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Ciudades y petróleo. Aspectos históricos y prospectivos de la población urbana de Venezuela Jean Papail y Michel Picquet* Aquí se analiza la dinámica urbana de Venezuela. En una primera parte se examinan los fundamentos y la evolución deJ sistema urbano a pañir de la época colonial, el inicio de la explotación petrolera con el descubri- miento del primer yacimiento petrolífero y el impacto del mercado petro- lero y sus consecuencias sobre Ja economía venezolana, con énfasis en las situaciones que provocaron cambios en la población y su distribución sobre el territorio. Después se revísala organización del espacio urbano y se hace una tipología de las ciudades conforme a la función económica y social que ejercían en los niveles nacional y regional, para posterior- mente hacer una clasificación de los centros urbanos desde eJ punto de vista demográfico. En una segunda pane se examinan las nuevas condi- ciones que enfrenta la evolución del sistema urbano, debido a los cam- bios en los componentes del crecimiento demográfico y el proceso de desconcentración de la región capital y el foñalecimiento de la región central. Por último se revisan Jos /actores que permiten estabJecer pro- yecciones sobre el futuro crecimiento de las ciudades venezolanas. Presentación** A partir de la época colonial y hasta principios del siglo xx, se estableció en la Venezuela prepetrolera un esquema espacial de distribución de la población y de las actividades económicas ca- racterizado por la poca interdependencia de sus elementos y por un sistema de intercambios muy abierto hacia el exterior. Una gran parte de la producción agrícola era exportada y la casi totali- dad de los productos manufacturados necesarios para el país * Investigadores del ORS^OM, Instituto Francés de Investigación Científica para el Desarrollo en la Cooperación. Traducción del francés de Mario A. Zamudio Vega. ** La investigación sobre la dinámica urbana de Venezuela pudo llevarse a cabo gracias a la ayuda del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, dirigido por el doctor J. Chi Yi Chen, y a los estudios demográficos efectuados conjuntamente con el ORSTOM en- tre 1975 y 1984. Los investigadores de ese Instituto (D. Bigegain, A. Pellegrino y Z. González de Suárez) contribuyeron al establecimiento y a la realización de los últimos cálculos. José Canas del Credal (del Centro de Investigación y Documenta- ción sobre América Latina), en fin, colaboró en este proyecto en el marco de sus investigaciones sobre las regiones Zuliana y Guayana. [161]

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C i u d a d e s y p e t r ó l e o . A s p e c t o s h i s t ó r i c o s y p r o s p e c t i v o s

de l a p o b l a c i ó n u r b a n a de V e n e z u e l a

Jean Papail y Michel Picquet*

Aquí se analiza la dinámica urbana de Venezuela. En una primera parte se examinan los fundamentos y la evolución deJ sistema urbano a pañir de la época colonial, el inicio de la explotación petrolera con el descubri­miento del primer yacimiento petrolífero y el impacto del mercado petro­lero y sus consecuencias sobre Ja economía venezolana, con énfasis en las situaciones que provocaron cambios en la población y su distribución sobre el territorio. Después se revísala organización del espacio urbano y se hace una tipología de las ciudades conforme a la función económica y social que ejercían en los niveles nacional y regional, para posterior­mente hacer una clasificación de los centros urbanos desde eJ punto de vista demográfico. En una segunda pane se examinan las nuevas condi­ciones que enfrenta la evolución del sistema urbano, debido a los cam­bios en los componentes del crecimiento demográfico y el proceso de desconcentración de la región capital y el foñalecimiento de la región central. Por último se revisan Jos /actores que permiten estabJecer pro­yecciones sobre el futuro crecimiento de las ciudades venezolanas.

P r e s e n t a c i ó n * *

A partir de la época colonia l y hasta principios del siglo xx, se estableció en la Venezuela prepetrolera u n esquema espacial de distr ibución de la población y de las actividades económicas ca­racterizado por la poca interdependencia de sus elementos y por u n sistema de intercambios muy abierto hacia el exterior. U n a gran parte de la producción agrícola era exportada y la casi totali­dad de los productos manufacturados necesarios para el pa í s

* Investigadores del ORS^OM, Instituto Francés de Investigación Científica para el Desarrollo en la Cooperación. Traducción del francés de Mario A. Zamudio Vega.

* * La investigación sobre la dinámica urbana de Venezuela pudo llevarse a cabo gracias a la ayuda del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, dirigido por el doctor J. Chi Yi Chen, y a los estudios demográficos efectuados conjuntamente con el ORSTOM en­tre 1975 y 1984. Los investigadores de ese Instituto (D. Bigegain, A. Pellegrino y Z. González de Suárez) contribuyeron al establecimiento y a la realización de los últimos cálculos. José Canas del Credal (del Centro de Investigación y Documenta­ción sobre América Latina), en fin, colaboró en este proyecto en el marco de sus investigaciones sobre las regiones Zuliana y Guayana.

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provenían del extranjero. Más tarde, la consol idac ión de l poder central y los ingresos provenientes de las actividades extractivas crearon las condiciones necesarias para el desarrollo de nuevos mercados urbanos.

C o n el desarrollo ulterior de la industria de transformación, contingentes cada vez m á s numerosos de individuos enfrentados a los obstáculos estructurales del mundo agrícola y atraídos por las tasas de rentabilidad m á s altas de las actividades industriales y terciarias emigraron de las zonas rurales a las urbanas. De esa manera se inició u n éxodo rural-urbano orientado hacia las ciuda­des que más se beneficiaban de las actividades económicas del es­tado, del comercio y de los servicios: Caracas, sobre todo, y en menor medida, Maracaibo.

Durante los años sesenta, el nuevo impulso dado al desarrollo de las industrias de sust itución de importaciones se ejerció s in ninguna restricción en cuanto a la localización de las mismas, las cuales se instalaban en los lugares donde sus costos eran menores: cerca de los puertos internacionales, de los mercados m á s impor­tantes del pa í s y de las principales concentraciones de mano de obra. As í se v io reforzada en la zona centro-norte, desde Caracas hasta la cuenca del lago Valencia , la concentración ya entonces importante de las actividades económicas .

E n el decenio de 1970, no obstante, las deseconomías crecientes de las actividades de la capital y de una parte de la región central redujeron el dinamismo del crecimiento de Caracas, facilitando de esa manera la expans ión industrial hacia el occidente del pa í s . Esa tendencia espontánea se vio fortalecida por u n conjunto de disposiciones contenidas en la política de desconcentración in­dustrial : dotación de infraestructuras e instalaciones, local ización de proyectos públ icos importantes, etcétera.

S imultáneamente, durante el transcurso de los años setenta, se inició una nueva fase del desarrollo industrial , v inculada a la uti l ización de los recursos naturales del pa í s , durante la cual se instalaron grandes industrias bás icas , b ien diferenciadas de las orientadas hacia la producción de bienes de sust i tución de impor­taciones. S in embargo, el modelo de ocupac ión y ubicación en v i ­gor durante ese periodo fue el origen de dificultades que afectan no solamente al acondicionamiento del territorio sino también al proceso general del desarrollo del pa í s . As í , en la actualidad ob­servamos:

• una excesiva concentración de la población, de las activida­des y de los equipamientos en áreas reducidas del territorio nacional (40% de la población venezolana está concentrada

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en la Región Capital y en la Central , que juntas representan 4% del territorio);

• la aparición de deseconomías crecientes en la capital absorbidas por e l estado, fundamentalmente por medio de subvenciones a la prestación de los servicios públ icos (agua, salud, habita­c ión, educación, recolección de basura, etcétera);

• la concentración del desarrollo urbano-industrial en una zona (Caracas y la cuenca del lago de Valencia) que presenta serias l imitaciones en recursos acuíferos;

• l a constitución, en la mayoría de las ciudades de la zona cen­tro-norte, de bases económicas urbanas apoyadas en activida­des del sector terciario fuertemente dependientes del gasto públ ico , y

• la persistencia de importantes fenómenos migratorios, tanto internos como externos, y el rápido crecimiento de la población marginada, lo cual ejerce enormes presiones sobre la dota­ción de servicios en los centros urbanos.

Esta presentación histórica general de la evolución social y económica del pa í s constituye el marco necesario para el anál i s i s del crecimiento urbano y fija, igualmente, los límites de dicho anál i s i s . E n efecto, el sistema urbano y los subsistemas urbanorre-gionales —muy importantes en este pa í s— poseen sus propias po­tencialidades de crecimiento o de regresión vinculadas con el ta­maño de las ciudades, su número, su emplazamiento, el grado de ocupac ión del espacio, etc., factores todos que de sempeñan una función selectiva en la naturaleza de la evolución de la organiza­ción urbana.

Por lo demás , si bien el crecimiento demográfico influye d i ­rectamente en las tasas de crecimiento, debido al efecto diferencial de los niveles de mortalidad y de fecundidad según las regiones y la naturaleza de la ocupac ión del territorio, dicho crecimiento influye igualmente en la distribución regional de la poblac ión por la ampl i tud de los desplazamientos que de él resultan.

As í , la relación entre el crecimiento de las ciudades y la m i ­gración nos l leva a interrogarnos tanto sobre la importancia de los efectos de la historia y del desarrollo económico como sobre la respuesta humana a los cambios demográficos y a los fenómenos de acumulac ión de la riqueza y a su localización.

Consecuentemente, todo lo anterior nos conduce a abordar los posibles resultados de la evolución futura, a apreciar la realidad de su dependencia con respecto a los sucesivos contextos históri­cos, demográf icos , económicos , etc. y a evaluar la resistencia de los modos de ocupac ión del territorio a los cambios que se perci-

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ben en las formas de la movi l idad y de la reproducción sociales y familiares.

Las condiciones generales del poblamiento

A la llegada de los españoles en el siglo xv, Venezuela contaba entre 200 000 y 500 000 habitantes de origen amerindio. Las áreas de poblamiento de los grupos sedentarios sobre el l i toral y en los valles intermedios de la cordil lera de los Andes y de la costa mos­traban ya la trama del emplazamiento de las futuras aglomeracio­nes que los e spañoles habrían de instalar en el pa í s a medida que extendían su dominio del territorio. E n todos los lugares donde se afirmaba la penetración colonial , se creaban las metrópolis re­gionales. A finales del siglo XVII, ya existía la mayoría de las c iu­dades venezolanas de la actualidad. E n 1873, 30% de la poblac ión vivía ya en m á s de 50 aglomeraciones, de las cuales, las pr incipa­les, que eran Caracas, Maracaibo, Valencia y Barquisimeto, cons­tituían las futuras grandes metrópolis del pa í s .

Mientras que Estados Unidos recibió a unos 36 mil lones de i n ­migrantes entre 1820 y 1920 y Argentina y Brasi l absorbieron a m á s de 8 millones de europeos entre 1861 y 1920, Venezuela no recibió prácticamente extranjeros. As í , el crecimiento demográfi­co de Venezuela se vio estrechamente vinculado a la evolución de los factores naturales, al menos hasta los años cincuenta.

Durante el régimen de Marcos Pérez J iménez (1950-1958), la inmigración europea aumentó enormemente y se dirigió pr inc i ­palmente hacia los grandes centros urbanos; s in embargo, la ca ída de Pérez J iménez en 1958 se vio acompañada de una crisis econó­mica que tuvo como consecuencia el que muchos europeos regre­saran 3 su pa í s de origen.

Por otra parte, el periodo reciente (1970-1980) se caracteriza por u n aumento y una diversificación de los flujos, con u n creci­miento muy marcado de la inmigración colombiana durante el de­cenio de 1970.

Los censos venezolanos, efectuados a partir de 1873, destacan el crecimiento desigual que experimentó el pa í s hasta 1936 debi­do a una situación epidemiológica muy inestable, al estado endé­mico del paludismo y, más tarde, de spués de la segunda guerra mundia l , debido a las oleadas migratorias externas (1950-1958 y 1974-1981).

Los niveles de natalidad y fecundidad permanecieron altos hasta mediados de los años sesenta (la fecundidad acumulada hasta ese momento fue de 6.31 hijos por mujer en 1966). A pesar de u n

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Lgero envejecimiento de la población debido a la prolongación de i duración de la vida , esos diferentes factores han producido una •oblación joven de la que 40% es menor de 15 años .

.. Los fundamentos y l a evolución del sistema urbano

,as grandes etapas

\ partir de la segunda mitad del siglo xvi, los conquistadores espa­lóles organizaron la penetración del territorio venezolano, fúndan­lo una serie de centros de poblamiento concentrados, sobre todo, m los Andes y en el l i toral , pero que cubrían no obstante todo el :erritorio.

As í , desde esa época hasta principios del siglo xix, fueron Fundados 627 centros, en los que los cabildos se afirmaron en cuanto poder regional que habría de constituir el crisol de la gran mayoría de las ciudades venezolanas de la actualidad. E n ese tiempo formaban ya múlt iples sistemas urbanos regionales, m á s o menos integrados entre sí , que se desarrollaban mediante la ex­tensión y la diversif icación de las actividades agrícolas y , sobre todo, mediante la comercial ización directa de la producc ión . Se estima que, a principios de ese siglo, la mitad de la poblac ión v i ­vía en los centros urbanos. E n lo esencial, las relaciones de esos centros se orientaban hacia el exterior, dejando de lado las rela­ciones que habrían podido establecerse entre ellos. Hacia finales del siglo xviii, ya podían identificarse cinco conjuntos b ien del i­mitados:

• e l valle de Caracas, su acceso al mar, La Guaira, y todos los valles adyacentes;

• l a región de Valencia , con su salida al mar, Puerto Cabello; • e l eje Barquisimeto-San Felipe-Tucatas, que organizaba la

explotación de las ricas sierras de Lora y de Yaracuy; • l a región del lago de Z u l i a , con Maracaibo y sus puertos lacus­

tres, salidas para los productos de la vertiente occidental de los Andes, y

• C i u d a d Bolívar, construida sobre las riberas del Orinoco, que controlaba todas las relaciones de esa cuenca.

L a era petrolera y el inmovi l i smo político (1900-1958). La ex­plotación petrolera comenzó realmente a principios de nuestro si­glo, pero sus efectos no se hicieron sentir a lo largo del periodo de l a dictadura de Gómez (más de treinta años) ; s in embargo, en

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esa época se produjo el fortalecimiento del poder central sobre las regiones y e l surgimiento de Caracas como capital .

E n 1922, e l descubrimiento de u n enorme yacimiento de pe­tróleo en Z u l i a marcó el in ic io de una nueva era y, a partir de los años cuarenta, se produjeron los cambios importantes en la distri­buc ión espacial de la poblac ión y en la jerarquía entre estados y entre ciudades. De esa manera, Z u l i a v io desarrollarse ciudades precursoras incluso en los sitios petroleros: Lagunil las , Cabimas, C i u d a d Ojeda, etc., con tasas de crecimiento anual del orden de 8%. Maracaibo se convirtió en la segunda ciudad del pa í s y Z u l i a en el primer estado, superando incluso la región de Caracas. Las actividades petroleras habrían de ejercer u n poderoso efecto de atracción sobre las poblaciones de los otros estados del pa í s y so­bre las de las zonas rurales y atraerían a millares de extranjeros.

Hasta 1936, Zu l i a siguió siendo el único estado realmente petro­lero de la Unión; pero en 1937 entraron en explotación los nuevos yacimientos descubiertos en los estados de Anzoategui y Monagas, en la región noroccidental del pa í s . Rápidamente , l a producc ión progresó a u n ritmo tanto más elevado cuanto que la demanda de petróleo era cada vez más fuerte debido a la segunda guerra mun­dia l . C o n ello, la intensidad de los movimientos migratorios al­canzó u n n ive l sorprendente. Durante esos pocos años , los cuatro estados petroleros de la Unión (Falcón, Monagas, Anzoategui y Zulia) experimentaron una expans ión demográfica excepcional.

M á s tarde, no obstante, las variaciones de la producc ión y la incertidumbre de la demanda internacional provocaron fluctua­ciones importantes en el sentido y el volumen de los flujos migra­torios. Así , la inestabilidad de la mano de obra hizo su aparic ión como u n componente determinante de la redistribución de pobla­ción que experimentó entonces Venezuela: algunos pueblos, pe-queños.centros agrícolas , fueron abandonados y los movimientos hacia las zonas petroleras vaciaron los campos.

EJ establecimiento de la democracia y la organización urba­na . A d e m á s del poder económico y político que les otorgó s in reservas la nueva constitución, los sucesivos gobiernos democrá­ticos se dedicaron a acentuar el centralismo en provecho de la re­g ión norte-centro, sobre el eje Caracas-Valencia, mediante una po­lítica de afectación de los recursos financieros obtenidos del petróleo y la localización de las primeras industrias importantes. E l crecimiento de la población urbana en esa extensa región fue vertiginoso. Caracas dupl icó su población casi cada diez años , y el lo provocó el desarrollo de los centros urbanos limítrofes, los cuales, debido a las crecientes necesidades de aprovisionamiento

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B la capital , v ieron aumentar sus mercados. E n los estados petroleros, por otra parte, una vez pasada la

ise de exploración y acondicionamiento de la explotación, que abía exigido importantes inversiones y provocado u n enorme ujo de inmigrantes, se produjo en los años sesenta u n proceso de onsol idac ión que puso f in gradualmente a los desplazamientos sporádicos de grandes contingentes de migrantes que segu ían las ariaciones de la producc ión petrolera y la puesta en explotac ión le nuevos yacimientos. E n Z u l i a , el estado petrolero más antiguo, 1 crecimiento natural superó las aportaciones migratorias.

E l caso de Z u l i a , no obstante, es único en el proceso de explo-ación, explotación y producc ión de petróleo que caracterizó al >aís desde pr incip ios de siglo. De ser u n pequeño estado despla­nado y secundario por el vo lumen de su población y de su produc-:ión agrícola hacia finales del siglo xix, Z u l i a ha experimentado iesde hace más de medio siglo una expans ión tanto más sorpren­dente cuanto que es durable, poderosa y resistente a las importan­tes fluctuaciones del mercado petrolero. Y a en 1971 era u n estado fuerte y bien estructurado en una red de centros urbanos — d o m i ­nada por Maracaibo, segunda ciudad del país en ese entonces y que pronto rebasaría el mi l lón de habitantes— que ejercía una atracción nada despreciable sobre los estados vecinos.

Durante ese periodo, en el que Venezuela inició su fase de in ­dustrial ización, además de la capital y Maracaibo, surgieron una veintena de ciudades gracias a las funciones que desempeñaban en cuanto metrópolis regionales. Esa transformación de simples aldeas en verdaderas ciudades, debida a la aportación migratoria externa y, sobre todo, al éxodo rural , ilustra u n fenómeno de urba­nización que pocos países han experimentado con tanta fuerza y en tan poco tiempo.

A l alba del choque petrolero de 1974, el sistema urbano de Venezuela se caracterizaba por los cambios recientes que acababa de experimentar en los úl t imos decenios y que habían conducido:

• a la integración progresiva de los sistemas regionales, lo que permitió el surgimiento de una organización urbana regional;

• al predominio de la región capital, favorecida en gran medida por la distribución del gasto públ ico y por la local ización de los polos industriales, y

• a la estabil ización de las regiones petroleras, a las que se pudo impedir que obtuvieran una autonomía polít ica y económica demasiado grande.

Ta l situación no estaba exenta de desequilibrios, los cuales

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habrían de acentuarse con el aumento de los ingresos provenien­tes de l petróleo: una concentración excesiva de la p o b l a c i ó n y de las actividades en la capital, u n despoblamiento de las zonas rura­les, una reducida part ic ipación (del l i toral oriental) en e l nuevo progreso económico, etcétera.

EJ impacto petrolero y la "venezolización" de la economía . La transformación de los mercados petroleros comenzó en 1970 por la decis ión de los países productores de aumentar la tasa de deduc­ción fiscal sobre los ingresos de las compañías petroleras estable­cidas en los pa í se s miembros de la OPEP. A pr incipios de 1974, e l precio del barri l de crudo era cuatro veces superior a l de 1970.

Provisto de recursos financieros inesperados, el gobierno intentó transformar Venezuela en una nación capitalista moderna, fortaleciendo la función del Estado (que controlaba m á s de 200 empresas industriales): nacionalizó el hierro y el petróleo, inició grandes trabajos de equipamiento en materia de energía y agua, puso en práctica vastos planes de industrial ización (la siderurgia en Guayana y en Z u l i a , la petroquímica en Morón, las industrias de transformación en las regiones capital y central) y desarrolló la infraestructura para esas industrias.

E l número de las empresas públ icas se dupl icó , y , para poner en práctica e l despegue económico, éstas aumentaron en gran medida su endeudamiento. Consecuentemente, el sector secunda­rio , en especial la construcción, experimentó una expans ión a la medida del enorme aumento de la d i sponibi l idad monetaria, pero desproporcionada en cuanto a las posibilidades reales de la pro­ducc ión interior.

A partir de 1978, el vo lumen del endeudamiento acumulado condujo al nuevo equipo en el poder a poner en práetica una polí­tica de/ 'ei i fr iamiento' ' de la economía que en seguida se transfor­mó en recesión. As í , e l tener que recurrir al FMI y a la devalua­ción se hizo inevitable en 1983.

Esas decisiones económicas y la manera como fueron conduci­das provocaron cambios drásticos en el poblamiento y su distribu­ción sobre el territorio. Las sacudidas demográficas provocadas por el flujo desordenado y esporádico de grandes contingentes de emigrantes, provenientes de Colombia, el Caribe, el Cono Sur y Europa, y la naturaleza inestable de esos nuevos inmigrantes son características de la evolución demográfica de numerosos centros urbanos.

S i b ien es cierto que el medio rural continuó proporcionando migrantes, su aportación a la migración interna d i sminuyó a me­dida que se agotaba su potencialidad, por lo que los cambios en

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redistr ibución de la poblac ión se efectuaron mediante las trans-rencias de poblac ión entre las ciudades, y las regiones capital central fueron el eje de esos movimientos. Dichas regiones cap-iron la casi totalidad de la poblac ión inmigrante extranjera (79% [i e l solo caso de la región capital al in ic io de los años setenta).

Por otra parte, salvo el estado de Zul ia , cuyo nivel de población Í permitió una diversif icación de sus actividades productivas, las jgiones petroleras entraron m á s b ien en decadencia y la falta de ctividades de reemplazo vació las ciudades mineras m á s anti-uas de su poblac ión activa. Como en la región capital, las c iuda-es de l a región central se beneficiaron ampliamente durante ese eriodo de la pol í t ica económica puesta en práct ica con l a con-entración del equipamiento y de la infraestructura y e l estableci-l iento de industrias de sustitución. Algunas de ellas (Mariara, La Victoria, Turmero) dupl icaron su población entre 1971 y 1982, nexando tierras y población de las áreas vecinas y transformando >oco a poco la región en u n continuo urbano.

A pesar de los avatares de la polít ica económica y financiera, >tras regiones parecen haber "despegado" en el transcurso de isos años u n poco particulares. E l complejo s iderúrgico y portua-io de Ciudad Guayana se convirtió en la sépt ima aglomeración írbana del país en 1981, con 314 041 habitantes. De igual mane-a, las ciudades de los Llanos experimentaron u n alto crecimiento lebido al desarrollo de las industrias agroalimentarias. La parte menta l , en f in , se integró gradualmente al movimiento: las c iu­dades de esta región, que se habían visto fuertemente afectadas por la crisis agrícola de los años sesenta, desarrollaron activida­des industriales y agroalimetarias que comenzaron a retener las poblaciones de las áreas rurales vecinas, hasta entonces focos de emigración hacia la capital y la región central. E n los Andes , Mérida y San Cristóbal conservaban su rango de metrópolis regio­nales; l a primera, gracias a su función universitaria y la segunda, gracias a su pos ic ión clave en las relaciones con Colombia .

A s í , los grandes rasgos de la constitución del sistema urbano venezolano muestran la importancia que tuvieron los hechos his­tóricos para su estructura actual. Incluso si los cambios recientes modelan una nueva evolución, la organización urbana, tal como se presenta en este último decenio, contiene los elementos deter­minantes de su transformación. Por su función, volumen y posi­c ión en el esquema global, algunas ciudades poseen en reserva u n potencial de crecimiento específ ico, que puede verse frenado o fa­vorecido por el poder central, mientras que otras, en cambio, no p o d r á n desarrollarse sin la ayuda de éste.

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Organización del espacio urbano venezolano

Dinamismo regional y función de las ciudades. Mediante la utiliza^ ción de coeficientes de local ización de las actividades económi­cas, las ciudades que tenían más de 20 000 habitantes en 1971 fueron clasificadas conforme a la función económica y social que ejercían predominantemente en los niveles nacional y regional. As í , distinguimos seis grupos de ciudades:

• Las ciudades donde predomina la función industr ia l : Valen­c ia , Guayana, Maracay, La Victor ia , etcétera. E l proceso de in ­dustr ial ización iniciado en esta región en los años sesenta, confirmado en seguida entre 1971 y 1981 por las tasas de cre­cimiento m á s altas (5.95% como media anual), caracteriza al conjunto de las actividades de esos centros.

• Las ciudades petroleras y mineras, cuya regresión relativa surgida en los años sesenta se acentuó rápidamente en la re­g ión de Z u l i a , donde algunas de ellas tuvieron incluso creci­mientos negativos (Lagunillas, C iudad Ojeda). Esas antiguas ciudades precursoras sufrieron las consecuencias de la falta de una polít ica de diversif icación de sus actividades. E n la parte oriental del pa í s , el proceso de formación de las ciuda­des petroleras y mineras es m á s reciente y no parece haber creado una especial ización tan acentuada como en Z u l i a .

• E l conjunto de las ciudades litorales con función portuaria, que tuvieron u n crecimiento fuerte y sorprendentemente re­gular a partir del comienzo del proceso de industrial ización y de desarrollo económico iniciado a finales de los años c in­cuenta. Actualmente, las ciudades litorales del " O r i e n t e " —Puerto de la Cruz, Barcelona, Cumaná, Carupano— parecen experimentar u n crecimiento más sostenido que el del l i toral central, debido seguramente al desarrollo de industrias manu­factureras y de transformación, a actividades comerciales y de transportes importantes y, también, a cierta especial ización en la industria alimentaria —mediante la transformación de los productos de la pesca— y a un medio rural muy abundante.

• Las llamadas ciudades comerciales, que tienen, realmente, una función de mercados muy importante al n ive l regional: mercados de aprovisionamiento y de comercial ización de los productos agrícolas e industriales, centros bancarios y admi­nistrativos, centros de servicios sanitarios, de transportes, etc. Barquisimeto, cuarta ciudad del país , reúne todas esas funciones, y su desarrollo es el reflejo de una región en pleno progreso.

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Entre los centros urbanos en los que predominan las funcio­nes de servicios públ icos , administrativos, educativos y de asistencia médica y sanitaria, así como las actividades comer­ciales y bancarias, surge, por supuesto, la capital, Caracas, sede del gobierno central y de todas las administraciones, polo de concentración de todas las actividades de d imens ión nacional y de todos los centros de decis ión, capital, en f in , universitaria y cultural . A pesar de u n relativo descenso de su crecimiento en estos úl t imos años , la concentración de me­dios administrativos, económicos y polít icos en Caracas es enorme: más de 40% de los empleos urbanos se concentran en el la , 46% en el sector médico y sanitario; en 1971, 61% se concentraba en el sector bancario (Chi Y i Chen y otros, 1978).

Finalmente, entre las ciudades s in especial ización aparente, s posible dist inguir :

los centros con u n alto crecimiento, localizados en las regio­nes con u n fuerte dinamismo regional: Los Teques (región capi­tal), Guanare, Acarigua —Araure (llanura andina)—, Yaritaqua (región centro-occidental), E l Tigre —Tigrito (región noro-riental), y

> los centros con u n crecimiento débil en los Andes y Z u l i a , los cuales confirman la decadencia relativa de esas regiones.

Tipología funcional y perfiles demográficos. La diversifica­r o n de los procesos de crecimiento de las ciudades ha entrañado la formación de poblaciones urbanas en ocasiones muy diferentes en el plano demográfico. Desde el punto de vista estrictamente demográfico, la comparac ión de los perfiles piramidales de los principales centros urbanos con el de la población total permite clasificarlos en dos grandes grupos:

• primero, aquel en el que la estructura de la pirámide de eda­des se caracteriza por e l efecto de los factores de crecimiento natural, y

• segundo, aquel en el que, como resultado del predominio de los efectos de las migraciones, las estructuras se encuentran extremadamente perturbadas.

Las ciudades del primer grupo, con predominio de los facto­res "naturales" , se localizan sobre todo en la región nororiental, en los Andes y sus llanuras, y presentan tres tipos de perfiles:

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• uno de t ipo claramente rural con una base ampl ia , muestra de una fecundidad poco afectada aún por comportamientos mal­tusianos. E n su conjunto, las ciudades de este t ipo no poseen una especia l ización muy marcada, s i no es la administrativa;

• u n perfil rural atenuado, a medio camino entre e l tipo nacio­na l y el rural , en el que se observan los efectos de una fecundi­dad todavía superior a la media nacional . Este t ipo es caracte­rístico de las ciudades del " O r i e n t e " , ya sea que tengan una función portuaria, como Cumaná , Puerto La C r u z , Barcelona, o minera, como Ciudad Bolívar, y

• en f in , el últ imo tipo de este grupo muestra perfiles muy próx imos a l nacional , con u n predominio m á s o menos claro, no obstante, de mujeres entre las edades jóvenes adultas.

E n el grupo de los centros urbanos con predominio del factor "migra tor io " , encontramos la mayoría de las ciudades que expe­rimentan o han experimentado u n dinamismo suficientemente poderoso como para provocar importantes flujos migratorios. Se trata, desde luego, de las grandes ciudades industriales, como Va­lencia y Maracay, de las grandes metrópolis urbanas del pa í s , como Caracas y Maracaibo, y de las ciudades precursoras, como las ciudades petroleras de Cabimas, Lagunillas , Arnaco y C iudad Guayana. Esos centros, localizados en su mayoría en las regiones central y capital y sobre los sitios petroleros y mineros, presentan cierto número de similitudes y pueden ser clasificados en cinco grandes tipos:

• Metrópoli multifuncional. Caracas y, en menor medida, Los Teques muestran u n perfi l perturbado tanto por las olas mi­gratorias pasadas (engrosamiento de la p i rámide entre 35 y 50 años) como por las importantes fluctuaciones de las migracio­nes actuales, con u n claro predominio del elemento femeni­no. Por otra parte, el aspecto de la p irámide de edades jóvenes denota la existencia de comportamientos premaltusianos o maltusianos en una gran parte de la población.

• Grandes aglomeraciones. E n este caso, la influencia migrato­ria parece afectar únicamente a las edades jóvenes adultas, en­tre 15 y 30 años , debido particularmente a la función predo­minante de esas ciudades: industrial , como en Valencia, M a ­racay y Turmero, o portuaria, como en Puerto Cabello y Catia la Mar . La base de estas pirámides indica que los comporta­mientos maltusianos en materia de reproducción son menos acentuados que en la capital.

• Ciudades precursoras antiguas. E l perfil de este tipo de ciuda-

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 173

des es característico de aquellas que se crearon en oca s ión de u n descubrimiento minero y de su puesta en explotación o de la instalación de u n polo industrial y que tuvieron una expan­sión m u y rápida , para después experimentar una regres ión igualmente rápida una vez pasada la fase de instalación de la nueva actividad. E n ellas, el perfil de las poblaciones se muestra muy perturbado y el dinamismo demográfico m u y mermado, con u n rápido proceso de envejecimiento en l a p i ­rámide de edades. E n grados diversos, entre ellas se encuen­tra reunida la mayoría de las ciudades petroleras (Cabimas, Lagunil las , Punto Fijo, Anaco , E l Tigre, etc.). La c iudad de Maracaibo, que presenta cierto número de característi­cas de las ciudades petroleras antiguas, se distingue de ellas por la intensidad de los flujos migratorios antiguos y recientes y por la estabilidad de los recién instalados; así , e l v o l u m e n de su poblac ión y la diversif icación de sus actividades t ien­den a trazar u n perfil de tipo parecido al de Caracas. C iudad precursora reciente. E n este caso, C iudad Guayana es e l prototipo actual: una amplia base, que ilustra el importante potencial demográfico que constituyen las parejas de jóvenes que se han instalado en ella, y u n engrosamiento de la p irámi­de en las edades adultas, sobre todo en el caso de los hombres debido a l flujo de mano de obra. E l carácter mult i funcional de sus actividades permite prever una evolución de tipo "gran­des aglomeraciones , ,

J como Maracaibo o Valencia . T i p o c iudad mono/uncional administrativa 6 universitaria . Mérida, en los Andes , es u n ejemplo típico de ciudad profun­damente marcada por sus funciones universitarias casi exclu­sivas. E n efecto, deficitario en casi todas las edades, salvo en­tre los 15 y los 29 años , e ' 'hipertrofiado' ' entre los 20 y los 24 años , el perfi l de esta ciudad se presenta muy desequilibra­do, con u n potencial de crecimiento relativamente débil debido a una mayor proporción de solteros y a comportamientos pre-maltusianos muy marcados.

5. Las nuevas condiciones de la evolución del sistema urbano

11 contexto demográfico del crecimiento urbano

La acción gubernamental y el mejoramiento del n ive l de v ida han reducido considerablemente el n ive l de mortalidad y las dispari­dades regionales de éste. E n lo que concierne más específ icamen­te a la mortalidad urbana, se trata de u n factor que prácticamente

174 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

carece de importancia en la actualidad para la diferenciación de los ritmos de crecimiento. E l n ive l de fecundidad general del pe­r iodo alcanzó u n máx imo de 6.6 hijos por mujer a pr incipios de los años sesenta (media nacional), antes de lograr colocarse bajo el l ímite de 4 niños por mujer a principios de los ochenta. T a l me­dia oculta, como es fácil f igurárselo, importantes disparidades re­gionales, ya que la variación del índice va desde 2.9 n iños por mujer en la región capital hasta 5.1 en la región Guayana. L a im­portancia de esta componente del crecimiento es mayor entre más se reduce el vo lumen de la migración y más aumenta el tamaño de las ciudades.

Durante mucho tiempo, las migraciones fueron u n factor pre­dominante en el crecimiento urbano y, aunque su importancia se encuentre en decl inación en la actualidad, en el caso de ciertos centros sigue siendo la razón pr inc ipa l de su crecimiento (en efec­to, l a aportación de la inmigración al crecimiento de las cincuenta primeras ciudades venezolanas pa só de 60% durante el decenio de 1950 a 43% durante los años setenta). La reducción (en volu­men) de los flujos internos debida a la d i sminución del potencial migratorio de las zonas rurales es u n elemento explicativo del fe­nómeno .

Los flujos externos desempeñan u n papel importante en el crecimiento de las ciudades más grandes del pa í s debido a su con­centración en las mismas —entre 1950 y 1971, m á s de la mitad de los flujos netos externos se concentró en la capital, 70% en el con­junto de las siete primeras ciudades— y, por lo mismo, no se dis­tr ibuyen de igual manera sobre el territorio venezolano según sus lugares de origen. Esos flujos, por otra parte, se encuentran fuerte­mente relacionados tanto con ciertos sectores y ramas de actividad como con determinadas distribuciones por sexo sensiblemente d i ­ferentes entre sí .

Aunque parece existir cierta relación de dependencia entre los flujos externos y los internos —al menos en el caso de la capi­ta l—, los que ejercen la mayor influencia sobre el crecimiento de la mayoría de las ciudades son los internos, debido a su ampl i tud y a las variaciones de sus direcciones en el transcurso del t iempo. Co n todo, esos movimientos se han diversificado con el crecimien­to de los movimientos interurbanos, del que en la actualidad se benefician numerosos centros urbanos secundarios.

La recomposic ión reciente del sistema urbano

E l fenómeno más importante e imprevisto del decenio de 1970 lo

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 175

instituyen los desplazamientos de población en el interior del lis y , principalmente, en las regiones capital y central, antes que continuación del crecimiento durante ese decenio de los con-

ntos urbano-regionales —y esto, a pesar de una reactivación istancial de la inmigración externa. E l proceso de concentración 3 la población que se daba en gran parte en provecho de la capi-1 aminoró sensiblemente: en efecto, la tasa de crecimiento del *ea metropolitana de Caracas (2.5% anual) resultó inferior a la el pa í s (3.4%) durante ese periodo. E n ese contexto de recompo-ción del sistema urbano, se dist inguen en realidad tres tipos de mómenos :

para empezar, la interdependencia de las regiones capital y central, las cuales, solas, agrupan 40% de la poblac ión del pa í s sobre 5% del territorio; en seguida, la autonomía relativa de las regiones Zu l i ana y Guayana, y, en f in , la aparición de nuevas componentes regionales.

*a desconcentración de la región capital y el fortalecimiento le la región central

Durante muchos decenios, el crecimiento demográfico del área netropolitana de Caracas fue sostenido por el dinamismo del gas-o públ ico , de la construcción y de la industria; s in embargo, ese crecimiento se l levó a cabo con u n acrecentamiento de los costos jrbanos y de equipamiento, costos que, en buena parte, fueron subvencionados por la economía del pa í s . A pesar de ello, la im­portancia de los flujos migratorios provocó u n grave déficit en v i ­vienda y servicios públ icos durante el últ imo decenio, lo cual de­gradó las condiciones de vida de grandes capas de población, y esto, a su vez, provocó movimientos migratorios hacia los centros periféricos como Los Teques, Guarenas, Guatire, etcétera.

Por otra parte, muchos industriales se vieron enfrentados a una fuerte elevación de sus costos de producción debido a la de­gradación de los servicios públ icos , lo que los incitó a transferir sus actividades a la región central y, en menor medida, a la región centro occidental (área de Barquisimeto-Cabudare) y a la noro-riental (aglomeración de Puerto La Cruz-Barcelona), donde se be­neficiaban de ventajas financieras y fiscales particularmente atrac­tivas.

Movimientos espontáneos al pr inc ip io , esas transferencias de actividades se v ieron reforzadas a partir de los años 1974-1975 por

176 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

un conjunto de disposiciones del gobierno destinadas a favorecer la diversif icación del emplazamiento industrial (dotaciones de in­fraestructura, promulgac ión de decretos para prohibir el estable­cimiento o el que se sobre pasara cierto límite en el número de in­dustrias en el área metropolitana de Caracas, etcétera).

Así , la conjunción de esos fenómenos tuvo como consecuencia la reducción considerable de la tasa de crecimiento de la capital, crecimiento que, entre 1971 y 1981, se debió casi exclusivamente a su movimiento natural y cuyo saldo migratorio total sólo repre­sentó alrededor de 85 000 individuos (de un crecimiento total de 634 000 personas). La descompos ic ión de ese saldo revela la pre­sencia de dos movimientos de sentido opuesto: el saldo externo de la capital se ve que es ampliamente positivo (181 000 indivi­duos), miefntras que sus intercambios con el resto del país son ne­gativos (— 96 000). Esas salidas excedentes se dieron principal­mente en provecho del estado de Miranda, que pertenece a la región capital, aunque también en beneficio de los estados de Ara-gua y Carabobo (región central). Lugar de destino privilegiado de los emigrantes del área metropolitana de Caracas, dichos estados lo son también de todos los estados venezolanos, ya que captan la mitad de los des­plazamientos realizados sobre el territorio nacional por los indivi­duos nacidos en el exterior, desplazamientos que encubren, en su mayoría, movimientos interurbanos.

Es probable que, habida cuenta de las condiciones actuales, ese vasto movimiento de redistribución de la población en la región capital continuará durante el decenio de 1980. La región central, que en 1975-1978 constituía la segunda zona urbanoindustrial del país (24% del empleo industrial), ha experimentado una gran urba­nización (en 1971, 78% de la población regional vivía en ciuda­des de más de 20 000 habitantes) hoy en día constituye el princi­pal polo de atracción de los movimientos interestatales.

No obstante, en las grandes concentraciones urbanoindustriales, como Valencia, se puede percibir el surgimiento de los fenóme­nos que se produjeron en el área metropolitana de Caracas (con-gestionamiento de las infraestructuras, déficit crecientes de los servicios públicos , etcétera) y que están provocando un inicio de desconcentración industrial en provecho de los centros secundarios regionales y cierta redistribución de la población en la región. En resumen, en el conjunto centro-norte (regiones capital y central) se están dando dos movimientos bien diferenciados:

• por una parte, un reequilibrio entre las dos regiones y en pro­vecho de la región central, la cual se está convirtiendo en la

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 177

pr inc ipa l zona de atracción de los flujos internos, y , por la otra, una redistribución, en cada una de las dos regiones, tanto de las actividades como de la poblac ión, fenómeno ya muy avanzado en la región capital y que se in ic ia en la central.

i au tonomía relativa de los sistemas regionales 3 Zulia y de Guayana

• r su importancia económica (en esas regiones se local iza una arte fundamental del aparato productivo venezolano: petróleo, derurgia, a luminio , hidroelectricidad), los poderes púb l i co s an presentado muy a menudo las regiones Zul iana y Guayana Dmo zonas clave en la estrategia de desarrollo nacional. 1 sistema regional de Zulia. Maracaibo es la única c iudad de esta 3gión que se benefició del largo y heterogéneo proceso de urbaniza-ión que caracterizó al descubrimiento y la explotación del petro­so al convertirse en el eje de circulación de los productos andinos or el desarrollo de sus actividades comerciales y portuarias —has-

i los años sesenta, e l sistema urbano regional estaba compuesto ior una serie de ciudades pequeñas y medianas, mal organizadas

poco vinculadas entre sí . Durante el decenio de 1960, el claro mejoramiento del sistema

le comunicac ión regional permitió cierto estrechamiento de las elaciones intrazulianas, pero fue igualmente la época en que las in­mersiones petroleras en la región sufrieron una ca ída brutal que Lfectó las ciudades de la costa oriental del lago.

E n los inicios de los años ochenta, Z u l i a se encontró en una dtuación difícil: a la reducción de los efectos benéficos de la acti-/idad petrolera se sumaron los estrangulamientos propios de la ndustria regional (peso excesivo de las industrias tradicionales, desarrollo débil y fracaso en la integración de las industrias de productos intermedios y de bienes de capital) y el aplazamiento i e grandes proyectos (siderúrgicos y carboníferos) que debían reinyectar dinamismo a esa antigua región.

Este conjunto de hechos explica la clara disminución del creci­miento demográfico de la región a partir de los años sesenta, efecto directo de la reducción de los saldos migratorios netos internos. Consecuentemente, el proceso de formación de la red urbana zu­liana no hizo más que seguir las vicisitudes de la explotación de actividades primarias: primero, agricultura andina; de spués , pe­tróleo.

Debido a que dichas actividades primarias no dieron lugar a otros encadenamientos productivos en la región, numerosos cen-

178 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

tros se encuentran en decl inación en la actualidad. C o n todo, Maracaibo, c iudad de funciones complejas, resiste

mejor los cambios demográf icos recientes, con saldos migratorios netos relativamente altos debidos a la atracción que ejerce sobre las otras ciudades de la región.

El sistema regional de Guayana. La historia reciente de Gua-yana, y particularmente de C iudad Guayana, comenzó alrededor de los años cuarenta, con la explotación de los yacimientos de hierro de E l Pao (1939) y de Cerro Bolívar (1947). Só lo se puede hablar de u n verdadero despegue de la región a partir del final de ; los a ñ o s sesenta, con la instalación de u n complejo s iderúrgico y i fuertes inversiones en la hidroelectricidad y el a lumino. L a renta petrolera fue " sembrada" en ella de tal manera, que en m u y poco t iempo la región se convirtió en el área de establecimiento de u n sistema industrial de talla nacional .

Esas inversiones atrajeron u n gran número de emigrantes, pr i ­mero venezolanos y más tarde extranjeros. A su vez, el enorme crecimiento demográfico de Ciudad Guayana (4 000 habitantes en 1950; 325 000 en 1981) habría de incitar al estado a invertir mucho en infraestructura urbana y en comunicaciones intrarregionales. As í , la nueva c iudad se pobló con gente venida de todo el territo­r io , pero sobre todo con migrantes venidos del noreste venezolano (Sucre, Monagas), cuya reserva migratoria parece constituir una fuente inagotable de nuevos habitantes para la nueva c iudad, que en particular desempeña la función de filtro de las migraciones hacia Caracas.

E n su propia región, no obstante, C iudad Guayana está rodea­da por u n desierto urbano, a cuya creación ha contribuido proba­blemente su espectacular desarrollo, ya que la metrópoli regional tiene relaciones más intensas con la región nororiental del pa í s que con su propia región administrativa. La excepc ión en ese va­cío urbano regional la constituye C iudad Bolívar (179 000 habi­tantes en 1981), a unos c ien kilómetros de C iudad Guayana, que logró obtener algunos beneficios del polo industrial guáyanos gra­cias a su pos ic ión de centro de convergencia económico y admi­nistrativo en el conjunto regional.

Por el momento, consecuentemente, el dinamismo de la re­gión, concentrado en Ciudad Guayana, se ve sostenido en gran parte por la voluntad de los poderes públ icos , que otorgan u n gran valor a l desarrollo del polo industrial guáyanos .

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 179

Aspectos prospectivos del crecimiento de las ciudades

i elección de las hipótesis

[versos trabajos específ icos sobre la evolución de los diferentes ctores del crecimiento urbano (mortalidad, fecundidad, omisio-?s diferenciales en los censos y migraciones internas y externas) 3S permitieron establecer las prospecciones para el año 2011.

Los factores naturales. E n lo que respecta a la fecundidad, se tilizó e l esquema prospectivo general de evolución de las tasas or edad de Venezuela, atribuyendo a cada c iudad, para e l año 981, u n valor de la fecundidad acumulada del momento V de i evolución entre 1960 y 2011 (así, en 1981, el valor de V se es­alona de 2.9 hijos por mujer en Caracas a 5.4 en Tucupita y Yar i -iqua). Bajo la hipótesis de una homogeneración progresiva de los omportamientos en la materia de las diferentes población urba-as, el esquema conduce a u n valor de V de 2.1 hijos por mujer n el año 2011 para la mayoría de esas ciudades.

Por otra parte, debido a que los datos disponibles resultaron nsuficientes para llevar a cabo una buena est imación de la morta-idad para cada ciudad, se apl icó u n mismo esquema prospectivo cada una de ellas, lo cual arrojó una mejoría de siete años en u n

apso de veinticinco en la esperanza de vida para el conjunto de os dos sexos. La est imación del sesgo introducido mediante ese )rocedimiento ind ica que el mismo es insignificante en la mayó­la de los casos.

La migración externa. Elaborar hipótesis sobre este factor sig-l i f i ca elaborarlas sobre la evolución futura del saldo neto del pa í s y sobre su distribución espacial, dos aspectos que dependen en gran medida de las perspectivas económicas de Venezuela. La cla­ra aminoración de la actividad económica a partir de 1979 y la cr i­sis financiera que se presentó en 1983 han llevado a prever una fuerte l imitación de los efectos del gasto público (particularmente de las inversiones, que, no lo olvidemos, constituyen el motor de la economía venezolana), lo cual debería constituir u n freno a la inmigración.

Tomando en consideración estas restricciones, fueron elabo­radas dos hipótesis : la primera, considera una migración neta de 100 000 individuos durante el decenio de 1980, y de 150 000 du­rante los años noventa; la segunda, anula ese factor para todos los periodos considerados hasta 2011. E n lo que concierne a la distri­buc ión de esos flujos netos, se prolongó la tendencia que se des-

180 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

prendía del anál i s i s de los censos y de la encuesta de 1981 sobre migración, lo cual significa una pérd ida de atracción de Caracas en provecho de las grandes metrópol is de la reg ión central y de la Guayana, u n fortalecimiento relativo de los flujos colombianos en detrimento de los otros y , por lo mismo, una atracción relativa m á s alta para los centros que tradicionalmente los recibían (regio­nes Los Andes , Zul iana y centro-occidental).

L a migración interna. E n la actualidad, éste es e l factor de cre­cimiento urbano m á s importante en Venezuela y de l que depende­rá l a mayor o menor confiabil idad de esas perspectivas, puesto que cerca de 90% de los flujos brutos son captados por las c in­cuenta primeras ciudades del pa í s .

Para inc lu i r las nueva restricciones observadas en la evolu­c ión económica del país y las previsiones de los servicios de pla­nificación, fueron elaborados dos modelos: • en el primero se considera una aportación total a l crecimiento

urbano en baja regular, con una distribución espacial que acentúa la tendencia observada entre 1971 y 1981 (atracción reforzada de la región central), para tomar en cuenta la debi l i­dad de la aportación migratoria neta externa;

• e l segundo se inspira en gran medida en las recomendaciones del X I P l an Nacional (1981-1985) y en ciertos aspectos del programa de gobierno de Lus inch i . E n este caso, e l vo lumen de los flujos totales fue reducido de 15 a 20% y su distribu­ción modificada mediante el desplazamiento de las atracciones predominantes hacia los numerosos centros subregionales en detrimento de las grandes metrópolis , sobre todo las de la re­g ión central.

Eljconjunto de las hipótesis formuladas sobre la evolución de los diferentes factores del crecimiento urbano fue combinado para proporcionar perspectivas quinquenales conforme a los dos mo­delos.

¿Constituyen Jos resultados una visión realista de la futura organización de Venezuela? Así , mediante los dos modelos del futuro del crecimiento de las ciudades, se perfila una evolución de los sistemas urbanos que determina una nueva jerarquía de las regiones. E n efecto, mientras que el modelo "acumulativo-con-centrativo , , en vigor hasta e l in ic io de los años setenta se invirtió ya en la región capital, parece que esa fase particular del desarro­l lo económico e industrial no irá hasta su límite en l a región cen­tral , donde ya se pueden percibir los inicios de una desconcen-

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 181

Lción industr ia l de las dos grandes metrópolis regionales en neficio de los centros secundarios.

E n las regiones en fase de industrial ización (centro-occidental nororiental), la presencia de u n sector agrícola relativamente iportante — y que podr ía experimentar u n desarrollo sosteni-)— y de los centros secundarios d inámicos puede frenar l a ten-mcia a la concentración urbana.

E n los Andes y Los Llanos, las perspectivas de desarrollo, )co prometedoras por e l momento, permiten augurar u n creci-iento urbano bastante homogéneo , puesto que ningún centro grará desarrollar u n dinamismo que baste para desviar en su be-3ficio los flujos migratorios.

E n Z u l i a y en Guayana, e l proceso de industrial ización no ha Ddido sobrepasar los l ímites de la metrópoli regional, lo cual a servido para ampliar la brecha entre éstos y los centros secun-arios. E n Z u l i a , una región que pierde impulso , el hecho de que L concentración de la poblac ión en Maracaibo se acentúe deberá ivorecer a ú n más la de la industria.

E n Guayana, por e l contrario, la fuerte industria bá s i ca ahí istalada y las nuevas inversiones del estado para ampliarla debe-i n favorecer la instalación en la región de industrias de transfor-íación complejas, instalación que podría desbordarse sobre los tros centros urbanos de importancia.

Exceptuado, entonces, el reequilibrio interior de la región entro-norte, que se mantendrá como el hecho más importante de ste f in de siglo (el peso de la población urbana de la región capi-al en la población urbana del país pasó de 40% en 1971 a menos le 30% en 1981), las perspectivas esbozan igualmente un .mov i -aiento de reequilibrio entre las regiones extremas del pa í s : Z u l i a -la —en declinación relativa— y Guayana —cuyo peso crece con elativa rapidez.

M á s que una modif icación de la importancia relativa de las )oblaciones urbanas, el segundo modelo muestra una redistribución ntrarregional de las poblaciones que, en este caso, es considerada :omo m á s o menos estable. Y , también en este caso, las diferencias n á s grandes se observan en el conjunto de la región centro-norte, :on una reducción para el año 2001 del peso relativo de las metró-3olis de las dos regiones en su respectivas poblaciones urbanas.

A s í , el panorama urbano venezolano de principios del siglo <xi estará constituido, en su mayor parte, por una veintena de ciudades de más de 200 000 habitantes, cuatro de ellas con m á s de u n millón (Caracas: de 3.8 a 4.05 millones; Maracaibrj: entre 1.5 y 1.56; Valencia-Guacara: entre 1.37 y 1.46, y Barquisirheto-Cabudara: entre 1 y 1.04 millones).

182 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

Por su crecimiento m á s rápido, cierto número de ciudades que en 1981 no pertenecían a la categoría de las c incuenta más grandes deberán integrarse a ella en 2001 (tal es e l caso de ciertos centros de la región centro-norte, como Santa Teresa, Cua , Palo Negro, etcétera), en detrimento de algunas otras que parecen des­tinadas a una decl inación relativa o a u n crecimiento muy débil , como Truj i l lo , Tucupita , C iudad Ojeda o San Carlos.

Conclus ión

¿Fue el petróleo, esto es, la redistribución de los recursos financie­ros obtenidos de su explotación, lo que finalmente marcó la orga­nizac ión de los espacios urbanos en Venezuela?, ¿determinó aca­so las tendencias futuras de su crecimiento?

Por u n lado, observamos una base urbana histórica que ya a pr incipios de este siglo concentraba altos porcentajes de la pobla­c ión del país en torno a importantes metrópolis regionales posee­doras de u n sistema urbano propio; por otro, una tradición de ex­plotación petrolera que influyó profundamente en la evolución polí t ica y social, y en el proceso de desarrollo económico , hasta ocupar en ella u n lugar predominante frente a u n territorio sub-equipado y todavía muy poco poblado, pese a que ya existía una poblac ión en pleno crecimiento.

A escala histórica, ese enfrentamiento entre la transformación del sistema urbano mediante sus propias fuerzas internas y la d i ­námica urbana introducida por la explotación petrolera se desa­rrolló a lo largo de u n periodo muy corto, tan sólo 35 años , si situamos el in ic io del proceso hacia principios de los años c in­cuenta.

¿Cuál es e l resultado en la actualidad?

• Para empezar, u n peso creciente de las poblaciones urbanas en el país (cuatro de cada cinco venezolanos v i v e n en una c iu­dad) y una mayor concentración en las aglomeraciones más importantes. La primera consecuencia de ese fenómeno es el debilitamiento del potencial migratorio del campo, que se ha convertido en deficitario, y la necesidad de recurrir a una mano de obra extranjera para la cosecha anual del café o para e l mantenimiento de las explotaciones; la segunda, corolario de la primera, es la extensión de los movimientos entre las ciudades, más particularmente, de las transferencias de po­blaciones entre ciudades pequeñas y medianas de una región y las grandes aglomeraciones de otra.

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 183

E n seguida, la consti tución de u n conjunto centro-norte que reagrupa las regiones capital y central, cada vez más homogé­neas y complementarias en cuanto a su. función económica y polít ica. E n ese conjunto se concentra la mayoría de las act ivi­dades industriales y comerciales; en realidad, todas las activida­des, c o n excepción de las mineras y de explotación; en él se perfila e l marco espacial de una continuidad urbana de Caracas a Valenc ia en el futuro cercano. Por otra parte, la "resisten­c i a " a una " m e g a l o p o l i z a c i ó n " demasiado grande se expresa en la part ic ipación en el proceso de crecimiento de otras re­giones y en el dinamismo propio de ciertas metrópolis de l i n ­terior y es el resultado de la estructura misma del sistema ur­bano nacional , de su entropía. Barquisimeto, capital de la región centro-occidental, colindante con la central, es el ejemplo típico de esas metrópolis que, por su dinamismo eco­nómico y comercial , estructuran y desarrollan el espacio re­gional en torno a sus actividades.

> Finalmente, las ciudades petroleras casi no se benefician del desarrollo de los flujos financieros. E n cuanto ciudades de ex­plotación, su futuro está vinculado al de los sitios de produc­c ión y al riesgo permanente del in ic io de la explotac ión en nuevos sitios competidores. Esa fragilidad obedece esencial­mente a la falta de una consol idación efectiva del sistema urbano regional al que pertenecen, orientado enteramente a extraer y encaminar la producción minera hacia el exterior. E n ese esquema de organización urbana, Maracaibo y C i u d a d Guayana han afirmado su desarrollo al acaparar la casi totali­dad de las potencialidades de crecimiento de su región, pro­vocando, aquí , una regresión de los centros secundarios (re­gión Zuliana), allá, un vacío urbano (región Guayana).

¿Qué ocurrirá mañana, s i ahora vemos que incluso las estruc­turas mundiales del aprovisionamiento petrolero sufren una evo­lución profunda y el mercado del petróleo muestra una tendencia a estrecharse? E l paso de u n precio de mercado fijo (venta a los precios oficiales) a una venta al día en u n mercado libre cada vez más importante en las transacciones (venta " spot" ) y la apar ic ión de nuevos productores reducen cada vez más el margen de manio­bra de los países productores, menguado aún más por las fluctua­ciones monetarias internacionales.

Por lo demás , la baja del dólar es, lo sabemos, catastrófica para Venezuela, que ve poner en tela de juicio sus esfuerzos de re­ordenamiento de su economía y aquellos para rescalonar su deuda exterior.

184 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

Esa función rectora del mercado internacional no va en el senti­do de un fortalecimiento del poder financiero de los estados produc­tores n i de su intervención en sus propios circuitos económicos . E n Venezuela, los severos recortes al gasto públ ico y particular­mente a las inversiones castigan sobre todo al interior del pa í s y también a las regiones ya que están profundamente afectadas por la crisis .

Debido a la distribución geográfica de las inversiones públ icas y a su efecto promotor la inversión privada, e l petróleo constituye, s in duda alguna, una nueva variable en la organiza­ción urbana del pa í s ; s in embargo, su acción no parece ser tan de­terminante como permitiría imaginarlo la espectacular var iación de los recursos financieros que dicha acción provoca. E n efecto, las jerarquías urbanas son el reflejo de una divis ión histórica, geo­gráfica y económica entre las regiones que, a f in de cuentas, ha sufrido pocas modificaciones, fuera de la aparición de la región Guayana.

L o que parece haber evolucionado de una manera drást ica, debido a las migraciones, es la relación de escala entre las regiones y entre las ciudades. Ahí donde la d i versificación de las activida­des económicas permite asegurar cierto dinamismo autónomo, la pol í t ica de distribución de las inversiones resulta de una eficacia plena y el esfuerzo financiero y. los flujos migratorios se concen­tran gracias a u n simple mecanismo de promoción; por el contra­r io , ahí donde la monoactividad agrícola o de explotación sigue siendo la regla, el gasto públ ico tiene por necesidad u n carácter de sostén y de sobrevivencia y, en general, sólo ejerce pocos efec­tos multiplicadores sobre la producción.

Ese proceso tiende a:

• Establecer u n mayor equilibrio entre las regiones d inámicas que, depués de la fase de concentración urbano-industrial en torno a sus metrópolis regionales, experimentan una descon­centración intrarregional con el desarrollo de sus centros ur­banos secundarios. Ta l es el caso de las regiones central y ca­pi ta l , seguidas por la región centro occidental y , en menor medida, por la nororiental. A l n ive l regional, la estructura ur­bana es "autocentrada".

• Aumentar la brecha entre las regiones dinámicas y el resto del pa í s . E n el mejor de los casos, el desarrollo en esas regiones no rebasa los límites de la metrópoli regional (caso de Z u l i a y Guayana); en el peor, las ciudades no son sino depós i tos o relevos de aprovisionamiento de bienes y hombres para las otras regiones. E n este caso, la estructura urbana es de tipo periférico.

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E n resumen, la política de distribución geográfica de las i n ­versiones y de redistribución de los recursos financieros obteni­dos de la explotación del petróleo en los circuitos económicos de Venezuela marcó probablemente la organización de los espacios urbanos del país , pero no comprometió las "grandes" tendencias de su evolución futura.

Bibliografía

Chi Yi Chen y otros, 1978. Desarrollo regional-urbano y ordenamiento del territorio: mito y realidad, ULAB, Caracas, 1978, 339 pp.

186 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

Rural atenuado Ciudades precursoras antiguas

Fuente: Dinámica de la población. Caso de Venezuela, op. cit.

CIUDADES Y PETRÓLEO: POBLACIÓN DE VENEZUELA 187

ráfica II ipología de las ciudades en 2001 según su evolución demográfica

Grupo II Resistencia al envejecimiento

demográfico Ciudad Guayana Ciudad Bolívar

Maturin Campano

El Tocuyo, Quibor Guanare, Chivacoa

La Victoria, San Mateo Tacarigua, Guique

Villa de Cura Tinaquillo

Puerto La Cruz Barcelona

Anaco Cagua

Palo Negro Mariara

Puerto Cabello

Tucupita San Fernando de Apure

Valle de Pascua Calabozo

San Juan de los Morros Carora 1

Acarigua-Araure San Felipe

El Tigre-Tigrito Cumaná

Yaritagua Machiques

Villa de Rosario

Grupo I Envejecimiento demográfico

rápido

Caracas La Guaira Maiquetia

Ciudad Ojeda Bachaquero

San Cristóbal

Maracaibo Cabimas

Santa Rita Valencia Maracay

Barquisimeto Punto Fijo

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Trujillo Bocono Mérida Valera

San Antonio de Táchira

Puerto Ayacucho

ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

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192 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

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196 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

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