Iv cuaresma 2014 blog

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IV Domingo de Cuaresma. Evangelio (Juan 9,1-6.13-17.34-38). 23/III/ 2014. Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares. LA PALABRA ES VIDA La vida que nace del Evangelio para cada semana CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se la untó en los ojos al ciego, y le dijo: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé” (que significa Enviado). Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: “¿No es ese el que se sentaba a pedir?”. Unos decían: “El mismo”. Otros decían: “No es él, pero se parece”. Él respondía: “Soy yo”. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: “Me puso barro en los ojos, me lavé y veo”. Algunos de los fariseos comentaban: “Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros le replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?”. Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: “Y tú, ¿qué dices del que te a abierto los ojos?”. Él contestó: “Que es un profeta”. Le replicaron: “Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros? Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. Él contestó: “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Lo estás viendo; el que te está hablando, ese es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y se postró ante él. ¡Nosotros, si que estamos ciegos! Hay mucha gente que ve, sí, pero se queda en la superficie de las cosas; no llega a descubrir que hay otras luces: la de comprender lo que hay en el fondo de una mirada, la de reconocer los propios errores, la del amor, la de la fe… Todo hombre que, ayudado por el Espíritu de Jesús, se echa a creer, necesita pasar, de uno u otro modo, por el mismo proceso. Hay, primero, que ir descubriendo poco a poco la luz: mirar cada vez más hondo, más dentro de las cosas, y de la gente, y de la historia; un comprender cada vez mejor el por qué la razón última de vivir, un progresivo encuentro con la imagen de Dios que hay oculta en cada persona, en cada hermano. Esto lo va cambiando a uno por dentro: lo va haciendo más solidario, más esperanzado, más alegre, más luchador. Al mismo tiempo, uno se va encontrando con otros que están ciegos aún: siguen girando alrededor de su ley, de su dinero, de sus idolillos; y, encima, quieren dominar a los demás. Y uno trata de comprenderlos, sí, pero no se doblega ante ellos: tiene más luz que ellos, y eso le hace ser cada vez más libre. Y uno acaba dando testimonio de Jesús. Y ese testimonio le crea dificultades, le trae cruz, siempre. Pero uno ve que tiene que seguir, que la cruz le marca el camino. Que el ejemplo de Jesús lo arrastra. Es un camino largo, difícil, hacía la luz plena. Es una Cuaresma. Hacía la luz verdadera, pasando por la cruz. Hacía la Pascua definitiva. Al llegar, Jesús nos irá dando la mano. Y nos preguntará: “¿Crees tú en el Hijo del Hombre?”. Y responderemos, con los ojos inmensamente abiertos, increíblemente llenos de luz: “¡Creo, Señor!”. Cuaresma: buen tiempo para mirar hacia dentro, para revisar y rectificar. Para conocer nuestra ceguera y acudir a que Jesús nos la cure. Para dar el paso Pascua- de dejar atrás la noche y hacernos hijos de la luz. Para ser ya, definitivamente, testigos, misioneros de la luz. PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO: ¿Sabes ver la diferencia entre lo superficial y lo importante de la vida? ¿Cómo se da el proceso del ciego al que devuelve la vista Jesús? ¿Qué zonas hay oscuras en tu interior? Piensa qué quieres cambiar y toma la decisión de acercarte a la luz de Jesús.

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IV Domingo de Cuaresma. Evangelio (Juan 9,1-6.13-17.34-38). 23/III/ 2014.

Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.

LA PALABRA ES VIDA

La vida que nace del Evangelio para cada semana …

CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES

Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se la untó en los ojos al ciego, y le dijo: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé” (que significa Enviado). Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: “¿No es ese el que se sentaba a pedir?”. Unos decían: “El mismo”. Otros decían: “No es él, pero se parece”. Él respondía:

“Soy yo”. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: “Me puso barro en los ojos, me lavé y veo”. Algunos de los fariseos comentaban: “Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros le replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?”. Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: “Y tú, ¿qué dices del que te a abierto los ojos?”. Él

contestó: “Que es un profeta”. Le replicaron: “Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros? Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: “¿Crees tú

en el Hijo del hombre?”. Él contestó: “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Lo estás viendo; el que te está hablando, ese es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y se postró ante él.

¡Nosotros, si que estamos ciegos! Hay mucha gente que ve, sí, pero se queda en la superficie de las cosas; no llega a descubrir

que hay otras luces: la de comprender lo que hay en el fondo de una mirada, la de reconocer

los propios errores, la del amor, la de la fe…

Todo hombre que, ayudado por el Espíritu de Jesús, se echa a creer, necesita pasar, de uno u

otro modo, por el mismo proceso. Hay, primero, que ir descubriendo poco a poco la luz: mirar

cada vez más hondo, más dentro de las cosas, y de la gente, y de la historia; un comprender

cada vez mejor el por qué la razón última de vivir, un progresivo encuentro con la imagen de

Dios que hay oculta en cada persona, en cada hermano. Esto lo va cambiando a uno por

dentro: lo va haciendo más solidario, más esperanzado, más alegre, más luchador. Al mismo

tiempo, uno se va encontrando con otros que están ciegos aún: siguen girando alrededor de su

ley, de su dinero, de sus idolillos; y, encima, quieren dominar a los demás. Y uno trata de

comprenderlos, sí, pero no se doblega ante ellos: tiene más luz que ellos, y eso le hace ser

cada vez más libre. Y uno acaba dando testimonio de Jesús. Y ese testimonio le crea

dificultades, le trae cruz, siempre. Pero uno ve que tiene que seguir, que la cruz le marca el

camino. Que el ejemplo de Jesús lo arrastra.

Es un camino largo, difícil, hacía la luz plena. Es una Cuaresma. Hacía la luz verdadera,

pasando por la cruz. Hacía la Pascua definitiva.

Al llegar, Jesús nos irá dando la mano. Y nos preguntará: “¿Crees tú en el Hijo del

Hombre?”. Y responderemos, con los ojos inmensamente abiertos, increíblemente llenos de

luz: “¡Creo, Señor!”.

Cuaresma: buen tiempo para mirar hacia dentro, para revisar y rectificar. Para conocer nuestra

ceguera y acudir a que Jesús nos la cure. Para dar el paso –Pascua- de dejar atrás la noche y

hacernos hijos de la luz. Para ser ya, definitivamente, testigos, misioneros de la luz.

PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO: ¿Sabes ver la diferencia entre lo superficial y lo importante de la vida?

¿Cómo se da el proceso del ciego al que devuelve la vista Jesús?

¿Qué zonas hay oscuras en tu interior? Piensa qué quieres cambiar y toma la decisión de acercarte a la luz de Jesús.