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Seminário Internacional Fazendo Gênero 11 & 13th Women’s Worlds Congress (Anais Eletrônicos),

Florianópolis, 2017, ISSN 2179-510X

IDEOLOGÍAS DE GÉNERO Y CUIDADO DE HIJOS E HIJAS

Amparo Micolta León

Resumen: El tema sobre el cual versa la ponencia es el cuidado de niños y niñas de familias de la

Comuna 15 de Cali (Colombia) un sector de la ciudad donde las personas habitan en condiciones

de precariedad material. Centro la atención en las características de las familias desde su

conformación y asuntos socioeconómicos y los sentidos que las mujeres atribuyen al cuidado de

sus hijos menores de edad y a la maternidad en los contextos donde viven. El análisis de la

información de campo lograda muestra que contrario a lo evidenciado para mujeres de otros

contextos y en el marco de expectativas contemporáneas donde la educación y el trabajo femenino

remunerado por fuera del hogar son ideales cada vez más valorados, las mujeres entrevistadas se

posicionan desde otro ángulo y ponen en el centro de sus vidas cotidianas el ejercicio de la

maternidad a través de la permanencia en sus hogares como amas de casa dando prioridad al

cuidado de sus hijos y las labores domésticas; un trabajo ubicado en el campo de la reproducción

social que, al parecer, da sentido a su feminidad ante la ausencia de otras posibilidades de

desempeño. La posición de estas mujeres de dedicarse al cuidado de sus hijos como actividad

principal y a la gestión y el mantenimiento de las infraestructura de sus hogares, refuerza

ideologías tradicionales de género y pone en entredicho procesos de cambio social tendientes al

logro de equidad y justicia en la vida familiar a través de las relaciones entre hombres y mujeres.

Palabras clave: maternidad, familia, cuidado, mujeres, hijos.

Introducción

En esta ponencia me apoyo en aportes que surgen de inquietudes académicas sobre el

cuidado y la organización social para el mismo. En lo que voy a exponer retomo resultados

parciales del análisis del trabajo de campo realizado en el marco de la investigación “La

organización social del cuidado de niños y niñas menores de seis años en el marco de la

estrategia de atención integral a la primera infancia en Cali”, proyecto financiado por la

Universidad del Valle, adelantado en las comunas 15 y 10 de Cali, Colombia. La metodología

utilizada es cualitativa, con una estrategia que incluye entrevistas semiestructuradas y entrevistas y

discusiones grupales como técnicas para la obtención de la información. Las unidades o fuentes de

información son las mujeres encargadas del cuidado de los niños de las familias beneficiarias de la

Modalidad Familiar en el marco de la Estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia en Cali

(un programa del Estado colombiano). Centro la atención en características socioeconómicas de las

familias desde su conformación y asuntos socioeconómicos y los sentidos que las mujeres

atribuyen al cuidado de sus hijos menores de edad y a la maternidad en los contextos donde viven.



Esta ponencia contempla las construcciones que hacen mujeres dedicadas al cuidado de sus

niños y niñas en un sector de Cali (Colombia), donde se observan situaciones de violencia y

pobreza.

Para responder a lo anterior inicialmente hago un breve acercamiento teórico, para luego

exponer los hallazgos sobre el cuidado de los hijos en las mujeres y sus ideologías de género

detectados en el estudio que da origen a esta presentación..

1 – La maternidad y el cuidado de los hijos(as). Un acercamiento teórico

La maternidad es una construcción cultural de especial consideración en la vida social.

Referirse a la maternidad como una construcción cultural implica situarla en una perspectiva crítica

respecto a visiones ya superadas, que derivan del ser madre, como actividades reguladas por un

instinto, entendido como una fuerza innata producto de procesos biológicos, los cuales generan una

inclinación natural al amor y a la protección de la progenie. Como cualquier proceso vivo, la

maternidad está sujeta a cambios que dependen, entre otros, de los contextos donde se desarrolle.

A través de la maternidad se evidencian procesos y conductas humanas que tienen que ver

con el desarrollo de la vida social a través de procesos de relación parental y de cuidado de los

hijos. La sociedad define quién o quiénes son los cuidadores y socializadores de los niños y las

niñas, siendo progenitor y progenitora, en principio, los encargados de orientar dichos procesos; no

obstante, es a las mujeres a quienes, por excelencia, se les asigna el rol de cuidadoras.

Aunque el cuidado a las personas en las familias ha estado presente en todas las épocas, solo

recientemente, después de la segunda mitad del siglo XX, se lo hace visible en el campo académico

principalmente desde las investigaciones con perspectiva de género y desde disciplinas como la

enfermería, la filosofía, la sociología, la economía, el derecho, la psicología y el trabajo social,

entre otros. La producción académica sobre el cuidado es crítica sobre la invisibilidad a la que este

trabajo ha estado sometido a lo largo de la historia, dejándolo principalmente en manos de las

mujeres.

El cuidado a las personas en las familias incluye diversas y complejas dimensiones, unas de

clara determinación y otras difíciles de especificar, debido entre otros, a que el cuidado involucra

prácticas sociales ubicadas en el campo de la reproducción social, un terreno asignado a lo



femenino que contempla un tipo de trabajo que históricamente ha sido infravalorado y no

remunerado mediante un salario. En la perspectiva de autoras y autores como Llorenc Ferrer

(1995), Susan Himmelweit, (1995); Nancy Fraser (1997), Teresa Torns y Pilar Carrasquer (1999),

Carmen Domínguez-Alcón (1999); Lourdes Benería (1999), Nancy Folbre y Julie Nelson (2000),

Cristina Carrasco (2006) y Nancy Folbre (2011), entre otros(as), la reproducción social abarca

actividades que están por fuera de la lógica del mercado relacionadas con la gestión y el

mantenimiento de la infraestructura de los hogares y las derivadas del cuidado (en su más amplia

acepción) de los miembros de la familia. Este cuidado involucra actividades difícilmente medibles,

su ejecución se da en simultáneo con otras actividades que a su vez van acompañadas de

disponibilidad, preocupación y vinculaciones afectivas (Chodorow, 1987; Bubeck, 1995; Folbre,

1995; Tronto, 1987; England y Folbre, 1999; Schneider y Shackleford, 2001; Eaton, 2005)

2 - Ideologías de género y cuidado de los hijos(as). Nuestros hallazgos

2.1 El ideal de familia nuclear

Al analizar los discursos de las mujeres entrevistadas encontramos que hacen referencia al

cuidado de sus hijos(as) en familias que responden al ideal de familias nucleares donde ellas

asumen las labores de sus hogares y el cuidado de sus hijos a tiempo completo con una que otra

actividad que realizan en sus hogares por las que reciben algunos ingresos económicos mínimos.

“Tener un trabajo fijo no, pero yo iba con mi mamá al “tun tun”, al semáforo a vender chiclets

(…) es que se trabaja en lo que salga, digamos ella va y le ayuda a cocinar a la señora, va así al

“tun tun”, uno va y pide ropa y cuando ya llega uno lo vende, y digamos la ropa de segunda uno

la vende bien” (Mujer de 15 años)

Estas familias ciertamente presentan características de familias nucleares, solo que su

conformación se da desde la reconstrucción luego de que uno o ambos cónyuges haya tenido otra

unión previa. En sus historias las mujeres entrevistadas hablan de uniones conyugales temporales y

sucesivas, a la manera de la clasificación convencional de familias reconstruidas definida como

aquella conformada por cónyuges en la que al menos uno de los dos trae un hijo de una relación

anterior (Pereira 2004 citando a Visher y Visher, 1988). En este sentido, podríamos hablar de

familias atípicas de las presentadas en la literatura o según Pineda (2010) post modernas populares,



dado que las uniones de los cónyuges que procrean hijos son no duraderas y con estilos de vida que

oscilan entre el ejercicio de prototipos de roles maternos y paternos dominantes y las frecuentes

rupturas de las relaciones conyugales que dan paso al establecimiento de una nueva relación. En

estas relaciones las mujeres asumen el trabajo de mantenimiento de sus hogares y el cuidado de sus

hijos a tiempo completo al tiempo que presentan a sus cónyuges como principales proveedores

económicos de los mismos; estos hombres usualmente se emplean como obreros en el sector de la

construcción o mediante actividades de la economía informal como ventas ambulantes o negocios

propios, actividades éstas inestables y de baja remuneración, lo que conlleva a que las familias

atiendan sus necesidades en condiciones de incertidumbre en cuanto a la permanencia de sus

escasos ingresos monetarios propios.

Respecto a lo anterior en Domínguez (2010) encontramos que

La imposibilidad de tener acceso a un trabajo digno, como garantía de ingresos regulares, es

uno de los principales determinantes del empobrecimiento de la sociedad. Para el año 2008,

aproximadamente el 46% de la población colombiana se encontraba por debajo de la línea de

pobreza (MESEP, 2009). Según el Informe del PNUD (1997) las personas que se encuentran en

situación de pobreza se enfrentan a limitaciones en el acceso a bienes y servicios básicos.

Además de grandes limitaciones para acceder a un trabajo productivo y bien remunerado. De

hecho, las características de pobreza, limitan de manera significativa la ampliación de las

opciones de vida de las personas, en especial las que tienen que ver con el acceso a puestos de

trabajo productivos (Domínguez, 2010:2).

Galindo, Restrepo y Sánchez (2009: 318) por su parte, afirman:

La pobreza, lleva a los más pobres a asumir conductas de mayor riesgo, siendo además las

instituciones menos capaces de resolver las disputas de manera pacífica. La inseguridad

humana, la destrucción del capital social, el debilitamiento de las instituciones y las pérdidas

materiales que la violencia implica tienden a profundizar las condiciones de pobreza, creándose

una trampa de pobreza y conflicto que empeora el problema (Galindo et al., 2009: 318).

Las familias interrogadas reciben recursos financieros de parte del Estado colombiano a

través de subsidios y programas asistenciales que si bien aportan bienes materiales no subsanan

otros riesgos y carencias; no obstante, y en todo caso, una parte importante de las necesidades de

estas familias se cubren con recursos de la oferta pública que se focaliza en políticas orientadas a la



población de menores ingresos y con un énfasis en aquellas familias víctimas del conflicto

armado colombiano.

Las experiencias de vida de las mujeres entrevistadas evidencian relaciones de género

marcadas por condiciones de subordinación, humillación y violencia ejercida por compañeros o

esposos, y por familiares de éstos. La iniciación de estas experiencias suele suceder desde que

inician la procreación de sus hijos(as) con relaciones conyugales que prontamente se deshacen,

para luego continuar con otras uniones sucesivas.

"A los 14 me fui a vivir con el papá de mis primeros hijos (...) cuando nació Juan Camilo

(segundo hijo) ya no vivía con él, y con el papá de este niño [hijo menor de dos meses] he tenido

muchos problemas él ya no está conmigo" (Mujer de 36 años).

“Es que ella vino de atarvana a pegarme a mí y yo no me voy a dejar, ella se metió con mi mamá

y mi mamá no se estaba metiendo con ella, aquí no está mi mamá para que me la nombre (...)

mucho problema ya con mi cuñada, ya llegamos al límite de golpearnos; entonces mi esposo el

martes que discutí con mi cuñada, yo llamé a mi esposo, como él trabaja en las noche él no vio

eso, porque si fuese habría sido peor el problema… porque ella siempre es tirándome a mí,

como es la casa de los papás de ella” (Mujer de 22 años)

Los hombres cónyuges de las mujeres, son referidos por ellas como padres que están en sus

hogares de manera itinerante, es decir, viven dentro y fuera del hogar, con mayor énfasis hacia lo

exterior; por tanto son ellas las encargadas de atender las necesidades materiales y afectivas de sus

hijos. Si bien las rupturas conyugales frecuentes es un asunto innovador en las sociedades

contemporáneas, en la medida que las estadísticas sobre este particular tienden a aumentar, estas

familias se quedan con prácticas de género en sus relaciones, toda vez que las mujeres asumen la

participación de los hombres en el cuidado de los hijos como una colaboración de ellos en sus

hogares y no como un deber parental, situación que evidencia la permanencia de la división del

trabajo en los hogares de acuerdo al género, práctica esta en proceso de deconstrucción en otras

capas sociales.

Él trabaja sábado y domingo, como trabaja independiente como moto-ratón ve si le va bien para

no trabajar un día. Cuando él (esposo) me ve que estoy con dolor porque yo sufro mucho de la

columna, él, a veces, me dedica un día. Le digo “ay gordo mire que yo quiero cambiar la casa, la



cama y así la sala” y me colabora, no sale a trabajar y se dedica un día a colaborarme en ese

sentido y a hacer oficio (doméstico). (Mujer de 25 años)

Cuando llega la ruptura conyugal los hombres de estas familias se van de los hogares y las

mujeres quedan a la deriva. En estos momentos las condiciones de subsistencia de las familias se

deterioran de manera significativa, llegándose a presentar que los hijos a muy temprana edad se

inserten en el mercado laboral o se vayan a la calle, en ocasiones acompañados de sus madres, y

mediante actividades de "rebusque" consigan algunos recursos para menguar el hambre en sus

familias.

En las condiciones de vida de las mujeres y sus familias antes enunciadas es difícil imaginar

la existencia de procesos de autoempoderamiento femenino, asociados al desarrollo de capacidades

para negociar una distribución equitativa de responsabilidades del cuidado de hijos e hijas,

negociación que pasa, además, por las identidades de género. En sus discursos estas mujeres

traslucen una visión de la y el género altamente tradicionales; en ellas sobresale la imagen de una

cuidadora dedicada, puesto que frente al panorama de violencia permanente en el que residen dejan

de lado la posibilidad de trabajar o estudiar y dedicarse en cambio, a cuidar de sus hijos e hijas,

algunas atribuyen esta decisión a la defensa que sus hijos requieren de las “malas” amistades y del

contexto violento y de consumo de sustancias psicoactivas.

“Lo pesado es las personas que están ya en su cuento [se refiere a acciones delictivas y

consumo de sustancias psicoactivas] no respetan a los niños, si uno no está pendiente de su

hijo en nadita se le involucran en sus bandas, digamos, lo mandan a comprar vicio, les dan a

probar, les pasan armas, viene la Policía y para ellos quedarse tranquilos le pasan el arma a

los niños para que se las guarden. Entonces es un ambiente bastante difícil, a pesar de que

uno viene de un lugar del que le tocó desplazarse, llegamos a un lugar que es bastante difícil”

(Mujer de 35 años)

2.2 Discursos de las mujeres sobre el cuidado en medio de la pobreza y la violencia

Las mujeres entrevistadas, beneficiarias de la Modalidad Familiar, son, como vimos,

madres que cuidan a sus hijos a tiempo completo, ellas afirman estar presentes permanentemente

en dicho cuidado, lo cual les demanda dejar de lado otras actividades tales como educación y

trabajo remunerado, además, manifiestan que deben vigilar a sus hijos mientras salen a la calle y



alejarlos de personas indeseables. En estas mujeres la maternidad está por encima de cualquier otro

propósito, en sus justificaciones sobresale la desconfianza para dejar el cuidado de su prole en

manos de otras personas, esto bajo la idea de que nadie cuida de sus hijos e hijas como ellas.

Para cuidar a los hijos(as) en medio de la violencia de su entorno barrial unas mujeres hacen

uso del poder que les confiere el rol materno para controlar y proteger a sus hijos de las seducciones

de que pueden ser objeto por parte de vecinos del barrio que pertenecen a pandillas juveniles.

“A mis hijos les hago ver que uno es el que manda en la casa, es que en este tiempo estamos…

no todos pero el 80% piensa que ellos mandan, pero con ellos uno tiene que hacerse sentir,

tampoco llegar a lo que eran los castigos en los tiempos de antes… echarlos en la tierra y

darles azotes” (Mujer de 30 años)

Ante la constante presencia de niños y jóvenes del Sector con conductas socialmente no

aceptadas, las madres entrevistadas cuidan a sus hijos con miedo a que su progenie se contagie de

estas conductas; ellas atribuyen a niños del Sector una cierta premonición sobre su posible

destinación a que en el inmediato futuro éstos comiencen a presentar conductas no aprobadas

socialmente. Una estrategia utilizada por las madres para cuidar a su progenie consiste en alejarla

del entorno en el que viven enviándoles a donde familiares que residan en otros municipios u otros

lugares de la ciudad, o también recurren a instituciones que ofrecen internados para menores de

edad, con la esperanza de que allí a sus hijos e hijas reciban valores que les pongan a salvo de

situaciones no deseables.

“En la Fundación más que todo, pues allá le inculcan valores, respeto, allá las personas son

monjas, son personas ya especializadas para cuidar y pues a mi sobrina se la ha visto el

cambio” (Mujer de 30)

“El otro día yo le dije es que está muy pegajosa, entonces me va a tocar mandarla para donde

el papá en Tumaco (municipio colombiano ubicado al suroccidente del país a orillas del

Océano Pacífico), mandarla de vacaciones a ver si cuando venga la melosiadera se le está

acabando, es que eso se van a comprar y es “mamá ya vengo” son 6 y el uno llama al otro y el

otro al otro y eso no es bueno… porque de dónde cree usted cree que salen los adictos y

asesinos” (Mujer de 32 años)

Las usuarias de la Modalidad Familiar vivencian constantes muertes violentas de jóvenes del



barrio que hacen parte de grupos armados y/o que llevan a cabo acciones delictivas, en estos

episodios otra estrategia para el cuidado es proteger a los hijos de una de sus mayores

preocupaciones: las balas perdidas, puesto que en el enfrentamiento de pandillas, se presentan

cruces de disparos y esto es claramente una amenaza latente para aquellos que viven en el sector.

“Protejo a mi hijo de las balaceras que se forman por problemas entre pandillas, problemas

bobos de pandillas, que una cuadra es liebre [enemigo] de la otra y por qué, pues por

bobadas, se están matando por pendejadas” (Mujer de 19 años)

Adicionalmente, las características de las viviendas de las familias no ofrecen garantías de

seguridad, dadas las condiciones de violencia del sector éstas no representan un refugio seguro para

las personas, ante esto algunas mujeres dicen:

“Cuando se forman las balaceras usted escucha y yo le tengo mucho miedo al techo... cuando

ellos se empiezan a disparar las municiones caen encima del techo y eso también es un peligro

para los niños porque como ese zinc [material de las láminas que cubren los techos] es muy

delgadito y las municiones pueden pasar derecho y matarlo a uno…es por eso que me meto

debajo de la cama… o por las paredes porque como los faroles están expuestos sin repello y

como es esquina una bala que sea de un voltaje más o menos pasa…” (Fragmento de discusión

de grupos de mujeres usuarias de la Modalidad)

Las anteriores estrategias involucran prácticas para el cuidado de los hijos en medio de la

violencia urbana en la que se pone en riesgo la vida misma de niños, jóvenes y adultos, en especial,

de aquellos menores de edad que se insertan en los diferentes grupos delictivos de la Zona. Como

se puede ver es un cuidado materno en medio de la una lucha por la supervivencia. En cualquier

caso, ante la imposibilidad de acceder a formas de subsistencia dignas estas mujeres logran sortear

las dificultades del contexto en el que cuidan a sus hijos para cumplir con la asignación social del

cuidado materno.

2.3 Tensiones y conflictos por el cuidado masculino a los hijos(as)

Encontramos mujeres que manifestaron que los padres se resisten a asumir tareas de cuidado

con sus hijos(as) por dos razones: a) tienen el supuesto de que “los hijos son de las mujeres”, y b) se

sienten incompetentes para responder a las necesidades de los niños. Unas mujeres rechazan este

tipo de ideas que se traslucen en delegaciones masculinas, y entran en conflicto con los hombres,



tanto por vivir dicha negativa masculina como una agresión hacia ellas, como por estimar que se

trata de un desprecio a sus hijos(as); asunto que va en contravía de lo socialmente esperado de los

padres hacia la prole, en el caso de Isabel pareciera que disponer de la hija para llevarla a la red

familiar porfuera del hogar es un mérito por el cuidado dentro del hogar, lo que a su vez implica

dedicación de tiempo y manejo y tolerancia de las conductas de los hijos. Veamos:

Él (padre de la bebé) me dice que la hija es mía, hay que ponerle cuidado y entonces no le

pone cuidado, yo se las cobro. Él me dice “vamos donde mi mamá” y yo: “no, no voy a ir,

porque no me da la gana de ir, si a usted no le da la gana de cuidar a mi hija entonces a mí

tampoco me da la gana y tampoco se la va a llevar” O sea que si se porta bien con la niña

yo me porto bien con él, sino, me porto mal con la mamá de él, así se la pongo. Es que yo se

la tengo clara: “si usted a mi hija no le presta atención, conmigo tampoco, se acabó la

relación”, así ni se la llevo a la mamá de él, cuando él (padre de la bebé) se porta bien la

llevo dos horitas, “mírela, mírela”, si se porta mal no la llevo, un mes, dos meses no la llevo.

Y llega él y le digo: “usted no se la va a llevar, yo voy a salir con ella”. Yo me la llevo a

caminar por allá, no le doy el chico. No la he dejado donde la mamá de él. Un día que nos

fuimos a pescar, ella apenas llora y él aquí, cuando tiene sueño llora. Un día “vea que venga

por la niña que está llorando”, entonces como uno la deja, “vea mami allá usted no puede

volver”, no se la dejo porque no sabe qué hacerle (para que no llore). (21, IDC, Isabel).

Comentarios de cierre

Con los resultados del análisis parcial sobre nuestra investigación, nos atrevemos a decir

que las familias estudiadas evidencian una situación social de las mujeres en América Latina como

lo es el remitirse al cuidado de los hijos como una opción que, ante la ausencia de otras alternativas,

les da una identidad “la de madres que cuidan a sus hijos a tiempo completo” en un panorama

incierto y poco prometedor por sus condiciones sociales y económicas. Aquí el cuidado de los hijos

y las hijas aparentemente se presenta como el cumplimiento de normas sociales asociadas al

cuidado maternal, pero más allá de ser una experiencia individual deja entrever cuestiones de la

realidad social femenina, en donde la población carece de condiciones de vida dignas.

Así, pareciera que en el contexto aquí expuesto la mujer está poco respaldada, puesto que el

Estado se limita a Programas de tipo asistencial que no subsanas las necesidades de la población a

largo plazo, el mercado ofrece pocas alternativas de retribución económica, limitando la oferta al

sector de servicios domésticos y los hombres contribuyen al cuidado de los menores de acuerdo a la

relación que tengan con la madre, al ingreso económico, e incluso a su situación jurídica, teniendo

en cuenta que algunos se encuentran en las cárceles, o inmersos en grupos delictivos.



Las relaciones de género en torno al cuidado de los hijo e hijas en estas familias están lejos

de ser relaciones horizontales de solidaridad y cooperación tal como se plantea el ideal de las

relaciones entre hombres y mujeres en las familias, en las familias estudiadas circulan relaciones

de poder, desiguales y resistencias de acuerdo posiciones ideológicas de género.

Las situaciones presentadas remiten a un debate que usualmente no se encuentra presente y

que es necesario relacionar y resignificar. Se trata precisamente de la discusión en torno a cómo

incorporar una lógica de cuidados en espacios complejos con altas cifras de violencia y pobreza,

donde como vemos las condiciones familiares para llevar a cabo el cuidado son social y

relacionalmente precarias.

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Gender ideologies and sons and daughters care

Abstract: The subject that will be versify in this presentation is the care and the rearing of sons and

daughters of families in the 15th commune in Cali (Colombia).

In the presentation I will resume the partial results of the investigation project in progress. I will

expose the analysis of the senses that women attribute to maternity through the care and rearing of

their minor children. The analysis of the field information achieved shows that in contrary to the

evidenced of women in other contexts and within the contemporary expectations where the education

and the paid female work outside the home are increasingly valued ideals, the women interviewed are

positioned from another angle and put in the center of their daily lives the maternity exercise through

the permanence in their homes as housewives giving priority to the care and rearing of their children,

a work located in the context of social reproduction that, apparently, gives sense to their femininity in

the absence of other performance possibilities. The position of these women of dedicating their selves

to the care of their children as a principal activity and to the management and infrastructure

conservation of their homes reinforce gender traditional ideologies and calls into question processes

of social changes that are tending to achieve equity and justice in family life through the relationships

between men and women.

Keywords: maternity, family, care, women, sons.

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