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InventarioAna María Chamucero

Proyecto de gradoAsesoría: Juan Fernando Herrán

Universidad de los AndesFacultad de Artes y HumanidadesDepartamento de Arte

Mayo 2019

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Inventario(Del lat. inventarium, lista de lo hallado)

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Recursivo(Adj. Que puede repetirse indefinidamente)

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–Vecina, alcánceme ese platón que está detrás suyo Sujeté el que estaba más cerca a mí y se lo pasé. –¿Cuánto cuesta? –No sabría decirle – le respondí – Yo no …Me interrumpió y antes de que pudiera responder cualquier cosa dijo–¿Y por ahí no habrá uno de color rojo? Busqué entre las columnas de platones que se alzaban a mi lado pero no encontré ninguno rojo.–Pues no veo nada, creo que lo mejor es que le pregunte al señor que está allá – le contesté, señalando al vendedor que estaba detrás de la vitrina –Él debe saber.–Ah bueno, es que vea. Yo uso estos platones para muchas cosas, pero son lo mejor que hay para bañarse Acto seguido se quitó los zapatos y se metió en el platón que le había pasado. Era una señora de pequeña estatura. Su cuerpo cabía perfectamente dentro del platón. Agarró un platón más pequeño que se encontraba en una repisa junto a ella y empezó a hacer la mímica para que yo entendiera a qué se refería. Pasaba una y otra vez el platón pequeño por encima de su cabeza mien-tras que imitaba el sonido del agua cayendo.–¿Si ve? Así no se bota el agua. Después se puede usar pa lavar los baños. Salió del platón, me lo entregó, y se puso los zapatos. –Sí, muy practico – le contesté –Bueno, en todo caso yo vuelvo a pasar. Dígales que me guarden el rojo. Se despidió y salió del almacén antes de que pudiera decirle que yo no trabajaba allí.

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Vivo en una guarida de objetos atiborrados en su interior. Cuando salgo de ella me atraen aquellos lugares cuyo interior me recuerda ese que veo todos los días. Allí me siento acogida, pro-tegida. Estos espacios suelen ser el interior de un mercado o un pasaje. Al entrar, mi cuerpo se sumerge en una ola de plásticos, metales, cauchos. Nadar entre ellos es una tarea difícil, es impo-sible que mi ojo no se distraiga. Salta ansiosamente de un lugar a otro, intentando capturar sin éxito alguno toda la información que desconoce. Y entre más avanzo en lo profundo de ese océa-no, mejor todavía. Techos cada vez más bajos, estanterías que me aprietan, butacos que me impiden el paso, me encierro cada vez más, pero entre más estrecha, menos ganas me dan de salir. Aquí nadie ha de encontrarme. Y aunque más cómoda no me puedo sentir, hay algo de lo que no me puedo escapar. Esa ansiedad en la que se regocija mi ojo, en ocasiones se torna en angustia. Tanto en mi guarida como en mis refugios temporales, me sigue, me vigila. En un primer momento, por más feliz que esté de ver todo lo que me rodea, me produce malestar toda la información que estoy recibiendo al tiempo, no me deja pensar. ¡Cómo quisiera que mi cabeza pudiera funcionar como una máquina! Recibiría en el tiempo en el que se hace un “copy, paste” un archivo infinito de objetos, clasificados por nombre, fecha y lugar en el que se encontró, sobre qué estantería, al lado de qué objeto, hace cuánto fue hecho, de qué materiales. Podría hacerlo por mi propia cuen-

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ta, pero nunca terminaría de registrar todos los objetos presentes en cada una de las estanterías de piso a techo de cada uno de mis refugios temporales.

La solución entonces, es respirar. Mantener la calma. Per-manecer allí. Darse cuenta de que no se puede capturar todo al mismo tiempo. Necesito organizar la información, separarla. En orden, empiezan a presentarse objeto por objeto, forma por for-ma, masa por masa. Empiezo a depurar, textura por textura, color por color, ¡Qué difícil es digerir color! ¿Tono por tono? No sé si es necesario. Sigo organizando, superficie por superficie, unión por unión, línea por línea, punto por punto. Sí, durante este proceso me encuentro dentro de un espacio comercial. Y a pesar de eso, encuentro en algunos de los objetos que se van presentando, un recuerdo que me transporta a un lugar tranquilo, feliz, que me re-mite a memorias de mi infancia. También me encuentro objetos cuyo origen desconozco, pero cuya forma, textura y materialidad entre muchas otras características, me invitan a llevarlos conmi-go. Estos nuevos tesoros se acomodan en mi guarida con los anti-guos. Y ambos tienen en común que no pueden ser descartados. Sólo reacomodados. La guarida tiene que volverse cada vez más amplia, pues cada objeto merece su propio espacio y al igual que yo, necesita respirar.

Tanto en los refugios temporales como en el mío, veo presente el afán de acumular. Claro, allí acumulan con un fin co-mercial, guardar más mercancía, exhibir más cosas. Pero en tér-minos de cantidad, no es muy diferente a mi guarida. Yo también almaceno una gran cantidad de objetos, pero he encontrado que mi propósito es organizarlos y construir una muralla. En esa mu-ralla, los objetos se acomodan como ladrillos, que puestos unos sobre otros constituyen una gran masa. Me gusta que la muralla

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se vea uniforme. Por eso, en algunos casos, no me conformo con tener sólo un objeto de un solo tipo. Cuando encuentro un tesoro nuevo, una vez encontrado y recogido, queda atrapado. No puede salir. Le doy vueltas en mi cabeza, y durante el día, aparece en repetidas ocasiones, implorando que le preste atención. Necesi-to varios del mismo. Alguna vez Eva Hesse dijo: “[la repetición] exagera. Si algo es significativo, probablemente es aún más signi-ficativo dicho diez veces. No es simplemente una escogencia esté-tica (…) la repetición se siente obsesiva”1 Me satisface acomodar objetos de un mismo tipo y en el camino encontrar un patrón, una disposición en la cual un objeto encaja perfectamente con otro igual. Siento que ese patrón es natural al objeto. Cada objeto y cada patrón me exige una posición diferente. Por más de que quiera acomodarlos en una forma particular, ellos mismos la de-finen o me dan las claves para descifrar el acertijo. Todo el proce-so de recopilar, acomodar y en general, de controlar, me empuja hasta el punto en que quedo a merced del objeto.

Afuera de la guarida, en la calle, también se tejen estruc-turas que no dejan de inquietarme. Son el punto de partida para construir, con los tesoros encontrados, los patrones, los volúme-nes y las superficies. En los postes de la luz, los semáforos, las cha-zas, en un sin número de sitios, se acomodan objetos, que pare-cieran agruparse para ser exhibidos en el menor espacio posible. También me encuentro con objetos que parecen ser el producto de la unión entre dos o más objetos. Sin duda alguna, están cons-truidos de tal forma que satisfacen una necesidad, ya sea alcanzar artículos en lo alto de una estantería o transportar con facilidad varias cosas a la vez. Para no olvidarlos, decidí empezar a docu-mentarlos. Hago una fotografía con mi celular y anoto nombre,

1 Eva Hesse en conversación con Cindy Nemser. Traducción de la entrevista encontrada en October Files: Eva Hesse. Pg. 11

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fecha, ubicación y material. También adjunto una pequeña des-cripción. Me gusta pensar que este archivo es el producto de en-cuentros fortuitos. Me agrada recorrer la ciudad y muchas veces lo hago buscando materiales u objetos específicos. Algunas veces, la búsqueda es exitosa, pero otras veces, se siente forzada. Tal vez no siempre “el que busca encuentra”. Recorriendo la ciudad a ma-nera de deriva, inclusive de terapia u ocio, es cuando aparecen los objetos más interesantes: los que alimentan mi archivo.

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II

Archivo

Cuando escribo procedo por series: tengo muchas carpe-tas donde meto páginas escritas, según las ideas que se me pasan por la cabeza, o apuntes de cosas que quisiera escribir. Tengo una carpeta para los objetos, una carpeta para los animales, una para

las personas (…) Cuando una carpeta empieza a llenarse de folios, me pongo a pensar en el libro que puedo sacar de ellos (…) A par-tir del material que había acumulado fue como estudié la estruc-tura más adecuada, porque quería que estas series se alternaran,

se entretejieran.1

1 Ítalo Calvino, Las ciudades invisibles. Págs. 12-13

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Nombre: Poste, llantas de bicicleta.Material: Concreto, caucho.Ubicación: Carrera 30, Calle 68. Bogotá.Fotografiado el 28 de enero de 2018.

En uno de los pocos pedazos de pasto que se encuentran por la carrera 30, se encuentra una criatura delgada y tremendamente alta. Está hecha de concreto. La primera vez que la vi me di cuen-ta de que, en lo alto de su cuerpo, donde podría estar su cabeza, crece una masa negra. Pensé que podría ser un nido de pájaro o un panal de abejas. Al día siguiente, volví a visitarla. Me percaté de que no era ninguna de esas cosas. Se trata de un poste de luz, donde se acomodan, unas sobre otras, llantas de bicicleta de di-ferentes tamaños. .¿Cómo pudieron llegar ahí? A mi forma de ver, se trata de un juego. En él, podrían participar cualquier nú-mero de personas. Los jugadores se disponen encima del puente que está junto al poste. El ganador será aquel que logre encajar el mayor número de llantas en el poste. Las llantas acumuladas se configuran como el registro del juego. Al cabo de un tiempo, el poste es limpiado y el inventario debe volver a realizarse.

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Nombre: Cajas (para arreglo floral).Material: Madera, puntillas, plástico, zuncho.Ubicación: Plaza de mercado de Paloquemao (entre calles 19 y 22, entre carreras 22 y 27) Bogotá.Encontradas el 10 de febrero de 2018.

Cajas verticales, zuncho horizontal, cajas horizontales, zuncho vertical. Caja, hueco, caja, hueco. Diferentes aparejos construyen la pared. En las mañanas, la pared es difícil de ver. Frente a ella, se ubican todas las flores que están a la venta. En la tarde, queda al descubierto. La caja podría ser un ladrillo. Su tamaño es similar, pero tiene otro propósito: encajar en su interior un cubo de oa-sis. A la pared se le quitan ladrillos y se le vuelven a poner. Varía continuamente de tamaño. Unas veces, alcanza la altura del cam-buche plástico, otras, queda a ras del piso, pero nunca desaparece.

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Nombre: Palo de escoba, bolsas con almuerzos.Material: Madera, plástico.Ubicación: Mercado de pulgas San Alejo (Carrera 7, Calle 24) Bogotá.Encontrado el 26 de agosto de 2018.

¡Permiso! ¡Permiso! A toda velocidad, atravesando la multitud, pasa el domicilio. El dispositivo utilizado para trasportarlo alber-ga cómodamente siete almuerzos. En ocasiones, con dos de estos se cargan hasta catorce almuerzos. El palo de escoba, que ayuda a que la comida llegue sana y salva a su destinatario, también sirve para despejar la vía de compradores y curiosos que caminan len-tamente por los corredores improvisados. Sorprendentemente, todos los almuerzos son del mismo tamaño, y están amarrados a la misma altura. Como si se tratase de una acción repetitiva, inte-riorizada por la persona que la hace, la base de las bolsas termina por configurar una línea recta, paralela al palo de escoba. El peso está distribuido en partes iguales. Con un palo de escoba y unas bolsas de plástico, se construye un aparato sencillo y efectivo.

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Nombre: Tubos, botones.Material: Cartón, plástico, tela.Ubicación: Barrio Policarpa (Carrera 10A, Calle 3 Sur) Bogotá.Encontrado el 28 de agosto de 2018.

A lo lejos, vi una superficie ahuecada que estaba siendo arrastra-da por un carrito de madera. De la mitad de la superficie brotaba una sombrilla, de cuyo soporte parecían colgar pedazos de tela. Se estacionó junto a otro carro de menor tamaño que transpor-taba una superficie similar. Al acercarme, me di cuenta de que la superficie estaba construida por objetos individuales. Tubos de cartón que sirven como contenedores de infinita cantidad de bo-tones, todos diferentes. Para encontrar un botón igual a otro, hay que inspeccionar tubo por tubo, pues los botones parecen haber sido clasificados al azar, los diferentes tamaños y colores se mez-clan. Las tiras de tela, resultan ser cremalleras, que al igual que los botones, se tejen unas con otras para formar una gran masa.

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Nombre: Butaco-escalera.Material: Madera.Ubicación: Barrio 7 de Agosto (Carrera 23, Calle 66) Bogotá.Encontrado el 5 de Noviembre de 2018.

– Espéreme un momentico señora, ya se lo alcanzo. De la parte de atrás del almacén, el vendedor sacó un objeto que parecía ser un butaco, pero con tamaño exagerado. Era imponen-te. Apenas salió de la bodega ocupaba todo el espacio. Ya había visto los butacos que estaban a la entrada del almacén. Pero no eran en lo más mínimo parecidos a este. Los de la entrada estaban hechos en madera marfil, clara y brillante. Este era un frankens-tein de diferentes tipos de madera y estaba salpicado con pintura. Con gran agilidad, el vendedor se subió a él, alcanzó lo que su cliente le pedía de una de las estanterías más altas y volvió a bajar. –¿Perdóneme, eso es un butaco? – pregunté–Es un butaco-escalera. –¿Un butaco…escalera?–Si señora, es estable como un butaco pero igual de alto a una escalera.Evidentemente, era la prolongación de cualquier butaco, lleva-do hasta el punto en que podía confundirse con una escalera. El vendedor me contó que el butaco había pertenecido a su familia durante 30 años y es tan efectivo, que mandó a hacer uno igual para utilizar en su casa.

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Nombre: Churruscos.Material: Alambre, crin de caballo.Ubicación: Barrio 7 de Agosto (Carrera 23, Calle 66) Bogotá.Encontrados el 5 de Noviembre de 2018.

Un racimo de colas de un animal no identificado, colgaba del te-cho. A su alrededor, un ejercito de utensilios de plástico. También estaba la imitación de la cola en plástico. No, no era una imitación de la cola, era un churrusco de fibra sintética. Y las colas eran churruscos de crin de caballo. ¡No estaba lejos del animal! Estaba fascinada por ellos. Era de los escasos objetos que encontré cons-truidos a partir un material orgánico. Y a pesar de esta particula-ridad, todos son casi del mismo tamaño; descolgados, y puestos sobre una mesa, todos se veían iguales. Exactamente lo mismo pasa con los de fibra sintética, pero al tacto y a la vista, son un objeto totalmente diferente. El paso del tiempo y la invención del plástico no han podido borrar el churrusco de crin del mapa de los utensilios para uso doméstico en el hogar colombiano.

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Nombre: Moldes para hacer arepas.Material: Plástico.Ubicación: Barrio 7 de Agosto (Carrera 23, Calle 66) Bogotá.Encontrados el 5 de Noviembre de 2018.

Estos objetos de color rojo dentro de la vitrina llaman mi aten-ción. No por su color vibrante. Por su organización. Dispuestos unos sobre otros generan un patrón. Su forma redonda permite realizar una imbricación que se extiende hacia el fondo de la vi-trina que podría no tener fin. Tanto en los moldes con diáme-tro más pequeño, encontrados en la parte superior de la vitrina, como en los moldes con diámetro más grande (encontrados en la parte inferior) se genera el mismo patrón. Están hechos para estar dispuestos de esa manera. Al igual que en encuentros con objetos anteriores, con un simple vistazo, no puedo determinar de qué objeto se trata, pensé que podrían ser los repuestos para una chu-pa o destapador de baño. Pedí uno para poder observarlo más de cerca. A diferencia de los objetos aquí registrados, este cuenta con un mecanismo. La cabeza de la parte superior se desplaza hacia abajo y hacia arriba con la ayuda de un resorte. A su vez, el resorte empuja una plataforma que se encuentra al interior del objeto.

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Se aferraban a todo lo que se podía quitar de un lugar para ponerlo en otro, a fin de darle un uso diferente (…) Armada con los pedazos de la Clarisa inservible, tomaba forma una Clarisa

de la sobrevivencia, hecha de chabolas y cuchitriles (…) cierto número de objetos se desplaza por un espacio determinado, tan

pronto sumergidos en una cantidad de objetos nuevos, tan pronto destruyéndose sin ser destruidos; la norma es mezclarlos cada vez

y hacer la prueba nuevamente de juntarlos. Tal vez Clarisa ha sido siempre un revoltijo de trastos desportillados, heteróclitos, en

desuso.1

1 Ítalo Calvino, Las ciudades y el nombre.4 en Las ciudades invisibles. Págs. 118-120

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Acumular, clasificar, apilar, encajar, prolongar, repetir. El ciclo perpetuo que viaja conmigo. Al encontrarme con agrupa-ciones de objetos, producto de estas acciones, el ciclo resuena en mi cabeza. Inventario constituye un conjunto de piezas que surge del registro de estos encuentros fortuitos. Son estructuras y volúmenes que parten de objetos que fueron inventados para cumplir una función específica y reflejan características de la idiosincrasia colombiana, principalmente, la recursividad. Si bien he encontrado objetos en diferentes ciudades del país y en contextos diferentes al urbano, en este archivo se almacenan los objetos de la ciudad donde nací y donde vivo: Bogotá. Una ciu-dad donde se mezclan todas las costumbres del país. Una ciudad grande pero increíblemente estrecha, donde reina la aglomera-ción. Y es que “sobrevivir en Bogotá requiere de ingenio para solucionar problemas inmediatos”1 . De ahí que sea pan de cada día encontrarse en cada esquina con el bricolaje, la técnica infa-lible para darle un nuevo uso a lo que está obsoleto (o pareciera estarlo).

Levi-Strauss define bricolaje como un modo de pensar diferente del pensamiento científico. Si el hombre de ciencia busca

1 Natalia Gutiérrez en Ciudad Espejo, 2009. Pg. 31

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reglas abstractas, el bricolador se guía por las particularidades de las cosas (…) el bricolador ejercita su capacidad de observación sobre las cosas comunes y corrientes y atiende a los pequeños deta-lles. Cae en la cuenta, por ejemplo, de la utilidad de las ruedas de un juguete o del manubrio de una bicicleta; evalúa el tamaño de cada cosa para que funcione en su nueva utilidad. El bricolador es un estudioso del medio que lo rodea y por esto, para Levi-Strauss, el bricolaje es la ciencia de lo concreto.1

Pienso en este proceso al ver los objetos con los que me encuentro por la calle. No hay duda de que, por ejemplo, el buta-co-escalera es producto de este pensamiento, pero es llevado has-ta tal punto, que se convierte en una hibridación exitosa entre dos objetos. Es tan efectiva la construcción del objeto, que a simple vista es difícil percibir que se trata de esta maravillosa unión. El único rastro de lo que pudo ser un proceso de bricolaje, son pe-dazos de madera reciclados de diferentes calidades. Cuando lo vi, no podía dejar de pensar en su forma práctica y sencilla, me invi-taba a pensar el objeto en otras dimensiones. Teniendo en cuenta esta particularidad, lo rescaté de mi archivo. Cambiar o exage-rar su escala no pretende desconocer su naturaleza objetual, sino simplemente, explorar su estructura y prolongar su forma. Para mi, el butaco, como diría, Frank Stella “Es lo que ves”.2 Al mismo tiempo, como sucede con los demás objetos que posteriormente

1 Natalia Gutiérrez sobre el texto El pensamiento Salvaje de Claude Levi-Strauss. Ciudad Espejo, 2009. Pg. 322 Como resultado de la difusión mundial del minimalismo, el “es sólo lo que ves” (what you see is what you see) de Frank Stella ha origi-nado sintaxis y estéticas visuales que, por paradoja, han servido para redactar los discursos postminimalistas de un nuevo “no es lo que ves” Gerardo Mosquera, Introducción en No es sólo lo que ves: pervirtiendo el minimalismo. Pg.17

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rescaté, intento sacarlos del anonimato insertándolos en un espa-cio lejano, en la medida de lo posible, de la aglomeración.3

Siguiendo la línea del bricolaje, así como existen en la ciudad objetos hechos a partir de la unión de dos o más obje-tos, existen otros que simplemente están construidos a partir de materiales precarios, como lo es el caso de las cajas para arreglos florales. Para su elaboración se rescatan pedazos de cortezas de árboles, aparentemente inservibles, que tienen uno que otro ani-mal viviendo en sus hendiduras y de las que todavía sale un jara-be espeso. Con estos pedazos se elaboran las cajas del tamaño de un ladrillo y su interior es forrado con una bolsa de plástico ne-gra. Luego se enzunchan grupos de 6 cajas y están listos para ser vendidos en el mercado. Este proceso, al igual que el que sufren los butacos, es sin duda alguna recursivo. Entonces, me interesa asistir de una forma mínima el objeto, sin modificar su estruc-tura, simplemente darle un pequeño empujón. De esta manera, conservo su forma, que me permite investigar los diferentes apa-rejos que pueden llegar a surgir.4

3 “La insistencia del minimalismo en lo escultórico incremen-tó el concepto de lo concreto porque los “objetos” eran evidentes en el espacio (…) El objeto físico en si mismo se convirtió en el único depositario de significado.” Lynn H. Zelevansky, Lo local y lo mundial: transgrediendo el minimalismo en No es sólo lo que ves: pervirtiendo el minimalismo. Pg.284 El Arte Povera designa un tipo de arte que, en contraste con el mundo tecnológico que lo rodea, busca lograr una declaración poética a través del medio más simple. Este retorno a los materiales simples, que revelan leyes y procesos derivados del poder de la imaginación, es un examen de la conducta del artista en una sociedad industrializada. Jean – Christophe Ammann. Traducido de Arte Povera. Carolyn Chris-tov-Bakargiev.

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Luego, están los churruscos de crin de caballo. Al igual que las cajas, estos pasan por un proceso artesanal, son hechos a mano, pero se producen en grandes cantidades. Sin embargo, el churrusco supone una elaboración más compleja. Por más de que hayan sido producidos casi en serie, nunca habrá un chu-rrusco igual a otro, varían en tamaño, y la crin nunca será del mismo tono. Me interesa rescatar del objeto, además de su ca-rácter seriado, su permanencia a través del tiempo. Como diría mi madre, “es mejor malo conocido que bueno por conocer” y probablemente es por esta razón que todavía se pueden encon-trar los churruscos hechos en ese material particular. ¿Por qué desechar o dejar de fabricar un objeto que cumple su función a la perfección? No debe ser lo mismo limpiar con churrusco suave de crin, que con un churrusco hecho con fibra sintética. Ese mismo pensamiento, también podría aplicarse a los demás objetos del archivo y por qué no, al origen mismo del bricolaje.

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Mise en place

Butacos

Churruscos

Cajas de madera

(Cantidades al gusto)

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1. Para armar un Inventario, como en la cocina, hay que hacer un mise en place.1 Se consiguen los ingredientes frescos en el mercado y se llevan hasta el taller. Allí, se separan, por clase, tamaño, forma, en cualquier categoría que se desee. En este caso, en un rincón del taller están las cajas de madera, separadas por tamaño. Sobre una mesa, reposan los churruscos, organizados de la misma forma. Los butacos se reservan para más tarde. 2. El paso a seguir es analizar cuál de los objetos necesita ser levemente intervenido antes de llevar a cabo la preparación. Se puede realizar un boceto antes de tomar la decisión, pero es un paso opcional. Por ejemplo, algunos churruscos necesitan ser cortados para que sean todos del mismo tamaño. El excedente se guarda en una bolsa, no se sabe cuándo puede llegar a ser útil. 3. Ahora se debe escoger uno de los objetos. Especialmen-te con las cajas y los churruscos, la idea es acomodarlos, o reu-nirlos de diferentes formas, disponer unos sobre o junto a otros, apilarlos, mezclar tamaños entre sí. Se amasan todas las accio-

1 Organización, acondicionamiento previo de los ingredientes antes de comenzar su preparación.

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nes hasta llegar a una disposición o un patrón que más adelante funcione como una estructura. Repetir este paso cuantas veces sea necesario.4. Cocinar la estructura a fuego bajo, lento. Durante la pre-paración (o la repetición de la estructura) debería generarse un volumen. La cocción, la transformación del objeto, ocurre en la medida en que se empiezan a acumular los objetos y se repite, o prolonga la estructura. 5. Se debería intentar, en la medida de lo posible, que el plato, la pieza terminada, mantenga el sabor, las características de su origen. La forma en que estos objetos se encuentran exhi-bidos en el contexto donde se encontraron, marca la pauta para encajarlos y disponerlos de una u otra manera. 6. Una vez terminadas las piezas se disponen en un espa-cio, preferiblemente amplio, organizadas de la misma forma en que se empezó el proceso. Las cajas de un lado, los churruscos del otro, los butacos que se habían reservado, se disponen en medio, o detrás de los otros dos.

Nota: Probablemente esta receta no sería posible sin tener en cuenta las estrategias que en su momento utilizaron los minima-listas para llevar a cabo sus composiciones escultóricas.

La producción en masa, (o para la receta, la acumulación de objetos) garantiza que cada objeto tendrá un tamaño y una forma idénticos, sin permitir relaciones jerárquicas entre ellos. Por tanto, los órdenes compositivos que estas unidades parecen de-mandar son los de la repetición o progresión serial (…) Juntar los elementos sin ningún realce o terminación lógica excluye cualquier idea de centro o foco al que las formas apunten o construyan.2

2 Rosalind Krauss, Doble negativo: una nueva sintaxis para la escultura en Pasajes de la escultura moderna. Pg. 248.

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Hasta hace poco fui consciente de los pasos de esta receta, de mi proceso. Conozco el origen de los ensamblajes, de las piezas, pero las resuelvo en su mayoría de manera intuitiva y en la medida en que los objetos me lo permiten. Para Inventario, intenté no modificar el objeto, solo asistirlo.3 Al final, las piezas adoptan una materialidad que abandona la naturaleza original del objeto y me permiten concebir una nueva versión del objeto que limita o cambia su función establecida, cambiando a su vez la relación que tiene con el cuerpo. El butaco se alza por encima del cuerpo, el churrusco se ensancha y la caja se convierte en ladrillo.

3 En 1913, tuve la feliz idea de agregar una rueda de bicicleta sobre un banquito de cocina y de mirarla girar. Algunos meses más tarde, compré una reproducción muy bien hecha de un paisaje de invierno (una caída del sol) y, después de haberle agregado dos pequeñas pinceladas, dos puntitos, uno de pintura roja y otro ama- rilla, ambos sobre la línea del horizonte, la retitulé “Farmacia” (Pharmacie). (…) Fue en ese mo-mento que la palabra Readymade me vino a la mente para designar esta forma de manifestación (…)Algunas veces agregué un detalle gráfico en la representación; para satisfacer mi pronunciado gusto por las alitera-ciones, lo llamé un Ready- made aidé (Readymade asistido o rectificado).Marcel Duchamp

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Inventario es el producto de acumular tesoros durante mu-cho tiempo. Es un intento de clasificar los objetos que tengo guardados, de sacarlos del lugar donde habitan, de su ano-nimato. Es el documento de los encuentros con objetos que guardo o que me recuerdan a mi guarida. Es el registro de

los encuentros con la ciudad misma.

Es un alivio momentáneo…

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Referencias

Archer, M. (2002). Art since 1960 (2nd ed., World of art). New York: Thames & Hudson.

Calvino, I., & Palma, C. (2007). Las ciudades invisibles (14a. ed., Biblioteca calvino, 3). Madrid: Siruela.

Christov-Bakargiev, C. (1999). Arte povera (Themes and movements). London: Phaidon.

Colombia. Ministerio de Cultura. (2000). Proyecto pen-tágono : Investigaciones sobre arte contemporáneo en Colombia. Santafé de Bogotá, Colombia: Ministerio de Cultura.

Gutiérrez, N. (2009). Ciudad-espejo (1st ed.). Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

Hesse, E., Nixon, M., & Nemser, C. (2002). Eva Hesse (October files, 3). Cambridge, Mass.: MIT Press

Krauss, R., & Brotons Muñoz, A. (2002). Pasajes de la escultura moderna (Akal arte contemporáneo, 9). Madrid: Akal.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), Mosquera, G., & Ybarra, L. (2000). No es sólo lo que ves : Per-virtiendo el minimalismo : Versiones del sur : Museo nacional centro de arte reina sofía,. Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

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A propósito de los Ready-made (a propos des ready-ma-de) La primera versión en castellano de un texto muy poco cono-cido del Marchand du Sel. (n.d.). [ebook] Traducción de Rafael Cippolini. http://70.32.114.117/gsdl/collect/revista/index/assoc/HASH0155/1b8de4f6.dir/r51_05nota.pdf

Carl Andre: Sculpture as Place. Retrospective at Dia Bea-con. (2014). [Video]. https://www.youtube.com/watch?v=YXQ-vx5sfCSg

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Agradecimientos

Juan Fernando Herrán Saúl ChamuceroCarolina Molina

Francisco MoncadaEduardo Figueredo

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Para Neftalí Chamucero

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