Ipuin ibiltaria

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Érase una vez una ciudad de manzanas. Un día, sin saber como, en vez de nacer una manzana nació una hamburguesa. Los habitantes de la ciudad se sorprendieron. ¿Cómo podía haber aparecido una hamburguesa? – se preguntaban. Además, cada vez había más y más. Empezaron a estudiar el fenómeno y después de muchas investigaciones y de preguntar a muchas personas dijeron que la razón era que a los niños de la ciudad no les gustaban las manzanas. Y parecía que era verdad. Todos los niños y niñas estaban encantados con las hamburguesas y se notaba porque todos habían empezado a engordar. Entonces los padres decidieron tomar medidas y expulsar a las hamburguesas. Como las querían echar se escondieron en una caja. Pasado un tiempo, se encontraron con un bote de ketchup. Se conocieron mejor y se fueron a jugar juntas. Las hamburguesas y el ketchup soltaban un olor que atraía a los niños como moscas a la miel. Para desesperación de los padres todos los niños seguían engordando, bueno todos no, había un niño que seguía delgado porque comía frutas, verduras, legumbres,... y de vez en cuando una hamburguesa. Este niño intentó encontrar la solución para que sus amigos

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Érase una vez una ciudad de manzanas. Un día, sin saber como, en vez de

nacer una manzana nació una hamburguesa.

Los habitantes de la ciudad se sorprendieron.

¿Cómo podía haber aparecido una hamburguesa? – se preguntaban.

Además, cada vez había más y más. Empezaron a estudiar el fenómeno y

después de muchas investigaciones y de preguntar a muchas personas

dijeron que la razón era que a los niños de la ciudad no les gustaban las

manzanas.

Y parecía que era verdad. Todos los niños y niñas estaban encantados con

las hamburguesas y se notaba porque todos habían empezado a engordar.

Entonces los padres decidieron tomar medidas y expulsar a las

hamburguesas. Como las querían echar se escondieron en una caja. Pasado

un tiempo, se encontraron con un bote de ketchup. Se conocieron mejor y se

fueron a jugar juntas. Las hamburguesas y el ketchup soltaban un olor que

atraía a los niños como moscas a la miel.

Para desesperación de los padres todos los niños seguían engordando,

bueno todos no, había un niño que seguía delgado porque comía frutas,

verduras, legumbres,... y de vez en cuando una hamburguesa. Este niño

intentó encontrar la solución para que sus amigos comieran otras cosas más

sanas, pero él solo no podía convencerlos. A pesar de que fracasó en sus

primeros intentos no se daba nunca por vencido, no se rendía nunca y seguía

intentándolo hasta que un día leyó un anuncio en el periódico que le podía

ayudar.

El anuncio decía: “Comer sano también puede ser muy divertido”