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1 Volver al índice HUMANIDAD EN R ED AÑO 1 Nº 3 E N DEFENSA DE UNA ECONOMÍA EMANCIPADORA Y SOLIDARIA

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HumanidadEn REd

Año 1 Nº 3

En dEfEnsa dE una Economía EmancipadoRa y solidaRia

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Revista Humanidad en RedRif: G20004640-6

Depósito legal: PPI201402DC4452ISSN Nº 2343-63B7

Directora: Carmen Bohórquez

Consejo editorial:

Dalisnel PerentenaManuel Azuaje

Ariana LópezItsbeida González

Roger LandaJesús León

Portada:Francisco Amighetti Ruíz (Costa Rica; 1907- 1998). La Agricultura

(1948). Mural al fresco (199 x 513 cms)

[email protected]

http://humanidadenred.org.ve

@humanidadenred

Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad

humanidadenred

PresentaciónLa expansión de la modernidad capitalista y la agre-

sión epistemológica por ella acometida contra las alter-nativas reales al capitalismo, aisló el pensamiento econó-mico de su base material real, llevándolo a enclaustrarse en burbujas académicas con aplicaciones tecnicistas, que siempre han estado al servicio del orden económico do-minante, justificándolo y encubriendo las relaciones de dominación impuestas a las mayorías mundiales. Frente a esta facticidad histórica, la Red de Intelectuales, Artis-tas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH) entrega en el tercer número de su revista digital Humanidad en Red, importantes reflexiones que, en el marco de uno de sus ejes de acción: “En defensa de una economía emancipadora y solidaria”, abordan alternati-vas y propuestas a la dominación economicista del capi-talismo.

En primer lugar, nos encontramos con el Editorial es-crito por el intelectual belga Eric Toussaint junto a Daniel Munevar. En él, se aborda la crisis económica en Europa y la imposición de las políticas del Fondo Monetario Inter-nacional, a la vez que se comenta la esperanza que pro-ducen las nuevas movilizaciones contra el capitalismo y cómo éstas deben tomar el ejemplo de América Latina.

En la sección “Artículos”, presentamos tres contribu-ciones: Osvaldo Martínez (Cuba) expone el origen de la economía solidaria como una alternativa al modelo ex-plotador del capitalismo en su fase globalizadora, que debe ser asumido no sólo en el nivel de las necesidades, sino también como parte de una nueva ética de las rela-ciones sociales. Desde Europa, Luciano Vasapollo (Italia) nos trae un análisis sobre las nuevas prácticas sociales enmarcadas en la formación de una economía distinta, desde cuya experiencia se debe sistematizar una alterna-tiva anticapitalista, que involucre complementariedad, integración y solidaridad. Por último, Víctor Álvarez (Ve-nezuela) reflexiona sobre la necesidad de superar el ex-tractivismo, ya que se trata de una tarea pendiente que debe ser lograda para poder construir una economía realmente alternativa al capitalismo.

La sección “Entrevista” nos trae una conversación con el sociólogo brasilero Theotonio dos Santos, en la cual re-flexiona sobre la actualidad de la teoría de la dependencia en relación a las prácticas contemporáneas del neolibera-lismo. A su vez, expone su concepción sobre la economía solidaria y la necesidad de su consolidación.

Al interior de la sección “Retrospectiva” hemos inclui-do tres textos que consideramos de gran vigencia para el debate actual. Del Comandante Supremo Hugo Chávez, realizamos una selección de conceptos sobre economía. Reproducimos en su totalidad el discurso del presiden-te Rafael Correa en la Ceremonia de Inauguración de las Jornadas de Participación Ciudadana (Guayaquil, 2011), y finalmente, un artículo de Frei Betto, titulado “Los valores de la economía postcrisis”.

Para la sección “Documentos” traemos tres textos que son de gran importancia en la comprensión de las nuevas relaciones económicas que se están gestando en nuestro continente. En primer lugar, los Principios Fundamentales del Tratado de Comercio de los Pueblos, implementado por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. En segundo lugar, las conclusiones finales de la Mesa 17 sobre Agricultura y Soberanía Alimentaria de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climá-tico y Derechos de la Madre Tierra. Y por último, las con-clusiones de la mesa tres sobre “Economía Emancipadora y Solidaria” del I Encuentro Mundial de Intelectuales reali-zado por la REDH (Caracas, 2004).

Por último, en la sección “Estéticas de la liberación” reproducimos el famoso mural de Diego Rivera El hombre controlador del universo, el cual nos recuerda la importan-cia de la lucha de clases en la formación de una nueva economía. A su vez, colocamos el poema Acta de Roque Dalton, que sirve de invitación a sumarnos al combate por los millones de explotados y excluidos en esta tierra.

Con este nuevo número, la REDH espera seguir contri-buyendo con insumo teórico en el fundamental debate de las ideas en torno a la construcción de un mundo alternati-vo para el buen vivir de todos y todas. ♦

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ÍndicePresentación

Colaboradores

Editorial:

“En defensa de una economía emancipadora y solidaria”, por Éric Toussaint y Daniel Munevar

Artículos:

“Construyendo la utopía de una economía solidaria y emancipatoria”, por Osvaldo Martínez

“En el Alba del socialismo del siglo XXI, las prácticas lo-cales de la economía popular como experiencia política anticapitalista: para la complementariedad, integración y solidaridad de los pueblos”, por Luciano Vasapollo

“Superar el extractivismo: una asignatura pendiente”, por Víctor Álvarez R.

Entrevista:

Theotonio dos Santos: En defensa de una economía emancipadora y solidaria

Retrospectiva:

“Los valores de la economía postcrisis”, por Frei Betto

Visión económica para el socialismo. Conceptos del co-mandante Hugo Chávez (2009)

Discurso del Presidente de la República del Ecuador, Ra-fael Correa Delgado, en la Ceremonia de Inauguración de las Jornadas de Participación Ciudadana (2011)

Documentos:

Principios fundamentales del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP)

Conclusiones Finales de la Mesa 17 sobre “Agricultura y Soberanía Alimentaria” de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra

Conclusiones de la mesa n° 3 sobre “Economía emanci-padora y solidaria” del I Encuentro de la Red en Defensa de la Humanidad, Caracas 2004

Estéticas de la liberación:

“Acta”, poema de Roque Dalton

“El hombre controlador del universo”. Mural de Diego Rivera

(clic En los títulos paRa iR a los aRtículos)

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Éric Toussaint

Doctor en Ciencias Políticas, es presidente del CADTM Bélgica (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org). Miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial. Autor de numerosas obras, entre las cuales Neoliberalismo. Breve historia del infierno, Le Monde diplomatique, Buenos Aires, 2012.

Daniel Munevar, economista del CADTM.

Osvaldo Martínez

Economista cubano, diputado al Parlamento y presidente de la Comisión de Asuntos Eco-nómicos del Parlamento cubano. Director del Centro de Estudios de la Economía Mundial (CIEM). Ha sido asesor de las delegaciones cu-banas a la Asamblea General de las Naciones Unidas (1974-1976), a las Conferencias Cum-bres de los Países No Alineados celebradas en La Habana (1979), Nueva Delhi (1983), Harare (1986), Belgrado (1989), La Habana (2007). Pre-mio Nacional de Economía (1999).

Luciano Vasapollo

Economista italiano, profesor titular de “Mé-todo de análisis del sistema económico” del curso de graduados en Cooperación Interna-cional y Desarrollo de la Universidad Sapien-za de Roma, así como de “Método de análisis económico del problema del Desarrollo” del curso de Maestría en Ciencias del Desarrollo y Cooperación Internacional. Delegado del Rec-tor para las Relaciones Internacionales con los países de ALBA.

Colaboradores

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Víctor Álvarez

Economista venezolano, investigador del Centro Internacional Miranda (CIM), Premio Nacional de Ciencia 2013. Ha recibido dos ve-ces la Mención Honorífica del Premio Liber-tador al Pensamiento Crítico, por sus libros “Venezuela: ¿Hacia dónde va el Modelo Pro-ductivo” (2010), y “Claves para la Industriali-zación Socialista” (2012). Ha sido Ministro de Industrias Básicas; Presidente de la CVG; Di-rector de PDVSA; Presidente del Banco de Co-mercio Exterior; Viceministro de Industrias; Gerente General de Políticas y Estrategias del Consejo Nacional de Investigaciones Científi-cas y Tecnológicas.

Theotonio dos Santos

Científico social brasileño, es profesor emérito de la Universidade Federal Fluminense (UFF) y coordinador de la Cátedra y Red UNESCO-ONU de Economía Global y Desarrollo Sustentable (REGGEN). Es considerado uno de los creado-res de la Teoría de la Dependencia. Obtuvo mención honorífica en el Premio Libertador al Pensamiento Crítico (2008) por su obra: “Del Terror a la Esperanza: auge y decadencia del neo-liberalismo”.

Frei Betto

Fraile dominico brasileño y uno de los máxi-mos exponentes de la Teología de la Libera-ción. Vinculado a la oposición a la dictadura, fue encarcelado y torturado en dos ocasiones por el régimen político militar de Getulio Var-gas. Colaboró con la organización guerrillera Acción Libertadora Nacional. Durante la déca-da de 1980 fue asesor de diversos Estados del campo socialista. Es asesor de movimientos sociales, como las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de los Trabajadores Ru-rales sin Tierra. Entre 2003 y 2004 fue asesor especial del presidente Luiz Ignacio “Lula” da Silva.

Colaboradores

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Editorial

En defensa de una economía emancipadora

y solidaria

La lógica del sistema capitalista lo impulsa a expandir de mane-ra constante las fronteras del mercado para incluir en éste, esferas cada vez más amplias de la actividad humana. La búsqueda ince-sante por una mayor tasa de ganancia enmarca el proceso que ha llevado al reemplazo progresivo de la fraternidad y la solidaridad entre los seres humanos, por relaciones de explotación y deuda. Los últimos 30 años, caracterizados por el auge del capitalismo fi-nanciero y el neoliberalismo, representan tal vez la fase más agre-siva de este ataque del sistema de producción capitalista en contra de los tejidos sociales m{as básicos.

Tras asolar a América Latina desde los años 80, la lógica destruc-tiva de la explotación y la deuda han tomado Europa por asalto. La desregulación del sistema financiero que tuvo lugar tras la crea-ción del Euro llevó al crecimiento descontrolado de la deuda de individuos, comunidades y países enteros en beneficio del capital financiero. La crisis de 2008 puso un coto temporal al furor espe-culativo y una vez las pérdidas del sistema financiero empezaron a aflorar, los Estados europeos entraron en escena para rescatar a los especuladores. De esta manera, deudas privadas y pérdidas del sistema financiero fueron socializadas de manera ilegítima lle-vando al continente europeo a su peor crisis económica desde los años treinta.

Así, en nombre de la necesidad de poner la deuda bajo control, se ha llevado a cabo un ataque sincronizado para desmontar el Estado de bienestar a lo largo y ancho de Europa. A gran escala este proceso busca reemplazar el acceso gratuito en calidad de derecho a variados servicios públicos, por su prestación como una transacción en condiciones de mercado. La implementación de medidas de austeridad ha llevado de esta forma a la privatización de miles de millones de dólares en activos y servicios públicos en beneficio del capital financiero. Es importante resaltar que al fren-te de este asalto se encuentran instituciones centrales del proceso

Por Éric Toussaint y Daniel Munevar

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de integración europeo tales como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Ello es una muestra clara de que la Unión Europea se encuentra en función de los intereses del citado capital, y como tal, no tiene ningún reparo en cometer violaciones sistemáticas de los derechos económicos, sociales y democráticos de los habitan-tes de la región.

A pesar de este oscuro panorama, existen razones para la es-peranza. Día a día se están librando luchas en el continente eu-ropeo en contra de la austeridad y la deuda. De esta forma existe un hilo invisible que conecta las luchas de estudiantes británicos en contra de un sistema educativo basado en abusivos créditos, de familias españolas en contra de bancos quebrados que buscan desahuciarlos de sus hogares y de pacientes griegos que claman por el retorno de la atención médica básica gratuita. Cada una de estas luchas representa una muestra de la necesidad, y posibilidad, de establecer una nueva dinámica social basada en la solidaridad.

En este sentido, el primer paso hacia un cambio radical del sis-tema pasa por avanzar de manera firme en el proceso de integra-ción de los pueblos. Ante la lógica de explotación que caracteriza a la Unión Europea es necesario resaltar la solidaridad e interna-cionalismo que caracteriza al ALBA. Mientras la UE se concentra en garantizar la sobrevivencia a cualquier costo de los bancos de la región, el ALBA se preocupa por seguir avanzando en la implemen-tación de los exitosos programas para los pueblos de Latinoamé-rica como lo son Petrocaribe, Yo Si Puedo y la Misión Milagro. De esta forma, Europa haría bien en aprender de las luchas llevadas en América Latina contra el sistema de la deuda y a favor del esta-blecimiento de una integración orientada a garantizar el bienestar de los pueblos.

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Artículos

Construyendo la utopía de una economía

solidaria y emancipatoria

La economía solidaria surge como una forma de entender y reaccionar frente al impacto de las mo-

dernas tecnologías, la globalización de los mercados financieros, el aplanamiento de la vida social y la

destrucción del medio ambiente.

Por Osvaldo Martínez

Lo solidario es sentir al próji-mo como se sentiría uno mismo ante cualquier adversa coyun-tura, compartir, respetar, tener en cuenta, dar espacio para es-cuchar opiniones y participar en momentos relevantes de toma de decisiones.

Sería sacar lo solidario del terreno exclusivamente mo-ral-ético-político al que frecuen-temente se limita y extenderlo hacia la economía cotidiana e in-corporarlo como una noción de vida que trascienda el anterior espacio estrictamente delimi-tado. La economía solidaria ha sido una utopía para el capita-lismo y todavía lo es para el so-cialismo. Sólo uniendo orgánica-mente lo cultural, lo económico, lo político, lo moral, en un solo concepto práctico de aplicación salido desde los mecanismos ha-bituales de conducta diaria, es que se puede llegar a la econo-mía solidaria, con la importante salvedad de que no habrá eco-nomía solidaria si no hay socie-dad solidaria y aún más, cultura solidaria.

Todas las categorías de la

economía mercantil niegan la solidaridad. Una economía ba-sada en el intercambio formal de equivalentes y en un real in-tercambio desigual no puede ser solidaria ni emancipatoria. La economía solidaria por defi-nición es una economía no mer-cantil, pues el aislamiento y la contraposición de intereses en-tre los actores económicos impi-den el ejercicio de la solidaridad.

Construir la economía solida-ria es un reto de magnitud his-tórica que requiere una profun-da reelaboración conceptual en términos de economía política e incluso en el pensamiento filo-sófico. La economía solidaria se-ría emancipatoria en la medida que fuera entendida como rup-tura consciente a través de prác-ticas y de políticas respecto a las leyes ciegas del mercado. En ese largo y complejo proceso de construcción no hay que temer el repensar conceptos cuya re-consideración pudieran parecer heréticos en oidos acostumbra-dos al habitual sonido de ciertos conceptos. Así, por ejemplo, una economía de contabilidad di-

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recta (¿la vuelta al trueque?), podría ser un supuesto válido para avanzar en la compren-sión de la economía solidaria y en ella la me-dida del valor no sería el tiempo de trabajo, sino algo tan herético como la cuantificación del valor de uso.

El fetichismo mercantil crea el espejismo de un intercambio de equivalentes en apa-rente base igualitaria, pero la producción mercantil tiene en la obtención de la ganan-cia derivada del valor de cambio su razón de ser y su esencia última.

Un importante punto para avanzar hacia una economía solidaria es hacer que ella y más aún la sociedad toda, se alce sobre la filosofía del valor de uso en torno a la satis-facción de necesidades humanas racionales aceptadas por consenso social.

Hacer lo anterior significa abrir paso a la más profunda revolución social que haya existido en la historia de la humanidad. Se-ría ésta de mayor profundidad que cualquier revolución anterior de carácter tecnológica o política, pues colocaría sobre bases ente-ramente nuevas, la convivencia social, las re-laciones sociales todas y permitiría a los hu-manos practicar otra forma de praxis social sobre la cual construir ideas, abriendo paso a personas solidarias a tono con una verdade-ra y redescubierta condición humana. Sería trocar la praxis y la consiguiente filosofía de la acumulación de valores por la de la satis-

facción racional de necesidades, con lo cual se abandonaría la filosofía del enriqueci-miento-empobrecimiento y la depredación del medio ambiente que inevitablemente la acompaña, por una filosofía de la solidaridad y la protección ambiental.

El resultado de muchos siglos de socieda-des mercantiles está a la vista. En lo econó-mico, los contrastes entre opulencia y extre-ma pobreza, las legiones de hambrientos, el desarrollo enfermo por un lado y el subde-sarrollo mendicante por otro. En lo social, la drogadicción, la sociedad de lobos estepa-rios, el individualismo feroz. En lo ambiental, las serias amenazas de destruir a no lejano plazo el planeta. En lo científico, los avances de la ciencia al servicio de la explotación de los humanos y la creación de armas de des-trucción masiva. En lo ideológico, la vacie-dad de pensamiento y el retorno, para cubrir ese vacío, del derechismo fascista y el reina-do de la banalidad mediática.

Ese es el decepcionante balance de las sociedades mercantiles. Tal desastre lleva a preguntarnos si no ha llegado la hora de dar un golpe de timón y llenar de solidaridad el horizonte de los humanos en estos inicios del siglo XXI.

A la economía solidaria no se llegará de súbito sino a través de una larga y compleja batalla de ideas en la que solidaridad y mer-cantilismo estarán en una lucha constante

para ganar las conciencias de los que harán posible tal tipo de economía. En ese largo proceso la economía solidaria se abriría paso tenazmente conquistando espacio pulgada a pulgada y no olvidando que sólo perdura lo que gana la comprensión de aquellas ma-yorías.

Esa batalla larga se librará en los niveles globales, pero también y con carácter de-cisivo en la transformación diaria y concre-ta de pequeñas parcelas ganadas en el ni-vel micro, a la sociedad mercantil. No será probablemente la economía solidaria algo concebido y plasmado desde el nivel macro mediante el voluntarismo, sino el resultado de una larga acumulación de acciones, es-tructuras, y redes de solidaridad como crear y desarrollar cooperativas de productores y de consumidores, redes de consumo social

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basadas en recursos locales o cualquiera de las muchas formas concretas que plantea la ya copiosa literatura sobre economía solida-ria. Esos serían pasos que sumados a muchos otros podrían ir inclinando la balanza hacia la transformación desde adentro de las eco-nomías mercantiles.

Lo importante es que el movimiento ha-cia la economía solidaria ha echado a andar a impulsos de la crisis global del sistema ca-pitalista y su fuerza aumenta mediante la formación y crecimiento de variadas y crea-tivas formas. No es difícil encontrar quienes digan que la economía solidaria no es más que una utopía, pero a esto pudiera respon-derse que la utopía ha sido siempre el más formidable resorte para que los humanos avancen y que la construcción de una teo-ría y una consiguiente política como proceso gradual, y en un largo período histórico, no es más ni menos utopía que cualquiera de las tantas que se disputan las preferencias de los cientistas sociales.

Es importante diferenciar la solidaridad de la caridad. El ejercicio de una economía solidaria supone el acceso al disfrute de bie-nes y servicios como derecho universal e in-alienable y no como acto de caridad indivi-dual, con independencia de la autenticidad del sentimiento que la motive.

No es concebible la economía solidaria sin una proyección anticapitalista aunque

dentro de este sistema surjan formas de aquélla en cierta escala.

En América Latina continúa el debate al-rededor del neoliberalismo aunque muchos crean que eso ya corresponde al pasado y hablan de la derrota neoliberal como de una conquista asegurada. La derrota es cierta pero no todavía definitiva como para echar a sonar las campanas. La gran oleada neoli-beral con apariencia indetenible durante no menos de dos décadas, ha perdido empuje y ya es casi imposible encontrar fanáticos del Consenso de Washington al estilo de los años 80 y 90, pero el neoliberalismo no ha sido definitivamente derrotado como demuestra la región dividida en dos prácticas diferentes de política económica. Con el neoliberalismo reinando en La Alianza del Pacífico, mientras que en el Alba más Argentina y Brasil, con-tinúa la afanosa búsqueda de alternativas a esa política. Si bien la Unasur y la Celac apor-tan nuevas e interesantes realidades con po-sitivos potenciales de integración y unidad regional, no es menos cierto que dentro de ellas coexisten tensiones y dista mucho de existir un enfoque compartido sobre política económica interna y modo de relacionarse con EE.UU y la Unión Europea. El neolibera-lismo no será derrotado del todo hasta que no surja otra combinación de teoría y políti-ca que demuestre no sólo ser capaz de ate-nuar los desastres de aquél, sino superarlo

en toda la línea y esto equivale a establecer un nuevo modo de relación no sólo entre los Estados sino además entre las personas y de éstas con la naturaleza, un nuevo paradigma en el cual bajo la denominación esencial de solidaridad coexistan la no explotación de unas personas por otras, una democracia en su más amplia acepción y patrones de vida de auténtico respeto a la conservación del medio ambiente. Es esta lucha por remontar y dejar atrás al neoliberalismo donde se in-serta la búsqueda de una economía solida-ria capaz de emancipar al ser humano de los efectos de las crisis multidimensionales del capitalismo que hoy amenazan la existencia misma de la humanidad. ♦

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En el Alba del socialismo del siglo XXI

Las prácticas locales de la economía popular como experiencia política anticapitalista:

para la complementariedad, integración y solidaridad de los pueblos

Artículos

Por Luciano Vasapollo

1. La actual crisis en el modelo de desarrollo capitalista no es sólo la crisis económica, sino también la peor crisis socio-ambiental, de la energía y del clima: es una crisis sistémica.

La situación actual nos obliga a reconstruir e inventar nuevas y diferentes maneras de vivir jun-tos, sobre la base de un sistema de convivencia entre naturaleza y so-ciedad, poniendo fin a la violencia atroz y cruel, al colonialismo capi-talista, moderno, que ha destruido y continúa destruyendo la educa-ción y la socio-economía campesi-nas del mundo, y a los pueblos in-dígenas, su cultura, su socialismo pre-capitalista, la naturaleza.

A veces, observando de cerca los recientes procesos de libera-ción y de autodeterminación de los países andinos y otros países de América Latina, uno casi tiene la impresión de viajar en una má-quina del tiempo beneficiosa, que muestra qué tipo de educación para la democracia y la política, para el desarrollo participativo económico, para el progreso y la alternativa de alta compatibilidad social y ambiental, serían posibles,

incluso en Occidente, ahora aho-gado por la acumulación cianótica debido al crecimiento cuantitativo del modo capitalista de produc-ción.

Los pueblos indígenas, más conocidos hoy como pueblos na-turales u originarios, que viven en su propio mundo, que mantienen su relación con la naturaleza, con la Madre Tierra, viven casi una vida social fuera de las normas capita-listas y sufren para mantener el equilibrio de poder en el campo; aunque expuestos a la influencia de la llamada “civilización occi-dental” siguen sin aceptar la im-posición del capitalismo. Desde esta concepción se mantiene la idea de que los recursos, el medio ambiente, las formas de vida no deben ser destruidas, ya que per-tenecen al pueblo, no sólo actual, sino también a los que vendrán en el futuro.

Estos conceptos no implican la negación de la modernidad, de las nuevas tecnologías o negocios, sino que se trata de la implemen-tación de modelos alternativos basados en la justicia social y la redistribución que puedan garan-

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tizar un mundo sin hambre, y el rechazo de los modelos de la economía neoliberal basados en la explotación de personas y cosas que sólo persiguen el beneficio de unos pocos. Antes de la revolución industrial, todas las civilizaciones se podrían considerar como sustentadas en la agricultura y cómo ésta influía en la vida, las culturas y las costumbres de todos los pueblos.

2. Aun cuando se asume una dimensión de la producción social, las economías locales del sistema muestran al mismo tiempo un más di-recto y mayor margen para la mediación en las características y condiciones que expresan los actuales conflictos capital-trabajo y las contra-dicciones del medio ambiente con el capital, así como del capital con los derechos humanos en un conflicto social en general. Un aspecto, si se quiere analizar la cuestión moderna del desa-rrollo local sostenible, a menudo basado en la agroindustria, es la dinámica interna del capita-

lismo y la reforma social, que se determina por la ley de explotación.

Este proceso de transformación que tiene entre sus casos las cuestiones sociales relacio-nadas con el medio ambiente, fue finalmente recuperado por el sector de izquierda de una clase que durante demasiados años los había dejado en manos de un ambientalismo en complicidad con el capitalismo.

El papel de semi-periferia y de área se-mi-económica productiva asignado a Amé-rica Latina es un área donde se hace mayor y más directa la lucha de clases, la importancia del conflicto capital-trabajo y donde se hacen explícitas y concretas, sin la mediación de las contradicciones, la naturaleza, el conocimien-to, el capital y la democracia, el capital y los derechos, la negación del Estado de Derecho a través de la represión brutal; pero al mismo tiempo, donde se determinan las condiciones para pasar de la ofensiva en mil formas de resis-tencia a determinaciones reales de los cambios para la transición al socialismo.

3. La defensa de los procesos de libre deter-minación no puede seguir siendo una moda, una búsqueda de algunos campos estrechos, sentimental e ideológica de alternativas inte-lectuales de izquierda, sino que debe convertir-se en un patrimonio compartido por todos los movimientos sociales y políticos que respon-den a este desafío. Entre los principales proble-mas a abordar están los límites de las potencias

imperialistas, las estructuras de poder, los me-dios de comunicación y la propaganda de las estructuras del capital internacional.

Los cambios que han tenido más éxito en América Latina, como son Cuba, Venezuela y Bolivia, son experiencias donde los movimien-tos de base política, encabezados por los líde-res revolucionarios, tienen una estrategia clara para ejercer el poder político basada en la de-fensa del Estado de bienestar; no es el simple “no” a la privatización, sino que apunta a la des-trucción de la propiedad privada de los medios de producción. Cuba, Bolivia y Venezuela son ejemplos claros de cómo hacer y defender el poder político a través del tiempo. Es por eso que nuestro apoyo es estratégico para el forta-lecimiento de la Cuba revolucionaria, así como de los procesos de Venezuela y Bolivia, ya que expresan la subjetividad política que se extien-de hasta la construcción real del proyecto y del socialismo del siglo XXI.

El destino de las luchas de los trabajadores y las clases bajas en nuestros países europeos son cada vez más dependientes de la evolución de la resistencia popular de las personas direc-tamente atacadas por el imperialismo en Cuba y en toda América Latina, Oriente Medio y Asia.

4. Mientras que en Europa la subjetividad está ausente o es muy débil en la clase que puede ser el vehículo para la estructuración de una red mundial anti-imperialista, es cierto que existe una amplia gama de temas y movi-

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lizaciones en diferentes países que desafían los parámetros del proceso de unificación: desde los sindicatos de base a la organización de los trabajadores en la lucha contra la inseguridad y la flexibilidad laboral, los altos precios, la pri-vatización y la privación de los servicios socia-les esenciales; y desde los movimientos de los migrantes en lucha por sus derechos a la gran experiencia de los actores políticos básicos.

Las experiencias de los sindicatos de base, que nacieron en las últimas décadas, especial-mente en Italia, pero también en España (Gali-cia, Cataluña), País Vasco, Francia, etc. contra el sistema de seguridad de las centrales sindicales dominantes, así como las experiencias de los movimientos de los trabajadores en América Latina, y las manifestaciones en muchos otros de la autonomía de la clase obrera en diferen-tes partes del mundo, son ejemplos importan-tes de esta necesidad urgente de restaurar las bases de los trabajadores sociales y romper con la burocracia, con los asociados de los sindica-tos institucionales.

Es éste un movimiento que parte de la lu-cha de clases global del pueblo cubano contra el bloqueo imperialista y el terrorismo que le ha atormentado unos 50 años, que encuentra la fuerza en la revolución socialista bolivariana de Chávez y Maduro, y en el movimiento indio de Evo Morales en Bolivia, y que conduce a la unidad, por ejemplo, de las luchas obreras en América Latina y los sindicatos de base y de

clase, en Italia y Europa, y en la resistencia del pueblo palestino.

El socialismo del siglo XXI no es una fórmu-la abstracta, es un contenido en concreto en la vida cotidiana y en las luchas sociales. Pero es esencial que estas acciones tengan, en su natu-raleza más profunda, esencialmente una direc-ción contraria a todas las lógicas de la sociedad del capital.

Creemos que hay una urgencia y el espacio político adecuado para que el destino de cual-quiera que se oponga a la globalización neolibe-ral, al capitalismo, al imperialismo, tanto en la me-trópoli o en los suburbios esté inextricablemente vinculado en una gran batalla por el socialismo en el siglo XXI y por los derechos populares a la libre determinación de toda la humanidad.

Bibliografia Albò, Javier;Desafios de la Solidaridad Aymara,

Cipca, Bolivia, 1985.Barbadoro, Giancarlo – Nattero Rosalba; I popoli

naturali e l’ecospiritualità, Triskel, Torino 2006.Vasapollo L.; Dagli Appennini alle Ande, Cafoni e

Indios, l’educazione della terra, con R.Martufi, P. Gra-ziano, Jaca Book, Milano, 2011.

Vasapollo L., Farah I (a cura di); Pachamama. L’educazione universale al Vivir Bien, Vol.1 e Vol.2, Na-tura Avventura edizioni, Roma, 2010-2011.

Vasapollo L.; Tratado de métodos de análisis de los sistemas económicos. Mundialización capitalista y crisis sistémica; Banco Central de Venezuela, 2013. ♦

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Superar el extractivismo: una

asignatura pendiente

Un tema muy sensible para la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad se refiere al dete-rioro del medio ambiente que resulta de la sobreexplo-tación de los recursos naturales. La crisis ambiental que

se expresa en el cambio climático y recalentamiento global, el derretimiento de los glaciares, la acidificación

de los suelos, el agotamiento de las fuentes de aguas y de muchos recursos naturales, impone redefinir las

estrategias economicistas y productivistas de desarrollo que han terminado por comprometer seriamente la esperanza de vida, toda vez que no solo afecta a las

generaciones presentes, sino que representa un grave peligro para la continuidad de la vida en el planeta.

Al asumir la defensa de la vida no podemos limitarnos única y exclusivamente a la vida humana. Se impone también defender a la naturaleza de la cual formamos parte insepara-ble, y cuya protección es una condición imprescindible para garantizar la existencia de to-das las personas. Por tanto, im-plica reconocer los derechos de la naturaleza por encima de los objetivos y metas de desarrollo económico.

América Latina constituye uno los principales reservorios de recursos naturales del mun-do, con abundantes yacimien-tos de petróleo, gas y minerales, fuentes de agua dulce, bosques, biodiversidad y ecosistemas, tierras aptas para la produc-ción agrícola, fuentes primarias de energía y un gran potencial para la producción de energías limpias. Un continente que tie-ne todo lo que se necesita para lograr la soberanía alimentaria y productiva. Pero tiene pendien-te aún concertar políticas y es-trategias de interés común que le permitan convertir el apro-

vechamiento racional de esas riquezas, en la condición básica para erradicar las causas estruc-turales del desempleo, la pobre-za y la exclusión social.

Importamos porque no producimos y no producimos porque importamos

Una y otra vez se ha plantea-do que nuestra mayor riqueza son los recursos naturales y que debemos explotarlos para luchar contra el hambre. Para justificar la intensificación del extractivis-mo se nos dice que no podemos seguir como el mendigo senta-do sobre un saco de oro. Ante la urgencia de obtener los recursos financieros que permitan finan-ciar los programas destinados a reducir el desempleo, la pobreza y la exclusión social, se justifica el modelo extractivista-rentista, pero se corre el riesgo de caer en un círculo vicioso del cual resul-ta cada vez más difícil salir.

Ciertamente, la renta cap-tada por la exportación de re-cursos naturales ha permitido financiar la inversión social, pero no ha estimulado un crecimien-

Artículos

Por Víctor Álvarez R.

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to económico de calidad ni una distribución progresiva del ingreso. Por el contrario, ha traído como consecuencia un proceso de re-primarización de la economía. Como la renta no la pagan los productores ni consumido-res nacionales, sino que la pagan los consu-midores internacionales, la misma constitu-ye la captación de un plusvalor internacional que luego es distribuido a favor de los facto-res económicos, políticos y sociales internos. Mientras más crece la población y el consu-mo, mayores son las necesidades de impor-tación y mayor el imperativo de extraer más recursos naturales para captar la renta que permita financiar las importaciones que el precario aparato productivo interno no está en capacidad de sustituir. Al no contar con una economía fuerte que garantice la sobe-ranía alimentaria y productiva, se intensifi-ca la extracción y exportación de recursos naturales. Pero a medida que se capta una mayor renta y se inyecta a la circulación do-méstica, mayor suele ser la propensión a im-portar toda clase de productos, con lo cual se frena la producción nacional.

No se puede seguir apostando al extrac-tivismo con el falso argumento de que éste financiará el crecimiento económico y la re-distribución del ingreso. La renta derivada de las actividades extractivas no podrá fi-nanciar una verdadera estrategia de desarro-llo. El extractivismo genera una abundante

fuente de recursos que se destina a importar y, por lo tanto, desestimula el esfuerzo pro-ductivo nacional. Importamos porque no producimos y no producimos porque impor-tamos.

En defensa de una economía emanci-padora y soberana

El aprovechamiento de los recursos na-turales y su incidencia en las condiciones sociales y la vida humana constituyen un aspecto crucial en la construcción de una sociedad libre de pobreza, donde la repro-ducción de las condiciones materiales haga posible la reproducción de la especie hu-mana. Una condición básica para derrotar la pobreza es superar la visión extractivista que explota a gran escala los recursos natu-rales para exportarlos sin mayor grado de transformación, sin generar ningún estímulo para el fortalecimiento de la industria ni de las capacidades tecnológicas e innovativas locales.

La soberanía es la capacidad de ejercer el dominio y disposición del territorio, por en-cima de cualquier otro poder. En esta noción, los recursos naturales son parte integrante del territorio y, en consecuencia, representan una base importante para el desarrollo eco-nómico y social. Pero aun cuando su explo-tación sea realizada por empresas estatales o nacionales, el extractivismo refuerza la de-

pendencia de los centros de poder mundial y reproduce los mecanismos de colonización y explotación económica que nos impusie-ron desde la colonia. La soberanía produc-tiva sólo se podrá lograr si la vieja práctica de exportar materias primas se sustituye por su transformación interna en productos de mayor valor agregado que permitan sustituir importaciones, diversificar la oferta exporta-ble y generar trabajo digno y bien remune-rado para nuestros pueblos.

Aumentar la exportación de recursos naturales sin valor agregado prolonga la

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frontera del extractivismo y refuerza la men-talidad rentista que induce a apoyar la liqui-dación acelerada de los yacimientos, como fuente de las rentas que se destinan a aliviar la pobreza, más no a erradicar las causas es-tructurales que la generan. Al no invertirse en la agricultura, industria y demás sectores productivos, a la larga se genera más pobre-za, toda vez que al agotarse los yacimientos, las fuentes de agua, la biodiversidad, des-

truir las culturas ancestrales y generar pasi-vos ambientales, el extractivismo deja una herencia de desempleo, pobreza y exclusión social.

Las causas de estos terribles flagelos so-ciales se podrán erradicar a medida que se impulse la construcción de una nueva econo-mía emancipadora y solidaria bajo el control de los trabajadores directos y de la comuni-dad organizada. Pendiente sigue superar la

cultura extractivista-rentista y sustituirla por una cultura del trabajo, centrada en la crea-ción de valor y riqueza, como fundamento de un nuevo modelo productivo capaz de integrar las actividades económicas a la vida social, en función de producir los bienes y servicios básicos y esenciales que resultan imprescindibles para satisfacer las necesida-des materiales, intelectuales y espirituales de la gente. ♦

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Entrevista

Theotonio dos Santos: En defensa de una economía

emancipadora y solidaria

Primera parte: Dependencia y Neoliberalismo

1. Ud. ha sido reconocido como uno de los pensadores que contri-buyeron a la formulación de la Teo-ría de la Dependencia. Más allá de que podamos constatar, con Atilio Boron, la existencia de teorías -en plural- con diversidad de autores y planteamientos teóricos, y no un único cuerpo conceptual, los análi-sis que aportaron a la comprensión de la realidad latinoamericana y ca-ribeña parecen lejos de haber per-dido relevancia. ¿En qué sentido se puede o no se puede hablar de de-

pendencia en el actual contexto del continente? , ¿cuáles planteamien-tos de la(s) teoría(s) de la dependen-cia considera aún fundamentales para la actual comprensión de la inserción de nuestras economías en el sistema-mundo?

Es correcto plantear que el cuerpo teórico de la llamada Teo-ría de la Dependencia es muy amplio y diversificado. Podemos esclarecer parte de esta cuestión a partir de la crítica de Fernando Henrique Cardoso y José Serra (después presidente de Brasil - el primero - y candidato derrota-

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do a la presidencia – el segundo - entre 1994 y 2002), al texto de Ruy Mauro Marini sobre la Dialéctica de la Dependencia y, secundaria-mente, a André Gunder Frank, Vania Bambirra y yo. En esta crítica, rebatida por Ruy Mauro en texto no publicado en Brasil hasta los años 90, se pretendía – equivocadamente – que nosotros negábamos la posibilidad del cre-cimiento económico de Brasil y de los países dependientes en general. Fuimos acusados de estancacionistas. Esto era una acusación total-mente falsa. Desde el golpe de 1964, en Brasil, buscamos demostrar que no se trataba de un golpe dirigido por latifundistas y viejos agen-tes del imperialismo. Se trataba, según noso-tros, de un golpe dirigido por el gran capital internacional y, por lo tanto, de una nueva fase del imperialismo y de la nueva dependencia caracterizada por la reorientación del capital internacional para el mercado interno de cier-tos países dependientes, que habían logrado iniciar su industrialización. Anunciábamos, incluso, una nueva fase de la división interna-cional del trabajo que abría un espacio para la unión entre las corporaciones multinacionales y la clase “dominante-dominada” de las econo-mías dependientes. Esto profundizaba las ca-racterísticas de sobre-explotación del trabajo y desarrollaba nuevos mecanismos económicos, básicamente comandados por el capital finan-ciero, de apropiación de la plusvalía generada en nuestros países. En este punto, nuestras di-

vergencias con la dupla presidencial que domi-nó algunos años nuestra vida política se hacían más agudas. Para ellos, el hecho de que se ha-bía alcanzado un cierto crecimiento económi-co bajo la dictadura, demostraba la posibilidad de combinar la dependencia no solamente con el crecimiento económico sino también con la democracia. De esta forma se abría un pozo entre nuestra visión de que la superación de la dependencia sólo sería posible a través de una victoria de la tendencia inevitable de las fuerzas populares a oponerse a las políticas del gran capital internacional y sus aliados locales, caracterizadas por su carácter concentrador, desigual y excluyente, y a plantear cambios profundos en la dirección de una transición al socialismo. Poníamos énfasis también en la tendencia a la unificación de América Latina en torno de esta perspectiva. La capitulación del partido comunista soviético ( para abrir camino a una privatización cuyas consecuencias nega-tivas se buscó ocultar sistemáticamente ) refor-zó la pretensión de esta ala de ideólogos - que comulgó con nosotros en los avances iniciales de la Teoría de la Dependencia - de romper in-cluso con sus avances anteriores, desarrollando una nueva “teoría” de la “modernización” que tanto criticábamos y que excluyó totalmente la posibilidad de retomar el camino del socialis-mo desde nuevas bases, después de la auto-di-solución de la Unión Soviética. Se trató de una versión dependiente de esta ofensiva ideoló-

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gica mundial que se auto proclamó neoliberal, que de “neo” tenía muy poco o casi nada como lo demostramos en nuestro libro Del Terror a la Esperanza: Auge y Decadencia del Neoliberalis-mo. Los años 2000 les desmintió fuertemente al plantear no solamente la unión creciente de la América Latina, así como de otras regiones dependientes del mundo, en la retomada de la lucha por un nuevo orden mundial enfren-tado a la decadente hegemonía de Estados Unidos. Ellos se irritaron fuertemente cuando Hugo Chávez – frente a la retomada del cami-no golpista que se extendió en toda la región en formas más o menos agresivas, que se ex-tenderían a su vez a todo el sistema mundial – levantó el tema del socialismo como meta histórica inmediata, necesaria para asegurar las conquistas anti-imperialistas que permitieran derrotar el golpismo. En este momento - que aguardábamos, como resultado de nuestros análisis del sistema mundial – anunciamos la retomada de la teoría de la dependencia en profunda cooperación con la teoría del sistema mundial, de la cual también hemos participa-do. Hemos publicado en el 2000 en Brasil y en el 2002 en México y Argentina, nuestro libro so-bre La teoría de la dependencia: balance y pers-pectivas, con el que creemos haber abierto una nueva etapa de nuestro esfuerzo teórico y de nuestra experiencia práctica.

2. Rebatida en la teoría y en la práctica la ficción neoliberal que niega la necesaria inter-

vención del Estado en el Mercado, ¿cómo conci-be usted, en general, las relaciones entre política y economía y, en particular, entre Estado y Mer-cado? ; ¿qué tipo de relaciones entre estas dos macroinstituciones deben impulsar los pueblos latinoamericanos y caribeños que les permita al-canzar cualitativamente mejores condiciones de vida, de forma autónoma y democrática?; ¿qué opinión le merece la actual división internacional del trabajo en la actual fase de globalización y el estatus de la región dentro de ella?

Al contrario de las visiones ideológicas de los llamados “neo liberales”, aún bajo sus olas privatistas, durante 30 años se produjo una tre-menda expansión del capitalismo de Estado en todo el mundo. La razón era simple: el capital era cada vez más incapaz de apropiarse de la gigantesca plusvalía creada en el mundo con el avance de la revolución científico-técnica y ne-cesitaba dramáticamente del poder del Estado para planear y organizar esta expropiación ma-siva. Asimismo, las empresas multinacionales se concentraban cada vez más en la búsqueda de las ganancias financieras, dando origen a conglomerados financieros colosales, mientras buscaban también conservar su dominio del cambio tecnológico a través de lo que René Armand Dreiffus llamó “tecnobergs” colosales. En este proceso, los poderosos Estados Nacio-nales construidos por las naciones recién libe-radas de la condición colonial (dos ejemplos definitivos serian China e India), tuvieron que

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asumir las tareas organizativas y cognocentes en lugar de su capital privado, realidad que ya conocíamos también en América Latina donde la revolución burguesa adquirió connotaciones anti-imperialistas y democráticas avanzadas, que obligaba a los proyectos de desarrollo bur-gueses a admitir un fuerte capitalismo de Esta-do como intermediario de sus pretensiones de poder. Lo mismo ha ocurrido en los países cen-trales del sistema mundial. Ellos no podían esca-par de su dependencia de una fuerte interven-ción estatal para enfrentar la oposición obrera y popular en general, en una disputa histórica entre la burguesía y el proletariado para dirigir una economía y sociedad contradictorias. Estas contradicciones llevaron a dos colosales gue-rras mundiales en el siglo XX y a la emergen-cia de los partidos socialistas y comunistas en el centro del sistema, a la revolución rusa en la I Guerra Mundial, a su implantación como exi-toso régimen económico que pudo derrotar a la mayor potencia capitalista europea en la Se-gunda Guerra Mundial. Pero, al mismo tiempo tuvo que dirigir la inmensa revolución antico-lonial que derrotó a TODAS las tentativas de detenerla durante la post guerra. El capital no pudo dar ni un solo paso en este contexto sin el apoyo fundamental del Estado en todos los aspectos de la vida económica, social, política y cultural. La ofensiva neoliberal no consiguió restablecer el poder del capital para dirigir este proceso sistémico mundial. Él tuvo que cons-

truir aparatos estatales impresionantes como el Pentágono en los Estados Unidos, que domi-na la mayor parte de la actividad económica de este país. Los propietarios del capital tuvieron también que ceder espacios de poder para los ejecutivos que dirigen directamente sus recur-sos financieros. Los datos muestran que con todo el poder, estos ejecutivos no pudieron to-mar mayoritariamente el poder económico del capital financiero, manejado fuertemente por las grandes familias oligárquicas. Asimismo, ellos no pueden prescindir del Estado, como representante de toda la sociedad, en nombre del cual organiza el sistema económico de ex-plotación que pretende imponer ideológica-mente a las grandes mayorías sociales. No es por otra razón que el proyecto de dominación mundial del gran capital no puede renunciar a la pretensión de representar la sociedad civil de individuos concurrentes entre sí, que él identifi-ca con la democracia. Pero al mismo tiempo se ve obligado a retirar del control de la “sociedad civil” democráticamente organizada, los instru-mentos fundamentales del Estado para aplicar políticas económicas totalmente contrarias a los sentimientos y deseos de las mayorías so-ciales. La desmoralización de lo político y la im-plantación de órganos de poder estatal fuera del control democrático, como los bancos cen-trales, pasan a ser cruciales para poder mante-ner su hegemonía. Sin embargo, con la expan-sión del capitalismo de estado a nivel mundial

surgen nuevos poderes económicos, políticos, sociales, militares e ideológicos para los que la sociedad civil no dispone aún de una fórmula ideológica hegemónica para implantar y dirigir sus intereses. Desde el punto de vista económi-co financiero, el gran capital privado no tiene aún instrumentos claros para detener el poder de los ultramillonarios fondos soberanos, ma-nejados concentradamente por los Estados Nacionales de las más diversas orientaciones ideológicas... No hay ningún órgano económi-co privado en el mundo que pueda competir con los un billón (trillons en inglés o portugués) doscientos mil millones de dólares que maneja el Estado chino, se quiera o no bajo el control del Partido Comunista Chino. Este desafío in-ternacional nos lanza frente a nuevas contra-dicciones dentro del sistema mundial que nos obliga a crear y desarrollar nuevas categorías de pensamiento científico, capaces de ayudar a la humanidad a enfrentar las amenazas de destrucción de toda la especie humana si con-tinuamos bajo el dominio del gran capital en el plano internacional, en esta nueva etapa de desarrollo de las fuerzas productivas mundia-les en plena interacción desigual y combinada.

3. En este 2014 la Red de Redes en Defensa de la Humanidad está cumpliendo diez años de haberse fundado. ¿Cómo evalúa la actividad de la organización en este período? ¿Qué propuestas haría para mejorar su acción y la consecución de sus objetivos?

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Creo que la Red de Redes en Defensa de la Humanidad es uno de los caminos para supe-rar esta situación dramática (pero no necesaria-mente trágica) en que se encuentra la humani-dad. Ella ya buscó, incluso, proponer caminos para una nueva política internacional. Buscó abrir caminos para enfrentar el control de los medios de comunicación en América Latina con la propuesta de creación de una televi-sión de la región, que terminó influenciando la creación de Telesur. Ha apoyado la creación de redes similares en la región y apoyó firmemen-te la creación de instrumentos regionales de coordinación de nuestras luchas como ALBA, UNASUR. BANCO DEL SUR, CELAC, PETROCA-RIBE y muchos otros. Propuso la creación de un Premio al Pensamiento Crítico que se man-tiene exitosamente, además de realizar varios encuentros extremamente oportunos. Creo que debe continuar en este camino buscando activar sus capítulos nacionales y locales para extender su eficacia.

Segunda Parte: Economía Solidaria y Emancipadora

1. En el Primer Encuentro Mundial de Intelec-tuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, realizado en Caracas en el año 2004, se estable-cieron los diez ejes de acción de la Red. El tercer eje de acción establecido es: en defensa de una economía emancipadora y solidaria. Converse-mos sobre ello. Para comenzar, ¿qué debemos en-

tender por economía emancipadora y solidaria? ;¿por qué es una necesidad apostar y defender tal tipo de economía?

Como vimos, el orden económico mundial que impulsa el capitalismo, hegemónicamente es una amenaza para la sobrevivencia de toda la humanidad, desde el punto de vista militar y ambiental. Tenemos que crear condiciones para una poderosa expansión mundial de la democracia, para que se pueda llegar a una coordinación mundial de la creación de instru-mentos de gestión de un nuevo orden mundial en todos los campos. Esta economía tiene que estar orientada por principios que refuercen una economía emancipadora y solidaria que tiene que apoyarse en el planeamiento racio-nal del desarrollo de la humanidad y no en principios metafísicos como la soberanía del li-bre mercado y de los individuos consumidores. En primer lugar, tenemos que garantizar la so-beranía de los pueblos en contra de las fuerzas privadas y estatales antidemocráticas.

2. ¿Qué tipo de políticas deberían impulsar los gobiernos progresistas de la región para avanzar hacia una economía de signo emancipador y so-lidario?. ¿Hay condiciones objetivas (históricas, políticas, sistémicas) para ello?

Raras veces tuvimos condiciones tan favo-rables como ahora: el centro hegemónico del sistema capitalista mundial se encuentra en crisis. Su base “teórica” o más bien ideológica se encuentra en crisis. Las manifestaciones de-

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mocráticas consiguen imponerse en contra de un sistema policial insuficiente para contener el crecimiento y la expansión de estas movili-zaciones. Electoralmente, aún se encuentran lí-mites serios para que una parte sustancial de la población se sienta expresada por las fórmulas representativas existentes. Tenemos que ganar a la humanidad para una concepción de parti-cipación decisiva de los pueblos en su destino. Si no conseguimos convencerla de estas con-cepciones post liberales, estamos entregando una oportunidad histórica a los enemigos de las grandes mayorías sociales, víctimas de la contención del avance de la humanidad que ya está en marcha.

3. Actualmente, se ha reabierto en la región el debate en torno a la explotación de los bienes comunes, su uso soberano por parte de los go-biernos progresistas para obtener recursos con los cuales cancelar la inmensa deuda social de nuestros pueblos, los efectos ecológicos y sociales en la zonas asociadas a su extracción, el proble-ma de la reprimarización de nuestras economías como consecuencia del nuevo tope de extrac-ción-comercialización, etc. En síntesis, se trata de la tensión entre: explotar de manera consciente los recursos para sacar a nuestros pueblos de la pobreza a la que han sido sometidos, o impulsar nuevas formas de producción económicas de res-peto irrestricto a la Pachamama, que dejen atrás las políticas de lo que se ha dado a conocer como neo-desarrollismo. ¿Cuál es su postura ante esta

discusión y cómo analiza la tensión mencionada?Creo que la propuesta neo desarrollista es

un intento de las clases dominantes de nues-tros países de tomar un camino de desarrollo económico en la región que fue drásticamen-te reprimido por los neoliberales (básicamen-te apoyados en el Consenso de Washington, el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OEA y otros organismos del sistema financiero y promo-cional internacional). Pero se muestran tími-dos en dos puntos esenciales: en reconocer el papel antidemocrático y pro imperialista de nuestros Estados Nacionales, a pesar de los avances políticos que alcanzamos en los últimos años. Solamente las fuerzas sociales, armadas de una conciencia política extrema-mente clara, podrán cambiar esta correlación de fuerzas. Pero ellas no quedaron en los lí-mites impuestos por un desarrollo económi-co que pretende limitarse a la búsqueda de nuestra integración en el actual sistema mun-dial, apoyado en la idea de que él representa la civilización superior a la cual se debe con-ducir toda la humanidad. Por esto mismo, me dediqué en los últimos años a terminar un li-bro sobre Desarrollo y Civilización en el cual, además de la crítica cada vez más aceptada al eurocentrismo, buscamos abrir camino para un proyecto de transformación mundial en la dirección de una Civilización Planetaria, que sea capaz de producir un diálogo entre las Civilizaciones principales que permitieron el

avance de la humanidad, y que abra camino para la creación de una institucionalidad ca-paz de transformar en realidad la aspiración de emancipación de la humanidad, de los poderes superados que amenazan nuestra propia sobrevivencia como seres humanos, como la raza humana que nos ha costado tanto construir. ♦

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Retrospectiva

Los valores de la economía postcrisis

El siguiente texto fue escrito a pedido del Foro Económico Mundial 2010 de Davos.

La traducción del portugués al castellano corresponde a Susana Merino.

Fuente: Rebelión.org

Por Frei Betto

La crisis financiera que se des-encadenó a partir de septiembre de 2008, exige una profunda re-flexión y un cambio de actitudes por parte de todos. Ella incluye una crisis más profunda, la del modelo de civilización, ¿Qué es lo que que-remos: un mundo de consumido-res o un mundo de ciudadanos?.

Los gobiernos actúan frente a las oscilaciones del mercado. La mano invisible ha sido amputada por los hechos. La descuajeringada desregulación de la economía re-quería la acción reguladora de los gobiernos. El mercado, encerrado en sí mismo, cayó en la confusión y perdió de vista los valores éticos para concentrarse en los valores monetarios. Fue víctima de su pro-pia desmedida ambición.

La crisis nos impone hoy un cambio de paradigmas. ¿Qué sig-nifica la robustez de los bancos frente a la escuálida imagen de mil millones de hambrientos crónicos? .¿Por qué en los primeros meses los gobiernos del G8 destinaron cerca de 1.500 millones de dólares (hoy llegan ya a los 18.000 millo-nes) para evitar el colapso del siste-ma financiero capitalista y apenas

(prometieron en L’Aquila1, todavía no cumplieron) 20.000 millones de dólares para reducir el hambre en el mundo?.

¿Se quiere salvar al sistema fi-nanciero o a la humanidad?.

Una economía centrada en va-lores éticos tiene, en primer lugar por objeto, la reducción de las des-igualdades sociales y el bienestar de toda la gente. Sabemos que ac-tualmente más de 3.000 millones –casi la mitad de la humanidad – vi-ven bajo la línea de pobreza y 1.300 millones bajo la línea de la miseria. La falta de alimentación suficiente siega la vida de 23.000 personas por día. El 80% de la riqueza mun-dial se halla concentrado en las manos del 20% de la población del planeta.

Si no se cambia este panorama la humanidad se encaminará ha-cia la barbarie. Los gobiernos de-berían hallarse más preocupados por el crecimiento del IDH ( Indice de Desarrollo Humano) más que por el del PBI. Lo que actualmente importa es el FBI (Felicidad Interna

1 Localidad Italiana donde en julio de 2009 se reunieron conjuntamente el grupo de los 5 y el grupo de los 8.

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Bruta). La mayoría de las personas no pretenden ser ricas, quieren ser felices.

La crisis nos lleva a preguntarnos: ¿qué pro-yecto de sociedad les legaremos a las futuras generaciones?. ¿Para qué sirven tantos avan-ces científicos y tecnológicos si la población no cuenta con servicios de salud accesibles y efica-ces, con educación gratuita y de buena calidad, con un transporte público ágil y eficiente, con saneamiento básico, viviendas dignas, derecho al ocio?.

No es ético, ni por lo tanto humano, un siste-ma que privilegia el lucro privado por sobre los derechos comunitarios: la especulación frente a la producción, el acceso al crédito sin el respal-do del ahorro. No es ético un sistema que crea islas de opulencia rodeadas por todos lados de miseria.

Una ética para un mundo en crisis tiene como base el bien común sobre las ambiciones individuales, el derecho del Estado a regular la economía y a asegurar a la población los servi-cios básicos, el cultivo de los bienes espirituales que son infinitos y más importantes que el con-sumo de los bienes finitos, materiales.

La ética de un nuevo proyecto de civiliza-ción incorpora la preservación ambiental al concepto de desarrollo sustentable, valora las redes de la economía solidaria y del co-mercio justo, fortalece la sociedad civil or-ganizada como reguladora del accionar del poder público.

Ya el viejo Aristóteles enseñaba que el ma-yor bien que todos buscamos –hasta llegar a hacer el mal– no se vende en el mercado: es la propia felicidad. Ahora bien el mercado, no pudiendo convertir este bien en un producto comercializable, trata de convencernos de que la felicidad es una suma de placeres. Ilusión que provoca frustración y agranda el contingente de fracasados espirituales rehenes de medica-mentos antidepresivos y de drogas ofrecidas por el narcotráfico.

Lo peor de una crisis es no aprender de ella. Y que en el esfuerzo de minimizar sus efectos, nadie se preocupe por suprimir sus causas. Tal vez las religiones no tengan respuestas que nos ayuden a encontrar nuevos valores para un mundo postcrisis. Pero la tradición espiritual de la humanidad, tiene ciertamente mucho que decir porque es en la espiritualidad que las personas se perciben a sí mismas y se miden. Cuando falta, en cambio, se ciegan y se confun-den. El ser humano tiene sed de Absoluto.

Acostumbro a decirles a los empleados que me esperan en las puertas de los negocios: “Es-toy haciendo sólo un paseo socrático”. Y ante sus ojos asombrados les explico: “Sócrates fue un filósofo griego, que también disfrutaba pa-seando por las calles comerciales de Atenas. Cuando los vendedores como ustedes lo ase-diaban respondía: “Estoy observando simple-mente la cantidad de cosas que no necesito para ser feliz”. ♦

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Retrospectiva

Visión económica para el socialismo.

Conceptos del comandante Hugo Chávez

El día 8 de mayo de 2009 se llevó a cabo en Maracay, estado Aragua, la clausura del II

Congreso Nacional de Economía Social, de la Universidad Nacional Experimental Politécni-ca de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En esa ocasión, el comandante Hugo Chávez

fue orador de orden. Extraemos en esta re-trospectiva algunos conceptos económicos fundamentales expuestos por el líder de la

Revolución Bolivariana.

Buen vivirSi alguien me pregunta,

¿cómo hay que vivir?Con dignidad, con decoro.Tener un nivel de vida sa-

tisfactorio, vivir bien —dice la sabiduría indígena que repre-senta el líder Evo Morales—; vivir bien, vivir con dignidad, que cada hombre, cada mujer, vea y sienta, satisfechas sus ne-cesidades, sus necesidades ma-teriales, alimentación, vivienda, vestido, necesidades materia-les, necesidades políticas: la li-bertad; necesidades sociales: la educación, el brillo del saber, la salud, el deporte, la distracción, la vida social, en paz, la seguri-dad social.

Bolívar lo dijo de esta ma-nera, en Angostura, en ese maravilloso discurso: “El mejor sistema será aquél que le pro-porcione a todo el pueblo, la mayor suma de estabilidad po-lítica, la mayor suma de seguri-dad social, y la mayor suma de felicidad posible”.

Felicidad, la felicidad como objetivo supremo en la políti-ca. Y esto depende de muchos

factores, pero uno de ellos es la economía. Como no hay una fórmula para hacer el socialis-mo, nadie busque un libro que diga, así se hace el socialismo; como un manual dice: así se hace un celular, o cómo se hace una chaqueta, cómo se hace un edificio; no, no existe.

Economía capitalistaLa economía política no sólo

abarca la economía social, sino que también debe abarcar la economía, el estudio de la eco-nomía no social. Porque uno pudiera decir que hay dos gran-des corrientes de la economía: la economía social y la econo-mía no social, o asocial.

La economía asocial o no social es precisamente la eco-nomía capitalista; ¿por qué? porque destruye la sociedad, va contra los valores de la so-ciedad, contra la existencia misma de la sociedad, contra los principios éticos de una so-ciedad, que tiene que fundarse en la igualdad, en la justicia, en la vida, en la dignidad de cada uno, y en la dignidad de todos.

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Y eso en el capitalismo es im-posible, la vida de todos, la dig-nidad de todos.

En el capitalismo, también lo decía Aristóteles mucho an-tes que Einstein, en su Tratado sobre la política, que un siste-ma —no se hablaba entonces todavía de capitalismo y socia-lismo— en el cual una minoría se vuelva cada día más rica y se adueñe de los beneficios que a todos les corresponden y aban-done a la mayoría a la miseria es una sociedad inviable, y ya no es una sociedad, se convier-te en una guerra por la sobre-vivencia.

Esa es la sociedad —si es que así pudiéramos llamarla— capitalista, que termina siendo una sociedad violenta, inhuma-na y, por tanto, no es realmente una sociedad, es otra cosa. Es la ley de la selva. ¡Sálvese quien pueda!.

La relaciones económicasLa economía estudia cua-

tro modelos de relaciones: el primero, es el sistema de las relaciones de propiedad; el se-

gundo, las relaciones de pro-ducción; el tercero, las relacio-nes de distribución y el cuarto, la relaciones de consumo.

Métanle el ojo a esos cua-tro ámbitos de relaciones que son sociales, de los hombres y mujeres entre sí, y entre ellos y la naturaleza, como lo decía Ignacio Ramonet. Un mode-lo económico productivo que destruya la naturaleza eso no es un modelo económico, es otra cosa.

Es un salvajismo, es la de-predación de la vida. Y ese es el capitalismo salvaje, que nos lleva a la barbarie.

En el modelo capitalista reinan, se convierten en he-gemónicas, las relaciones de propiedad privada; instala su hegemonía la propiedad pri-vada. Por eso es que se creen reyes los ricachones, dueños de grandes extensiones de tierra y de monopolios y grandes fábri-cas en Venezuela, y arremeten con tanto odio contra nosotros, porque estamos planteando el modelo socialista, donde debe imponerse la hegemonía de la

propiedad social, no de la pro-piedad privada; y estamos ha-blando de la propiedad social en distintas variantes, propie-dad social directa, indirecta, propiedad comunal, comuni-taria, modelos mixtos, mode-los mixtos de propiedad, pero siempre en el socialismo, con la hegemonía de la propiedad social sobre la propiedad no social.

Propiedad de los medios de producción

En la medida en que vaya-mos avanzando en el camino, seguirá creciendo en Venezue-la la propiedad social sobre los medios de producción. ¡Sobre los medios de producción he dicho! Óiganlo bien.

¿Y por qué digo que hay que oírlo bien?, porque ustedes, seguramente, habrán oído a la burguesía —gran propietaria que tiene grandes propiedades y las defiende, por supuesto— tratar de tergiversar mi plantea-miento, nuestro planteamien-to; tratar de meterle miedo al pueblo diciendo, por ejemplo,

cosas (que no son ciertas) que Chávez les va a quitar la vivien-da. No.

Ustedes saben que es men-tira, más bien estamos cons-truyendo cuantas viviendas podamos para asignársela en propiedad a la familia venezo-lana, y en el socialismo cada fa-milia deberá tener su vivienda propia.

Propiedad significa propia, propio viene de propiedad. No que Chávez nos va a quitar los vehículos; ¡todo lo contrario!, ¡estamos haciendo vehículos para que sean propios de us-tedes!. La propiedad personal, familiar más bien la estamos multiplicando.

La Revolución, por ejemplo, le ha dado título de propiedad a millones de personas, cientos de miles de familias. Eso co-menzó hace años en Caracas. Aquí, en Maracay, estúdiame bien eso Isea [Rafael Isea, go-bernador de Aragua], porque vamos a acelerarlo; aunque sea un ranchito por allá muy humil-de, bueno, aquí tienes tu título de propiedad de la tierra don-

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de tienes tu ranchito, porque ahí vamos a hacer una vivienda y vamos a mejorar la vivienda.

Propiedad SocialAhora, la propiedad privada, la propie-

dad social sobre los medios de producción, ¿cuáles son los medios de producción?. El primero: la tierra. La tierra, por ejemplo, es por naturaleza propiedad social.

Muchos dicen: “No, esta tierra es mía”. Mentira. Busquen los títulos a ver si es ver-dad que aguanta un análisis histórico-jurí-dico, lo que llaman la cadena de propiedad de la tierra. Casi todas las tierras venezola-nas que hoy siguen en manos de grandes propietarios fueron ocupadas ilegalmente, se las quitaron al pueblo, masacraron a los indígenas, a los campesinos y se adueña-ron.

La tierra debe ser de propiedad social.El capital, ése es otro de los factores de

producción, pero no para el capitalismo, no, es para ponerlo al servicio del socialis-mo.

La tecnología, la mano de obra, la capa-citación y la organización de los trabajado-res. He allí los factores de producción, los medios de producción y cuando uno dice el capital, estamos hablando de las máquinas, la maquinaria, las herramientas, la fábrica.

Esas maquinarias, esas herramientas,

esas fábricas deben ser de propiedad del pueblo, de propiedad social dirigida y pla-nificada por los trabajadores y las traba-jadoras, y ustedes tienen que prepararse para eso, muchachos, muchachas.

Propiedad social sobre los medios de producción, las relaciones de propiedad, las relaciones de producción.

Las relaciones de producción, el segun-do ámbito en el capitalismo, son sobre todo relaciones de explotación: un patrono que explota a unos esclavos, esas son las relaciones de producción.

TrabajoEntonces las relaciones de producción

en el trabajo productivo, en la fábrica, no pueden ser —no pueden seguir siendo— las relaciones capitalistas, en las que el pa-trono explota y convierte a los trabajado-res en verdaderos esclavos y máquinas, le sacan el jugo en la vida útil y después los echan a la miseria, y los convierten en ejér-citos de harapientos.

El socialismo debe liberar al trabajador, liberar a la trabajadora y crear nuevas rela-ciones de trabajo, nuevas relaciones técni-cas y sociales de producción, relaciones de liberación.

En una fábrica donde todos seamos iguales, aún cuando algunos perciban un salario superior a otros, es decir, un inge-

niero, alguien que tiene diez años de tra-bajo, es como en un cuartel, la antigüedad, pues, recibe un salario superior a alguien recién graduado que llegó a empezar a tra-bajar, porque por ahí andan diciendo los burgueses en sus periódicos, en sus tele-visoras, repitiendo por las radios todos los días que Chávez va a poner el salario igual para todos y, además, va a ser salario míni-mo para todos.

No, ustedes saben que eso es mentira. El salario mínimo lo que estamos haciendo es incrementándolo, otra vez. A pesar de la crisis mundial, este año se incrementa en más de 20 por ciento y es el más alto de toda América Latina, el salario mínimo de

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los trabajadores venezolanos.Ahora, salarios dignos. Eso sí. Dignos

para todos los tipos de trabajo, porque to-dos los tipos de trabajo y las formas de tra-bajo son dignas de reconocimiento, y de-bemos vernos como iguales, eso es como un juego de pelota.

No es la igualdad absoluta, no. Somos diversos, sólo que las circunstancias nos igualan y somos iguales.

Decía Bolívar: “La naturaleza nos hace desiguales, pero luego vienen las leyes, y el sistema social y nos hace iguales...”.

Eso es socialismo del bueno, el socialis-mo de Bolívar, la igualdad social, la igual-dad política, la igualdad en lo económico.

Comercio justo y consumoLa distribución, ése es un sistema tam-

bién muy importante. Hay que planificarla para que sea igualitaria y no ocurra lo que sigue ocurriendo en el capitalismo, y segui-rá ocurriendo mientras haya capitalismo, la especulación.

El ejemplo que ya poníamos y, por otra parte, el sistema de la apropiación del pro-ducto por parte de los capitalistas y de una minoría que se lleva los grandes beneficios. No. Eso debe generar beneficios para to-dos, un sistema de distribución igualitario, justo. Comercio justo y no libre comercio, que es injusto.

El consumo, garantizar la satisfacción de las necesidades de todos. No le pierdan el ojo a esos cuatro sistemas de relaciones que van definiendo el sistema económico; lo va definiendo, o se va por el capitalismo que es el sistema no social, o nos vamos por el socialismo. Por donde vamos noso-tros construyendo la patria socialista.

No se trata sólo de producir alimentos o máquinas, se trata sobre todo de producir el hombre nuevo, la mujer nueva, que no es

otra cosa que lo que vino a anunciar Cristo, el verdadero ser humano —dijo Cristo—, el hombre debe ser el alfa y el omega, el co-mienzo y el fin.

Sólo así tendremos verdadera humani-dad; sólo así tendremos verdadera patria. Bolívar lo dijo antes de morir: el día verda-dero de nuestra patria no ha llegado, pero llegará, muchachos, muchachas, llegó la hora de la patria socialista. ♦

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Retrospectiva

Discurso del Presidente de la República del Ecuador,

Rafael Correa Delgado, en la Ceremonia de

Inauguración de las Jornadas de Participación Ciudadana

Guayaquil, 17 de mayo de 2011

Queridas compañeras, que-ridos compañeros:

Bienvenidas las mujeres y los hombres de todos los rincones de esta región andina, fecunda y solidaria. Bienvenidos los in-dígenas, los dirigentes sociales, los labradores, los empresarios, los sembradores, las mujeres transformadoras, los afro des-cendientes, los que tienen el corazón abierto de par en par a la esperanza; bienvenidas las compañeras que trazan el des-tino con su esfuerzo silencioso, casi nunca reconocido; para to-das, para todos, un abrazo com-bativo, pero un abrazo también fraterno.

Simón Bolívar, blandiendo su espada refulgente, nuestra Manuela Sáenz, Bartolina Sisa de Bolivia, Policarpa Salavarrie-ta de Colombia y Micaela Bas-tidas de Perú, las “Libertadoras de los Andes”, Eloy Alfaro Del-gado, son voluntades y ejem-plos que acompañan a nues-tros pueblos en estos procesos de transformación, su ejemplo integracionista y libertario, nos cobija.

Estamos aquí para ratificar la participación ciudadana, para ratificar las economías po-pulares, solidarias, incluyentes; para ratificar que nuestras eco-nomías, más allá de apuntar al equilibrio del mercado, deben orientarse al equilibrio del ser humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza; la contribución de la economía a este equilibrio será posible con un adecuado reconoci-miento del ser humano como sujeto y fin, que propenda a una relación dinámica y equi-librada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza y que tenga por ob-jetivo garantizar la producción y reproducción de las condicio-nes materiales e inmateriales que posibiliten el Buen Vivir. La economía de mercado es solo una parte de la economía; y, tal vez la mayor parte, al menos en nuestras realidades, [que] pasó invisibilizada durante tanto tiempo, [es] esa economía po-pular y solidaria que contribu-ye con cerca del cincuenta por ciento del empleo nacional.

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Un abrazo fraterno para to-dos los participantes de estas Jornadas de Participación Ciu-dadana, que buscan promover la cohesión económica y so-cial en la Integración Regional. Este momento en la historia de nuestros pueblos nos marca la unidad efectiva como necesi-dad urgente, como promesa y sueño entre nuestras econo-mías, entre nuestras culturas.

Este es un proceso único e irreversible en nuestra América, al que tenemos que enriquecer con reflexión profunda, sobre los objetivos, políticas, estrate-gias y programas de desarrollo social, desde la perspectiva y desafíos de los procesos de in-tegración regional a nivel andi-no, sudamericano y latinoame-ricano. Debemos aprender de Bolívar que pensaba en siglos y miraba en continente; debemos ajustar la brújula de la historia porque desde que despertaron nuestros pueblos a una nueva mirada, nuestro norte es: el sur.

Este momento es muy im-portante en los procesos na-cionales y regionales de defi-

niciones; pero, sobre todo de concreciones necesarias para la transformación de nuestras realidades. La reflexión es im-portante, pero también la ac-ción; y, en muchas ocasiones la utilización de mecanismos de prueba y error sobre estos nuevos conceptos de modelos de desarrollo, donde poco se ha escrito y menos se ha hecho.

Estamos abriendo camino, compañeros; por supuesto que nos vamos a equivocar en ese camino, pero la ruta es la co-rrecta y tenemos que aumentar la velocidad, y sin vacilaciones. Hay que tener el aspecto de re-flexión, pero también una ac-ción contundente. Y no perder-nos. Y no dejar que nos pierdan, que nos desvíen, sobre todo los que utilizan nuestro mismo lenguaje –“izquierda”, “justicia social”, etcétera-… Revisen tan sólo –no hay donde perderse- quiénes votaron con los secto-res más aristocráticos de este país… No hay dónde perderse, para saber con quién estuvo la verdadera izquierda.

Resulta válido señalar que

en esta lógica, en el Ecuador seguimos avanzando. El 10 de mayo ha sido ya publicada la Ley de Economía Popular y Solidaria y su Sector y Sistema Financiero. Por poner un ejem-plo: las Cooperativas, que tie-nen otra lógica que la banca moderna (muchas son coopera-tivas de ahorro y crédito, pero también productivas, de desa-rrollo social, es decir desarrollo integral), eran regidas por la Su-perintendencia de Bancos, que no sabía absolutamente nada de cooperativas y nunca enten-dieron la lógica cooperativista. Con la nueva Ley, ya las coope-rativas de este país tienen su propia Superintendencia, uno de los tantos aportes positivos de la Ley de Economía Popular y Solidaria recientemente apro-bada. Instrumento que induda-blemente marcará un hito en esta construcción del país del buen vivir, una ley que propo-ne un nuevo modelo de orga-nización económica alternativa a la economía privada, de mer-cado y pública, ya señaladas en nuestra Constitución.

Durante la larga y triste no-che neoliberal la economía po-pular y solidaria no sólo que no fue reconocida sino que fue in-cluso criminalizada, dentro de un supuesto “modelo exitoso” que, como dice Galeano: “en vez de multiplicar los panes, hace lo imposible para suprimir a los comensales”. La pobreza, la informalidad, la mala calidad y el caos, no son sinónimos de la Economía Popular y Solida-ria; la eficacia, la eficiencia, la buena calidad, la organización, el trabajo duro, la generación de riqueza son condición para que este nuevo sistema econó-mico se construya, sea sosteni-ble y se dinamice…

Y podemos lograrlo. Tene-mos que superar mitos, por ejemplo: que economía popu-lar y solidaria es economía de subsistencia, y que la acumu-lación es mala, ¡por favor! Hay que acumular para salir de la pobreza –otra cosa es acumu-lar con la lógica capitalista, que tal vez nos llene de bienes ma-teriales y cada vez nos deshu-maniza más, ¿verdad?-, eso nos

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permite la economía popular y solidaria: crecer, generar em-pleo, ingresos, salir de la pobre-za, sin deshumanizarnos; que el trabajo participe directamente de los beneficios de la empre-sa, que se repartan socialmente de mejor manera los frutos del progreso…

Tendremos que seguir dis-cutiendo, construyendo, erran-do y acertando, deberemos te-ner la inteligencia innovadora, creativa, para encontrar las res-puestas, nuestras respuestas… El peor pecado que podemos cometer, el peor pecado que puede cometer la izquierda –como lo cometió ya histórica-mente- es tener las respuestas antes de saber las preguntas, ¿verdad? Tenemos que encon-trar nuestras propias respues-tas, sin negar el aprendizaje que la historia nos ha legado, aprendiendo de nuestros an-cestros, aprendiendo de nues-tra cultura, incluyéndola.

La memoria es subversiva. Cuando en el Ecuador se produ-jo el feriado bancario, producto de la descomposición ética, de

la corrupción de la banca… –esa que no se va a dar nunca más, gracias a ese “Sí” esplen-doroso del pasado 7 de mayo… ya esos feriados no se van a po-der dar en este país, ya los ban-queros no van a poder tener otra clase de empresas, no van a poder tener esos conflictos de intereses-… Cuando ocurrió ese feriado bancario, producto, insisto, de la corrupción de la banca, del aparato financiero que captaba el ahorro y articu-laba la actividad económica de sectores altos y medios, sólo la economía popular, solidaria, las cajas de ahorro, las pequeñas cooperativas populares, que-daron en pie, e incluso se forta-lecieron en virtud del esfuerzo de la gente sencilla por sacar adelante sus pequeños proyec-tos, sus necesidades económi-cas, financieras, sociales, cultu-rales, por su propio esfuerzo.

Ahora, en el nuevo Ecuador, la Constitución reconoce varias formas de propiedad, lo cual nunca se había hecho: estatal, pública, privada, mixta, coope-rativa, comunal, familiar, etcé-

tera; y así mismo, existen em-presarios grandes, medianos, pequeños, pequeñísimos… Nuestra Constitución reconoce todas esas formas de propie-dad, de actividad empresarial, porque ahora la Patria ya es de todos y no solo de unos cuan-tos privilegiados.

La Economía Popular y Soli-daria agrupa a una serie de ac-tividades económicas que an-tes no eran tomadas en cuenta, que no tenían un marco legal, que carecían de un reconoci-miento social o institucional;

que sencillamente, no existían (o no las querían hacer ver que existían)… Y sin embargo, lo que ha sustentado por siglos a nuestra sociedad ha sido y es, en gran medida, como lo de-mostraron en esa crisis terrible de 1999, esa economía popular y solidaria.

Prohibido olvidar, al Ecuador lo han sostenido los pobres; y hablemos claro (a mí me dicen por eso que promuevo la lu-cha de clases, la división entre ecuatorianos), lo que aquí pre-domina es una verdad, –la ver-

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dad aunque duela-, a este Ecua-dor lo han sostenido los pobres y lo han tratado de hundir los poderosos: los banqueros co-rruptos, los gobiernos lacayos y entreguistas, los sucretizado-res, aquellos que la prensa co-rrupta revive, los que intentan darnos clases de economía, de democracia, de buenas cos-tumbres…

¿Saben ustedes cual es la mayor incautación de bienes privados en la historia de este país? No la hizo Correa, no la habrían hecho Chávez ni Mora-les, no la hizo un gobierno de izquierda, la hizo un gobierno de la más recalcitrante derecha de la historia que se recuerda, el gobierno neoliberal de Jamil Mahuad al congelarnos un año nuestros depósitos, ¿o ya se olvidaron…? Los ‘adalides’ del libre mercado, de la propiedad privada, fueron los que incau-taron los depósitos del pueblo ecuatoriano.

Y, ¿saben lo que hicieron en el 99 para salvar a los ban-queros? (quebraron los bancos, pero los banqueros siguieron

más prósperos que nunca y si-guieron dominando a nuestro país)… El 7 de mayo, en paz y democracia se ha dado un gol-pe, pero histórico, para acabar con esa impunidad, al prohi-bir que los banqueros tengan otra clase de negocios fuera de la banca… ¿Saben lo que hicieron? En marzo del 99 nos congelaron los depósitos, impi-dieron que sacáramos nuestro dinero, ¡nuestro dinero! Nos lo congelaron en sucres: si yo te-nía un millón de sucres (el tipo de cambio era 10 mil sucres por dólar), me congelaron 100 dó-lares. Un año después, empeza-ron a devolver en dólares, pero a 25 mil sucres por dólar esos 100 dólares se convirtieron en 40 dólares. Nos robaron el 60% de nuestros depósitos y se lo transfirieron a los banqueros. A este país lo hemos sostenido los pobres, compañeros.

¿Saben qué más pasó? Des-pués de esto, como sostenían que si los banqueros no están más prósperos que nunca, la economía no podía marchar bien, empezaron a marcar ré-

cords históricos en utilidades los mismos banqueros que nos habían quebrado; pero, en lu-gar de dejar su dinero en el país –por supuesto utilizando los eufemismos que siempre están al alcance para justificar la falta de confianza, la falta de cariño por su patria-, empeza-ron a mandar miles de millones de dólares afuera. ¿Y, quiénes mandaron plata adentro?, los dos millones de ecuatorianos que tuvieron que emigrar de este país por esa crisis banca-ria. Dos millones de ecuatoria-nos que con sus esfuerzos en Murcia, en Valencia, en Madrid, en Milán, en Roma, en Nueva York, lograron unos cuantos euros, unos cuantos dólares y mandaban esa platita al Ecua-dor. Eso es lo que sostuvo la economía hasta antes de nues-tro gobierno: las remesas de los migrantes. Pero fíjense la paradoja, los supuestos exper-tos en economía, de los cuales depende la buena marcha de la economía, del mercado, etcéte-ra, captaban el dinero, hacían utilidades con nuestra plata y

después de quebrar mandaban afuera nuestra plata. Mientras que, los que fueron expulsa-dos, exiliados de la pobreza, expulsados de su propia tierra por la crisis bancaria, con tanto sudor se ganaban unos dólares, unos euros, y los mandaban a su país. De tal magnitud fue-ron esas remesas de migrantes –ahora han bajado un poco en importancia- que superaron el promedio de exportaciones petroleras de los 90… Y eso es lo que sostenía la dolarización de la economía.

A nuestro país, compañeros, no lo han sostenido los ricos, lo hemos sostenido los pobres. Pero, ¡con qué arrogancia esos que quebraron la economía del país nos quieren seguir domi-nando! Y qué pena que algunos que se llaman de izquierda –la izquierda infantil, la izquierda oportunista, la izquierda garro-tera, la izquierda simplemente tonta-… ahora sean los me-jores aliados de los sucretiza-dores, de los incautadores de depósitos, de los neoliberales, de las más rancias oligarquías

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y burguesías de este país, ¡qué pena! Los que tienen LA NEGA-CIÓN DE LA PATRIA marcada en la frente. Esos sepultureros del país, que ahora quieren apare-cer como sus resucitadores… esos no nos mantuvieron, com-pañeros, nos mantuvieron los pobres.

La economía popular y so-lidaria involucra a las amas de casa; ellas, porque la inmensa mayoría son mujeres… –y oja-lá algún día cambie esta reali-dad, ¿por qué no tener “amos de casa”?, ese es uno de los grandes desafíos de la cultura latinoamericana: romper el ma-chismo… y esto es lo que nie-gan los que se llenan la boca del “respeto a la mujer”, respe-to a la mujer siempre y cuando cumplan el rol histórico que les impuso la sociedad machista: quédense en la casita, haciendo quehaceres domésticos, ¡cuida-do se les ocurre opinar, cuidado se les ocurre participar en po-lítica, cada quien en su lugar… -¡esa es la mayor falta de respe-to que puede haber!-… ellas, porque la gran mayoría son

mujeres, amas de casa, tienen que tener derecho a la seguri-dad social, a las pensiones ju-bilares, a la salud. Soñamos en grande, lo que buscamos con nuestras políticas en beneficio de las y los ecuatorianos, es ga-rantizar trabajo estable, justo, digno; buscamos alcanzar un mayor bienestar individual y social, a través de la generación de diversas capacidades en las personas, bajo condiciones de igualdad, seguridad y dignidad.

Lideresas transformadoras, como esas mujeres montu-bias… ¡Viva la mujer montubia! Les agradecemos muchísimo por ese apoyo, en los sectores rurales de la costa hemos gana-do por lo menos 70 a 30 la con-sulta popular. ¡Dios les pague, nunca les vamos a fallar com-pañeras! Lideresas transforma-doras, empresarios honestos y solidarios, (y empresario no es solo el pelucón que estuvo en una cámara de producción ha-ciendo política en vez de hacer empresa, empresario es tam-bién ese vendedor ambulante que tiene sus tortillitas en un

canasto y se arriesga día a día a que vengan municipales tro-gloditas, inconstitucionalmen-te a quitarles su mercancía, porque está prohibido por la Constitución; todos tenemos que respetar las normativas, in-cluida la normativa municipal, pero no se puede criminalizar a un padre de familia desem-pleado que lo que busca es llevar un mendrugo de pan a la boca de sus hijos, y no se le puede incautar la mercadería, y está prohibido constitucio-nalmente, por pelucones o im-portantes que se crean ciertos alcaldes… Esos, para mí, son los más claros empresarios, los que generan empresa, los que asumen riesgos; porque, aquí hay muchos “empresarios” que no asumen ningún riesgo, por-que siempre –al menos antes de nuestro gobierno-, sabían que tenían toda una institucio-nalidad del Estado para garan-tizarles las ganancias, hagan lo que hagan. Para mí los mejores empresarios son: ese comer-ciante informal, ese vendedor de empanadas, ese que para no

quedarse en el desempleo mar-cha con su botellita a vender un vasito de cola y ganarse digna-mente unos cuantos dólares. Bienvenidos esos empresarios honestos, solidarios, de las organizaciones de pequeños productores, aquí tenemos la oportunidad de trascender ha-cia el futuro; es largo el camino a recorrer, el camino no está lle-no de rosas, pero es grande el entusiasmo, el coraje y la ener-gía para hacerlo; sobre todo, tengan la plena conciencia compañeros, que ahora tienen un gobierno que es de ustedes, y sólo responde antes ustedes, no ante los poderes que siem-pre dominaron a este país.

En este camino hay que ven-cer muchos obstáculos y tram-pas. Hay quienes piensan que participación ciudadana es lo mismo que colgarse el letrero de “actores sociales”, “líderes sociales”, “grupos sociales” e intentar imponer agendas que no han sido aprobadas por un verdadero mecanismo demo-crático y participativo. Aquí, se llenan la boca algunos hablan-

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do de participación y lo único que quieren es mandar sin ga-nar elecciones. De hecho, en estos cuatro años he aprendido muchas cosas, soy mucho me-nos ingenuo que el 15 de enero del 2007 cuando asumí el man-do, y créanme que me he dado cuenta que muchos “dirigentes sociales” de “organizaciones sociales” no son otra cosa que políticos, de movimientos po-líticos que no pueden ganar elecciones, y en nombre de movimientos sociales quieren mandar sin ganar elecciones.

Eso, tampoco lo vamos a per-mitir. Bienvenidos los verdade-ros dirigentes sociales de orga-nizaciones sociales que velan por el bien común, en forma participativa y democrática, y no aquellos que se nombran representantes de todos y no ganan media elección.

Si cierta dirigencia indíge-na es tan importante, si nos ha vencido de acuerdo a ellos –qué bueno que estén con-tentos-; ellos, están contentos porque no perdieron con mu-cho, y nosotros estamos con-

tentos porque hemos ganado en las diez preguntas. Todo el mundo está contento, ¡qué ma-ravilla!… En todo caso, son tan poderosos que hasta lograron que La Puntilla vote con ellos, porque La Puntilla nos da 5 a 1. ¡Qué coincidencia, los ricos vo-tando al lado de los más pobres entre los pobres! ¿No será que están siendo utilizados? Pero, si son tan poderosos, que se lancen en la próxima elección presidencial, el 2013, para ver cuántos votos sacan. Pero aquí nadie nos va a imponer la agen-da, que no sean el pueblo ecua-toriano, las grandes mayorías. Suele darse un juego perverso, una aproximación peligrosa al caos y al chantaje; y, asimis-mo, con sospechosa frecuencia ocurre que algunos supuestos “actores sociales” terminan po-niéndose al servicio de posicio-nes reaccionarias, opuestas al avance real de los derechos y las sentidas aspiraciones históricas de los pueblos. ¿Quién que se considere de izquierda puede creer que es coherente votar al lado de un Oswaldo Hurtado?!

Aquí no hay dónde perderse. ¿Con quiénes están los pobres? Revisen la votación nacional. ¿Y a quiénes ayudaron ciertos sec-tores que se llaman de izquier-da en la última justa electoral? Aquí, no hay dónde perderse. Son aquellos que dicen No, a la consecución de derechos de los trabajadores, como el de la obligatoriedad de afiliación a la seguridad social. La décima pregunta proponía penalizar la no afiliación a la seguridad social, porque todavía tenemos más de un millón de trabajado-res en relación de dependen-cia no afiliados a la seguridad social. ¡Es posible creer que haya habido grupos sindicales y grupos de izquierda que se opusieron a la pregunta 10! … ¿Para qué?, para hacerle daño al gobierno. Es decir, la izquier-da infantil, la izquierda boba: o estoy con el poder o estoy contra el poder, no hay término medio; y, para estar contra el poder, incluso tengo que trai-cionar mis principios, dejar de defender los derechos labora-les. Qué vergüenza, la historia

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los sabrá juzgar, compañeros. Hay que ser consecuentes en el decir y el hacer.

No nos engañemos, pue-de haber retórica del sector mestizo, repetida por ciertos dirigentes indígenas, y esto es muy importante, esta es una idea fuerza, pero el principal problema de nuestros pueblos ancestrales, de nuestros pue-blos afro-descendientes, de nuestras comunidades, de la inmensa mayoría de excluidos, ha sido y sigue siendo la pobre-za. Es intolerable que el nacer indio, nacer negro en nuestra América, sea prácticamente sinónimo de ser pobre, nacer y morir pobre. ¡Eso, no es to-lerable más tiempo! Tenemos que cambiar y de forma rápida, revolucionaria; por supuesto, respetando la plurinacionali-dad, las culturas. Pero sabien-do que el principal desafío es salir de la pobreza; la pobreza no es buena, compañeros, se la ha mitificado. La pobreza ele-gida voluntariamente, la Madre Teresa de Calcuta, ¡qué cosa más bella!, cercana a la santi-

dad…; pero la pobreza socioe-conómica es un crimen social. Y América Latina es la campeona mundial de ese crimen: somos el continente más desigual del mundo, y la región andina la re-gión más desigual de ese conti-nente. Esto es un crimen social. La pobreza socioeconómica es un crimen y no podemos tole-rarla más. Y por primera vez en la historia, ese crimen social no es fruto de la escasez de recur-sos, como era en la Edad Media, no había alimentos para toda la población. Ahora hay abundan-cia de recursos. Ese crimen so-cial, esa pobreza socioeconó-mica, el hambre, son fruto de sistemas perversos. Por eso, se vuelve el imperativo moral más importante de la humanidad en el siglo XXI, y por supuesto debe ser el imperativo moral más importante en América La-tina, el continente más desigual del mundo. Aquí en América Latina, con el nivel de produc-ción, el ingreso que tenemos, se podría eliminar la pobre-za. ¿Qué es lo que pasa? Mala distribución, fruto de sistemas

perversos. Eso no se puede to-lerar un solo día más. Ese es el gran desafío de nuestra Améri-ca… De las organizaciones so-ciales, de las cooperativas, las comunidades… tampoco tene-mos dónde perdernos, compa-ñeros: SALIR DE LA POBREZA. Y no perpetuarla, y no confun-dirnos con discursos que no son los nuestros, que tal vez son funcionales al primer mun-do: “no extraigan, no exploren, no produzcan, muéranse de hambre, nosotros ya tenemos la barriga llena pero queremos venir de turismo acá a ver su ecología y su alta biodiversi-dad. ¡Basta también de esos engaños, compañeros! Nuestro principal desafío es salir de la pobreza; que nuestros hijos vi-van mejor de lo que nosotros vivimos; nuestros nietos, mejor que nuestros hijos y mejor que nosotros mismos. Pobreza que significa exclusión de siglos, que no podemos permitir que siga existiendo.

Frente a todo esto es que se levanta la economía popular y solidaria como una alternativa

real de producción de valor, de conseguir el buen vivir, la economía sustentable. Por eso, los esfuerzos de la Comunidad Andina en la dirección correcta: la inclusión productiva, la eco-nomía solidaria y sus vínculos, que debe pensarse más allá de los límites provincianos, debe ser un motor de bienestar, no algo “folklórico”, parte del folklore de una región, su eco-nomía popular y solidaria; no, debe ser un motor de bienestar para nuestros pueblos integra-dos, debe pensarse en térmi-nos de Patria Grande. ¡Qué bue-no que se esté hablando de la economía popular y solidaria, y la participación ciudadana, y la inclusión, a nivel regional, a nivel andino!

La economía familiar, los emprendimientos comunita-rios, las formas de colaboración (que al interior de nuestros pueblos ancestrales, son múl-tiples, no solo es la minga, hay otras formas de colaboración, de economía comunitaria, soli-daria); los mercados, las ferias… La organización cooperativa,

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sea para la producción o para las finanzas, las cajas de ahorro, los bancos populares…, las labo-res para el riego comunitario, el mantenimiento y limpieza de ca-nales, la vigilancia comunal para la seguridad, las juntas de veci-nos, una infinidad de acciones, muchas tradicionales, fortalecen el concepto de economía popular y solidaria, engrosan el caudal de la economía popular y solidaria y nos permiten crear empleo, in-gresos, salir de la pobreza sin la deshumanización que implica el capitalismo.

¿Qué hicieron nuestros mi-grantes cuando los banqueros y los gobiernos de la partidocracia hundieron al país? ¡Los migran-tes lo sostuvieron con sus reme-sas! Los pobres mantuvieron a flote, al país, con su trabajo, con su sacrificio, con sus ahorros en-viados mensualmente en forma de remesas. Las remesas de nues-tros hermanos migrantes han fi-nanciado en gran medida y son el sustento de la economía po-pular; especialmente cuando no se transforman en consumo sun-tuario o de bienes importados,

sino que engrosan esfuerzos de ahorro o se invierten para mejo-rar micro, pequeños o medianos emprendimientos empresariales. Los migrantes también han teni-do importantísima incidencia en consolidar la economía popular y solidaria de nuestro país.

La economía, la participación ciudadana, las cuestiones de gé-nero, los temas de inclusión de culturas y nacionalidades, están presentes en este encuentro. Los gobiernos tienen que ponderar en sus políticas públicas estas “nuevas” realidades, entre comi-llas, porque siempre existieron, pero durante siglos se las invisi-bilizó, que son tan antiguas –es-tas nuevas realidades entre comi-llas- como la misma humanidad, solo que permanecieron ocultas, eclipsadas por prejuicios, por visiones sesgadas desde el ma-chismo, los chauvinismos, la bur-guesía, la oligarquía, la peluco-nería… Es decir, la economía de los pobres no era economía, solo la economía industrial del gran capital, etcétera… Y eso no lo hacen ni de malos, compañeros, lamentablemente así nacieron,

así se formaron… Thomas Jeffer-son, el principal autor de uno de los documentos más bellos de la historia de la humanidad, que es la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que dice: “Estas verdades son evidentes en sí mismas: que todo hombre na-ció libre, igual, para ser feliz, et-cétera… Pero Thomas Jefferson era propietario de 200 esclavos. ¿Es que Jefferson era un mentiro-so? No, sencillamente para él los esclavos no eran seres humanos. Lo formaron así, nunca se le ocu-rrió aquello. Así más o menos son las burguesías latinoamericanas: se llenan la boca hablando de “democracia”, de “libertad de ex-presión”, de “igualdad de oportu-nidades”… Pero, para ellos, para los del círculo, los de la argolla… El resto, no existe. Y eso no lo hacen de malos, así nacieron, así crecieron, así se formaron. ¿Qué mayor libertad de expresión que la consulta popular?... y dicen que esta impide la libertad de expre-sión. Pero como los pobres ahora sí se expresan, están bravísimos. Y ese es el gran desafío de nues-tra América, romper esa relación

perversa de poderes. El desa-rrollo no es un factor técnico, es sobre todo un factor político, depende de factores políticos. Hace falta cambiar las relaciones de poder. ¿Por qué América La-tina ha estado retrasada duran-te siglos, siendo una región con tanta potencialidad, con tanto recurso natural? Porque había unas élites que nos dominaron, absolutamente excluyentes. No había, como en otros países, éli-tes modernizadoras que trataron de socializar los frutos del pro-greso. Las nuestras trataron de concentrarlos para diferenciarse aún más. Ese es el gran desafío de nuestra América, desafío que exi-tosamente estamos enfrentando en nuestro país. Un paso histó-rico adicional se dio el pasado 7 de mayo. En paz y en democracia se ha logrado un cambio históri-co en la correlación de fuerzas. El pueblo ecuatoriano, en las urnas ha ordenado que los banqueros, los medios de comunicación, sólo se dediquen a la banca, a la comunicación, nunca más “mul-tiempleos” y “multiempresas” con los consiguientes conflictos

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de intereses. Que haya una ley de comunicación que nos pro-teja de los excesos, de los abu-sos de la prensa corrupta, que trate de proteger un Estado de derecho que intenta ser reem-plazado por un “Estado de opi-nión”, donde mandan los me-dios de comunicación. Hemos logrado algo histórico, esto es leyenda, está sirviendo de ejemplo planetario. Cambios que antes solo eran concebi-bles a través de revoluciones violentas, que se están dando en paz y en democracia. Estos cambios implican básicamente una modificación de las rela-ciones de poder, para que aquí ya no manden los medios de comunicación, los banqueros, unas cuantas élites, sino que manden las grandes mayo-rías; para transformar nuestro Estado, del Estado burgués a un Estado verdaderamente popular. Y todo lo estamos logrando en paz, en democra-cia, no con balas, no con bo-tas, con votos. Esto es lo que les molesta a los que están perdiendo sus privilegios.

Compañeras, compañeros:En estas Jornadas se pro-

ducirán encuentros subregio-nales de afrodescendientes y de mujeres transformadoras, que servirán de espacio para discutir esos grandes temas de experiencia campesina, cultura andina y música mon-tubia, toda aquella diversidad de nuestros países que contri-buirá a enriquecer el marco de discusión para reconocernos e integrarnos; un abrazo inmen-so a esas mujeres libres, a esos hombres soberanos que día a día luchan por cambiar las re-laciones de poder que son en última instancia las que deter-minan, las que facilitan –o fre-nan e impiden definitivamen-te- el acceso a oportunidades, la redistribución de la riqueza social, son las que coartan o amplían los horizontes de una verdadera participación ciuda-dana. Porque, sin oportunida-des, sin equidad, la “participa-ción ciudadana” no pasa de ser un mero enunciado retórico, un saludo a la bandera, un as-pecto hasta “folklórico” como

mencionaba anteriormente.Saludo este evento que hoy

se inaugura en mi ciudad natal Guayaquil… y muchísimas gra-cias Guayaquil por ese inmen-so apoyo popular del pasado 7 de mayo, en la única pregunta que perdemos en Guayaquil es la pregunta 7, sobre la pro-hibición de casinos y juegos de azar, porque la gente supo discernir las preguntas, pese a que decía la burguesía que el pueblo es ignorante, que no sabría entender las pregun-tas…, en la única pregunta en la que ganó el No fue en la que el soberbio y prepotente bur-gomaestre de la Ciudad dijo que voten Sí…! Saludo este evento que hoy se inaugura en mi natal Guayaquil, donde los dueños del poder no se han enterado aún que hay en esta ciudad una población enor-me de quichua hablantes, que hay una población inmensa de afroecuatorianos (el pro-pio Gobernador de la provin-cia del Guayas, para escándalo de los pelucones, es un afro-descendiente); que hay, una

población de montubios, una población de cholos y chazos, de campesinos, de gente bue-na que ha emigrado desde to-dos los confines de la Patria al Puerto Principal. Los dueños del poder no se han enterado de que la inmensa mayoría de los habitantes de Guayaquil son gente sencilla, pueblo que trabaja (ese que no sale en los noticieros, no sale en los periódicos –a no ser como crónica roja y así vender más periódicos-, pero no sale como opinión pública, porque la opi-nión pública es la ‘opinión que no se publica’, como lo hemos visto el 7 de mayo pasado: la mayoría silenciosa venciendo, a todos juntos, a los cuatro po-deres más grandes que tiene este país, que han dominado a este país históricamente: ban-ca y poder económico, poder comunicacional, poder ecle-siástico, y poder de la partido-cracia; los cuatro, unidos, no han logrado vencer a la revolu-ción ciudadana y a su pueblo; los dueños del poder siguen negando que esa población es

38 Volver al índice

39Volver al índice

la que constituye, desde hace rato, el Guayaquil profundo, el verdadero pueblo, el que ha dicho DIEZ VECES SÍ a la Patria: Sí al cambio de estructuras, Sí a la reestructuración de la jus-ticia para acabar con los jueces corruptos (ya habíamos venci-do a la partidocracia pero no habíamos vencido a sus cóm-plices: los banqueros corrup-tos, la prensa corrupta, los jue-ces corruptos; el 7 de mayo se dio un paso trascendental para vencer a los cómplices de esa partidocracia), para acabar con las caducidades mañosamente permitidas que han soltado a miles de delincuentes contu-maces a las calles, para que sigan delinquiendo; a ese pue-blo que ha dicho Sí a que se sancione a los dueños de for-tunas mal habidas, también en el ámbito privado, -a los narco-traficantes, a los extorsionado-res, a los oportunistas-; que ha dicho Sí a que se controle los excesos de los medios contra la ética y la moral pública; ¡que ha dicho Sí al derecho de las y los trabajadores, de las em-

pleadas domésticas, a la segu-ridad social! ¡Nunca más en mi Patria, trabajadores sin afilia-ción a la seguridad social!

Pero no es suficiente lo rea-lizado, ahora el reto es mayor, deberemos redoblar esfuerzos y demostrar que esa otra mi-rada del mundo es posible, es realizable, deberemos todos generar espacios como éste, y en cada uno de los países im-pulsar la nueva mirada econó-mica, inclusiva, participativa, flexible. El gran reto del socia-lismo del siglo XXI no es negar el mercado, es dominarlo, im-pedir que ese mercado expul-se otras formas, otros modos de producción como la econo-mía popular y solidaria.

La Patria está de pie bus-cando una sociedad justa, equitativa y solidaria; una so-ciedad capaz de afirmar sus di-ferencias, como esencia de su propia unidad; una sociedad sin privilegios; una sociedad en donde los bienes que nos ofrece la naturaleza y los que se deben al talento humano creativo, no queden reserva-

dos para el disfrute, el mono-polio y el dispendio de los que todo lo tienen, sino que be-neficien a todos los hombres, mujeres, niños y ancianos de este país, sin diferencias de culturas, de etnias, de credos, ni tendencias. Ésta es la de-mocracia bolivariana, que no descansará mientras exista un solo niño desvalido; ésta es la democracia alfarista, que no puede bajar los brazos frente a los poderes fácticos; ésta es la democracia ciudadana que no puede detenerse mientras haya una madre indefensa; ésta es la democracia revolu-cionaria, que no abatirá sus banderas jamás, la democra-cia ciudadana que no descan-sará sus brazos ni su corazón mientras haya un solo obrero sin trabajo, un solo campesi-no sin tierra. Esta revolución está llena de pueblo, somos la decisión de millones de ciuda-danas y ciudadanos, por eso, a esta revolución de manos lim-pias, de mentes lúcidas, de co-razones ardientes por la Patria, nada ni nadie la podrá detener.

Mucha suerte en este En-cuentro.

Por nuestra nueva CAN.Por nuestra Integración An-

dina, más potente que nunca, que también debe ser Integra-ción Sudamericana.

Por nuestra Economía Popu-lar y Solidaria.

Por la Participación Ciuda-dana.

Por una Democracia no solo formal sino real, donde sean las grandes mayorías las que man-den.

Muchísima suerte, bienveni-dos y bienvenidas…

¡Hasta la victoria siempre, compañeros! ♦

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Documentos

Principios fundamentales del Tratado de Comercio de los

Pueblos (TCP)

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) fue una iniciativa de integración contrahegemónica impulsada por el Comandante

Hugo Chávez ante los intentos de recolonización imperial camuflados bajo la propuesta de un Área de Libre Comercio para las América (ALCA). La propuesta

inicial del ALBA (para entonces designada como “alternativa” y no como alianza plena) se produjo en diciembre del 2001 en el marco de la III Cumbre de Jefes de

Estado y Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la Isla de Margarita (Venezuela). Su institucionalización oficial se produce con la firma

conjunta de los protocolos de su fundación, entre el presidente de Cuba, Fidel Castro y de Venezuela, Hugo Chávez, el 14 de diciembre de 2004. En su III Cum-bre, el 28 y 29 de abril de 2006, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia,

Evo Morales, ingresa al ALBA con la propuesta de los TCP: Tratados de Comercio entre los Pueblos, que son instrumentos de intercambio solidario y complemen-

tario entre los países destinados a beneficiar a los pueblos en contraposición a los Tratados de Libre Comercio que persiguen incrementar el poder y el dominio de las transnacionales. A continuación reproducimos los principios fundamen-

tales que rigen dichos tratados de comercio solidario y emancipador.

1. Comercio con comple-mentariedad, solidaridad y cooperación, para que juntos alcancemos una vida digna y el vivir bien, promoviendo re-glas comerciales y de coopera-ción para el bienestar de la gen-te y en particular de los sectores mas desfavorecidos.

2. Comercio soberano, sin condicionamientos ni intromi-sión en asuntos internos, res-petando las constituciones po-líticas y las leyes de los Estados, sin obligarlos a aceptar condicio-nes, normas o compromisos.

3. Comercio complemen-tario y solidario entre los pueblos, las naciones y sus empresas. El desarrollo de la complementación socioproduc-tiva sobre bases de cooperación, aprovechamiento de capacida-des y potencialidades existentes en los países, el ahorro de recur-sos y la creación de empleos. La búsqueda de la complementa-riedad, la cooperación y la solida-ridad entre los diferentes países. El intercambio, la cooperación y la colaboración científico-técni-ca constantes como una forma

de desarrollo, teniendo en con-sideración las fortalezas de los miembros en áreas específicas, con miras a constituir una masa crítica en el campo de la innova-ción, la ciencia y la tecnología.

4. Protección de la produc-ción de interés nacional, para el desarrollo integral de todos los pueblos y naciones. Todos los países pueden industrializar-se y diversificar su producción para un crecimiento integral de todos los sectores de su econo-mía. El rechazo a la premisa de “exportar o morir” y el cuestiona-miento del modelo de desarrollo basado en enclaves exportado-res. El privilegio de la producción y el mercado nacional que im-pulsa la satisfacción de las nece-sidades de la población a través de los factores de producción internos, importando lo que es necesario y exportando los ex-cedentes de forma complemen-taria.

5. El trato solidario para las economías más débiles. Coo-peración y apoyo incondicional, con el fin de que alcancen un nivel de desarrollo sostenible,

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que permita alcanzar la suprema felicidad social. Mientras los TLC imponen reglas iguales y reci-procas para grandes y chicos, el TCP plantea un comercio que re-conozca las diferencias entre los distintos países a través de reglas que favorezcan a las economías más pequeñas.

6. El reconocimiento del pa-pel de los Estados soberanos en el desarrollo socio-econó-mico, la regulación de la eco-nomía. A diferencia de los TLC que persiguen la privatización de los diferentes sectores de la economía y el achicamiento del Estado, el TCP busca fortalecer al Estado como actor central de la economía de un país a todos los niveles, enfrentando las prácti-cas privadas contrarias al interés público, tales como el monopo-lio, el oligopolio, la cartelización, acaparamiento, especulación y usura. El TCP apoya la naciona-lización y la recuperación de las empresas y recursos naturales a los que tienen derecho los pue-blos estableciendo mecanismos de defensa legal de los mismos.

7. Promoción de la armonía

entre el hombre y la naturale-za, respetando los Derechos de la Madre Tierra y promo-viendo un crecimiento econó-mico en armonía con la natura-leza. Se reconocen los Derechos de la Madre Tierra y se impulsa la sostenibilidad en armonía con la naturaleza

8. La contribución del co-mercio y las inversiones al for-talecimiento de la identidad cultural e histórica de nues-tros pueblos. Mientras los TLC buscan convertir a toda la huma-nidad en simple consumidores homogenizando los patrones de consumo para ampliar así los mercados de las transnacionales, el TCP impulsa la diversidad de expresiones culturales en el co-mercio.

9. El favorecimiento a las comunidades, comunas, coo-perativas, empresas de pro-ducción social, pequeñas y medianas empresas. La pro-moción conjunta hacia otros mercados de exportaciones de nuestros países y de produccio-nes que resulten de acciones de complementación productiva.

10. El desarrollo de la so-beranía y seguridad alimen-taria de los países miembros en función de asegurar una alimentación con cantidad y calidad social e integral para nuestros pueblos. Apoyo a las políticas y la producción nacio-nal de alimentos para garantizar el acceso de la población a una alimentación de cantidad y cali-dad adecuadas.

11. Comercio con políticas arancelarias ajustadas a los re-querimientos de los países en desarrollo. La eliminación entre nuestros países de todas las ba-rreras que constituyan un obs-táculo a la complementación, permitiendo a los países subir sus aranceles para proteger a sus industrias nacientes o cuando consideren necesario para su de-sarrollo interno y el bienestar de

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su población con el fin de pro-mover una mayor integración entre nuestros pueblos. Desgra-vaciones arancelarias asimétricas y no reciprocas que permiten a los países menos desarrollados subir sus aranceles para proteger a sus industrias nacientes o cuan-do consideren necesario para su desarrollo interno y el bienestar de su población.

12. Comercio protegiendo a los servicios básicos como derechos humanos. El recono-cimiento del derecho soberano de los países al control de sus servicios según sus prioridades de desarrollo nacional y proveer de servicios básicos y estratégi-cos directamente a través del Es-tado o en inversiones mixtas con los países socios. En oposición al TLC que promueve la privatiza-ción de los servicios básicos del agua, la educación, la salud, el transporte, las comunicaciones y la energía, el TCP promueve y fortalece el rol del Estado en estos servicios esenciales que hacen al pleno cumplimiento de los derechos humanos.

13. Cooperación para el de-

sarrollo de los diferentes sec-tores de servicios. Prioridad a la cooperación dirigida al desarro-llo de capacidades estructurales de los países, buscando solucio-nes sociales en sectores como la salud y la educación, entre otros. Reconocimiento del derecho soberano de los países al con-trol y la regulación de todos los sectores de servicios buscando promover a sus empresas de ser-vicios nacionales. Promoción de la cooperación entre países para el desarrollo de los diferentes sectores de servicios antes que el impulso a la libre competencia desleal entre empresas de servi-cios de diferente escala.

14. Respeto y cooperación a través de las Compras Pú-blicas. Las compras públicas son una herramienta de plani-ficación para el desarrollo y de promoción de la producción na-cional que debe ser fortalecida a través de la cooperación, parti-cipación y la ejecución conjunta de compras cuando resulte con-veniente.

15. Ejecución de inversio-nes conjuntas en materia co-

mercial que puedan adoptar la forma de empresas Gran-nacionales. La asociación de empresas estatales de diferentes países para impulsar un desarro-llo soberano y de beneficio mu-tuo.

16. Socios y no patrones. La exigencia a que la inversión ex-tranjera respete las leyes nacio-nales. A diferencia de los TLC que imponen una serie de ventajas y garantías a favor de las transna-cionales, el TCP busca una inver-sión extranjera que respete las leyes, reinvierta las utilidades y resuelva cualquier controversia con el Estado al igual que cual-quier inversionista nacional. Los inversionistas extranjeros no po-drán demandar a los Estados Na-cionales ni a los Gobiernos por desarrollar políticas de interés público

17. Comercio que respeta la vida. Mientras los TLC promueve el patentamiento de la biodiver-sidad y del genoma humano, el TCP los protege como patrimo-nio común de la humanidad y la madre tierra.

18. La anteposición del de-

recho al desarrollo y a la sa-lud, a la propiedad intelectual e industrial. A diferencia de los TLC que buscan patentar y am-pliar la duración de la patente de invenciones que son fundamen-tales para la salud humana, la preservación de la madre tierra y el crecimiento de los países en desarrollo, -muchas de las cuales han sido realizadas con fondos o subvenciones públicas- el TCP antepone el derecho al desarro-llo y a la salud antes que la pro-piedad intelectual de las trans-nacionales.

19. Adopción de mecanis-mos que conlleven a la inde-pendencia monetaria y finan-ciera. Impulso a mecanismos que ayuden a fortalecer la so-beranía monetaria, financiera, y la complementariedad en esta materia entre los países.

20. Protección de los dere-chos de los trabajadores y los derechos de los pueblos indí-genas. Promoción de la vigencia plena de los mismos y la sanción a la empresa y no al país que los incumple.

21. Publicación de las nego-

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ciaciones comerciales a fin de que el pueblo pueda ejercer su papel protagónico y parti-cipativo en el comercio. Nada de negociaciones secretas y a es-paldas de la población.

22. La calidad como la acu-mulación social de conoci-miento, y su aplicación en la producción en función de la satisfacción de las necesida-des sociales de los pueblos, según un nuevo concepto de ca-lidad en el marco del ALBA-TCP para que los estándares no se conviertan en obstáculos a la producción y al intercambio co-mercial entre los pueblos.

23. La libre movilidad de las personas como un derecho humano. El TCP reafirma el dere-cho a la libre movilidad humana, con el objeto de fortalecer los lazos de hermandad entre todos los países del mundo. ♦

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Documentos

Conclusiones Finales de la Mesa 17 sobre Agricultura y Soberanía

Alimentaria de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático

y Derechos de la Madre Tierra, realizada en Cochabamba, Bolivia, los

días 21 y 22 de abril de 2010

Los movimientos sociales y organizaciones populares reu-nidos en la Conferencia Mun-dial de los Pueblos sobre Cam-bio Climático y Derechos de la Madre Tierra constatamos que a pesar de nuestras numerosas movilizaciones y constantes denuncias, los gobiernos capi-talistas, los organismos interna-cionales y las entidades finan-cieras continúan en la senda de agravar la destrucción del planeta. El cambio climático es una de las más serias amenazas a la soberanía alimentaria de todos los pueblos del mundo. Una vez más constatamos que:

1. El agronegocio a través de su modelo social, económico y cultural de producción capita-lista globalizada y su lógica de producción de alimentos para el mercado y no para cumplir con el derecho a la alimenta-ción, es una de las causas prin-cipales del cambio climático. El cambio de uso de suelo (la de-forestación y la expansión de la frontera agrícola), los monocul-tivos, la producción, comerciali-zación y utilización de insumos

agrotóxicos y agroquímicos, el procesamiento industrial de alimentos y toda su logística para transportarlos miles de ki-lómetros hasta llegar al consu-midor, la producción de GEI en los megadepósitos de basura y estiércol de la ganadería indus-trial intensiva; son causantes principales de la crisis climática y del crecimiento del número de personas hambrientas en el mundo.

2. Que la depredación y des-trucción de los acuíferos, las fuentes y los cuerpos de agua y de los ecosistemas y ciclos ecológicos que le dan vida es-tán indisolublemente ligados a los procesos de privatización que se impulsan desde los go-biernos capitalistas y los orga-nismos internacionales. Al mis-mo tiempo que vemos cómo el cambio climático destruye gla-ciares y otras fuente de agua, constatamos que el derecho humano fundamental de acce-so al agua para el consumo de los seres vivos y la producción de alimentos se restringe día a día producto del avance de la

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agropecuaria industrial, la minería, la ex-tracción de hidrocarburos, el procesamien-to industrial de alimentos, las plantaciones forestales, la plantación y producción de agrocombustibles, la acuicultura industrial y los megaproyectos hidroeléctricos.

3. Que el despliegue territorial de mega-proyectos de infraestructura al servicio del capital altera los procesos naturales, socia-les y culturales, imposibilitando formas de convivencia armoniosa con la Madre Tierra, destruyendo medios de vida, expulsando a las comunidades campesinas, indígenas/originarias y pescadoras de sus territorios y facilitando la expansión del modelo extrac-tivo y agroexportador.

4. Que el cambio climático provoca la migración forzada en las áreas rurales, es una amenaza para los pueblos indígenas/originarios, comunidades campesinas y de pescadores, quienes son los más damnifi-cados al ser destruidos sus medio de vida, su sabiduría agrícola ancestral y local y, por ende, su identidad.

5. Que los agrocombustibles no repre-sentan una alternativa porque anteponen la producción agrícola para el transporte frente a la producción de alimentos para los seres humanos. Los agrocombustibles amplían la frontera agrícola destruyendo los bosques y la biodiversidad, generan monocultivos, promueven la concentra-

ción de la tierra, deterioran los suelos, ago-tan las fuentes de agua, contribuyen al alza del precio de los alimentos y consumen más energía de la que generan.

6. Que los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) tampoco son una solu-ción al Cambio Climático y son exclusiva-mente un instrumento de las corporaciones para controlar las semillas y la alimentación a nivel global. Significan un serio atentado contra el conocimiento local, la salud de las personas, el ambiente, la autonomía local e impiden el efectivo cumplimiento del De-recho a la Alimentación.

7. Que continúan desarrollándose tec-nologías al servicio de los intereses de los grandes capitales y presentándolas como soluciones a las diferentes crisis que hoy enfrentan la Madre Tierra y la humanidad. Sabemos que todas ellas son falsas solu-ciones, son utilizadas como herramientas de acumulación y grandes negocios para las transnacionales, que sólo agravarán la dependencia, la concentración y la des-trucción. Se destacan entre otras la geoin-geniería, la nanotecnología, las tecnologías Terminator y similares, la biología sintética y el biochar.

8. Que el avance del libre comercio a través de los acuerdos de asociación eco-nómica, de los tratados de libre comercio y de protección de inversiones, entre otros,

son un ataque directo a la soberanía de los países y los pueblos, a la autonomía de los Estados y a la capacidad de acción multi-lateral de los organismos internacionales. A medida que avanza su implementación, se incrementan los impactos destructivos en las economías locales, en la soberanía alimentaria, el ambiente, los derechos so-ciales y culturales de los pueblos y los de-rechos de la Madre Tierra.

9. Que la actual agudización del acapa-ramiento de tierras y los océanos por parte de grupos económicos, empresas trans-nacionales y capitales especulativos tan-to estatales como privados es una de las agresiones más graves e inminentes que enfrentan los pueblos y su soberanía ali-

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mentaria, social y política. La extrema con-centración y extranjerización de la tierra, agravadas por las actuales normas de libre comercio, atentan contra la biodiversidad vegetal y animal, contra las reformas agra-rias y los procesos de reconstitución de los territorios indígenas y campesinos por lo que los movimientos sociales han luchado sin descanso.

10. Que las diversas formas de los Dere-chos de Propiedad Intelectual son un ins-trumento de privatización que destruye los sistemas de conocimiento originarios loca-les, tradicionales y científicos restringiendo el uso y conservación de la biodiversidad agrícola e ilegalizando prácticas culturales y agrícolas locales, comunitarias y ances-trales.

Frente a esta realidad que sufren los pueblos en todo el mundo, los movimien-tos sociales y las organizaciones populares reunidas en esta CMPCC nos comprome-temos a seguir luchando por un conjunto de soluciones y movilizarnos hasta lograr que los gobiernos cumplan con su deber de llevarlas adelante. Pondremos al cen-tro de nuestros esfuerzos la construcción de la soberanía alimentaria, defendiendo y apoyando a la agricultura campesina e indígena como generadoras de alimentos, dignidad e identidad y como una alternati-va real y concreta para enfriar el planeta, y

colocando la equidad de género como eje de nuestro accionar. Las soluciones que ve-mos como prioritarias son:

1. Valorizar y recuperar las agrocultu-ras y formas de vida locales, campesinas e indígenas/originarias y los sistemas de conocimiento ancestrales de producción y recolección de alimentos, los sistemas locales y tradicionales de salud; que han sido deteriorados y subvalorados por la lógica agroindustrial orientada a la sobre-producción, la exportación y la generación de ganancia, remarcando que la soberanía alimentaria es el camino para responder y solucionar el cambio climático.

2. Promover y asegurar el financiamiento de políticas y mecanismos de control social participativo y público sobre los sistemas de producción agropecuaria para evitar el daño a la Madre Tierra. Estas deben incluir la investigación, extensión e inversión pú-blica para eliminar el uso de insumos agrí-colas basados en petroquímicos, mejorar el contenido orgánico del suelo, reducir las pérdidas pos-cosechas, fortalecer merca-dos locales, promover la agricultura urba-na, proteger las fuentes y cuerpos de agua y apoyar la agricultura familiar campesino indígena/originaria y la Soberanía Alimen-taria.

3. Defender, revalorizar y difundir el mo-delo sustentable de producción agrícola

campesino e indígena/originario, y otros modelos y prácticas ancestrales ecológi-cas que contribuyan a solucionar el pro-blema del cambio climático y aseguren la soberanía alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus pro-pias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una producción en armonía con la Madre Tierra, local y culturalmente apropiada, el acceso de los pueblos a alimentos suficien-tes, variados y nutritivos en complementa-ción con la Madre Tierra y profundizando la producción autónoma (participativa, comunitaria y compartida) de cada nación y pueblo. Al mismo tiempo rechazamos la uniformización alimentaria a nivel global y sus impactos nutricionales, ambientales, sociales, culturales y sanitarios.

4. Reconocer el derecho de todos los pueblos, los seres vivos y la Madre Tierra a acceder y gozar del agua. Asimismo, reco-nocer el derecho de los pueblos y países a controlar, regular y planificar el uso y ma-nejo respetuoso y solidario del agua y sus ciclos en el marco de los acuerdos y conve-nios internacionales y el derecho consue-tudinario; prohibiendo cualquier forma de privatización y mercantilización del agua, creando órganos de participación popular que regulen sus usos múltiples, protejan su calidad y planifiquen su uso futuro para

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consumo de los seres vivos y para la pro-ducción alimentaria. En este marco apoya-mos la propuesta del Gobierno de Bolivia para reconocer al agua como un Derecho Humano Fundamental según se expresa en la “Declaratoria del Derecho Humano al Agua”, y que vemos como un paso impor-tante en la dirección correcta.

5. Prohibir las tecnologías y procesos tecnológicos que ponen en peligro el bien-estar y la supervivencia de la Madre Tierra y los seres vivos, y que se impulsan exclusi-vamente por su potencial para producir ga-nancias para un reducido número de em-presas, a la vez que provocan y aceleran el cambio climático como: los agrocombusti-bles, los organismos genéticamente modi-ficados, la nanotecnología, la geoingenie-ría y todas aquellas que bajo el supuesto de ayudar al clima, en realidad atentan contra la soberanía alimentaria y agreden a la Ma-dre Tierra. Prohibir a nivel mundial de ma-nera definitiva las tecnologías Terminator, farmacultivos y similares.

6. Prohibir la pesca por arrastre por de-predadora y destructora de la biodiversi-dad y del sustento de los y las pescadoras artesanales.

7. Prohibir la minería a gran escala con-taminante que destruye los ecosistemas, expulsa a las poblaciones locales, contami-na los cursos de agua y amenaza la sobera-

nía alimentaria de los pueblos.8. Rechazar, condenar y prohibir cual-

quier estrategia político-militar y comercial que atente contra la soberanía alimentaria de los pueblos y los vuelva vulnerables al cambio climático.

9. Defender la primacía de los derechos humanos, económicos, sociales y cultu-rales, los derechos de la Madre Tierra, y la biodiversidad por encima de los TRIPS (tratados que protegen la propiedad inte-lectual) y cualquier otro acuerdo comercial de derecho internacional. Los países deben también asegurar el respeto al carácter colectivo de los conocimientos de las co-munidades indígenas/originarias y campe-sinas, y por tanto, el derecho colectivo de decisión sobre el acceso y el uso de estos conocimientos. Las medidas nacionales para implementar esto no serían sujeto de litigio bajo las reglas de acuerdos comer-ciales que fortalecen o protegen los de-rechos de propiedad intelectual. Toda in-vestigación formal desarrollada con apoyo público debe ser bien público, no sujeto a las reglas de propiedad intelectual que res-tringen compartir la información.

10. Prohibir el patentamiento y cual-quier forma de propiedad intelectual so-bre toda forma de vida y conocimiento an-cestral y tradicional anulando las patentes existentes.

11. Prohibir las prácticas de dumping (venta de productos por debajo del cos-to de producción) y prácticas comerciales desleales de los países industrializados que distorsiona los precios de los alimentos afectando la soberanía alimentaria y ha-ciendo que los países no industrializados sean más vulnerables al cambio climático.

12. Implementar políticas y normativas de protección de la pequeña producción nacional de alimentos, incluyendo el tipo de subsidios que considere necesario ha-cia su sector agropecuario, como también

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garantizar su derecho para poner barreras arancelarias equivalentes a cualquier sub-sidio incorporado en productos exporta-dos y permitiendo la libre circulación de las producciones locales.

13. Afirmar que parte central de la solu-ción del cambio climático se da a través del fortalecimiento y ampliación de los siste-mas agroalimentarios campesinos, origina-rios, de agricultura urbana y de pescadores artesanales. Esto significa que no solamen-te es necesario cambiar la lógica de pro-ducción industrial de alimentos orientada al mercado global y el lucro, sino también cambiar la visión que asume que la tierra es un recurso de explotación sin derechos orientada a satisfacer la avaricia del ser hu-mano. Nosotros como pueblos reunidos afirmamos que el planeta es un ente vivo con derechos y espíritu.

14. Impulsar procesos amplios, profun-dos, genuinos de Reforma Agraria Integral y de reconstitución de territorios indígenas, afrodescendientes, campesinos de cons-trucción participativa de los pueblos con enfoque de género, a fin de que los pue-blos campesinos e indígenas/originarios, sus culturas y formas de vida recuperen su papel central y fundamental en las agricul-turas del mundo para lograr la soberanía alimentaria y recuperar la armonía para lo-grar el equilibrio climático del planeta. Una

reforma agraria de este tipo debe incluir el respeto a los conocimientos locales y an-cestrales y garantizar los medios necesarios para asegurar la producción en todas las etapas de la cadena (cultivo, procesamien-to, comercialización). Exigimos el reconoci-miento de los derechos de los pueblos in-dígenas en aislamiento voluntario y que se reconozcan y respeten sus territorios

15. Promover y consolidar la educación integral (espiritual, material y social) para la soberanía alimentaria como sustento de las transformaciones necesarias integrando sus propuestas a todos los niveles de edu-cación formal y no formal; desarrollando contenidos surgidos de las realidades loca-les sobre la base de una visión pluricultural y una plena participación de las comuni-

dades, respondiendo a las necesidades de cada región y comunidad. Al mismo tiem-po, sostenemos que la amplia información y comunicación sobre estos temas es uno de los mayores desafíos que enfrentamos.

16. Declarar a las semillas nativas y crio-llas como patrimonio de los pueblos al ser-vicio de la humanidad, base fundamental de la soberanía alimentaria y de libre circu-lación en manos de los pueblos indígenas/originarios y campesinos; cuidadas y mul-tiplicadas por los custodios de semillas de acuerdo a las culturas de cada pueblo.

17. Exigir que los impactos del calenta-miento global sobre la soberanía alimen-taria se inserten dentro del marco de dis-cusiones sobre el cambio climático y se inserten en las legislaciones nacionales. ♦

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Documentos

Conclusiones de la mesa N° 3 del Encuentro de la Red en Defensa de la Humanidad en Caracas

(2004)

En Diciembre de 2004 se realizó en Caracas el Primer Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en De-

fensa de la Humanidad. En el mismo se establecieron diez mesas de discusión que dieron como resultado

los diez ejes de acción de la REDH. A continuación presentamos las conclusiones de la mesa n° 3, cuyo

tema de discusión fue: En defensa de una economía emancipadora y solidaria

(Puede consultarse el texto en inglés en este enlace).

Al período de la pretendi-da hegemonía absoluta de los conceptos neoliberales sobre la Economía, al punto de pos-tularse como el pensamiento único posible en este campo del conocimiento humano, ha sucedido una etapa de crecien-te liberación del pensamiento de los intelectuales que, en el mundo, hacen del estudio de los fenómenos y procesos eco-nómicos el centro de sus preo-cupaciones.

De esta manera el pensa-miento ha vuelto a levantarse, a rescatar su dignidad intrínse-ca, para reivindicar su función crítica, ahora, sobre las omisio-nes e inconsistencias del neo-liberalismo y, para explicitar los terribles efectos sociales de la aplicación de sus recetas en las economías del mundo, en especial, en la de los países su-bordinados en la periferia im-perialista.

Paralelamente a este des-pertar del pensamiento crítico, estamos asistiendo al resque-brajamiento del sistema impe-rialista unipolar, liderado por

los Estados Unidos, nacido a raíz del derrumbamiento de la Unión Soviética. Para un sector importante de los intelectuales críticos que analizan esta situa-ción, no se trata sólo de un he-cho circunscrito a la potencia hegemónica, sino que la inter-pretan como una nueva fase de la crisis estructural general del capitalismo mundial.

Este renacimiento del pen-samiento crítico ha colocado en el centro del debate mun-dial, a pesar de la resistencia y oposición activa del sistema comunicacional asociado a los intereses imperialistas, temas fundamentales para el destino de la humanidad como lo son, entre otros: el nivel de dete-rioro del medio ambiente de-rivado de la sobreexplotación de los recursos del planeta con efectos ya evidentes, no sólo en la calidad de vida de las generaciones presentes y fu-turas, sino también, en cuanto a la continuidad de la vida en nuestro planeta; el acelerado crecimiento de la pobreza, la precarización del trabajo y la

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acentuada explotación de la clase traba-jadora, el incremento del desempleo y del subempleo, la creciente concentración (sin precedentes históricos) del poder econó-mico mundial en manos del capital trans-nacional, el incremento sobre los países de la periferia de la carga de la deuda pública (externa e interna) que transfiere niveles crecientes de recursos monetarios a los centros financieros internacionales con la complicidad de las oligarquías nacionales. En esta última materia, han sido presenta-das a esta Mesa cifras que demuestran fe-hacientemente el carácter de cobeneficia-rios de las clases dominantes de los países de la periferia en el circuito perverso de la deuda de los llamados países en desarrollo.

Las consideraciones antes formuladas, así como el conocimiento de la situación particular de diversos países, nos permiten ratificar nuestro convencimiento del fraca-so histórico del esquema neoliberal y de la lógica del capitalismo en su pretensión de orientar el pensamiento y la organización de los sistemas económicos del mundo.

A pesar de que el pensamiento crítico en el campo económico ha estado centra-do fundamentalmente en el diagnóstico de las insuficiencias, las limitaciones y omi-siones del neoliberalismo y de las políticas económicas asociadas a esta concepción y a sus efectos económicos y sociales, ya co-

mienza a perfilar los elementos básicos de una alternativa histórica, de una economía emancipadora y solidaria.

En este sentido, si bien es imposible hacer viables salidas nacionales integrales alternativas al modelo neoliberal, dado el nivel alcanzado por la humanidad en cuan-to a la internacionalización creciente de las economías y de los procesos socio-po-líticos, comienza a generarse, en la teoría y en la práctica, el perfil de una economía emancipadora y solidaria.

Los rasgos distintivos de esa nueva eco-nomía apuntan hacia los siguientes aspec-tos:

a. Debe ser una economía al servicio del hombre y de la vida en general y que, por tanto, integre a las activi-dades económicas en proyectos in-tegrales de vida solidaria, en todos los espacios de la vida social, basada en la producción de valores de uso y no en el predominio de valores de cambio.

b. Esta economía debe construirse bajo la preeminencia del trabajo y, por lo tanto, de los trabajadores, en todas sus expresiones, como el ele-mento fundamental en la creación de valor y de la riqueza en las socie-

dades. En los países subordinados en el sistema mundial capitalista debe construirse sobre la base de un sector de propiedad pública, fuerte-mente democratizado y societario en su gestión, capaz de superar los peligros ya conocidos del estatismo burocrático y de convertirse en la fuerza dinamizadora del desarrollo económico-social soberano, sus-tentable y sostenible. La existencia de un fuerte sector asociativo que incorpore a amplios sectores de la población a la actividad produc-tiva, fomentando los valores de la solidaridad en el trabajo, así como la disciplina productiva y la eficien-cia económica, debe ser también un elemento importante de ese nuevo modelo.

c. El capital nacional e internacional po-dría estar presente en ese modelo en la medida en que se integre a los pla-nes de desarrollo integral impulsados por el Estado y a las fuerzas motrices de los cambios estructurales. ♦

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En nombre de quienes lavan ropa ajena(y expulsan de la blancura la mugre ajena).

En nombre de quienes cuidan hijos ajenos(y venden su fuerza de trabajo

en forma de amor maternal y humillaciones).

En nombre de quienes habitan en vivienda ajena(que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel).

En nombre de quienes comen mendrugos ajenos(y aún los mastican con sentimiento de ladrón).

En nombre de quienes viven en un país ajeno(las casas y las fábricas y los comerciosy las calles y las ciudades y los pueblos

y los ríos y los lagos y los volcanes y los montesson siempre de otros

y por eso está allí la policía y la guardiacuidándolos contra nosotros).

En nombre de quienes lo único que tienenes hambre explotación enfermedades

sed de justicia y de aguapersecuciones condenas

soledad abandono opresión muerte.

Yo acuso a la propiedad privadade privarnos de todo.

Estéticas de la liberación

Acta

Por Roque Dalton

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Estéticas de la liberación

El hombre controlador del universo

El hombre controlador del universo es uno de los mu-rales más famosos del artista Diego Rivera. Fue pintado en el año 1934 para el Palacio de Bellas Artes de la Ciu-dad de México. Esta obra es muy conocida ya que los elementos que la componen formaron parte del mural iniciado por Rivera para el Centro Rockefeller en Nueva York y que no pudo ser terminado por su explícito ca-rácter clasista. Si bien la idea de un hombre entre dos caminos con la visión de un futuro fue solicitada por el propio Nelson Rockefeller, la presencia de Lenin en la obra generó un conflicto que culminó con el cese del contrato con Rivera y la destrucción del mural.

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