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72 Vamos a jugar C Aunque no es tradición en España, la costumbre de decorar huevos resulta una actividad tan divertida y amena para los niños que merece la pena copiarla. Ellos lo pasarán en grande y nosotros disfrutamos de un bonito y original adorno de Pascua Circulan teorías diferentes acerca del origen del huevo como símbolo de la Pascua. Para muchas culturas, este alimento es sinónimo de fertilidad y nueva vida. Se dice que los persas y egipcios ya los decoraban y comían du- rante la celebración del año nuevo, que comenzaba al terminar el invierno. También en la antigua Roma se re- galaba este alimento durante los festivales de primavera. Otros sitúan el origen de la tradición más tarde, allá por el siglo XVI, cuando el Papa Julio III tuvo la ocu- rrencia de prohibir que se consumieran huevos duran- te la cuaresma. Al llegar el domingo de Pascua, tantos eran los huevos acumulados por los fieles y tanta la ale- gría por el fin de las privaciones, que se producía una verdadera fiesta del huevo: los niños salían a recoger- los, la gente los comía, los regalaba, e incluso los lleva- ban a bendecir. Historia o leyenda, lo cierto es que los huevos están muy presentes en estas fechas, sobre todo en los países anglosajones, pero también aquí. En Semana Santa, rara es la pastelería que no expone en sus escaparates hermo- sos huevos de chocolate de todos los tamaños y colores, junto a las tradicionales monas catalanas. Huevos c o l o r e s de

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de Aunque no es tradición en España, la costumbre de decorar huevos resulta una actividad tan divertida y amena para los niños que merece la pena copiarla. Ellos lo pasarán en grande y nosotros disfrutamos de un bonito y original adorno de Pascua Vamos a jugar 72

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Vamos a jugar

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Aunque no es tradición en España, la costumbre de decorar huevos resulta una actividad tan divertida y amena para los niños que merece la pena copiarla. Ellos lo pasarán en grande y nosotros disfrutamos de un bonito y original adorno de Pascua

Circulan teorías diferentes acerca del origen del huevo como símbolo de la Pascua. Para muchas culturas, este alimento es sinónimo de fertilidad y nueva vida. Se dice que los persas y egipcios ya los decoraban y comían du-rante la celebración del año nuevo, que comenzaba al terminar el invierno. También en la antigua Roma se re-galaba este alimento durante los festivales de primavera.

Otros sitúan el origen de la tradición más tarde, allá por el siglo XVI, cuando el Papa Julio III tuvo la ocu-rrencia de prohibir que se consumieran huevos duran-te la cuaresma. Al llegar el domingo de Pascua, tantos eran los huevos acumulados por los fieles y tanta la ale-gría por el fin de las privaciones, que se producía una verdadera fiesta del huevo: los niños salían a recoger-los, la gente los comía, los regalaba, e incluso los lleva-ban a bendecir.

Historia o leyenda, lo cierto es que los huevos están muy presentes en estas fechas, sobre todo en los países anglosajones, pero también aquí. En Semana Santa, rara es la pastelería que no expone en sus escaparates hermo-sos huevos de chocolate de todos los tamaños y colores, junto a las tradicionales monas catalanas.

Huevos

coloresde

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También se pueden cocerLos huevos cocidos no resultan tan frágiles como los vacíos,

así que son una estupenda opción si los van a pintar niños muy

pequeños. Hay que cocerlos bien (15 minutos), con cuidado de que no se

rompa la cáscara. El inconveniente es que no se pueden conservar; una vez deco-

rados, no aguantan más de una semana a temperatura ambiente.

Después habrá que tirarlos, por lo que podemos emplear huevos

pasados de fecha. Tanto si se vacían como si se cuecen, no hay que ser tacaños:

hemos de calcular un mínimo de tres o cuatro unidades por niño,

y algunos más de reserva por si se rompen. Cuantos más, mejor.

1. Para que los niños puedan

decorarlos, antes nosotro

s tenemos

que extraer la clara y la yem

a, y

limpiar bien la cáscara.

2. Con una aguja o un alfiler,

hacemos dos agujeros, uno en cada

extremo del huevo.

3. Lo agitamos un poco para tratar

de romper la yema. Ponemos un

cuenco debajo y soplamos por un

orificio hasta que salga todo el

contenido.4. Con cuidado de no romperlo,

lavamos el huevo debajo del grifo y lo

dejamos secar.

Forma de vaciarlos

• La clara y la yema se pueden conservar en la nevera y usar más adelante (no más de un par de días).

• Otra opción es ir vaciando los huevos con antelación, a medida que vayamos consumiéndolos, e ir reservando las cáscaras vacías y limpias.

• No conviene hacer agujeros muy grandes; no quedan bien y hay más riesgo de que la cáscara se resquebraje.

CONSEJOS

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Consejos para pintar la cáscara Los huevos vacíos son muy delicados; pidamos a los niños que los manipulen con cuidado.

Los críos mayores pueden sujetar los huevos con el índice y el pulgar mientras los pintan. Para los pe-queños puede ser más cómodo colocarlos en hue-veras individuales; en este caso, primero tendrán que pintar la parte de arriba, y una vez seca, darles la vuelta y terminar de pintarlos.

Un truco para apoyar los huevos mientras se secan es ponerlos sobre tapones de botellas o de briks.

Permitamos que los decoren a su gusto. Lo mejor es dejarles a mano distintos materiales (rotulado-res, témperas, purpurina, estrellas, pegatinas, pin-tura de dedos…) y que cada niño use lo que le ape-tezca.

Si utilizan pincel y témperas, hay que procurar que la pintura no esté muy aguada. Conviene que pin-ten todo el fondo de un color (una o dos capas) y, una vez seco, añadan los motivos que quieran.

Los dibujos geométricos quedan muy bien: rayas horizontales o verticales, lunares de colores, líneas en zigzag, espirales, etc.

Para pintar detalles pequeños, es preferible que los dibujen primero con un lápiz (sin apretar) y luego los repasen con el pincel o los rotuladores.Como toque final, pueden aplicar purpurina, estre-llas, pegatinas… Incluso pueden barnizar los hue-vos al terminar.

Para tapar los orificios que hicimos para vaciar los huevos, se puede poner una bolita de plastilina del mismo color.

Figuras de poliestirenoLos huevos de pórex o poliestireno expandido son otra alternativa, duradera e irrompible, a los huevos de ver-dad. Se venden en tiendas de manualidades y los hay de varios tamaños.

Aunque se pueden decorar como los otros (con tém-pera, pegatinas, rotuladores, etc.), ofrecen más posibili-dades. Por ejemplo:Conejitos de PascuaSe pinta cada huevo de un color. Mientras se seca la pintura, se recortan unas orejas de fieltro, también unos ojos (un círculo negro y otro blanco más peque-ño) y un hocico. Se pegan en el huevo y se pintan unos bigotitos con rotulador. Caras conocidasSe pintan los huevos de un color liso. Cuando están secos, se dibujan los detalles de las caras con rotula-dotes de colores: los ojos, la nariz, la boca, las cejas…

Se recortan trozos de lana para el pelo, del color y la longitud que se quiera, y se adhieren con pega-

mento. Por último, fabricamos los soportes. Por cada huevo se recorta una tira de cartulina de

unos 15 cm de largo por 5 de alto, se enro-lla formando un cilindro, y se unen los ex-

tremos con pegamento o grapas, de modo que el huevo encaje en el agujero sin

caer hacia abajo.

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Y una vez decorados… Lo ideal es colocar los huevos en un conte-nedor bonito para adornar un rincón de la casa durante unos días.

Puede ser una cestita de mimbre rellena de paja (a falta de ésta, los niños pueden re-cortar y rizar unos trocitos de papel de co-lores con ayuda de unas tijeras de punta redonda). O simplemente se pueden poner sobre un cuenco o plato hondo adornado con una blonda.

Otra idea es reciclar una bandeja desecha-ble (como las que dan con la fruta) y pin-tarla o forrarla con tela o papel de regalo. También puede servir una caja de zapatos infantiles decorada por fuera y con papel de seda en el interior.Para hacer más atractivo el adorno, los huevos pintados se pueden mezclar con huevos y/o conejitos de chocolate.

Los huevos elaborados por los niños pue-den ser un bonito y original regalo para un familiar, por ejemplo, los abuelos. Se pue-den poner en una cesta o caja bonita y en-volver el conjunto con papel de celofán y un lazo; además, se puede añadir una tar-jeta firmada por los pequeños.

Los huevos de poliestireno se pueden pin-char en unos alambres o palillos de made-ra (como los que usan los chinos para co-mer). Después podemos ponerlos de adorno en un vaso o jarrón alargado, o pinchar en la tierra de una maceta.

Si queremos colgar los huevos vacíos, ten-dremos que pasar un hilo o trozo de lana por los dos agujeros, agrandar un poco el último y hacer un nudo en el extremo, de forma que pueda atravesar el orificio gran-de pero no el pequeño. Al tirar del hilo, éste quedará enganchado. Para fijarlo me-jor, basta con poner un poco de plastilina. Quedarán muy vistosos si los colgamos de una planta (con cuidado de no golpearlos ni dejarlos caer).

¿De dónde viene el conejito de Pascua?El conejo, animal fértil por excelencia, es también un símbolo de fecundidad en muchas culturas. Y en países anglosajones es el en-cargado de esconder huevos de chocolate en las casas para que los niños los encuentren en la mañana del domingo de Pascua. Dice una leyenda que todo es fruto de la casualidad: hace siglos, unos niños alemanes buscaban los huevos que su madre había pintado y escondido para ellos; al encontrarlos, vieron a un conejo saltar, así que dedujeron que era él quien les había traído los huevos.

Por si nos decidimos a seguir esta bonita costumbre con nues-tros hijos (¿y por qué no?, a ellos les encantará), he aquí algunos consejos:

La costumbre es esconder los huevos en el jardín; si no tenemos, se puede hacer en la terraza o en el salón. Claro que también se puede salir al campo o buscar una zona verde cercana y, mien-tras un adulto distrae a los niños, otro esconde los huevos.Conviene elegir huevos pequeños: se esconden mejor y cun-den más. A los niños lo que más les divierte es buscarlos; si hay muchos, más durará la diversión.Demos a cada uno una cestita o bolsa donde ir depositándolos (en las manos y los bolsillos se deshacen enseguida).

Si hay niños de distintas edades, es preferible poner ciertas con-diciones antes de empezar la búsqueda para evitar “abusos”: por ejemplo, cada niño puede recolectar un número determinado de huevos; cuando los encuentre, deja que los demás continúen. A los pequeños podemos darles pistas.

En tiendas de materiales para fiestas se pueden encontrar hue-vos de plástico de colores que se abren y sirven para esconder en el interior pequeñas sorpresas.