Humilladero de Ntra. Sra. de la SoledadCalle de Fuencarral, Madrid

Por Ana González

Situado en la calle de Fuencarral, 44 esquina con la calle

de Augusto Figueroa.

El primer Diccionario de la Real Academia Española (Madrid, 1732) define “humilladero” como un

lugar de culto dedicado a venerar una imagen de Cristo, de la

Virgen o de algún santo, situado generalmente en despoblado y

con escasa capacidad.

Hilario Peñasco y Carlos Cambronero, en su obra Las calles de

Madrid, cuentan que el cuadro de Nuestra Señora de la Soledad se

encontraba situado bajo el arco de la puerta de la caballeriza del marqués de Navahermosa (don Francisco de

Feloaga y Ponce de León), alumbrado por un farolillo. Era tanta

la devoción de los vecinos, por la cantidad de milagros que realizó la

Virgen, que el marqués mandó construir esta capilla en 1712,

colocando en su interior la imagen de la Virgen de la Soledad. En estos momentos, la calle se llamaba del

Arco de Santa María, nombre que se cambió en 1904 por la actual calle de

Augusto Figueroa.

En el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico aparece la

descripción de esta capilla como una pieza cuadrada con un arco de medio punto, enmarcado en alfiz, en el ingreso, con otro igual en el

muro de la fachada contigua. Su fachada es de ladrillo visto y

sillería en el zócalo y se encuentra rematada por una cornisa.

El portón de madera con postigos abiertos y

rejería, realizada en el siglo XVIII, protege para

poder ver su interior.

Hasta 1947, esta capilla estuvo en manos de miembros pertenecientes a

la nobleza madrileña que fueron transmitiéndola a sus herederos a lo

largo de los siglos. La última propietaria fue doña Mª Luisa

Maldonado y Salabert que, en su testamento, cedía esta capilla a la

Parroquia de San Ildefonso, encomendando a su párroco el

mantenimiento. La entrega se realizó en 1952.

El edificio de la capilla está formado por dos estancias: el oratorio y, a la izquierda, una habitación pequeña y

estrecha.

Según cuenta Pascual Madoz, éste fue un lugar de mucha devoción entre los

vecinos del barrio. Al principio, el retablo se encontró rodeado de

numerosos exvotos (manos y cabezas de cera, muletas de impedidos que

sanaron y otras ofrendas).

El interior se encuentra enyesado y encalado. Es una pequeña pieza

rectangular con techo adintelado.El retablo de su interior está

compuesto de dos pilastras jónicas que sujetan un frontón. En el intercolumnio un cuadro que

representa a Nuestra Señora de la Soledad.

El profesor de Historia de la Cultura, Francisco Azorín García, asegura que existen documentos que atestiguan que esta imagen sirvió de modelo para pintar el

lienzo de la Virgen de la Paloma.

A la derecha del retablo se encuentra un Cristo crucificado del siglo XVI, denominado “Cristo del Consuelo”.El historiador Elías Tormo atribuye esta talla al escultor jesuita Domingo Beltrán, ya que es similar al Cristo de los Doctrinos de Alcalá de Henares

que realizó el jesuita.

Como curiosidad, en esta calle fue asesinado el teniente José del Castillo Sáenz de Tejada, militar que en 1936

pasó a ser Guardia de Asalto en Madrid. Su muerte motivó el secuestro

y asesinato del diputado, de Renovación Española, José Calvo Sotelo. Ambos hechos han sido

considerados por los historiadores como los detonantes de la Guerra

Civil Española.