Inman Fox El Uso y El Abuso de La Generación de 1898

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  • ARTCULOS

  • 1 Julin Maras estudia los antecedentes de la historiografa generacional en Generaciones y constelaciones,Madrid, Alianza, 1989.

    El uso y el abuso del sentidode lageneracin de 1898 de Espaa

    E. INMAN FOX

    DURANTE estos meses de reflexin sobre el significado del momento histrico de 1898,creo que conviene examinar de nuevo los orgenes del sentido y el uso de la invencindel concepto de la llamada generacin de 1898; y cmo, a lo largo de los aos, loscuatro artculos publicados por Azorn en ABC, en 1913, fueron recogidos y utilizados de maneraque poco a poco llegaron a tergiversar la obra y el pensamiento de los del 98, incluyendo los delmismo Azorn.

    Primero, vale sealar que fue Auguste Comte, en su Cours de philosophie positive(1839), el primero en elaborar una teora cientfica de generaciones, basada en un sistema deconvicciones y nociones fundamentales definido por intervalos de conservacin e innovacin.Pero Wilhelm Dilthey es el primero en aplicar el concepto de generacin a la historia de unacultura intelectual, haciendo hincapi en la idea de un crculo de individuos que comparten unasvicisitudes vitales y momentos histricos durante una edad de receptividad. A travs de estosestudios y otros por historiadores de importancia (como Ranke o Lorenz) encontramos haciafinales del siglo XIX la generacin como concepto historiogrfico, derivado de la sociologapositivista, fue ya un lugar comn del lenguaje intelectual1. Tambin vemos que entre losintelectuales espaoles a la vuelta del siglo se utiliza el trmino frecuentemente en un sentidomenos terico, pero no menos especfico, implicando cierta mezcla de idealismo y determinismobiolgico.

    Coincidiendo con el desarrollo de la nocin de generacin como conceptohistoriogrfico, haba una tendencia, sobre todo en Alemania y Francia, hacia la transferenciadel mtodo cientfico a los estudios literarios (literaturwissenschaft). Y con Darwin y Spencerel evolucionismo llega a ocupar un lugar importante en el pensamiento positivista, aunque fuemitigado en las ciencias humanas por la influencia de la distincin hegeliana entre los productosdel espritu y los procesos naturales. Taine, en su historia de la literatura inglesa (1866), utilizaideas evolucionistas; y en Inglaterra, John Addington Symonds aplica la analoga biolgica a lahistoria del drama isabelino (1884) y escribe ensayos sobre la teora de la evolucin y la historialiteraria. Y Ferdinand Brunetire, creyendo que la literatura posea el principio suficiente deldesarrollo, trata los gneros literarios como especies biolgicas, en sus estudios sobre la historiade la literatura francesa (1890, 1898).

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  • 2 Buen ejemplo de este tipo de actividad por la juventud intelectual de principios de siglo fue el rganoperiodstico Juventud, fundado en 1901 por Azorn y Baroja, que anuncia nmeros especiales sobre temas tanvariados como El espritu de protesta en la literatura, La poesa nueva, La Democracia, y La Patria, y quecuenta como colaboradores al lado de los dos fundadores, Unamuno, Maeztu y Valle-Incln, a Giner de los Ros,Joaqun Costa, Rafael Salillas, Adolfo Posada, Dorado Montero, etc.

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    En cuanto corresponde a Espaa, entre los acadmicos, los que ha estudiado lageneracin del 98, no se ha dado cuenta siempre de que los escritores del 98 pertenecan alprimer grupo de intelectuales en Espaa que intent asumir un papel rector en la formacin deuna especie de conciencia pblica en oposicin a la situacin en que se encontraban la polticay la sociedad de la Restauracin. Siguiendo a los dreyfussards en Francia, fueron decisivos enintroducir en la lengua espaola por primera vez el uso de intelectual como sustantivo,elevndose as simblicamente a una clase en la vanguardia poltica y social. De hecho, ya enel cambio de siglo se empieza a comentar en los peridicos y revistas sobre la juventudintelectual, la gente nueva, o la nueva generacin -es decir, una generacin de intelectualesde 1898 distinta, por cierto, de la generacin literaria que invent Azorn en 1913-, que nace araz de la crisis fin de siglo en Espaa, cuya manifestacin ms dramtica fue la poltica de laRestauracin y la consiguiente derrota militar de 1898. As es que, al principio, estasdenominaciones se utilizaban para definir grupos de intelectuales, escritores y polticos que secaracterizaban ms bien por una protesta contra lo establecido, por una tendencia hacia elconocimiento de lo nuevo y un afn regenerador, poltico y cultural. Ms o menos en estostrminos describe Ramiro de Maeztu la juventud espaola en un artculo de 1902, titulado Unageneracin, y en que relacionndola con la fecha 1898, escribe: En Espaa no hay ms que dosclases de hombres: los anteriores a 1898 y los que han venido despus (La Publicidad,5-XI-1902). Y fue comn, como ahora sabemos, que colaborasen juntos literatos, pensadores,polticos en una misma empresa -revistas y peridicos- para abogar por la renovacin culturaly poltica de Espaa. Es decir, colaboraron escritores tanto como Azorn, Baroja y Unamuno, porejemplo, como los periodistas, profesores universitarios y polticos como Jaime Vera, JosVerdes Montenegro, Julin Besteiro, Adolfo Posada, Toms Elorrieta, Federico de Ons, PereCorominas y Luis Zulueta2, hecho que ha sido a menudo mal interpretado o ignorado por crticosliterarios igual que por historiadores.

    Es, entonces, una equivocacin desasociar la literatura de los escritores espaoles de sucompromiso intelectual con las direcciones sociales y polticas de su pas. A ellos mismos no seles ocurri considerar las dos actividades como exclusivas, y en los tiempos en que vivan sevino a aceptar la funcin en la sociedad del escritor como intelectual poltico. En Espaaparticularmente, la lite intelectual asumi un carcter poltico persistentemente a lo largo de laprimera mitad de este siglo, llegando a ser participantes importantes en cada momento crticode la historia del pas hasta los 1930.

  • El uso y el abuso del sentido de la generacin de 1898" de Espaa 7

    Ahora bien, lo que nos interesa aqu es ver cmo esta nocin evoluciona hasta convertirseen el concepto historiogrfico -la llamada generacin de 1898- que ha influido tanto en lahistoria intelectual y literaria espaola.

    Son de sobra conocidas la postura crtica de los jvenes del 98 frente a la sociedad y lapoltica de la Restauracin, y su participacin en algunas protestas pblicas en contra delGobierno, sobre todo la protesta contra los procesos de Montjuc, pero no se han tomadodemasiado en serio. Ms quizs la militancia de Unamuno en el Partido Socialista hacia finalesdel XIX y su colaboracin asidua durante varios aos en La Lucha de Clases, rgano del partido;o la propaganda anarquista de Jos Martnez Ruiz, el futuro Azorn, y su afiliacin con elmovimiento federalista; y el texto revisionista de Maeztu, Hacia otra Espaa. No obstante, sesuele creer que la actividad pblica de los del 98 fue ms bien cosa de juventud, y que ya para1905, al ver sus ideales frustrados, se evadan del medio inmediato, inclinndose hacia una visinesttica o metafsica de la existencia, sin preocupacin histrica, de talante ms o menosconservador. As, se habla del escepticismo de Baroja, de la pequea filosofa contemplativade Azorn, y de la crisis religiosa de Unamuno que le lleva hacia un espiritualismo trascendentey una actitud antieuropesta.

    La verdad, sin embargo, es que el radicalismo de las manifestaciones polticas -con laparticipacin de Unamuno, Azorn, Baroja entre otros- que acompaaban la protesta contra losprocesos de Montjuc (1898-99); el anticlericalismo de 1901-02, y las huelgas de Barcelona en1903, segua hacindose notar en ocasiones propicias -y siempre con la colaboracin de losintelectuales y muchas veces bajo su liderazgo-: el homenaje nacional a Echegaray y el primergobierno Liberal bajo Alfonso XIII (1905), la Ley de Jurisdicciones (1906), el proyecto de laLey contra el terrorismo (1908), la guerra de Marruecos y la poltica que culmin en la SemanaTrgica en Barcelona (1908-09), el fusilamiento de Ferrer (1909), y la destitucin del mismoUnamuno como rector de Salamanca (1914), etctera. Y se destaca el hecho de que en estasprotestas van a intervenir intelectuales de distintas orientaciones y generaciones: krausistas,noventayochistas como Unamuno, Baroja, Azorn y Maeztu, socialistas, y jvenes de lageneracin e Ortega y Gasset. Lo que parece haberles unido fue la necesidad que vean dereformar el Estado espaol, caracterizado -segn todos- por su oligarquismo y plutocracia.

    Etapa importante en esta evolucin fue la polmica entre Ortega y Gasset y Maeztu,entablada en los peridicos y en una nutrida correspondencia desde 1908, en que se discute elvalor de la labor de la generacin, que incluye Maeztu, Unamuno, Baroja y Azorn, entre otros,frente al problema de Espaa y la poltica espaola. El contexto fue la idea de hacer una campaasocialista en Espaa entre algunos intelectuales. Es a este grupo de intelectuales a que aludiraGabriel Maura como la generacin del desastre en su artculo publicado en la revista Faro, enfebrero de 1908, mencionado a menudo como uno de los antecedentes del concepto de lageneracin de 1898.

  • 3 La conferencia se reproduce ntegra en mi edicin de textos de Maeztu, Liberalismo y socialismo (Textosfabianianos), Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1984.

    4 En Ortega y el espritu del 98, Revista de Occidente, 48-49 (1985), pp. 9-53, Vicente Cacho Viu, sinestudiar los antecedentes y con otras intenciones de las que nos motivan aqu, reclama para Ortega la invencin deltrmino generacin de 1898, trmino de que, segn Cacho, se apodera Azorn enseguida para darle otro sentido.En Spanish Literature as an Historiographic Invention: The Case of the Generation of 1898, The Crisis ofInstitutionalized Literature in Spain (Minneapolis, The Prisma Institute, 1988), trabajo importante que sirve comocomplemento a lo que emprendemos en estas pginas, Antonio Ramos-Gascn toma como punto de partida elestudio parcial de Cacho Viu, pero no para comentar la postura de Ortega ante los noventayochescos definidos porAzorn, sino ms bien para demostrar lo confuso y lo equvoco del concepto generacin de 1898 para la historialiteraria de Espaa.

    5 Ensayo publicado en Helios, vol. 3, III-1904.

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    La campaa de propaganda poltica se pone en marcha despus de la Semana Trgica ytiene su culminacin en la famosa conferencia de Maeztu, La revolucin y los intelectuales,pronunciada en el Ateneo en diciembre de 19103, en que el conferenciante da la definicin mscompleta hasta la fecha de una generacin de 1898. La accin de los intelectuales que salieronal mundo en 1898, puntualiza Maeztu, fue un grito contra los engaos en Espaa: prensa,poltica, oligarqua, caciquismo, literatura, ciencia, glorias histricas. Habla Maeztu de unalnea ideal que se haba trazado en la Historia que separaba los hombres anteriores a 1898 delos que se desesperaban y no continuaron la lucha, otros que se alejaron para pensar mejor en loque haba ocurrido, y todava otros que renunciaron a vivir espiritualmente la vida nacional,consagrndose como prosistas o como poetas a refinar sus medios expresivos (aqu la alusina los modernistas es clara). Luego, aboga Maeztu por la intervencin de estos nuevosintelectuales en la reforma del Estado bajo la tutela de ideas fabianas. Son estas ideas de Maeztulas que, en gran parte, recoge Ortega para escribir sus dos ensayos sobre La competencia,publicados en febrero de 1913, en que se plantea el problema de Espaa con referencia especficaa la generacin de 18984.

    Como complemento a la idea de una generacin de 1898, consistiendo principalmentede intelectuales como reformadores de la poltica y la cultura de Espaa, se desarrollcoetneamente la idea de una generacin de 1898 ms bien literaria -algunas veces asociadacon los modernistas, otras veces, no-. Ya en 1904 Pardo Bazn escribe sobre La nuevageneracin de novelistas y cuentistas en Espaa5, en que incluye a Azorn, Baroja,Valle-Incln y Felipe Trigo, entre otros. Su obra, segn ella, representa una ruptura con loanterior, y refleja cierta desesperacin y preocupacin por el porvenir de Espaa. De maneraparecida, en su Historia de la novela en Espaa desde el Romanticismo hasta nuestros das,de 1908, Andrs Gonzlez Blanco menciona al mismo grupo de novelistas, para los quepropone el rtulo de generacin del desastre -concepto, como ya hemos visto, aplicado,el mismo ao, por Gabriel Maura a la generacin de intelectuales-. Y el mismo Azorn tambinempieza a delinear, en artculos publicados tan pronto como 1905 y 1907, lo que considera

  • 6 Los Maeztu, ABC, 31-X-1905 y Sobre pintura, ABC, 6-III-1907, los dos recopilados en Pintar comoquerer.

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    una nueva generacin de escritores6. En estas pginas, tiene ya formulado lo esencial, lamdula, de lo que va a decir sobre la generacin denominada especficamente como de 1898 enlos conocidos artculos de 1913.

    Y as llegamos a una consideracin detenida de los cuatro ensayos azorinianos de 1913,que son, despus de todo, los textos de los cuales arrancan casi todos los intentos de definir lageneracin de 1898 como concepto historiogrfico para la historia literaria. All, Azornmenciona como primera caracterstica de la generacin de 1898 el hecho de que ha protestadocontra las prcticas viciosas de la poltica de Espaa, contra lo no consistente con la realidad,contra lo viejo, pero no necesariamente contra los viejos, sobre todo los que representabanuna continuidad de sentir. Ya que para Azorn la literatura es el ms fiel reflejo de lasensibilidad, busca la modalidad media del sentir entre los espaoles a travs de la novela,crtica, y poesa entre 1870 y 1898, perodo que prepar la protesta de 1898. Y la encuentra enla agresividad del teatro de Echegaray, el escepticismo de Campoamor, y la visin realista deGalds. De ah, la mentalidad de la generacin de 1898 (Valle-Incln, Unamuno, Benavente,Baroja, Manuel Bueno, Maeztu, Rubn Daro) fue moldeada por el espritu de aquellosescritores, y por la tradicin de la crtica social (Gracin, Cadalso, Jovellanos, Larra, etc.) quefue avivada por el Desastre. Adems del espritu de protesta que animaba a la juventud de 1898,tambin, segn Azorn, obraban sobre sus modalidades literarias unas influencias extranjeras(Nietzsche, Verlaine y Gautier). Otras caractersticas de la generacin mencionadas por Azornson su amor a los viejos pueblos, su resucitacin de los poetas primitivos, su fervor por el Greco,su rehabilitacin de Gngora, y su entusiasmo por Larra.

    Ahora bien, estos artculos de Azorn nos merecen varios comentarios. Primero, apartede la protesta contra los vicios y corrupciones polticos y el hecho de que fuese un grupo influidopor el pensamiento extranjero, slo algunas de las caractersticas que atribuye Azorn a lageneracin figuran en efecto como tal en la obra de los llamados miembros. Ni Unamuno, niMaeztu, por ejemplo, se mostraron especialmente interesados en Cadalso o Larra; y ni ellos, niBaroja, tenan predileccin por los poetas primitivos, etc. Segundo, estas mismas caractersticasse encuentran todas en la de Azorn. Y tercero y de otra ndole, pero ms significativo paranuestros propsitos aqu, es que los ensayos de Azorn sobre el 98 pertenecen a un proyecto msamplio de escribir una especie de historia de la literatura espaola, cuyo mtodo historiogrficoobedeci a la ideologa, y hasta el discurso, de un programa poltico.

    Como sabemos, Azorn emprende una revaluacin sistemtica de la literaturaespaola a travs de artculos publicados en ABC y luego recogidos en Lecturasespaolas (1912), Clsicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914), Al margen

  • 7 Sobre Azorn y su visin de la literatura espaola, vase mi ensayo, Azorn y la coherencia (ideologapoltica y crtica literaria), en Ideologa y poltica en las letras de fin de siglo, Madrid, Espasa-Calpe, 1989.

    8 A raz de la conferencia leda por Salinas en el P.E.N. Club de Madrid, en la sesin del 6 de diciembrede 1935 -el texto de la cual es el que comentamos arriba-, Azorn sale otra vez a la palestra para hablar de lageneracin de 1898, en un artculo publicado el 2 de enero de 1936 en Ahora, Los balcones de la Gobernacin.1898. Escribe: La generacin de 1898, querido Pedro Salinas, representa estrictamente, a mi entender esto: unademn de rechazar y otro de adherir. Se rechaza... lo oficial... las maraas parlamentarias, todo, en fin, lo querepresenta un Estado caduco. Y se aspira a la unin ntima, amorosa y profunda con una Espaa eterna yespontnea... Los componentes de la generacin de 1898 eran diversos. Se inclinaban unos al pensamiento y otrosa la accin. De estos ltimos era Manuel Portela Valladares... La situacin de Espaa es...anloga a la de 1898...(Dicho y hecho, Barcelona, Ediciones Destino, 1957, pp. 182-184). El Azorn republicano da ahora, en 1936, otromatiz a sus ideas sobre el 98, incluyendo esta vez a los reformadores activos en la poltica.

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    de los clsicos (1915), etc., en que busca, nos dice, las modalidades del vivir de los espaoles-su estado de civilizacin- de donde se puede reconstruir la nueva patria, acorde con lasposibilidades histricas. Es decir, Azorn escribe con intencin que para nosotros hoy no serapuramente literaria. Y se destaca el hecho de que avanza una opinin negativa o positiva sobrela obra o el autor, basada en unos valores que l cree aconsejables para la poltica o la sociedadde su poca. As, gran parte de la crtica literaria de Azorn se supedita por una visin de unamoralidad social y poltica en que la calidad de coherencia y de continuidad es un factordominante, y en que se tiende a eliminar o ignorar lo conflictivo. Ahora, esta ideologa procededirectamente de los discursos y escritos polticos de Juan de La Cierva, uno de los jefes delpartido conservador en que Azorn militaba entre 1905 y 1923 y cuyos principios personales ydoctrinales encontraba como necesarios para la reconstitucin de Espaa7. En fin, es, en granparte, el afn de insertar la generacin de 1898 en el curso general de la historia del esprituespaol y de enraizara en la tradicin que lleva Azorn a una definicin de la generacin de1898 no slo equvoca, sino que tampoco encuentra apoyo siempre en el texto literario o en ladocumentacin de la poca8.

    Algunos de los escritores mencionados como miembros de la generacin -Maeztu,Unamuno y Baroja- redondean la definicin del 98 en artculos publicados pocodespus, insistiendo ms bien en su orientacin de intelectuales reformistas, sin prestaratencin a los juicios azorinianos sobre sus intereses literarios. Y es curioso notar quetampoco insisten en el concepto de generacin, sino que utilizan expresiones que sugierenms bien grupo. Parece que Maeztu vea el 98, como ya hemos podido ver, como un grupoms bien de intelectuales que se levant ante el orgullo nacional anticrtico. Segnl, el problema de Espaa era no preguntar (El alma de 1898 y La obra de 1898,Nuevo Mundo, 111-1913). Lo mismo se puede decir de Unamuno que en Nuestra egolatrade los del 98 (El Imparcial, 31-1-1916) dice que fue un denuncio del derrumbamientomoral de la patria, una gritera de protesta contra la pobre y triste poltica. Barojaniega la existencia de una generacin al principio, opinin, sin embargo, que retira casi

  • 9 Salvo algunas pocas excepciones, los crticos no han llegado a interpretar con xito el pensamientosocio-poltico de Po Baroja. Hasta cierto punto esto se entiende, ya que su primera obra ha sido objeto de limitadainvestigacin seria y gran parte de los textos accesibles han sido censurados, cambiados, o pobremente editados.Adems, sus Memorias, publicadas en 1945-46, que proporcionan una mina de material, a menudo discrepan demanera importante de la documentacin pertinente de la poca. No obstante estas dificultades, no puede haber dudaalguna de que una de las caractersticas principales del pensamiento de Baroja a la vuelta de siglo fuese el sentidode crisis con el cual interpretaba los resultados del liberalismo burgus del siglo XIX y sus instituciones sociales ypolticas. Las frustraciones y fracasos del mismo Baroja como pequeo industrial independiente -director de unapanadera- le llevaron a la toma de conciencia del dilema entre la teora y la praxis en el capitalismo democrtico,dilema que se destaca en varios artculos y ensayos que publica a principios del siglo, y que llega literalmente a darforma a sus primeras novelas.

    Durante el otoo de 1909, cuando ya se vea venir la cada de Maura, Alejandro Lerroux recluta a Baroja,junto con otros intelectuales tales como Ortega, Besteiro, Prez de Ayala, Salillas, etc., a que entrasen en las filasdel Partido Radical que haba de formar una coalicin con la Conjuncin republicano-socialista para las eleccionesmunicipales en diciembre de aquel ao. El mismo Lerroux vino a Madrid con el nico propsito de presentar aBaroja como candidato del Partido Radical, candidatura que recibi noticia favorable en la prensa. Adems, fueBaroja quien redact la plataforma, hecha principalmente de programas sociales urbanos, para toda la coalicin. Nodebi de ser tarea difcil, como dijo un periodista, para el autor de La busca (novela barojiana, como saben, dentrode la triloga La lucha por la vida, sobre la vida maleante en Madrid a la vuelta de siglo). Aunque Baroja perdien las elecciones y despus critic la organizacin del partido, segua involucrado en la poltica del Partido Radicaldurante la primera parte de 1910. Particip en una campaa anticlerical en Valencia en favor de las escuelasseculares que haban sido suprimidas a consecuencia del asunto Ferrer -escuelas, segn Baroja, esenciales para unarevolucin intelectual en Espaa-. Tambin fue activo en una campaa anticatalanista, llevada a cabo por Lerrouxpara impedir la reorganizacin de los republicanos nacionalistas en Catalua. Finalmente, sin embargo, laparticipacin activa de Baroja en la poltica lleg a terminarse en la misma frustracin y decepcin que haba sufridoantes en su intento de hacerse un acomodado industrial. Su experiencia poltica, entonces, le llev otra vez a aquelestado de escepticismo individual y pesimismo, que haba querido desechar.

    10 Como ejemplo, Azaa hizo referencia, en una serie de artculos (entre ellos Todava el 98!),publicados en la revista Espaa, que cubren los meses finales de 1923, despus del pronunciamiento militar, alpensamiento de Costa y los regeneracionistas, los reformistas del partido de Melquiades lvarez y los hombres dela Generacin del 98. Segn Azaa, los hombres del 98 hicieron tan slo una labor crtica: Opina algn escritorque ahora triunfan en Espaa las ideas de la generacin del 98. Las ideas? No lo entendemos. La posicin deaquellos hombres (de aquellos porque han cambiado bastante) era esencialmente crtica. Si algo significan en grupo(la obra personal los ha diferenciado, jerarquizndolos como es justo) dbese a que intentaron derruir los valoresmorales predominantes en la vida de Espaa. En el fondo, no demolieron nada, porque dejaron de pensar en msde la mitad de las cosas necesarias. Poetas y escritores, la rareza de su crisis juvenil depende de una coincidenciade fechas: al conflicto de la vocacin -que es eterna- se juntaron el desconsuelo, el desengao ante la derrota;incorporaron momentneamente a su vida sentimental lo que se ha llamado problema de Espaa. Desde entoncescorre por vlida la especie de que el ser espaol es una excusa de la impotencia. Para las diferencias entre las ideasdel 98 y las de los liberales bajo la dictadura de Primo de Rivera, vase el libro de Genoveva Garca Queipo, Losintelectuales y la dictadura de Primo de Rivera (Madrid: Alianza, 1987).

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    enseguida9. Es significativo, sin embargo, que ninguno presta atencin a los juicios de az ornsobre los intereses literarios de la generacin. Entenderan que la evaluacin azoriniana de laliteratura espaola llevaba a una interpretacin de posibilidades para el futuro de Espaa. Detodas formas, queda claro que para el espaol de la poca el uso de la generacin de 1898 serefera a un grupo de intelectuales, escritores y polticos caracterizado por unas preocupacionesnacionalistas y la futura de Espaa, uso que se encuentra muy poco mas all, digamos, dealrededor de 1914, ya que las preocupaciones socio-polticas y culturales del pas sondiferentes10.

  • 11 Un resumen del cual se public luego en Literatura espaola. Siglo XX, Mxico, Antigua LibreraRobredo, 1949.

    12 El problema del modernismo en Espaa, o un conflicto entre dos espritus, tambin recopilado enLiteratura espaola, Siglo XX.

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    El hecho es que se tiene que esperar un par de dcadas -hasta 1934- para un estudioacadmico del uso de la generacin de 1898 como concepto historiogrfico fundamental yutilizable para una consideracin crtica de la literatura espaola moderna. Me refiero al cursoque dio Pedro Salinas en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Madrid desdeoctubre a diciembre de 1934 sobre El concepto de generacin literaria aplicado a la del 9811,y el libro del alemn Hans Jeschke, La generacin de 1898 (Ensayo de una determinacin desu esencia), obra, sin embargo, que no se traduce al espaol hasta 1947.

    Los dos emplean como punto de partida los cuatro ensayos de Azorn, que les parecenintuitivamente acertados; pero insisten en la vaguedad de su definicin del 98, deficiencia quebuscan corregir los dos a travs de la nocin de generacin literaria que venia desarrollndoseen la escuela de la Ciencia de la Literatura alemana durante los aos 1920. Es decir, con estosestudios el vocablo generacin que usaron Azorn y otros en sentido genrico, pasa a cobrarcarcter especfico, a ser una denominacin de tipo tcnico, por primera vez dentro de la historialiteraria de Espaa. Ms especficamente, someten los hechos literarios acaecidos en la Espaade principios del siglo XX a la metodologa que sugiere el germanista J. Petersen en su obra Lasgeneraciones literarias, de 1930. Segn Petersen, las caractersticas que una generacin literariapresenta son: proximidad de fecha de nacimiento, coincidencia o comunidad de formacin,relaciones personales entre los hombres de la generacin, circunstancias vitales semejantes o unacontecimiento o experiencia generacional, existencia de un caudillaje, anquilosamiento de lageneracin anterior, y un lenguaje generacional.

    En el curso de Salinas, se determina, por cierto de manera muy escueta que el grupoUnamuno, Benavente, Baroja, Azorn, Maeztu, y Valle-Incln cumple con las caractersticas deuna generacin que exige la metodologa de Petersen. Han nacido en aos no distantes; haciaprincipios del siglo se reunan en algunas tertulias y colaboraban juntos en unos peridicos; ysegn Salinas, han convertido lo que representaba el desastre, el 98 -la experienciageneracional de Petersen- en una brutal realidad histrica que gravit sobre todas lasconciencias despiertas y que les hizo agruparse frente al problema esencial de esta generacin:Espaa. Nietzsche fue el gua espiritual de la generacin y el modernismo forma nueva deexpresarse- su lenguaje generacional.

    En otro estudio, de 1938, Salinas siente la necesidad de precisar las diferenciasentre generacin de 1898 y modernismo para designar el movimiento de renovacinliteraria de finales del siglo XIX y principios del XX, ya que en aquellos aos se usasenindistintamente12. Y las entiende en trminos de la actitud adoptada ante la insatisfaccin

  • 13 En torno a Galileo (1934), en Obras Completas, Madrid, 1983.

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    con las normas estticas imperantes. Mientras el modernismo busca la belleza (para Salinas,el modernismo era la potica propagada por Daro), el 98 representaba un examen deconciencia en busca de verdades. Es decir, su actitud ntima y radical ante el mundo, su peculiarpostura frente a la realidad, es diametralmente opuesta a los modernistas. Al principio, losespaoles -y est claro que Salinas identifica el modernismo con Amrica- aceptaron ycultivaron el lenguaje modernista como expresin esttica rebelde, pero pronto descubrieron lacontradiccin radical entre lo sensual y lo despreocupado del modernismo y el graveproblematismo espiritual del 98. Y as acaba distinguiendo Salinas al Antonio Machado deCampos de Castilla del primer Machado o de Juan Ramn Jimnez.

    En fin, a pesar de todo, para Pedro Salinas la generacin de 1898, como para tantosotros, acaba caracterizndose no por unos atributos de ndole verdaderamente esttica o literaria,sino ms bien por su problematismo espiritual frente a los problemas de Espaa. Y no es de msnotar que la progresiva importancia que se otorga a las ideas del 98 y su postura frente a lahistoria de Espaa, junto a la influencia del krausismo en la generacin, se podra relacionar conel hecho de que fueron fundamentales a la ideologa de gran parte de la intelectualidad durantelas dcadas 1920 y 1930.

    Pero lo que no se ha comentado nunca, que yo sepa, es la cuestin de por qu buscSalinas su historiografa en Petersen, cuya obra trata principalmente la formacin de unageneracin -y no a la generacin como periodizacin dentro de una continuidad histrica-; ycuyas ideas tericas y erudicin fueron francamente limitadas y desordenadas? Es ms curiosotodava, porque fue Ortega y Gasset el pensador que probablemente ms contribuyese aldesarrollo de la historiografa generacional en Europa. Y el ao antes de dictar Salinas su cursosobre la generacin del 98, Ortega haba dado el suyo, en la misma Universidad, sobre Galileoy la metodologa historiogrfica13, en que dedicaba tres conferencias al concepto de lageneracin. Tampoco debemos olvidar que el ensayo introductorio a El tema de nuestrotiempo trata tambin la nocin de la generacin como mtodo historiogrfico.

    Para Ortega el concepto de la generacin implica primeramente dos notas: tener la mismaedad (aunque permite una zona de fechas) y compartir una experiencia vital -una vivencia-,que juntos llegan a significar una comunidad de destino esencial. Ya que cree Ortega queel hombre hace mundo o forja horizonte, la manera en que lo hace tendr un perfil distinto segnsea la perspectiva. Luego, entrar en dilogo el hombre con un sistema de convicciones -unmundo de creencias colectivas, ideas de la poca, espritu del tiempo- interpretando laactualidad de manera diferente segn su edad (o generacin). En toda actualidad, sin embargo,coexisten articuladas varias generaciones (3) y las relaciones entre ellas representan unsistema dinmico de atracciones y repulsiones, de coincidencia y polmica. El mtodo de las

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    generaciones, segn Ortega, consiste en proyectar esta estructura sobre el pasado,permitindonos as ver la vida desde dentro, en su actualidad.

    De todas formas, manejando la misma metodologa de Petersen, pero en ms detalle queSalinas, Hans Jeschke tambin pretende dar fundamentacin al concepto que encuentracompletamente necesario para la consideracin de la literatura castellana moderna. Al criticarel afn por parte de Azorn de colocar la generacin de 1898 en el curso de la tradicin espaola,Jeschke hace hincapi en la vivencia o la relacin generacional ocasionada por losacontecimientos polticos alrededor de 1898. Da la impresin de cientfico en que habla deperidicos, revistas, tertulias, etc., pero al fin y al cabo demuestra una ignorancia capital de losdocumentos de la poca. Se basa, a menudo en un solo libro, de los menos fiables, como, porejemplo, el de Gmez de la Serna sobre Azorn. Todo esto le lleva a sugerir la existencia devarios grupos dentro de la generacin, pero su anlisis se limita a Azorn, Baroja, Valle-Incln,Benavente y Antonio Machado.

    Establece Jeschke a Costa, el krausismo y Menndez y Pelayo como antecedentesespirituales de la generacin. Costa es su caudillo en cuanto a su actitud negativa frente a lapoltica; Menndez y Pelayo, en cuanto a su inters en la literatura y historia de Espaa. Laestructura espiritual de la generacin del 98, segn Jeschke, se basa en el pesimismo y el pensarescptico -influidos por Nietzsche y Schopenhauer- y en su crtica de la poltica espaola. Sucreacin espiritual se define al principio por el gusto decadente, y luego, desaparece lo amargoy domina el inters contemplativo en el paisaje, literatura e historia de Espaa. Es decir, paraJeschke acaba siendo una generacin bsicamente de espritu conservador: el lenguajegeneracional es modernista, el modelo literario es de tendencia lrico-ntima, inspirada enVerlaine y el simbolismo filtrados por Rubn Daro, el mundo lingstico y estilstico secaracteriza por una predileccin por palabras de expresin pesimista y negativa, unimpresionismo literario, y la renovacin sinttica.

    Los juicios de Jeschke son los primeros sobre la generacin de 1898 que se basan en elanlisis de unos textos. La lista de los textos que selecciona para estudiar el modelo literario yel mundo lingstica de la generacin de 1898 interesa no slo porque determinan suconstruccin historiogrfica, sino tambin porque contribuyen a la formacin de un canonnoventayochesco. Se destacan entre ellos Sonata de otoo de Valle-Incln, Camino de perfeccinde Baroja, La voluntad de Azorn, y Soledades, galeras y otros poemas de Machado; todos delprincipio del siglo. Por otra parte, hay que insistir que en estos mismos textos -con la excepcinde La voluntad y partes de Camino de perfeccin- es difcil encontrar la estructura espiritual dela generacin de que habla Jeschke.

    Igual que Salinas y Jeschke, Pedro Lan Entralgo nos explica su intencinhistoriogrfica en una nota previa, Epstola a Dionisio Ridruejo, a su libro La generacindel Noventa y Ocho (1945): El parecido generacional de los escritores del noventa yocho ha sido estudiado con criterio biogrfico, en tanto espaoles y literatos, peropone en primer plano su condicin de espaoles. La orientacin anunciada nos llama

  • El uso y el abuso del sentido de la generacin de 1898 de Espaa 15

    la atencin a la otra Espaa que se propag durante los primeros aos de posguerra, hecho quesin duda influye en su estudio del 98. Para una elaboracin de su orientacin historiogrfica, nosmanda el autor a su estudio Las generaciones en la Historia (1945), que fue, segn l, concebidocomo una introduccin metdica a su trabajo sobre el 98.

    Lan empieza precisando en qu consiste el parecido histrico entre Unamuno, Azorn,Baroja, Antonio Machado, Valle-Incln, Ganivet y Maeztu. Y lo define en trminos de unasexperiencias biogrficas que comparten: 1) el contacto con las inconsistencias de laRestauracin, 2) lecturas europeas y modernas, y 3) una comn e individual disidencia delcatolicismo ortodoxo. De ah, segn Lan, los del 98 repudian la Espaa que sus ojos descubreny la versin espaola de la vida moderna, y critican la singularidad de la historia poltica deEspaa y la ndole propia del hombre espaol.

    Entre la accin reformadora y la creacin literaria, sin embargo, la generacin de 1898,segn el estudio de Lan, opta por sta, en que inventan otra Espaa ensoada, la intrahistrica.Los mitos que dominan el ensueo de esta generacin son 1) el mito de Castilla, 2) la tercerasalida de Don Quijote, y 3) una Espaa venidera en la que se ha de enlazar su peculiaridadhistrica e intrahistrica y las exigencias de la actualidad universal. As, el precursor de lageneracin de 1898 es, para Lan, Menndez y Pelayo. Y no hace falta subrayar el hecho de quelos mitos vislumbrados por Lan en los escritos de los noventayochescos coinciden, ms omenos, con la cultura que buscaba el franquismo.

    En cuanto a los textos en que se basa Lan para formular sus juicios, hay que recordarprimero que tanto Lan como Salinas y Jeschke aparecen desconocer, por ejemplo, los primerosescritos y la temprana participacin poltica de Unamuno, Azorn, Baroja, Valle-Incln yMaeztu. As, tienden a despachar sus intereses socio-polticos y sus actividades polticas haciaprincipios de siglo como una especie de sarampin juvenil. Y es esta laguna tan crucial que vana llenar los crticos que revisan el concepto del 98 ms tarde, en los aos 1960 y 1970. Noobstante, esta falta de acceso a ciertos textos, los que Lan s selecciona, maneja y pone en primerplano distan mucho de ser representativas. Dominan los comentarios sobre En torno alcasticismo, Paz en la guerra, Vida de Don Quijote y Sancho, y los Ensayos (en dos tomos) deUnamuno, La voluntad, Antonio Azorn, Las confesiones de un pequeo filsofo y La ruta deDon Quijote de Azorn, Camino de perfeccin y Juventud, egolatra de Baroja, Defensa de laHispanidad (1935) de Maeztu, Idearium espaol de Ganivet (obra clave de la otra Espaa queno se haba mencionado antes como noventayochesco), Campos de Castilla de Machado; yValle-Incln se comenta ms bien a travs de la obra de Melchor Fernndez Almagro, Vida yliteratura de Valle-Incln.

    Ahora bien, como queda dicho, ambos Salinas y Jeschke sugieren que hay quebuscar la renovacin esttica y literaria dentro del movimiento modernista, inscritas en un ambiente histrico y espiritual ms amplio. Guillermo Daz Plaja desarrollaesta idea, en su estudio de 1951, en que analiza la modalidad esttica -el modernismo-

  • 14 En La invencin del 98 y otros ensayos, Madrid, Gredos, 1969.

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    en las letras espaolas entre 1875 y 1925. Para l, la generacin del 98, ms inclusive y de ndoleextra-esttica, abarcaba una obra de trascendente sentido poltico. En el fondo, es esta idea dela coexistencia a principios del siglo de una modalidad esttica y una modalidad ideolgica,dentro de una nueva conciencia, que se encuentra institucionalizada en la mayor parte denuestras historias de la literatura espaola.

    Sin embargo, sigue la ascendencia del concepto de la generacin del 98 dentro de laperiodizacin de la historia literaria de Espaa -concediendo menos importancia al modernismopor ser considerado como influencia extranjera-. As, Luis Granjel en su importante Panoramade la generacin del 98, de 1959, descubre en el grupo de escritores noventayochistas unasactitudes -una viva inquietud poltica, la preocupacin por la situacin espaola y el tema deEspaa- que se encontraban en las obras que escribieron, fueran stas ficcin novelesca, artculoperiodstico, meditado ensayo. ste es ejemplo de historiografa literaria que Ricardo Gullnconsidera regresiva en su ensayo La invencin del 9814, porque al mezclar historia y crtica esajena a lo esencial del proceso creador. Concepto til -el de la generacin del 98- para estudioshistricos, sociolgicos y polticos, segn Gulln, pero perturbador en cuanto a su aplicacin ala crtica literaria. Su xito se debi en parte a la inclinacin a los estudios temticos, pocoproductivos para desentraar el problema de la creacin literaria. Por otra parte, Jos LuisAbelln, en Sociologa del 98 (1973), entiende que el concepto pertenece fundamentalmente ala historia de las ideas.

    Para concluir, a pesar de la aparente institucionalizacin del concepto de la generacinde 1898, su aplicacin a la historia literaria siempre ha sido problemtica ms que nada porquelos crticos no se han fijado ni en la ideologa, ni en los conceptos de literatura e historialiteraria que sostenan y determinaban las varias construcciones. Otros factores han sido, de unlado, un cambiante canon de textos individuales que no coincide siempre con el concepto; y, delotro, el relativamente reciente acceso a nuevos textos de la poca, antes desconocidos por lacrtica.

    De todas formas, si volvemos ahora al significado de la generacin del 1898, llega aestar claro que consiste en una generacin de intelectuales y escritores cuya obra se caracterizabapor una preocupacin por el problema de Espaa en el contexto de su futuro al nivel europeo,tanto poltico y social como cultural.