El impresionismo

(I)

El Impresionismo es un movimiento artístico que surge en las últimas décadas del siglo XIX como reacción contra el arte académico, teniendo focos en toda Europa, pero fundamentalmente en Francia. Se caracterizó, principalmente, por el intento de plasmar la luz (la “impresión” visual) y el instante sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. El término “Impresionismo” no lo inventaron los propios artistas, sino un crítico y periodista, Louis Leroy, en 1874. Tenía un intencionado matiz irónico y despectivo, si bien, en las últimas décadas del siglo la crítica y el público revisaron gradualmente sus posturas hasta adjudicarles un éxito sólido y duradero. La libre elección de los temas y la pintura al aire libre serán dos de sus principios básicos.El Impresionismo representa un momento fundamental de tránsito entre la pintura antigua y las vanguardias artísticas de las primeras décadas del siglo XX. Pintores como Edouard Manet, Claude Monet, Edgar Degas, August Renoir y Camille Pizarro son considerados los iniciadores del movimiento.

LOS TEMASEn las obras de los impresionistas brillan por su ausencia los temas religiosos, los acontecimientos históricos; han desaparecido las ninfas, los sátiros y el resto de los personajes mitológicos. Ya no hay sitio para las ruinas clásicas, reales o imaginarias. Ni siquiera aparece ya la lectura idealizada de los románticos, que veían en la naturaleza una representación concreta de la vida espiritual del universo. La actitud de los impresionistas es espontánea e inmediata. No dan demasiada importancia a los detalles, sino al conjunto, a la “impresión general” y con este propósito, salen de sus estudios y se adentran y asientan en plena naturaleza. Gracias al tren, se desplazan sin demasiado esfuerzo por los alrededores de París o a otras regiones de Francia, desde Normandía hasta la Costa Azul.El tema favorito es el paisaje fluvial o las marinas. Casi todos se encuentran fascinados por el agua e intentan plasmar con sus paletas los efectos de la luz. También merecen citarse los cuadros sobre el campo y el trabajo de los labradores y pastores (Pissarro), los bosques y las grandes planicies, los jardines de Monet, los pueblecitos de la Provenza, los paisajes nevados.

La Urraca (1868-1869)

Además de pintar paisajes naturales, los impresionistas reflejaron en muchas obras el paisaje urbano, sobre todo de París, protagonista durante los mismos años de un desarrollo urbanístico espectacular.

Calle de París,

tiempo lluvioso (

Calle de París,

tiempo lluvioso (1877)

Gustave Caillebot

te

Los impresionistas se sentían a sus anchas en los grandes bulevares, con sus árboles y aceras amplias a las que se asomaban cafés, restaurantes, teatros y salas de baile, y con sus multitudes de peatones y carruajes a cualquier hora del día. Les gustaba el ambiente burgués, algunos artistas provenían de allí, y compartían sus gustos y su mentalidad. Les gustaban los cafés y las salas de baile. Participaron de las diversiones nocturnas, desde las más sencillas e inocentes (espectáculos de circo) hasta las más lujosas y refinadas (como El bar del Folies-Bergére de Manet). Alternaron los ambientes cultos de la ópera y del teatro con otros más informales, como el del café concierto, y ni siquiera retrocedieron ante la prostitución, realidad a la que dedicaron algunas alusiones más o menos explícitas (y que halló su plena expresión en la pintura de Henri de Toulouse-Lautrec). Además de los paisajes y las estampas urbanas, los impresionistas se dedicaron con éxito a la figura humana, sobre todo Manet, que convertiría este tema en la principal fuente de su inspiración.

Al principio de su carrera, cuando no tenían dinero para pagar a modelos que posaran antes ellos durante horas y días, se valieron de amigos y familiares para realizar sus obras e incluso, entre los propios artistas se realizaban retratos. También pintaron muchos autorretratos, a veces, como objeto de intercambio o señal de amistad y en ocasiones, como una especie de introspección psicoanalítica en busca de una identidad no sólo artística, sino humana.

Tampoco hay que olvidar las escenas de la vida doméstica, tema que desarrollaron las pintoras Berthe Morisot, Marie Bracquemond y Mary Cassatt.

Otro género pictórico tradicional al que infundieron vida los impresionistas fue el de los niños, símbolo de pureza e inocencia para los artistas y poetas de todas las épocas. Los impresionistas reflejarán en los niños una fina sensibilidad poética. Así, destaca la elegante atención que les dedicará Renoir y la fresca espontaneidad con que les representa, sin nada que envidiar a los pintores ingleses, los grandes maestros de este género.

LAS TÉCNICASActualmente casi todos los críticos subrayan e investigan la importancia de las culturas no europeas en el impresionismo. No conformes con la enseñanza tradicional de la Academia, y sin renunciar en ningún momento a la tradición clásica (que amaban y estudiaban), los impresionistas buscaron nuevos modelos y fuentes de inspiración. El islamismo y el arte y la cultura del lejano Oriente que comenzaba en aquellos años a llegar a las galerías de arte parisinas, fascinó a los impresionistas, tanto por su delicadeza, sus colores y exotismo, como por sus técnicas. Las xilografías japonesas aportaban una nueva dimensión, casi del todo bidimensional, en la que los colores, auténticos protagonistas, establecían nuevas relaciones y creaban nuevos efectos visuales. Esta gran innovación técnica a la que recurrieron los impresionistas tuvo repercusiones notables en todo el arte del siglo XX (Gauguin).

Otra poderosa innovación técnica que estimuló e influyó en el arte de los impresionistas fue la fotografía.

En 1874 tuvo lugar una exposición organizada por la “Sociedad Anónima de Artistas” en el estudio de un fotógrafo, Nadar, en el nº 5 del Boulevard des Capucines. En total se expusieron 165 obras entre cuadros, grabados y dibujos.

Se inauguró quince días antes de que se celebrara el Salón, para evitar la sospecha de que las obras expuestas hubieran sido las rechazadas por el jurado del otro importante evento artístico.

Boulevard des Capucines (1873) Claude Monet

En total, durante sus cuatro semanas de apertura, la exposición recibió 3.500 visitantes, una cifra muy baja teniendo en cuenta que el Salón recibió 30.000 visitantes sólo el domingo de su inauguración y un total de 400.000 entradas en sus seis semanas de apertura.El catálogo fue redactado por Edmon Renoir, hermano del pintor.

Estudio Nadar, en el que tuvo lugar la exposición

impresionista de 1874

Salón parisino a finales del siglo XIX. El jurado elige y descarta las obras que

pasarán a exponerse

Claude Monet (1840-1926)

La primera etapa artística de Monet se mantuvo dentro del Realismo, cambiando al “Impresionismo” hacia 1865, con la muestra de sus obras en la Exposición de 1874.

Su obra de una vista del puerto de Havre titulada Impresión, sol naciente, dio lugar al nombre que el crítico Leroy adoptaría para definir a todo el movimiento.

Su cambio de estilo empeoró su situación económica, que fue penosa hasta 1890, en que el pintor desarrolló el concepto de pintura “serie”, en la que un mismo objeto era pintado en repetidas ocasiones en función de su percepción de la luz natural.

Caricaturas del notario Léon Marchon (1855-1856) y Rufus Croutinelli (1859)

Caricatura de Philibert Audebrand

Autorretrato (1886)

Monet presentó nueve obras a la Exposición de 1874: cuatro dibujos al pastel y cinco pinturas, entre ellas, Impresión, sol naciente

Nenúfares (Principios del

siglo XX)

En 1864 fue expuesto un bodegón de flores de Monet en una exhibición de la ciudad de Ruán. Al mismo tiempo recibió un encargo de Louis-Joseph-François Gaudibert para pintar dos retratos.

Este encargo tuvo un importante significado para Monet porque posteriormente el hijo de Gaudibert le hizo otros encargos de retratos que le ayudaron económicamente.

A fines de 1864 o principios de 1865, Monet y Bazille establecieron un atelier conjunto en París. En el Salón de París del año 1865, Monet pudo mostrar dos cuadros marinos.

La Playa de Sainte Adresse (1867)

Estos cuadros fueron bien recibidos por la crítica y propiciaron la creación de la monumental obra El Desayuno para la exhibición del Salón de 1866. Sin embargo, el pintor no pudo terminar la obra a tiempo.

Durante el trabajo en esta pintura utilizó a Camille Doncieux como modelo, con la que estableció una relación amorosa. Monet planeó la pintura en imitación a la obra Desayuno sobre la hierba de Édouard Manet, que había desatado un escándalo al presentar una mujer desnuda sin un trasfondo mitológico.

Pero la pintura de Monet era más bien conservadora y se ajustaba al gusto de las masas. Monet era un admirador de la obra de Manet y a partir de 1866 tuvo contacto cercano con él. Como el cuadro planeado para el Salón no pudo estar terminado a tiempo, Monet pintó para éste, en tan solo cuatro días, la obra Camille con vestido verde, que fue acogida de forma positiva.

Camille con vestido verde

(Salón de París de 1866)

Desayuno en la hierba, de Monet (1869)

Con el comienzo de la Guerra Franco-Prusiana en julio de 1870, Monet abandona Francia y se muda a Londres para evitar ser inscrito en el ejército. Allí conoció al mercader de arte Paul Durand-Ruel, lo mismo que las obras del paisajista William Turner, quedando fascinado por el tratamiento de la luz y del color. En 1872, tras realizar un viaje por los Países Bajos, Monet, Camille y su hija se establecen en Argenteuil y comienza a pintar desde su barca a orillas del Sena.

Monet pintando

en su barco taller

(1874), por

Manet

Regata en Argenteuil (1914)

Ese mismo año de 1872, Durand-Ruel vende varias pinturas de Monet.

En 1873 Claude Monet conoce en Argenteuil a Gustave Caillebotte, con el que acuerda realizar exhibiciones conjuntas. Para este propósito es fundada en diciembre la "Sociéte Anonyme Coopérative d' Artistes-Peintres, -Sculpteurs, -Graveurs, etc.".

A esta sociedad se unieron los artistas que más tarde formarían el núcleo del Impresionismo.Retrato de

Caillebotte (1892)

Monet, retratado por

Renoir (1875)

Una de las bases del movimiento es la pintura plein air, es decir, al aire libre. Los impresionistas se rebelaron contra las lecciones aburridas y estériles de la Escuela de Bellas Artes. No tenían la menor intención de encerrarse en los estudios de sus maestros, ni de copiar durante horas y meses las obras del pasado. Buscaban todo lo contrario: salir a pintar al aire libre, como habían hecho Camille Corot y los pintores de Barbizon. Su verdadero objetivo era buscar el contacto directo y veraz con la naturaleza.

Monet pintando en el jardín de Argenteuil, retratado por

Renoir (1873)

Claude Monet pintando al borde de un bosque, por John Singer Sargent

(1856-1925)

Paseo Clifftop en Pourville Paseo Clifftop en Pourville (1882)(1882)

El Sena en Argenteuil (ca. 1875)

Amapolas en Argenteuil (1874)

Camille Monet y un niño en el jardín del artista (ca.1877)

En 1879, fallece Camille a la edad de 35 años de un aborto fallido. Dos años después, en 1881 Durand-Ruel compra más pinturas de Monet y además apoya económicamente un viaje que este hizo a la costa de Normandía para pintar. En la navidad de ese mismo año, Monet y Alice Hoschedé se mudan junto con sus hijos a Poissy. La exhibición de los impresionistas de 1882 es la última en la que Monet toma parte. A partir de ese momento su alejamiento de los otros impresionistas es cada vez más marcado y lo acusan de no apoyar al grupo por motivos egoístas. Monet intenta nuevamente exhibir en el Salón de París y una de sus pinturas es aceptada por el jurado.

La estación Saint Lazare (1877)

En 1883 Durand-Ruel organiza una exhibición individual con pinturas de Monet, teniendo una crítica favorable. Monet se traslada a una casa en Giverny que terminará adquiriendo en 1890 y en cuyos alrededores plantó su famoso jardín. Allí se instaló junto a sus dos hijos y Alice Hoschedé.

El Puente de Giverny (1899)

Puente japonés en el Jardín de Giverny (1900)

Entre 1884 y diciembre de 1890 Monet viajará incansablemente buscando paisajes en los que pintar: con Renoir a la costa mediterránea francesa, pintará en la Riviera, hará un segundo viaje a los Países Bajos y en el otoño de 1886 Monet pinta en Bretaña, donde conoce a su futuro biógrafo, Gustave Geffroy. De enero hasta abril de 1888 pinta en la Costa Azul y en el verano viaja nuevamente a Londres. Entre 1899 y 1900, Monet viaja con su esposa, en automóvil, a España, donde estudia a los grandes maestros.

El Parlamento de Londres

(1899-1900)

El Parlamento de Londres (1899-1900)

Monet reúne dinero para comprar a la viuda de su amigo Manet la pintura Olympia, para posteriormente donarla al Louvre. En 1890 Monet compró la casa en Giverny en la que había vivido por varios años, gracias a que su situación económica había mejorado debido a las ventas regulares de sus obras. Con compras adicionales de terreno expandió cada vez más su propiedad e invirtió mucho dinero en el cuidado de su jardín.Allí pintará sus series de los Nenúfares (1916-1923), de los que ocho lienzos serán donados al Estado francés por el pintor cuando se agudice su ceguera.

En el año 1908 se evidenciaron los primeros indicios de la enfermedad en la vista de Monet. Entre septiembre y diciembre de ese año estuvo junto con su esposa en Venecia, donde no solamente pintó, sino que también estudió en las iglesias y museos de la ciudad las obras de los artistas Tiziano y Paolo Veronese. El 19 de mayo de 1911 murió su segunda esposa, Alice.

Puesta de sol en Venecia

(1908)

Al año siguiente su visión empeoró y comienza una etapa de depresión que se acentuará con el fallecimiento de su hijo, Jean. Su estado físico mejora considerablemente en 1923 tras dos operaciones de cataratas y comienza a pintar de nuevo, aunque la depresión será un obstáculo insalvable que le llevará a donar parte de sus decoraciones de Nenúfares al Estado francés y a destruir buena parte de ellas (todo aquello que no logró terminar y que no quería que entrara en el mercado del arte).

Fallece en Giverny en 1926.