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    Ideas para una geografía de las plantas más un cuadro de los países tropicalesA. Von Humboldt y A. Bonpland

    Notas Introductorias 

    La presente obra de A. von Humboldt - una de las primeras que publicó a su regreso del viaje por la América

    Tropical - indica la importancia que le dio a ella. La titula "Ideas para una geografía de las plantas".El acento está en la primera palabra del título: IDEAS. La recolección y ordenación de los objetos essecundaria, en primer lugar está el pensar sobre el causalismo de los fenómenos y las consecuencias deéstos.

    No obstante que el trabajo se refiere a países de habla castellana, pocas veces ha sido traducido y publicadoen español y sólo una vez fue complementado con el indispensable "Cuadro de la Naturaleza de los paísestropicales" en copia fiel y tamaño natural, (1) . La primera traducción la hizo Jorge Tadeo Lozano y fuepublicada en el No. 16 del "Semanario del Nuevo Reino de Granada" con fecha 23 de abril de 1809 porFrancisco José de Caldas como editor de esta revista, que fue por cierto la primera revista geográfica enColombia.

    Es célebre especialmente el famoso "prefacio" que dedicó Caldas a esta obra de Humboldt y que utilizamos

    aquí también como tal en la presente traducción. Lo mismo que incluimos en ella las notas y observacionesque hizo Caldas a la obra de Humboldt, publicadas como complemento de la traducción de Jorge TadeoLozano en el "Semanario".

    Esta traducción se basa en un primer bosquejo que envió Humboldt desde Guayaquil en 1803 a Mutis,acompañado también de un primer intento de la iconografía de la naturaleza de los países tropicales encolores (2).

    En una carta de Caldas a Mutis, desde Quito y con fecha de abril 21 de 1803, dice entre otras cosas ".... Elseñor Barón de Humboldt, que partió ha dos meses de Guayaquil, remitió a manos del señor Marqués deSelva Alegre un cañón de lata, que contenía unas memorias sobre la Geografía de las plantas. Esto no sépor qué motivo lo retuvo en su poder mucho tiempo, y no me la entregó para su remisión por mi mano, segúnla voluntad del mismo Barón. Yo la he detenido quince días para tomar una copia y ha venido ahoraacompañada de una frívola mía, casi en el mismo género, que espero la reciba usted con bondad... el más

    reconocido de sus discípulos que besa su mano Francisco José de Caldas"Esta "frívola" reprodujo Eduardo Posada en su recopilación de las "Obras de Caldas" bajo el título de "Memoriasobre la nivelación de las plantas que se cultivan en la vecindad del Ecuador", en el tomo IX de la "Bibliotecade Historia Nacional", pág. 85-95 en el año de 1912 en Bogotá, y que incluimos como anexo a esta publicación.

    La traducción de Jorge Tadeo Lozano de la obra de Humboldt en mención, publicada en el "Semanario" deCaldas en 1809, ha sido la más conocida y reproducida.

    Pero existe otra traducción bastante diferente de aquella que hizo Jorge Tadeo Lozano. Sobre la existenciade esta segunda me informó el doctor Eduardo del Hierro, un historiador inquieto, el mismo quien fue el almade la traducción de la obra de Schumacher (3) con ocasión del segundo centenario de la Real ExpediciónBotánica del Nuevo Reino de Granada y quien me suministró una copia de una traducción hecha, orientaday dirigida por el coronel J. Acosta en París en 1849 como parte de una reedición del "Semanario de la NuevaGranada" y con el cuadro original de la Geografía de las Plantas del Barón de Humboldt.

    El librero editor de la "Librería Castellana" en París, el señor Alaserre escribe a manera de prólogo una"Advertencia del Lector" para esta reedición del "Semanario", así: "Aquella obra literaria, de la que sólo seimprimieron pocos ejemplares y que por lo mismo es hoy rarísima, ha añadido algunos otros escritos inéditosde Caldas, que es ciertamente el más ilustre de sus contemporáneos en la Nueva Granada, y el sabio cuyonombre se ha citado más a menudo en todos los libros de botánica y de historia natural relativos a América".

    El mismo señor coronel Acosta, que me ha procurado el Semanario y los manuscritos inéditos de Caldas, haexaminado también revisto y purgado de muchos errores e incorrecciones el texto antiguo impreso y haañadido algunas notas y aclaraciones, que van firmadas con la inicial de su apellido. Consultando este sujetoal señor barón de Humboldt sobre la Geografía de las plantas la cual aparece traducida en el Semanario porDon J. Tadeo Lozano, advirtió aquel sabio que su obra había sido totalmente modificada y mejoradaposteriormente, y que valdría más hacer una nueva traducción, de la que se encargó también el mismo señor

    Acosta, conservando solamente las primeras páginas de las publicadas en el Semanario.La Geografía de las Plantas y el Cuadro físico de las regiones equinocciales, portada magnífica de las obrasdel más célebre de los viajeros modernos, que comprende los resultados principales que de su viaje a Américasacaron las ciencias, no habían sido hasta hoy publicados completamente en castellano y creo que hago un

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    servicio positivo imprimiéndolos en este idioma. Mas, como las ciencias no se detienen en su marchaprogresiva, algunos de estos resultados han sido modificados y reformados y otros confirmados por lasinvestigaciones de un viajero más moderno, Mr. J. B. Boussingault".

    También el coronel Acosta hizo sus observaciones tanto sobre el trabajo de Humboldt, como suyas, en cuantoa la distribución de la vegetación de la Nueva Granada que anexamos a la presente publicación paracomplementar la visión histórica sobre este tema en Colombia.

    A su vez esta reedición parisiense del "Semanario" de 1849 sirvió para una reedición de ésta por parte delMinisterio de Educación de Colombia en el año de 1942 en Bogotá, pero sin la "Advertencia del Lector" francésy sin el "cuadro original de la Geografía de las Plantas". Este último lo redibujó para la presente edición DavidRivera, un aventajado estudiante de biología de la Universidad Nacional con cariño y comprensión.

    En el año de 1942 la "Biblioteca Venezolana de Cultura", colección "viajes y naturaleza" publicó en cincotomos "Viajes a las Regiones Equinocciales del Nuevo Mundo", en donde hace referencia especialmente enel primer tomo a la obra aquí mencionada.

    En el año de 1955 el Instituto Panamericano de Geografía e Historia en México, publicó una reedición enfacsímil del "Essai sur la geographie des plantes" Puede que existan otras publicaciones y traducciones de laobra aquí en América, pero que son desconocidas por nosotros.

    En la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Vol. VIII No. 29 de1950, se publicaron también sin el anexo del Cuadro de la Naturaleza de los Países Tropicales, y sin el prólogo

    del mismo Humboldt, los capítulos tomados de la nueva edición del Semanario de la Nueva Granadapublicado en París en 1849. La revista argumenta la publicación así: "Consideramos de grande importanciaesta nueva publicación dentro de nuestra Revista, por cuanto el tema vuelve a tomar importancia con losestudios que actualmente se adelantan en el país sobre su clima y la distribución geográfica de las plantas yanimales". Desde entonces el problema de la protección de la naturaleza se ha agudizado gravemente, y esdeber no olvidar las obras clásicas sobre la naturaleza de Colombia.

    La presente traducción se basa en la edición alemana publicada en 1807 (4) y que fue vertida a este idiomapor el mismo Humboldt quien había escrito la versión original en francés y publicada en París en 1805.

    Y en cuanto a la comprensión de la importancia de la obra para el mundo universitario moderno tropical andinoamericano como visión histórica y guía futurista, la Directora del Jardín Botánico de Bogotá, doña TeresaArango Bueno, hizo posible la publicación de esta nueva traducción completa; más la inclusión en la mismade un ensayo de A. Meyer Habich sobre "La Filosofía de Alejandro von Humboldt" (5); ya que la esencia delas "Ideas para una Geografía de las Plantas..." de Humboldt, está precisamente en la inquietud espiritual delporqué y para qué, a lo cual responde la filosofía de la naturaleza, pero no el objeto natural en sí. Este sóloes materia cruda, es empirismo, según el mismo Humboldt y sólo a través del pensar se produce la idea, seconvierten los hechos empíricos en ciencia que responde al porqué y para qué.

    Son las ideas que mueven el mundo. Y aquí está el valor, aún hoy en día y siempre, de este trabajo, quedesde hace mucho tiempo está superado en su aspecto empírico-técnico, pero no así en sus ideas.

    En esta traducción se respetó la escritura de los nombres propios tal como los escribió Humboldt, aun cuandolos aplicó de diferentes formas: Pico de Tenerife o Teneriffa; Gotthard o Sn Gothard, Teide o Teyde,Guatimala, Huyaquil (Guayaquil). De igual manera se respetaron otros términos como p.e. geognóstico, cuyoreemplazo por geológico solo alteraría el estilo propio de Humboldt. Nombres supuestamente poco conocidosen Colombia, como Pisang, se explican con una nota de pie. Por ende este hombre es demasiado humano ygeneroso para detenerse en bagatelas de sentido común.

    ERNESTO GUHL

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    PREFACION DE F. J. DE CALDAS

    a la traducción de la Geografía de las Plantas aparecido en el Semanario en 1.809

    Es preciso no confundir esta obra sabia con ese montón de escritos que inundan la república de las letras,que no contienen sino ideas comunes y trilladas, escritos miserables que perecen en el momento mismo desu nacimiento y que no dejan tras de sí sino el oprobio de sus autores. La "Geografía de las Plantas", obraoriginal, llena de observaciones importantes, de miras vastas y filosóficas, en un estilo digno de la majestad

    de su objeto es un cuadro grandioso de los Andes equinocciales. Las plantas, los animales, los meteoros, laagricultura de los pueblos del Ecuador, el hombre mismo, se presentan nivelados a los ojos del filósofo. Ochoescalas puestas a los lados del inmenso Chimborazo, contienen todas las producciones de la naturaleza ydel cultivo, con todos los fenómenos que presenta la atmósfera y el cielo bajo de la línea. Sobre un cortevertical de esta famosa montaña y de todo el continente meridional de la América, están señalados el términode la nieve permanente, la región de la arena y de la esterilidad la esfera de los musgos, de las gramas, delos arbustos, de los árboles y de las selvas colosales. Cada planta, cada ser organizado, ocupa aquí el lugarque le señaló la naturaleza. ¡Cuántos objetos reunidos en un espacio tan corto! ¡Cuántas ideas, cuántosconocimientos se amontonan en este cuadro verdaderamente filosófico!

    Su autor, para darle más realce y contraste, ha puesto al lado del Chimborazo la cima inflamada de Cotopaxila del Pico de Teyde, del Mont-perdú, del Mont-Blanc, el pico de Orizaba, la del Etna y del Vesubio. Estos dosvolcanes tan celebrados y tan famosos en la antigüedad, tan estudiados por los sabios del último siglo y tantemidos de los pueblos que tienen la desgracia de existir en su vecindad, aparecen aquí como unos pigmeos

    despreciables al lado de nuestras montañas. Las ciudades principales del Virreinato (Santa Fe, Quito,Popayán, Cuenca, Loja, Jaen), las minas de plata de Hualgayoc en el Perú, las de Europa, la nieve perpetuaa 51º de latitud, la sal gema y los huesos fósiles de la llanura de Bogotá, las conchas petrificadas, el límite dela vegetación en Nueva España etc., adornan los contornos de este corte de la América del Sur.

    La quina, este bello producto de los Andes, más precioso que el oro y que la plata que abrigan sus entrañas,y como ha dicho uno de nuestros compatriotas más ilustrado (6) , este árbol de la vida, ha merecido al autoratenciones particulares. Señalando a cada planta un punto sobre el perfil del Chimborazo, la quina ocupa unazona de 1200 toesas de altura perpendicular. A 1500 toesas tira una línea paralela al horizonte que constituyeal termino superior y a las 300 toesas otra que hace el inferior del género cinchona. De una sola ojeada conoceel observador los lugares que producen estos árboles y aquellos de que se hallan desterrados.

    Esta obra nos toca muy de cerca, son nuestras producciones, somos nosotros mismos los objetos de quetrata. Merece, pues, un lugar distinguido en nuestro Semanario, y que nuestros compatriotas la tengan en sulengua propia. El autor la escribió en francés, en la ciudad de Guayaquil, y la consagró al ilustre patriarca delos botánicos D. José Celestino Mutis. Este sabio mantuvo el original inédito hasta su muerte y ahora sepublica en una traducción fiel y conforme al manuscrito del autor.

    El barón de Humboldt, rodeado de una vegetación abundante, de todos los animales que pueblan nuestrosbosques llevando su atención hacia los fósiles, a la forma y dirección de nuestras montañas, a los ríos, a losvalles, a los meteoros, a la temperatura, a la geografía, a la astronomía, en una palabra a cuanto le presentabael cielo y la tierra, pasando con la rapidez que exigía su largo viaje, es preciso que se hayan escapado a supenetración muchos objetos, y que haya incurrido en algunas equivocaciones. Nosotros que hemos viajadodentro del virreinato, por orden y a expensas de la Real Expedición Botánica de Santa Fé y de D. José IgnacioPombo (7), que hemos visitado muchos lugares que nos son comunes con Humboldt, en una palabra, quehemos seguido de cerca los pasos de este viajero ilustre, con los mismos objetos y con la "Geografía de lasPlantas" en la mano, parece que nos hallamos autorizados (8) para advertir al público lo que hemos notado

    sobre esta producción interesante del mártir voluntario del galvanismo. No es prurito de escribir, no es la neciavanidad de exagerar los descuidos de los hombres grandes la que nos obliga a poner algunas notas. El amora la verdad, el deseo de ilustrar algunos puntos de física y de historia natural de nuestros países son losmotivos que nos mueven. Respetando las luces los vastos conocimientos y los grandes talentos de esteviajero extraordinario, más respetarnos la verdad.

    FRANCISCO JOSE DE CALDAS

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    (1) F. j. de Caldas, Semanario de la Nueva Granada, miscelánea de Ciencias, Literatura, Artes e Industria.Publicada por una sociedad de patriotas granadinos bajo la dirección de Francisco José de Caldas. Nuevaedición: Corregida, aumentada con varios opúsculos inéditos de F. J. de Caldas. Anotada y adornada con suretrato y con el cuadro original de la Geografía de las plantas del Barón de Humboldt, París Librería Castellana,2, Calle Saint-Germain Des-Pries, Lasserve Editor - 1849.

    (2) Historia del Arte Colombiano Salvat Editores Colombiana, S. A. Bogotá 1983. Reproduce en el Vol 1, pág.16 el original de este croquis, se conserva en el Museo Nacional de Bogotá.

    XIII

    (3) H. A. Schumacher "Südamerikanische Studien, Drei Lebens und Culturbilder: Mutis, Caldas, Codazzi 1760-1860" "Berlín 1884. En estas biografías, especialmente la de Caldas, el autor se refiere frecuentemente a lasrelaciones entre Caldas y Humboldt.

    (4)  Al. von Humboldt und A. Bonpland "Geographie der Pflanzen. Nebst einem Naturgemalde derTropenlander, auf Beobachtungen und Messungen gegründet, welche vom ioten Grade nordlicher bis zumioten Grade südlicher Breite, in den Jahren 1799,1800, 1801,1802 und 1803 angestellt worden sind, von Al.Von Humboldt und A. Bonpland. Bearbeitet und Herausgegeben von dem Erstern. Mit einer kupfertafel.tübingen, bey F. G. Cotta, París, Bey F. Schoell. 1807

    (5) Adolf Meyer Abrich: "La Filosofía de Alejandro de Humboldt" en "Humboldt" revista para el mundo ibérico.Año 1. No. 4, übersee Verlag, Hamburgo 1960, pág. 56-64.

    (6) D. José Ignacio Pombo, del comercio de Cartagena, y hoy prior de este consulado, en un manuscritointitulado: Noticias varias sobre las quinas oficinales, sus especies, virtudes, usos, comercio, acopios, suextracto y descripción botánica. Esta obra, llena de erudición y de gusto, abraza cuanto se puede desearsobre los plantíos, acopios, envases y comercio de esta preciosa corteza. El autor la ha sabido embellecercon reflexiones y con hechos que siempre se leerán con gusto y con aprovechamiento. ¡Ojalá vea la luzpública cuanto antes! ¡Ojalá se estudie y profundice por nuestros compatriotas!

    (7) Este ciudadano patriota y desinteresado apoyó con todas sus fuerzas mi viaje a la provincia de Quito.Libros, instrumentos, recomendaciones, dinero, todo cuanto podía esperar un hijo de un padre generoso,recibí yo de su mano. No se crea que solicité, ni que pedí estos bienes. Sin conocerme, sin haberme escrito

     jamás, me llenó de beneficios. Con el placer más completo de mi corazón le pago este tributo de mireconocimiento.

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    (8)  Tanto más cuanto ha muchos años que reunimos materiales y observaciones para una obraintitulada Fitografía del Ecuador,  trabajando sobre un plan más vasto y tal vez más útil al comercio, a laagricultura y a la medicina vegetal. Como a Humboldt, la quina ha llamado toda nuestra atención. Bajando ysubiendo los Andes en todos sentidos, desde los 40º30' lat. S., hasta 5º25' lat. N., hemos podido fijarirrevocablemente los términos, no sólo del género cinchona como lo ha hecho el autor de esta obra, sinotambién los de todas las especies que lo constituyen. Las plantas que cultivamos, las que sirven en las artesy para restablecer nuestra salud, son las que nos han merecido la preferencia. Humboldt se limita a las alturas,

    y nosotros, después de establecer los términos precisos a que está reducida cada especie bajo del Ecuador,nos atrevemos a señalar la latitud hasta donde extiende su existencia, y por decirlo así, a fijar los trópicos detodas las plantas que hemos sujetado a nuestro examen. Establecemos principios y leyes generales sobre lageografía de la vegetación y creernos haber hecho dar un paso a esta ciencia, que por confesión de Humboldt,se halla todavía en la cuna. A pesar de los esfuerzos que hemos hecho para perfeccionarnuestraFitografía,

     

    aún nos restan que verificar muchas observaciones y un viaje a los Andes del Quindio. Silas circunstancias si mi fortuna me lo permiten, si llego a completar mis conocimientos en este ramo importantede la botánica, los presentaré al público como un testimonio de amor que profeso a mi país y a misconciudadanos.

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    Prólogo 

    Después de larga ausencia de Europa durante cinco años y de haber permanecido en países, muchos de loscuales jamás fueron visitados por naturalistas tal vez este sea motivo suficiente para que me hubieraapresurado a hacer conocer una corta descripción de mi viaje. Me hubiera podido sentir lisonjeado de queeste afán estuviera acorde con los deseos del público, del cual una gran parte expresó tan vivo interés por miestado personal y el desarrollo de mis trabajos.

    Pero pensé que era más importante para la ciencia dar primero una visión general de los resultados principalessobre los fenómenos observados por mí, que hablar de mí mismo y de las dificultades que tuve que venceren aquellas regiones lejanas del mundo. Este cuadro de la naturaleza es la obra que me atrevo a presentaren el momento actual a los físicos y cuyos detalles serán más desarrollados en mis trabajos posteriores.

    En este cuadro de la naturaleza presento todos los fenómenos que ofrece la superficie de nuestro planeta yla cubierta de aire que la envuelve. Los naturalistas que conocen el actual estado de nuestro saber empírico,especialmente aquel de la meteorología, no se van a asombrar al ver tratados en tan pocas páginas tantosobjetos. Si hubiera podido dedicar mas tiempo a su elaboración, con seguridad la obra hubiera resultado aunmás corta; ya que mis conceptos sólo pretenden presentar hechos concretos con base en cifras exactas.

    Desde mi más temprana juventud he acumulado ideas para una obra de esta índole. El primer bosquejo parauna geografía de las plantas lo presenté a mi amigo Georg Forster cuyo nombre nunca lo puedo mencionarsin el más profundo sentimiento de gratitud. Luego del estudio de diferentes aspectos de las ciencias físico -

    matemáticas, me ofreció la posibilidad de ampliar mis ideas primarias al respecto. Pero ante todo, a él le deboel haber podido realizar mis viajes a los países tropicales que me suministraron los materiales para estetrabajo. Escribí la mayor parte de estas páginas al pie del Chimborazo, mirando los objetos que iba a describir,rodeados de una naturaleza poderosa, pero benévola, no obstante sus diferencias internas. He pensado endejar el título Ideas para una geografía de las plantas; cualquiera otro título menos modesto, hubieradestacado aún más mis deficiencias en éste mi primer ensayo, y así hubiera sido la benevolencia del públicomenos valiosa.

    Fiel a las costumbres de la investigación empírica en el campo de las ciencias naturales a la cual he dedicadomi vida hasta hoy, procedo también en esta obra a presentar en forma ordenada los variados fenómenos, unoal lado del otro, en vez de explicar, profundizando en la naturaleza de las cosas y sus interrelaciones internas.Esta confesión que marca mi punto de vista bajo el cual espero que sea comentada, al mismo tiempo indicala probabilidad de que alguna vez será posible presentar un cuadro de la naturaleza de un modo diferente ala vez más amplio y de un nivel más de tipo filosófico-natural.

    Esta posibilidad de la cual yo mismo tenía mis dudas antes de mi regreso a Europa; es decir, una reducciónde todos los fenómenos de la naturaleza, de toda su actividad, de todas sus creaciones serian motivo dediscusiones de nunca acabar, en cuanto a las fuerzas básicas opuestas de la materia. Y creada como ensayoarraigado y atrevido por Schelling, uno de los pensadores más profundos de nuestro siglo. No del todoignorante del espíritu de su sistema estoy lejos de la opinión de que el estudio filosófico de la naturaleza,pueda hacer daño a la investigación empírica, y de que empíricos y filósofos naturales se tengan que rechazarpara siempre como polos opuestos. Pocos son los físicos que han protestado más que yo por las deficienciasde las teorías conocidas, y sus expresiones gráficas, y pocos son también los que expresaron su incredulidadreferente a las diferencias específicas de los llamados elementos básicos (Ensayos sobre las fibras irritadasde los músculos y nervios, T. I, pág. 376 y 422; Tomo II, pág. 34, 40). Entonces quien más que yo podríaparticipar con satisfacción y alegría íntima en un sistema el cual socavando la atomística y distanciándose dela concepción unilateral, también utilizada antaño por mí, de que toda diferencia de la materia se basa en la

    mera diferencia de las dimensiones espaciales y de su densidad, y que está lejos de la luminosidad sobre losorganismos; del calor del magnetismo y de la electricidad, fenómenos tan poco accesibles a las cienciasnaturales hasta entonces, pero que permiten divulgar estos fenómenos.

    El cuadro de la naturaleza, el cual estoy suministrando aquí, se basa en observaciones que he realizado enparte solo y en parte en compañía del señor Bonpland. Unidos por los lazos de una amistad íntima de muchosaños, compartiendo las dificultades a las cuales está uno expuesto en países de escasa cultura y bajo lainfluencia de climas malignos, hemos resuelto que todos los trabajos deban considerarse como fruto denuestra expedición y que, lleven los nombres de nosotros dos.

    Durante la redacción de esta obra en París, necesitaba con frecuencia el consejo de hombres excelentes, conlos cuáles, por fortuna, estuve siempre en estrecha comunicación. El señor Laplace, cuyo nombre no necesitaelogios míos, me otorgó su más cálida colaboración desde mi regreso de Filadelfia, para elaborar misobservaciones en los trópicos. Ilustrando sobre lo que nos rodea con base en la abundancia de sus

    conocimientos y de la fuerza de su ingenio, se ha convertido el trato de él para mi, en una influencia tanbenéfica como vital, lo mismo para todos los demás hombres jóvenes, a los cuales sacrifica con gusto susescasos ratos de ocio.

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    Las obligaciones de amistad me impulsan a ser no menos agradecido con el señor Biot, miembro de la primeracinc del Instituto Nacional. El, quien une la sagacidad del físico con la fuerza del matemático, me ha sido muyútil en la elaboración de mis observaciones viajeras. Así, él mismo calculó las tablas para la RefracciónHorizontal y la disminución de la luz.

    Varios hechos sobre la distribución de los árboles frutales, los tomé del excelente escrito del señor Sickler.Los señores Decandolle y Ramond me suministraron observaciones interesantes sobre el estado de lasplantas en las montaña suiza y en los Pirineos. Otras informaciones las debo a los escritos clásicos de mi

    amigo de muchos años y maestro Willdenow. Además no parecía inútil tener una visión retrospectiva de lazona templada y hacer una comparación en cuanto a la distribución entre las planta de Europa y las deSuramérica.

    El señor Delambre completó mi tabla de las altura de las montañas con otras medida propia de él, huta ahoradesconocidas. Una parte de las mías las calculó el señor Prony, con base en la fórmula barométrica deLaplace. Con grande amabilidad este mismo señor realizó los cálculos de más de 400 mediciones.

    En la actualidad me ocupo en la elaboración del tomo que va a contener mis observaciones astronómicas;una parte de las mismas ya se entregó a la oficina de longitudes de París para su examen. Seria precipitadopublicarlas antes de terminar el tomo astronómico de la obra, los mapas geográficos que he dibujado, otambién la descripción del viaje mismo; ya que la ubicación y altura de un lugar tiene sobre casi todos losfenómenos físicos y psíquicos, una influencia más o menos grande.

    Me siento lisonjeado especialmente en cuanto a mis cálculos de longitudes que tuve oportunidad de realizardurante la penosa navegación sobre el Orinoco, el Casiquiare y el Río Negro, y que van a ser especialmenteinteresantes para ayudar a personas que conocen el deficiente estado de la geografía en el interior deSuramérica. No obstante, la exacta descripción del Casiquiare que hizo el Padre Caulin, geógrafos delpresente sin embargo expresan nuevamente sus más grandes dudas sobre las características de lacomunicación del Orinoco con el río Amazonas. Pero como yo mismo trabajé en estas regiones coninstrumental astronómico espero que no me vayan a juzgar con amargura (1), cuando no encuentren en lanaturaleza el curso de los ríos y montañas, tal como lo indica el Mapa de la Cruz; porque éste es el destinomás común del forastero; el de provocar desagrado cuando contradice los conceptos tradicionales. Una vezterminada la publicación de mis observaciones astronómicas, como también de las mediciones barométricasy geodésicas, se pueden presentar mis demás trabajos en forma continua y rápida al público. Y solamentedespués de la elaboración del material existente, me voy a ocupar en una nueva expedición, cuyo plan tengoesbozado, y de la cual espero, va a suministrar gran claridad sobre los fenómenos magnéticos y

    meteorológicos más importantes.No puedo hacer públicos los primeros resultados de mi viaje a los países tropicales, sin aprovechar estaoportunidad para expresar al gobierno español, el tributo de mi más profundo y respetuoso agradecimiento,por haber tratado mi expedición durante cinco años con tan especiales consideraciones y protección. Pudetrabajar con una libertad que antes jamás se había concedido a una persona particular en una nación noble,en la cual se han conservado unas características propias bajo el empuje de los acontecimientos; no heconocido en aquellas regiones lejanas casi ningún otro obstáculo que aquellos con los cuales se enfrenta lanaturaleza a los hombres.

    De manera que el recuerdo de mi permanencia en el nuevo continente, siempre estará acompañado con losmás vivos agradecimientos por el trato tan cariñoso que he recibido yo, de los habitantes de todas las clasessociales en las colonias españolas en ambos hemisferios, como también en el Estado Libre de Norteamérica.

    Roma, en el mes de julio de 1805

    AL. VON HUMBOLDT

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    IDEAS PARA UMA GEOGRAFIA DE LAS PLANTAS

    Parte 1 

    Las investigaciones de los naturalistas por lo general se limitan a objetos que por lo común abarcan sólo unamuy pequeña parte de la botánica; se ocupan casi exclusivamente en la búsqueda de nuevas especies, conlas descripciones de las formas externas de las mismas, y con sus características, según las cuales lasemejanza permite unirlas en clases o familias.

    Estos estudios fisionómicos de las criaturas orgánicas son sin duda el fundamento más importante de todaslas descripciones de la naturaleza. Sin esta base ni siquiera podrían prosperar aquellas partes de la botánicaque tienen una influencia directa más o menos grande sobre el bienestar de la humanidad, como lainvestigación sobre las fuerzas curativas de las plantas, de su cultivo y sus usos técnicos. Tan deseable comoes que muchos botánicos se dediquen exclusivamente a estos estudios tan amplios, tanto más cuanto queesta concatenación de las formas sea susceptible de un tratamiento filosófico: no es sin embargo menosimportante al elaborar la geografía de las plantas, una disciplina de la cual apenas existe el nombre, y que sinembargo contiene los más interesantes materiales para la historia de nuestro planeta.

    Ella -la geografía de las plantas- las observa según la proporción de su distribución en los diferentes climas.Casi ilimitada, tal como el objeto que investiga, descubre ante nuestros ojos el infinito manto vegetal, el cualtejido más denso o abierto, ha puesto la naturaleza, fuente de toda la vida, sobre el desnudo planeta. Ellasigue a la vegetación desde las alturas escasas en aire donde están los glaciares perpetuos hasta las

    profundidades del mar o al interior de las rocas, donde habitan en cuevas subterráneas las criptógamas, quetodavía son tan desconocidas como los gusanos que ellas alimentan.

    El borde superior de este manto vegetal se encuentra al igual como el de la nieve perpetua, más alto o másbajo, de acuerdo con la latitud del lugar o de la inclinación de los rayos solares calientes. Pero el límite interiorde la vegetación nos es totalmente desconocido, ya que observaciones exactas sobre las plantassubterráneas en ambos hemisferios, nos enseñan que el interior de la tierra está con vida en todas partes,donde gérmenes orgánicos, encontraron espacio para su desarrollo, y un líquido con oxígeno, para sualimentación. Aquellos riscos pendientes y congelados que se alzan muy por encima de las capas de nubes,están cubiertos por musgos y líquenes. Parecidos a estos son las criptógamas que extienden una vez enmulticolor y otra vez inmaculadamente blancas, su textura blanda y fibrosa sobre las paredes de estalactitasen las cuevas subterráneas y sobre la madera húmeda de los socavones en las minas. Así se acercan alparecer los límites periféricos de la vegetación, y producen formas cuyas estructuras simples son pocoestudiadas por los fisiólogos.

    Pero la geografía de las plantas no solamente ordena éstas según la diferencia de los climas y altura de lasmontañas, donde se encuentran observa a éstas no únicamente según la cambiante presión atmosférica, dela temperatura, de la humedad ambiental y de la tensión eléctrica bajo los cuales se desarrollan; ella, lageografía de las plantas, distingue entre las innumerables plantas del planeta, lo mismo que entre losanimales, dos clases (1), las cuales en sus relaciones (es decir en sus formas de vida) se encuentran enlugares muy opuestos.

    Algunas crecen solitarias y dispersas. Así en la zona templada en Europa, Solanum dulcamara, Lychnis dioica,Polygonum bistorta, Anthericum liliago, Crataegus aria, Weissia paludosa, Polytrichum piliferum, Fucussaccharinus, Clavaria pistillaris y Agaricus procerus; y así bajo los círculos tropicales en el nuevo continente,Theophrasta americana, Lysianthus longifolius, Hevea, la mayoría de las especies Cinchona, Vallea stipularis,Anacardium caracoli, Quassia simaruba, Spondias mombin, Manettia reclinata, y Gentiana aphylla.

    Otras plantas, unidas socialmente como las hormigas y las abejas cubren extensas regiones donde excluyentodas las demás plantas diferentes a ellas. A éstas pertenecen el brezo (Erica vulgaris), la fresa (Fragariavesca), Vaccinium myrtillus, Polygonum aviculare, Cyperus fuscus, Aira canescens, Pinus sylvestris,Sesuvium portulacastrum, Rhizophora mangle, Croton argenteum, Convolvulus brasiliensis, Brathys juniperina, Escallonia myrtilloides, Bromelia karatas, Sphagnum palustre, Polytrichum commune, Fucusnatans, Sphaeria digitata, Lichen baematomma, Cladonia paschalis y Thaelaephora hirsuta.  

    No obstante que enumeré entre estas plantas sociables algunas suramericanas, sinembargo su presencia enel conjunto es menos frecuente en los países tropicales que en la zona templada, donde su abundanciaproduce una visión de la vegetación más monótona y menos pintoresca (2).

    Desde las orillas del Orinoco hasta las del río Amazonas y las del Ucayali, en una llanura de más de 300millas, está cubierta por un denso bosque ininterrumpido. Si no fuera por el obstáculo separador de los ríos,entonces los micos, que son casi los únicos habitantes de estas soledades podrían pasar sin tocar la tierra,

    del hemisferio Norte al hemisferio Sur, lanzándose de una rama a la otra del inmenso bosque. Pero estasinterminables selvas no ofrecen al ojo del explorador la visión cansona de las plantas sociables. Cada parteestá adornada con formas distintas. Aquí están estrechamente agrupadas las Psychotria, Mimosas con hojasparecidas de la Haya, y Melastoma siempre en flor, allá las ramas altas ocultan las Cesalpinias, árboles de la

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    higuera envueltos por la vainilla, especies de Lecythis, y las Heveas abundantes en leche (3). Ninguna plantaejerce aquí un dominio desplazante sobre las demás.

    Muy distintas son las plantas en las tierras tropicales que limitan con Nuevo-México y Louisiana. Entre laslatitudes 17º y 22º Norte hay una altiplanicie de 2000 metros (6000 pies) sobre el nivel del mar, (los nativos lallaman a esta tierra  Anahuac), densamente cubierta por robles y una especie de abetos, parecido al Pinusstrobus, Arboles de ámbar (4) ,  Arbutus madronno y otras plantas sociables cubren los valles amables deXalapa en la vertiente oriental de la cordillera mexicana. Tanto el suelo, clima, plantas y formas, y en conjunto

    toda la fisionomía de la región adquiere aquí un carácter que parece pertenecer a la zona templada, y el cualen las mismas latitudes dentro de los círculos tropicales y en la misma altura de las montañas no se observaen la América del Sur. La causa de este raro fenómeno quizás está principalmente en la figura del nuevocontinente, que crece desproporcionadamente de anchura hacía el Polo Norte, lo cual, provoca que el climade Anahuac se torne más frío de lo que debería estar de acuerdo con su ubicación y altura. Así es comoplantas del Canadá se trasladaron lentamente hacía el Sur; y ahora se observan cerca del círculo del Trópicode Cáncer, y en las faldas de los volcanes activos de México, los mismos abetos que son característicos delas fuentes de Gila y Missury.

    En Europa la gran catástrofe del crecimiento de las aguas continentales que provocaron primero la aperturade los Dardanelos y más tarde la ruptura de las columnas de Hércules, para excavar el ancho valle del marMediterráneo, ha sido adversa al paso de las plantas africanas. Solamente unas pocas plantas que seencuentran en Nápoles, en Sicilia y en el sur de Francia llegaron aquí como tal vez los micos de Gibraltar,

    antes de estas rupturas. El frío en los pasos de las montañas pireneicas demuestra que las plantas vinierondirectamente del Sur de la tierra de los bereberes y no desde el Suroeste a través de España. Durante lossiguientes milenios de años, el mar Mediterráneo, separador de los países, pero para la navegación y eltráfico, y cultura intelectual de la especie humana tan importante, hizo imposible la inmigración de plantas, ypor lo mismo contrasta la vegetación de la Europa del Sur con aquella del bajo Egipto y de las costas delAtlántico del Norte. No es así la distribución de las plantas entre el Canadá y el mismo istmo mexicano. Aquíambos países parecen haber intercambiado mutuamente sus plantas, y las lomas que limitan el valle delTenochtitlan están cubiertas casi con los mismos árboles que aquellas que crecen sobre el paralelo de45º latitud algo al norte de la Cordillera de las Grullas y el Salar de Tipanogoa. Si unos artistas visitaran estaparte de la región tropical americana para estudiar el carácter de la vegetación, buscarían sin éxito elesplendor y la grande variedad de las plantas equinocciales. Encontrarían sobre el paralelo de los bosquesde las Indias Occidentales robles y abetos, así como cipreses de dos fibras, bosques que ofrecen la monotoníacansona de las plantas sociales del Canadá Asia del Norte y Europa.

    Sería un trabajo interesante el indicar en mapas botánicos especiales las regiones de la tierra que ocupanestas integraciones sociales de plantas uniformes. Ellas se presentarían en largas fajas, que ocasionandoesterilidad, desplazan toda cultura y ora aparecen como landa, ora como llanuras herbáceas infinitas (estepas,sabanas), ora como selvas impenetrables, ofreciendo a las comunicaciones de la especie humana, obstáculoscasi mas grandes que las montañas y el mar. Así empieza la tierra de las landas con esta agrupación dela Erica vulgaris, Erica tetralix de losLichen icmadophila y Lichen haematomma (líquenes), desde la puntaseptentrional de Jutlandia, que se extiende a través de Holstein y Lueneburg (5), hasta más allá del paralelo52º. Desde allá se orienta hacia el occidente, y alcanza a través de las llanuras graníticas de Munster y Breda,las costas del océano inglés. Desde hace muchos siglos dominan estas plantas en los países nórdicos. Laindustria de los habitantes luchando contra este dominio absoluto de estas plantas, poco es el espacio queles han ganado. Pero estos campos agrícolas recién arados, esta conquista de la diligente aplicación, lasúnicas benéficas para la humanidad forman islas de un verde fresco en las landas y yermas. Recuerdan ellosa aquellos oasis que guardan en sí el germen de la vida vegetal en los muertos desiertos de las arenas deLibia.

    Un musgo, Sphagnum palustre, igualmente típico en los trópicos como en los climas templados ocupabaantaño una considerable parte de Alemania. Los frecuentes pantanos de turba en las regiones bálticas y deAlemania Occidental, atestiguan la gran expansión que tuvo antaño aquella planta sociable: los pantanos másrecientes deben su origen a dos criptógamas de pantano, elSphagnum y Minium serpillifolium, mientras quela turba de las formaciones más antiguas se formó de las acumulaciones de ulvas marítimas (6) y especiesde fucus con contenido de sal y por lo mismo descansa frecuentemente sobre un lecho de pequeñas conchasmarítimas. Debido a la destrucción de los bosques, los pueblos agrícolas disminuyeron la humedad del clima.Poco a poco los pantanos se secaron y el sphagnum que hizo inservibles a los nómadas de la vieja Germaniagrandes regiones de ella, fue desplazado por plantas útiles para el hombre,

    No obstante que el fenómeno de que las plantas sociables pertenecen casi exclusivamente a la zonatemplada, también los países tropicales suministran algunos ejemplos: el largo dorso de la cadena de losAndes en una altura de 3000 m.s.m. (casi 9300 pies), está cubierto de modo uniforme por el Chite (Brathys juniperina) de flores amarillas, Chitimani (Brathys ovata), Jarava, una especie herbácea emparentada conel Papporophorum, la Escallonia con hojas de forma de mirto, varias especies de hierbas molinia y de

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    la Tourrettia cuya médula nutritiva la disputa, por necesidad, el indio al oso. En las ardientes llanuras entre elChinchipe y el río Amazonas crecen las sociables Croton con las hoja plateadas, más Godoya y lasBougainvillea cubierta con coloridas brácteas. En las sabanas del bajo Orinoco crecen Kyllingia, y allá dondebrota un manantial, la palma moriche de tipo abanico y frutos de colar purpúreo y de forma cónica. De lamisma manera encontramos en el virreinato de la Nueva Granada, entre Turbaco y Mahates, sobre el ríoMagdalena, y sobre la vertiente occidental de los Andes -nevados del Quindio-, bosques ininterrumpidos de junco de bambú y Heliconias con hojas de formas de plátano. Pero estos grupos de plantas sociables siempre

    ocupan extensiones menores y también son menos frecuentes entre los círculos tropicales que en la zonatemplada y fría de la parte septentrional de la tierra.

    Para opinar sobre la antigua continuidad entre continentes cercanos, se basa el geognosta en la parecidaestructura de las costas, de los estratos y ubicación de los tipos de cordilleras, de las mismas razas humanasy de animales que las habitan, y de los mares costaneros poco profundos. La geografía de las plantas puedesuministrar materiales no menos útiles para esta clase de investigaciones. Eh observa las plantas que tieneAsia-oriental en común con la California y México. Ella sugiere la probabilidad de que América del Sur y Africase separaron antes del desarrollo de gérmenes orgánicos sobre la superficie terrestre y de que amboscontinentes con sus costas orientales y occidentales estuvieran unidos en dirección hacia el Polo Norte;guiado por ella -la geografía de las plantas- se puede penetrar en la oscuridad que envuelve el pasado denuestro planeta para determinar si después de las caóticas mareas de agua, las partes secas de la cortezaterrestre estaban en muchos lugares y a un mismo tiempo cubiertas de diferentes especies de plantas, o delo contrario (según los mitos muy antiguos de muchos pueblos) todos los gérmenes vegetales se desarrollaron

    en una sola región, desde donde, por caminos difíciles de determinar, y afrontando diferentes climas, se hanexpandido en toda las direcciones sobre el globo.

    La geografía de las plantas investiga si se pueden encontrar entre las innumerables planta de la tierra, y si sepuede detectar entre ellas ciertas formas primaria, y si se puede considerar o no las diferencias específicascomo consecuencia de la degeneración o cambio, como desviación de un prototipo. Resuelve ella, o no, elproblema tan discutido de si existen plantas que pertenecen a todos los climas, todas las alturas y a toda lasregiones de la tierra?

     _______

    (1) Ya mencioné esta diferencia y llamé la atención sobre otros aspectos de la geografía de las plantas en miflora Fribergensis (1703).

    (2)  Nota del traductor: Ciertamente Humboldt no alcanzó a conocer detalladamente todas las regiones

    fitogeográficas de los trópicos, y por los páramos pasó demasiado rápido e impresionado por el tiemporeinante, por haber podido observar el predominio de unas pocas plantas en grandes cantidades, produciendouna fisionomía paisajista uniforme, pero nada monótona y muy variable durante el ciclo diurno de luz, y muypintoresca también.

    (3) Caucho, por absorción del oxígeno atmosférico, expulsado en leche.

    (4) N. de T. Liquidambar styracflua. 

    (5) Casi hasta los 52071'

    (6) N. de J. Ulva lactuca.

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    Parte 2

    Si me atrevo a sacar conclusiones generales de lo que he visto en pequeñas partes de ambos hemisferios,entonces puedo suponer, que alguna planta criptógamas son las únicas, que produce la naturaleza en todaspartes (7). Dicranum scoparium, Polytrichum commune, Verrucaria sanguinea yVerrucaria limitata Scopoli,crecen en todas las latitudes, tanto en Europa como bajo la línea equinoccial, sobre el lomo de altas cordillerascomo en la orilla del mar, en todas partes, pues, donde encuentran sombra y humedad.

    En la orilla del río Magdalena, entre Honda y la Aegyptiaca, en una llanura donde el termómetro marca sininterrupción 25º a 28º, encontramos al pie de la Ochroma (8) y del Macrocemum de hojas grandes, tambiénmantos de musgos, tan estrechamente tejidos y de un verde tan fresco, tal como se observan en los bosquesde Suecia y de Alemania del Norte. Si otros viajeros aseguran que los musgos y otras Criptógamas por logeneral son escasos en la zona cálida, entonces la causa de esta afirmación consiste en que ellos no hanpenetrado lo suficiente al interior de estas selvas, sino que únicamente visitaron costas secas o islascultivadas. De los líquenes inclusive se encuentran muchos de una misma especie en todas las latitudes delas zonas Norte y Sur. Parecen casi independientes de la influencia del clima, como también del tipo decordillera sobre las cuales crecen, y de las cuales casi ninguna pertenece exclusivamente a una sola parte dela tierra.

    Entre las plantas fanerogámicas no conozco ninguna cuyos órganos sean suficientemente flexibles paraadaptarse a todas las zonas y a todas las alturas de un lugar. Equivocadamente se adjudicaron estascaracterísticas de flexibilidad a tres plantas, a la Alsine media, a la Fragaria vesca, y alSolanum nigrum, pero

    esta flexibilidad sólo al hombre le es dada, y a algunos animales domésticos que lo rodean. Así no más, las,fresas de Pensilvania y del Canadá ya son diferentes, a las de las huertas europeas. De esta última creíamosnosotros -Bonpland y yo- haber encontrado algunas plantas en Suramérica cuando cruzamos a pie lacordillera nevada del Quindio desde el valle del río Magdalena hasta el valle del río Cauca. La indolentenaturaleza de esta parte de la cadena de los Andes, la soledad de aquellos bosques de palma de cera, el olordel styrax y de las Passifloras arbóreas más la falta de cultura en las tierras adyacentes, parecen excluir laposibilidad de que los pájaros o quizá la mano del hombre hubiera casualmente regado estassemillas (9). ¿Pero fue en verdad la -Fragaria vesca- la que encontramos? La flor, si la hubiéramos visto, nonos mostraría diferencias entre la Fragaria andina y europea, ya que como tantas otras especies de estegénero, se diferencian entre si por variedades muy pequeñas. Varias plantas alemanas y suecas que se creíahaber visto sobre riscos graníticos en la Tierra del Fuego, Islas de los Estados y sobre las costas del Estrechode Magallanes, resultaron una vez examinadas sus características por Decandolle, Willdenow (10) yDesfontaines, como especies análogas, pero diferentes de las europeas.

    Me es permitido afirmar con optimismo que durante los cuatro años en que herboricé en la América del Suren ambos hemisferios, jamás vi una planta silvestre de origen europeo en el nuevo continente. De muchasplantas, por ejemplo  Alsine media, Solanum nigrum, Sonchus oleraceus, Apium graveolens y Portulacdoleracea, únicamente se puede afirmar que estas plantas, como los pueblos de la raza caucasiana, estándispersos sobre considerables extensiones de las regiones septentrionales de la tierra. Si ellas tambiénexisten en los países meridionales, donde hasta la fecha no se han encontrado, es una pregunta que tampocohoy se puede contestar. Hasta el presente los naturalistas han penetrado tan poco en el interior de loscontinentes africanos, suramericanos y neo-holandeses, que poco es lo que podemos lisonjeamos de conocercompletamente la flora de estos países, mientras que en Europa se descubren todavía diariamente, plantasparecidas y hierbas aún no descritas, y en la tan visitada Pensilvania hasta árboles (11), desconocidos oapenas descubiertos, de manera que es aconsejable abstenerse en este punto de todos los reclamosapodícticos, ya que de lo contrario el botánico caería en el mismo mal de muchos geognostas, que construyen

    todo el cuerpo terrestre con base en el modelo de la loma (12) más cercana.Para poder hablar definitivamente sobre el gran problema de las migraciones de los vegetales, la geografíade las plantas penetra al interior de la tierra para consultar allí los testigos monumentales del pasado, comomadera petrificada, huellas de plantas, estratos de turba, carbón mineral, otros estratos sedimentarios yantiguos aluviones; los cuales fueron la tumba de la vegetación primaria de nuestro planeta. Sorprendidaencuentra ella frutas del sur de la India, troncos de palma, helechos arbóreos, hojas de banano y el bambúde los países tropicales enterrados en estratos del frío norte de la tierra. Ella, la geografía de las plantas,investiga si estas plantas de los climas cálidos como también los colmillos de los elefantes y esqueletos detapires, cocodrilos y didelfos que recientemente encontramos en Europa, fueron arrastrados por la fuerza delas corrientes marinas durante el tiempo de la inundación general de la tierra, desde las zonas ecuatoriales,y depositadas en las zonas templadas, o si alguna vez estos climas nórdicos de hoy produjeron antaño ensus tierras estas mismas plantas de plátanos, y elefantes, cocodrilos y bambusas arbóreas en otrosclimas (13).

    La tranquilidad y el orden en los cuales se descubren aquellos productos, frecuentemente estratificado en unorden familiar, parecen ser opuestos a la tesis primera, y por razones astronómicas a la segunda. Pero quizásson posibles grandes cambios climáticos sin violentos cambios en la posición del eje terrestre, y sin buscar

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    explicaciones en otras perturbaciones, las cuales parecen poco probables dada la situación actual de laastronomía física.

    Si todos los fenómenos geognósticos comprueban que la corteza de nuestro planeta no fue hasta tardíamentecompacta, y si se puede deducir con base en la naturaleza y ubicación de los tipos distintos de cordilleras,que la formación y el endurecimiento de las rocas no se realizaron a un mismo tiempo sobre toda la superficiede la tierra; entonces se comprende cómo durante el cambio de la materia del estado líquido al compacto ycómo durante el endurecimiento y la colocación de las cordilleras alrededor de un núcleo común, fue liberada

    una inmensa cantidad de materia de calor, y cómo esta liberación local, por lo menos durante algún tiempo,pudo elevar la temperatura de algunas regiones, independientemente de la altura del sol. ¿Pero un aumentotemporal de temperatura tendría la duración necesaria que requeriría la naturaleza para crear los fenómenosexplicados?

    Los cambios en la intensidad de la fuerza de la luz de algunas estrellas que se han observado durante variossiglos, favorecen la hipótesis de que el sol, que constituye el epicentro de nuestro sistema, también puedeestar sujeto a modificaciones similares de tiempo en tiempo. ¿Habría sido posible que una intensidadaumentada de los rayos solares hubiera antaño distribuido calor tropical sobre los países cercanos al PoloNorte?

    Aquellos cambios que transforman las regiones tropicales en desiertos y hacen vivible la Laponia para lasplantas tropicales, elefantes y cocodrilos, ¿son periódicos o son ellos los efectos de las perturbacionespasajeras en nuestro sistema planetario?

    Todas estas investigaciones conectan la geografía de las plantas con la geognosia. Regar luz sobre la másantigua historia de la Tierra ofrece a la fantasía del hombre un amplio campo todavía aún desconocido.

    Las plantas tan parecidas a los animales en cuanto a la sensibilidad de los órganos, y de las fuerzasprovocadoras de la naturaleza sin embargo se distinguen considerablemente de los animales por la época desus migraciones. Ellos los animales, poco móviles en su temprana juventud, sólo abandonan su tierra deorigen cuando se han vuelto adultos; éstas, enraizadas en el suelo después de su desarrollo, empiezan suviaje todavía en el grano de semilla, parecido como al huevo, y es despachada por medio de corona deplumas, fuelle del aire, arranque de alas y cadenas elásticas (Elater o Catenula de la Morchantina) por el airey el agua. Los vientos del otoño las corrientes marinas y las aves favorecen estas migraciones; pero suinfluencia por más grande que sea desaparece frente a la influencia que ejerce el hombre en cuanto a ladistribución de las plantas sobre la superficie terrestre.

    Cuando el nómada, desplazado por la manada que la sigue llevado hasta el brazo del mar, o que fueraobligado por otros obstáculos naturales insalvables a terminar por fin su vida errante, entonces empezarla enseguida a concentrar alrededor de si algunas plantas y animales que le fueran útiles para su alimentación yvestimenta. Estas son las primeras huellas de la agricultura. Entre los pueblos nórdicos se realiza lentamenteeste paso desde el estado de cacería hacia el cultivo de las plantas; más temprano se efectúa este procesodel asentamiento entre los pueblos del trópico. En este mundo selvático rico en nos, entre el Orinoco y elMarañón, la abundante vegetación dificulta al salvaje el alimentarse exclusivamente de la cacería. Laprofundidad de los ríos y la fuerza de su corriente más las inundaciones lo sanguinario del cocodrilo la y laculebra de tigre (Boa) determinan que la pesca sea tan difícil como peligrosa. La naturaleza obliga aquí alhombre al cultivo de las plantas; obligado por la necesidad reúne unos vástagos de plátano, Carica papaya,Jatropha y Arumalimenticios, alrededor de su rancho. Este campo agrícola, si es permitido llamar así lareunión de algunas plantas, reemplaza al indio, por muchos meses, lo que le niegan la caza y la pesca y losárboles frutales silvestres de la selva. Así modifican el clima y el suelo, más que su origen, la ubicación y las

    costumbres de los salvajes. Ellos determinan la diferencia entre los pueblos pastores de los beduinos y lospelayos en los bosques de robles de la Grecia Antigua, así como con los cazadores nómadas sobre elMississipi.

    Algunas plantas que son objeto de las horti y agricultura acompañaron a las especies humanas migratoriasdesde los siglos más lejanos de una región a otra de la tierra. Así siguió en Europa la vida los griegos, loscereales a los romanos el algodón a los árabes. En el nuevo continente los Tultecos, viniendo de paísesnórdicos desconocidos y aprovechando para la invasión la corriente Gila, expandieron el maíz sobre Méxicoy las regiones meridionales. La papa y la quinoa se encuentran en todas partes donde los habitantes de lamontaña del viejo "Kondinamarca (14) habían pasado. De las migraciones de estas plantas comestibles nocabe duda, pero su primera y verdadera patria sigue siendo un enigma, lo mismo que la patria de las diferentesrazas humanas, que ya encontramos en las más lejanas épocas sobre toda la tierra, las cuales cantan losmitos más antiguos de los pueblos. Al sur y oriente del mar Caspio, sobre las orillas del Oxus, y en los vallesde Curdistan cuyas montañas están cubiertas por las nieves perpetuas se encuentran abundantes arbustosde limones, granadas y árboles de peras y cerezas.

    Todas las frutas que adornan nuestros jardines, allá parecen desarrollarse silvestres. Yo digo parecen, ya quesi esta fue su patria primaria, o aquí fueron alguna vez cultivadas y luego tomaron nuevamente el estado

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    primitivo, queda más que dudoso, ya que en esta región, desde tiempos antiquísimos, reina la cultura de laespecie humana, y por lo mismo también la horticultura.

    Pero por lo menos la historia nos enseña que aquellas campiñas fértiles entre el Eufrates y el Hindú, entre elMar Caspio y el Golfo Pérsico suministraron a Europa los más valiosos productos vegetales.

    Persia nos suministró el árbol de la nuez y los melocotones; Armenia (el naikia de hoy) los albaricoques; AsiaMenor el árbol de la cereza dulce y la castaña; Siria nos regaló el higuero, la granada y los árboles de olivo y

    morera. En los tiempos de Catón, los romanos no conocieron ni cerezas dulces, ni melocotones, ni árbolesde morera. Pero Hesíodo y Homero ya mencionaron el olivo, que se cultivó en Grecia y en las islas del MarEgeo. Bajo Tarquino el antiguo no existió ni un solo palo de estas plantas, ni en Italia ni en España y tampocoen Africa. Bajo el consulado de Apio Claudio el aceite era todavía muy caro en Roma; pero en los tiempos dePlinio, el olivo ya era cultivado en Francia y España.

    La vid que cultivamos ahora, parece que era extraña en Europa. Ella crece silvestre en las costas del MarCaspio, en Armenia y Karamama. Desde el Asia se pasó a Grecia y desde allí a Sicilia. Los Foceaos llevaronla vid a Francia meridional, y los romanos la cultivaron en las orillas de los ríos Rhin y Danubio. También lasespecies de Vitis que se encuentran silvestres en Nuevo México y Canadá y los cuales dieron el nombre deVinland a la parte de América descubierta por los Vikingos, son diferentes, específicamente, de la especieVitis vinífera, hoy extendida a Pensilvania México, Perú y Chile.

    Un árbol de cereza, cargado de frutas maduras, adornó el triunfo de Luciolo. Fue entonces cuando por primera

    vez los habitantes de Italia conocieron este producto asiático, traído por el dictador desde el Ponto donde tuvouna victoria sobre Mitrídates. Y ya un siglo más tarde la cereza era común en Francia, Inglaterra yAlemania (15).

    Así cambia el hombre de acuerdo con sus deseos la distribución natural de las plantas, y reúne alrededor deél los productos de los climas más lejanos. En las Indias Orientales y Occidentales, en las plantaciones de loseuropeos, ofrece un espacio estrecho a un mismo tiempo el café del Yemen, la caña de azúcar de la Chinael índigo de Africa y muchas otras plantas que pertenecen a ambos hemisferios. Una visión que es todavíamás interesante cuando despierta en la fantasía del observador los recuerdos de una cadena de maravillososacontecimientos que ha realizado el género humano a través de mares y tierras por todas las regiones de latierra.

     _______

    (7) También el señor Schwarz encontró musgos europeos Fumaria hygrometrica, Dicranum glaucumy Bryumserpillifolium en las montañas azules de Jamaica cuyas alturas llegan a dos mil doscientos dieciséis metros(11 38 Toesas).

    (8) N.deT.Balso.

    (9) Por recomendación de Mutis fueron traídas desde España, semillas de fresas de la Nueva Granada en lasegunda mitad del siglo XVIII.

    (10)  Véase la parte excelentemente desarrollada. Historia de las plantas, en la obra deWilldenow:Conocimientos básicos de las hierbas (Grundr. der Kraeuterkund) 1802, pág. 504. 

    (11) Den Olnussbaum, Pyrolaria, Michaux.

    (12) El Brocken, el Montmartre, el Vesubio, el Penk de Derbyshire, el Saleve y Heinberg.

    (13) Véase la inteligente disertación de Steffen en la Revista para física especulativa de Schelling.(14) Das Kônigrcich Neu-Granada.

    (15) Algunos botánicos sostienen que la pequeña variedad de Prunus avium existe silvestre en Alemania. Delas ciruelas y peras los romanos trajeron desde Siria solamente las más grandes y bonitas.

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    Parte 3

    Aun cuando la incansable y activa diligencia de los pueblos agrícolas ha logrado arrancar un número deplantas útiles de su tierra de origen y las ha obligado a habitar todos los climas y todas las alturas de lasmontañas, no obstante de la larga servidumbre su forma no ha cambiado. La papa, que se cultiva en Chile en3500 metros de altura (casi 11000 pies) lleva las mismas flores que aquella que se ha transplantado a lasllanuras de Siberia. La cebada que alimentó los caballos de Atridas, era sin duda la misma que hoy en díatodavía estamos cosechando. Al parecer todas las plantas y animales que habitan actualmente la superficie

    de la tierra durante muchos milenios no han cambiado sus formas características. El Ibis el cual se encuentraentre las numerosas culebras e insectos en las catacumbas egipcias y cuya edad es probablemente mayorque la de las mismas pirámides, aquel ibis es idéntico al que está pescando en la actualidad en las orillaspantanosas del río Nilo (16).Estas coincidencias, esta identidad de las formas, comprueban que los esqueletosde animales gigantescos y también las maravillosas formas de las plantas que tiene encerrada la tierra en suinterior, no se deben considerar como degeneraciones las especies actualmente existentes, sino que másbien permiten suponer un estado de nuestro planeta que era diferente al actual orden de las cosas, y tambiéndemasiado antiguo para que aparezcan en los mitos del género humano, surgido tal vez mucho mas tardepara que pudieran ocuparse de éstos.

    Como la agricultura determina el dominio de plantas extrañas e inmigradas sobre las autóctonas estas últimasvan siendo poco a poco concentradas sobre un espacio estrecho. Así que la cultura hace uniforme la visióndel mundo europeo y esta uniformidad está opuesta a los deseos del pintor paisajista, como también del

    botánico que investiga en el campo. Por fortuna para ambos este mal aparente se limita a solo una pequeñaparte de la zona templada en la cual la densidad de población y la formación moral del hombre han aumentadomás. En el mundo tropical la fuerza humana es demasiado débil, para poder vencer a la vegetación, la cualcubre ante nuestros ojos el suelo, y nada deja sin cubrir, menos el océano y los ríos.

    La tierra del origen primario de aquellas plantas que al parecer acompañan al género humano desde su mástemprana infancia, está enterrada en la oscuridad del pasado lo mismo que la patria de los animalesdomésticos. Nosotros no sabemos de dónde vinieron aquellas especies de hierbas en cuyas semillas ricasen harinas, se basa principalmente la alimentación de todos los pueblos caucásicos y mongólicos. Nosotrosno conocemos la tierra de origen de los cereales, del trigo, de la cebada, de la avena y del centeno. Estaúltima especie herbácea parece que ni siquiera fue cultivada todavía por los romanos. Ciertamente buscanantiguos mitos griegos el origen del trigo en las llanuras de Enna en Sicilia, y viajeros aseguran haber vistocrecer silvestre la cebada en el norte de Asia sobre la orilla del río Samara (17) que desemboca en el Volga,el espelta en Persia (18) cerca de Hamadan y el centeno sobre Creta; pero estos hechos necesitan una

    investigación exacta ya que es muy fácil confundir las plantas autóctonas con las foráneas que lograron huirdel cuidado y dominio del hombre y recobraron así su antigua libertad en los bosques. También las plantasque constituyen la base de la riqueza de todos los habitantes de la zona cálida, plátano, árboles de melón,palma de coco, jatropha y maíz no se han encontrado creciendo jamás en ninguna parte en un estado primario.Ciertamente observé varios troncos de plátano en las selvas sobre el Casiquiare y Tuaminí lejos de lashabitaciones humanas, pero sin embargo se las llevó quizás hacia allá el salvaje de estas regiones, que esdesconfiado, serio y de mentalidad oscura, quien busca lugares aislados para desarrollar sus cultivos, deacuerdo con costumbres infantiles. Los abandona y los cambia por otros lugares y de los troncos de plátanoabandonados y vueltos al estado primitivo, lo mismo los árboles de melón (19) que parecen así de prontocomo productos del suelo y que sobre él se entremezclan con las plantas del lugar. De la misma maneranunca he podido saber dónde, en el continente nuevo crece la papa en estado silvestre; ya que esta plantabenéfica cuyo cultivo es la base de la existencia para la población de las tierras estériles del Norte de Europa,no se ha encontrado en estado natural y no cultivado, ni en Norteamérica, ni tampoco en la cadena de losAndes de la Nueva Granada, de Quito Perú, Chile y Chiquitos; no obstante que los españoles dieron a variasaltiplanicies de la cordillera el nombre engañoso de Páramo de las Papas. 

    Por medio de investigaciones de esta clase y otras semejantes, la geografía de las plantas aclara así el origende la agricultura, cuyos objetivos son tan diferentes como el origen de los pueblos, su dedicación al trabajo yel clima bajo el cual viven. Es también parte de esta disciplina la observación sobre la influencia que ejercenla alimentación mas o menos excitante sobre la energía del carácter; además observaciones sobre extensosviajes marítimos y guerras por medio de los cuales naciones lejanas tratan de adueñarse o extender y divulgarproductos vegetales. De este modo las plantas interfieren en la historia moral y política del hombre; siciertamente la historia de los objetos naturales sólo se puede considerar como una descripción de lanaturaleza no es menos cierto según la definición de un pensador profundo (20) los mismos cambios de lanaturaleza adquieren un carácter legítimamente histórico, si ejercen influencia sobre los acontecimientoshumanos.

    Todos estos aspectos de por sí ya son suficientes para describir las amplias dimensiones de esta disciplina,la cual denominamos con el no muy acertado nombre de Geografía de las plantas. Pero el hombre, que tienesentido para la belleza de la naturaleza, se alegra al encontrar en ella también la solución de tantos problemas

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    morales y estéticos. ¿Cuál fue la influencia que tuvo la distribución de las plantas sobre la superficie terrestre,y la distribución de la misma sobre la fantasía y el sentido artístico de los pueblos? ¿En qué consiste elcarácter de la vegetación de este o aquel país? ¿Qué es lo que modifica el ambiente alegre o severo queprovoca el mundo vegetal en el observador? Estas observaciones son tanto más interesantes ya que estánrelacionadas con aquellos medios misteriosos, que provocan el efecto de la pintura paisajista y hasta en parteel efecto de la misma poesía. Vista la naturaleza en lo grande, la mirada sobre cuerpos y lugares permite ungoce que es básicamente diferente de aquel que produce la disección de un cuerpo orgánico y el estudio de

    su admirable estructura. Aquí incita lo individual, el afán de aprender, allá la influencia del conjunto sobre lafantasía. ¿Cuán diferente son los sentimientos que despierta el verde fresco de las praderas y aquel de lassombras oscuras de los abetos? ¿Cuán diferentes son los bosques de las zonas templadas y aquellos de lospaíses tropicales, en los cuales los esbeltos troncos de las palmas tienen formas semejantes a una arcadade columnas muy por encima de las hymeneas con su denso follaje? ÀY la diferencia de los sentimientos quese experimentan en la naturaleza son causados por el tamaño del conjunto, de la belleza absoluta, o por elcontraste, en las agrupaciones de las formas de las Plantas? ¿En qué consiste la preferencia artística-pintoresca de la vegetación de los trópicos? ¿Cuáles diferencias fisionómicas se observan entre plantasafricanas y aquellas de la América del Sur? ¿entre las plantas de los Alpes y de las Cordilleras Andinas yaquellas de los Pirineos o de las Cordilleras de Habesh?

    Entre la cantidad casi innumerable de vegetales que cubren la superficie de la Tierra, se reconocenobservándola con debida atención, algunas formas básicas, a las cuales se pueden atribuir probablementetodas las demás y las cuales forman igualmente tantas familias o grupos. Yo me limito aquí a indicar las

    características de las mismas cuyo estudio debe ser especialmente importante para el pintor paisajista.1) Formas de las Bananas: Plantas scitamineas, Musa, Heliconia Strelitzia. Un tronco carnudo, alto y de tipoherbáceo foliar hasta crespo, formado de delicadas laminillas de color blanco plateadas, hasta matizadas denegro. Hojas anchas, brillosas como seda y rayadas transversalmente del tipo de liliáceas, de las cuales lasmás jóvenes de un verde amarillento son enrolladas y crecen verticalmente mientras que las más viejas,destrozadas por el viento, cuelgan como la corona de las palmas, con las puntas hacia abajo; los frutos decolor amarillo oro están concentrados en racimos como las uvas.

    2) Formas de las palmas: Un tronco alto, no ramificado anillado y hacia el centro frecuentemente engrosadoy espinoso, sobre el cual se levanta majestuosamente una corona compuesta de hojas pinnadas o en formade abanico. Al final del tronco por lo general un cáliz de dos partes del cual sale la panícula.

    3) Formas de los helechos arbóreos: Parecidas a las palmas, pero el tronco es menos alto y esbelto, de color

    casi negro y agrietado, con hojas delicadas y oblicuamente dirigidas, de color verde claro, en el borde conentalladuras, casi del tipo de las hojas de col. No tiene cáliz.

    4) Formas de Aloe: Agave, Aloe, Yucca, algunas euforbiáceas, Pourretia hojas duras de un verde azulejo,lisas y terminadas en puntas agudas. Flores altas, tallos, que surgen del centro y a veces se subdividen enforma de candelabro, algunas especies desarrollan la corona radial sobre ramas desnudas en formaculebresca.

    5) Formas de Poto (21): Arum Pothos, Dracontium, hojas grandes y brillantes frecuentemente de formaaguda de flecha y perforada; tallos generalmente largos, trepadores, color verde claro y flores gruesas yalargadas. La inflorescencia arranca de la vaina blancuzca.

    6) Forma de las coníferas. Todas las Folia acerosa, Pinus, Taxus, Cupressus, algunas protéaceas y aun labanksia (22), especies de ericáceas y las mimosas no pinnadas (por una monstruosidad genérica?) neo-holandesas limitan con las dos formas de los pinos. La corona de pronto piramidal como en el caso de la larixo ciprés; de pronto extendiéndose en forma de paraguas como el Pinus pinea.

    7) Forma de las Orquídeas: Epidendrum Serapias, Orchis. Con hojas simples carnudas y de color verde clarocon flores, multicolores y de maravillosas formas; frecuentemente parasiticas, son el mayor adorno de lavegetación en los trópicos.

    8) Forma de las Mimosas: Mimosa, Gleditschia, Tamarindus Porlieria. Todas con hojas finamente pinnadas através de las cuales penetra agradablemente el azul del cielo. Con copas muy amplias, pero frecuentementeaplastadas como los paraguas.

    9) Forma de Malvas: Sterculia, Hibiscus, Ochroma, Cavanillesia (Flor Per). Arboles de tronco grueso con hojasgrandes generalmente flojas (foliís lobatis) y maravillosos árboles de columnas (Columniferae de Linne).

    10) Forma de bejuco: Lianas, Vitis, Paullinia, Clematis. Mui’sia. Son plantas con troncos leñosos quebrados y

    frecuentemente con hojas compuestas. Las flores predominantemente en forma de racimos y panícula.11) Forma de Lilias: Pancratium, Fritillaria, Iris. Son plantas sin troncos, con hojas largas, simples, de verdeclaro suavemente rayadas, frecuentemente rectas, verticales, de forma de sable y de doble línea, condelicadas y vistosas flores, envainadas unas (Spathaceae de Linne), otras libres (Coronariae de Linne).

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    12) Forma de Cactus: La Cerei. De varios lados y bordes carnosos, carente de follaje, frecuentementeespinoso, creciendo en parte como columna y en parte ramificado como candelabro con flores de vistososcolores que brotan de la masa aparentemente sin vida.

    13) Forma de Casuarina. Casuarina, Equisetum. Plantas sin follaje, de estructura externa simple, con tallosblandos, delgados, ramificados, rayados a lo largo.

    14) Forma de hierba y junco. 

    15) Forma de musgos

    16) Formas de líquenes de hojas 

    17) Forma de los hongos. 

    Los grupos fisionómicos se diferencian muchas veces de aquellos que los botánicos establecen en susllamados sistemas naturales.

    Estos determinan exclusivamente las grandes dimensiones, mientras que aquéllos determinan el carácter dela vegetación y consecuentemente la impresión que produce la visión de las plantas y su agrupación en lamente del observador.

    La clasificación botánica propiamente dicha se basa por el contrario en las más pequeñas, pero másimportantes partes de la fecundación, que por lo general no llaman la atención al observador común. Sin duda

    sería una excelente tarea, digna de un culto artista la de estudiar y presentar fielmente la fisonomía de aquellosgrupos de plantas, que no encuentran expresión ni en los idiomas más ricos, pero no a través de libros oinvernaderos, sino en la naturaleza misma, en su propia patria. Altísimas palmas que agitan sus poderosashojas fibrosas sobre un matorral de plantas de heliconia y plátano; troncos de cactus que se levantan en formade movimiento de culebra, rodeados de plantas de liliáceas en flor' un helecho arbóreo rodeado por roblesmexicanos: ¡qué clase de objetos tan pintorescos para el pincel de un artista con sentimiento!

    El carácter típico de la vegetación de una zona se basa en la belleza de las formas individuales, o el contraste,que resulta de la agrupación natural de la misma en la dimensión de sus masas orgánicas y de la intensidadde su color verde. Muchas figuras y por cierto las más hermosas son aquellas de las palmas, las plantas delos bananos y aquellas de los helechos arbóreos y gramíneas, que faltan del todo en las regiones nórdicasde la Tierra. Otras, por ejemplo del follaje pinnados, son aquí muy escasas y menos delicadas. El número delas plantas arbóreas es menor, su copa menos alta y de escaso follaje, raramente adornadas con grandes yespléndidas flores, como sucede en los países tropicales. Sólo en estos países la naturaleza creadora sedeleitó al reunir las formas de todas las plantas. Aun las coníferas, que a primera vista aparecen ausentes nosolamente se encuentran sobre el alto dorso de los Andes, sino en los mismos valles más cálidos de Xalapa,y aquí y allá (23)en la cercanía de Loja.

    Bajo la línea equinoccial por lo general la fisionomía de la vegetación tiene más altura, majestad y variedad,que en la zona templada. El brillo de la cera allá es más bonito, el tejido del parénquima más abierto y nuevoy a la vez jugoso; árboles colosales lucen allá permanentemente con flores más grandes, olorosas ymulticolores mientras que donde nosotros hay pequeños arbustos, troncos viejos carbonizados por la luz,están cubiertos con el follaje fresco de las Paullinias con potos y orquídeas cuya flor muchas veces copia lafigura (24) del colibrí al cual ofrece su miel.

    Pero en contraste, los trópicos carecen casi totalmente del color verde tan suave de las amplias praderas ycampos. Sus habitantes no conocen el sentimiento de bienestar que se experimenta en la primavera con eldespertar y rápido desarrollo de la vida vegetal. La naturaleza tan previsiva ha dado a cada región sus propiasventajas. La fibra vegetal, una vez tejida más densamente, otra vez más abierta, vasos amplios y brotando lasavia o tempranamente estrechados endureciéndose y convirtiéndose en una masa arbórea; mayor o menorintensidad del color, según el proceso de oxidación, el cual incita los rayos de luz; estas y otras situacionessimilares determinan el carácter local de la vegetación en cada región.

    La gran altura a la cual se eleva la superficie terrestre por encima de las regiones de las nubes bajo la líneaequinoccial, permite a los habitantes de esta tierra el singular espectáculo, de que estén rodeados ademásde bananos y palmas, también por formas vegetales, que se crea muchas veces y que sólo pertenecen a losclimas europeos y del norte de Asia. Los ardientes valles de las cordilleras de los Andes están adornados conheliconia y mimosas de hojas finamente pinnadas. Más arriba crecen helechos arbóreos y la planta cuyacorteza contiene el medicamento benéfico contra la fiebre. En esta región de clima tan suave la Cinchona vamás arriba y se desarrollan también los robles, abetos, Cipreses berberis, arbustos de moras, alisos y unacantidad de plantas a las cuales solemos; aplicar una fisonomía nórdica. Así pues el habitante de los trópicos

    goza de la visión de todas las formas vegetales. La tierra le revela en su conjunto de una vez todas sus tanvariables creaciones, lo mismo que el firmamento estrellado no le oculta nada de polo a polo, ninguno de susbrillantes mundos.

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    Los pueblos de Europa no pueden gozar de esta ventaja. Muchas plantas le serán desconocidas parasiempre. Las plantas enfermizas, que nuestro lujo o también el deseo del saber las encierra en invernaderos,sólo nos recuerdan lo que nos está vedado: nos ofrecen un cuadro desfigurado e incompleto de lamagnificencia de la vegetación de los trópicos. Pero en la riqueza de la cultura y del idioma y en la fantasíade los poetas y artistas encuentran los europeos una compensación satisfactoria, El milagro de las artesimitadoras los lleva a las regiones más lejanas de la tierra. Aquellos cuyos sentimientos son sensibles paraestos milagros y cuyos espíritus sean suficientemente cultos, para comprender la naturaleza en todas sus

    manifestaciones, aquél se crea, ciertamente, aún en la región más monótona, su propio mundo interior; él seadueña de lo que el atrevimiento del naturalista, atravesando mares y aires, descubre sobre los picos glaciareso en las cuevas del interior de la tierra. Aquí hemos llegado al punto donde las culturas de los pueblos y laciencia, sin duda influyen sobre la felicidad individual. Gracias a ella vivimos a un mismo tiempo tanto en elsiglo pasado como en el presente. Concentrando alrededor de nosotros lo que ha producido el ingenio delhombre en la tierra más lejana del planeta, podemos estar al mismo tiempo cercanos a todos. Ciertamente elconocimiento del juego interno y misterioso de las fuerzas de la naturaleza, nos permite en muchos casos elatrevimiento de sacar conclusiones para el futuro y de determinar de antemano la repetición de grandesacontecimientos. Así nos produce el conocimiento y visión del organismo del mundo, un goce espiritual, unalibertad interior que aun bajo los golpes del destino no puede ser destruida por ninguna fuerza exterior.

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    (16) Ambos se encuentran en el Museo de Historia Natural en París, expuestos el uno al lado del otro.

    (17) En el Kaptsachak asiático en la región de Orenburg

    (18)  O escauda, una variedad de trigo. Sobre una montaña, a cuatro días de camino desde Hamadan,encontró Michaux el spelt silvestre. El supone que Triticurn hybernum y Triticum aestivumen Persia tambiénse encontrarían alguna vez en estado silvestre.

    (19)  Me refiero a Carica papaya; ya que creo que he visto con frecuencia en su estado natural a Carica posoposa. 

    (20) Schelling "Sistemas del Idealismo trascendental", pág. 413.

    (21) Esta denominación -no así la forma biológica- a la cual se refiere el autor, está en la actualidad fuera deuso. Pothos = su raíz es latina: Potus bebida. Hace referencia a plantas que necesitan abundantes cantidadesde agua. Ejemplo: los anturios (Aráceas - familia del anturio y de las hojas del corazón), véase: E. PérezArbeláez. Plantas Utiles de Colombia pág. 192. N. T.

    (22) N. de T. Proteaceae.

    (23)  Abetos, Ciprés y Juniperus son tres géneros que se encuentran en cantidades en la zona tropicalseptentrional, p.e. en la Nueva España; mientras que en la zona meridional, tropical, en la zona de la Cordilleraigualmente fría son muy raros. En la alta cordillera de Andes de Santa Fe, Popayán y Quito no encontré otraconífera que unos troncos de la especie Cupressus, en los bosques del Quindio y cerca de Loja.

    (24)  Los indios toman con frecuencia de esta figura parecida al pájaro de la Epidendera los nombresespecíficos.