Imágenes de mundo sobre la reubicación de asentamientos … ·  · 2013-11-06En un texto...

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Imágenes de mundo sobre la reubicación de asentamientos urbanos en la ciudad de Córdoba: 'Cicatrización' y 'Recuperación' del territorio como metáforas operantes en discursos mediáticos, técnicos y políticos Por María Eugenia Boito, María Belén Espoz Dalmasso e Ileana Ibáñez. 1 1- Introducción A fines de julio, la administración delasotista inauguró la última 'ciudad-barrio' construida en el marco del programa habitacional denominado 'Mi Casa, mi vida'. 'Ciudad Parque Las Rosas', está conformada por 312 viviendas destinadas a pobladores de distintos asentamientos aledaños a barrio Matienzo (La Tablita, Costa Canal I y II, Las Siete Alcantarillas, entre otros) y constituye la séptima ciudad-barrio creada en el marco de este tipo de política pública en materia de hábitat. Hasta el presente son numerosas las visiones críticas y los cuestionamientos que se han generado por este tipo de intervención estatal urbana, tanto por profesionales (desde instancias académicas, periodísticas) como por los mismos destinatarios que, en algunos casos han resistido los traslados y en otros 2 , -ya ocupando las unidades habitacionales de los nuevos barrios- han abandonado las viviendas y retornaron a los anteriores asentamientos 3 . En el marco del debate instalado, lo que aparece como objeto de reflexión prevalente remite o bien a las características de estas urbanizaciones en tanto solución socio-habitacional (localización relativa con relación al centro de la ciudad, calidad de los materiales utilizados en las viviendas y en la infraestructura básica de servicios, nivel de adecuación de la unidad de vivienda en función de las características socio-familiares de los grupos destinatarios, etc.), o bien al impacto de los traslados sobre los procesos de reproducción cotidiana de estos grupos (pérdida o transformación de las estrategias de sobrevivencia para el acceso a recursos, modificaciones en las trayectorias escolares de los niños y jóvenes, etc.). Por el contrario en este trabajo pretendemos desplazar la mirada sobre estos tópicos, para recorrer e interrogar las prácticas de decir-hacer que se despliegan en (o a partir de) la emergencia de territorios 'abandonados', que se nominan como 'recuperados' en la cobertura mediática y en el discurso gubernamental; y que se traducen en acciones estatales y privadas orientadas a 'cicatrizar' el terreno, borrar la historia e impedir la posibilidad de cualquier forma de inscripción. 1 Estas reflexiones fueron presentadas en el “V Jornadas de Encuentro Interdisciplinario, ‘Las Ciencias Sociales y humanas en Córdoba’”, organizada por la Facultad de Filosofía y Humanidades y el CIFFyH. UNC. Córdoba, 2007. 2 Consultar: los números 49 y 51 (mayo y diciembre 2005) de la revista Desafíos Urbanos, el primer número de la publicación bimestral (Octubre, 2005) Contramano, y también la nota titulada "Políticas habitacionales provinciales. Un acercamiento exploratorio al programa habitacional generador de nuevas-ciudades barrio" en revista Confluencias, número 51, abril de 2005 del Colegio Profesional en Servicio Social. 3 Ver nota del 19 de agosto del 2006 en diario La voz del Interior “A dos años de su relocalización, villa La Maternidad vuelve a poblarse”

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Imágenes de mundo sobre la reubicación de asentamientos urbanos en la ciudad de Córdoba:

'Cicatrización' y 'Recuperación' del territorio como metáforas operantes en discursos

mediáticos, técnicos y políticos

Por María Eugenia Boito, María Belén Espoz Dalmasso e Ileana Ibáñez.1

1- Introducción

A fines de julio, la administración delasotista inauguró la última 'ciudad-barrio' construida

en el marco del programa habitacional denominado 'Mi Casa, mi vida'. 'Ciudad Parque Las Rosas',

está conformada por 312 viviendas destinadas a pobladores de distintos asentamientos aledaños a

barrio Matienzo (La Tablita, Costa Canal I y II, Las Siete Alcantarillas, entre otros) y constituye la

séptima ciudad-barrio creada en el marco de este tipo de política pública en materia de hábitat.

Hasta el presente son numerosas las visiones críticas y los cuestionamientos que se han

generado por este tipo de intervención estatal urbana, tanto por profesionales (desde instancias

académicas, periodísticas) como por los mismos destinatarios que, en algunos casos han resistido

los traslados y en otros2, -ya ocupando las unidades habitacionales de los nuevos barrios- han

abandonado las viviendas y retornaron a los anteriores asentamientos3.

En el marco del debate instalado, lo que aparece como objeto de reflexión prevalente remite

o bien a las características de estas urbanizaciones en tanto solución socio-habitacional (localización

relativa con relación al centro de la ciudad, calidad de los materiales utilizados en las viviendas y en

la infraestructura básica de servicios, nivel de adecuación de la unidad de vivienda en función de las

características socio-familiares de los grupos destinatarios, etc.), o bien al impacto de los traslados

sobre los procesos de reproducción cotidiana de estos grupos (pérdida o transformación de las

estrategias de sobrevivencia para el acceso a recursos, modificaciones en las trayectorias escolares

de los niños y jóvenes, etc.).

Por el contrario en este trabajo pretendemos desplazar la mirada sobre estos tópicos, para

recorrer e interrogar las prácticas de decir-hacer que se despliegan en (o a partir de) la emergencia

de territorios 'abandonados', que se nominan como 'recuperados' en la cobertura mediática y en el

discurso gubernamental; y que se traducen en acciones estatales y privadas orientadas a 'cicatrizar'

el terreno, borrar la historia e impedir la posibilidad de cualquier forma de inscripción.

1 Estas reflexiones fueron presentadas en el “V Jornadas de Encuentro Interdisciplinario, ‘Las Ciencias Sociales y humanas en Córdoba’”, organizada por la Facultad de Filosofía y Humanidades y el CIFFyH. UNC. Córdoba, 2007.

2 Consultar: los números 49 y 51 (mayo y diciembre 2005) de la revista Desafíos Urbanos, el primer número de la publicación bimestral (Octubre, 2005) Contramano, y también la nota titulada "Políticas habitacionales provinciales. Un acercamiento exploratorio al programa habitacional generador de nuevas-ciudades barrio" en revista Confluencias, número 51, abril de 2005 del Colegio Profesional en Servicio Social.

3 Ver nota del 19 de agosto del 2006 en diario La voz del Interior “A dos años de su relocalización, villa La Maternidad vuelve a poblarse”

Pretendemos identificar, describir e interpretar estas construcciones metafóricas que se

inscriben en textos y operan en situaciones concretas; imágenes de mundo que como expresiones

naturalizadas del sentido común (e incluso de saberes científico-técnicos) suponen y ponen en acto

ciertas formas de comprender e intervenir en contextos de expulsión social, y que por esto nos

interpelan a intentar y ensayar ejercicios de crítica ideológica.

La estrategia argumentativa que organiza estas reflexiones se orienta a partir de un primer

desarrollo teórico que refiere a ciertas nociones foucaultianas en cuanto a la relación entre las

configuraciones de espacios y el dispositivo de seguridad. A la vez se retoman ciertas

consideraciones que realiza R. Sennett con respecto a los procesos de urbanización y los aportes de

A. Scribano con respecto a la constitución de “imágenes de mundo”.

En un primer momento -sobre el tratamiento informativo concretado por el diario local La

Voz del Interior en cuanto a los diversos traslados a las nuevas 'ciudades-barrio' y la operatoria de

este programa habitacional- identificamos y comparamos las metáforas predominantes en la

cobertura mediática y el decir técnico. Tal como indicamos en el título que nomina estas

reflexiones, las expresiones ‘cicatrización’ y ‘recuperación’ exponen su prevalencia, a la vez que

suponen y actualizan formas de intervención específicas en tanto dispositivos que se inscriben y

reconocen contextos médicos / militares de constitución de sentido, para el quehacer con grupos en

situación de pobreza extrema.

A posteriori presentamos un conjunto de actividades y tareas que operacionalizan las

imágenes de mundo antes referidas en un traslado concreto. La observación en terreno (ilustrada

con fotografías) y de los decires de profesionales participantes, constituyen el encuadre de

significación que orienta la lectura y las interpretaciones sobre esta política habitacional. Por

último -y a modo de notas finales provisorias- el recorrido descriptivo/interpretativo realizado nos

expone a los desafíos que encuentra un tipo de lectura orientada a la crítica ideológica en un

contexto donde ciertos signos -no ya en su opacidad y en tanto particular juego de lenguaje sino

asumiendo una especie de obscena transparencia- actúan literalmente, sin velamiento. Decires y

haceres que invisibilizan su carácter político de manera paradójica: simplemente mostrándose.

2-Las intervenciones sobre la pobreza y sus metáforas

Los estudios y las consecuentes planificaciones para intervenir sobre contextos

caracterizados por la pobreza (como es el caso de la política analizada), se sostienen en supuestos

ontológicos que conforman discursos en tanto disposición material de lugares y formas de acción

específicas.

Centrados en el hacer cotidiano, urgidos por demandas asistenciales, muchas veces no

contamos con un espacio/tiempo para reflexionar sobre las maneras que tenemos de representarnos

las situaciones de pobreza, ni sobre las interpretaciones que portamos sobre las posibilidades,

límites y alcances de las acciones que realizamos.

Sin embargo estas construcciones im-plícitas, in-corporadas existen y operan conformando

nuestro quehacer. Parafraseando a Adrián Scribano, lo que entendemos por pobre y por situación de

pobreza, impacta en las interpretaciones e intervenciones que orientan nuestro quehacer sobre esta

problemática.

En el marco de un trabajo de investigación sobre este tema4, Scribano precisa que una de las

funciones específicas de la reflexión filosófica en relación con la construcción de teoría y práctica

sociológica, es colaborar en la conformación de una actitud de 'vigilancia epistemológica', orientada

al análisis y la crítica de los diversos niveles que conforman una teoría social: el teórico sustantivo,

el ontológico, el epistemológico, el metodológico y el crítico.

A nivel ontológico, la noción de 'imagen de mundo' permite identificar y reconocer las

formas definitorias de estos supuestos, ya que remite "al conjunto de presuposiciones sobre el modo

de existir de los agentes, el tiempo, el espacio y sus relaciones con la realidad social que producen

las aludidas teorías". (En este sentido, las imágenes de mundo) "nos posibilitan aprehender el

contorno de los esquemas perceptivos desde donde la teoría viene construida". (Scribano, 2002:

116,117)

Desde la perspectiva del autor, durante la década del 90 las investigaciones y las prácticas

efectivas de 'medición' de la pobreza en el marco de procesos de planificación y acción social, han

compartido un magma de implicaciones ontológicas que se condensan en tres metáforas: la médica,

la militar y la geológica. Citamos en extenso a Scribano:

"En una mirada preliminar, emergen tres grandes grupos de mediaciones metafóricas. En primer lugar aquellas que se apoyan en el uso de analogías militares que usan, entre otros, términos tales como combatir, luchar, abatir y eliminar. En segundo lugar, las analogías médicas que echan mano a expresiones tales como extirpar y mitigar y, en tercer lugar, las geológicas/naturales que utilizan conceptos tales como estratos y zonas, o desplazamiento y desventaja.No hay que meditar demasiado sobre estos usos para advertir que remiten a la pobreza desde la idea de conflicto, enfermedad y fenómeno natural". (2002: 135)

En la implementación de la política habitacional abordada, las expresiones 'cicatrización' y

'recuperación' se inscriben discursivamente, es decir materialmente, en contextos de significación

que operacionalizan las mediaciones metafóricas médicas y militares en la acción concreta en

contextos de pobreza urbana.

Antes de continuar necesitamos precisar que la noción de discurso con la que trabajamos

opera en sentido psicoanalítico; es decir que la remisión a este concepto supone indicar una forma

de "lazo social. Vínculo entre un agente y otro donde algo se produce y hay efectos de verdad".

4 Scribano, A. Representar e Intervenir la pobreza, financiado por SECyT, Universidad Nacional de Catamarca, 1997.

(Recio, en 1995: 485)

Desde el campo de lectura psicoanalítica, hablar de 'discurso' no supone una interpretación

textualista que refiera a la intencionalidad significante de cierto decir analizado; sino que en

aparente paradoja:

"el discurso es sin palabras, pues es una relación entre letras y lugares. El lazo social no se refiere solamente a la cadena significante, también esta referido al inconsciente y a la pulsión. Es decir, a los efectos sintomáticos que se producen en las diferentes modalidades de vínculo con el Otro. La modalidad de goce en lo social es la forma de pensar lo social del lado del síntoma." (Recio, en 1995: 482).

El discurso de este programa habitacional dispone una forma singular de lazo social con la

'población beneficiaria', a la que interpela -desplegando la mediación metafórica médica- en

términos de 'paciente'.

La posición de pasividad fue constitutiva y constituyente en los diversos momentos de

elaboración de esta política pública: desde la transformación en cuestión socialmente

problematizada, la formulación de políticas en la materia, hasta la implementación de programas

específicos. Incluso los pobladores se encontraron dispuestos como espectadores en el proceso de

destrucción de las viviendas precarias que habitaban hasta ese momento.

En un texto reciente,5 Richard Sennett interroga ciertas experiencias de urbanización

apelando a su memoria como protagonista de ese proceso, actualizando ciertas reacciones

emocionales que reaparecen asociadas a recuerdos. En este marco se plantea la problemática de la

generación de respeto. Así el autor señala que actuar con respeto en un mundo de desigualdad, no se

logra con la pretensión de hacerlo. Tampoco se sostiene en verbalizaciones que objetiven esta

intencionalidad. El respeto al otro -tal como se manifiesta en el ejemplo elegido por Sennett,

mediante la ejecución colectiva de una obra musical- es un acto que se realiza, que ocurre como

encuentro entre sujetos que se reconocen en su dependencia, pero también en su autonomía.

Por el contrario en el programa de hábitat analizado y en el traslado observado, se instala es

un tipo de definición de la situación que enfatiza la impotencia de los destinatarios: no participaron

en la formulación de este proyecto, no tuvieron lugar activo en la implementación más que como

espectadores en determinados momentos (los técnicos del Ministerio de la Solidaridad suelen

organizar -durante el pre/traslado- visitas de las familias 'beneficiarias' al nuevo barrio), no

participaron en la construcción de su vivienda mediante la modalidad de esfuerzo propio y ayuda

mutua (el proceso de construcción fue objeto de licitación: los costos y los tiempos por vivienda de

una de las U.T.E6 ganadoras redefine en términos de imposibilidad la salida constructiva antes 5 Sennett, R. El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad, Anagrama, Barcelona, 2003,

parte de su experiencia como poblador del plan habitacional del Cabrini Green, en Chicago durante la post-guerra.

6 Unión Transitoria de Empresas.

expuesta: en urbanizaciones de 300 viviendas, se construyó más de una vivienda por día a un costo

de $12.000 aproximadamente) y hasta se exhibe antes sus ojos la destrucción de la casa.

Demostración de impotencia excesiva, que se subraya con la necesidad de solicitar a los técnicos

que autoricen la 'recuperación' de algunos materiales para ser reutilizados (perfiles, viguetas,

chapas, bloques).

Como hemos señalado en otra oportunidad7 a través de este programa se generan efectos de

desubjetivación en los sujetos destinatarios, no solo en el momento del traslado concreto sino en las

diversas instancias que configuran la elaboración de esta respuesta habitacional, por la presencia de

un tipo de 'racionalidad' que potencia una vinculación dependiente en términos de Sennett.

3- Territorio y población como campo de gestión política.

La cuestión del territorio (y la del espacio en general) se vuelve esencial para pensar de qué

tipo de dispositivos hablamos cuando la intervención social implica -incluso- el saneamiento del

suelo para su futura “habitabilidad y circulación”. En este contexto, la política publica de hábitat

social se operativiza en pautas que responden a un dispositivo particular: el de seguridad. Según M.

Foucault, el poder se ejerce sobre el espacio; espacio que se configura de manera diferencial según

qué técnica de poder lo ordene. Si con la soberanía el ejercicio operaba dentro de los límites del

territorio, con la disciplina, lo hace sobre el cuerpo de los individuos, y finalmente con la

seguridad, sobre el conjunto de la población.

¿Pero cómo se constituye la población como espacio? Siguiendo el análisis foucaultiano,8

intentaremos articular esta configuración con las prácticas actuales de gobierno cordobés en el área

de hábitat social.

Durante el siglo XVII y XVIII con el desarrollo de las ciudades europeas,9 se replantea la

cuestión de cómo lograr una circulación fluida (de bienes, de personas y de dinero) sin perder la

seguridad que las murallas brindaban hacia el adentro del espacio cotidiano. Esto implica que la

seguridad trabaje sobre datos, maximizando los elementos positivos y minimizando "los aspectos

riesgosos e inconvenientes como el robo, las enfermedades, sin desconocer, por supuesto, que

jamás se los suprimirá del todo. (...) El buen ordenamiento de la ciudad responde a tener en cuenta

lo que puede pasar (Foucault, 2006: 39).

La población se constituye así como espacio de gestión. Es lo que el dispositivo de 7 Parte de Avance del informe de SECyT 2006, titulado “Subjetividades y contextos de pobreza. Deconstrucción de

políticas habitacionales en el traslado de familias a nuevas "ciudades-barrios" de Córdoba”.

8 Foucault, M. Seguridad, Territorio y Población, Fondo de Cultura Económica, Bs. As. 2006.

9 Tanto Foucault como Sennett en sus lecturas sobre la constitución de las ciudades tienen en cuenta un vector histórico para analizar las particularidades de tal conformación y su impacto en la constitución de subjetividades, aun cuando es necesario destacar divergencias en lo que enfatiza cada perspectiva.

seguridad tratará de acondicionar como medio en función de la probabilidad10. Y aquí la cuestión

esencial: ¿qué es el medio? Es lo necesario para explicar la acción a distancia de un cuerpo sobre

otro. Se trata, por lo tanto, del soporte y el elemento de circulación de una acción (41). Este

traslado que se produce desde la mecánica de los cuerpos hacia la configuración (y explicación) del

cuerpo social, es precisamente lo que va a dar origen a la formación del concepto población.

Concepto que, atravesado por la excesiva función metafórica del lenguaje actúa “allí” como algo

dado, natural, que no es pensado como espacio de gestión construido social y políticamente, guiado

por el desarrollo capitalista. Población parece ser así el resultado del medio.

Entonces, el concepto de medio permite la introducción de todo un campo de intervención

que desde el siglo XVIII en adelante, va a tener como objeto a toda la población, es decir, a la

multiplicidad de individuos que están y sólo existen biológicamente ligados a la materialidad dentro

de la cual se inscriben. Y en este punto irrumpe la naturalidad de la especie humana como

artificialidad política de una relación de poder (42). Se trata de la idea de “un medio artificial y

natural, en el cual el artificio actúa como una naturaleza con respecto a una población que, tejida

de relaciones sociales y políticas, también funciona a la vez como especie” (42). Es a partir de este

punto en que comienzan a “confundirse, mezclarse, fusionarse” la naturaleza en el sentido de

elementos físicos, con la naturaleza en el sentido de naturaleza de la especie humana. De allí que la

técnica de seguridad se dirija al medio (y su control).

La técnica de seguridad opera en el reconocimiento -impulsado por la lógica eugenésica- de

los elementos pertinentes para habitar y/o potenciar el espacio. En palabras de Foucault:

“Dentro del propio saber-poder, dentro de la propia tecnología y gestión económica, tendremos ese corte entre el nivel pertinente de la población y el nivel no pertinente, o bien el nivel simplemente instrumental (…) La población es pertinente como objetivo y los individuos, las series de individuos (…) no van a serlo como objetivo. Lo serán sencillamente como instrumento, relevo o condición para obtener algo en el plano de la población (63).

En este sentido, es clara la continua utilización en los análisis actuales sobre pobreza en

nuestro país11 de conceptos como 'vulnerabilidad social', 'capital social' y 'resiliencia'12, que

depositan en la franja de individuos definidos como “pobres” el instrumento de la misma gestión

social.

Si se comienza a hablar de niveles de pertinencia, hay una relación directa entre la

10 En este sentido, la potencialidad que brinda el cálculo es central a la hora de pensar y relacionar los diversos elementos, componentes y fenómenos que pasarán a formar parte de la política estatal, entendida en términos mucho más abarcativos.

11 En especial el caso de la sociodemografía.

12 El desarrollo de estas ideas se encuentran en la ponencia titulada “Las ausencias en las producciones teóricas sobre la pobreza. ¿Una intervención Biopolítica?” de Maria Belén Espoz presentada en el Congreso de Investigadores en Comunicación 2006, San Juan.

referencialidad que se desprende del concepto de espacio y las posibilidades de habitarlo. Lo cual

implica por un lado, características “naturales” vinculadas al lugar, y por otro, una valoración

axiológica sobre quienes tienen derecho a ese espacio, instalando como problema como se

determinan esos derechos.

Foucault señala13 que la política moderna (como acto de gobierno) comienza a operar en

aspectos de lo biológico de la vida humana. Esto es posible gracias a la intervención y desarrollo de

las Ciencias Humanas. De allí que la vida del cuerpo se coloca como problema político. Se

comienzan a delinear los límites de aceptabilidad que definen y determinan los niveles de

pertinencia de una población.

El Estado Moderno, en el momento que se hace cargo de la población, se erige como

representante de la vida en general, y por lo tanto es el responsable de identificar todo aquello que

atente contra ella. Ese “todo aquello” remite a la idea de subrazas, expresión con sentido negativo

que indica la existencia de ciertos cuerpos que se consideran como amenaza para la sociedad.

En el ideal del Estado Moderno definido como “el bien común” hay un sentido biologicista

representado en la idea de “infiltración”. Este concepto que parece “inocente” en el sentido de

referir solo a una “idea” de lo que potencialmente puede atentar contra el orden social (y su

población), se traduce en formas de acción diferenciales sobre algunos cuerpos, hasta situaciones

extremas en las que se reclama su eliminación, en vistas a proteger a la sociedad14.

Esta operación es definida por Foucault como racismo de Estado. Y es precisamente cuando

el Estado se hace cargo de esta operación que su legitimidad depende de esa defensa. Pasa a ser el

lugar donde se producen las diferenciaciones sociales por un lado, pero también un mecanismo de

reproducción de la violencia para poder fundar su legitimidad “como gestor de la vida”15. De esta

manera, el Estado no representa a una raza sino que produce -a través de la inclusión de

mecanismos biologizantes del discurso médico- la degradación de series de la población y lo eleva a

la categoría de amenaza y peligro.

Un ejemplo esclarecedor es el caso de los mecanismos que construyen las condiciones de

aceptabilidad de algunos asesinatos: hay que poder eliminar a “ciertos sujetos” porque esas vidas

amenazan a la “Vida” (entendida desde la potencialidad de la población). El Estado despoja así al

cuerpo de la "'naturaleza humana" (se habla de “psicópatas”, “perversos”, “enfermos”) y de su

ciudadanía, a través de la intervención de la racionalidad jurídico-política. Así, se identifica los

13 Foucault, M. Genealogía del racismo. De la guerra de las razas al racismo de Estado, Traducción: Alfredo Tzveibely, La Piqueta. Madrid.

14 Pensemos en la fuerza performativa que tuvo el concepto de “infiltración” durante la ultima dictadura militar en nuestro país.

15 La política en este sentido no sería sino la continuación de la guerra por otros medios.

cuerpos amenazantes, se los deshumaniza, se los despoja de todo aquello que remite al universo

común de la vida, y su muerte (social o física) no constituye un asesinato sino más bien “justicia”16.

Esta idea de justicia atraviesa el campo de producción discursiva sobre la pobreza. Y es el

vector del ejercicio de las políticas habitacionales en la provincia de Córdoba17 que se sustentan en

la idea de “medio” y sus variables (que incluyen por igual a individuos, condiciones del suelo,

características del espacio físico, etc.). La lectura que hace el gobierno provincial acerca de las

condiciones paupérrimas de vida de los habitantes de las villas miserias, de las condiciones de no-

higiene, de los focos infecciosos potenciales, en fin, “del medio no apto para la existencia” (no la

existencia pertinente en términos poblacionales) es la que permite la intervención y el saneamiento.

Por ello se procede a realizar la “cicatrización del lugar”, como si éste hubiera sido infectado por los

habitantes que lo ocupaban, borrando toda marca de sentido, toda relación de pertenencia, todo

resto de significatividad producida por sus “antiguos habitantes”.

Estamos ante un espacio constituido como ejercicio biopolítico. En el mismo, hay

intervenciones reales que no son solamente de cuidado sino también de mejoramiento: hay que

perfeccionar la especie. Este progreso implica una selección natural de los más aptos para la

supervivencia, quedando los “no pertinentes” relegados a la categoría de nocivos y por ello

destinados a los márgenes de la ciudad. El “afuera” del territorio se funda como lugar marginal,

excluyente quedando como “adentro” (espacios verdes recuperados) ese espacio saneado -y limpio,

cicatrizado- que solo puede ser parte de la ciudad en tanto espacio cuya "fisonomía" se encuentre en

relación armoniosa con el resto de los elementos que la compongan.

Esto se presenta claramente en los documentos reglamentarios del proyecto de rehabilitación

habitacional18. El segundo componente del mismo se define como Recuperación ambiental de las

zonas de riesgo inundables desalojadas.

Las inversiones están destinadas a: a) ampliar las Áreas Verdes de uso Recreativo en la Ciudad, b)

neutralizar la posibilidad de instalación de nuevos asentamientos irregulares. Este último punto

sirve de garantía para evitar cualquier posibilidad de reasentamientos dentro de la Ciudad,

acentuando el carácter de “expulsión” al que se presta la noción de “traslado”. De allí que, una vez

producido el traslado, se proceda a realizar la “cicatrización del lugar en donde se encontraba el

16 En especial tenemos en cuenta los aportes de G. Agamben.

17 El “nuevo espacio” que se les adjudica en tanto beneficiarios de la política estatal, no solo los “reincorpora” a condiciones habitacionales dignas, sino también a “una calidad de vida diferente” (cartilla), donde diferente -según el análisis realizado- es “mejor”, “mas acorde a lo ciudadanamente preferible, en "Las políticas habitacionales y la gestión de la marginalidad: El programa "Mi casa, mi vida", realizado por Capellino, Espoz e Ibañez. Ver en este volumen.

18 Reglamento Operativo del “Proyecto de Emergencia para la Rehabilitación Habitacional de los Grupos Vulnerables Afectados por las Inundaciones en la Ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba”. Contrato de Préstamo 1287/OC-AR.

asentamiento trasladado, ampliando de esta forma los espacios verdes y de recreación en la ciudad

de Córdoba19”. Acción que de manera “pornográfica” remarca la intencionalidad política que ya se

encuentra en el concepto de cicatrización. “Asegurarse” que esos sujetos no “vuelvan” a ocupar ese

espacio.

Para dar cuenta de ello tomemos en cuenta -siempre siguiendo el reglamento operativo- las

siguientes descripciones: estos espacios en donde se localizaban los asentamientos afectados por el

desastre natural, “afrontan problemas de inundación en forma periódica” o son “zonas de alto

riesgo ambientales”. Lo cual vuelve al menos “dudosa” la utilización de los mismos para

recreación, en especial si se piensan realizar “actividades de esparcimiento, deportivas y culturales”

–como se plantea en el R.O.- en esos mismos espacios para los habitantes de la ciudad de Córdoba.

Esto nos pone frente a una idea de “limpieza” de la Ciudad, sustentada en la idea de

“cicatrización” -como herida provocada, no sólo por el “desastre natural”- que debe ser sellada y

reparada para convertirse en un espacio “habitable”. Pero también se establece que en esos espacios

“recuperados”, se incluirá todo el equipamiento “afín” a la recreación de los habitantes de la

Ciudad de Córdoba que contribuya a mejorar la calidad de vida.

Es en este punto donde las contradicciones del objetivo del proyecto se ponen en evidencia y

más que interpretar en él un intento de salvaguardar la integridad física de las personas, de sus

viviendas, de un posible desastre natural -que efectivamente se dio en determinados lugares-

podemos leer un fuerte elemento de biopoder que procedió a realizar una “limpieza” visual

-material- de los elementos “nocivos” a la Ciudad, estableciendo de este modo, un ideal de Ciudad.

Ideal que materializa los desiguales modos de 'merecer la ciudad' (en la clásica expresión de Oscar

Oszlak).

4- La puesta en escena para los ciudadanos. Metáforas que naturalizan la intervención

política en el discurso mediático

El discurso mediático ha conformado en el tratamiento de diferentes momentos de

aplicación de la política de hábitat, modalidades de comprensión que sostienen y actualizan el

discurso técnico (“recuperación” y “cicatrización”). Pero también apela a la sensibilidad y la moral

como modalidad interpretativa, que a la vez justifica esta intervención sobre conjuntos

poblacionales, a partir de los traslados de habitantes de diversos asentamientos a las soluciones

habitacionales (“Ciudad Evita”, “Ciudad de mis sueños” “Ciudad de los cuartetos”,”Ciudad de los

niños”, entre otros). De esta manera se configuran estrategias de interpretación que naturalizan las

lógicas de funcionamiento y modalidades de intervención del Estado20.

19 Reglamento Operativo del préstamo del BID.20Trabajaremos con dos casos claves cuya particularidad reside dos tipos de resistencias a la política: la de sujetos

Estas articulaciones discursivas se conforman desde metáforas (en decires y haceres) que

deslizan el conflicto, la lucha por el espacio a territorios “no políticos”, “no ideológicos” remitiendo

a la sensibilidad, la moral y la religiosidad.

La literalidad de “la recuperación”

El concepto de “recuperación” provoca una alusión necesaria, la pregunta: ¿Para quien se

recupera este territorio? En las notas del diario La Voz del Interior el “afuera” y el “adentro” está

muy claro: “el proyecto cuyo objetivo es recuperar el sector urbano donde desde hace décadas está

la villa miseria La Maternidad” (16/06/2004).

El lexema “recuperación” como eje de los objetivos del postraslado señala una falta, que es

mediada por la acción de “otro” que en este caso ocupaba ese territorio: los habitantes de “la villa

miseria”. En palabras de Squeff21 “La idea es recuperar sectores para devolverlos a la sociedad”

(10/06/2004).

La “devolución a la sociedad” es definida por la intervención estatal como acto justo de

“recuperación” de lo propio del todo social. Esto implica no solo la eliminación (traslado,

expulsión) de los elementos nocivos en tanto especie degradada, sino la transformación de ese

espacio para que adquiera la imagen necesaria para la “ciudad ideal”.

En este sentido el discurso mediático refiere a imágenes expresivas de este proceso de

“recuperación” y “mejoramiento”, algunas de ellas son:

“Un parque lineal de casi dos hectáreas y media de superficie con obras de forestación, iluminación, juegos infantiles, un anfiteatro e incluso una residencia para la Maternidad Provincial” (10/06/2004)

“Una nueva imagen” (...) El proyecto ambiental procura otorgar una nueva fisonomía a un sector deprimido en lo urbanístico y de alto riesgo en materia de seguridad para quienes transitan por los alrededores de la villa” (10/06/2004)

Proceso que necesita de una:

Intervención rápida (...) Tal como se ha realizado en otros sectores urbanos, el trabajo de recuperación de la zona se efectuará en forma urgente, para evitar que se reinicie el proceso de asentamiento precario. “Inmediatamente de realizada la mudanza demolemos la casa y comenzamos la remediación. Es un trabajo sobre área liberada”. En la zona hay emprendimientos inmobiliarios en marcha y se procura que además de un nuevo espacio de esparcimientos, se elimine un punto peligroso en materia de seguridad (Squeff en 10/06/2004).

afectados en tanto son sus “beneficiarios”, es decir los “potenciales trasladados” (en el caso que analizaremos, los habitantes de Villa La Maternidad”) y los sujetos que se reconocen a si mismos como afectados, los pobladores de barrios adyacentes a donde se edificaron las soluciones habitacionales (el caso de los vecinos de Matienzo).

21 Dario Squeff es el titular del Proyecto Ambiental del Programa de 12 mil viviendas de la Dirección de Ambiente de la Provincia de Córdoba.

En las frases anteriores reconocemos construcciones ideológicas que articulan y naturalizan

modalidades de intervención estatal, a partir de la actualización de metáforas militares y médicas.

Palabras como “fisonomía”, “remediación”, junto con la referencia a la in-seguridad del territorio

(en términos naturales y sociales) son la presentación de la problemática, mientras que la acción de

destrucción de las viviendas es definida como “un trabajo sobre área liberada”. Estas

articulaciones discusivas establecen relaciones entre los sujetos, donde los afectados por esta

política se definen como pacientes o enemigos; un sujeto extraño a la ciudad.

Los agentes activos son el Ministerio de la Solidaridad, la Agencia Córdoba Ambiente y el

Ejército, quienes realizaron el “operativo mudanza”. “Operativo” es utilizado en su significación

como acción médica y también militar; convergencia, homología entre ambas lógicas interpretativas

que permite asociar estas acciones al discurso de la naturaleza y la necesidad. Un tiempo ‘urgente’

para que estos cuerpos extraños a la población no regresen, pero también para que los territorios

recuperados dejen de ser peligrosos.

Tal es el caso de la presentación que realiza el diario el día 16 de junio del 2004 sobre el

traslado de Villa La Maternidad: “Comenzó a desaparecer la villa más antigua y céntrica de

Córdoba”. Este titular sin sujeto, presenta al traslado como un acto espontáneo, cuasi mágico de

desaparición física: comienza, sin por qué ni anclaje en decisiones políticas ni sociales.

“Entre nubes de polvillo, golpes de mazas y topadoras que derrumbaban paredes, se puso en marcha ayer el operativo de demolición de las casas que durante mas de medio siglo formaron la villa La Maternidad”. (16/06/2004)

Con esta imagen comienza la nota. La potencialidad y eficacia de esta descripción se

encuentra en la referencia a una dimensión temporal histórica de esas viviendas, que en el acto de

destrucción es negado como historia presente, viva y constitutiva de la ciudad.

El “operativo” de destrucción-desaparición de los restos de villa La Maternidad es realizado

simultáneamente con el traslado; es decir, mientras esperan, las familias ven “el derrumbe de las

construcciones precarias”. Asimismo esta expectación es construida a partir de la narrativización

del diario:

“Sentado en la puerta de la pieza que constituía toda su propiedad, Juan Luis López observaba el trabajo, mientras soñaba con tener una casa nueva para compartir con su hijo de 18 años” (16/06/2004).

Esta descripción nos interpela a preguntarnos ¿Quién sueña con esta casa nueva que señala

el diario? ¿Es Juan Luis López mientras veía el “trabajo” de destrucción de “toda” su propiedad?

Esta construcción discursiva del diario implica la transposición de los deseos y los sueños del

periodista desde su particular posición de clase. En este mismo acto captura para sí la posibilidad de

desear del “otro”, negándolo en su subjetividad; Juan Luis López no solo es contado e interpretado

por el discurso mediático, sino que también es expropiado de sus sueños y ‘hablado’ desde el diario.

Lo mismo sucede en otra parte de la nota, donde se enuncia “entre los montículos de escombros,

grupos de chicos jugaban esperando el momento en que se hiciera el traslado”. Se afirma una

especie de “espera esperanzada” que el periodista “captura” a partir de una interpretación de

sensaciones, emociones y deseos con solo mirar al “otro”. Por otro lado el cierre discursivo

naturaliza la acción de cicatrización por analogía a fenómenos ecológicos:

“Al caer la tarde, desde la avenida de Circunvalación podían verse algunos lugares donde el paisaje semejaba a la acción de un terremoto” (16/06/2004).

La naturalización de la acción social de los sujetos sobre ese espacio, esta dada por “la

semejanza a la acción de un terremoto”. Esta distancia que introduce el concepto de “semejante a”,

ocluye la literalidad del terremoto social, las consecuencias simbólicas y materiales de las acciones

políticas.

La sensibilidad y la moral como estrategia interpretativa de la acción política

En barrio Matienzo los habitantes (quienes se percibían como afectados indirectos de la

política estatal) reclamaban la suspensión de la edificación de ‘Ciudad Parque Las Rosas’ en las

proximidades del barrio. El argumento era la asociación de esos sujetos “otros” con la inseguridad,

nominándolos como “sujetos peligrosos” por su lugar de procedencia. (“villas miserias”)

El conflicto es presentado por el diario La Voz del Interior el 9 de junio del 2005, en la

sección Opinión. Se destacan cuatro artículos escritos por: Horacio Saravia (integrante de la

Pastoral Social), Luis Juez (Intendente de Córdoba), Marcelo Falo (Secretario de Información

Pública) y la editorial del diario. Estos actores son reconocidos como capaces de narrar e interpretar

el conflicto, no solo en cuanto a las implicancias de la política en términos materiales, sino también

a nivel de las emociones y necesidades subjetivas de los afectados.

Las imágenes que se actualizan para dar cuenta del conflicto provocan un corrimiento de la

dimensión política, estableciéndose sin embargo particularidades divisiones y polémicas: en el caso

de Juez y el representante de la pastoral social, se trata de una lucha de pobres contra pobres

(derecho a la vivienda/ derecho a la seguridad); mientras que Marcelo Falo y la editorial del diario

inscriben el conflicto en el plano de la sensibilidad y la moral: buenos cristianos/malos cristianos,

hombres de buena voluntad/hombres de mala voluntad, solidarios/no solidarios.

Estas modalidades interpretativas dan por hecho la escisión social. Se narrativiza la acción

política de manera tal que, los sujetos “son hablados” no sólo interpretando sus necesidades

materiales sino también afectivas, profundizando de esta manera el proceso de desubjetivación. El

Estado es presentado como mediador y gestor de la política pero no como parte del conflicto, como

actor que define el adentro y el afuera de la ciudad.

La sensibilidad y la moral como fundamento de la acción política son articuladas en el

discurso de Marcelo Falo en su artículo titulado “Extremos de insensibilidad”, en el sostiene:

“Sólo me cabe expresar la sorpresa y también la pena que he experimentado al descubrir hasta qué punto algunos de nosotros nos hemos vuelto insensibles ante los padecimientos ajenos. A los extremos de insensibilidad a los que hemos llegado y lo lejos que estamos de poder decir que nuestra Córdoba es una comunidad solidaria, tolerante, libre de prejuicios y auténticamente cristiana”.

Insensibilidad ante los “padecimientos ajenos” (en tanto ‘resto’ que no entra en el

llamamiento al “nosotros social”). Este padecer es inscripto en el plano individual y emocional, en

donde la afección de ese padecimiento del “otro” se expone para la población en una

argumentación anclada en la “sensibilidad”, la “tolerancia”, “solidaridad” y la “autenticidad

cristiana”. Esta formulación corre el eje de la acción política sobre los cuerpos de los sujetos

trasladados, velando la responsabilidad estatal sobre estas acciones, que no instaura un lazo social

como “ciudadanos” sino que implican una relación de condescendencia y generosidad de unos

sobre otros. Así en el cierre:

“A esta altura de los acontecimientos no me queda más que pedir a los cordobeses de buena voluntad – que estoy convencido que son la inmensa mayoría- que traten de disuadir a quienes discriminan a los humildes. Que los llamen a la reflexión. También pedir un gesto de generosidad, nuevamente, a quienes por temor a supuestos marginales han optado por marginarse a sí mismos”.

La editorial del diario, también actualiza este llamamiento a la sensibilidad y la moral

reproduciendo los mismos efectos argumentativos antes analizados. El título y el cierre lo afirman:

“Solidaridad responsable”, y “Ayudémoslos para que se ayuden y, al hacerlo, nos ayudaremos

todos”.

Lo mismo sucede en el caso de lo expresado por Saravia, que desde una lectura anclada en

los derechos humanos establece el conflicto como una disputa de “pobres contra pobres”. En el

mismo acto de reconocimiento al derecho a la vivienda se establece un deslizamiento de su carácter

político y social, porque se interpela a los individuos desde la sensibilidad, desconociendo a los

sujetos como ciudadanos, como agentes activos y autónomos.

“Hoy vivimos y nos lastimamos con un enfrentamiento pernicioso. Nunca los derechos humanos pueden ser incompatibles... si han llegado a serlo (el derecho a la vivienda y el derecho a la seguridad) mucho se debe al personalismo autoritario de quién tiene la primera responsabilidad.”

La interpretación mediática sobre el traslado a Ciudad-Parque las Rosas inscribe el conflicto

en el plano moral y sensitivo construyendo “imágenes de mundo” que instituyen a los sujetos como

depositarios de “buenas intenciones” -y no como sujetos de derecho-. En este marco explicativo y a

partir de la actualización del discurso de la tolerancia, de los derechos humanos propios de la

racionalidad liberal y del mandato cristiano, se “naturalizan” las posibilidades diferenciales

(desiguales) de ejercicio del derecho a la ciudad que portan los actores.

5- En terreno: "Ciudad Parque Las Rosas"

La nueva 'ciudad- barrio' "Parque Las Rosas" está compuesta por 312 viviendas habitadas

por 126 familias de 'Las siete alcantarillas' (6 grupos familiares no fueron trasladados en esta

oportunidad ya que cuentan con estrategias de reproducción cotidiana de características rurales

basada en la cría de animales), 25 familias de un sector denominado 'Desprendimiento', 100

familias de 'La Tablita' (al oeste de Barrio Estación Flores, entre Circunvalación y calle

Luxemburgo), 20 familias que ocupaban construcciones del Ferrocarril y la escuela abandonada

'Alas Argentinas', 13 familias de Costa Canal I (asentamiento lineal, al margen del canal maestro) y

22 familias de Costa Canal II (asentamiento al margen oeste del canal maestro sur).

Literalmente, el nuevo barrio se encuentra mas allá de Frontera, calle que se constituye

como límite en relación a Barrio Matienzo. Esta urbanización es particular, ya que linda con un

barrio obrero tradicional como el antes nombrado, así como con nuevos emprendimientos

inmobiliarios: un barrio de la cooperativa de vivienda 'Horizonte' llamado 'Favaloro Sud" (que

produce viviendas para un sector con nivel adquisitivo medio) y dos barrios cerrados: Natania (al

este) y Soles del Oeste.

El traslado

En el 'operativo de traslado'22, por primera vez, participaron diversas organizaciones públicas

y privatizadas: técnicos del Ministerio de la Solidaridad, empleados de la empresa provincial de

energía eléctrica (EPEC), personal de Ferrocarriles Argentinos, representantes de las privatizadas

ECOGAS y de AGUAS CORDOBESAS.

El personal de EPEC inició el proceso de 'desenergización de la zona', mediante el retiro de

las conexiones directas al servicio de energía pública. Los pobladores, a partir de las ocho de la

mañana, fueron retirando sus bienes de las viviendas y los ubicaron en la puerta, en espera de los

camiones del ejército que iban a realizar la mudanza. Apenas subieron sus pertenencias al camión,

las topadoras comenzaron con la destrucción total de las viviendas. En términos técnicos, los viajes

se autorizaban cuando 'La vivienda debe estar demolida completamente o presentar in-

habitabilidad.'

"las cosas se sacaban y se ponían en la calle. En ese mismo momento ya las máquinas estaban 22 El traslado se realizó durante dos días, el 27 y 28 de julio. Durante el primero se mudaron 179 familias; durante el

segundo, 133

demoliendo las casas... la gente estaba como inerte, no hacían nada. Veían como levantaban los techos y los volvían a largar para que se partan y volteaban las paredes”. (Entrevista a técnico P.)

Las viviendas fueron destruidas hasta los cimientos. No podía quedar ningún tipo de

construcción a ser re-utilizada; de allí que era necesario 'meterse bajo la superficie del terreno, pasar

la máquina y remover el suelo'. El traslado se inició a las 8 de la mañana; a las 15 horas las

topadoras estaban en plena demolición, acopiando escombros en algunos sitios prefijados para

luego cargarlos en camiones y trasladarlos.

Paralelamente a esto, la privatizada empresa de agua iba desenterrando y cortando las

mangueras precarias mediante las cuales las familias habían podido acceder a la red para la

provisión de agua. Este es el primer caso en el que participa AGUAS CORDOBESAS en el

momento del traslado; participación que puede responder a dos motivos: en primer lugar, como

algunos grupos familiares no fueron mudados a Ciudad Parque las Rosas ya que se dedican a la cría

y venta de animales como estrategia de obtención de recursos, había que garantizar que pudiesen

seguir 'conectados' con la 'arteria' de agua (es decir, arreglar si por la demolición se rompían los

'finos capilares') ; en segundo lugar -en tanto 'intervención preventiva'- la 'cicatrización' también

incluía 'extirpar' el tejido de mangueras para obstaculizar cualquier nuevo intento de asentamiento.

Curiosamente, en el lugar había tanques de agua que se encontraban en una situación extraña

en términos de legalidad-ilegalidad. Para la empresa privatizada no estaban incluidos como parte de

la red; sin embargo no es que fueron adquiridos por los habitantes en tanto 'táctica' organizada para

obtener agua potable, sino que una borrosa inscripción en el frente de los tanques expone su origen

y procedencia: 'Ministerio de Asuntos Sociales'.

Durante semanas23 las máquinas y los técnicos siguieron actuando en el territorio

'recuperado' mediante acciones que constituyen el anverso al quehacer del arqueólogo: no se trata

de encontrar ruinas o fósiles de un tiempo remoto para intentar leer y descifrar en esos restos los

rastros de una forma de vida, sino provocar un 'terremoto' que borre cualquier indicio o marca de un

presente social próximo que pretenda interpelar como significación política. La acción de

'cicatrización' también supone un trabajo de sepultura. Las siguientes fotos son expresivas de este

sentido:

23 Las fotografías que ilustran este trabajo fueron tomadas el 7/9/06, el traslado se realizó el 27 y 28/8/06.

A modo de cierre

Hemos identificado y descripto la capacidad performativa de las imágenes de mundo

analizadas, que se materializa en el desplazamiento y en la operatividad que adquieren en la

intervención pública estudiada.

El dispositivo de seguridad opera con una lógica que naturaliza lo social: la aparición del

caso permite individualizar los fenómenos colectivos o colectivizar los fenómenos individuales, de

manera tal que las llamadas ciencias humanas y sociales se “ofrecen” como instrumento necesario

para la operatoria objetivante. Luego, al determinar -por medio del cálculo- los riesgos

diferenciales, se instaura la curva de “normalidad” que permitirá la clasificación esquemática de las

desviaciones. Todo ello para enunciar el “peligro” potencial que de manera casi inminente

provocará una “crisis” (fenómeno de intensificación circular que solo podrá ser frenado por un

mecanismo natural o una intervención artificial). Ante el peligro y la crisis hay una sola salida:

eliminar los elementos nocivos aun mucho antes de que se constituyan como tales por medio de la

intervención estatal. Y se trata de una acción política “legítima” en tanto que el dispositivo ya

naturaliza a los sujetos como productos nocivos de un medio que se presenta como peligroso para

la población en su conjunto.

Estas mediaciones metafóricas no solo invocan presencias que se traducen en tareas y

acciones 'técnicas', sino que presentifican ausencias mediante las borraduras y los silencios que

también delimitan y encuadran las formas de lo discursivo (en tanto lazo social materialmente

posible). En este sentido, los sujetos 'beneficiarios' del programa habitacional son producidos

discursivamente desde diversas dimensiones de incapacidad (para participar y decidir sobre las

formas, los espacios y los tiempos de concreción de la respuesta habitacional, para ejecutar el

programa, para evaluarlo).

Un intento de ejercicio de crítica ideológica sobre esta forma de intervención presenta

dificultades. Necesitamos 'intervenir' esa intervención, intercalar otra versión -según la expresión de

Eduardo Gruner- cuestionando no ya cierta opacidad en los discursos producidos, sino una

pornográfica transparencia donde 'recuperar' quiere decir 'recuperar' y 'cicatrizar' también remite a

una similar tautología. Entonces nos preguntamos ¿cómo hacer visible lo que esta ante los ojos y

no se ve? ¿Cómo atravesar críticamente lo que tiene la forma y el contenido de lo invisible por

mostración? Quizás apegarnos a la literalidad de las expresiones utilizadas y desarrollar sus

consecuencias e implicaciones políticas sea una vía.

En términos médicos, 'cicatrización' se define de la siguiente manera: "es un tejido neo-

formado que viene a ocupar el lugar de esa herida." Como característica principal, "tiene una

retracción progresiva". No es posible cicatrizar las heridas sociales de la desigualdad mediante

respuestas habitacionales desancladas de una perspectiva integral sobre la 'etiología' de la pobreza,

que además no tienen en cuenta ningún nivel de gradualidad en el abordaje, sino que interviene

traumáticamente, disponiendo a los sujetos en espectáculo (para otros) / espectadores de sus propias

vidas, demoliendo las condiciones de posibilidad para acciones mas autónomas.

La idea de cicatrización no es más ni menos que la graficación obscena de ese proceso.

Proceso cuya fuerza adormeció la opinión pública menos ávida; peor aún a la reflexión critica más

simple. Por eso la urgencia se nos presenta como doble desafío: la necesidad imperiosa de recuperar

la potencia performativa del lenguaje como instancia de producción de prácticas sociales; y la

desmitificación de la naturalización -impulsada por el fin de cientificidad de las ciencias- de los

fenómenos sociales.

Por esto el apego a cierta literalidad en lo dicho puede iluminar, hacer visible el diagrama

que sostiene la intervención analizada; pero acto seguido es necesario identificar que tipo de fuerza

opera haciendo desaparecer (en los marcos teóricos de las ciencias, en lo construcción de los

fenómenos indagados) otras versiones orientadas a inter–venir reconociendo el desacuerdo

constitutivo (político) entre qué cuerpos pueden habitar qué lugares.

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