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Biopolítica

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Roberto Esposito: el dispositivo biopoltico del mundo moderno. Por Carlos A. Casali

Roberto Esposito: el dispositivo biopoltico del mundo moderno.Por Carlos A. Casali(En lo que sigue, presentaremos una resea del texto de Roberto Esposito Bos. Biopoltica y filosofa, Buenos Aires, Amorrortu, 2006)I. Comunidad, individuo: inmunidadUna vez hecho un amplio recorrido genealgico del paradigma biopoltico a travs de sus variantes organicista, antropologista y naturalista que lo fueron configurando en la bibliografa producida a lo largo del siglo veinte para confluir finalmente en la reelaboracin superadora realizada por Foucault en los aos setenta (cap. 1 del libro), Esposito se detiene particularmente en el anlisis de los modos diversos en que el pensamiento foucaultiano realiza la genealoga de la modernidad para revelar su biopoltica implcita. Sin embargo, an cuando reconoce a Foucault el gran mrito de haber planteado el paradigma con profundidad conceptual, Esposito encuentra que la biopoltica foucaultiana no logra superar cierta ambigedad constitutiva que tensiona el paradigma de modo improductivo: o la poltica es frenada por una vida que la encadena a su insuperable lmite natural, o, al contrario, es la vida la que queda atrapada, presa de una poltica que tiende a sojuzgar su potencia innovadora (p. 54). De este modo el paradigma se escinde en dos versiones, una que podramos calificar como optimista y toma la forma de poltica de la vida, en donde la biopoltica adquiere carcter afirmativo de alianza entre el poder y la vida frente al modelo del poder soberano que intenta limitar la vida por medio del poder; otra, que podramos calificar de pesimista y toma la forma de poltica sobre la vida, de carcter negativo, en la que la biopoltica se revela como tanatopoltica. Atrapado dentro de esta ambigedad el abordaje foucaultiano del paradigma biopoltico queda bloqueado hermenuticamente. Esposito explica este bloqueo como una dificultad intrnseca al paradigma mismo que Foucault no logra superar: no obstante la teorizacin de la implicacin recproca, o justamente por eso, vida y poltica son abordadas como dos trminos originariamente distintos, conectados con posterioridad de manera an extrnseca (pp. 71-72). Dicho de otro modo, el paradigma biopoltico plantea intrnsecamente la siguiente dificultad: en qu trminos se debern entender vida y poltica para que su relacin no les sea externa?, o en qu trminos se deber entender esa relacin para que vida y poltica adquieran un significado que permita su complementacin? Por otra parte, Esposito sostiene que tampoco logra Foucault dar una conceptualizacin adecuada ni de la poltica (usualmente confundida con el poder) ni de la vida (p. 72).La respuesta que Esposito ofrece a este problema est constituida por el dispositivo inmunolgico.Alrededor de la inmunizacin Esposito encuentra un doble motivo de inters. En primer lugar, en cuanto la categora de inmunidad se inscribe en el cruce de ambos trminos constitutivos de la biopoltica: en el mbito biomdico se refiere a la condicin refractaria de un organismo vivo, ya sea natural o inducida, respecto de una enfermedad dada, por un lado; y, por el otro, en el lenguaje jurdico-poltico alude a la exencin temporal o definitiva de un sujeto respecto de determinadas obligaciones o responsabilidades que rigen normalmente para los dems (p. 73). En segundo lugar, en cuanto la categora de inmunidad remite por contraste al concepto de comunidad: mientras la communitas es la relacin que, sometiendo a sus miembros a un compromiso de donacin recproca, pone en peligro su identidad individual, la inmunitas es la condicin de dispensa de esa obligacin y, en consecuencia, de defensa contra sus efectos expropiadores (p. 81).En el dispositivo inmunitario los trminos contrapuestos de vida y poltica adquieren una productiva unidad conceptual: la inmunidad no es nicamente la relacin que vincula la vida con el poder, sino el poder de conservacin de la vida (p. 74). A partir de all, la escisin que la versin foucaultiana del paradigma biopoltico experimentaba entre sus aspectos positivo y negativo adquiere un nuevo significado. No se tratar ya de poner en disyuncin la vida y el poder bajo la forma de un poder que o bien niega la vida o bien la incrementa sino de comprender el modo esencialmente antinmico en que la vida se conserva a travs del poder (p. 74).Ahora bien, si la inmunizacin implica que a una forma de organizacin de ndole comunitaria [] la suceden, o se le contraponen, modelos privatistas o individualistas, es notoria su relacin estructural con los procesos de modernizacin (p. 82). Entonces, tambin por este lado el dispositivo inmunitario es capaz de potenciar la productividad semntica del paradigma biopoltico: en la medida en que la inmunidad se define negativamente como el no ser o el no tener nada en comn y remite, entonces, a lo comn como su fuente de sentido la inmunizacin, ms que un aparto defensivo superpuesto a la comunidad, es un engranaje interno de ella: el pliegue que de algn modo la separa de s misma, protegindola de un exceso no sostenible; el margen diferencial que impide a la comunidad coincidir consigo misma y asumir la intensidad semntica de su propio concepto (pp. 83-84). I. 1. Biopoltica y modernidadUn aspecto importante en el desarrollo del paradigma biopoltico es el de su ubicacin dentro de un esquema de desarrollo del tiempo histrico. El punto clave es, en este sentido, determinar la relacin que la biopoltica pudiera tener particularmente con la modernidad o, de modo ms general, con los comienzos mismos de la historia poltica de Occidente en el pensamiento fundacional de Platn. Esposito afirma que su versin inmunitaria de la biopoltica permite resolver este problema, dndole precisin histrica al paradigma: no se tratara de plantear en general todo tipo de relaciones entre la esfera de la vida y el mbito poltico sino del tipo especfico de relaciones inmunitarias que caracterizan a la modernidad. De este modo, aunque la poltica platnica reivindica para s variadas formas de intervencin sobre la vida (prcticas eugensicas, formas de seleccin reproductiva, entre otras), su objetivo no es el de preservar al individuo, en sentido inmunitario, sino que est claramente orientada, en sentido comunitario, hacia el bien del koinn. De lo que se sigue y esto es decisivo para la versin inmunitaria del paradigma biopoltico- que esta necesidad colectiva, pblica, comn y no inmune-, aleja a Platn, y en general a toda la cultura premoderna, de una perspectiva plenamente biopoltica (p. 87). Por otra parte, la caracterstica especficamente moderna del paradigma biopoltico se advierte tambin en la contraposicin entre naturaleza y cultura que pone en movimiento a la modernidad: para que la vida pueda conservarse y desarrollarse debe ser ordenada por procedimientos capaces de sustraerla de sus peligros naturales (pp. 89-90).Ahora bien, el mecanismo inmunitario responde a una lgica o dialctica antinmica y an contradictoria: en la base de esta contradiccin Esposito ubica el objetivo inmediato de la conservacin de la vida con las mediaciones institucionales que la modernidad propone (soberana, propiedad y libertad). La vida busca afirmarse en aquello que la niega (pp. 90-91). Veamos el funcionamiento inmunitario de estas mediaciones institucionales modernas con mayor detalle.I. 2. Principio de soberanaEsposito considera, en primer lugar, el concepto de soberana. Tal y como lo formula Hobbes la cuestin de la conservatio vital no slo pertenece de pleno derecho a la esfera de la poltica, sino que constituye su objeto predominante (p. 92). Con ello se establece una clara diferenciacin con la conceptualizacin griega de la poltica que encontramos claramente definida en Aristteles: la poltica comienza all una vez que la vida, relegada al plano del oikos, ha sido resuelta en su doble faz productiva y reproductiva. De modo diferente, la modernidad observa, a travs de Hobbes en este caso, que la vida no es capaz de lograr de modo autnomo la autoperpetuacin a la cual, no obstante, tiende (p. 93). Esta vida en contradiccin consigo misma para conservarse necesita negarse, salir de s y constituir un punto de trascendencia que le d orden y proteccin. La naturaleza contradictoria de la vida contradice a la naturaleza mediante el artificio; al estado natural, mediante el estado poltico. Para su propia conservacin, la vida debe renunciar a algo que forma parte, e incluso constituye el vector principal, de su propia potencia expansiva, esa voluntad de poseer todas las cosas que la expone al riesgo de una retorsin mortal (p. 95). El mecanismo inmunitario de la soberana interviene aqu como refuerzo artificial de un mecanismo inmunitario natural que fracasa a travs de su xito: afirmando su vida individual, los hombres entran en una situacin de conflicto generalizado que pone en riesgo la conservacin de su vida; entonces, el Estado soberano protege la vida de todos a condicin de que cada uno deje de hacerlo por s mismo y para s mismo. Esposito pone de relieve el carcter negativo de la inmunizacin soberana: se trata de una trascendencia inmanente, fuera del control de aquellos que, sin embargo, la produjeron como expresin de su propia voluntad (p. 96).Pero es aqu donde Esposito advierte una interesante y productiva peculiaridad del paradigma biopoltico visto desde una perspectiva inmunitaria: su naturaleza contradictoria est al servicio de su funcin autolegitimadora. Analizando la implicacin recproca entre individuo y poder soberano, Esposito argumenta que slo individuos iguales entre s pueden instituir a un soberano capaz de representarlos legtimamente. A la vez, slo un soberano absoluto puede liberar a los individuos de la sujecin a otros poderes despticos (p. 97). De modo que, en contra de lo que la modernidad relata de s misma, el individualismo presentado como descubrimiento y consumacin de la autonoma del sujeto, fue en realidad el ideologema inmunitario mediante el cual la soberana moderna cumpli su cometido de proteccin de la vida (p. 97). La inmunidad opera aqu negando el munus que los hombres tienen en comn: la com-munitas: la soberana es el no ser en comn de los individuos, la forma poltica de su desocializacin (p. 98). El conflicto generalizado de todos contra todos presupona el carcter comn del conflicto y el carcter no-comn (individual) de la tarea de preservar la propia vida. Mediante el poder soberano los individuos renuncian a la comunidad del conflicto presupuesta y se ponen a s mismos como tales individuos, investidos ahora de modo tan absoluto como el poder soberano que instituyen y que los constituye. Esposito nos recuerda aqu el significado del trmino individuo: permanecer indiviso, unido a s mismo, por la misma lnea que divide de todos los dems (p. 98). Sin vnculo con el otro, el individuo moderno protege su vida (una vida que ahora es suya) hacindola privada, privndola de lo comn (es decir, del conflicto que la amenaza). De modo que el mecanismo in-munitario que regula el funcionamiento biopoltico revela su naturaleza contradictoria: protege la vida desvitalizndola y refuerza ese efecto desvitalizador en cuanto el Estado se arroga el derecho soberano sobre esa vida residual o remanente de los sbditos: quien conserva la vida, tambin la puede quitar. Dicho en otros trminos, la categora de soberana que acabamos de resear siguiendo a Esposito, revela la naturaleza contradictoria del paradigma biopoltico tal y como ste se desarrolla junto con la modernidad: aquello que asegura la vida en su funcin inmunitaria, tambin la amenaza.I. 3. Propiedad privadaEn segundo lugar, Esposito aborda el anlisis de otra de las categoras polticas de la modernidad, la propiedad, y observa tambin en ella el funcionamiento de la dialctica inmunitaria: lo propio es, precisamente, lo no-comn, lo in-mune. En la categora de propiedad encuentra Esposito un reforzamiento de la lgica inmunitaria que liga estrechamente la autoconservacin individual de la vida con la propiedad, tal y como argumenta Locke, a la vez que hace del cuerpo propio el lugar y el instrumento mediante el que la vida disocia lo dado en comn en parcelas individuales apropiadas por el trabajo. Detengmonos un momento sobre este punto.Si el trabajo es capaz de explicar el surgimiento de un orden propietario no-comn es porque el trabajo queda biolgicamente ligado al cuerpo y el cuerpo metafsicamente constituido como un lmite que define, por un lado, la exclusin del otro y, por el otro, la inclusin de s mismo. El cuerpo es el lugar primordial de la propiedad porque es el lugar de la propiedad primordial, la que cada uno tiene sobre s mismo (p. 105). De modo que la lgica inmunitaria vuelve a actuar aqu en la modalidad contradictoria que la caracteriza: si la cosa apropiada depende del sujeto que la posee, en grado tal que forma un todo con su propio cuerpo, a la vez el propietario se vuelve tal slo en virtud de la cosa que le pertenece y, por tanto, l mismo depende de ella (p. 107). Se trata aqu del proceso de reificacin que haba descripto el Marx de los Manuscritos y que permitir a Esposito concluir que, del mismo modo que con la categora de soberana pero, esta vez, con mayor intensidad, el procedimiento inmunitario del paradigma propietario logra conservar la vida nicamente encerrndola en una rbita destinada a absorber su principio vital (pp. 110-111).I. 4. Libertad individualEn tercer lugar, la categora de libertad se presenta ante la mirada de Esposito como un dispositivo inmunitario que, en la simultaneidad de su funcionamiento, reproduce la estructuracin biopoltica de la modernidad y potencia su desarrollo (p. 111). La lectura que hace Esposito de la evolucin semntica del trmino alude a un proceso de restriccin, y tambin de agotamiento que arranca desde una originaria significacin de algo relacionado con un crecimiento, una apertura, un florecimiento (pp. 111-112), presente en la raz de eleuthera. A partir de este origen, Esposito observa el surgimiento de una doble cadena semntica que lleva hacia los trminos amor, por un lado, y amistad, por el otro, a la vez que advierte tambin sobre el valor comunitario del trmino: el concepto de libertad, en su ncleo germinal, alude a un poder conector que crece y se desarrolla segn su propia ley interna, una expansin, o un despliegue, que ana sus miembros en una dimensin compartida (p. 112). Es a partir de esta connotacin afirmativa del trmino que su opuesto, la esclavitud, es decir, la no-libertad, adquiere connotacin negativa. Tal y como ha sido dicho en repetidas ocasiones, la modernidad invierte la carga valorativa de estos trminos: lo que era mero lmite exterior de una libertad afirmativa se transforma en condicin interna de la libertad misma: la ausencia de coercin, la liberta de (y no ya la libertad para). Esposito remite esta distincin cannica al ensayo de Isaiah Berlin publicado en 1969 y le realiza una interesante observacin crtica: ambos concepciones de la libertad moderna, la positiva y la negativa, pertenecen a la rbita negativa en relacin con el concepto originario a la vez afirmativo y relacional ya que esa libertad queda inevitablemente atrapada dentro del lxico conceptual moderno del individuo, de la voluntad y del sujeto (p. 113). Lo caracterstico de la libertad entendida como dominio del sujeto individual sobre s mismo- es su no estar a disposicin de otros, o su estar no disponible para otros (p. 113). As entendida, la categora de libertad revela tambin su conexin con las otras dos categoras polticas de la modernidad: con la propiedad, en cuanto la libertad ya no se refiere a un modo de ser, sino a un derecho a tener algo propio -esto es, el pleno dominio sobre s en relacin con los otros- y con la soberana, en cuanto los individuos libres son soberanos dentro de su propia individualidad, obligados a obedecer al soberano en cuanto libres de mandar sobre s mismo, y viceversa (pp. 114-115).Ahora bien, lo que define el carcter inmunitario de la libertad moderna y le da su particular connotacin biopoltica negativa, es su interpretacin en trminos de derecho de todo sbdito individual a ser defendido de los abusos que amenazan su autonoma y, ms an, su vida misma (p. 115). Una libertad cuyo ncleo semntico pasa a ser la seguridad, termina negndose a s misma en aquello a travs de lo cual pretende afirmarse: la libertad asegura al individuo contra las injerencias de los dems, mediante su voluntaria subordinacin a un orden ms poderoso que le proporciona una garanta (p. 115). Se plantea aqu una inevitable antinomia trgica entre individualismo y totalitarismo toda vez que los individuos buscan asegurar su vida dentro de una totalidad que no puede ms que negarlos.II. 1. La crtica de Nietzsche a la modernidadHasta aqu, hemos acompaado a Esposito en su descripcin del paradigma biopoltico moderno, realizada desde el punto de vista del dispositivo inmunitario. Hemos visto cmo las tres categoras fundacionales de la modernidad soberana, propiedad y libertad- se articulan en una clave biopoltica contradictoria o antinmica en la que la funcin inmunitaria se cumple negando aquello que pretende afirmar: la soberana que protege a la vida del conflicto tambin la amenaza con el monopolio de unas fuerzas represivas que pueden llegar hasta el lmite de la muerte; la propiedad termina expropiando a la vida de aquello que le es ms propio por la va de la reificacin; la libertad, en cuanto posibilidad de asegurar la vida, termina entregada al complejo entramado de normas que, al garantizarla, la someten al capricho de su racionalidad. Hemos visto tambin cmo acta, a travs de estas categoras, el dispositivo inmunitario en cuanto a su componente semntico de no-comunidad (in-munidad): la soberana pone los individuos que presupone para su funcionamiento; la propiedad pone en el cuerpo propio el lmite que presupone con el otro; la libertad restringe su posibilidad de expansin al poner el mbito de su accin dentro de los lmites del dominio de s a la vez que presupone la exterioridad del otro.El resultado de este funcionamiento inmunitario del paradigma biopoltico moderno es la deriva nihilista, cuyo diagnstico realiza Nietzsche. El primer elemento de inters que encontramos es la afirmacin de que la entera obra nietzscheana, con sus virajes y sus fracturas internas, comienza a revelar un ncleo semntico completamente inaprensible en los esquemas interpretativos en que anteriormente se lo haba encuadrado (p. 126). Se trata de la lectura biopoltica de Nietzsche que realiza Foucault, lectura que permite superar la visin de un Nietzsche fragmentado entre las interpretaciones divergentes de izquierda y de derecha y, tambin, entre un Nietzsche poltico y otro impoltico (p. 126). La respuesta que da Esposito a estas incomprensiones es que, por un lado, los intrpretes leen a Nietzsche desde una nocin de poltica a la cual el discurso de Nietzsche es explcitamente ajeno (p. 127) y, por el otro, que el propio Nietzsche no logr escapar plenamente de la lgica inmunitaria del paradigma biopoltico que pretenda superar (p. 125).El segundo elemento de inters es que la crtica de Nietzsche a la modernidad apunta a la estructura ms ntima de su filosofa: la lgica de la mediacin dialctica (con la que Hegel hace culminar exitosamente el devenir vital en el Estado). Lo que Nietzsche pone al descubierto es que la vida se define por un exceso que no puede ser mediado, por un contenido que de por s escapa a cualquier control formal (p. 129). Ahora bien, la vida en el pensamiento de Nietzsche tiene de modo inmediato una connotacin poltica (y por eso no admite las mediaciones inmunolgicas de la biopoltica moderna): se trata del poder que desde el principio da forma a la vida en toda su extensin, constitucin, intensidad (p. 130); se trata, en sntesis, de la vida como voluntad de poder. Como nocin complementaria de este entramado biopoltico se puede sealar el lugar relevante que Nietzsche otorga al cuerpo como instanciacin no metafsica de la realidad. De esto se sigue que, por un lado, la multiplicidad y el conflicto son constitutivos de toda realidad (el cuerpo es producto de determinadas fuerzas y esas fuerzas siempre estn en potencial conflicto entre s, p. 135); por el otro, que las pretensiones polticas de la modernidad de producir un sujeto individual o colectivo- que suprima el conflicto unificando la multiplicidad, estn destinadas a no resolverlo y, an, a potenciarlo (en el cuerpo no existe soberana dominio integral del uno-, ni igualdad entre los muchos en perenne afn de superarse unos a otros, p. 136).Un tercer elemento de inters lo constituye la interpretacin no inmunitaria que Nietzsche hace del paradigma biopoltico. Si la realidad est constituida por un conjunto de fuerzas enfrentadas en un conflicto que nunca llega a un resultado conclusivo (p. 137) y es posible distinguir a esas fuerzas segn su cualidad afirmativa o negativa, entonces, la vida como nica representacin posible del ser (p. 129), no slo no tiende exclusivamente hacia la conservacin sino que tampoco lo hace en primer lugar. De modo todava ms claro: la conservacin no slo es secundaria respecto de la voluntad de poder, de la cual deriva, sino que est en latente contradiccin con ella (p. 139). En cuanto voluntad de poder, la vida tiende a superar todo tipo de lmites, incluyendo su propio lmite identitario (y la proteccin de esta identidad era justamente lo que pretenda el mecanismo inmunitario: introduca la dialctica de la identidad y la negacin, de la identidad y la alteridad como lmite negativo); la voluntad de poder traspasa la identidad sin negarla y produce diferenciacin: no inmuniza.Como cuarto elemento de inters, Esposito hace una lectura del pensamiento nietzscheano como entramado por una complejidad tal que hace posible interpretaciones divergentes, del mismo modo en que Nietzsche hace interpretaciones divergentes de las realidades complejas que examina. Esta ambivalencia de juicio [] radica en una contradiccin estructural [] segn la cual la inmunizacin, por una parte, es necesaria para la supervivencia de cualquier organismo, pero, por la otra, es nociva, pues al bloquear su transformacin impide su expansin biolgica (pp. 149-150).El quinto motivo de inters lo encontramos en la lectura crtica que Nietzsche hace de la herencia darwiniana por intermedio de Spencer (p. 151). Esposito resume la posicin de Nietzsche en estos trminos: Nietzsche rechaza la idea de un dficit inicial que impulsara a los hombres a la lucha por la supervivencia segn una seleccin destinada a favorecer a los ms aptos y reemplaza esta lectura progresiva por una formulacin contraria que, al interpretar el origen de la vida en trminos de exuberancia y prodigabilidad, prev una serie discontinua de incrementos y decrementos regidos no por una adaptacin selectiva, sino por la lucha interna dentro de la voluntad de poder (p. 151). A los ojos de Nietzsche, el evolucionismo darwiniano expresa el funcionamiento tpico del dispositivo inmunitario: no selecciona a los ms fuertes que, en sentido nietzscheano, son aquellos que al afirmar la vida la exponen al peligro- sino a los ms dbiles que, en sentido nietzscheano, son aquellos que niegan el peligro para conservar la vida-. El resultado paradjico de esta evolucin es un proceso de degeneracin cada vez ms acelerado (p. 152). De all que Nietzsche sustituya la lucha por la supervivencia con la voluntad de poder, como horizonte de referencia ontogentico y filogentico (p. 152). En este punto, Esposito observa crticamente que, en su afn por alejarse del dispositivo inmunitario, Nietzsche termina reproduciendo su lgica negativa: para resguardarse del exceso de proteccin de la obsesin autoconservativa de las especies ms dbiles- hay que protegerse de su contagio (p. 154).De lo anterior se sigue un sexto motivo de inters: para evitar el contagio y salvar la vitalidad de las partes sanas del organismo es necesario preservar el accionar de las fuerzas activas y afirmativas. Esto tiene expresin poltica en la crtica que Nietzsche dirige a la filosofa poltica moderna: al homo aequalis del individualismo liberal y del universalismo democrtico se le opone el homo ierarchicus del mundo premoderno (p. 155). Ahora bien, Esposito encuentra en Nietzsche no slo la perspectiva inmunitaria de ponerse a salvo de la decadencia sino tambin la de acerarla: acelerar aquello que de todos modos debe acontecer es el nico medio de dejar el campo libre para nuevos poderes afirmativos (p. 161). En la medida en que Nietzsche no piensa dialcticamente, la relacin vital entre salud y enfermedad no se plantea en trminos de exclusin recproca o negacin excluyente de una respecto de la otra, sino de complementacin mltiple. Por un lado, la enfermedad no es slo lo contrario de la salud, sino tambin su presupuesto, su medio, su senda. Algo de donde la salud proviene y que esta lleva aun dentro como un componente irrenunciable (p. 163). Por el otro, la salud forma un todo con el riesgo mortal que la transita impulsndola ms all de s misma, renovando sin cesar sus normas, invirtiendo y recreando sus estatutos (pp. 165-166). Esta relacin compleja y no dialctica entre salud y enfermedad plantea un modo de funcionamiento no inmunitario del paradigma biopoltico. En primer lugar, porque se trata de una vida puesta en el mbito de la comunidad (y no en el de los individuos que ella produce a partir de la inmunizacin). En segundo lugar, porque se trata de una vida potenciada por la alteracin que en ella producen las singularidades que la constituyen (y no de los individuos que dan cuerpo a la particularidad que confirma y conforma a la generalidad y la realiza de modo abstracto y, consiguientemente, desvitalizado).Esposito sintetiza esta lectura no inmunitaria es decir, comunitaria- del paradigma biopoltico nietzscheano en estos trminos: en el centro del cuadro sobresale la comunidad consolidada por la igualdad de condiciones y por una fe compartida. Lo que amenaza su vitalidad, ms que posibles riesgos externos, es su estabilidad misma, que, cuanto ms la conserva intacta, tanto ms reduce su tasa de innovacin (p. 166). Desde el punto de vista de la formacin educativa, podramos decir que se trata de la constitucin de subjetividades singulares centradas en la creatividad ms que de la produccin de individualidades ciudadanas prediseadas por las reglas formales de convivencia civilizada que habrn de contenerlas.La biopoltica nietzscheana es vista por Esposito a partir de una filosofa una biofilosofa- que detecta la verdad de la vida en algo que continuamente la supera, una exterioridad que nunca pude ser interiorizada, dominada, neutralizada por entero en nombre de otras verdades ms cmodas y complacientes (pp. 168-169); se trata de una exterioridad de la vida respecto de su mera autoconservacin, tal y como la promueve el dispositivo inmunitario, y de una interioridad o inmanencia- de la vida respecto de una lgica constitutiva que Nietzsche caracteriza como voluntad de poder. Ese mbito exterior/interior a la vida es la comunidad. Se trata de una biopoltica en la que el trmino vida adquiere sentido y significacin en referencia al trmino munus que conforma el ncleo semntico de comunidad. Vista desde la voluntad de poder, la antropologa nietzscheana presenta en el hombre una forma de vida que est en permanente trnsito hacia formas nuevas: una forma de por s en perpetuo trnsito hacia una nueva forma, atravesada por una alteridad que al mismo tiempo la divide y multiplica (p. 170). De all que, en sentido estricto, tampoco debera hablarse aqu de una antropologa puesto que el hombre como tal no es ms que ese trnsito y el individuo, el indiviso, no existe (p. 170) y la vida implica generacin: la diferencia consigo misma de conformidad con un movimiento que contradice en esencia la lgica inmunitaria de la autoconservacin (p. 171).No se trata de suprimir la tensin entre vida y poltica por medio del Estado (que disuelve la vida orgnica de la comunidad en el mecanismo inerte de la sociedad civil) sino que se debera permitir que la vida se alimente de su propio exceso (que no puede ser suprimido por el igualitarismo formal ni representado por los partidos polticos ni sublimado por las abstracciones legales ni delegado en la unidad del Estado soberano) en una multiplicidad poltica.II. 2. Hacia una biopoltica afirmativaPara dar por finalizada esta somera presentacin del paradigma biopoltico, veamos en qu trminos Esposito formula las posibilidades de una biopoltica afirmativa que, por fuera del dispositivo inmunitario, logre dejar atrs la deriva tanatopoltica que tambin lo constituye (y que Esposito desarrolla en el captulo cuatro de su libro, pp. 175-234). El mtodo que Esposito sigue es el de tomar las categoras que us la tanatopoltica para invertir su signo valorativo desde el horizonte de la communitas (y ya no desde la immunitas).II. 2. 1. De la unidad del cuerpo a la pluralidad de la carneEn primer lugar, el cuerpo. Mientras que la metfora del cuerpo poltico est basada en el presupuesto inmunitario, el cuerpo tiende a cerrase sobre s mismo segn un patrn organicista que apunta a su propia conservacin y en oposicin con un exterior. Y esto, con prescindencia del sesgo poltico de derecha o de izquierda, reaccionario o revolucionario, monrquico o republicano- al que esa operacin concerna (pp. 253-254). Se trata de un dispositivo de cierre que apunta a la autoconservacin del conjunto del organismo poltico que, a travs de diferentes variantes, impuso su lgica en la constitucin y el desarrollo de los Estado nacionales y que tuvo su punto de inflexin en el totalitarismo nazi cuando el mecanismo inmunitario necesit reforzar el cierre del cuerpo sobre s mismo mediante la coincidencia absoluta entre la identidad poltica y la biolgico-racial (p. 254). Frente a esta nocin de cuerpo, Esposito presenta la nocin de carne, cuyas diversas capas semnticas recorre a travs de la filologa hasta llegar a un ncleo de significacin que indica una realidad vital ajena a cualquier clase de organizacin unitaria, en cuanto naturalmente plural (p. 264). A partir de esta significacin, puede entenderse el proceso general de constitucin de la Iglesia cristiana como reunin en un cuerpo nico de la carne difundida y dispersa (p. 264) y tambin, en la constitucin del Imperio y, posteriormente, de los nacientes Estado nacionales, puede verse el funcionamiento de una mecanismo teolgico-poltico que rescata a la carne de una multitud plural y potencialmente rebelde para integrarla en un cuerpo unificado por el mando soberano (p. 265). Mutatis mutandi, tal mecanismo inmunitario parece ser el que articul la lgica sarmientina de civilizacin y barbarie: la civilizacin como cuerpo (y forma) de aquello que en la barbarie se presenta como vida desbordante y sin forma. La carne de la barbarie es redimida por el cuerpo de la sociedad civil que gobierna el alma del Estado, en un paradigma biopoltico cuyo carcter inmunolgico se podra ubicar en la funcin mediadora que cumple la sociedad civil entre el bos (la carne) y la plis (el Estado). En esta clave puede leerse el proceso de reconstruccin de la nacin a partir del Estado que caracteriza a la historia argentina a partir de la segunda mitad del siglo XIX. II. 2. 2. Nacimiento y nacionalismoEn segundo lugar, el nacimiento. Se trata aqu de la captura poltica de un trmino biolgico a travs de un largo proceso histrico que desde el mundo antiguo y medieval llega hasta la modernidad haciendo pasar el signo de la natividad desde el polo semntico de la vida al de la poltica. Esposito resume este trnsito de la siguiente manera: durante un largo perodo fue posible denominar nationes a grupos de personas a las que vinculaba una proveniencia tnica comn, o tan slo una contigidad social, religiosa o profesional, mientras que posteriormente el vocablo fue adquiriendo una connotacin predominantemente institucional. Esposito encuentra la clave biopoltica de esta transformacin semntica en la gnesis y desarrollo de los Estados territoriales: para adquirir un significado poltico, el fenmeno biolgico, en s impoltico, del nacimiento debe inscribirse en una rbita estatal unificada por el poder soberano (p. 273). De acuerdo con esta interpretacin claramente biopoltica, que reduce la multiplicidad y variedad biolgica del nacimiento a la unidad y uniformidad identitaria de la nacin, el nacimiento en comn es el hilo que mantiene a este cuerpo idntico a s mismo a lo largo de las generaciones (p. 274). De este modo se complementan ambos procesos de reduccin biopoltica en clave inmunitaria: de los excesos de la carne a los ordenamientos del cuerpo, de la dispersin de los nacimientos a la unidad de las generaciones. Se trata en ambos casos de una vida que busca ser protegida por la poltica, para lo cual debe ser previamente negada en su forma inmediata de carne y nacimiento para afirmarse residualmente, por la mediacin poltica, en cuanto cuerpo y nacin.Complementaria a esta semntica del nacimiento, Esposito encuentra la de la fraternidad, que tambin pasa de una significacin biolgica o naturalista a otra poltica, como lema republicano de la Revolucin Francesa. La identificacin fraterna de la nacionalidad se ve reforzada por la apelacin patritica: referidos a un padre comn, los nacimientos se ordenan en claros vnculos biopolticos de consanguinidad que contribuye tambin a cerrar el cuerpo poltico sobre s mismo excluyendo a todos aquellos que no pertenecen a la misma sangre del padre comn (p. 278). Es posible ubicar aqu el significado que tuvo en la historia educacional argentina el proyecto de la educacin patritica de Ramos Meja desarrollado a partir del ao 1908.En contraposicin con esta versin inmunitaria del nacimiento, Esposito plantea una versin comunitaria que hace funcionar de modo positivo al paradigma biopoltico: antes que encerrar, anulndola, la ajenidad dentro de un mismo cuerpo, biolgico o poltico, el nacimiento vuelca al mundo externo lo que est dentro del vientre materno. No incorpora, sino que excorpora, exterioriza, vira hacia fuera. No presupone, ni impone, sino que expone a alguien al acontecimiento de la existencia (p. 283).II. 2. 3. La vida y la normaEn tercer lugar, Esposito se propone revertir la carga semntica del dispositivo inmunitario normalizador, para pasar de una normativizacin de la vida a una vitalizacin de la norma que parece tener resonancias con el tpico de la crtica a la constitucin legal o poltica a partir de la constitucin social. Inspirndose en Spinoza, Esposito plantea una particular relacin entre norma y vida: la norma ya no es, como en el trascendentalismo moderno, aquello que desde fuera asigna al sujeto derechos y deberes, permitindole lo que es lcito y vedndole lo que est prohibido, sino la forma esencial que cobra la vida en la expresin de su propio incontenible poder de existir (pp. 297-298). Ms adelante y tomando ahora inspiracin en el tpico nietzscheano de la gran salud, plantea Esposito una relacin no inmunitaria (sino comunitaria) entre vida y norma: la normalidad biolgica no consiste en la capacidad de impedir variaciones, o incluso enfermedades, del organismo, sino en integrarlas dentro de una trama normativa distinta (pp. 306-307).En sntesis y para finalizar con esta aproximacin de Esposito al paradigma biopoltico, la relacin entre vida y poltica podra tener un signo positivo y, por lo tanto, no inmunitario-, en cuanto se la plantee desde el mbito originario de la communitas, la que, a su vez, no debera ser entendida a partir de la lgica identitaria y la metafsica del sujeto -como aquello que sus miembros tienen en comn, algo positivo, de lo que son propietarios-, sino como el conjunto de lo que se mantiene unido por un deber, por una deuda, por una obligacin de dar (tal el significado de munus). La comunidad, entonces, no debera ser pensada como un cuerpo en donde los individuos se integran en un individuo ms grande y tampoco como un recproco reconocimiento intersubjetivo en el que ellos se identifican por reflejo confirmando su identidad inicial.