obra. Esta nuclearidad de construecion se da amenudo en obras barrocas, Referente a Gongora ofrecemos eI co-mentario de Emilio Carilla a continuacion, que vale tambien parael ApologUico:

    Elogtos y censuras constituyen la Natural eonsecuencia deuna abundancla y variedad realmente Ilamativas ; as! nos expli-camos que se escriban poemas no solo con acumulacion brillantede metaforas, sino tam bien con una metafora central y ramifica-clones de metaforas 4~

    Es decir, 10 Barroco incluye como caracterfstica la nocion avan-zada por .wolfflin sobre la integraci6n, en el sentido de variaci6ny acumulaci6n sobre un mismo punta, 0nucleo, central. La een-sura de Faria contra G6ngora es a su vez eritieada por eZ Luna-rejo en terminos caninos. La burla contra el comentador de Ca-'moens esta bien Iograda:

    Ay algunos :hombres no ignorantes, pero ni doctos ; sino eru-ditos a 1 0 Satyro medio necios, y todo locos, que con arrojo (ivaa decir desverguenca) eensuran, muerden, y lastiman las venera-bles letras de los varones mas insignes: manes llama a estos Gil-berta Cognato, que vozeando el argentado carro de la luna, nosdizen, que el condenar los aciertos, que no podran imitar, es la-drldo (pag. 422).

    Plantea desde el comienzo el argumento que subrayara a 1 0largo del ensayo: Faria, por ignorante y envidioso, critica a quienno puede igualar. En el ultimo giro de la metafora, ademas decerrar el texto sobre su punta inicial para confirmar la censurade Faria, el Lunarejo llega a metaforizar su propio procedimientocrltico contra Faria. De esa manera el texto se auto-reflere, ycritica su propia existenciacomo texto, Tal auto-reflexion, una

    4 Emilio Carilla: El b a T T O C O literario h~panico (Buenos Aires, Ediciones Nova),1969, pdgs, W-41.

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    Una nueva lecture del Apologetico, de Espinosa... 587

    marcada caracteristica de la escritura reciente en Hispanoameriea,Ie .infunde a este texto del siglo XVII cierta contemporaneidad,y Ie concede una nueva vitalidad critica. Veamos el texto:

    Cesse aqui la pluma, cesse ya el zelo de sacudir calumnias,de persuadir escamientos. Sepase la mordacidad, que la Serpientefue celebre symbolo de la Ciencia, quica porque aunque la eru-dicion yaza simplernente enroscada entre las Flores de su inocen-cia, tal vez pisada de grossero pie, fue Aspid, que espeluza lasescamas que mufia el sllvo, que vibre la lengua, que clave los col-millos, y torne los antidotos en venenos (pag. 584).

    Es patente que el roedor, Faria, ha sido el mismo mordido, 0envenenadopor eluso que ei Lunarejo ha hecho de su propio texto.EI Lunarejo ha empleado, en numerosas ocasiones, las mismas

    armas, los mismos argumentos de Faria para atacarlo : ha vueltovenenosos los antidotos de Faria. La metafora de la mordida, en-tonces, aI adquirir doble vertiente, Ie otorga mayor significadoaI texto. Demarca una trayectoria espiraI, y nuclear, que se en-rosca, como la serpiente, sobre S 1 misma. La reiteracion de lametafora en sus varias entonaciones es uno de los mecanismoscentrales a la eonstruccion del texto. Toda la obra gira en tornoa una serie concisa de criticas sobre las cuales Faria se equivocarotundamente. El Lunarejo las elabora con tanto acierto que eltejido final de su ensayo no Ie permite a su antagonista es-quivarse.Aproximadamente a la mitad del texto (ver las paginas 485-6),

    el Lunarejo resume las tres premisas fundamentales en que Fariase ha basado para criticar a Gongora. Estas son: 1) que Gongoradesobedecelas leyes poteicas de metrificacion : 2) que Gongora usael hiperbaton con desmesura, y 3) que las metaforas de Gongorason remotas.Para apoyar la primera critica Faria se basa en la siguiente

    rnetafora : Quanto las cumbres asperas cabrio, A manera de res-puesta, el Lunarejo, empleando un ingenioso juego de palabras,comenta y explica la metafora de Gongora con una acertada ob-servaci6n:

    Dize que haze el verso su cabriola, pues podia dezir el Co-mentador, que exprimio el salto del cabrio con el de la oracion.(~uerer deslucir con el mismo credito, es como enganar con Iamisma verdad (pag. 488).

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    588 Revista de Archivos, Bibliotecas y MuseosLa gran ironia surge del heche que Faria no reconoce el aporte

    del procedimiento al verso. Aun mas, tiene tan limitada concien-cia critica que pasa por alto en Camoens 10 que desprecia enGongora. Conforme con su observacion, Espinosa Medrano docu-menta su intuicion lingiifstica al sefialar la prosodia como signi-ficante parcial del verso:

    . . . avis hecho Virgilio un Hipermetro solo porque con 1 0prolongado del verso, y 1 0 prolixo del cupressosque denote la Ion-gitud, eminencia y Iargura de los Cipreses P (pag. 433).

    Reconoce que la tecnica, quepa 0 no dentro de las leyes demetrica, es eficaz en la representacion del significado del poema.En los parrafos sobre el hiperbaton el Lunarejo desarma toda

    la critica de Faria. En primer Iugar, le corrige su metodologia, y1 0 reprueba por deformar la poesia de Gongora:

    No se si fue malicia, 0 desalifio, el ensartar los versos deDon Luis confusos, y sin distincion; pues quien ignorare, queson entresacados de distintas partes para exemplificar los Hyper-batones, juzgara, que no tienen mas conexion, que Ia que alli seles da, pues leidos en aquel amontonamiento, parecen disparates,por estar destituydos del sentido, y travazon, que en sus lugaresgozava, agravlo que pudiera deslucir aiin los versos del gran Poeta,si quisieramos hazer otra retahila semejante (rag. 430).

    A continuaeion delimita el termino que se emplea ; 0 sea, pro-cede el mismo con rigor. Busca las denotaciones de la palabra,y no omite ninguna, como parece haber hecho Faria. Asi elucidavarios tipos de hiperbaton, que de inmediato ejemplifica, Por 1 0tanto, neutraliza paso por paso los argumentos de Faria. Espi-nosa Medrano define el termino que Faria ha empleado mal, iden-tifica por su verdadero nombre el procedimiento poetico al cualse refiere Faria, y comprueba su ausencia en la poesfa de Gongora:

    La que recuenta Don Luis can felicidad no es Hiperbato, niSinchesis, sino a una. mera disposlcion de vozes elegante, que losConstruyentes, y Sintaxistas llaman eolocacion, estructura genui-na del lenguaje Latino y tan natural al artificio de metrificar,que jamas le conocio el verso por Hyperbaton (p. 446).

    Establecido que Faria yerra en este punto de su crltica, elLunarej 0 seiiala el logro de Gongora:

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    Una nueva leciura del Apologetico ; de Espinosa... 589 aprovechose se galantissimamente, dando a este modo de

    hablar un temple suave, una modulaeion apacible, que dexandole10 suyo a la Latinldad, se robo con felice osadia todo el aseo, deque era capaz laoMusa Castellana (pag. 451).

    Ademas, defiende esta tecnica en el presente estado del des-arrollo del idioma, asegurando que sirvieron de adorno it robusta Matrons, colgarselas a Musa

    pueril mas es prenderla que ataviarla (pag. 457).

    Es obvio que el Lunarejo tiene alta sensibilidad para con ellenguaje en su sentido denotative, connotativo y lingiiistico-his-torico. Tambien se nota que sus procedimientos son logicos y fun-damentados en la razon. Parte de la tesis propuesta por Faria,luego demuestra su falsedad mediante ejemplos, y finalmente, co-rrige. De tal modo destruye la credibilidad de su antagonista,1 0 demuestra debil en su metodo, ilogico en su razonamiento ycarente de criterios consistentes.Contra la tercera acusaci6n de Faria el Lunarejo opone so-brado razonamiento. Afirma que Faria no se molesta ni en pro-

    fundizar las metaforas, ni en estudiarlas con el debido cuidado.Reconoce que estas no son, en reaIidad, Iejanas. Por supuestoconcede que son dificiles; requieren cierto interes y conocimientopara descubrir su maximo significado poetico. Para demostrarlea Faria, 0 a sus lectores, eI error en que ha caido, el Lunarejodesarrolla una refutaei6n eompleja, pero certera. En breve, pre-senta la tesis de Faria, avanza una serie de argumentos en con-tra, cada uno de ellos distinto y corrige y censura. En un segundonivel, barroco por excelencia, compIica su respuesta a Faria re-montando a otro texto y repitiendo con este una refutaci6n para-lela, con su propia sub-serie de argumentos, En defensa de G6n-gora concluye que si dos metaforas estan construidas a base delas mismas premisas Iingiiistieas,el analisis que justifiea a unade eUas las justifies ambas.Toda Ia secci6n VI del Apologetico representa, por su profun-didad y su integraci6n de distintos niveles, una vision barroca enmovimiento. Teje argumentos en varias direcciones, todos diri-

    gidos hacia un solo prop6sito, y los integra en un texto painterly(ver pag, 2 de este ensayo) en su refutacion de Ia critica de Faria.Ademas, el Lunarejo no omite las faUas crfticas de Faria. Estosponen en tela de juicio todos sus argumentos:

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    590 Revista de Archivos, Bibliotecas y MuseosVileza es del ingenio no acertar con los fines del aplauso, sino

    tropecando en los medics de algun descredito. Vituperar las Musas de Gongora no es cornentar la Lusiada de Camoens; morderpara pulir, beneficio es de lima; morder por solo roer, hazanasera de perro. Quando al Iibro Ie haga buenos Ia erudicion propia ;nunea Ie haze ni sun razonable el deslucimlento ageno. (pag, 423).

    La observaci6n es contemporanea en su perspectiva crltica, Nose analiza un texto despreciando otro. Tampoco se pasa por alto10 positivo de un texto. EI critico se concentra en la obra a ana-lizar y le encuentra valor -positivo 0 negativo- segtin hayaelegido su acercamiento critieo. EL Lunarejo subraya la incon-sistencia de los criterios analfticos de Faria y nos hace notar quesaca ejemplos al azar y los cita fuera de contexto, procedimientoque perjudica gravemente el sentido de 10 citado. Espinosa Me-drano tambien documenta errores de tipo Iingufstico-etimologico.A manera de sfntesis, se puede decir que el Lunarejo se acercaa su tarea critica con riqueza de armas. Manipula el texto deFaria con gran provecho. Sabe extraer de este material suficiente-mente serio para dejar que con sus propias palabras, con sus pro-pios argumentos, Faria se perjudique a sf mismo.Hemos venido comentando, de manera implfcita, el principiobdsico en la construcci6n del ApologUico. Se mencion6 que eltexto gira en torno a una metafora central y que los argumentossobre los cuales se escribe son pocos. De tal modo se nota queel texto funciona a base del principio de la repeticion -no mi-metica, sino acumulativa, 0 generativa. Es rconocido que la re-petici6n como mecanismo es apropiada y adecuada a la elabora-cion del barroco textual. Jose Pascual Buxo nota que dicha ten-dencia es caracterfstica en Gongora 5. Hemos seiialado su presen-cia en el Lunarejo tambien. Leemos en Lionel Gossman que

    the principle of operation is always the same ( ... ); repe-tition establishes links and equivalences; it is never absolute -thecontext has always changed- it subtly separates and establishesdifference 6.

    Al repetir, en varios contextos, las criticas contra Faria, y lascriticas que propone Faria, Espinosa Medrano las aleja de su eon-

    5 Jose Pascual Buxo : G6ngora en la poesla novorispana (Mexico, ImprenteUnivcrsitaria), ]gOO, introducci6n, pags. 722.6 Lionel Gossman: Literary Education and Democracy, Velocities of Change,editada por Richard Mscksey (Baltimore, Johns Hopkins University Press), 1971,pug. 8. (Pecha del articulo: 1911, en MLN.)

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    Una nueva leciura del Apologetico, de Espinosa... 591texto original y asf llega a distanciarlas hasta tal punto que,carentes de una orientaci6n fija se desmoronan en su propia in-eficacia.La conciencia literaria y critic a que se trasluce en el Apolo-

    getico da testimonio, por su construcci6n y su elaboraci6n ba-rroca, de que Juan Espinosa Medrano, a pesar de saberse alejadode la corriente Iiteraria de su epoca, sin embargo fue un hombrede su tiempo. Su actitud ante la literatura quiso que buscara ensu experiencia 10 que, para el, representa la poesia. Busc6 unsignificado universal en la obra de G6ngora como via para valo-rar su defensa del cordobes, En su ensayo, logra poner en evi-dencia pruebas de los errores de Faria, y pruebas del valor deGongora. Laestructura de su texto permite un dialogo intertex-tula de gran complejidad, pero tambien de sinceridad y de visionplasmada. Hemos notado en el Apologetic algunas ideas que,sin haber sido desarrolladas por Espinosa Medrano, tienen obviosnexos con noeiones lingiiisticas y criticas de nuestro tiempo, Cadalector, segtin Borges, afiade y modifica el texto que lee. Las in-fiuencias operan en ambas direcciones, por supuesto. Al observaren el Apologeiico de eb Lunarejo algunos punt os de contacto coneste siglo, se contribuye al proceso acumulativo que enriquece lalectura del texto.