Integracion Productiva y Financiera en La Union Europea

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  • MT Puente@Europa Puente@Europa 31

    El estallido, en septiembre de 2008, de la crisis de las subprimes1 ha puesto en un primer plano la cuestin de las relaciones entre los sistemas financieros, la actividad econmica y el rol de los go-biernos para poder regresar a una cierta coherencia entre las dinmi-cas monetarias y reales. En efecto, la crisis originada en los Estados Unidos se propag a casi todas las economas, incluyendo a aquellas

    que haban tenido una gestin financiera y monetaria mucho ms prudente. En este contexto, la zona euro funcion en un primer mo-mento como un escudo para los pases miembros, protegindolos de los ajustes brutales de los tipos de cambio que, en el pasado, haban puesto en riesgo la lgica de construccin de un gran mercado euro-peo. Sin embargo, en 2010, el crecimiento de los dficits pblicos,

    Integracin productiva y financiera en la Unin Europea. De la sinergia al conflicto

    por Robert Boyer

    MT Puente@Europa Puente@Europa 31

    Puente@Europa - Ao VIII - Nro. 1 - Abril de 2010

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    Cuadro 1Integracin productiva y financiera: principales fechas

    consecuencia de las polticas de lucha contra una posible depresin, plantea la cuestin de la viabilidad de la zona euro. sta se ha visto amenazada por la heterogeneidad de la calidad de la deuda de los distintos pases (cuya importancia ha sido puesta de manifiesto por la crisis griega) y sus diferentes niveles de consentimiento al desarrollo del crdito privado (como lo mostr la gravedad de la crisis espaola una vez que la burbuja inmobiliaria se desinfl).

    Cmo hemos pasado de unas finanzas ms bien protectoras de la cohesin europea a la difusin de la duda, en el seno de la co-munidad financiera internacional, sobre la viabilidad del euro en el largo plazo? El objetivo de este artculo es explicar este cambio po-niendo en perspectiva medio siglo de integracin europea a partir de

    un anlisis de la relacin entre la evolucin de los sistemas produc-tivos y las transformaciones de los regmenes financieros. Un repaso de las principales etapas de la integracin europea nos sugiere en qu medida la creacin de un gran mercado europeo y la institucin de reglas monetarias se suceden y se encadenan a travs del tiem-po. Una interdependencia de este tipo no tiene nada de anecdtico; basta remitirse a la Riqueza de las naciones2 para convencerse del hecho de que un orden monetario estable es una de las condiciones que permiten la profundizacin de la divisin del trabajo, fuente del crecimiento. Pero, entonces, cmo explicar que en el transcurso de medio siglo Europa haya pasado de la sinergia al conflicto entre integracin productiva e integracin financiera (cuadro 1)?

    19 de septiembre de 1950 Creacin de la Unin Europea de Pagos (UEP).

    18 de abril de 1951 Firma del Tratado de Pars que instituye la Comunidad Europea del Carbn y del Acero (CECA).

    30 de agosto de 1954 Rechazo del proyecto de Comunidad Europea de Defensa por parte de Francia.

    1 de enero de 1958 Entra en vigor el Tratado de Roma que instituye la Comunidad Econmica Europea. Participan: Blgica, Francia, Italia, Luxemburgo, los Pases Bajos y la Repblica Federal Alemana.

    1 de julio de 1967

    Creacin de la Comunidad Europea.

    10 de abril de 1972 Creacin de la serpiente monetaria europea.

    Mayo de 1973 Abandono del apoyo a la paridad con el dlar.

    14 de junio de 1985 Libro blanco Delors sobre el mercado nico y la reactivacin del crecimiento.

    17 de febrero de 1986 Acta nica Europea: brinda reglas para transformar el mercado comn en mercado nico antes de 1993 y ampla las competencias europeas a polticas de cohesin econmica y social, investigacin y medioambiente.

    7 de febrero de 1992 Tratado de Maastricht que instituye la Unin Europea.

    13-17 de septiembre de 1992 Devaluacin de la lira italiana, revaluacin de otras monedas, devaluacin de la peseta, suspensin de la participacin en el Sistema Monetario Europeo (SME) del Reino Unido e Italia.

    Agosto de 1993 Ruptura de la paridad entre el marco alemn y el franco y ampliacin de los mrgenes de fluctuacin del SME.

    1 de junio de 1998 Creacin del Banco Central Europeo.

    1 de enero de 1999 Creacin de la zona euro entre 11 pases (Alemania, Austria, Blgica, Espaa, Francia, Finlandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Pases Bajos, Portugal), pero con circulacin a partir del 1 de enero de 2002.

    23-24 de marzo de 2000 Estrategia de Lisboa: La economa del conocimiento ms competitiva y dinmica del mundo antes de 2010.

    1 de febrero de 2003 Entra en vigor el Tratado de Niza (cambios institucionales requeridos por la ampliacin).

    16 de abril de 2003 Firma del acuerdo de adhesin a la Unin Europea por parte de Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungra, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Repblica Checa.

    1 de mayo de 2004 La Unin Europea pasa de 15 a 25 miembros.

    Octubre de 2008 Intento de coordinacin de las estrategias nacionales en respuesta a la crisis financiera de las subprimes.

    1 de diciembre de 2009 Entra en vigor el Tratado de Lisboa.

    25 de marzo de 2010 El Consejo Europeo acuerda un plan condicional de rescate para Grecia en colaboracin con el Fondo Monetario Internacional, movilizado en caso de que se agoten las fuentes privadas de financiamiento.

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    En trminos analticos, esta cronologa puede ser dividida en cuatro grandes perodos que, en el 2010, terminan poniendo en evidencia una debilidad institucional mayor de la integracin europea.

    En los orgenes: la preeminencia de la creacin de complementa-riedades entre las especializaciones de los pases europeos

    Es tradicional, en los anlisis anglosajones, interpretar la construc-cin europea como el establecimiento de una zona de libre comercio tpica, mediante la disminucin progresiva de los aranceles aduane-ros de la que resulta la integracin productiva. Dentro de ese marco de anlisis, el rgimen monetario y financiero no juega ms que un rol secundario, y slo se lo menciona al final, para recalcar que la zona euro no constituye una zona monetaria ptima.

    Desde una perspectiva institucionalista y de economa poltica, el nacimiento de los primeros proyectos europeos (la UEP y la CECA) est esencialmente ligado a un proyecto poltico: evitar la repeticin de las guerras devastadoras que sorprendieron a Europa y que mar-caron el debilitamiento de su rol dentro de la geopoltica mundial. La intuicin, por no decir la hiptesis, es que los conflictos de orden econmico, en particular entre Francia y Alemania, han jugado un rol determinante en el estallido de dos guerras mundiales.

    Desde una perspectiva marxista y schumpeteriana, la atenuacin de los conflictos econmicos favorece la paz. Podramos objetar que una Europa de la defensa habra sido un medio mucho ms directo para realizar este objetivo, pero como sabemos, hubiera implicado compartir un atributo esencial de la soberana nacional, propuesta

    problemtica dentro del contexto de los aos cincuenta. Es, enton-ces, la va de la integracin econmica la que, a la luz de la expe-riencia, se revelar como la ms pertinente.

    Al respecto, es notable que el primer acto fundador, en septiem-bre de 1950, haya sido la creacin de la UEP. Se trataba de organizar una cmara de compensacin que permitiera regular los desequili-brios de los balances comerciales asociados a un renacimiento de los intercambios intra-europeos. Se produce inmediatamente luego la creacin de la CECA, que pretende coordinar la reconstitucin de las capacidades de produccin dentro de los sectores del carbn y del acero, en lugar de seguir las reglas tradicionales de la competencia, como lo har ms tarde el Tratado de Roma. En cierto sentido, estos dos dispositivos se complementan y se fortalecen entre s. De este modo, recomposicin financiera y productiva van de la mano, bajo la forma de una organizacin colectiva que no est delegada a los me-canismos puros del mercado.

    A partir de este hecho se inicia la reconstruccin y moderniza-cin de los pases del corazn de Europa, que ir progresivamente alentando la idea de que era posible pensar en una integracin euro-pea que sobrepasara el mbito de las industrias de base e involucrara la totalidad de la industria manufacturera y la agricultura. ste es el sentido del Tratado de Roma, que entr en vigor en enero de 1958 y que rene a Blgica, Francia, Italia, Luxemburgo, los Pases Bajos y la Repblica Federal Alemana. Pero es necesario notar que en este tratado la competencia econmica se afirma como el principio de la divisin del trabajo entre los pases europeos, al menos dentro del campo de la industria (esquema 1).

    Esquema 1Los orgenes de la construccin europea: la moneda al servicio de la complementariedad productiva entre los pases fundadores

    Perodo 1945 1957

    Un proyecto poltico: evitar la repeticin de las guerras europeas

    Europa de la Defensa Apaciguar los conflictos econmicos

    Rechazo(1954)

    Puesta en comn del carbn y del acero (CECA)

    Reconstruir un sistema de pagos (UEP)

    Reconstruccin y crecimiento

    Profundizacin de la divisin del trabajo

    Propuesta de extensin a un mercado comn

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    La desestabilizacin de la integracin productiva debido a la cada del sistema de Bretton Woods

    Entre 1958 y 1971, se afirma un perodo de fuerte crecimiento de la Europa de los seis, un desarrollo de los intercambios intra-europeos y una silenciosa, pero aceptada, divisin del trabajo entre los pases miembros. Desde luego, aparecen roces y conflictos, pero la Comu-nidad Econmica Europea y el Tribunal de Justicia van fijando pro-gresivamente reglas institucionales para regir un mercado europeo cada vez ms integrado. Debemos sealar que la integracin econ-mica no es un mero fenmeno de mercado, vinculado a la compe-tencia de todos contra todos, sino el resultado de una construccin jurdica e institucional que garantiza su naturaleza acumulativa y su legitimidad3. El carcter relativamente ordenado de la evolucin de los tipos de cambio y la bsqueda de un cierto control pblico del crdito en el seno de cada nacin favorecera entonces la integracin productiva de la Europa de los seis.

    Sin embargo, en los Estados Unidos, el sector financiero busca desde los aos sesenta librarse de las regulaciones internas a travs de un mercado para la comercializacin de los dlares fuera de los Estados Unidos (xnodlares), establecido en Londres y que financia no solamente el comercio internacional sino tambin los movimientos del capital, facilitando una lenta liberalizacin a escala internacional. Cuando la crisis del fordismo norteamericano y de sus competidores europeos y japoneses se manifiesta por la aceleracin de la inflacin y su fuerte diferenciacin segn los distintos pases, el sistema de tipos de cambio fijos heredado de Bretton Woods queda sometido a tensiones que hacen que el gobierno norteamericano se vea obligado a abandonar la paridad entre el dlar y el oro, ficcin que sirve como base de ste sistema. El paso a los tipos de cambio flexibles que tiene lugar en 1971 se impone en Europa y perturba el ajuste competitivo de los distintos sistemas productivos. Cada crisis cambiaria se traduce en una revaluacin del marco alemn y en una simtrica devaluacin de la lira, el franco y la libra esterlina ms o menos marcadas.

    La respuesta europea no tarda en llegar, puesto que en abril de 1972 se crea la Serpiente Monetaria Europea (SME), que busca fijar una paridad entre las distintas monedas, acompaada por un margen de fluctuacin y por un apoyo cruzado de los distintos bancos cen-trales. Una de las razones para la creacin de este nuevo instrumento es, justamente, no comprometer la profundizacin de la integracin europea, que sera perjudicada por los cambios brutales en el tipo de cambio real. ste es especialmente el caso de la competitividad de la industria manufacturera, pero la inestabilidad cambiaria compromete tambin la poltica agrcola comn, de modo que es necesario inven-tar un mecanismo complejo de compensacin ligado a las prdidas de cambio.

    Paralelamente, a escala internacional, la liberalizacin de los movimientos de capital alcanza un grado tal que hace que los merca-dos financieros adquieran un nuevo poder, el de juzgar la viabilidad de la poltica econmica implementada por los distintos estados miembro. Su juicio ya no se establece solamente sobre la base de la posicin de los balances comerciales, sino sobre la calidad de la poltica econmica y su capacidad para controlar tanto la inflacin

    como el desempleo. En estas circunstancias, la crisis de 1993 seala los lmites del SME. Se quiebra la paridad entre el marco alemn y el franco y los gobiernos se ven obligados a aceptar una ampliacin de los mrgenes de fluctuacin de la SME.

    Es la viabilidad misma de la construccin europea la que se encuentra bajo amenaza. Siguiendo la lnea del presente anlisis, podemos interpretar este episodio como consecuencia del avance de las innovaciones financieras a escala internacional en relacin al proceso, mucho ms lento, de integracin productiva. Compartimos aqu aquellas interpretaciones de las crisis financieras que las vincu-lan al retraso de las intervenciones colectivas y pblicas con respecto al dinamismo de las innovaciones financieras privadas4.

    Entonces, entre 1993 y 1998, las autoridades europeas eligen una estrategia ambiciosa: suprimir cualquier riesgo de desajuste de los tipos de cambio internos creando una moneda nica y no slo comn. As, una innovacin institucional sin precedente -a saber, la puesta en comn de la soberana monetaria dentro de un rgimen de moneda fiduciaria intenta dar respuesta al flujo continuo de innovaciones financieras que desestabilizan sin cesar la coyuntura macroeconmica mundial y nacional.

    De acuerdo a un enfoque tradicional de la integracin europea, el euro es presentado por muchos economistas como una necesidad funcional: el gran mercado exige una integracin monetaria; esta ltima hace necesario un federalismo fiscal que, a su vez, requiere una integracin poltica. A la luz de la coyuntura del ao 2010, se destaca el carcter mecnico de dicha concepcin, que subestima demasiado los determinantes polticos de la adopcin del euro:

    - Por un lado, el Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte entre Canad, Estados Unidos y Mxico, no ha desembocado en ningn tipo de propuesta de moneda comn, los mercados siguen determinando la paridad del dlar canadiense y del peso mexicano en relacin con el dlar americanoa riesgo de desplazar de manera significativa la competitividad-precio de los tres pases afectados.

    - Por otro lado, no podemos subestimar en qu medida la creacin del euro se deriva de la nueva configuracin abierta por la unificacin alemana. Las autoridades de la Repblica Federal Alemana han acep-tado, no sin reticencias, abandonar el marco alemn en beneficio del euro, con la condicin de que se establecieran reglas estrictas en ma-teria de gestin de las finanzas pblicas y que no hubiera en principio solidaridad presupuestaria en caso de que se verificara un problema importante en un pas miembro. Para el resto de los miembros de la Unin Europea (UE), el euro es un medio para anclar a Alemania en Europa y beneficiarse de una moneda fuerte, puesto que es adminis-trada por un Banco Central Europeo independiente y conducido segn los mismos principios que el Bundesbank. A fin de cuentas, sta era la segunda condicin para que el euro fuera aceptado por las autoridades alemanas.

    As, surge una configuracin que parece inscribirse en la continuidad de las etapas anteriores de la integracin europea. Sin embargo, se destaca, de ahora en adelante, la primaca de las finanzas sobre las preocupaciones por la integracin productiva (esquema 2).

    De acuerdo a un enfoque tradicional de la integracin europea, el euro es pre-sentado por muchos economistas como una necesidad funcional: el gran merca-do exige una integracin monetaria, esta ltima hace necesario un federalismo fiscal que, a su vez, requiere una integracin poltica. A la luz de la coyuntura del ao 2010, se destaca el carcter mecnico de dicha concepcin que subestima demasia-do los determinantes polticos de la adopcin del euro.

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    Esquema 2La defensa del mercado comn y de la especializacin productiva requiere la creacin del euro

    Perodo 1958-1999

    De la serpiente monetaria al euro: un camino a la puesta en co-mn de la soberana monetaria sin precedentes histricos

    En este pasaje es necesario destacar una doble continuidad, que es fuente de un optimismo sin dudas excesivo. Por un lado, ciertos autores conciben que la moneda nica, en ltima instancia, no es otra cosa que el endurecimiento del SME en direccin a tipos de cambio fijos entre monedas europeas. Por otro lado, las medidas de prudencia presupuestaria y de lmites al endeudamiento pblico que permiten calificar a los distintos pases para la adhesin al euro son tambin partes constitutivas del tratado europeo que codifica las nuevas instituciones y responsabilidades.

    Sin embargo, el decenio del 2000 nos permite percibir clara-mente el extenso trabajo de diferenciacin de las trayectorias na-cionales que el pasaje al euro no hace ms que reforzar. En primer lugar, las economas que estaban habituadas a recuperar su competi-tividad a travs de devaluaciones peridicas registran una restriccin de su oferta competitiva. Como el tipo de cambio es idntico para todos los pases, aquellos que jugaban principalmente sobre la com-petitividad-precio (Italia, Francia) deben hacer frente al mismo tipo de cambio que las economas que se destacan por la innovacin y la diferenciacin por la calidad, como, por ejemplo, Alemania.

    En una primera etapa, el euro se deprecia con relacin al dlar y todos los sistemas productivos nacionales pueden ajustarse sin dema-siadas dificultades. Por el contrario, a partir del momento en el que las dudas sobre el dlar, luego del derrumbe de Lehman Brothers, provocan un aumento en el flujo de capitales hacia el euro, observa-mos una polarizacin entre amplios supervits comerciales en Ale-mania en contrapartida a un crecimiento del dficit en la mayor parte

    del resto de los pases miembros. El hecho de que el tipo de cambio euro/dlar se haya convertido en una variable determinada por el mercado, principalmente determinada por la anticipacin de los ren-dimientos financieros, implica una acentuacin de la polarizacin de los sistemas productivos a favor de los pases ms competitivos.

    Por su parte, la poltica del BCE no contribuye a contrarrestar este movimiento. En efecto, como la poltica de tasa de inters se mantiene determinada en funcin de la coyuntura econmica de Europa, percibida en su conjunto, una misma tasa de inters puede ser demasiado restrictiva para las economas ms competitivas pero, en cambio, demasiado relajada para las economas en rpida recu-peracin. En cierto modo, la poltica monetaria europea ya no es conveniente para la mayora de los pases5. En consecuencia, aunque los nuevos estados miembros crezcan ms rpidamente gracias a un fenmeno de recuperacin, el crecimiento de la zona euro sigue estando determinado por la capacidad esencial de exportacin de la industria alemana.

    Por consiguiente, teniendo en cuenta un crecimiento ms dbil que en Estados Unidos y, sobre todo, ms dbil de lo que se hubiera esperado a partir de la profundizacin del mercado nico, los pases cuya capacidad productiva es menos competitiva estn obligados a recurrir al dficit pblico o al laxismo del crdito privado. As se explica el hecho de que el PEC sea violado por muchos pases desde los aos 2000 y que sea reformado para permitir una mayor flexibi-lidad6. En este contexto, ciertos gobiernos se abandonan a una con-tabilidad creativa orientada a desinflar artificialmente el peso de la deuda pblica. Del mismo modo, la brutal cada de la tasa de inters pagada por los ttulos pblicos de los pases que anteriormente eran penalizados, por el temor a una devaluacin de su moneda, induce a

    Ruptura del sistema de Bretton Woods

    Paso a tipos de cambio flexibles

    Recurrencia de crisis cambiarias entre monedas

    Peligra la viabilidad del gran mercado

    Creacin de la serpiente monetaria europea

    Grave crisis en 1993: el SME es insuficiente

    Camino hacia la creacin de una moneda comn / nica

    Bajo el juicio de las finanzas internacionales Lanzamiento del euro

    Grandes (y sorprendentes) fluctuaciones de la paridad euro/

    dlar (1999-)

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    una relajacin del crdito que se orienta menos a la formacin de ca-pital productivo que al consumo privado e inmobiliario. Hasta 2007 las facilidades del dficit pblico y del endeudamiento privado per-miten un cierto dinamismo de la zona euro, disimulando la creciente heterogeneidad de los sistemas productivos de los pases miembros7.

    De nuevo, como a finales de los aos 60, es la geopoltica de las finanzas internacionales la que, con el derrumbe de Lehman Bro-thers, marca una nueva etapa en la construccin europea. Todos los gobiernos estn obligados a dejar crecer el dficit pblico y, por lo tanto, a violar el PEC, pero algunos ms que otros. En este contexto, la comunidad financiera internacional comienza a cuestionar la sus-tentabilidad de las economas griega, irlandesa y portuguesa. Para pases como el Reino Unido, que han permanecido fuera de la zona euro, la crisis se traduce en una desvalorizacin brutal de la libra. Para el resto, la inquietud de la comunidad financiera se traslada a la calificacin crediticia de los estados. La prima de riesgo correspon-

    diente se eleva de modo dramtico para los pases ms dbiles.Por otra parte, las estrategias de lucha contra la crisis mundial

    han sido esencialmente de carcter nacional, con una coordinacin mnima a nivel europeo y con la ausencia de garantas comunitarias que permitan atenuar la gravedad de la especulacin que se lleva adelante sobre las deudas pblicas. Frente a la incertidumbre de una respuesta comn, limitada por el carcter restrictivo de los tratados europeos, muchos financistas concluyen que estas crisis nacionales sealan, de hecho, una limitacin de la zona euro. La misma no dis-pondra de ningn mecanismo coordinado de rescate de un estado en default. A esto sigue una especulacin contra el euro, cuyos efectos son todava contradictorios. Por un lado, se pone en duda el dina-mismo del viejo continentepero, por otro, se trata de una forma de devolverle un poco de competitividad a travs de la baja del euro con relacin al dlar (esquema 3).

    Esquema 3La coherencia de las instituciones europeas pasa por el tamiz de los financistas

    Desde 2000

    Establecimiento del euro

    Misma poltica monetaria

    Demasiada restrictiva para las economas ms competitivas

    Demasiado laxa para las economas en recuperacin

    Dbil crecimiento de la UE Recuperacinpero burbuja especulativa (inmobiliaria) y endeudamiento pblico

    Difusin de las crisis de

    las subprimes

    Intenso crecimiento

    del dficit pblico

    Ataque especulativo a los pases ms dbiles

    Incertidumbre y dudas sobre la

    respuesta de la UESe renuevan las dudas sobre la viabilidad del euro sin

    solidaridad fiscal

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    De un optimismo constructivo a la toma de consciencia de los desequilibrios econmicos asociados al euro

    La gravedad de esta amenaza sobre la integracin monetaria mani-fiesta un lmite intrnseco de los tratados europeos que haba sido detectado por muchos analistas desde el Tratado de Maastricht, uti-lizando teoras y orientaciones ideolgicas muy distintas. Para al-gunos, el euro sera una apuesta, al no constituir la zona del euro un rea monetaria ptima debido a la dbil movilidad de los capitales y, ms aun, del trabajo en el seno de Europa8; para otros, el problema tendra que ver con la ausencia de federalismo fiscal para equilibrar la moneda nica9; hay quienes, en cambio, destacan que la dificultad sera ms bien el peligro de tensin entre Francia y Alemania debi-do a intereses y concepciones nacionales demasiado divergentes10; otros, finalmente, apuntaran a la fragilidad de una moneda nica en ausencia de la construccin previa de una Europa poltica11.

    Las categoras de la teora de la regulacin ayudan a precisar estos distintos diagnsticos. Fundamentalmente, la viabilidad de un rgimen de crecimiento se mide por la coherencia de las cinco formas institucionales que enmarcan las relaciones sociales de base y que canalizan la actividad econmica12.

    En el perodo posterior a la segunda guerra mundial, en el con-texto de una pax americana, muchas economas se reconstituyeron sobre una base claramente nacional. Hasta 1971, la soberana se ma-nifestaba en las cinco formas institucionales: un rgimen monetario basado en la moneda local, una codificacin de la relacin salarial especfica para cada pas, un enfoque de la competencia limitado a los productores domsticos, una insercin en la economa internacional que era el resultado de una eleccin poltica (por ejemplo, en lo rela-tivo a los tipos de cambio) y, sobre todo, una relacin del estado con la economa modelada por compromisos institucionalizados, que eran herencia de una serie de luchas sociales y polticas propias de cada

    espacio nacional (cuadro 2).A grandes rasgos, el perodo que sigue a esta configuracin est

    marcado por un poderoso proceso de internacionalizacin que hace de la competencia la forma institucional dominante, a la que luego se une la globalizacin financiera que, a su vez, se impone sobre la gestin de los gastos pblicos y la fiscalidad. As es que la coheren-cia de los modos de regulacin de los treinta aos gloriosos (les tren-te glorieuses) es cuestionada y desemboca en el abandono del pleno empleo y en crisis cambiarias recurrentes en un contexto de creci-miento de la deuda pblica, ya que los desequilibrios se reproducen peridicamente debido a la persistente desaceleracin del crecimien-to de largo plazo. ste es otro modo de describir las circunstancias en que se crea el euro.

    Se abre un tercer perodo en el curso del cual lo nacional y lo internacional se entremezclan hasta el punto de afectar de manera radical la direccin de la poltica econmica. Para los pases de la zona euro no es exagerado considerar que la europeizacin define una configuracin sin precedentes, cuyas implicancias de largo plazo sobre sus grados de libertad es percibida con mucho retraso por parte de los gobiernos de los pases miembros. La adopcin de la moneda nica afecta directamente el rgimen monetario, ya que la poltica del BCE es acordada en funcin de la coyuntura del conjunto de la zona euro y ya no de cada estado miembro. En segundo lugar, la adopcin del euro congela definitivamente las paridades nominales y transforma, as, la articulacin de cada economa con el resto del mundo: el tipo de cambio del euro con relacin al dlar se impone en todas las economas, cualquiera sea la competitividad de su siste-ma productivo. De esta forma, el condicionante externo que haba sido fuente de las crisis de los tipos de cambio se expresa slo a ni-vel de la zona euro, pero la contrapartida no es otra que la necesidad de un ajuste del tamao y de la especializacin productiva de cada economa (cuadro 2).

    Cuadro 2El impacto del euro sobre los modos de regulacin nacionales

    Perodo

    La edad de oro1945-1971

    Los decenios dolorosos1972-1999

    Los tiempos del euro1999-Nivel

    de las formas institucionales

    1. Rgimen monetario / Crdito Nacional

    Restricciones crecientes sobre la autonoma nacional

    La poltica monetaria se vuelve europea

    2. Relacin salarial NacionalNacional, pero se dan transformaciones frente al endurecimiento de la competencia

    Sigue siendo nacional pero es objeto de un benchmarking europeo

    3. Forma de competencia Esencialmente nacional Creciente impacto de la poltica de competencia a nivel europeo

    Fortalecimiento del control europeo sobre la competencia

    4. Insercin internacional y rgimen cambiario

    Los tipos de cambio son una variable poltica

    Los mercados financieros deciden el tipo de cambio

    El mismo tipo de cambio para todos los pases (euro), determinado por el mercado

    5. Relacin estado / economa

    Amplia cobertura social a nivel nacional

    Tensin en el financiamiento de los presupuestos pblicos y sociales

    Divergencia en la evolucin de los dficits pblicos

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    Dado que la va del tipo de cambio se encuentra bloqueada, es ne-cesario actuar ajustando los salarios, mejorando la productividad, la calidad y la innovacin o subvencionando la reestructuracin productiva directa o indirectamente a travs de la reduccin de las cargas fiscales o sociales impuestas a la produccin (cuadro 2):

    - La primera estrategia apunta a flexibilizar los contratos de trabajo, la duracin y la organizacin del trabajo, ms aun cuando el prin-cipio de la competencia es ratificado vigorosamente por Bruselas. El grado de xito difiere segn los pases, en funcin de la mayor o menor inercia de su configuracin heredada del fordismo.

    - La segunda es el objeto de la estrategia de Lisboa, que, en el ao 2000, aspiraba a convertir a la UE en la zona ms competitiva de la economa mundial gracias a la aceleracin de la puesta en marcha de la economa del conocimiento en todos los estados miembros. Los resultados moderados del proyecto han llevado a la revisin de los procedimientos y a la contribucin al dinamismo de las capacidades productivas ha sido muy desigual: significativa en el norte de Euro-pa, muy embrionaria en el sur.

    - La reduccin de las cargas fiscales y sociales que pesan sobre la produccin est, por su parte, limitada por dos reglas europeas. En primer lugar, el respeto al principio de la competencia se traduce en un fuerte control de las subvenciones concebidas como distorsiones a la unificacin del mercado nico. Luego, seran necesarias sumas considerables y crecientes para compensar la divergencia de los costos salariales por unidad producida (ver grfico 1 ms abajo).

    Adems de la inadecuacin intrnseca del instrumento fiscal para responder al imperativo de la competitividad, el PEC est concebido para asegurar la credibilidad del euro, limitando el volumen de los dficits pblicos corrientes y el endeudamiento del estado.

    As, el pasaje al euro se inscribe equivocadamente en la continuidad de la serpiente monetaria, puesto que priva a las autoridades nacio-nales de dos de sus instrumentos y los tratados europeos limitan el margen de autonoma de la herramienta presupuestaria, volviendo problemtico el recurso a una poltica industrial ofensiva, ya que es el mercado, siempre que sea competitivo, el que est a cargo de ajus-tar las estructuras productivas. Sus divergencias se vuelven posibles, pero entonces se plantea la cuestin de la solidaridad europea cuan-do la explosin de los dficits pblicos ya no traduce slo el efecto de los estabilizadores automticos y la consecuencia de los planes de recuperacin anti-crisis, sino que pone en evidencia el retraso en el ajuste de la base productiva de los pases peor posicionados en la competencia europea y mundial (cuadro 3).

    El euro y la globalizacin financiera refuerzan la heterogeneidad de los modos de regulacin nacional

    La cuestin de la heterogeneidad de los pases miembros del euro y de las amenazas que sta generara para una poltica monetaria co-mn fue abordada desde el tiempo en que se realizaron los trabajos preliminares para lanzamiento de la moneda nica. Sin embargo, los economistas se haban concentrado en una concepcin muy origi-

    Cuadro 3La capacidad productiva como variable de ajuste despus de la redefinicin

    de las responsabilidades de poltica econmica asociada al pasaje al euro

    Instrumentos

    Los treInta aos gLorIosos a partIr deL euro

    objetIvos El nivel nacional El nivel europeo El nivel nacional

    InfLacIn 1. Poltica monetaria 1. Poltica del BCE

    desempLeo 2. Poltica presupuestaria Limitado por el PSC 2. Poltica presupuestaria +3. Poltica de ingresos

    3. Poltica de ingresos (pactos sociales)

    crecImIento 4. Poltica industrial y de innovacin

    4. Poltica de la competencia

    +Agenda de Lisboa

    Divergencia en lascapacidades productivas

    equILIbrIo externo

    5. El tipo de cambio es una variable poltica

    5. Tipo de cambio euro/dlar/yen es una variable de mercado

    Desaparicin delcondicionante externo

  • 38 Puente@Europa Puente@Europa 3938 Puente@Europa Puente@Europa 39

    nal. Razonaban, por aquel entonces, a partir de un modelo llamado de ciclos reales: neutralidad a largo plazo de la moneda, economa en equilibrio inter-temporal solo perturbada por shocks exgenos estocsticos que surgieran de la poltica monetaria o de la evolucin de la productividad. Una moneda nica sera ms viable cuando las distintas economas sufrieran shocks simtricos. Por lo que se refiere a los shocks asimtricos, sera la poltica presupuestaria la que debe-ra dar respuestas. Implcitamente, la mayor parte de las discusiones consideraban que los mecanismos econmicos que operaban en cada una de las economas eran homlogos, sino idnticos. Pero, en el momento en el reconocemos que los modos de regulacin y los

    regmenes de crecimiento son cualitativamente y, entonces, cuan-titativamente, distintos, una misma poltica monetaria y shocks co-munes tendrn efectos contrastantes sobre las economas de la zona euro. Ahora bien, estas diferencias nacionales son evidentes13. A la economa social de mercado, tpica del capitalismo renano y su rgimen de crecimiento apoyado sobre las exportaciones, se opone el capitalismo francs con un fuerte impulso estatal, cuyo crecimiento est ms bien empujado por el consumo. As se introduce la posibili-dad de evoluciones nacionales divergentes de las economas vincula-das por el euro (cuadro 4).

    Cuadro 4El lanzamiento del euro: impacto de las dos fuentes de heterogeneidad sobre su viabilidad

    El capitalismo britnico define una tercera configuracin dominada por la financiarizacin, cuya actividad econmica no est ms que moderadamente ligada a Europa continental. Es, por cierto, a la luz de este anlisis que los gobiernos sucesivos se han negado a unir-se a la zona euro, argumento reforzado por el escepticismo de los financistas anglosajones respecto al voluntarismo constructivo que representa para ellos la puesta en comn de la soberana monetaria. Era posible, por lo tanto, anticipar las dificultades que enfrentara en 2010 la UE.

    Gracias a este marco de anlisis podemos tambin explicar las difi-cultades de la aplicacin del PEC a lo largo del perodo 1999-2010. En efecto, corresponde a la poltica presupuestaria compensar tanto los shocks asimtricos como el impacto desfavorable sobre el cre-cimiento y el empleo de una poltica monetaria demasiado restrictiva por estar comprometida con la construccin de la credibilidad del euro. Por consiguiente, desde comienzos del decenio, distintos pa-ses tienen un dficit pblico superior al 3% del PBI; los gobiernos, sin embargo, no son sancionados de acuerdo al mecanismo previsto por el tratado, ya que invocan la necesidad de dicha transgresin para responder a las demandas sociales de sus ciudadanos y a la opinin pblica. Como estas violaciones del PEC han hecho escuela,

    ste ha sido revisado y flexibilizado en 2005, a fin de tomar mejor en cuenta las circunstancias nacionales especficas y escalonar en el tiempo el regreso a la aplicacin de la regla14. As, el endeudamiento pblico crece sin que, sin embargo, esto implique una reestructura-cin productiva que relance el crecimiento y permita el restableci-miento de las finanzas pblicas.

    Una nueva etapa se abre con el estallido de la crisis financiera, en septiembre de 2008, en los Estados Unidos, y con la rpida difusin de la grave recesin en el resto del mundo. A pesar de los esfuerzos de coordinacin a escala internacional, por intermedio de las cumbres del G20, cada pas desarrolla su propia respuesta a las amenazas de depresin y deflacin. Podramos haber imaginado que esta crisis constituira la ocasin justa para un relanzamiento de un gobierno econmico de la zona euro. De hecho, el resultado de los consejos eu-ropeos no es ms que una modesta concertacin en materia de planes nacionales. Lo que sigue es una explosin de los dficits pblicos, de manera que casi la totalidad de los pases europeos violan la regla del 3%. As, a la heterogeneidad de los modos de regulacin, se agrega el deterioro desigual del endeudamiento de los estados: son aquellos cuya situacin es de lo ms preocupante en materia de recuperacin de ingresos fiscales, crecimiento y empleo que atraen la atencin de la comunidad financiera internacional (cuadro 5).

    Naturaleza de los shocks

    Modos de regulacin Simtrica Asimtrica

    Homlogos Probable viabilidad del euroNecesidad de otro instrumento:

    - poltica presupuestaria- poltica de ingresos

    Diferenciados Riesgo de evoluciones nacionales divergentes Acentuacin de las tendencias a la divergencia

  • 40 Puente@Europa Puente@Europa 4140 Puente@Europa Puente@Europa 41

    Cuadro 5Luego de la crisis de las subprimes: el aumento de la deuda pblica, factor complementario de la divergencia

    La gran recesin asociada a la crisis de las subprimes: una expe-riencia crucial para el futuro de la integracin europea

    Un recorrido por los sucesos macroeconmicos que han llevado a la crisis institucional europea en ocasin de la especulacin sobre la deuda griega puede ser til para aclarar la situacin en la que nos encontramos en la actualidad. A partir de 1999, la desaparicin de la restriccin externa para los estados miembros tiene un doble impacto:

    - En primer lugar, frente al mismo tipo de cambio para todos los pa-ses, los sistemas productivos cuya competitividad se basa en el nivel de costos tienen que practicar un ajuste a la baja de su produccin. El escudo que representa la competitividad por calidad, la adapta-cin a la demanda y la innovacin de la economa alemana atena esta presin, al punto de suscitar una evolucin paradojal. Para com-pensar una sobrevaloracin de la moneda alemana en el momento

    de su ingreso al euro, las industrias tuvieron que llevar adelante una drstica poltica de moderacin salarial hasta de tener un nivel casi constante del costo salarial unitario desde 1999. Por el contrario, los otros pases registran un aumento de sus costos (ver grfico 1). No es sorprendente que sufran una prdida de sustancia de su industria.

    - En segundo lugar, la disminucin de las tasas de inters que obtie-nen los pases que anteriormente sufran devaluaciones peridicas estimula el acceso al crdito para consumo e inversin inmobiliaria -que alcanza un volumen sin precedentes en Espaa (ver grfico 2)-, lo que acelera una contraccin del sector industrial cuya moderniza-cin haba alimentado la fase precedente de recuperacin (catching up) (ver grfico 3). Esta especializacin no sera preocupante si no estuviera acompaada por una evolucin negativa de la tasa de em-pleo, la hipertrofia en el sector inmobiliario en Espaa, imposible de sostener en el largo plazo, y un rol determinante de Alemania en la nivelacin de las cuentas externas de la UE, pero al precio de una

    Aumento de la deuda pblica

    Modos de regulacin Moderado y estable Elevado y creciente

    Homlogos Aceptabilidad del euro por parte de los financistas

    Divergencia de las primas de riesgo y primeras dudas sobre la viabilidad de la zona euro

    DiferenciadosDiferenciacin moderada de la prima de riesgo, sin inquietudes sobre la viabilidad del euro

    Explosin de la prima de riesgo y anticipo de una crisis de una zona euro

  • 40 Puente@Europa Puente@Europa 4140 Puente@Europa Puente@Europa 41

    Grfico 1Divergencia de los costos unitarios de produccin

    Costo salarial unitario (1999=100)

    Fuente: Artus Patrick, La zone Euro: ne pas confondre mauvaise gestion macroconomique et asymtries structurelles, en Flash conomie, n. 107, 16 de marzo de 2010.

    Grfico 2La desigual evolucin de los mercados inmobiliariosEmpleo en la construccin (en % del empleo total)

    Fuente: Artus Patrick, La zone Euro: ne pas confondre mauvaise gestion macroconomique et asymtries structurelles, cit.

  • 42 Puente@Europa Puente@Europa 4342 Puente@Europa Puente@Europa 43

    Grfico 3La fuerte especializacin industrial de Alemania

    Empleo manufacturero (en % del total)

    cierta exportacin de desempleo hacia las economas ms dbiles. De aqu resulta una polarizacin persistente entre los pases

    fuertemente competitivos que promueven la generalizacin de la austeridad salarial y presupuestaria, que es lo que les permite tener una economa ms saludable en comparacin con sus vecinos, y los pases que, por el contrario, defienden las polticas de gasto pblico. Sus posiciones no hacen ms que reflejar la polarizacin de sus ex-cedentes y dficits en trminos de cuenta corriente (grfico 4).

    En este contexto interviene la crisis financiera y econmica mundial. La crisis amplifica los dficits y el endeudamiento pblico por el triple efecto de los estabilizadores automticos, de las ga-rantas ofrecidas a bancos y entidades financieras para contener su derrumbe en cadena y de los planes para sostener la actividad econ-mica. Bajo el efecto del miedo, nadie se atreve a oponerse a la ex-pansin de los dficits en nombre del PEC y cada uno redescubre los mritos de la justificacin keynesiana de los gastos y de la regula-cin pblica. Por su parte, los financistas, desde el momento en que

    la actividad comienza a recuperarse, empiezan a preguntarse sobre las condiciones de desendeudamiento de los estados, manifestando la impaciencia a la que nos tienen acostumbrados.

    Comienzan en seguida a buscar indicadores para medir la sus-tentabilidad de estos dficits y encuentran en el saldo de la cuenta corriente de los distintos pases una primera aproximacin para la cotizacin de los credit default swap (CDS) que proponen a los go-biernos para cubrir el riesgo de default de su deuda soberana15. En esta clasificacin correspondiente a los pases ms frgiles se encuen-tra Grecia, cuya debilidad en lo que se refiere al sistema productivo es evidente (ver grfico 5). Se evidencia entonces una de las propiedades esenciales de las evaluaciones financieras: stas surgen de un mime-tismo racional en virtud del cual la especulacin siempre se aleja del valor fundamental16. Este fenmeno nos explica el aumento de los CDS sobre la deuda griega, mucho ms all de lo que implicara el mismo principio de evaluacin que se aplica a los otros pases. Las agencias de calificacin siguen los mercados y califican los ttulos

    Grfico 4Los saldos en la cuenta corriente revelan la jerarqua de las posiciones competitivas

    Saldo de cuenta corriente 2008 (% del PBI)

    Fuente: Artus Patrick, La zone Euro: ne pas confondre mauvaise gestion macroconomique et asymtries structurelles, cit.

    Fuente : Artus Patrick, En quoi les dficits courants posent-ils un problme en la Union montaire, en Flash conomie, n. 108, 18 de marzo de 2010.

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    pblicos griegos como crditos incobrables (ver grfico 6).El riesgo de default entonces aumenta ms an, ya que la reno-

    vacin de la deuda es cada vez ms costosa y el aumento del pago de los intereses obliga a recortar otros gastos, teniendo como resultado cada vez ms protestas por parte de los ciudadanos y, al mismo tiem-po, la hipoteca de sumas que estaban reservadas para llevar adelante inversiones, es decir, los vectores del crecimiento futuro. Frente a la amenaza del default griego, que alimenta una especulacin contra el euro, el Tratado de Lisboa aparece ms como un freno que como un

    medio para enfrentar el riesgo que est poniendo en peligro ms de cincuenta aos de integracin europea: la prohibicin de ayudar un estado en crisis, pensada para garantizar la solidez del euro, termina jugando en contra de su credibilidad. La divisin entre gobiernos en lo que se refiere a la solucin para salir de esta crisis, no prevista en los tratados, el silencio ensordecedor de la Comisin Europea y de los tres representantes de la UE dejan el camino libre para las opi-niones de los financistas. No deja de ser irnico, frente a una crisis de proporciones importantes de las instituciones europeas, que se

    Grfico 5Las repercusiones sobre el financiamiento de la deuda pblica

    CDS soberanos y cuenta corriente

    Grfico 6La diferenciacin de la prima de riesgo segn las agencias de calificacin

    Calificacin de la deuda en el largo plazo (Standard & Poors)

    Fuente : Artus Patrick, En quoi les dficits courants posent-ils un problme en la Union montaire, cit.

    Fuente : Artus Patrick, En quoi les dficits courants posent-ils un problme en la Union montaire, cit.

    Balance de cuenta corriente como % del PBI (a finales de 2008)

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    apele al FMI como ltimo recurso, si se tienen en cuenta las fuertes oposiciones entre intereses y concepciones nacionales.

    Frente a la incapacidad de una deliberacin poltica a nivel eu-

    ropeo, las finanzas internacionales dirigen el juego y se convierten en el rbitro de la recomposicin de Europa. Dnde se esconden los Jean Monnet del siglo XXI?

    Cuadro 6Cmo evitar que se repita la crisis griega y asegurar la coherencia del gobierno de la zona euro?

    Impacto

    Principio Eficacia econmica Aceptabilidad polticaTipode reforma

    1. Prohibicin de las ventas en descubierto de los CDS

    Reducir la brecha entre valor fundamental y precio de mercado

    Posible pero sin impacto sobre la gobernanza europea

    Desigual segn la especializacin industrial o financiera

    2. Agencia pblica de calificacin europea

    Luchar contra el sesgo de las tres agencias privadas

    Moderada pero central para la UE

    Posible para los gobiernos, problemtico para los actores privados

    3. Agencia europea de evaluacin de las finanzas pblicas

    Nombrar para avergonzar (name and shame) a los

    gobiernos en crisis

    Problemtico ya que no tiene poder de coercin, an menos que el del PEC

    Mediocre por la ausencia de legitimidad vis--vis los ciudadanos

    4. Creacin de un Fondo Monetario Europeo

    Equivalente del FMI para la UE a cargo del rescate de estados en crisis

    Necesita empezar de cero y clarificar sus relaciones con el FMI

    Qu tipo de relacin con los tratados europeos?

    5. Reforma y endurecimiento del PEC con procedimiento de exclusin

    Aprender de las lecciones del pasado: combinar incitaciones y sanciones para la sustentabilidad de las finanzas pblicas nacionales

    Posible en rgimen permanente, pero problemtico a partir de la situacin del 2010

    Peligro de fractura de la zona euro, de deflacin y estancamiento si se aplica con dureza

    6. Hacia un gobierno econmico del euro

    Replantear el policy mix europeo y la construccin de un conjunto viable

    Mejor que en los tratados actuales, siempre y cuando los costos de coordinacin no sean elevados

    Problemtico cuando de la retrica debe pasarse a la prctica

    7. Inicio del federalismo fiscal

    Convergencia hacia un federalismo clsico, dotado de una capacidad de accin segn la coyuntura de la UE

    Si hay posibilidad de endeudamiento y tamao suficiente del presupuesto europeo

    Reticencia creciente de la opinin pblica nacional al abandono de la soberana

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    Cmo asegurar la viabilidad del euro en el largo plazo?

    La crisis griega muestra los perjuicios de la inestabilidad de la glo-balizacin financiera, as como tambin de la incompleta construc-cin institucional de la zona euro. Las propuestas no faltan: es posi-ble intentar su clasificacin segn la amplitud de la revisin de los tratados necesaria para restaurar la credibilidad del euro (cuadro 6).

    En un primer nivel, existe la tentacin de imputar el origen de la desconfianza hacia el euro a las finanzas internacionales. Por cierto, los medios financieros anglosajones nunca han credo que el euro pudiera constituir una alternativa creble al dlar. Esta percepcin negativa ha jugado su papel en el desarrollo de la crisis griega. ste es, entonces, un argumento para intentar disciplinar las finanzas, retomando algunas disposiciones ya avanzadas para evitar la repeti-cin de la crisis de las subprimes en los Estados Unidos. Es posible, entonces, pensar en prohibir las ventas en descubierto de CDS para evitar que un instrumento de cobertura de riesgo se trasforme en un poderoso vector de especulacin. Pero un dispositivo (o una deci-sin) de este tipo no afecta para nada la gobernanza interna de la UE, que conserva las mismas debilidades en lo que se refiere al control de las polticas presupuestarias de los estados miembros.

    Se deriva de aqu una segunda propuesta, que surge de la des-confianza hacia el carcter anticipatorio de las evaluaciones de las agencias de calificacin. El objetivo sera entonces el de crear una agencia pblica de calificacin europea. An imaginando que sea ms rigurosa que sus tres competidoras actuales, el hecho de estar fuera de las instituciones europeas hara problemtico su impacto efectivo sobre una gestin saludable de las finanzas pblicas.

    Una tercera propuesta surge lgicamente de las deficiencias de las dos anteriores. Por qu no instituir una agencia europea de cali-ficacin de las finanzas pblicas que tenga como funcin nombrar para avergonzar (name and shame) a los gobiernos en crisis, diri-gindose a los gobiernos, los ciudadanos y los financistas? La difi-cultad de esta solucin es, sin embargo, que dicha agencia, de tipo tecnocrtico, no tendra ninguna legitimidad para imponer planes de austeridad a gobiernos legitimados por el voto de los ciudadanos. Adems, el PEC se volvera superfluo si este proceso resultara ms eficaz que aquel dispositivo formal, pero polticamente difcil de aplicar.

    Otras propuestas estn dirigidas a encontrar un resultado rpido y eficaz frente a una posible repeticin de episodios de desconfianza sobre la calidad de la deuda soberana de los estados miembros. Si-guiendo el modelo del FMI, se ha propuesto la creacin de un Fondo Monetario Europeo (FME). Los obstculos para la implementacin de una reforma de este tipo parecen ser mltiples. Por qu duplicar el rol del FMI, organismo al que ya pertenecen los pases miembros de la UE? Estos fondos seran totalmente independientes de las instituciones de la UE? No se sobreestima la capacidad de los pro-cedimientos de rescate del FMI, que incluso ha sido reformado para favorecer la prevencin de las crisis mediante la concesin de prsta-mos que permitan responder anticipadamente a una fase de especula-cin? Una de las armas privilegiadas por los planes de ajuste estruc-tural del FMI es la devaluacin de la moneda nacional, camino que, por definicin, est prohibido en la eurozona. Finalmente, tendra

    el FME ms legitimidad y capacidad que las actuales instituciones europeas (Comisin, Parlamento y Consejo) para imponer planes de ajuste impopulares y polticamente costosos a los estados en default?

    Claramente, estas propuestas resolveran slo los sntomas de la crisis y no sus causas estructurales. Una primera solucin consiste en considerar que la crisis griega es un accidente que exige un retor-no a la aplicacin estricta de todas las disposiciones del Tratado de Lisboa. Si el PEC hubiera sido aplicado y si hubiera constituido un poder de control de la Comisin sobre la veracidad de las cuentas pblicas de los estados miembros, el euro no habra sufrido la crisis que se inici a comienzos de 2010. Podemos introducir dos variantes con respecto al estricto retorno a la ortodoxia del Tratado de Maas-tricht. En primer lugar, deberamos reformar los criterios del PEC, considerando que el criterio crucial se apoya en la relacin deuda pblica/PBI, puesto que sta es la variable que observan los merca-dos financieros y que resume los posibles desequilibrios de las finan-zas pblicas. Una segunda variante sera ms drstica an: instituir un procedimiento de exclusin de la zona euro para aquellos estados miembros que no pongan en orden sus finanzas pblicas. Esto sig-nificara abandonar la idea de una irreversibilidad de la adhesin al euro y de que su membresa no pueda ms que aumentar, lo que constituye la fuerza de la moneda nica. En estas condiciones, las finanzas internacionales podran seguir libradas a maniobras especu-lativas ante la anticipacin de una futura exclusin de los pases ms vulnerables. Por lo tanto, no es seguro que este mecanismo resulte atractivo para los pases miembros (las primas de riesgo de sus deu-das pblicas se elevaran, ms an si salen del euro) ni tampoco para la zona euro en su conjunto que, por su parte, perdera su atractivo.

    A este enfoque restrictivo y de inspiracin conservadora se opone la visin keynesiana que sostiene la necesidad de un gobier-no econmico de la zona euro. Propone instituir un poder colectivo de los ministros de finanzas que pueda actuar como un contrapeso frente al todopoderoso BCE, para que coordine las distintas estrate-gias presupuestarias, teniendo en cuenta posibles divergencias en las trayectorias macroeconmicas. Se tratara, entonces, de constituir un verdadero policy-mix a nivel europeo. Esta medida, avanzada desde hace mucho tiempo, nunca ha contado con la adhesin de la mayora y menos an con la unanimidad, de los miembros de la eurozona17. Cul sera la legitimidad de un proceso supranacional y tecnocrti-co que pretendiera disciplinar las decisiones de los gobiernos y par-lamentos nacionales en nombre de un bien pblico europeo, a saber, la preservacin del euro? En segundo lugar, los escpticos subrayan que los costos de coordinacin podran superar a los beneficios de-rivados de una mejora en el policy-mix europeo. El ltimo obstculo es la brecha lingstica, que hace que los anglosajones prefieran el trmino governance a gobierno, temiendo los neoliberales los peli-gros de un todopoderoso keynesianismo a nivel europeo.

    La solucin ms ambiciosa es sin lugar a dudas aquella que pretende crear un federalismo fiscal para que Europa se beneficie de un poder de tasacin y de un endeudamiento propio, que le permiti-ra disponer de un instrumento complementario para responder, por ejemplo, a las crisis financieras que obligan a la intervencin a travs de los presupuestos pblicos. Un primer paso en esta direccin po-

    La leccin es simple pero dolorosa para los promotores de Europa: cuando las finanzas privadas reemplazaron el crdito controlado por el poder pblico y la integracin financiera mundial impuso su lgica y cortoplacismo, se vio comprometido el lento proceso de integracin pro-ductiva y de innovacin institucional [...] que haba prevalecido en la UE.

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    dra ser la movilizacin del Banco Europeo de Inversiones para que emita obligaciones garantizadas para la Unin Europea, lo que exigi-ra finalmente la creacin de una fiscalidad europea, apuntando, por ejemplo, al capital para homogeneizar las condiciones de competen-cia. Resulta evidente la dificultad de una estrategia de este tipo cuan-do los gobiernos defienden firmemente la autonoma de sus polticas frente a la crisis. Por otro lado, la nocin misma de un presupuesto europeo supone que sea admitida una solidaridad ms difundida entre los estados miembros. Ahora bien, es precisamente contra este obstculo que han fracasado los planes de rescate para Grecia. Esto significa que el camino ser largo antes de que un federalismo de estas caractersticas se imponga. Existe un ltimo obstculo poltico a un proyecto de largo plazo como el del federalismo fiscal: los ms ardientes federalistas, en particular alemanes, estn dando marcha atrs, prestando, por el contrario, su apoyo a un estricto control na-cional de las directivas europeas.

    En una palabra, a dispositivos tcnicos que tratan los sntomas se oponen soluciones estructurales e institucionales para las que no existe ningn consenso poltico. La integracin europea enfrenta una crisis de grandes dimensiones en dos niveles. A escala nacional, los grupos sociales que son los perdedores de la integracin europea se reagrupan detrs de partidos de fuerte connotacin nacionalista y entran en conflicto con las lites que, por el contrario, han ganado mucho y son, sin ambigedad, pro-europeas18. A nivel europeo, la heterogeneidad creciente de las trayectorias, de las concepciones y de los intereses nacionales vuelve cada vez ms difcil la adopcin de medidas que permitan progresar hacia la puesta en comn de otras porciones de soberana.

    sta es la conclusin ms importante de este artculo.

    Conclusin: la crisis griega como reveladora del carcter incom-pleto de la Unin Europea a nivel institucional

    Los desarrollos anteriores nos traen algunas enseanzas que contri-buyen a esclarecer la situacin actual de la integracin europea:

    1. El anlisis en perspectiva histrica de este proceso, a partir de rela-ciones cruzadas entre las esferas monetaria y productiva durante ms de medio siglo, destaca la originalidad de la crisis de confianza relati-va a la deuda griega iniciada a comienzos de 2010. La UEP permiti el lanzamiento de la CECA, cuyo xito condujo al Tratado de Roma que favoreci una lenta pero pujante integracin europea. El desmo-ronamiento del sistema de Bretton Woods exigi una coordinacin monetaria para evitar que se arruine el mercado comn. Como se re-vel insuficiente frente a la amplitud de los fenmenos especulativos que habilitaba la globalizacin financiera, la mayora de los estados miembros acordaron la creacin de una moneda nica. Una dcada ms tarde, la divergencia en las capacidades de competencia, y por lo tanto, de pago, entre Europa del sur y Europa del norte se ampli tanto que la especulacin internacional se inmiscuy en el corazn de la gestin de la UE y sancion el ocultamiento por parte de los go-biernos griegos del tamao de la deuda pblica, hasta tal punto que el derrumbe de la eurozona se convirti en algo verosmil.

    La leccin es simple pero dolorosa para los promotores de Euro-pa: cuando las finanzas privadas reemplazaron el crdito controlado por el poder pblico, la integracin financiera mundial impuso su lgica y cortoplacismo, se vio comprometido el lento proceso de integracin productiva y de innovacin institucional en todo lo que significara una puesta en comn de elementos de la soberana, en particular monetaria, que haba prevalecido en la UE.

    2. Las crisis avanzan enmascaradas por el optimismo que los gobier-nos traen de su satisfaccin por haber superado la anterior. El pasaje del SME al euro es interpretado, con demasiada facilidad, como la desaparicin de las tensiones en el seno de la UE, olvidando que las crisis de tipo de cambio intraeuropeas del pasado se han trans-

    formado en un ajuste divergente de las capacidades productivas, del crecimiento y del empleo. Los presupuestos pblicos y la fiscalidad se movilizan entonces masivamente para intentar contrarrestar estas evoluciones desfavorables. Pero esto entra en contradiccin con la aplicacin del PEC, puesto que las demandas nacionales de inter-vencin superan la satisfaccin de un criterio que es percibido como tecnocrtico, algo arbitrario, que es, de hecho, una torpe herramienta para defender un bien pblico, bastante abstracto para los ciudada-nos, como el de la credibilidad del euro. Los financistas perciben este impasse y se apresuran a sacarle provecho, en primer lugar, vendiendo CDS como cobertura de riesgo de default sobre la deuda griega, luego especulando sobre la incapacidad de los mecanismos previstos y autorizados por el Tratado de Lisboa para evitar el de-fault de los pases cuya deuda se ha hecho insostenible.

    3. Los gobiernos europeos juegan un rol poco envidiable de aprendi-ces de brujo. En efecto, las autoridades pblicas haban terminado por delegar casi por completo la asignacin de los capitales a los financis-tas. Estos ltimos pasan de una especulacin a otra (crisis europea de 1993, asitica de 1997, burbuja de Internet que estalla en 2000) hasta precipitar el derrumbe del sistema financiero norteamericano luego del hundimiento del mercado inmobiliario. Los gobiernos podran haber retomado la iniciativa aprovechando la inmensidad de las ga-rantas pblicas de las entidades financieras para imponerles reglas de juego que reconciliaran innovacin y contribucin positiva a la activi-dad productiva. Como ste no ha sido el caso, de repente, olvidando por completo el origen de la explosin del endeudamiento pblico a saber, evitar una depresin mundial- los financistas han empezado a presionar a los gobiernos para que reduzcan rpidamente su deuda, a riesgo de precipitar una recada de la frgil recuperacin que se inicia con dificultad en la primavera de 2010.

    4. Sin embargo, tambin los gobiernos tienen su cuota de respon-sabilidad, en la medida que han privilegiado un enfoque cada vez ms intergubernamental en detrimento de iniciativas de carcter comunitario. Ahora bien, la arquitectura institucional y la divisin de responsabilidades entre Bruselas y los estados miembros no son viables porque no permiten hacer compatibles trayectorias que se han vuelto divergentes en trminos de crecimiento, de empleo y de financiamiento pblico. La crisis griega no slo plantea la cuestin del control de las finanzas por parte de la comunidad, sino tambin el tema de la reforma de los tratados europeos, o, en su defecto, de una rearticulacin de los procedimientos existentes y la invencin de nuevos. Se han abierto mltiples opciones, pero desgraciadamente las ms simples no estn a la altura de lo que est en juego y las ms poderosas son polticamente difciles de poner en marcha.

    Notas

    1 Se caracteriza como subprimes a aquellos crditos que tienen un nivel

    alto de riesgo de impago (Nota del Coordinador Editorial, N.C.E.).2 Adam Smith, La riqueza de las naciones, Madrid, Alianza, 2001 (ed.

    orig. 1776).3 Neil Fligstein, Euro clash. The EU, European identity, and the

    future of Europe, Oxford, Oxford University Press, 2008.4 Robert Boyer, Mario Dehove y Dominique Plihon, Les crises

    financires, Rapport du Conseil danalyse conomique, n. 50, Paris, La documentation franaise, 2004.5 Elose Steclebout, La formation des politiques conomiques

    europennes. Htrognit, changement institutionnel, processus dcisionnels, Paris, Thse EHESS, Paris, diciembre de 2004.6 Robert Boyer, The institutional and Policy Weaknesses of the

    European Union: the Evolution of the policy mix, en Benjamin Coriat, Pascal Petit, Genevive Schmeder (eds.), The Hardship of Nations: Exploring the Paths of Modern Capitalism, Cheltenham, Edward Elgar, 2006, pp. 161-187.

  • 46 Puente@Europa Puente@Europa 4746 Puente@Europa Puente@Europa 47

    7 Patrick Artus, Zone Euro: une machine infernale accrotre

    lhtrognit des pays membres, en Flash conomie, n. 131, 29 de mayo de 2010.8 Robert Mundell, What the Euro Means for the Dollar and the

    International Monetary System, en Atlantic Economic Journal, Vol. 26, n. 3, septiembre de 1998, pp. 227-237.9 Colin Crouch, After the euro. Shaping Institutions for Gover-

    nance in the Wake of European Monetary Union, Oxford, Oxford University Press, 2000.10

    Martin Feldstein, The Political Economy of the European Economic and Monetary Union: Political Sources of an Economic Liability, en Journal of Economic Perspectives, Vol. 11, n. 4, otoo de 1997, pp. 3-22.11

    Maurice Allais, Nouveaux combats pour lEurope. 1995-2002. Un Aveuglement Suicidaire, Pour une autre Europe , Paris, Clment Juglar, 2002.12

    R. Boyer, La thorie de la rgulation: une analyse critique, Paris, La Dcouverte, 1986; R. Boyer e Yves Saillard (eds.), Thorie de la rgulation. Ltat des savoirs, Paris, La Dcouverte, 2002 (ed. orig. 1995); edicin en castellano: Teora de la regulacin: estado de los conocimientos, Buenos Aires, Oficina de publicaciones del CBC, Universidad de Buenos Aires, 1997 (3 volmenes).13

    Michel Albert, Capitalisme contre Capitalisme, Paris, Le Seuil, collection lHistoire Immdiate, 1991; Bruno Amable, Rmi Barr, R. Boyer, Les systmes dinnovation lre de la globalisation, Paris, Economica, 1997; edicin en castellano, Los sistemas de innovacin en la era de la globalizacin, Madrid y Buenos Aires, Mio y Dvila editores, 2008; Bruno Amable, The Diversity of Modern Capitalism, Oxford, Oxford University Press, 2003; R. Boyer, Les capitalismes face la financiarisation et sa crise, Paris, Albin Michel, a publicarse en 2010.14

    R. Boyer, The Institutional and Policy Weaknesses of the European Union: the Evolution of the policy mix, en Benjamin Coriat, Pascal Petit, Genevive Schmeder (eds.), The Hardship of Nations: Exploring the Paths of Modern Capitalism, Cheltenham, Edward Elgar, 2006, pp. 161-187.15

    Los credit default swaps son un instrumento financiero que funcio-na como una cobertura por riesgo crediticio sobre una determinada obligacin financiera (un prstamo, un bono, etc.). El comprador del seguro paga al vendedor a cambio de proteccin en caso de que el activo financiero asegurado no sea pagado a su vencimiento o que la entidad emisora incurra en incumplimiento de los pagos parcia-les previstos por dicho activo. Cuando esto se produce, el comprador del seguro recibe una cantidad de dinero. El costo del seguro o de la proteccin es proporcional al riesgo del instrumento financiero subyacente, es decir, a las probabilidades de que dicho instrumento caiga en default (N.C.E.).16

    Andr Orlean, De leuphorie la panique, Paris, Editions de lENS et CEPREMAP, 2009.17

    R. Boyer, Le gouvernement de la zone Euro, Paris, La Documentation Franaise, 1999.18

    N. Fligstein, op. cit.