Inca Garcilaso de la Vega Comentarios Reales de los Incas

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Inca Garcilaso de la Vega Comentarios Reales de los Incas Edición de Carlos Araníbar México 1995 PROEMIO AL LECTOR AUNQUE HA HABIDO españoles curiosos que han escrito las repúblicas del nuevo mundo, como la de México y la del Perú y las de otros reinos de aquella gentilidad, no ha sido con la relación entera que de ellos se pudiera dar. Que lo he notado particularmente en las cosas que del Perú he visto escritas, de las cuales como natural de la ciudad del Cuzco (que fue otra Roma en aquel imperio) tengo más larga y clara noticia que la que hasta ahora los escritores han dado. Verdad es que tocan muchas cosas de las muy grandes que aquella república tuvo. Pero escríbenlas tan cortamente que, aun las muy notorias para mí, de la manera que las dicen las entiendo mal. Por lo cual, forzado del amor natural de la patria me ofrecí al trabajo de escribir estos Comentarios donde clara y distintamente se verán las cosas que en aquella república había antes de los españoles, así en los ritos de su vana religión como en el gobierno que en paz y en guerra sus reyes tuvieron. Y todo lo demás que de aquellos indios se puede decir, desde lo más ínfimo del ejercicio de los vasallos hasta lo más alto de la corona real. Escribimos solamente del imperio de los Incas sin entrar en otras monarquías, porque no tengo la noticia de ellas que de esta. En el discurso de la historia protestamos la verdad de ella y que no diremos cosa grande que no sea autorizándola con los mismos historiadores españoles que la tocaron en parte o en todo. Que mi intención no es contradecirles sino servirles de comento y glosa y de intérprete en muchos vocablos indios que, como extranjeros en aquella lengua, interpretaron fuera de la propiedad de ella según que largamente se verá en el discurso de la historia. La cual ofrezco a la piedad del que la leyere, no con pretensión de otro interés más que servir a la 1

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Edición de Carlos Araníbar México 1995

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Inca Garcilaso de la Vega

Inca Garcilaso de la Vega

Comentarios Reales de los IncasEdicin de Carlos Aranbar

Mxico 1995

PROEMIO AL LECTOR

AUNQUE HA HABIDO espaoles curiosos que han escrito las repblicas del nuevo mundo, como la de Mxico y la del Per y las de otros reinos de aquella gentilidad, no ha sido con la relacin entera que de ellos se pudiera dar. Que lo he notado particularmente en las cosas que del Per he visto escritas, de las cuales como natural de la ciudad del Cuzco (que fue otra Roma en aquel imperio) tengo ms larga y clara noticia que la que hasta ahora los escritores han dado.

Verdad es que tocan muchas cosas de las muy grandes que aquella repblica tuvo. Pero escrbenlas tan cortamente que, aun las muy notorias para m, de la manera que las dicen las entiendo mal.

Por lo cual, forzado del amor natural de la patria me ofrec al trabajo de escribir estos Comentarios donde clara y distintamente se vern las cosas que en aquella repblica haba antes de los espaoles, as en los ritos de su vana religin como en el gobierno que en paz y en guerra sus reyes tuvieron. Y todo lo dems que de aquellos indios se puede decir, desde lo ms nfimo del ejercicio de los vasallos hasta lo ms alto de la corona real.

Escribimos solamente del imperio de los Incas sin entrar en otras monarquas, porque no tengo la noticia de ellas que de esta.

En el discurso de la historia protestamos la verdad de ella y que no diremos cosa grande que no sea autorizndola con los mismos historiadores espaoles que la tocaron en parte o en todo. Que mi intencin no es contradecirles sino servirles de comento y glosa y de intrprete en muchos vocablos indios que, como extranjeros en aquella lengua, interpretaron fuera de la propiedad de ella segn que largamente se ver en el discurso de la historia. La cual ofrezco a la piedad del que la leyere, no con pretensin de otro inters ms que servir a la repblica cristiana, para que se den gracias a nuestro Seor Jesucristo y a la virgen Mara su madre, por cuyos mritos e intercesin se dign la Eterna Majestad de sacar del abismo de la idolatra tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su Iglesia Catlica Romana, madre y seora nuestra.

Espero que se recibir con la misma intencin que yo la ofrezco porque es la correspondencia que mi voluntad merece, aunque la obra no lo merezca.

Otros dos libros se quedan escribiendo de los sucesos que, entre los espaoles, en aquella mi tierra pasaron hasta el ao de 1560 que yo sal de ella. Deseamos verlos ya acabados para hacer de ellos la misma ofrenda que de estos.

Nuestro Seor, etctera.

LIBRO PRIMERO

CAPTULO I

Si hay muchos mundos. Trata de las cinco zonasHABIENDO DE TRATAR del nuevo mundo -o de la mejor y ms principal parte suya que son los reinos y provincias del imperio llamado Per, de cuyas antiguallas y origen de sus reyes pretendemos escribir- parece que fuera justo, conforme a la comn costumbre de los escritores, tratar aqu, al principio, si el mundo es uno solo o si hay muchos mundos. Si es llano o redondo y si tambin lo es el cielo, redondo o llano. Si es habitable toda la tierra o no ms que las zonas templadas. Si hay paso de una templada a otra. Si hay antpodas y cules son de cules. Y otras cosas semejantes, que los antiguos filsofos muy larga y curiosamente trataron y los modernos no dejan de platicar y escribir siguiendo cada cual opinin que ms le agrada.

Mas, porque no es este mi principal intento ni las fuerzas de un indio pueden presumir tanto -y tambin porque la experiencia, despus que se descubri lo que llaman nuevo mundo, nos ha desengaado de la mayor parte de estas dudas-, pasaremos brevemente por ellas por ir a otra parte, a cuyos trminos finales temo no llegar. Mas, confiado en la infinita misericordia, digo que a lo primero se podr afirmar que no hay ms que un mundo. Y aunque llamamos "mundo viejo" y "mundo nuevo" es por haberse descubierto aquel nuevamente para nosotros y no porque sean dos, sino todo uno. Y a los que todava imaginaren que hay muchos mundos no hay para qu responderles, sino que se estn en sus herticas imaginaciones hasta que en el infierno se desengaen de ellas.

Y a los que dudan (si hay alguno que lo dude) si es llano o redondo se podr satisfacer con el testimonio de los que han dado vuelta a todo l o a la mayor parte, como los de la nao "Victoria" y otros que desde entonces ac le han rodeado.

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CAPTULO III

Cmo se descubri el Nuevo Mundo

CERCA DEL AO de 1484 (uno ms o menos) un piloto natural de la villa de Huelva en el condado de Niebla, llamado Alonso Snchez de Huelva, tena un navo pequeo con el cual contrataba por la mar. Y llevaba de Espaa a las Canarias algunas mercaderas que all se le vendan bien y de las Canarias cargaba de los frutos de aquellas islas y los llevaba a la isla de la Madera y de all se volva a Espaa cargado de azcar y conservas. Andando en esta su triangular contratacin, atravesando de las Canarias a la isla de la Madera le dio un temporal tan recio y tempestuoso que no pudiendo resistirle se dej llevar de la tormenta y corri 28 o 29 das sin saber por dnde ni adonde, porque en todo este tiempo no pudo tomar la altura por el sol ni por el norte. Padecieron los del navo grandsimo trabajo en la tormenta, porque ni les dejaba comer ni dormir. Al cabo de este largo tiempo se aplac el viento y se hallaron cerca de una isla.

No se sabe de cierto cul fue, ms de que se sospecha que fue la que ahora llaman Santo Domingo. Y es de mucha consideracin que el viento que con tanta violencia y tormenta llev aquel navo no pudo ser otro sino el solano (que llaman "este" porque la isla de Santo Domingo est al poniente de las Canarias), el cual viento, en aquel viaje, antes aplaca las tormentas que las levanta.

Mas el Seor todopoderoso cuando quiere hacer misericordias saca las ms misteriosas y necesarias de causas contrarias, como sac el agua del pedernal y la vista del ciego del lodo que le puso en los ojos, para que notoriamente se muestren ser obras de la miseracin y bondad divinas. Que tambin us de esta su piedad para enviar su evangelio y luz verdadera a todo el nuevo mundo que tanta necesidad tena de ella, pues vivan -o, por mejor decir, perecan- en las tinieblas de la gentilidad e idolatra tan brbara y bestial (como en el discurso de la historia veremos).

El piloto salt en tierra, tom la altura y escribi por menudo todo lo que vio y lo que le sucedi por la mar a ida y a vuelta. Y habiendo tomado agua y lea se volvi a tiento, sin saber el viaje tampoco a la venida como a la ida, por lo cual gast ms tiempo del que le convena. Y por la dilacin del camino les falt el agua y el bastimento, de cuya causa (y por el mucho trabajo que a ida y venida, haban padecido) empezaron a enfermar y morir. De tal manera que de 17 hombres que salieron de Espaa no llegaron a la Tercera ms que cinco -y, entre ellos, el piloto Alonso Snchez de Huelva.Fueron a parar a casa del famoso Cristbal Coln, genovs, porque supieron que era gran piloto y cosmgrafo y que haca cartas de marear, el cual los recibi con mucho amor y les hizo todo regalo por saber cosas acaecidas en tan extrao y largo naufragio como el que decan haber padecido. Y, como llegaron tan descaecidos del trabajo pasado por mucho que Cristbal Coln les regal no pudieron volver en s y murieron todos en su casa, dejndole en herencia los trabajos que les causaron la muerte. Los cuales acept el gran Coln con tanto nimo y esfuerzo que, habiendo sufrido otros tan grandes -y aun mayores, pues duraron ms tiempo-, sali con la empresa de dar el nuevo mundo y sus riquezas a Espaa, como lo puso por blasn en sus armas diciendo: "A Castilla y a Len / Nuevo Mundo dio Coln".

Quien quisiere ver las grandes hazaas de este varn vea la Historia General de las Indias que Francisco Lpez de Gmara escribi, que all las hallar -aunque abreviadas. Pero lo que ms loa y engrandece a este famoso sobre los famosos es la misma obra de esta conquista y descubrimiento.

Yo quise aadir esto poco que falt de la relacin de aquel antiguo historiador. Que como escribi lejos de donde acaecieron estas cosas -y la relacin se la daban yentes y vinientes- le dijeron muchas cosas de las que pasaron, pero imperfectas. Y yo las o en mi tierra, a mi padre y a sus contemporneos: que en aquellos tiempos la mayor y ms ordinaria conversacin que tenan era repetir las cosas ms hazaosas y notables que en sus conquistas haban acaecido, donde contaban la que hemos dicho y otras que adelante diremos. Que como alcanzaron a muchos de los primeros descubridores y conquistadores del nuevo mundo tuvieron de ellos la entera relacin de semejantes cosas. Y yo, como digo, las o a mis mayores aunque, como muchacho, con poca atencin. Que si entonces la tuviera pudiera ahora escribir otras muchas cosas de gran admiracin, necesarias en esta historia. Dir las que hubiere guardado la memoria, con dolor de las que ha perdido.

El muy reverendo padre Jos de Acosta toca, tambin, esta historia del descubrimiento del nuevo mundo con pena de no poderla dar entera. Que tambin falt a su paternidad parte de la relacin en este paso, como en otros ms modernos, porque se haban acabado ya los conquistadores antiguos cuando su paternidad pas a aquellas partes. Sobre lo cual dice estas palabras (Libro I, captulo 19):"Habiendo mostrado que no lleva camino pensar que los primeros moradores de Indias hayan venido a ellas con navegacin hecha para ese fin, bien se sigue que si vinieron por mar haya sido acaso y por fuerza de tormentas el haber llegado a Indias. Lo cual, por inmenso que sea el mar ocano, no es cosa increble. Porque pues as sucedi en el descubrimiento de nuestros tiempos cuando aquel marinero (cuyo nombre aun no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuya a otro autor sino a Dios), habiendo por un terrible e importuno temporal reconocido el nuevo mundo, dej por paga del buen hospedaje a Cristbal Coln la noticia de cosa tan grande, as pudo ser ...".Hasta aqu es del padre maestro Acosta, sacado a la letra. Donde muestra haber hallado su paternidad, en el Per, parte de nuestra relacin -y aunque no toda, pero lo ms esencial de ella.

Este fue el primer principio y origen del descubrimiento del nuevo mundo, de la cual grandeza poda loarse la pequea villa de Huelva, que tal hijo cri. De cuya relacin certificado, Cristbal Coln insisti tanto en su demanda -prometiendo cosas nunca vistas ni odas, guardando como hombre prudente el secreto de ellas (aunque debajo de confianza dio cuenta de ellas a algunas personas de mucha autoridad cerca de los reyes Catlicos que le ayudaron a salir con su empresa)-que si no fuera por esta noticia que Alonso Snchez de Huelva le dio no pudiera, de sola su imaginacin de cosmografa, prometer tanto y tan certificado como prometi ni salir tan presto con la empresa del descubrimiento. Pues, segn aquel autor, no tard Coln ms que 68 das en el viaje hasta la isla Guanatianico, con detenerse algunos das en la Gomera a tomar refresco: que, si no supiera por la relacin de Alonso Snchez qu rmbos deba tomar en un mar tan grande, era casi milagro haber ido all en tan breve tiempo.

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CAPTULO IX

La idolatra y los dioses que adoraban antes de los Incas

PARA QUE se entienda mejor la idolatra, vida y costumbres de los indios del Per ser necesario dividamos aquellos siglos en dos edades: diremos cmo vivan antes de los Incas y luego diremos cmo gobernaron aquellos reyes, para que no se confunda lo uno con lo otro ni se atribuyan las costumbres ni los dioses de los unos a los otros. Para lo cual es de saber que en aquella Primera Edad y antigua gentilidad unos indios haba poco mejores que bestias mansas y otros mucho peores que fieras bravas.

Y principiando de sus dioses, decimos que los tuvieron conforme a las dems simplicidades y torpezas que usaron, as en la muchedumbre de ellos como en la vileza y bajeza de las cosas que adoraban. Porque es as que cada provincia, cada nacin, cada pueblo, cada barrio, cada linaje y cada casa tena dioses diferentes unos de otros porque les pareca que el dios ajeno, ocupado con otro, no poda ayudarlos, sino el suyo propio. Y as vinieron a tener tanta variedad de dioses y tantos que fueron sin nmero.

Y porque no supieron como los gentiles romanos hacer dioses imaginados -como la Esperanza, la Victoria, la Paz y otros semejantes porque no levantaron los pensamientos a cosas invisibles- adoraban lo que vean unos a diferencia de otros, sin consideracin de las cosas que adoraban, si merecan ser adorados, ni respeto de s propios para no adorar cosas inferiores a ellos: slo atendan a diferenciarse estos de aquellos y cada uno de todos.

Y as adoraban hierbas, plantas, flores, rboles de todas suertes, cerros altos, grandes peas y los resquicios de ella, cuevas hondas, guijarros y piedrecitas -las que en los ros y arroyos hallaban- de diversos colores, como el jaspe.

Adoraban la piedra esmeralda, particularmente en una provincia que hoy llaman Puerto Viejo. No adoraban diamantes ni rubes porque no los hubo en aquella tierra.

En lugar de ellos adoraron diversos animales. A unos por su fiereza, como al tigre, len y oso. Y por esta causa, tenindolos por dioses, si acaso los topaban no huan de ellos sino que se echaban en el suelo a adorarlos y se dejaban matar y comer, sin huir ni hacer defensa alguna. Tambin adoraban a otros animales por su astucia, como a la zorra y a las monas. Adoraban al perro por su lealtad y nobleza y al gato cerval por su ligereza.

Al ave que ellos llaman cntur (por su grandeza) y a las guilas adoraban ciertas naciones, porque se precian descender de ellas y tambin del cntur. Otras naciones adoraron los halcones por su ligereza y buena industria de haber por sus manos lo que han de comer. Adoraban al buho por la hermosura de sus ojos y cabeza y al murcilago por la sutileza de su vista, que les causaba mucha admiracin que viese de noche. Y otras muchas aves adoraban como se les antojaba.

A las culebras grandes, por su monstruosidad y fiereza: que las hay en los Antis de 25 y de 30 pies -y ms y menos- de largo y gruesas (muchas) ms que el muslo. Tambin tenan por dioses a otras culebras menores, donde no las haba tan grandes como en los Antis. A las lagartijas, sapos y escuerzos adoraban.

En fin, no haba animal tan vil ni sucio que no lo tuviesen por dios, slo por diferenciarse unos de otros en sus dioses, sin acatar en ellos deidad alguna ni provecho que de ellos pudiesen esperar.

Estos fueron simplicsimos en toda cosa a semejanza de ovejas sin pastor. Mas no hay que admirarnos que gente tan sin letras ni enseanza alguna cayesen en tan grandes simplezas, pues es notorio que los griegos y los romanos -que tanto presuman de sus ciencias- tuvieron, cuando ms florecan en su imperio, 30 mil dioses!

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CAPTULO XV

El origen de los Incas, reyes del Per

VIVIENDO -o muriendo- aquellas gentes de la manera que hemos visto, permiti Dios nuestro Seor que de ellos mismos saliese un lucero del alba que en aquellas oscursimas tinieblas les diese alguna noticia de la ley natural y de la urbanidad y respetos que los hombres deban tenerse unos a otros. Y que los descendientes de aquel, procediendo de bien en mejor, cultivasen aquellas fieras y las convirtiesen en hombres hacindoles capaces de razn y de cualquier buena doctrina. Para que cuando ese mismo Dios, sol de justicia, tuviese por bien de enviar la luz de sus divinos rayos a aquellos idlatras, los hallase no tan salvajes sino ms dciles para recibir la fe catlica y la enseanza y doctrina de nuestra santa madre Iglesia Romana -como desde entonces ac la han recibido, segn se ver lo uno y lo otro en el discurso de esta historia. Que por experiencia muy clara se ha notado cunto ms prontos y giles estaban para recibir el evangelio los indios que los reyes Incas sujetaron, gobernaron y ensearon, que no las dems naciones comarcanas donde an no haba llegado la enseanza de los Incas, muchas de las cuales se estn hoy tan brbaras y brutas como antes se estaban, con haber 71 aos que los espaoles entraron en el Per.

Y, pues estamos a la puerta de este gran laberinto, ser bien pasemos adelante a dar noticia de lo que en l haba.

Despus de haber dado muchas trazas y tomado muchos caminos para entrar a dar cuenta del origen y principio de los Incas, reyes naturales que fueron del Per, me pareci que la mejor traza y el camino ms fcil y llano era contar lo que en mis nieces o muchas veces a mi madre y a sus hermanos y tos y a otros sus mayores acerca de este origen y principio. Porque todo lo que por otras vas se dice de l viene a resolverse en lo mismo que nosotros diremos. Y ser mejor que se sepa por las propias palabras que los Incas lo cuentan, que no por las de otros autores extraos.

Es as que residiendo mi madre en el Cozco, su patria, venan a visitarla casi cada semana los pocos parientes y parientas que de las crueldades y tiranas de Atahuallpa (como en su vida contaremos) escaparon. En las cuales visitas siempre sus ms ordinarias plticas eran tratar del origen de sus reyes, de la majestad de ellos, de la grandeza de su imperio, de sus conquistas y hazaas, del gobierno que en paz y en guerra tenan, de las leyes que tan en provecho y favor de sus vasallos ordenaban.

En suma, no dejaban cosa de las prsperas que entre ellos hubiese acaecido que no la trajesen a cuenta. De las grandezas y prosperidades pasadas venan a las cosas presentes: lloraban sus reyes muertos, enajenado su imperio y acabada su repblica, etc. Estas y otras semejantes plticas tenan los Incas y Pallas en sus visitas. Y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversacin en lgrimas y llanto, diciendo: "Trocsenos el reinar en vasallaje", etc.

En estas plticas yo, como muchacho, entraba y sala muchas veces donde ellos estaban y me holgaba de orlas como huelgan los tales de or fbulas. Pasando pues das, meses y aos, siendo ya yo de 16 o 17 aos acaeci que, estando mis parientes un da en esta su conversacin hablando de sus reyes y antiguallas, al ms anciano de ellos (que era el que daba cuenta de ellas) le dije:

"Inca, to: pues no hay escritura entre vosotros, que es la que guarda la memoria de las cosas pasadas, qu noticia tenis del origen y principio de nuestros reyes? Porque all los espaoles y las otras naciones, sus comarcanas, como tienen historias divinas y humanas saben por ellas cundo empezaron a reinar sus reyes y los ajenos y el trocarse unos imperios en otros, hasta saber cuntos mil aos ha que Dios cri el cielo y la tierra -que todo esto y mucho ms saben por sus libros.

"Empero vosotros, que carecis de ellos, qu memoria tenis de vuestras antiguallas? quin fue el primero de nuestros Incas? cmo se llam? qu origen tuvo su linaje? de qu manera empez a reinar? con qu gente y armas conquist este gran imperio? qu origen tuvieron nuestras hazaas?".El Inca, como que holgndose de haber odo las preguntas por el gusto que reciba de dar cuenta de ellas, se volvi a m (que ya otras muchas veces le haba odo, mas ninguna con la atencin que entonces) y me dijo:

"Sobrino: yo te las dir de muy buena gana. A ti te conviene orlas y guardarlas en el corazn". (Es frasis de ellos, por decir "en la memoria".) "Sabrs que en los siglos antiguos toda esta regin de tierra que ves eran unos grandes montes y breales. Y las gentes en aquellos tiempos vivan como fieras y animales brutos, sin religin ni polica, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no saban labrar algodn ni lana para hacer de vestir.

"Vivan de dos en dos y de tres en tres, como acertaban a juntarse, en las cuevas y resquicios de peas y cavernas de la tierra. Coman, como bestias, hierbas del campo y races de rboles y la fruta inculta que ellos daban de suyo y carne humana. Cubran sus carnes con hojas y cortezas de rboles y pieles de animales, otros andaban en cueros. En suma, vivan como venados y salvajinas. Y aun en las mujeres se haban como los brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas".

(Advirtase, para que no enfade el repetir tantas veces estas palabras "nuestro padre el sol", que era lenguaje de los Incas y manera de veneracin y acatamiento decirlas siempre que nombraban al sol porque se preciaban descender de l. Y al que no era Inca no le era lcito tomarlas en la boca: que fuera blasfemia y lo apedrearan. Dijo el Inca:)"Nuestro padre el sol, viendo los hombres como te he dicho, se apiad y tuvo lstima de ellos y envi del cielo a la tierra un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinasen en el conocimiento de nuestro padre el sol para que lo adorasen y tuviesen por su dios. Y para que les diesen preceptos y leyes en que viviesen como hombres en razn y urbanidad, para que habitasen en casas y pueblos poblados, supiesen labrar las tierras, cultivar las plantas y mieses, criar los ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra como hombres racionales y no como bestias.

"Con esta orden y mandato puso nuestro padre el sol estos dos hijos suyos en la laguna Titicaca, que est a 80 leguas de aqu. Y les dijo que fuesen por donde quisiesen y, doquiera que parasen a comer o a dormir, procurasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara de largo y dos dedos de grueso que les dio para seal y muestra: que donde aquella barra se les hundiese con slo un golpe que con ella diesen en tierra, all quera el sol nuestro padre que parasen e hiciesen su asiento y corte. A lo ltimo, les dijo:

'Cuando hayis reducido esas gentes a nuestro servicio los mantendris en razn y justicia, con piedad, clemencia y mansedumbre haciendo en todo oficio de padre piadoso para con sus hijos tiernos y amados, a imitacin y semejanza ma que a todo el mundo hago bien: que les doy mi luz y claridad para que vean y hagan sus haciendas y les caliento cuando tienen fro. Y cro sus pastos y sementeras, hago fructificar sus rboles y multiplico sus ganados, lluevo y sereno a sus tiempos. Y tengo cuidado de dar una vuelta cada da al mundo para ver las necesidades que en la tierra se ofrecen, para proveerlas y socorrerlas como sustentador y bienhechor de las gentes.

'Quiero que vosotros imitis este ejemplo como hijos mos, enviados a la tierra slo para la doctrina y beneficio de esos hombres que viven como bestias. Y desde luego os constituyo y nombro por reyes y seores de todas las gentes que as doctrinareis con vuestras buenas razones, obras y gobierno'."Habiendo declarado su voluntad nuestro padre el sol a sus dos hijos, los despidi de s. Ellos salieron de Titicaca y caminaron al septentrin. Y por todo el camino, doquiera que paraban, tentaban hincar la barra de oro y nunca se les hundi. As, entraron en una venta o dormitorio pequeo, que est siete u ocho leguas al medioda de esta ciudad, que hoy llaman Pacrec Tampu (que quiere decir 'venta o dormida que amanece'). Psole este nombre el Inca porque sali de aquella dormida al tiempo que amaneca. Es uno de los pueblos que este prncipe mand poblar despus y sus moradores se jactan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca.

"De all llegaron l y su mujer, nuestra reina, a este valle del Cozco, que entonces todo l estaba hecho montaa brava."

CAPTULO XVI

La fundacin del Cozco, ciudad imperial

LA PRIMERA PARADA que en este valle hicieron" (dijo el Inca) "fue en el cerro llamado Huanacauri, al medioda de esta ciudad. All procur hundir en tierra la barra de oro, la cual con mucha facilidad se les hundi al primer golpe que dieron con ella, que no la vieron ms. Entonces dijo nuestro Inca a su hermana y mujer:

'En este valle manda nuestro padre el sol que paremos y hagamos nuestro asiento y morada para cumplir su voluntad. Por tanto, reina y hermana, conviene que cada uno por su parte vamos a convocar y atraer esta gente, para doctrinarlos y hacerles el bien que nuestro padre el sol nos manda'."Del cerro Huanacauri salieron nuestros primeros reyes, cada uno por su parte, a convocar las gentes. Y por ser aquel lugar el primero de que tenemos noticia que hubiesen hollado con sus pies -y por haber salido de all a bien hacer a los hombres- tenamos hecho en l, como es notorio, un templo para adorar a nuestro padre el sol en memoria de esta merced y beneficio que hizo al mundo.

"El prncipe fue al septentrin y la princesa al medioda. A todos los hombres y mujeres que hallaban por aquellos breales les hablaban y decan cmo su padre el sol los haba enviado del cielo para que fuesen maestros y bienhechores de los moradores de toda aquella tierra sacndoles de la vida ferina que tenan y mostrndoles a vivir como hombres. Y que, en cumplimiento de lo que el sol su padre les haba mandado, iban a convocarlos y sacarlos de aquellos montes y malezas y reducirlos a morar en pueblos poblados y a darles, para comer, manjares de hombres y no de bestias.

"Estas cosas y otras semejantes dijeron nuestros reyes a los primeros salvajes que por estas sierras y montes hallaron. Los cuales, viendo aquellas dos personas vestidas y adornadas con los ornamentos que nuestro padre el sol les haba dado (hbito muy diferente del que ellos traan) y las orejas horadadas y tan abiertas como sus descendientes las traemos (y que en palabras y rostro mostraban ser hijos del sol y que venan a los hombres para darles pueblos en que viviesen y mantenimientos que comiesen), maravillados por una parte de lo que vean -y por otra aficionados de las promesas que les hacan- les dieron entero crdito a todo lo que les dijeron. Y los adoraron y reverenciaron como a hijos del sol y obedecieron como a reyes. Y convocndose los mismos salvajes unos a otros y refiriendo las maravillas que haban visto y odo, se juntaron en gran nmero hombres y mujeres y salieron con nuestros reyes para seguirlos donde ellos quisiesen llevarlos.

"Nuestros prncipes, viendo la mucha gente que se les allegaba, dieron orden que unos se ocupasen 'en proveer de su comida campestre para todos, para que el hambre no los volviese a derramar por los montes. Mand que otros trabajasen en hacer chozas y casas, dando el Inca la traza como las haban de hacer.

"De esta manera se principi a poblar esta nuestra imperial ciudad, dividida en dos medios que llamaron Hanan Cozco (que, como sabes, quiere decir 'Cozco el alto') y Hurin Cozco (que es 'Cozco el bajo'). Los que atrajo el rey quiso que poblasen a Hanan Cozco -y por esto le llamaron 'el alto'. Y los que convoc la reina, que poblasen a Hurin Cozco -y por eso le llamaron 'el bajo'."Esta divisin de ciudad no fue para que los de una mitad se aventajasen de la otra mitad en excelencias y preeminencias sino para que todos fuesen iguales como hermanos, hijos de un padre y de una madre. Slo quiso el Inca que hubiese esta divisin de pueblo y diferencia de nombres, alto y bajo, para que quedase perpetua memoria de que a los unos haba convocado el rey y a los otros la reina. Y mand que entre ellos hubiese sola una diferencia y reconocimiento de superioridad: que los del Cozco alto fuesen respetados y tenidos como primognitos hermanos mayores y los del bajo fuesen como hijos segundos. Y, en suma, fuesen como el brazo derecho y el izquierdo en cualquier preeminencia de lugar y oficio por haber sido los del alto atrados por el varn y los del bajo por la hembra.

"A semejanza de esto hubo despus esta misma divisin en todos los pueblos grandes o chicos de nuestro imperio, que los dividieron por barrios o por Imajes diciendo Hanan aillu y Hurin aillu, que es el linaje alto y el bajo, Hanan suyu y Hurin suyu, que es el distrito alto y el bajo.

"Juntamente, poblando la ciudad, enseaba nuestro Inca a los indios varones los oficios pertenecientes a varn como romper y cultivar la tierra y sembrar las mieses, semillas y legumbres que les mostr que eran de comer y provechosas, para lo cual les ense a hacer arados y los dems instrumentos necesarios. Y les dio orden y manera cmo sacasen acequias de los arroyos que corren por este valle del Cozco, hasta ensearles a hacer el calzado que traemos.

"Por otra parte, la reina industriaba a las indias en los oficios mujeriles, a hilar y tejer algodn y lana y hacer de vestir para s y para sus maridos e hijos. Decales cmo deban hacer los dems oficios del servicio de casa.

"En suma, ninguna cosa de las que pertenecen a la vida humana dejaron nuestros prncipes de ensear a sus primeros vasallos, hacindose el Inca rey maestro de los varones y la Coya reina maestra de las mujeres".

CAPTULO XVII

Lo que redujo el primer Inca Manco CpacLos mismos indios nuevamente as reducidos, vindose ya otros y reconociendo los beneficios que haban recibido, con gran contento y regocijo entraban por las sierras, montes y breales a buscar los indios. Y les daban nuevas de aquellos hijos del sol y les decan que para bien de todos ellos se haban aparecido en su tierra y les contaban los muchos beneficios que les haban hecho. Y para ser credos les mostraban los nuevos vestidos y las nuevas comidas que vestan y coman y que vivan en casas y pueblos. Las cuales cosas, odas por los hombres silvestres, acudan en gran nmero a ver las maravillas que de nuestros primeros padres, reyes y seores se decan y publicaban. Y habindose certificado de ellas por vista de ojos se quedaban a servirlos y obedecerlos.

Y de esta manera, llamndose unos a otros y pasando la palabra de estos a aquellos, se junt en pocos aos mucha gente. Tanta que pasados los primeros seis o siete aos el Inca tena gente de guerra armada e industriada para defenderse de quien quisiese ofenderlo -y aun para traer por fuerza los que no quisiesen venir de grado. Enseles a hacer armas defensivas como arcos y flechas, lanzas y porras y otras que se usan ahora.

"Y para abreviar las hazaas de nuestro primer Inca, te digo que hacia el levante redujo hasta el ro llamado Paucartampu y al poniente conquist ocho leguas hasta el gran ro llamado Apurmac y al medioda atrajo nueve leguas hasta Quequesana. En este distrito mand poblar nuestro Inca ms de cien pueblos, los mayores de a cien casas y otros de a menos, segn la capacidad de los sitios.

"Estos fueron los primeros principios que esta nuestra ciudad tuvo para haberse fundado y poblado como la ves. Estos mismos fueron los que tuvo este nuestro grande, rico y famoso imperio que tu padre y sus compaeros nos quitaron. Estos fueron nuestros primeros Incas y reyes, que vinieron en los primeros siglos del mundo, de los cuales descienden los dems reyes que hemos tenido. Y de estos mismos descendemos todos nosotros.

"Cuntos aos ha que el sol nuestro padre envi estos sus primeros hijos no te lo sabr decir precisamente, que son tantos que no los ha podido guardar la memoria: creemos que son ms de 400. Nuestro Inca se llam Manco Cpac y nuestra Coya Mama Ocllo Huaco. Fueron, como te he dicho, hermanos, hijos del sol y de la luna, nuestros padres.

"Creo que te he dado larga cuenta y razn de lo que me la pediste y respondido a tus preguntas. Y por no hacerte llorar no he recitado esta historia con lgrimas de sangre derramadas por los ojos, como las derramo en el corazn del dolor que siento de ver nuestros Incas acabados y nuestro imperio perdido".

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Esta larga relacin del origen de sus reyes me dio aquel Inca to de mi madre, a quien yo se la ped. La cual yo he procurado traducir fielmente de mi lengua materna, que es la del Inca, en la ajena, que es la castellana. Aunque no la he escrito con la majestad de palabras que el Inca habl ni con toda la significacin que las de aquel lenguaje tienen: que por ser tan significativo pudiera haberme extendido mucho ms de lo que se ha hecho. Antes la he acortado, quitando algunas cosas que pudieran hacerla odiosa. Empero bastar haber sacado el verdadero sentido de ellas, que es lo que conviene a nuestra historia.

Otras cosas semejantes, aunque pocas, me dijo este Inca en las visitas y plticas que en casa de mi madre se hacan, las cuales pondr adelante en sus lugares citando al autor. Y psame de no haberle preguntado otras muchas para tener ahora la noticia de ellas, sacadas de tan buen archivo, para escribirlas aqu.

CAPTULO XVIIIDe fbulas historiales del origen de los Incas

OTRA FBULA cuenta la gente comn del Per del origen de sus reyes Incas. Y son los indios que caen al medioda del Cozco (que llaman Collasuyu) y los del poniente (que llaman Cuntisuyu).Dicen que pasado el diluvio (del cual no saben dar ms razn que decir que lo hubo ni se entiende si fue el general del tiempo de No o alguno otro particular, por lo cual dejaremos de decir lo que cuentan de l y de otras cosas semejantes, que de la manera que las dicen ms parecen sueos o fbulas mal ordenadas que sucesos historiales), dicen, pues, que cesadas las aguas se apareci un hombre en Tiahuanacu (que est al medioda del Cozco) que fue tan poderoso que reparti el mundo en cuatro partes y las dio a cuatro hombres que llam reyes: el primero se llam Manco Cpac y el segundo Colla y el tercero Tocay y el cuarto Pinahua.Dicen que a Manco Cpac dio la parte septentrional y al Colla la parte meridional (de cuyo nombre se llam despus Colla aquella gran provincia). Al tercero, llamado Tcay, dio la parte del levante. Y al cuarto, que llaman Pinahua, la del poniente. Y que les mand fuese cada uno a su distrito y conquistase y gobernase la gente que hallase. (Y no advierten a decir si el diluvio los haba ahogado o si los indios haban resucitado para ser conquistados y doctrinados. Y as es todo cuanto dicen de aquellos tiempos.)

Dicen que de este repartimiento del mundo naci despus el que hicieron los Incas de su reino llamado Tahuantinsuyu. Dicen que el Manco Cpac fue hacia el norte y lleg al valle del Cozco y fund aquella ciudad y sujet los circunvecinos y los doctrin. Y con estos principios dicen de Manco Cpac casi lo mismo que hemos dicho de l y que los reyes Incas descienden de l. Y de los otros tres reyes no saben decir qu fueron de ellos.

Y de esta manera son todas las historias de aquella antigedad. Y no hay que espantarnos de que gente que no tuvo letras con que conservar la memoria de sus antiguallas trate de aquellos principios tan confusamente. Pues los de la gentilidad del mundo viejo, con tener letras y ser tan curiosos en ellas, inventaron fbulas tan dignas de risa y ms que estas otras, pues una de ellas es la de Pirra y Deucalin -y otras que pudiramos traer a cuenta. Y tambin se pueden cotejar las de una gentilidad con las de la otra, que en muchos pedazos se remedan. Y asimismo tienen algo semejante a la historia de No, como algunos espaoles han querido decir (segn veremos luego). Lo que yo siento de este origen de los Incas, dir al fin.

Otra manera del origen de los Incas cuentan semejante a la pasada. Y estos son los indios que viven al levante y al norte de la ciudad del Cozco.Dicen que al principio del mundo salieron por unas ventanas de unas peas que estn cerca de la ciudad en un puesto que llaman Paucartampu, cuatro hombres y cuatro mujeres, todos hermanos. Y que salieron por la ventana de en medio (que ellas son tres) la cual llamaron "ventana real". Por esta fbula .forraron aquella ventana por todas partes con grandes planchas de oro y muchas piedras preciosas. Las ventanas de los lados guarnecieron solamente con oro, mas no con pedrera.

Al primer hermano llaman Manco Cpac y a su mujer Mama Ocllo. Dicen que este fund la ciudad y que la llam Cozco (que en la lengua particular de los Incas quiere decir "ombligo") y que sujet aquellas naciones y les ense a ser hombres. Y que de este descienden todos los Incas. Al segundo hermano llaman Ayar Cachi y al tercero Ayar Uchu y al cuarto Ayar Sauca.La diccin yar no tiene significacin en la lengua general del Per. En la particular de los Incas la deba de tener. Las otras dicciones son de la lengua general: cachi quiere decir "sal", la que comemos. Y uchu es el condimento que echan en sus guisados -que los espaoles llaman pimiento. No tuvieron los indios del Per otras especias. La otra diccin, sauca, quiere decir "regocijo", "contento" y "alegra".

Apretando a los indios sobre qu se hicieron aquellos tres hermanos y hermanas de sus primeros reyes dicen mil disparates. Y no hallando mejor salida alegorizan la fbula diciendo que por la "sal", que es uno de los nombres, entienden la enseanza que el Inca les dio de la vida natural. Y por el "pimiento" el gusto que de ella recibieron. Y por el nombre "regocijo" entienden el contento y alegra con que despus vivieron. Y aun esto lo dicen por tantos rodeos, tan sin orden ni concierto, que ms se saca por conjeturas de lo que querrn decir que por el discurso y orden de sus palabras.

Slo se afirman en que Manco Cpac fue el primer rey y que de l descienden los dems reyes. De manera que por todas tres vas hacen principio y origen de los Incas a Manco Cpac. Y de los otros tres hermanos no hacen mencin -antes, por la va alegrica los deshacen y se quedan con slo Manco Cpac. Y parece ser as, porque nunca despus rey alguno ni hombre de su linaje se llam de aquellos nombres ni ha habido nacin que se preciase descender de ellos.

Algunos espaoles curiosos quieren decir, oyendo estos cuentos, que aquellos indios tuvieron noticia de la historia de No, de sus tres hijos, mujer y nueras: que fueron cuatro hombres y cuatro mujeres que Dios reserv del diluvio, que son los que dicen en la fbula. Y que por la ventana del arca de No dijeron los indios la de Paucartampu. Y que el hombre poderoso que la primera fbula dice que se apareci en Tiahuanacu -que dicen reparti el mundo en aquellos cuatro hombres- quieren los curiosos que sea Dios, que mand a No y a sus tres hijos que poblasen el mundo. Otros pasos de una fbula y de otra quieren semejar a los de la Santa Historia, que les parece que se semejan.

Yo no me entremeto en cosas tan hondas: digo llanamente las fbulas historiales que en mis nieces o a los mos. Tmelas cada uno como quisiere y deles la alegora que ms le cuadrare.

A semejanza de las fbulas que hemos dicho de los Incas levantan las dems naciones del Per otra infinidad de ellas del origen y principio de sus primeros padres diferencindose unos de otros (como las veremos en el discurso de la historia). Que no se tiene por honrado el indio que no desciende de fuente, ro o lago, aunque sea de la mar. O de animales fieros, como el oso, len o tigre. O del guila o del ave que llaman cntur o de otras aves de rapia. O de sierras, montes, riscos o cavernas, cada uno como se le antoja para su mayor loa y blasn.

Y para fbulas baste lo que se ha dicho.

CAPTULO XIX

Protestacin del Autor sobre la Historia

YA QUE HEMOS puesto la primera piedra de nuestro edificio (aunque fabulosa) en el origen de los Incas reyes del Per, ser razn pasemos adelante en la conquista y reduccin de los indios extendiendo algo ms la relacin sumaria que me dio aquel Inca con la relacin de otros muchos Incas e indios naturales de los pueblos que este primer Inca Manco Cpac mand poblar y redujo a su imperio, con los cuales me cri y comuniqu hasta los 20 aos.

En este tiempo tuve noticia de todo lo que vamos escribiendo, porque en mis nieces me contaban sus historias como se cuentan las fbulas a los nios. Despus, en edad ms crecida me dieron larga noticia de sus leyes y gobierno, cotejando el nuevo gobierno de los espaoles con el de los Incas, dividiendo en particular los delitos y las penas y el rigor de ellas.

Decanme cmo procedan sus reyes, en paz y en guerra: de qu manera trataban a sus vasallos y cmo eran servidos de ellos. Adems de esto me contaban como a propio hijo toda su idolatra, sus ritos, ceremonias y sacrificios, sus fiestas -principales y no principales- y cmo las celebraban. Decanme sus abusos y supersticiones, sus ageros malos y buenos, as los que miraban en sus sacrificios como fuera de ellos. En suma, digo que me dieron noticia de todo lo que tuvieron en su repblica. Que si entonces lo escribiera fuera ms copiosa esta historia.

Adems de habrmelo dicho los indios alcanc y vi por mis ojos mucha parte de aquella idolatra, sus fiestas y supersticiones -que aun en mis tiempos, hasta los 12 o 13 aos de mi edad, no se haban acabado del todo. Yo nac ocho aos despus que los espaoles ganaron mi tierra y, como lo he dicho, me cri en ella hasta los 20 aos. Y as vi muchas cosas de las que hacan los indios en aquella su gentilidad, las cuales contar diciendo que las vi.

Sin la relacin que mis parientes me dieron de las cosas dichas -y sin lo que yo vi- he tenido otras muchas relaciones de las conquistas y hechos de aquellos reyes. Porque luego que propuse escribir esta historia escrib a los condiscpulos de escuela y gramtica encargndoles que cada uno me ayudase con la relacin que pudiese tener de las particulares conquistas que los Incas hicieron de las provincias de sus madres, porque cada provincia tiene sus cuentas y nudos con sus historias anales y la tradicin de ellas y por esto retiene mejor lo que en ella pas que lo que pas en la ajena. Los condiscpulos, tomando de veras lo que les ped, cada cual de ellos dio cuenta de mi intencin a su madre y parientes, los cuales, sabiendo que un indio hijo de su tierra quera escribir los sucesos de ella, sacaron de sus archivos las relaciones que tenan de sus historias y me las enviaron.

Y as tuve la noticia de los hechos y conquistas de cada Inca, que es la misma que los historiadores espaoles tuvieron sino que esta ser ms larga, como lo advertiremos en muchas partes de ella.

Y porque todos los hechos de este primer Inca son principio y fundamento de la historia que hemos de escribir nos valdr mucho decirlos aqu -a lo menos, los ms importantes- para que no los repitamos adelante en las vidas y hechos de cada uno de los Incas sus descendientes. Porque todos ellos generalmente, as los reyes como los no reyes, se preciaron de imitar en todo y por todo la condicin, obras y costumbres de este primer prncipe Manco Cpac. Y dichas sus cosas habremos dicho las de todos ellos.

Iremos con atencin de decir las hazaas ms historiales, dejando otras muchas por impertinentes o prolijas. Y aunque algunas cosas de las dichas (y de las que se dirn) parezcan fabulosas me pareci no dejar de escribirlas, por no quitar los fundamentos sobre que los indios se fundan para las cosas mayores y mejores que de su imperio cuentan. Porque, en finfin, de estos principios fabulosos procedieron las grandezas que en realidad de verdad posee hoy Espaa.

Por lo cual se me permitir decir lo que conviniere para la mejor noticia que se pueda dar de los principios, medios y fines de aquella monarqua. Que yo protesto decir llanamente la relacin que mam en la leche y la que desde entonces ac he tenido, pedida a los propios mos. Y prometo que la aficin de ellos no sea parte para dejar de decir la verdad del hecho, sin quitar de lo malo ni aadir a lo bueno que tuvieron, que bien s que la gentilidad es un mar de errores.

Y no escribir novedades que no se hayan odo sino las mismas cosas que los historiadores espaoles han escrito de aquella tierra y de los reyes de ella. Y alegar las mismas palabras de ellos donde conviniere, para que se vea que no finjo ficciones en favor de mis parientes sino que digo lo mismo que los espaoles dijeron. Slo servir de comento para declarar y ampliar muchas cosas que ellos asomaron a decir y las dejaron imperfectas por haberles faltado relacin entera.

Otras muchas se aadirn, que faltan de sus historias y pasaron en hecho de verdad. Y algunas se quitarn, que sobran por falsa relacin que tuvieron por no saberla pedir el espaol con distincin de tiempos y edades y divisin de provincias y naciones o por no entender al indio que se la daba o por no entenderse el uno al otro, por la dificultad del lenguaje. Que el espaol que piensa que sabe ms de l ignora de diez partes nueve, por las muchas cosas que un mismo vocablo significa y por las diferentes pronunciaciones que una misma diccin tiene para muy diferentes significaciones (como se ver delante en algunos vocablos, que ser forzoso traerlos a cuenta).

Adems de esto, en todo lo que de esta repblica -antes destruida que conocida- dijere ser contando llanamente lo que en su antigedad tuvo de su idolatra, ritos, sacrificios y ceremonias y en su gobierno, leyes y costumbres en paz y en guerra, sin comparar cosa alguna de estas a otras semejantes que en las historias divinas y humanas se hallan ni al gobierno de nuestros tiempos, porque toda comparacin es odiosa.

El que las leyere podr cotejarlas a su gusto, que muchas hallar semejantes a las antiguas, as de la Santa Escritura como de las profanas y fbulas de la gentilidad antigua. Muchas leyes y costumbres ver que parecen a las de nuestro siglo, otras muchas oir en todo contrarias.

De mi parte he hecho lo que he podido, no habiendo podido lo que he deseado. Al discreto lector suplico reciba mi nimo, que es de darle gusto y contento, aunque las fuerzas ni la habilidad de un indio -nacido entre los indios y criado entre armas y caballos- no puedan llegar all.

CAPTULO XX

Los pueblos que mand poblar el primer Inca

VOLVIENDO AL Inca Manco Cpac decimos que, despus de haber fundado la ciudad del Cozco en las dos parcialidades que atrs quedan dichas, mand fundar otros muchos pueblos. Y es as que al oriente de la ciudad, de la gente que por aquella banda atrajo en el espacio que hay hasta el ro llamado Paucartampu mand poblar, a una y a otra banda del camino real de Antisuyu, 13 pueblos. Y no los nombramos, por excusar prolijidad: casi todos -o todos- son de la nacin llamada Poques.

Al poniente de la ciudad, en espacio de ocho leguas de largo y nueve o diez de ancho, mand poblar 30 pueblos que se derraman a una mano y otra del camino real de Cuntisuyu. Fueron estos pueblos de tres naciones de diferentes apellidos, conviene a saber: Masca, Chiliqui, Papri.Al norte de la ciudad se poblaron 20 pueblos de cuatro apellidos, que son: Mayu, Zancu, Chinchapucyu, Rimactampu. Los ms de estos pueblos estn en el hermoso valle de Sacsahuana (donde fue la batalla y prisin de Gonzalo Pizarro). El pueblo ms alejado de estos est a siete leguas de la ciudad y los dems se derraman a una mano y a otra del camino real de Chinchasuyu.Al medioda de la ciudad se poblaron 38 o 40 pueblos, 18 de la nacin Ayarmaca, los cuales se derramaban a una mano y a otra del camino real de Collasuyu por espacio de tres leguas de largo, empezando del paraje de las Salinas (que estn una legua pequea de la ciudad, donde fue la batalla lamentable de don Diego de Almagro el Viejo y Hernando Pizarro). Los dems pueblos son de gentes de cinco o seis apellidos, que son: Quespicanchi, Muina, Urcos, Quhuar, Huruc, Cauia.

(Esta nacin Cauia se preciaba, en su vana creencia, que sus primeros padres haban salido de una laguna adonde decan que volvan las nimas de los que moran y que de all volvan a salir y entraban en los cuerpos de los que nacan. Tuvieron un dolo de espantable figura, a quien hacan sacrificios muy brbaros. El Inca Manco Cpac les quit los sacrificios y el dolo y les mand adorar al sol, como a los dems sus vasallos.)

Estos pueblos (que fueron ms de 100) en aquellos principios fueron pequeos, que los mayores no pasaban de cien casas y los menores eran de a 25 y 30. Despus, por los favores y privilegios que el mismo Manco Cpac les dio (como luego diremos) crecieron en gran nmero, que muchos de ellos llegaron a tener mil vecinos -y los menores a 300 y 400. Despus, mucho ms adelante, por los mismos privilegios y favores que el primer Inca y sus descendientes les haban hecho, los destruy el gran tirano Atahuallpa, a unos ms y a otros menos. Y a muchos de ellos asol del todo.

Ahora en nuestros tiempos, de poco ms de 20 aos a esta parte, aquellos pueblos que el Inca Manco Cpac mand poblar -y casi todos los dems que en el Per haba- no estn en sus sitios antiguos sino en otros muy diferentes. Porque un virrey (como se dir en su lugar) los hizo reducir a pueblos grandes, juntando cinco o seis en uno y siete u ocho en otro -y ms y menos, como acertaban a ser los poblezuclos que se reducan. De lo cual resultaron muchos inconvenientes, que por ser odiosos se dejan de decir.

CAPTULO XXI

La enseanza que el Inca haca a sus vasallos

EL INCA MANCO CPAC, yendo poblando sus pueblos juntamente con ensear a cultivar la tierra a sus vasallos y labrar las

casas y sacar acequias -y hacer las dems cosas necesarias para la vida humana- les iba instruyendo en la urbanidad, compaa y hermandad que unos a otros se deban hacer conforme a lo que la razn y ley natural les enseaba, persuadindoles con mucha eficacia que, para que entre ellos hubiese perpetua paz y concordia y no naciesen enojos y pasiones, hiciesen con todos lo que quisieran que todos hicieran con ellos. Porque no se permita querer una ley para s y otra para los otros.

Particularmente les mand que se respetasen unos a otros en las mujeres e hijos (porque esto de las mujeres andaba entre ellos ms brbaro que otro vicio alguno). Puso pena de muerte a los adlteros y a los homicidas y ladrones. Mandoles que no tuviesen ms de una mujer y que se casasen dentro de su parentela, para que no se confundiesen los linajes. Y que se casasen de 20 aos arriba, para que pudiesen gobernar sus casas y trabajar en sus haciendas. Mand recoger el ganado manso que andaba por el campo sin dueo, de cuya lana los visti a todos mediante la industria y enseanza que la reina Mama Ocllo Huaco haba dado a las indias en hilar y tejer. Enseoles a hacer el calzado que hoy traen (llamado usuta).Para cada pueblo o nacin de las que redujo eligi un curaca (que es lo mismo que cacique en la lengua de Cuba y Santo Domingo, que quiere decir "seor de vasallos"). Eligilos por sus mritos -los que haban trabajado ms en la reduccin de los indios mostrndose ms afables, mansos y piadosos, ms amigos del bien comn-, a los cuales constituy por seores de los dems para que los doctrinasen como padres a hijos. A los indios mand que los obedeciesen como hijos a padres.

Mand que los frutos que en cada pueblo se cogan se guardasen en junto para dar a cada uno lo que hubiese menester, hasta que hubiese disposicin de dar tierras a cada indio en particular.

Juntamente con estos preceptos y ordenanzas les enseaba el culto divino de su idolatra. Seal sitio para hacer templo al sol donde le sacrificasen, persuadindoles que lo tuviesen por principal dios, a quien adorasen y rindiesen las gracias de los beneficios naturales que les haca con su luz y calor, pues vean que les produca sus campos y multiplicaba sus ganados, con las dems mercedes que cada da reciban. Y que particularmente deban adoracin y servicio al sol y a la luna por haberles enviado dos hijos suyos que, sacndolos de la vida ferina que hasta entonces haban tenido, los hubiesen reducido a la humana que al presente tenan. Mand que hiciesen casa de mujeres para el sol cuando hubiese bastante nmero de mujeres de la sangre real para poblar la casa.

Todo lo cual es mand que guardasen y cumpliesen como gente agradecida a los beneficios que haban recibido, pues no los podan negar. Y que de parte de su padre el sol les prometa otros muchos bienes si as lo hiciesen. Y que tuviesen por muy cierto que no deca l aquellas cosas de suyo sino que el sol se las revelaba y mandaba que de su parte las dijese a los indios, el cual como padre le guiaba y adiestraba en todos sus hechos y dichos.

Los indios, con la simplicidad que entonces y siempre tuvieron hasta nuestros tiempos, creyeron todo lo que el Inca les dijo, principalmente el decirles que era hijo del sol. Porque tambin entre ellos hay naciones que se jactan descender de semejantes fbulas (como adelante diremos), aunque no supieron escoger tan bien como el Inca porque se precian de animales y cosas bajas y terrestres.

Cotejando los indios entonces (y despus) sus descendencias con la del Inca y viendo que los beneficios que les haba hecho lo testificaban, creyeron firmsimamente que era hijo del sol y le prometieron guardar y cumplir lo que les mandaba. Y, en suma, le adoraron por hijo del sol confesando que ningn hombre humano pudiera haber hecho con ellos lo que l. Y que, as, crean que era hombre divino venido del cielo.

LIBRO SEGUNDO

CAPTULO I

La idolatra de la Segunda Edad y su origenLA QUE LLAMAMOS Segunda Edad -y la idolatra que en ella se us- tuvo principio de Manco Cpac Inca. Fue el primero que levant la monarqua de los Incas reyes del Per, que reinaron por espacio de ms de 400 aos (aunque el padre Blas Valera dice que fueron ms de 500 y cerca de 600).

De Manco Cpac hemos dicho ya quin fue y de dnde vino, cmo dio principio a su imperio y la reduccin que hizo de aquellos indios, sus primeros vasallos, cmo les ense a sembrar y criar y a hacer sus casas y pueblos y las dems cosas necesarias para el sustento de la vida natural. Y cmo su hermana y mujer, la reina Mama Ocllo Huaco, ense a las indias a hilar y tejer y criar sus hijos y a servir sus maridos con amor y regalo y todo lo dems que una buena mujer debe hacer en su casa.

Asimismo dijimos que les ensearon la ley natural y les dieron leyes y preceptos para la vida moral en provecho comn de todos ellos, para que no se ofendiesen en sus honras y haciendas. Y que juntamente les ensearon su idolatra y mandaron que tuviesen y adorasen por principal dios al sol, persuadindoles a ello con su hermosura y resplandor.

Decales que no en balde el Pachacmac (que es el sustentador del mundo) le haba aventajado tanto sobre todas las estrellas del cielo, dndoselas por criadas, sino para que lo adorasen y tuviesen por su dios. Representbales los muchos beneficios que cada da les haca y el que ltimamente les haba hecho en haberles enviado sus hijos para que, sacndolos de brutos, los hiciesen hombres, como lo haban visto por experiencia -y adelante veran mucho ms, andando el tiempo.

Por otra parte, los desengaaba de la bajeza y vileza de sus muchos dioses, dicindoles qu esperanzas podan tener de cosas tan viles para ser socorridos en sus necesidades o qu mercedes haban recibido de aquellos animales como las reciban cada da de su padre el sol. Mirasen, pues la vista los desengaaba, que las hierbas y plantas y rboles y las dems cosas que adoraban las criaba el sol para servicio de los hombres y sustento de las bestias. Advirtiesen la diferencia que haba del resplandor y hermosura del sol a la suciedad y fealdad del sapo, lagartija y escuerzo y las dems sabandijas que tenan por dioses. Sin esto, mandaba que las cazasen y se las trajesen delante: decales que aquellas sabandijas ms eran para tenerles asco y horror que para estimarlas y hacer caso de ellas.

Con estas razones y otras tan rsticas persuadi el Inca Manco Cpac a sus primeros vasallos a que adorasen al sol y lo tuviesen por dios.

Los indios, convencidos con las razones del Inca -y mucho ms con los beneficios que les haba hecho- desengaados con su propia vista recibieron al sol por dios, solo, sin compaa de padre ni hermano. A sus reyes tuvieron por hijos del sol porque creyeron, smplicsimamente, que aquel hombre y aquella mujer que tanto haban hecho por ellos eran hijos suyos venidos del ciclo. Y as entonces los adoraron por divinos -y despus a todos sus descendientes- con mucha mayor veneracin interior y exterior que los gentiles antiguos, griegos y romanos, adoraron a Jpiter, Venus y Marte, etc.

Digo que hoy los adoran como entonces, que para nombrar alguno de sus reyes Incas hacen primero grandes ostentaciones de adoracin. Y si les reprenden que por que lo hacen -pues saben que fueron hombres como ellos y no dioses- dicen que ya estn desengaados de su idolatra, pero que los adoran por los muchos y grandes beneficios que de ellos recibieron. Que se hubieron con sus vasallos como Incas hijos del sol -y no menos. Que les muestren ahora otros hombres semejantes, que tambin los adorarn por divinos.

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Esta fue la principal idolatra de los Incas y la que ensearon a sus vasallos. Y aunque tuvieron muchos sacrificios (como adelante diremos) y muchas supersticiones -como creer en sueos, mirar en ageros y otras cosas de tanta burlera como otras muchas que ellos vedaron-, en fin, no tuvieron ms dioses que al sol, al cual adoraron por sus excelencias y beneficios naturales (como gente ms considerada y ms poltica que sus antecesores los de la Primera Edad) y le hicieron templos de increble riqueza. Y aunque tuvieron a la luna por hermana y mujer del sol y madre de los Incas no la adoraron por diosa ni le ofrecieron sacrificios ni le edificaron templos: tuvironla en gran veneracin por madre universal, mas no pasaron adelante en su idolatra.

Al relmpago, trueno y rayo tuvieron por criados del sol (como adelante veremos) en el aposento que les tenan hecho en la casa del sol en el Cozco. Mas no los tuvieron por dioses, como quiere alguno de los espaoles historiadores. Antes abominaron y abominan la casa o cualquier otro lugar del campo donde acierta a caer algn rayo.

La puerta de la casa cerraban a piedra y lodo para que jams entrase nadie en ella. Y el lugar del campo sealaban con mojones para que ninguno lo hollase. Tenan aquellos lugares por malhadados, desdichados y malditos: decan que el sol los haba sealado por tales con su criado el rayo.

(Todo lo cual yo vi en Cozco. Que en la casa real de Huaina Cpac -en la parte que de ella cupo a Antonio Altamirano cuando repartieron aquella ciudad entre los conquistadores-, en un cuarto de ella haba cado un rayo en tiempo de Huaina Cpac. Los indios le cerraron las puertas a piedra y lodo. Tomronlo por mal agero para su rey: dijeron que se haba de perder parte de su imperio o acaccerle otra desgracia semejante, pues su padre el sol sealaba su casa por lugar desdichado. Yo alcanc el cuarto cerrado. Despus lo reedificaron los espaoles y dentro de tres aos cay otro rayo y dio en el mismo cuarto y lo quem todo. Los indios, entre otras cosas, decan que ya que el sol haba sealado aquel lugar por maldito que para qu volvan los espaoles a edificarlo, sino dejarlo desamparado como se estaba sin hacer caso de l.)

Pues si (como dice aquel historiador) los tuvieran por dioses, claro est que adoraran aquellos sitios por sagrados y en ellos hicieran sus ms famosos templos diciendo que sus dioses -el rayo, trueno y relmpago- queran habitar en aquellos lugares, pues los sealaban y consagraban ellos propios.

A todos tres juntos llaman illapa. Y por la semejanza tan propia dieron este nombre al arcabuz. Los dems nombres que atribuyen al trueno y al sol en trinidad son nuevamente compuestos por los espaoles. Y en este particular -y en otros semejantes- no tuvieron cierta relacin para lo que dicen, porque no hubo tales nombres en el general lenguaje de los indios del Per. Y aun en la nueva compostura -como nombres no tan bien compuestos- no tienen significacin alguna de lo que quieren o querran que significasen.

CAPTULO II

Rastrearon los Incas al verdadero Dios, nuestro Seor

ADEMS DE ADORAR al sol por dios visible a quien ofrecieron sacrificios e hicieron grandes fiestas (como en otro lugar diremos) los reyes Incas y sus amautas (que eran los filsofos) rastrearon con lumbre natural al verdadero sumo Dios y Seor nuestro que cri el ciclo y la tierra (como adelante veremos en los argumentos y sentencias que algunos de ellos dijeron de la Divina Majestad), al cual llamaron Pachacmac.(Es nombre, compuesto de pacha que es "mundo universo" y de cmac, participio de presente del verbo cama, que es "animar", el cual verbo se deduce del nombre cama, que es "nima". Pachacmac quiere decir "el que da nima al mundo universo". Y en toda su propia y entera significacin quiere decir: "el que hace con el universo lo que el nima con el cuerpo". Pedro de Cieza (captulo 72) dice as: "El nombre de este demonio quera decir 'hacedor del mundo', porque cmac quiere decir 'hacedor' y pacha 'mundo'". Por ser espaol no saba la lengua tan bien como yo, que soy indio Inca.)

Tenan este nombre en tan gran veneracin que no le osaban tomar en la boca. Y cuando les era forzoso tomarlo era haciendo afectos y muestras de mucho acatamiento, encogiendo los hombros, inclinando la cabeza y todo el cuerpo, alzando los ojos al cielo y bajndolos al suelo, levantando las manos abiertas en derecho de los hombros, dando besos al aire -que entre los Incas y sus vasallos eran ostentaciones de suma adoracin y reverencia.

Con las cuales demostraciones nombraban al Pachacmac y adoraban al sol y reverenciaban al rey -y no ms. Pero esto tambin era por sus grados, ms y menos: a los de la sangre real acataban con parte de estas ceremonias y a los otros superiores, como eran los caciques, con otras muy diferentes e inferiores.

Tuvieron al Pachacmac en mayor veneracin interior que al sol, que (como he dicho) no osaban tomar su nombre en la boca. Y al sol le nombran a cada paso. Preguntado quin era el Pachacmac decan que era el que daba vida al universo y le sustentaba, pero que no le conocan porque no le haban visto y que por esto no le hacan templos ni le ofrecan sacrificios, mas que lo adoraban en su corazn (esto es, mentalmente) y le tenan por dios no conocido.

Agustn de Zrate (Libro II, captulo 5), escribiendo lo que el padre fray Vicente de Valverde dijo al rey Atahuallpa (que Cristo nuestro Seor haba criado el mundo) dice que respondi el Inca "que l no saba nada de aquello ni que nadie criase sino el sol, a quien ellos tenan por dios y a la tierra por madre y a sus huacas. Y que Pachacmac lo haba criado todo lo que all haba". De donde consta claro que aquellos indios lo tenan por hacedor de todas las cosas.

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Esta verdad que voy diciendo -que los indios rastrearon con este nombre y se lo dieron al verdadero Dios nuestro- la testific el demonio mal que le pes, aunque en su favor como padre de mentiras, diciendo verdad disfrazada con mentira -o mentira disfrazada con verdad.

Que luego que vio predicar nuestro santo Evangelio y vio que se bautizaban los indios dijo a algunos familiares suyos (en el valle que hoy llaman Pachacmac, por el famoso templo que all edificaron a este dios no conocido), que el Dios que los espaoles predicaban y l era todo uno, como lo escribe Pedro de Cieza de Len en la Demarcacin del Per (captulo 72). Y el reverendo padre fray Jernimo Romn en la Repblica de las Indias Occidentales (Libro I, captulo 5) dice lo mismo, hablando ambos de este mismo Pachacmac. Aunque por no saber la propia significacin del vocablo se lo atribuyeron al demonio.

El cual, en decir que el Dios de los cristianos y el Pachacmac era todo uno, dijo verdad: porque la intencin de aquellos indios fue dar este nombre al sumo Dios que da vida y ser al universo, como lo significa el mismo nombre. Y en decir que l era el Pachacmac minti: porque la intencin de los indios nunca fue dar este nombre al demonio, que no le llamaron sino Zpay que quiere decir "diablo". Y para nombrarle, escupan primero en seal de maldicin y abominacin. Y al Pachacmac nombraban con la adoracin y demostraciones que hemos dicho.

Empero como este enemigo tena tanto poder entre aquellos infieles hacase dios entrndose en todo aquello que los indios veneraban y acataban por cosa sagrada. Hablaba en sus orculos y templos y en los rincones de sus casas y en otras partes, dicindoles que era el Pachacmac y que era todas las dems cosas a que los indios atribuan deidad. Y por este engao adoraban aquellas cosas en que el demonio les hablaba, pensando que era la deidad que ellos imaginaban. Que si entendiesen que era el demonio las quemaran entonces, como ahora lo hacen por la misericordia del Seor que quiso comunicrseles.

Los indios no saben de suyo -o no osan- dar la relacin de estas cosas con la propia significacin y declaracin de los vocablos, viendo que los cristianos espaoles las abominan todas por cosas del demonio. Y los espaoles tampoco advierten en pedir la noticia de ellas con llaneza, antes las confirman por cosas diablicas como las imaginan. Y tambin lo causa el no saber de fundamento la lengua general de los Incas para ver y entender la deduccin y composicin y propia significacin de las semejantes dicciones. Y por esto en sus historias dan otro nombre a Dios, que es Tici Huiracocha, que yo no s qu signifique. Ni ellos tampoco.

Este es el nombre Pachacmac que los historiadores espaoles tanto abominan, por no entender la significacin del vocablo. Y por otra parte tienen razn: porque el demonio hablaba en aquel riqusimo templo hacindose Dios debajo de este nombre, tomndolo para s.

Pero si a m, que soy indio cristiano catlico por la infinita misericordia, me preguntasen ahora: "Cmo se llama Dios en tu lengua?", dira: "Pachacmac". Porque en aquel general lenguaje del Per no hay otro nombre para nombrar a Dios sino este. Y todos los dems que los historiadores espaoles dicen son generalmente impropios porque o no son del general lenguaje o son corruptos con el lenguaje de algunas provincias particulares -o nuevamente compuestos por los espaoles.

Y aunque algunos de los nuevamente compuestos pueden pasar conforme a la significacin espaola (como el Pachayachchec, que quieren que diga "hacedor del ciclo", significando "enseador del mundo", que para decir "hacedor" deba decir Pacharrac, porque ma quiere decir "hacer") aquel general lenguaje los admite mal porque no son suyos naturales sino advenedizos. Y tambin porque, en realidad de verdad, en parte bajan a Dios de la alteza y majestad donde le sube y encumbra este nombre Pachacmac, que es el suyo propio.

Y, para que se entienda lo que vamos diciendo, es de saber que el verbo yacha significa "aprender". Y aadindole esta slaba chi significa , "ensear". Y el verbo ma significa "hacer". Y con la chi quiere decir "hacer que hagan" o "mandar que hagan". Y lo mismo es de todos los dems verbos que quieran imaginar. Y as como aquellos indios no tuvieron atencin a cosas especulativas sino a cosas materiales, as estos sus verbos no significan ensear cosas espirituales ni hacer obras grandiosas y divinas -como hacer el mundo, etc.- sino que significan hacer y ensear artes y oficios bajos y mecnicos, obras que pertenecen a los hombres y no a la divinidad. De toda la cual materialidad est muy ajena la significacin del nombre Pachacmac, que (como se ha dicho) quiere decir "el que hace con el mundo universo lo que el alma con el cuerpo": que es darle ser, vida, aumento y sustento, etc.

Por lo cual consta claro la impropiedad de los nombres nuevamente compuestos para drselos a Dios -si han de hablar en la propia significacin de aquel lenguaje- por la bajeza de sus significaciones, pero pudese esperar que con el uso se vayan cultivando y recibindose mejor. Y adviertan los componedores a no trocar la significacin del nombre o verbo en la composicin, que importa mucho para que los indios los admitan bien y no hagan burla de ellos, principalmente en la enseanza de la doctrina cristiana para la cual se deben componer, pero con mucha atencin.

impropiamente aplican a los indios.

CAPTULO IV

De muchos dioses que los historiadores espaoles impropiamente aplican a los indios.

VOLVIENDO A LA idolatra de los Incas decimos, ms largamente que atrs se dijo, que no tuvieron ms dioses que al sol, al cual adoraron exteriormente. Hicironle templos, las paredes de alto a bajo forradas con planchas de oro. Ofrecironle sacrificios de muchas cosas, presentronle grandes ddivas de mucho oro y de todas las cosas ms preciosas que tenan en agradecimiento de que l se las haba dado. Adjudicronle por hacienda suya la tercia parte de todas las tierras de labor de los reinos y provincias que conquistaron y la cosecha de ellas e innumerable ganado. Hicironle casas de gran clausura y recogimiento para mujeres dedicadas a l, las cuales guardaban perpetua virginidad.

Adems del sol adoraron al Pachacmac (como se ha dicho) interiormente, por dios no conocido. Tuvironle en mayor veneracin que al sol. No le ofrecieron sacrificios ni le hicieron templos, porque decan que no le conocan porque no se haba dejado ver, empero que crean que lo haba (y en su lugar diremos del templo famoso y riqusimo que hubo en el valle llamado Pachacmac, dedicado a este dios no conocido).

De manera que los Incas no adoraron ms dioses que los dos que hemos dicho, visible e invisible.

Porque aquellos prncipes y sus amautas (que eran los filsofos y doctores de su repblica) con ser gente tan sin enseanza de letras, que nunca las tuvieron, alcanzaron que era cosa indigna y de mucha afrenta y deshonra aplicar honra, podero, nombre, fama o virtud divina a las cosas inferiores del cielo abajo. Y as establecieron ley y mandaron pregonarla para que en todo el imperio supiesen que no deban adorar ms que al Pachacmac por supremo dios y seor y al sol por el bien que haca a todos. Y a la luna venerasen y honrasen, porque era su mujer y hermana. Y a las estrellas, por damas y criadas de su casa y corte.

(Adelante, en su lugar, trataremos del dios Huiracocha, que fue un fantasma que se apareci a un prncipe heredero de los Incas diciendo que era hijo del sol.)

Los espaoles aplican otros muchos dises a los Incas, por no saber dividir los tiempos y las idolatras de aquella Primera Edad y las de la Segunda. Y tambin por no saber la propiedad del lenguaje para saber pedir y recibir la relacin de los indios, de cuya ignorancia ha nacido dar a los Incas muchos dioses -o todos los que ellos quitaron a los indios que sujetaron a su imperio, que los tuvieron tantos y tan extraos como arriba se ha dicho.

Particularmente naci este engao de no saber los espaoles las muchas y diversas significaciones que tiene este nombre: huaca, el cual, pronunciada la ltima slaba en lo alto del paladar, quiere decir "dolo", como Jpiter, Marte, Venus. Y es nombre que no permite que de l se deduzca verbo para decir "idolatrar". Adems de esta primera y principal significacin tiene otras muchas, cuyos ejemplos iremos poniendo para que se entiendan mejor.

Quiere decir "cosa sagrada", como eran todas aquellas en que el demonio les hablaba. Esto es, los dolos, las peas, piedras grandes o rboles en que el enemigo entraba para hacerles creer que era dios. Asimismo llaman huaca a las cosas que haban ofrecido al sol, como figuras de hombres, aves y animales, hechas de oro o de plata o de palo y cualesquiera otras ofrendas, las cuales tenan por sagradas porque las haba recibido el sol en ofrenda y eran suyas. Y, porque lo eran, las tenan en gran veneracin.

Tambin llaman huaca a cualquier templo grande o chico y a los sepulcros que tenan en los campos y a los rincones de las casas de donde el demonio hablaba a los sacerdotes y a otros particulares que trataban con l familiarmente, los cuales rincones tenan por lugares santos. Y, as, los respetaban como a un oratorio o santuario.

Tambin dan el mismo nombre a todas aquellas cosas que en hermosura o excelencia se aventajan de las otras de su especie: como una rosa, manzana o camuesa o cualquier otra fruta que sea mayor y ms hermosa que todas las de su rbol. Y a los rboles que hacen la misma ventaja a los de su especie les dan el mismo nombre.

Por el contrario, llaman huaca a las cosas muy feas y monstruosas que causan horror y asombro. Y as daban este nombre a las culebras grandes de los Antis, que son de a 25 y de a 30 pies de largo.

Tambin llaman huaca a todas las cosas que salen de su curso natural, como a la mujer que pare dos de un vientre. A la madre y a los mellizos daban este nombre, por la extraeza del parto y nacimiento. A la parida sacaban a las calles con gran fiesta y regocijo y le ponan guirnaldas de flores con grandes bailes y cantares, por su mucha fecundidad. Otras naciones lo tomaban en contrario, que lloraban teniendo por mal agero los tales partos.

El mismo nombre dan a las ovejas que paren dos de un vientre. Digo, al ganado de aquella tierra, que por ser grande su ordinario parir no es ms de uno, como vacas o yeguas. Y en sus sacrificios ofrecan ms ana de los corderos mellizos (si los haba) que de los otros porque los tenan por de mayor deidad, por lo cual les llaman huaca. Y, por el semejante, llaman huaca al huevo de dos yemas.

Y el mismo nombre dan a los nios que nacen de pies o doblados o con seis dedos en pies o manos. O nace corcovado o con cualquier defecto mayor o menor en el cuerpo o en el rostro, como sacar partido alguno de los labios (que de estos haba muchos) o bisojo, que llaman "sealado de naturaleza".

Asimismo dan este nombre a las fuentes muy caudalosas que salen hechas ros porque se aventajan de las comunes. Y a las piedrecitas y guijarros que hallan en los ros o arroyos con extraas labores -o de diversos colores- que se diferencian de las ordinarias.

Llamaron huaca a la gran cordillera de la sierra nevada que corre por todo el Per a lo largo hasta el estrecho de Magallanes, por su largura y eminencia. Que, cierto, es admirabilsima a quien la mira con atencin.

Dan el mismo nombre a los cerros muy altos que se aventajan de los otros cerros, como las torres altas de las casas comunes. Y a las cuestas grandes que se hallan por los caminos -que las hay de tres, cuatro, cinco y seis leguas de alto, casi tan derechas como una pared (a las cuales los espaoles, corrompiendo el nombre, dicen "apachitas". Y que los indios las adoraban y les ofrecan ofrendas. De las cuestas diremos luego. Y qu manera de adoracin era la que hacan. Y a quin).

A todas estas cosas y otras semejantes llamaron huaca, no por tenerlas por dioses ni adorarlas sino por la particular ventaja que hacan a las comunes. Por esta causa las miraban y trataban con veneracin y respeto.

Por las cuales significaciones tan diferentes los espaoles, no entendiendo ms que la primera y principal significacin (que quiere decir "dolo"), entienden que tenan por dioses todas aquellas cosas que llaman huaca y que las adoraban los Incas como lo hacan los de la Primera Edad.

LIBRO OCTAVO

CAPTULO XIX

Ganan los Incas hasta el valle que llaman Chile. Y los mensajes y respuestas que tienen con otras nuevas naciones

[]

Los Incas, habiendo reducido a su imperio el valle de Chile, dieron aviso al Inca de lo que haban hecho y cada da se lo daban de lo que iban haciendo por horas. Y habiendo puesto orden y asiento en lo que hasta all haban conquistado pasaron adelante hacia el sur, que siempre llevaron aquel viaje. Y llegaron conquistando los valles y naciones que hay hasta el ro de Maule, que son casi 50 leguas del valle Chile. No se sabe qu batallas o reencuentros tuviesen. Antes, se cree que se hubiesen reducido por va de paz y de amistad, por ser este el primer intento de los Incas en sus conquistas: atraer los indios por bien y no por mal.

No se contentaron los Incas con haber alargado su imperio ms de 260 leguas de camino que hay desde Atacama hasta el ro Maule, entre poblado y despoblado (porque de Atacama a Copayapu ponen 80 leguas y de Copayapu a Cuquimpu dan otras 80, de Cuquimpu a Chile 55 y de Chile al ro Maule casi 50), sino que con la misma ambicin y codicia de ganar nuevos estados quisieron pasar adelante. Para lo cual, con el buen orden y maa acostumbrada, dieron asiento en el gobierno de lo hasta all ganado y dejaron la guarnicin necesaria, previniendo siempre cualquier desgracia que en la guerra les pudiese acaecer.

Con esta determinacin pasaron los Incas el ro Maule con 20 mil hombres de guerra. Y guardando su antigua costumbre enviaron a requerir a los de la provincia Purumauca (que los espaoles llaman Promaucaes) recibiesen al Inca por seor o se apercibiesen a las armas. Los Purumaucas, que ya tenan noticia de los Incas y estaban apercibidos y aliados con otros sus comarcanos -como son los Antalli, Pincu, Cauqui-y entre todos determinados de morir antes que perder su libertad antigua, respondieron que los vencedores seran, seores de los vencidos y que muy presto veran los Incas de qu manera los obedecan los Purumaucas.

Tres o cuatro das despus de la respuesta asomaron los Purumaucas con otros vecinos suyos aliados en nmero de 18 o 20 mil hombres de guerra. Y aquel da no entendieron sino en hacer su alojamiento a vista de los Incas, los cuales volvieron a enviar nuevos requerimientos de paz y amistad con grandes protestaciones que hicieron, llamando al sol y a la luna, de que no iban a quitarles sus tierras y haciendas sino a darles manera de vivir de hombres y a que reconociesen al sol por su dios y a su hijo el Inca por su rey y seor. Los Purumaucas respondieron diciendo que venan resueltos de no gastar el tiempo en palabras y razonamientos vanos sino en pelear hasta vencer o morir. Por tanto, que los Incas se apercibiesen a la batalla para el da venidero y que no les enviase ms recados, que no los queran or.

CAPTULO XX

Batalla cruel entre los Incas y otras diversas naciones. Y el primer espaol que descubri a ChileEL DA SIGUIENTE salieron ambos ejrcitos de sus alojamientos y arremetiendo unos con otros pelearon con gran nimo y valor y mayor obstinacin, porque dur la batalla todo el da sin reconocerse ventaja, en que hubo muchos muertos y heridos. A la noche se retiraron a sus puestos.

El segundo y tercer da pelearon con la misma crueldad y pertinacia, los unos por la libertad y los otros por la honra. Al fin de la tercera batalla vieron que de una parte y otra faltaban ms que los medios, que eran muertos. Y los vivos estaban heridos casi todos. El cuarto da, aunque los unos y los otros se pusieron en sus escuadrones, no salieron de sus alojamientos, donde se estuvieron fortalecidos esperando defenderse del contrario si le acometiese. As estuvieron todo aquel da y otros dos siguientes. Al fin de ellos se retiraron a sus distritos, temiendo cada una de las partes no hubiese enviado el enemigo por socorro a los suyos, avisndoles de lo que pasaba, para que se lo diesen con brevedad.

A los Purumaucas y a sus aliados les pareci que haban hecho demasiado en haber resistido las armas de los Incas, que tan poderosos e invencibles se haban mostrado hasta entonces. Y con esta presuncin se volvieron a sus tierras cantando victoria y publicando haberla alcanzado enteramente.

A los Incas les pareci que era ms conforme a la orden de sus reyes, los pasados y del presente, dar lugar al bestial furor de los enemigos que destruirlos para sujetarlos pidiendo socorro, que pudieran los suyos drselo en breve tiempo. Y as, habindolo consultado entre los capitanes -aunque hubo pareceres contrarios que dijeron se siguiese la guerra hasta sujetar los enemigos- al fin se resolvieron en volverse a lo que tenan ganado y sealar el ro Maule por trmino de su imperio y no pasar adelante en su conquista hasta tener nueva orden de su rey Inca Yupanqui, al cual dieron aviso de todo lo sucedido.

El Inca les envi a mandar que no conquistasen ms nuevas tierras sino que atendiesen con mucho cuidado en cultivar y beneficiar las que haban ganado, procurando siempre el regalo y provecho de los vasallos para que, viendo los comarcanos cuan mejorados estaban en todo con el seoro de los Incas, se redujesen tambin ellos a su imperio como lo haban hecho otras naciones. Y que cuando no lo hiciesen, perdan ellos ms que los Incas.

Con este mandato cesaron los Incas de Chile de sus conquistas, fortalecieron sus fronteras, pusieron sus trminos y mojones, que a la parte del sur fue el ltimo trmino de su imperio el ro Maule.

Atendieron a la administracin de su justicia y a la hacienda real y del sol con particular beneficio de los vasallos, los cuales con mucho amor abrazaron el dominio de los Incas, sus fueros, leyes y costumbres y en ellas vivieron hasta que los espaoles fueron a aquella tierra.

*

*

El primer espaol que descubri a Chile fue don Diego de Almagro. Pero no hizo ms que darle vista y volverse al Per, con innumerables trabajos que a ida y vuelta pas. La cual jornada fue causa de la general rebelin de los indios del Per y de la discordia que entre los dos gobernadores hubo y de las guerras civiles que tuvieron. Y de la muerte del mismo don Diego de Almagro -preso en la batalla que llamaron de las Salinas- y la del marqus don Francisco Pizarro y la de don Diego de Almagro el mestizo, que dio la batalla que llamaron de Chupas (todo lo cual diremos ms largamente si Dios, nuestro Seor, nos dejare llegar all).

El segundo que entr en el reino de Chile fue el gobernador Pedro de Valdivia. Llev pujanza de gente y caballos, pas adelante de lo que los Incas haban ganado y lo conquist y pobl felicsimamente, si la misma felicidad no le causara la muerte por mano de sus mismos vasallos los de la provincia llamada Araucu, que l propio escogi para s en el repartimiento que de aquel reino se hizo entre los conquistadores que lo ganaron. Este caballero fund y pobl muchas ciudades de espaoles -y entre ellas la que, de su nombre, llamaron Valdivia. Hizo grandsimas hazaas en la conquista de aquel reino. Gobernlo con mucha prudencia y consejo y en gran prosperidad suya y de los suyos y con esperanzas de mayores felicidades, si el ardid y buena milicia de un indio no lo atajara todo cortndole el hilo de la vida.

Y porque la muerte de este gobernador y capitn general fue un caso de los ms notables y famosos que los indios han hecho en todo el imperio de los Incas ni en todas las Indias, despus que los espaoles entraron en ellas (y ms de llorar para ellos), me pareci ponerlo aqu, no ms que para que se sepa llana y certificadamente la primera y segunda nueva que del suceso de aquella desdichada batalla vino al Per luego que sucedi.

Inca Garcilaso de la Vega

Historia general del Per

PRLOGO A LOS INDIOS MESTIZOS Y CRIOLLOS DE LOS REINOS Y PROVINCIAS DEL GRANDE Y RIQUSIMO IMPERIO DEL PER

El Inca Garcilaso de la Vega, su hermano, compatriota y paisano. Salud y felicidadPor tres razones entre otras, seores y hermanos mos, escrib la primera y escribo la segunda parte de los comentarios reales de esos reinos del Per. La primera, por dar a conocer al universo nuestra patria, gente y nacin, no menos rica al presente con los tesoros de la sabidura y ciencia de Dios, de su fe y ley evanglica, que siempre por las perlas y piedras preciosas de sus ros y mares, por montes de oro y plata, bienes muebles y races suyos, que tienen races sus riquezas; ni menos dichosa por ser sujetada de los fuertes, nobles y valerosos espaoles y sujeta a nuestros reyes catlicos, monarcas de lo ms y mejor del orbe, que por haber sido poseda y gobernada de sus antiguos prncipes los Incas peruanos, cesares en felicidad y fortaleza. Y porque la virtud, armas y letras suelen preciarse las tierras en canto remedan al cielo; de estas tres prendas puede loarse la nuestra dando a Dios las gracias y gloria, pues sus coterrneos son de su natural dciles, de nimos esforzados, entendimientos prestos y voluntades afectas a piedad y religin desde que la cristiana posee sus corazones trocados por la diestra del muy alto; de que son testigos abonados en sus cartas anuas los padres de la Compaa de Jess, que haciendo oficio de apstoles entre indios, experimentan su singular devocin, reforma de costumbres, frecuencia de sacramento, limosnas y buenas obras, argumento del aprecio y estima de su salvacin. En fe de lo cual atestiguan estos varones apostlicos, que los fieles indianos sus feligreses, con las primicias del espritu hacen a los de Europa casi la ventaja que los de la iglesia primitiva a los cristianos de nuestra era, cuando la catlica fe desterrada de Inglaterra y del septentrin, su antigua colonia, se va de un polo a otro a residir con los antpodas. De cuyo valor y valenta hice larga mencin en el primer volumen de estos Reales Comentarios, dando cuenta de las gloriosas empresas de los Incas que pudieran competir con los Daros de Persia, Ptolomeos de Egipto, Alejandros de Grecia y Cipiones de Roma. Y de las armas peruanas ms dignas de loar que las griegas y troyanas har breve relacin en este tomo, cifrando las hazaas y proezas de algunos de sus Hctores y Aquiles; y baste por testimonio de sus fuerzas y esfuerzo lo que han dado en qu entender a los invencibles castellanos, vencedores de ambos mundos. Pues ya de sus agudos y sutiles ingenios hbiles para todo gnero de letras valga el voto del doctor Juan de Cullar, cannigo de la santa iglesia catedral de la imperial Cozco, que siendo maestro de los de mi edad y suerte sola con tierras lgrimas decirnos: Oh hijos!, y cmo quisiera ver una docena de vosotros en la universidad de Salamanca. Parecindole podan florecer las nuevas plantas del Per en aquel jardn y vergel de sabidura y por cieo que tierra tan frtil de ricos minerales y metales preciosos, era razn criase venas de sangre generosa y minas de entendimientos despiertos para todas artes y facultades. Para las cuales no falta habilidad a los indios naturales, y sobra capacidad a los mestizos hijos de indias y espaoles o de espaolas e indios. Y a los criollos oriundos de ac, nacidos y connaturalizados all. A los cuales todos como a hermanos y amigos, parientes y seores mos ruego y suplico se animen y adelanten en el ejercicio de virtud, estudio y milicia, volviendo por s y por su buen nombre con que lo harn famoso en el suelo y eterno en el cielo. Y de camino es bien que entienda el inundo viejo y poltico que el nuevo, a su parecer brbaro, no lo es ni ha sido sino por falta de cultura. De la suerte que antiguamente los griegos y romanos, por ser la nata y flor del saber y poder, a las dems regiones en comparacin suya llamaban brbaras; entrando en esta cuenta la espaola, no por serlo de su natural, mas por faltarle lo artificial; pues luego con el Arte dio Naturaleza muestras heroicas de ingenio en letras, de nimo en armas y en ambas cosas hizo raya entonces en el imperio romano con los sabios Snecas de Crdoba, flor de saber y caballera, y con los augustsimos Trajanos y Teodosios de itlica o Sevilla, llave de los tesoros de Occidente; ya levanta la cabeza entre sus mulas naciones, y sobre ellas, que as te da la prima y palma la nuestra, antes inculta, boy por tu medio cultivada, y de bosque de gentilidad e idolatra, vuelta en paraso de Cristo. De que no resulta pequea gloria a Espaa en liaberla el Todopoderoso escogido por medianera para alumbrar con lumbre de fe a las regiones que yacan en la sombra de la muerte; porque verdaderamente la gente espaola, como herencia propia del Hijo de Dios, heredada del Padre Eterno, que dice en un salmo de David; Postula a me: et dabo tibi gentes hoereditatem tuam, et possessionem tuam terminos terroe, reparte con franca mano del celestial mayorazgo de la fe y evangelio con los indios, como con hermanos menores, a los cuales alcanza la paternal bendicin de Dios; y aunque vienen a la via de su iglesia a la hora undcima, por ventura les cabr jornal y paga igual a los que portarunt pondus diei et oestus.El segundo respeto y motivo de escribir esta historia fue celebrar (si no digna, al menos debidamente) las grandezas de los heroicos espaoles que con su valor y ciencia militar ganaron para Dios, para su rey y para s aquese rico imperio cuyos nombres dignos de cetro viven en el libro de la vida y vivirn inmortales en la memoria de los mortales. Por tres fines se eternizan en escritos los hechos hazaosos de hombres, en paz y letras, o en armas y guerras sealados, por premiar sus merecimientos con perpetua fama; por honrar su patria, cuya honra ilustre son ciudadanos y vecinos tan ilustres; y para ejemplo e imitacin de la posteridad, que avive el paso en pos de la antigedad siguiendo sus batalas para conseguir sus victorias. A este fin, por leyes de Soln, y Licurgo, legisladores de fama, afamaban tanto a sus hroes las repblicas de Atenas y Lacedemonia. Todos tres fines, creo y espero se consegirn con esta historia; porque en ella sern premiados con honor y loor, premio digno de sola la virtud, por la suya esclarecida, los clarsimos conquistadores del nuevo orbe, que son gozo y corona de Espaa, madre de la nobleza y seora del poder y haberes del mundo; la cual juntamente ser engrandecida y ensalzada, como madre y ama de tales, tantos y tan grandes hijos, criados a sus pechos con leche de fe y fortaleza, mejor que Rmulo y Remo. Y finalmente los hidalgos pechos de los descendientes y sucesores, nunca pedieres a cobarda, afilarn sus aceros con nuevo bro y denuedo para imitar las pisadas de sus mayores, emprendiendo grandiosas proezas en la milicia de Palas y Marte y en la escuela de Mercurio y Apolo, no degenerando de su nobilsima prosapia y alcua, antes llevando adelante el buen nombre de su linaje, que parece traer su origen del cielo, adonde como a patria propia y verdadera deben caminar por este destierro y valle de lgrimas, y poniendo la mira en la corona de gloria que les espera, aspirar a llevrsela entrando por picas y lanzas, sobrepujando dificultades y peligros, para que as como han con su virtud allanado el paso y abierto la puerta a la predicacin y verdad evanglica en los reinos del Per, Chile, Paraguay, Nueva Espaa y Filipinas, hagan lo mismo en la Florida y en la tierra Magallnica, debajo del polo Antartico, y habida victoria de los infieles enemigos de Cristo, a fuer de los emperadores y cnsules romanos, entren los espaoles triunfando con los trofeos de la fe en el empreo capitolio.

La tercera causa de haber tomado entre manos esta obra ha sido lograr bien el tiempo con honrosa ocupacin y no malograrlo en ociosidad, madre de vicios, madrastra de la virtud, raz, rente y origen de mil mal