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UniversidadNacionalde Quih1.1eSEditorialBernal, 2009

George A. Reisch-

Hacia las heladas laderas de la lógica

Cómo la Guerra Fría transformóla filosofía de la ciencia

Vicerrector

l'vIario E. Loza/lO

Rector

Gustavo Eduardo Lugones

Universidad Nacional de Quilmes

Il... 1LR 9-~'L

Filosofía y ciencia

Colección dirigida por Pablo Lorenzana

CDD501

Reisch, George A.Cómo la Guerra Fria transformó la filosofía dela ciencia: hacia las heladas laderas de la lógica.- la ee!. - Bemal : Universidad Nacional deQuilmes, 2009.480 p. ; 23,,15 cm. - (Filosofía y ciencia)

Traducido por: Daniel BlancoISBN 978-987-558-178-~1

1. Filosofía de la Ciencias. 1. Blanco, Daniel,trad. 11. Título

Indice

Prefacio)' reconocimientos Il

1. Una introducción al empirislllo lógico)' al movimiento

de Unidad de la Ciencia en la Guerra Fría 21

2. Otto Nemath, Charles Morris, Rudolf Carnap y Philipp

Frank: filósofos de la ciencia con inclinaciones políticas .49

3. La filosofía dc la ciencia de izquierda en los Estados Unidos

y la reccpción del empirismo lógico en la ciudad de Nueva YOl-k SI

4. "¿Condenado de antemano al fracaso?" ]olm Dewey

sobre el reduccionismo, los valores y la EnricLojJeilia InlerrwcionaL

de La Ciencia Unijicada 109

Título original: How lite Golri 1'1'([1" lrttllslorlneriPhiloso!;hy oj".5cienee. To ¡he !r:y Slo!;es o{f.ogie© Publisher by Synclicate of lhe press of lheUniversit)' of Call1bridge, New York, 2005

Traducción: Daniel Blanco

Revisión: Pablo Lorenzana

© Universidad Nacional de Quilmes, 2009

Roque Sáenz Pei'ia 352, (B 1876BXD) Bernal

Provincia de Buenos Aires

http://[email protected]

ISBN: 97S-987-558-178-4

Diseilo de tapa: Hernán MOliese

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

5. Filosofía de la ciencia roja: Diumberg, Malisoff, Somerville

y la temprana PhiLosojJhy ofScience 125

6. El panorama desde la izquierda: el empirismo lógico

y los filósofos raclicales 149

7. El panorama desdc la extrema izquierda: el empirismo

lógico y los filósofos comunistas 169

8. La desilusión de posguelTa, el antiintelectualismo

y el debate acerca de los valores 183

9. El ataque ele I-Iorace Kallen a la Unidad de la Ciencia 205

10. Totalitarismo sigiloso, escolasticismo sigiloso:

Neurath, Frank y las inquietudes en torno a la scm,íntica 233

11. La cruzada neurathiana de Frank. Cicncia, ilustración y valores 251

12. "Un campo muy fértil para la investigación". El anLicoleclivislllOyel anticomunismo en la culLura popular y acaelémica 2S3

13. Las investigaciones al1ticoll1unistas, losjuramentosele lealtael y el enojo ele Sielney Hook 311

14. Programas rivales para la filosofía ele la ciencia ele posguerra 339

15. Celebranclo la libertael. El eleclive profesional

ele Philipp Frank y elelmovimiento ele Unielael ele la Ciencia 367

16. La marginalización ele Charles lvlorris 395

17. Valores, axiomas y las helaelas laeleras ele la lógica .'111

IS. Profesionalismo, poder y lo que poelría haber siclo .'137

Referencias bibliográficas .459

En el medio del siglo xx, cada acción presupone e involucrala adopción de una actitud frente a la empresa soviética.

Raymond Aran, El u¡Jiu de lus inLdec:ltwles (1955)

Prefacio y reconocimientos

Unos pocos días después de finalizar los capítulos de este libro, tuve laoponunidad de ver por televisión un documental acerca de la teoría decuerdas, uno de los últimos enfoques por medio del cual los físicos procu­ran dar con una teoría unificada de la naturaleza. El programa explicabaque, al considerar a las panículas subatómicas como lazos o pedazos decuerda, en lug'ar de puntos sin dimensión o campos de fuerza simétricos,los físicos han dado con nuevas posibilicbdes pzu'a lograr una conexiónmatemática entre las fuerzas de la naturaleza. Algunos piensan que la

largamente buscada unificación de la rebtividad general y la mecánicacuántica pronto estará a la vista.

Para alguien que acababa de escribir un libro acerca del movimien tode Unidad de la Ciencia de las décadas de 1930 y 1940, este documentalrebosaba de imponancia. ¡vle imagino que si los filósofos que lideral"Oneste movimiento -Otto NeUl"ath, Rudolf Carnap, Philipp Frank y Charleslvlorris- estuvieran vivos hoy y se sentaran conmigo frente a mi televisor,quedarían fascinados. El avance de la ciencia los hubiet"a impresionado,pero también lo habrían hecho los esfuerzos de la televisión pública porpopularizar a la física contemporánea y a su ímpetu unificacionista. Sumovimiento de Unidad de la Ciencia era, en pane, un esfuerzo por hacerjustamente eso.

Por otro lado, si fueran a volver a la vida, estos filósofos bien podríansentirse decepcionados. Porque a diferencia de la televisión pública, ladisciplina de la filosofía de la ciencia que contribuyeron a cultivar en losEstados Unidos ya no tiene a la unidad de la ciencia enu'e sus intereses ycuestiones centrales. Después de todo, especialmente durante las décadas

posmodernas de 1980 y 1990, uno de los conceptos más aplaudidos en

las humanidades fue la desunidad. La unidad llegó a significar, entre otras

12 Cómo la Guerra Fría transíormó la lilosolia de la ciencia Prelacio y reconocimientos 13

cosas, exclusión de culturas e ideas subalternas y desdén elitista y conser­vador para las par'ticularidades y vitalidades de diferentes culturas, A tonocon los tiempos, algunos filósofos de la ciencia organizaron las observa­ciones de la ecología, la biología, e incluso de la física de alta energía pararepresentar a las comunidades científicas como un mosaico de vecindadesétnicas urbanas con diferentes lengu~es,prácticas y finalidades -contiguaspero no continuas, y ya no como una colectividad en búsqueda del enten­

dimiento general y unificado de la naturaleza.Para los resucitados empiristas lógicos sentados en mi sala, la cues­

tión no es simplemente que este cuadro de desunión se opone a su idealde unidad, En sus días, como en los nuestros, las disciplinas científicasno estaban bien unificadas ni tampoco se sostenía que alguna completateoría unificada del todo estuviera esperándonos a la vuelta de la esqui­na, En cambio, sí se sentirían decepcionados por la desunión contem­poránea entre la ciencia y la filosofía emergida de este interés en el parti­

cularismo y la desconexión. Como recordaba aquel documental acercade la teoría de cuerdas, el impulso para crear un entendimiento simpley unificado de la naturaleza es una motivación especial de la cienciade hoy del mismo modo que lo fue para Copérnico, Newton, Darwiny otros héroes de la historia de la ciencia. Pero muchos de los estudioscontemporáneos de la ciencia piensan de otro modo, siendo permitido

tal disenso por una cullllra académica especializada y estrecha. Muchoseruditos en humanidades creen que para enten~lera la ciencia uno sólonecesita una adecuada meta teoría del lenguaje (de usual provenienciafrancesa, alemana o italiana), En particular, uno no necesita atravesarfronteras y cruzar el patio interior para aprender cómo los practicantesde la ciencia entienden lo que hacen, sin que medien reinterpretacio­

nes metateóricas,Un empirista lógico caracterizado en este libro intentó abordar estas

varias desconexiones a finales de la década de 1940. Por entonces, Philipp

Frank ensei'iaba tanto física como filusofía en Harvard y observó que los

profesores en ciencia y, a su vez, sus eSllldiantes estaban comenzando apercibir a los filósofos como poco operativos y desinformados respecto dela ciencia. Los filósofos alentaron esta percepción, sugería Frank, al for­jarse áreas de problemas especiales concernientes al lenguaje y a la lóg'icaformal. Frank advertía que los filósofos sentían poca necesidad de mante­nerse al día en lo que a la ciencia refiere, en especial porque su paso siem­

pre parecía acelerado y sus descubrimientos revelaban enigmas notable­

mente conu·aintuitivos. Todavía peor, ninguna parte parecía dispuesta aunir fuerzas y a educar al público sobre las complejidades de los métodos

científicos, de las teorías y de sus interpretaciones. Convencido de que se

estaban dejando pasar oportunidades históricas, Frank pasó las últimasdos décadas de su vida promoviendo al empirismo lógico como una herTa­mienta para ayudar a unificar' a las "dos culturas" de los científicos y de loshumanistas y para equipar a los estudiantes con un entendimiento críticode la ciencia. Frank creía que en una era de armas atómicas e ideologíaspropias de la Guerra Fría, tal entendimiento era necesario para una demo­cracia saludable y productiva.

Fuera de estas consideraciones culturales, Frank y sus colegas empi­ristas lógicos -y aun su rival filosófico, K1.rl Popper- se habrían sentidoimpresionados por algunas consideraciones técnicas que se desprendíande esta presentación de la teoría ele cuerdas. Cuando el programa llega­ra al continuo debate acerca de si la teoría de cuerdas (o panes de ella)puede ser puesta a prueba empíricamente, se hubieran sentido como ensu casa. Un físico se LOmó muy en serio el debate al decir ante la cámara:"si no puedes poner a prueba a tu teoría, entonces no se trata de ciencia".

Popper hubiera estado enfáticamente de acuerdo, mientras que Carnap,sabiendo que las cosas nunca son tan simples, habría objetado, tal vez,que debemos distinguir la contrastabilidad de la confirmabilidad. El gran,estrepiLOSO y famosamente combativo Neurath habría estado tan sorpren­clido de encontrarse a sí mismo coincidiendo con Popper en este casoque bien podría haber derramado su café en su abrigo incluso sin pro­ferir sus objeciones usuales -"¡Metafísica!" o "¡Absolutismo!"- a sus cole­gas. En realidad, estos filósofos discutieron a menudo entre sí, a veces congran intensidad emocional e incluso hiriendo susceptibilidades. Pero estose debe a que compartían la convicción de que la filosofía de la cienciaimportaba más allá de los confines de la academia. En un mundo dado a

la superstición, a las guerras, a la reacción social y a la persecución, desea­ban introducir una nueva clase de filosofía con fortaleza cultural, prácticay científica -una de las cuales constituía la facultad de contribuir a clari­ficar cuestiones en la práctica científica. Por lo tanto, se habrían sentido

complacidos de ver que los científicos del siglo XXI todavía necesitaban delas herramienlas filosóficas que ellos diser'iaron (tales como los criteriosde significado, la contrastabilidad o la confirmabilidad) para contribuir aevaluar las aserciones de conocimiento y para evitar las abundantes y enga­úosas trampas de la metafísica y la seudociencia.

Aun así, este sentido de familiaridad también habría involuCl'ado unasorpresa, si no una decepción. En realidad, el físico dijo: "si no puedes

contrastar tu teoría, entonces no se trata de ciencia. Es filosofía". En su

opinión, la filosofía misma representaba un remanso de aserciones irre­levantes incontrastables, del tipo que los empiristas lógi.cos invirtieron

mucho de sus carreras instando a los científicos y a los filósofos a que

Ll Cómo la Guerra Fria transíormó la filosofia de la ciencia Prefacio y reconocimienlos 1:)

eviten. Encon trándose a sí mismos olvidados, desoídos o ignorados tan toen la ciencia como en la filosofía de la ciencia, estos filósofos solo podríanconcluir que, en lo que a sus ambiciones culturales y científicas compete,algo había salido mal.

En pane, es la política lo que salió mal. Este libro no pretende ofrecer uninforme completo de todos los eventos ycircunstancias sociales, intelectua­les, económicas o de otro tipo de historia que se relaciona con las tenden­cias que adquiriera la filosofía de la ciencia en los tiempos de posguerra.Pero sí propone que cualquier tratamiento convincente debe incluir a lapolítica del anticomunismo que, como muestran los siguientes capítulos,fue ejercida y, en un sentido, unificó a algunas de las experiencias y circuns­tancias que marcan el ascenso y la caída del movimiento de Unielael ele laCiencia durante la Guerra Fría. Para aquellos que suponen que la filosofíaevoluciona ele acuerelo a sus propias reglas intelectuales, sin verse afecta­da por las irracionalidades de la política, e! comercio y la moda fuera dela torre de marfil, esta ase¡-ción puede parecer dudosa desde el comienzo.Los filósofos de la ciencia, y en especial quienes aprecian las contribucio­nes históricas del empirismo lógico, tienden a ser intelectualmente pre­cisos y conceptualmente escrupulosos. Si los ol~jetivos y valores políticosinfectaran a su profesión, serían identificados y descartados antes de quealguien pueda decir" das Nichis selúsI nichle!".'"

La afirmación, sin embargo, no es que los empiristas lóg-icos fracasa­ron en sostener sus bien conocidos reparos respecto de la separación dela filosofía de la política, tornándose así susceptibles a la inllucncia políti­

ca. Más bien, lo que se afirma es que la adopción por parte de la profesiónde aquellos reparos era, en un sentido, una respuesta a fuerzas anticomu­nistas que eran extremadamente poderosas y que ahora han sido mayor­Illente oh'idadas. Uno de los objetivos de este libl'O, por lo tanto, consisteen examinar los senderos por los cuales el anticomunismo de la GuerraFría y su instanciación conocida como macartismo ejercieron su labor en

la vida académica e intelectual en las décadas inmediatamente posterioresa la Segunda Guerra Mundial.

Como ha documentado la historiadora Ellcn Schrecker, los administra­dores y académicos en diversas disciplinas participaron de la "histeria" de

• En alemán en el original. Léase: "La propia nada nadea", expresión ele Heidegger(Heidegger la lIliliza en su \Vas isl MelrJlJhysik?, de 1929). Carnap hace una bastante exten­sa referencia a ella en su "La superación de la metafísica mediante el an~ilisis lógico dellenguaje", como ejemplar de las seudoproposiciol1cs metafísicas. Véase Carnap, R. (1932),"ÜberwindLll1g del' Mel<lphysik elurch logische Analyse de Sprache", ErJ"'l/lllllis, 2 (1), pp.219-241. [N. elel T.]

la Guerra Fría en torno a "la amenaza roja". Lo que e! sociólogo C. Wrighti'vlills llama, lal vez más acertadamente, la "nueva celebración norteameri­cana" fue impulsada por el patl'Íotismo, el miedo a la guerra nuclear y lasseg'uras declaraciones de -WashingTon y de la prensa conservadora de quelos Estados Unidos estaban de hecho en guerra con una nación comunis­ta poderosa que buscaba activameme la dominación mundial. Las armasque est;:¡,ban siendo usadas no eran pistolas y bombas, sino más bien estra­tegias para el coml'Ol geopolítico, la competencia tecnológ-ica y b propa­ganda. Puesto que tanto Ivloscú como 'Washington eran expertos en cues­tiones propagandísticas y en operaciones secretas, los miedos de que losespías comunistas pudieran inftltrarse en bs instituciones noneamerican;:¡,s(tales como la educación superior) y derribar al capitalismo occidental sindisparar una bala no p;:u-ecían necesariamente exagerados. Durante estos

mismos aI1OS, los espías de la erA, a veces sin asistencia militar, orquesta­ron golpes militares e instalaron gobiernos en naciones tales como Irány Guatemala.

Estos miedos crecieron con fuerza en la cultura popular en torno a bacademia. Era creído casi universalmente que IVloscú patrocinaba espías,financiaba (y así cOl1ll'Olaba) a muchas organizaciones norteamericanascívicas y culturales y utilizaba sus avanzadas tecnologías ciemíllcas en posde la búsqueda de la dominación global y -con el satélite Sputnik en 1957­extraterrestre. También se c¡'eía que los soviéticos eran expertos en técnicasde manipulación psicológ'ÍCa, más popubrmente conocidas como "lavadode cerebros" y "control mental". Así, cualquie~-a -amigos, vecinos y pl'Ofe­sores universitarios- podían sucumbir ante esta conspiración secreta para

derrocar a b democracia norteamericana desde adenu·o. Incluso aquellosque se esforzaron en ser "neutrales" respecto de las épicas confrontacionesideológicas de la Guerra Fría -entre sociedades abiertas y cerradas, enu-e lademocracia y el tot;:¡,litarismo, entre los merc;:¡,dos libres y los planeamientoseconómicos- escogieron un camino arriesgado. Porque al no condenar alcomunismo y al no armarse de valor para ayucbr ;:¡, sus compatriot;:¡,s contrasu perniciosa inf1uencia, los neutralistas a menudo parecían estar de! ladode los conspiradores. En g-eneral, solo las afirmaciones públicas y profesio­nales respecto del anticomunismo podrían proteger a alguien de ser sospe­chado de ser "rosado" o "rojo".

Incluso para aquellos que est~ln más familiarizados con la guerra deVietnam o con la destrucción de las torres gemelas que con el Sputnik yla crisis de misiles en Cuba, e! marcado poder 'de! anticomunismo paraminimizar e! disenso y cultivar el antiintelectualismo y la conformidadpolÍLica en los Estados Unidos de la década de 1950, puede resultar fami­liar en algún sentido. A l;:¡, vista elel público, los riesgos sociales y políticos

16 Cómo la Guerra Fria transformó la Illasalia de la ciencia Prelacia y recanacimienlas 17

de aparecer "tolerantes con el comunismo" durante la Guerra Fría no eramuy diferente de los liesgos contemporáneos de aparecer como compren­sivos con el terrorismo. En el albor de la Segunda Guerra ¡vIundial, comoen el albor del 11 de septiembre de 2001, los líderes nacionales definie­ron a los eventos en crudos términos morales: los invasores que carecen delibertad y de los valores sociales y religiosos personificados por los EstadosUnidos procuran destruirlo activamente. Aquellos que sostuvieron que lastensiones geopolíticas y las causas del terrorismo fueron más com plicadasy que entenderlas y manejarlas requería de un conocimiento histórico,sociológico y económico de las naciones y de los pueblos, a menudo fue­

ron vistos con sospecha.A los ojos de algunos, e! empirismo lógico y su movimiento de Unidad

de la Ciencia también parecían sospechosos. Originalmente, el empirismológico consistió en un proyecto que procuró conscientemente el compro­miso no solo con la ciencia sino también con el desarrollo social y culturalprogresista (tanto en la Europa de la década de 1920 como en los EstadosUnidos de las décadas de 1930 y 1940). En el espacio de unos diez ailos,sin embargo, desde aproximadamente 1949 a 1959, se convirtió en un pro­yecto escrupulosamente no político de semántica y lógica aplicada que lamayoría de los filósofos de hoy asocian con el nombre de "empirismo lógi­co" o "positivismo lógico". Dado que las carreras de varios empil'istas lógi­cos se cruzaron con la política anticomunista en las casas de estudio, en

importantes organizaciones filantrópicas y en el FBI de J. Edgar Hoover,hay evidencia de que el anticomunismo fue una fuerza subyacente a estatransformación. Afectó a la clase y a la g-ama de problemas que perseguíanlos filósofos de la ciencia, a los métodos y herramientas que empleaban y alas relaciones entre la filosofía de la ciencia y la propia ciencia.

Una palabra acerca de esta "trans[ol1llación" contribuirá a presentar

mejor estas afirmaciones. Los filósofos de la biología distinguen entre elcambio evolutivo apuntalado por la transformación y la selección denu"o deuna población. Aquí, "u"ansformación" no es usada en un sentido técnico,

sino que refiere a un proceso de cambio profesional y disciplinario que fue,mayormente, seleccionista. La población en cuestión incluía a los ülósofos

de la ciencia norteamericanos y europeos que cultivaron unánimemente alempirismo lógico en la versión que prosperara en los Estados Unidos a finesde la década de 1930. Algunos, tales como Otto Neurath, Philipp Frank yCharles Morris, comparúan la creencia de que e! empirismo lógico, o demanera más general, la filosofía de la ciencia, debería abordar no solo los

estudios f0l111ales y abstractos de la teoría cientíüca y e! len gl.lcU e cientifico,sino también tópicos social y políticamente relevantes (tales como el estudiode los valores en la ciencia, la sociología de la ciencia y la estructura lógica

y el contenido evidencial de las ideologías y de las aserciones ideológicas).Estos y OU"OS tópicos, y la tarea de popularizarlos en el seno de otras clisci­plinas y del público general, pertenecieron al movimiento de Unidad de laCiencia que promovió todo esto a comienzos de la década de 1930. Ivlienu"asque casi todos los empiristas lógicos estaban complacidos de eswr involucra­dos de un modo u otro en este movimienLO, una subpoblación (incluyendo,de diferentes modos, a Camap, Reichenbach, Feigl yRichard Rudner) favo­reció una disciplina m{lS estrecha, confinada a tópicos tales como la induc­ción, la explicación y la semántica técnica, las cuales no eran adecuadas, oincluso categóricamen te inapropiadas, para tratar problemáticas ideológicasyde la vida social. La u-ansformación en cuestión consistió mayormente en

una pérdida de influencia y liderazgo de! primer grupo y del surgimientoy éxiLO del segundo. Así, estos líderes de la profesión no "cedieron" simple­mente (y para usar la expresión popular) a la presión política transforman­do sus creencias e investigaciones a causa de ella.

Este estudio está basado en fuentes históricas, normalmente archivos ytextos no publicados. Como saben los intelectuales profesionales de todoslos campos, a menudo existe una diferencia en e! tono, así como tambiénen el contenido de lo que los erudiLOs se dicen enu-e sí en conferencias for­males o a través de publicaciones y lo que dicen en conversaciones privadaso por intermedio de la correspondencia personal. BcU0 la cubierta de lanoble práctica ele la historiografía, este libro es mayormente un protocolode lectura del correo de estos filósofos. Esta invasión de la privacidad nostrae objetivamente más cerca de la historia del empirismo lógico en losEstados Unidos que lo que estaríamos a partir de los regisu"os publicados.Pero también viene con desventajas de subjetividad. Este libro es selectivo.Alg-unas figuras en la historia de la filosofía de la ciencia norte::tmericana,tales como Edgar Zilsel, Victor Kraft, Egon Brunswik y Carl Hempel ape­nas son mencionados (o ::tlgunos lo son solo ahora). Ni tampoco se ponemucha atención al homólogo de Hans Reichenbach del Círculo de Viena,la Sociedad de Berlín para la Filosofía Empírica. La izquierda filosófica bri­

tánica también es tratada solo cuando se entrecruza con el movimiento deUnidad de la Ciencia en los Estados Unidos.

Tal vez inevitablemente, este libro es también, en algún sentido, soli­dario con aquellos que lucharon por sostener sus proyectos en un climahostil tanto política como intelectualmente. Un lector lo encontró excesi­vamente favorable para con Otto Neurath y las arengas contra la formali­zación que a veces envió a sus colegas más talentosos y elocuentes, en espe­

cial Carnap. En la lógica formal y en la semántica, es cieno, Neurath noestaba tan dotado como muchos de sus colegas. Cosas similares podrí::tn

decirse de Frank yde IvIorris. Sin embargo, lo que muestran estos capítulos

18 Cómo la Guerra Fría transíormó la filosofía de la cíen cía Prelacio y reconocimienlos 19

es que la vida intelectual de la Guerra Fría no g'arantizaba meritocraciaalguna para promover a los mejores en desmedro del resto de los concur­santes. Con importantes ciudades universitarias conduciendo audienciasformales y agentes del FBr ent.revistando a los docentes y a las secretariasde departamento acerca de profesores sospechosos, la vida intelectual enla década de 1950 combinaba erudición, miedo, presiones de investig'a­ción, ostracismo y, a veces, patentes intimidaciones por parte de los pro­pios colegas. A la larga, ganadores y perdedores ya no siempre se determi­naban de acuerdo con el talento intelectual.

La solidaridad que hay en estos capítulos para con Neurath, Frank yMorris es sentimental solo en parte. Sus intereses en los aspectos históri­cos y sociológicos del pensamiento científico (y filosófico) son enorme­ment.e sugerent.es y dignos de un est.udio cont.em.poráneo. En especialcuando se lo compara con la "concepción heredada" del empirismo lógi­co que abstrajo completamente al conocimiento de sus context.os socialese históricos, algo acerca del historicismo y el contextualismo de Neurath yFrank parece casi con toda seguridad acertado aunque solo fuera porquela comprensión cont.extual es un requerimiento para dar sentido al cómoy al porqué respect.o del eclipse de sus intuiciones y de:; sus proyect.os enprimer lugar. Para los filósofos de la ciencia que desean que su disciplinagoce de una mayor aut.oridad y credibilidad públicas y un ent.endimienLOy un compromiso más productivo con los científicos practicantes, cuestio­nes t.ales corno el contextualismo parecerían ser invaluables. Porque unavez que las fronteras y los valores cont.emporáneos de la profesión son pro­cesados por la historia y cont.ext.ualizados, apenas pueden ser vist.os comonecesarios e inmóviles. Pueden ser refut.ados y regulados tan ciertamentecomo en una oport.unidad, en otro tiempo, fueron transformados en dife­rentes circunstancias sociales y culturales.

.tAe gustaría agradecer a muchas personas por el apoyo, las conversacio­

nes y las críticas de la investigación que eventualmente llevaron a produ­

cir este libro. Robert Richards, Howard St.ein y Dan Garber asesorarona la tesis doctoral escrita en la Universidad de Chicago de la cual emer­gió esta obra. La mayor parte de la investigación que se corona con estelibro fue patrocinada por la Fundación Nacion;ll de la Ciencia, b,~o elnúmero de subvención SES0000222. Ivluchos otros alentaron, y a vecescorrigieron, mis cambiantes visiones acerca ele la historia del empiris­mo lógico y del movimiento de Unidad de la Ciencia. Aquí incluyo aDon Howarel, Thomas Uebel, Michael Friedman, Alan Richardson, GaryHardcast.le, Richard Creath, André Carus, Nat.hali Hauser, David Stump,

Set.h Sharpless, Michael Stoltzner, Hans:Joachim Dahms, Veronika Bofer,

Elliot.t Sober, Steve Fuller, Abraham Edel, Tom Ryckman, Ralph Gregory,Jolm IvlcCumber, George !\Iallen, Roben Cohen, Fred Beuttler y DavielHollinger. Agradezco además a Fried1'Ích Sradler y Elisabeth Nemet.h elelInstit.ut Wiener E.reis; Michael Davis, 'Narren Schmaus, Bob Ladenson,John Ongley y Jack Snapper del Inst.ituto de Tecnología de IlIinois; jlados referís anónimos que propusieron y alentaron valiosas revisiones.Agradezco también a los eq¡tipos de los siguientes archivos por el permisopara citar documentos de sus colecciones. Cuando no es indicado explí­cit.amente en el texto, las colecciones involucradas son referenciadas deacuerdo a las siguientes abreviaciones:'"

AS1' RC: Colección Rudolf Carnap, Archivo de Filosofía de la Ciencia,Biblioteca Billman, Universidad de Pittsburgh, PÍltsburgh, Pennsylvania.

Cl\IP: Artículos de Charles Morris, propiedad del Proyecto de EdiciónPeirce, Universidad de Indiana, Universidad de Purdue Indianápolis,Indianápolis. VJ presente, los artículos de Charles Mon-is se mantienensin procesar.)

HFP: Artículos de HerbertFeigl, l\rchivos de la Universidad, Universidadde Minnesota, Ciudad Universitaria de Twin Cities, Minneapolis.

JRMC: Centro de ArchivosJudeo-Norteal11ericanosJacob Arder Marcus,Ciudad Universitaria de Cincinnati, Universidad Hebrew Union, InstitutoJudío de Religión, Cincinnati, Ohio.

ONN: Legado Otto Neurath (Archivos Wiener 1\.reis), Rijksarchief,Noord-Holland, Haarlel11, Holanda.

RAC: Centro de Archivos Rockefeller, Sleepy Hollow, Nueva York.USMP, UCPP, PI': Artículos del movil11iellto de Unidad de la Ciencia,

Archivos del Editorial de la Universidad de Chicag'o, Artículos dePresidentes de la Universidad de Chicago, 1925-1945, Departamento deColecciones Especiales, Biblioteca Regenstein, Universidad de Chicago,

Chicago, Illinois .

* Las abreviaciones de estas referencias siguen a las siglas correspondientes al originalinglés o alenón, según el caso. [N. elel T.]

1Una introducción al empirismo

lógico y al movimiento de Unidadde la Ciencia en la Guerra Fría

El empirismo lógico es objew ele especial atracción para los interesaelos enla historia ele la filosofía ele la ciencia. Como las viejas foeografías de tonosepia ele los ancestros que hicieron posible nuestras vidas al sobrevivir alas guerras, a las emigraciones y a las vicisitudes propias elel paso del tiem­po, el empirismo lógico cuenta con el nostálgico encanto ele los humean­tes cafés vieneses elonele tomó forma gran parte elel movimiento, más eleochenta años atrás. El marco y la historia son muy atractivos. En la Vienaele Freuel, Schanbel-g, 'Wittg-enstein y otras luminarias elel siglo xx, los filó­sofos, matemáticos y lóg-icos que conformaron el Círculo de Viena estabanroeleaelos por la creativielael intelectual. Ellos mismos estuvieron al frenteele los apasionantes elesarrollos elel siglo en física y lógica. Los miembrosprincipales fueron ]Vloritz Schlick, Rudolf Camap, Kurt Caelel, PhilippFrank y Otto Neurath, mientras que sus colegas y partidarios en Europay los Estaelos Unidos incluían a Hans Reichenbach, Cad Hempel, Emest

Nagel y W. V. O. Quine. Hasta la elisolución y desaparición elel círculo acomienzos de la década de 1930, estos líderes ele la filosofía elel presente ydel futuro se encontraban regularmente en la Universielael de Viena y endiversos cafés para elebatir sus ieleas acerca elel conocimiento, la ciencia,la lóg"ica y ellengm0e. Al tiempo que sorbían café y encenelían sus pipas,

inflamaron naela menos que una revolución en filosofía y nos legaron ladisciplina ahora conociela como filosofía de la ciencia.

La nostalgia, elesele luego, acarrea poco peso filosófico. La mayoríade los filósofos contemporáneos, no importa cuánto pueelan apreciar al

f",l

22 Cómo la Guerra Fría transformó la filosofia de la ciellcia Una introduccióll al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia 23

empirismo lógico como el movimiento fundador de su profesión, acuerdacon que en las décadas de 1950 y 1960 el empirismo lógico fue desenmas­carado como un catálogo de errores, malinterpretaciones, e hipersilllpli­Licaciones acerca de la ciencia y de la epistemología. Mucho ha cambiadoen la filosofía de la ciencia. De manera más notoria, los cafés de la décadade 1920 han dado lugar a tazas de café espumante y luces fluorescentes dehoteles corporativos donde los filósofos de la ciencia, representando ahoraa un campo académico bien establecido, se reúnen para interconectarse,debatir asuntos y llevar adelante temas afines a la educación superior.

Con todo, recientes investigaciones han mostrado que el vi'"0e de laprofesión desde los cafés europeos a los hoteles corporativos involucrómás que un crecimiento de la membresía, el cambio de localización en elpaís y creencias revisadas y mejoradas acerca de la ciencia y de la episte­mología. También involucró drásticos cambios sustantivos que solo ahoraestán pasando a ser el centro de atención. Cuanto más aprendemos acercadel empirismo lóg"ico (sus valores básicos, metas, métodos y el sentido demisión histó11ca compartida por algunos de sus practicantes), más distantey foráneo parece al comparárselo con la filosofía de la ciencia de nuestrosdías. i\sí, dos preguntas generales continúan dirigiendo los estudios acer­ca del Círculo de Viena y 'del empirismo lóg"ico temprano: precisamente,¿de qué se trataba originalmente el empirismo lógico? y, el tema principalde este libro, ¿cómo evolucionó la filosofía de la ciencia en las muy dife­

rentes formas que asume hoy?Las res'puestas convincentes a la primera pregunta comenzaron a

aparecer en la década de 1970, cuando historiadores y filósofos comen­zaron a recuperar y a interpretar la rica historia del empirismo lógico. l

Gracias a tan amplio elenco de persom0es, cuyas especialidades yacen enla filosofía, la lógica, las matemáticas y las ciencias sociales, ha llegado averse claramente que la mayoría de los primeros empiristas lógicos, si notodos, estaban tan apasionados con los problemas culturales y políticoscomo lo estaban con los problemas de la filosofía técnica y de la episte­mología, En particular, Neurath, Carnap y Frank procuraron activamen­te fOljar conexiones personales, intelectuales e institucionales entre el

empirismo lógico y varias instituciones culturales y políticas y movimien­tos en Europa. Entre estos intereses, incluimos a la perenne preocupa­ción de Carnap por los lengu'0es artificiales internacionales y al trab'"0o

I Para un reciente)' útil compendio de 'información biográJica )' filosóJ1ca relacionadacon el Círculo de Viena y sus asociados, véase St:1dler (2001). Para un panorama del "redes­cubrimiento" erudito del empirismo lógico, véase Uebel (1991), y de sus aspectos políticos,

véase l-Ieidelberger y Sl<'ldler (2003),

de Neurath en museos, en la educación pública y en el sistema iso tipo"de iconografía visual, cuyos descendientes gráficos ahora son ubicuosen aeropuertos, paseos de compra y otros espacios públicos. Neurath,Carnap, Herbert Feigl y Hans Reichenbach fueron invitados a dar con­ferencias en la Bauhaus, mientras que Neurath colaboró adicionalmen­te con el Congreso Internacional Belga para la Arquitectura Moderna(CIAM) (Faludi, 1989; Galison, 1990). Hubo también debates con marxis­tas (Lenin incluido) y teóricos críticos de la escuela de Frankfurt (Lenin,1908; Horkheimer, 1937; Dahms, 1994), así como también intemos porparte de Philipp Frank, de establecer amistad con los críticos neotomis­tas del cientificismo y del positivismo en las conferencias sobre Ciencia,Filosofía y Religión, de periodicidad anual, que tuvieron lugar en NuevaYork, durante la década de 1940 (Frank, 1950). Además, al menos dosempiristas lógicos no se restring'ieron a debatir cuestiones de teoría polí­tica o de política nacional y económica. Neurath tuvo un papel tumul­tuoso y casi fatal en la revolución socialista bávara de 1919 y más tardefue contratado por Moscú por su destreza vinculada al sistema iso ti­po. El activismo socialista en los ai10s de estudiame por parte de HansReichenbach en la Universidad de Berlín, a su tiempo le costó la opor­tunidad de obtener un empleo allí. 2

Específicamente, el Círculo de Viena alcanzó a un público másamplio para proíllOver sus críticas a la filosofía tradicional y para popu­larizar su Wissenschajiliche Weltauffassung, o concepción científica delmundo, como una alternativa sustituta. Asf lo hicieron en Viena a travésde la Sociedad Ernst lvbch y sus conferencias públicas, y así lo hicieronen Europa y los Estados Unidos a través del movimiento de Unidad dela Ciencia, de Otto Neurath. El movimiento promovió la tarea de uni­ficar y coordinar a las ciencias de modo que pudieran ser utilizadas demanera más adecuada como herramientas para la formación y la pla­nificación deliberada de la vida moderna, Y procuró cultivar la sofisti­cación científica y epistemológica, aun entre ciudadanos comunes, de

modo que pudieran evaluar mejor la retórica oscurantista provenientede los sectores anlicientíficos y reaccionarios y contribuir a planificarmejor una futura ciencia unificada que contribuiría con los objetivoscolectivos de la sociedad.

*Voz castellana que refiere al acrónimo inglés ISOTYPE, .. In{enw.lloil.a! S)'.slelJl ofT)'/Jogr{{J)hicPir:lure Educalion". Se trata de un sistema pictográfico destinado a transrnitir illfornlación demanera rápida sin apelar allenguc-ue natural. [N. del T.]

~ Respecto de la política ele Netu-ath, véase Cart\\'right el 11/. (1996); sobre Reichenbach,véase Traigar (1984). Un relato informativo, aunque tendencioso, de la obra ele Neurath enla URSS se encuentra en Chislett (1992),

El saber convencional acerca del em,pirisnlo lógico

2 ~)Una introducción al empirismo lógico y al movimlenlo de Unidad de la Ciencia

Los escritos populares secundarios también contribuyeron a empaii.ar

los compromisos culturales de! empirismo lógico. El influyente TILe Logic

ufScienlific DiscuveJY (1935) de 1~'l.rl Popper y su muy leído ensayo "Ciencia:conjeturas y ¡'erutaciones" (Popper, 1969) proclamaban su jactancia deque solamente él diag'nosticó una falacia inductiva en el núcleo de! empi­rismo lóg'ico (reforzando de ese modo la posición de que su proyecto era

esencialmente, cuando no también exclusivamente, epistemológico). El

aún más ampliamente leído Language, Tl'lllh mul Lugic (1936) de A. J. Ayer

presentó al empirismo lógico principalmente como la filosofía de la cien­

cia camapiana (a través de la sintaxis lógica; Camap, 1937c) vista a tra­

vés de los lentes de la filosofía wittgensteiniana de! leng'uaj e naLural. Ayerexplicaba que el objetivo y propósito de la filosofía, y a partir de allí, delempirismo lógico, era meramente (pero no de manera irrelevante) asis­

tir al progreso de la ciencia -cualquiera sea la circunstancia en que fuera

invocado- por medio de la provisión de análisis que clarifiquen e!leng'ua­je cienLifico (Ayer, 1936, p. 152). Aunque el informe de Ayer fue fiel al

aspecto iconoclasta del movimiento (su rechazo a la metafísica, su coque­teo con el verificacionismo y con el fundamentalismo y su rechazo de lo

sintético a j/fiori), no menciona las ambiciones constructivas del empiris­

mo lóg'ico, Salvo por dos notas al pie, la voz de Neurath está ausente en

Language, Trulh and Logic porque Ayer buscó "enfatizar no tanto la unidadde la ciencia" (el tópico y la meta más cara para Nemath), "sino más bienla unidad de la filosofía con la ciencia" (iúid., p. 151). Ningún lector de!libro de Ayer supondrá el hecho que los fundadores del empirismo lóg'icolo concibieron en parte porque procuraba;l acudir en ayuda de la coordi­

nación y el uso coordinado del conocimiento cienLífico, para cooperar en

la tarea de modernizar y mejorar la vida, la educación y la organizaciónsocial y económica,

Si bien Ayer comprimió a la amplia agenda de! empirismo lógico en

nn proyecto científico limitado aunque también activo, para la década de

1970 el empirismo lógico se vio reducido todavía más, No siendo ya paníci­

pe de la ciencia, fue recordado como una escuela de comentarios aceren dela ciencia. La an tología de Suppe, The Slruclul"e ofScienlific Theories (1977),que se sitúa al lado de Language, Trulh muL Logic en la biblioteca de todofilósofo de la ciencia, presentaba al empirismo lógico como un conjuntode proposiciones acerca de la ciencia y sus métodos, Como ve¡'emos más

adelante, y como temían algunos miembros del Círculo de Viena, el empi­

rismo lógico se convü,tió en, y fue recordado como, una secta cuyas doc­

trinas eran el veriLicacionismo, el inductivismo y el fenomenismo. Suppe

escribió que esta reducida agenda estrictamente epistemológica agotabaelleg-ado del empirismo lógico:

Cómo la Guerra Fria transformó la filosolía de la ciencia

• En alemán en el original. Léase "!luslración" o "Iluminismo". [N, del T.]** El autor hace referencia aquÍ a la versión inglesa de esta obra, cuya versión original

alemana dara de 1928, [N. del T.]

Antes de presentar la tesis principal de este libro, es útil considerar algo delsaber convencional-mayormente erróneo- acerca del empirismo lóg'ico.

Antes de este reciente florecer en el interés y la investig'ación, su alcancecultural y ambiciones científicas se vieron eclipsadas por varias circunstan­

cias, en especial en el mundo filosófico de habla inglesa. Esto no es menos

cierto respecto de los ataques de! empirismo lógico a la metafísica contem­

poránea y tradicional y a la seudociencia. Estas fueron vívidas manifesta­

ciones de pirotecnia analítica que contribuyeron a que la naturaleza de!proyecto adquiriera una impronta negativa y eliminativa. Además, hasta

que los escritos de Neurath comenzaron a ser traducidos y publicados eninglés en la década de 1970, sus constructivos intereses en la ciencia uni­

fLcada y en la política, y su finamente ajustada perspicacia epistemológi­

ca acerca del lenguaje y la ciencia, se vieron eclipsados por su reputacióncomo el "original troglodita neopositivista" (Uebel, 1991, p. 5) que aplas­

tó a su propio club y que murmuraba expresiones machianas tales como

"azul aquí ahora". Otro factor fue la influencia de Del' logische AujIJau der Welt

(1969)** de Rudolf Carnap, el cual, no importa cuán natural y merecida­

mente capturara la atención filosófica, es tomado erróneamente como un

paradigma del empirismo lógico como un todo, Tomados cor~untamente,

estos y otros factores ayudaron a crear la impresión de que el empirismológico, incluso a pesar de sus cambios y liberalizaciones subsecuentes, fue

poco más que un temprano momento fenomenológ'ico en la historia de

la epistemología occidental.

Juntos, el empirismo lógico y el movimiento de Unidad de la Cienciade Neurath estaban en la empresa del .Aujhliirung* (Scott, 1987; Uebel,

1998). Buscaban nada menos que especificar y ayudar a cumplir la pro­

mesa del Iluminismo francés dieciochesco mientras se tomaba plena ven­taja de los desarrollos del siglo xx en ciencia, lógica, pensamiento social

y política. Esta constructiva agenda iluminista es el tema principal de este

libro. Porque solo al poner en claro estas ambiciones (propias del empiris­

mo lógico) podemos ver tanto cuánto ha cambiado la fLlosofía de la ciencia

en la última mitad del siglo xx, como, a su vez, qué clase de condiciones

y fue¡-zas estuvieron involucradas en su transformación.

24

Una nueva explicación para la desaparición elel empirismo lógico

Dado que ahora sabemos que el empirismo lógico fue originalmente unproyecto filosófico con ambiciones culturales y sociales, nos enconU'a­mas en el momento oportuno para preguntarnos cómo fue transformadala disciplina y cómo se perdieron estas ambiciones culturales y sociales.

La respuesta que se defiende aquí es que fue transformada durante la

década de 1950 almenas parcialmente, si no principalmente, por pre­

siones políticas que eran comunes a lo largo de toda la vida cívica, asícomo también de la vida intelectual, durante la Guerra Fría que siguió

Cuando Suppe escribió esto, a fines de la década de 1960, mayormcntese pensaba que el empirismo lógico había caducado y esta caracterizacióndel programa provee una fonna conveniente de entender su dcsaparición.Lo que el programa oÜ'ecía para analizar "el conocimiento remancnteque la ciencia se proponía proporcionar" eran modelos ele explicación,reducción, inducción y confirmación que fueron lullados deficientes ensí mismos. Dos influyentes obras, e·l artículo "Dos dogmas del empirismo"

(1951) de Quine y el famoso libro de Kuhn, La estructura de las nvolucio­nes científicas (1962), estaban, por entonces, contribuyendo a solidificar elconsenso. Entre otros problemas, el empirismo lógico estaba paralizado,de acuerdo con Quine, a causa de lo imprecisa que resultaba la distin­ción analítico-sintético (sin caer en circularidad). De acuerdo con Kuhn,e! empirismo lógico no era capaz de elucidar el holismo conceptual de laciencia y las alegadas discontinuidades entre lo teórico y lo ling'iiístico quepuntúan a la historia de la ciencia y, corueturaban muchos, a su nawralezaesencial. El empirismo lógico estaba en un estado penoso. Había perdidosus conexiones con la práctica científica, difícilmeme podría mantenersebajo su propio peso conceptual y la ciencia que procuraba interpretar eravista por la investigación histórica como una mera ficción idealizada que

existía solo en la imaginación de los filósofos.

III

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'1.7Una inlroducción al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia

a la Scgunda Guerra l'vIundial. En gran parte, estas presiones llevaron alempirismo lógico a deshacerse de sus compromisos culturales y socialesdebido al cambio en el movimiento de Unidad de la Ciencia de Neurath.El movimiento no era mcramente un frente público y científico paraun programa que de otro modo hubiera sido filosófico e independien­te. Contribuyó a determinar qué clases de pregul1las y temas de investi­gación eran perseguidos, y cómo eran perseguidos, en el corazón ele lafilosofía de la ciencia.

Esto no significa que, si no fuera por la Guerra Fría, la filosofía de laciencia contemporánea sería en la actualidad una clase de sirviente públi­co ,ueno a lo académico. En cambio, lo que se aleg-a es que el empirismológico aspiraba originalmente tanto a la sofisticación filosófica y técnicacomo al compromiso con los científicos y con las modernas tendenciassociales y económicas. La Guerra Fría, sostiene este libro, tornó imposi­ble a csa agenda y forzó efectivamente a la disciplina a adoptar la formaapolítica y altamente abstracta que es rememorada en la obra The Stmctu'I'eoJ ScientiJlc The01-ies de Suppes. En otras palabras, el abismo que separa aese libro del combativo manifiesto de! Círculo de Viena, lVissenschaftlicheWeltaujJassung, fue obra de la Guerra Fría. Esta interprelación tampocodesestima la perspicuidad de Quine, de Kuhn y de otros críticos del empi­rismo lógico. Sí afirma, sin embarg-o, que se debe reconocer el poder deestas fuerzas políticas, )' que de este modo comenzamos a ensamblar, comodelineamos más adelante, una historia más compleja), a la vez más precisade la filosofía de la ciencia dura11le el siglo xx.

Apanar lo hislOriográfico (yen última instancia lo melafísico) puedeconu-ibuir a desmantelar un prejuicio que probablemenle enfrente estalesis. Proviene, apropiadame11le, de Neuralh, quien, como vemos más ade­lante, luchó muchas balal1as con otros filósofos cuya influencia y reputa­

ción terminaron eclipsando a la suya propia. Un elemento guía en estosdebates fue el pluralismo multifacético de Neurath y, especialmente, sucrítica de lo que él denomina "absolutismo". Por ejemplo, Neurath criti­có la leoría semántica de la verdad de Camap y Tarski (según la cual, porejemplo, el enunciado "la nieve es blanca" es verdadero si y sólo si la nievees blanca) basándose en que erigía un orden dual en el que ellengu'0ehabla primero acerca de sí mismo y !Llego del mundo, con el fin de penlli­tir una compal'ación entre esos informes y una determinación de si preva­lecen las condiciones de verdad.

Neurath objeló eslO porque, insisLÍa, un empirismo saludable nunca

puede (incluso en llna abstracción filosófica) ig-norar las condiciones

prácticas en las que operan el leng-u,ue y la ciencia. i\.sí, en su famoso yengorroso modelo de enunciados de protocolo -"ProlOcolo de atto a las

Cómo la Guerra Fría Iransíormó la íilosoíía de la ciencia

Durante unos treinta ai10s, el empmsmo lógico [... ] proveyó elmarco básico para situar los problemas acerca de la naturaleza delconocimiento científico y también impuso límites respecto de loque contaría como soluciones apropiadas para estos problemas:el conocimiento singular de fenómenos directamente observablesera aproblemático, mientras que el conocimiento remanente quela ciencia parecía proveer era en el mejor de los casos problemático(Suppe, 1977, p. 617).

25

-. En este}' lodos los casos en los que se cita a este arlÍculo a lo largo de la obra, se siguela versión en espaiiol según aparece en Neurall1, O. (1965), "Pl'oposiciones prolocolares",en A.J. Ayer, El jJositivismo lógico, trad. ele L. Aldama, U. Friscl1, C. N. ¡-dolina, F. ¡\1. Tomer)'R. Ruiz Harrel, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 205-21'1. [N. del T.]

:1 CarlIVrigl1t y Uebel (1996). La frase proviene de NeuralÍl, quien elogió la melodo­logía nilturali.'H<l marxista según la cual "locio yace en ellnislllü plano lerrenal" (Neuralh,

1928, p. 295).; Para más sobre el debate de Neurath con Popper, véase Neuralh (1935) )' Cal (1995).

3:17 en punto: [a las 3:16 en punto Otto se dijo a sí mismo: (a las 3:15en punto había en la habitación una mesa que era percibida por Otto)]"

(Neurath, 1932/1933, p. 93)-," el informe más extremo del enunciado es

siempre acerca de una persona específica y de lo que ellas creen que veny saben acerca de la nieve o de la mesa ante ellas. Para Neurath, no haydualismo leg,ítimo alguno entre ellengucDe y el mundo que pueda invocaruna teoría de la verdad. El conocimiento, el discurso, cllenguaje y la con­

ducta permanecen siempre, como habían enfatizado Nancy Cartwrig'llL yThomas Uebel acerca de nuestra comprensión de Neurath, en el mismo"plano terrenal".3

Aquí yace, por ejemplo, una de las antipatías de Neurath con el

popperianismo. En la metafísica de Popper del primer, segundo y tercermundo, el último está habitado, como el ciclo de Platón, por conceptos

objetivos u objetos estudiados por generaciones ele filósofos y científi­

cos. Pitág'oras y estudiantes contemporáneos de séptimo grado, razonaba

Popper, pueden saber y entender e! teorema de Pitágoras como la -mismacosa porque este goza de un estatlls ontológico como un objeto durade­ro y eterno. Neurath no diría nada de esto, ni tampoco lo haría cualquier

filósofo que viera con simpatía la tesis política de este libro.'[ Porque si

la filosofía de la ciencia está dedicada al estudio de algo semejante a un

dominio ontológico de los objetos o de las condiciones metafísicas -la ver­

dad, la explicación, la confirmación, la significancia, la analiticidad, etcé­tera-la aserción de que las fuerzas políticas controlaron su carrera en losEstados Unidos se verá contrarrestada continuamente por la réplica de

que las fuerzas políticas podrían causar, a lo sumo, una distracción tem­

poraria en el desarrollo histórico de la filosofía. La política nunca podríacambiar a la disciplina de un modo fundamental precisamente porque lasfuerzas políticas no pueden comunicarse (y por lo tanto no lo hicieron)

con los objetos de otro mundo que, como los que investigan los filósofos,

guían la práctica fIlosófIca.

Neurath diría que esta multiplicación de mundos es fatua metafísica, al

tiempo que gritaba "¡Jvletafísica!", "¡Metafísica!" (y más tarde, para cuidar

su voz, sólo "¡M!") en los encuentros de losjueves por la tarde del Círculo

El movimiento de Unidad de la Cienciay la International EnG)'clopedia of Unified Science

~9Una inlroducción al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia

El empirismo lógico llegó a los Estados Unidos durante la década de 1930.Con la excepción de Herbert Feig'l, quien emigró en 1930, la principal ola

ele emigración comenzó al promediar la década e incluyó a Rudolf Camap

en 1935, KarlMenger en 1936, Carl Hempel en 1937, Hans Reichenbacb,

Felix Kaufman, Gustav Bergmann y Philipp Frank en 1938 y Kun Códel y

Edgar Zilsel en 1939 (Stadler, 20ü 1). La maYOl'ía lleg'ó a ese país como par­ticipantes del movimiento de Unidael ele la. Ciencia ele Neurath. Aunque

. de Viena." Es metafísico para Neurath porque esto no tiene lugar alguno

dentro de una representación honesta,-empírica y científica de la filosofía

de la ciencia como algo que los seres humanos (o algunos ele ellos) Itncen

en nuestro plano terrenal. La filosofía de la ciencia debe ser concebidacomo un conjunto de prácticas, v;:dores, metas y terminolog'Ías que sonescogidas, utilizadas y (con un poco ele suene) mejoradas por los indivi­

duos conforme a sus indagaciones intelectuales. Esas prácticas son ense­¡'ladas a otros y modificadas por el debate, así como también por presionessociales o históricas, que muchas veces no son detectadas. Todos esos pro­

cesos y los agentes que los sustentan existen en el mismo plano terrenal,juma a la cullura, la sociedad y la política.

Como muestra este libro, muchas ele las elecciones que realizaranlos empiristas lógicos de la primera g'eneración y sus estudiantes fueron

hechas a la par de presiones intelectuales, inslitucionales y personales quesurgieron directamente de la Cuerra Fría y de! macanismo. Esto explicarátanto cómo la filosofía de la ciencia fue radicalmente modificada y despo­litizada por eSLaS presiones como cómo esta tesis no elebe parecer menosplausible que el hecho mejor conocido de que la producción de una pelí­cula de Hollywood también se vio alterada por acción del macanismo, Nohay ni una Idea celestial del entretenimiento que controla la historia del

cine ni un dominio eterno y objetivo de búsquedas yvalores intelectualesque se ensei10ree en torno a la mosofía de la ciencia.

5 La versión ele NcuraLh ele esta famosa anécdota lnercce set· reproducida. Duranteel "período wiugcnsteiniano", recordaba Neur<.uh en 1944, "una)' otra vez" durante lasdiscusiones grllp<lle~ del Tmct{{lus protestó diciendo "est.o es l11ctafísica". "Esta situación sewfnó monótona)' Ha}¡n sugirió que debería hablar sólo con 'la [d, pal-"l acortar el soniclo ydesde entonces muy a menudo digo j\1 ysugirió que para rcrnarcar los nl01nelllos en los queeSlaba satisrecho debería decir NM [por no metafísica]" (NeUI<llÍ1 a Carnal' y Monis, 18 elenoviembre de 194'1, AS!' Re 102-55-06).

Cómo la Guerra Fría lransíormó la lilosoría de la ciencia28

3° Cómo la Guerra Fría translormó la lilosona de la ciencia Una inlroducción al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia 3 1

Neurath mismo nunca emigró a los Estados U nidos (a pesar del consejo y el

deseo de sus coleg'as), promovió y organizó el movimiento desde Holanday más tarde desde Inglaterra, mientras hacía varios vi'Úes a América 'delNorte coincielentemente con el desembarco ele esta ola de emigración,De este modo, para los filósofos émigré," el movimiento se convirtió en unaclase de hogar-lejos-elel-hogar a nivel institucional, una clase ele hogar quelos ayudó a sostener el contacto, el diálogo y el foco intelectual que habíanmantenido entre sí en Viena, Berlín y Praga.G Como veremos luego, estotambién facilitó las conexiones entre los. émigrés y los filósofos norteame­licanos quienes, en algunos casos, ya estaban abocados a la búsqueda deun programa para la filosofía de la ciencia que estuviera comprometido

social y políticamente.El movimiento de Unidad de la Ciencia fue también la voz pública,

pedagógica y científica del empirismo lógico. Consistió en una serie elecongTesos internacionales para la Unidad de la Ciencia (que tuvieronlugar en Praga, en 1934; en París, en 1935; en Copenhague, en 1936;en París, en 1937; en Cambridge, Inglaterra, en 1938; en Cambridge,IvIassachusetts, en 1939; y en Chicago, en 1941); en publicaciones talescomo la [nternational Encycloj;eelia o/ Unifiel! Science*" y una efímera encar­nación inglesa de Erlwnntnis llamada journal of Unifiel! Science; en anunciosregulares y artículos que aparecieron en periódicos tales como Philosoj)hyofSciencey Synthese; y en alguna cobertura en medios populares (tales como

Time y el New YOIJi Times). Los empiristas lógicos fueron recibidos en losEstados Unidos tanto como representantes de un nuevo movimiento socialy cultural, así como también como intelectuales, filósofos y lóg'icos.

Para los filósofos contemporáneos, el punto en común en esta lista esla International Encyclopeelia of Unijieel Science, la cual por décadas fue traídaa colación coruuntamente con la portada de la famosa obra de Kuhn, Laestmctura ele las revoluciones científicas, Aunque tuvo una inl1uyente vida pro­pia desde sus comienzos, el libro de Kuhn fue comisionado originalmentecomo una monografía para la Encyclopeelia luego de que la tarea de escri­

bir una monografía histórica hubiera sido trasladada desde el filósofo ehistoriador italiano Federigo Enriques, a George Sanan (quien declinó e!ofrecimiento), aL B. Cohen, y finalmente, a Kuhn. Aunque nadie ha pro­ducido un detallado informe histórico de cómo la monografía de Kuhn ysus ideas fueron inl1uenciadas por e! movimiento de Unidad de la Ciencia,

• En francés en el original. Léase ··emigrados·'. [N. del T.]1; Esta observaciónl1le la hizo Abraham Edel (coITes[Jonclcncia personal)... ~\'Iayol1llentevertimos "enciclopedia", o bicn manteniendo el original "¡'IJI:yc!oj!l!r/ia",

según el modo que la referencia el aUlor )'/0 segCln nos evite cacofonías. [N, del T.]

sabemos lo suficiente como para desechar un persistente lugar común,

entiéndase, que Kuhn refutó al empirismo lógico, al modo de un caballode Troya.' El libro de Kuhn fue escrito en los últimos ailos de la década de1950 y fue publicado en 1962 cuando el proyecw de la enciclopedia estabamoribundo, alrededor de una década después de su última ráfaga de vitali­dad a comienzos de la década de 1950 (Reisch, 1995). Por lo tanto, algunaotra cosa ya había matado a la E1U)'cloj)edia y a buena parte del movimien­to de Unidad de la Ciencia. El culpable es sugerido claramente por lasfechas de los congresos internacionales listadas arriba: la Segunda Guerra¡'v1undial casi detuvo al movimiento y, a pesar de los denodados esfuerzosde alguno de sus líderes, las presiones de la Guerra Fría impidieron queexperimentara siquiera un momento de recuperación.

En el curso de su historia, esos líderes fueron OltO Neurath, RudolfCarnap, Philipp Frank y el filósofo pragmatista noneamerícano CharlesMonis. ¡v10nis, de la Universidad de Chicago, fue extremadamente útila la hora de contribuir a la migración del empirismo lógico. A menudo,durante la década de 1930, dio charlas y escribió acerca del nuevo movi­miento de Unidad de la Ciencia, de su importancia cultural y política y desu apropiado lug'ar al lado de! pragmatismo norteamericano como panede una exhaustiva teoría de los signos. Siguiendo a Charles Sanders Peirce,Morris llamó a esta teoría "semiótica" y la promovió sin descanso como elfuturo de la filosofía (Monis, 1937). Al mismo tiempo, ¡V10nis favorecióla emigración de sus colegas. Los enconu'ó primeramente en Praga en193"1, en el Octavo Congreso Internacional de Filosofía, donde Neurathcelebró su primer encuentro en beneficio de-l movimiento de Unidad dela Ciencia y del nuevo proyecto de la enciclopedia. Monis recomendó aaquellos que planeaban venir a los Estados Unidos que debían publicarprontamente un artículo o libro en inglés antes de buscar un puesto enuna universidad o colegio norteamericano. Varios siguieron su consejo yaceptaron la ayuda que les ofrecía. fl'lorris pronto se encontró a sí mismoorganizando traducciones, poniendo en contacto a autores con editorialesy escribiendo canas a amigos y colegas en los Estados Unidos que tuvieranla posibilidad de contratar a algún filósofo de la ciencia. 8 Con la ayuda deMonis, Reichenbach ocupó un puestO como acUunto en la DeLA, Frankfue contratado como profesor en Harvard y, en 1936, Carnap llegó a la

7 Véase por ejemplo Frieclman (1991), Reisch (1991), l1'Zik YGrünberg (1995),1'1 rdorris describe la edición de un mal1Llscriw de Reichenbach llamado "Experience and

Precliction" en l\'lorris a Reichenbach, S de junio de 1937, CtIP. "Le agradezco rnucho suscontinuos esfuerzos por encontrar un puesto para mí elllos Estados Unidos" (Reiclienbach aMorris,5 dejulio de 1937, CMP), MOITis también ayudó a Philipp Frank a traducir)' a publicarensayos antes de su en1igración.

3~ Cómo la Guerra Fria Iranslormó la iilosoiia de la ciencia Una inlroducción al empirismo lógico y al movimienlo de Unidad de la Ciencia 33

Universidad de Chicago dondc estaba Morris (luego de ocupar durante

un aüo un pucsto en Harvard). Además de toda esta actividad, de sus pro­pios eSClitos y enseüanzas, r..'1orris tentó a la editorial de la Universidad

de Chicago para que publicara la nueva obra de Neurath, la lnlenwtional

EneyclojJedia of Unijied Science.Con buen criterio, Monis espe¡·aba que su universidad se convinicra en

el centro del movimiento de Unidad de la Ciencia en los Estados Unidos.

Desde Chicago, él y Carnap editaron la EiU}'clojJedía conforme sus mono­grafías comenzaron a llegar en 1938, mientras que Neurath, su editor en

jefe, permanecía viviendo en Holanda. IvIorris también asumió la mayorb

de las negociaciones con la editorial de la Universidad de Chicago, nego­ciaciones que muchas veces fueron complicadas y tensas, especialmcnte

aquellas que concernían al plan del movimiento para rescatar E¡Jwnillnis(el vocero europeo original del empirismo lógico) a través de su compra al

editor alemán Felix Meiner (Rcisch, 1995). Aun así, a pesar de esas y otras

dificultades, la Eneyelojmlia fue inicialmentc un gran éxito. ¡vlostrándose

cauta respecto de comprometerse con un proyecto a larg·o plazo que

podría no acarrear beneficios financieros, la editorial acordó publicar laEncyclojledia a condición de recibir por adelantado al menos 250 suscripcio­

nes. Ese obstáculo fue fácilmente supcrado. Sc habían rccibido unas 500

suscripciones para la primera unidad introductoria, tindada Foundations of

the Unity ofScience, la cual contiene las veinte monogTafías de la Ene),clojlediaque existen hoy. También las monografías individuales fueron vendidasrápidamente en las libreríasY Aunque no Jleg·aron a publicar una mono­

grafía por mes, como habían programado originalmente -en parle a causade la distancia de Neurath-,Iu los editores estaban complacidos y la edito­

rial nunca puso en duda su decisión de aceptar el proyecLO.Se podría decir que la EncirlojJi'flia y el movimiento fueron proclama­

dos en la ciudad de Nueva York, como el corazón de mediados de sig-lo

de la vida intelectual de la nación. John Dewey era el filósofo de más

edad de entre varios, incluyendo a Ernest Nagel, Sidney I-Iook, Horace

Kallen y Meyer Schapiro, quienes contribuyeron a que el famoso grupo

!J Para el 31 ele lllarzo ele 1939, se habían vendido un," 5'17 suscripciones)' alreeleelor de1.000 copias de todas las monografías publicaelas (a "lVilJiam B. Harrell ele parte ele Bcan, 6 elemarzo de 1939, uCPP, caja 346, carpeta 1). Para 1945, se habían vendido aproximadamente1.800 copias de caela monografía 1mblicada (a !vIDA de parte ele .IS, 19 de enero de 1945,UCI'P. caja 346, carpela 4).

10 Para que NeLlralh revisara yeclitara cada nlonografía, las pruebas ele galera lendrían quehaber sido enviadas por correo a Holanda y luego regresar. Adeln::í.s, Neuralh eS~1ba extraor­dinariamente ocupaelo. En 1939, apareció su historia isolipo ele la vida moelerna (Nemath,1939). tvlorris, así con1ü ta¡nbién la editorial, a veces se sintieron frustrados por es las demoras.(Véase por ejemplo Bean a Neuralh, 21 ele abril de 1938, UCI'I', c<ua 348, carpeta 3.)

ele Intelectuales de Nueva York definiera las tendencias y valores de la

vida intclectual de la nación, la cual por entonces se encontraba altamcn­te politizada. En verdad, algunos intelectuales y filósofos de izquierda cri­ticaron a Neurath y a los empiristas lógicos habimalmente sobre la base

de que no estaban lo suficientemente inclinados a la izquierda, o que noeran lo suficientemente radicales, o materialistas dialécticos. Pero en la

filosofía dominante)' establecida de Nueva York, definida por los estudian­

tes de Dewey y ¡vlorris Cohen, los nuevos filósofos émigrés y sus proycctosfueron aplaudidos y aprovechados. Dewey, Hook y Nagel, por ejemplo,

enlistaron de distinto modo a los empiristas lógicos y al empirismo lógico

cn sus batallas contra el neo tomismo, el movimiento popular promovidopor Monimer Adler y el presidente de la Universidad de Chicago, RobenMaynard Hmchins (cuya propia serie de monografías, Creat Books of theIVeslem HTorld, puede ser considerada como un rival de la nueva Encyclopedia

de Neurath). Aquellos que no socializaban ni intercambiaban correspon­

dencia de manera personal con Neurath, Carnap y los otros, fueron intro­

ducidos al empirismo lógico y al movimiento de Neurath a través de artícu­

los en la Partisan &view o por el primo de Neurath, el escritor sobre temas

científicos Waldemar I(aempffen, quien elogió a Neurath y a la nueva

EncyciojJedia en el New York Times.

Para 1939, la E1H)lclopedia comenzó a tomar forma. lvlorris, Neurath y

Carnap persuadieron a la editorial para que anunciase la primera unidad

no introductoria: seis volúmenes titulados J\1et/wds ofScience. En un bocetodel prospecto, Monis explicaba que esos volúmenes estarían dedicados alas ciencias específicas y a problemas inter110s a ellas relacionados con la

unidad de la ciencia. Como un todo, los volúmencs estarían

interesados por el elesarrollo de un lenguaje científico unificado,con la presentación ele los resultados de análisis lógicos en varias

ciencias, con problemas relevantes para los cimientos ele las cien­

cias, con el análisis)' la interrelación ele conceptos científicos cen­

u"ales, con cuestiones relacionadas con el procedimiento científico

y con el sentido en el cual la ciencia forma un todo unificado. ll

En ese entonces, los planes de Neurath mostraban cuán amplia e influyen­te esperaba que fuera la Encyclopedia. En la tercera unidad, ¡vlorris recordó

más tarde, los nuevos enciclopedistas harían un inventario del "verdadero

estado de sistematización dentro de las ciencias especiales y de las conexiones

11 Esbozo de prospecto de ¡"lorris, UCl'l', G0a 346, carpela 1. ESle prospecto nunca fuedistribuido.

Los congTesos internacionales

'ciencia subresalelr,ín en varios campos lnnicuL\\Ts )' en la cieucia

como uu rodo. l "

35Una introducción al empirismo lógico y al rnovimienlo de UnidJo de la Ciencia

En alemán en el original. Léase, "anexión". [N. del T.]

amplia colección de tópicos que abordaría elmO\'imienlO por, aproxima­damente, los siguientes cinco aúos.

A veces, los cong-resos subsig'uientes lllvieron un foco de aLención másrestringido. El segundo, que r.uvo lugar en Copenhague, en 1936, eSLUVO

dedicado a la filosofía de la física y de la biología y, en particular, a la in Ler­prer.ación de Copenhague ele la mecánica cuán LÍca. Niels Bohr, el amor

de la interpreLación de Copcnhague y gan~ldor del Premio Nobel, asis¡ió

sin mayores problemas, dado que el congreso lUVO lugar en su espacio­so hogar. Aunque pocos norteamericanos eSLUvieron presenLes (muchoshabían gastado valiosos dólares de tiempos de la depresión durante el

aúo anLerior, al asistir al encuentro en Pa¡'ís), el elenco de figuras siguiósiendo amplio e inLernacional. El tercer congreso, Lambién llevado a caboen París, en 1937, fue dedicado a la planificación)' concepción de la

Enc)'dojJedia y a asuntos centrales de! empirismo lógico. Tuvieron lugargraneles sesiones acerca de la unidad de la ciencia y la lógica y la matemá­

tica, al tiempo que en sesiones más pequeúas se cubrían r.emáticas en físi­

ca, biología y psicología.

Los congresos se vieron cada vez más afeCLados por las inesLabilidades e

incertidumbres que precedieron a la guerra. Las noticias del asesinato de

l'vloritz Sclllick por pane de un estudiante perturbado llegaron a sus cole­gas miemras se enconu'aban participando del congreso de Copenhag'ue,

mientras la Anschl'1lss'" de Austria con la Alemania nazi ocurría pocos meses

ames del CuarLo Congreso InLernacional. Aquel congreso fue organiza­

do por L. Susan Stebbing y [Uvo lugar en la Universidad de CambJ'idge,

en 1ng-Jaterra. Fue dedicado (apropiadaí11eme, dada la innuencia de

WiugensLein en la filosofía briLánica) al r.ema del lenguaje ciemífico. Esr.efue el último congTeso que LUVO lug'ar [uera de los Estados Unidos.

Charles l'vlorris organizó él quimo congreso en Harvard, en 1939.Acogió a alrededor de 200 parLicipames, muchos ele California, Chicag'o,

Harvard, Yale y de las universidades de Nueva York. Una vez más, el con­

gTeso se [ocalizó en la tesis de la unidad de la ciencia)' en los métodos para

la unificación de las ciencias, así como r.ambién en temas vinculados con la

lógica y la filosofía formal de la ciencia. lVlorris aprovechó la oponunieladpara ampliar el movimiento e incluir tópicos en ciencia social -a las que

denominó "ciencias socio-humanisr.as"-, incluyendo el estudio científico

de los valores promovidos por los pragmatistas norteamericanos e insisr.en­

r.ememe enfatizados porJohn Dewey. Como org'anizador, publicó un artí­

culo previo al congreso en el cual der.alló su agenda liberalizadora (i'vlonis,

1938b). Pero los asunLOS que abordó fueron prontamente abnll1lados por

Cómo la Guerra Fria lrallsiormó la tllosolla de la ciencia

l~ Esbozo de prospecto de i\lorris, UCJ'I', G~a 3"'-lG, carpeta l.1:\ ESLa)' otra información acerca de los congresos intcruacionales recibe una prc.'ientacióJ1

"'!IV lúil en Sladler (2001).

La Enc)'clopedia y sus dülog'os de colaboración serían respaldados tam­bién por los congresos internacionales para la Unidad de la Ciencia. El

primero se realizó en 1935 en la Sorbona de París y acogió a unos 170

panicipames. 13 A..demás de los empiristas lógicos líderes de Viena, Praga

y Berlín y ele sus patrocinadores norteamericanos, el congreso recibió a

luminarias líderes de la filosofía de Francia, Inglaterra, Italia, Polonia,Escandinavia y Holanda. Los LÍlUlos de las sesiones incluían las sig'uien­tes áreas: filosofía de la ciencia y empirismo lógico, la unidad de la cien­

cia (y la nueva enciclopedia), lenguaje y seudoproblemas, inducción yprobabilidad, lóg'ica )' experiencia, filosofía de las matem,üicas, lóg'ica, e

historia de la lógica y de la filosofía de la ciencia. El congTeso proyectó la

Con el objelivo ele eviur simpies maienLenelidos, los auLores ten­drán la oponunidad ele eliscuLir ¡as contribuciones ele OLros oUHes

ele la publicación, ele modo que quede sólo el meollo de lo que

parecen ser cliCerenci,\s genuino\s. De eSLe modo, los prublemas

cruciales resuelLOs)' no resuellOS en los méLUelos anuales ele la

Como los cien tíLicos, los nucvos enciclopedistas se esforzarían en minimi­zar los bisos malentendidos v en maximizar su efIciencia y poder intelec­

LUal colectIVOS.

~)l-l

que obtenían entre ellas". La unidad CLutro consLaría de diez volúmenesque n'aLarían temas como b educación, la ingeniería, la rlledicina y la ley.

Todas eSlaS profesiones, esperaba Neurath, encontrarían un hogal' en e!

lllllvimiento de Unidad de la Ciencia (1\1 orri5, 1%0, pp. SE), 520).

Morris, Neurath y Callup tambit:n esperab;:¡n que los métodos específi­

cos de colabo]';lción pudieran ser inccJl'purados en la Enc)'cloptdia a medida

que ésta creciera y ganara notoriedad. Aunque las primeras rnonografías

fueron leíclas y ecliLaebs principallllcme por ellos tres, las nuevas mono­

grafías, explicaba su nola de prensa, circularían ele manera mjs ampliaames de su publicación:

La guerra y la desaparición dell11ovimiento

37Una inlroducción al empirismo lógico y al movimienlode Unidad de la Ciencia

todavía mayor surgió, sin embargo, en mayo de 1940, cuando Neurath ape­nas escapó de una Holanda ocupada. Habiendo calculado mal el tiempoque le llevaría cambiarse de domicilio y trasladar su taller de trabajo sobrelos iso tipos para anticiparse a la ocupación nazi, Neurath )' su asistente (y

futura esposa), ivIarie Reidemesiter, escaparon en un pequeúo ysobrecar­gado bote pesquero, arriesgándose en Rotterdamjusto antes de que zarpa­ra. Se mantuvieron a la deriva hasta que fueron recogidos por una embar­cación naval inglesa. A causa de su nacionalidad austríaca, fueron tratadoscomo prisioneros de guerra y pasaron varios meses recluidos en Inglaterra.Quien los salvó fue L. Susan Stebbing, que les encontró un abogado queapeló a las autoridades para conseguir su liberación a la vez que hizo losarreglos para su casamiento. Varios meses más tarde, con apoyo financie­ro y emocional de parte de Stebbing y otros amigos y colegas, los Neurathse establecieron para vivir y trabajar en Oxford, Inglaterra.

Aunque para el verano de 19"11 Neurath pudo reanudar sus obligacio­nes editoriales, el proyecto pronto luchó por mantenerse a flote una vezmás, en 1943, cuando la editorial de la Universidad de Chicago decidiósuspenderla. Habiendo publicado solo nueve de las veinte monogTafías ycon Morris y Neurath dando a la editorial nada más que promesas acercade monografías en progreso, decidieron que el proyecto se estaba encare­ciendo demasiado (el suministro de papel, por ejemplo, estaba limitado)y el número de suscriptores estaba disminuyendo. Las monografías veníanapareciendo con demasiada posterioridad a la periodicidad anunciada deuna por mes)' la editorial creyó que los au~ores sustitutos que habían enlis­tado los editores no eran de primera categoría (Reisch, 1995).

Después de recibir la noticia, Neurath se enfureció y con habilidadpersuadió a la editorial de que cambiase de opinión. Dejó en claro que,si era necesario, podría llevar la EncyclojJedia a Olra editorial. Supuso queHolanda pronto sería liberada)' lal vez podría llevar la Enc)'clojJedia a "susfieles editores holandeses", Van Stockum & Zoon, que habían publicadoel primer volumen de la revista del movimiento, elJoumal ofUnijied Seiena.

Arremetió con esta expresión de ser "fiel al movimiento" por considerar ala Ene),clojJedia como un esfuerzo bélico, Elogió lo que había sido el rease­g'uro del proyecto, el espíritu de "continuar a pesar de lo ocurrido", )' lesrecordó que esta "empresa verdaderamente internacional" estaba sosteni­da "parcialmente por refugiados" quienes se verían desalentados y desmo­ralizados por la decisión: "[L] a guerra va muy bien y la victoria se acerca

día a día, Sería derrotista suspender algo en estas instancias". Neurath no

escogió estas efectivas palabras meramente para la ocasión. En muchasoportunidades escribió en privado a Morris acerca del movimiento entérminos similares: "DUl'ante los tiempos de guerra, la ciencia)' el análisis

Cómo la Guerra Fría transiormó la lilosoiía de la ciencia

J,¡ Folleto promocional, VC!'!', G0a 346, carpeta 3.15 Comunicado, "Última noticia: el Sexto Congreso 1l1ternacional para la Unidad ele la

Ciencia", VC!'!', G~a 346, carpeta 2,

La guerra obstaculizó el proyecto de la enciclopedia y las actividades delmovimiento de varias maneras. Por lo g'eneral, los autores europeos tenían

problemas más imponantes de qué preocuparse que el de completar lasmonografías que habían prometido a Neurath, y la lentitud ypoca confiabi­lidad del correo lentificó drásticamente la comunicación entre los autores,los editores), la editorial. Como muchas otras revistas europeas, Synthese,que incluía un "Foro para la Unidad de la Ciencia" que aparecía de mane­ra regular, cesó su publicación hasta después de la guerra. Un obstáculo

las tensiones políticas mundiales. En la víspera del congreso, los partici­pantes supieron que la guerra en Europa estaba poco menos que g'aranti­zada. Al día siguiente, Horace Kallen, de la New School for Social Research[Nueva Escuela para la Investigación Social], un filósofo que había hechoamistad tanto con Neurath como con Morris, presentó su sorprendentetesis de que el mismo movimiento de Unidad de la Ciencia habí::t ascendi­do a una clase de totalitarismo autoritario que estaba aliado peligrosamen­te con ideologías fascistas en Italia, Espai'ta y en la Alemania nazi.

Para la mayoría, sin embarg'o, la política del movimiento no era LOtali­taria, sino más bien humanitaria, progresista y pacifista, En 1941, luego deque estallara la guerra, fl'Iílton SiIiger, estudiante de Cannp, y AbrahamKaplan, estudiante de Reichenbach, escribieron acerca del congreso deHarvard en un artículo titulado "Ciencia unificadora en un mundo des­unido" (Singer y Kaplan, 1941). En este escrito, detallaron la imponanciadel movimiento para la ciencia y la educación y mostraron que claramenteadmiraban sus valores humanitarios e imernacionalistas. fvlorris transmi­

tió la misma actitud en un folleto promocional que escribió para el sextoy último congreso del movimiento, llevado a cabo en la Universidad deChicago en 19'11: "El comité organizador sien te que la condición presentedel mundo eleva, en lugar de restringir, la necesidad de una continuaciónvigorosa del movimiento de Unidad de la Ciencia".l'¡ Apropiadamente, ydadas las amplias ambiciones humanitarias para el movimiento por pai'tede Morris, este congreso puso de relieve sesiones tales como ciencia y valo­res, ciencia y ética, tópicos históricos y una charla abordó el tema de la

ciencia y democracia. 15

36

:!J3 Cómo la Guerra Fría transformó la ¡ílosoría de la ciencia Una introducción al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia :.i9

lógico no pueden descansar ... Tenemos que preparar la futUl'a vida de

paz, particularmente en Europa". "Estas Alemania)' Europa nazis necesi­tarán algunos buenos platos), nosotros se los ofreceremos". I o

Los obstáculos del movimiento aparecían aproximadamente cada dosai'ios. Luego de desatada la guerra en 1939, la reclusión de Ncurath en

1941 y de la suspensión de la Enc)'clopedia por parte de la editorial en

1943, el desastre pegó una vez más con la noticia de la repentina muerle

de NeuraLh a fines de 19"15, unos días después de su cumpleai'ios número63. A pesar de la conmoción)' la pél'dida para sus amigos, Nem'ath murióen un momento críLico e inestable, inmediatamel1le lueg'o de la guerra,

cuando la profesión estaba lisLa para movel'se )' crecer en diferel1les direc­

ciones posibles. Neurath estaba en el medio de dos disputas distintas que,

en retrospectiva, podría decirse que contribuyeron a conllgurar el resul­

tado histórico. Con Carnap, estaba enredado en una creciente discusiónpersonal que había comenzado en 19~12 con la publicación por partede Camap de su lnlroduclion lo SnILanlÍcs (Carnap, 19"12). Al principio,

Neurath se quejó de que el libro estaba lleno de metafísica inaceptable )'

la disputa subsiguiel1le estalló lueg'o, en 19'13, cuando Neurath supo que

su monogrJ.fía de la enciclopedia, FOUlulalions oIlhe Social S'cience (NeuraLh,

19'14), había sido publicada con una exención de responsabilidad, pedidapor Carnap, en la que se decía que Carnap no había editado la monogra­

fía. (Buscando aplacar a la editorial de la Universidad de Chicago, ¡vlorris

apuró la impresión de la monografía sin que Carnap hubiese tenielo la

oportunidad de editarla.) Neurath Lomó este gesto como un insulto per­

sonal, cuyo signillcado era que él y sus ideas eran de segunda caLegoría, eindignas de ser asociaclJ.s con la obra y el altamente respetado prestig'io deCarnap. Para Neurath, al menos, estaba involucrado alg'o más que merossel1limientos personales, ya que él estaba preocupado por la dirección for­

mal y abstracta que estaba tomando la filosofía de la ciencia, debido en no

poca medida, creía él, a la influencia y al liderazgo ele Carnap. Neurath se

mostraba preocupado porque sus propios intereses distintivos en el empi­

rismo)' la unificación de las ciencias eSlaban siendo eclipsados por el esli­

lo de trab~o más formal)' "académico" de Camap.Durante los últimos meses de su vida, Neurath también se enredó en un

iO'ualmente frustrante intercambio con Horace 1bllen acerca ele las acusa­'"ciones por parle de este último de que el empirismo lóg'ico yelmovimien-to de Unidad de la Ciencia eran "totalitarios". Reanudado el debate que

Kallen había iniciado en 1939, Neurath aún no podía encontrar sel1lido

Ii¡ Ncuratil a Monis, 7 de enero de 19'12, US"I1', Gua 2, carpeta 7; Neuralh a Monis, 28de diciembre de 1942, cW'.

alguno en la visión de Kallen respecto de que el empirismo lógico eSLaba

listo y a disposición para contribuir al avance del fascismo y del totalilaris­mo, Se había perturbado aún más a causa de que Kallen había leído algu­nos de los escl'itos de Neurath y había manifeslado en reacción a e]Jos queNeurath simplemente quería legislar reformas terminológicas y reglamen­lar a la ciencia coda. El proyecto de Neuralh era tamo más perspicaz como

esencialmente democrático en su método, aunque Kallen no pudo ver, v

posiblemente escogió no ver, que esto era así. Desde al menos dos nancos.por lo Lanto, Neurath se sintió alienado y caela vez con menos poder paraguiar al movimiento del cual era líder. En elmec1io de estas dos estresantcs

cEputas, murió repentinamente de una apoplejía en diciembre de 1945,

El movimiento de Uniclacl de la Ciencia en la Guerra Fría

Dada la fatiga de la g'uelTa, el impacto)' la tristeza por la muerte de Neuralh

y algunas sorpresas consig'uientes (tales como el hecho de que Neurath no

había aseg'urado contratos oficiales con sus amores de la enciclopedia),

no fue sino hasta 1947 que el movimiento )' la comenzaron a

moverse. Esta vez fue Philipp Frank, el ínLimo amigo de Neurath y el mó­

sofo de la ciencia cuya posición y estilo m~'is armonizaba con la suya propia,

quien se unió al liderazgo al contribuir al reestablecimiento del Institutopara la Unidad de la Ciencia en los Estados Unidos, el mismo que Neuralh

había mantenido en Holanda e 1nglalelTa: /\1 tiempo que Frank enseii.a­ba física y filosofía de la ciencia en Harvard, él y lvlOlTis hacían circularentre sus colegas los planes pal'a reeslablecer el insLÍtuto en Boston. ConFrank inicialmente al timón, el nuevo insriwco descentraría y disLribuil'Ía

el liderazgo del movimiento entre una lisLa cambiante (o cíclica) de fun­

cionarios. 1í Esto, se esperaba. ayudaría a evitar averías catastróficas en el

liderazgo en el [muro)' contribuiría a traer nuevos y más jóvenes talentosal movimiento.

Para ese en tonces, ¡vlorris estaba viajando y escribiendo como un

RockefellerjeLlow. Por lo tanto, tuvo acceso a subvenciones para funciona­

rios a quienes contribuyó a persuadir para que apo)'en al movimiento y a

su nuevo instiluto, El instituto patrocinaría a la Enc)'ciojJeriia, organizaría

Ji I\lclllorando de la editorial de la Universi(iat! de Chicago, 1:) ele seplicmbre de 19'16,UCPP, c~a 3"-16, carpeta 4. Reportando conversaciones entre I'dorris)' b edilOrial, el ¡liemO

nota que, con posterioridad a la m Llerte de Neuralh, los ··planes clellno\'imienlo consisten endescentralizar la organización" a través de la creación de! InslituLo, el Clli.l! "probablemenLe

será encabezado por Carnap". Fue Philipp Frank, sin embargo, Cjuicnllevó adebllle el e"ruer­zo por eSlablecer ellnstillllo y quien se lral1Sl'ormó en su prcsidellle.

4° Cómo la Guerra Fria translormó la filosofia de la ciencia Una inlroducción al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia 4 1

futuros congresos para la unidad de la ciencia y abordaría nuevos proyec­tos. Frank, en particular, estaba ansioso por promocionar la investigaciónen sociología de la ciencia yen producir un diccionario de términos cien­tíficos. También organizó un concurso de ensayos para ayudar a populari­zar al instituto y para atraer estudiantes al redil.

Incluso así, el instituto no prosperó. Se dieron problemas con ellide­razgo de Frank y, más relevante, la misma ielea elel instituto y su misiónneurathiana pareció haber perdido popularidael entre importantes ülóso­fos (incluyendo a Feigl y Reichenbach), quienes buscaron un perfil nüstécnico y menos público para la filosofía ele la ciencia. lVIientras que Frankluchaba por equilibrar la agenda más popular del instituto con la agendamás profesional de sus colegas, la mayor parte de los proyectos del institu­to se quedaron en el camino. El concurso de ensayos fue un embarazosofracaso, no se logró progreso alguno hacia el avance de la sociología de laciencia y la financiación de Rockefeller para el instituto duró solo hasta1955. El instituto tampoco aceleró ni promovió a la Encyclopedia, la cualsiguió adelante con dificultad, a hombros de Monis y Carnap, hasta queen 1970 apareciera la última de sus veinte monogTafías.

Una razón central por la que el instituto y el movimientofracasaron enprosperar en los primeros aíi.os de la década de 1950 fue que un represivo"clima de miedo" macartista avanzó por los escenarios político, popular

e intelectual norteamericanos. El clima fue tan inhospitabrio y profesio­nalmente peligroso que los líderes del movimiento, con la excepción deFrank, como veremos luego, efectivamente decidieron no invertir sus ener­gías y sus carreras en la tarea de revitalizar al movimiento de Unidad de laCiencia. En retrospectiva, las semillas de este cambio pudieron ser detec­tadas a comienzos de la década de 1930, cuando algunos de los intelectua­les norteamericanos que exaltaban al marxismo y que vi~"0aran a la UniónSoviética para ver de primera mano los frutos de la revolución, comenza­ron a matizar sus convicciones y esperanzas. A mediados de la década de1930, los disidentes eran todavía pocos y el movimiento de Unidad de la

Ciencia era de todos modos admirado por los intelectuales y filósofos de

izquierda de la nación. Aun así, en el transcurso de esta década, bs dudasy las preocupaciones continuaban acumulándose. Con el muy admira­do Trotsky en el exilio, la proliferación de rumores de desastres colecti­vos y con Stalin persiguiendo desfachatadamente a sus rivales en proce­sos judiciales con fines propagandísticos, la escena estaba dispuesta paraun cambio dramático en las percepciones de la izquierda intelectual deRusia. Para muchos, esto ocurrió en 1939 con las noticias elel pacto ele noagresión entre Hitler y Stalin. La gran y gloriosa Revolución, concluyeronmuchos, había sido secuestrada por Stalin y una banda de matones con

el objetivo de someter al mundo a su dictadura. Meses después, Hitlerinvadió Polonia y Horace Kallen tildaría de "wtalitario" al movimiento deUnidad de la Ciencia de su amigo Neurath.

No todos los hombres de izquierda se convirtieron al amiestalinismo yal anticomunismo. Aquellos que lo hicieron, sin embargo, muchas vecesse enfadaron y fueron agresivos con aquellos que, creían, a causa de obce­cación, estupidez, o falta de patriotismo, permanecieron ligados a lossoviéticos. El furor con el que Sidney Hook atacó a los "simpatizantes delcomunismo"" y con el que Kallen atacó a la ciencia unificada tildándolade "totalitaria" pronLo se vio equiparado por el inflexible anticomunismoqueJ. Eelgard I-loover, el senador]oseph lv1cCanhy y otros an ticom unistasprofesion;.¡les desempeíi.aron en el ámbito público. Comenzando a fines dela década de El'lO, atacaron a los inteleCluales, a los políticos y a los cien­tíficos que creían que estaban comprometidos de una u otra manera conel espion~e soviético. No existió un mero paralelismo entre las cruzadasanticomunistas de McCarthy y el FB!, por un lado, )' la agenda "antitotali­taria" de Hook, K,llen y otros intelectuales. Las polílic;.¡s estatales y fede­rales )' las leyes destinadas a combatir al comunismo afectaron a casi LOchslas principales universidades en las que se praclic;.¡ba b investigación ehicieron práClicamente imposible, sin un genuino riesgo para el prestigioprofesional y social, mostrarse receptivo con el marxismo y el socialismodentro o fuera del aula.

De estas y otras m,1l1e¡'as, una cultura intelectual y política que en prime­ra instancia, durante la década de 1930, ¡'ecibiera calurosamente al movi­miento de U nielad de b Ciencia, se volvió en su contra y así contribuyó agarantizar que, a pesar de los esfuerzos de Frank, no recobrara nunca másel ímpetu original en el mundo de posg·uerra. Varios factores y presionesse unieron p;.¡ra lograr este ¡'esultado. Uno fue el hecho ele que la cienci;.¡unificada era un objetivo popular. Tal objetivo no era exclusivo del empi­rismo lógico. Alguna versión de la tesis ele la unidad ele la ciencia fue com­partida por marxistas de todas las hanjas, con el resultado ele que el tema

y su objetivo práctico terminaran siendo más "rosados" durante la GuerraFría que lo que lo fueron en las décadas anteriores. Otro factor conciernea la profesionalización y al objetivo de cultivar problemas y métodos cen­trales que definirían, legitimarían y preserv;.¡áan un lugar pal'a la fIlosofíade la ciencia en la cultur;.¡ acaelémica de la Guerra Fría. En tercer lugar,tenemos el amplio rechazo elel "colectivismo" por parte de intelectuales

La expresión "fellow-travelers" utilizada aquÍ refiere a quienes aclhieren a una organi­zación panicular (principal, pero no exclusivLl.lllenle, al cOlllllnis111o), sin pertenecer a ella.Venimos corno "simpatizantes del comunismo". [N. del T.]

~p Cómo la Guerra Fria Iransiormó la [ilosoiía de la ciencia Una introducción al empirismo lógico y al movimienlo de Unidad de la Ciencia 43

representantes de las disciplinas y la celebración del "individualismo" y la

libertad en teoría política y social. Los valores y métodos del movimiento

de Unidad de la Ciencia simplemente quedaron desfasados de la mezclade temas anticomunistas, anticolectivistas y anticientificistas que domina­ron a los Estados Unidos de la Guerra Fría. En las muchas universidades

que requerían que los profesores firmaran juramentos de lealtad patrióti­

ca, el anticomunismo no era meramente una moda o un actitud, sino rmís

bien una característica oficial de la vida y trab;00 institucionales.

Una razón por la que los efenos del anticomunismo en la filosofía dela ciencia yen otras disciplinas permanecieran siendo poco claros es quelos mecanismos sociales e institucionales en juego difícilmente puedan ser

considerados nobles o admirables. Es fácil defender la integridad perso­nal de muchos de los filósofos tratados aquí, pero no es fácil defender la

conducta de la profcsión académica y filosófica como un todo durante los

aúos del macartismo. Los esfuerzos de la AAUP y de la APA" en dcfender alos filósofos atacados y echados de sus trabajos por los anticomunistas fue­

ron débiles (lvlcCumber, 1996 y 2001). Como un todo, la academia y la

alta educación se comprometieron en algo así como una orgía de confor­

mismo patriótico que ofendería aun a partidarios casuales de la correcciónpolítica de fines del siglo xx:

Los profesores y administradores ignoraron los ideales determina­

dos por su llamado e invalidaron las libenaeles civiles de sus colegas y

empleados en nombre de valores supuestamente más elevados talescomo la lealtad institucional y la seguridad nacional. En retrospec­tiva, es fácil acusar a esta gente de hipocresía [... ] pero la mayoría

de los hombres y n1Lúeres que participaron de, o consintieron en, la

expulsión de sus controversiales colegas lo hicieron porque sincera­

mente creyeron que lo que estaban haciendo estaba a favor de los

intereses de la nación. Fue el patriotisrno, y no la conveniencia, lo

que sustentó la disposición de la comunidad académica para cola­

borar con elmacanismo [... ] Cuando, a fines de la década de 1950,

las audiencias y las destituciones (en los colegios y las universidades)

disminuyeron, no lo hicieron porque encontraran resistencia sino

porque ya no eran necesarios. Todo estaba tranquilo en el frente

académico (Schrecker, 1986, pp. 340-341).

• Siglas de la American Association ofUnil'ersil)' Professors (Asociación Noncal1lcricanadc·Profesores Universitarios) )' ele la American Philosophical Associalion (Asociación Filosó­fica Norteamericana). [N. elel T.]

Los pocos académicos que permanecen con vida para recordar estos tras­

tornos no lo hacen muy a menudo, ni con placer. Ajuzgar por los infor­mes ymemorias secundarios (tales como la de Sidney Hook, 1987), muchasheridas nunca sanaron y las cuentas aún se estaban saldando en la década

de 1990. Aquellos en la profesión que tuvieron conversaciones a comien­zos de la década de 1950 con agentes del FBI acerca del patriotismo de

ciertos filósofos -incluyendo a Carnap, Frank, William I'vIalisofI y Albert

Blumberg- probablemente esperaban que estas conversaciones permane­cieran sin hacerse públicas. 1S

Finalmente, uno de los descubrimientos recientes más destacados acercade la vida intelectual de la Guerra Fría es que no todas las presiones del anti­comunismo fueron negativas, represivas y prohibitivas. Para complementarel estudio vanguardista de Schrecker sobre·el anticomunismo noneameri­

cano, Frances Stonor Saunders ha explorado las recompensas positivas del

antiestalinismo con los intelectuales y anistas que participaron en el larga­

mente vigente CongTeso para la Libertad Cultural. Esta institución de la

"Guerra Fría cultural" fue prosegl.lÍda co¡-uuntamente por un puilado de

inf1uyentes eruditos noneamericanos y europeos (incluyendo, por ejemplo,

a Sidney Hook) y expertos en inteligencia militar del gobierno de los EstadosUnidos. Combinando los cerebros de Sidney Hook, Daniel Burnham y otrosintelectuales antiestalinistas con la fuerza financiera de la erA y de importan­

tes organizaciones filantrópicas, los organizadores de este congTeso pau'oci­naron generosamente al liberalismo anticomunista a través de toda Europay Asia en forma de publicaciones, congTesos.y exposiciones.

Hacia las heladas laderas de la lógica

Los capítulos sigl.1Íentes examinan conjuntamen te cómo, a la luz de estas

numerosas presiones y circunstancias, el em pi¡'ismo lógico adoptó la forma

profesional apolítica y técnica que había abrazado al final de la década

de 1950. El principal evento en esta transformación fue el fenecimientodel movimiento de Unidad de la Ciencia. Lo que sobrevivió a la Guerra

Fría fue el empil"Ísmo lógico sin el movimiento de Unidad de la Ciencia

de Neurath, un empirismo lógico despojado de los puntos de contacto

que había comenzado a cultivar en los Estados Unidos con los científicos,

el público y con otros movimientos liberales y progresistas. Para fines de

la década de 1950, veremos más aclelante, las figuras prominentes en el

lH Los archivos del FUI sobre eslas investigaciones fueron requeridos a través ele la Ley eleLibertad de la Información.

44 Cómo la Guerra Fria transiorrnó la liiosolia de ia ciencia Una inlroducción al empirismo lógico y al movimiento de Unidad de la Ciencia~15

ámbito de la filosofía de la ciencia típicamente distanciaron a la disciplinade las cuestiones normativas de la ética y la política utilizando arg'umen­tos y suposiciones que habían sido desafiadas por Neurath, Frank, ¡Vlorris,

Dewey y otros en la década de 1930. En la década de 1950 y los al10s pos­

teriores, sin embargo, estos filósofos o bien estaban muertos o bien care­

cían de influencia o de estucJjantes dispuestos a portar sus antorchas para

el futuro de la profesión.

Es en este punto en la historia del empidsmo lógico que las célebresdiscusiones de Kuhn y Quine necesitan ser reconsideradas y recontextlla­lizadas. Este libro no asume esta tarea, pero sí sug'iere algl.ll1os parámetrosgenerales. Muy brevemente, sugiere que esLaS críticas se hicieron posi­

bles e incisivas solo porque el empirismo lógico había tomado el recien­te rumbo. Kuhn se quejó de que "la imagen de la ciencia" del empirismo

lógico "que ahora poseemos" (Kuhn, 195:2, vol. 1) era una caricatura idea­

lizada que no reconocía las conexiones vitales de la ciencia con la práctica

en el laboratorio y con las dinámicas psicológicas ysociológicas en el seno

de las comunielades científicas. Pero Kuhn pasó por alto o tal vez no se

elio cuenta elel hecho ele que el programa que criticara a fines de la déca­

ela de 1950 había minimizado hacía poco tiempo los intereses de ¡vlonis,Neurath y Frank respecto de las conexiones ele la ciencia con la vida social,histórica y económica y sus esperanzas de que estos tópicos prosperarían

entre las preocupaciones centrales ele la disciplina. Como sugiere un an,1­

lisis reciente, la célebre inl1uencia de Kuhn no se debe a algún descubri­miento de conexiones entre la ciencia, la sociedael y la histOl-ia que nofueran vistas por los empiristas lógicos. En lugar de ello, se poelría elecir

que el éxito de La estructura de las revoluciones científicas se elebió a la clase

de relación que postuló entre la ciencia y la socieelael, la cual concuerda

con las innovaciones ele la Cuerra Fría respecto elel patrocinio feeleral de

la ciencia y la investigación militar (Fuller, :2000).Quine estaba en lo cierto en que·una distinción entre los enunciaelos

analíticos y sintéticos era crucial para mantener la maelura concepción ele

teoría elel empilismo lógico (articulada en Carnap, 1939 y 1956, por ejem­plo) como una est.ructura formal unida a la experiencia por medio de pro­

posiciones sintéticas. Sin esto, al elecir de Quine, la estructura colapsa en UIla

red metafórica cuyos hilos son todos, más o menos, analíticos y sintéticos(Quine, 1951). Pero la crítica de Quine respecto de que esta distinción está

viciada a causa de que no puede ser especificada formalmente sin moverse

en círculos, asumiendo que una especificación funelacional no circular es

la única clase adecuada ele especificación. Una alternativa, al parecer, yace

en los enfoques pragmát.icos del tipo fomentado, una vez m,1s, pOI' Dewey,

Monis, Neurat.h y, especialmente para el tiempo de la crítica ele Quine,

por Frank, quien estaba por ese entonces promocionando al prag1naLÍsmo

(específicamente, al operacionalismo de Bridg'man) como una linguClfmnca

para la filosofía de la ciencia. Como comellló Howard Stein al recorelar un

intercambio que observó ent.re Camap y Quine, la filosofía de la ciencia bz00

la inl1uencia de Quine se mostró más interesada en la crítica ele la doct.rina

y menos involucrada con las herramientas creadoras (lenguz0es de dise110,

en el caso de Carnap) cuyo valor ha de serjuzg'ado al menos parcialmente,

si no principalmente, por su utilidad pragmática (Stein, 1992).10 Sin embar­go, inellcaces o desatendidos, los esfuerzos de Frank y ¡Vlorris, a su propiamanera, pWlllocionaron una síntesis del pl'agmaLÍsmo y la filosofía analíLÍcamucho antes de las tentativas recientes.

El plan del libro

Los capítulos que siguen están dispuestos de manera aproximadamente

cronológica de modo de crear un arco narrativo que describa el surgimien­

to y la caída delmovimienlO de Unidad de la Ciencia en los Estados Unidos.Para establecer un trasfondo para la afirmación que fuerzas políticas con­tribuyeron a conducir su caída, los primeros capítulos documentan la vita­lidad política e ideológica elel movimiento en Europa y, principalmente,

en los Estaclos Unidos. El capítulo :2 presenta a los principales proponen­

tes y organizadores del movimiento de Unidad de la Ciencia (Neurath,Carnap, Frank)' iVlorris) junto a algunos aspectos políticos de sus carre­ras y obras. El capítulo 3 examina la escena f¡]osófica de izquierda en la

década ele 1930 que es explorada en los capítulos subsiguientes. También

describe la calurosa recepción y vigorosa colaboración entre el movimien­

to de Neurath y los inl1uyentes filósofos e intelectuales que estaban traba­

jando en Nueva York a mediados de la década de 1930. Tomando COlllObase la correspondencia entre Carnap, Monis, Neurath, Nagel, Dewe)' y

otros en los últimos al10s de la década de 1930, los capítulos 3 y 4 sugieren

que los primeros al10s de la nueva Inlematioual EucyclojJedia fue una cona,

pero aun así dorada, era para el movimiento, una época cuando el prag­

matismo norteamericano y el empirismo,lógico colaboraron y procuraron

cOl"0untamente promover objetivos liberales y progTesist.as para la culturaoccidental. Como Dewey lo expresa en su primera contribución para laEnc)'clojJedia de Neurath, la unidad de la ciencia era una clase de "proble­

ma social" c¡ue ambos grupos estaban empeüados en resolver.

l~J P~lt"l un recuento de los efectos ele la Gucn-a Fría sobre la ¡-¡losafía acaclélllica que inves­tiga en detalle esas consecuencias hasta Quim,)' su influencio, véase lIlcCul11ber (2001).

46 Cómo la Guerra Fría lranslormó la lilosolía de la ciencia Unainlroducción al empirismo lógico y al movimienlo de Unidad de la Ciencia47

Los capítulos 5, 6 Y 7 continúan el examen de la escena filosófica de

izquierda en los Estados Unidos en las décadas de 1930 y 1940. El capítulo

5 examina a algunos filósofos radicales, principalmente a Albert Blumberg

y vVilliam i'dalisoff, cuyas carreras se entrelazaron con b del empirismo lóg'i­

ca, mienu'as que los capítulos 6 y 7 exploran las regiones de la izquierdade aquella escena, desde los intelectuales radicales que escribieron para el

Science & Sociely hasta los filósofos abiertamente comunistas que por lejos

superaron a todos estos filósofos en sus compromisos con el materialismodialéctico y el Partido Comunista. TvIientras que esos tres capítulos puedenser leídos por arriba o incluso salteados por lectores que están más intere­sados en la historia central del movimiento de Unidad de la Ciencia, ellos

documentan las cercanas relaciones, en algunos casos casi colegiales, delmovimiento con los intelectuales marxistas radicales quienes, no impona

cuanto criücaran a los métodos del empirismo lógico, companían su dcvo­ción por la unidad enu'e las ciencias. En algl.lllOS casos, tales como los de

TvIalisoffy del filósofo británico TvIaul"ice Cornfonh, esas figuras reapareccn

en capítulos posteliores para ser rechazados y criticados de diverso modopor filósofos de la ciencia profesionales en la década de 1950,

El capítulo 8 presenta el clima intelc:ctual general de la Guerra Fría y las

raíces de ese clima en las conversiones antiestalinistas de socialistas marxis­

tas que algl.ll1a vez apreciaran profundamente a la Unión Soviética. También

examina el emergente antiintelectualisll10 en la culLUra de la Guerra Fría,

basado en parte en el creciente rechazo ai enfoque científico companido

por el empilismo lógico y el pragmatismo para la comprensión de los valo­

res. Este debate sobre los valores, el cual se l'epite a través de b narraLiva

central, divide a los intelectuales de acuerdo a si creían que la ciencia y sus

métodos pueden o no pueden responder (o contribuir a responder) cues­tiones vinculadas con valores éticos, sociales y políticos.

El capítulo 9 retorna al interior del movimiento de Unidad de la

Ciencia para mostrar cómo un ex hombre de izquierda dirigió gran parte

de su ira y rencor a rdoscú directamente hacia Neurath ya su movimiento

de Unidad de la Ciencia. La denuncia de Horace Kallen, a través de la cualtildara de "totalitario" al proyecto, es explorada para cOlluibuir a explicartanto la reputación de "comunista" que eventualmente recibió el movi­

miento, como la eventualmarginalización de Neurath como un filósofo

dado al autoritarismo tanto en hábiw como en doctrina. Luego, los capítu­

los la y 11 hacen un segl.ümienw de un cisma de posguerra entre Neurath

y Philipp Frank, por un lado, y la mayoría de sus colegas empiristas lógi­

cos, por el otro. El plimero explora la crítica de Neurath a la concepciónsemántica de la verdad de Carnap (y de Tarski) y expone esa crítica a las

esperanzas de Neurath de que la filosofía de la ciencia yel movimiento de

Unidad de la Ciencia contribuirían a reformas culturales y educacionales

involucradas en la reconstrucción de Europa en üempos posteriores a lag·uerra. El segundo documenta la alianza de Neurath con Frank, su cl'Ítica

compartida a una filosofía de la ciencia excesivamente formal y "académi­ca", y el esfuerzo de toda su vida, por pane de Frank, en promocionar en

los Estados Unidos una filosofía de la ciencia que sirviera como puente enla educación superior entl'e la ciencia y las humanidades.

Los últimos capítulos siguen a rdorris, Carnap y especialmente a Franken sus diversos esüte¡'zos para revitalizar al movimiento de Unidad de laCiencia luego de la guerra y exploran valias de las maneras en que las pre­siones anticomunistas se les opusieron. Esas presiones pueden ser agnlpadas

en tres clases o niveles que son descritos en los capítulos 12 y 13. El primer

nivel es el anticolectivismo en la teoría social y económica (ilustrado aquí

por los inmensamente populares escritos de Flied¡-ich Hayek); el seg'undo es

el anticomunismo en la cultura popular y en las ciudades universiL'lrias nor­teamericanas; y el tercero consiste en campal'ias personales específicamen­te dirigidas a esos filósofos. El capítulo 13 está dedicado a examinar cómolvlorris, Carnap y Frank experimentaron de modos diferentes esas pl'esiones

en la forma de juramentos de lealtad, investigaciones anticomunistas lleva­das adelante por el FE! y acusaciones y querellas pOi' parle de colegas.

Contra este telón de fondo de presiones y peligTos anticomunistas, elcapíwlo 14 describe una lucha por la dominancia entre tres facciones en

competencia para conformar el contenido y el estilo de la filosofía ele la

ciencia de posguena. Estas incluían a Frank, con su nuevo Instituto para

la Unidad de la Ciencia; a Reichenbach, Feigl y otros, que, conjuntame11le,

tendieron a oponerse a los planes y proyectos de Frank a favor dc tópicosmás técnicos y protocolos profesionales; yac. '>'\Test Churchman, quiensucedió a [I'blisoff como editor de PhiLusoph.y al Sáence. Como sc muestra

en el capítulo 15, Frank eventualmente perdió esta lucha. Sus esfuerzospor llevar adelante su nuevo Instituto para la Unidad de la Ciencia fueron

obstaculizados por conHictos con sus colegas, la pérdida de financiamien­

to yel declive de su propio prestigio como filósofo. Luego, el capítulo 16examina una pérdida de influencia análog'a por parte de Charles )'donis ysu movimiento que tomaban distancia de la filosofía de la ciencia técnicapara acercarse a la ciencia social y al estudio de los valores.

Con Frank, J\;lorris y Neurath mayormente fuera de la escena, el capítulo17 sondea los desalTollos y circunstancias que provocaron la muerte defini­

tiva del movimiento de Unidad de la Ciencia y de sus objetivos y ambicionesdentro de la filosofía ele la ciencia profesional. Estos incluyeron la disoluciónoficial del instituto de Frank, el nucvo planeamiemo de la i-\.sociación de

Filosofía de la Ciencia y las conexiones fraguadas entre el empirismo lógico

'lO Cómo la Guerra Fría transformó la filosofía de la ciencia

y la investigación militar de p:ttrocinio gubernamental personificadas por lacoq)oración RAND.* lv1ientr:ts que algunos empirist:ts lógicos :tprovecharon

estas oportunidades de investigación, el capítulo muestra que un consensomás o menos oficial emergió entre los líderes de b profesión: cuestiones deética, de la sociecl:J.d y la política quecbban oficialmente afuera de las fron­

teras de la filosofí:t de b ciencia profesional. A pesar de esta demarcación,

sin embargo, el capítulo sugiere que la madura visión axiomática del conoci­

miento (o de l:ts teorías) por parte del empilismo lógico muestr:t una af111i­dad con las dicotomías de la Guerra Fría -como eran entendidas por Sidney

Hook, por ejemplo- entre valores e ideologías '"absolutas" e irreconciliables.

El empirismo lógico de la Guerra Frí:t no tomó partido en est:ts batallas polí­

ticas, pero acordó (en cierto modo) en que existían parcialidades irreconci­

liables de entre las que se debía escoger.El capítulo 18 concluye con el examen de varias cuestiones involucradas

en la transformación de la filosofía de la ciencia descritas aquí y que mere­cen un estudio o escrutinio adicional. Las cuestiones contextuales incluyen

el surgimiento de la universidad de posguerra y el declive concomitante de

los "intelectuales públicos" no afiliados. Cuestiones más técnicas incluyen elinterés contemporáneo en la '"desunión de la ciencia", la división convencio­nal entre la filosofía analítica y la continental y la manera en la que los obje­

tivos y valores del movimiento de Unidad de la Ciencia debieron ser vistos

con10 direCL:tmente opuestos al "absolutismo" que g1lió a las políticas de la

Guerra Fría ya la profesionalización de la filosofí:t de la cienci:t. Es legítimopens:tr que si la historia hubiese tomado un rumbo diferente, y si elmovi­miento de Unidad de la Ciencia y sus pa¡·tidarios no hubieran sido marg-ina­

dos como efectivamente lo fueron, los arg-umentos en torno a esta despoli­

tización general se hubieran convertido almenas en menos representativos

de la disciplin:t como un todo, si no menos contundentes.

• Acrónimo dé Research anci Del'elopmcnt (Investigación), Desarrollo), g.-upo de exper­tos formado originalmente pat:l asistir a las fuerzas armada., estadounidenses. [N. del T.]

2Otto Neurath, Charles Morris, Rudolf

Carnap y Philipp Frank: filósofosde la ciencia con inclinaciones políticas

Los propios empiristas lógicos señalaron que el empirismo lógico y elmovimiento de Unidad de la Ciencia contaban no solo con ambicionesintelectuales (o estrictamente epistemológicas), sino también sociales,

culturales y -tomadas en sentido amplio- políticas. En su autobiografía,

Carnap escribió: "Todos nosotros en el Círculo [de Viena] estábamos

fuertemente interesados en el progreso .político y social. La mayoría denosotros, incluido yo mismo, éramos socialistas" (1963a, p. 23). Además,para la mayoría, sus políticas o perspectivas socialistas estaban conectadasa sus proyectos filosóficos de varias maneras. Si el manifiesto del Círculode Viena, Wissenschaftliche WeltauJJassung, escrito por Carnap, Neurath y

Hans Hahn en 1929, hubiera sido traducido y publicado en los Estados

Unidos con anterioridad, la perspectiva socialista y progresista del empiris­

mo lógico podría haber sido mejor conocida por los filósofos de la ciencia

norteamericanos. El manifiesto bosquejaba una amplia estética modernis­

ta que conectaba las tareas de eliminar la metafísica, reformar la filosofíay unificar a las ciencias:

El esfuerzo es aunar)' armonizar los logros de los investigadoresindividuales en los distintos ámbitos ele la ciencia. De esa aspi­

ración se sigue el énfasis en el trabajo colectivo; de allí también la

acentuación ele lo apl"ehensible intersubjetivamente; ele allí surge

la búsqueela de un sistema ele fórmulas neutral, de un simbolismo

liberaelo de la escoria ele los lenguajes históricamente elados; )'

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