JOSÉ BENGOA
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8/3/2019 JOS BENGOA
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JOS BENGOA:"Chile se fund sobre la ruina de la sociedad indgena del sur"
Publicada en Punto Final N 567 (mayo 14. 2004)
El destacado acadmico e investigador Jos Bengoa acaba de publicar su ltimo trabajotitulado "Historia de los antiguos Mapuches del sur"(Ed. Catalonia). En l abarca el
perodo que va desde antes de la llegada de los espaoles hasta las paces de Quiln. El
libro se caracteriza por entregarnos antecedentes poco conocidos o sencillamente
desconocidos por la historiografa sobre el pueblo mapuche. Una acuciosa investigacin
lleva al Bengoa a plantear interesantes puntos de vista, superando mitos, mentiras
tendenciosas y omisiones acerca de la historia de este pueblo. Sobre este tema y otros
relacionados convers con nosotros.
En su libro expone que la sociedad mapuche se fund junto a los ros y era sedentaria,definindola como una "sociedad riberea".
S, este pueblo se asent en las riberas de los ros y desde ese espacio se desarroll, pero
este es un libro que por sobre todo trata de tener una mirada distinta de lo que fue el
pasado de nuestra sociedad, porque la historia que se estudia en los colegios, la que est
en los libros Encina, Barros Arana, etctera- mostr siempre a la sociedad mapuche
como una sociedad primitiva, quedando en la retina de los chilenos que los antiguos
mapuches eran muy valientes, muy peleadores pero pobres, muy primitivos, que vivan
muy mal, o directamente como dicen los historiadores que eran unos brbaros. Pero la
sociedad mapuche no era una sociedad guerrera. Muchas veces escuchamos en las
conversaciones de distintos niveles decir: "Que lstima que nosotros no tuvimos una
civilizacin como los Incas, como los Aztecas o los Mayas" y cosas por el estilo. Lo que
yo trato en este libro es leer con mucho cuidado los testimonios que existen de losprimeros espaoles que llegaron para ver si efectivamente se encontraron con una
civilizacin tan primitiva como se dice o no. Con esa idea comenc a estudiar
documentos, crnicas se llaman, de los primeros espaoles y me fui dando cuenta que lo
que encontraron los espaoles a su llegada fue una sociedad bastante bien articulada.
Me llam la atencin ver que cuando los espaoles iban a caballo se encontraban con
caminos organizados, con rboles plantado como una alameda podra decirse,
recordemos que los lamos no son chilenos. Haba plazas, lugares de encuentro donde
hacan sus fiestas y ceremonias religiosas junto a los ros. Haba comercio con los
productos del mar y otros alimentos y objetos. Eran una especie de reuniones familiares.
Es cierto que ms que del trueque el comercio se desarrolla partir de esas reuniones
familiares, de los matrimonios, lo que adems le da estructura a esa sociedad?
No tenan estado, y lo que digo aqu es que no queran tener estado, porque mira todos
los problemas que trae el estado: reyes, represin, etctera. La de ellos era una sociedad
extremadamente democrtica donde se arreglaban los conflictos a travs de la justicia, a
travs de alianzas. En la primera parte del libro pinto una imagen que es poco corriente,
por ejemplo me di cuenta de cosas pequeas pero fundamentales para entender la
historia de esta sociedad. Me pregunt cmo se movilizaban o comunicaban en largas
distancias si no conocan el caballo, ste lo trajeron los espaoles. Entonces me apareci
todo un mundo de canoas, botes y ros. Hasta fines del siglo XIX incluso haba muchosros caudalosos y navegables, como el Cholchol por ejemplo, donde el ejrcito chileno
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puso una vez una caonera, que es un barco de gran envergadura. Hoy miras ese ro y te
preguntas por dnde puede haber pasado una caonera. Hay toda una cultura en torno al
ro, la canoa era tan importante que al muerto lo ponan en la ella porque iba a navegar
hacia la muerte. Era una imagen muy hermosa que tiene que ver con sus creencias.
A propsito de eso mismo, llama la atencin en el libro lo referente al mito, esa formade conocimiento de los primeros pueblos. Tambin en ese aspecto es un tanto
menoscabada la cosmogona mtica mapuche con respecto a la de otros pueblos?
La mitologa mapuche es espectacular, el conocimiento que muestra de las plantas, del
territorio, su relacin con las estrellas. Lo que insisto en la primera parte de este trabajo
es que cuando llegan los espaoles el territorio ya estaba ocupado, los cerros tenan
nombre, los ros tenan nombre, la tierra estaba arada, haban casas bien construidas y
un idioma comn, es decir, haba una sociedad funcionando, y eso es bueno saberlo, que
no se parti de cero, que no todo comenz con la llegada de Valdivia. A su llegada ya
haba una cantidad de seres humanos que lograron levantar en esta tierra una sociedad
bastante buena. Lo que ms le llam la atencin a los espaoles es que en esta sociedaderan muchos y que estaban bien alimentados, entre otras cosas.
A travs del mito nos damos cuenta que su sentido religioso, por llamarlo de alguna
manera, tena que ver mucho con sus ancestros, que este pueblo cultivaban unamitologa de los antepasados.
El mito del origen de los mapuches es precioso. Seala que los espritus (los pillanes)
vieron la tierra desolada, sin gente y eso los entristeci mucho, y mandaron poblarla. Le
dijeron a los enviados que no temieran porque ya volveran al cielo y seran estrellas.
En cuanto al matrimonio, que era fundamental como manera de relacionarse
socialmente Qu nos puede decir?
Yo hablo que se trata de una cultura de la cortesa, porque cuando t no tienes un
Estado, una polica, un agente externo que te controle, la sociedad necesita controlarse a
s misma. Y cmo lo hace? Se controla mediante la cortesa, siendo muy diplomtico.
Y eso se lograba con las alianzas matrimoniales, la persona de un grupo se casa con la
de otro grupo, se hacen amigos, se hacen aliados. Por ejemplo, cmo se puede explicar
algo que le llam tanto la atencin a los espaoles que son las fiestas, adems de las
muchas reuniones. Eso es producto de que en esos encuentro se estableca la amistad, la
paz. Era un pueblo que estableca la paz sobre la base de ese tipo de negociaciones,matrimonio incluido.
Otro tema importante es el de la sociedad agraria Cmo surge eso?
En la mayor parte de los libros aparecen los antiguos mapuches como muy brbaros
como ya he dicho. Tambin se cree que eran nmadas y no era as, eran absolutamente
sedentarios. En una de las primeras miradas de un espaol que llega al ro Cautn que
sube a un cerro a observar, dice: "Miren, las casas estn por todas partes". Los cultivos,
estaba lleno de cultivos, y eso me pareci muy importante expresarlo en el libro para
mostrar otra mirada sobre los antiguos habitantes de Chile. Hay un dato interesante,
unos alemanes que vinieron en el siglo XIX comienzos del siglo XX, que erannaturalistas, se preguntaron si acaso los bosques del sur eran antiguos o jvenes, y
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concluyeron que eran recientes, de unos doscientos, trescientos o cuatrocientos aos.
Empezaron a investigar y se dieron cuanta que todas esas tierras que hoy son bosques
eran tierras labradas, eran tierras agrcolas. Sus estudios demuestran, desde la biologa y
la botnica, que efectivamente haba una gran parte del territorio del sur que estaba
produciendo. Y los testimonios, que muchos historiadores consideraron exagerados,
cuando los espaoles hablaban sobre las siembras y que por todas partes haba maz, nolo eran. La agricultura era muy abundante.
Otro dato importante que menciona es que existen restos arqueolgicos que datan dealrededor de 12.000 aos.
Por supuesto. Hay diferencias entre los perodos ms antiguos, de 10.000 aos, hasta el
momento mapuche propiamente tal que van a ser alrededor de mil aos. Lo que pasa es
que sabemos muy poco del pasado chileno, porque se oscureci mucho con la mirada de
los evolucionistas, que pensaron que todo el pasado chileno era brbaro, primitivo, y no
vala la pena estudiarlo. Recin en los ltimos aos se ha comenzado a estudiar con
mayor profundidad, pero an queda mucho por desentraar. Y no slo del pasadoindgena, sino que en general de nuestra historia.
En el libro hay una afirmacin que dice que "Chile se fund sobre la ruina de la
sociedad indgena del sur, sobre una masacre".
De eso estoy convencido, pues todos los testimonios lo muestran. La situacin fue ms
o menos la siguiente. Yo hago un censo, trato de establecer cunta gente viva all
aproximadamente, en base a testimonios, y logr una metodologa para llegar a eso, y
por lo menos estamos hablando de un milln doscientos a un milln y medio de
personas que vivan en el sur. Veinte o treinta aos despus de llegados los espaoles no
haba ms de ciento cincuenta a doscientas mil. Yo termino el libro con otro censo, que
se hace cien aos despus y ah aparecen ciento cincuenta, ciento ochenta mil personas.
Si a eso no lo llamamos masacre, a qu le llamamos masacre. Lo que pasa es que y
vuelvo a la mirada ideolgica- si uno no considera que esas personas que ah vivan eran
exactamente personas como t y yo, humanos en todo el sentido de la palabra, no va a
entender que se trat de una masacre. Muchos hablan del descenso de la poblacin,
como si se hubieran ido de vacaciones o cambiado de regin. Ahora, yo no hago historia
para juzgar, sino historia para comprender, para saber la verdad de lo que pas.
Cmo en el caso de la guerra?
Claro, la segunda parte del libro, que se refiere a la guerra, es justamente un intento de
comprender ese fenmeno, comprenderlo de una manera actual y moderna porque lo
que nos ensearon los libros hasta hoy es que se enfrentaron dos ejrcitos, el espaol y
el araucano, as se ense la historia. Pero me pregunt De qu guerra se trataba? A
qu iba al campo de batalla uno y a qu iba el otro? Luego de investigar por bastante
tiempo llegu a la conclusin que las guerras antiguas no eran de exterminio, incluso
que haba muy pocos muertos comparadas con las guerras modernas, porque se trataba
de otra cosa, y sobre todo las guerras americanas, las guerras que haba en Amrica eran
fundamentalmente simblicas, donde los ejrcitos mostraban el poder, traan
instrumentos, banderas y hacan mucho ruido, de manera de mostrar su poder y las
batallas que se establecan eran breves, y en el momento que un ejrcito demostraba unpoder superior al otro, el rival se renda y se estableca un armisticio. Los indgenas
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nunca pensaron que llegara un enemigo que los iba a exterminar, eso no estaba en su
horizonte cultural. Cuando llegaron los espaoles y comenzaron a matar a diestra y
siniestra, no entendan la situacin. La gracia de los mapuche a diferencia de otros
pueblos es que ellos se dieron cuenta de cual era la estrategia del enemigo, a qu venan
en realidad. En los primeros treinta, cuarenta aos, asimilan rpidamente sus formas de
lucha y comienzan aprenden a utilizar el caballo, logrando una producir una situacin deequilibrio blico, que es lo que se produce a fines del siglo XVI donde sorprenden a
Oez de Loyola en Curalaba, lo enjuician y muere, probablemente en Purn. Destruyen
todas las ciudades del sur y se produce una situacin totalmente nueva y nica en
Amrica Latina, en la que un grupo de indgenas se repone de la sorpresa inicial,
reacciona y establece un enorme territorio independiente que va desde el Bo-Bo al sur.
A partir de ah comienza un perodo muy interesante y poco estudiado por la historia de
Chile, donde los espaoles tratan de doblegar a los mapuche y estos se defienden
exitosamente, para finalmente, por causas y la voluntad de un grupo de lderes indgenas
muy esclarecidos como estrategas polticos, podramos decir, llevan a los espaoles al
primer parlamento, firmando la paz en los llanos de Quiln. Esto permiti que los
mapuche existan hasta el da de hoy.
Finalmente, Es el pueblo chileno un pueblo que no se identifica o le cuestaidentificarse con sus antepasados indgenas?
En cierto aspecto no, se ha dicho mucho de la valenta, entonces aparece eso de la garra,
pero en cuanto la integracin social hay mucho racismo en Chile. Mucho desprecio
porque piensan que la vida de estas personas no es parte de una civilizacin. En ese
sentido este libro trata de romper algunas imgenes habituales.
ALEJANDRO LAVQUEN
os Bengoa, historiador del pueblo mapuche: Elterrorismo siempre es y ha sido una construccindel Estado
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Jos Bengoa conoce como pocos al Pueblo Mapuche. Ha estudiado su historia yentrevistado a grandes dirigentes sociales y polticos, experiencia que ha plasmadoen una extensa bibliografa que habla de despojo y colonialismo. A un mes deiniciada la huelga de hambre de presos mapuches acusados de terrorismo,
entrevistamos al destacado acadmico.
Antroplogo, filsofo y Premio Nacional de Historia, Jos Bengoa es una de las vocesms autorizadas a la hora de referirse al pueblo mapuche en Chile. Autor de la
monumental Historia del Pueblo Mapuche y del ensayo Historia de un Conflicto: El
Estado y los Mapuches en el Siglo XX, sus investigaciones antropolgicas e histricas
han nutrido a numerosas generaciones de mapuches en la bsqueda de aquella parte de
la historia silenciada por la academia oficial.
Ex director en los 90 de la Comisin Especial de Pueblos Indgenas (Cepi), integrante
de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato durante el gobierno de Ricardo Lagos,y miembro de la Subcomisin de Promocin y Proteccin de los Derechos Humanos de
la ONU, su experiencia en el mbito del derecho internacional humanitario resulta clave
adems para desnudar el doble estndar del Estado chileno frente a la demanda
mapuche.
Sobre la huelga de hambre que se desarrolla en prisiones, las acusaciones de terrorismo
que pesan sobre dirigentes y organizaciones, el rol de la prensa y los desafos polticos
que implica superar un conflicto en apariencia interminable, convers Bengoa con el
peridicoAzkintuwe.
- Nuevamente una huelga de hambre es protagonizada por mapuches en lascrceles del sur. Qu le parece?
http://www.elciudadano.cl/wp-content/uploads/2010/08/jose-bengoa.jpg -
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La huelga de hambre siempre es un recurso extremo, al que tienen derecho las personas
que sienten que sus derechos estn siendo violados. Es el caso de los presos polticos
mapuches, en particular de todos aquellos que estn siendo acusados de diversas
materias que no tienen siquiera que ver con delitos comunes, o que si as lo fuesen
seran materia de un juicio corriente o a veces incluso de un Juzgado de Polica local. Si
no se les aplicara la Ley Antiterrorista estaran en libertad. Hay aqu una situacinaberrante que hemos denunciado desde hace ya muchos aos. En algunos casos la
prueba ha sido tener un bidn de bencina en la casa, lo que es absolutamente normal en
una casa de agricultores que tienen motosierras y herramientas que requieren de ese
combustible. Durante aos los juicios han expresado exclusivamente la prepotencia del
poder, como en el caso de Agustn Figueroa, quien logr revertir los fallos que no ledaban la razn empleando todo el poder que le otorga esta sociedad. As hay numerosos
casos. Prueba de ello que cuando se ha ido a la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos, se ha acogido la demanda de los comuneros sealando la ausencia de juicios
justos.
- Que opinin le merece que a los mapuches se los acuse en Chile deterrorismo?
El terrorismo siempre es y ha sido una construccin del Estado. Se acusa a quien se
quiere castigar de terrorista. Cuntas veces no ocurri en Chile? Cuntos acusados
de terrorismo en el mundo no han ganado posteriormente el Premio Nobel de la Paz? Es
una herramienta malvada del Estado y en este caso del Estado chileno. Adems muy
poco adecuada. Cuando se acusa de terrorismo las personas son criminalizadas y se
desata una espiral que es muy compleja y a veces muy difcil posteriormente de
resolver. He estudiado la casi totalidad de los juicios, los que son pblicos, y me cabe la
conviccin de que las acusaciones son absolutamente injustificadas. Durante los
gobiernos pasados se criminaliz de un modo inaceptable el conflicto mapuche.
- En muchos casos las acusaciones de la fiscala no logran desembocar en falloscondenatorios. Muchos comuneros, tras largos perodos en prisin, han sidoabsueltos finalmente. Lo judicial como una herramienta de contencin?
Creo que son procesos judiciales puramente de intimidacin. La mayor parte de los
casos concretos son situaciones locales de viejos conflictos entre propietarios y
comunidades. Nunca a nadie se le ocurri que un conflicto de lmites, una
reivindicacin territorial, deslindes, etc fuera terrorismo. Hay un gravsimo error
conceptual y a lo ms una enorme desproporcin que cuando los juicios avanzan noresisten el valor de la prueba. El Estado y el Gobierno fue presionado por una serie de
fantasmas, muchos de ellos de carcter internacional, que vean en las acciones
reivindicativas de jvenes mapuches, a figuras como Bin Laden o cualquier otroconstructor de la guerra contra el mal. La presin de los intereses regionales fue y ha
sido muy fuerte. Con una gran irresponsabilidad el diario El Mercurio asumi esos
intereses de manera ciega y con el nimo de confundir y erosionar a los Gobiernos de la
Concertacin, el famoso Plan de Desalojo, levant el fantasma del terrorismo.
- Observa una estrategia de El Mercurio al respecto?
Un anlisis sereno de las informaciones de este diario muestra que se trat al menos deuna campaa orquestada y sistemtica. El Decano de la Prensa suele poner la agenda
http://www.cidh.org/Default.htmhttp://www.cidh.org/Default.htmhttp://www.cidh.org/Default.htmhttp://www.cidh.org/Default.htm -
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informativa en Chile. El terrorismo del sur fue repetido sin pensar por los canales de
televisin que construyeron de modo irresponsable la imagen de ingobernabilidad. Los
Gobiernos de la Concertacin, siempre temerosos de lo que les dijera el diario El
Mercurio, asumieron en la prctica que se trataba de terrorismo y aplicaron la famosa y
maldita ley. As la espiral ha seguido. Las palabras sacan palabras, los hechos, hechos.
El actual gobierno se tendr que tragar los dichos por sus corifeos. La construccin delterrorismo del sur de Chile se deshacer y vemos que Piera se puede enfrentar a unode sus problemas ms complejos: la presin de la sociedad y elites regionales y los
dichos de sus ad lteres, y la presin nacional e internacional que a no dudarlo si
contina la huelga de hambre va a explotar.
- Actan los grandes medios como voceros de aquellas elites contrarias a lademanda mapuche?
Los medios de comunicacin en Chile han llegado a un grado de monopolio y control
espectacular. Lo que no les interesa a sus propietarios, que coinciden con los grandes
propietarios de todo y ahora del poder poltico del ejecutivo, no existe, y esa es unaverdad del tamao de una catedral. La huelga de hambre ha sido silenciada. Pero
cuidado que es la peor poltica, ya que en estos casos cuando la situacin se pone crtica,
ojala que no llegue al nivel de peligrar las vidas de los huelguistas, va a explotar. Las
consecuencias no las podemos siquiera imaginar.
- Qu piensa cuando escucha hablar tan ligeramente de vinculaciones mapuchescon grupos guerrilleros de otras latitudes?
Que se trata de acusaciones sin fundamento y que solo expresan el racismo de ciertos
sectores que consideran que los mapuches no son capaces de llevar en forma autnoma
un movimiento de estas caractersticas. Los dirigentes mapuches no tienen nada que ir a
preguntarles a los vascos u otros pueblos en situaciones radicalmente diferentes y en
contextos polticos muy distintos. Muy diferente es que haya solidaridad entre los
pueblos. Hay una paradoja en todas estas acusaciones de apoyo internacional. Las elites
del pas estn orgullosas de la globalizacin, pero aceptan las redes globales solamente
en lo que les interesa. Cuando no es as acusan de ingerencia extranjera en los asuntos
nacionales. Alguien podra preguntarse por el doble estndar.
- Usted particip activamente del proceso que desemboc en la actual LeyIndgena, ello a comienzos de los 90. Cmo calificara las polticas indgenas de
los ltimos gobiernos? Se ajustan a estndares de pases democrticos?Ha habido aspectos sin duda positivos relacionados con un mayor reconocimiento de la
existencia de los pueblos indgenas de Chile, lo que se ha expresado en mayor
visibilidad de estos asuntos, en polticas de educacin, bilingismo, salud intercultural,
fomento a las culturas, que antes no exista. La misma poltica del Fondo de Tierras es
algo nuevo y producto de polticas favorables a las causas indgenas. Sin embargo, estas
polticas han sido muy contradictorias. En ningn momento ha habido un
reconocimiento de un real sujeto indgena, una contraparte con la cual establecer un
dilogo sin consideraciones previas ni cortapisas. Con los aos las polticas indgenas se
quedaron sin contrapartes fuertes, las que fueron ignoradas cuando existan, y solamente
se aplicaron polticas clientelsticas, que obviamente no lograron resolver nadaimportante. El caso ms ejemplificador es el del Programa Orgenes que si bien tuvo
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muy buenas y correctas intenciones se fue desperfilando hasta llegar a ser un sistema de
reparto de ddivas a clientes. A eso se suma la maquinaria clientelstica local y regional
que es muy fuerte y que no tiene inters en permitir la construccin de sujetos
colectivos y por tanto es muy eficaz cuando se trata solamente de repartir.
- En este plano, qu opinin le merece la constante estrategia de las autoridadesde llevar el conflicto a tribunales?
Personalmente creo que la judicializacin de los conflictos de carcter social es el
camino peor ya que se produce cuando se niega la poltica. Estos conflictos son
fundamentalmente polticos y la autoridad los debe entender como tales. La poltica
significa siempre reconocer a los interlocutores, establecer bases de discusin, llegar a
acuerdos y por cierto a desacuerdos, etc Cuando los caminos polticos se cierran
queda como argumento la judicializacin de la poltica, que es sin duda un camino muy
poco adecuado para los conflictos sociales. Lamentablemente lo que uno observa es que
crecientemente al abandonarse la poltica se lleva el conflicto a los Tribunales. Pero
estos por su naturaleza vern caso a caso. No habr por tanto polticas adecuadas lo queconllevar a mayores dificultades, penurias, y sin duda nuevos conflictos.
- Chile se prepara para las celebraciones del Bicentenario. Existe a su juicio unadeuda pendiente, no abordada debidamente, de Chile con el pueblo mapuche y consu propia historia?
Lo escribimos hace ya tiempo en la Triloga del Bicentenario, diciendo que es el hecho
mas lamentable que para el Bicentenario no exista un mnimo de acuerdos, de memorias
compartidas entre el Estado, la sociedad chilena y el pueblo mapuche en este caso.
Cuando escucho a quienes dicen que no tenemos nada que celebrar, creo que tienen la
razn. Muchos cremos que estas fechas emblemticas podan ser una ocasin para que
las as llamadas Memorias Subalternas se hicieran parte, o al menos fueran
conmemoraciones. A la primera convocatoria de una Comisin del Bicentenario
asistimos y participamos Elicura Chihuailaf, Sonia Montecinos y el que habla,pensando que quiz podra hacerse algo. Algo tratamos de hacer. Al poco tiempo nos
dimos cuenta que se iba desdibujando y cerrando las posibilidades de hacer cosas, y con
el tiempo se acab todo; la misma Comisin no se reuni nunca ms y se clausur sola;
nadie la sepult ni le rez un responso. Muy lamentable experiencia. Me temo, como ya
se est viendo en los programas de la televisin con ocasin del Bicentenario, que va a
haber un uso folklorizante de la cuestin indgena y una reduccin de la misma a
asuntos anecdticos sacados de contexto. En medio de las festividades pondrn aalgunas nias pseudopascuenses a bailar, unos aymaras a danzar y una trutruca se
escuchar a lo lejos. En los cuatro das de celebraciones del prximo mes de septiembre,
todo el mundo estar de tal suerte borracho que no se recordarn ni de los ancestros ni
se tomar nota de la diversidad cultural.
- Vislumbra en el horizonte alguna salida poltica al escenario de conflictividadque se vive?
Las elites nacionales y sobre todo regionales estn muy lejos de aceptar la existencia de
una sociedad y pueblo mapuche en este caso dotado de personalidad propia. No ha
habido ni un solo cambio institucional en que se tome en cuenta a esta realidad socialdel pas. Por ejemplo, en los gobiernos regionales de reas de alta concentracin
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indgena no existe ningn mecanismo para posibilitar una participacin adecuada,
digna, correcta, en fin, reconocer en la institucionalidad poltica del Estado la existencia
indgena. En el caso de los municipios, que fue una luz muy esperanzadora, tampoco ha
ocurrido nada. El Estado considera que los municipios donde hay mayora absoluta de
poblacin indgena no deben ser diferentes a los que no la tienen. Los partidos polticos
han sido muy mezquinos en esta materia y salvo uno que otro caso, no consideran laincorporacin por ejemplo de candidatos indgenas en sus listas, privilegindose los
grupos de presin y las camarillas como es pblico y notorio.
- Y respecto del movimiento mapuche, de sus cuadros dirigenciales y polticas?
Las elites mapuches han visto cerrados todos los caminos institucionales y eso es de una
gravedad enorme. No es lo que ocurri en la mayor parte del siglo XX en que a lo
menos existan sistemas y lderes que establecan algn grado de intermediacin. Este
cierre del sistema poltico convierte a todo quien reclama o establece demandas en un
sospechoso de estar fuera del sistema. De all a acusarlo de delincuente o simplemente
de terrorista como se ha sealado en sus preguntas ms arriba, hay un solo paso. LaComisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, seal con fuerza este asunto, propuso
diversas alternativas, y todas ellas cayeron en el canasto de los papeles. Es muy raro,
pero es as, el sistema poltico chileno no tiene ninguna disponibilidad a modificarse, a
lo menos incorporando las demandas ms bsicas de participacin de los pueblos
indgenas. Al no existir sistemas de mediacin institucional no cabe mucha duda que el
conflicto est a la vuelta de la esquina y probablemente va a continuar y se va ha
acrecentar.
Podramos decir que esta impronta de carcter colonial, la no inclusin de lo indgena
como asunto institucional de la poltica, es el elemento clave en el debate. Las elites
indgenas y en particular mapuche se han desarrollado de tal suerte que consideramos,
como observadores de esta realidad, que es imposible volver atrs.
- En qu mbito observa usted este desarrollo de la actual dirigencia mapuche?
Las elites indgenas y mapuches en particular poseen un explcito discurso post y anti
colonial. No creo que puedan aceptar el tipo de integracin subordinada que ofrece el
Estado y en particular el Gobierno actual. Los gobiernos anteriores tambin estaban
imbuidos de estas ideas pero haba en su interior elementos ms contradictorios, como
por ejemplo el programa Renacer que durante Bachelet se trat de poner en marcha y
que cay de tal suerte que hoy es solamente un recuerdo para el estudio de arquelogosde las ideas. La lectura de los trabajos realizados en la Fundacin Paz Ciudadana, por
quienes ahora son mximas autoridades de gobierno, por ejemplo la Ministra Secretaria
de Gobierno, muestra que la tendencia a la reduccin de la cuestin mapuche a un
asunto de pobreza es mayoritaria, clara y definida. No slo no hay un reconocimiento
del sujeto en su particularidad sino que hay una apuesta a que el asunto indgena se
resuelve en el no reconocimiento, o en su reduccin a pobres o a personas con algunas
caractersticas culturales y folklricas propias. No sabemos lo que va a ocurrir pero el
asunto no se ve bien.
PorPedro Cayuqueo
Temuco, Pas Mapuche / 09-08-2010
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Fuente: www.azkintuwe.org
JOS BENGOA, Historia de los antiguos mapuches delsur. Desde antes de la llegada de los espaoles hastalas paces de Quiln. Editorial Catalonia, Santiago, 2003,528 pp.
Fiel a un lugar comn en su produccin cientfica, la pluma del antroplogo JosBengoa ha vuelto a dar a la luz una obra histrica marcada por el signo de ladualidad. Un extremo de la balanza nos habla de un trabajo novedoso einteresante, plasmado en propuestas innovadoras que indudablemente contribuyena conformar un escenario de debate que aporta a la reflexin y elaboracin denuevas posibilidades interpretativas, las que permiten bosquejar un cuadro originaldel temprano contacto hispano-indgena en los territorios meridionales del Reino deChile. Consecuencia de lo anterior, el extremo opuesto ostenta el sello de lapolmica, de una obra no exenta de crticas, como ha sucedido con algunas de sus
producciones previas, como es la Historia social de la agricultura chilena (1991) ysu Historia del pueblo mapuche, siglos XIX y XX(1985).
Llevando su mirada ms all de las centurias del XIX y XX, intensamenteestudiadas por l, nuestro autor centra ahora su atencin en las vicisitudes queenvolvi el primer siglo de (des)encuentro entre los peninsulares y las parcialidadesnativas de ultra Biobo, escarbando incluso en los aportes que la disciplinaarqueolgica ha entregado para las etapas prehispnicas, poniendo el punto final desu recorrido histrico en la implantacin de las clebres paces de Quiln,encabezadas en el bando espaol por el Marqus de Baides, el 6 de enero de 1641.
Estructurado en 16 captulos temticos que siguen un orden apegado a la
cronologa de los acontecimientos, el libro est organizado en tres grandessecciones. La primera, titulada "La sociedad riberea", esboza un panorama queilustra los orgenes y formas de vida de los mapuches de los das de la Conquista,sus usos y costumbres, los diversos niveles de integracin sociopoltica por los quese relacionaban los grupos de parientes y amigos, las reglas matrimoniales queregan el intercambio de mujeres (verdaderas "bisagras" que articulaban unaintrincada red de alianzas que mostraban su fuerza cooperativa en el mbito blicoy/o econmico), las modalidades organizativas que adoptaban al momento deenfrentar una amenaza externa, adems de conjeturar sobre el potencialdemogrfico que detentaban en aquellos das, aproximndonos tambin a lasdiversas modalidades econmicas (caza, pesca, recoleccin, actividad ganadera yagrcola) que brindaba la intrincada geografa que encierran las aguas del Biobo y
el seno de Reloncav. Sin lugar a dudas que el aspecto ms interesante y, a la vez,la propuesta central de esta primera seccin, es el reconocimiento de un mundoaborigen estrechamente ligado a los sistemas lacustres y cursos fluviales que bajandesde los faldeos andinos para desembocar en la inmensidad del Pacfico: los ros,de ser tradicionalmente concebidos como hitos fronterizos (como efectivamenteocurri con el Biobo una vez asentadas las armas hispanas en su bordeseptentrional), pasan a ser reconocidos ahora como vas de comunicacin expeditasgracias al desarrollo de eficientes sistemas de navegacin, como fue el caso de lapiragua o wampu (bote hecho de un solo tronco que serva tanto para el mar comopara los ros y lagos). La nueva aproximacin de Jos Bengoa echa por tierra elconcepto de "limes" para las cuencas hdricas de la Araucana, conceptundolasahora como verdaderas rutas de integracin entre las unidades parentalesinvolucradas en la dinmica de las relaciones intratnicas (festividades,matrimonios, asistencia econmica y militar, etc.). Como consecuencia lgica deesto el autor argumenta, si bien pensamos que con una exageracin entusiasta,
http://www.azkintuwe.org/http://www.azkintuwe.org/ -
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que previo al contacto y en los momentos inmediatamente posteriores a este, elprincipal eje integrativo de las parcialidades segua una orientacin este-oeste,segn el curso de las vas fluviales, y no ser sino hasta la adopcin definitiva delcaballo en las ltimas dcadas del siglo XVI, que tal eje latitudinal ceda su lugar auna rearticulacin longitudinal de las alianzas, metamorfosis que prefigurar lasmacroconfederaciones que en los siglos siguientes sern reconocidas como
vutanmapus. Empero, si bien nuestro autor sustenta su hiptesis en una copiosadocumentacin dita e indita, consideramos que algunas de sus interpretaciones,como en este caso, son aventuradas y carentes de un anlisis ms profundo ymesurado. En contraposicin a lo planteado por Bengoa, hace poco publicamos unartculo (2002) en el que demostramos que la estructuracin del sistema devutanmapus tuvo un origen ms temprano del que tradicionalmente se hasostenido: el "Estado Indmito", constructo literario que alcanzase renombre atravs de los versos de La Araucana de Alonso de Ercilla, no fue ms que unamacroconfederacin que enlaz a las provincias costinas de Arauco, Tucapel yPurn, y que fue responsable del primer alzamiento indgena en 1553, el que seinici con la muerte del entonces gobernador Pedro de Valdivia. Si bien eltranscurso de los acontecimientos en los aos posteriores se tradujo en la adhesin
de nuevas provincias llanistas y algunas precordilleranas, lo cierto es que el ejerector de la rebelin tuvo en esta alianza costina su fundamento articulador: ladimensin longitudinal de las uniones blicas, apegada al molde geogrfico del reaen cuestin, habra tenido siempre prioridad por sobre las alianzas que enlazaban alas agrupaciones emplazadas en torno al curso de los ros, cuando menos entre elBiobo y el Toltn. De esta manera, la hiptesis planteada por Bengoa carece de unasidero histrico y, ms an, de un cuerpo documental que la respalde. Por lodems, si bien reconocemos el mrito de este autor al rescatar un aspectoescasamente tratado de la forma de vida de los mapuches como fue su estrecharelacin con las redes fluviales, pensamos que la forma en que presenta supropuesta cae en la exageracin de convertir a los ros y lagos del surprcticamente en una segunda Venecia.
Un problema no menor en el trabajo documental es la falta, en mucha citas, de sureferencia correspondiente, omisin que dificulta la verificacin de los especialistasa fin de evaluar las interpretaciones esgrimidas.
En otro orden, detectamos en las pginas ciertas contradicciones que dificultan lacomprensin de algunos aspectos esenciales para el correcto entendimiento delmundo mapuche: as por ejemplo, en las pginas 162 y 163 notamos que el autorconfunde al lov(la familia extensa) con el lebo (conjunto de dichas familias),mientras que solo dos pginas despus define a cada una de estas unidadesintegrativas como entidades diferenciadas. Anomalas de esta naturaleza haceninnecesariamente engorroso el entendimiento del pasado indgena y en particular
de sus instituciones.
Junto con esto, una serie de imprecisiones que pasaran inadvertidas a los ojos delos lectores no especializados conforman un panorama equvoco del escenarioprehispnico; sealaremos solo algunas de las ms destacadas.
En la pgina 31 indica que en la ya desecada laguna de San Vicente de TaguaTagua estuvieron "los ms antiguos pobladores de estas tierras [Chile]": crasoerror, pues las investigaciones realizadas por Tom Dillehay en el ya famoso sitiopaleoindio de Monteverde en las cercanas de Puerto Montt, han determinado quesu datacin basal de aproximadamente 13.000 aos antes del presente lo sitancomo el asentamiento humano ms antiguo de Chile (Tagua Tagua bordea los
11.000 aos antes del presente), e incluso como uno de los ms tempranos delcontinente americano.
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En la misma pgina vuelve a demostrar su escaso roce con la bibliografaarqueolgica al sealar que los grupos agroalfareros aparecieron en el territoriochileno "hace unos dos mil aos antes de Cristo". Desconocemos sobre culsecuencia apoya esta afirmacin, pero lo cierto es que la aparicin de la cermica yla produccin de alimentos tiene una raigambre algo ms tarda: en el NorteGrande este fenmeno surge hacia el 1000 antes de Cristo ligado a influencias
altiplnicas del rea circuntiticaca (si bien reconocemos que sus antecedentes seretrotraen unos mil aos antes); en el Norte Chico el origen del Complejo el Mollese remonta a los comienzos de nuestra era; en Chile Central el Complejo el Bato,con una profundidad cronolgica de 300 aos antes de Cristo, marca el inicio de laetapa formativa; mientras que en el sur el Complejo Pitrn recin surge hacia el500 despus de Cristo. En suma, el libro aade mil aos de produccin agroalfareraque salieron del sombrero de algn mago.
En las pginas 37-38 dice que en tiempos incaicos se llamaba a Quillota "el valle deChile": el vicio del autor reside en trasladar un etnotrmino a un sector geogrficodiferente al que le corresponde histricamente; el rea de Quillota o curso inferiordel actual ro Aconcagua era llamado "valle de Conconcagua", del cual deriva el
nombre actual, mientras que el trmino "valle de Chile" estaba reservadoexclusivamente para el curso superior de dicho ro. Al arribo de los espaoles laspoblaciones asentadas en la mitad arribana (valle de Chile) eran regidas por lafigura de Michimalonco, mientras que la mitad abajina (valle de Conconcagua) loera por la de Tanjalonco. Los testigos ms tempranos (Bibar, Gngora Marmolejo yMario de Lovera) son bastante explcitos en este punto, y por consiguiente resultaextrao que un autor versado en las crnicas caiga en un error de este tipo.
En la pgina 57 indica que el Biobo es el ro ms largo del pas: cualquier chilenoque tenga un mnimo conocimiento de los principales hitos de nuestra geografasabe que los 380 kilmetros del Biobo estn muy por detrs de los 440 kilmetrosque recorre en su trayecto el ro Loa, el cual ostenta con justo derecho el ttulo de
ser el ms largo de nuestro territorio.
Para finalizar con esta seccin, baste agregar que en la pgina 92 atribuye alconcepto "Ngen" el significado de "creador": las investigaciones de Mara EsterGrebe (1993-94) han demostrado que el verdadero significado de este trmino erael de "dueo de", en otras palabras, los ngen eran y son los espritus dueos de lanaturaleza; como dice esta autora: "En mapu-dungu, el lexema ngen designagenricamente al dueo de alguna entidad. Al que domina, predomina, manda,gobierna y dispone; pero tambin al que cuida, protege y resguarda" (p. 50), yluego prosigue: "Los ngen son seres animados, activos, con caracteresantropomorfos, zoomorfos y fitomorfos, que reciben rdenes de sus diosescreadores" (p. 51). As, Jos Bengoa est confundiendo dos subsistemas religiosos
de distinta jerarqua al concebir a los ngen como entes creadores, cuando enrealidad responden a una concepcin animista del cosmos segn la cual estos seresson el fundamento que dan vida y dinamismo a la naturaleza.
Podramos sealar otras imprecisiones que hemos detectado en las pginas dellibro, pero baste con las ya indicadas para prevenir al lector lego de los errores quehemos apuntado.
La segunda seccin, titulada "La guerra del sur", se centra en las transformacionesque sufri el mundo mapuche a raz del contacto con el acero espaol. Argumentaque el impacto de la conquista se tradujo en una desaparicin paulatina de lasociedad riberea, puesto que los mapuches se habran visto en la desesperada
obligacin de reducir sus sembrados ante el peligro de las campeadas, lo que enltima instancia conllev a un creciente proceso de desentarizacin, hecho que se
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vio potenciado con la incorporacin del caballo, el cual permiti dinamizar el patrnde asentamiento indgena. Sin embargo, nuevamente creemos que Bengoa cae enel vicio de la exageracin, pues el sistema agrcola prehispnico de la roza obligaba,ante el agotamiento de los suelos, a mantener un patrn de movilidad constante delos grupos parentales al interior de su propio territorio. Lo que es ms, sonincontables los testimonios que aluden a la facilidad con que los mapuches
levantaban sus rukas y lo estril que resultaba destruirlas en las campeadas, dadoque su construccin exiga una escasa inversin de tiempo y recursos, hecho que sefunda en la movilidad que caracteriz al patrn de asentamiento previo a laconquista.
Una propuesta aparentemente novedosa es la transformacin que habra sufrido lanaturaleza del conflicto intertnico a lo largo del tiempo. En sus comienzos, JosBengoa indica que la guerra indgena estuvo investida de un carcter "ritual":desde la junta de convocacin (cahun) hasta el final de la lucha, el ejercicio blicoestaba matizado por una serie de ritos en los que se buscaba confabular al mundosobrenatural, el de los ancestros, con el universo telrico. La violencia desplegadano era ms que el medio por el que se buscaba resarcir el agravio recibido, el
vehculo que permitira retrotraer las cosas al equilibrio previo. Todo esto operabaen un escenario en el que la paz y la guerra eran dos polos en los que se transitabaalternadamente. Sin embargo, con el arribo de los hombres de la espada y la cruzel primer siglo de contacto estuvo impregnado por la marca del conflicto constante:el autor afirma que la lucha prcticamente ininterrumpida fue el motor que permitiel origen de los mapuches especializados en la prctica blica, y que ya desde lasltimas dcadas del siglo XVI dichos "seores de la guerra" comenzaran atransformar su jefatura en permanente. Ahora, la guerra se convierte en un mediopara alcanzar prestigio, en una sociedad basada sustancialmente en la simetra desus unidades sociales. Nos dice el antroplogo que como consecuencia de esto"comienza un proceso de cambio que denominaremos de secularizacin de laguerra, ya que esta actividad se desliga parcialmente de sus aspectos puramente
rituales y religiosos y comienza poco a poco a entrar en la lgica militar delenemigo" (p. 249): ahora el fin era lograr el exterminio del rival. Transformacionescomo esta son un aspecto destacado del libro de Bengoa, pues resalta larearticulacin y adaptacin constante que habra sufrido la sociedad indgena en prode la resistencia. Sin embargo, creemos que esta propuesta carece de originalidadpues autores como Leonardo Len vienen pregonndola en sus trabajos desde hacems de una dcada, si bien centrando su anlisis en etapas ms tardas. Adems,en el punto de la concepcin de la guerra debemos sealar que la aniquilacin delos indgenas nunca fue un fin deseado, ms aun si consideramos que gran parte dela estructura econmica del perodo se fundaba en el sistema de encomiendas.
Finalmente, la tercera seccin titulada "De la liberacin a la paz", nos habla de las
consecuencias del alzamiento general de 1598 y de las bases que comenzaron aconsolidar la constitucin del mundo fronterizo, de entre las cuales laimplementacin del sistema de los Parlamentos fue uno de los hechos msdestacados. Para ser justos, no es ms que una sntesis de todo lo que hansealado otros investigadores centrados en la temtica mapuche de este perodo(Sergio Villalobos es indudablemente una de las figuras ms representativas), sinaportar mayores elementos de anlisis.
Para terminar, cabe indicar que se extraa la inclusin de una bibliografa quepermita dar cuenta de las obras utilizadas en la construccin de este trabajo. Apesar de esta carencia, queda la impresin de que, intencionadamente o no, sedejaron de consultar numerosos trabajos de diversos autores que han contribuido a
la reconstruccin histrica de los das de la conquista. La falta de este formalismoqueda paradjicamente en evidencia en la ltima pgina del texto (p. 518), dondeen la cita nmero 33 extraamente se incluye la frase "ver bibliografa".
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En suma, estamos frente a una obra que invita a la reflexin y al debate, en la quesin negar el aporte que el autor hace para el conocimiento de la temprana realidaddel contacto, no son ajenas la crtica y el cuestionamiento a algunas de susinterpretaciones.
FRANCIS GOICOVICH VIDELAUniversidad de Chile