I-Lugares geográficos

12
¿Cómo se reflejaron los distintos lugares geográficos en las obras de los autores de la Generación del 98 y qué influencia tuvieron en la realidad político-social española?

description

¿Cómo se reflejaron los distintos lugares geográficos en las obras de los autores de la Generación del 98 y qué influencia tuvieron en la realidad político-social española?. I-Lugares geográficos. Castilla (principalmente) - Castilla , Azorín - Campos de castilla , Antonio Machado Granada - PowerPoint PPT Presentation

Transcript of I-Lugares geográficos

Page 1: I-Lugares geográficos

¿Cómo se reflejaron los distintos lugares geográficos en las obras de los autores de la Generación del 98 y qué influencia tuvieron

en la realidad político-social española?

Page 2: I-Lugares geográficos

I-Lugares geográficos

• Castilla (principalmente)

-CastillaCastilla,, Azorín

-Campos de castillaCampos de castilla, Antonio Machado

• Granada

-Granada la bellaGranada la bella, Ángel Ganivet

• Tierras Vascas

-Zalacaín el aventureroZalacaín el aventurero,, Pío Baroja

Page 3: I-Lugares geográficos

Campos de Castilla (Antonio Machado)

• Allá en las tierras altas

Allá, en las tierras altas,por donde traza el Duerosu curva de ballestaen torno a Soria, entre plomizos cerrosy manchas de raídos encinares,mi corazón está vagando, en sueños...¿No ves, Leonor, los álamos del ríocon sus ramajes yertos?Mira el Moncayo azul y blanco; dametu mano y paseemos.Por estos campos de la tierra mía,bordados de olivares polvorientos,voy caminando solo,triste, cansado, pensativo y viejo.

Page 4: I-Lugares geográficos

Castilla (Azorín) " No puede ver el mar la solitaria y melancólica Castilla. Está muy lejos el mar de

estas campiñas llanas, rasas, yermas, polvorientas; de estos barrancales pedregosos; de estos terrazgos rojizos, en que los aluviones torrenciales han abierto hondas mellas; mansos alcores y terreros, desde donde se divisa un caminito que va en zigzag hasta un riachuelo. Las auras marinas no llegan hasta esos poblados pardos de casuchas deleznables, que tienen un bosquecillo de chopos junto al ejido. Desde la ventana de este sobrado, en lo alto de la casa, no se ve la extensión azul y vagarosa; se columbra allá en una colina con los cipreses rígidos, negros, a los lados, que destacan sobre el cielo límpido. A esta olmeda que se abre a la salida de la vieja ciudad no llega el rumor rítmico y ronco del oleaje; llega en el silencio de la mañana, en la paz azul del mediodía, el cacareo metálico, largo, de un gallo, el golpear sobre el yunque de una herrería. Estos labriegos secos, de faces polvorientas, cetrinas, no contemplan el mar; ven la llanada de las mieses, miran sin verla la largura monótona de los surcos en los bancales. Estas viejecitas de luto, con sus manos pajizas, sarmentosas, no encienden cuando llega el crepúsculo una luz ante la imagen de una Virgen que vela por los que salen en las barcas; van por las callejas pinas y tortuosas a las novenas, miran al cielo en los días borrascosos y piden, juntando sus manos, no que se aplaquen las olas, sino que las nubes no despidan granizos asoladores."

Page 5: I-Lugares geográficos

Granada la bella (Ángel Ganivet)

“Empecemos por el alumbrado. Cómo es más bella una ciudad: ¿alumbrada con aceite, con gas o con luz eléctrica? La luz eléctrica se lleva hoy la palma, y todas las ciudades se aprestan gozosas a recibir la nueva luz. Cuando se inauguró el alumbrado de gas, los partidarios del aceite pusieron el grito en el cielo, y los muchachos apedreaban las farolas y perseguían a los alumbradores. Hoy todo el mundo se inclina respetuoso ante la luz eléctrica, y no se registra un desmán contra las lámparas incandescentes. ¿Qué ha pasado aquí? Lo que ha pasado es que hemos perdido ya la vergüenza, quiero decir, la timidez. A la primera oleada de luz reparamos en que nuestro estado exterior no era muy brillante, y nos afligimos de que nuestras miserias quedaran tan a la vista; pero pasado el primer bochorno, las oleadas sucesivas no nos hacen mella.”

Page 6: I-Lugares geográficos

Zalacaín el aventurero (Pío Baroja)

“Un camino en cuesta baja de la Ciudadela pasa por encima del cementerio y atraviesa el portal de Francia. Este camino, en la parte alta, tiene a los lados varias cruces de piedra, que terminan en una ermita y por la parte baja, después de entrar en la ciudad, se convierte en calle. A la izquierda del camino, antes de la muralla, había hace años un caserío viejo, medio derruido, con el tejado terrero lleno de pedruscos y la piedra arenisca de sus paredes desgastada por la acción de la humedad y del aire. En el frente de la decrépita y pobre casa, un agujero indicaba dónde estuvo en otro tiempo el escudo, y debajo de él se adivinaban, más bien que se leían, varias letras que componían una frase latina: “Post funera virtus vivit””

Page 7: I-Lugares geográficos

II-Realidad político-social española

• San Manuel bueno, mártirSan Manuel bueno, mártir, Miguel de Unamuno

• La barraca,La barraca, Blasco Ibáñez

• Luces de bohemia,Luces de bohemia, Valle-Inclán

• El árbol de la ciencia,El árbol de la ciencia, Baroja

• Colectivismo agrario,Colectivismo agrario, Joaquín Costa

Page 8: I-Lugares geográficos

San Manuel bueno, mártir (Miguel de Unamuno)

“Y entonces Lázaro, mi hermano, tan pálido y tan tembloroso como don Manuel cuando le dio la comunión, me hizo sentarme en el sillón mismo donde solía sentarse nuestra madre, tomó huelgo, y luego, como en íntima confesión doméstica y familiar, me dijo:-Mira, Angelita, ha llegado la hora de decirte la verdad, toda la verdad, y te la voy a decir, porque debo decírtela, porque a ti no puedo, no debo callártela y porque además habrías de adivinarla y a medias, que es lo peor, más tarde o más temprano.Y entones, serena y tranquilamente, a media voz, me contó una historia que me sumergió en un lago de tristeza. Cómo don Manuel le había venido trabajando, sobre todo en aquellos paseos a las ruinas de la vieja abadía cisterciense, para que no escandalizase, para que diese buen ejemplo, para que se incorporase a la vida religiosa del pueblo, para que fingiese creer si no creía, para que ocultase sus ideas al respecto, mas sin intentar siquiera catequizarle, convertirle de otra manera. (...)-Entonces -prosiguió mi hermano- comprendí sus móviles, y con esto comprendí su santidad (...). Y no me olvidaré jamás del día en que diciéndole yo: "Pero, don Manuel, la verdad, la verdad ante todo", él, temblando, me susurró al oído -y eso que estábamos solos en el campo-: "¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella". "¿Y por qué me la deja entrever ahora aquí, como en confesión?", le dije. Y él: "Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza y eso jamás, jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no para matarles. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían. Que vivan . Y esto hace la Iglesia, hacerlos vivir. ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacer vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en canto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que ha hecho. ¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío".”

Page 9: I-Lugares geográficos

La barraca (Blasco Ibáñez) “En el centro de estos campos desolados, que se destacaban sobre

la hermosa vega como una mancha de mugre en un manto regio de terciopelo verde, alzábase la barraca, o más bien dicho, caía con su montera de paja despanzurrada, enseñando por las aberturas que agujerearon el viento y la lluvia su carcomido costillaje de madera. Las paredes, arañadas por las aguas, mostraban sus adobes de barro crudo, sin más que unas ligerísimas manchas blancas que delataban el antiguo enjarbergado. La puerta estaba rota por debajo, roída por las ratas, con grietas que la cortaban de un extremo a otro. Dos o tres ventanillas, completamente abiertas y martirizadas por los vendavales, pendían de un solo gozne, e iban a caer de un momento a otro, apenas soplase una ruda ventolera. Aquella ruina apenaba el ánimo, oprimía el corazón. Parecía que del casuco abandonado fuesen a salir fantasmas en cuanto cerrase la noche; que de su interior iban a partir gritos de personas asesinadas; que toda aquella maleza era un sudario ocultando debajo de él centenares de cadáveres.”

Page 10: I-Lugares geográficos

Luces de Bohemia (Valle-Inclán)

Escena Duodécima.

Max: ¡Don Latino de Hispalis, grotesco personaje, te inmortalizaré en una novela!Don Latino: Una tragedia, Max.Max: La tragedia nuestra no es tragedia.Don Latino: ¡Pues algo será!Max: El Esperpento.Don Latino: No tuerzas la boca, Max.Max: ¡Me estoy helando!Don Latino: Levántate. Vamos a caminar.Max: No puedo.Don Latino: Deja esa farsa. Vamos a caminar.Max: Échame el aliento. ¿A dónde te has ido, Latino?Don Latino: Estoy a tu lado.Max: Como te has convertido en buey, no podía reconocerte. Échame el aliento, ilustre buey del pesebre belenita. ¡Muge, Latino! Tú eres el cabestro, y si muges vendrá el Buey Apis. Le torearemos.Don Latino: Me estás asustando. Debías dejar esa broma.Max: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.Don Latino: ¡Estás completamente curda!Max: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.Don Latino: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!Max: España es una deformación grotesca de la civilización europea.Don Latino: ¡Pudiera! Yo me inhibo.Max: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.Don Latino: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.Max: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.

Page 11: I-Lugares geográficos

El árbol de la ciencia (Pío Baroja)

“La Venancia era una de esas viejas secas, limpias y trabajadoras; se pasaba el día sin descansar un momento. Tenía una vida curiosa. De joven había estado de doncella en varias casas, hasta que murió su última señora y dejó de servir. La idea del mundo de la Venancia era un poco caprichosa. Para ella, el rico, sobre todo el aristócrata, pertenecía a una clase superior a la humana. Un aristócrata tenía derecho a todo: al vicio, a la inmoralidad, al egoísmo; estaba como por encima de la moral corriente. Una pobre como ella, voluble, egoísta o adultera, le parecía una cosa monstruosa; pero esto mismo en una señorona lo encontraba disculpable. A Andrés le asombraba una filosofía tan extraña por la cual el que posee salud, fuerza, belleza y privilegios tiene más derecho a otras ventajas que el que no conoce más que la enfermedad, la debilidad, lo feo y lo sucio. Aunque no se sabe la garantía científica que tenga, hay en el cielo católico, según la gente, un santo, San Pascual Bailón, que baila delante del Altísimo, y que dice siempre: “más, más, más”. Si uno tiene suerte le da más, más, más; si tiene desgracias, le da también más, más, más. Esta filosofía bailonesca era la de la señora Venancia”

Page 12: I-Lugares geográficos

Colectivismo agrario (Joaquín Costa)

“El colectivismo […] pretende sustituir el laissez faire y la competencia industrial del régimen capitalista imperante, por una organización social del trabajo, mediante la cual desaparezca toda acumulación y monopolio de tierras y de capitales en manos de determinados sujetos o clases, y el parasitismo y la ociosidad, que son consiguientes, de hacendados y de rentistas, la explotación del trabajo ajeno, la jornada embrutecedora y antihumana de la mitad o aun de la tercera parte del día, la desigualdad excesiva de las fortunas y el pauperismo. Representan esta dirección Vinkelblech, Rodbertus, Lasalle, Karl Marx, Schaefle, Wagner...”