Huevo de Pascua Granito 2016

2
14 La liturgia, encuentro con Cristo L os cristianos hemos adoptado pedagógicamente costumbres populares que han ayudado a expresar la fe. Una de ellas es el huevo de Pascua. Una costumbre antigua: ya era común entre grie- gos y persas intercambia r huevos en el comienzo de la primavera. En la misma Roma, durante las estas de Ceres, en el equinoccio de pri- mavera, las matronas realizaban una procesión portando cestas de huevos. Estos, además de simboli- zar el universo, eran considerados expresión de fertilidad por la ener- gía vital que su interior contiene. Una nueva creación  Así, porq ue tras la cáscara del hue-  vo la vida está latente en germen, entre los creyentes en Cristo se convirtió en un sencillo pero elo- cuente símbolo de Jesús resucita- do: el huevo roto es el sepulcro abierto. Por la misma razón, alta- res e imágenes del crucicado se adornaron con huevos de avestruz. Las leyendas contribuyeron a re- lacionar este pequeño símbolo con la nueva creación que se inicia con la Resurrección de Cristo. Una di- ce así: «María Magdalena fue a predicar el Evangelio a Roma. En- tonces era costumbre , al asistir a la audiencia del emperador, llevar una ofrenda a Palacio. La economía de María de Magdala no le llegaba pa- ra un lujoso presente, de manera que obsequió al emperador Tibe- rio con un huevo de gall ina mien- tras saludaba según costumbre: “¡Cristo ha resucitado!”. El César sonrió irónicamente armando que tan imposible era creer que una persona resucitase como creer que un huevo fuese de color rojo. Pero, antes de que pu- diese terminar sus palabras, el hue-  vo e staba teñido del co lor de la sa n- gre del Señor. Y así, María inició su predicación». Los cristianos de Grecia, Ru- sia y de muchos lugares del Orien- te intercambian huevos pintados en el domingo de la Resurrección. El saludo que se mantiene vivo en Pascua es: «¡Cristo ha resucita- do!», a lo que se responde: «¡En  verdad ha resucitad o!». Entre las familias cristianas orientales un huevo de Pascua es colocado en el rincón reservado para la oración o lugar donde se venera el icono familiar. Huevo de Pascua, confesion popular de fe En Occidente, san Gregorio (+604), en una carta a san Agustín de Inglaterra, propone: «Nos abste- nemos de carne y de todo aquello que  viene de la carne, como la leche, el queso y los huevos». Así se difundió la antigua disciplina penitencial que prescribía la abstinencia de huevos durante la Cuaresma. Desde nales de la Edad Antigua los huevos eran presentado s en la iglesia para su ben- dición antes de ser consumidos. La abundancia de huevos al llegar la Pas- cua hacía necesario compartirlos en- tre amigos o con los necesitados. Par- te de los huevos reservados para la Pascua eran entregados a los monas- terios como aportación a la comuni- dad. Allí se destinaban a la repostería monástica o eran distribuidos entre los necesitados. La presentación al obispo Dentro del contexto de representa- ciones litúrgicas en torno a la Pascua es signicativa la costumbre que se desarrolló durante siglos en la cate- dral de Angers: algunos personajes que representaban a las santas muje- res –miróforas– salían de una gruta, construida en una capilla lateral de la iglesia. Llevaban en sus manos un huevo de avestruz y avanzaban en procesión hacia el altar cantando Re- surrexit . Se presentaban ante el obis- po diciendo: Surrexit Dominus, alle- luia. A lo que el prelado respondía:  Deo  gratias, alleluia. Esta escena se repe- tía ante los miembros del capítulo ca- tedralicio. Bendición de los huevos En la Edad Media occidental la ben- dición de los huevos para compartir- los durante Pentecostés –la cincuen- tena pascual– era una costumbre arrai- gada entre las casas reales de Europa. En 1290, el rey Eduardo de Inglate- rra regaló 450 huevos con baño de oro a los miembros de su casa. El rey Sol, Luis XIV de Francia, inició la cos- tumbre de decorar ricamente los hue-  vos de aves truz del zoo de V ersalles. Como estos no eran sucientes, los artesanos de palacio los reemplaza- ron por huevos de oro, marl y por- celana na, dando así origen a unas auténticas obras de arte. De forma pa- recida nacieron los huevos con una sorpresa introducida en su interior. El zar Alejandro III encargó al artis- ta Fabergé un huevo pascual realiza- do en esmalte blanco para la Zarina. La «yema» del huevo consistía en una pequeña gallina de oro con ojos de rubíes dentro de la cual se encon- traba una miniatura de la corona im- perial hecha con diamantes. Faber realizaba cada año una obra de arte diferente con el motivo del huevo de Pascua. Muchos de ellos pueden con- templarse aún en los museos de Cons- tantinopla. Sin embargo, lo más común fue decorar los huevos en familia, y, en los siglos más recientes, hacerlos de chocolate, como sucede entre los ame- ricanos. En Oriente, lo habitual ha si- do pintarlos de rojo en memoria de la Sangre del Señor. Los diseños geomé- tricos o los signos de la cruz o del pez han acompañado durante siglos la confesión de fe: «Cristo ha resucita- do», que aparece escrita en muchos huevos de Pascua. Estos, a veces, se insertan en el bollo de pan que rom- pe el ayuno del Triduo Pascual: este es el origen de la mona de Pascua que el padrino regala cada año a su ahija- do en las estas pascuales del Levan- te español o de los hornazos castella- nos. La repostería va unida al tiempo litúrgico, la mística a la mástica. ¡Fe- liz Pascua! MG. L-C, Los cristianos celebramos la fiesta principal alrededor del inicio de la primavera: La Pascua de la Resurrección de Jesucristo, la celebración de la nueva Vida. La fiesta anhelada durante todo el año. A esta celebración sacramental se le han vinculado diversas costumbres asociadas al renacimiento de la naturaleza. Si la primavera es el comienzo de un ciclo de nueva vida Pascua es la celebración de la Vida nueva. Foto: ©torange.biz 15 En las familias cristianas orientales se coloca un huevo de Pascua en el rincón para la oración Foto: Torange.biz . «Santa María Magdalena con el tarro de perfumes y el huevo rojo». Segna di Bonaventura (1320). Siena.

Transcript of Huevo de Pascua Granito 2016

8/16/2019 Huevo de Pascua Granito 2016

http://slidepdf.com/reader/full/huevo-de-pascua-granito-2016 1/1

14

La liturgia, encuentro con Cristo

L os cristianos hemos adoptadopedagógicamente costumbrespopulares que han ayudado a

expresar la fe. Una de ellas es elhuevo de Pascua. Una costumbreantigua: ya era común entre grie-

gos y persas intercambiar huevosen el comienzo de la primavera. Enla misma Roma, durante las estasde Ceres, en el equinoccio de pri-mavera, las matronas realizabanuna procesión portando cestas dehuevos. Estos, además de simboli-zar el universo, eran consideradosexpresión de fertilidad por la ener-gía vital que su interior contiene.

Una nueva creación Así, porque tras la cáscara del hue- vo la vida está latente en germen,entre los creyentes en Cristo seconvirtió en un sencillo pero elo-cuente símbolo de Jesús resucita-do: el huevo roto es el sepulcroabierto. Por la misma razón, alta-res e imágenes del crucicado seadornaron con huevos de avestruz.Las leyendas contribuyeron a re-lacionar este pequeño símbolo conla nueva creación que se inicia conla Resurrección de Cristo. Una di-ce así: «María Magdalena fue a

predicar el Evangelio a Roma. En-tonces era costumbre, al asistir a laaudiencia del emperador, llevar unaofrenda a Palacio. La economía deMaría de Magdala no le llegaba pa-ra un lujoso presente, de manera

que obsequió al emperador Tibe-rio con un huevo de gall ina mien-tras saludaba según costumbre:“¡Cristo ha resucitado!”.

El César sonrió irónicamentearmando que tan imposible eracreer que una persona resucitasecomo creer que un huevo fuese decolor rojo. Pero, antes de que pu-diese terminar sus palabras, el hue- vo estaba teñido del color de la san-gre del Señor. Y así, María iniciósu predicación».

Los cristianos de Grecia, Ru-sia y de muchos lugares del Orien-te intercambian huevos pintadosen el domingo de la Resurrección.El saludo que se mantiene vivo enPascua es: «¡Cristo ha resucita-do!», a lo que se responde: «¡En verdad ha resucitado!». Entre lasfamilias cristianas orientales unhuevo de Pascua es colocado en elrincón reservado para la oracióno lugar donde se venera el iconofamiliar.

Huevo de Pascua,confesion popular de fe

En Occidente, san Gregorio(+604), en una carta a san Agustínde Inglaterra, propone: «Nos abste-nemos de carne y de todo aquello que viene de la carne, como la leche, elqueso y los huevos». Así se difundióla antigua disciplina penitencial queprescribía la abstinencia de huevosdurante la Cuaresma. Desde nalesde la Edad Antigua los huevos eranpresentados en la iglesia para su ben-dición antes de ser consumidos. Laabundancia de huevos al llegar la Pas-cua hacía necesario compartirlos en-tre amigos o con los necesitados. Par-

te de los huevos reservados para laPascua eran entregados a los monas-terios como aportación a la comuni-dad. Allí se destinaban a la reposteríamonástica o eran distribuidos entrelos necesitados.

La presentación al obispoDentro del contexto de representa-ciones litúrgicas en torno a la Pascuaes signicativa la costumbre que sedesarrolló durante siglos en la cate-dral de Angers: algunos personajesque representaban a las santas muje-res –miróforas– salían de una gruta,construida en una capilla lateral dela iglesia. Llevaban en sus manos unhuevo de avestruz y avanzaban enprocesión hacia el altar cantandoRe-

surrexit . Se presentaban ante el obis-po diciendo:Surrexit Dominus, alle-luia . A lo que el prelado respondía: Deo

gratias, alleluia. Esta escena se repe-tía ante los miembros del capítulo ca-tedralicio.

Bendición de los huevosEn la Edad Media occidental la ben-dición de los huevos para compartir-los durante Pentecostés –la cincuen-tena pascual– era una costumbre arrai-gada entre las casas reales de Europa.En 1290, el rey Eduardo de Inglate-rra regaló 450 huevos con baño de

oro a los miembros de su casa. El reySol, Luis XIV de Francia, inició la cos-tumbre de decorar ricamente los hue- vos de avestruz del zoo de Versalles.Como estos no eran sucientes, losartesanos de palacio los reemplaza-ron por huevos de oro, marl y por-celana na, dando así origen a unasauténticas obras de arte. De forma pa-recida nacieron los huevos con unasorpresa introducida en su interior.El zar Alejandro III encargó al artis-ta Fabergé un huevo pascual realiza-do en esmalte blanco para la Zarina.La «yema» del huevo consistía enuna pequeña gallina de oro con ojosde rubíes dentro de la cual se encon-traba una miniatura de la corona im-perial hecha con diamantes. Fabergérealizaba cada año una obra de artediferente con el motivo del huevo dePascua. Muchos de ellos pueden con-templarse aún en los museos de Cons-tantinopla.

Sin embargo, lo más común fuedecorar los huevos en familia, y, en

los siglos más recientes, hacerlos dechocolate, como sucede entre los ame-ricanos. En Oriente, lo habitual ha si-do pintarlos de rojo en memoria dela Sangre del Señor. Los diseños geomé-tricos o los signos de la cruz o del pezhan acompañado durante siglos laconfesión de fe: «Cristo ha resucita-do», que aparece escrita en muchoshuevos de Pascua. Estos, a veces, seinsertan en el bollo de pan que rom-pe el ayuno del Triduo Pascual: estees el origen de la mona de Pascua queel padrino regala cada año a su ahija-do en las estas pascuales del Levan-te español o de los hornazos castella-nos. La repostería va unida al tiempolitúrgico, la mística a la mástica. ¡Fe-liz Pascua!

M G . L -C ,

Los cristianos celebramos la fiesta principal alrededordel inicio de la primavera: La Pascua de la Resurrecciónde Jesucristo, la celebración de la nueva Vida. La fiestaanhelada durante todo el año. A esta celebraciónsacramental se le han vinculado diversas costumbresasociadas al renacimiento de la naturaleza. Si laprimavera es el comienzo de un ciclo de nueva vidaPascua es la celebración de la Vida nueva.

Foto: ©torange.biz

15

En las familias cristianasorientales se coloca unhuevo de Pascua en elrincón para la oración

Foto: Torange.biz.

«Santa María Magdalena con el tarrode perfumes y el huevo rojo». Segnadi Bonaventura (1320). Siena.