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PRODUCCION ESTACIONAL Y CONTINUA DE LECHE

CON DOS NIVELES DE CARGA ANIMAL (* )

AUTORES

Ing. Agr. H. F. Tellechea (**)

Ing. Agr. H. Montí (***)

Agr. J. C. Raña (** )

( 1< ) T robajo presentado para su publi cación el 22 de Agosto de 1977.

(* * ) Ex-técni cos del Departamento de Producción Animal de la Estación Experimental Regional Agropecuaria Rafaela.

(*** ) Técni co del Departamento de Producción Ani mal de la Estación Experimental Reg ional Agropecua ria Rafaela y Jefe del Programa Nacional de Le: chería del l NTA.

Trabajo presentado en la Segunda Conferencia Mundial en Producción Animal, realizada en College Park, Universi­dad de Maryland, Estados. Unidos, en Julio de 1968.

Publ i cación Técni ca N~ 12

INTA

República Argentina Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria

EstaCión Experimental Regional Agropecuaria Rafaela

Abril 1978

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·._INTRODUCCION

Una eficiente producción lechera por unidad de superficie se basa fundamentalmen te en una elevada utilVzación del forraje producido. En condiciones de pastoreo d~ rante todo el año, ello resulta de ajustar la curVa de producción de pastos, con los requerimi entos alimentarios del plantel lechero ( Mc Meekan, 1953 y Crofts, 1957).

En las zonas templadas del mundo, con una aceptable distribución de lluvias, la mayor producción de las pasturas ocurre en primavera; luego hay una 9isminución en el verano y un repunte en el otoño, que por lo general no alcanza un pico tan elevado como el anterior. Las bajas temperaturas y los días de corta duración ha­cen que el crecimiento invernal de las praderas perennes sea escaso o nulo .

Para lograr un mejor ajuste entre los requerimientos alimentaríos con el crecimien­to de los pastos los neocelandeses han agrupado las pari ciones a fines de ínvi erno y principios de primavera, haciendo coincidir los máximos requerimientos del plan tel lechero con la máxima producción de forraje. En invierno, cuando todas las va cas están secas y sus requerimientos son mínimos, tanto en cantidad como en caU~ dad, es tambi én mínima la producción <de pastos (Me Meekan.l' 1961 ). Sobre esta base consiguen aumentarla cargaanímal por unidad de superficie y, de esta ma­nera,incrementar la eficiencia en la utilización de las pasturas, excediendo la producción estacional a la continua en por lo menos un 25 % (Hutton, 1968).

Un sistema de una úni ca parí ción al año, con dos meses de cesación total del orde ño (invierno), ·Sólo puede ser apli cado en áreas con producción destinada a índus tria, puesto que el abasto de leche fluida exige entregas más o menos constantes a través de todo el año.

Aproximadamente la mitad del total de la producción láctea del país, es produci­da en las provincias de Santa Fe y Córdoba, con un rendimiento promedio por hec tárea y por año, estimado en 40 kg de grasa butirosa o 1.100 kg de Leche GraSb Corregida (L.G.C.) al 4 %1 según en fórmula de Gaines. Por poseer las áreas cen troles de las provincias citadas un modelo de crecimiento de pastos similar al des-­cripto, aunque con variaciones más pronunciadas, y por destinar Ja producción a industria en un 90 0/9, se prestan adecuadamente para realizar una investigación de este tipo. A continuación se informan los resultados obtenidos al cabo de tr'es años de comparación entre la producción estacional de leche y la continua.

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a) Tratamientos: Se formarOn dos planteles lecheros de 32 vacas cada uno, los que sedestinc:iron a producción estacional y continua. En el primer caso todas las vacas tuvieron crias entre setiembre y octubre, secándose en julio y agosto.En el segundo caso la mitad de las vacas parieron en setiembre-octubre y la otra mitad entre el 15 de marzo y 15 de mayo. A su vez, ambos plantel es fueron subdivi di dos en dos grupos de 16 vacas cada uno, los que se asignaron a 20 ha. y a 13,33 ha., dando una carga de 0,8 y 1,2 vacas/ha/año, respectivamente.'

-Resumiento, los tratamientos fueron:

Producción continua Producción continua Producción estacional Producción estacional

0,8 vaca/ha/año, en adelante 1,2 vacas/ha/año, en adelante 0,8 vaca/~/año, en adelante 1,2 vacas/hOjaño, en adelante

e 0,8 e 1,2 E 0,8 E 1,2

Dada la imposibilidad de hacer repeticiones en el terreno, se trató de evaluar la influencia de la variabilidad ambiental con hl r~petición en años.

b) Distribución en el terre.no: En cinco potreros con antecedentes de cultivos pre vios conocidos, los cuatro tratamientos fueron distribuidos proporcionalmente.Un~ parte de los potreros 1 y 2, según puede observarse en el gráfico 1 f fue objeto de una subdivisión extra en forma de trián9ulos, puesto que esa áreadHería del res­to. De este modo se dio a los cuatro tratamientos igual oportun ¡dad de contar con los benefi cios o perjui cios que esa área ,otorgaba. .

Para aCd:arar más esta distribución y a modo de ejemplo, cabe consignar que la suma de todas .las fracciones que en el gráfico 1 llevan la denominación E 1,2 dp 13,33 ha y lo mismo ocurre con e 1,2. La suma de las fracciones correspondien­tes a E 0,8 y e 0,8 alcanzan a 20 ha.

La ubicación de los tratamientos en los potreros fue realizada al azar, asignánd~ le luego la parte proporcional de la superficie que le correspondía.

Mediante este procedimiento se trató de evitar que la variabilidad del terreno afectara la evaluación de los tratamientos a ensayar •

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e) Pasturas: La base de las pasturas perennes fue la alfa~fa (Medicago sativa)

a la qú~ ~e adi cionó cebadilla criolla ( Bromus catharti cús, Vahl.), la proporción

de semiUa por ha. fue de 15 y 2 kg I respectivamente. Anualmente se desti~ó a~­rededor de un 20 % de la superficie él cultivos anuales. De ésta, la correspondíe~

te a I si stema de producción conti nuo se sembró en marzo con cebada ( Hordeum

vulgare) varo Oliveros Litora! M.A.G., a razón de 50 kg/ha y en octubre, sobre

esta misma superficie" se sembró sorgo azucarado (Sorghum saccharatum )var.0u.

veros Carcarañá M.A. G'I a razón de 18 kg/ha. En el 20 % de la superfí cí e des­tinada al sistema de producción estacional se sembró sorgo azucarado como úni co

cult¡vo anual en los dos primeros años del ensayo. En el tercer año, las condicio­nes climáticas adversas obligaron a sembrar también cebada como cultivo inver­

nal.

La rotación seguida se basó en pradera de alfalfa y cebadilla durante cuátro años

y cu Itívos anuales en el quinto, para volver nuevamente, a pradera perenne. Es­

quemáticamente,la rotación fue laque sigue:

Potrero 1 Potrero 2 Potr.ero 3 Potrero 4 Potrero 5 ~.-

1965 Pradera 2~ Pradera 3.e. Pradera l.e. Anuales Pradera ~

1966 Pradera 3~ Pradera ~ Pradera2.e. Pradera l.e. Anuales

1967 Pradera ~ Anuales Pradera 32 Pradera 2.e. Pradera 12

1968 Anuales Pradera l~ Pradera ~ Pradera 32 Pradera2~

Las pasturas se manejaron con alambre eiectrlzado en franjas diarias. Durante el flujo de creclm¡ento de los pastos se asignaron entre 90 y 100 m2/vaca/día a las altas cargas y 130-140 m2/vac::a/dfa a las bajas cargas. El tamaño de las franjas

varió de acuerdo a ladisponiblBdad de forraje, ampliándolas progresivamente has ta el punto de eliminar el alambre electrizado en los periodos críticos cuando 10-mayor parte del alimento lo con~tituía forraje conservado,

Cuando se lo comdderó necesario, !uego de los pa5toreos se pradlcó el desmaleza do de los potreros.. -

La ¡soca de la a!fcdfa (Colias Lesbia, Fab) se contro~ó con Carbary'~ 85 PM (Sevnn), co.':l á1rededor de tre~ apH cqdones por año, a razón de 500-600 g/ha y por cpU ca­ció n , No serea!izaron 'ferti lízadones.

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Gráfico N2 1" Distribución de los tratamientos en el terreno.

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POTRERO N2 3

Supo 13.0386 ha

POTRERO N!! 4 Sup. 13.0320 ha

3.9096 ha

.CONSTRUCCIONES TAMBÓ

REFERENCIAS

It:,;:·~~·tI G 0.8

~C1.'Z. llIIIIJB E 0,8 ~f ~ 1,2

Prod. Continua 0,8 vaco/ha/oí'lo

Prado Continua i ,2 vaca,4.o/a~o

Prod. Estacional '0;8 vaca/h%t'iO

Prod. Estacional 1,2 vaca/ha/Q~o

d) Conservación de fot:raje: Los excedentes de forraje se destinaron a la produc­ción de silajeo heno. El forraje extraído del campo se pesó y conservó separada..! mente por tratamieri"to, procediendo de igual modo cuando se suministró a los gru pos experimentales en los períodos críti coso -

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Los excedentes de sorgo se conservaron en silos aéreos tipo torta, tap~dos con fo-' rraje tierno, en el primer año; el segundo se hicieron tipo ten:oplén y cubrieron con tela de material plástico (duretileno) y sobre el mismo se colocaron alrede­dor de 15 cm de tierra para darle peso adecuado. A causa de !a sequía reinante, en el tercer año el sorgo azucarado se destinó exclusivamente a pastoreo directo.

H excedente de producción de la pradera de alfalfa y cebadilla se henificó, deter minándose el porcentaje de Materia Seca del forraje al momento de! enfardado., ar momento dél suministro el contenido de Materia Seca se estimó en un 90 %. Los fardos provenientes de cada tratamiento fueron almacenados bajo techo, separada mente y suministrados a cada grupo de acuerdo a sus necesidades. -

e) Selección y manejo de los~nimales: Las 64 vacas lecheras fueron seleccionE!,

das del plantel Holando Argenfino Puro Por Cruza de la Estación Experimental de Rafaela, de acuerdo con la edad, peso y rendimiento previo de L.G.C. y se distri buyeron en cuatro'grupos balanceados de 16 vacas cada uno. Según el régimen de pariciones establecidos, dos de esos grupos fueron destinados al sistema de produc ción continua y dos al estacional. Los grupos para altas y bajas cargas se asignaron al azar dentro de cada sistema.

Otras 40 vacas en producción fueron mantenidas fuera del ensayo, cón manejo y servi cios simi lares a los de los tratamientos, lo que permitiía reemplazar un animal que quedara fuera de la experiencia por enfermedad, problemas de reproducción o muerte, mediante otro similar. Los terneros se criaron fuera del ensayo.

A las vacas de parición primaveral se les dio servicio entre el 23 de noviembre y el 22 de enero, ya las de otoño entre el 6 de junio y el 5 de agosto.

El secado de las vacas se realizó aplicando alguno de los siguientes criterios:

1 ) Que completaran 300 dios de lactancia.

2) Que tuvieran un mínimo de siete semanas de descanso entre lactancias.

3) Que produjeran durante dos semanas consecutivas menos de 25 kg de L.G.C. por semana.

f) Ordeño: Se realizó dos veces al día, con máquina de balde suspendido, si­

guiendo un oToen pre"';'establecido para los cuatro grupos experimentales y para el grupo reemplazo.

g ). Registro dedatos: La producción de leche por vaca se pesó diariamente en ca da ordeño. De la cantidad de leche producida se sacaron muestras proporcionaies para for'már muestras compuestas de siete días, las que se guardaron con preservan tes en heladera. Al cabo de cada semana se determinó el contenido de grasa but¡:' rosa mediante el procedimiento Gerber. Los animales' se pesaron mensudmente,·lue go del ordeño de la mañana. Para el cálculo de la producción por lactancia se des cortaron los primeros sbis días, considerado período de ·calostro. -

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Resultados y discusidn

En el gráficoN.22, se comp~ra la distribución mensual de lluvias promedio años 1931-68 con las ocurridas en los años en que se condujo el ensayo. '

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Gráfico N.2 2: Distribución mensual de las lluvias para los años 1965-66, 1966-67, 1967-68 y promedio 1931-1968 .

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Durante el primer año de la experiencia (agosto 1965 - julio 1966) la cantidad de agua caída estuvo en la mayoría de los meses por encima del promedio, alcan zando un total de 1.120 mm. Al año siguiente ( 1966-67).1' según se observa en­el mismo gráfico" las !Juvias fueron satisfactorias hasta di ciembre, permitiendo el crecimiento normal del sorgo azucarado destinado a silaje, como asÍ: también el de la pradera de alfalfa. Desde enero en adelante el défi cit se hizo notorio, por lo que el total de lluvia para ese período fue de sólo 653 mm., inf~uenciando fuer temente el suministro de reservas de forraje, como se verá más adelante. -

El tercer período ( 1967-68) se caracterizó por ser lluvioso hasta principios de noviembre, particularmente en agosto y en octubre las lluvias superaron amplia­mente el promedio. Sin embargo,. las escasas precipitaciones ocurridas entre no­viembre y mediados de febrero, acompañadas de e~evadas temperaturas, hizo de éste un año desfavorable para la producción de forrajes.

Según pu~de verse en la Tabla N~ 1, el promedio de temperaturas máximas de los meses de diciembre, enero y febrero del período 1967-68 fueron 34,7; 34,6 Y 33,9 ~C, respectivamente, lo que da idea del excesivo ca!or reinánt.e,lo que afectó el crecimiento del sorgo y de la pradera de a!falfa. E~ total de lluvias pa ra este período 67-68 fue de 821 mm, cantidad apreciable y próxima al promedTo de 37 años yo señalado. La incorrecta distribución de las mismas, unida a 'las al­tas temperaturas de los meses de verano actuaron desfavorablemente en la produc . ción del forraje. -

Tabla N~ 1 : Promedio de temperaturas máximas en los meses de verano (~C)

Noviembre Diciembre Enero Febrero Marzo , . ., ,-

1965-66 29,4 27,6 31,3 28,.8 29,0

1966-67 29,2 28,,2 32,4 32,4 29,4

1967-68 27,9 34,7 34,6 33,9 28,9

Prom.1949-68 28,5 30,5 32,2 31,4 28,6

El ambiente descripto gravitó decisivamente en la producción.

La discusión qúe sigue se refiere a las altas cargas de los sistemas estacional y con tinuo, aunque la Tabla N~ 2 da la;s cifras correspondientes al forraje destinado a­reserva,. y al consumo de heno y sNaje, expresado en kg de M.S., para los tres años del ensayo y para todos los tratamientos.

Durante el primer año (1965-66), con precipitaciones por encima del promedio en "la mayoría de los meses, el forraje destinado a reserva para E 1,2 y e 1,2 as-

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cendió a 31.157 y 33.531 kg de M.S., mientras que los consumos fueron 3.049 y 2.642 kg, respecti vamente.

En el segundo período (1966~67), con lluvias abundantes en la primavera y con una fuerte seqúia de verano se reservó menor cantidad de heno que en el período precedente, pero la cantidad de forraje destinada a siiaje fue mayor en virtud de haber empleado una nueva máquina corta-pi cadora que redujo las pérdidas en el campo. Conviene hacer notar que las estimaciones de la cantidad de sorgo en pie para ambos períodos fue similar (alrededor de 65.000/kg de forraje verdeVha). Tomado en conjunto heno y silaje, el total de forraje destinado a reserva para E 1,2 fue de 37.457 kg de M.S. y para C 1,2 de 29.595 kg. El efecto perjudicial de la escasez de lluvias se notó más en el suministro de forraje conservado que fue de 32.090 y29.817 kg de M.S. para E 1,2 y C 1,2, respectivamente.

Según puede verde en el Gráfico N~ 3 la distribución de reservas fue particular­mente importante en agosto, setiembre, feb!':ero, marzo, mayo, junio y julio, es deci r en si ete de los doce meses del período considerado.

Como ya ha sido señalado, durante el tercer período ( 1967-68 ) I en vi rtud de la mala distribución de las lluvias y altas temperaturas de verano, la cantidad de fa rraje destinado a reserva fue sensiblemente menor, ya que el cu Itivo de sorgo azu carado, de menor desarrollo, fue empleado para pastoreo di recto en lugar de en':­silarlo como en los dos primeros años. Por lo tanto, en este periodo se destinaron a reserva para E 1,2 y C 1,2, 12.181 y 8.998 kg de M.S. (exclusivamente como heno) y se suministraron 21.320 y 19.329 kg de M.S. entre heno y silaje ~xceden tes del periodo anterior. Cabe aclarar que el tratamiento C 1,2 requirió 4.409 kg de M.S. de forraje conservado (heno) producido fuera del ensayo, mientras que. E 1,2 al final del período agotó sus reservas.

Es necesario aclarar que (en la Tabla N~ 2) al expresar M.S. de forraje dest.ina­da a reserva, debe entenderse así al material verde puesto en el silo o al de los fardos recién hechos, es deci r, sin contar las pérdidas que ocurren en los procesos de conservación.

Como era de prever, las bajas cargas de los dos sistemas de producción tuvi eran

mayor cantidad de forraje destinado a reserva en comparación con las altas car­

gas, mientras que la cantidad suministrada fue algo menor, según puede observe:!:,

se en los totales para los tres años que figuran en la Tabla N2 2. Como las baias cargas contaban con grandes excedentesde forraje conservado, durante el tercer período se puso menos énfasis en la heníficación, librando una mayor superficie al pastoreo directo, lo que influyó en el rendimiento individual, como se verá más adelante.

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Tabla N.!? 2 : Reserva y consumo de heno y s1 !aje expresados en Kg de M.S.

RACION DE PERIODO TIPO DE TRA TAMIENTOS FORRAJE RESERVA

E 1,2 E 0,8 C 1,2 C 0,8

1965/66 Heno 16.147 31.608 17.102 33.246 Silaje 15.010 27.685 16.429 28.651

COSECHA 1966/6í? Heno 11.039 12.459 6.170 14.080

Silaje 26.418 36.017 23.425 29.943 (x)

1967/68 Heno 12.181 14.325 8.998 14.124 Si laje

TOTAL 80.795 122.094 72.124 120.044

1965/66 Heno 1.224 1.405 1.395 Silaje 1.825 1.237

1966/67 Heno 23.202 20.667 19.202 19.179 CONSUMO Silaje 8.888 5.372 10.615 7.701

(* ) 1967/68 Heno 14.291 14.282 13.4~7 10.441

Silaje 7.029 5.558 ~.892 7.138

TOTAL 56.459 45.879 51.788 45.854

( x ) : M.S. del forraje recién conservado

(* ) : M.S. del forraje en el momento de ser usado.

La Tabla N~ 3 registra la cantidad de sorgo picado puesto en el sí lo y de si laje suministrada a los animales. En todos los casos !os datos se refieren a Kg de M.S.

Tabla N~ 3; Eficiencia en la producción de silaje,perfodos 1965 .. 66 y 1966-67 (Kg M.S.)

T ratam¡ ento Forraje Ensi!ado Sliaje Suministrado % Pérdidas M.S.

1965/66 1966/67 1965/66 1966/6ª 1965/66 1966/67 -- .~. ,

E 1,2 15.010 26.418 4,574 Hi.168 69,5 50,1

E 0,-8 27.685 36.017 5.372 21.610 80,5 40,0 .-

C 1,2 16.429 23.425 3.242 14.502 80,3 381' 1 é 0,8 28.651 29.943 7.701 15.869 73, 1 47,0

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En el período 1965/66 se construyeron silos tipo torta compactados con tractor. Al finalizar se cubríeron con alfalfa picada tierna para disminuir la filtración del agua de lluvia.

Gráfi ca N.2 3: Forraje destinado d reserva y heno y s¡ laje consumídos por E 1,2 y e 1,2 I expresados en Kg. de M.S.

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Gráfico N2 4

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Forraje destinado a reserva y heno y si laje consumidos por E 0,8 Y e 0,8 expresados en Kg. de M.S.

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En el segundo año ( 1966~67) se construyeron silos tipo terraplén. Una vez finali zados se cubrieron con tela plástíca de 50 micrones de espesor y sobre la misma­se tapó con unos 15 cm de tierra para brindarles adecuado peso •

Es evidente que no sólo hay que tener en cuenta la escaséz de forraje que ocurre dentro del año, sino también las fluctuaciones entre años. Se hace además noto­rio que la necesidad de acudir a una mayor cantidad de forraje conservado está en relación con la carga animal empleada. Así, las altas cargas de 165 dos siste­mas de producción requiri eron, en conjunto, un 18 % más de forraje conservado que las bajas cargas. A mayor carga animal los excedentes de pastos para destinar a reserva son menores, e inversamente, los consumos son mayores. Es entonces que a mayor carga an¡mal se hace necesario aumentar la efi ciencia en los procesos m~ cónicos de cosecha y en aquellos de conservación. Sin atender a esta premisa, la elevación de la carga animal es ilusoria.

Rotación:

Con el planteo fijado para la rotación se pretendió anal izar la posibi l ¡dad de con tar con una elevada proporción de la superficie con praderas perennes; en el sis':­tema de producción continua la rotación empleada se basó en 80 % de pradera constituida por alfalfa y cebadilla y 20 % de cultivos anuales, habiendo sido ce­bada el cultivo invernal y sorgo azucarad"o estival para ensilado.

En el sistema estacional el esquema fue esencialmente el mismo, excepto que no se cultivó cebada para pastoreo de invierno por no considerarlo necesario.

Lo propuesto se cumplió en los dos primeros años, pero en el tercero y debido a fadores climáticos adversos, el sorgo fue utilizado en pastoreo directo por las va cas de los cuatro tratami entos y se sembró cebada para ambas cargas de la produc ción estacional. -

De acuerdo a lo expuesto, la duración de la alfalfa fue de cuatro años, siguién­dole un año de cult¡vos anuales para retornar o !a alfalfa.

Durante el desarroHo de la experiencia se observó que !a a!faHa sembrada después de un cultivo de sorgo y a pesar que éste había sido ensilado a mediados de enero y el terreno arado Inmediatamente para favorecer la descompas! dón de los restos vegetales y la acumubdón de humedad, no presentaba el buen desarrollo deotros alfalfares sembrados balo distintas condiciones. En principio y favorecida por las ! luvias de otoño ~a ¡mplantación parecía norma~, lográndose un satisfactorio stand de plantas. Posteriormente, a! atravesar el primer verano, con ahas temperaturas y períodos secos, e~ cuhivo no vegetó bien y las pérdidas de plantas fueron abun­dantes. Luego de una Huvia,. aparentemente el alfalfar se restablecía en parte, pero sin lograr un buen desarrollo, tanto aéreo como radicular. Ya en el segundo año pudi eron observarse g rondes manchones, con escasas y raquíti cas plantas de alfalfa" invadidos por malezas, predominantemente gramíneas", entre las que se destacaba el baraba! (Setaría peniculata) y la f!echi Ha ( Stipa hialina) • Cabe destacar que si bien esta situación se repetía tanto en altas como en bajas cargas, en aquel!a el efecto era más pronunciado .

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Cemparativamente, etres potreres fuera del ensaye y sembrades cen alfalfa en la misma épeca pero. cen barbeches algo. más prelengades y luego. de cereales de in­vierno. e de mijo, se mestraban en mejer estado., rindiendo. más ferraje por unidad de superficie. La diferencia más netable se ebservó en un petrere dende se enterra ren cultives de serge per des añes censecutives .' -

Otro. aspecto. a censiderar es el relativo. a la preperción entre praderas perennes y anuaJes. Come ya se ha viste, para este ensaye se utl pzó el 80 % cen alfalfa-ce badíJla y el 20 % cen cebada y luego. serge para ensilar. Quiere decir que durañ­te el verano. se centaba para pastereo sólo. cen la alfalfa, la que aparte de tener les incenvenientes ya citades, era atacada per varias ¡secas y tucuras.

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En censecuencia, el di lema es centar con el 80 % de praderas a las que hay que pulverizar entre tres y cuatro. veces per año. para centrelarlas hecas, <> disminuir dicho. percentaje a un 50 e menes, sembrando. el reste de la superficie cen serges tanto. para ensilar ceme para pasteree. En etras palabras, habría que cetejar les gastes ecasienades en insecti cidas y pulverizacienes cen les que demandan las ara das, rastreadas y siembras de una mayer superfi cie de serges. Per le menes emdos:de lesfrs añes que duró el ensaye el serge azucarado. en el memento. de ensi lar y cen un premedie de 22 % de M.S. preduje en un sólo. crecimiento. 14.300 kg/M.S./ha. Les serges para paste reo., manejades de medo. tal de permitirles rebretar, pueden alcanzar y aún superar esa cifra, per le que merecen especial censideración.

Per etra parte, al arar el rastreje de serge luego. de ensilado. para su pesteriersiem bra cen alfalfa, se pierde el ferraje extra que puede dar per su capacidad ce re- -brete. Sí el rendimiento. en pie fuera semejante cenvendría el maíz cen ese desti­ne, ya que hay evidencias que deja un suele más apto. para la pesterier siembra de alfalfa. Ademss y de acuerde a la necesidad cementada de centar cen una fracción de sorgo. para pasteree, cenvendría aumentar la superficie de anuales de 20 a 40%.

De acuerde a le ya censignade, cenvendría que futuras retacienes a ensayar, ce~ templen la incerporación de materia ergáni ca previo. a las siembras de alfalfa. En este case, si se parte de una buena implantación de la pradera, cen un maneje que les permita descanses periódices para su recuperación, la alfalfa pedría durar en cendicienes de preductividad cuatro. añes.

Preductividad per vaca y per hectárea para les sistemas

estac!enal y centinue en alta 0 baj~ carga

La Tabla N.2 4 efrece un resumen de las preducdenes de leche y grasa butiresa le gradas ceme premedie de les tres años de duradón de la experiencia. -

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Tabla N~ 4 : Producción por vaca y por ha. de los sistemas "Estacional y Conti­nuo ll en alta y baja carga. (Promedio de tres años 1-8-65 0131-7-68)

E 0,8 E 1,2 C 0,8 C 1,2

Tota! Leche ( Kg) 244.729,3 225.505,0 243.187,3 222.160,7 Total Grasa (Kg) 8.367,688 7.614,268 8.329,762 7.544,983 Grasa % 3,41 3,37 3,42 3,39 L.G.C. . ( Kg) 223.407,0 204.416,0 222.221,3 202.039,0 Leche x vaca (. Kg ) 3.823,8 3.523,5 3.800;0 3.471,2 Grasa x vaca (Kg) 130,745 118,972 130, 152 117,890 LGC x vaca (Kg) 3.490,7 3.194,0 3.472/ 2 3.156; 8 Leche x ha. (Kg) 3.059, 1 4.228,2 3.039,8 4.165,5 Grasa x ha. (Kg) 104,596 142,767 104, 122 141,468 LGC x ha. ( Kg ) 2.792,5 3.832,8 2.777,7 3.788,2

Los resultados obtenidos por ambos sistemas de producción son sorprendentemente similares, tanto en alta como en baja carga.

La influencia de la carga animal sobre la producción individual y por ha está de acuerdo con lo demostrado previamente por varios autores (C.P. Mc MEEKAN, 1960, M. FREER, 1960), esto es, que al aumentar la carga animal disminuye la

. producción promedio por vaca, pero aumentándola por unidad de superficie.

En la Tabla N~ 5 se muestran las comparaciones posibles entre los distintos trata­mientos. A baja carga animal (0,8 vaca/ha/año) I la diferencia en el promedio de producción de grasa por vaca fue adversa al sistema estacional por lkg,.,lo que representó el 0,7 %. También en la producción por ha la diferencia prome­dio fue de 1 kg y en contra del sistema estacional, o sea en 0,9 %.

En alta carga ( 1,2 vaca/ha/año) la diferencia en producción por vaca y por ha fue de 1 y 2 kg en favor del sistema estacional, representando el 0,8 y el 1,4 % respect i vamente.

El efecto de las cargas sobre la producción se hace evidente si se consideran las diferencias consignadas en la misma Tabla N~ 5. En el sistema de prodL!cdón es tadonal, la producción de grasa por vaca disminuyó 10 kg (8 %), mientras que la producción por ha incrementó 42 kg (39,3 %). En el sistema continuo, el des censo en el rendimiento individual fue de 12 kg (9,8 %), mientras que la produc ción por ha aumentó 39 kg (36, 1 %) • -

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Tabla No!! 5 : Diferencias promedio 'entre tratamientos (tres años)

Comparación entre sistemas de Grasa por vaca Grasa por ha. producción y carga animal Kg % Kg %

1 - Estacional versus continuo 1 - 0,7 0,9 bajo índice de carga. - -

2 - Estacional versus continuo + 0,8 1,4 a alto índice de carga. + 1 + 2 +

3- Estacional alta carga versus -11 - 8,9 + 41 + 37,9 continuo baja carga.

4- Alta carga versus baja carga en producción estacional. -10 - 8,0 + 42 + 39,3

5 - Alta carga versus baja carga - 12 - 9,8 ' + 39 +36,1 en producción continua.

6 - Alta carga producción continua versus baja carga producción -11 - 8,9 +40 + 37,4 estaci ona l.

Considerando nuevamente la comparación entre sistemas de producción; cabe con signar que las diferencias observadas son despreciables. Además los valores obtenl dos en el promedio de producción ge grasa por ha. para los tres años s~paradame¡;: te (Jabla No!! 6) se observa que en baja carga el primer año favoreció al sistema continuo, 'el segundo al estacional y el tercero nuevamente al continuo. En lo que respecta a ,las altas cargas, en los tres años mostraron una leve ventaja en favorde la producción estacional.

Podría argüirse que la falta de respuesta del sistema estacional respecto del conti . nuo, se debe a una insuficiente carga animal por unidad de superficie'( J. B. HlJT

TON, 1968). Sin embargo, Jo Tabla No!! 6 muestra claramente que desde el prim~ ro al tercer año, las diferenCias en la prodl,is:ción promedio por vaca entre altas y bajas cargas se :fueron haciendo mayores. Asr, para el sistema estacional ,la· produc ción pOr" vaca fue en el primer año de 126 kg para baja y 128 kg para alta carga¡­en el segundo de 132 y 122 kg y en el ,tercero 144 y 122 respectivamente. Para el sistema continuo los re'ndimientos indivJdúales para los tres años fueron 132 y 128 kg, 125 Y 120 Y 147 Y 119, siempre en favor de las lecheras en baja carga.

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Tabla N~ 6 : Producción de Leche, Grasa y L.G.C. por vaca y por Ha. en los años 1965/66, 1966/67 Y 1967/68 .

• ESTACIONAL CONTINUO

IIEMS AÑOS O,8vaca/ha 1,2vaca/ha O,8vaca/ha 1,2vaca/ha

Total Leche 1965/66 60.926 59.964 63.140 59,846 (kg) 66/67 63.353 57.81.5 57.637 52>'607

67/68 66.519 58.082 67.472 55.951.

Total Grasa 1965/66 2.020 2.055 2.108 2.051 (kg) 66/67 2.117 1.946 2.006 1 .919

67/68 2.30S! 1.948 2.355 1.912

Grasa (%) 1965/66 3,31 3,42 3,33 3,42 66/67 3,34 3,36 37~7'? 3,45

• 67/68 3,47 3,35 3,49 3;41'·

L.G.C. (kg ) 1965/66 54.673 54.809 56.879 54.708 66/67 57.098 52316 53.140 51.035 • 67/68 61.236 52.447 62,.317 51.055

Leche x vaca 1965/66 3.808 3.748 3.946 3.740 66/67 3.959 3.613 3.602 3.475 67/68 4.154 3.630 4.217 3.497

Grasa x vaca 1965/66 126 128 132 128 (kg) 66/67 132 122 125 120

67/68 144 122 147 119

L.G.C. x 1965/66 3.417 3.425 3.555 3.419 vaca (kg ) 66/67 3.569 3.270 3.321 3.190

67/68 3.827 3.278 3.895 3.191

Leche x ha 1965/66 3.046 4.497 3.157 4.488 (kg) . 66/67 3.168 4.336 2.882 4.170

67/68 3.326 4.356 3.374 4.196

Grasa x ha 1965/66 101 154 105 154 (kg) 66/67 106 146 100 144

67/68 115 146 118 143

L.G.C@xha 1965/66 2.734 4.111 2.842 4.103 (kg) 66/67 2.855 3.924 2.657 3.828

67/68 3.062 3.933 3.116 3.829 • - 19 -

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Además y como ya fuera expuesto al tratar sobre la distribución de las reservas de forraje, la alta carga del sistema continuo requirió en el último mes y medio del tercer año, forraje conservado producido fuera del ensayo (4.409 kg de M.S.) • A su vez la alta carga estacional consumió la totalidad de sus reservas al término del tercer año. Con la rotación de pasturas empleada, la disponibilidad de forraje en las altas cargas se fue haciendo menor a medida que avanzó el experimento.Es decir, la dotación eleg ida como alta carga se tornó algo excesiva, debido a la me nor productividad de las praderas.

Descartada la insuficiente carga animal como factor preponderante en la falta de respuesta del sistema estacional, es necesario buscar otras razones que puedan ha­ber influido negativamente.

Entre otros fadores, las sequía~ de verano que afect.aron la producción de forraje en cantidad y calidad pudieron ser en parte responsables. Según ya se vió en el Gráfico N2 3 sobre distribución de las reservas en las altas cargas, las mismas ocu paran no sólo los meses de invierno sino gran parte del verano. En esta última esta~ ción las pasturas eran de inferior calidad porque llegaban a madurez o, principaT­mente, porque eran afectadas parcialmente por los insectos a pesar de las pulveri­zaciones realizadas. Bajo estas condiciones se vieron más perjudicadas las vacas en producción estacional, puesto que todas se encontraban alrededor del quinto r,;

mes de lactancia, mientras que las de producción continua estaban la mitad en el mismo mes después de la parición y la otra mitad secas.

Por otro lado, se consideró que el consumo de pastos seguiría una curva similar a la de la lactancia (Me MEEKAN, 1953) pero datos de J.B. HUTTON, (1963) in dican que el máximo consumo se produce al quinto mes después dela parición" ro que corroboraría la presunción de que la sequía de verano afecta en mayor grado a los grupos en producción estacional.

Indiscutiblemente, las vacas paridas en setiembre se ven favorecidas por el comíen zo del flujo de crecimiento de los pastos, pero hay que recordar que la mitad de ~ los animales del sistema continuo paren en otoño, en coincidencia con el segundo pico de producción de las pasturas. De esta manera, los efectos favorables que se obti enen en primavera para la producción estacional, se ven posteriormente equi­librados, justificándose así la falta de diferencias en el rendimiento entre ambos sistemas de producción.

En dos de los tres años informados, no se sembró cebada para ambas cargas del sis­tema estacional, por lo que los costos operativos se estimaron algo menores para dicho sistema de producción. El manejo del plantel bajo una parí cíón única por año y donde todas las vacas están en producción desde setiembre a junio, o como ocurre en julio y agosto, todas están secas, se hace más fácil en comparación con el sistema continuo de dos pari ciones al año. A pesar de señalar estas ventajas, las escasas diferencias observadas en el rendimiento por unidad de superficie no justi­fican aconsejar un cambio en el sistema de producción que se practica actualmen­te en las áreas industriales de Santa Fe y Córdoba.

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Los gráficos 5 y 6 muestran la distribución de la producción promedio de los tres períodos del ensayo, a través de los distintos meses del año para los sistemas esta cional y cbntinuo. Los datos ~an sido calculados como Leche Grasa Corregida aT 4 % ( L.G.C.) • .

Gráfico N.2 5 : Distribución de la producción estacional a través del año, para alta y baja carga.

____ BAJA CARGA

• ___ .~_ ... _ ALTA CAR.GA

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..... f "~" •• T' , .. "ti •••••• ., .......................... ..

ISetI ...... ' Octubr.INovi .... IDicl-..1 f_ 1'''''' -- I AIorII I ..... I Junio I ..... 10

En el caso dela producción estacional, en que todas las vacas tienen cría entre setiembre y octubre, pero de modo predominante en el primer mes, el rendimien­to.se eleva rápidamente hasta alcanzar el máximo entre la 70 • y 9a • semana. A partir de ese momento comienza el descenso de la producción, que se prolonga hasta fines de ju lio, cuando todas las vacas de este sistema se secan. Sus inflexio nes obedecen, por lo general, a cambios de potreros, aunque pueden influirotros factores, como los ambientales. Es dable advertir un marcado paralelismo entre ambas curvas.

El descenso entre febrero y marzo se debió a las sequías soportadas en el segundo y tercer año y no fue más pronunciado debido al importante suministro de forraje conservado.

Como información complementaria de los resultados de esta investigaCión, cabe

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consignar algunos datos obtenidos acerca del comportamiento del ganado lechero HO,/ando Argentino p.p.e. empleado en este ensayo y bajo condiciones de alimen tación exclusiva con pasturas o sus productos derivados (heno y silaje). Las pro:: ducciónes corresponden a animales distribu'ídos entre la primera y la séptima pari­ción, estando la mitad de ellos a 0,8 vaca/ha/año y la otra mitad 'a 1,2 vacO/ha/ año.

Apareando semana a semana las lactancias de primavera, esto es, corriéndolas a un punto ¡,n i.cia I común en cada año pueden considerarse 32 lactancias del sistema estacional y 16 que integran la mitad de la producción continúa, o sea 48 lactan­cias por año y 144 para los tres años del ensayo.

Los d.atos así analizados, muestran que el pico máximo de producción lo alcanzaron las lecheras en la tprcer semana después de la parición, con un promedio de produc ción por vaca y po'r día de 21,4 kg de leche. Es necesario recalcar que ésta produ.E ción no es de un día aislado, sino el promedio diario de s'¡ete_~Has consecutivos. Durante este pi co máximo se observaron algunos registros de hasta 32, kg por vaca y por día, sin que ello haya afectado mayormente el peso del animaL'\

Cuando se habla de racionar vacas lecheras sobre pasturas se expresa que hasta 16 kg pueden ser producidos con solamente pastoreo y luego es necesario dar concen­trados pdra mejorar dicho reg istro. Los resultatlos antes consignados, como prome­dio de 144 lactancias, sin suministro de concentrados, prueban que dicha ásever~ ción no es estrictamente cierta. Además, demuestran que hay un gran margen para seleccionar animales capaces de lograr excelentes producciones con solamente pa,! turas,. heria y si laje. ' '

Gráfico N.2 6: Distribución de la producción continua a .través del año, con alta y baja carga.

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El Gráfico N~ 6 muestra la distribución de la producción continua. En agosto, la producción es sostenida por la mitad de las vacas, dado que las restantes están se caso Al parir éstas, comienza un ascenso de la producción, que al canza su máxi=­mo rendimiento entre noviembre y diciembre. Luego desciende, hasta marzo, don de la producción es mantenida por ocho vacas, puesto que las otras están secas.­En esta etapa se repite el ciclo logrando un segundo máximo entre mayo y junio, para descender posteriormente hacia fines del invierno. Las variaciones y descen­so de la curva de producCión son más evidentes en la alta carga, porque el 20 % de la superficie sembrada con verdeo invernal resulta, a esa carga, insuficiente para cubrir las necesidades de las lecheras.

Los rendimientos por ha/año obtenidos con las altas cargas como promedio de tr.fes años consecutivos de producción, de 149 kg para el sistema estacional y 147 kg para el continuo deben ser corregidos respecto al índice de parición puesto que en la experiencia y con el fin de evitar errores se emplearon en todos los casos vacas con preñez asegurada, o sea una parición del 100 %. Tomando el prome­dio de producción de las altas cargas de los dos sistemas., o sea 148/kg/grasa/hq/ año, y corrigiendo el resultado, para el 90 % de parídón este registro desciende a 133,2 kg/grasa/ha/año y con 80 % de pariciones la producción por unidad de superficie llegaría a 118,4 kg/grasa/ha/año.

Como ya se dijo al comienzo de este trabajo, el promedio de producción estima­da para las provincias de Santa Fe y Córdoba es de 40 kg de grasa butirosa/ha/ año. Es decir, que los 133,2 kg obtenidos en esta experiencia lo superan en el 233 % •

Aún así, este registro experimental se halla muy alejado de los sorprendentes re­sultados obtenidos experimentalmente en Nueva Zelandia (H. TELLECHEA, 1964), que alcanzan los 540 kg de grasa/ha/año. La abundante y regular distribución pluvial en las áreas donde se concentra la lechería neocelandesa., con unos 1500 mm anuales, unidas a un clima benigno con un gran número de horas de sol, ha­cen efectivo el empleo masivo de fertilizantes. Mientras tanto, los ensayos de fer tilización realirz:ddos en el centro de Santa Fe, no han dado resultados esperadoS:

Cuando se depende úni camente de las pasturas y de sus productos de conservación, las diferencias d~ rendimiento entre el logrado en Rafaela, en comparación con el n:) obtenido en Ruak¡iJra (N.Z.) puede deberse a una de las siguientes causas o a sus efectos combi nadas:

a) Porque no se produjo suficiente alimento y su distribución a través del año fue inadecuado, lo que impidió elevar la carga animal.

b) Porque hubo una ineficiencia en la cosecha de forraje, tanto directamen­te por parte del animal como por los medios mecánicos que se ut; lizan.

9 ) ~o. r~~~-,~I ~!,~~~~~ }lTGc~;:~~e~el¡7~ad~r\fu( ~J)"~~~r1~I,f(i, 9¡¡,~Qot~ I~? j;sny, ~rHr fC?r~~) e en prouucf2:. 'anl ma • "- " . . . .,.... . r ¡ '. ~ ,e t ,-' 1" I ( (1 , .!.J ..

d) Porque el ordeño fue incompleto, no obteniendo la totalidad del producto secretado cada día.

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No puede decirse que el ordeño defectuoso sea la causa del bajo registro obten; do. En primer lugar se vigi ló estrechamente la labor realizada, controlando la -duración del estimulo y cualquier anormalidad observada. En segundo lugar, la producción de leche por vaca y el porcentaje de grasa obtenido en todos los tra tamientos, normal para la raza, contribuyen a sustentar la idea expuesta. -

El promedio de 3.900 y 3.600 kg de leche p·roducidos por las lecheras de bajas cargas y altas cargas es superior a los registrados en la experiencia de McMEE­KAN ( 1960) aunque el menor porcentaje de grasa del Holando empleado en Ro faela (3,40 %), respecto del Jersey de Ruakura (!;;;70 ~ ), hizo que el prime=­ro rindiera menos grasa butirosapor vaca que el segundo'.

En efecto, mientras el rendimiento promedio de las lecheras utilizadas en la ex­periencia que aquí se informa fue de alrededor de 130 kg de graso/vaca, las del "­ensayo neocelandés produjeron aproximadamente unos 180 kg. Esta diferenciade 50 kg de grasa por vaca, si bien muy importante, no justifica por sí sólo, el ren dimiento de grasa por hectárea cuatro veces superior logrado experimentalmen=-te por los neocelandeses.

Más aún, aunque la producción de leche por vaca fue mayor para los Hf2>landos de esta experiencia, en el rendimiento de leche por ha las lecheras empleadas en Ruakura dupli ca ron la producción obtenida en Rafaela.

No quedan dudas, entonces, que la mayor carga ani mal soportada por las pastu­ras de Ruakura de 3 vacas lecheras por ha, contra la de 1,2 vaca/ha empl-eadas en Rafaela, da cuenta de esa gran diferencia.

De acuerdo con lo ya analizado, bajo las condi ciones conque se trabajó en Ra­faela, resultó imposible elevar la carga animal por ha, por lo que para justificar la mayor parte de las diferencias en producción obtenidas experimentalmente en Ruakura, queda a considerar un último factor, esto es, la cantidad y calidad del forraje producido y su distribución estacional.

El 20 % de la superfici e del ensayo destinada a cu Itivos anuales produjo en pro­medio para los tres años una cantidad de forraje que superó holgadamente los 10.000 kg de M.S/ha/of'ío. Hay que conSiderar que el sorgo azucarado, en los dos pri meros años produjooa Ig o más de 28.000 kg. A este rend i miento hay qu e ag re gar lo producido en el tercer año, que si bien en el primer crecimiento fue me- -nor, posteriormente se uti /izaron sus rebrotes con el pastoreo. Además, la misma superfide, destinada al sistema continuó, .fue cultivada en el otoño con cebada, 'o que agrega Materia Seca adicional al rendimiento ya señalado aunqu~ ,~S,t.9, el~ vado producción del sorgo azucarado se desaprovechó en gran parte por péiClidas

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en la cosecha y durante su conservación .

El 80 % restante de la superficie destinada a pradera perenne de alfalfa y ceba­dilla produjo razonablemente bien durante el primer año, pero durante el segun­do y tercero su rendimiento descendió, afectada por las condiciones ambientales y I fundamentalmente, por los aspectos señalados referentes a la rotación.

Por consigui ente, y de acuerdo a las consideraciones expuestas, el I imite de pro ducción de leche por unidad de superfici e alcanzado con este ensayo, cualquie-= ra sea el sistema de producción considerado, podrá ser superado si se obtiene un mayor rendimiento de las pasturas y si se cH:sminuyen las pérdidas en los procesos de conservación y utilización. En lo que se refiere a grasa por ha, a estos facto­res hay que sumar el tipo de animal empleado, aunque de acuerdo a la tendencia del mercado, no es aconsejable cambiar la raza lechera en explotación.

El rendimiento de leche por ha es función del número de vacas por unidad de su­perficie y de su producción individual. Luego de alcanzar una eficiente utiliza­ción de las pasturas los esfuerzos deben dirigirse en el sentido de aumentar la producción por vaca. Por.lo tanto, debe investigarse eJ'empleo económico de con centrados, puesto que la Argentina es un fuerte productor de cereales, oleagino= sos y subproductos de sus respectivas industrias.

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· CONCLUSIONES

Sobre la base de los datos recogidos luego de tres años de comparación entre la produc;:dón estacional y la continua a dos niveles de carga animal por ha. y bajo las cohd¡ ciones en que se desarrolló la experiencia, se pueden extraer las sigui en tes conclusiones: -

1) A alta carga animal (1,2 vaca/ha/año) y con un 100 % de pariciones, el,. sistema de producción estacional rindió 149 kg/grasá/ha, contra 147 kg de1-sistema continuo. La escasa diferencia observada ( 1,4 %), no justifica acon sejar desde el punto de vista técnico un cambio de sistema de producción. -

2) En el sistema de producción estacional, el rendimiento de grasa por hectáre.a de la alta carga superó a la baja en un 39 % y, en el sistema continuo, en un 36 %, a pesar del descenso en la producción por vaca de Jas lecheras de alta carga que fue del 8 y 9,8 % para los sistemas estacional y continuo; res pectivamente. Este resultado está de acuerdo con lo demostrado en otros par­ses •.

3) la rotaCión empleada de 80 % de pradera de alfalfa y cebadilla y 20 % de cultivos anuales no resultó satisfactoria, por lo que se sugiere el estudio de nuevas rotacione~ que contemplen el aumento de produc'dón y distribución dfa forraje a través del año. .

Debe aumentarse la eficiencia en los procesos de conservación de forraje, es pedalmente en el ensilado debido a que las pérdidas ocurridas en los propfOs snos . .variaron entre el 79.,..y 80 % cuando solamente se cubrieron con pasto y se redujeron a 38y 50 % cuando se tapó con plásti;co y una capa de15cm de tierra.

5) La producciónprpmedio de grasa por ha y por año de las dos altas cargas fue de 148 kg, cifra que desciende a 133,2 kg cuando se la corrige para una pa­r¡¿lón del 90 %. :Este rendimiento supera al promedio estimado para el centro de Santa Fe y centro-Este de Córdoba en más de 20º % •

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6) Bajo condiciones de alimentación exclusiva de pasturas, heno y silaje (sin concentrados), el pico máximo de producción de leche se alcanzó a la ter­cer semana después de la parición en las vacas paridas en primavera. Duran­te dicho pico máximo, el ganado Holando empleado en la experiencia produ jo 21,4 kg de leche por día, incluyendo animales de primera a séptima lac':­tancia, observándose reg istros de hasta 32 kg de leche por día.

En consecuencia se puso en evidencia que existe un potencial muy superior al mostrado en otras experiencias para producir leche con el uso exclusivo de forraje, así como también una marcada variabilidad entre animales loque permite suponer gran margen de posibi lidades de selección adecuadas a ese sistema de explotación.

7) El sistema de producción continua con un doble estacionamiento de servi cio demostró no ser el más adecuado para lograr una producción estable a lo lar go del año ya que se origina una marcada baja en dos períodos del año.

8) Las cargas uti lizadas en la experiencia fueron excesivas en un caso ( 1,2) e insuficiente en otro (0,8), por lo que se estima que la receptíbilidad ade­cuada podría ser de 1 vaca/ha.

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