IV Esa Cosa Llamada Datos

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HECTOR PARRA GARCIA RESEÑA CRITICA “ESA COSA LLAMADA DATOS” DE NESTOR COHEN Y GABRIELA GOMEZ ROJAS ¿Es posible medir la realidad social? ¿Cuáles son los alcances y los límites que debemos dar a la hora de presentar la investigación con datos? En muchas ocasiones, obviamos la problemática que pueda suscitar el uso nulo o excesivo de cifras y nomenclaturas a la hora de refrendar una hipótesis de investigación. Tratar de poner un piso firme a esta prerrogativa es el objetivo del breve artículo de estos dos investigadores argentinos. A vista general, el artículo nos muestra los pasos para transitar de “los hechos a los datos”, así como los riesgos de asumir estos últimos como la realidad misma. En primer lugar, advierte el carácter relacional que tiene la elaboración de datos situándolos en un nivel constructivo e intencional: “Considerar el dato independientemente de los antecedentes… es confundir el hecho con el dato” (Cohen, 2014). En este punto, es importante señalar que en la utilización acrítica de datos para reflejar la realidad social, se corre el peligro de establecer un terreno común en donde se interpreten nuestras hipótesis desde perspectivas poco afines. Por ejemplo, si queremos hablar de la violencia en las migraciones centroamericanas que pasan por México y recurrimos a las estadísticas que proporciona el Instituto Nacional del Migración (INM), además de las omisiones que presenta este registro institucional (que solo contempla a los detenidos o registrados en algún puesto fronterizo), podemos caer en un terreno de discusión poco crítico, donde las alternativas de solución al problema de investigación no rebasen el campo de las políticas gubernamentales.

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HECTOR PARRA GARCIA

RESEÑA CRITICA “ESA COSA LLAMADA DATOS” DE NESTOR COHEN Y GABRIELA GOMEZ ROJAS

¿Es posible medir la realidad social? ¿Cuáles son los alcances y los límites que debemos dar a la hora de presentar la investigación con datos?

En muchas ocasiones, obviamos la problemática que pueda suscitar el uso nulo o excesivo de cifras y nomenclaturas a la hora de refrendar una hipótesis de investigación. Tratar de poner un piso firme a esta prerrogativa es el objetivo del breve artículo de estos dos investigadores argentinos.

A vista general, el artículo nos muestra los pasos para transitar de “los hechos a los datos”, así como los riesgos de asumir estos últimos como la realidad misma. En primer lugar, advierte el carácter relacional que tiene la elaboración de datos situándolos en un nivel constructivo e intencional: “Considerar el dato independientemente de los antecedentes… es confundir el hecho con el dato” (Cohen, 2014). En este punto, es importante señalar que en la utilización acrítica de datos para reflejar la realidad social, se corre el peligro de establecer un terreno común en donde se interpreten nuestras hipótesis desde perspectivas poco afines. Por ejemplo, si queremos hablar de la violencia en las migraciones centroamericanas que pasan por México y recurrimos a las estadísticas que proporciona el Instituto Nacional del Migración (INM), además de las omisiones que presenta este registro institucional (que solo contempla a los detenidos o registrados en algún puesto fronterizo), podemos caer en un terreno de discusión poco crítico, donde las alternativas de solución al problema de investigación no rebasen el campo de las políticas gubernamentales.

Producir nuestros propios datos, es quizás la manera más coherente de vincular el proceso teórico y el campo empírico que hemos elegido. Cabe advertir que la realidad empírica no puede ser aprehendida por los datos acumulados (hecho=dato).Por más que complejicemos el tratamiento de datos para aproximarlos a la realidad social, estos nunca dejaran de ser una representación teórica de los hechos. Dicha advertencia es muy importante, ya que en pocas ocasiones se realiza una reactualización de los datos presentados en una investigación, a lo largo del tiempo.

El primer paso a la hora de elaborar nuestros propios datos pasa por la elección de los conceptos que han de interpretar la realidad. De este primer momento de abstracción surgen las “variables” que han de aproximarnos (desde nuestra intención) a la

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realidad. Esta variable por sí sola, no representa nada; solo en el tratamiento metodológico de nuestro problema de investigación es que adquiere sentido. Toda vez que contamos con nuestras variables, acudimos al trabajo campo para entrecruzar nuestros instrumentos e registro con la realidad. Las decisiones que tomemos para procesar la información, siempre será “una” forma de interpelar la realidad de las tantas que pueden existir.

La confianza (fuera de nuestros parámetros de investigación) y validez (dentro de nuestros parámetros de investigación) que las mediciones pueden presentar constituyen un segundo momento clave para lograr la abstracción deseada de la realidad. Tal como lo advierte Bordieu, no debe dejarse de lado la vigilancia de las condiciones epistemológicas en la producción de estadísticas a la hora de utilizarlas como fuentes secundarias. En el mismo sentido que el ejemplo antes presentado, los datos estadísticos nunca significaran “representaciones objetivas” de la realidad ya que en todo momento, siempre están condicionadas por los objetivos y funciones por las que fueron elaboradas,

Además de las advertencias que nos presenta este breve artículo, deberíamos tomar en cuenta la función, si se quiere imperialista, que existe en la data global del siglo XXI. Existen verdaderas maquinarias empresariales y estatales que construyen datos y variables de manera incesante con la sola finalidad de mantener una hegemonía epistemológica que dificulta los planteamientos de nuevas variables críticas (Sosa, 2005)

FUENTES

Cohen, N. Gómez, G. (2014). “Esa cosa llamada datos” en Revista Latinoamericana de Metodología de la investigación Social. No. 8. Pp. 10-18

Sosa, R. (2005) “Herencias y retos del conocimiento en América Latina” en Revista Sociologías. No. 7. Pp. 130-148