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Museo Arqueológico Nacional Departamento de Difusión Serrano, 13. 28001 Madrid. Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840 http://man.mcu.es MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL BIBLIOGRAFÍA: • FRANCO, Ángela; BALMASEDA, Luís; ARIAS, Isabel; PAPI, Concepción; “La documentación de las cerámicas valencianas medievales en el Museo Arqueológico Nacional”, en La cerámica de Paterna. Reflejos del Mediterráneo. Catálogo de la exposición, Paterna, 2002. • FRANCO MATA, Ángela; “Anónimo. Jarra de reflejo dorado”, en Ysabel. La Reina Católica. Una Mirada desde la Catedral Primada, catálogo exposición, Toledo, 2005, p. 578, n. 276. • GISBERT, Josep A.; Sucre & Borja. La canyamel dels ducs, del trapig a la taula, Catálogo de la exposición, Gandia, 2000. • MARTNEZ CAVIRO, Balbina; Cerámica hispanomusulmana: andalusí y mudéjar, Madrid, 1991 • PAPÍ, Concepción, “Jarra” en La cerámica de Paterna. Reflejos del Mediterráneo. Catálogo de la exposición, Paterna, 2002, pag.260, n.124. • SÁNCHEZ PACHECO, Trinidad, “Precedentes de la Loza Mudéjar Valenciana: Oriente y Al-Andalus”, en El reflejo metálico de Manises. Cerámica hispano-morisca del Museo de Cluny de Paris, Electa, 1996. Texto original: Giulia Governi, abril 2010 Adaptación del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión) NIPO: 551-09-006-X JARRA de Manises abluciones de manos de los comensales, 2 platos grandes o bacins de ala plana en los que se presentaban las viandas, sobre todo carnes asadas o guisadas, platos para cortar o trocear las viandas (discus o tallador), escudillas para beber caldo, una jarra para echar agua, jarrones con dos asas para flores, media docena de morteros grandes, escudillitas y obras menudas, escudillas para tomar sopas secas... Además, cada comensal dispo- nía de cuchillos, cucharas, copas (nor- malmente de vidrio, pero también de loza dorada). Tampoco eran desconoci- das las escudillas con tapadera, los refres- cadors para enfriar las bebidas y los pequeños morteros para desmenuzar las especias. La ornamentación floral se disponía en los espectaculares terraçets, jarrones con asas en forma de alas, herederos de los famosos jarrones de la Alhambra nazaríes. Edad Media Tesoro a tesoro: descúbrelos

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Museo Arqueológico NacionalDepartamento de DifusiónSerrano, 13. 28001 Madrid.

Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840http://man.mcu.es

MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL

BIBLIOGRAFÍA:

• FRANCO, Ángela; BALMASEDA, Luís; ARIAS, Isabel; PAPI, Concepción; “La documentación de las

cerámicas valencianas medievales en el Museo Arqueológico Nacional”, en La cerámica de Paterna. Reflejos del

Mediterráneo. Catálogo de la exposición, Paterna, 2002.

• FRANCO MATA, Ángela; “Anónimo. Jarra de reflejo dorado”, en Ysabel. La Reina Católica. Una Mirada desde la

Catedral Primada, catálogo exposición, Toledo, 2005, p. 578, n. 276.

• GISBERT, Josep A.; Sucre & Borja. La canyamel dels ducs, del trapig a la taula, Catálogo de la exposición, Gandia,

2000.

• MARTNEZ CAVIRO, Balbina; Cerámica hispanomusulmana: andalusí y mudéjar, Madrid, 1991

• PAPÍ, Concepción, “Jarra” en La cerámica de Paterna. Reflejos del Mediterráneo. Catálogo de la exposición, Paterna,

2002, pag.260, n.124.

• SÁNCHEZ PACHECO, Trinidad, “Precedentes de la Loza Mudéjar Valenciana: Oriente y Al-Andalus”, en

El reflejo metálico de Manises. Cerámica hispano-morisca del Museo de Cluny de Paris, Electa, 1996.

Texto original: Giulia Governi, abril 2010 Adaptación del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión)

NIPO: 551-09-006-X

JARRAde Manises

abluciones de manos de los comensales,2 platos grandes o bacins de ala plana enlos que se presentaban las viandas, sobretodo carnes asadas o guisadas, platospara cortar o trocear las viandas (discus otallador), escudillas para beber caldo,una jarra para echar agua, jarrones condos asas para flores, media docena demorteros grandes, escudillitas y obrasmenudas, escudillas para tomar sopassecas... Además, cada comensal dispo-

nía de cuchillos, cucharas, copas (nor-malmente de vidrio, pero también deloza dorada). Tampoco eran desconoci-das las escudillas con tapadera, los refres-cadors para enfriar las bebidas y lospequeños morteros para desmenuzarlas especias. La ornamentación floral sedisponía en los espectaculares terraçets,jarrones con asas en forma de alas,herederos de los famosos jarrones de laAlhambra nazaríes.

Edad Media

Tesoro a tesoro: descúbrelos

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crearon compañías italianas especializa-das en su importación. Alfonso elMagnánimo encargó la producción deazulejos para decorar las estancias de sunueva corte de Nápoles y los papasCalixto III y Alejandro VI solicitabancontinuamente piezas y azulejos para lassalas del Vaticano.

Existen muchísimos testimonios de laépoca que dan noticia del éxito de estaloza, como el Regiment de la cosa pública, delfranciscano Eximenis: “…es sobre todola belleza de la obra de Manises, dorada ymagistralmente pintada, que ya ha ena-morado a todo el mundo, tanto que elPapa y los cardenales y los príncipes delmundo la obtienen por especial favor yquedan atónitos al considerar que conbarro pueden hacerse obras tan excelen-tes y nobles”; o relatos de viajerosextranjeros, como Jerónimo Münzer:“fabrican escudillas, platos, jarros, ymucha vasija de esta clase, y tan delicada-mente la colorean, que las creerías deco-rada en oro o en plata, todas las cuales sevenden y son enviadas en naves enterasllenas de ellas a Venecia, Florencia,Sevilla, Portugal, Lyon, Aviñón”.

En el s. XVI, el cambio de gusto a favorde la cerámica policromada italiana,junto a la incapacidad de los talleresmaniseros de adaptarse a los nuevostiempos, hacen que la loza dorada dejede ser la predilecta en las cortes europe-as, precipitándose su decadencia con laexpulsión de los moriscos (1609). Esentonces cuando el centro de la lozaespañola pasa a Talavera de la Reina, y lavajilla de reflejo dorado pasa a popula-rizarse, hasta desaparecer definitiva-mente en el XVIII.

La loza de Manises, armorial de heráldica de la nobleza europeaEn el centro de la panza, ligeramentedesplazado respecto al pico, se encuen-tra un escudo nobiliario, de forma

Esta jarra o pitxer, realizada en Manises amediados del s. XV, formó parte dellujoso servicio de mesa de los Tedaldi,importante familia de la nobleza flo-rentina. Es uno de los pocos ejemplaresde este tipo que se conserva en tan buenestado.

Alma de arcilla, exterior doradoEl cuerpo de la jarra es piriforme y suboca, trilobulada. Fue realizada atorno, a excepción del asa en forma decinta, que se pegó con una cola realiza-da con arcilla (barbotina). En estemomento, la jarra recibió la primeracocción. Posteriormente, y antes de lasegunda cocción, se cubrió por inmer-sión con un esmalte blanco de estaño,invento introducido en España por losmusulmanes y utilizado desde el s. IX enIraq para imitar la blancura de las por-celanas chinas, muy apreciadas en lacorte abasí de Bagdad.

Sobre esta base blanca, se pintó, conazul de cobalto y una mezcla de sulfurosde cobre y plata disueltos en vinagre, elescudo y la decoración vegetal de hojasde hiedra u hoja de parra, típica de laproducción de Manises de mediados dels. XV, realizada con la delicadeza y eldetalle propios de este momento deesplendor: un tallo, trazado con unasutil línea de azul cobalto, divide lapieza en seis franjas decorativas a cuyoslados nacen las hojas de hiedra, alter-nando las doradas con las azules y condetalles esgrafiados que dejan entreverel fondo blanco. Entre las hojas tam-bién se encuentran otros motivos derelleno, como diminutos roleos, boto-nes y florecillas de helecho.

Una vez decorada, la jarra fue sometidaa una tercera cocción en unos hornosespeciales, a temperatura más baja quela segunda para evitar la fusión delesmalte blanco, y con mucho humo(cocción reductora). Así, la plata y el

cobre formaban una aleación que que-daba fijada al esmalte y que había quesacar a la luz frotando las piezas, quesalían del horno totalmente ennegreci-das. Las características de esta últimacocción constituían el secreto del refle-jo metálico o dorado, que da nombre aesta técnica decorativa.

El reflejo dorado: el éxito de una técnica decorativa que imita el metalEsta técnica decorativa es de origenoriental y fue introducida en la penín-sula Ibérica por los musulmanes. Losfragmentos más antiguos datan del s. Xy fueron encontrados en Madinat Al-Zahra (Córdoba), aunque con todaprobabilidad se trate de piezas importa-das desde Oriente. No obstante, suproducción en Calatayud desde el sigloXII y su exportación desde allí a paíseslejanos está documentada, al igual quesu fabricación en Málaga, Murcia yAlmería. De estos centros de produc-ción, el que cobró más importanciadurante el periodo nazarí fue Málaga,de donde deriva el nombre, obra deMaliqa, con que esta loza fue conocidaincluso después de trasladar su produc-ción a Manises. Este traslado de los artí-fices malagueños a Manises llevandoconsigo el secreto de su fabricación tuvolugar a finales del siglo XIII y fue moti-vado por la necesidad de abaratar y faci-litar la exportación de los encargosdesde el puerto de Valencia.

El siglo de oro de la cerámica deManises tuvo lugar entre la segundamitad del s. XIV y la segunda mitad delXVI, coincidiendo con un momento degrandeza del Reino de Valencia, princi-pal centro financiero y mercantil de laCorona de Aragón. Su extraordinarioreflejo dorado logró gran aceptaciónentre las cortes de Europa, cuyos pala-cios se enriquecieron con la cerámicamanisera. Fue en Italia donde tuvieronmayor éxito, hasta el punto de que se

almendrada y rodeado por un motivode hojas de laurel, que nos permiteidentificar a los comitentes de la piezacomo la familia florentina de losTedaldi, originarios de Fiesole y que,según la tradición, llegaron a tener unnotable poderío económico: un campodorado, atravesado por tres líneasdobles oblicuas oscuras, y sobre ellas unleón rampante azul, con detalle doradoen el ojo. La decoración se completacon unas cintas doradas bordeando elinterior de la boca, el asa y el pie de lajarra. Al mismo servicio perteneceríaun plato conservado en el InstitutoValencia de Don Juan, con idénticadecoración y escudo de armas.

La representación de los emblemasheráldicos en la loza manisera era soli-citada por las familias nobles, dado elcarácter lujoso y de símbolo de estatussocial de este tipo de loza. En los con-tratos se especificaba cómo debían serlos blasones y, aunque podía habermodificaciones debidas al espacio y latécnica, normalmente el resultado erabastante fiel. En este sentido, el reper-torio de la cerámica de Manises se con-sidera un verdadero armorial, un catá-logo de los emblemas heráldicos de lanobleza europea.

La vajilla de loza dorada, protagonistade los banquetes áulicosLas vajillas de lujo, que jugaban unpapel fundamental en la celebración debanquetes áulicos en los que la aristo-cracia manifestaba su poder, reuníangran número de piezas. Una carta con-servada de la Reina María de Castilla,consorte de Alfonso el Magnánimo, esun valioso testimonio de la composi-ción de una vajilla de lujo y sus usos enla mesa, siempre cubierta por un mag-nífico mantel; incluye un importantepedido de loza dorada de Manises: 2platos grandes o braseros, que eran pre-sentados por los servidores para las