INGOLD Cuando La Hormiga Encuentra a La Arana
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Cuando ANT, la hormiga, encuentra a SPIDER, la araña: teoría social para artrópodos.
Tim Ingold
[When ANT meet SPIDER: Social theory for arthopods. En: Material Agency. Towards a Non-Anthropocentric
Approach. Carl Knappett y Lambros Malafouris, editors. Ed. Springer, 2008. Traducción: Andrés Laguens,
Abril 2014]
En la profundidad del bosque, entremedio de la maleza y detritos del piso de un bosque, dos
artrópodos distinguidos – famosos en el reino animal por su ingenuidad y logros técnicos, han
entablado una conversación. Uno es ANT, la hormiga1, otro es SPIDER, la araña2. Estando ambas
inclinadas hacia la filosofía, su interés es entender el mundo y su ligar dentro de éste. En esta
ocasión particular, es el turno de ANT, la hormiga, de abrir el debate.
“Nosotras, las hormigas”, declara, “no somos individuos aislados. Nuestros cerebros puede ser que
no sean más grandes que una cabeza de alfiler, pero podemos lograr grandes cosas. Nuestros
nidos son montículos monumentales y nuestros caminos son autopistas a través del bosque,
invadiendo todo en su paso. Podemos lograre estas hazañas debido a que colaboramos. Vivimos
juntas en colonias, muchos miles fuertes, compartiendo nuestro trabajo y comida. En una palabra,
somos los más sociales de los insectos”
SPIDER, la araña, más solitaria por naturaleza, halla difícil de entender a la idea de la vida en una
colonia. Admite que estaría más inclinada a comer a otros de su tipo que a trabajar con ellos.
Curiosa por saber que se entiende por ser social, resuelve presionar a ANT, la hormiga, sobre el
tema. “En el curso de sus actividades”, remarca, “tienen que lidiar con todo tipo de cosas. Las he
visto arrastrando bichos y gusanos que han matado para alimentar a sus nidadas, junto con
materiales de construcción, como ramitas, agujas de pinos y hojas, muchas veces del tamaño de su
cuerpo. Las he visto ‘metiéndole mano” a pulgones y chupándoles la miel de sus cuerpos. Y las he
visto levantando y llevando consigo las larvas de su propia especie. Dígame, ¿tienen relaciones
sociales con esas cosas o solo con miembros maduros de la colonia, como Ud. mismo?”
“Ahora bien, mi querida araña”, responde ANT, la hormiga, “'que ha tocado un tema que ha sido
fuente de cierta controversia en el mundo formicoide y tengo que confesar que mis propios
puntos de vista sobre el asunto son de algún modo poco ortodoxos. Para no hacer el cuento largo,
hasta ahora ha habido dos escuelas de pensamiento. De acuerdo con una escuela, deberíamos
pensar a la colonia como una totalidad funcional que es más que la suma de sus partes – una
especie de super-organismo – dentro del cual la vida de cada individuo es entregada enteramente
por el mayor bien de la colectividad. De acuerdo con la otra escuela, lo que denominamos ‘la
1 N.del T.: hormiga =“ant” en inglés, y escrito como ANT en el original, en referencia a la Teoría del Actor
Red, o Actor Network Theory , en inglés.2 N.del T.: araña = “spider” en inglés, y escrito como SPIDER en el original.
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colonia’ no corresponde a ninguna entidad concreta, real. Meramente usamos el término como
abreviación para aquello que, en realidad, es un vasto agregado de individuos, cada uno
conducido por aquellos instintos básicos con los cuales han sido dotados innatamente. Mi propia
visión, sin embargo, es que deberíamos caracterizar a la colonia, en primer lugar, en términos no
de membresía o composición, sino de aquello que realmente está pasando allí. Cada colonia es
una colmena de actividad. Y si seguimos las líneas de actividad, hallamos que no pueden ser
trazadas atrás hacia un único superorgaismo colectivo, no a una pluralidad de organismos
individuales. Más bien, trazar las líneas de actividad es describir una vasta red, en la cual cada
individuo no aparece sino como un nodo en particular. Cada hormiga en la colonia es parte de la
acción y la lleva delante de su propio modo; es, si quiere, un act-ant”3
“Así, si Ud. quiere asignar responsabilidades por lo que está sucediendo” intercala SPIDER, la
araña, “no se podía sentar en la puerta del individuo o la colectividad. Más bien, se extiende
alrededor de toda la red".
ANT , la hormiga, mueve sus antenas en aprobación. “Exactamente. Por eso digo que el act-ant[e]
individual no es un agente. Por el contrario, la agencia – es decir, lo que hace que las cosas
sucedan – se distribuye a través de toda la red”.4
"Todo eso está muy bien", replica SPIDER, la araña, “pero Ud. todavía no han contestado mi
pregunta original. Usted habla de la colonia como una red de act -ant[e]s. Pero, ¿puede incluir la
red también a no-hormigas [no-ants]? ¿Pueden también las no-hormigas [no-ants] tener vida
social?”
“Absolutamente”, continúa ANT, la hormiga, "cualquier cosa puede pertenecer a la red, ya sea
hormiga [ant] o no hormiga [non-ant]. Es precisamente en este punto que estoy de acuerdo con
mis colegas. Ellos parecen pensar que hay algo acerca de ser una hormiga - alguna hormiguicidad
esencial - que las diferencia de otras criaturas, en un mundo separado de hormigureza [anture en
el original] a diferencia del mundo material de la naturaleza [nature] en el cual se confina la
existencia de todas las demás criaturas. Las relaciones sociales, según ellos, no son naturales, sino
hormigurales [anturales]. Pero el mundo que yo habito abarca tanto act-hormigas [act-ants] y no
hormigas [non-ants], incluyendo cosas como las agujas de los pinos, pulgones y larvas. Insisto en
que estas cosas no son sólo objetos pasivos. Estoy atado en relaciones con ellos, como lo estoy
3 N. del T.: Aquí Ingold hace un juego de palabras con la categoría propuesta por Latour de “actante”,
refiriéndose en realidad a un “act-hormiga” en el original, en tanto “act-ant ”.
4 Como dicen John Law y Annemarie Mol (Cap{itulo 4, en este volumen), “las entidades…se promulgan unas
a las otras. En este modo de pensamiento, la agencia se convierte en omnipresente, extendiéndose sin cesar
a través de redes de relaciones materializadas. Lo que importa, luego, no es lo que sean esas entidades, sino
lo que hacen y, recíprocamente, lo que es hecho con ellas. Curiosamente, Law y Mol sostienen que el idioma
Inglés hace difícil expresar una condición intermedia entre hacer y estar haciendo para, pese al rico
vocabulario de términos y frases vernáculas tales como "ocupándose de", "vigilando" y "cuidar".
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con mis compañeras hormigas. Ellas, también, son parte de la red. Y están atrapados en ella como
las moscas, mi querida araña, son atrapados en su telaraña.”
"Pero allí sin duda Ud. está equivocada", exclama SPIDER, la araña. "Las líneas de mi tela no son en
absoluto como aquellas de su red. En su mundo sólo hay entidades - partes y piezas de diversos
tipos que se juntan o ensamblados de forma tal para que las cosas sucedan. Cada ‘relación’' en la
red, entonces, es una conexión entre una entidad y otra. Como tal, la relación no tiene presencia
material. Pues la materialidad del mundo, en su visión, está totalmente abarcada en las entidades
conectadas. Las líneas de la telaraña, por el contrario, son hiladas ellas mismas a partir de los
materiales exudados de mi propio cuerpo y se van disponiendo a medida que me muevo. Incluso
se podría decir que son una extensión de mi propio ser a medida que se mueve en el ambiente –
abarcan, si Ud. quiere, mi “utensilio extenso” *wideware, en el original]5. Son las líneas a lo largo
de las cuales vivo y conduzco mi percepción y acción en el mundo.6 Por ejemplo, yo sé cuándo una
mosca ha tocado la telaraña debido a que puedo sentir las vibraciones en las líneas a través de mis
largas y delgadas patas, y es a lo largo de estas mismas líneas que corro para obtenerla. Pero las
líneas de mi telaraña no me conectan con la mosca. Más bien, ya están tejidas antes de que llegue
la mosca y establezca a través de su presencia material las condiciones de entrampamiento bajo
las cuales una conexión tal puede ser establecida potencialmente”.
El relato de SPIDER, la araña, hace recordar a ANT, la hormiga, de un incidente que tuvo lugar
durante su vuelo de apareamiento alado, cuando casi cae atrapada en la trampa de una araña. Fue
un toco y me voy, pero luego de una experiencia pegajosa se las arregló eventualmente para
liberarse. ¿Fue la telaraña, sin embargo, o la araña que la había atrapado? Preguntándose acerca
de esto, ANT, la hormiga, llega a la conclusión que “fue, por supuesto, tanto la araña y la telaraña,
o lo que podríamos ver como una entidad híbrida, la ‘araña-telaraña’, formada por su conjunción.”
Pero hay más, como continúa explicando ANT, la hormiga. “La telaraña no puede funcionar como
una trampa a menos que esté sostenida. De hecho, estaba colgando de líneas atadas a las ramas
de los arbustos y a tallos de hierbas. Por ello, fue el modo en el cual la araña, la telarañas, los tallos
y los arbustos, todos se reunieron en la red, en aquel momento en particular, que me llevaron casi
a terminar como la cena de una araña”.
5 La noción de ‘wideware’ está tomada de Andy Clark (Capitulo 1, este volumen). “La relación entre el
organismo biológico y el utensilio extenso *wideware+”, escribe Clark, “es tan importante y profunda como
aquella entre la araña y su telaraña”. En otro lado, el historiador del arte James Elkins se basa en la metáfora
de la telaraña para describir la “madeja de visión” dentro de la cual todo ser humano captura los objetos de
su atención (o es capturado alternativamente). “No soy la araña que teje la tela, y no soy siquiera la mosca
capturada en la telaraña: soy la red en sí misma, fluyendo, en todas direcciones, sin centro y sin un yo que
pueda llamar mí mismo” (Elkins 1966: 75).
6 Lo mismo puede decirse de las sendas o caminos hechos por los caminantes humanos. Sobre tales sendas,
podemos preguntarnos (como lo hacen Law y Mol, Capí tulo 4, este volumen), “¿de dónde viene este camino
y a dónde me puede llevar?” Esta no es una metáfora apropiada, sin embargo, para trazar las conexiones
entre entidades en una red, como pretendían Law y Mol.
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Al escuchar la palabra ‘híbrido’, las patas de SPIDER, la araña, comienzan a temblar
nerviosamente. Le desagrada el término y tiene reservas sobre el modo en que ha sido
promulgado por ANT, la hormiga, y sus confabuladores.7 “Su charla de la hibridez”, responde
irasciblemente, “pierde enteramente el punto. Ud. imagina un mundo de entidades – araña,
telaraña, tallos, ramas y así siguiendo – que están ensambladas para abarcar las condiciones
necesarias y suficientes para que pase un evento. Y sostiene que la agencia que ‘causa’ este
evento está distribuida entre los constituyentes del ensamble. Mi punto, sin embargo, es que la
red no es una entidad . Esto es decir que no es un objeto autónomo, cerrado, que se sitúa en
contra de otros objetos con los cuales puede luego ser yuxtapuesto o unido. Es más bien un
manojo o un tejido de hilos, estrechamente unidos aquí, pero con cabos sueltos allí, que se
enredan con otras hebras de otros manojos. Pues las ramas o tallos a los que uno estos extremos
traseros no son en sí mismas más que las puntas visibles complejos sistemas de raíces
subterráneas. Cada planta, también, es un tejido vivo de líneas. Y así, de hecho, soy yo. Es como si
mi cuerpo estuviese formado a través del anudamiento conjunto de hebras de vida que corren a
través de mis patas en la telaraña y de ahí al ambiente más amplio. El mundo, para mí, no es un
ensamble de partes y piezas sino una maraña de hilos y caminos. Llamémoslo una malla, con el fin
de distinguirla de su red . Mi afirmación es, entonces, que la acción no es tanto el resultado de una
agencia que es distribuida alrededor de la red, sino que emerge del inter-juego de fuerzas que son
conducidas a lo largo de las líneas de la malla”.8
Mientras ANT, la hormiga, y SPIDER, la araña, están conversando en el piso del bosque – rodeadas
por lo que ANT (la constructora de redes) percibe como un surtido de objetos heterogéneos y lo
que SPIDER (la tejedora de mallas) percibe como un tejido de hebras entrelazadas – algo más está
sucediendo en el aire sobre sus cabezas. Una pareja de mariposas baila. “Observe”, dice ANT, la
hormiga, “cómo en su aleteo cada mariposa responde a los movimientos de la otra. Podríamos
incluso llamarla una ‘danza de la agencia’. Claramente, las mariposas están interactuando en el
aire, así como nosotras las act-ANT[es] interactuamos en el suelo en las acrobacias de nuestra
colaboración”.
“Pero”, pregunta SPIDER, la araña, “¿has pensado en el aire mismo? El vuelo de la mariposa es
hecho posible gracias a las corrientes de aire y los vórtices en parte establecidos por el
movimiento de sus alas. De manera similar, el pez en el río es capaz de nadar, a veces a una
velocidad notable, debido a la forma en que crea remolinos y vórtices en el agua a través de los
chasquidos de su cola y las aletas.9” ¿Pero qué sentido tendría decir que el aire, en el primer caso,
7 Un ejemplo puede ser encontrado en el Capítulo 5 (en este volumen) en el cual Owain Jones y Paul Cloke
hablan de “los modos en los cuales los organismos no -humanos y los materiales contribuyen a las agencias
en red de colectivos híbridos”. De manera similar, Tom Yarrow, en el Cap ítulo 7, se refiere a “las redes
híbridas de gente y cosas en las cuales son unidos diferentes clases de ‘actantes’.”
8 Sobre la distinción entre red y malla, ver Ingold (2007: 80-2).
9 Andy Clark (Capí tulo 1, este volumen) ilustra este punto con el ejemplo del atún. “La verdadera máquina
de nadar”, propone, “es entonces el pez en su propio contexto: el pez más sus estructuras circundantes y
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es una participante de la red, con el cual las mariposas danzan como lo hacen una con otra; o, en
el segundo caso, que el pez danza con el agua como lo podría hacer con otros peces en el
cardumen? De hecho, no tendría ningún sentido en absoluto. El agua y el aire no son objetos que
actúan. Son medios materiales en los cuales están inmersas las cosas vivientes, y que son
experimentados por medio de sus corrientes, fuerzas y gradientes de presión. En verdad, no es la
mariposa sola que vuela sino una mariposa-en-el-aire y no el pez solo que nada sino un pez-en-el-
agua. Pero eso no hace más a la mariposa un hibrido vuelo-aire que lo que hace al pez un híbrido
pez-agua. Es reconocer simplemente que para que las cosas interactúen deben estar inmersas en
una especie de campo de fuerza establecido por las corrientes de los medios que los rodean.
Privadas de estas corrientes – esto es, reducidas a objetos – estarían muertos. Después de haber
amortiguado la malla al cortar sus líneas de fuerza, rompiéndola así en miles de piezas, no puede
pretender traerla de nuevo a la vida rociándole un polvo mágico de ‘agencia’ sobre sus
fragmentos. Si se trata de vivir, luego la mariposa debe ser devuelta al aire y el pez al agua.”
“Y yo”, continúa SPIDER, la araña, “debo retornar a mi telaraña. Debo decir que lo que es el aire
ara la mariposa y el agua para el pez, mi tela lo es para mí. Yo no puedo volar o nadar, pero puedo
tejer una red y explotar sus propiedades de adherencia, resistencia a la tracción y demás para
correr por todas partes y atrapar moscas. Puedo bailar la tarantela con la mosca que se posa en mi
tela, pero la red en sí misma no es un compañero de baile. No es un objeto con el cual interactúo,
sino el sustrato sobre el que se basa la posibilidad de interacción. La telaraña, en breve, es la
condición misma de mi agencia. Pero no es, en sí misma, un agente”.
“Eso, si puedo decirlo” interpone ANT, la hormiga, “es un punto de vista muy aracno-céntrico.
Supuestamente, por su mismo argumento, si Ud. fuese una mosca también podría reclamar ser un
agente, y si fuera una hormiga como yo, podría reclamar ser un agente también. ¿Cuántas piernas,
me pregunto, necesita para calificar como un agente: seis, ocho, cien? Nuestro amigo común el
ciempiés podría realmente hacerlo muy bien. Con tantas piernas debe ser un verdadero agente
poderoso.”
“Ud. bromea, por supuesto, mi querida hormiga ANT”, responde SPIDER, la araña. “Sin embargo a
su pregunta respondería: ¡al menos cuatro! Pues, pese a que estaría preparado para admitir la
agencia de nuestros amigos cuadrúpedos, la rata y el ratón, yo trazaría la línea en los bípedos
humanos. Ud. puede ser un agente desde su perspectiva formicoide y yo desde mi arácnida, pero
desde la perspectiva por la cual los humanos se distinguen a sí mismos de todas las otras criaturas,
es imposible ver cómo ellos podrían ejercer cualquier agencia en absoluto. En una ocasión, me
colgué inadvertidamente del cielorraso de uno de sus llamadas “aulas” y oí a un filósofo humano
dando clase a otros de su número. ‘Yo soy un sujeto humano’, entonaba el hombre. ‘Sé, luego
existo. Conozco y soy, debido a que tengo una mente. Eso es lo que me hace humano. Y eso es
también lo que me permite actuar. Por supuesto, tengo un cuerpo también, como cualquier otra
vórtices que él crea activamente y luego explota al máximo”. El ‘contexto apropiado’, en este caso, es el
medio material fluido con sus gradientes de presión y líneas de fuerza. No es un ensamble de objetos
materiales discretos.
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criatura. La araña tiene un cuerpo; así como lo tiene la hormiga. Pero la araña y la hormiga son
todo cuerpo; no hay nada más para ellas que eso. Pese a que podemos observar su conducta, no
pueden actuar. Pero yo no soy mi cuerpo. Soy un plus cuerpo. Es en la medida que yo soy más que
mi cuerpo que mi humanidad es definida – junto en el alcance de mi acción’.
‘Bueno’, pensé silenciosamente para mí misma, a medida que baja del final de mi hilo, ‘si allí es
donde imaginas que reside la esencia de tu humanidad, por cierto que luego no se va a hallar en lo
que Uds., los humanos, hacen. Sobre lo has estado hablando es sobre inteligencia, una capacidad
cognitiva para elaborar las cosas con anticipación, en la cabeza, antes de su implementación en el
mundo. Pero inteligencia es una cosa; agencia otra muy distinta’10
. Es un error serio confundir a
las dos. Y recordé la historia del ciempiés apócrifo quien, cuando se le preguntó cómo hacía para
coordinar los movimientos de sus cien patas, se vio paralizado y murió de hambre. En tanto que
había actuado sin pensar, dejando que sus patas se cuidaran por sí misma, no había habido
problema. Pero tan pronto se detuvo para pensar de manera inteligente sobre lo que hacía, no
pudo actuar más. Si agencia se frustró. De manera más general, una criatura que no pueda hacer
nada que no haya sido pensado completamente en anticipación nunca podría, en práctica, hacer
nada en absoluto.”
“Todos conocemos la arrogancia y estupidez de los humanos”, se ríe ANT, la hormiga, en
respuesta, “especialmente entre ellos los filósofos que tienen nada más que hacer en la vida que
pensar. ¡Si sólo pudiéramos reducirlos en escala y ponerlo a trabar en uno de nuestros
hormigueros, aprenderían dos o tres cosas! Pronto descubrirían, como ya he explicado, que la
agencia no es exclusiva ni de las hormigas o de las no-hormigas sino que está distribuida a través
de la red formada por su colaboración. Necesitamos, en síntesis, establecer un principio de
simetría mediante el cual ningún lado de la dicotomía hormiga/no-hormiga sea privilegiado sobre
el otro.”
“Yo no quiero otorgarle un privilegio especial a las hormigas o a las arañas”, responde SPIDER, la
araña, “y mucho menos a los seres humanos. Pero no puedo aceptar su principio de simetría. El
problema reside en su categoría cobertora de ‘no-hormiga’ que incluye todo, desde granos de
arena y materia de hojas muertas a pulgones y mariposas – e ¡inclusive humanos! Nuestro
concepto de agencia deberá tener presente la complejidad real de los organismos vivos en
oposición a la materia inerte. Es simplemente absurdo ubicar a un grano de arena y a un pulgón en
las escalas de una balanza y sostener que son equivalentes. Pueden pesar lo mismo, pero en
términos de complejidad son polos opuestos. La diferencia clave es que el pulgón, como animal
que es, tiene un sistema nervioso – así como Ud. y yo. Cuando me agacho en el centro de mi
telaraña, soy todo un temblor, como la hoja de un árbol en la brisa de verano. Soy sensible al más
mínimo movimiento o vibración. Lo que hace la diferencia entre la hoja y yo, sin embargo, es que
cada movimiento que hago es también un movimiento de mi atención. Es la atención de este
10 “Inteligencia”, como dicen Richard Harper, Alex Taylor y Michael Molly (un poco de manera controvertida)
en el Cap{itulo 6, “es un término solo aplicable a los seres humanos”. Pero “agencia” no lo es.
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movimiento que califica como una instancia de acción y, por la misma razón, me califica a mí como
un agente. Para decirlo de otro modo, la esencia de la acción no reside en una premeditación
(como sostendría nuestros filósofo humano) sino en el acople estrecho de percepción y
movimientos corporales. Pero también es decir que toda acción es, en mayor o menor grado,
habilidosa [experta]. El practicante experto es uno que continuamente ajusta sus movimientos a
perturbaciones en el ambiente percibido sin siquiera interrumpir el flujo de la acción11. Pero esa
habilidad no viene confeccionada. Más bien, se desarrolla, como parte integrante del propio
crecimiento y desarrollo del organismo en un ambiente. Dado que la agencia requiere habilidad, y
debido a que la habilidad surge a través de desarrollo, se sigue que el proceso de desarrollo es un
sine qua non para el ejercicio de la agencia. Atribuir agencia a objetos que no crecen o se
desarrollan y que consecuentemente no incorporan habilidad y cuyos movimiento por ende no
está acoplado con su percepción, es ridículo.”
Escuchando esto, ANT, la hormiga, no queda nada contenta. “Bueno, Ud. diría eso, ¿no?” comentó
cáusticamente. “Ud. es SPIDER, y Ud. representa la proposición que la Práctica Habilidosa Implica
Capacidad de Respuesta Incorporada por Desarrollo [Skilled P ractice I nvolves Developmentally
E mbodied Responsiveness = SPIDER]. Valoro sus visiones: realmente valen su peso en oro [IN
GOLD, en inglés] (lo que es muy poco, agregaría, debido a que Ud. es una criatura tan liviana). Pero
yo soy ANT, una hormiga, y represento la Teoría del Actor en Red [ Actor N etwork T heory ]. No por
nada soy conocida como LA TORRE [en referencia a Latour, N.del T.] entre los artrópodos. Pues mi
filosofía se eleva sobre la suya.”
“En verdad, Ud. es una maestra de pensamientos elevados ", admite SPIDER, la araña, con
cansancio. “Pero, en su mayor parte, yo no puedo entender una palabra de lo que Ud. dice". Y con
eso, se escabulle.
Referencias
Elkins, J.,
1996. The Object Stares Back: On the Nature of seeing. Simon and Schaster, New York.
Ingold, T.
2007. Lines: A Brief History , London: Routledge.
11 Como explica John Sutton (Capítulo 3, este volumen), “el ejercicio minuciosamente adaptable de las
habilidades incorporadas requiere precisamente una apertura y una conciencia de las especificidades de una
situación”. Pero esto no significa, como pareciera pensar Sutton, que el “compromiso incorporado y
ranurado” [sic] del practicante este modulado por intervención cognitiva o por el “hacer” por “saber”. Más
bien, la práctica habilidosa no sigue un surco en absoluto, sino más bien corta su propia ranura, ya que es
guiado por la percepción.