Introduccion a la Psicologia Cognitiva -Carretero Mario.pdf

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    INTRODUCCIONALA

    PSICOLOGACOGNITIVA

    Mario Carretero

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    Carretero, MarioIntroduccin a la psicologa cognitiva. - 2". ed. 2* reimp. -

    Buenos Aires: Aique Grupo Editor, 2004.288 p. ; 23x16 cm. (Psicologa cognitiva y educacin)

    ISBN 950-701-374-1

    1. Psicologa Educativa-Cognicin I. Ttulo CDD 370.152

    Copyright Aique Grupo Editor S.A.Valentn Gmez 3530 (C1191AAP) Ciudad de Buenos Aires

    Telfono y fax: 4867-7000 e-mail: [email protected] / www.aique.com.ar

    Hecho el depsito que previene la ley 11.723 LIBRO DE EDICIN ARGENTINA

    I.S.B.N. 950-701-374-1 Primera edicin 1997 Segunda edicin 1998

    Segunda edicin. Segunda reimpresin 2004La reproduccin (ota! o parcial de este libro en cualquier forma que sea. idntica

    o modificada, y por cualquier medio o procedimiento, sea mecnico, electrnico, informtico, magntico y sobre cualquier tipo de soporte,

    no autorizada por los editores, viola derechos reservados, es ilegal y constituye un delito.

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  • Como se deca en los programas radiofnicos de antao, les dedico este libro a mi madre y a mis hermanos,

    Mariluz, Jorge, Marisol y Pedro, as como a Mara y Soledad, que me estarn escuchando...

    Y a mi padre, que sin duda tambin lo estar haciendo.

  • NDICE

    Agradecimientos.............................................................. 9

    Invitacin a la psicologa cognitiva............................ 11- De diccionarios y charlas callejeras ............................ 13- La psicologa cognitiva que vino del norte hasta el sur

    (que tambin existe)................................................... 17- Vayamos por partes ................................................... 23

    1. Historia reciente de la psicologa cognitiva . . . . . . . 29- El declive del conductismo como enfoque dominante . . 31- La influencia de los tiempos modernos ................... 44- Guerra de psiglas. La sustitucin del E-R

    por el T.O.T.E ........................................................... 49- Las ideas irracionales................................................. 59- La aportacin de la psicologa europea ....................... 63

    2. Las seas de identidad.............................................. 75- Qu estudia la psicologa cognitiva?............................. 76- Cmo se procede en el estudio de la cognicin? ........ 93- Psicologa cognitiva y epistemologa:

    un juego de espejos ................................................... 97- Interdisciplina y soberana de la ciencia cognitiva ....... 106- Qu clase de representaciones?.................................. 111- Conocimiento y deseo ............................................... 115

    3. El poder de las metforas........................................ 123- La metfora computacional:

    ese chip que todos llevamos dentro............................ 124 Introd

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    a- La estructura de la memoria ...................................... 132- Los programas y el pensamiento de las mquinas ........ 142- Narratividad y recuperacin del significado ............... 159- El cerebro como metfora: los modelos conexionistas . . 164

    4. Piaget, Vigotsky y la psicologa cognitiva............... 175- El nio salvaje en medio del debate

    sobre el conocimiento ................................................ 179- La compleja obra de Vigotsky: marxismo y psicologa . . 184- La historia sin fin de Piaget: sus relaciones con

    la psicologa y la ciencia cognitiva .............................. 197- Todo lo que realmente me haca falta saber

    en la vida, lo aprend en preescolar............................ 208- Son la memoria y la experiencia alternativas

    al desarrollo?............................................................. 2205. Cuando la mente va a la escuela ............................ 235

    - De la utilidad de la psicologa cognitivapara la educacin....................................................... 237

    - El alumno como turista accidental.............................. 245- El aprendizaje es un proceso constructivo interno........ 250- Es posible ensear cualquier concepto a

    cualquier edad de manera intelectualmente honesta? . . 255- Cul es el papel de la memoria en la educacin? ........ 258

    Notas ............................................................................ 261

    Referencias Bibliogrficas .......................................... 265

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  • Agradecimientos 9

    A la realizacin de este libro contribuyeron algunas personas sin las cuales no hubiramos llegado a trmino. Si esta ltima parada del trayecto que supone el fin de toda obra nos ha conducido o no a buen puerto es algo que slo el lector puede juzgar. A nosotros nos cumple reconocer agradecidamente la labor de nuestros colegas de Madrid y Buenos Aires, ya que estas pginas se han gestado en estos dos lugares. Por parte argentina, Marta Libedinsky, de la Universidad de Buenos Aires, me ofreci sugerencias de inters y Mara Sol Dorin y Ana Lpez revisaron con acierto manuscritos y bibliografa. En la Universidad Autnoma de Madrid, Mikel Asensio, Jos A. Len, Angel Rivire y Margarita Limn leyeron y releyeron el manuscrito haciendo numerosas sugerencias que hemos intentado incorporar. Esta ltima, como es habitual en ella, llev a cabo una eficacsima labor de documentacin y supervisin sin la cual hubiera sido materialmente imposible entregar en plazo.

    Las pginas que siguen se vieron contrastadas con la opinin de alumnos y colegas en numerosos cursos sobre cuestiones cognitivas en distintas universidades de Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Espaa, Mxico y Venezuela. Fueron precisamente dos colegas iberoamericanas, Angela Ber- mdez, de la Universidad Javeriana de Bogot y Beatriz Tor- nad, de Aique, las que me convencieron de que este trabajo poda resultar til en el contexto iberoamericano para difundir las ideas cognitivas. En los ltimos aos, los debates y actividades en instituciones como las mencionadas sobre todo en Argentina no slo me han hecho compartir los debates cognitivos con colegas de los que he podido aprender mu- Intr

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    cho, sino que me han hecho ver ia enorme riqueza cultura] y humana que supone sentirse miembro de la comunidad iberoamericana. En este sentido, y dicho en la jerga cognitiva, simplemente quiero expresar mi agradecimiento por haber recibido una reconfiguracin de mi software cultural bsico. Durante el proceso de produccin, el equipo de Aique, y en especial Cecilia Repetti y Adriana Llano, hizo gala de una gran paciencia y nimo en la persecucin y obtencin del manuscrito final, adems de una eficacia probada en el dficil arte del cuidado de la edicin.

    Por ltimo, los agradecimientos que vienen a continuacin no se deben a nada en particular y es eso precisamente lo que los hace tan particulares. Con Rosita Rottemberg, una vez ms y a pesar de las dificultades, aprendimos que el criterio para distinguir la realidad escrita de la grafa fantasa, es que la primera se queda y la segunda termina yndose. Sin duda, es incalculable lo que todas las pginas que siguen le deben. Con respecto a las personas humanas mencionadas en la dedicatoria, es dficil que uno pueda decir algo que no sea una trivialidad y de las trivialidades es justamente de lo que ha intentado huir este libro.

    Madrid (Tres Cantos) y Buenos Aires (Paiermo Viejo),1995-1996.

  • Invitacin a la psicologa cognitivaCuando acept escribir este libro la tarea me pareci

    apasionante, necesaria e ilusamente sencilla. Resultaba sin duda atrayente tratar de asomarme a mi propia disciplina para ofrecer una perspectiva global que le pudiera resultar til a propios y extraos. A unos, para contemplar cmo estn las cosas por los territorios del estudio del conocimiento a los cuarenta aos de la aparicin de los afanes cognitivos y a otros, para tener una manera manejable de acercarse a una disciplina que ha alcanzado ya un auge notable tanto en Espaa como en Amrica Latina. La necesidad proceda de la demanda, que haba escuchado en numerosas actividades acadmicas, acerca de una obra que en un nmero limitado de pginas y sin demasiados tecnicismos pudiera exponer una visin general de la psicologa cognitiva. Cada vez que en los ltimos meses postergu la entrega de estas pginas, la ilusin acerca de la supuesta facilidad de la tarea se iba desvaneciendo. No cabe duda de que cuando se intenta explicar con claridad y sencillez cosa que hemos intentado honestamente los supuestos generales de un enfoque, es muy posible que surjan ms dudas de las que uno supona. Algunas certezas experimentales se desvanecen en cuanto se intenta repensarlas segn la significatividad cotidiana. El conocimiento acadmico es seguro y confiable pero a veces slo sirve para asegurar el propio modus vivendi. Adems, este libro se presenta en una coleccin dedicada precisamente a Psicologa cognitiva y educacin, y todo lo que tiene que ver con la enseanza siempre implica un cierto compromiso didctico, una suerte de ponerse en el lugar de la comprensin del otro.

    As es que la cosa se pona cada vez ms difcil. Esta materia es fascinante, pero cmo presentarla en doscientas p Intr

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    ginas de forma que la actualizacin, la relevancia y la ausencia de trivialidad se fundieran en un mestizaje con sentido? Por si esto fuera poco, creamos que era preciso reflejar la manera en que el estudio de los procesos cognitivos se ve en el mbito de lengua espaola, que no tiene por qu coincidir siempre con el ambiente anglosajn. As es que una vez descartada la creencia de que esta obra resultara fcil, intentamos sacarla adelante con la mayor dosis posible de sentido comn .

    Por otro lado, creimos que tambin era el momento de hacer un libro que adems de entenderse tuviera tanto de cabeza como de corazn. Por tanto, queremos advertir que nadie espere en la evaluacin del estado del arte, que supone toda introduccin a cualquier materia, una objetividad escrupulosa. En cierto sentido, esta obra es ms una invitacin que una introduccin propiamente dicha. Dicha invitacin se ha hecho desde el legtimo derecho a equivocarse y con el riesgo que siempre implican las certezas que no se basan en los marcos rgidos de las escuelas. Verbigracia, es muy posible que los piagetianos encuentren estas pginas muy cognitivas, y por su parte los cognitivos quiz las consideren demasiado piagetia- nas. A lo mejor, los partidarios de Vigotsky no estn de acuerdo en la manera en que este autor aparece en la particular foto de familia que aqu se ha dibujado, y hasta podra ser que los que se sitan junto a Freud piensen que no se hace ningn favor hacindolo ir de la mano del cognitivismo. En otras palabras, este libro supone, para bien y para mal, una visin personal de cmo estn las cosas por los lares psicolgicos, en general, y cognitivislas, en particular. Esf escrito con apasionamiento pero tambin con reflexin, que hemos intentado ponga sistemticamente en duda nuestras propias convicciones. Creemos que tanto la ciencia como las humanidades y la psicologa participa por igual de las dos estn hechas para hacerse preguntas, por mucho que inquieten, y que el tiem-

  • po de las grandes banderas ya ha pasado. En realidad, la ma- 13 yora de las escuelas psicolgicas, incluida la presente, slo pueden explicar de manera cabal una parcela del comportamiento humano. Y esto se constituye tanto en una tozuda realidad como en una imperiosa razn para tratar de establecer las bases de un dilogo entre enfoques. Si con todo esto logramos transmitir al lector la necesidad de tener una opinin propia acerca de todos estos asuntos, nos daremos por muy satisfechos.

    De diccionarios y charlas callejerasSi uno pasea por las calles de Buenos Aires, es bastan

    te habitual escuchar trminos como acompaante contraf- bico, relacin perversa, deberas correrte de ese lugar, bueno, t sabes... la contratransferencia..., entonces l me psicopate, hace falta otra mirada y otras expresiones parecidas. Como se sabe, en los mbitos porteos es frecuente el vocabulario de corte psicologista escorado ms bien hacia el lado del divn y similares. Por el contrario, si el acercamiento urbano del que hablamos se produce en algn cenculo psicolgico de Madrid, es muy posible que oigamos hablar de no pude recuperar la informacin, tu razonamiento est sesgado, fulano no codifica nada y otras expresiones cercanas a stas. Es muy probable que el lector est pensando que la razn de esta obvia diferencia reside en la influencia que ejercen distintas teoras en la cultura y vida cotidiana. Hasta ah, nada nuevo bajo el sol.

    Sin embargo, este asunto puede tener ms importancia de lo que parece, porque muestra de manera anecdtica cul es la predominancia de unas teoras sobre otras en diferentes contextos. En este sentido, siempre he defendido la utilidad Intr

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    14 que tiene para los psiclogos y para cualquier profesin- tratar de explicar a otras personas, legas en la materia, cules son los conceptos bsicos de nuestra disciplina y a qu nos dedicamos. Por ejemplo, siguiendo con nuestra comparacin inicial, podemos por un momento jugar a comprender la mirada del otro e imaginar que le explicamos a alguien, ubicado en la calle Corrientes, qu es una sobrecarga de la memoria a corto plazo, un proceso de chunking(l), o una recuperacin ineficaz. Por supuesto, tambin deberamos pensar en clarificarle a algn amigo, situado en la Puerta del Sol, qu es una relacin perversa o un acompaante contrafbico. Si quisiramos llevar a cabo esa tarea aparentemente sencilla, nos encontraramos ante la necesidad de realizar una construccin, entendiendo sta no slo en un sentido terico, sino tambin como una tarea propia de los albailes. Es decir, necesitaramos colocar un concepto apoyado en otros conexos, de tal forma que se sostuvieran entre s formando uno de esos entramados llamados teoras. No cabe duda de que en ambos casos, los edificios resultantes seran muy diferentes. En buena medida, este libro pretende contribuir a la difusin de los lmites semnticos de los conceptos y trminos de la psicologa cognitiva, incluidas sus ventajas e inconvenientes, sus posibilidades y limitaciones, en aras de una mejor albai- lera cognitiva, valga esta redundante expresin.

    S consideramos este asunto desde un punto de vista ms exhaustivo y disciplinar, podemos pensar que las teoras cambian en la medida en que tambin lo hacen sus conceptos esenciales, terminen influyendo o no en la cultura de la vida cotidiana. Posiblemente, una de la mejores maneras de evaluar la intensidad de dichos cambios sea considerar los vocablos que usan las teoras cientficas, pero de una forma ms detallada que atendiendo a las charlas callejeras, por ms fascinantes que stas puedan ser. Y hasta la fecha, las listas ms

  • completas de esas armas arrojadizas y bien dispuestas que 15 son los trminos acadmicos, suelen ser los diccionarios especializados. Evidentemente, esos catlogos de todo lo que uno quera saber sobre una materia y nunca se atrevi a preguntar, nos dan una buena medida de en qu estado se encuentra la disciplina en cuestin.

    Por supuesto, a todos nos gustara tener a nuestra disposicin una obra sobre psicologa como la de la Real Academia, o incluso mejor un Mara Moliner (2) que con su exquisita perspicacia hilvanara el uso y el precepto, y nos solucionara de paso todas nuestras inseguridades conceptuales con una simple y sola consulta. Desgraciadamente, en la actualidad eso viene a ser bastante difcil y es menester conformarse con menos. Por ejemplo, cuando en los aos setenta realizbamos los estudios de grado, siempre nos extra que algunos trminos hubiera que buscarlos, por ejemplo, en la obra de Laplanche y Pontalis (1967), Diccionario de Psicoanlisis, y otros en el diccionario de Battro (1966) sobre trminos piagetianos. No obstante, lo que manejbamos con ms frecuencia era el diccionario de Pieron (1950), que tiene un carcter ms general. Pero evidentemente, en la actualidad deberamos buscar algo ms reciente porque las disciplinas cientficas, al igual que las personas, tienen la mala costumbre de cambiar con el tiempo.

    De esta manera, si consultamos dos de los diccionarios mejor acabados de psicologa cognitiva (Eysenck, 1990 y Gre- gory, 1987), nos encontramos con que una buena parte de los trminos all definidos se han incorporado a la psicologa que se cultiva actualmente en la mayora de los pases en los que el estudio acadmico del conocimiento y el comportamiento humano ocupa un lugar de importancia. Podemos poner por caso la relevancia que ocupa en el mbito educativo la distincin entre conceptos y procedimientos, que es una Intr

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    derivacin directa de las ideas cognitivas sobre conocimiento declarativo y procedimental. As, en el caso del Diccionario Oxford de la Mente (Gregory, 1987), resulta difcil saber si versa sobre el enfoque cognitivo o sobre la psicologa en el amplio sentido del trmino, habida cuenta de la frecuencia con que suelen usarse los trminos all incluidos en el quehacer psicolgico. Como se ver en el captulo 2 de esta obra, algo similar viene ocurriendo tambin con los manuales o textos universitarios dedicados a la psicologa cognitiva ya que parecen haber sustituido a los manuales de psicologa general.

    En definitiva, no le decimos nada nuevo al lector si afirmamos que en los ltimos cuarenta aos, aproximadamente, la psicologa ha conocido un proceso de profunda transformacin que ha dado lugar a la implantacin de lo que se ha solido denominar psicologa cognitiva, la cual a su vez, unida a otras disciplinas, ha contribuido a la aparicin de la ciencia cognitiva. En el primer captulo se expondr con ms detalle que dicha tendencia se encuentra emparentada con las contribuciones europeas de entreguerras, que realizaron los primeros avances en el estudio de la mente humana y ha experimentado una notable consolidacin gracias a la influencia de las ciencias de la computacin y la informacin, as como de la lingstica, la antropologa y otras disciplinas. Todo ello ha supuesto un proceso de cambio que algunos han definido como una revolucin en la investigacin psicolgica de numerosos pases de Europa y Amrica, aunque el propio concepto de cambio brusco en este sentido resulte algo discutible, como se ver en los dos primeros captulos.

    El principal objetivo de este enfoque es el estudio cientfico de los procesos cognitivos que realiza la mente humana para conocer su entorno, y que pueden estar relacionados directa o indirectamente con el comportamiento. En dicho empeo ha cumplido una funcin muy importante la llamada

  • metfora computacional, es decir la comparacin entre c- 17 mo trabaja la mente humana y los procesos que sigue dicha mquina en su funcionamiento, sobre todo en lo que concierne a su estructura bsica y a su software. Por esta razn, le dedicaremos un espacio importante al anlisis de dicha metfora, as como a la aparicin de otras metforas posteriores, como son las que tienen que ver con la narratividad, por un lado, y el funcionamiento del cerebro, por otro.

    La psicologa cognitiva que vino del norte hasta el sur (que tambin existe)

    Los dos objetivos fundamentales que pretendemos conseguir con esta obra son los siguientes. En primer lugar, presentamos una visin que intenta ser breve, clara e introductoria de los objetivos y supuestos fundamentales de la psicologa cognitiva en la actualidad. Nuestra pretensin es que estas cuestiones le puedan ser tiles a cualquier persona interesada en el tema, pero particularmente a los que se dedican a la educacin. Las implicaciones de nuestra disciplina para la educacin se presentan especficamente en el ltimo captulo. Hemos pretendido hacer todo esto de tal forma que la divulgacin no impida la oportuna reflexin, de forma que el lector encuentre elementos suficientes para cultivar una posicin propia y crtica.

    Esto nos parece particularmente importante tratndose de una ciencia hbrida como es la psicologa, a caballo siempre entre lo social y lo individual, y siendo tan frecuente la recepcin de este tipo de saberes de manera importada y sin que pasen por la aduana de las posiciones propias y las identidades culturales de cada lugar. Creemos que los pases que estamos en la periferia de la produccin cientfica mundial,

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    18 debemos compatibilizar la labor en pos de la actualizacin de nuestros conocimientos con la posibilidad de poseer una posicin original e incluso defenderla en los foros acadmicos internacionales. Una vez ms, es preciso recordar la frase de mi tocayo Benedetti el sur tambin existe.

    De hecho, como podr verse en pginas posteriores, algunas de las visiones que presentamos en relacin con este enfoque no coinciden con las que pueden encontrarse al uso en muchos manuales. Ello se debe no slo a lo que se acaba de expresar, sino a la conviccin del autor de que con frecuencia los conceptos fundamentales de las disciplinas, a fuer de exponerlos de manera cansina y tradicional, llegan a tri- vializarse. Los efectos de esta trivializacin solemos padecerla, y quiz tambin fomentarla malgr nous, los que nos dedicamos a la docencia universitaria. Por ejemplo, se suelen presentar las teoras cientficas como rivales y como si inequvocamente se fueran superando unas a otras vocablo estlido donde los haya.

    Como se ya se ha indicado, este libro versa sobre uno de los enfoques actuales de la psicologa, pero no por ir llenando estas pginas, dejamos de ser conscientes de las limitaciones de lo que vamos exponiendo. As, partimos ms bien de la necesidad de integrar, en la medida de lo posible, las aportaciones de distintas tendencias y de mantener un dilogo entre ellas, habida cuenta del incipiente y limitado desarrollo del estudio del ser humano al final del siglo veinte. Creemos que aunque estos tiempos que corren han marcado un auge del cognitivismo, tambin se caracterizan por el ocaso de las grandes banderas. Times are changing deca Bob Dylan en los felices sesenta y ms que van a cambiar, afirmaba el otro y la honestidad intelectual obliga sin duda a reconocer que ya no es posible mantener el predominio de uno u otro enfoque en los estudios psicolgicos actuales, y mucho

  • menos en su aplicacin a la educacin. Sabemos que el eclec- 19 ticismo no suele tener buena prensa, pero estamos firmemente convencidos de que son necesarios interfaces o mecanismos de traduccin entre los distintos diccionarios que mencionbamos prrafos atrs. De esa manera iremos desbrozando el camino para un futuro Mara Moliner que nos ayude a construir un saber psicolgico mejor que el actual.Esto est ocurriendo en muchos otros mbitos de la cultura y la ciencia contemporneas, y se debe sencillamente a que la realidad demuestra una vez ms ser tozuda y plantear muchos ms problemas y situaciones significativas de las que pueden abordarse y explicarse desde teoras particulares, que a menudo fueron diseadas para un solo mbito del comportamiento humano y explican mal los dems.

    Este libro, y la coleccin en la que se incluye, se ha producido pensando en el contexto de los pases iberoamericanos de ambos lados del Atlntico. Por tanto, creemos que resulta pertinente considerar, aunque sea brevemente, cmo se ha producido la recepcin y desarrollo de los trabajos cogni- tivos tanto en Espaa como en otros pases de Latinoamrica. Es sta una cuestin en la que es posible que nos llevemos alguna sorpresa. Resulta imposible olvidar que el libro que le dio nombre a la disciplina Cognitive Psychology de Neisser (1967) fue traducido en 1976, por una editorial mexicana, que tambin public la obra de Ausubel (1968) (3) que usaba el mismo adjetivo por las mismas fechas, cuando en Espaa este enfoque era considerado una rara avis que sobrevolaba, con muchas dificultades, el espacio areo dominado entonces por los conductistas.

    Por cierto, en dicha versin se uso el trmino cognoscitiva. Probablemente, hubiera sido deseable seguir empleando esa denominacin en vez de cognitiva, que sin duda resulta una traduccin literal cercana al anglicismo. Una

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    20 vez ms los hechos consumados se impusieron. En todo caso, podemos observar tambin que en Argentina se traduca al comienzo de los setenta la obra de autores centrales para el cognitivismo como Miller, Norman y Bruner. Por el contrario, hasta el comienzo de los aos ochenta en Espaa no puede hablarse en absoluto de publicaciones de tipo cognitivo. Todo ello haca pensar que hubiera debido producirse en pases como Argentina o Mxico un progresivo acercamiento hacia las posiciones cognitivas durante los setenta y ochenta. Sin embargo, esto no fue as y es desde finales de los ochenta cuando se est llevando a cabo ese movimiento en Latinoamrica. Al lado oeste del Atlntico sigue siendo muy sorprendente que apenas haya representacin cognitiva en los planes de estudio de las universidades de habla espaola y portuguesa, lo cual choca con la gran cantidad de obras traducidas y publicadas sobre este enfoque que estn a disposicin del pblico. De hecho, en buena medida es ms frecuente encontrar una aproximacin a lo cognitivo en el mundo de la educacin que en el de la psicologa propiamente dicha. Sin embargo, parecen existir indicios suficientes para pensar que este estado de cosas est cambiando con rapidez.

    Por su parte, lo que ocurri en Espaa es en realidad bastante curioso y sin duda resulta digno de un anlisis ms detallado. Para el propsito de estas pginas, valga decir que hacia 1980, aproximadamente, la corriente cognitiva irrumpe con fuerza y sufre un desarrollo muy rpido, tanto en materia de libros y revistas como de congresos nacionales e internacionales, investigaciones, tesis doctorales, etc., hasta finalmente lograr un gran impacto a travs de la reciente reforma de los planes de estudios universitarios, en proceso de aplicacin desde principio de los noventa. Si observamos la cantidad de materias de tipo cognitivo que existen en dichos planes, vemos que realmente son un nmero considerable.

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  • rAhora bien, cmo se ha desarrollado en Espaa la psi- 21 cologa cognitiva? Aun con riesgo de simplificar el estado de la cuestin, es preciso decir que durante un tiempo dicha recepcin ha sido un tanto acrtica e imitadora de los modelosianglosajones. Por ejemplo, si examinamos la bibliografa citada en numerosas tesis doctorales o proyectos docentes universitarios sobre materias cognitivas, nos podemos encontrar con la paradoja de que la bibliografa citada es exclusivamente en lengua inglesa, aunque exista obra escrita en espaol al respecto; curiosamente, en muchos casos se presentan revisiones bibliogrficas que no son realmente necesarias y que resultan mucho ms exhaustivas que las de obras anglosajonas comparables. En realidad, est siendo en los ltimos aos cuando en Espaa se empieza a producir una investigacin cognitiva con ideas propias que tiene una creciente presencia en los foros internacionales. En cualquier caso, queremos dejar claro que nos parece encomiable el grado tan importante de actualizacin y modernizacin que ha sufrido la investigacin psicolgica en Espaa. Solamente pretendemos poner de manifiesto que dicha actualizacin debe tener tambin en cuenta las perspectivas propias de cada sociedad.

    La necesidad de buscar estas ideas propias a las que modestamente pretende contribuir este libro nos puede proporcionar algunos casos curiosos de lo que podramos llamar ocasiones perdidas. Por.ejemplo, advirtase que la traduccin de Pensamiento y Lenguaje de Vigotsky que por recomendacin de Bruner se realiz en Estados Unidos en 1962, fue rpidamente incorporada a la bibliografa latinoamericana por una editorial argentina. As, es posible recordar que podamos leer a Vigotsky en los aos sesenta y setenta, casi al mismo tiempo que en los pases anglosajones. Adems, solamos disponer tambin de una cierta cantidad de trabajos de otros autores rusos cercanos como Luria y Leontiev que, en

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    el caso de Espaa, comprbamos a escondidas en las trastiendas como libros no permitidos.

    Sin embargo, es preciso reconocer que no les hicimos mucho caso, ni en Europa ni en Amrica. En Espaa, concretamente, lo nico que nos resultaba atractivo de los autores soviticos es que eran considerados fruta prohibida por el rgimen franquista. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente cientfico, Vigotsky era un autor de mucha menor importancia que Piaget y casi me atrevera a decir que Wa- llon. Cuando ahora nos encontramos en pleno auge de lo que algunos han considerado la revolucin sociocultural (Voss, Willey, Carretero. 1995), cabe preguntarse por qu tuvimos a Vigotsky en la estantera equivocada durante tanto tiempo? Por qu creimos que era sobre todo marxista, cuando sobre todo era un gran psiclogo?

    La respuesta obvia n la que est pensando el lector es que ahora lo leemos desde otra posicin. Tenemos otra mirada, se dira en lenguaje psicoporteo. Y cul es entonces? Sin duda dicha posicin no deriva directamente del propio impacto vigotskiano, sino de la influencia que dicho autor est teniendo en los ambientes anglosajones y que a los pases de habla espaola nos llega a travs de un juego de espejos. Es decir, probablemente es la progresiva tendencia a ver al sujeto humano en un contexto social y el agotamiento de los modelos puramente estructurales sean piagetiano-logicistas o cognitivo-computacionales lo que ha producido un auge de la teora sociocultural. Pero, era ste un camino que hubiramos podido recorrer por nuestra cuenta en los aos setenta? Tendra ahora la misma importancia Vigotsky si una parte de la actual psicologa cognitiva y educativa internacional no se estuviera entregando en sus brazos? Por qu un autor que se reivindica marxista llega a tener tanto auge en un contexto cultural tan liberal e individualista como el nortea-

  • mericano? Aunque las respuestas a este tipo de preguntas re- 23 sulten difciles o incmodas, parece importante cuando menos plantearlas. Esta obra se ha concebido para intentar proporcionar algunos elementos que permitan una reflexin sobre nuestra labor en el marco del mundo iberoamericano.

    Vayamos por partesEn el primer captulo, hemos abordado el contexto his

    trico reciente en el que surge la orientacin cognitiva, sobre todo en lo que tiene de enfrentamiento con el conductismo.Aunque estas cuestiones son relativamente conocidas, nos ha parecido necesario e imprescindible analizar con cierto detalle estos momentos fundacionales porque nos pueden ayudar a ver con claridad cules eran los objetivos iniciales del movimiento y hasta qu punto los podemos dar por cumplidos en la actualidad. Este anlisis nos puede permitir tambin determinar si resulta apropiado hablar de revolucin o simplemente se trataba de una especie de reconversin de la psicologa anglosajona. Una novedad importante de este captulo, comparado con las versiones ms habituales al uso, es que le hemos concedido una especial atencin a la aportacin que la psicologa europea ha venido haciendo al movimiento cognitivo desde sus comienzos. En buena medida, creemos que esto resulta de especial importancia en el contexto latinoamericano, donde la cultura europea ha cumplido siempre un papel diferente de la norteamericana. En este sentido, dichas cuestiones permitirn enlazar este captulo con el tercero que versa sobre el desarrollo cognitivo y el aprendizaje, en el que se presentan con mayor detalle las aportaciones de Vigotsky y Piaget. 3

    En el segundo y tercer captulo hemos incluido una ca- b

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    24 racterizacin de la disciplina, tal y como se viene entendiendo sobre todo en las dos ltimas dcadas. Podramos haber optado por presentar una visin general de los estudios cog- nitivos ms tpicos sobre atencin, memoria, categorizacin, lenguaje, etc. Como esta empresa resultara imposible de abordar cumplidamente, incluso en un espacio mucho mayor que ste, hemos optado por presentar una sntesis de las que nos parecen caractersticas esenciales de este enfoque, algo as como el mnimo comn denominador de los intentos cog- nitivistas. Es decir, entendimos que para una obra introductoria resultaba ms oportuno un anlisis de las seas de identidad. Algo que algunos autores han denominado metapos- tulados o estrategias de investigacin, entre las cuales cumple un papel fundamental la metfora del ordenador y sus derivaciones. Pero esta concepcin no es en la actualidad la nica que se utiliza para comprender la mente humana. En la ltima dcada han surgido con fuerza dos metforas ms: una tiene que ver con la narratividad y otra con el mismsimo cerebro. Hemos considerado estas tendencias como movimientos a izquierda y derecha respectivamente de la metfora com- putacional, otorgndoles a dichas direcciones un uso a la vez puramente metafrico.

    Este anlisis se realiza en el contexto de los cambios habidos en la disciplina en los ltimos aos. En este sentido, s tomamos la que se considera fecha de nacimiento de este enfoque, 1956, la publicacin de este libro se lleva a cabo tras cuarenta aos de desenvolvimiento y auge. Cuatro dcadas parece un tiempo prudencial y a la vez abundante para preguntarse cuestiones tales como si dicho predominio perdurar, si se han conseguido avances realmente importantes en estas dcadas o si el futuro nos depara cambios igualmente drsticos. Hace slo una dcada todava se hablaba de la revolucin cognitiva (p.e. Gardner, 1985). Estos das se ha lle-

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  • rgado incluso a usar la expresin ms all de la revolucin 25 cognitiva (Bruner, 1990). Estamos realmente ms all? Por otro lado, es preciso tener en cuenta que a medida que ha ido pasando el tiempo, el trmino cognitivo ha ido adquiriendo significados cada vez ms diversos. Esto obliga tambin a plantearse cuestiones como en qu consiste en la actualidad el enfoque cognitivo? o cules son sus diferencias con orientaciones como la piagetiana o la vigotskiana? Cuando se habla de aspectos cognitivos en mbitos como la personalidad o la clnica, se refieren los autores al mismo cognitivismo de orden computacional? Obviamente, el lector no encontrar respuesta acabada a todas estas preguntas, pero s una invitacin a transitar el camino aventurado de construir un conocimiento propio al margen de las certidumbres absolutas.

    Los contenidos del cuarto captulo, que obviamente parte de las herencias de Piaget y Vigotsky y se ampla a las perspectivas actuales, trata de presentar una visin actualizada de las relaciones entre el desarrollo cognitivo y el aprendizaje. Como se ha indicado anteriormente, en este caso incluimos lo que han sido aportes sustanciales al nacimiento y desarrollo de la psicologa cognitiva, sin las cuales el resultado actual de este enfoque sera muy otro. Por tanto, mantenemos que tanto Piaget como Vigotsky son autores cognitivos de pleno derecho y no slo precursores de dicho movimiento. Por otro lado, incluimos tambin las crticas que suscitan dichas posiciones y los problemas que creemos seguirn siendo objetivo de los investigadores en los prximos aos. Y ya que hemos indicado varios recuentos cronolgicos en estas pginas, quiz no est de ms recordar que a los cien aos del nacimiento de ambos gigantes de nuestra disciplina, es espe- rable que la comunidad cientfica internacional se pregunte cul es el balance que tenemos al cabo de la calle. De alguna, y quiz de todas las maneras, este cuarto captulo pretende Intr

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    26 ser una modesta contribucin a esta conmemoracin y estado de cuentas que supone 1996 para las teoras de Piaget y Vi- gotsky.

    Como se indic anteriormente, uno de los objetivos de este trabajo reside en presentar las implicaciones que tiene la psicologa cognitiva para la educacin. Por este motivo, el ltimo captulo est dedicado explcitamente a dicho tema, aunque debemos reconocer que la mayora de los ejemplos o de las cuestiones relevantes que se plantean en este texto proceden de contextos educativos. No en vano, sta es la actividad central del autor y es la causa principal de que esta obra se publique en una coleccin sobre Psicologa cognitiva y Educacin. Para los que se acerquen a este libro desde otros mbitos, es preciso decir que la educacin no est considerada en este caso de manera restrictiva, sino en sentido amplio, como una de las actividades humanas ms hermosas y relevantes, que por supuesto no se pueden limitar al mbito escolar. Es decir, cuando aqu hablamos de educacin estamos considerando bsicamente el proceso humano de adquisicin de conocimiento, ya sea en mbitos formales o informales, que suponga pasar de un estado menos avanzado a otro ms avanzado o equilibrado. En este sentido, se sabe que para el mbito educativo la cuestin de las relaciones entre desarrollo y aprendizaje es de primordial importancia. Por esta razn, el ltimo captulo guarda relaciones con toda la obra, pero sobre todo con el cuarto y algunas partes del tercero.

    Dado el carcter introductorio de este libro, hemos procurado citar sobre todo obras traducidas al espaol y que son accesibles tanto en Espaa como en Latinoamrica. Por supuesto, como es habitual en obras introductorias como sta, hemos preferido no abrumar al lector con innecesarios gestos eruditos. En las Notas que aparecen al final de la obra se han incluido algunas breves aclaraciones que parecan ineludibles.

  • Como suele decirse, el juicio sobre hasta qu punto hemos conseguido los propsitos mencionados slo lo dar el tiempo, que tanto para el vino como para cualquier otro asunto serio es el juez implacable que pone a cada cosecha en su lugar. A nosotros slo nos resta desearle al lector lo mismo que a nuestra propia disciplina. Es decir, que el camino sea largo en experiencias y conocimientos, como deca el poeta Kavafis en su Viaje a haca, y que si usa este libro para iniciarse en esta materia, esta parada sea solamente la primera de muchas etapas. Si eso ocurre, estaremos felices de ver que nuestra invitacin ha sido aceptada.

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  • 1Historia reciente de la psicologa cognitiva

    Uno de los sntomas ms evidentes de que un nuevo enfoque o disciplina se ha impuesto en el mbito cientfico es que comience a considerarse su historia y en ello se le juzgue como la posicin dominante. Esto es lo que ha venido sucediendo en el caso de la psicologa cognitiva, ya sea en su consideracin por separado o en relacin con la ciencia cognitiva. As, son ya numerosas las obras en las que se muestra un anlisis histrico de la aparicin y consolidacin de este enfoque. Algunas son de tipo autobiogrfico (Bruner, 1983) o representan una posicin prospectiva personal (Mandler, 1985; Vrela, 1988), mientras que otras contienen una visin ms completa y exhaustiva de los avatares de esta disciplina (Bux- ton, 1985). Entre estas, ltimas destacan por su amplitud y ex- haustividad las de Gardner (1985) y Baars (1986). En ambos casos se traza con claridad y lucidez la evolucin, retos y contradicciones del enfoque cognitivo al hilo no slo de la marcha de la psicologa como ciencia experimental sino tambin, como va siendo cada vez ms frecuente e iluminador, en estrecha relacin con su trasfondo filosfico. No en vano la psicologa cognitiva se nos presenta cada vez ms como la cien- Intr

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    30 cia experimental del conocimiento, como el instrumento que nos permite encontrar la solucin a los grandes debates que la filosofa y la epistemologa han planteado desde hace siglos.

    En cualquier caso, resulta casi un tpico afirmar que la orientacin cognitiva goza en la actualidad de una posicin de privilegio. Lo que surgi en los aos cincuenta y sesenta como una tendencia innovadora pero todava discutible y dubitativa se ha consolidado y extendido con fuerza a casi todas las reas de la psicologa. As, por poner slo unos breves ejemplos, diremos que hoy da se trabaja en una psicologa social cognitiva (p.e. Wyer y Srull, 1984); en el mbito de la personalidad se investigan abundantes conceptos cognitivos (Avia y Snchez Bernardos, 1995) como son los constructos personales u otros, e incluso en el terreno de la clnica se utiliza con frecuencia la modificacin de conducta cognitiva o la terapia racional-emotiva que tiene una clara influencia cognitiva (Ellis, 1962). En qu consiste el enfoque u orientacin cognitiva? Ms adelante lo veremos en el captulo 2, sobre todo en lo que se refiere a sus supuestos fundamentales. En este captulo quisiramos tratar sus orgenes inmediatos, que no pueden considerarse al margen de los del resto de la psicologa. Como se ha indicado en la invitacin de las pginas anteriores, con la exposicin de dichos orgenes pretendemos seguir la vieja mxima de que las posiciones cientficas actuales se comprenden de manera ms adecuada si se conoce con detalle el contexto en el que se han generado.

    Otro ndice manifiesto de la firmeza con que se ha impuesto el enfoque cognitivo es no slo la enorme extensin del trmino en numerosos libros y revistas sino, sobre todo, la publicacin de manuales y libros de lecturas bajo la denominacin, en la mayora de los casos, de psicologa cognitiva. As, desde la aparicin del libro de Neisser (1967) que dio nombre

  • ra la disciplina y que en cierta medida se haba visto precedido 31 por Studies in Cognitive Growth de Bruner, Olver y Greenfield (1966) y posteriormente del de Lindsay y Norman (1972) Human Information Processing han aparecido casi dos decenas con orientaciones similares aunque no idnticas (vase p. 81).

    El examen pormenorizado de estas obras nos ser de utilidad ms adelante. Por el momento, slo queremos referirnos a sus captulos introductorios, es decir a aquellos en los que se refieren los orgenes ms inmediatos de la psicologa cognitiva. No obstante, quiz convenga anunciar que dichos manuales han venido a sustituir a los libros de texto de psicologa experimental y es creciente la similitud incluso con los manuales de psicologa general. Todo ello hace pensar en la progresiva cognitivizacin de nuestra disciplina que, en realidad, era ya un hecho a finales de los setenta, como puede verse en las fechas de las publicaciones anteriormente mencionadas. Es decir, por aquel entonces la psicologa cognitiva ya haba dejado de ser una disciplina prometedora para convertirse en un enfoque dominante, como puede verse en la profusin de manuales al respecto, aunque en los ambientes de habla hispana eso fuera ms bien ignorado. Cercanos ya al tercer milenio, la etiqueta sigue siendo la misma y los textos mencionados continan teniendo vigencia, aunque sin duda algunas cosas hayan cambiado en la ltima dcada, sobre todo en lo que se refiere a la metfora o modelo bsico que orienta los trabajos, tanto empricos como tericos (vase el captulo 3).

    El declive del conductismo como enfoque dominanteCon leves diferencias, en la mayora de las publicacio

    nes de nuestro mbito, que suelen ser de origen anglosajn,

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    32 se relata la misma historia reciente, que viene a ser ms o menos la siguiente. El estudio de los procesos cognitivos se inicia de forma sistemtica hacia 1956 aproximadamente. Suele citarse ese ao como fecha concreta de la aparicin del cog- nitivismo en el panorama cientfico e intelectual porque en dicho ao se publicaron tres obras que llegarn a tener un impacto decisivo en el desarrollo posterior de este enfoque: concretamente, A Study of Thinking de Bruner, Goodnow y Aus- tin (1956), Syntactic Structures de Chomsky (1956) y el artculo sobre el nmero mgico siete, ms-menos dos de Miller (1957). Como es sabido, el primero de estos libros presenta un penetrante anlisis del pensamiento humano, el segundo revolucion la lingistica y presentaba posiciones sorprendentes para la poca. Por ejemplo, las relativas a la existencia de estructuras superficiales y profundas es decir, inobservables en el lenguaje humano as como una clara defensa del innatismo en lo que concierne a la adquisicin del lenguaje. Conviene recordar, como veremos en los captulos 3 y 4, que dicho innatismo no ha hecho ms que afianzarse en las ltimas dcadas. Por otro lado, como se presentar en el captulo 2, tampoco puede olvidarse que a mitad de los aos cincuenta se conocen las impresionantes posibilidades de la primera computadora que resuelve problemas complejos, aunque tarde en ello bastante ms tiempo que las actuales.

    Hasta la dcada de los cincuenta, la psicologa se caracterizaba por un fuerte auge del conductismo que, surgido en los aos veinte, se impuso como movimiento dominante desde entonces, sobre todo en Norteamrica. Antes de esa fecha se suele resear la obra de algunos de los padres de la psicologa como son, por ejemplo, los intentos pioneros de la escuela de Wuzburgo o posteriormente los de la Gestalt y sus enfrentamientos con Wundt en lo que se refiere al estudio de los procesos cognitivos. Suele decirse que frente a todos ellos

  • el movimiento conductista se impuso por su rigor metodol- 33 gico y porque sentaba las bases para una psicologa cientfica en la que era fcil ponerse de acuerdo con respecto a los supuestos fundamentales de nuestra ciencia. La evolucin, crisis y declive del conductismo ha sido analizada en detalle por varios autores hace ya tiempo. Pueden citarse, entre otros, a Hintzman (1978) y MacKenzie (1977) y entre nosotros a Yela (1980).

    En esta ocasin, slo pretendemos ofrecer una catego- rizacin general de estos asuntos aunque corramos el riesgo de alguna simplificacin. As, puede decirse que el conductismo de las fechas citadas se caracterizaba por lo siguiente:

    a) Reduccionismo y asociacionismo: el comportamiento, independientemente de su complejidad, se poda descomponer en elementos simples, concretamente estmulos y respuestas, siguiendo la orientacin de la filosofa empirista. Dichos elementos se asociaban mediante leyes de contigidad temporal, formando patrones de conducta ms bien sencillos. Con mucha frecuencia, las dos caractersticas que encabezan este apartado, reduccionismo y asociacionismo, suelen considerarse como si fueran una pareja indisoluble. Sin embargo, en nuestra opinin ha resultado mucho ms problemtico lo primero que lo segundo. Es decir, el conductismo eligi unas unidades de anlisis tan reducidas que era difcil que captaran aspectos significativos del comportamiento humano. Dichas unidades consistan en elementos muy moleculares de los comportamientos observables del individuo, como apretar una palanca, entregar una ficha y cosas as. Es decir, en ningn caso una situacin compleja y mucho menos que fuera interna o inobservable. Comprese estas situaciones con las escogidas por Piaget, o incluso por los trabajos de la Gestalt de los aos veinte sobre la solucin de problemas, ya fuera en monos o en humanos. No cabe duda de que esti-

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    34 mar si un objeto sigue siendo el mismo aunque cambie de forma es decir la permanencia del objeto o la conservacin de la materia o utilizar un palo para alcanzar un alimento en un lugar alejado aunque sea un mono el que lo haga son situaciones bastante ms significativas para un animal o humano que la simple accin de apretar una palanca. Por tanto, puede verse que la diferencia radica, entre otras cosas, en que las tareas paradigmticas de sus respectivas empresas intelectuales, as como las unidades de anlisis correspondientes, son mucho ms complejas en el caso de las posiciones coetneas del conductismo.

    En cualquier caso, quiz no est de ms mencionar que el problema del tipo de unidades de anlisis que se utilizan en nuestra disciplina, as como la tensin entre molaridad o mo- lecularidad de dichas unidades, en absoluto se encuentra plenamente resuelto en la actualidad. De hecho, como se ver en los captulos siguientes, este tema seguir preocupando a los investigadores incluso hoy da.

    De esta manera, los procesos cognitivos no slo quedaban fuera del conductismo porque tericamente sus posiciones fueran de una ingenuidad extrema p.e. el pensamiento para Watson y Skinner era un lenguaje subvocal y el neocon- ductismo redujo la memoria al aprendizaje de pares asociados, que sola utilizar slabas sin sentido para sus trabajos sino porque su forma de hacer investigacin inclua tambin unas situaciones demasiado esquemticas. Utilizando un smil culinario, podramos decir que no slo las recetas eran muy simples sino que los ingredientes resultaban faltos de inters.

    Sin embargo, en lo que respecta al asociacionismo resulta difcil criticarlo con la misma dureza, porque no parece en absoluto que el tiempo lo haya desterrado de la investigacin psicolgica. Como es sabido, la idea conductista de asociacin proviene de la filosofa empirista segn la cual cuan-

  • d o d o s s itu acion es o id eas se p ro d u cen ju n ta s en el t iem p o o 35 el esp a c io , lo s a n im ales y h u m a n o s esta b lecem o s a lg n tipo d e re lac in en tre ellas, d e tal form a q u e una p u e d e sustitu ir o in flu ir en la otra. Es decir, se p u e d e n asociar. Este es sin duda el sen tid o d e la situ acin bsica d e l co n d ic io n a m ien to tanto c lsico c o m o o p eran te . El ru id o d e una cam panilla , por ejem p lo , term in a p o r p rod u cir sa livacin p orq u e el sujeto lo h a v en id o a so c ia n d o co n la co m id a ju n to a la q u e habitualm en te se le presenta .

    En este sentido, es curioso que el desarrollo de la ciencia nos proporcione con frecuencia ironas muy curiosas cuya significacin no deberamos pasar por alto. As, el psicoanlisis, que se ha situado siempre en las antpodas del conductismo, ha venido usando el trmino asociar casi con la misma frecuencia. Evidentemente, lo que el psicoanlisis considera que se asocia no son precisamente estmulos y respuestas, sino elementos mucho ms simblicos e inobservables.Pero creemos que este caso concreto puede servir de ejemplo para ilustrar cmo las teoras psicolgicas contemporneas no han podido prescindir de la idea de asociacin para explicar la incorporacin de nuevos elementos, cognitivos o conductuales, en la vida de los animales o los humanos. Otro ejemplo nos lo proporcionan las propias teoras cognitivas como la ACT de Anderson o la teora del esquema de Norman y Rumelhart. El propio Piaget, incluso, cuando postula la diferenciacin de esquemas, est incluyendo una supuesta prctica en la que los elementos nuevos se agregan o asocian al esquema inicial. En el captulo 3 expondremos las recientes tendencias conexionistas que suponen para algunos una revitalizacin del asociacionismo (vase, pp. 164-174).

    b) Continuidadfilogentica: el conductismo estimaba que entre la conducta animal y la humana no existan diferencias cualitativas sino cuantitativas. Esta influencia de las teoras Intr

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    36 evolucionistas supona que los mtodos y conceptos para investigar la conducta animal y la humana eran bsicamente los mismos. Al restringir la psicologa al estudio del comportamiento observable, con carcter asociacionista y reduccionista, se llegaba a producir una cierta animalizacin en las interpretaciones de la conducta humana. Esto era debido a que se intentaba comprender el comportamiento en trminos de secuencias asociativas que en esencia no eran distintas en los hombres y en los animales. Por tanto, durante las dcadas de hegemona conductista el ser humano fue visto como heredero de los vnculos asociativos, que se creaban en ausencia de la conciencia y de la propositividad. Una vez formados stos, se constituan en sustitutos de los viejos conceptos metafsi- cos como voluntad y responsabilidad. De esta foma el sujeto, en el dudoso caso de que existiera, se dilua entre las caractersticas del proceso de formacin de las asociaciones, tales como tasa de refuerzo, tipo de administracin de este ltimo, etc.

    D esd e los t iem p o s en q u e D arw in escan d a liz a las autorid ad es ec lesisticas c o n sus teoras evo lu c ion ista s , h a sid o bastante co m n q u e tanto lo s in te lectu a les c o m o e l h om b re d e la ca lle co n sid eren in tu itivam en te rech azab le la id ea d e la com p arac in en tre e l h o m b re y e l resto d e l m u n d o an im al. Es frecu en te aun h oy d a en con trar la id ea d e q u e e l h o m b re n o es co m o los a n im a les. D e h ech o , a lg u n a s crticas al con d uc- tism o se apoyaron , sin d ud a d e m an era op o rtu n ista , en esa actitud tan ex ten d id a . Sin em b argo , es in teresante ob servar q u e co n el t iem p o y el au ge d el m o v im ien to co g n itiv o se haya lle g a d o a u n a p o s ic i n to ta lm en te inversa. Es decir, a p en sar a lgo as c o m o q u e los a n im ales son c o m o e l h o m b re, lo cual es tam b in u n a v isin p o sib le d e la con tin u id ad filo g en - tica. A s, n o s lo la c o n ce p c i n d e la co n d u cta an im al, en trm in o s reactivos y m olecu lares, h a v en id o s ie n d o u n m o d e lo

  • inadecuado para la comprensin de las acciones humanas, si- 37 no que se ha producido una especie de humanizacin de la conducta animal.

    En la actualidad, se estudia el lenguaje sofisticado de los antropoides superiores, la memoria de las ratas, la comunicacin de las abejas, la cultura de los grupos caninos o la solucin de problemas en distintas especies. Dirase que hace cuarenta aos, segn la versin conductista, los seres humanos bamos por la vida como ratas apretando palancas y buscando ansiosamente un refuerzo, mientras que en la actualidad, a partir de las ideas cognitivas, son los animales los que parecen poseer un carcter reflexivo. Podemos reproducir al respecto las palabras de Bertrand Russell que ilustran este asunto, con caracterstico humor britnico, y se han convertido en una especie de profeca al estar pronunciadas a principio de siglo: Los animales estudiados por los americanos se precipitan frenticamente de forma increblemente apresurada y vigorosa, y al final alcanzan por azar el resultado deseado. Los animales observados por los alemanes se sientan tranquilamente y piensan, y finalmente obtienen la solucin de su conciencia interna (Russell, 1927, cit. por Johnson-Laird y Wa- son, 1977, p.3). Evidentemente, resulta difcil encontrar una comparacin ms oportuna entre la visin norteamericana y la europea, ya que no slo alemana, del comportamiento animal en relacin con el humano (vase el apartado sobre la aportacin europea a la psicologa cognitiva).

    En definitiva, lo que pretendemos indicar es que no es tanto la idea de la continuidad filognetica lo que supuso problemas insalvables para la posicin conductista, sino la forma peculiar de entenderla, vecina del reduccionismo. De hecho, otras posiciones psicolgicas han hecho gala de un uso distinto de la idea de una estrecha relacin entre el comportamiento humano y el animal. Por ejemplo, los estudios etolgicos

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    38 tam b in desarrollaron la in flu e n c ia d e las p o s ic io n e s evolu cion istas, p ero sus trabajos su p u sieron p rec isam en te una d u ra p ru eb a para la v is i n con d u ctista .

    Como es sabido, la piedra de toque del trabajo etolgi- co fue el descubrimiento del fenmeno de la impronta o troquelado (imprinting). Es decir, el hecho de que incluso en las especies inferiores existe un perodo crtico durante las primeras horas de vida en el que el cachorro sigue a la madre y realiza una pauta de acercamiento a ella. Una vez realizado este conjunto de acciones, el animal queda con una influencia permanente o impronta en su comportamiento, de forma que tratar a la madre de una manera totalmente distinta que a los dems animales. Obviamente, esto le permite a la madre controlar la conducta del animal y ensearle las habilidades bsicas para que sobreviva y est a salvo de los depredadores y situaciones adversas. Si la impronta, por cualquier razn, no se produce hacia la madre natural, puede aparecer en cualquier caso hacia seres humanos o hacia artefactos presentados en el laboratorio, con tal de que esto suceda durante el perodo crtico. Es posible que el lector haya visto alguna vez, la popular imagen de Konrad Lorenz andando por el campo y llevando detrs a un ave que haba quedado imprentada hacia l. Es como si la investigacin cientfica hubiera descubierto el antecedente filogentico responsable de ese conocido dicho de madre no hay ms que una..., aunque la madre sea un seor con barba llamado Konrad.

    Obsrvese que una de las consecuencias directas del estudio detallado del fenmeno de la impronta fue el desarrollo de la ideas sobre el apego (attachment) (Bolwlby, 1969). Como es sabido, este autor dio origen a su formulacin de la necesidad de apego como algo primario y distinto de la necesidad alimentaria al tomar las experiencias etolgicas como punto de partida. En este sentido, desafa tanto los supuestos

  • co n d u ctista s c o m o p sico a n a ltico s al resp ecto . Por su p u esto 39 q u e en tre lo s fe n m e n o s d e a p eg o e im p ron ta ex isten a lgu nas d iferen c ia s n o tab les , c o m o es la m en o r flex ib ilid a d d e la segu n d a . Pero lo s trabajos c o n m o n o s, tam b in e n esta m ism a p o ca , h ic iero n ver c m o p o d a estab lecerse claram en te una co n tin u id a d f ilo g e n tic a a lo largo d e las d istin tas esp ecies, p u e sto q u e todas e llas n ecesitan y v ie n e n p rep rogram adas para exp erim en tar, d e u n a form a u otra, e l con tacto fsico c o n la m adre o fig u r a alternativa y as in co rp o ra r las d irectrices bsicas q u e lo van a co n fig u ra r c o m o un m iem bro d e u n a d eterm in ad a e sp ec ie . En trm in os com p u tacion a les, co m o los q u e se van a ver co n m s d eta lle p oster iorm en te (cap tu lo 3), p u e d e d ec irse q u e la m adre le ayudar al re to o a instalar y co n fig u r a r su sistem a o p era tivo , al que lu eg o la ex p erien cia le ir a a d ie n d o d iferen tes co n ten id o s en form a d e software.

    El estudio sistemtico de este fenmeno llev a los investigadores a plantear las siguientes cuestiones. En primer lugar, existe una preparatoriedad para el aprendizaje y sta no es igual para todas las especies, aunque tenga algunos aspectos en comn. Por tanto, la continuidad filogentica slo se produce en trminos de similitudes y no de identidades.Por otro lado, un fenmeno como el de la impronta resultaba muy difcil de explicar en trminos de estmulos y respuestas y cadenas de reforzamientos. Por ejemplo, en el conductismo lo ltimo que aparece es lo que mejor se aprende, y justamente la impronta muestra que hay ciertas experiencias que precisamente por ser las ms antiguas son las ms perdurables.As es que teniendo en cuenta que los estudios etolgicos investigaban sobre todo la conducta animal terreno privilegiado y originario del conductismo puede decirse que constituyeron por s mismas un duro ataque a las posiciones conductistas. Es decir, supusieron un debate precisamente en su

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    40 propio terreno, y ese debate pareca inclinarse del lado de los etlogos, quizs porque estudiaban a los animales en su medio natural y eso les permita una mayor comprensin de sus procesos propios de adaptacin. Por otro lado, los hallazgos etolgicos supusieron tambin una crtica a ese ambientalis- mo ingenuo que mantena el conductismo. La etologa defendi siempre la idea de que tanto los animales como los seres humanos nacemos pre-programados y no como una tabula rasa. Como puede verse, en esto se daba una coincidencia con las posiciones chomskianas, que ya en los aos sesenta haban empezado a defender el innatismo contra viento y marea.

    Otra muestra de que el mensaje evolucionista no ha tenido una interpretacin unvoca en la psicologa, podemos encontrarla en la obra de Piaget. Esto se debe, fundamentalmente, a su distinta manera de situarse en la polmica innatismo- empirismo y a la significacin atribuida a la tendencia de los organismos a adaptarse al medio. Es importante sealar que la explicacin piagetiana del desarrollo cognitivo se basa en una gran metfora de tipo biolgico, que resulta deudora de la idea de continuidad filogentica. As, en la medida en que se concibe la inteligencia como forma ms alta de adaptacin y sta a su vez consiste en una interaccin entre la asimilacin y la acomodacin, manteniendo estos mecanismos como constantes, se est formulando tambin una suerte de continuidad filogentica. Es decir, se postulan los mismos mecanismos de tipo funcional para todas las especies. La ameba tiene en comn con el ser humano el que ambos llevan a cabo un proceso de adaptacin, si bien la inteligencia humana supone la forma ms alta de dicha adaptacin. Por tanto, no creemos que fuera realmente la adopcin de una continuidad filogentica lo que con el tiempo result problemtico para la posicin conductista, sino ms bien su extremo ambientalismo y reduc-

  • rcionismo, sobre todo en lo que respecta a las unidades de anlisis, como se ha expuesto anteriormente.

    c) Inductivismo metodolgico: en general, los conductistas cultivaron una manera de hacer ciencia que no parta de formulaciones tericas e hipotticas con las que contrastar, posteriormente, los datos empricos. Ms bien defendan una

    j metodologa claramente inductiva. La misin del investiga-\ dor era recoger datos, segn el esquema ampliamente cono

    cido, para que stos pudieran ir ampliando y perfeccionando los conocimientos existentes sobre la conducta humana. Al-

    gunos autores de la poca fueron bastante crticos con estaposicin, y hoy da podemos decir que la evolucin de la psicologa en las ltimas dcadas ha ido en la direccin por ellos augurada cuando afirmaban: Adems, si Guthrie est en lo

    ; cierto (al criticar a Tolman por introducir conceptos teri-l eos), se necesita ms teora cognitiva de la que normalmente| ofrecen los tericos cognitivos. Es decir, lejos de respetar la| navaja de Occam, el terico cognitivo debe reclamar un ba

    gaje terico an mayor. Se necesita disponer de algo que permita tender un puente sobre el vaco que hay entre el conocimiento y la accin (Miller, Galanter y Pribram, 1960, p. 20 de la versin espaola).

    Evidentemente, ha quedado al margen de las posibilidades de este trabajo la consideracin de las distinciones entre los autores de orientacin conductista. As, veamos, aunque sea muy brevemente, las diferencias entre Hull, Tolman y Skinner. El enfoque de este ltimo es resumido por Bays (1970) en los siguientes puntos: a) enfoque aterico y puramente descriptivo de la psicologa en la lnea de una metodo-

    i logia inductiva; b) importancia concedida al modelo de condicionamiento operante con relacin al respndeme; c) las le-

    | yes del aprendizaje son las mismas para cualquier organismo,sea cual fuere su especie; d) desconfianza frente a las tcni- Intr

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    42 cas estadsticas, con escaso inters por las diferencias individuales y e) desinters por las relaciones entre la filosofa y la psicologa. En este sentido, quiz la diferencia fundamental entre el neoconductismo de Hull (1943) y el conductismo descriptivo de Skinner sea que el primero intent construir una teora formal de la conducta, a partir de unos postulados bsicos de los cuales podran derivarse un conjunto de predicciones de una manera totalmente lgica. Esto supona concebir la conducta en trminos de acontecimientos hipotticos que ocurran entre el estmulo y la respuesta. El ms importante de estos constructos es, sin duda, la fuerza del hbito, es decir, la intensidad de la relacin asociativa entre el estmulo y la respuesta.

    Tolman (1932) se consideraba a s mismo como un con- ductista, aunque hoy en da es considerado por algunos un precursor del cognitivismo. Aceptando la necesidad de mtodos objetivos en la psicologa, Tolman construa sus teoras de una manera un tanto heterodoxa, a mitad de camino entre la instrospeccin y el mtodo hipottico-deductivo. A diferencia de otros autores conductistas, Tolman crea que lo que el organismo aprenda no era una simple relacin estmulo-respuesta, sino una creencia o expectativa (expectancy) de que la respuesta segua al estmulo; en definitiva, algo no muy diferente de los que posteriormente formularn conceptos como los de indefensin aprendida (learned helplesness; Seligman, 1975). Por lo tanto, en su opinin la conducta es propositiva; es decir, est producida por el deseo de obtener un resultado determinado. Otra de las caractersticas de la posicin de Tolman es que la conducta deba ser descrita en trminos molares y no en trminos moleculares. Por supuesto, estas tres distintas concepciones (Hull, Skinner y Tolman) tienen tambin otras diferencias con respecto a la distincin entre condicionamiento clsico e instrumental, la naturaleza del reforza-

  • miento secundario y otras varias cuestiones que requieren un 43 tratamiento ms detallado (vase por ejemplo, Hintzman,1978, pp . 117-119).

    En cualquier caso, aunque es bien cierto que el conduc- tismo suaviz sus posturas a lo largo de los aos, lo que no dej de ocurrir es que los procesos cognitivos quedaron siempre al margen de sus intereses fundamentales. As, la atencin, la memoria, el razonamiento o el lenguaje, por ejemplo, recibieron una escassima atencin, y cuando eso suceda, como era el caso del aprendizaje verbal, se produca desde una orientacin terica y metodolgica relativamente cercana a las caractersticas que acabamos de enunciar. Mucho es lo que podra decirse acerca de la evolucin, consolidacin y declive del conductismo, pero en este caso slo estamos tratando cuestiones de esta ndole con la simple pretensin de recorrer brevemente la antesala del cognitivismo.Dicha antesala, que hemos caracterizado de manera suscinta, fue produciendo versiones cada vez ms suavizadas de sus rgidas pretensiones iniciales. As, vino a suceder como en el refrn, en el pecado se lleva la penitencia, porque a medida que el conductismo fue flexibilizando sus posturas y admitiendo ms reformulaciones en su metodologa y planteamientos bsicos, su crisis se fue haciendo cada vez ms patente e incluso necesaria. De esta manera, con el tiempo lleg a darse, como dice Bruner, que: al mismo tiempo que Skinner se hallaba pronunciando conferencias en Oxford, a mediados de la dcada de los setenta, sobre los escarceos de la psicologa cognitiva con el mentalismo, su ms brillante discpulo de los primeros tiempos, W. K. Estes, se hallaba dirigiendo la publicacin de un manual de varios volmenes sobre psicologa cognitiva (Handbook of Learning and Cognitive Pro- cesses, 5 vols., 1975, 1976, 1978) (Bruner, 1982, p. 88 de la versin espaola).

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    Ciertamente, es notoria la diferencia entre el conocido artculo de Skinner (1982) Por qu no soy un psicolgo cogniti- vo y el volumen 5 de la obra citada, dedicada al procesamiento humano de informacin (Estes, 1978). Mientras que en el primero Skinner hace una defensa cerrada de las posiciones ms radicales del conductismo, en el segundo se intenta abrir una va de negociacin, que con el tiempo dar sus frutos, entre las posiciones ms evolucionadas del conductismo y los nuevos hallazgos del cognitivismo incipiente. El examen de publicaciones como sta resulta de claro inters, porque al analizarlas puede verse que incluyen tanto los temas clsicos del conductismo como los incipientes intereses cognitivistas. Es decir, los filtros de la atencin, los almacenes de la memoria, y otros similares. Es decir, casi podra decirse que la supuesta revolucin cognitiva fue ms bien evolucin, debido a la notoria continuidad con la que convivieron durante algn tiempo viejas y nuevas preocupaciones en algunas publicaciones psicolgicas. Probablemente, esto se deba a que en ambos casos se comparta un cierto estilo empirista de estudiar ambos tipos de temas. No obstante, nadie podra negar que en la psicologa anglosajona de los aos sesenta se produjeron cambios de importancia y probablemente fue ms lo que cambi que lo que permaneci.

    La influencia de los tiempos modernosAs las cosas, he aqu que a mediados de los aos cin

    cuenta surgi entre amplios grupos de psiclogos la creciente sensacin de que era obligado un cambio de rumbo en nuestra disciplina. Ese cambio supona un profundo replanteamiento respecto a qu cosas hacer y a cmo hacerlas. Resultaba evidente que la psicologa haba ido dejando de lado numerosos temas concernientes a los llamados procesos supe

  • riores y, por otro lado, era necesario introducir otro tipo de 45 planteamientos metodolgicos ms abiertos a la utilizacin de constructos tericos. De esta manera, comienza a producirse la influencia de distintas disciplinas y reas de investigacin cercanas a la psicologa que, como acabamos de comentar, encontraron el terreno abonado. As, suele afirmarse que las principales de dichas influencias fueron las siguientes: la teora de la comunicacin, los estudios sobre ordenadores y la lingstica chomskiana. Algunos autores aaden tambin el redescubrimiento de la obra de Piaget en Norteamrica, aunque no hay un acuerdo unnime al respecto. En todo caso, este asunto ser abordado posteriormente.

    La teora de la comunicacin aport a la psicologa cognitiva, entre otras cosas, la idea de retroalimentacin (Jeed-back) cuya importancia ya intuy el propio Tolman al afirmar: (El cerebro) se parece mucho ms a una torre de control que a una de esas antiguas centralitas telefnicas. Los estmulos a los que se permite pasar no estn conectados con las respuestas que se emiten mediante sencillas conexiones directas. Se trata ms bien de que los impulsos que entran se manipulan y elaboran en la sala central, integrndose en un mapa cognitivo aproximado del entorno. Y es este mapa aproximado, que indica rutas, caminos y relaciones con el entorno, el que determina en ltimo trmino qu respuestas emitir finalmente el animal, si es que emite alguna (Tolman, 1948, citado por Miller, Galan- ter y Pribram, 1960, pp. 18-19 de la versin espaola; la importancia para la psicologa cognitiva de la idea de retroalimentacin se discutir con ms detalle en los captulos 2 y 3).

    Adems de la idea de retroalimentacin y de otras aportaciones sustanciales como la teora de la deteccin de seales, las investigaciones cibernticas trajeron al mundo de la psicologa toda una analoga del ser humano como manipulador de smbolos, como transmisor y elaborador de in- Intr

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    46 formacin y como sujeto que debe hacer uso de esa informacin no slo para conocer sino tambin para actuar, es decir, para tomar decisiones. Llegados a este punto, resulta imprescindible dar audiencia a lo que los historiadores de la ciencia suelen llamar influencias externas. Es decir, despus de la Segunda Guerra Mundial se haba acumulado un conjunto importante de avances desarrollados al calor de la industria militar, tanto en su vertiente aplicada como de carcter bsico y de inteligencia, que haban supuesto un gran desarrollo de las tecnologas de la informacin. Por otro lado, haba ya instaladas en la sociedad, al menos en la norteamericana, un conjunto de transformaciones que implicaban que el ciudadano medio, tanto en el mbito domstico como en el laboral, se vea rodeado de herramientas de gran sofisticacin y eficacia. A diferencia de lo que aconteca antes de la guerra, a comienzos de los sesenta casi todas las personas deban usar a diario e interpretar signos de cierta complejidad como los que emitan el telfono, la radio, la televisin, los electrodomsticos, etc. Es decir que la metfora del ser humano como procesador de informacin estaba en el ambiente y los psiclogos en cierto sentido no hicieron ms que mirar a su alrededor.

    As, se vino a mantener, explcita o implcitamente, que los humanos utilizbamos sa informacin de manera similar a como lo hacan los distintos artefactos complejos destinados a la comunicacin. Es decir, la informacin se reciba mediante unos canales especficos de recepcin, correspondientes a las distintas modalidades sensoriales; dichos canales posean una capacidad limitada, que poda verse modificada en funcin del tipo de codificacin que pudiera hacer el sujeto; la codificacin y decodificacin, a su vez, posean una importancia fundamental, puesto que implicaban que no exista una identidad entre la informacin procedente del medio y la

  • que reciba o emita el sujeto; es decir, tanto el proceso de co- 47 dificacin como el de decodificacin podan suponer transformaciones importantes del mensaje original y, por ltimo, aqul poda procesar la informacin en serie o en paralelo, es decir una informacin tras otra, como cuando se revisan las cuentas del banco, o varias a la vez, como cuando se escribe o lee mientras se escucha msica. La influencia de este tipo de ideas puede verse con mucha claridad en algunas de las primeras obras de tipo cognitivo con influencia destacada en el campo (p.e. Broadbent, 1958; Miller; 1956).

    Como fcilmente se puede imaginar, entre estas influencias ocupa un lugar de privilegio la aparicin de las computadoras. En el ao en el que se publica esta obra, se celebra el cincuentenario de aquel 14 de febrero de 1946, en el que ENIAC (Computador e Integrador Numrico Electrnico), un inmenso artefacto que contena 30 toneladas de cables y ocupaba una gran habitacin en la Universidad de Pen- silvania, fue capaz por primera vez de solucionar algunos problemas aritmticos sencillos. Posteriormente, se desarrollaron mquinas que no slo utilizaban materiales y diseos ms avanzados sino que podan almacenar informacin en su memoria. Probablemente, el ms conocido fue el diseado por Newell que logr resolver algunos teoremas de los Principia Mathematica de Whitehead y Russell y de jugar al ajedrez, sentando las bases de la hazaa de Deep Blue al derrotar recientemente al campen del mundo G. Kasparov.

    Como resulta fcil concebir, el impacto que todo ello tuvo entre los psiclogos de la poca fue tremendo, porque les hizo tomar conciencia de que los temas que estaban tratando no eran demasiado relevantes, y los modelos de los que partan empezaban a acercarse a la obsolescencia. Quiz dicho impacto puede describirse con un concepto futbolstico denominado fuera de juego. Es decir, cuando uno o varios

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    48 de los integrantes de un equipo quedan en dicha situacin, da igual lo peligroso que sea su juego o que hayan marcado gol. No se considerar vlido porque estn situados en una posicin equivocada. De la misma forma, los psiclogos conduc- tistas, independientemente de los resultados de sus investigaciones y de la indudable eficacia alcanzada por la tecnologa de la modificacin de conducta, a comienzos de los sesenta empezaban a estar situados en la posicin de fuera de juego, tanto por los mtodos utilizados como por las temticas estudiadas.

    As, muchos estudiosos de la conducta empezaron a preguntarse cul era el sentido de su funcin investigadora, ya que la solucin de problemas algo tan especficamente humano la investigaban los incipientes informticos y la adquisicin del lenguaje una habilidad que tradicionalmente se les neg a los animales era indagada por la psicolings- tica, disciplina que estaba surgiendo por influencia de la orientacin chomskiana, opuesta claramente al empirismo y reduccionismo conductista.

    En consecuencia, parece bastante lgico que empezara a ocupar un lugar influyente en el movimiento cognitivo la llamada metfora del ordenador. Es decir, la comparacin entre ste y la mente humana. Al fin y al cabo, ambos eran capaces de resolver situaciones complejas y se presentaban como tpicamente representativos de la inteligencia, ya fuera sta natural o artificial. Por supuesto, lo que empez como una mera comparacin de tipo genrico (versin dbil de la metfora) se convirti en una comparacin punto a punto (versin fuerte), sobre todo porque los avances vertiginosos en este campo lograban que los ordenadores realizaran tareas cada vez ms complejas. En el prximo captulo analizaremos con ms detalle las caractersticas y aportaciones de esta me-

    g tfora (vase pp. 123-158). Por el momento, slo queremos

  • mostrar que se comenz a considerar al ser humano como 49 poseedor de una inmensa base de datos permanente la memoria a largo plazo y un sistema transitorio la memoria a corto plazo o memoria de trabajo que le permita manipular momentneamente una cantidad limitada de informacin, independientemente de su paso al almacn a largo plazo. Para manejar dicha informacin el sujeto deba disponer de algo parecido a los programas de ordenador. Es decir, una serie de instrucciones o procedimientos que le permitieran tomar decisiones y resolver problemas ms o menos complejos, desde hacer sumas de dos dgitos hasta decidir la fecha de su boda. Estos programas deban tener la suficiente generalidad como para ser aplicados a un amplio conjunto de situaciones similares, pero tambin tenan que poseer especificidad de dominio para poder tratar con la materia en cuestin. As habra programas para hacer deporte o actividades de ocio en general, programas para abordar las cuestiones laborales, programas para aprender idiomas, etc.

    Guerra de psiglas. La sustitucin del E-R por el T.O.T.E.

    Sin lugar a dudas uno de los cambios ms importantes en la psicologa desde los aos cincuenta y sesenta fue el referente a lo que podra llamarse la unidad de anlisis. Obviamente, dicho concepto se encuentra indisolublemente unido a lo que se considere el objeto de nuestra disciplina. As, en la medida en que la conducta observable constitua ese objeto, resultaba bastante coherente que la unidad de anlisis del comportamiento fueran estmulos, respuestas y las conexiones o asociaciones entre este tipo de entidades. Ya hemos se-

    "0alado anteriormente que esta manera de ver las cosas se co- o

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    50 rresponda con una concepcin reactiva, asociacionista y, en definitiva, mecanicista y empirista del ser humano.

    En medio de este escenario se hacen sentir las influencias antes sealadas, destacando, hasta cierto punto, la de la ciencia de los computadores. As, Bruner, uno de los pioneros de la orientacin cognitiva, habla con acierto cuando afirma, reflexionando sobre la historia reciente de nuestra disciplina: Con el tiempo, el antiguo modelo estmulo-respuesta lleg a ser sustituido en la lnea principal de la psicologa por la idea central de procesamiento de informacin, que implica atencin selectiva, representaciones de bases de datos [...] y otras cosas anlogas. Muy pronto intervinieron la metfora y luego la tecnologa del control central y rutinas ejecutivas [...] Hoy da, las cuestiones de este orden se han hecho corrientes, no slo en psicologa cognitiva, sino en las teoras del desarrollo, en la produccin y comprensin del lenguaje y sobre todo en la psicologa aplicada [...] En todo ello se da una curiosa irona que no escapar a esta labor [...] proceda del reciente campo de la computacin y fue resultado del esfuerzo llevado a cabo para describir cmo se puede crear comportamiento inteligente en mquinas [...] aprendimos que el comportamiento complejo no es inherente al lenguaje mecnico de la computadora, sino a los programas que construimos para guiar sus operaciones [...] La fuente de la inteligencia de la mquina es la potencial capacidad del que crea el programa. Lo singular de la mencionada irona es que, forzosamente, proyectamos nuestras propias caractersticas en la mquina y a partir de esta proyeccin hemos sido por fin capaces de inferir lo que supone ser inteligente. La computadora, que fue primero una pantalla de proyeccin, lleg a ser finalmente un espejo para el hombre (Bruner, 1982, p. 85 de la versin espaola).

  • Y ese espejo nos devolva, como era de esperar, una 51 imagen mucho ms compleja que la que se haba formado a partir de los reflejos condicionados de Pavlov y la ley del efecto de Thorndike. Y ya no era un problema de la mayor o menor complejidad de la parcela del comportamiento que quisiera estudiarse, sino de la conducta toda. En este contexto resultaba especialmente clarificador el anlisis que Miller, Galanter y Pribram (1960) realizaban, a ttulo de ejemplo, de un acto aparentemente tan simple como fijar un clavo con un martillo. Ahora bien, antes de presentar el conocido ejemplo del martillo quiz convenga exponer con mayor detalle el ambicioso y seminal intento de los autores de Plans and the Structure of Behavior, habida cuenta de la enorme influencia que tuvo su obra en el desarrollo posterior de la psicologa cognitiva y de lo acabado de su labor. Incluso hoy, cuando se revisan las lcidas pginas de Miller, Galanter y Pribram (1960), es innegable reconocer que su obra constitua no slo el manifiesto de una nueva orientacin psicolgica, y por tanto un ataque en toda regla a la posicin conductista, sino sobre todo las bases conceptuales y tericas de una nueva manera de hacer psicologa. Dicha manera pretenda resolver, en realidad, los problemas pendientes de nuestra disciplina. Como se ha mencionado anteriormente, estos autores partan de una crtica frontal a la conceptualizacin conductista. En sus propias palabras: resulta muy razonable insertar entre el estmulo y la respuesta un poco de juicio. Y para colocarlo all, no hay necesidad de pedir disculpas, puesto que ya estaba en ese sitio antes de que llegara la psicologa(op. cit., p. 12 de la versin espaola).

    Por tanto, no es extrao que en esta obra se concibiera el objeto de la psicologa como el estudio de la actividad humana en su conjunto y, ms especficamente, se otorgara = una especial importancia a lo que el conductismo haba de-

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    52 sechado sistemticamente, es decir a la caja negra. De manera resumida, puede decirse que Miller, Galanter y Pribram (1960), partiendo de la nocin de esquema que toman directamente de Bartlett (1932) y apoyndose en buena medida en los pioneros intentos de Newell, Shaw y Simn (1958), sin olvidar la aportacin de Chomsky (1957), llegan a la formulacin de algunos conceptos esenciales en nuestra disciplina que, aunque son ampliamente conocidos, no podemos por menos de recordar. A saber: plan, ejecucin e imagen.

    Aunque corremos el riesgo de aburrir al lector con cierta profusin de citas, parece adecuado usar las mismas palabras de Miller, Galanter y Pribram (1960) para definir dichos trminos. As, un plan: es cualquier proceso jerrquico del organismo que puede controlar el orden en el que tiene que realizarse una secuencia de operaciones... es esencialmente lo mismo que lo que un programa es para un ordenador, especialmente si el programa posee un carcter jerrquico del tipo descrito anteriormente.,.. Adems, tambin utilizaremos el trmino plan para referirnos a un boceto aproximado de algn flujo de accin, esto es, a los encabezamientos temticos ms importantes del esquema, as como a la especificacin completamente minuciosa de cada operacin detallada (op. cit., pp. 26 y 27 de la versin espaola).

    Sin duda, podramos preguntarnos por qu se utiliza el trmino plan en vez de programa. Como se indica en la siguiente cita, se debe simplemente a que esa posible equivalencia es todava una idea muy incipiente. Sin embargo, la reduccin de planes a programas, y a nada ms, todava es una hiptesis cientfica, y necesita an de validacin ulterior. En consecuencia, sera menos confuso que, por el momento, considerramos que un programa de ordenador que simule ciertos rasgos de la conducta de un organismo es como una

  • rteora acerca del plan organsmico que gener esa conducta 53 (op. cit., p. 27 de la versin espaola).

    No cabe duda de que ya casi cerca del ao 2000 este tipo de postulados son sin duda frecuentes, pero suponan una opcin muy novedosa en el momento que estamos tratando. Obviamente en 1960 esta conceptualizacin supona abrir la puerta a temas que haban estado vedados pero tambin significaba, y eso nos parece mucho ms importante, que la psicologa deba ocuparse de las representaciones, las intenciones y las metas de los organismos y deba hacerlo tratando de describir de manera jerrquica y organizada el comportamiento humano. De una vez por todas, deban desecharse las descripciones demasiado moleculares y era preciso generar formulaciones ms molares, como las que haba empezado a ofrecer Chomsky en el campo del lenguaje. En definitiva, la idea de plan ha dado lugar, con el tiempo, a que los psiclogos se dediquen a estudiar aspectos como las estrategias, las estructuras, la metamemoria, los Scripts, los mapas cognitivos y conceptos similares tan en boga en la psicologa cognitiva actual. Es decir, se parta de una concepcin del hombre como un ser propositivo y reflexivo cuyo comportamiento no puede ser analizado y comprendido al margen de su contexto interno. Es decir, no se puede prescindir de la manera en que dicho comportamiento ha sido adquirido y concebido por el propio sujeto.

    Por otro lado, la manera en que se defiende el concepto de ejecucin o actuacin (performance) supone tambin un ataque frontal al postulado conductista de que la psicologa deba estudiar solamente el comportamiento observable. Diremos que un ser vivo est ejecutando un plan cuando de hecho ese plan est controlando la secuencia de operaciones que ese ser vivo est llevando a cabo... la ejecucin de un plan no tiene por qu terminar en una accin manifiesta: especial-

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    54 mente en el hombre parece ser verdad que hay planes para recoger o transformar informacin, al igual que hay planes para guiar acciones... un organismo puede almacenar y probablemente lo hace, muchos planes distintos, adems de los que est ejecutando en un momento dado (op. cit., p. 28).

    A partir de estos dos conceptos no resulta sorprendente en absoluto que se formule la idea de imagen de la siguiente manera: la imagen es todo el conocimiento acumulado y organizado que el organismo tiene acerca de s mismo y de su mundo. Naturalmente, en la imagen hay muchas cosas adems de imgenes... la imagen incluye todo lo que el organismo ha aprendido tanto valores como hechos sometido a la organizacin impuesta por conceptos, imgenes o relaciones cualesquiera que l haya llegado a dominar (op. cit., p. 28).

    Independientemente de que el trmino imagen fuera ms o menos af